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REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS
PARA UN CAMPO PROFESIONAL
arteterapia
REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS
PARA UN CAMPO PROFESIONAL
Editoras
Mimí Marinovic
Pamela Reyes
Este libro contó con el patrocinio y auspicio del Departamento de Teoría de las Artes
y del programa de Magíster en Teoría e Historia del Arte
(Escuela de Posgrado)
Arteterapia
Reflexiones y experiencias para un campo profesional
Agradecimientos:
Transcripción de textos:
Clara Huapaya
Olivia Bloomfield
Presentación 7
Editoras 9
Autores que participan en esta edición 11
A propósito del II Congreso Latinoamericano de Arteterapia
Mimí Marinovic 15
La dimensión humana del Congreso 15
Fundamentos del primer programa universitario
en Arteterapia en Chile 16
El valor de los estudios visuales: el aporte de las
neurociencias y el mundo del arte. 18
Importancia de la investigación para el reconocimiento
de las terapias de artes 20
De los problemas de una investigación
basada en la evidencia al trabajo comunitario 22
Referencias 25
Retórica, Realidad y Pluralismo.
El rol de la investigación en el reconocimiento
y desarrollo actual del Arteterapia
Andrea Gilroy 27
Introducción 27
Establecimiento del Arteterapia 27
Espacio, Lugar y Diferencias 29
Práctica Basada en la Evidencia (PBE). 30
Poder, Política y Voz 31
Arteterapia y Demencia 33
Arteterapia y cáncer 34
Arteterapia con personas diagnosticadas como esquizofrénicas 35
Pluralismo y normas 39
Referencias 42
Arteterapia. Integraciones con una clinica
psicoanalitica transdisciplinaria
Hector Fiorini 47
Una mirada desde la Salud Pública
Reflexiones en torno al trabajo de
Andrea Gilroy y Héctor Fiorini
Rubén Alvarado 55
Testimonio creativo de nuestro tiempo:
Arteterapia y acción social comunitaria
Lynn Kapitan 61
Introducción 62
Historia del Arteterapia en la Comunidad 63
La acción social generada por las intervenciones
en crisis a nivel mundial 65
Un modelo nicaragüense de arteterapia en la comunidad 66
Evaluación de las Intervenciones de Arteterapia Comunitaria 68
Referencias 71
Diálogos entre Norte y Sur.
Compartiendo experiencias sobre arteterapia comunitaria
Selma Ciornai 73
Arteterapia un enfoque psicosocial
Margaret Hills de Zárate 79
El Profesional Reflexivo 80
Orientación Terapéutica 81
Respuesta Negativa 83
Respuesta Positiva 83
Respuesta Neutra 85
Referencias 91
El Asombro como puente entre la salud y la poesía.
Una propuesta de promoción de la salud integral
Luis Weinstein 93
Presentación
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Editoras
Pamela Reyes H.
Psicóloga y Máster en Arteterapia por la Universidad de Barcelona. Estudios de
Postgrado en Creatividad y Psicodrama. Egresada del Magíster de Teoría e historia del
arte de la Universidad de Chile. Investigadora y docente en diversas Universidades.
Destacan sus investigaciones en el campo de la aplicación de la terapia artística con
Trastornos Mentales Severos, así como su interés por las relaciones entre arte, salud
y comunidad. Actualmente Coordina el Programa de Especialización en Terapias de
Arte: mención Arteterapia de la Universidad de Chile.
Mimí Marinovic
Profesora Titular de Psicología de las Artes, Universidad de Chile y Pon-
tificia Universidad Católica de Chile. Pionera en la implementación de progra-
mas en terapias de arte en salud pública en nuestro país. Su investigación ha
aportado al estudio de la personalidad nacional a través del arte y los artistas;
las características de los intérpretes de arte en la música y las artes escénicas; la
ansiedad escénica; el papel de los sueños en la creatividad y producción pictórica
de artistas visuales. Fundadora del Programa de Especialización en Terapias
de Arte de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.
Autores que participan en esta edición
Rubén Alvarado
Medico - psiquiatra, Magister en Salud Pública por la Universidad de Chile, PhD
en Psiquiatría Comunitaria, Universidad de Granada, España. Profesor de la Escuela
de Salud Pública, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Coordinador
de Postgrado y Jefe de la Dirección UTIE de esta misma Universidad. Concentra su
actividad académica, como docente e investigador en las áreas de Salud Mental y en
Epidemiología Social. Destacan su interés por el estudio en los factores psicosociales
en los ambientes laborales y riesgos para el desarrollo de trastornos mentales, primer
episodio de psicosis y elaboración y validación de instrumentos de uso en salud pública.
Ha publicado diversos artículos en múltiples revistas de circulación científica.
Selma Ciornai
PhD en Psicología Clínica, Saybrook Institute, EEUU. Master en Arte Terapia,
Universidad de California. Arteterapeuta acreditada por la American Art Therapy
Association y terapeuta gestáltica por más de 20 años. Fundadora y coordinadora
académica del Curso de Especialización en Arteterapia del Instituto Sedes Sapientiae,
São Paulo. Co-fundadora del Instituto Gestalt de São Paulo. Editora y coordinadora
de la serie Percursos en Arte Terapia de la Editorial Summus. Pionera en Brasil en la
introducción del abordaje gestáltico en Arteterapia. Miembro del Consejo Director
de la Asociación de Arteterapia del Estado de São Paulo y de la Unión Brasileña de
Asociaciones de Arteterapia.
Héctor Fiorini
Médico psiquiatra y psicoanalista. Profesor regular asociado de la Facultad de
Psicología de la Universidad de Buenos Aires, a cargo de la cátedra de „Clínica Psi-
Arteterapia
Andrea Gilroy
Arteterapeuta. PhD en Art Psychotherapy, Universidad de Londres. Coordina-
dora, educadora e investigadora del Programa de Doctorado del Goldsmiths College
de la misma universidad, donde ha trabajado por más de treinta años. Ha contribuido
al desarrollo del arteterapia en Australia como profesora invitada en la Universidad
de Western Sidney. Sus publicaciones incluyen múltiples participaciones como edito-
ra y co-editora. Destacan sus trabajos de investigación sobre la teoría y práctica del
arteterapia, la evaluación y el impacto del arteterapia en diversos grupos y contextos
terapéuticos y su interés en la interfase entre las teorías y las prácticas de la cultura
visual y las artes visuales.
Lynn Kapitan
Arteterapeuta. PhD en Arteterapia y Liderazgo en The Union Institute and
University, EEUU. Master en Terapias Creativas en el Pratt Institute. Profesora, fun-
dadora y ex directora del Programa de Master en Arteterapia en Mount Mary College,
Milwake, Wisconsin, EEUU. Presidenta de la división de Arte y Diseño en la misma
Universidad. Profesora del Postgrado en Arteterapia en el Mount Mary College. Ex
presidenta electa de la Asociación Americana de Arteterapia (AATA) y editora de Art
Therapy, Journal of the American Art Therapy Association. Consultora de Arteterapia
para la Organización Cantera (Centro para la Educación Comunitaria en Nicaragua)
y Perú. Es autora de diversos artículos y de los libros “Re-Enchanting Art Therapy:
Transformational Practices for Restoring Creative Vitality” y “An Introduction to Art
Therapy Research”.
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Autores
Mimí Marinovic
Profesora Titular de Psicología de las Artes, Universidad de Chile y Pontificia
Universidad Católica de Chile. Considerada pionera en arteterapia y otras terapias de
artes por su labor en el primer Servicio de Medicina Psicosomática y de Psiquiatría
Social del Hospital Salvador (1955-80). Profesora de Psicología General, Facultad
de Medicina, Universidad de Chile. Su investigación ha aportado al estudio de la
personalidad nacional a través del arte y los artistas; las características de los intér-
pretes de arte en la música y las artes escénicas; la ansiedad escénica; el papel de los
sueños en la creatividad y producción pictórica de artistas visuales. Creó en 1999 el
Programa de Postítulo en Terapias de Artes en la Universidad de Chile, menciones
en Musicoterapia y Arte Terapia y fue su coordinadora hasta 2004. Autora de libros
y artículos sobre su especialidad. Miembro de la American Art Therapy Association
desde 1983 y de la Association Internationale des Critiques d‘Art. Vicepresidenta de la
Société Internationale de Psychopathologie de l’Expression et d’Art Thérapie.
Luis Weinstein
Médico psiquiatra, especialista en salud pública y antropología médica.
Fue profesor en la Universidad de Chile y coordinador del Centro de Antropo-
logía Médico-Social hasta 1973. Ha participado como educador comunitario
en Chile y el extranjero. Es además, ensayista y poeta. Sus ideas giran en torno
a la integración entre lo espiritual y lo social en base a una noción amplia de
salud, que incluye el asombro existencial y la dimensión poética de la vida. En
la actualidad coopera con diversas Universidades, Redes y Organizaciones no
Gubernamentales. Coordina el Centro Las Coincidencias de Isla Negra (Chile)
y el programa de formación del Centro de Estudios de la Calidad de Vida del
antiguo Hospital San José. Entre sus últimos libros destacan “Hacia el Homo
Sapiens” y “Palabras Amigas”. En 2005 fue distinguido por la Federación
Mundial de Médicos como uno de los cinco médicos latinoamericanos que
mejor reflejan la convergencia ética, el cuidado y la ciencia.
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A Propósito del II Congreso Latinoamericano
de Arteterapia
Mimí Marinovic
Para no retroceder en mis recuerdos más allá de la última década, deseo men-
cionar el Congreso realizado el año 2000 en la Universidad Federal de Goiás en
Brasil, en el cual participé por Chile, junto con representantes de ese país, como
Selma Ciornai, Ana Cláudia Valladares y Angela Philippini; asimismo, de Marcelo
González Magnasco y Adriana Farías de Argentina. En esa oportunidad se adoptó
el acuerdo de organizar el Primer Congreso Latinoamericano, cuya realización tomó
algún tiempo, pero finalmente prosperó. De allí que nuestros agradecimientos estén
dirigidos a numerosas personas, colegas e instituciones que hicieron posible la con-
creción de lo que aspirábamos desde hace varios años.
Esto no habría sido posible sin la cooperación internacional y los vínculos con
representantes de otros continentes. Por eso creo necesario, además, manifestar nues-
tros agradecimientos a quienes colaboraron desde el extranjero a hacer realidad
el Postítulo en Terapias de Artes con diferentes menciones en la Escuela de
Postgrado de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile en 1999, programa
que asumió junto a otras instituciones, la responsabilidad del Congreso. Creo
representar también a profesionales de otros países latinoamericanos al agra-
decer a Bobbi Stoll, fundadora del International Networking Group of Art Therapists
y varios colegas de universidades estadounidenses y miembros de la American Art
Therapy Association. También a profesores del Goldsmith College de la Univer-
sidad de Londres y directivos de la Société Internationale de Psychopathologie
de l’Expression et d’Art Thérapie.
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Por ser actividades de servicio humano, será necesario entablar los nexos
adecuados con las profesiones directoras de los ámbitos de la salud y la educación
que, según nos enseña la sociología, suponen la posesión de una visión global de los
conocimientos relativos a su área de actividades. En el campo de la salud la “profe-
sión directora” es la medicina, tal como en la educación, es la pedagogía. En Chile al
menos, esos vínculos son importantes para favorecer el reconocimiento profesional
y extender su campo de acción tradicional en la psiquiatría y salud mental a otras
especialidades. Un aspecto adicional tiene que ver con los asuntos de género. De mis
tiempos en Naciones Unidas recuerdo que la experiencia indicaba que la profesión
que se feminizaba, pasaba a ser profesión poco reconocida. Es otro de los temas a
profundizar en el proceso de empoderamiento del arteterapia.
Un primer gran paso para institucionalizar el arteterapia en Chile fue su inserción
en el sistema universitario. Ya han egresado varias generaciones; algunos se dedican a la
profesión y otros a la vida académica. En esta etapa de su desarrollo es necesario diseñar
una estrategia para avanzar que comprenda, entre otras medidas, la investigación, la
difusión y otras acciones destinadas a la consideración de estas terapias dentro de las
políticas públicas. Rubén Alvarado (Chile), nos muestra en su aporte, un ejemplo
de la importancia estratégica de la investigación para estos fines: usar sus resultados
y transformarlos en argumentos racionales para influir en quienes reside la toma de
decisiones en las políticas de salud. El autor, médico salubrista, señala la necesidad
de generar una movilización en este sentido, coincidiendo con otras opiniones, como
la de Andrea Gilroy (Reino Unido), quien asumió la tarea de explayarse sobre este
crucial punto de discusión, en el cual vincula la investigación con la acción política,
previa identificación de las políticas gubernamentales en salud, educación, justicia y
asistencia social, como de otras instituciones que detentan poder.
¿Qué tipo de investigación? Una cuestión básica para la investigación en ar-
teterapia es tener en cuenta que el arte es diferente a la ciencia y la filosofía, pero al
igual que ellas, exige estudio e investigación metódica regida por un ideal de objetividad
y de rigor. Por la complejidad del fenómeno artístico y la necesidad de responder a
sus principales interrogantes, no basta con reducir la investigación en arte a una sola
perspectiva de procedimiento. Se requiere interdisciplinariedad; eso es más que una
cooperación, yuxtaposición o subordinación entre disciplinas. Implica reconocer el
arte como su objeto, aceptar su especificidad (Marinovic, 1997).
La investigación en arte integra métodos de otras tradiciones disciplinarias con
los que emergen de su singularidad. Ya se ha dicho que para hablar de nuevas enti-
dades y experiencias es necesario recurrir a nuevos modos de hablar, a nuevas reglas.
Esto no significa desprenderse de las tradiciones o del diálogo y la cooperación que
estimula el saber, sino darse cuenta de que los métodos emergen a través del proceso
y del compromiso activo con el contexto investigado.
Una de las ciencias del arte o de las artes es la psicología de las artes, disciplina a
cuyo estudio me he dedicado, intentando dar respuesta a las preguntas básicas acerca
de su creación y sus efectos en los seres humanos. La concibo como el estudio cien-
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Arteterapia
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***
Esperamos que la contribución de cada uno de los autores presentes en este libro,
como la de todos quienes participaron en el Congreso Latinoamericano, sirva para
avanzar y dar el gran paso que todos nos hemos propuesto: hacer del arteterapia una
disciplina y una profesión afín al tiempo que vivimos, con una base de conocimientos
y una práctica basada en una sólida teoría. En suma, un saber hacer que constituya
un importante aporte para la promoción de la salud, la educación y la calidad de vida,
respetuoso de la dignidad de las personas y consistente con nuestras aspiraciones éticas
fundamentales. Soy optimista, porque sé lo que diría un gran poeta chileno, Vicente
Huidobro, que el arte “es como una llave que abre mil puertas”.
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mimí marinovic
Referencias
Asawa, P. (2009) Art Therapists’ Emotional Reactions to the Demands of Technology. Art Therapy: Journal
of the American Art Therapy Association, 26 (2), 58-65.
Gilroy, A. (2006) Art Therapy, Research and Evidence-based Practice. London: Sage.
Kapitan, L. (2009) Introduction to the Special Issue on Art Therapy’s response to Techno Digital Culture.
Art Therapy: Journal of the American Art Therapy Association, 26 (2), 50-51.
Marinovic, M. (1997) Historiografía y Psicología del Arte: Una Colaboración Fecunda. Letras de
Deusto, España, 27 (77), 177-192)
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Retórica, Realidad y Pluralismo
El rol de la investigación en el reconocimiento
y desarrollo actual del Arteterapia
Andrea Gilroy
Introducción
Cuando me invitaron a presentar una ponencia sobre la investigación en ar-
teterapia y la práctica basada en la evidencia (Evidence-Based Practice -EBP) al
Congreso Latinoamericano de Arteterapia 2009, pregunté si había algún aspecto
particular que los organizadores del congreso quisieran que abordara. La respuesta
fue que sería bueno si pudiera presentar un resumen de la actual ‘evidencia científica
global’ sobre la eficacia del arteterapia. Esta tarea no ha sido sencilla. Primero, mi
falta de conocimiento de otros idiomas me impidió identificar y revisar la totalidad
de la literatura internacional sobre la investigación en arteterapia. En segundo lugar,
la literatura en arteterapia es sorprendentemente amplia y era imposible leer y revisar
todo en el tiempo y espacio que tenía. Tercero, no creo que podamos asumir una
comprensión global de lo que se entiende por arteterapia. Cuarto, es discutible si la
investigación en un país es aplicable a la práctica en otro. Quinto, tenemos que pensar
sobre qué se entiende por ‘evidencia científica’. Y sexto, (podría seguir y seguir), la tarea
era específicamente en relación al reconocimiento del arteterapia en Chile y quizás,
también, en otras partes de Sudamérica. Esto hizo que mi tarea fuese más sutil y con
más matices de lo que, en un principio, parecía.
tuvo poco o nada que ver con la investigación. Primero fuimos reconocidos por el
Departamento de Salud del gobierno en 1982. Esto sucedió porque aunamos fuerzas
con los musicoterapeutas y juntos trabajamos en estrecha colaboración mediante un
sindicato que fue capaz de negociar con el gobierno en nuestro nombre (ver Waller,
1991). Este fue nuestro primer paso en el reconocimiento, lo que permitió crear una
carrera y una estructura salarial y reconoció que la formación en arteterapia fuera a
nivel de postgrado. Luego, en 1997, arte, musicoterapia y dramaterapia fueron profe-
siones reguladas por el estado, por el que era entonces el ‘Consejo Complementario a
la Medicina’ (CPSM), ahora ‘Consejo de Profesiones de la Salud’ (HPC). Esto sucedió
porque fuimos capaces de mostrar que el arteterapia era una profesión madura que
tenía una ‘base de conocimiento’ demostrable. Teníamos órganos directivos estable-
cidos y reconocidos, la Asociación Británica de Arteterapia (BAAT), que para ese
entonces había funcionado por más de treinta años. Pudimos mostrar que la BAAT
aconsejaba a departamentos gubernamentales; que los arteterapeutas se relacionaban
con, y tenían el apoyo de, colegas de la medicina y otras profesiones; que teníamos
programas de formación de postgrado bien establecidos, universitarios, y acreditados
profesionalmente; una base teórica de nuestra práctica; y una literatura importante,
la cual incluía publicaciones académicas y una creciente participación en investiga-
ción. Así fue como el arteterapia fue reconocida en Gran Bretaña, no a través de la
evidencia de su efectividad.
Sin embargo, estoy muy contenta que el arteterapia en Gran Bretaña obtuviera
su reconocimiento cuando lo hizo. El arteterapia comenzó en Gran Bretaña, y en
Estados Unidos también, durante los años 40. Por los años sesenta y setenta, grupos
de profesionales en ambos lados del Atlántico, estaban fundando asociaciones profe-
sionales y desarrollando programas de formación universitaria en arteterapia. Fue en
momentos en que nuestras economías estaban en auge, eran bienvenidas las formas
alternativas de vida y de pensamiento sobre la enfermedad mental y el tradicional
modelo médico de la psiquiatría estaba siendo desafiado por el movimiento de la
anti-psiquiatría. Todo esto fue un suelo fértil para una práctica diferente, por no decir
radicalmente diferente, como el arteterapia, aunque ya no es así. Todos nos enfren-
tamos a tiempos difíciles, no sólo con la crisis económica y la reducción inevitable
en los recursos sanitarios, sino también con el predominio del modelo médico y la
terapia cognitivo-conductual en la atención de salud mental y la amplia influencia de
la práctica basada en la evidencia (PBE). Es más, conseguir que una nueva disciplina
fuera reconocida en este clima es muy difícil. La pregunta es: la ‘evidencia científica’
en particular y la investigación en general ¿ayudan al reconocimiento, y quizás a la
sobrevivencia del arteterapia hoy en día?
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Unido) del pensamiento psicodinámico en psiquiatría (Gilroy 2000; Gilroy & Han-
na 1998). Estas diferencias son una consecuencia de los contextos sociales, políticos,
económicos y culturales en los que el arteterapia surge y se desarrolla. Así que, si no
podemos decir que el arteterapia es ‘global’, ¿cómo proceder con una visión global de
la ‘evidencia científica global’ acerca de su eficacia?
La cuestión de la eficacia del arteterapia se relaciona no sólo con el reconoci-
miento por parte de los gobiernos, sino que también con la creciente influencia de
la Práctica Basada en la Evidencia (PBE). Este paradigma de práctica basado en la
medicina, se ha convertido en un movimiento social que, de hecho parece ser mun-
dial. ¿Pero es así? Son sus principios, estructuras y prácticas las mismas en el Reino
Unido y Chile y en otros países? Confieso que no lo sé, y antes de seguir adelante,
quiero exponer brevemente cómo la PBE funciona en el Servicio Nacional de Salud
Británico (British National Health Service-NHS).
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arteterapia, así como también de sus resultados. Y necesitamos asegurarnos que los
diferentes tipos de investigación abarquen toda la gama de prácticas que están dentro
del marco general del arteterapia.
Ahora, permítanme referirme a las recientes investigaciones sobre la eficacia
del arteterapia: ¿Qué se ha hecho, dónde y qué tipo de arteterapia? No espero revisar
todo en este documento, por eso me voy a centrar en tres poblaciones donde hay un
creciente cuerpo de investigación orientado a la eficacia: arteterapia con personas
que presentan demencia, cáncer, y los que han sido diagnosticados como esquizo-
frénicos. La investigación se basa en gran medida en lo que se ha hecho en Estados
Unidos y Gran Bretaña; sin embargo, incluye también artículos de otros países que
han sido publicados en inglés. En el espíritu de mis comentarios anteriores, voy a
incluir investigación cualitativa e investigación basada en las artes.
Arteterapia y Demencia
Hay dos estudios sobre el uso del arteterapia con adultos mayores con demen-
cia que ya han comenzado a demostrar su eficacia. Ambos tuvieron lugar en centros
diurnos en el sur de Inglaterra. El primer estudio (Waller 2001, 2002, véase también
Sheppard y cols., 1998) fue de escala pequeña; fue un estudio clínico randomizado
(ECR) piloto de dos grupos de arteterapia de diez semanas de duración. Este demostró
una reducción en la depresión de los pacientes y una mejoría en su atención. El segun-
do estudio, más grande, involucró cuatro grupos de arteterapia por más de cuarenta
semanas. Los resultados mostraron una pequeña mejoría en la capacidad física de
los pacientes, tranquilidad, agudeza mental y sociabilidad (Waller, 2009). Estos dos
estudios ofrecen algunas pruebas de que los grupos de arteterapia son útiles para las
personas mayores con demencia moderada a severa.
Los dos proyectos de Waller y cols., usaron una metodología particular de artete-
rapia grupal que es popular en el Reino Unido, la cual está basada en la teoría analítica
de grupo. Los pacientes no son dirigidos ni se les indican tareas artísticas, ni tampoco
están simplemente en un taller haciendo arte; a ellos se les anima más bien a interactuar
con otros miembros del grupo y con el arteterapeuta, a usar materiales artísticos del
modo que deseen y a discutir acerca de lo que se ha hecho. Este enfoque puede o no
convenir a los profesionales en Chile. De la misma forma como hay prácticas que han
generado resultados positivos en investigación, con semejante o distinta población en
otras partes del mundo, puede que la metodología de grupo interactivo tan popular
en Gran Bretaña no sea la más adecuada en otros lugares. Sin embargo, puede que
tenga resonancias interesantes. Por ejemplo, el reciente ECR de Waller demostró que
las competencias físicas de los clientes mejoraron; los datos cualitativos en el mismo
estudio mostraron que la arcilla fue más popular que la pintura o el dibujo (ibid). Estos
resultados podrían relacionarse con la investigación realizada en Israel por Yaretzky
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Arteterapia
y cols. (1996), la cual mostró que un grupo arteterapéutico de corto plazo, basado
en temas específicos usando arcilla, mejoró las habilidades sensorio-motrices de los
pacientes que han sufrido un accidente cerebro vascular. Podría relacionarse también
con los resultados encontrados por Elkis-Abuhoff y cols. (2008) en Estados Unidos.
Ellos demostraron que una sola sesión experimental, manipulando una bola de arci-
lla, redujo síntomas somáticos y emocionales de personas con Parkinson. Se pueden
relacionar con otros dos estudios en los Estados Unidos: con el ECR de Doric-Henry
(1997), el cual mostró que ocho ‘clases individuales de cerámica’ –nótese, clases, no
terapia,- mejoraron la depresión de los clientes adultos mayores en hogares de cuidado
de ancianos. La otra investigación es la de Weiss y cols., (1989), en la cual se observó
que clases de arte textil- nuevamente, nótese, clases, no terapia- mejoró la interacción
social de los ancianos residentes en hogares para su cuidado.
Todos estos estudios, a pesar de ser muy diferentes en términos de duración,
metodología y métodos de investigación, sugieren que los materiales de arte tridimen-
sionales pueden ser más útiles que materiales bidimensionales con adultos mayores
que tienen demencia y otros problemas. Podemos comenzar a ver lo que una guía o
pauta clínica puede recomendar. Sin embargo, una pauta británica quizás no se base
en investigaciones donde la práctica no involucre el uso de un grupo interactivo: por
ejemplo, la investigación que ha demostrado que la concentración de estos clientes
puede mejorar a través de la realización de copias (Gregoire, 1998). Aquí es donde nos
encontramos con la pregunta obvia pero crítica: ¿Cuál de estos proyectos y prácticas
tiene sentido para los profesionales en Chile?
Arteterapia y Cáncer
La investigación sobre la efectividad del arteterapia en cáncer y cuidados pa-
liativos cubre también diversas prácticas, con un rango mayor, desde intervenciones
de corto plazo orientadas a actividades específicas hasta los beneficios inherentes de
hacer arte a lo largo del tiempo.
Estudios anteriores en los Estados Unidos fueron promisorios. Se detectó que
grupos activos de arteterapia , estructurados y de corto plazo, orientados a la reflexión
e insight, facilitaban la expresión personal e incrementaban sentimientos de paz, liber-
tad y autoconciencia de los pacientes con cáncer (Luzzatto, 2000; 2005; Luzzatto &
Gabriel 1998; 2000). Cuatro ‘estudios clínicos randomizados’ (ECR) lo prosiguieron.
El primer ECR en Estados Unidos (Monti y cols., 2006) usó ‘arteterapia basada en la
autoconciencia’ (mindfulness-based art therapy) en un grupo psicosocial de 8 semanas,
el cual era un entrenamiento combinado de meditación y yoga con trabajos de arte
focalizados en la relación mente-cuerpo. El segundo ECR, también de Estados Unidos,
incluía mente y cuerpo en cuatro sesiones individuales de meditación guiada, creación
artística y poesía, descrita en el documento también como ‘consejería artística’ (art
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counseling) (Puig y cols., 2006, p.220). El tercer ECR, también de EEUU (Nainis y
cols., 2006; 2008), usó una combinación de ‘estructura y flexibilidad en el proceso
creativo’ (2008, p.117) e incluía elementos de educación artística en una sola sesión
de arteterapia individual. El cuarto ECR es sueco (Oster y cols., 2006; 2007; 2009) y
describe 5 sesiones individuales de arteterapia, las cuales oscilan desde un enfoque de
creación artística estructurado a uno no estructurado. Todos estos estudios reportaron
mejorías, por ejemplo en la calidad de vida de los pacientes y bienestar psicológico, así
como también la disminución de niveles de ansiedad, estrés, dolor y cansancio.
Tres de estos estudios ECR usaron un enfoque multifacético de arteterapia. Esto
incluía pintar con el ritmo de la música, poesía y educación artística, los cuales fueron
combinados con la toma de conciencia mente-cuerpo, lo cual hace difícil discernir
qué fue exactamente lo efectivo. Sin embargo, la relación entre psique y soma en ar-
teterapia también se ha estudiado a través de investigación cualitativa. Estos estudios
demostraron resultados positivos, eso sí con otro enfoque, el cual se focalizaba en los
beneficios terapéuticos de hacer arte. Reynolds y Lim (2007) por ejemplo, mostraron
cómo, haciendo arte de forma regular, como un pasatiempo, mantenía el bienestar
subjetivo de mujeres diagnosticadas con cáncer. Esto era en parte por la expresión
de sentimientos pero también por mantener la identidad y el foco en lo externo. Este
es un estudio interesante ya que, como Reynolds y Lim dicen, “no todo el potencial
terapéutico del arte reside en la función simbólica” (p.9). Además, podemos encon-
trar la extraordinaria narrativa textual y visual en el estudio de caso colaborativo de
Zammit, conducido en Australia, sobre una psiquiatra y psicoterapeuta que superó el
cáncer (2001), y el estudio auto-etnográfico, basado en las artes, de Sibbett (2005a,
2005b, 2005c). Este mostró cómo el arteterapia ofrece experiencias liminales y flui-
das, de estar absortos en un estado de ensoñación, lo que permite a los pacientes con
cáncer experimentar una sensación de empoderamiento y control. Estos importantes
estudios cualitativos sobre resultados y procesos terapéuticos sirven, creo yo, como
recordatorio para arteterapeutas sobre cuán flexible y amplia puede ser la práctica e
investigación en arteterapia.
Esta descripción de la eficacia del arteterapia en el tratamiento del cáncer en
diferentes partes de Europa y Estados Unidos se está desarrollando bien, pero varía
en diferentes poblaciones, contextos y prácticas. Una vez más, surge la pregunta: ¿qué
tiene sentido para los profesionales en Chile?
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Arteterapia
La pauta continúa:
La revisión clínica indicó que las terapias de arte son efectivas en reducir los síntomas
negativos a través de una rango de modalidades de tratamiento, tanto para pacientes
internos como de un hospital diurno. En la mayoría de las pruebas incluidas en la revi-
sión, se trabajó en modalidad grupal. (p.204)
Luego, dice:
La intervención debiese ser en grupos… Las terapias de arte debiesen combinar técnicas
psicoterapéuticas con actividades que promuevan la expresión creativa, la cual es gene-
ralmente no estructurada y liderada por el usuario. (p. 205)
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andrea gilroy
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a lo descrito, es decir, con un enfoque a largo plazo y tipo taller (por ejemplo Killick,
2000). Por lo tanto, una pauta basada en este ECR, no calzaría con los que algunos
arteterapeutas británicos consideran “mejor práctica”, aunque haya sido exitosa. Sin
embargo, se ajustaría a la motivación del gobierno para tratamientos que sean breves
y de bajo costo y que probablemente el arteterapia se realice en salas de usos múltiples
en lugar de talleres.
¿Cómo se relacionan el ECR de Richardson y cols. y la pauta NICE con otros
estudios más recientes con esta población? Dos estudios se me vienen a la mente. El
realizado por Schindler y Pletnick (2006) en los EEUU, usó un diseño de estudio de
caso para investigar los resultados de una combinación entre el desempeño de roles
y doce semanas de arteterapia grupal e individual. Este enfoque combinó el entrena-
miento de habilidades sociales e interpersonales, modelamiento de roles por el artete-
rapeuta y actividades artísticas dirigidas, que gradualmente se convertían en educación
artística en la medida que el paciente asumía el rol de estudiante de arte y exhibía
su trabajo. A mi juicio, este modelo se sitúa entre terapia ocupacional, arteterapia y
educación artística. Es bastante diferente al enfoque grupal descrito por Richardson
y cols. (ibid; ver también Jones, 2010), a lo recomendado por el NICE (2009) y por
arteterapeutas británicos (Brooker y cols., 2007). Sin embargo, hay cosas interesantes
entre Schindler y Pletnick y otros estudios recientes en el Reino Unido.
El estudio de Mahony (2010a, 2010b) explora ‘la psicoterapia artística’ con
personas que tienen ‘problemas complejos y severos’. Este término incluye a personas
diagnosticadas como esquizofrénicos, pero es deliberadamente amplio, basándose en
una ideología sociológica que evita definir a las personas de acuerdo a su diagnóstico.
También alude a lo que se conoce como ‘Modelo de Recuperación’ (Turner-Crowson
& Wallcraft, 2002), el cual apoya la inclusión social de estos pacientes y enfatiza la
esperanza, el empoderamiento, la responsabilidad y el desarrollo de una vida signi-
ficativa (Shepherd, Boardman & Slade, 2008). Por lo tanto, el estudio de Mahony
propugna una teoría diferente de la salud mental. Además, hay una metodología de
investigación muy diferente- es heurística y basada en el arte (ver Gilroy, 2006; Su-
llivan, 2005)- y se investiga un tipo diferente de arteterapia.
Mahony investigó la relación entre la práctica artística del arteterapeuta dentro y
fuera de un grupo de psicoterapia artística. Su metodología incluyó una investigación
de su propia práctica artística a través de ver (Mahony, 2001) y curar (de curatoría)
exposiciones de sus obras y las de sus clientes (Mahony, 2010b). La investigación de
Mahony no es sobre efectividad, sin embargo hay indicadores que muestran que este
enfoque funciona. Brevemente, este grupo comunitario estaba en funcionamiento por
varios años. Se juntaban semanalmente durante dos y media horas y se centraba en la
creación artística compleja, continua y realizada por iniciativa personal. La discusión no
incluía interpretaciones afectivas ni análisis de las imágenes basadas en los problemas
de los participantes, sino que se centraba en cómo las personas se las arreglaban con
los aspectos prácticos de la creación artística y cómo esto podía relacionarse con sus
vidas fuera del grupo. La práctica estaba basada en los principios de análisis grupal
38
andrea gilroy
y Mahony trabajaba en su propia creación junto con el grupo, además del realizado
en su taller. La importancia de su forma de contener al grupo y su rol modelador del
proceso creativo fue también claro, así como el significado de lo que no se comunicaba
en el grupo mediante el lenguaje verbal, pero si a través de metáforas. Ella encontró
que los “intercambios recíprocos complejos” (2010b) se producían entre las obras de
los clientes y las de ella misma, tanto dentro como fuera del grupo. Esto es importante
en este tipo de clientes, quienes encuentran difícil la comunicación directa. La investi-
gación de Mahony también demuestra cómo una sala/taller de arteterapia estimula la
creatividad y ofrece un espacio físico y una sensación de lugar contenedor, constante
y confiable que aporta a la relación.
¿Se acomodará esta práctica a las recientes recomendaciones del NICE? Pro-
bablemente sí. ¿Hay correlaciones con el estudio de Schindler y Pletnick? Quizás.
¿Coincide con el enfoque del ECR de Richardson y cols.? No. Cuando diferentes
enfoques parecen tener efectos beneficiosos, es cuando más ECR son necesarios para
comparar e identificar qué funciona mejor. Creo que esto sigue siendo un largo ca-
mino en el arteterapia.
En el año 2002 Reynolds y cols. revisaron toda la evidencia empírica publicada
que estaba disponible en ese momento sobre la efectividad del arteterapia; creo que
todos los estudios venían de Estados Unidos. Encontraron cinco ECR, cuatro estudios
no randomizados (aleatorios) y ocho estudios de grupos únicos (sin grupo control).
Ellos advierten sobre los problemas causados por la gran variación en los pacientes
estudiados, la duración de la terapia, el tamaño de las muestras, los instrumentos usa-
dos para medir los resultados, los objetivos del tratamiento y el tipo de “instrucciones
de arteterapia y grupos control” (p.212). La referencia a las “instrucciones” nos dice
que todos estos proyectos se sitúan dentro de un enfoque particular de arteterapia:
hay muchos otros. Esto sugiere que la identificación de tendencias efectivas de arte-
terapia, especialmente cuando se considera internacionalmente, es aun más diversa y
problemática de lo que Reynolds y cols. encontraron.
Pluralismo y normas
¿Dónde queda la búsqueda de ‘evidencia científica global’ que pueda convencer
al gobierno de Chile que el ‘arteterapia’ debiera ser reconocida? Mi respuesta es que
hay un cuerpo de investigación al cual se puede referir que puede servir para obtener
el reconocimiento que vuestro trabajo merece. Sin embargo, quisiera agregar dos
notas de cautela.
Primero: precisión y ambigüedad. La naturaleza de los ECR requiere que el arte-
terapia sea precisamente articulada; para ser practicada exactamente como fue descrita,
casi como en condiciones de laboratorio. Esto perjudica nuestro trabajo. Esto podría
ser aceptable, incluso quizás deseable, en países donde el arteterapia está relativamente
39
Arteterapia
40
andrea gilroy
ra que estén, harían bien en identificar las agendas de sus gobiernos en materia de
salud mental, educación, asistencia social y justicia penal y abordar la investigación
y actividad política de forma consecuente. También haríamos bien en identificar
las políticas que tienen que ver con el arte. En el Reino Unido, la atención se está
volcando a la cooperación de artistas trabajando en salud, a la participación con mu-
seos y galerías y a prácticas que calzan con agendas de gobierno sobre la ampliación
de la participación social e inclusión de las artes. Podría entonces ser una maniobra
estratégica de redirigir parte de nuestra atención lejos de la efectividad imperativa de
los gobiernos y la ortodoxia médica, sobre otras formas que pueden ser influenciadas
por estudios cualitativos y basados en las artes. Ciertamente, la definición tradicional
de investigación en ciencias sociales y las artes, está siendo incongruente y los límites
entre investigación y práctica se están erosionando. Creo que esto es prometedor para
el futuro del arteterapia, ya que ese tipo de investigación puede potenciar la imagi-
nación del arteterapeuta y capturar realmente la atención de la audiencia (ver Bagley
y Cancienne, 2002).
Permítanme terminar con algunos ejemplos recientes del tipo de investigación al
que me refiero. Estos proyectos innovadores de arteterapeutas profesionales e investiga-
dores permanecen cerca de la práctica y se basan en sus conocimientos y comprensión
del arte. Me refiero a investigación que involucra la curatoría de exposiciones privadas
de trabajos de arte realizados por clientes, siendo el proceso curatorial un método
invaluable de investigación (Mahony, 2010, descrito anteriormente); investigación
que involucra al arteterapeuta practicante/investigador, quien observa y luego dibuja
a sus clientes, dándose cuenta de cómo, una mirada larga y más de cerca, necesaria
para dibujar a otro ser humano, revela muchísimo (Peckham, 2008); cómo la docu-
mentación cuidadosa de esculturas realizadas por los clientes involucra una mirada
igualmente larga pero diferente, mediada por el lente de la cámara, el cual permite
que se revele más de su historia (Herrmann, 2010); y cómo la colaboración de un
grupo de docentes de arteterapia, trabajando en espacios entre arte contemporáneo y
arteterapia, y entre la práctica y la investigación, puede ser inmensamente poderoso,
y llevar, potencialmente , a nuevas formas de trabajo con grupos y comunidades
(Linnell y cols., 2010).
Para establecer el ‘arteterapia’ en nuevos lugares y espacios, para que se desarrolle
como una comunidad global de prácticas ricas y pluralistas, y para que sobreviva en el
difícil clima económico en el que todos nos encontramos, creo que necesitamos llegar
a diferentes departamentos de gobierno, diferentes políticas y diferentes agendas de
investigación. Necesitamos usar diversos métodos de investigación para estudiar los
procesos, además de los resultados de las diferentes prácticas con diferentes pacientes
y en contextos diferentes, para que la complejidad y diversidad del arteterapia pueda
verse y entenderse. Los estudios que demuestran la efectividad del ‘arteterapia’ son, por
supuesto, claves para el reconocimiento y la sobrevivencia. El progreso se está desarro-
llando por ese camino, pero necesitamos evitar el cierre prematuro de la definición del
arteterapia y de lo que constituye la ‘mejor práctica’. Necesitamos mirar más allá de
41
Arteterapia
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Arteterapia.
Integraciones con una clinica psicoanalitica
transdisciplinaria
Hector Fiorini
48
Héctor fiorini
49
Arteterapia
que había un paralelo de NICE1 y NIKE. Porque creo que el problema es cómo se
monopoliza el poder simbólico, como se preserva la toma del poder simbólico. La
lucha es para abrir los poderes dominantes produciendo otras producciones, con otros
desarrollos simbólicos.
Me parece que el movimiento del arteterapia en muchos países está intentando
con fuerza, abrir y multiplicar los discursos simbólicos que plantean otros consideran-
dos, otras leyes, otras epistemologías más abiertas. El pensamiento de la complejidad,
en lugar del pensamiento causal, creo que en esa dirección iría buena parte de lo que
me pareció importante del énfasis que pone Andrea Gilroy.
En cada práctica, en cada país se van a crear condiciones de ejercicios diferen-
tes. Probablemente se deba dar lugar a que cada país, con su cultura, desarrolle sus
métodos, y después veremos que tienen de universales esos métodos y que tienen que
tener de regionales, con una legitimidad propia.
Me pareció que también en Francia hubo un trabajo importante a partir de Sartre
con el concepto de Situación, lo que deviene en un tema muy amplio: o la ciencia se
piensa enunciando universales, y en tanto universales, abstractos, o bien las prácticas
científicas y técnicas se piensan como prácticas concretas, singulares y regionales.
Sartre optó por la segunda visión. Tenemos que situar nuestro hacer y pensar, y situarlo
quiere decir ubicado en condiciones de tiempo y espacio, en condiciones geográficas
y de culturas muy variables. Si nosotros no situamos nuestro hacer, pensamos en un
saber universal, este saber universal y abstracto está sostenido desde las grandes me-
trópolis, ese es el problema colonial que menciona Andrea Gilroy. Escuché a Sartre
en una entrevista para la televisión, donde dijo:
”si yo ahora reviso mi obra anterior, encuentro que tenía un problema, no estaba
situada en Francia, pretendía llegar a un pensar un tanto universal “. Ahí tenemos
un debate importante entre regiones versus globalización, debate permanente porque
sabemos que las fuerzas de globalización son muy poderosas y creo que la importancia
del movimiento de anti-globalización es señalar que en cada lugar y en cada región
hay realidades con producciones que merecen ser relevadas.
A mí me interesó en ese sentido, el informe de Andrea Gilroy: en lugar de
centrar el arteterapia en la noción de evidencia científica, poder mirarla en términos
ideológicos. Mencionó, por ejemplo, estudios con un modelo de recuperación, esa
recuperación incluye integración social, generar esperanza, desarrollar una experien-
cia de eficacia en el uso de las capacidades, desarrollar un sentido del vivir, todo eso
es muy amplio contiene varias direcciones de desarrollo y ese tipo de proceso es el
que nos puede interesar, donde varias zonas de lo humano están jugándose en ese
proceso. En donde a la vez juegan lo social la esperanza la eficacia y el sentido del
vivir. Luego me parece importante destacar, como ella lo hace, la importancia de
la tarea del arteterapia en cuanto afirmadora del yo, es decir autoafirmadora para el
sujeto de sus capacidades. Allí nosotros tenemos la posibilidad de considerar un
50
Héctor fiorini
doble frente, cuando trabajamos con el problema de salud mental están las dificul-
tades, están los obstáculos, están los bloqueos, pero, a la vez, están las posibilidades
de afirmar capacidades . Entonces me parece que la clínica podría plantearnos, dado
ese doble frente, trabajar para lo que se logre afirmar y trabajar con lo que no se nos
permite lograr, es decir cómo hacer una lectura del fenómeno que tenga en cuenta
tanto capacidades positivas como incapacidades o discapacidades en su interjuego,
me parece que esa sería la clínica que yo aspiro en trabajar en mi práctica clínica. Le
presto atención en ese doble frente a qué capacidad logra afirmarse y que obstáculo
no nos permite afirmarnos hoy y tendremos que seguir luchando con él. Entonces
en vez de sistemas causales simplificables lo que estoy destacando es dar lugar a las
nociones de diversidad y complejidad con mucho por trabajar. La complejidad de ese
pensamiento, más que de una disciplina, es de una interdisciplina, es una búsqueda
transdisciplinaria.
Había un dialogo entre Deleuze y Foucault, acerca de las prácticas, en las que
señalaban: “Cada disciplina crece, se desarrolla hasta llegar un punto de detención,
ese punto de detención va a tener que ser perforado por otra práctica.” Agrego que
esa otra práctica podrá venir tal vez de otra disciplina.
Me pareció muy significativo un pensamiento de Gilles Deleuze, que dice así:
“no piense usted para siempre, piense cada vez”, esto replantea toda la noción de
transmisión de saber en la Universidad, porque nosotros nos hemos formado con una
transmisión del saber universal y para siempre. En ese sentido yo venía preocupado
con mi saber actual a esta mesa, pensando cómo podría poner en relación mi saber
con este saber que trae Andrea Gilroy y el que traen ustedes. Y allí es más difícil,
porque el saber se construye en grupos, es una construcción colectiva, no hay saberes
individuales, los saberes individuales son saberes que uno quizás presuntuosamente
supuso propios, pero en realidad nosotros circulamos en redes de saberes siempre
abiertos y que son anónimos, los saberes que utilizamos son colectivos, son efectos
grupales, trabajamos con todos los autores que son el grupo de nuestra bibliografía
y nos dirigimos a auditorios que van a procesar esos saberes. Siempre el individuo es
un punto en una red, cada uno de nosotros es un punto en una red.
Bien, llegados a este punto, quisiera ahora plantear algunos enfoques sobre
situaciones terapéuticas para pensar los distintos recursos, las distintas técnicas sobre
las que trabajan esos recursos y los instrumentos básicos de trabajo que tienen:
Pathos
Techné Praxis
Poiesis
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Arteterapia
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Héctor fiorini
53
Arteterapia
vinculante. Quiero agregarles tareas centrales. Comienzo por la tarea del registro,
la tarea de abrir la percepción, de contacto y concentración. La tarea clínica es ante
todo una tarea de concentrarnos en percibir más lo que nos rodea, lo que somos, lo
que sentimos.
El segundo de los instrumentos fundamentales, es el instrumento de la expre-
sión .Poder expresar algo vivido, sacar fuera de sí, sacar lo que está dentro de sí. El
tercero es el poder experimentar, experimentar con un material, con una vivencia,
con una emoción, con un vínculo, con un estado energético para poder sostenerlo,
atravesarlo, y hacer de esa experiencia un aprendizaje. El cuarto, que viene de las
terapias verbales, es la tarea de interpretar. He estado con arteterapeutas que dicen
“nosotros no interpretamos, hacemos otras cosas”. En las terapias verbales hay una
tradición de interpretación, no necesariamente tiene que ser la interpretación freudiana
de lo inconsciente expresado en lo manifiesto de la obra, sino que también podemos
interpretar el proceso del obrar, las dificultades con el obrar, los logros del obrar. No
todo es meramente descriptivo, también pensamos en términos de procesos lo que
está presentado como producto
Dispongo esas tareas en un espacio:
Registrar Expresar
Experimentar Interpretar
54
Una mirada desde la Salud Pública
Reflexiones en torno al trabajo de Andrea Gilroy y Héctor Fiorini
Rubén Alvarado
56
rubén alvarado
Yo quiero recoger algo que fue muy valioso desde el comienzo, que es este intento
de construir un poder simbólico entorno a las ideas de terapias de artes. Me parece
tremendamente valioso generar un movimiento de este tipo. La masiva asistencia al
II Congreso Latinoamericano de Arteterapia contribuye en este sentido. Generar un
movimiento organizado, generar medios por los que se difunde este movimiento, así
como validarlo a través de tener personas reconocidas, como estos grandes profesores
que yo tengo a mi lado.
Respecto a los pasos siguientes, son valiosos los intentos de realizar investiga-
ción, tal como es el intento que lidera la Profesora Pamela Reyes, Coordinadora del
Programa de Arteterapia de nuestra Universidad y que he conocido un poco más de
cerca. Su proyecto ha ganado fondos para efectuar un proyecto de investigación, un
ensayo clínico randomizado para probar la efectividad de arteterapia en personas con
diagnóstico de esquizofrenia. Esto tiene un valor tremendamente importante. Yo he
participado en los equipos que evalúan proyectos en el Fondo de Investigación en
Salud (FONIS) y por lo tanto conozco bien el proceso por el que pasó ese proyecto, y
se del esfuerzo que hay en ella y el equipo que están trabajado juntos para finalmente
validar, bueno crear investigación y transformar eso en fundamentos racionales con
los cuales se pueden influir a aquellos que toman decisiones. Me parece una estrategia
muy importante.
Quiero tratar de llevarlos por un momento a la posición de alguien que está
asumiendo esas decisiones, o sea quiero ponerlos al otro lado. Quiero llevarlos al otro
actor que son aquellos que están situados en el Ministerio de Salud o que están situados
en un Ministerio de Hacienda y que finalmente tienen que tomar decisiones acerca
de recursos y su buen uso, ¿cómo y cuál es la mejor manera de tomarla?
He tenido la ocasión de estar cerca de personas que han tenido que ocupar
puestos donde se toman este tipo de decisiones y les aseguro que no es algo fácil. Hay
una permanente reflexión acerca de en qué se invierte el dinero que es el presupuesto
de la nación, y que por lo tanto proviene del esfuerzo colectivo. Cuando uno se sitúa
en decisiones de ese tipo, se da cuenta del valor que tiene la investigación científica,
aunque uno sepa que quienes forman parte del mundo de la ciencia también confor-
man uno de los tantos poderes que existe y por lo tanto, van a intentar persuadirlo.
Pero también, quien toma decisiones de ese nivel va a considerar la importancia que le
brinda la ciudadanía a cualquier ámbito de problemas. Por eso, el generar movimientos
sociales reconocidos y validados, que provean información más amplia a la ciudadanía
en general, también juega un rol muy relevante, para quienes tienen que tomar estas
decisiones. El hecho de que la ciudadanía pueda o considere que algo es valioso, y
en esto acepto la relatividad que un momento histórico pueda darle a esa decisión, el
valor que tiene eso puede ser muy importante para quien toma decisiones.
El desarrollo de esto tiene que transformarse en algún momento en un acto en
el cual la ciudadanía está convencida de su valor y eso tiene peso desde el punto de
vista político. No me voy a meter en el ámbito económico porque es lo que menos
conozco, no tengo vinculación con el NICE, no sé muy bien como lo hacen. Pero no
57
Arteterapia
me cabe duda que si juega un rol muy importante, y es allí donde pueden tener un
valor muy importante los estudios de Investigación.
Les quiero contar solo una pequeña experiencia en el año 2001, donde en Chile
pusimos en marcha un programa para la atención de personas con depresión, en los
Centros de Atención Primaria. Esto fue un hito histórico, porque estos centros eran
concebidos como lugares para la atención de problemas de salud general. En este año
se incorpora un programa del ámbito de la salud mental, donde fue importante la
fuerza que traía detrás su financiamiento y los recursos que se le asignaron. También
fue importante porque incorpora a un profesional que antes no existía en el nivel
primario, que eran los psicólogos. Había algunas experiencias previas, pero con este
programa se incorporan definitivamente los temas de salud mental a lo largo de todo
el país.
Un hecho importante es que cuando se pone en marcha este programa, la persona
que lo dirigía tomó una decisión muy valiosa en su momento, yo creo que incluso
no se imaginó el peso que esto iba a tener en un par de años después, y es que este
programa en su primera fase fuera evaluado y se verificara si efectivamente servía o
no. Se nos pidió que nos hiciéramos cargo nosotros, en la Escuela de Salud Pública
de la Universidad de Chile, de esta evaluación. Cuando hacemos eso, normalmente
yo me reúno con personas que están involucradas o actores relevantes frente a esta
evaluación y les pregunto qué es lo que ellos esperan que es lo que quieren? Esto me
permitió darme cuenta de la diversidad de creencias que existían al respecto, como
por ejemplo que este programa iba a servir para incorporar en una bolsa gigantesca
un montón de cosas que nadie sabía muy que eran y que en realidad finalmente no
eran propiamente depresión. Esto era una de los puntos más críticos que se hacían al
programa, y que implicaba que se podían despilfarrar recursos, porque en realidad
no iban a servir para lo que estaban pensado.
La evaluación mostró que efectivamente los equipos incorporaban a personas
que clasificaban en lo que nosotros definimos como personas con depresión. Luego,
al hacer el seguimiento de estos pacientes se observaba que mejoraban, mucho más
que aquellos que abandonaban sus tratamientos dentro del programa. Por último, el
efecto también llegaba a la familia, el efecto beneficioso no quedaba en el paciente,
sino que también se notaba en sus parejas, en sus hijos y abarcaba mucho más que
la sintomatología específica, ampliándose a áreas como la calidad de vida o la satis-
facción vital.
Estos resultados mostraron que el programa servía y permitió, dos años después,
que el Ministerio de Hacienda diera los recursos para que finalmente este programa se
extendiera a todos los Centros de Atención Primarias de Chile. Se entregaron recursos
para disponer de los profesionales necesarios, así como de los fármacos.
Con esta experiencia, quiero señalarles que estudios como estos tienen valor no
solo en el mundo académico, sino también para las decisiones de políticas de salud,
y de esta forma se transforman en un hecho político propiamente tal.
58
rubén alvarado
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Testimonio Creativo de Nuestro Tiempo:
Arteterapia y Acción Social Comunitaria
Lynn Kapitan
Introducción
Como Roque Dalton (2004), el poeta salvadoreño autor de este poema, creo
que el mundo es bello y que el arte como el pan, es para todos. El arte es un acto
transformador y revolucionario de la conciencia crítica. El arteterapia en la comuni-
dad es una práctica profundamente intrincada en los sueños colectivos del pueblo,
sus esperanzas e imágenes, sus reflexiones sobre el pasado y el descubrimiento de
nuevas maneras de avanzar. En mi experiencia, cuando una comunidad es capaz de
comprometerse con este tipo de interrogantes, sin ideas ni respuestas fijadas de ante-
mano, logra la capacidad de actuar socialmente y de presenciar cualquier situación,
sin importar cuan difícil, ofensiva o dolorosa sea (Glassman, 1998). La acción más
adecuada para sanar la comunidad y contruir la paz proviene de ese proceso de dar
testimonio (Glassman).
Pero la dificultad estriba en escuchar—realmente escuchar al otro—no sólo
con nuestros oídos, sino con los ojos, el tacto y nuestros corazones en íntima relación
con nuestras dudas y temores, a pesar de ese momento cuando una vocecita susurra
dentro de nosotros: “¡Ay! no sé. . . si me equivoco, si digo algo terrible que empeore
la situación, o si mi corazón no pueda soportarla y tenga que rechazarla”. Recuerdo
un día en Nicaragua cuando compartí con un grupo de líderes en una aldea. Con
mucha rabia en sus ojos me dijeron que la comunidad iba a perder sus derechos de
agua—afectando a sus familias, su subsistencia, treinta y cinco mil personas en ese
exuberante valle de cultivo de piñas. El motivo era que el gobierno necesitaba el agua
para construir un hotel lujoso de eco-turismo para norteamericanos como yo. Y yo—
una estadounidense blanca y privilegiada—recuerdo la culpable ironía de ser testigo
de ese momento. Mientras nos sobrecogía el miedo, la tristeza, y la impotencia, un
silencio profundo no envolvía. Realmente no sabía que hacer ni decir en ese momento.
Simplemente les expresé: “Perdónenme. Soy artista, nada más. Lo único que puedo
ofrecerles es una pequeña cosa: hacer arte juntos”. Y de repente una persona dijo,
“¡Sí! Debemos decirle a todo el mundo lo que sucede aquí! Mostrar a través del arte
nuestro amor por la belleza del valle y reafirmar lo que es más importante para nues-
tra comunidad. El agua es la vida y debemos cuidarla. Puede ser que nuestra acción
social creativa no signifique ninguna diferencia en el gran plan del mundo, pero es
cierto que nos importará a todos los que vivimos aquí. Necesitamos encontrar dentro
de nosotros mismos el valor y la fuerza de continuar.” El arte es lo que produce esto.
También la música, como las obras bien hechas y aún hasta los más humildes placeres
son testimonios de la fuente creativa de la vida que nos une.
Este momento tranformador que llevó a a una comunidad a acoger una
intervención de arteterapia no provino de un saber ni de una técnica. Después de
todo ¿quién era yo para conocer realmente los miedos y la impotencia de esa gente?
Cuando vamos a una comunidad como expertos que saben algo importante, ya no
es posible escuchar. Podemos perpetuar inconscientemente una explotación cultural.
En mi experiencia, cuando me acerco a la obra—ya sea hecha de papel o de una
62
Lynn Kapitan
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Arteterapia
Sin embargo, cuando Vick comparó los talleres comunitarios de los Estados
Unidos y los de Europa, detectó que la mayorí mayoría de los europeos insistían en
señalar que lo que ellos ofrecían no era arteterapia. Parecía una declaración extraña,
dado que sus metas y expectativas no eran diferentes de los programas terapéuticos en
los Estados Unidos. Para ellos, la frase “no es arteterapia” significó no usar arte para
tratar la patología ni alinearse en un punto del continuum histórico entre el arteterapia
psicoanalítica y el “arte como terapia” (Kapitan, 2008, p. 2).
La percepción de que el arteterapia para la comunidad no es verdadera arteterapia
ilustra las limitaciones históricas de la definición histórica de la profesión Persiste un
estereotipo de los arteterapeutas como clínicos que asignan significado o interpreta-
ciones psicológicas o patológicas a producciones artísticas, o cuyo papel es analizar
dibujos para obtener evidencia de la patología de un paciente. Para cambiar este limi-
tado modelo médico con la incorporación de dimensiones sociales más amplias, se
necesita una nueva definición del arteterapia (Vick & Sexton-Radek, 2008, p. 10).
Un importante debate sobre el papel de activista social del arteterapeuta, se
encuentra en un artículo de Maxine Junge y colaboradores (1993). Ellos observaron
que a pesar de haber logrado el cambio conceptual de tratar a individuos para incluir
el sistema familiar, los arteterapeutas todavía no se “habían apropiado de las calles
ni incluían en su territorio profesional a la comunidad, la sociedad y el ambiente más
amplio del mundo” (Junge, Alvarez, Kellogg, & Volker, 1993, p. 149). Por el hecho
que los psicoterapeutas tienden más bien a ser agentes del control social que activis-
tas, Junge y colaboradores pensaban que los arteterapeutas estaban en un callejón
sin salida, con su identidad de artista despertando al cambio, mientras su terapeuta
interior luchaba por contenerla. Las artes “nos llevan a lugares desconocidos, debajo
de los silencios de las palabras, y sacan a la luz los terrores de la oscuridad para do-
marlos” (Junge et al., 1993, p. 148). En el acto de ver “no se puede evitar el sentido
del vasto poder de los artes para el cambio… se siente. Y esa palabra—sentir—es el
problema. Sentir requiere abrir los ojos y romper lo que negamos. Lleva a un profundo
cuestionamiento acerca de nosotros mismos y el mundo, una intensa incomodidad
y posiblemente, desesperación” (p. 149).
Este despertar de la conciencia crítica tiene raíces muy profundas en Latino-
américa con la adopción del conscientização, un movimiento social inspirado por el
influyente educador brasileño Paulo Freire. Freire (1970) rechazó los modelos asis-
tenciales predominantes en aquel tiempo, que persisten hasta hoy día, y afirmó que
las comunidades oprimidas tienen la capacidad de cuestionarse su realidad y trabajar
colectivamente para resolver sus propios problemas. En la actualidad, las organiza-
ciones no gubernamentales y los proyectos de educación alternativa están emergiendo
en grupos marginales étnicos y raciales como los nuevos líderes en la búsqueda de
mejores vías para satisfacer las necesidades humanas (Haney, 2003). Los artetera-
peutas deberían mirar a Latinoamérica en particular como una voz instruída y líder
que puede guiar el desarollo de la práctica del arteterapia de acción social basada en
la comunidad.
64
Lynn Kapitan
Cuando una comunidad entera adopta la idea del arte para la salud y la aplica
a sus propias necesidades, se abren muchas posibilidades de cambio en la definición
actual y futura del arteterapia (Kapitan, 2008, p. 2). Esto es especialmente evidente
en el arteterapia organizada globalmente para atender el trauma colectivo, por ejemplo,
en las consecuencias de la guerra y el genocidio, los ataques terroristas, y los desastres
naturales, como el tsunami de 2004 en Asia y el huracán Katrina en los Estados Uni-
dos. El objetivo de esta intervención es sanar el tejido social dañado, en el cual un
gran número de personas tiene que vivir y enfrentar (Kalmanowitz & Lloyd, 1999).
Algunas investigaciones indican que cuando las personas tienen un sistema seguro
de apoyo social al que pueden recurrir después de un trauma, es menos probable
que desarrollen los síntomas del estrés postraumático (Van de Kolk, McFarlane, &
Weisaeth, 1996). Los trabajadores que prestan ayuda humanitaria (incluyendo a los
arteterapeutas) relatan que la intervención mas efectiva en una crisis es organizar
espacios neutrales, sensibles a género y atractivos a los niños y las niñas; esos espacios
forman centros para la supervivencia (UNICEF, 2004). No solo proveen comida y
agua sino la oportunidad de jugar, hacer arte, instruir, criar, sanar y crear las estruc-
turas sociales que promueven un sentido compartido de comunidad.
Kalmanowitz y Lloyd son arteterapeutas, que trabajaron en la antigua Yugoslavia
en 1995, immediatamente después de la guerra civil. Ademas de la necesidad de usar
métodos de trabajo flexibles en esa situación, ellos identificaron un constructo llamado
“taller portátil”, el que hace posible la creación de un espacio donde los miembros
de una comunidad pueden “nutrir la capacidad de resiliencia y la supervivencia” (p.
24). Describieron el taller portátil como una estructura interna y adaptable que los
arteterapeutas llevan dentro de si mismos de un modo que permite que el trabajo
pueda llevarse a cabo en cualquier lugar. El taller portátil se arraiga en la confianza
que tiene el arteterapeuta en el potencial que tiene el arte para contener las experien-
cias individuales y comunitarias, como también en la confianza en la capacidad de
los miembros de una comunidad para activar sus recursos dentro de si mismos en
vez de verlos como víctimas desamparadas. El terapeuta asume una postura activa y
alerta para mantener un espacio psicológico que facilita la expresión y permite una
inmersión sostenida en el acto de hacer arte.
Aunque la práctica comunitaria de Kalmanowitz y Lloyd se basa en el artetera-
pia, ellos reconocieron su naturaleza no convencional, porque no era posible trabajar
dentro de los típicos márgenes terapéuticos, ya que no eran aplicables a las situaciones
extremas de los campamentos de refugiados. Concluyeron que sus principales objetivos
fueron actuar responsable y profesionalmente con las personas a quienes se dirigía
su trabajo, estando abiertos y alerta a sus vulnerabilidades, el contexto, y el tiempo
limitado del encuentro.
65
Arteterapia
Un modelo nicaragüense
de arteterapia en la comunidad
66
Lynn Kapitan
67
Arteterapia
democráticos; más que apuntar hacia una meta particularmente deseada, debo dejar
que el arteterapia se desenvuelva por si misma. El arteterapia en este contexto tiene
más de un solo nivel de significado: “facilitar un proceso entre los participantes de
modo que ellos, a su vez, podrán facilitar la comprensión crítica entre otros con el
arte como vehículo (Golub, 2005, p. 19).
Cuando llegué a CANTERA por primera vez, la comunidad no había estado
expuesta al arte, no existían materiales de arte en ese país pobre, y la educación artística
era un lujo raro. Pero dentro de unos pocos años, el arteterapia estaba en muchas partes
del país. Fue increíble ver tantas adaptaciones culturales interesantes provenientes de
unos métodos muy sencillos que yo les enseñé. Por ejemplo, este año, los participantes
están penetrando en sus propias tradiciones populares y están usando los arquetipos
nicaragüenses en sus proyectos para desarrollar la comunidad. Algunos estudiantes
de arteterapia que trabajaron con CANTERA el año pasado quedaron sorprendidos
por la extendida evidencia del arteterapia realizada por la comunidad. Pensaron que
iban a ser pioneros al llevar el arteterapia a los barrios de Managua. Aprendieron, en
cambio, que Nicaragua tenía mucho que enseñarles sobre arteterapia y sabiduría de
la comunidad, lo cual transformó completamente su pensamiento y su práctica en su
país, los Estados Unidos.
¿Cómo sucedieron estas transformaciones— empezando con una sola persona
como yo, unos materiales de arte, y la práctica de ser simplemente testigo de los recursos
que ya estaban presentes en las comunidades de Nicaragua? Pienso que no fue sólo el
poder del arte en la transformación, sino que habría que atribuirlo también al “efecto
multiplicador” (Kapitan, 2006): Si uno tiene algo bueno, hay que compartirlo; hay
que abrir las manos y regalarlo. CANTERA exige que todos los participantes en el
arteterapia compartan su nuevo aprendizaje y sus habilidades a través de los sistemas
locales de distribución que llevan los recursos a donde ellos puedan hacerlo mejor.
En el centro de una transformación social está la persona que CANTERA llama la
“promotora.” Generalmente es una mujer y sostén de su família, y es reconocida en la
comunidad como una líder natural que hace bien las cosas. La promotora es el primer
eslabón en una especie de onda de transformación social: si usted invierte recursos
en el desarrollo de esa persona—es decir fortalece su auto-identidad, su liderazgo,
su auto-eficacia, y su voz—tendrá un impacto en su familia que, a su vez, influirá a
su comunidad y su sociedad. Las familias son la principal institución que modela
cómo una persona se relaciona con el mundo. En muchos países latinoamericanos, las
familias son los canales de recursos, información, educación y cambio social.
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Lynn Kapitan
• Justicia social: ¿Se comparten los beneficios de manera equitativa o al menos sirven a los
más necesitados? ¿Aprovecha la comunidad entera en vez de sólo algunos individuos?
69
Arteterapia
energía para crear lo que ya existe. ¿Ya tiene su comunidad una red que funciona bien
y que puede llevar una acción social? ¿Quiénes son los que usan esa red? ¿Quiénes son
los principales usuarios, los conectadores y los portadores de la información? ¿Quiénes
aparecen cuando algo importante pasa? Lo más probable es que sean ellos los agentes
de la transformación social.
¿Y ustedes? ¿Qué hacen con su compasión, con su rabia? ¿Qué impacto tienen
ustedes en su mundo? ¿Con quién hablan? ¿Con quién no hablan, pero deberían
hablar para hacer más profundo su impacto? ¿Qué hacen ustedes con su poder y el
poder de su información, su conocimiento o destrezas? En el budismo, la imagen de
la compasión se llama Kannon. Es una figura con muchísimos brazos. Tiene tantos
brazos, porque cuando hizo un voto solemne para convertirse en constructora de la paz,
se sintió tan abrumada que explotó en millones de pedazos (Glassman, 1998). Pero ese
mismo voto logró reunir todos los pedazos en una figura de millones de brazos, cada
uno sosteniendo algo diferente—un brazo sostiene una pluma, otro, un pincel, otro
un vaso de agua. Glassmann (1998) escribe que cada uno de nosotros puede ser un
brazo de Kannon para hacer el trabajo de pacificador. Pero, como Kannon, también
nos sentimos muy abrumados. Tenemos miedo de que nuestros corazones exploten.
Sin embargo, cuando nos damos cuenta que esos millones de pedazos somos todos
actuando como uno solo, no hay problema. Como con cualquier acción de éxito,
si no estamos tan atados a una agenda acerca de lo que pensamos que debe suceder,
podemos hacer lo que hacen en todo el mundo: sólo dar un paso tras otro.
Hace poco tiempo yo estaba en uno de los barrios más pobres de Managua,
donde la comunidad ha creado un santuario seguro para hacer arte dentro de un am-
biente peligroso con drogas, delincuentes y tiroteos de todos los días. Hacen pinturas
bellísimas de paisajes tropicales, a pesar del lugar horrible donde viven. Es cierto que
ellos creen que el mundo es bello y el arte, como el pan, es para todos. Había tanta
vida para presenciar allí, rebosante, invitándome a casa.
Un poema de Claribel Alegría (2004) expresa algo de este sentimiento, esta expe-
riencia de por qué he dedicado el trabajo de mi vida al arteterapia en la comunidad:
Yo,
arteterapeuta de oficio,
condenada tantas veces
a ser un cuervo
jamás me cambiaría
por la Venus de Milo:
mientras ella reina en el Louvre
y se muere de tedio
y junta polvo
70
Lynn Kapitan
yo descubro el sol
todos los días
y entre valles
volcanes
y despojos de guerra,
avizoro la tierra prometida.
Espero que estas ideas los motiven al activismo social. Y que puedan llegar a
ser uno de los millones de brazos abiertos hacia la paz—un multiplicador de salud y
de comunidad en el largo camino de la compasión. Muchas gracias por invitarme a
compartir mis experiencias con ustedes.
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72
Diálogos entre Norte y Sur
compartiendo experiencias sobre arteterapia comunitaria
Selma Ciornai
social se hacen presentes. Creo firmemente que en el trabajo comunitario una de las
funciones del arte es la de buscar auxiliar a los seres humanos a la superación de la
alienación social y a no sentirse excluidos. Pues entiendo que una de las tareas más
importantes del arte hoy es la de enseñar a las personas a no sentirse aprisionadas
por su realidad, a soñar y vislumbrar otras realidades, abriéndose al mundo para
horizontes que no habían sido considerados antes.
En Brasil podemos encontrar diversas experiencias en este campo de acción
social un ejemplo el Proyecto Axé (palabra que en yoruba , lengua de los africanos
que vinieran como esclavos a Brasil, significa “suerte, buena energía” ), es un proyecto
que se desarrolla en Salvador, Bahía. Enseña a niños y adolescentes a tocar músicas y
ritmos afro-brasileños, a trabajar armónicamente en grupos y fortaleciendo su identi-
dad étnica. Sylvio Coutinho, profesor de arte del Museo de Arte Contemporáneo de
la Universidad de Sao Paulo, ha creado en esta institución un programa de espacios
de arte para la tercera edad, en este programa los adultos mayores visitan los museos
y crean, en referencia al arte contemporáneo, trabajos de alta calidad artística, mon-
tando exposiciones en el propio museo esto ayuda a conectar a esta generación con
el mundo de hoy. Otro ejemplo, es el trabajo de Ivaldo Bertazzo, profesor de danza,
este educador artístico a creado el concepto de “ciudadanos danzantes”,a partir de una
comprensión que la danza debe ser una lenguaje comunitario. Creó hace algunos años
el proyecto “Danza Comunidad” seleccionó alrededor de cien adolescentes entre los
11 hasta los 18 años de diversas Villas Miseria y comunidades de la periferia de São
Paulo , y los enseño a bailar, montando con ellos espectáculos maravillosos . Podría
seguir enumerando un sinfín de experiencias como estas en Brasil, todas ellas tienen
en común que utilizan el lenguaje del arte para compartir con niños y adolescentes
socialmente más vulnerables, enseñándoles de alguna manera que puedan destacarse
empleando un pincel, una máquina fotográfica y no un arma, pues muchas veces
en las favelas brasileñas, es muy difícil para un niño poder tener otro horizonte que
no sea la delincuencia y el narcotráfico.
En mi experiencia personal con el trabajo comunitario a través del arte, en los
años 80 trabajé en una clínica social para inmigrantes latinos en Oakland, EEUU,
era el Centro de Salud Mental, parte de la Clínica de la Raza, y allá aprendí una
filosofía de trabajo que se llama “Razalogia”. Esta forma de trabajo, creada por
Roberto Vargas, un psicólogo “ chicano” que ahí trabajaba, era definida como “un
proceso de aprendizaje colectivo en el cual las personas desarrollan su poder personal
y comunitario a través de la acción conjunta de crear conocimiento a partir de sus
propias experiencias” (Vargas, 1979, p.9). Constato que ésta es la concepción de
Paulo Freire y que el trabajo de Lynn Kapitan antes presentado basa su trabajo en la
Educación Popular emprendida por Freire. En el trabajo de Vargas se impulsaba el
llamado: Abordaje “Pró Gente”, “parcial a las necesidades del pueblo.” Su abordaje
se basaba en una visión de reconocer como necesidad básicas de las personas pobres
la liberación y desarrollo de su poder personal y colectivo. A mi juicio, esta es la idea
más importante de estos trabajos sociales, en este sentido, “la expresión artística puede
74
Selma Ciornai
reflejar no solo lo que uno tiene de singular, sino también su background cultural, y
por eso puede proveer una fuente de soporte y fuerza así como un sentido interno
de belleza y orgullo, ayudando al individuo a reconectarse de forma positiva con
sus raíces” (Ciornai, 2004, p.177). Desde esta comprensión los participantes de este
proyecto en el centro de Salud Mental crearon amplios paneles comunitarios, en los
cuales se mezclaban imágenes visuales de héroes y mitos de la cultura Mexicana,
con imágenes actuales de latinos como profesionales competentes hoy, para que
la comunidad pudiera enorgullecerse de sus orígenes y al mismo tiempo reconocer
sus potencialidades. Este trabajo dejó una marca profunda en mí y en mi creencia
que todo terapeuta necesita tener presente la dimensión social de su trabajo, de que
trabajamos siempre con personas insertas en contextos y campos familiares, sociales
. No podemos restringir nuestra mirada al ámbito intrapsiquico.
Vivimos hoy en un tiempo de construcción y de desconstrucción social. A nivel
global la cultura occidental se expande y se comporta de modos que amenaza destruir
el mundo, ecológica y socialmente. Cuando precisamos tomar decisiones, hay una
desorientación y una falta de confianza en nuestros valores y direcciones que nos hace
sentir fragmentados. Quizás las personas con quienes trabajamos sufren más que todo
de soledad y de falta de pertenencia en el sentido más profundo de no sentirse parte
de una red social.
Al respecto, Ken Wilber escribe desde una perspectiva histórica los cambios fun-
damentales de la humanidad : el pasaje de una cultura de caza a una cultura agraria,
la revolución industrial , la científica, recientemente la de la informática. Señala
que actualmente experimentamos transformaciones fundamentales y es el cambio de
un paradigma individualista, que viene desde Grecia como la civilización occidental,
a un paradigma de campo es decir, un paradigma de red. Y hoy, en nuestros países
latinoamericanos, países en que tenemos una tradición de países colonizados, asolados
por dictaduras, con historias de sumisión y de conquistas, pero también de resiliencia
a través de todos estos años, es importante tener este horizonte, esta visión de red,
y de trabajo en redes sociales.
Desde esta perspectiva, me parece muy importante el trabajo que se desarrolla
en Brasil denominado “terapia comunitaria”. Si bien no es un trabajo de arteterapia, se
pueden establecer vínculos entre su trabajo y lo que aquí en estos trabajos llamamos
“Arteterapia comunitaria”. El creador es un psiquiatra del Nordeste brasileño llamado
Adalberto Barreto, Profesor de Medicina Social de la Universidad Federal do Ceará.
Este programa recibe en el Hospital de la Universidad a personas de bajos recursos
de la favela de Pirambú, una de las mayores favelas Brasileñas, con una población
estimada de 250.000 personas. Cuando el número de personas procedentes de Pirambú
aumentó al punto de hacer imposible la asistencia de esta población, decidió trans-
ferir su trabajo hacia la propia comunidad, pasando a atender a cincuenta, sesenta,
incluso cien personas al mismo tiempo
Barreto define que la terapia comunitaria es básicamente un instrumento que
permite construir redes solidarias de promoción de salud, movilizando los recursos
75
Arteterapia
76
Selma Ciornai
Referencias
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2000.
78
Arteterapia un Enfoque Psicosocial
El Profesional Reflexivo
Por consiguiente, considero imprescindible hacer investigaciones tanto formales
como informales antes y durante todo el proceso de cualquier intervención psicoso-
cial. Si investigar es tratar de entender más a fondo los problemas de las situaciones
en las que uno se encuentra, se necesita una metodología que ayude al investigador a
comprender lo que los individuos perciben como su mundo y en la que el proceso de
interacción influya y guíe al investigador y a sus investigaciones. Además, teniendo en
cuenta que la investigación está dirigida al desarrollo de intervenciones psicoterapéuti-
cas apropiadas, se requiere una metodología que argumente a favor de la legitimación
del conocimiento tácito y que permita tomar en cuenta la sutileza de las interacciones
humanas y el rol del inconsciente dentro de la relación transferencial.
Está claro que se requiere una metodología altamente reflexiva y sensible si
el investigador debe acceder a materiales sensibles y potencialmente peligrosos en
situaciones de conflicto. Además, el nivel de incertidumbre e incógnita exige una
metodología que permita la suficiente flexibilidad para seguir y elaborar los distintos
temas a medida que vayan surgiendo en áreas previamente impensables. Si la pregunta
de la investigación es ¿qué tipo de contribución puedo ofrecer y puede ser adecuada en
este ámbito o contexto? el terapeuta/investigador tiene como primera tarea identificar
el modo de obtener esta información. Esto requiere una metodología que concuerde
con el objeto de la investigación; un instrumento que encaje, que sea adecuado, que
toque lo que se quiere saber y reconozca que lo más importante pueda ser algo inima-
ginable. Lo que en las ciencias sociales se llama investigación naturalista: (Naturalistic
Inquiry) siempre se hace en un contexto o ‘setting’ natural, porque el contexto está
siempre implicado en el significado. (Lincoln y Guba, 1985).
Una investigación tan contextual exige el instrumento humano, el único
instrumento suficientemente sensible a la situación indeterminada con la que se va
a encontrar. El enfoque de investigación adecuado para trabajadores en áreas de con-
flictos es la investigación naturalista puesto que, al no ser técnica, es más accesible
y así la investigación puede utilizarse como herramienta de crítica contra posiciones
80
Margaret Hills de Zárate
Orientación Terapéutica
La posición que adopto en la investigación es congruente con mi enfoque tera-
péutico. En Gran Bretaña se usa el término de arteterapia como sinónimo de terapia
artística. El término Terapias de Artes o Terapias Creativas, es un término genérico que
se usa para describir cuatro profesiones distintas: terapia de artes visuales y plásticas,
de música, de danza y de drama. En este sentido, cuando yo hablo de Arteterapia
me refiero a una disciplina, reconocida y registrada por el estado Británico, basada
en las artes visuales y plásticas, la cual se usa como herramienta terapéutica dentro
del contexto de una relación terapéutica. Quiero enfatizar que, desde nuestro en-
foque, la relación terapéutica no es la práctica del arte en sí, sino que también va
81
Arteterapia
acompañada por una dimensión relacional que tiene límites, y se trata de una forma
de intercambio humano muy específica.
Tanto en el arteterapia, como en la músicoterapia, dramaterapia y danza mo-
vimiento terapia, los pacientes no requieren una experiencia previa o precisa en el
arte, el valor está localizado en la creatividad, la comunicación verbal y no verbal (y
por supuesto la relación entre ambos), las imágenes, la metáfora y el simbolismo más
que en lo estético. No quiero señalar con esto que lo estético no es importante, sino
que la comunicación no depende de si es una obra bella o una obra bien hecha. Otro
aspecto importante de la terapia artística es que el terapeuta facilite un ambiente
seguro, un concepto que se refiere al pensamiento y práctica de los psicoanalistas
Bowlby (1953, 1969, 1973, 1979, 1980, 1988) y D.W. Winnicott (1971, 1974, 1977,
1982, 1984, 1986). Un ambiente seguro significa que éste permite el desarrollo de
una alianza entre terapeuta y cliente, y los objetivos terapéuticos dirigen la estructura
y el estilo de la intervención. El asesoramiento y la evaluación son parte de la práctica
rutinaria del arte terapeuta.
Las teorías sobre las cuales se basan las prácticas de las terapias del arte inclu-
yen teorías sobre la estética, la producción y la recepción de obras de arte; conceptos
psicoanalíticos; principios de psicoterapia; procesos de grupo; la psicología psicodiná-
mica o humanista; un entendimiento y compromiso social y cultural; formulaciones
medicas y psicobiológicas y, sobre todo, consideraciones éticas. Cualquier trabajo que
involucre otras personas requiere una consideración ética. No tenemos el derecho de
intervenir en la vida de los demás sin hacer una evaluación muy profunda de las po-
sibles implicaciones y consecuencias; hay implicaciones que no siempre son evidentes
y, a menudo, consecuencias que no pueden ser predeterminadas.
Por eso considero que el concepto de ‘cuidado terapéutico’ (therapeutic care) de
Papadopoulos (2002, 2006) es de gran utilidad pues nos ubica dentro de un nivel de
psicoterapia de apoyo o sostén que está bien documentada en la literatura psicotera-
péutica (Winston, Rosenthal y Pinsker, 2004) y en la bibliografía que pertenece al
trabajo comunitario terapéutico (Elias (1965,2000), Foulkes (1983, 1990), Pichon-
Rivière (2001).
Este enfoque no implica que ignoremos el problema del trauma pero es impor-
tante reconocer, como señala Papadopoulos (2006), que el fenómeno de los refugia-
dos no está comprendido en el ámbito habitual de la teoría psicológica. Por lo tanto,
es comprensible que los psicólogos intenten comprender los fenómenos con los que
se encuentran mediante la búsqueda de teorías psicológicas existentes que parezcan
aplicables a los refugiados. El trauma psicológico se ha convertido en la perspectiva
más adecuada, ya que es la única que privilegia a las realidades exteriores. La categoría
psiquiátrica de trastorno de estrés postraumático es la única categoría de este tipo que
se basa en la presencia de un evento externo.
Según Papadopoulos (2006) la gama de posibles efectos de un trauma se divide
en tres categorías: negativo, positivo y neutro. En primer lugar hay que destacar que
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Respuesta Negativa
En cuanto a los efectos negativos, Papadopoulos (2006) propone que el daño
psicológico real puede conducir a una verdadera condición patológica de mayor o
menor duración. No hay duda de que ciertas personas están de hecho traumatizadas
por los efectos devastadores de los eventos externos generados por la guerra, los con-
flictos, y los desastres ambientales. Sin embargo, dentro de esta categoría se pueden
identificar tres grados de severidad.
El sufrimiento humano común (ordinary human suffering): es la respuesta
humana más común a las tragedias de la vida. El sufrimiento no es siempre una
condición patológica; él sufrimiento es parte de la vida y no es beneficioso siempre
medicarlo o patologizarlo.
La reacción psicológica angustiosa (distressful psychological reaction): este es un
efecto que no siempre requiere atención especializada. La resistencia humana ordinaria
puede hacer frente a este tipo de efecto.
El trastorno psiquiátrico (psychiatric disorder): el tipo más común de este efecto
es el trastorno de estrés postraumático (post traumatic stress disorder) que sin duda
requiere la intervención de profesionales.
Respuesta Positiva
En cuanto a los efectos positivos, en el marco de las posibles respuestas de los
refugiados, Papadopoulos (2006) hace referencia a los fenómenos que tienden a ser
descuidados por las teorías generales y las prácticas profesionales. Sin duda, hay gente
que no solamente sobrevive con un grado significativo de integridad las condiciones
inhumanas y crueles que ha soportado, sino que también se fortalece por su exposición
a la adversidad en particular. Es por esta razón que esta respuesta se ha denominado
‘el desarrollo activado por la adversidad’ (adversity activated development) (Papado-
poulos, 2004), que hace referencia a los acontecimientos positivos que son el resultado
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Una nueva epistemología (nueva teoría del conocimiento) surge: la suma total
de todas las nuevas percepciones conduce a la adquisición de una nueva forma de
entender, hablar y relacionarse, lo que equivale a una nueva epistemología
Respuesta Neutra
La tercera respuesta posible a la violencia política es la de la resistencia.
Es importante destacar que la literatura existente no hace distinción en-
tre el desarrollo activado por la adversidad y la resistencia. Todo lo que
no está comprendido en el espectro de los efectos negativos se ha deno-
minado „resiliencia“, sin embargo, es importante destacar la diferencia.
La resiliencia es un término que en física hace referencia a la capacidad de un
cuerpo de no alterarse después de haber sido sometido a diferentes condiciones
extremas. Con lo cual, metafóricamente, nos referimos a una persona, familia o
comunidad que resiste todo tipo de presiones sin alterar sus valores básicos, ha-
bilidades o capacidades. La característica clave de la resiliencia es que conserva
las cualidades que existían antes, mientras que el desarrollo activado por la ad-
versidad introduce nuevas características que no existían antes de la adversidad.
Una de las cualidades más importantes de la resistencia humana, a diferencia de la
resistencia en física, es que en ella lo principal no es el resultado de la fuerza individual,
sino esencialmente un proceso relacional (Walsh, 1993). Esto significa que una persona
es más resistente si se asegura un apoyo de colaboración y reciprocidad con otros.
El tema principal de la resiliencia es que, a pesar de haber sufrido los más devastadores
acontecimientos, no todo el mundo es aplastado por ellos. De hecho, la mayoría de
los individuos no requiere una atención profesional debido a que gran parte de su
buen funcionamiento se mantiene intacto y no afectado por la devastación (es decir,
son resistentes al cambio - ya sea positiva o negativamente). De hecho, es notable
ver la dignidad y la resistencia del espíritu humano triunfante sobre las condiciones
más espantosas de la degradación, la impotencia, la humillación, el perjuicio real y
la pérdida. En el último par de décadas, la atención profesional en temas sobre la
resistencia en este campo (pero también en el amplio ámbito del cuidado de la salud
mental) ha aumentado de manera espectacular (véase, por ejemplo, Cicchetti y Luthar
de 2003, Clarke y Clarke, 2003, Daniel y el valle de las sombras, 2002; Glantz y
Johnson, 1999; Greene, 2002; Haggerty y otros, 1997; McCubbin and otros, 1998a;
McCubbin y otros, 1998b; McCubbin y otros, 1998c; McCubbin y otros, 1999;
Stinnett y DeFrain, 1985; Tec, 2003; Tizard y Varma, 2000; Werner y Smith, 1992;
Wolin y Wolin, 1993).
Por último, hay que recordar que estas tres respuestas a los refugiados y al trauma
no son mutuamente excluyentes. Los mismos individuos pueden responder a la ad-
versidad de diferentes maneras en diferentes contextos. Esta variación puede existir
también en términos de un progresivo orden cronológico: por ejemplo, en un principio
se puede reaccionar negativamente y más tarde neutral e incluso positivamente. Sin
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Aquí podemos ver a la cocinera del campo, que dibujó un incidente de la guerra:
el bombardeo de su pueblo:
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Referencias
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1990.
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London: Penguin Books, 1978.
Bowlby, J. (1979). The making & breaking of affectional bonds. London: Tavis-
tock/Routledge, 1992.
Bowlby, J. (1980). Attachment and loss. Vol. III. Loss, sadness and depression.
London: The Hogarth Press and the Institute of Psycho-Analysis.
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Routledge.Elias, N. (1965) (with John L. Scotson): The Established and the Outsiders.
A Sociological Enquiry into Community Problems, London: Frank Cass & Co. (Origi-
nally published in English.)
Elias, N. (2000) The Civilizing Process. Sociogenetic and Psychogenetic Investiga-
tions. Revised edition of 1994. Oxford, Blackwell.
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El Asombro como Puente
entre la Salud y la Poesía
Una propuesta de promoción de la salud integral
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Arte y Terapia, los dos términos que informan este libro, pueden despertar, al
asociarse, la expectativas de que en este trabajo se entreguen consideraciones o ex-
periencias de terapia, de tratamiento de determinadas afecciones a través de la lectura
o la invitación a escribir poemas.
Por contraste, nuestro trabajo se ha basado en otra noción de la poesía, que
desborda el poema en prosa o en verso; es la orientación de tomar la poesía como
vivencia, en que se encuentran el misterio, el afecto, la belleza, la poesía como parte
de la vida vista a la escala humana.
En esta perspectiva, en este paradigma, la terapia, por otra parte, no es sólo
de una enfermedad o problema médico, es promoción de salud, es terapia de cómo
vivimos y, por ende, de la propia medicina.
La terapia de una enfermedad, de la manera de hacer terapia, de la forma como
vivimos, se origina en una raíz, en un conjunto de emociones y tendencias tan antiguas
como el ser humano: la empatía, el cuidado, la capacidad de amar y de crear
Esta base de emoción y tendencias se ha complejizado con la empiria, la magia
y la técnica, con la ciencia, el arte y la espiritualidad.
Estas emociones, tendencias y logros del desarrollo humano, enfrentan los
antagonismos del individualismo, el afán de poder, la agresividad, las tendencias
regresivas, las fuerzas de la sombra.
Es allí donde se puede destacar el valor sanador del asombro. Su capacidad
poetizadora de cambiar el sentido de la vida. Su vocación de abrir espacio al amor y
a la creatividad. El asombro, dimensión olvidada de la salud, de la vida moderna. El
asombro, emoción que define al ser humano, al testigo del ser.
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Otra, de Hölderlin:
No debemos desmentir la nobleza que hay en nuestro deseo de
modelar esa porción de infinito que existe dentro de nosotros.
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