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Criterios de diseño en ventosas y elementos de

aireación
Pedro L. Iglesias Rey
Ingeniero industrial
Profesor de Mecánica de Fluidos. Centro Multidisciplinar de Modelación de Fluidos
Universidad Politécnica de Valencia
piglesia@gmmf.upv.es

Vicente S. Fuertes Miquel


Ingeniero industrial
Profesor de Mecánica de Fluidos. Centro Multidisciplinar de Modelación de Fluidos
Universidad Politécnica de Valencia
vfuertes@gmmf.upv.es

Introducción
La presencia del aire en las conducciones de abastecimiento y transporte de agua es algo vinculado
directamente a las tareas de operación, mantenimiento y puesta en funcionamiento de las mismas. Son
muchas las causas por las que una determinada cantidad de aire puede quedar en el interior de las
conducciones: maniobras de llenado y vaciado del sistema, interrupciones temporales del suministro,
formación de vórtices en la aspiración de los grupos de bombeo, funcionamiento de las ventosas por
aparición de depresiones en el sistema durante acontecimiento de carácter transitorio, fisuras en el sistema
en puntos en los cuales la presión manométrica de funcionamiento sea negativa, aparición de roturas en
algún punto de la conducción, liberación del aire disuelto que lleva el agua al desplazarse a zonas donde
la presión sea menor, etc.
Sea cual sea el origen del aire en las conducciones, un hecho indudable es que su presencia origina en la
inmensa mayoría de los casos problemas no deseados. Algunos de los más característicos son la
reducción de la sección de paso de la tubería que puede llegar incluso a bloquear la misma, la generación
de una pérdida de carga adicional y el consiguiente aumento del consumo de energía eléctrica de los
grupos de bombeo, la disminución del rendimiento de los grupos de bombeo, problemas con determinado
tipo de filtros que pierden su eficacia con la presencia del aire, problemas de ruido y vibraciones,
corrosión interior de las conducciones por el oxígeno que transporte el aire, generación de errores de
importancia en los medidores que no están específicamente diseñados para trasegar un flujo bifásico, etc.
Si bien todos los problemas anteriores pueden suponer un funcionamiento más o menos irregular del
sistema, el efecto más importante derivado de la presencia del aire en las conducciones es el riesgo de
aparición de importantes depresiones originadas por las bolsas de aire atrapado que pueden aparecer. La
escasa inercia y la facilidad para de compresión hace de las bolsas de aire atrapado un potencial peligro
para la integridad de los sistemas de distribución de agua.

Principio de funcionamiento de una ventosa


Las ventosas o válvulas de admisión y expulsión de aire son dispositivos que se instalan de forma habitual
en los sistemas de distribución de agua a fin de controlar los procesos de entrada y salida de aire. El
objeto fundamental de este tipo de elementos es evitar la aparición de bolsas de aire incontroladas. Su
funcionamiento (Figura1) es simple: al aparecer una depresión en el sistema abren de forma automática
permitiendo la entrada de aire en el sistema. Posteriormente al aumentar la presión por encima de la
atmosférica se expulsa completamente el aire, cerrando de forma automática al llegar el agua a la misma.
Principio de funcionamiento de una ventosa de gran orificio

Para entender el funcionamiento de una ventosa es necesario conocer en detalle su principio de


funcionamiento. Consideramos pues de forma esquemática una ventosa (Figura 2) que de forma
simplificada consta de orificio de salida de sección A0 y de un flotador parcialmente sumergido de
volumen ∀f.

Orificio de sección A0
(entrada y salida de aire)

Flotador de volumen ∀ f
(volumen de flotador sumergido ∀ s)

Presión en el interior de la tubería Pt

Elementos de una ventosa de gran orificio

Matemáticamente el principio de funcionamiento de una ventosa como la de la figura anterior se analiza


mediante un balance de las fuerzas que actúan sobre el flotador. Dichas fuerzas son:
• El peso del flotador obtenido mediante su peso específico γf y su volumen
γ f ∀f (1)
• El empuje del agua. En este caso será el producto del volumen del flotador por el peso específico
del agua γ. El caso más extremo se producirá cuando la totalidad de la ventosa se encuentre llena
de agua. En ese caso el empuje del agua será
γ∀s (2)
• El desequilibrio de presiones entre el interior y el exterior de la ventosa. Dicho desequilibrio es
el producto de la presión en el interior de la tubería pt y la sección del orifio A0:
pt A0 (3)
• A las fuerzas anteriores pueden añadirse otras de difícil cuantificación como la fuerza de
adherencia que puede presentar el flotador tras estar cierto tiempo cerrado, o la fuerza de
sustentación que puede aparecer por efecto dinámico de la corriente de aire durante la expulsión
El criterio de descenso del flotador y por tanto de apertura de la ventosa matemáticamente se expresa
γ f ∀f > γ∀s + p t A 0 (4)
En el caso más extremo la ventosa deberá ser capaz de abrir cuando la cámara se encuentre
completamente llena de aire (desaparece el empuje del agua). Matemáticamente esta condición se
expresa:
γ f ∀f > p t A 0 (5)
La condición anterior permite realizar el dimensionado de las características de la ventosa en función del
peso específico del flotador, del volumen del mismo y de la presión en el interior de la conducción

Tipos de ventosas
Existen muchos dispositivos y mecanismos englobados bajo la definición general de ventosa o válvula de
admisión de aire. No obstante de forma general se distinguen dos grandes tipos, las denominadas ventosas
de gran orificio (Figura 1) y las de pequeño orificio (Figura 3).

Esquema de ventosas de pequeño orificio

Las ventosas de pequeño orificio o purgadores se caracterizan por unos orificios de salida de dimensiones
muy reducidas (1.5÷12.5 mm). Este diámetro debe entenderse como claramente diferente del diámetro de
conexión del purgador con la conducción. Aunque su principio de funcionamiento es similar al de las
ventosas de gran orificio su función es radicalmente diferente. Una vez instaladas se encargan de expulsar
al exterior el aire que durante el funcionamiento habitual del sistema es arrastrado y acumulado en los
puntos altos. De modo general cabe indicar que el diámetro de salida del purgador debe ser
progresivamente más pequeño al ir aumentando la presión de trabajo del mismo. En casos en los que se
desea aumentar la fuerza del flotador (Figura 3) puede aumentarse la fuerza que genera el peso del
flotador mediante el empleo de algún mecanismo de palanca.
Las ventosas de gran orificio se caracterizan por tener orificios tanto de entrada como de salida de tamaño
grande, lo que permite la admisión y expulsión de grandes cantidades de aire. De hecho el orificio de
salida suele ser de dimensiones parecidas a la del diámetro de conexión con al tubería en la que se
instalan. Se utilizan fundamentalmente en los denominados procesos de ventilación del sistema durante el
llenado y vaciado de las conducciones. De forma general su dimensionado se realiza buscando una
capacidad de admisión lo mayor posible, ya que con ello se consiguen mitigar las depresiones que pueden
generarse en la instalación en procesos de vaciado o durante fenómenos transitorios. Su capacidad de
expulsión debe ser también elevada, si bien esta salida de aire debe realizarse de forma controlada. En
caso de que la expulsión de aire se realice forma brusca pueden acontecer dos fenómenos no deseados en
la instalación:
• La generación de importantes sobrepresiones al cerrarse la ventosa. Cuando la expulsión de aire se
produce de forma demasiado rápida el aire y la columna de agua que empuja esta se desplazan a
gran velocidad. Cuando finalmente el agua llega a la ventosa se produce el cierre prácticamente
instantáneo de la ventosa, generándose una importante sobrepresión que puede afectar a la
integridad de la instalación.
• El cierre anticipado de la ventosa se produce por un exceso de velocidad de aire durante el proceso
de expulsión. Si el diseño de la ventosa no es adecuado o el caudal expulsado es excesivo puede
producirse al arrastre del flotador antes de llegar el agua a la ventosa. Este cierre anticipado puede
dejar en el interior de la conducción una importante bolsa de aire atrapado que genere importantes
sobrepresiones.

Localización de las ventosas


La localización de las ventosas se realiza en función del perfil longitudinal que presenta la instalación. De
forma ideal, el perfil de la instalación debería tener un aspecto quebrado que marquen puntos altos y bajos
bien definidos. De esta forma se instalan ventosas en los puntos altos, mientras que en los puntos bajos se
instalan válvulas de desagüe para proceder facilitar los procesos de vaciado. En el caso frecuente de
encontrar tramos rectilíneos de una cierta es una práctica muy extendida la instalación de ventosas
distribuidas a distancias más o menos equidistantes, separadas entre sí entre 500 y 1000 metros. Estas
distancias son mayores en el caso de que el tramo tenga una cierta pendiente claramente definida,
volviéndose menor la distancia entre ventosas conforme el tramo se hace más horizontal.
Además de la instalación a lo largo de la conducción es una buena práctica instalar ventosas en aquellos
puntos significativos donde pueda existir cierta acumulación de aire. Entre otros puntos característicos
pueden citarse:
- Los cambios de pendiente
- Las proximidades de aparatos de medida
- A la salida de grupos de bombeo
- A la salida de válvulas de seccionamiento
- Inmediatamente aguas abajo de la válvulas reductoras de presión
- En estrechamientos o cambios bruscos de diámetro de las conducciones
- En las proximidades de sistemas de filtrado, etc.

Ubicación característica de ventosas y purgadores. (1) Ventosas. (2) Purgadores. (3) Ventosas trifuncionales

Caracterización de las ventosas


La característica de una ventosa es la relación que existe entre el caudal másico G que esta puede expulsar
o admitir y la presión pt en su el interior de la tubería en la que se encuentra conectado. Tradicionalmente
se han empleado expresiones obtenidas de los estudios del flujo compresible en base a considerar que el
flujo a través de una ventosa es similar al flujo isoentrópico que se produce a una tobera convergente
(Figura 5).
p0, V0, A0

p, V, A

de entrada

de salida
Sección
Sección
G

Esquema de una tobera convergente

En una tobera como la representada en la Figura 5 existen dos condiciones diferentes del flujo, marcadas
por el hecho de si se alcanza o no la velocidad del sonido en la boquilla de salida. En el caso de la presión
en la sección de entrada p0 sea tal que la velocidad en la boquilla alcanza la velocidad del sonido se
produce el denominado bloqueo sónico. En estas condiciones la velocidad del fluido en la boquilla es
igual a la velocidad del sonido. Dichas condiciones para el caso de una tobera en la que el flujo es
adiabático y sin fricción ocurre cuando la relación entre los valores absolutos de la presión a la salida y la
entrada de la tobera guardan la relación
k
p* ⎛ 2 ⎞ k −1 p*0
=⎜ ⎟ = 0.5283 → = 1.8929 (6)
p0 ⎝ k + 1 ⎠
*
p*
donde p0* es la presión absoluta a la entrada de la tobera, p* es la presión absoluta y k es la relación de
calores específicos a presión y volumen constante que adopta para el aire el valor 1.4.
Un planteamiento análogo al que se realiza en toberas puede realizarse para el caso de las ventosas. En
ese caso, el caudal másico de aire G que puede una ventosa en flujo subsónico viene dada por la
expresión

7 ⎡⎛ p* ⎞1,4286 ⎛ p* ⎞1,714 ⎤
G = Cexp A exp p *
t
⎢⎜ atm
* ⎟
− ⎜ atm
* ⎟
⎥ (7)
RTt ⎢⎝ p t ⎠ ⎝ p t ⎠ ⎥⎦

donde Cexp es el coeficiente de expulsión de la ventosa. Dicho coeficiente adopta siempre valores
inferiores a la unidad, tanto menores cuanta mayor dificultad presente la expulsión de aire. Asimismo en
la ecuación anterior Aexp representa la sección de salida durante el proceso de expulsión; p*t es la presión
de trabajo en el interior de la tubería, representando la presión en la sección de entrada p0 de la Figura 5;
R es la constante característica del aire; Tt la temperatura del aire en el interior de la tubería; y p*atm el
valor absoluto de la presión atmosférica.
La expresión anterior es únicamente válida para las condiciones de flujo subsónico establecidas mediante
(6). En el caso de que se exceda la velocidad del sonido y se alcancen las condiciones de flujo
supersónico, el caudal volumétrico se bloquea al ver constantes tanto la sección como la sección de
salida. En estas condiciones el caudal másico puede aumentar ya que aumentos de presión posteriores
pueden originar un aumento de la densidad. La expresión del caudal másico es entonces
0, 686
G = Cexp A exp p*t (8)
RTt
Un planteamiento similar puede realizarse para el caso de la admisión de aire en una ventosa. En estas
condiciones las únicas diferencias estriban en que la presión en la sección de entrada es constante e igual
a la presión atmosférica, mientras que la presión en la sección de salida es variable, correspondiendo a la
presión en la tubería de conexión de la ventosa. Para flujo subsónico el caudal másico que puede admitir
una ventosa puede caracterizarse mediante la expresión

⎡⎛ p* ⎞1,4286 ⎛ p* ⎞1,714 ⎤
G = Cadm A adm 7p ρatm ⎢⎜ * t ⎟
*
atm − ⎜ *t ⎟ ⎥ (9)
⎢⎝ p atm ⎠ ⎝ patm ⎠ ⎥⎦

donde Cadm es el coeficiente de admisión de la ventosa que tiene las mismas implicaciones que Cexp en el
proceso de expulsión; Aadm es el área durante el proceso de admisión y ρatm es la densidad del aire en las
condiciones de presión atmosférica.
En el caso de que el flujo sea sónico el caudal volumétrico se mantiene constante. En este caso, dado que
la presión a la entrada de la ventosa es constante, se mantiene también el caudal másico, por lo que se
produce un bloqueo del mismo. Por más que aumente la depresión en el interior de la conducción la
cantidad de aire admitida no aumentará. Dicho caudal másico G en las condiciones de flujo sónico viene
dado por
0, 686
G = Cadm A adm p*atm = cte (10)
RTatm
Las expresiones (7), (8), (9) y (10) no son más que formulaciones teóricas del potencial comportamiento
de las ventosas. La representación real del comportamiento de una ventosa debe obtenerse mediante
ensayo y es una información que debe aportar el fabricante de la misma (Figura 6).
A fin de poder tratar numéricamente curvas como las de la Figura 6se emplean expresiones simplificadas
en lugar de las recogidas por las ecuaciones (7) a (10). La necesidad de simplificar las ecuaciones deriva
de que las expresiones teóricas enunciadas con anterioridad dependen cada una de ella de al menos dos
parámetros: un coeficiente de admisión y expulsión, y una sección de paso.
La simplificación de las ecuaciones teóricas de las ventosas se plantea expresando el caudal de aire libre
que puede admitir o expulsar cada una de ellas en función de la presión en la sección de entrada y el la
caída de presión. Matemáticamente las ecuaciones de admisión y expulsión para flujo subsónico son:

Q(std) = C ⋅ p*0 ⋅ ∆p (11)


donde Q(std) es el caudal de aire libre de aire admitido, que representa el caudal de aire medido en las
condiciones de presión y temperatura atmosférica que puede admitir o expulsar la ventosa; C es un
coeficiente característico diferente en caso de admisión o expulsión; ∆p es la caída de presión en la
ventosa; y p*0 es la presión absoluta en la sección de entrada de la ventosa.
0.9

0.8

0.7
SOBREPRESIÓN (bar)

0.6

0.5

0.4

0.3

0.2 DN 15
DN 20
DN 25
3 0.1
CAUDAL DE ENTRADA DE AIRE LIBRE (Nm /min) DN 40
-25 -20 -15 -10 -5 DN 50
0

5 10 15 20 25 30 35 40
3
-0.1 CAUDAL DE SALIDA DE AIRE LIBRE (Nm /min)
DEPRESIÓN (bar)

-0.2

-0.3

-0.4

Información técnica de un fabricante sobre las características de un conjunto de sus ventosas

La expresión simplificada (11) adopta expresiones dependiendo de si se trata de un proceso de admisión o


de expulsión de aire en la ventosa. En el caso de expulsión de aire la presión p*0 es la presión en el
interior de la tubería p*t, mientras que en la admisión de aire p*0 es la presión atmosférica p*atm.
Asimismo, los valores de presiones a partir de los cuales se produce el bloqueo sónico también son
diferentes en la admisión y expulsión, dado que la presión en la sección de entrada es diferente.
En definitiva, las expresiones simplificadas, utilizadas para representar el comportamiento de una ventosa
son:
Admisión en flujo subsónico (∆p < 0.48 bar)
Q(std) = cadm ∆p ⋅ p*atm (12)

Admisión en flujo sónico (∆p > 0.48 bar)


Q(std) = K ' (13)

Expulsión en flujo subsónico (∆p < 0,91 bar)


Q(std) = cexp ∆p ⋅ p*t (14)

Expulsión en flujo sónico (∆p > 0,91 bar)


Q(std) = K ⋅ p*t (15)

Una de las limitaciones mayores que tiene la modelación del comportamiento de las ventosas es la
fiabilidad de la información suministrada por fabricantes y vendedores de ventosas. A fin de verificar
dicho comportamiento se plantea la realización de ensayos para la caracterización de este tipo de
elementos. Dichos ensayos tienen dos características principales:
* Son ensayos cuya realización no es sencilla. La dificultad de los ensayos radica en la necesidad de
enormes volúmenes de aire previamente almacenados para poder ser posteriormente empleados
durante los ensayos. A modo ilustrativo en la Figura 7 se recoge una fotografía de la instalación
empleada para los ensayos del presente trabajo. Dicha instalación dispone de un gran depósito en el
que se almacena el aire y posteriormente una serie de reducciones de presión y tomas para la
realización de los ensayos.

Instalación de ensayo de ventosas

* La necesidad de disponer de ensayos fiables es cada día más acuciante. La inmensa mayoría de los
fabricantes de este tipo de dispositivos ofrece curvas características de sus ventosas tales como las
mostradas en la Figura 6. No obstante, en no pocas ocasiones estos datos no son del todo fiables.
Estudios previos (Fuertes, 2001) ponen de manifiesto las discrepancias entre los datos técnico-
comerciales aportados por el fabricante y los datos reales obtenidos mediante ensayo. A modo
ilustrativo en la Figura 8 se recogen dos ensayos comparativos que ponen de manifiesto estas
discrepancias.
0,5 0,5
0,45 0,45
EXPULSIÓN ADMISIÓN
0,4 0,4
0,35 0,35
∆ p (bar) 0,3 Ensayo e n 0,3

∆ p (bar)
laboratorio
0,25 0,25
0,2 0,2
C urva de
0,15 0,15
catálogo
0,1 0,1
0,05 0,05
0 0
0 100 200 300 400 500 600 700 800 0 100 200 300 400 500 600 700 800

Q (Nm 3/h) Q (Nm3/h)

Comparativa de los ensayos realizados con la información técnica ofrecida por el fabricante

Dimensionado de purgadores
El correcto dimensionado de las ventosas debe realizarse de acuerdo a las prestaciones para las que se
haya seleccionado el elemento. En este sentido el dimensionado es completamente diferente si lo
solicitado es un purgador para la continua eliminación de las burbujas de aire arrastradas a lo largo de la
conducción, o si lo deseado es instalar una ventosa de aireación para los procesos de llenado y vaciado de
las tuberías.
En cualquier caso dicho dimensionado de las ventosas depende de criterios técnicos y de niveles
determinados por los ingenieros de proyecto. En ningún caso la selección de este tipo de elementos puede
realizarse únicamente atendiendo al diámetro de conexión del elemento. Esta selección, más habitual de
lo deseable, supone una ridícula simplificación del proceso de dimensionado y selección de la ventosa
que supondría admitir que todas las ventosas con el mismo diámetro tienen las mismas características de
admisión y expulsión.
Por este motivo a continuación se detalla cómo se dimensionan los diferentes tipos de elementos de purga
y aireación. El dimensionado de los mismos se aborda en base al desarrollo de un ejemplo específico de
cada uno de ellos.
Los purgadores automáticos están diseñados para eliminar las pequeñas cantidades de aire que se van
almacenando en determinados puntos de la instalación durante el funcionamiento normal de la misma.
Por tanto, su funcionamiento está debe realizarse con el interior de la conducción sometido a una
determinada presión. Así, la selección del tamaño de purgador deberá ser tal que el flotador que genera el
cierre del mismo pueda abrir únicamente al perderse el empuje del flotador por la presencia del aire.
Durante la fase de expulsión de los purgadores funcionan como una ventosa en fase de expulsión, con la
diferencia de que habitualmente trabajan en la denominada zona sónica. Dicha zona sónica acontece
cuando la diferencia de presiones entre el interior y el exterior es superior a 0.9 bar. En estas condiciones
las características de expulsión de aire son

Q = cte ⋅ A exp ⋅ p*t


(16)
Q(Nm3 /min) = 0, 007912 ⋅ d(mm) 2 ⋅ p*t (bar)
En la expresión anterior Q es el caudal másico de aire medido como caudal volumétrico (en m3/min)
medido en condiciones de referencia (normalmente presión atmosférica y temperatura de 20 ºC); d es el
diámetro del orificio (en mm) y p*t es la presión absoluta del aire en el interior de la conducción en bares.
A modo de ejemplo considérese un ejemplo en el que la presión manométrica pt en el interior de la
conducción sea de 4 bares, el diámetro de la conducción 400 mm y el caudal circulante de 125 l/s. El
diseño del diámetro de orificio de purgador necesario depende únicamente del caudal que se desea
expulsar. Es por tanto la determinación de dicho caudal de expulsión el parámetro que determinará el
diámetro mínimo del orificio del purgador mediante la expresión (16).
El problema principal en el dimensionado de los purgadores es el establecimiento del caudal de aire que
es necesario evacuar. Como criterio general suele aplicarse la consideración de un 2% del caudal de agua
transportado por la conducción. No obstante este es tan solo un criterio aproximado, sin lugar a duda del
lado de la seguridad, ya que está asumiendo que la totalidad del aire que pueda ir disuelto se elimine por
uno solo de los purgadores. No obstante, la consideración en detalle de los niveles de aire que pueden
acumularse en cada punto es un cálculo sumamente complejo y con enormes incertidumbres.
Así, admitiendo un caudal del 2% el caudal de aire que será necesario expulsar será
Q(Nm3 /min) = 0, 02 ⋅125 = 2,5 l / s = 0,15 m3 / min (17)
A partir del caudal anterior el diámetro mínimo necesario de purgador será

Q(Nm3 /min) 0,15


d(mm) = = = 1,94 mm (18)
0, 007912 ⋅ p t (bar)
*
0, 007912 ⋅ (4 + 1, 013)
Con el resultado del diámetro se procede a la selección del purgador necesario para el punto calculado.
No obstante, los cálculos anteriores pueden realizarse también consultando las gráficas comerciales
suministradas por los fabricantes, que nos relacionan la presión en el interior de la conducción con el
caudal de aire a evacuar. Conocidas estas relaciones, para cada purgador se puede determinar el caudal de
aire evacuado para las condiciones de presión en el interior de la conducción.

Dimensionado de ventosas
El dimensionado de las ventosas para las tareas de aireación durante los procesos de llenado y vaciado de
las conducciones no es un proceso sencillo. Las dificultades principales radican en dos aspectos
significativos:
1. En primer lugar, la modelación del comportamiento de las ventosas y de las bolsas de aire
atrapado es un fenómeno sencillo, cuyo análisis requiere de complejos sistemas de ecuaciones en
los que gran parte de los parámetros no son fáciles de determinar.
2. En segundo lugar, los procesos de llenado y fundamentalmente de vaciado no siempre
corresponden a maniobras controladas del operador del sistema. Por ello existe una gran
incertidumbre en el posible comportamiento de las interfaces agua aire durante dichos procesos.
De modo genérico se analizará por separado el dimensionado de las ventosas para los procesos de
admisión y de expulsión. Dado el carácter diferenciado del comportamiento hidráulico del sistema, los
criterios de diseño empleados suelen ser diferentes en ambos procesos.

Dimensionado en la fase de expulsión


Durante los procesos de llenado de las conducciones el agua avanza por el interior de la conducción
desplazando el aire contenido en su interior que progresivamente se va expulsando por las ventosas
instaladas en la conducción. Durante este proceso se produce una dicotomía difícil de dirimir en cuanto al
diámetro del orificio de salida de la ventosa, o más genéricamente sobre la capacidad de expulsión de
dicha ventosa. Si la capacidad de expulsión de la ventosa es pequeña no puede expulsarse el aire en la
cantidad suficiente, por lo que las bolsas de aire presente en la conducción podrá irse comprimiendo
progresivamente. Dicha compresión puede llegar a originar importantes sobrepresiones en la instalación.
Por el contrario, si la ventosa tiene una baja capacidad de expulsión el aire se expulsará con suma
facilidad. Esta facilidad origina que el agua que progresivamente llenaba la conducción adquiera una
velocidad elevada. Al llegar el frente de agua a la ventosa esta cierre impidiendo la salida del agua a
través de la misma. Dicho cierre acontece en muchos de los casos de forma brusca, originando un
problema de golpe de ariete tanto más peligroso cuanto mayor sea la velocidad con la que llega el agua y
más rápido sea el proceso de cierre de la ventosa.
En definitiva, el dimensionado de los procesos de llenado de las conducciones debe realizarse limitando
la velocidad del agua a unos niveles tales que el golpe de ariete producido tenga unos valores aceptables.
El valor del golpe de ariete que se produce al cerrarse la ventosa viene determinado por
a
∆H = V (19)
g
donde a es la celeridad de las ondas de presión en el material de la conducción, g la aceleración de la
gravedad, V la velocidad que presenta la columna de agua cuando se produce el cierre de la ventosa; y
∆H la sobrepresión máxima admitida en la conducción.
Por tanto, a partir de establecer el valor máximo de la sobrepresión admitida en la conducción puede
determinarse la velocidad máximo de llenado de la conducción. Por otra parte no pueden reducirse
infinitamente las velocidades de llenado ya que en el caso de conducciones de envergadura podrían
alcanzarse tiempos de llenado inaceptables.

Dimensionado en la fase de admisión


El problema de la admisión de aire en las ventosas es ligeramente más complejo que el de llenado. La
razón radica en que dicho proceso de vaciado puede acontecer de manera programada, debido a una
parada programada de la instalación, o de manera involuntaria al producirse una determinada rotura en el
sistema.
En el caso de que la admisión de aire esté originada por una parada voluntaria de la instalación el caudal
de aire admitido está controlado por la velocidad a la que se produce el vaciado de la conducción. Por el
contrario, si la admisión de aire está originada por una rotura de la conducción el aire admitido depende
de las características de la rotura. Sin duda es el caso de la rotura de la conducción el acontecimiento que
genera mayores caudales y depresiones en la instalación.
Para diseñar el tamaño de ventosa necesario es necesario estimar el caudal máximo a evacuar, y
posteriormente la máxima depresión admitida durante el proceso de vaciado (aproximadamente ∆p = 0.3
bar). En el caso de suponer una rotura franca de la instalación se dispone de la totalidad de carga entre la
ventosa y la rotura como energía disponible. En este caso a partir de la pendiente hidráulica disponible j y
de las características de la instalación puede determinarse el caudal máximo que puede salir por la rotura
mediante la expresión

8f π 2 D5 g
j= Q 2 → Q max = j (20)
πDg
2 5
8f
En la expresión anterior f es el factor de fricción de la instalación, D el diámetro interior de la misma y Q
el caudal máximo de agua que puede llegar a salir por la rotura. Dicho caudal máximo es el que se adopta
como caudal máximo de aire admitido.
El problema que presenta la estimación del caudal máximo admitido mediante la expresión (20) es que
los valores que se obtienen normalmente son muy elevados. Por ello puede analizarse el caso de que la
rotura de la tubería no sea una rotura franca sino una rotura parcial de la misma. Este tipo de rotura
parcial dependerá del material de la conducción y del nivel de riesgo que se desee admitir en el
dimensionado de la ventosa.

Recomendaciones finales
El aire atrapado, bien durante el funcionamiento normal del sistema, bien durante los procesos de llenado
y vaciado de la conducción, es una fuente de problemas por las importantes sobrepresiones que pueden
generarse. Tal como se ha descrito a lo largo del texto la instalación de purgadores y ventosas puede
ayudar a solventar estos problemas si el diseño se realiza de forma adecuada.
No obstante, además de las consideraciones de diseño que se han realizado a lo largo del texto sería
recomendable también tener en cuenta las siguientes precauciones:
1. A lo largo del texto se han descrito los criterios para el dimensionado de las ventosas. En la
mayor parte de los casos se han descrito los procedimientos para determinar el tamaño de
ventosa o purgador mínimo para una determinada instalación. No obstante, uno de los riesgos
más importante en la selección de las ventosas es el sobredimensionamiento. En el caso de
escoger una ventosa notablemente mayor que la necesaria existen importantes riesgos de
sobrepresión durante los procesos de llenado, ya que la velocidad de la columna de agua será
mucho mayor que la seleccionada durante el diseño.
2. La selección de ventosas y purgadores se realiza a partir del conocimiento de las características
mínimas que debe cumplir el dispositivo y de las características técnicas suministradas por los
fabricantes. Uno de los problemas más graves en la selección de ventosas son las importantes
discrepancias que en ocasiones existe entre la información suministrada por el fabricante y la
que acontece realmente. Estas diferencias pueden originar que una ventosa seleccionada
finalmente funcione de forma no adecuada, no protegiendo adecuadamente la instalación.
La única forma de solventar esta limitación es exigir una verificación de los datos suministrados
por el fabricante, bien basándose en la realización de ensayos (Fuertes y otros, 2003), bien en la
determinación de las características mediante técnicas computacionales (Iglesias y otros, 2008).
3. Un problema que aparece en determinadas ventosa es el denominado cierre dinámico de la
misma. Determinados dispositivos de expulsión de aire pueden cerrarse por el arrastre
aerodinámico que genera la corriente de aire en su proceso de salida. Este cierre dinámico puede
originar que la ventosa se cierre aún cuando quede una importante cantidad de aire en el interior
de la misma, dejando importantes bolsas de aire atrapado en la conducción.
4. A la vista de lo comentado a lo largo del texto queda claro que la determinación del tamaño de
ventosa más adecuado para una determinada instalación depende de las condiciones de proyecto
o funcionamiento establecidas y de las características de admisión y expulsión de la misma.
En ningún momento la selección de la ventosa se realiza en función del tamaño de la conducción
en la que se instala o según el diámetro nominal de su conexión. Estos criterios son,
desgraciadamente, una práctica mucho más frecuente de lo deseable. En no pocas ocasiones la
selección del diámetro de ventosa a instalar se hace depender únicamente del diámetro de la
conducción en la que se instala. Al mismo tiempo no pocos técnicos en su práctica habitual
adoptan como equivalente todas aquellas ventosas cuyo diámetro nominal es el mismo. Esto
supone admitir que la capacidad de expulsión de la ventosa depende únicamente del diámetro de
la conexión y no de la configuración real de la misma.
Finalmente, cabe indicar que todas las consideraciones establecidas sobre las ventosas pierden su
importancia si no se realiza un adecuado mantenimiento de la misma. La falta o ausencia total de
mantenimiento puede originar problemas como la rigidez de sus partes móviles o la adherencia del
flotador cuando se encuentra cerrado. Esto puede originar que la ventosa no abra tras un largo periodo
cerrada o que durante el proceso de llenado la ventosa no cierre en el momento adecuado, originando una
importante salida de agua a través de la misma. En definitiva, todas las características y prestaciones de
las ventosas como elemento de control del aire en las conducciones se pierden si el mantenimiento de las
mismas no es el adecuado.

Referencias bibliográficas
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2004

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