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Los científicos tienen sospechas de que hay un nexo entre la destrucción de los
bosques de lluvia y el calentamiento global del planeta, pero los científicos no
han probado aún, convincentemente, el nexo. Más aún, en los círculos
científicos el concepto de calentamiento global está abierto todavía a discusión.
Sin embargo, el nexo entre los bosques y el clima local es fácilmente
observable aquí mismo en Guatemala. Arriba en las montañas de los bosques
de lluvia en las Verapaces es fascinante mirar el ciclo de lluvia en el bosque: el
sol sale, y uno puede ver el vapor de agua que sale del bosque,
condensándose en el cielo y formando más nubes que precipitan la lluvia
nuevamente sobre el bosque.
Hay que decir las cosas como son. Un camión cargado de madera, a plena luz
del día (aunque podría ser de noche una vez se levante una injustificada
prohibición), no significa que esté contribuyendo a la deforestación del país. Al
contrario, es muy probable que este camión provenga de una plantación
forestal que diez años atrás eran pastizales o terreno baldío, pero en donde
algún inversionista tomó la decisión de sembrar árboles con la esperanza de
cosecharlos y que ahora generan empleo, divisas y hasta beneficios
ambientales que antes no se tenían.
Pero que existan algunos árboles no significa que el bosque no haya sufrido
daños. Cualquier reducción del bosque es un problema para su ecosistema. La
deforestación ocurre cuando los bosques son convertidos en granjas para
alimentos o cultivos comerciales o usadas para criar ganado. También la tala
de árboles para uso comercial o para combustible lleva a la destrucción de los
bosques.
La deforestación no tiene que ver solamente con la pérdida de árboles.
También tiene un gran impacto sobre el ambiente. Muchas criaturas vivientes
dependen de los árboles por lo que, cuando desaparecen los árboles,
igualmente desaparecen los animales (biodiversidad disminuida). Se pierden
medicinas y materiales potencialmente valiosas, lo mismo que el agua y el aire
limpios. Sufren las personas indígenas y, eventualmente, también las
economías nacionales. El futuro de las personas y de los bosques están
interconectados.
La cuenca del río Lerma-Santiago es una muestra clara del desastre ecológico
provocado por la deforestación intensiva desplegada en esa macro región.
Independientemente del uso intensivo de agua a todo lo largo de la cuenca e
incluso de la absorción de sus fuentes primarias para satisfacer de agua al
Distrito Federal, no podemos soslayar el efecto dañino que ha provocado al
lago de Chapala o a los lagos ubicados en Michoacán los efectos de la
deforestación y la subsecuente erosión.