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Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales

“Ezequiel Zamora”
Vicerrectorado de Infraestructura y Procesos Industriales
Coordinación de Área de Postgrado San Carlos- Cojedes
Especialidad en Derecho Agrario y Ambiental
Subproyecto: Análisis Jurisprudencial

TALLER.
ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL.

PARTICIPANTE:

ABOG. RIVAS C, PABLO E, CÉDULA Nº V- 11.965.416

EVALUADO POR:

MSC. XIOMARA LIBERTO

PROFESORA DEL SUBPROYECTO

SAN CARLOS, ABRIL DE 2.017


CONTENIDO:

1. RELACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA CON LA DOCTRINA Y LA LEY.

2. LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL COMO INTÉRPRETE DEL CONTENIDO


Y ALCANCE DE LAS NORMAS Y PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES.

3. CONSECUENCIA DE LA INFRACCIÓN DE LA DOCTRINA.

LA DOCTRINA, LA JURISPRUDENCIA Y LA LEY.

El jurista venezolano Ali José Venturini describe a la doctrina y a la jurisprudencia


como fuentes jurídicas extra-normativas. Como todas las manifestaciones jurídicas de
eficacia indicativa, en virtud de no estar encubiertas por la potestas normandi, esto es,
por el poder del estado en cualquiera de sus manifestaciones (Presidente de la República,
Asamblea Nacional, Consejos Legislativos Regionales, Alcaldes, Concejos Municipales).

Mientras que considera a la Ley como fuente normativa, en sentido lato y su


gradación Jerárquica.

Un ejemplo de la Ley: La Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (2010) como fuente


normativa del Derecho Agrario, contiene los preceptos emanados del Estado, o
consagrados por éste, que regulan la actividad agraria con alcance jurídico vinculante. La
noción anterior identifica la fuente normativa con la expresión unitaria de la Ley en
sentido lato.

Ahora bien, Venturini afirma que la Ley genéricamente considerada es, en primer término,
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Debajo de ella siguen en orden
jerárquico, las Leyes ordinarias, los reglamentos, entre otros.

Continuando con la relación entre la doctrina, la jurisprudencia y la ley. Venturini


describe a la doctrina como las obras de los juristas y especial mente aquellas que
"explican" los textos legales" ("exégesis") u, ordenan sistemáticamente su contenido. La
Doctrina se expresa en tratados, manuales, sistemas, monografías, artículos, entre otros.
Estas concepciones doctrinales pueden transformarse en fuente formal del derecho en
virtud de una disposición legislativa que le otorgue este carácter. Así, encontramos que
gran parte de nuestra legislación se ha nutrido con la doctrina, tanto nacional como
extranjera, de los grandes juristas, misma que puede verse reflejada en el articulado de las
leyes y códigos actuales, en las diversas disciplinas jurídicas. En muchas ocasiones el
propio juzgador, al interpretar y aplicar la ley, acude a la consulta no sólo de los textos
legales o de jurisprudencia, sino también a la enseñanza por parte de los juristas.

En forma más concreta se refiere a la doctrina al señalar que ésta es fuente directa
y mediata del derecho. Afirmando que se trata de fuentes elaboradas por un intermediario
o agente para fines científicos y en orden al derecho; quedan incluidas en tal concepto,
además de la literatura jurídica en sentido estricto, las obras de tratadistas, comentaristas,
sintetizadores privados, recopilaciones, repertorios, antología de fuentes jurídicas, entre
otros.

El otro sector en el cual se manifiesta fuertemente la doctrina es el de la


elaboración de proyectos o, al menos, lineamientos para las normas constitucionales,
legales o reglamentarias. Tratándose de los esfuerzos en materia legislativa, uno puede
observar cómo se va permeando la legislación venezolana con los esfuerzos doctrinales,
especialmente a través de las propuestas legislativas o constitucionales. Y eso no es nada
novedoso, ahí tenemos como ejemplo la constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, los mismos elementos constitucionales que son preludio de la Constitución de
1961, o el Nuevo Plan de la Patria como Pacto social, propuesto por el ejecutivo nacional y
hecho ley nacional

Por otra lado Venturini describe a la jurisprudencia como el estado singular del
derecho en un caso concreto (jurisprudencia propiamente dicha)' como las elaboraciones
que en ocasión a la misma realiza el aplicador del Derecho (doctrina judicial). Es el estado
actual del derecho, tal como es reflejado por el conjunto de decisiones que, en materia
determinada, se encuentran consagradas por las decisiones de los tribunales. Los
pronunciamientos judiciales de un tribunal superior obligan al funcionario de categoría
inferior y a las partes envueltas en el conflicto a darle cumplimiento. Surge de la valoración
jurídica que realizan los jueces al conocer si el derecho ha sido bien o mal aplicado según
el caso que se les somete. Esta valoración jurídica es la que lleva al juez a una decisión
judicial, cuyos fundamentos configuran en un conjunto de principios generales producto
de una experiencia judicial. En la práctica, estos argumentos jurisprudenciales son
tomados en cuenta por los juristas para resolver casos futuros.

Excepciones al carácter no vinculante de la jurisprudencia: Como antes habíamos


señalado la jurisprudencia no posee carácter vinculante, sin embrago existen tres
excepciones al respecto:
* Los criterios de interpretación emanados de la sala constitucional del tribunal
supremo de justicia, en ejercicio de las atribuciones que le confiere el artículo 335 de la
constitución. Es importante resaltar de la redacción de dicho artículo, que solo los criterios
de interpretación que establezca la sala constitucional sobre el contenido y alcance de las
normas y principios establecidos en la constitución, son vinculantes y de obligatorio
acatamiento por parte de los tribunales y demás órganos y entes del poder público.
* Las sentencias o decisiones emanadas de la sala constitucional en ejercicio de
las atribuciones que le confiere el artículo 336 de la constitución, cuando dichas
decisiones comportan la nulidad de instrumentos jurídicos normativos tales como leyes
nacionales, constituciones y leyes estadales, ordenanzas, decretos legislativos, entre otros.
* Las decisiones emanadas de la sala político-administrativa, en ejercicio de las
atribuciones que le confiere el artículo 266 de la constitución, cuando dichas decisiones
comporten la nulidad de reglamentos, decretos, o instrumentos jurídicos normativos de
carácter sublegal.

LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL COMO INTÉRPRETE DEL CONTENIDO


Y ALCANCE DE LAS NORMAS Y PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES.
Por ejemplo, en cuanto a la Doctrina de la Sala Constitucional como intérprete del
contenido y alcance de las normas y principios constitucionales a tenor de lo que expresa
el primer párrafo del artículo 334 de la Constitución. “En la obligación de asegurar la
integridad de esta Constitución”. De igual modo, están obligadas las demás Salas,
conforme al primer párrafo del artículo 335 constitucional, a garantizar “la supremacía y
efectividad de las normas y principios constitucionales”.
Podemos citar un claro ejemplo de la valoración del alcance de interpretación del
contenido de las normas y principios constitucionales en el siguiente planteamiento de
una sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia que fija la
interpretación vinculante respecto al procedimiento aplicable a las acciones posesorias
en materia agraria.
Donde declara CONFORME A DERECHO la desaplicación efectuada por la
sentencia Nº XXX dictada por el Juzgado Superior Agrario de la Circunscripción Judicial de
Estado XX en fecha tal, que desaplicó los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento
Civil. En este sentido, cuando un tribunal desaplica parcialmente por control difuso de la
constitucionalidad de los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil, en el
marco del proceso de amparo, en la cual se ADMITIÓ la Querella Interdictal Restitutoria
de la Posesión, en la cual se declaró con lugar la acción de amparo interpuesta, sobre la
base de las siguientes consideraciones:

Al momento de suscitarse controversias con ocasión de la actividad agraria que


pudieran dar origen a las llamadas acciones posesorias, mal podrían las mismas ser
tramitadas a través de procedimientos civiles como es el caso del interdictal, el cual está
dirigido a satisfacer un interés particular por encima del social y colectivo, debe ser
sustanciadas por lo dispuesto en el Procedimiento Ordinario Agrario, por cuanto el
Juzgado Agrario de Primera Instancia de la Circunscripción Judicial del Estado X, en el
decurso de la sustanciación de Procedimiento Interdictal incurrió violó el Principio
Constitucional de Legalidad Adjetiva, trastocando el proceso agrario de tal manera que
desatendió, los postulados previamente establecidos en la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario y la doctrina, por la cual se debe forzosamente ordenar reponer la causa para que
sea tramitada por el procedimiento ordinario agrario, como acción posesoria, prevista en
los artículos 197, ordinales 1, 7 y 15 del 208 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, dada
la autonomía por razones de especialidad del Derecho Agrario, en acatamiento al mandato
consagrado en el artículo 257 de la República Bolivariana de la Venezuela y los principios
doctrinales y jurisprudenciales llevados por la sala constitucional.

De lo antes trascrito, se desprende que hay acciones propias del Derecho Civil, que
abarcan el área agraria como son las acciones petitorias, como es la partición de bienes
afectos a la actividad agraria, entre otras, la reivindicación de inmueble y el deslinde de
propiedades contiguas por mandato taxativo, deben ser tramitadas por el Procedimiento
que para ello, prevé el Código de Procedimiento Civil, adecuando los trámites a los
principios del Derecho Agrario, vale decir, la oralidad, la inmediación, la concentración,
brevedad y publicidad entre otros, tal como lo establece el artículo 166 de la Ley de Tierras
y Desarrollo Agrario.

Efectivamente, la jurisdicción especial agraria es la llamada a amparar los


principios constitucionales previstos en los artículos 2, 26, 49, 305 y 307 y que el legislador
concentró en el artículo 1 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, como la consolidación
de los mismos dentro de un estado democrático, social de derecho y de justicia, en la
búsqueda de la profundización de los valores constitucionales de desarrollo sustentable,
inherentes a la seguridad agroalimentaria y a la justa disponibilidad suficiente de
alimentos de calidad, distribución de la riqueza y planificación estratégica, democrática y
participativa; así como la mejora de la calidad de vida de la población campesina, y el logro
de un desarrollo amónico y viable en el contexto de la justicia social que toda actividad
agraria persigue.

Es aquí donde entra la doctrina de la sala constitucional, exclusiva de la


especialidad agraria en cuanto a la naturaleza e independencia del derecho agrario sobre
el derecho civil, tanto en la materia adjetiva o sustantiva, es el centro de discusión del
presente caso, tal como fue formulado en la la acción de amparo constitucional, posición
la cual no es de novel data, por el contrario la misma tuvo su origen en los estudios del
maestro Giangastone Bolla, a inicios del siglo pasado, considerado el padre de la escuela
clásica del derecho agrario, quien enfáticamente se pronunció sobre la inaplicabilidad de
las disposiciones del derecho civil para resolver situaciones derivadas de la aplicación de
las instituciones propias del derecho agrario, lo cual fue posteriormente reforzado de
manera diferente por el maestro Antonio Carroza, conocido como el padre de la escuela
clásica, quien a comienzos de los años 60, impulsó el tema de la autonomía del derecho
agrario, en la existencia de institutos propios, que lo llevaron a definir el derecho agrario
como el complejo ordenado y sistematizado de los institutos típicos que regulan la materia
de la agricultura, institutos los cuales fueron recogidos directamente por la Ley de Tierras
de Desarrollo Agrario.

En virtud de ello, como nuevo paradigma en la sociedad venezolana, el


ordenamiento supremo ha levantado el derecho a la seguridad agroalimentaria,
establecido en el artículo 305 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en los siguientes términos:

Así, resulta ineludible la necesaria abolición de la aplicación del derecho civil, a


instituciones propias del derecho agrario, más aun con la existencia de un cuerpo legal
que lo regula, por lo que la aplicación del procedimiento ordinario regulado en la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario a las acciones posesorias en materia agraria, si bien se
desprende del contenido expreso de los artículos 197 y 208 numerales 1 y 7 de la misma
ley, el mismo encuentra pleno fundamento en las características propias de la
competencia agraria, tal como se desprende de la jurisprudencia vinculante de esta Sala
antes mencionada (principio de ley especial y posterior en la materia).

CONSECUENCIA DE LA INFRACCIÓN DE LA DOCTRINA.

En cuanto a la consecuencia de la infracción de la doctrina, podemos describir que son las


acciones de respuesta ante un fallo que no solo violente los principios constitucionales
sino los principios doctrinales llevados en materia alguna por las salas del Tribunal
Supremo de Justicia. Por ejemplo, en la materia agraria:

No puede considerarse infringida por una sentencia una doctrina que no tiene
aplicación al caso objeto del litigio

No puede decirse infringida, por no tener aplicación, la doctrina sentada por el


Tribunal Supremo de Justicia por la sentencia que resuelva un caso distinto de aquel en
que trata de aplicarse la doctrina

No pueden considerarse infringidas por una sentencia doctrinas que no tienen


aplicación al caso objeto del litigio, por no existir la menor analogía entre este.

No pueden considerarse infringidas por una sentencia las doctrinas consignadas en


sentencias del Tribunal Supremo de Justicia que so inaplicables al caso por referirse a otros
enteramente diversos
No pueden considerarse infringidas por una sentencia doctrinas que no tienen
aplicación al caso, por haberse sentado en la decisión de casos distintos.

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