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BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico

Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

Biodiversidad
y
Cambio
Climático


Catalina
González
Arango1


1.
Introducción


El
 clima
 es
 el
 principal
 factor
 físico
 que
 determina
 los
 patrones
 de
 distribución,
 la

abundancia
 y
 la
 estructura
 de
 los
 ecosistemas
 terrestres
 y
 acuáticos.
 Por
 tanto,
 la

biodiversidad
está
sujeta
a
permanente
transformación
como
resultado
de
los
cambios

en
 el
 clima.
 
 Por
 ejemplo,
 muchas
 especies
 de
 seres
 vivos
 sólo
 pueden
 reproducirse
 y

crecer
exitosamente
dentro
de
un
rango
determinado
de
temperatura
y
precipitación,
y,

si
el
clima
cambia,
estas
especies
pueden
verse
desplazadas
por
otras
species,
o
incluso

pueden
llegar
a
extinguirse.
Por
otra
parte,
los
seres
vivos
tienen
un
efecto
directo
sobre

el
sistema
climático
terrestre,
pues
estos
modifican
continuamente
los
balances
y
flujos

de
energía
(e.g.
radiación
calórica,
luz)
y
de
materia
(e.g.
agua,
CO2,
nutrientes)
a
través

de
 procesos
 ecofisiológicos
 y
 metabólicos
 (e.g.
 respiración,
 fotosíntesis).
 Esta

interacción
 compleja,
 pero
 delicada,
 entre
 seres
 vivos
 y
 clima
 no
 es
 estable,
 y
 varía
 a

través
del
tiempo
y
del
espacio,
como
ha
ocurrido
por
ejemplo
a
lo
largo
de
los
períodos

glaciales
e
interglaciales.
Si
uno
de
los
dos
elementos
cambia
como
respuesta
a
agentes

perturbadores
externos
o
internos,
el
otro
elemento
se
verá
profundamente
afectado.

Algunas
 veces
 las
 condiciones
 naturales
 cambian
 rápidamente
 y
 otras
 veces
 lo
 hacen

más
 lentamente,
 algunas
 veces
 los
 cambios
 son
 de
 gran
 magnitud
 y
 otras
 veces
 son

menores,
causando
adaptaciones
y
la
reestructuración
dentro
de
los
grupos
de
especies.

Pero
 ahora,
 un
 nuevo
 tipo
 de
 cambio
 climático
 se
 suma
 a
 la
 variabilidad
 natural.
 El

cambio
 
 climático
 actual,
 en
 su
 mayoría
 causado
 por
 actividades
 humanas,
 se
 ha

identificado
como
una
de
las
amenazas
más
serias
que
atentan
contra
los
ecosistemas

naturales
 al
 acelerar
 las
 pérdidas
 de
 biodiversidad.
 El
 cambio
 climático
 actual
 aparece

como
 nueva
 fuente
 de
 estrés,
 que
 actua
 sinérgicamente
 junto
 con
 los
 demás
 factores

que
 amenazan
 la
 biodiversidad,
 como
 lo
 son
 la
 sobreexplotación
 de
 los
 recursos

naturales,
 la
 destrucción
 de
 los
 hábitats
 y
 la
 fragmentación,
 y
 la
 proliferación
 de

especies
invasoras.



En
 este
 capítulo
 estudiaremos
 las
 diferentes
 formas
 en
 que
 los
 cambios
 en
 el
 clima

afectan
 la
 
 biodiversidad
 y
 viceversa.
 Para
 ello,
 empezaremos
 por
 establecer
 algunos

conceptos
 básicos
 sobre
 el
 clima,
 su
 variabilidad
 natural
 y
 el
 concepto
 de
 cambio

climático
actual.
Veremos
cuáles
son
las
evidencias
más
importantes
de
cambios
en
el

clima
para
las
últimas
décadas,
y
cuáles
son
algunas
de
las
proyecciones
para
el
próximo

siglo.
Como
parte
central
de
este
capítulo,
hablaremos
de
la
relación
entre
biodiversidad

y
clima
en
diferentes
escalas
de
tiempo,
con
especial
énfasis
en
el
caso
de
Colombia
y

Latinoamérica.


1

Profesora
Asistente,
Departamento
de
Ciencias
Biológicas,
Universidad
de
los
Andes,
A.A.
4976
Bogotá,
Colombia.

Email:
c.gonzalez2579@uniandes.edu.co


1
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

2.
Cambio
climático:
qué
es,
qué
evidencias
tenemos
y
qué
podemos
esperar
a
futuro?

Antes
 de
 definir
 qué
 es
 el
 cambio
 climático,
 comenzemos
 por
 establecer
 la
 diferencia

entre
 tiempo
 atmosférico
 y
 clima.
 El
 primero
 se
 refiere
 específicamente
 al

comportamiento
y
evolución
de
los
procesos
atmosféricos
en
un
corto
plazo
(de
horas

hasta
días),
en
tanto
que
el
clima
está
más
relacionado
con
un
concepto
a
largo
plazo

que
implica
permanencia
y
en
este
sentido
su
estudio
considera
los
valores
promedio
y

sus
variaciones
en
largos
períodos
de
tiempo,
generalmente
no
inferiores
a
30
años.


Si
 bien
 el
 término
 cambio
 climático
 global
 o
 simplemente
 cambio
 climático
 implica

cualquier
 modificación
 significativa
 de
 los
 valores
 promedios
 de
 los
 parámetros

climáticos
a
gran
escala,
aquí
lo
usaremos
para
referirnos
a
los
cambios
climáticos
que

occurren
 actualmente
 y
 que
 son
 causados
 en
 su
 mayoría
 por
 las
 actividades
 humanas

durante
 los
 últimos
 siglos.
 Por
 otra
 parte,
 el
 término
 cambio
 climático
 es
 un
 término

mucho
 más
 amplio
 que
 el
 término
 calentamiento
 global,
 muchas
 veces
 erróneamente

utilizado
 como
 sinónimo.
 El
 cambio
 climático
 global
 
 implica,
 además
 de
 aumentos
 en

las
 temperaturas
 globales,
 otras
 modificaciones
 como
 por
 ejemplo
 cambios
 en
 los

patrones
 de
 precipitación,
 cambios
 en
 la
 cobertura
 nubosa,
 cambios
 en
 las
 corrientes

oceánicas
y
atmosféricas
y
aumentos
en
el
nivel
del
mar.


2.1
Sistema
Climático

Para
 comprender
 cómo
 actúa
 el
 cambio
 climático
 global,
 es
 indispensable
 entender

primero
qué
es
el
clima
global
y
cómo
opera.
El
sistema
climático
es
extremadamente

complejo,
y
está
afectado
por
componentes
externos
e
internos.
A
escala
planetaria,
el

clima
global
está
principalmente
regulado
por
la
cantidad
y
calidad
de
energía
que
llega

a
 la
 Tierra
 desde
 el
 Sol,
 que
 está
 principalmente
 determinado
 por
 los
 cambios
 en
 la

actividad
solar.
Pero
además
existen
otras
fuerzas
externas
que
afectan
el
clima
global,

entre
los
cuales
encontramos
los
cambios
en
la
geometría
de
la
órbita
de
la
Tierra
en
su

rotación
 al
 rededor
 del
 Sol,
 y
 los
 procesos
 tectónicos
 (Figura
 1).
 Internamente,
 el

sistema
climático
está
compuesto
por
la
atmósfera,
la
hidrósfera
(océanos,
ríos,
lagos
y

aguas
 subsuperficiales),
 las
 masas
 de
 hielo
 oceánico
 y
 continental
 que
 constituyen
 la

criósfera,
 los
 organismos
 vivos
 o
 biósfera
 con
 todas
 sus
 rasgos
 particulares
 (e.g.

biodiversidad,
 albedo,
 biomasa)
 y
 los
 suelos,
 sedimentos
 y
 rocas
 que
 constituyen
 la

geósfera
(Figura
1).


2.2
El
efecto
invernadero


El
efecto
invernadero
es
el
fenómento
natural
que
regula
la
temperatura
en
la
Tierra.

La

mayoría
del
calor
que
llega
a
la
Tierra
es
re‐irradiado
hacia
el
espacio.
Sin
embargo,
una

fracción
 de
 este
 calor
 queda
 “atrapada”
 por
 los
 gases
 de
 efecto
 invernadero
 que

componen
la
atmósfera
baja
y
que
permiten
que
la
temperatura
de
la
Tierra
esté
dentro

de
 unos
 rangos
 necesarios
 para
 el
 mantenimiento
 de
 la
 vida
 en
 el
 planeta.
 Se
 estima,

que
 en
 ausencia
 de
 “efecto
 invernadero”
 la
 temperatura
 de
 la
 superficie
 de
 la
 Tierra

sería
de
aproximadamente
‐27ºC.
En
atmósfera
terrestre,
el
gas
de
efecto
invernadero

más
 importante
 es
 el
 vapor
 de
 agua
 (H2O).
 Otros
 gases
 importantes
 son
 el
 dióxido
 de


2
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
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carbono
 (CO2),
 el
 óxido
 nitroso
 (N2O),
 los
 cloroflourocarbonados
 (CFCs),
 el
 metano

(CH4),
y
el
ozono
(O3).


Las
actividades
humanas
pueden
interrumpir
el
balance
natural
de
este
sistema,
ya
que

a
través
de
la
quema
de
combustibles
fósiles,
la
deforestación,
y
la
industrialización
se

emiten
 grandes
 cantidades
 de
 gases
 de
 efecto
 invernadero
 a
 la
 atmósfera
 que

aumentan
 la
 cantidad
 de
 calor
 retenido,
 lo
 que
 se
 traduce
 en
 un
 aumento
 de
 la

temperatura
de
la
superficie
terrestre
y
de
la
atmósfera
baja.



2.3
El
hombre:
un
nuevo
elemento
en
el
sistema
climático

Las
 sociedades
 humanas
 han
 modificado
 su
 entorno
 natural
 desde
 sus
 orígenes
 hasta

nuestros
días.
Con
la
aparición
de
innovaciones
como
la
agricultura
hace
12.000
años,
la

irrigación
(e.g.
en
China
hace
5.000
años)
y
la
ganadería,
comenzó
una
nueva
era
en
que

los
 humanos
 empezamos
 a
 impactar
 profundamente
 los
 ecosistemas
 y
 el
 clima
 de
 la

Tierra
al
liberar
gases
de
efecto
invernadero
en
grandes
cantidades.
Los
seres
humanos

pasamos
 de
 ser
 actores
 pasivos
 a
 ser
 una
 fuerza
 activa
 y
 modificadora
 del
 sistema

climático
de
la
Tierra
y
es
por
ello
que
algunos
han
denominado
esta
nueva
era
como

Antropoceno
(Ruddiman,
2003).
A
finales
del
siglo
XVIII,
la
revolución
industrial
marcó

un
punto
de
quiebre
en
la
historia
de
la
humanidad
y
en
su
relación
con
el
ambiente.
La

revolución
industrial
implicó
un
profundo
cambio
en
la
economía,
pasando
de
ser
una

economía
 basada
 en
 el
 trabajo
 manual
 a
 ser
 una
 economía
 basada
 en
 las
 máquinas,

donde
estas
eran
operadas
gracias
a
la
quema
de
combustibles
fósiles
como
el
carbón,

el
petróleo
y
el
gas.
Esta
ha
sido
la
causa
más
importante
para
que
las
concentraciones

de
 dióxido
 de
 carbono
 (CO2)
 y
 metano
 (CH4)
 hayan
 incrementado
 en
 un
 36%
 y
 150%

respectivamente
desde
1750
(IPCC,
2001).
Por
ejemplo
las
concentraciones
de
CO2
en
la

atmósfera
 han
 aumentado
 desde
 280
 ppm
 (valores
 pre‐industriales)
 hasta
 392
 ppm

(valores
 para
 el
 2010,
 NOAA/ESRL).
 Para
 poner
 estos
 valores
 en
 perspectiva
 podemos

decir
 que
 estos
 niveles
 son
 mucho
 más
 elevados
 que
 cualquier
 otro
 valor
 alcanzado

durante
los
últimos
800.000
años
(Lüthi
2008).



3
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

No
cabe
duda
que
las
actividades
asociadas
al
desarrollo
económico,
tecnológico,
social,

político
y
cultural
de
la
humanidad
están
afectando
el
ambiente
global.
Una
buena
parte

de
 las
 emisiones
 de
 Gases
 de
 Efecto
 Invernadero
 ‐GEI‐,
 particularmente
 de
 dióxido
 de

carbono,
son
producto
de
las
actividades
humanas.
La
concentración
de
estos
gases
en

la
 atmósfera
 está
 generando
 un
 calentamiento
 global
 y
 un
 cambio
 climático.
 Los

contaminantes
 causantes
 del
 calentamiento
 global
 provienen
 especialmente
 de
 la


Figura
 1.
 El
 sistema
 climático
 de
 la
 Tierra,
 sus
 componentes
 e
 interacciones.
 El
 pánel
 de

abajo
 es
 una
 simplificación
 de
 la
 gran
 complejidad
 de
 procesos
 y
 elementos
 que

intervienen
en
el
sistema
climático.
Los
resultados
de
todas
las
interacciones
internas
son

las
respuestas
climáticas
(Modificado
de
Ruddiman,
2008).

4
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
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producción
de
electricidad,
la
industria,
la
agricultura,
la
ganaderia,
la
deforestación
y
el

transporte.
El
dióxido
de
carbono
ingresa
a
la
atmósfera
por
la
quema
de
combustibles

fósiles,
 la
 producción
 de
 electricidad
 y
 calor,
 la
 quema
 de
 bosques
 y
 residuos

agropecuarios,
 el
 transporte
 terrestre,
 áereo
 y
 marítimo
 y
 la
 liberación
 del
 carbono

almacenado
 en
 los
 suelos
 congelados
 de
 las
 regiones
 circunpolares
 (permafrost).
 El

metano,
menos
abundante
pero
con
efecto
invernadero
más
potente,
tiene
su
origen
en

fuentes
como
el
ganado,
el
cultivo
de
arroz
y
la
descomposición
de
desechos
en
rellenos

sanitarios.
 Y
 cada
 vez
 más
 importante,
 la
 liberación
 de
 hollín
 o
 carbono
 negro,
 que
 se

produce
 en
 todos
 los
 procesos
 de
 combustión,
 pero
 que
 en
 su
 gran
 mayoría
 se
 libera

por
 la
 quema
 de
 bosques
 y
 pastizales.
 Además
 existen
 otros
 gases
 de
 efecto

invernadero
que
aportan
al
calentamiento
global,
tales
como
el
óxido
nitroso
(N2O),
los

Hidrofluorocarbonos
 (HFC),
 los
 Perfluorocarbonos
 (PFC)
 y
 el
 Hexafluoruro
 de
 azufre

(SF6).


2.4
Evidencias
recientes
del
cambio
climático


En
 el
 siglo
 XVII
 se
 empiezan
 a
 hacer
 mediciones
 directas
 y
 precisas
 de
 los
 parámetros

climáticos
gracias
a
la
invención
de
nuevos
instrumentos
de
medición.
Pero
sólo
hasta

dos
siglos
más
tarde
estas
mediciones
se
volvieron
rutinarias
y
estandarizadas.
Durante

las
 últimas
 décadas
 del
 siglo
 XX
 la
 tecnología
 digital
 permitió
 analizar
 y
 compilar

millones
de
datos,
permitiéndonos
construir
una
visión
sin
precedentes
del
clima
global

y
de
cómo
éste
ha
cambiado
durante
los
últimos
150
años
(Hulme,
2006).



La
temperatura
promedio
del
aire
del
planeta
es
probablemente
el
indicador
que
más
se

utiliza
para
caracterizar
el
clima
global.
Este
valor
se
logra
al
promediar
la
temperatura

del
aire
de
todos
los
continentes,
océanos
y
capas
de
hielo
del
planeta
y
se
estima
en

14oC
para
el
período
de
referencia
1961‐1990
(Jones
et
al.,
1999).
Más
importante
aun,

es
que
este
valor
se
ha
incrementado
entre
0,4o
y
0,8oC
durante
los
últimos
140
años
y

que
para
la
década
de
los
1990
la
temperatura
planetaria
alcanzó
valores
promedio
de

14,5oC.

Los
años
más
cálidos
de
los
últimos
150
años
se
han
registrado
en
las
últimas

dos
décadas,
y
más
aún,
se
cree
que
probablemente
la
segunda
mitad
del
siglo
XX
fue

más
caliente
que
cualquier
otro
intervalo
de
los
últimos
1300
años.

Podemos
decir
que

este
aumento
de
temperatura
está
distribuido
por
todo
el
planeta
y
que
es
mucho
más

acentuado
en
las
altas
latitudes
septentrionales
y
en
general
las
regiones
terrestres
se

han
calentado
más
aprisa
que
los
océanos.
Además,
las
observaciones
efectuadas
desde

1961
 indican
 que,
 en
 promedio,
 la
 temperatura
 de
 los
 océanos
 ha
 aumentado
 hasta

profundidades
de
3000
m
(IPCC,
2007).
En
Colombia,
la
temperatura
media
del
aire
está

aumentando
a
una
tasa
promedio
de
0,13°C
‐
0,32°C
por
década
(IDEAM,
2010).



Los
 aumentos
 en
 la
 temperatura
 global
 han
 provocado
 un
 aumento
 en
 los
 niveles
 del

mar,
a
 causa
de
 los
fenómenos
de
expansión
térmica
del
 agua
de
los
océanos
 (aporta

cerca
del
57%
del
aumento)
y
por
del
deshielo
de
los
casquetes
polares
y
glaciares.
En

promedio,
 el
 nivel
 de
 los
 océanos
 mundiales
 ha
 aumentado
 desde
 1961
 a
 una
 tasa

promedio
de
1,8
mm/año
y
desde
1993
este
aumento
se
ha
acelerado
alcanzando
tasas

de
3,1
mm/año
(IPCC,
2007).



5
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador


De
manera
semejante,

se
ha
observado
una
disminución
de
las
extensiones
de
nieve
y

de
hielo
en
ambos
hemisferios
acorde
con
los
patrones
de
calentamiento.
Algunos
datos

satelitales
obtenidos
desde
1978
indican
que
el
promedio
anual
de
la
extensión
de
los

hielos
 marinos
 árticos
 ha
 disminuido
 en
 un
 2,7
 %
 por
 década,
 con
 disminuciones
 aún

mas
acentuadas
durante
los
veranos
alcanzando
hasta
un
7,4%
de
pérdida.
Otro
efecto

notable
 es
 el
 aumento
 de
 la
 temperatura
 de
 hasta
 3oC
 en
 los
 suelos
 congelados
 de
 la

región
ártica
‐o
permafrost‐,
resultando
en
su
descongelamiento
(IPCC,
2007).


También
 se
 han
 observado
 importantes
 cambios
 en
 otros
 aspectos
 del
 clima
 a
 nivel

regional,
 como
 por
 ejemplo
 en
 los
 patrones
 de
 precipitación,
 que
 han
 cambiado


Figura
 2.
 Mapa
 de
 distribución
 de
 los
 parámetros
 climáticos
 actuales
 en
 Colombia:
 temperatura
 promedio

(izquierda);
precipitación
promedio
anual
(derecha)
para
el
período
de
referencia
1971‐2000
(IDEAM,
2010).


notablemente
 entre
 1900
 y
 2005.
 Por
 ejemplo,
 la
 superficie
 mundial
 afectada
 por
 las

sequías
ha
aumentado
desde
1970.
Regiones
como
el
Sahel,
el
Mediterráneo,
el
sur
de

África
 y
 algunas
 regiones
 del
 sur
 de
 Asia
 han
 experimentado
 disminuciones
 en
 la

precipitación.
 Contrario
 a
 esto,
 en
 regiones
 como
 los
 sectores
 orientales
 del
 norte
 de

Suramérica
y
del
Norte
de
Europa,
Asia
septentrional
y
central
la
precipitación
aumentó


6
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
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notablemente
 (IPCC,
 2007).
 En
 Colombia
 se
 han
 identificado
 aumentos
 de
 la

precipitación
durante
las
últimas
décadas
en
algunos
sectores
de
las
regiones
Caribe,
el

Chocó
y
la
Amazonía.
Igualmente,
se
han
identificado
disminuciones
en
la
precipitación

en
 la
 zona
 central
 del
 país,
 en
 los
 departamentos
 de
 Huila,
 Boyacá
 y
 Cundinamarca

(IDEAM‐PNUD,
2010).


Es
 muy
 probable
 que
 los
 datos
 estén
 indicando
 que
 las
 frecuencias
 e
 intensidades
 de

algunos
fenómenos
meteorológicos
extremos
 hayan
cambiado
en
los
últimos
50
años.

La
 evidencia
 muestra
 que
 los
 días
 y
 noches
 fríos
 y
 las
 heladas son
 ahora
 menos

frecuentes
en
la
mayoría
de
las
áreas
terrestres,
al
mismo
tiempo
que
los
días
y
noches

cálidos
 y
 las
 olas
 de
 calor
 serían
 más
 frecuentes.
 Es
 probable
 que
 la
 frecuencia
 de
 las

precipitaciones
intensas
haya
aumentado
en
la
mayoría
de
las
áreas.
Las
observaciones

también
sugieren
un
aumento
de
intensidad
y
frecuencia
de
huracanes
en
el
Atlántico

Norte
desde
aproximadamente
1970,
y
parecen
indicar
un
aumento
de
esa
actividad
en

algunas
otras
regiones
(IPCC,
2007).


7
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador
Caja.
1.
Vulnerablilidad
al
Cambio
Climático

en
Latinoamérica

Latinoamérica
 es
 una
 región
 muy
 heterogénea
 en
 términos
 de
 clima,
 geografía,

ecosistemas,
distribución
de
la
población
humana
y
tradiciones
culturales.
El
sistema

climático
en
Latinoamérica
cuenta
con
elementos
únicos
que
lo
hacen
muy
complejo

y
que
dificultan
encontrar
pautas
comunes
en
cuanto
a
su
vulnerabilidad
al
cambio

climático.
 Algunos
 de
 estos
 elementos
 son,
 por
 ejemplo,
 (i)
 la
 presencia
 del

fenómeno
 climático
 interanual
 El
 Niño
 Oscilación
 del
 Sur
 (ENSO,
 por
 sus
 siglas
 en

inglés)
 que
 afecta
 directa
 e
 indirectamente
 los
 sistemas
 bióticos
 y
 económicos
 de

muchos
países
de
la
región;
(ii)
la
presencia
de
la
Amazonía,

el
bosque
pluvial
más

extenso
del
mundo,
que
no
solo
alberga
una
enorme
cantidad
de
especies,
sino
que

juega
 un
 papel
 fundamental
 como
 regulador
 del
 ciclo
 del
 agua
 y
 del
 clima
 del

planeta;
 (iii)
 la
 presencia
 de
 la
 cordillera
 de
 los
 Andes
 en
 dirección
 norte‐sur,
 que

provee
 una
 gran
 variedad
 de
 ambientes
 y
 microclimas
 que
 albergan
 una
 gran

heterogeneidad
de
ecosistemas;
(iv)
la
presencia
de
dos
océanos
y
su
intercambio
de

vapor
 de
 agua
 a
 través
 de
 Centroamérica
 como
 gran
 motor
 de
 la
 circulación

oceánica;
 (v)
 y
 la
 actividad
 tectónica
 permanente
 que
 causa
 eventos
 catastróficos

como
 terremotos,
 deslizamientos,
 deshielos
 y
 erupciones
 volcánicas,
 que
 pueden

tener
efectos
sobre
la
formación
de
suelos,
las
acuíferos
y
las
dinámicas
fluviales
de

una
 región
 y
 determinar
 la
 vulnerabilidad
 de
 las
 poblaciones
 humanas
 que
 allí

habitan.



Adicionalmente,
Latinoamérica
cuenta
con
algunas
particularidades
socioeconómicas

y
 culturales,
 que
 dificultan
 aun
 más
 el
 establecimiento
 de
 un
 patrón
 únificado
 de

vulnerabilidad
 al
 Cambio
 Climático.
 Por
 ejemplo,
 (vi)
 se
 estima
 que
 la
 región

latinoamericana
alcanzará
los
838
millones
de
habitantes
en
el
año
2050.
Es
posible

que
las
tasas
de
crecimiento
disminuyan,
pero
esto
no
impedirá
que
se
magnifiquen

los
problemas
de
malnutrición
y
poca
disponibilidad
de
alimento;

(vii)
las
regiones
de

Latinoamérica
y
el
Caribe
tienen
las
mayores
desigualdades
en
la
distribución
de
los

ingresos
en
el
mundo.
Sin
embargo,
los
países
de
Latinoamérica
compartes
grandes

similitudes
 culturales
 (e.g.
 lengua,
 religión),
 economicas
 (desarrollo,
 sistemas

económicos
y
distribución
de
la
riqueza),
y
sociales
(demografía,
sistemas
políticos
y

sistemas
 educativos)
 que
 podrían
 ayudar
 a
 enfrentar
 el
 cambio
 climático
 con

métodos
comunes
y
compartidos.



Ecosistemas
 continentales:
 en
 Latinoamérica
 se
 espera
 que
 el
 cambio
 climático

afecte
 grandes
 extensiones
 de
 bosques
 y
 pastizales.
 Los
 ecosistemas
 de
 montaña

(e.g.
 páramos),
 los
 ecosistemas
 áridos
 y
 semiáridos
 y
 las
 zonas
 transicionales
 entre

distintos
 tipos
 de
 vegetación
 serán
 especialmente
 vulnerables.
 El
 cambio
 climático

podría
 actuar
 sinérgicamente
 y
 agravar
 los
 efectos
 adversos
 de
 la
 deforestación
 en

los
 bosques
 amazónicos
 y
 andinos,
 ocasionando
 pérdidas
 adicionales
 de
 diversidad

biológica.
 Probablemente
 esto
 causaría
 la
 reducción
 de
 la
 precipitación
 y
 la

escorrentía
 en
 la
 cuenca
 amazónica,
 afectando
 el
 ciclo
 del
 agua
 y
 del
 carbono
 del

planeta.



Sistemas
 costeros:
 en
 las
 costas
 bajas,
 estuarios
 y
 ambientes
 insulares
 el
 aumento

del
 nivel
 del
 mar
 reduciría
 el
 área
 costera
 con
 efectos
 directos
 sobre
 la
 diversidad


 biológica
(e.g
arrecifes
de
coral,
ecosistemas
de
manglar,
humedales
estuarinos),
las

infraestructuras
y
podría
ocasionar
intrusiones
de
agua
salada.
El
aumento
del
nivel

del
 mar
 podría
 bloquear
 la
 escorrentía
 natural
 de
 los
 ríos
 hacia
 el
 océano,
8
aumentando
el
riesgo
de
inundación
en
dichas
cuencas
(e.g.
el
Río
de
la
Plata,
Río


BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Caja
1.
Continuación

Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador


Magdalena).
 El
 aumento
 del
 nivel
 del
 mar
 podría
 aumentar
 el
 impacto
 directo
 de

eventos
 meteorológicos
 extremos
 como
 por
 ejemplo
 huracanes,
 tsunamis
 y

tempestades,
 ya
 que
 las
 inundaciones
 y
 mareas
 altas
 que
 normalmente
 los

acompañan,
podrían
alcanzar
territorios
mucho
más
extensos
y
más
alejados
de
las

costas.


Hidrología:
 el
 cambio
 climático
 podría
 afectar
 notablemente
 el
 ciclo
 hidrológico,

alterando
la
intensidad
y
la
distribución
temporal
y
espacial
de
las
precipitaciones,
de

la
 escorrentía
 y
 de
 la
 recarga
 de
 acuíferos
 subterráneos,
 produciendo
 impactos

diversos
 sobre
 diferentes
 ecosistemas
 naturales
 y
 actividades
 humanas.
 Si
 bien

Latinoamérica
 cuenta
 con
 un
 basto
 recurso
 hídrico
 gracias
 a
 la
 presencia
 de
 las

cuencas
de
grandes
ríos
como
el
Amazonas,
el
Orinoco
y
el
Paraná,
también
alberga

algunas
 de
 las
 zonas
 más
 secas
 del
 planeta
 como
 por
 ejemplo
 el
 desierto
 de

Atacama.
Esta
heterogeneidad
implica
una
gran
heterogeneidad
en
la
vulnerabilidad

ante
 los
 efectos
 del
 Cambio
 Climático.
 Las
 áreas
 áridas
 y
 semiáridas
 serán

particularmente
 vulnerables
 a
 un
 cambio
 en
 la
 disponibilidad
 de
 agua.
 De
 manera

similar,
 las
 regiones
 donde
 el
 principal
 recurso
 hídrico
 proviene
 del
 deshielo
 de
 los

glaciares
 también
 serán
 especialmente
 suceptibles.
 La
 generación
 de
 energía

hidroeléctrica,
 la
 agricultura
 y
 la
 ganadería
 serán
 actividades
 especialmente

vulnerables
al
cambio
en
el
suministro
de
agua.
Los
impactos
sobre
los
recursos
de

agua
 podrían
 ser
 suficientes
 para
 provocar
 conflictos
 entre
 personas,
 instituciones,

regiones
y
países.


Asentamientos
 humanos:
 El
 cambio
 climático
 tendría
 diversos
 efectos
 directos
 e



indirectos
 sobre
 el
 bienestar,
 la
 salud
 y
 la
 seguridad
 de
 los
 habitantes
 de

Latinoamérica.
 Además,
 podría
 aumentar
 el
 impacto
 directo
 de
 condiciones

meteorológicas
 adversas
 y
 de
 episodios
 climáticos
 extremos
 (e.g.
 crecidas
 de
 ríos,

tempestades,
deslizamientos
de
tierra),
así
como
los
efectos
indirectos
ocasionados

por
el
impacto
en
otros
sectores,
tales
como
el
abastecimiento
de
agua
y
alimentos,

el
 transporte,
 la
 distribución
 de
 energía
 y
 los
 servicios
 de
 saneamiento.
 Serán

particularmente
vulnerables
los
grupos
de
población
que
habitan
en
zonas
costeras,

y
 en
 barrios
 precarios
 en
 las
 ciudades,
 y
 especialmente
 si
 están
 situados
 en
 áreas

propensas
a
las
crecidas
o
en
laderas
inestables.


Salud
humana:
Los
cambios
proyectados
del
clima
podrían
repercutir
negativamente

en
 la
 interacción
 entre
 la
 biodiversidad
 y
 los
 ecosistemas
 agrícolas
 que
 proveen

alimento.
 Estas
 interacciones
 proporcionan
 “servicios”,
 como
 la
 polinización,
 la

fertilización
 del
 suelo
 y
 la
 lucha
 biológica
 natural
 contra
 plagas
 y
 enfermedades

vegetales
y
animales.
También
se
prevee
la
extinción
de
variedades
silvestres
de
los

principales
cultivos.
Por
estas
razones
se
proyecta
una
intensificación
de
los
efectos

del
 grave
 estado
 crónico
 de
 malnutrición
 y
 enfermedades
 que
 se
 ya
 encuentran

algunas
 poblaciones
 de
 América
 Latina.
 Si
 aumentaran
 la
 temperatura
 y
 las

precipitaciones,
 la
 distribución
 geográfica
 de
 las
 enfermedades
 transmitidas
 por

vectores
 (e.g.,
 paludismo,
 dengue,
 chagas)
 y
 de
 las
 enfermedades
 infecciosas
 (por

ejemplo,
 el
 cólera)
 se
 extenderían
 hacia
 el
 sur
 y
 hacia
 terrenos
 más
 elevados.
 La


contaminación
 intensificada
 por
 un
 aumento
 de
 la
 temperatura,
 podría
 intensificar

los
problemas
respiratorios
y
alergias,
especialmente
en
áreas
urbanas.

 9
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

2.5
Cambios
climáticos
esperados
a
futuro

El
Informe
Especial
del
IPCC
sobre
escenarios
de
emisiones
(Nakiĉenoviĉ
y
Swart,
2000)

proyecta
un
aumento
de
las
emisiones
mundiales
de
GEI
de
entre
25%
y
90%
entre
2000

y
 2030,
 suponiendo
 que
 los
 combustibles
 de
 origen
 fósil
 mantengan
 su
 posición

dominante
en
el
conjunto
mundial
de
fuentes
de
energía
hasta
2030
como
mínimo.



Según
la
opinión
de
varios
expertos
internacionales,
para
la
segunda
mitad
del
siglo
XXI

habrá
 un
 aumento
 en
 la
 temperatura
 media
 mundial
 del
 aire
 en
 superficie
 en
 rangos

que
fluctúan
entre
1,4°C
y
5,8°C
con
respecto
a
los
valores
observados
a
finales
del
siglo

XX.
En
Colombia,
se
estima
que
la
temperatura
continuará
incrementándose
durante
el

siglo
XXI
de
tal
manera
que
para
el
período
2011‐2040
habría
aumentado
en
1.4°C,
para

2041‐2070
 en
 2.4°C
 y
 para
 2071‐2100
 en
 3.2°C.
 Los
 aumentos
 más
 significativos
 de
 la

temperatura
 media
 se
 esperarían
 en
 gran
 parte
 de
 las
 regiones
 Caribe
 y
 Andina

especialmente
 en
 los
 departamentos
 de
 Sucre,
 Norte
 de
 Santander,
 Risaralda,
 Huila
 y

Tolima
(IDEAM,
2010;
IDEAM‐PNUD,
2010).


Este
calentamiento
podría
causar
un
aumento
en
el
nivel
del
mar
de
14
a
80
cm
para
ese

mismo
período
y
afectar
los
patrones
de
distribución
de
la
precipitación
y
otras
variables

climatológicas.
En
Colombia,
se
espera
que
las
precipitaciones
aumentarían
en
algunos

sectores
 y
 se
 reducirían
 en
 otros.
 En
 promedio,
 para
 el
 período
 2011‐2070
 la

precipitación
 anual
 decrecería
 en
 no
 más
 de
 un
 15%.
 No
 obstante,
 los
 escenarios
 de

cambio
 climático
 más
 pesimistas
 analizados
 proyectan
 reducciones
 hasta
 del
 36%
 con

respecto
al
período
de
referencia
especialmente
hacia
finales
de
siglo
XXI.
Las
mayores

reducciones
 de
 lluvia
 se
 esperarían
 en
 los
 departamentos
 de
 Córdoba,
 Bolívar,
 Huila,

Nariño,
Cauca,
Tolima
y
Risaralda,
y
en
cambio,
los
mayores
aumentos
de
precipitación

se
observarían
en
Vaupés,
Chocó,
Guainía,
Amazonas
y
Vichada.


Para
resumir,
para
Colombia
los
cambios
más
significativos
en
el
clima
se
esperarían
en

la
 Región
 Caribe
 que
 cambiaría
 de
 un
 clima
 semihúmedo
 (condiciones
 actuales)
 a

semiárido
y
luego
a
árido
para
finales
del
siglo
XXI.
En
la
Región
Andina,
los
cambios
más

notables
 representados
 en
 una
 transición
 de
 clima
 semihúmedo
 a
 clima
 semiárido,
 se

presentarían
en
áreas
de
Cundinamarca,
Boyacá,
Tolima,
Huila
y
hacia
oriente
del
Valle,

especialmente.
 Los
 menores
 cambios
 del
 clima
 se
 presentarían
 en
 la
 Península
 de
 La

Guajira,
 la
 cual
 mantendría
 sus
 características
 desérticas;
 el
 Chocó,
 donde
 continuaría

prevaleciendo
 el
 clima
 superhúmedo,
 la
 Amazonía,
 que
 seguiría
 siendo
 húmeda
 y
 en

gran
 parte
 de
 los
 Llanos
 Orientales,
 donde
 el
 clima
 semihúmedo
 persistiría
 (IDEAM,

2010).


10
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

Figura
 3.
 Probabilidad
 de
 que
 los
 parámetros



climáticos
 cambien
 a
 futuro
 en
 relación
 al
 clima

presente
(Fig.
2).




(a)
 Probabilidad
 de
 que
 la
 temperatura
 aumente

en
1‐2oC
para
el
año
2040;
(b)
Probabilidad
de
que

la
 temperatura
 aumente
 en
 2‐3oC
 para
 el
 año

2040;
 (c)
 Probabilidad
 de
 que
 las
 precipitaciones

en
 2040
 correspondan
 al
 40%‐60%
 de
 las

precipitaciones
actuales.



Las
 zonas
 más
 afectadas
 por
 los
 cambios
 de

temperatura
 serán
 la
 región
 Caribe
 y
 Andina,

especialmente
 en
 los
 departamentos
 de
 Sucre,

Norte
 de
 Santander,
 Risaralda,
 Huila
 y
 Tolima.
 Las

mayores
reducciones
de
lluvia
se
esperarían
en
los

departamentos
de
Córdoba,
Bolívar,
Huila,
Nariño,

Cauca,
Tolima
y
Risaralda,
y

los
mayores
aumentos

de
precipitación
se
observarían
en
Vaupés,
Chocó,

Guainía,
Amazonas
y
Vichada.


11
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

3.
El
pasado
nos
enseña

Una
posible
alternativa
para
comprender
lo
que
podrían
significar
los
cambios
del
clima

para
 nuestro
 futuro
 es
 mirando
 con
 detenimiento
 las
 analogías
 que
 nos
 ofrece
 el

pasado.
Existe
una
amplia
evidencia
de
que
durante
la
historia
de
la
Tierra,
el
clima
ha

sufrido
profundos
cambios
que
han
durado
desde
algunos
cuantos
años
hasta
decenas

de
milenios.

Muchos
aspectos
de
la
variabilidad
natural
del
clima
y
de
la
respuesta
de
la

biosfera
 en
 ausencia
 del
 impacto
 humano
 se
 pueden
 investigar
 utilizando
 proxies

paleoambientales
(el
término
proxy
aquí
se
refiere
a
una
herramienta
o
archivo
natural

que
 acumula
 indirectamente
 parámetros
 climáticos
 y
 ambientales
 del
 pasado)
 tales

como
 los
 anillos
 de
 crecimiento
 de
 los
 árboles,
 los
 corales,
 los
 núcleos
 de
 hielo
 y
 de

sedimentos
marinos
y
lacustres,
y
las
estalagmitas.
El
estudio
de
estos
proxies
ofrece
la

única
 oportunidad
 de
 observar
 y
 comprender
 la
 suceptibilidad
 del
 sistema
 climático

terrestre
 a
 cambiar
 abruptamente
 y,
 por
 tanto,
 de
 tener
 profundos
 impactos
 en
 los

ecosistemas
y
las
sociedades
humanas.



3.1
Una
perspectiva
antigua
del
cambio
climático

La
temperatura
promedia
global
y
las
concentraciones
de
CO2
han
cambiado
a
lo
largo

de
millones
de
años.
El
estudio
de
estos
cambios
ha
permitido
identificar
y
comprender

diferentes
 estados
 extremos
 posibles
 del
 sistema
 climático
 y
 la
 reorganización
 de
 sus

componentes.
 La
 Tierra
 ha
 experimentado
 eras
 glaciales
 durante
 diversos
 períodos
 de

su
historia:
hace
800‐600
millones
de
años,
hace
300
millones
de
años
y
desde
hace
2

millones
 de
 años
 hasta
 nuestros
 días
 (Overpeck
 et
 al.,
 2005).
 Actualmente,
 nos

encontramos
 en
 medio
 de
 una
 fase
 relativamente
 cálida
 (período
 interglacial)
 que
 en

algunos
 miles
 de
 años
 será
 seguida
 por
 otra
 fase
 glacial,
 siempre
 y
 cuando
 el
 patrón

natural
 de
 los
 últimos
 2
 millones
 de
 años
 no
 se
 vea
 desviado
 por
 las
 actividades

antropogénicas.



Desde
hace
100
millones
de
años
el
clima
de
la
Tierra
ha
experimentado
algunos
de
los

mayores
cambios
de
toda
su
historia,
con
grandes
implicaciones
para
los
seres
vivos.
Se

cree
 que
 durante
 el
 Cretáceo
 tardío
 (hace
 aprox.
 80
 millones
 de
 años),
 en
 el
 planeta

prácticamente
 no
 existían
 masas
 de
 hielo
 debido
 a
 la
 paleogeografía
 particular
 de
 ese

momento,
 con
 niveles
 de
 CO2
 talvez
 ocho
 veces
 mayores
 a
 los
 actuales.
 Hace
 65

millones
de
años,
el
impacto
de
un
meteorito
desencadenó
impactos
catastróficos
en
el

clima
de
la
tierra,
que
tuvieron
como
resultado
una
gran
extinción
en
masa,
en
la
que

murieron
muchas
especies, entre
ellos
los
dinosaurios.
Desde
entonces,
la
Tierra
se
ha

calentado
 en
 varias
 ocasiones.
 La
 reconfiguración
 de
 las
 las
 masas
 continentales
 por

movimientos
tectónicos,
produjo
cambios
fundamentales
en
la
geografía
y
en
el
sistema

climático
 como
 por
 ejemplo,
 la
 apertura
 de
 canales
 interoceánicos
 (e.g.
 el
 Pasaje
 de

Drake
que
separa
Suramérica
de
la
Antártida),
el
ascenso
de
cadenas
montañosas
como

el
Himalaya
y
los
Andes
(ver
caja
2).
Hace
cerca
de
5
millones
de
años
se
estableció
la

configuración
 geográfica
 que
 tenemos
 hoy
 en
 día,
 ayudando
 al
 establecimiento

permanente
de
capas
de
hielo
primero
en
la
Antártida
y
luego
en
el
hemisferio
norte.

Durante
 el
 Plioceno,
 hace
 3
 millones
 de
 años,
 la
 Tierra
 se
 enfrió
 hasta
 entrar
 en
 una

dinámica
de
oscilaciones
periódicas
glaciares‐interglaciares
que
ha
permanecido
desde


12
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

hace
 700.000
 años
 hasta
 el
 presente
 (Imbrie
 et
 al.,
 1993).
 Estas
 variaciones
 se

constituyen
 en
 el
 referente
 climático
 natural
 donde
 han
 convivido
 y
 evolucionado
 los

ecosistemas
 modernos.
 
 Aunque
 la
 historia
 de
 los
 últimos
 100
 millones
 de
 años
 nos

puede
 enseñar
 mucho
 sobre
 los
 patrones
 a
 largo
 plazo
 y
 las
 causas
 subyacentes
 a
 los

cambios
climáticos
a
gran
escala,
es
dificil
utilizar
estas
situaciones
como
análogos
del

cambio
 climático
 actual,
 ya
 que
 las
 condiciones
 ambientales
 modernas
 y
 sobretodo
 la

presencia
del
hombre
hacen
de
este
instante
presente
un
momento
único
en
la
historia

de
 la
 Tierra.
 Pero
 si
 hubiéramos
 de
 buscar
 análogos
 en
 el
 pasado,
 tal
 vez
 los
 más

cercanos
los
encontraríamos
en
los
registros
de
los
últimos
2
millones
de
años,
durante

el
Pleistoceno,
cuando
el
clima
estaba
definido
por
la
alternancia
entre
épocas
glaciares

e
interglaciares
(Figura
4).


Figura
 4.
 El
 registro
 más
 largo
 y
 más
 detallado
 del



Neotrópico


Hacia
 finales
 de
 la
 década
 de
 los
 años
 50s,
 el

científico
 Thomas
 van
 der
 Hammen
 y
 su
 equipo
 de

trabajo,
comenzaron
el
estudió
de
varios
nucleos
de

sedimentos
 de
 más
 de
 300
 metros
 de
 profundidad

en
 lo
 que
 fueran
 antiguos
 lagos
 en
 la
 sabana
 de

Bogotá.
 Hoy
 los
 registros
 de
 Funza
 y
 Fúquene
 son

reconocidos
 como
 los
 registros
 palinológicos
 y

paleoclimáticos
 más
 extensos
 y
 más
 detallados
 del

Neotrópico.


Estos
 estudios
 han
 mostrado
 cómo
 durante
 los



últimos
 2
 millones
 de
 años
 la
 vegetación
 de
 las

cordilleras
 tropicales
 ha
 cambiado

permanentemente
 siguiendo
 muy
 de
 cerca
 los

patrones
 climáticos
 de
 las
 glaciaciones.
 Durante
 las

épocas
 más
 frías
 los
 páramos
 se
 extendieron
 y

durante
 las
 épocas
 más
 cálidas
 los
 bosques
 andinos

ocuparon
 áreas
 mayores.
 Esta
 fue
 la
 primera

evidencia
 de
 que
 la
 vegetación
 neotropical
 no
 era

estable,
 contrario
 a
 lo
 que
 se
 pensaba
 antes,
 y
 en

efecto
 respondía
 a
 los
 cambios
 globales
 del
 clima.

13
(Modificado
de
Ruddiman,
2008.
Los
datos
originales

de
polen
son
de
Hooghiemstra
et
al.,
1993).

BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

Caja
2.
Efectos
sobre
la
biodiversidad
del
ascenso
de
la
cordillera
de
los
Andes
y
del

cierre
del
Istmo
de
Panamá



El
movimiento
de
las
placas
tectónicas
del
planeta
y
la
consecuente
reconfiguración

de
las
masas
de
tierra
y
agua
han
sido
claves
para
determinar
los
patrones
climáticos

y
 evolutivos.
 A
 medida
 que
 las
 placas
 se
 movían,
 aparecían
 nuevas
 conexiones

continentales
que
permitían
nuevas
rutas
de
migración
y
de
intercambio
biótico.
Las

nuevas
 configuraciones
 también
 determinaron
 cambios
 en
 los
 patrones
 de

transporte
 de
 materia
 y
 energía
 a
 través
 de
 la
 atmósfera
 y
 los
 océanos.
 Durante
 el

Terciario
 tres
 eventos
 críticos
 ayudaron
 a
 moldear
 el
 clima
 y
 la
 biodiversidad
 que

conocemos
hoy:
el
ascenso
de
la
meseta
Tibetana,
el
ascenso
de
la
cordillera
de
los

Andes,
y
el
cierre
del
istmo
de
Panamá.
Por
sus
implicaciones
directas
sobre
el
origen

y
la
evolución
de
la
biodiversidad
Neotropical
sólo
detallaremos
las
dos
últimas.



El
ascenso
de
los
Andes
comenzó
hace
al
rededor
de
20
millones
de
años
y
aún
no
se

ha
 detenido.
 Inicialmente,
 este
 ascenso
 causó
 el
 redireccionamiento
 de
 toda
 la
 red

hídrica
de
Suramérica
tropical
de
una
dirección
original
sur‐norte
(lo
que
hoy
sería
la

cuenca
Caribe)
a
una
nueva
dirección
occidente‐oriente
dando
origen
al
imponente

río
Amazonas
y
toda
su
cuenca
(Hoorn
et
al.,
2010).
Los
vientos
alisios
y
la
humedad

que
provenían
del
este
y
recorrían
sin
barreras
todo
el
continente
suramericano
se

vieron
 truncados
 por
 la
 aparición
 de
 las
 nuevas
 montañas.
 Las
 masas
 de
 aire
 se

debían
ascender
por
las
laderas,
descargando
toda
la
humedad
en
el
flanco
oriental

de
 la
 cordillera.
 Las
 laderas
 que
 no
 recibían
 lluvia,
 
 se
 convirtieron
 en
 zonas
 muy

secas
 como
 los
 valles
 interandinos,
 y
 las
 laderas
 occidentales
 de
 los
 Andes.
 Esta

diversificación
regional
de
los
patrones
de
lluvia
y
vientos
generó
una
gran
cantidad

de
nuevos
hábitats.
La
aparición
de
nuevas
crestas
y
valles
con
diferente
orientación

respecto
 al
 sol
 y
 a
 los
 vientos
 generó
 una
 profusión
 de
 microclimas
 montanos,
 y

donde,
 a
 su
 vez,
 cada
 uno
 de
 estos
 nuevos
 microclimas
 podría
 contener
 un
 nuevo

tipo
de
fauna
y
flora.
La
reconfiguración
del
río
Amazonas
y
de
las
montañas
también

causó
el
aislamiento
geográfico
de
algunas
poblaciones
y
promovió
la
formación
de

nuevas
especies,
y
es
por
ello
que
en
muchos
casos
(e.g.
aves,
insectos
y
mamíferos)

existe
 una
 diferenciación
 filogenética
 muy
 marcada
 entre
 especies
 hermanas
 que

están
separadas
por
los
Andes
y
los
grandes
ríos.




Hace
alrededor
de
15
millones
de
años,
la
placa
del
Caribe
y
el
arco
de
Panamá‐Costa

Rica
colisionaron
e
interrumpieron
gran
parte
del
flujo
que
existía
entre
las
cuencas

oceánicas
 del
 Atlántico
 y
 del
 Pacífico.
 Esta
 primera
 barrera
 fue
 clave
 en
 el

establecimiento
de
los
patrones
modernos
de
circulación
oceánica
y
de
clima
global.

Al
interrumpirse
el
transporte
de
agua
entre
los
dos
océanos,
las
corrientes
de
agua

se
 redireccionaron;
 las
 corrientes
 del
 Caribe
 giraron
 hacia
 el
 norte
 transportando

calor
hacia
Europa,
y
al
mismo
tiempo
se
tornaron
más
saladas.
De
esta
manera
se

conformó
 el
 sistema
 de
 circulación
 termohalina,
 que
 es
 la
 principal
 manera
 de

transportar
 calor
 al
 rededor
 del
 planeta.
 La
 primera
 consecuencia
 de
 esta
 nueva

configuración
fue
que
se
calentó
el
Atlántico
norte,
se
incrementó
la
precipitación
y

como
 resultado,
 se
 formó
 la
 capa
 de
 hielo
 del
 Ártico,
 lo
 que
 determinó
 las
 eras


 glaciares
del
Cuaternario.


14
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

Caja
2.
Continuación


Ya
 desde
 entonces
 habían
 comenzado
 las
 primeras
 migraciones
 de
 algunos
 grupos
 de

fauna
de
América
del
Norte,
tales
como
los
roedores
que
más
tarde
darían
origen
a
los

chigüiros
y
los
cuyes.

Pero
sólo
hasta
hace
3
millones
de
años
se
estableció
un
puente

continental
 permanente
 entre
 América
 del
 Norte
 y
 Suramérica.
 Al
 comienzo,
 este

puente
 estaba
 incompleto
 y
 parecía
 más
 bien
 un
 archipiélago
 de
 islas
 cercanas.
 Este

proceso
de

intercambio
bidireccional
entre
la
biota
Laurasia
de
América
del
Norte
y
la

biota
 de
 Gondwana
 de
 Suramérica
 se
 conoce
 hoy
 como
 el
 Gran
 Intercambio
 biótico

Americano,
 que
 fue
 definitivo
 en
 la
 consolidación
 definitiva
 del
 el
 conjunto

biogeográfico
de
las
Américas.



Desde
 América
 del
 Norte
 migraron

hacia
 Suramérica
 grupos
 como
 los

ungulados
 (e.g.
 las
 llamas,
 los
 tapires,

los
 venados
 y
 los
 caballos),

proboscídeos
 familiares
 de
 los

elefantes,
 carnívoros
 (incluidos
 felinos

como
 pumas
 y
 dientes
 de
 sable,

cánidos
 como
 perros
 y
 coyotes,

mustélidos
 y
 osos)
 y
 varios
 tipos
 de

roedores.
 En
 sentido
 inverso,
 la

migración
 desde
 Suramérica
 hacia

Norte
 América
 fue
 un
 poco
 más

modesta
incluyendo
especies
animales

como
 los
 perezosos
 terrestres,

armadillos
 y
 osos
 hormigueros

gigantes,
 chigüiros
 y
 notoungulados

como
los
Toxodontes.



Figura
 5.
 Ejemplos
 de
 la
 fauna
 que
 se
 dispersó
 hacia
 

América
 del
 Norte
 (azul)
 y
 Suramérica
 (verde)
 durante

Pero
 no
 solo
 hubo
 intercambio
 de

el
Gran
intercambio
biótico
americano.


fauna.
 También
 algunas
 especies
 de

plantas
 del
 norte
 se
 dispesaron
 hacia
 el
 sur,
 convirtiéndose
 en
 algunos
 casos
 en

elementos
importantes
de
la
flora
templada
del
norte
de
Suramérica.
Dos
ejemplos
de

esto
 son
 los
 alisos
 (Alnus)
 y
 los
 robles
 (Quercus),
 ambos
 árboles
 de
 los
 bosques

montanos
 neotropicales.
 Alnus
 llegó
 a
 Colombia
 hace
 cerca
 de
 un
 millon
 de
 años
 y

ahora
 se
 ha
 dispersado
 hacia
 el
 sur
 por
 los
 bosques
 nublados
 de
 los
 Andes.
 Quercus

migró
a
través
del
Istmo
de
Panamá
y
llegó
a
Colombia
más
recientemente,
hace
cerca

de
350.000
años,
sin
traspasar
la
línea
del
ecuador
(Hooghiemstra,
2006).



A
 lo
 largo
 de
 estos
 últimos
 3
 millones
 de
 años
 han
 existido
 biomas
 como
 los
 bosques

montanos
tropicales,
las
sabanas
y
los
bosques
húmedos
tropicales,
ocupando
ámbitos

similares
 a
 los
 actuales,
 aunque
 su
 composición
 de
 especies
 no
 fuera
 la
 misma
 en

muchos
casos.
Durante
este
período
se
establecieron
los
patrones
generales
de



15
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador


Caja
2.
Continuación


distribución
 de
 la
 biodiversidad
 en
 relación
 con
 la
 altitud,
 latitud,
 productividad
 y

longitud
de
la
estación
seca.



Es
claro
como
los
cambios
climáticos
y
tectónicos
a
gran
escala
ayudaron
a
conformar

los
 patrones
 de
 biodiversidad
 actual,
 al
 promover
 simultánemanete
 intercambios
 y

migración
de
especies,
procesos
de
extinción
y
especiación.
Es
importante
no
perder
de

vista
que
la
biodiversidad
tropical
ha
resistido
cerca
de
20
épocas
glaciales
durante
los

últimos
 2,5
 millones
 de
 años,
 
 y
 aunque
 no
 sepamos
 a
 ciencia
 cierta
 cuál
 ha
 sido
 el

destino
de
cada
una
de
las
especies
particulares,
si
podemos
afirmar
que
estos
cambios

profundos
en
el
clima
no
han
eliminado
la
alta
biodiversidad
tropical.




3.2.
Cambios
climáticos
abruptos

A
partir
del
estudio
de
núcleos
de
hielo
provenientes
de
la
Antártida
y
de
Groenlandia,

los
 científicos
 descubrieron
 que
 los
 cambios
 climáticos
 abruptos
 de
 gran
 magnitud

habían
sido
mucho
más
comunes
en
la
historia
reciente
de
la
Tierra
de
lo
que
antes
se

pensaba.
Por
ejemplo,
se
ha
encontrado
evidencia
de
que
durante
los
últimos
100.000

años
 ocurrieron
 eventos
 sucesivos
 de
 calentamiento
 global
 de
 hasta
 10oC
 en
 tan
 sólo

unas
cuantas
décadas
(Bond
et
al.,
1993;
Dansgaard
et
al.,
1993).
Aunque
estos
eventos

sucesivos
tuvieron
su
origen
en
las
altas
latitudes,
también
afectaron
el
clima
y
la
biota

en
 los
 trópicos.
 El
 hecho
 de
 haber
 aprendido
 que
 los
 trópicos
 no
 han
 tenido
 climas

estables,
 y
 de
 que
 tanto
 los
 ecosistemas
 de
 montaña
 como
 los
 de
 tierras
 bajas
 han

sufrido
 enfriamientos
 y
 calentamientos
 repetidos
 de
 hasta
 5oC
 es
 una
 de
 las

conclusiones
más
importantes
de
la
investigación
paleoclimática.
Si
bien,
la
mayoría
de

estos
 cambios
 abruptos
 ocurrieron
 durante
 períodos
 glaciales,
 es
 claro
 que
 también

pueden
 ocurrir
 durante
 períodos
 cálidos,
 teniendo
 grandes
 implicaciones
 no
 sólo
 para

las
regiones
de
las
altas
latitudes
sino
también
para
los
trópicos.
Según
esto,
las
tasas
de

cambio
 climático
 proyectadas
 para
 el
 futuro
 se
 asemejan
 a
 las
 tasas
 de
 cambio
 que

ocurrieron
durante
estos
eventos
abruptos,
lo
que
nos
ofrece
una
posibilidad
única
para

entender
 la
 manera
 en
 que
 ha
 respondido
 y
 responderá
 la
 biota
 ante
 el
 rápido

calentamiento
global
actual.


16
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

Figura
6.
La
proporción
entre
el
 18O
y
el
 16O
encontrado
en
un
núcleo
de
hielo,
ejemplifica
la



ocurrencia
de
cambios
climáticos
abruptos
en
el
pasado.
Por
ejemplo,
hace
cerca
de
14.700

años
una
época
seca
causó
que
la
región
al
norte
del
ecuador
se
tornara
bastante
árida.
Los

Monsones
que
se
intensificaron
después,
causaron
la
proliferación
de
la
vegetación
tan
solo

200
años
más
tarde
(Imágen
tomada
de
Zina
Deretsky,
National
Science
Foundation).


En
los
trópicos,
estos
cambios
climáticos
abruptos
se
manifestaron
principalmente
como

cambios
drásticos
en
las
precipitaciones
y
en
los
balances
hídricos.
Las
períodos
cálidos

del
 hemisferio
 norte
 se
 traducen
 en
 épocas
 más
 húmedas
 en
 el
 norte
 de
 Suramérica,

favoreciendo
 la
 expansión
 de
 los
 bosques
 húmedos
 tropicales
 y
 la
 intensificación
 del

caudal
de
los
ríos
(González
et
al.,
2008),
mientras
que
más
hacia
el
sur
(e.g.
Nordeste

del
Brasil),
el
patrón
de
lluvias
se
invierte.
De
manera
análoga,
durante
las
épocas
más

frías
 del
 hemisferio
 norte,
 el
 clima
 del
 norte
 de
 Suramérica
 y
 del
 noroeste
 de
 Africa

responde
rápidamente
y
se
torna
mucho
más
árido
favoreciendo
el
establecimiento
de

vegetación
 herbácea
 y
 la
 intensificación
 de
 los
 vientos
 (Hessler
 et
 al.,
 2010).
 Gracias
 a

los
 estudios
 de
 polen
 fósil,
 se
 ha
 podido
 comprender
 que
 durante
 estos
 cambios

climáticos
las
especies
de
plantas
respondieron
de
manera
independiente
la
una
de
la

otra
y
se
movieron
a
velocidades
diferentes
y
en
direcciones
distintas,
no
como
grupos.

De
 ahí
 podríamos
 inferir,
 entonces,
 que
 las
 combinaciones
 y
 recombinaciones
 de

especies
 que
 tendremos
 como
 consecuencia
 del
 cambio
 climático
 actual,

probablemente
no
se
parecerán
en
nada
a
lo
que
conocemos
hoy.



17
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

4.
Consecuencias
biológicas
del
cambio
climático

Existen
evidencias
provenientes
de
todos
los
continentes
y
de
la
mayoría
de
los
océanos

que
muestran
cómo
numerosos
sistemas
naturales
están
siendo
afectados
por
cambios

del
 clima
 regional,
 particularmente
 por
 los
 aumentos
 de
 temperatura.
 Incluso,
 si
 una

especie
 de
 planta
 o
 animal
 no
 está
 directamente
 limitada
 por
 el
 clima
 de
 una
 región

particular,
 otras
 plantas
 y
 animales
 de
 la
 misma
 zona
 si
 lo
 estarán.
 De
 este
 modo,
 el

ambiente
físico
y
biótico
cambiarán
para,
virtualmente,
todas
las
especies,
comunidades

y
 ecosistemas
 como
 consecuencia
 del
 cambio
 climático.
 Es
 por
 ello
 que
 existe
 una

preocupación
 creciente
 sobre
 cómo
 estos
 cambios
 en
 el
 clima
 afectarán
 a
 los

ecosistemas
y
cómo,
al
mismo
tiempo,
éstos
retroalimentarán
el
sistema
climático
para

acelerar
o
desacelerar
el
cambio
ambiental
global.



4.1
Cambios
en
el
ámbito
de
distribución,
composición
y
abundancia
de
las
especies

Durante
las
últimas
décadas
se
han
registrado
cambios
en
la
fisiología,
y
la
distribución

de
 especies
 que
 se
 pueden
 atribuir
 directamente
 a
 los
 cambios
 en
 el
 clima
 y

especialmente
 en
 la
 temperatura.
 Ante
 las
 nuevas
 condiciones,
 las
 especies
 deberán

moverse
 para
 encontrar
 hábitats
 más
 apropiados,
 pero
 según
 su
 movilidad
 podrán

hacerlo
 más
 rápida
 o
 más
 lentamente.
 Por
 ejemplo,
 algunas
 especies
 de
 aves,
 de

mariposas
 y
 algunos
 insectos
 en
 
 zonas
 templadas
 se
 han
 desplazado
 hacia
 mayores

latitudes
y
zonas
más
altas.
Las
más
móviles,
como
las
aves,
podrán
cambiar
sus
rangos

más
 rápidamente,
 mientras
 que
 especies
 como
 los
 reptiles
 y
 las
 plantas
 se
 moverán

mucho
 más
 lentamente.
 Esta
 reubicación
 espacial
 se
 traduce
 en
 una
 un
 nuevo
 lugar

dentro
del
nuevo
espacio
multidimensional
de
nuevas
variables
ambientales
(i.e.
nicho).

De
 esta
 manera,
 los
 cambios
 en
 las
 áreas
 de
 distribución
 resultan
 en
 nuevas

recombinaciones
 de
 especies,
 que
 configurarán
 comunidades
 de
 plantas
 y
 animales

hasta
ahora
desconocidas
(Pounds
et
al.,
2005).



En
general,
los
estudios
muestran
que
las
especies
adaptadas
a
climas
más
fríos
son
las

más
 vulnerables
 y
 las
 que
 están
 disminuyendo
 a
 tasas
 más
 aceleradas.
 En
 cambio,
 las

especies
 adaptadas
 al
 climas
 más
 cálidos,
 se
 han
 expandido
 (Parmesan,
 2005).
 Un

ejemplo
 de
 esto
 es
 la
 proliferación
 de
 lianas
 y
 plantas
 trepadoras
 en
 los
 bosques

húmedos
 tropicales,
 ya
 que
 éstas
 se
 benefician
 de
 las
 altas
 concentraciones
 de
 CO2

atmosférico.
 En
 Costa
 Rica
 se
 ha
 podido
 detectar
 que
 las
 aves
 de
 zonas
 bajas
 han

comenzado
 a
 reproducirse
 en
 zonas
 más
 altas
 en
 las
 laderas
 de
 las
 montañas.

Similarmente,
 los
 anfibios
 que
 habitan
 los
 bosques
 nublados
 de
 Costa
 Rica,
 y
 que

dependen
en
gran
medida
de
la
presencia
casi
permanente
de
nubes,
se
han
visto
muy

afectados
y
las
poblaciones
han
disminuido,
porque
las
capas
nubosas
han
ascendido
y

la
 cantidad
 de
 días
 secos
 en
 el
 año
 ha
 aumentado
 (Parmesan,
 2005;
 Pounds
 et
 al.
 ,

2005).


18
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

4.2
Cambios
en
la
la
fenología
y
los
ciclos
reproductivos

Los
 eventos
 periódicos
 de
 los
 ciclos
 de
 vida
 de
 los
 animales
 y
 plantas,
 también

conocidos
 como
 la
 fenología,
 están
 determinados
 en
 gran
 medida
 por
 las
 variaciones

estacionales
 e
 interanuales
 en
 el
 clima.
 Por
 ejemplo,
 la
 temporalidad,
 duración
 e

intensidad
 del
 crecimiento,
 la
 floración
 y
 fructificación
 de
 las
 plantas,
 la
 reproducción

animal
y
la
migración,
dependen
de
la
temperatura.
Para
las
plantas
con
ciclos
de
vida

larga,
 los
 cambios
 fenológicos
 pueden
 ser
 la
 primera
 manifestación
 de
 que
 están

respondiendo
 al
 cambio
 climático.
 Los
 principales
 factores
 ambientales
 que
 modifican

los
 ciclos
 de
 vida
 de
 las
 plantas
 son
 el
 número
 de
 horas
 de
 luz
 y
 la
 temperatura,
 y
 en

algunas
circunstancias,
la
disponibilidad
de
agua.
En
las
zonas
templadas,
los
momentos

en
 que
 las
 plantas
 retoñan,
 florecen
 y
 fructifican
 generalmente
 están
 estrechamente

determinados
 por
 la
 temperatura,
 y
 es
 por
 esta
 razón
 que
 se
 espera
 que
 ante
 el

calentamiento
 global,
 todos
 estos
 procesos
 estacionales
 ocurran
 más
 temprano
 en
 el

año.
 Por
 ejemplo,
 se
 espera
 que
 la
 floración
 de
 muchas
 especies
 en
 Gran
 Bretaña
 se

adelante
 cerca
 de
 25
 días
 con
 un
 calentamiento
 de
 2,5oC.
 Dado
 que
 los
 mayores

cambios
en
temperatura
se
espera
que
ocurran
en
las
latitudes
altas,
entonces,
también

se
espera
que
los
cambios
en
fenología
ocurran
con
mayor
frecuencia
e
intensidad
en

las
especies
de
plantas
que
habitan
en
estas
regiones.




Se
 han
 identificado
 cambios
 en
 la
 temporalidad
 y
 la
 duración
 de
 los
 ciclos
 de
 vida
 en

muchos
 lugares
 en
 el
 mundo
 (e.g.
 Asia,
 Australia,
 Europa,
 Norteamérica
 y
 Rusia)
 y
 en

muchos
 grupos
 de
 plantas
 (e.g.
 árboles,
 arbustos
 y
 hierbas)
 y
 animales
 (e.g.

invertebrados,
 anfibios,
 reptiles,
 aves
 y
 mamíferos).
 Algunos
 ejemplos
 de
 eventos
 de

este
estilo
son:
el
momento

en
que
la
biomasa
de
zooplancton
alcanza
su
máximo
en
el

Pacífico
 Norte;
 el
 desplazamiento
 de
 2
 ó
 3
 semanas
 de
 la
 llamada
 o
 canto
 de
 algunas

ranas
 (que
 refleja
 el
 período
 de
 apareamiento)
 en
 Norteamérica;
 el
 aceleramiento
 de

los
ciclos
de
vida
de
los
insectos,
la
llegada
y
partida
de
las
aves
migratorias
en
Europa;
y

la
floración
temprana
de
los
árboles
en
Norteamérica
y
Asia
(Root
&
Hughes,
2005).


4.3
Proliferación
de
especies
invasoras,
plagas
y
enfermedades

Hoy
en
día,
la
introducción
de
especies
invasoras
es
la
segunda
causa
que
atenta
contra

la
diversidad
biológica,
después
de
la
destrucción
de
hábitats
y
la
fragmentación
(Lowe

et
 al.,
 2000).
 Una
 especie
 invasiva
 es
 una
 especie
 que
 se
 encuentra
 por
 fuera
 de
 su

ámbito
 
 de
 distribución
 normal
 a
 causa
 de
 las
 actividades
 humanas
 y
 que
 afecta

adversamente
 (ambientalmente,
 ecológicamente
 o
 económicamente)
 los
 nuevos

hábitats
que
invade.
 Las
especies
invasoras
que
alcanzan
a
ser
exitosas,
generalmente

desplazan
a
las
especies
nativas
por
competencia
de
espacio,
agua,
nutrientes
o
hábitat.

Y
 es
 por
 esta
 razón
 que
 ante
 los
 cambios
 en
 las
 distribuciones
 de
 las
 especies
 y
 la

sinergia
 con
 otros
 factores
 ambientales,
 los
 cambios
 climáticos
 podrían
 facilitar
 la

expansión
de
las
especies
invasivas.



El
 estrés
 que
 sufren
 las
 especies
 por
 causas
 del
 cambio
 climático
 podría
 reducir
 su

capacidad
de
resistir
las
especies
invasoras.
Por
ejemplo,
en
los
Alpes
australianos,
las

kookaburras
 (aves
 similares
 a
 los
 martines
 pescadores
 introducidas
 en
 Australia
 en


19
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

1896)
están
cazando
a
mayores
altitudes
que
antes,
atacando
a
nuevas
especies
que
no

son
capaces
de
reconocerlos
como
predadores.
En
las
praderas
y
sabanas
africanas,
las

plantas
invasoras
incrementan
la
materia
orgánica
combustible
y
por
tanto,
aumentan

la
 propensión
 a
 incendios,
 lo
 que
 conlleva
 aumentos
 en
 la
 erosión
 de
 los
 suelos,

degradación
y
pérdidas
de
biodiversidad.



Por
otra
parte,
las
plantas
que
están
estresadas
podrían
volverse
más
susceptibles
a
los

daños
 por
 patógenos
 e
 insectos,
 disminuyendo
 así
 su
 capacidad
 competitiva.
 Sin

embargo,
quizá
el
impacto
más
grave
del
cambio
climático
que
favorecerá
la
dispersión

de
 especies
 invasoras,
 proviene
 del
 aumento
 de
 la
 intensidad
 y
 frecuencia
 de
 eventos

climáticos
 extremos
 que
 perturban
 los
 ecosistemas,
 haciéndolos
 más
 suceptibles
 a
 las

invasiones.
Es
probable
que
tanto
las
sequías
como
las
heladas
cambien
en
frecuencia
e

intensidad,
reduciendo
la
resistencia
de
los
árboles
al
ataque
de
insectos.
Similarmente,

si
cambian
la
frecuencia,
intensidad
y
duración
de
las
inundaciones,
el
cambio
climático

afectará
la
incidencia
de
eventos
de
reclutamiento
de
especies
invasivas,
al
permitir
que

escapen
de
espacios
restringidos.
Por
ejemplo,
una
especie
de
legumbre,
Mimosa
pigra,

se
escapó
de
un
jardín
botánico
en
Australia
durante
una
gran
inundación
y
ahora
se
ha

convertido
en
un
problema
en
todo
el
continente
y
algunas
otras
partes
del
mundo.



Como
 respuesta
 al
 cambio
 climático,
 algunas
 especies
 nativas
 tambien
 pueden

aumentar
 sus
 poblaciones
 hasta
 tal
 punto
 en
 que
 se
 conviertan
 en
 “invasoras”.
 Por

ejemplo,
 en
 Tasmania,
 una
 especie
 de
 erizo
 de
 mar
 se
 propagó
 desde
 el
 continente
 a

través
 de
 las
 corrientes,
 degradando
 grandes
 áreas
 que
 antes
 estaban
 ocupadas
 por

ricos
ecosistemas
de
algas
marinas.


4.4
Cambios
en
la
biomasa
y
dinámica

Uno
 de
 los
 mayores
 debates
 respecto
 a
 los
 efectos
 del
 cambio
 climático
 sobre
 los

bosques
 tropicales,
 es
 si
 estos
 están
 incrementando
 su
 biomasa
 y
 por
 tanto
 si
 actuan

como
 un
 reservorio
 natural
 que
 acumula
 y
 almacena
 carbono.
 Las
 plantas
 toman
 el

carbono
que
está
en
la
atmósfera
para
el
proceso
de
fotosíntesis
y
liberan
oxígeno
y
por

tanto,
 los
 bosques
 son
 importantes
 reservorios
 de
 carbono.
 El
 análisis
 integrado
 de
 la

información
 de
 parcelas
 permanentes
 para
 el
 monitoreo
 en
 los
 bosques
 Amazónicos

(Proyecto
 RAINFOR)
 ha
 permitido
 identificar,
 que
 en
 efecto
 estos
 bosques
 están

incrementando
su
biomasa,
constituyéndose
en
un
importante
sumidero
de
carbono
a

escala
 regional
 durante
 las
 últimas
 dos
 décadas
 (Baker
 et
 al.
 2005).
 A
 pesar
 de
 su

enorme
 extension,
 con
 sus
 1.7
 mil
 millones
 de
 hectáreas,
 los
 bosques
 amazónicos

podrían
pasar
de
ser
sumideros,
a
ser
fuentes
netas
de
carbono
a
causa
de
los
intensos

procesos
de
deforestación.
Adicionalmente,
las
predicciones
sugieren
que
el
clima
en
la

región
amazónica
se
volverá
más
seco.
Si
esto
es
cierto,
una
tendencia
hacia
climas
más

secos
podría
incrementar
las
emisiones
de
carbono
de
estos
ecositemas,
y
reversar
su

efecto
de
sumideros,
tal
y
como
ocurrió
durante
el
evento
de
El
Niño
de
2005.
En
este

año
una
intensa
sequía
fue
la
causante
de
la
muerte
de
muchos
árboles
y
de
la
emisión

de
cerca
de
5000
millones
de
toneladas
de
dióxido
de
carbono,
una
cantidad
que
supera

a
las
emisiones
anuales
de
Europa
y
Japón
juntos
(Phillips
et
al.,
2009).



20
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador


También
 existen
 evidencias
 que
 muestran
 cómo
 las
 tasas
 de
 mortalidad
 y
 de

regeneración
natural
se
han
incrementado
en
los
bosques
tropicales
desde
1950,
junto

con
 un
 incremento
 en
 la
 biomasa
 y
 densidad
 de
 lianas
 desde
 1980.
 Al
 parecer,
 gran

parte
 de
 esta
 “dinamización”
 del
 proceso
 natural
 de
 regeneración
 de
 los
 bosques

tropicales
de
todo
el
mundo
está
relacionado
con
el
cambio
climático,
en
particular,
con

cambios
en
la
radiación
solar
incidente
y
con
los
incrementos
en
las
concentraciones
de

CO2.



4.5
Cambios
ecofisiológicos


Las
respuestas
de
la
biota,
y
particularmente
de
los
bosques,
a
los
cambios
atmosféricos

ocurren
a
diferentes
escalas
temporales.
Muchos
de
las
adaptaciones
fisiológicas
de
las

hojas
 ante
 las
 variaciones
 en
 las
 concentraciones
 de
 CO2
 en
 la
 atmósfera
 o
 en
 la

intensidad
 de
 la
 luz
 pueden
 ser
 casi
 instantáneos,
 mientras
 que
 los
 cambios
 en
 las

estructuras
de
las
comunidades
pueden
ocurrir
en
escalas
de
décadas
o
siglos.



En
 general,
 los
 procesos
 como
 la
 fotosíntesis,
 responden
 de
 manera
 diferente
 a
 las

concentraciones
de
CO2
bajo
diferentes
condiciones
de
temperatura.
En
condiciones
de

alto
 CO2
 atmosférico,
 las
 altas
 temperaturas
 promueven
 una
 mayor
 asimilación
 de

carbono.
Sin
embargo,
tal
vez
una
de
las
respuestas
más
importantes
de
las
plantas
al

aumento
del
CO2
es
el
incremento
en
la
eficiencia
de
uso
del
agua,
ya
que
se
disminuyen

las
pérdidas
del
líquido
por
transpiración,
es
decir,
que
se
disminuye
el
estrés
hídrico
de

las
plantas.
Por
otra
parte,
si
las
temperaturas
son
demasiado
altas
(35‐40oC),
el
proceso

de
 fotosíntesis
 se
 inhibe.
 Aunque
 generalmente
 se
 habla
 del
 efecto
 fertilizante
 de
 las

elevadas
 concentraciones
 de
 CO2
 con
 aumentos
 en
 la
 productividad
 entre
 0‐25%,
 es

importante
tener
en
cuenta
que
hay
un
contraefecto
de
la
deficiencia
de
nutrientes
del

suelo
(e.g.
Fósforo
en
los
bosques
tropicales
y
Nitrógeno
en
los
bosques
templados).
Es

decir,
 aunque
 unos
 mayores
 niveles
 de
 CO2
 podrían
 tener
 un
 efecto
 fertilizante
 y

promover
una
mayor
acumulación
de
biomasa
(e.g.
madera,
hojas,
raíces),
la
limitación

por
otros
nutrientes
lo
contrarrestaría.
En
ambientes
muy
estacionales,
la
falta
de
agua

durante
 la
 estación
 seca
 tendría
 un
 efecto
 contrarrestante
 similar
 (Chambers
 &
 Silver,

2005).



4.6
Cambios
evolutivos

Ante
el
cambio
climático,
las
oportunidades
de
sobrevivencia
y
de
reproducción
de
los

individuos
 y
 de
 las
 poblaciones
 van
 a
 verse
 afectadas
 y
 por
 tanto,
 podríamos
 esperar

que
 los
 cambios
 evolutivos
 serán
 bastante
 generalizados
 en
 el
 futuro
 cercano.
 La

adaptación
y
por
tanto,
la
supervivencia
reproductiva,
se
alcanza
através
de
la
selección

natural
 de
 genotipos
 producidos
 por
 mutación
 y
 recombinación
 que
 son
 transferidos

por
 medio
 del
 flujo
 genético.
 Los
 medios
 de
 dispersión
 de
 un
 organismo
 están

determinados
genéticamente
y
son
el
resultado
de
miles
de
años
de
evolución.
Si
estos

fallan,
entonces
la
población
se
muere
y
sus
genotipos
únicos
desaparecen,
cambiando

la
 estructura
 y
 potencial
 genético
 de
 la
 especie
 entera.
 Cuando
 el
 ambiente
 físico
 se

modifica
 sistemáticamente,
 tal
 y
 como
 ocurre
 con
 el
 cambio
 climático,
 entonces
 las


21
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

presiones
de
selección
también
varían
y
dan
lugar
a
respuestas
evolutivas.
En
el
caso
de

los
 cambios
 en
 el
 ámbito
 de
 distribución
 de
 una
 especie,
 estos
 implican
 procesos

simultáneos
de
colonización
y
crecimiento
de
la
población
en
unas
partes
y
procesos
de

decrecimiento
 poblacional
 y
 extinción
 en
 otras.
 Algunos
 estudios
 sugieren,
 que
 las

velocidades
a
las
que
está
cambiando
el
clima
son
tan
grandes,
que
podrían
sobrepasar

las
tasas
de
adaptación
de
las
poblaciones,
mientras
otros
ejemplos
demuestran
que
los

genomas
han
persistido
incluso
durante
las
grandes
fluctuaciones
glaciales‐interglaciales

del
pasado.
Esas
regiones
donde
las
especies
han
persistido
durante
los
ciclos
climáticos,

tanto
la
diversidad
de
especies
como
la
diversidad
genética
es
alta.
En
cambio,
aquellas

regiones
donde
la
diversidad
genética
y
específica
se
generaron
durante
el
último
ciclo

glacial,
 son
 especialmente
 vulnerables
 al
 cambio
 (Thomas,
 2005;
 Hewitt
 &
 Nichols,

2005).
































22
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador



Caja
3.
Los
ecosistemas
más
vulnerables
de
Colombia
al
cambio
climático

El
cambio
climático
y
sus
fenómenos
asociados
tendrán
un
impacto
sobre
los
ecosistemas
y

el
medio
ambiente
de
Colombia.
Gracias
a
la
modelación
de
escenarios
futuros
(asumiendo

una
duplicación
de
las
concentraciones
de
CO2),
se
pudieron
identificar
los
ecosistemas
que

serían
 más
 vulnerables
 a
 las
 alteraciones
 del
 medio
 biofísico
 (INVEMAR,
 2003;
 IDEAM,

2001).

Los
ecositemas
altoandinos
y
páramos

Los
 cambios
 previstos
 señalan
 un
 desplazamiento
 de
 las
 zonas
 montanas
 (sobre
 los
 2.500

m),
 hacia
 zonas
 más
 altas
 y
 condiciones
 más
 secas.
 Los
 ecosistemas
 superpáramo,

altoandinos
y
nivales
se
encuentran
entre
los
más
amenazados
por
el
cambio
climático
y
se

consideran
como
los
ecosistemas
más
vulnerables
en
Colombia.
Los
Páramos
podrían
verse

afectados
 por
 el
 nuevo
 patrón
 de
 clima
 en
 más
 de
 la
 mitad
 de
 su
 extensión
 (55,4%),
 los

Pantanos
Andinos

en
75,5%
y
las
zonas
cubiertas
por
nieves
podrían
disminuir
en
un
77%.

Es
 importante
 tener
 en
 cuenta,
 que
 en
 muchos
 casos
 la
 posibilidad
 de
 desplazamiento

vertical
de
estos
ecosistemas
no
existe,
y
por
esto
terminaría
en
la
desaparición
completa
e

irreversible
y
de
las
especies
endémicas
que
allí
habitan.


Bosques
de
la
zona
Andina

Los
modelos
bioclimáticos
predicen
que
las
nuevas
condiciones
climáticas
en
la
zona
Andina

serán,
 en
 general,
 más
 secas
 y
 más
 cálidas.
 La
 alta
 fragilidad
 de
 los
 bosques
 andinos
 de

montaña,
 junto
 con
 la
 enorme
 tensión
 antrópica
 a
 la
 que
 se
 encuentran
 sometidos
 por

efecto
de
la
reducción
de
área,
la
fragmentación,
las
pérdidas
bióticas
y
la
degradación,
los

hace
uno
de
los
ecosistemas
más
vulnerables
al
cambio
climático.
Por
ejemplo,
los
bosques

premontanos
 
 (1.000
 y
 2.000
 metros
 de
 altitud),
 en
 donde,
 por
 lo
 general,
 se
 ubican
 los

cinturones
cafetaleros
de
Colombia,
podrían
verse
afectados
entre
50%
y
60%,
con
posible

desplazamiento
altitudinal
de
este
piso
premontano
hacia
elevaciones
mayores,
siempre
y

cuando
 no
 tengan
 restricciones
 de
 otro
 tipo
 para
 hacerlo
 (e.g.
 agricultura,
 urbanización,

etc).

Bosque
seco
tropical

Los
modelos
estiman
que
las
condiciones
bioclimáticas
que
corresponderían
al
bosque
seco

tropical
de
la
región
del
Caribe
se
verán
afectadas
en
un
17,79%
de
su
superficie
actual.
El

cambio
 climático,
 que
 en
 este
 tipo
 de
 zonas
 se
 manifestaría
 con
 una
 acentuación
 de
 los

extremos
 de
 temperatura
 y
 de
 sequía,
 podría
 ocasionar
 épocas
 secas
 más
 largas
 o

impredecibles,
lo
cual,
desencadenaría
cambios
en
la
distribución
de
las
especies,
cambios

en
 las
 densidades
 poblacionales
 y
 eventualmente
 extinciones.
 Dado
 el
 grado
 actual
 de

perturbación
de
estos
bosques,
la
capacidad
de
adaptación
del
bosque
seco
colombiano
al

cambio
climático
es
mínima
y
por
eso
se
ha
identificado
como
uno
de
los
ecosistemas
más

vulnerables
que
requiere
importantes
esfuerzos
de
conservación.



Agroecositemas


En
 Colombia
 no
 es
 posible
 establecer
 un
 patrón
 general
 de
 comportamiento
 de
 todos

agroecosistemas
ante
el
cambio
climático,
porque
este
tipo
de
sistemas
ha
sido
establecido

en
prácticamente
todos
los
ecosistemas
naturales
que
existen.
Sin
embargo,
los
modelos



23
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

24
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

Caja
3.
Continuación




Figura
7.
Mapa
del
grado
de
vulnerabilidad
de
las
coberturas
vegetales
de
Colombia,
en

un
escenario
de
duplicación
de
las
concentraciones
de
CO2
atmosférico
(Gutiérrez‐Rey,

2005).


25
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Caja
3.
Continuación

Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador


predicen
 que
 una
 tercera
 parte
 de
 las
 zonas
 que
 actualmente
 se
 dedican
 a
 los

agroecosistemas
 en
 el
 país
 podrían
 verse
 afectadas
 por
 un
 posible
 cambio
 climático
 y
 los

más
vulnerables
de
todos
son
los
de
la
zona
andina
que
podrían
perder
cerca
del
47%
de
su

extensión.



Los
ecositemas
costeros

El
efecto
más
importantes
del
cambio
climático
en
las
regiones
costeras

es
el
aumento
del

nivel
 del
 mar
 que
 tendrá
 consecuencias
 como
 la
 indundación,
 la
 erosion
 de
 las
 costas
 y

playas
 y
 la
 salinización
 de
 los
 acuíferos.
 Adicionalmente,
 las
 tendencias
 hacia
 climas
 más

secos
 en
 el
 Caribe,
 harán
 que
 los
 ecosistemas
 costeros
 sufran
 por
 salinización
 y
 defícit

hídrico.
 Para
 el
 Pacífico
 se
 proyectan
 climás
 más
 lluviosos,
 lo
 que
 probablemente


aumentará
el
aporte
de
sedimentos
y
de
agua
dulce
hacia
las
costas.
Se
estima
que
para
el

2060
el
incremento
del
nivel
del
mar
será
de
hasta
40
cm
en
el
Caribe
y
de
hasta
60
cm
en
el

Pacífico
 y
 por
 tanto
 la
 inundación
 en
 las
 costas
 bajas
 en
 Colombia
 será
 extensiva
 y
 los

procesos
 erosivos
 serán
 más
 intensos
 (Ideam,
 2001b).
 Según
 el
 IDEAM
 en
 los
 años
 2050‐
2060,
El
64%
de
la
costa
del
Caribe
y
el
83%
de
la
costa
del
Pacífico
tendrían
una
amenaza
de

inundación
 de
 alta
 a
 muy
 alta.
 La
 inundación
 por
 el
 ascenso
 del
 nivel
 del
 mar
 puede

representar
el
anegamiento
del
10%
de
la
isla
de
San
Andrés
y
del
3,8
%
de
Providencia
 y

Santa
Catalina.
Estos
cambios
afectarán
todos
los
ecosistemas
que
ocupan
estas
zonas
tales

como
 manglares,
 lagunas
 costeras
 y
 estuarios,
 salinas,
 y
 litorales
 rocosos.
 Es
 posible
 que

algunos
 de
 estos
 ecosistemas,
 e.g.
 los
 manglares,
 pudieran
 retroceder
 tierra
 adentro
 y
 de

esta
manera
adaptarse
al
aumento
del
nivel
del
mar.
Sin
embargo,
si
las
tasas
de
aumento

del
 nivel
 del
 mar
 superan
 las
 tasas
 naturales
 de
 desplazamiento
 o
 de
 acumulación
 de

sedimentos,
 entonces
 los
 manglares
 están
 destinados
 a
 desaparecer,
 con
 implicaciones

nefastas
 para
 todos
 los
 ecosistemas
 marinos
 y
 de
 las
 poblaciones
 humanas
 que
 dependen

de
 este
 recurso.
 Según
 el
 INVEMAR,
 en
 Colombia
 el
 93%
 de
 los
 manglares,
 el
 95%
 de
 las

playas,
y
el
100%
de
los
acantilados
rocosos
se
verán
afectados
por
al
aumento
del
nivel
del

mar
estimado
en
1
m,
lo
que
los
ubica
en
una
posicion
crítica
de
vulnerabilidad.



Los
arrecifes
de
coral
y
otros
ecosistemas
marinos

El
cambio
climático
es
tal
vez
la
amenaza
más
preocupante
que
atenta
contra
el
bienestar
de

los
 arrecifes
 coralinos,
 dada
 la
 alta
 vulnerabilidad
 de
 los
 corales
 ante
 las
 variaciones
 de

temperatura
 y
 las
 condiciones
 físico‐químicas
 del
 mar.
 Los
 principales
 factores
 del
 cambio

climático
 que
 los
 afectan
 son
 el
 aumento
 en
 la
 temperatura
 y
 la
 acidificación.
 Cuando
 los

corales
se
someten
a
este
estrés
fisiológico,
pierden
sus
algas
simbióticas
que
les
proveen
de

alimento
 y
 les
 dan
 su
 coloración,
 causando
 lo
 que
 se
 conoce
 como
 “blanqueamiento”
 del

coral.
Si
esta
situación
perdura,
el
coral
se
muere
y
acaba
con
todo
el
soporte
del
ecosistema

arrecifal.
De
la
misma
manera,
un
aumento
en
la
concentración
de
CO2
disuelto
en
el
agua

del
mar
la
vuelve
más
ácida,
haciendo
más
difícil
la
calcificación
de
los
corales.
En
Colombia,

la
 totalidad
 de
 los
 arrecifes
 coralinos
 y
 de
 los
 pastos
 marinos
 serían
 afectados
 por
 un

aumento
 del
 nivel
 del
 mar
 de
 1
 m,
 razón
 por
 la
 cual
 estos
 ecosistemas
 son
 considerados

como
críticos
en
los
niveles
de
vulnerabilidad
al
cambio
climático.



26
BIODIVERSIDAD, CONSERVACIÓN & DESARROLLO – Colección Ciclo Básico
Juan Armando Sánchez & Santiago Madriñan (editores) - Borrador

5.
La
Biodiversidad:
un
camino
para
reducir
los
impactos
del
cambio
climático

La
relación
entre
biota
y
clima
tiene
dos
direcciones.
Mientras
que
el
cambio
climático

promueve
 la
 pérdida
 de
 biodiversidad,
 el
 deterioro
 de
 los
 hábitats
 y
 la
 pérdida
 de

biodiversidad
pueden
empeorar
los
cambios
en
el
clima.
Es
decir,
que
la
biodiversidad

juega
 un
 papel
 fundamental
 como
 “amortiguador”
 de
 los
 cambios
 en
 el
 clima.
 La

resiliencia
 de
 los
 ecosistemas,
 es
 decir
 su
 capacidad
 de
 absorber
 las
 perturbaciones,

podría
 incrementarse
 si
 se
 implementan
 algunas
 prácticas
 adaptativas
 y
 de
 mitigación

que
disminuyan
el
riesgo
de
daño
a
los
sistemas
humanos
y
naturales.
La
mitigación
se

puede
definir
como
cualquier
intervención
humana
para
reducir
las
fuentes
de

gases
de

efecto
invernadero
o
aumentar
la
captura
de
carbono.
Adaptación,
en
cambio,
se
refiere

a
los
ajustes
o
reacomodos
de
los
sistemas
naturales
y
humanos
como
respuesta
a
los

estímulos
climáticos
o
a
sus
efectos,
que
moderan
el
daño
o
aprovechan
oportunidades

beneficiosas.
Según
la
Convención
para
la
Diversidad
Biológica
(CBD),
algunos
ejemplos

de
 actividades
 que
 pueden
 promover
 la
 mitigación
 o
 adaptación
 al
 cambio
 climático

son:
(i)
el
mantenimiento
y
restauración
de
los
ecosistemas
naturales;
(ii)
la
protección
e

incremento
 de
 los
 servicios
 ecosistémicos;
 (iii)
 el
 manejo
 de
 hábitats
 de
 especies

amenazadas;
 (iv)
 la
 creación
 de
 refugios
 y
 zonas
 de
 amortiguamiento;
 y
 (v)
 el

establecimiento
 de
 sistemas
 de
 áreas
 protegidas
 de
 ecosistemas
 terrestres,
 marinos
 y

de
agua
dulce.



Sin
embargo,
aún
quedan
muchas
preguntas
sin
responder
acerca
de
la
relación
entre

biodiversidad
 y
 cambio
 climático,
 por
 ejemplo,
 preguntas
 como
 cúal
 es
 la
 cantidad
 de

carbono
que
los
bosques
están
capturando
realmente?
Adicionalmente,
temas
como
la

gobernancia
conjunta
de
asuntos

de
cambio
climático
y
biodiversidad
(e.g.
tratados
de

especies
migratorias,
regulación
del
comercio
de
especies
amenazadas,
disminución
de

las
tasas
de
desertificacion
y
restauración
de
la
capa
de
ozono),
también
requieren
de

mucho
esfuerzo
político
y
de
negociación.



Debe
existir
un
debate
mucho
más
amplio
sobre
como
las
naciones
pueden
cumplir
con

todas
su
obligaciones
ambientales,
con
especial
énfasis
en
los
países
en
desarrollo,
que

en
 muchos
 casos
 no
 cuentan
 con
 los
 recursos
 para
 implementar
 estas
 acuerdos

internacionales.
Lo
que
si
es
cierto,
es
que
en
cualquier
caso
a
un
nivel
práctico,
todas

las
iniciativas
internacionales,
regionales
o
locales,

que
pretenden
combatir
los
efectos

del
cambio
climático
y
de
las
péridas
de
biodiversidad
deberán
ponerse
en
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de

una
manera
mucho
más
integrada.



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