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«Los niños oyen 'no' por primera vez en el cole»

Pedro Simón Málaga | Enviado especial 9/6/2017 El Mundo

La abuela es maestra jubilada. La hija ejerce en Primaria. La nieta oposita para Secundaria. EL
MUNDO pulsa las tres edades de la escuela

Muchos años después, frente a la mesa donde estudiaba las oposiciones a docente, la
licenciada Daniela Ruiz había de recordar aquella tarde remota en que su abuela Loli la llevó a
jugar a los maestros.

Esta historia podría comenzar así. Porque nuestras tres protagonistas tienen algo de esas
estirpes como los Buendía. La abuela fue maestra, la hija lo es y la nieta oposita para serlo.

Viajamos a Málaga, hemos venido a hablar de educación y nos disponemos a pasar lista.

Loli García tiene 75 años, fue maestra en media docena de colegios en la provincia y se jubiló
en 2006. Es la abuela.

Marimar Fernández tiene 50 años, trabaja desde 1989 como docente en Primaria. Es la hija.

Daniela Ruiz tiene 24 años, estudió Filología Inglesa y un máster en Educación y está
preparando unas oposiciones para profesora de Secundaria. Es la nieta.

Y luego está la tía Francisca García, que tiene 71 años, fue maestra en la privada y en la pública
y no sale en la foto pero sí entre líneas: «¿De quién es la culpa del estado de la enseñanza? Hay
niños que escuchan por primera vez la palabra no cuando vienen al colegio. En su casa jamás
les han dicho esa palabra. En esta sociedad, si tú le dices no a un niño, éste se tambalea».

EL MUNDO ha juntado a tres generaciones de docentes de una misma familia para pulsar el
estado del profesorado en España. Estos son algunos de los apuntes que tomamos.

Pregunta.- ¿Los chicos saben más o menos que antes?

Respuesta.- [Marimar] Conforme pasan los años los contenidos son menos extensos. Depende
del centro y del Ministerio. Mi madre siempre me dice que ellas se sabían todos los países del
mundo, todas las capitales... Ahora no le pidas eso a un niño. No se lo exigen.

P.- Se habla mucho de la renovación tecnológica, pero se desprecia lo memorístico.

R.- [Marimar] Bueno, es que ahora los alumnos pueden echar mano del ordenador para
consultar. Hay cosas que los niños estudian y al año siguiente han olvidado. Se trata de que tú
les enseñes técnicas para buscar esa información. Tampoco creo que haga falta tener tanta
información almacenada en tu memoria.

R.- [Francisca] A ver, la cultura es lo que te queda en la memoria. Y tiras de ello en un


momento oportuno. Si hablásemos ahora de Geografía, me parecería ridículo que tú no
pudieras intervenir hasta que no fueras a por tu ordenador... Yo creo que la mejor herramienta
tecnológica para enseñar es una pizarra y una tiza.

P.- Antes los maestros tenían mucha consideración social. ¿Eso se ha perdido definitivamente?
R.- [Marimar] A mí al principio de trabajar (1989) me mandaron a un pueblo de Córdoba donde
todavía existía el prototipo de señorito andaluz. El director era muy mayor y autoritario. Los
padres le llevaban en Navidades un jamón. Era muy diferente... De un extremo al otro: ahora
te llegan notas de los padres en las que te dicen cómo tienes que dar la clase.

R.- [Francisca] Yo noté el cambio a principios de los 90. Por entonces los padres ya empezaron
a meterse donde no les llamaban.

P.- ¿Creéis que se ha perdido la cultura del esfuerzo?

R.- [Loli] Sí. No se le puede dar todo a los niños en todo momento. La mayoría trata de
justificar al hijo. Si el niño aprueba, dicen: «Mi niño ha sacado un sobresaliente». Si no: «La
guarra de la profesora ha suspendido a mi hijo».

R.- [Marimar] A los niños les están haciendo muy dependientes y muy inseguros... A lo mejor
en una clase de 28 niños hay cinco que tienen una disciplina y una educación adecuadas. El
resto ya no. Los padres te dicen: «¿Qué hago? Es que no puedo con él». Yo digo: «Tú eres la
que tienes que educar al niño, en sus valores». No les dejan equivocarse por sí mismos: les
preparan el bocadillo, se lo meten en la mochila. Antes la norma era escuchar al maestro.
Ahora es escuchar al niño.

P.- ¿Qué grado de responsabilidad tiene el profesorado en el estado de la calidad de la


enseñanza?

R.- [Loli] Muy alto. Eres el que enseña, el pedagogo. El profesor español medio es gente con
vocación, no demasiado motivada por las circunstancias...

R.- [Marimar] En mi centro estamos continuamente formándonos, hacemos grupos de trabajo


por las tardes, ahora estamos haciendo trabajo cooperativo, que se supone que es lo último en
la forma de educar a los niños. Somos trabajadores. Y si algo nos desmotiva es lo externo.

P.- Se habla del modelo finlandés. ¿Es extrapolable aquí?

R.- [Marimar] Esos maestros son los números uno en su universidad. La nota más alta. Ganan
mucho más. Luego hay cosas como las ratios: la de ellos no superan los 10 alumnos y nosotros
tenemos casi 30 niños en un aula. Es más: si un niño tiene un problema especial hay un
monitor además ayudando. ¿Cómo va a ser exportable el modelo?

R.- [Francisca] Ser como ellos es una utopía... Yo lo que haría sería subir la nota para entrar a
hacer Magisterio, que se hiciera la criba al principio. Con unos mínimos altos, antes que el MIR
ese del que hablan.

P.- ¿Cómo está la moral entre los futuros maestros?

R.- [Daniela] Yo estoy amargada. Pesimista. Cuando me he visto con el temario de la oposición
me he llevado las manos a la cabeza. Es difícil hacer lo que te gusta. Mucha gente, pocas
plazas... La mayoría de la gente se va fuera a trabajar 12 horas en bares o lo que sea. Otros
estamos aquí intentando buscar un trabajo que no existe.

P.- ¿Es posible un pacto escolar?


R.- [Marimar] La educación debería estar blindada, como en otros países. La mayoría de los
países europeos llevan décadas con un mismo sistema, nosotros no. Una locura. Las leyes
cambian el modo de evaluar, el lenguaje que hay que usar...

R.- [Loli] Y la burocracia. Nadie se imagina la cantidad de papeles que tiene que rellenar un
maestro. El tiempo que perdemos con eso. El Ministerio en mi época nos pasaba unos papeles.
«¿El niño conoce la Alcazaba? ¿El castillo? ¿El puerto? ¿El cine?». Y los alumnos míos, que eran
muy muy humildes, no habían ido ni a la playa... ¿Qué les iba yo a preguntar a ellos? Decía un
compañero: «Tira los papeles al aire, Loli. Y el que caiga en la mesa pones que lo ha visto todo
y el que no, que no ha visto nada».

P.- Tienen demasiadas vacaciones, dicen.

R.- [Marimar] Las tenemos contabilizadas para no acabar desquiciados... El maestro se está
muriendo y no falta a trabajar por muchos motivos.

P.- Daniela, ¿qué has aprendido de ellas para ser maestra?

R.- [Daniela] De mi tía, la autoridad. De mi madre, la cercanía. De mi abuela, la voluntad.

P.- Calificadme del 0 al 10 el nivel de la enseñanza en España.

R.- [Daniela] Un 6.

R.- [Marimar] Un 6.

R.- [Francisca] Un cinco ramplón.

R.- [Loli] Un 5,5.

P.- Calificadme de 0 a 10 el nivel de nuestros docentes.

R.- [Daniela] Un 9.

R.- [Marimar] Por soportar todo lo que hay alrededor, de 9 para arriba.

R.- [Francisca] Un 9,5.

R.- [Loli] Yo les doy 10 más uno...

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