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Psicología infantil

Desarrollo afectivo y social

Psicopedagogía 2ª

27 enero 2018

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Contenido
Desarrollo Social: .............................................................. 3
Desarrollo Afectivo y Social ................................................ 3
Teorías del Desarrollo Humano ........................................ 3
Teoría Cognitiva. ................................................................. 4
Desarrollo Social y Personalidad ...................................... 4

Desarrollo Social y Emocional ............................................ 5


Teorías del apego ............................................................. 7
El autoconcepto................................................................. 18
El autoestima infantil ....................................................... 19
Bibliografía ........................................................................ 20

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DESARROLLO SOCIOAFECTIVO
El desarrollo socioafectivo es un aspecto importante en el desarrollo de la niñez
temprana. Al principio las relaciones son con los padres, después con los
hermanos y familiares para después extenderse con sus compañeros de juego
y otros niños. El desarrollo de amistades es un aspecto importante en el
desarrollo socioafectivo de un niño. El niño se
convierte en un ser activo que imita a los adultos y
niños que lo rodean. El niño en la infancia temprana está aprendiendo cómo
establecer contactos sociales y cómo comportarse con otras personas.

Desarrollo Social:
Enfoca el estudio del proceso de socialización, mediante el cual se aceptan las
normas y reglas.

Por socialización se entiende el aprendizaje de los modos de conducta


aceptados y aprobados por el medio sociocultural en que fue criado el
individuo.

Desarrollo Afectivo y Social


El desarrollo afectivo y social es la dimensión evolutiva que se refiere a la
incorporación de cada niño y niña que nace a la sociedad donde vive.

El desarrollo afectivo y social supone un proceso de socialización que incluye la


formación de vínculos afectivos; la adquisición de valores, normas y
conocimientos sociales; el aprendizaje de costumbres, roles y conductas de la
sociedad donde vive ese niño o niña que nace dentro de una determinada
cultura y la construcción de una identidad personal.

Teorías del Desarrollo Humano


Teoría Psicosexual. Sigmund Freud (1856-1939): éste autor destacó la
importancia de los años de la infancia en la formación del aparato psíquico y de
la personalidad. Enfatizó la significación de la sexualidad en la vida del hombre,
así como la existencia de una sexualidad infantil. Planteó las etapas del

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desarrollo psicosexual, tomando en cuenta el desarrollo psicológico del
individuo y las soluciones a los conflictos que caracterizan cada momento de su
vida.

Teoría Psicosocial. Erick Erickson (1902-1994): describe el desarrollo


emocional del individuo partiendo de la teoría psicoanalítica de Freud. Este
estudioso dio mucha importancia a los factores sociales y culturales como
determinantes del desarrollo de la personalidad, la cual es concebida como
resultado de un proceso dinámico y continuo, con énfasis en el rol de la
interacción entre la persona, sus otros significativos y su contexto socio-
cultural. Formuló una teoría de desarrollo del “yo” que abarca todo el ciclo vital,
con una clasificación de ocho etapas; cada etapa plantea una tarea que podría
cumplirse con un logro o con un fracaso y describe las consecuencias de la
resolución o no de éstos conflictos.

Teoría Cognitiva.
Jean Piaget (1896-1980): Este investigador plantea que hay problemas que los
niños son incapaces de resolver en ciertas etapas de su desarrollo. Por lo tanto
la resolución de problemas depende del desarrollo de ciertas estructuras
cognitivas. A medida que el niño se desarrolla, la mente pasa por fases
reorganizativas y luego asciende a un nivel superior de funcionamiento
psicológico. Manifiesta que el niño es constructivista y que construye la realidad
a partir de las relaciones entre acciones y objetos. El niño construye esquemas,
que son modelos de acción implicados en la adquisición y estructuración del
conocimiento.

Desarrollo Social y Personalidad


En el desarrollo de la personalidad de un ser humano es de vital importancia la
vivencia de las emociones y de los afectos desde temprana edad, aspectos que
se encuentran en estrecha relación con el proceso de socialización del niño.

La afectividad se relaciona con las emociones que ocurren tanto en la mente


como en el cuerpo, y que se expresa a través del comportamiento.

Las emociones juegan un papel muy importante en el desarrollo. La capacidad


de controlar los estados emocionales se debe ir desarrollando como las demás
funciones. Cuando un acontecimiento altera emocionalmente a un niño
constituye un factor estresante y deben ir aprendiendo estrategias
(mecanismos de defensa) para hacerle frente a los factores estresantes con los
que se van a encontrar a lo largo de toda su vida.

Se denomina temperamento a los rasgos constitucionales individuales, que son


característicos de cada persona y que hacen que tengamos conductas que nos
diferencian.

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El temperamento del bebé se refiere a una serie de disposiciones individuales
biológicamente determinadas que son relativamente consistentes a lo largo del
tiempo (Rothbart y Bates, 1998).

El temperamento en el bebé guarda relación con las diferencias individuales


estables en cuanto a la cualidad e intensidad de las reacciones emocionales,
nivel de actividad, atención y auto-regulación emocional.

Hay niños con temperamentos difíciles que en general son difíciles de educar
por tener un humor negativo, pobre adaptación y ser muy reactivos.

Los tipos temperamentales suelen ser estables en el tiempo, es decir que no


varían mucho. También se han descrito niños con temperamento de humor
positivo (afectuosos), poco temerosos. Kagan (1997) describió dos tipos de
temperamentos: los muy reactivos y los poco reactivos. Los muy reactivos
presentan una reactividad mayor del sistema simpático.

Tipos de Temperamento en el bebé

1. Bebé “difícil”: presenta ciclos irregulares de alimentación, sueño y


evacuación; expresa respuesta negativa ante situaciones desconocidas; llora y
hace rabietas cuando algo no cumple sus expectativas.

2. Bebé “fácil”: tiene patrones regulares de alimentación, sueño y evacuación;


presenta respuesta positiva ante situaciones novedosas y acepta las
frustraciones sin hacer demasiado escándalo; se observa buen humor y sonríe
con frecuencia.

3. Bebé “de reacción lenta”: presenta respuestas negativas o de intensidad


media ante situaciones nuevas; sin embargo, si las situaciones novedosas son
frecuentes, el bebé puede ir adaptándose a ellas.

Desarrollo Social y Emocional


El vínculo afectivo es una forma de interacción social que fomenta el desarrollo
cognoscitivo del infante (evolución de sus actividades mentales: atender,
percibir, aprender, pensar y recordar).

En el proceso de socialización el niño aprende comportamientos y actitudes


apropiados a su familia y cultura. Su mundo social se amplía.

En el proceso de crecimiento del niño, el desarrollo social es el resultado de las


influencias constantes y cambiantes a lo largo de los sucesivos años de vida.

Cuando observamos los juegos espontáneos de los niños, podemos evidenciar


las diferencias individuales en cuanto a características, conducta y
motivaciones de cada uno de ellos.

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Algunos niños son muy activos, extrovertidos, independientes, curiosos; otros,
por el contrario, son pasivos, dependientes, tímidos.

Los niños muy pequeños no son capaces de auto-regular sus estados


emocionales y necesitan de sus cuidadores para controlarse, pero a medida
que crecen van adquiriendo estrategias de control emocional

El desarrollo emocional se encuentra íntimamente relacionado con el social. El


progreso en la evolución emocional permite desarrollar la capacidad de
relacionarse con los demás y de participar activamente de estas relaciones.

El desarrollo emocional y motivacional es producto del incremento de la


capacidad cognitiva y de la experiencia social, cuya evolución progresiva
permite al niño diferenciar los estados emocionales de manera más específica
y distinguir las situaciones que generan las emociones.

Entre los 3-4 años la comprensión de las emociones es poco específica y está
determinada por la regularidad de las experiencias cotidianas, es decir, el niño
responde con determinadas emociones ante determinadas situaciones, por
ejemplo, hace una rabieta cuando le quitan un juguete.

Entre los 5-6 años el niño presenta mayor eficacia en la comprensión de las
emociones y comienza a dominar estrategias para controlar sus propias
emociones. También tiene más habilidad para ocultar las emociones
estimulados por control externo (padres, maestros).

Los niños mayores de 6 años empiezan a ser capaces de ocultar sus


emociones. Comprenden que cambiar la expresión no cambia el estado
emocional interno, por eso comienzan a aplicar estrategias cognitivas para
tratar de cambiar el estado interno (por ejemplo, cuando el niño tiene una
frustración porque no se le compró un juguete, en vez de llorar, ya puede
imaginar tenerlo a futuro, a cambio de portarse bien y para ello realiza
negociaciones con sus padres con el fin de lograr éste objetivo).

El vínculo de Apego

Los bebés dependen de los adultos para satisfacer sus necesidades


básicas, de contacto humano y afecto. Establecen apego con los padres o con
quienes los cuidan.

En el campo del desarrollo infantil, el apego se refiere a un vínculo específico y


especial que se forma entre madre-infante o cuidador - infante.

Durante los primeros tres años de vida, el cerebro desarrolla un 90% de su


tamaño adulto y coloca en su lugar la mayor parte de los sistemas y estructuras
que serán responsables de todo el funcionamiento emocional, conductual,

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social y fisiológico para el resto de la vida. Los primeros meses de vida son
cruciales para el establecimiento del apego.

El vínculo de apego tiene varios elementos claves:

1) Es una relación emocional perdurable con una persona en específico.

2) Dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.

3) La amenaza de pérdida de la persona, evoca una intensa ansiedad. Los


investigadores de la conducta infantil entienden como apego la relación madre -
infante, describiendo que esta relación ofrece el andamiaje funcional para todas
las relaciones subsecuentes que el niño desarrollará en su vida.

Una relación sólida y saludable con la madre o cuidador, se asocia con una alta
probabilidad de crear relaciones saludables con otros, mientras que un pobre
apego parece estar asociado con problemas emocionales y conductuales a lo
largo de la vida.

Teorías del apego


La preocupación por la relación temprana del niño con su madre fue uno de los
temas centrales de muchos investigadores.

René Spitz, (1935) psicoanalista, comenzó sus trabajos observando el


desarrollo de niños abandonados por sus madres que llegaban a centros de
huérfanos.

John Bowlby desde 1951 realizó estudios sobre el desarrollo infantil. En 1968,
define la conducta de apego como cualquier forma de comportamiento que
hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro
individuo diferenciado y preferido.

Generalmente el apego tiene lugar en los primeros 8 a 36 meses de edad.

Se definieron tres patrones importantes de apego y las condiciones familiares


que los promueven, existiendo: el estilo seguro, el ansioso y el evasivo.

Los niños con estilos de apego seguro, son capaces de usar a sus cuidadores
como una base de seguridad cuando están angustiados.

Sus cuidadores son sensibles a sus necesidades. Confían que sus figuras de
apego estarán en momentos de dificultad.

Durante su crecimiento sus relaciones interpersonales son cálidas, estables,


tienden a ser más positivas e integradas; son personas más persistentes,
cooperativas, sociables y buscan ayuda cuando la necesitan.

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Los niños con estilos de apego ansioso, responden a la separación con
angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de
protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades
emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de
confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores.

Durante su crecimiento, en sus relaciones interpersonales se evidencia que


confían menos en los demás, tienen menos confianza en sí mismos, y son
menos propensos a buscar ayuda cuando la necesitan.

Los niños con estilos de apego evasivo, exhiben un aparente desinterés y


desapego a la presencia de sus cuidadores durante períodos de angustia.

Durante su crecimiento, en sus relaciones interpersonales, tienen poca


confianza en que serán ayudados, presentan inseguridad hacia los demás,
miedo a la intimidad y prefieren mantenerse distanciados de los otros; se
observan menos persistentes, menos entusiastas, expresan más enfado y
frustración; son más propensos a ser “explotados” por sus amigos o
compañeros de clases.

Las experiencias que forman vínculo

El acto de poner el bebé al hombro o cargarlo, mecerlo, cantarle, alimentarlo,


mirarlo detenidamente, besarlo y otras conductas nutrientes asociadas al
cuidado de infantes y niños pequeños, son experiencias de vinculación.

Los científicos consideran que el factor más importante en la creación del


apego, es el contacto físico positivo (por ejemplo: abrazar, besar, mecer, etc.),
estas actividades causan respuestas neuroquímicas específicas en el cerebro
que llevan a la organización normal de los sistemas cerebrales responsables
del apego.

Miedo a los extraños

Ante un peligro, es casi seguro que el sujeto buscará la proximidad de algún


conocido en quien confía (Bowlby, 1969; 1998).

En cuanto al miedo a los extraños, la secuencia se encuentra marcada en el


siguiente orden:

- Los primeros días de vida, el bebé no discrimina entre personas familiares y


no familiares. Reacciona de forma similar ante unos y otros.

- Posteriormente, puede ser audaz: ante la presentación de objetos novedosos


desencadenan respuestas de interés sin temor.

- 3 y 6 meses: reacción positiva ante personas desconocidas, pero comienza la


diferenciación en la interacción con las personas conocidas y no conocidas.

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- 6 y 8 meses: cauto e inhibido ante la persona extraña.

- Entre los 8 - 9 meses: miedo a los extraños

- Entre los 9 - 12 meses: aumento en la intensidad conductual del miedo a los


desconocidos

- A los 24 meses: máximo de intensidad del miedo.

Separaciones durante la infancia

Durante la infancia, se producen las separaciones forzadas por diversas


circunstancias:

Escolarización.

Hospitalización.

Divorcio.

Muerte.

Escolaridad .- Investigadores sostienen que los niños deben percibir su


ambiente como seguro para tener éxito y cubrir las demandas académicas de
la escuela.

La Hospitalización.- Puede causar reacciones inmediatas en el mismo


momento de la separación (gritos, llanto, negación a quedarse) o bien después
de la experiencia se presentará conductas tales como regresión, actitudes de
rechazo a los padres, alteraciones del sueño o alimenticias, etc.

Divorcio.- En los niños pequeños puede ser vivida con ansiedad de separación,
mostrada con protestas, llanto, búsquedas, enfado, llamando a su madre o
padre y otras respuestas de activación fisiológica.

Muerte.- Las reacciones de duelo que se observa a menudo en la niñez


muestran muchos de los rasgos que constituyen el sello característico del duelo
del adulto.

Comprensión de las emociones de las demás personas

El conocimiento y comprensión de las demás personas implica que el niño


(generalmente a partir de los 7 años) logre:

-La adopción de perspectivas, es decir, la capacidad de situarse en el punto de


vista de otras personas.

-La representación de los procesos mentales de otras personas: “…mi papá


debe estar pensando…”.

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-La comprensión de las emociones de los demás.

-La empatía: compartir el estado emocional de otras personas.

Socialización y la Familia

La familia tiene una función eminentemente protectora y socializadora. Dentro


de ésta, el niño establecerá nexos con el mundo exterior, solidificándose según
las relaciones entre los miembros de la familia.

Importancia de la familia

1. Es la institución donde nace la persona.

2. Su influencia se mantiene durante toda la vida.

3. Se establece el vínculo afectivo más importante.

4. Es mediadora de los demás agentes de socialización.

5. Enseña las creencias fundamentales sobre el sentido de la vida.

6. La Psicología Evolutiva confirma la importancia de la familia en el desarrollo


afectivo y social.

Otras circunstancias implícitas en el desarrollo infantil que involucran a la


familia

-Relaciones entre hermanos: los hermanos son figuras socializadoras muy


significativas, y son determinadas por la edad, el género, el orden de
nacimiento, el número de hermanos, el comportamiento de los padres, entre
otros.

-Relaciones padre – madre: calidad de la relación de pareja.

-Relaciones familia – otras instituciones sociales (por ejemplo, la escuela, la


iglesia, etcétera).

El conocimiento del mundo social a partir de la familia

El conocimiento del mundo social implica:

- el conocimiento de las personas (padres, hermanos, amigos, etc.).

-el conocimiento de las relaciones que se establecen entre las personas


(familia en sentido extendido, compañeros de estudios, de deportes, de trabajo
de los padres, etc.).

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-el conocimiento de los sistemas sociales: elaboración de ideas y
conocimientos acerca de la sociedad y su organización, tales como, nociones
económicas y nociones de diversidad social.

Modelo tradicional de socialización familiar

Sostiene que en el proceso de educar a los hijos, los padres emplean ciertos
estilos de interacción que van a condicionar la relación padres-hijos y sus
consecuencias sobre la conducta y la personalidad de los hijos.

El estilo de apego de los hijos depende de dos rasgos de la conducta de los


padres: la disponibilidad y la sensibilidad.

Estilos educativos familiares

Todos los intentos por explicar los estilos de educación familiar convergen en
las siguientes variables fundamentales:

-La forma de ofrecer el afecto y la comunicación.

-La forma de controlar y dirigir el comportamiento infantil.

-La organización y coherencia de las dos variables anteriores.

Dimensiones que caracterizan las prácticas educativas de los padres

CONTROL Y EXIGENCIAS

-Existencia o no de normas y disciplina;

- Grado de exigencia a los hijos.

AFECTO Y COMUNICACIÓN

-Grado de apoyo y afecto explícito a los hijos;

-Mayor o menor comunicación padres-hijos.

Nivel de estilos educativos familiares

Control y Exigencias

ALTO: Existencia de normas y disciplina; control y restricciones de conductas;


exigencias elevadas.

BAJO: Ausencia de control y disciplina; ausencia de retos y escasas


exigencias.

Afecto y Comunicación

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ALTO: Afecto y apoyo explícito; aceptación e interés por las cosas del niño;
sensibilidad ante sus necesidades.

BAJO: Afecto controlado, no explícito; distanciamiento; frialdad en las


relaciones; hostilidad o/y rechazo.

Tipos de estilos educativos familiares:

Democrático:

Valores altos de afecto y comunicación.

Exigencias y control altos.

Autoritario:

Niveles bajos en la expresión del afecto.

Normas claras y exigentes.

Permisivo:

Valores altos de comunicación y afecto.

Valores bajos de exigencia.

Indiferente:

Expresión de afecto mínima.

Bajo nivel de control, disciplina y exigencia.

Desarrollo de las relaciones de amistad en los niños

Son relaciones voluntarias basadas en la reciprocidad y el gusto por estar


juntos.

La elección de los amigos: desde la edad preescolar se observa semejanza y


afinidad de niños con niños y niñas con niñas, con predominio de relaciones en
dúo o pareja, en función de la preferencia por ciertas actividades o juegos.

Evolución de las relaciones de amistad: a mayor edad, más estabilidad,


reciprocidad y complicidad.

Diferencias de género: a mayor edad es más frecuente las relaciones entre


género (hembras con varones), principalmente se observa en mayor medida a
partir de la adolescencia.

Entre los 3-5 años: “amigo es el que está cerca y juega conmigo”.

Entre los 6-8 años: “amigos son los que prestan cosas y nos ayudan”.

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A partir de los 8 años en adelante: amistad como reciprocidad, confianza y
afecto.

Desarrollo de Esquemas de Género

El género es uno de los rasgos más explícitos de la persona.

Se entiende por esquemas de género aquellas normas cognoscitivas (incluidos


los estereotipos sociales) relativas a las conductas y actitudes que se enseña
son apropiadas para cada uno de los sexos en una determinada cultura en la
cual se ha desarrollado un niño o una niña.

El niño aprende a identificarse como miembro de uno u otro género a partir de


los 2 ½ años aproximadamente.

Entre los 3-5 años el niño interpreta que el género tiende a permanecer estable
porque depende de rasgos externos (por ejemplo el cabello largo o corto o el
tipo de prendas de vestir).

Entre los 6-7 años el niño entiende que el género es constante, que es un
rasgo invariable, que no cambia aunque cambie el aspecto externo de las
personas, no cambia con el tiempo ni con las situaciones.

Desarrollo del Juego Infantil

El Juego Infantil es una actividad voluntaria, de motivación intrínseca, que


produce placer.

Observando a los niños podemos comprobar que, a medida que crecen, juegan
de manera diferente. Se evidencia así que hay una evolución del juego a través
del desarrollo infantil.

Jean Piaget (1896-1980) realizó una descripción completa de los principales


tipos de juegos que van apareciendo cronológicamente en la infancia. Para
ello, ha establecido unos estadios evolutivos, en los que predomina, entre otras
características, una forma determinada de juego. La secuencia establecida por
Piaget es la siguiente:

a) Estadio Sensoriomotor, entre 0 y 2 años: predomina el juego funcional o de


ejercicios.

b) Estadio Preoperacional, entre 2 y 7 años: predomina el juego simbólico.

c) Estadio de las operaciones concretas, entre 7 y 12 años: predomina el juego


de reglas.

Además, Piaget describe cómo simultáneamente a los demás tipos de juego,


va apareciendo el llamado juego de construcción, aproximadamente a partir del
primer año de vida. Este tipo de juego va evolucionando a lo largo de los años

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y se mantiene al servicio del juego predominante en cada estadio. Conviene
tener en cuenta las siguientes precisiones:

1. Una vez que aparece un nuevo tipo de juego no desaparecen los tipos
anteriores. Al contrario, el juego anterior avanza, se perfecciona y normalmente
pasa a estar al servicio del juego posterior. Por ejemplo, imaginemos a unos
niños subidos en un tobogán haciendo como si viajaran en un barco. Sabemos
que éste juego es simbólico, pero se desarrolla haciendo uso de acciones
propias del juego funcional, como trepar, saltar, balancearse, deslizarse.

2. La secuencia de aparición de los tipos de juegos es invariable, en todos los


niños sigue el mismo orden, pero varía la edad de inicio. A partir de los 4 o 5
años empieza el uso de reglas. Por ejemplo, imaginemos que algunos niños
hacen como si fueran una familia. A éstas edades repartirán papeles o roles y
establecerán un guión que tendrán que respetar todos los participantes para
que fluya el juego. Este respeto es una regla tácita del juego.

El juego funcional o de ejercicios

Los juegos de ejercicio, propios del estadio sensoriomotor, y por lo tanto de los
primeros dos años de vida, son aquellos que consisten en repetir una y otra vez
una acción por el puro placer de obtener el resultado inmediato. Estas acciones
se pueden realizar tanto con objetos como sin ellos:

1. Arrastrarse, gatear, caminar, balancearse, etc., son acciones que se


consideran juegos de ejercicio con el propio cuerpo, donde se domina el
espacio gracias a los movimientos.

2. Morder, chupar, lanzar, golpear, agitar, son acciones que se consideran


juegos de ejercicio con objetos, donde se manipulan y se exploran
sensorialmente las cualidades de los objetos.

3. Sonreír, tocar, esconderse, son acciones que se consideran juegos de


ejercicio con personas, donde se favorece la interacción social.

El juego simbólico

El juego simbólico, propio del estadio preoperacional, por tanto entre los 2 y los
7 años, es aquel que consiste en simular situaciones, objetos y personajes que
no están presentes en el momento del juego. Se considera que existe un juego
pre-simbólico antes de los 2 años.

Algunos ejemplos:

Entre los 12 y los 17 meses, el niño realiza gestos asociados con objetos fuera
del contexto real en que son usados, como cuando un niño simula tomar agua
de un vaso vacío.

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Entre los 20 y los 22 meses, el niño realiza acciones simbólicas sobre los
muñecos, como cuando una niña da de comer a su muñeca.

Entre los 22 y los 24 meses el niño comienza a representar un rol, por ejemplo,
papá o mamá.

Entre los 30 y los 36 meses se observa una secuencia de acciones que se va


produciendo sobre la marcha, no está planificada, por ejemplo, el niño juega al
médico que va en la ambulancia, ausculta al paciente y le pone la inyección.

Después de los 3 años, el juego gana en tipos de argumentos y en secuencias


más amplias y detalladas de acción. Los objetos escogidos para el juego
pueden ser sustitutos, por ejemplo, una caja es una cama y un palo es una
cucharilla.

A partir de los 4 años, los niños realizan un juego de ficción más complejo, con
más personajes y más secuencias de acciones (médico, enfermera, paciente,
situación tras una enfermedad o traumatismo, etc.).

El juego de reglas

El uso de las reglas aparece mucho antes de que el niño llegue al período de
las operaciones concretas. A partir del uso de esas primeras reglas decididas y
utilizadas por los jugadores en el juego simbólico, los niños pueden empezar a
realizar otros juegos reglados con la participación o no del adulto. En estos
juegos de reglas los jugadores saben antes de iniciar el juego lo que cada uno
tiene que hacer. Es el caso de los juegos tradicionales como el escondite o la
gallinita ciega, a los que los niños de 4 o 5 años ya pueden empezar a jugar.

De todas formas, existen diferencias entre el juego de reglas que desarrollan


los niños más pequeños y el que desarrollan los niños mayores:

a) En el caso de los más pequeños, los niños juegan por su cuenta, sin
considerar las acciones de los demás. Ganar solo sirve para volver a empezar
el juego.

b) Los niños mayores se organizan para alcanzar la meta teniendo en cuenta


las acciones de los otros y tratando de impedirlas o dificultarlas.

La obligatoriedad de estas reglas, a partir de los 6 años, no resulta del acuerdo


entre jugadores, sino que tiene un carácter de verdad absoluta. Los niños creen
que solo existe una forma de jugar cada juego, la que ellos conocen. Aunque
ese conocimiento sea superficial, opinan que no es legal alterar las reglas (es
hacer ¨trampa¨).

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Se necesita mucha práctica para llegar a descubrir que cada juego se puede
jugar de un modo diferente. Tomar conciencia de que las reglas son la
formulación explícita de acuerdos sólo es posible a partir de los 11 o 12 años.

El juego de construcción

El juego de construcción aparece alrededor del primer año y se realiza


simultáneamente a los demás tipos de juego. Va evolucionando a lo largo de
los años, a veces estando al servicio del juego predominante en cada etapa.

Primero los niños agrupan un objeto encima de otro perfeccionando


únicamente la acción. Posteriormente, la construcción se hace, a veces, para
hacer una forma simbólica (un avión, un garaje para los carros, etc.).

Superados los 6 años, el niño suele construir para ejercitar otras capacidades
cognitivas. Al principio las construcciones se realizan individualmente. Cuando
son mayores, los niños pueden participar del mismo proyecto común. Las
construcciones se hacen tanto en el plano horizontal (carros, trenes) como en
el vertical (torres, puentes). La actividad de construcción en sentido vertical
precede a la horizontal.

Aportes del juego al desarrollo infantil

El juego estimula y exige diferentes componentes del desarrollo infantil:

Al desarrollo cognitivo: poner en marcha el pensamiento, comprender su


entorno.

Al desarrollo social: aprender a poner en marcha la reciprocidad y la empatía.

Al desarrollo emocional: lograr el estado placentero, expresar sentimientos,


emociones.

Al desarrollo motor: poner en marcha la motricidad gruesa, motricidad fina,


coordinación óculo-manual.

Desarrollo del Juego Infantil

El juego según la madurez social del niño, puede ser:

-Juego solitario: el niño juega sólo, es autónomo.

-Juego de espectador: el niño juega al lado de otro, pero sus actividades son
independientes. No interactúan.

-Juego paralelo: el niño juega al lado de otro, y sus juegos aunque


independientes, puede presentar un nivel de interacción entre ambos.

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-Juego asociativo: los niños comparten algunos materiales y hay un poco de
interacción.

-Juego cooperativo: los niños comparten una única actividad, con un objetivo
común.

Desarrollo de la Identidad Personal

El “conocimiento de sí mismo” tiene una dimensión cognitiva (autoconcepto) y


una dimensión valorativa (autoestima), básico para la estructuración de la
personalidad de un individuo.

El autoconcepto es la construcción activa y progresiva ligada a las experiencias


sociales: “cómo me veo a mí mismo”.

En la niñez entre los 6 y los 10 años, el niño se forja imágenes cada vez más
estables de su persona y su autoconcepto se vuelve más realista.

Desarrollo Moral

La conducta moral se estructura de la combinación de mecanismos cognitivos y


de socialización. Un acto es valorado en función de su grado de conformidad
con las normas de la sociedad a la cual pertenezca un individuo.

El concepto de justicia, sobre el que se asienta toda la estructura esencial de la


moralidad, cambia y se desarrolla con el tiempo, a medida que el niño
interactúa con el entorno.

Distintas explicaciones teóricas sobre el desarrollo moral:

Psicoanálisis: los niños pequeños son amorales hasta que aparece el súper-yo.

Teorías del aprendizaje: el desarrollo moral es un proceso de interiorización


mediante procesos de reforzamiento e imitación.

Piaget: el desarrollo moral es una consecuencia del pensamiento lógico.

Vygotski: el desarrollo moral como construcción sociocultural.

Evolución de las Conductas prosociales

Las conductas prosociales son actos voluntarios que buscan el beneficio de


otros: ayudar, compartir, consolar, proteger.

Desde antes de los 2 años es posible observar ciertas conductas prosociales


de ayuda, consuelo, etc.

En los años preescolares, las conductas prosociales se dan con personas y en


situaciones familiares.

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En general, a mayor edad se observa un aumento de las conductas
prosociales, generalizándose a situaciones y personas no familiares, y a
situaciones que impliquen mayor sacrificio personal. Estos progresos se logran
por influencias tanto cognitivas como sociales.

Evolución de las conductas agresivas

Entre los 2 y 4 años son muy frecuentes las rabietas, que disminuyen
significativamente de manera progresiva.

A partir de los 3-4 años aumentan las conductas agresivas como “respuesta” a
ataques o agresiones.

Con la progresión de edad se observa tanto agresividad en las relaciones


verticales (hacia niños más pequeños) como en las relaciones horizontales
(hacia otros niños de su misma edad o tamaño).

El autoconcepto
El autoconcepto hace referencia a las percepciones que el individuo tiene de sí
mismo. Es una formación cognoscitiva que se crea a partir de una mezcla de
imágenes de lo que somos, de lo que deseamos ser y de lo que manifestamos
a los demás (González y Tourón, 1992). Se trata de un conocimiento que no
está presente en el momento del nacimiento, sino que es el resultado de un
proceso activo de construcción por parte del sujeto a lo largo de todo su
desarrollo evolutivo. La investigación psicológica se ha dedicado en buena
medida, a explicar, matizar y comprobar empíricamente intuiciones
prontamente formuladas por autores como James (1890), Cooley (1902) o
Mead (1934); de ahí el interés que tiene revisar las propuestas elaboradas por
las distintas corrientes de la psicología, aunque no nos detendremos aquí en
este aspecto porque podemos afirmar que hoy en día se cuenta (Goñi, 1996)
con un modelo teórico que ahonda e integra ideas que habían quedado
apuntadas por grandes autores al inicio de la psicología científica. El mayor
cambio histórico se ha producido con respecto a la comprensión de la
estructura del autoconcepto. Prácticamente todo lo afirmado sobre el
autoconcepto durante decenios se somete a revisión a partir de los años
sesenta, momento en que se asume de modo generalizado una concepción
jerárquica y multidimensional del mismo (Marsh y Shavelson, 1985). Según
esta nueva perspectiva, el autoconcepto global estaría compuesto por varios
dominios (el académico, el personal, el social y el físico) cada uno de los cuales
se dividiría a su vez en subdominios, facetas, componentes o dimensiones de
mayor especificidad. Shavelson, Hubner y Stanton (1976), pioneros en la nueva
concepción, no centraron su objeto de investigación en los aspectos evolutivos
del autoconcepto, aunque sí hipotetizaron que el autoconcepto se va
desarrollando, formando y volviéndose más diferenciado, con la edad y la

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experiencia, a medida que el individuo pasa de la niñez a la edad adulta. A
Harter (1985), a su vez, la revisión de trabajos anteriores le llevó a concluir que
la concepción del yo va desde descripciones muy concretas de los
comportamientos observables en la primera infancia, pasando por constructos
psicológicos (popular, guapo...) en la mitad de la niñez, hasta términos mucho
más abstractos durante el periodo de la adolescencia. El desarrollo del
autoconcepto Si bien Shavelson et al. no dedicaron esfuerzos a la clarificación
del desarrollo del autoconcepto, sí que establecieron alguna hipótesis en la
línea de una mayor diferenciación interna con el paso de los años, de la
infancia a la adultez y Harter (1983) fue quien concretizó en un modelo
evolutivo dicho tránsito. Pero ¿cómo ocurre ese proceso? Obviamente el
desarrollo del autoconcepto se produce de manera paralela y en interconexión
con el desarrollo de otras facetas sociales o físicas (Pichardo y Amescua,
2001). A medida que los niños desarrollan una apreciación de su mundo mental
interno, piensan más sobre ellos mismos. El autoconcepto de los preescolares
está basado en características PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN INFAD
Revista de Psicología, Nº 1, 2008. ISSN: 0214-9877. pp: 13-22 International
Journal of Developmental and Educational Psychology, Nº 1, 2008. ISSN:
0214-9877. pp: 13-22 15 concretas, como nombres, apariencia física,
posesiones, y conductas típicas. A lo largo del tiempo, los niños/as organizan
estos estados internos y conductas en disposiciones de las que son
conscientes y pueden comentar con otros. Entre los 8 y los 10 años, un cambio
importante se da en las autodescripciones de los niños, quienes empiezan a
mencionar rasgos de la personalidad. Por último, las autodescripciones de los
adolescentes colocan un mayor énfasis en las virtudes sociales, como ser
considerado y cooperativo, lo que refleja su mayor preocupación por ser
querido y considerado positivamente por los otros (Rosenberg, 1979).

El autoestima infantil
LA AUTOESTIMA Conjunto de sentimientos y valoraciones.

 Es normativa.
 Es multidimensional (física, social, académica).
 Cambia con la edad. Hasta los 8 años esta idealizada, Luego surgirán
altibajos.
 Son puntuaciones normativas > barométrica. Uno de los determinantes
más importantes de la autoestima sos los estilos familiares. Para una
autoestima equilibrada, el mejor es el estilo democrático.

La autoestima no tiene que ser elevada, sino positiva. Yo, en quién soy,
cómo me describo.
Dimensión valorativa
(orgullo>/vergüenza).

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Bibliografía
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social-durante-la-infancia/
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