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LAS FALACIAS DE LA PRENSA “INDEPENDIENTE”

La verdad absoluta que circula con profusión en algunos medios de comunicación


identificados con los viejos grupos de poder que perdieron el control político de la
sociedad, afirma, sin mayor análisis, que “La verdad es una sumatoria de muchas
verdades” y que todas tienen el mismo derecho de ser expresadas. Nos proponemos
saber si este enunciado es falso o verdadero.
Aunque no se define qué es la Verdad, se infiere que ésta, la verdad, es un algo
fraccionado, formado de muchas partes que son otras verdades, que corresponden a las
diferentes interpretaciones sujetivas que sobre una Verdad, sea ésta un hecho o un
fenómeno, tienen los observadores del mismo. Vemos aquí la existencia, en primer
lugar, de la falacia de la Afirmación Gratuita, pues no se respalda con argumentos dicha
afirmación, y en segundo lugar, la falacia de la Ambigüedad, o de Confusión de
Conceptos, pues define como verdad la interpretación sujetiva.
Si la verdad se construye con muchas verdades, quiere decir que las muchas verdades, y
cada una de ellas, es el resultado de otras muchas verdades, las cuales, a su vez, son el
resultado de muchas otras verdades, y así hasta el infinito, configurando la falacia del
Pensamiento Circular. Por otro lado, si la verdad se construye con muchas verdades,
implica, necesariamente, que estas muchas otras verdades no sean contradictorias entre
sí pues de otra forma no podría construirse la Verdad, entonces, ¿Cuál es el criterio que
determina cuáles verdades son con las se que construye la Verdad? Y abundando sobre
lo mismo, inferimos de la frase de marras que para conocer la Verdad sería necesario
conocer la interpretación de todos y cada uno de los miembros de una sociedad, y luego
que todos hallamos oídos a todos, y no solo a los dueños o de quienes se han apropiado
de los medios, recién ahí habremos construido la Verdad. ¿Y qué tal si falta alguno?
Tendremos una verdad incompleta y por lo tanto no sería la Verdad. Por otro lado
¿Cuáles son las verdades que se sumaron y con las que se construyó la susodicha
Verdad: “La verdad es una sumatoria de muchas verdades”, y las verdades con las que
se construyeron cada una de las verdades de la sumatoria con las que se construyó la
Verdad? Se percibe que seguir por ese sendero es imposible construir la Verdad pues
caemos en un método de repetición al infinito que no nos llevará a ninguna parte. En
consecuencia el enunciado “La verdad se construye con otras verdades” es falso.
Definamos la verdad. Ésta tiene dos fuentes: lo Real o la Realidad, que está en continuo
movimiento y cambio; y lo Conceptual o Simbólico, que pertenece al campo del
lenguaje humano, y que establece que para que un enunciado sea verdadero, éste tienen
que corresponderse con la realidad, es decir, que lo que se dice refleje lo más fiel
posible a la realidad a la que pretende referirse. No hay que olvidar que la verdad es una
categoría humana que tiene que ver con la capacidad del homo sapiens sapiens de crear
símbolos para representar las imágenes que la percepción de los sentidos crea en nuestro
cerebro. Decir la verdad es expresar lo más fielmente posible esas imágenes a través de
la palabra o de la imagen.
La verdad interesa al humano en su proceso del conocimiento, en su necesidad de
determinar lo cierto de lo engañoso, de determinar las leyes que rigen el cambio de la
realidad. Es además, un acuerdo universal necesario para el cabal entendimiento entre la
personas, pues el lenguaje, y la comunicación concretamente, se asientan en la verdad.
Por ejemplo, si dos o más personas observan una tabla sobre cuatro patas dirán que eso
que ven es una mesa. “Mesa” es el concepto, el símbolo verbal que expresa la realidad

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de una tabla sobre cuatro patas. Todos dijeron la verdad cuando dijeron que aquello que
veían era una mesa, aunque cada uno lo haya dicho desde su particular visión, con su
carga de subjetividad, sin decir por ello que fueron muchas las verdades, pues sin duda
alguna, la realidad de la tabla sobre cuatro patas (mesa) es una sola, realidad que es
percibida según la psique de los observadores, que se asume dentro de los parámetros
normales, sin enfermedades mentales o estados de conciencia alterados.
Fue Descartes el primero que desarrolla un método para discernir lo verdadero de lo
falso, al que incorpora grandes dosis de escepticismo que se resume en su famoso “De
todo dudo menos de que dudo” y que constituye la base del método científico, el único
que cuenta con un método de comprobación: la demostración práctica de lo que se
asevera, la confirmación en la realidad de la hipótesis que se sustenta. Hay verdades
axiomáticas, como el día, la noche o lo frío y lo caliente, que no requieren
demostración, pero hay situaciones más complejas cuya demostración se ajusta a los
parámetros que las diversas ciencias lo exigen, de tal suerte que tenemos una verdad que
se demuestra en el ámbito de las leyes, por lo que se la llama “verdad jurídica”, u otra
del ámbito de las ciencias duras llamada “verdad científica”, u otra, en el ámbito social
llamada “verdad histórica”.Tales denominaciones sólo se refieren a los parámetros bajo
los cuales se realiza la demostración y de ninguna manera implica la existencia de
“muchas verdades”.
En este orden de cosas llegamos entonces a conceptualizar la llamada “verdad
periodística”, que es la misma Verdad pero bajo los parámetros propios de la actividad
de la comunicación social, la cual tiene también que cumplir exigencias demostrativas
que sabiamente la ley exige y que son del orden de procedimientos. ¿Cuáles son ellos?
Verificar la información y confirmar su veracidad, contrastar las fuentes, permitir la
réplica de los involucrados a dar su versión de los hechos, dar oportunidad a los
receptores de la información a opinar, corregir los errores que ocurran, entre otros, que
en la actualidad han sido sustituidos por un tratamiento más superficial de la
información en el que el respeto por la verdad se pierde en la confusión amarillista de
las muchas verdades, y por consiguiente, en la de la ninguna verdad.
Entonces, la verdad periodística, construida aplicando determinados procedimientos no
es una suma de interpretaciones sujetivas de los hechos, sino que deviene en la
comunicación de la información, que pertenece a la realidad, expresada de tal forma que
se corresponda con ella, aplicando los procedimientos señalados, para cumplir con la
función social de su existencia, y que debe ser su objetivo principal: el servicio de la
información veraz y oportuna a la que todos los ciudadanos tenemos derecho. Los
problemas actuales se deben a la contradicción que existe entre el fin social de la
comunicación, entendida como un servicio público, y el fin particular de la empresa
privada que es la ganancia, contradicción que la analizaremos más adelante.

Enero 07/2010

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