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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA DE INVESTIGACIÓN:

JURISDICCION Y COMPETENCIA

AUTORES:

CHUMACERO OROZCO, SILVIA

DOCENTE:

CHAVEZ REYES MARIO VICENTE

CURSO:

DERECHO PROCESAL LABORAL

Pimentel, 20 de febrero del 2018


JURISDICCIÓN Y
COMPETENCIA:
1. Aspectos Generales o Introductorios
Analizar críticamente la "jurisdicción" cómo institución y figura jurídica
constitucional procesal que se encuentra ligada a la concepción de Estado,
justicia, poderes y paz social, representa desde la perspectiva práctica y en el
rico contexto legal peruano actual un interesante reto que afrontaremos en el
marco de la cátedra

Abordar la temática contrastando las determinaciones constitucionales, con


las posiciones doctrinarias y las realidades legales y forenses patrias pretende
en éste material condensado ofrecer un marco que esclarezca situaciones
teóricas y prácticas asociadas a la jurisdicción y los medios alternativos, la
justicia militar, la administración pública, el arbitraje, la justicia extranjera,
la justicia de paz y la justicia comunal.
A tales fines se recurre a fuentes doctrinas nacionales y extranjeras
pertinentes, y a constituciones, leyes, proyectos de leyes y resoluciones, a los
fines de extraer y organizar datos relevantes que permitan sistematizar
planteamientos y realizar análisis exegéticos en torno a puntuales casos
prácticos vinculados al tema jurisdicción.
Según Calamandrei, el Derecho Procesal se basa en el estudio de tres
conceptos fundamentales:
La jurisdicción: que es la actividad que se realiza por el juez, como un tercero
imparcial, para los efectos de dirimir a través del proceso, el conflicto que las
partes han sometido a su decisión.
La acción: que es el derecho que se reconoce a los sujetos para los efectos de
poner en movimiento la actividad jurisdiccional en orden a que se resuelva a
través del proceso el conflicto que se ha sometido a su decisión.

El proceso: que es el medio que el sujeto activo tiene para obtener la


declaración jurisdiccional acerca de la pretensión que ha hecho valer
mediante el ejercicio de la acción; donde el sujeto pasivo tiene el derecho a
defenderse; y el tribunal la obligación de dictar sentencia conforme a los
alegado y probado.
Como se ha visto anteriormente la jurisdicción se considera como el poder
genérico de administrar justicia, dentro de los poderes y atribuciones de la
soberanía del Estado; competencia es precisamente el modo o manera como
se ejerce esa jurisdicción por circunstancia concretas de materia, cuantía,
grado, turno, territorio imponiéndose por tanto una competencia, por
necesidades de orden práctico. Se considera, entonces, tanto como facultad
del juez para conocer en un asunto dado, como también el conflicto que
puede existir por razón de competencia, como es el caso de conflicto o
cuestiones que pueden darse al respecto.
La jurisdicción es el género, mientras que la competencia viene a ser la
especie todos los jueces tienen jurisdicción, pues tienen el poder de
administrar justicia, pero cada juez tiene competencia para determinados
asuntos.
Capítulo II:
La Jurisdicción
2. Jurisdicción
Etimología
Proviene del latín iurisdictio – nis, que significa acción de decir o de indicar
el
derecho.
La acepción etimológica no ha sido aceptada por la doctrina para
conceptualizar el concepto de jurisdicción por las siguientes razones:
a) Se trataría de un concepto de gran multivocidad: no sólo sería el juez
quien dice el derecho sino que también otros órganos en el Estado de
Derecho
Democrático.
b) No se comprende la equidad: porque si bien es cierto que en la gran
mayoría de los Estados existe la Jurisdicción de Derecho, no es menos cierto
que a falta de norma que resuelva el conflicto debe el juez aplicar la equidad.
c) Se restringe la jurisdicción a las sentencias declarativas: deja de lado
las sentencias constitutivas, las cuales tiene por objeto crear, modificar o
extinguir un estado o situación jurídica y que tienen efectos para futuro.
3. Diversas acepciones de la voz jurisdicción
a) Como ámbito territorial: debe ser descartada, ya que se aparta
claramente de lo que constituye la jurisdicción.
b) Como competencia: diversos preceptos legales confunden la
jurisdicción con la competencia, en circunstancias que se trata de conceptos
distintos, si bien existe respecto de ellos una relación de totalidad a parte.
c) Como poder: para referirse al conjunto de atribuciones del cual se
encuentran dotados los diferentes órganos del poder público. Pero,
tratándose
de los órganos jurisdiccionales la sola noción de poder no permite delimitar
el
concepto de jurisdicción. En efecto, la jurisdicción no sólo implica poder, sino
que también deber que requiere ser ejercido por el órgano para resolver los
conflictos que le promuevan las partes.
d) Como función: la jurisdicción es una función que debe ser ejercida
para resolver los conflictos de relevancia jurídica que se promuevan en el
orden temporal.
2.2 La jurisdicción como facultad de administrar justicia
La función jurisdiccional concebida como la facultad de administrar justicia,
obedece a un resabio histórico. Durante mucho tiempo se concibió la función
jurisdiccional como una parte de la administración del Estado y por tanto,
regida por el Derecho Administrativo. Por consiguiente la facultad judicial se
ejercía a través de una función administrativa, la administrar justicia.
Respecto de esta concepción todavía existen resabios en nuestra
legislación,
utilizándose la expresión administración de justicia como sinónimo de Poder
Judicial.
Concepto de Chiovenda
La jurisdicción es: “la función del Estado que consiste en la actuación de la
ley mediante la sustitución de la actividad de los órganos a la actividad
ajena, ya sea afirmando la existencia de una voluntad de ley, ya poniéndola
posteriormente en práctica”.
Son elementos de su definición:
a) La jurisdicción es una función pública.
b) El objeto de la jurisdicción es la actuación de la voluntad de la ley al
caso concreto.
c) La jurisdicción se concibe como la sustitución de la voluntad de las
partes en conflicto por la actividad pública del juez.
d) La sustitución de la actividad pública del juez a la voluntad de las partes
se hace en dos planos: i) sustitución intelectiva: se realiza dentro del
proceso
al momento de juzgar, decisión que va a sustituir la voluntad de las partes
para la solución del conflicto, la que regirá no sólo para ellas sino que para los
demás miembros de la comunidad, en cuanto a cuál es la voluntad concreta
de la ley respecto del litigio; ii) sustitución material: el juez realiza
materialmente la actividad que ha debido ejercer la parte vencida para dar
cumplimiento del fallo, o las apercibe con multas o arrestos para que la parte
vencida de cumplimiento al fallo.

La unidad de jurisdicción y la especialidad jurisdiccional laboral

La jurisdicción como potestad estatal de administrar justicia es única.

Los incisos 1) y 2) del artículo 139 de la Constitución reconocen la unidad de


jurisdicción como un principio y derecho de la función jurisdiccional en los términos
siguientes:

Principios de la Administración de Justicia

Artículo 139.- Son principios y derechos de la función


jurisdiccional:

1. La unidad y exclusividad de la función jurisdiccional.


No existe ni puede establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción
de la militar y la arbitral.

No hay proceso judicial por comisión o delegación.

2. La independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional


Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano
jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar sin
efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar
procedimientos en trámite, ni modificar sentencias ni retardar su ejecución. Estas
disposiciones no afectan el derecho de gracia ni la facultad de investigación del
Congreso, cuyo ejercicio no debe, sin embargo, interferir en el procedimiento
jurisdiccional ni surte efecto jurisdiccional alguno”.

Por su parte, el artículo 1 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, aprobado por Decreto Supremo N° 017-93-JUS, publicado el 20 de julio de
1993 (en adelante TUOLOPJ), a su vez legisla lo siguiente:

“Artículo 1.- La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el
Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con sujeción a la Constitución y
a las leyes.
No existe ni puede instituirse jurisdicción alguna independiente del Poder Judicial,
con excepción de la arbitral y la militar”.

Nuestro ordenamiento constitucional y legal no admite que la función jurisdiccional


pueda ser dividida porque es parte de la soberanía ejercida por uno de los poderes
del Estado, como es el Poder Judicial. Dividir la jurisdicción sería como dividir la
soberanía.

Es por ello que, con excepción de la jurisdicción militar y arbitral, nuestro


ordenamiento jurídico rechaza la posibilidad que pueda existir actualmente una
jurisdicción privativa, dotada de autonomía orgánica, que tenga como función
resolver los conflictos jurídicos de orden laboral, tal como ocurrió en el pasado con
el desaparecido Fuero Privativo de Trabajo y Comunidades Laborales.

En conclusión, tenemos que en el Perú no podemos hablar con propiedad de una


jurisdicción laboral, ni penal, ni civil o de una jurisdicción de familia; sino de
“especialidades jurisdiccionales” que forman parte de la jurisdicción única ejercida
por el Poder Judicial, especialidades entre las cuales se divide el trabajo en
atención a la naturaleza de las pretensiones que se reclaman ante dicho poder del
Estado.

Los órganos de la especialidad jurisdiccional laboral

Como hemos visto anteriormente, no es posible encargar la solución


de los conflictos de trabajo a un órgano privativo por prohibirlo expresamente la
Constitución, por lo que la solución de dichas controversias corresponde al Poder
Judicial, a través de sus órganos jurisdiccionales competentes previstos en el
TUOLOPJ.
De conformidad con el artículo 26 del TUOLOPJ los órganos encargados de
administrar justicia en el Perú son los siguientes:
“Artículo 26.- Son órganos jurisdiccionales del Poder
Judicial:
1. La Corte Suprema de Justicia de la República.
2. Las Cortes Superiores de Justicia, en los respectivos Distritos Judiciales.
3. Los Juzgados Especializados y Mixtos, en las Provincias respectivas.
4. Los Juzgados de Paz Letrados, en la ciudad o población de su sede; y,
5. Los Juzgados de Paz”.
PAPITULO III LA
COMPETENCIA
Etimología

La palabra “Competencia” procede del latín “compêtere”, raíz de la que deriva


el verbo “competer, incumbir, pertenecer, estar investido de autoridad para
ciertos asuntos”. Y el adjetivo “Competente” es aplicado, especialmente, a quien
se desenvuelve con eficacia en un determinado dominio de la actividad humana.
En el ámbito jurídico, la palabra competencia es aplicada a quien tiene aptitud
legal o autoridad para resolver ciertos asuntos.

Concepto

En principio debemos señalar que la idea de competencia implica distribución


de trabajo entre los jueces, recurriendo a una serie de criterios. En efecto, todos
los jueces tienen la facultad de ejercer la función jurisdiccional, esto es, la de
dirimir conflictos. Pero no todos los jueces, en países dilatados como el nuestro,
tienen la facultad de dirimir todos los tipos de conflictos que se presentan en el
territorio. Por ello es que cada juez o grupo de jueces se les ha atribuido la
capacidad de conocer determinados tipos de conflictos.

Por ello algunos autores dicen que la competencia es la medida cómo la


jurisdicción se distribuye entre las diversas autoridades judiciales.

Francisco Carnelutti define a la competencia como “el poder propio del oficial
de justica para ejercer la jurisdicción del caso”.
Ugo Rocco dice que la competencia es “la distribución y atribución de la
jurisdicción entre los distintos jueces”. Agrega este mismo autor que la
competencia es “aquella parte de la jurisdicción que corresponde en concreto a
cada órgano jurisdiccional singular, según ciertos criterios, a través de los cuales
las normas procesales distribuyen la jurisdicción entre los distintos órganos
ordinarios de ella”.

Eduardo Couture señala que la competencia es la medida de la Jurisdicción


asignada a un órgano del poder judicial, a efecto de la determinación genérica
de los asuntos en que es llamado a conocer por razón de la materia, de la
cantidad y del lugar.

Hugo Alsina expresa que puede definirse la competencia como “la aptitud de
Juez para ejercer su jurisdicción en un caso determinado”.

Podemos señalar entonces que la jurisdicción es el género, mientras que la


competencia viene a ser la especie, todos los jueces tienen jurisdicción, pues
tienen el poder de administrar justicia, pero cada juez tiene competencia para
determinados asuntos.

Entendemos a la jurisdicción es la facultad de administrar justicia, en tanto que


la competencia es la capacidad o aptitud de ejercer esa función jurisdiccional en
determinados conflictos. Los jueces ejercen su jurisdicción en la medida de su
competencia.

Entre estos dos conceptos existe entonces una diferencia sustancial; pues la
jurisdicción es la potestad de administrar justicia y la competencia fija los límites
dentro de los cuales el Juez ejerce dicha facultad.

Criterios para Determinar la Competencia


La competencia es regulada de diversa manera y recurriendo a variados
criterios en las distintas legislaciones, de acuerdo a la organización judicial
correspondientes. En otras palabras, hay jueces competentes en determinados
asuntos y que no son competentes en otros.

Como lo señalamos precedentemente, la competencia es el elemento para


distribuir los asuntos justiciables entre los distintos jueces, para lo cual se
recurre a una serie de criterios.

Según lo establecido en el artículo 8 del Código Procesal Civil, la competencia


civil se determina por la situación de hecho existente al momento de la
interposición de la demanda o solicitud y no podrá ser modificada por los
cambios de hecho o de derecho que ocurran posteriormente, salvo que la ley
disponga expresamente lo contrario.

La competencia se determina por la situación de hecho existente al momento


de interposición de la demanda o solicitud y no podrá ser modificada por los
cambios de hecho o de derecho que ocurran posteriormente, salvo que la ley
disponga expresamente lo contrario (Art.8 CPC). Este artículo hace referencia
a la interposición de la “solicitud” en alusión inequívoca a los procedimientos no
contenciosos, que como lo hemos indicado no constituyen proceso.

Los criterios para fijar la competencia según nuestro código procesal civil son:

La competencia por materia

La materia es la naturaleza jurídica del asunto pudiendo ser de esta manera:


civil, mercantil, laboral, penal, constitucional, etc., por lo que existen
diversos órganos jurisdiccionales para encargarse de cada distinta materia.

En el Derecho Procesal Civil, la competencia por razón de la materia se


determina por la naturaleza de la pretensión procesal y por las disposiciones
legales sustantivos que regulan (Art 9 CPC). Es decir, se toma en
consideración la naturaleza del derecho subjetivo hecho valer con la
demanda, que constituye la pretensión, y la normatividad aplicable al caso
concreto. Si bien, en materia civil, fundamentalmente se aplica el Código
Civil para dirimir las controversias, ello no excluye la aplicación de normas
contenidas en otros cuerpos legales orgánicos o en otras disposiciones
legales. La especialización de los jueces tiene que ver esencialmente con
la competencia por razón de la materia.
El legislador, como lo hemos anotado, ha establecido como una regla que
tiene que ver con la competencia por razón de la materia cuando señala que
corresponde a los órganos jurisdiccionales civiles el conocimiento de todo
aquello que no esté atribuido de modo específico por la ley a otros órganos
jurisdiccionales (Art. 5 CPC). Esto significa que si se presentara una
pretensión procesal que, por su naturaleza, no fuese de competencia de
algún Juez Laboral, Agrario, Penal o de los Niños y Adolescentes, el asunto
tiene que ser de conocimiento del Juez Civil. Los jueces civiles conocen,
pues, de todos los asuntos que no son de competencia exclusiva de los
otros jueces especializados.

Debemos anotar que la necesidad de funcionarios (jueces) especializados,


con versación en determinadas cuestiones para las cuales la ley exige
preparación adecuada, es la verdadera razón de este tipo de competencia.
Esto justifica igualmente que determinados jueces conocen de una
categoría de litigios civiles que la ley no les encomienda a otros. Así, un
Juez de Paz Letrado no tiene competencia para conocer de una demanda
de divorcio por causal, que es de competencia de un Juez en lo Civil. Aquí
constatamos claramente que la ley le ha atribuido una competencia por
razón de la materia sobre determinado asunto al Juez en lo Civil. Esto nos
lleva a señalar que podemos hablar de la competencia por razón de la
materia no sólo tratándose de jueces civiles, penales, laborales, etc., sino
también entre los propios jueces que conocen, por ejemplo, sólo de asuntos
civiles.

La competencia por razón de la materia se determina por la naturaleza de


la pretensión procesal y por las disposiciones legales sustantivos que
regulan (art 9 CPC). Es decir, se toma en consideración la naturaleza del
derecho subjetivo hecho valer con la demanda, que constituye la pretensión,
y la normatividad aplicable al caso concreto. Si bien, en materia civil,
fundamentalmente se aplica el Código Civil para dirimir las controversias,
ello no excluye la aplicación de normas contenidas en otros cuerpos legales
orgánicos o en otras disposiciones legales. La especialización de los jueces
tiene que ver esencialmente con la competencia por razón de la materia.
El legislador, como lo hemos anotado, ha establecido como una regla que
tiene que ver con la competencia por razón de la materia cuando señala que
corresponde a los órganos jurisdiccionales civiles el conocimiento de todo
aquello que no esté atribuido de modo específico por la ley a otros órganos
jurisdiccionales (Art. 5 CPC). Esto significa que si se presentara una
pretensión procesal que, por su naturaleza, no fuese de competencia de
algún Juez Laboral, Agrario, Penal o de los Niños y Adolescentes, el asunto
tiene que ser de conocimiento del Juez Civil. Los jueces civiles conocen,
pues, de todos los asuntos que no son de competencia exclusiva de los
otros jueces especializados.

Como corolario debemos anotar que la necesidad de funcionarios (jueces)


especializados, con versación en determinadas cuestiones para las cuales
la ley exige preparación adecuada, es la verdadera razón de este tipo de
competencia. Esto justifica igualmente que determinados jueces conocen
de una categoría de litigios civiles que la ley no les encomienda a otros. Así,
un Juez de Paz Letrado no tiene competencia para conocer de una
demanda de divorcio por causal, que es de competencia de un Juez en lo
Civil. Aquí constatamos claramente que la ley le ha atribuido una
competencia por razón de la materia sobre determinado asunto al Juez en
lo Civil. Esto nos lleva a señalar que podemos hablar de la competencia por
razón de la materia no sólo tratándose de jueces civiles, penales, laborales,
etc., sino también entre los propios jueces que conocen, por ejemplo, sólo
de asuntos civiles.

En efecto, dentro del mismo fuero, la competencia por razón de la materia


se ha distribuido entre los órganos jurisdiccionales de distinta jerarquía.
Señalamos algunos casos:
a) Tratándose de la responsabilidad de los jueces, cuando la demanda es
dirigida contra un Juez en lo Civil, Juez de Paz Letrado o Juez de Paz
es competente la Sala Civil de Turno del Distrito Judicial dentro del
ámbito territorial donde ejerce su función el Juez demandado. Cuando
la demanda es dirigida contra Vocales de la Corte Suprema y de las
Cortes Superiores es competente la Sala Civil de la Corte Suprema.

b) Tratándose de retracto son competentes para conocer sólo los Jueces


Civiles y los Jueces de Paz Letrado.

c) Los Jueces de Paz (no los Letrados) no tienen competencia para


conocer de demandas sobre retracto, título supletorio, prescripción
adquisitiva y rectificación o delimitación de áreas o linderos,
expropiación, desalojo, etc.

d) Tratándose de la impugnación de acto o resolución administrativa, es


competente la Sala Especializada en lo Civil de la Corte Suprema
cuando la impugnación se refiere a Resolución Suprema o resoluciones
emanadas de las asambleas regionales, del Banco Central de Reserva,
de la Superintendencia de Banca y Seguros, de la Contraloría General
de la República, del Tribunal Fiscal, del Tribunal de Aduanas o de los
órganos de gestión de la Corte Suprema.

Competencia por razón de Territorio

El territorio es la porción en la superficie del globo terráqueo sobre la cual


el estado ejerce habitualmente su soberanía. Constituye la base física del
Estado, así como el elemento necesario para la subsistencia del Estado, el
cual se individualiza geográficamente, por virtud de la permanencia de un
pueblo en suelo. Además, constituye la determinación del Imperium, ya que
la validez del orden jurídico debe ser referida a límites de espacio.
Como criterio para determinar la competencia, podemos definir al territorio
como el lugar físico donde se encuentran los sujetos u objeto de la
controversia o donde se produjo el hecho que motiva el juicio.

La razón de ser de este tipo de competencia es la circunscripción territorial


del juez recogiendo el vigente CPC el criterio subjetivo y objetivo; en primer
caso tiene en consideración el domicilio de la persona o litigante
demandado o por excepción demandante, como por ejemplo en procesos
sobre prestaciones alimenticias. En el segundo prima el organismo
jurisdiccional de la sala o tribunal como, por ejemplo, las salas de la corte
suprema tienen competencia en toda la república, en tanto que una sala
superior solo en el distrito judicial correspondiente.
El territorio es el ámbito espacial dentro del cual el juzgador pueda ejercer
válidamente su función jurisdiccional. Este ámbito espacial recibe diferentes
denominaciones: circuitos, Distritos, partidos judiciales, etc.

En el derecho procesal familiar y del estado civil es pertinente señalar las


siguientes reglas:

 En las demandas sobre el estado civil, es competente el juez del


domicilio del demandado.

 En los procesos sobre diferencias conyugales, nulidad de matrimonio y


divorcio, es juez competente el del domicilio conyugal, salvo quela causa
del divorcio sea el abandono del domicilio conyugal, pues en este caso
será competente el juez del domicilio del cónyuge abandonado.

 En los procesos de alimentos es competente el juez del domicilio de la


parte actora o el de la parte demandada, a elección de la primera.

Competencia por razón de grado

Es necesario precisar lo establecido en el artículo 141, 143 y 144 de la


Constitución Política del Perú:
El poder Judicial está integrado por órganos jurisdiccionales que
administran justicia en nombre de la Nación, y por órganos que ejercen su
gobierno y administración. (Art. 143). La Sala Plena de la Corte Suprema es
el órgano máximo de la deliberación del poder Judicial (Art. 144)
correspondiéndole fallar en casación o en última instancia, cuando la acción
se inicia en una corte superior o ante la propia Corte Suprema (141).

Por lo que, de lo previsto en la Constitución podemos observar la existencia


de una jerarquización de los diversos órganos jurisdiccionales en nuestro
país, siendo la Corte Suprema la de mayor jerarquía, siguiéndole la Corte
Suprema y demás órganos

El criterio por razón de grado, denominado también competencia funcional


se relaciona con el nivel o jerarquía de los organismos jurisdiccionales pues
existen juzgados de primera instancia o especializados civiles; Salas Civiles
o mixtas de las cortes superiores (segunda instancia) y las salas civiles de
la Corte Suprema, que ejercen su función dentro del marco de las otras
competencias.

Por lo que se consideran gradualmente a todos los órganos jurisdiccionales,


con el fin de respetar su competencia funcional, iniciando los procesos en
el juzgado correspondiente a cada asunto.

Normalmente el ejercicio de la función jurisdiccional no se agota con una


sola cognición; es decir con el conocimiento y decisión del litigio por parte
de un solo juzgador. Tomando en cuenta que el o los titulares del órgano
jurisdiccional son seres humanos y por tanto seres susceptibles a
equivocarse, las leyes procesales regularmente establecen la posibilidad de
que la primera decisión sobre el litigio sea sometida a una revisión por parte
de un juzgador de superior jerarquía, con el fin de que determine fue dictada
con apego o no a derecho y por consiguiente, si debe o no confirmarse o
convalidarse. A cada cognición del litigio por un juzgador se denomina grado
o instancia.
Así se firma que el proceso de encuentra en la primera instancia o en el
primer grado como cuando está siendo conocido, por primera vez, por un
juzgador. A este se denomina juzgador de primera instancia o de primer
grado.la segunda instancia o el segundo grado de conocimiento se inicia
como pro regla, cuando l aparte afectada por la decisión del jugador de
primera instancia interpone el recurso que proceda contra dicha decisión.
Este recurso generalmente recibe el nombre de apelación. También cabe la
posibilidad de que las leyes procesales prevean una tercera instancia, que
se inicia con el recurso de casación o el amparo.
El grado o instancia es un criterio para determinar la competencia según
que un litigio haya sido sometido o no al conocimiento de un juez.

Competencia por conexidad:

Este fenómeno se presenta cuando dos o más litigios distintos, sometidos


a procesos diversos, se vinculan por provenir de la misma casusa o relación
jurídica sustantiva, o porque en ellos intervienen las mismas partes.

Para evitar que sobre los litigios conexos se dicten, por separado , la
respectivas sentencias y que estas lleguen a ser contarías o contradictorias
procede la acumulación de los procesos en los que aun cuando se sigan
sustanciando en los que se tramitan dichos litigios , con la finalidad de que
, aun cuando se sigan sustanciando: “ Por cuerda separada, se resuelvan
en una sola sentencia” .La acumulación de los procesos en los que se
tramitan dichos litigios, con la finalidad de que , aun cuando se sigan
sustanciando: “ Por cuerdas separadas, Se resuelvan en una sola
sentencia”. La acumulación se suele hacer del proceso más reciente al más
antiguo. El fenómeno de la conectividad, además de producir la
acumulación de los procesos determina que la competencia para conocer
del segundo o de los ulteriores procesos, se desplace al juzgador que se
encuentra conociendo del primer proceso.

En materia civil, el juzgador que debe seguir conociendo de los procesos


con litigios conexos es el que haya llevado a cabo primero, por conducto del
notificador el emplazamiento del demandado.

Reglas para determinar la competencia por razón de territorio

Este tipo de competencia tiene en consideración el territorio donde se ejerce la


función jurisdiccional o donde se encuentra el domicilio de la persona o donde
está ubicada la cosa o donde se ha producido un hecho o un evento. La
competencia por razón de territorio se refiere al ámbito territorial donde va a
ejercer su función jurisdiccional el titular de la decisión. La atribución a los jueces
para el conocimiento de determinados litigios de una circunscripción territorial
es la razón de ser de este tipo de competencia.

El código recoge los dos criterios que la doctrina ha establecido para fijar la
competencia por razón de territorio. Desde el punto de vista subjetivo, para fijar
la competencia, tiene en consideración al litigante, y desde el punto de vista
objetivo, tiene en cuenta al organismo jurisdiccional. En este último caso, verbi
gratia, las Salas Civiles de la Corte Suprema (Salas de Casación) tienen
competencia en toda la República, las Salas Civiles de las Cortes Superiores
tienen competencia en el ámbito territorial que la ley les ha asignado a los
Distritos Judiciales, etc. En cambio, con el criterio subjetivo, la competencia se
fija, por ejemplo, teniéndose en consideración el domicilio del demandante o el
domicilio del demandado.

La competencia por razón de territorio no es tan rígida como la competencia por


razón de la materia, pues, en aquélla, un Juez que no es competente
territorialmente para conocer de un litigio, puede muy bien conocer y resolver la
controversia si media el sometimiento tácito o expreso de las partes en
contienda, Por ello, en doctrina, se califica a la competencia territorial como
relativa, en tanto que a las otras competencias como absolutas de ineludible
observancia.

Cuestiones y conflictos de la competencia

Ya indicamos anteriormente que, como la competencia es un presupuesto de


validez del proceso, el propio juzgador tiene el deber de verificar, en cada litigio
que se le plantee, si tiene o no competencia para conocer del mismo; y que si
considera que es incompetente, de oficio debe negarse de conocer el litigio.
Con independencia de este deber del juzgador, las partes tienen derecho de
impugnar, de objetar, de cuestionar la competencia de aquél.

La forma de impugnar son de dos vías: declinatoria y de inhibitoria.

1.1. DECLINATORIA: Es una vía de impugnación directa, ya que se promueve


ante el juez que está conociendo del litigio, pidiéndole que se abstenga del
conocimiento del mismo y remita el expediente al juzgador que se estima
competente.

1.2. INHIBITORIA: Es una vía indirecta, en virtud de que se promueve ante el


juzgador que se estime competente, pidiéndole que dirija oficio al que está
conociendo del litigio y se considera incompetente, para que se inhiba y
remita el expediente al primero

Si el conflicto de incompetencia se plantea ante dos juzgadores que tengan


como superior jerárquico al mismo tribunal será este el competente para
resolverlo.

Normalmente las leyes procesales facultan a los juzgadores para que resuelvan,
ante la cuestión de competencia planteada, si se considera o no competentes. Por
ejemplo el propio juzgador ante el que se promueva la declinatoria, debe resolver
si se considera o no competente para seguir conociendo del litigio. Solo en caso de
que se declare incompetente, remitirá el expediente al juzgador que se estime
competente, el cual, a su vez debe resolver si efectivamente es o no competente.
En caso afirmativo, conocerá del proceso; pero en caso de que el segundo juzgador
determine también que no es competente, la cuestión de competencia promovida
por una de las partes dejara de serlo y se convertirá en un conflicto o contienda de
competencia entre los dos juzgadores que nieguen tener competencia respecto del
mismo asunto. A sí mismo el juzgador ante el que se promueve la inhibitoria debe
resolver, primer término, si se considera o no competente para conocer del litigio
de que se trate. Solo sé si se estima que es competente dirigirá el oficio inhibitorio
al juzgador que este conociendo del litigo, el cual, así vez, deberá determinar si es
o no competente.

Si estima que no es competente remitirá el expediente al juzgador que le dirigió el


oficio. Pero si se considera competente la cuestionad e competencia se convertirá
en un conflicto o contienda de competencia entre los dos juzgadores que afirman
tener competencias para conocer el mismo asunto.

De acuerdo con lo expuesto, los conflicto de competencia se presentan cuando dos


juzgadores de declaran competentes (conflicto positivo) o incompentes (conflicto
negativo) para conocer del mismo asunto.

Si el confito de competencia de plantea ante dos juzgadores que tengan como


superior jerárquico al mismo tribunal, será este el competente para resolverlo.

Caracteres de la competencia

La competencia presenta las características siguientes:

Legalidad

La competencia de los jueces se establece y se modifica por ley. El primer pá rrafo


del artículo 6 del Código Procesal Civil, aplicable supletoriamente, señala lo siguiente:

“La competencia solo puede ser establecida por la ley”.

Se debe resaltar que la emisión de resoluciones administrativas que distribuyen el


trabajo jurisdiccional entre las salas y juzgados no contradice
El principio de legalidad, pues, los alcances de estas normas nunca pretenden
variar la competencia sino precisar su forma de ejercicio por los órganos
jurisdiccionales

Irrenunciabilidad de la competencia

Las normas procesales que regulan la competencia son de orden público y, por
consiguiente, de estricto cumplimiento. De conformidad con el principio de
legalidad, la competencia sólo puede ser establecida por la ley (Art. 6, primer
párrafo, CPC). Este principio, en la actualidad, no sólo no se observa, sino se
contraviene. Por ello decimos que hoy en día en el Perú la institución de la
competencia está en crisis. Por ello es que el legislados, siguiendo el principio
de Irrenunciabilidad de la competencia, ha establecido que la competencia civil
no puede ser objeto de renuncia ni modificarse por los titulares de la decisión
judicial, salvo en aquellos casos expresamente previstos en la ley o en los
convenios internacionales respectivos (Art.6 CPC).

Indelegabilidad de la Competencia.

Ningún Juez Civil puede delegar en otro la competencia que la ley le atribuye.
Esto se deriva de aquel principio constitutivo que preconiza que la función
jurisdiccional es indelegable.
Sin embargo, puede el Juez comisionar a otra la realización de determinadas
actuaciones judiciales fuera del ámbito territorial de su competencia (Art.7 CPC).
En estos casos el Juez comisionista no pierde su potestad de dirimir la causa,
lo que ocurre es que, por razones de distancia y por autorización de la ley, puede
encomendar a otro Juez la ejecución de determinadas diligencias, como puede
ser la notificación con la demanda a una persona o la práctica de un inspección
judicial,etc.
Competencia de la especialidad jurisdiccional laboral por razón
de la materia
La competencia por razón de la materia está determinada por la naturaleza
del asunto sometido a conocimiento del juez y por las disposiciones legales
sustantivas que la regulan.
El fundamento de la competencia por
razón de la materia radica en la necesidad que sean jueces versados en
determinada rama del Derecho quienes resuelvan cuestiones en las que
se exige una preparación adecuada,
tal como es el caso del Derecho del
Trabajo y de la Seguridad Social.
Esta clase de competencia tiene carácter absoluto y no puede ser objeto
de variación por las partes. Según los artículos 1, 2 y 3 de la NLPT, l competencia
de las Salas y Juzgados Laborales, así como de los Juzgados de Paz Letrados, está
referida fundamentalmente a materia laboral y de seguridad social.
CONCLUSIONES
Que tanto la jurisdicción como la competencia están plenamente Señalada en
nuestra constitución y que por lo consiguiente debe prevalece sobre todo el territorio
del Pueblo salvadoreño y como tal, su voz y voluntad será la que la misma ley señale
y deberá ser aplicada por el sistema judicial en especial por los Jueces.
La jurisdicción es uno de los elementos fundamentales del derecho procesal y en
su análisis profundo convergen los contenidos de la ciencia jurídica y de la ciencia
jurídica.
Jurisdicción es la principal premisa para lograr un sistema eficiente de
administración de justicia; en consecuencia, en todo diagnostico general sobre el tema,
debe ser tomada en consideración.
Dentro de la jurisdicción, la regulación sobre designación y remoción de juzgadores
debe ser revisada permanentemente para garantizar el lugar de los mejores juristas en
la delicada tarea de la judicatura.
Dentro del sistema jurídico nacional proponemos la adición de los artículos en la
LOPJ para dar participación a las asociaciones de profesionales de abogados
especialistas, maestros y doctores en derecho en la designación de juzgadores.
Que cada uno de los órganos principales que conforman el Estado peruano tiene su
propia competencia y como tal cada uno tendrá su propia jurisdicción.
BIBLIOGRAFÍA

 DIEGO PALOMO VELÉZ, “Ideas Básicas sobre la Jurisdicción Bases


o Principios del Ejercicio de la Función Jurisdiccional”.
 SÁNCHEZ VELARDE, Pedro. El Nuevo Proceso Penal, Idemsa, Lima,
2009. La Jurisdicción y Competencia.
 ARAVENA ARREDONDO, Leonardo. “Derecho Procesal Orgánico”.

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