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Esta remake y reciclaje pretende ser irónicos, pero aquí la ironía es como la trama gastada
de una tela. El humor publicitario, el gag, inunda al mundo artístico.
Es una parodia, y al mismo tiempo una palinodia del arte y de la historia del arte, una
parodia de la cultura por sí misma en forma de venganza, característica de una desilusión
radical.
CINE como ejemplo; desaparece la ilusión, todo conectado con un mundo hipertécnico,
hipereficaz, hipervesible. Perfección inútil de la imagen.
Se da muerte a la ilusión en profundidad, antes para representar una tempestad con pocos
recursos simbólicos bastaba, ahora es un despilfarro de efectos para una super tormenta
hiperrealista.
PORNOGRÁFICO; en cuanto no hay lugar para la ilusión del deseo, está todo ahí, no
hay nada que desear, ninguna seducción.
Imagen; abstracción del mundo en dos dimensiones, le quita una dimensión al mundo e
inagura, de ese modo, la potencia de la ilusión.
La virtualidad; Deroga toda ilusión, al recrear al mundo en sus tres dimensiones e incluso
instaurando una cuarta que lo vuelve hiperreal. Pone fin al juego de la ilusión mediante la
perfección de la reproducción.
No pretende ser mirada, sino absorbida visualmente y circular sin dejar rastros.
Ahora, el arte en su conjunto no es más que el metalenguaje de la banalidad.
Hay una profusión de imágenes en las que no hay nada que ver. Carecen, hablando con
propiedad, de consistencia estética. Es nuestra banalidad absoluta, una obscenidad
cotidiana., con lo cual estamos en el nihilismo definitivo y nos preparamos para la
repetición insensata de todas las formas de nuestra cultura, a la espera de algún otro
acontecimiento imprevisible.
O bien existe, de todos modos, un arte de simulación, una cualidad irónica que resucitas
una y otra vez las apariencias del mundo para destruirlas.
**Hay que arrancar lo mismo de lo mismo, no sumarlo como hace el arte actual, es preciso
que cada imagen le quite algo de realidad al mundo; que en cada imagen desaparezca
algo**
Estamos en una hiper realidad vacía, todas las utopías de siglo XIX y XX, al realizarse
expulsaron la realidad de la realidad. Toda perspectiva final quedó como absorbida, y
no dejó más que una superficie carente de sentido.
Superficialidad que crea por sí mismo un efecto de parodia, las cosas se encargan ellas
solas de explicarse irónicamente y se descartan de su sentido sin esfuerzos. Ya no hace falta
acentuar su artificio o su sin sentido.
Aquí el límite del juego estético, pues el objeto como atractor extraño ya no es objeto
estético.
Los SIMULACROS dejan de ser simulacros y pasan a tener una evidencia material.
Pasan a ser fetiches, des personalizados, des simbolizados, de intensidad máxima.
Warhol parte de una imagen cualquiera para eliminar de ella lo imaginario y convertirla en
un producto puro visual. Lógica pura, simulacro incondicional.
Nos brinda la ilusión pura de la técnica, exenta de consecuencias y que no deja huellas.
Fetiche; Ya no creemos en el arte, sino sólo en la idea del arte (que no tiene nada de
estética), así como el fetiche sexual no cree en el sexo, sino en la idea del sexo. Y claro está
es asexuado.
DE AHÍ QUE EL ARTE, AL SER SUTILMENTE NADA MÁS QUE UNA IDEA, SE
HAYA PUESTO A TRABAJAR SOBRE IDEAS.
Lo que hoy llamamos arte parece dar testimonio de un vacío irremediable. El arte es
travestido por la idea, la idea es travestida por el arte.
Por suerte todo esto es demasiado evidente para ser cierto. Tiene que haber algún secreto
detrás de toda esta superficialidad. Pero por ahora no nos queda más que vivirla con irónica
indiferencia.
Complot del arte; del cual la ironía también forma parte. Cuando el arte apostaba a su
propia desaparición, también había en él una gran obra. Pero al arte ahora se recicla
indefinidamente apoderándose de la realidad. Se apropia de la banalidad, del desecho, de la
mediocridad, como valor e ideología. Se eleva al rango de valor y de un goce estético
perverso, a la banalidad y a la nulidad. Pero sin ninguna crítica o construcción, sin lugar
para el sujeto, como un puro fetiche.
Los que hacen valer esta nulidad, el mercado del arte, hacen de esto algo peor.
Puesto que no significa nada y sin embargo existe, procurándose todas las buenas razones
para existir.
Esta paranoia hace cómplice del arte hace que ya no haya juicio crítico posible.
La otra vertiente es la que dice que algo debe haber, que ahí hay gato encerrado, que no
puede ser tanta nulidad. Y con esa incertidumbre juega el arte contemporáneo;
La imposibilidad de un juicio de valor estético fundado, y especula con la culpa de los
que no lo entienden.
¿Como puede una máquina semejante seguir funcionando en medio de la desilusión crítica
y del frenesí comercial?
¿Tendrá derecho el arte a una existencia segunda, interminable, semejante a los servicios
secretos, que, como se sabe, hace ya mucho tiempo que no tienen secretos que robar o
intercambiar, pero siguen floreciendo en plena superstición de su utilidad y dando pasto a la
crónica mitológica?
3. ENTREVISTAS
Fetichismo del valor, que hace estallar la propia noción de mercado y al mismo tiempo
aniquila la obra de arte como tal.
Ahora hay una sola regla indeferencial, todo es arte, todo es hermoso. Le quitó lo elitista
(No creo que se lo haya quitado).
“Si menciono la muerte de lo real, no quiere decir que esta meza n exista, eso sería una
estupidez”
Arte es un objeto interesante de estudio para esta situación ya que tiene el monopolio de
una especie de condición sublime, valor trascendental y pretende escaparse de esta
banalidad.
El Arte es una forma. Una forma es algo que no tiene exactamente historia. Pero tiene
un destino. Hoy el Arte ha caído en el valor, y actualmente los valores están seriamente
lastimados. Se trata de Valor, una cosa que se negocia.
¿Hay para el arte contemporáneo una mirada que no sea la que el medio artístico se dirige a
sí mismo?
Pero el consumo artístico de las masas no implica que se adhieran a los valores que se les
enseña. Grosso Modo, esta masa ya no tiene nada que oponer. Asistimos a una forma de
alienamiento, de movilización cultural general.