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BIBLIOGRAFÍA:
• MOONEY, J. D. “The Principles of Organization”. Prentice-Hall. New York, 1947.
• REDDIN, B. “La Organización Orientada al Resultado”. Ed. Paidós Barcelona 1998
• BARNARD, C. “Organization and Management”. Harvard University Press. Cambridge, Mass.
1948.
• MARCH J. Y SIMON H. “Teoría de la Organización”. Ediciones Ariel, Bs.As, 1961.
• THOMPSON, JAMES “Organizaciones en Acción”. Mc Graw Hill. Bogotá, 1994.
• ETKIN J. “Gestión de la Complejidad”. Oxford University Press. México 2004
LÓGICA DE LA DIRECCIÓN:
Sistemas de dirección: Racionalidad de la organización. Estrategia. Administración. Operación.
Modelos de dirección: Cultura de la organización. Representación. Resolución. Desempeño.
Directiva.
Dirección General 1
LA ORGANIZACIÓN Y SUS CONCEPTOS BÁSICOS
En el campo de la Administración los expertos e investigadores han aportado una diversidad de
enfoques sobre organización y procesos de conducción. Mi intención es analizar sus diferencias y ver
como esos aportes pueden mejorar la compresión y el funcionamiento de las organizaciones en el
sentido de su misión y las necesidades de sus integrantes. El presente análisis no marca el camino de
la duda hacia el conocimiento, sino la búsqueda de una síntesis que refleje aportes desde distintas
miradas, como la economía, la sociología, la psicología social y la política. No se trata de una
secuencia cronológica sino de una comparación de estudios sobre organizaciones y sobre las formas
de Dirección deseables, desde posiciones diversas. De modo que un enfoque estructuralista no
necesariamente “es mejor” que otro subjetivista, pero sí es posible evaluar los contextos en que esas
propuestas tienen sentido. Los enfoques ofrecen conceptos que los autores presentan como
generalizables pero que son construidos desde cierto tipo de organización (negocio, burocracia,
corporación), y reflejan ideologías e intereses no siempre explicitados en los estudios. Estas premisas
deben considerarse al evaluar los alcances y el ámbito de aplicación de cada enfoque.
Comienzo por describir cuales son las dimensiones utilizadas para distinguir entre los enfoques
de la Dirección, siempre ubicado en el campo de la Administración. Para ello voy a referirme a seis
conceptos, que son:
• visión de la organización
• los propósitos
• la estructura
• el comportamiento y,
• la cultura.
Cada enfoque aporta y toma posición sobre estas variables, que refieren a la organización y a
la Dirección. Los diferentes autores, como también los directivos en su gestión concreta, toman
posición no solamente sobre las alternativas ideológicas dentro de cada una de las seis dimensiones
de la organización, sino también sobre la relevancia y los alcances que ellos asignan al propio
concepto. Por caso, para la posición estructuralista, el poder y la política no son desviaciones sino
realidades propias de toda organización, positivas en cuanto permiten movilizar y coordinar las
voluntades dispersas hacia objetivos de orden general. Desde el enfoque de la racionalidad se
prefiere el conocimiento profesional y no el poder, como base para el proceso decisorio. A
continuación explico los contenidos de dichas dimensiones o conceptos básicos de la organización:
a) la visión de la organización: este concepto refiere a la metáfora utilizada por cada enfoque.
Es el tipo de sistema, mecánico, orgánico, socio-técnico, el espacio de fuerzas o el orden
simbólico que los autores de cada enfoque toman como premisa o como propuesta para
referirse a la organización. Por ejemplo, una escuela vista como una fábrica de
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conocimientos, supone la existencia de insumos, procesos y productos. Es un esquema
simplificador pero expresan los aspectos relevantes de la realidad que el autor quiere
destacar; en el ejemplo, la organización como un mecanismo para “la incorporación” de
conocimientos en alumnos que los reciben en forma pasiva. Es una representación, una
imagen que habla de la ideología presente el enfoque de dirección.
b) los propósitos de la organización: refieren a los objetivos y logros futuros que se desean
alcanzar. Fijan un sentido o rumbo para las decisiones y son la base que permite evaluar la
racionalidad (organizacional) de las actividades y comportamientos. Según el enfoque y el
carácter de la organización los propósitos articulan los fines de las partes, reflejan una visión
compartida, el interés de grupos dominantes y sus alianzas o bien un acuerdo realizado en
forma colectiva (en el caso de una asociación civil). El concepto que refiere a procesos
relacionados con la política, la ideología y el poder en las organizaciones. Como también la
misión que deben cumplir considerando las relaciones de intercambio e interacción con el
contexto social más amplio.
c) la estructura: concepto que explica la forma estable que adoptan las relaciones de personas
y actividades. Define las funciones y espacios asignados a los integrantes. Incluye los
conceptos de jerarquía, división del trabajo, centralización y delegación de tareas. También
refiere a las reglas de juego establecidas, las normas que especifican y articulan las
actividades. Es una referencia a las pautas de relación establecidas desde el poder central,
como factor de estabilidad de las conductas y que refleja el orden instituido en la
organización. La estructura es una visión sincrónica de la organización, la trama de relaciones
en un contexto determinado. Se ajusta en el tiempo por efecto de las estrategias, la
tecnología, los juegos de poder y las presiones ambientales.
Si bien en esta descripción he presentado los conceptos por separado, en cada modelo de
Dirección los autores los explican como parte de un conjunto (visión o imagen) cuyos elementos
operan en el marco de una relación lógica, compatible o congruente. Por caso, la estructura tiene
relación con los propósitos que se asignan a la empresa y los procesos son utilizados para orientar los
comportamientos. Pero en los enfoques las relaciones se plantean con distinto sentido causal, difieren
en cuanto a lo primario y lo secundario. En ciertos modelos se sostiene la idea del orden, de las
formas predefinidas (los planes) y las conductas racionales. De modo que ciertos conceptos (los
propósitos) “determinan” a otros. Predomina un enfoque piramidal o de la relación entre medios y
fines. Estos modelos son una toma de posición sobre que es primero y que viene después. Por caso,
separan entre los objetivos primarios y secundarios. La idea es que primero se hacen los planes y
luego viene la realidad. Voy a asociar estos enfoques con el paradigma de la simplicidad, en un
marco de estabilidad.
En cambio, desde una visión sistémica además del orden hay una visión del equilibrio y la
funcionalidad de conjunto. Por caso, las formas de autoridad tienen que ver con la motivación, y a su
vez esta última influye en el ejercicio de la autoridad. Los propósitos intervienen en la relación
individuo-organización y a su vez las comunicaciones influyen en el ajuste de los objetivos. Desde lo
sistémico no se habla de relaciones jerárquicas sino de la interdependencia o interacción entre los
actores, los elementos y procesos de la organización. Incluyendo los intercambios entre el sistema
(que se supone abierto) y su medio ambiente, relación que los autores muestran operando en ambos
sentidos. Voy a asociar estos enfoques con el paradigma de la complejidad, en un marco de
incertidumbre.
Claro que hay otras variables que los analistas o investigadores destacan como capítulos
separados en sus estudios sobre Administración. Por ejemplo, la cuestión del contexto, tema en el
cual se analiza su carácter competitivo o colaborativo, el grado de estabilidad o de incertidumbre, la
presencia de mecanismos regulatorios del aparato estatal. También la naturaleza de la propia
organización en cuanto a su tecnología y el tipo de producto o servicio que presta (si es un jardín de
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infantes o una usina nuclear). Otro tema crítico para entender las posiciones es la base societaria, en
cuanto a la composición de su grupo propietario, de asociados o afiliados. También la consideración
de otros grupos del medio como actores (participantes) o espectadores de la organización.
Considero todos son temas importantes, pero intento considerarlos dentro de los conceptos antes
definidos. Por ejemplo, la cuestión del contexto la tengo presente al hablar de la visión o imagen de
la organización. En cuanto a la variable “naturaleza” de la organización la relaciono con el tema de
los propósitos y la cuestión de la identidad o autoorganización (considerada como imagen). De
todos modos al analizar la Matriz Comparativa, también haré mención a la presencia de estas
variables, porque reconozco que son elementos que marcan diferencias en los contenidos de los
modelos de Dirección.
DIMENSIONES Y NIVELES DE ANÁLISIS
El concepto de Modelo o Enfoque de Dirección refiere a un conjunto de ideas que están
relacionados en forma lógica, y ofrecen:
a) lo descriptivo
b) lo explicativo
c) o normativo
Estos niveles de análisis están siempre presentes en los enfoques, a veces como supuestos o
premisas utilizados por el autor como puntos de partida, y en otros casos como una afirmación
explícita y fundada. Más aún, no puede formularse una política si esta no respeta las condiciones de
la realidad involucrada. Por caso, no tiene sentido hablar de cómo armar equipos cooperativos o
una política de comunicaciones, si la premisa del autor sobre el comportamiento humano es que los
individuos tienden o prefieren actuar aislados, buscando sus propios fines. Es incongruente promover
la motivación o la lealtad si se supone que en realidad, las conductas solo se mueven por un
incentivo económico.
Tomando como ejemplo el enfoque formal-mecanicista (que detallamos mas adelante) vemos
que: a) incluye o asume una descripción de la empresa como un dispositivo productivo, b) ofrece
una explicación de las relaciones que se basa en la especialización y normatización de las
conductas, c) la propuesta de decisiones y tecnologías se orientan hacia la eficiencia y la
productividad . Quien refiere a un enfoque de Dirección, está tomando posición, explícita o no,
acerca de la naturaleza de la organización (una visión económica, social o política). También explica
la realidad a través de ciertos conceptos y relaciones que se suponen verificables o confrontables,
que asignan un sustento lógico o racional al modelo; relaciones previsibles, no accidentales. Y
finalmente, a partir de las premisas, las relaciones y ciertos objetivos de conjunto (en un contexto), se
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derivan y se ofrecen recomendaciones sobre los cambios necesarios y posibles para el desarrollo de
la organización en el sentido o rumbo que los autores consideran normal, posible o deseable.
Quiero aclarar que en los casilleros de la Matriz el lector encontrará la idea pertinente que
sostiene cada enfoque. Las diferentes posiciones respecto del alcance y contenidos del mismo
elemento de la organización. Con esa idea, el enfoque entiende que la organización puede
operar y sostenerse en el tiempo. Y que esa diferencia es la que hace efectivo al enfoque
respecto de los propósitos que él mismo reconoce. Los casilleros hablan de aquello que es posible
y también significativo para la continuidad del modelo. En cuanto a las propuestas o políticas
derivadas de los modelos, ellas no figuran en la matriz sino que serán comentadas en el texto. En
la referencia bibliográfica menciono algunas obras básicas (entre otras también importantes) que
considero representativas e ilustrativas de la lógica que está en la base de las posiciones o
columnas de la Matriz. Los aspectos disfuncionales o contradictorios que todos los modelos tienen,
aparecen resumidos en el enfoque de la complejidad que muestra las dualidades en que se
mueve la organización.
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Algunos capítulos de las mencionadas obras, quizás ameriten que cada autor y su posición
figuren en más de una columna. Por caso, el enfoque burocrático tiene aspectos que lo asocian
con la columna uno (mecanicismo). Pero también con la columna del estructuralismo, por el peso
que dicho modelo asigna a las reglas, por la discusión sobre las bases que legitiman la autoridad
y el poder en la organización. Frente a estas complicaciones, trato de sintetizar lo que considero
las ideas rectoras de cada modelo, que se expresan en conceptos que integran la columna y a su
vez la diferencian de otros enfoques. Por ejemplo, la visión maquinal y económica que domina en
el enfoque mecanicista atraviesa, condiciona o influye sobre los conceptos básicos de
organización. Como también las ideas de motivación, la comunicación e interacción en grupos,
que caracteriza al enfoque sistémico o socio-técnico, son conceptos que se articulan con los
restantes elementos básicos de la organización, en el mismo modelo.
Es mi intención destacar como los enfoques tienen diferente impacto sobre el desarrollo de
los integrantes y el cumplimiento de la misión social de la organización. Ciertos modelos de
Dirección priorizan la eficacia y el interés de algunos grupos dominantes, y al mismo tiempo
destruyen el “capital social” de la organización, afectan la calidad de vida de sus integrantes y
toman distancia de las necesidades de la comunidad. Simplifican la realidad organizacional,
desconocen las tensiones e injusticias y sostienen que todo pasa por el logro de ciertos objetivos
operativos o materiales. También creo que las tecnologías y métodos involucrados en una
propuesta mecanicista también pueden proyectarse sobre otros modelos (por caso, las formas de
planeamiento). La inserción es posible, siempre que no se afecten las políticas de relaciones humanas
y la responsabilidad social de la organización.
No voy a extenderme en el análisis crítico de las columnas. Pero tengo en claro que
propugno los modelos de Dirección que consideran la organización desde una perspectiva mas
amplia, incluyendo tanto sus procesos económicos, como los culturales, sociales y políticos. Para
identificar esta posición, promuevo un modelo de cooperación, con una perspectiva ética e
integradora. Se trata de superar los dilemas de un entorno complejo, con diversidad de actores
que sostienen legítimas demandas, múltiples aportes y objetivos. Considero que es deseable y
posible un enfoque que en el plano de las políticas busca un acuerdo de prioridades, con
proyectos compartidos, sin exclusiones, que le permita a la organización cumplir con su
responsabilidad social y lograr un desarrollo sustentable, no asociado con la desigual impronta del
poder. Al final del trabajo me refiero a esta posición como una Filosofía de Gestión.
LA MATRIZ COMPARATIVA.
A continuación paso a explicar los contenidos de la Matriz en cuyas columnas se muestran
diferentes posiciones sobre la Dirección. No son todas las posibles, solo las que considero mas
representativas. Procedo a diferenciar cada enfoque y propuesta de Dirección en función de los
conceptos que utiliza respecto de los siguientes elementos o variables de análisis: la organización,
los propósitos, los procesos, el comportamiento y la cultura. Todas variables que refieren al nivel de
la organización, no a los individuos o grupos componentes. Por ejemplo, en cuanto a los procesos,
refiero a las decisiones “en” y “de” la organización, no a las posiciones de los individuos acerca de
lo correcto o lo deseable. Son conceptos que resultan de la de la interacción y la comunicación,
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que son reconocidos como propios o emanados de la organización. Algunos enfoques toman el
conflicto individuo-organización como tema de la Dirección. Otros consideran que es un
problema a resolver fuera, y no dentro del sistema. Luego del análisis tomaré posición sobre estos
temas desde la visión de los valores sociales.
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la información y la definición de las premisas que los individuos deben tomar al considerar las
alternativas para la acción. Respecto de la Cultura, el modelo prioriza los conocimientos y la
capacitación para tomar decisiones correctas. Ideas contempladas en obras clásicas como El
Comportamiento Administrativo (H. Simon, 1945). También en estudios sobre las relaciones entre
Cibernética y Administración (Stafford Beer,1970). Textos posteriores refieren a la Dirección Estratégica
(Igor Ansoff, 2000) y proponen el diseño de una Organización Pensante (M. Rubistein, 2001).
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e. Columna V. El enfoque de la Subjetividad
Refiere al modelo y las propuestas que destacan los factores que llevan al entendimiento
compartido en las relaciones y acciones de los diferentes actores en la organización, además de los
elementos formales o racionales como los planes, la jerarquía o las normas técnicas. No es un
acuerdo para trabajar en una realidad que viene dada desde el exterior, sino sobre una
interpretación compartida (“construida”) de la realidad a través de pautas culturales internas. Toma
la Organización como un acuerdo para la significación y como red de comunicaciones. Un marco
de referencia o pautas culturales que refieren a los signos, símbolos e imágenes que permiten a
individuos y grupos entenderse y compartir un “un modo de ver” las cosas. El enfoque refiere a la
existencia de “contrato significante” entre las partes, que define los códigos y el sentido de la
comunicación. En un sentido amplio, la subjetividad integra los procesos de significación (la
semiosis) con la motivación de los actores. En cuanto a los Propósitos, el enfoque sostiene que los
integrantes construyen una visión compartida para guiar sus decisiones de futuro además de los
temas concretos formalizados en los acuerdos y estatutos fundacionales. En esta visión están
presentes o influyen las instituciones socio-culturales de su medio, que se ven reflejadas en el
concepto de la misión de la organización. Respecto de la Estructura, la organización se sustenta en la
articulación de distintas áreas funcionales mediante una red de comunicaciones que conecta a las
áreas y grupos mediante la transferencia de información por canales definidos. Se destaca la
interacción entre los conceptos de estructura y cultura (en sus aspectos simbólicos). Los “modos de
ver” de los actores incluyen la representación que tienen de la estructura. Un lugar en la estructura es
un modo diferenciado de entender la realidad. Y hay posiciones que articulan dichas visiones. En
cuanto a los Procesos, el enfoque destaca la actividad directiva de “producir sentidos” a través del
poder y la comunicación. Esta actividad incluye tanto los mensajes o el discurso (“lo dicho”) como
también el “querer decir” (el poder) y la influencia en lo entendido. El poder es la capacidad de
manejo de los códigos y las representaciones. La comunicación implica la definición y difusión de
información estratégica desde los centros decisorios, como también la evaluación de los resultados.
Ellos definen las estrategias y las difunden mediante la transmisión de mensajes a las áreas de
operación. La Dirección a través de la estrategia de comunicación busca una significación
compartida y aceptada de las decisiones, utilizando el plano de lo literal y lo connotado (imagen de
la organización). Propone la comunicación simbólica o connotativa. Sobre el Comportamiento, se
destaca la existencia de un “contrato psicológico” con las expectativas recíprocas de los integrantes
de la relación laboral, en el plano de la subjetividad. También por la influencia de grupos e individuos
construida a través de la comunicación. La capacitación y motivación (subjetividad) permiten a los
individuos entender el sentido literal de los mensajes y también significarlos en el plano de lo
connotado o representado. Por caso, una inversión en equipo puede informarse como un avance
técnico, pero a la vez ser entendido como parte de una política de reducir la dotación. En este
enfoque, la Cultura refiere a los componentes que hacen al orden simbólico de la organización, a los
códigos, el lenguaje, las imágenes, los rituales y valores compartidos. Pautas que explican las
estrategia comunicativas, que asignan sentido a la información e intervienen en la interpretación de
sucesos en el contexto. Las bases conceptuales de la subjetividad en la organización, pueden verse
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en La Realidad Inventada (P. Watzlawick, 1988). En cuanto a la gestión de significados se destacan
los estudios sobre La Comunicación en Acción (J. Costa, 2000). También los textos que estudian los
factores simbólicos de la cultura, como las Imágenes de la Organización (G. Morgan,1999).
En cuanto a los Procesos, se destacan los destinados a superar las tensiones, las oposiciones
internas y la adversidad en el contexto. Presiones que derivan de la diversidad de intereses (por los
actores) y de lógicas (por las funciones) que luchan por prevalecer en la misma organización.
Superación de las oposiciones entre las políticas dominantes del poder central y las presiones por la
autonomía de las áreas operativas. O superar las divergencias entre conocimientos diferentes, como
el debate entre las disciplinas que presionan para ampliar su espacio en los planes de estudio de una
escuela. La comunicación plantea la búsqueda de una estrategia discursiva que permita superar las
diversas interpretaciones de los interlocutores que significan la realidad desde ideologías, intereses y
saberes también diferenciados. Por un lado la necesidad de construir una visión compartida y por el
otro la posición de individuos y grupos aplicados a defender sus modelos mentales frente a la
saturación de mensajes que produce la organización. Propone la comunicación dialógica (entender
en la diversidad). El resultado es la continuidad en la medida que se logre un acuerdo de mínima
sobre el sentido de las tareas, junto con la disonancia cognitiva sobre las razones y propósitos de los
mensajes. En el plano del Comportamiento, lo complejo reconoce la coexistencia de motivos
satisfechos junto con necesidades postergadas. Ello debido a los múltiples intereses que operan en la
realidad y el peso de lo inesperado. Se diluye entonces la posibilidad de estabilidad y seguridad en el
empleo. El enfoque habla de un ambiente de duda o ansiedad, porque la diversidad de fines lleva a
plantear presiones contradictorias sobre los individuos. Son las llamadas relaciones dialógicas entre
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actividades, opuestas pero no antagónicas. En cuanto a la Cultura, el modelo destaca que no es
uniforme, porque incluye los factores de identidad pero también de estrategia, de modo que
coexisten la invariancia con la flexibilidad o adaptación al entorno. Hay una relación entre la
autonomía o vida propia de la organización y la determinación externa desde el poder. La
autonomía refiere a cierta fuerza vital, las capacidad de aprendizaje y autoconstrucción en grupos,
en un entorno problemático. No se trata solo de conocimiento y pautas visibles, sino también de
procesos que se mueven en lo subyacente, en el “lado oculto” de la organización. Este enfoque se
aplica en el estudio sobre La Destrucción Creativa (D. Hurst, l995) donde se explican los efectos
renovadores de la crisis. El tema de la superación de paradojas y tensiones se analiza como parte del
Diseño de Organizaciones (L. Schvarstein, 2003). Otros aportes refieren al manejo de la complejidad
mediante La Organización Caórdica (Dave Hock, 2003).
LAS COMUNICACIONES EN UN ENTORNO COMPLEJO.
En puntos anteriores hemos marcado como la Comunicación está presente en la explicación
de los procesos organizacionales, según la posición de los diferentes enfoques de dirección. Los
contenidos y alcances de la Comunicación se vinculan con la visión de la organización y los
propósitos que los autores le asignan. Cuando el enfoque toma a la organización como un
instrumento para conducir voluntades, la Comunicación es funcional al sistema y proporciona los
medios para persuadir e influenciar los comportamientos, tanto en el plano de lo literal (los
significantes) como lo connotado (las imágenes). Hay un énfasis en la función de persuadir y controlar
los comportamientos y la tarea primordial es definir códigos y elegir signos que mejor correspondan al
propósito del mensaje. De allí la importancia asignada a la disposición de “un lenguaje compartido”.
Se considera a individuos y grupos como receptores acríticos de los mensajes, que deben cumplirse
en el marco de la estructura y del contrato laboral.
Desde una perspectiva distinta, cuando el enfoque puede reconocer que la organización sólo
puede crecer como un acuerdo de voluntades, mediante el compromiso de sus miembros y el
entendimiento compartido. En este caso, se refuerza a la Comunicación actuando en varios niveles,
en su función de favorecer el diálogo sobre valores aceptados y no solo sobre cuestiones técnicas.
En el enfoque de la subjetividad, la Comunicación se destaca como un espacio donde coexisten los
sistemas y procedimientos de la organización junto con la a motivación y necesidades de una
diversidad de actores. Se destaca la importancia de construir un contexto de credibilidad,
confiabilidad y transparencia, o solo de eficacia en las operaciones. Con la idea de acercar las
posiciones y no de someterlas o uniformarlas. Ya no se trata del manejo directivo sino de la
construcción conjunta de una relación comunicativa que permite desarrollar la organización y sus
integrantes. Respecto de las diferencias en la significación, lo deseable es ofrecer la posibilidad de
expresar dichas diferencias en los espacios dispuestos por el propio proceso comunicativo.
No basta con “hablar el mismo idioma” o manejar los mismos códigos cuando los mensajes
plantean al receptor consignas duales. Como ser ordenado y respetuoso de las normas, pero
también crítico y promotor del cambio. O respetar al cliente como ciudadano, pero tratarlo según su
capacidad adquisitiva. O requerir la colaboración del personal cuando la empresa está reduciendo
la dotación. Los mensajes transmiten un sentido, pero surge un contrasentido al considerar el contexto
de la comunicación. Los individuos quedan actuando con y sin razón. Esta ambigüedad requiere
una actitud superadora, mediante un plan coherente que revise tanto los elementos de la estrategia
de comunicación como las políticas e ideologías directivas.
Para comprender este ambiente de dualidades, considero necesario destacar los siguientes
factores de complejidad que están presentes en la realidad de la organización y su entorno:
La Comunicación puede avanzar en estas propuestas en la medida que sea parte de una
voluntad política asumida en las posiciones de gobierno. Voluntad derivada de la reflexión, de una
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crisis de gobierno o de un proceso de transformación que lleva a replantear las relaciones entre los
participantes y con el contexto. Esto no implica reservar a la comunicación un lugar siempre
dependiente del poder. También la Comunicación es el proceso que permite enlazar las críticas y la
articulación de los movimientos de cambio en la organización. Ya no como estrategia de gobierno
para persuadir y conquistar voluntades, sino como expresión de legítimas demandas de los actores
que proponen mejoras para la gestión y el modelo de organización. La salud de la organización
requiere mantener esta posibilidad abierta, una Comunicación que trascienda las limitaciones de las
estructuras vigentes. Esta dualidad entre apertura y estructura es un desafío en el diseño de las
políticas de comunicación.
También las brechas o fisuras en una organización compleja pueden relacionarse con la
Comunicación en el plano del diseño. Ocurre, por caso, cuando las redes de información no se
corresponden con las formas de especialización en las tareas. De modo que aparecen
contradicciones por aislamiento o falta de integración entre las áreas que deberían estar
relacionadas en el marco de un sistema de comunicación, y no lo están. Es una cuestión de diseño.
En cuanto a los contenidos, la brecha se instala cuando desde la dirección se incentivan los esfuerzos
aislados y solo se premian los resultados. Es decir cuando no existe una política de comunicación en
el sentido de aportar elementos para una imagen y significación compartida en la organización. A
continuación veremos el sistema de ideas y las formas de gestión necesarios para integrar y
desarrollar la organización.
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SÍNTESIS: LA FILOSOFÍA DE GESTIÓN
En el momento de construir un modelo comprensivo, a partir de los enfoques mencionados, se
plantean ciertas variantes que considero riesgosas para el desarrollo de una organización
sustentable. Uno de los problemas es el intento de armar un proyecto o explicación mediante la
simple sumatoria de rasgos o conceptos tomados de distintas “columnas”, fuera de contexto y de
manera incongruente. Por caso, la voluntad de dar espacio a la autoorganización o la creatividad
no son compatibles con la promoción de un enfoque determinista, basado en el poder central o las
decisiones de planeamiento. Como tampoco es factible sustentar el trabajo en equipo o una actitud
de compromiso como parte de un modelo que reconoce y mantiene la lucha competitiva. Al definir
un enfoque no debe confundirse lo puntual con lo estructural. En la realidad, las exigencias de
practicidad llevan a “la configuración” de elementos diversos para enfrentar situaciones imprevistas
que requieren una respuesta rápida. Como los modos de dirección para momentos de crisis o frente
a un conflicto temporal o puntual. La construcción de columnas “ad hoc”, corresponden a la
situación o la contingencia, son imprevisibles. El pragmatismo no lleva a construir un modelo de
Dirección porque no permite definir principios ni políticas deseables de conducción. El relativismo no
es enfoque sino solo praxis.
Aplicando una mirada de conjunto a las posiciones presentadas en la Matriz, considero que el
análisis de la organización, como también el diseño de modelos y la propuesta de políticas, deben
basarse en un conocimiento construido con la variedad de enfoques aquí señalados. La síntesis
supone un doble movimiento, que busca la cohesión, pero también reconoce la legítima variedad
de criterios y fuerzas que actúan en la organización. Un enfoque correcto implica aplicar “la lógica
de la diferencia”, en lugar del pensamiento uniforme y hegemónico. Por caso, en un centro de salud
es condición la atención personal (no burocrática) de los pacientes. En una planta de energía
nuclear, es prioritaria la consideración de la lógica asociada a la seguridad, con lo que ello significa
en el plano de las ideas, además de la tecnología. Pero recordamos que estas lógicas no pueden
sobreponerse al carácter social y cultural de toda organización. La idea es avanzar en el sentido de
un enfoque integrador.
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ambientales. Además de los rasgos de conjunto o sistémicos que refieren a toda la organización,
el diseño también debe considerar las distintas visiones que sostienen a las áreas funcionales en su
medio interno. En el caso de un laboratorio, me refiero a las diferencias de apreciación entre las
áreas de investigación científica, comercialización y producción. Las distintas posiciones de estas
áreas respecto de la idea de calidad de vida o de valor agregado de los medicamentos. Es
simplista creer que esas posiciones, por efecto de los planes y la conducción, se van a alinear tras
un objetivo final común. En nuestro ejemplo, la salud, la ciencia y los negocios son difíciles de
compatibilizar en un objetivo final. Los propósitos de la organización son múltiples y los intereses
que los sostienen también presentan su dosis de ambigüedad, no siempre son congruentes. En una
escuela es cuestión formal hablar de objetivos comunes frente a la dispersión de posiciones que
plantean profesores, disciplinas, directivos, familiares, estudiantes, proveedores y auditores.
En el plano de las transacciones con el medio, deben considerarse las demandas y presiones
desde los diferentes grupos externos, tanto los procesos de colaboración como la adversidad. Son
factores que llevan tensión a la organización. Considero que la respuesta no es imponer un diseño
y sostenerlo desde el poder, sino articular un proyecto compartido el cual incluya acuerdos sobre
las prioridades o diferencias aceptadas. En el análisis y decisión del diseño, un enfoque integrador
busca: a) la congruencia entre los elementos o dimensiones de la organización, por caso, entre la
estructura, los procesos y la cultura, b) su compatibilidad con la identidad de la organización,
existente o deseada, c) la relación aceptable con el contexto, que en el comienzo está presente en
la definición de los propósitos.
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evaluar los contenidos de las columnas y sus posibles configuraciones. El marco filosófico refiere a las
formas de enfrentar las situaciones de duda y complejidad. No es sólo reflexión sino también toma de
posición sobre el sentido de la organización, vista como un recurso para lograr objetivos predefinidos
o bien como una capacidad social que construye un camino aceptable para sus integrantes y el
entorno.
En el plano de los principios, considero que existen ejes conceptuales que deben atravesar las
aquí llamadas “columnas” o enfoques diversos. Ideas que no pueden dejar de pensarse y “deben”
(como responsabilidad social), estar presentes en la base del proceso reflexivo y en la aplicación de
la decisión directiva. Presentes como una explicitación de premisas y principios que sostienen la
propuesta y se comunican, se ponen de manifiesto. Esas ideas son: a) la consideración de los valores
éticos en la gestión, b) el reconocimiento de los rasgos de identidad, concepto que rescata las
raíces, las ideas constitutivas y valores propios de la organización, por caso la idea de solidaridad en
una empresa cooperativa o la verdad y transparencia en un medio de comunicación, c) la mirada
puesta en la misión de la organización, pensando en la satisfacción de las legítimas necesidades de
la comunidad.
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