AP Alicante, sec. 9ª, S 8-10-2012, nº 577/2012, rec.
191/2012
Partiendo de cuanto ha quedado expuesto procede determinar en el
presente supuesto si la asegurada ahora recurrente procedió mediante una conducta que deba calificarse como de actuación dolosa o culposa grave, pues solamente en tales supuestos entra en juego lo dispuesto por el artículo 10 de la Ley de Contrato de Seguro EDL 1980/4219 con la consecuencia de quedar liberada la entidad aseguradora del pago de la prestación. Al respecto resulta significativa la Sentencia del T.S. de 6 de abril de 2.001 EDJ 2001/5529, "La respuesta a este motivo pasa necesariamente por destacar la descuidada práctica que en el caso examinado se aprecia en las compañías aseguradora y tomadora, perteneciente ambas a un mismo grupo empresarial, descuido patente a simple vista en el boletín de adhesión que ha centrado el debate y único documento firmado por el asegurado. Plagado de enmiendas y anotaciones, ningún mínimo indicio hay tampoco de que al asegurado se le entregara una copia del boletín para que, pese a no haberlo cumplimentado por sí mismo, pudiera luego comprobar las declaraciones que contenía. Propiciada tal vez esa defectuosa práctica por el afán de incorporar el mayor número posible de asegurados al grupo ("vender seguros", en la jerga del sector) para incrementar el volumen de negocio de las compañías aseguradora y tomadora o contratante, cuyo interés en estos casos es absolutamente coincidente haciendo que los factores puramente técnico-económicos predominen exageradamente sobre los factores sociales que también haya que buscar en el origen de estos seguros colectivos, el sistema ofrece pocas garantías de que efectivamente las declaraciones de salud que en el boletín controvertido se atribuían al asegurado fueran efectivamente hechas por él.
Es desde esas consideraciones sobre el boletín conflictivo como hay
que examinar este último motivo del recurso, que cita una jurisprudencia de esta Sala efectivamente existente a la que incluso podría añadirse la de 24 de junio de 1999 (recurso 3373/94) EDJ 1999/13508 en cuanto consideró irrelevante en principio, a la hora apreciar dolo del asegurado, que éste no hubiera redactado materialmente el cuestionario y se hubiera limitado a firmarlo, pues su firma abarcaría "a toda su integración instrumental". Sin embargo, sobre un supuesto de hecho muy similar al resuelto por la sentencia ahora impugnada, esta Sala ha declarado que "el deber impuesto al tomador del seguro de contestar verazmente al cuestionario que se le someta, declarando todas las circunstancias por él conocidas que puedan influir en la valoración del riesgo ( artículo 10 de la Ley 50/1980 EDL 1980/4219 ), exige, a su vez, que por el asegurador se haya presentado a aquél el correspondiente cuestionario; declarado por la sentencia recurrida que la agente de la aseguradora recurrente fue quien rellenó el cuestionario que el tomador del seguro se limitó a firmar, ello equivale a una falta de presentación del cuestionario cuyas consecuencias no pueden hacerse recaer sobre el asegurado" ( sentencia de 31 de mayo de 1997 en recurso 1951/93 EDJ 1997/4511 ).
Pues bien, dadas las circunstancias del concreto caso examinado, su
similitud con el supuesto de hecho de la última sentencia citada y la declaración como hecho probado de que el asegurado se limitó a firmar un boletín de adhesión cuyos apartados específicos se cumplimentaron por la entidad tomadora, debe aplicarse el mismo criterio de la sentencia de 31 de mayo de 1997 EDJ 1997/4511 y, en consecuencia, entender que las circunstancias en que se cumplimentó el boletín de adhesión equivalen a la falta de una verdadera y mínimamente seria presentación del cuestionario a que se refiere el párrafo primero del art. 10 LCS EDL 1980/4219 , lo que determina la imposibilidad de que el asegurado incurriera en dolo o mala fe y, por tanto, la desestimación del motivo por resultar injustificada la liberación que al amparo del párrafo último de dicho artículo pretende la recurrente".
EDJ 2008/340799 SAP Baleares de 4 noviembre 2008
D- Estamos en presencia de un contrato de adhesión, que es aquel por
el que una de las partes, que suele ser la aseguradora, adopta y mantiene una posición de prevalencia frente a la otra reflejada en la redacción del pacto, en cuanto que las cláusulas, incluida la denominada "declaración de estado de salud", no son producto de un previo concierto de voluntades para generarlas y expresarlas en el documento, sino que vienen fijadas de antemano, casi siempre con carácter genérico y común para todos los seguros de un determinado ramo o tipo, de tal manera que el convenio está ausente del importante acto previo representado por la discusión de su objeto y alcance; motivos que hacen que una Jurisprudencia progresiva imponga la necesidad de que la interpretación de esta clase de contratos se marque en la decidida dirección de evitar abusos que puedan derivarse de la efectividad de los mismos a la hora de su cumplimiento por las aseguradoras, y de que en materia de dicha especial forma de contratación, los problemas interpretativos han de resolverse por la más favorable al asegurado (principio "contra proferentem" del artículo 1288 del Código Civil EDL 1889/1; y canon hermenéutico denominado "interpretatio contra stipulatorem" recogido en el artículo 80.2 del Texto Refundido de la Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias aprobado por Real Decreto Legislativo de 16 de noviembre de 2007, y en el artículo 6.2 de la Ley 7/1998 de 18 de abril sobre Condiciones Generales de la Contratación).