Vous êtes sur la page 1sur 3

El Senado uruguayo dio vía libre este miércoles para que el presidente José Mujica promulgue la ley que

despenaliza totalmente el aborto hasta la semana duodécima de gestación, una posibilidad que hasta ahora solo
existía en la capital mexicana y en Cuba, Guyana y Puerto Rico dentro de Latinoamérica. El procedimiento deberá
hacerse necesariamente en centros públicos y bajo la supervisión de las autoridades sanitarias, que pondrán a
disposición de la mujer un grupo de ginecólogos, psicólogos y trabajadores sociales para que le informen de todas
las posibilidades que tiene. La legislación del aborto en América Latina es en general restrictiva, pero países que lo
prohíben han abierto recientemente importantes precedentes, como en el caso del aborto de fetos sin cerebro, que
Brasil despenalizó en abril de 2012, o el aborto por violación en Buenos Aires, que a pesar de ser vetado un mes
después, reavivó el debate. Contrastes legislativos Argentina: El debate en torno la interrupción del embarazo
también ha acaparado la atención de las autoridades argentinas, que por orden de la Corte Suprema tuvieron que
acatar la semana pasada la decisión de abortar de una mujer en Buenos Aires que quedó embarazada como
consecuencia de una violación durante un secuestro. La posibilidad de que las mujeres víctimas de violación o cuyo
embarazo represente algún riesgo para su salud en la capital argentina se abrió después de que el pasado 28 de
septiembre la Legislatura de la ciudad, atendiendo una sentencia de la Corte Suprema, aprobara el aborto en esos
casos. Sin embargo, un mes después, la norma fue vetada por el alcalde de Buenos Aires. México: Aunque cada
estado cuenta con su código penal y todos permiten el aborto en casos de violación, desde 2007 la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal aprobó que las mujeres aborten hasta la semana duodécima de gestación y accedan
al servicio gratuito en hospitales de la Secretaría de Salud capitalina. Colombia: El Congreso se ha mostrado dividido
frente a la sentencia de la Corte Suprema que en 2006 declaró no punibles los abortos, en el caso de que el
embarazo sea por violación, que el feto presente malformaciones o que la vida de la embarazada o del feto corran
peligro. os opositores de la interrupción del embarazo en el Legislativo promueven actualmente una campaña de
recolección de firmas para que por medio de referendo los colombianos decidan si la práctica debe ser penalizada,
mientras, los defensores del aborto buscan que la Constitución lo reconozca como un derecho en casos autorizados.
Bolivia: El Código Penal sanciona con cárcel de dos a seis años a quien practique el aborto sin consentimiento de la
mujer o a una menor de 16 años, y de uno a tres años si existe la autorización. Sin embargo, las leyes bolivianas
permiten que el embarazo sea interrumpido en casos de violación, rapto no seguido de matrimonio, incesto o cuando
la vida de la mujer está en peligro, aunque en todos los casos hace falta una autorización judicial. Paraguay, Perú,
Venezuela y Ecuador: El aborto es ilegal a excepción de casos en los que el embarazo ponga en peligro la vida o la
salud de la mujer, mientras que en otras situaciones la ley castiga con prisión tanto a las mujeres como a los
médicos que incurran en esta práctica. Chile y Surinam: Los más restrictivos, son los únicos países suramericanos
que castigan la interrupción del embarazo en todos los casos, y durante 2012 el Senado chileno ha rechazado tres
proyectos de ley que buscaban reponer el aborto terapéutico, suprimido en 1989, en los últimos días de la dictadura
de Augusto Pinochet (1973-1990). Centroamérica y el Caribe: El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua y República
Dominicana, que completan el grupo de 7 países, de los 34 del continente, donde el aborto está totalmente
prohibido. Brasil: Tipificado como crimen por el código penal, el aborto sólo se permite en los supuestos de violación,
riesgo para la madre y, desde 2012, en el caso de un feto sin cerebro.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1620644/0/aborto-america/latina-panoramica/#xtor=AD-15&xts=467263

urante la 69° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Comité
de este organismo solicitó a la República Bolivariana de Venezuela la revisión y modificación
de la ley del aborto, permitiendo la interrupción del embarazo, así como, excepciones
adicionales como los embarazos producto de violación e incesto, con el objetivo de minimizar
los índices de mortalidad de mujeres que, de acuerdo a los expertos de esta organización
figuran como uno de los más altos de la región.

“El Comité está profundamente preocupado por que Venezuela tenga uno de los índices más
altos de la región de embarazos de adolescentes y que muchos de ellos acaben en muerte
materna”. Así mismo afirmaría que, “está preocupado por la falta de acceso a procedimientos
de aborto seguro a causa de la restrictiva ley y la carencia de información sobre el impacto de
los programas para reducir estos embarazos”, preocupación que se fundamenta en el hecho de
que “los índices de embarazo adolescente son los más altos de la región, al mismo tiempo que
la mortalidad femenina en el grupo de edad de 15 a 17 años se han triplicado de 1997 a 2009 y
aunque, según la información proporcionada por el Estado, este índice ha decrecido en 2013,
sigue siendo muy alto” señala el organismo en sus conclusiones sobre Venezuela.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha alertado sobre este hecho, afirmando
que en América Latina se realizan 4 millones de abortos cada año, 4 de cada 10 embarazos
termina en aborto, así como, se dan 5 mil muertes por abortos inseguros al año. Pese a ello, en
Venezuela el abortó continúa siendo tipificado en el Código Penal Venezolano como un delito,
específicamente en sus Artículos 430 y 431, en los que se estipula:

Artículo 430: La mujer que intencionalmente abortare, valiéndose para ello de medios
empleados por ella misma, o por un tercero, con su consentimiento, será castigada con prisión
de 6 meses a 2 años.

Artículo 431: El que hubiere provocado el aborto a una mujer, con el consentimiento de esta,
será castigado con prisión de doce a treinta meses.

No obstante, si bien esta solicitud de despenalización del aborto ha sido hecha en múltiples y
repetidas oportunidades por los movimientos feministas venezolanos, han sido obviados, por
ello, parece oportuno la solicitud recientemente hecha por la ONU, lo cual aunado a la
conmemoración del Día de Acción Global por un Aborto Legal, Seguro y Gratuito, pone en
la discusión pública nuevamente este tema tan sensible en nuestra sociedad.

Pese a los avances en algunos países de la región, como es el caso reciente de Uruguay donde
gracias a la despenalización del aborto la mortalidad de mujeres a decrecido significativamente,
en nuestro país sigue siquiera sin ser considerado, por parte del Estado Venezolano nos
encontramos con un absoluto silencio, siendo este tema obviado en las discusiones y la agenda
política. Así mismo, es posible evidenciar con gran preocupación las reacciones generadas en el
conglomerado social a partir de la solicitud de la ONU, donde se evidencia con preocupación
que el principal argumento para el rechazo de la despenalización del aborto suele ser de
carácter religioso.

Estas reacciones se hacen manifiestas en los diferentes estratos de la población, así como, en
los diversos grupos etarios y genéricos, el pensamiento patriarcal y religioso ha penetrado tanto
en nuestra sociedad que las mismas mujeres niegan el derecho a decidir sobre su cuerpo y la
posibilidad de elegir ser madres o no, el machismo enquistado en nuestra sociedad también se
haría manifiesto resaltando la perdida de feminidad y menoscabo de la condición del ser mujer
con la decisión de abortar. Otros por el contrario se orientarían a afirmar que la despenalización
del aborto solo contribuiría a legitimar la irresponsabilidad y la promiscuidad.

Sin embargo, con independencia del marco jurídico sancionatorio, el pensamiento católico de la
culpa y la resignación, las opiniones individuales y la obviedad del Estado frente a este hecho,
es una realidad que en Venezuela niñas de 11 y 12 años ya son madres, que hay altos niveles de
ausentismo paterno, y que en caso de que estos tomen la decisión de seguir adelante con un
embarazo no están preparados para ello, reproduciendo círculos de pobreza, deserción escolar y
explotación laboral; la realidad es que en Venezuela las mujeres abortan recurriendo a
diferentes métodos y procedimientos de manera insegura e insalubre, los cuales la más de las
veces tiene como consecuencias perforaciones, laceraciones uterinas, y en el peor de los casos
la muerte. La realidad es que en Venezuela miles de niñas, adolescentes y mujeres mueren por
la realización de estos procedimientos, bajo la mirada indiferente del Estado, la Iglesia y la
Familia.

Es por esta razón que debemos comprender que, la despenalización del aborto no supone la
penalización del embarazo, tampoco significa convocar a las mujeres a abortar, consiste en
brindar a las mujeres la posibilidad de no morir por la realización de procedimientos en
condiciones inseguras, de tomar las decisiones que competen a su cuerpo, lo cual
necesariamente deberá darse como un proceso integral, de educación sexual y promoción del
uso de anticonceptivos para la prevención de embarazos no deseados.

Vous aimerez peut-être aussi