Vous êtes sur la page 1sur 11
Debate al Quinto Centenario del Descubrimiento de América Bi rimportancia del vinje de CristStal Co- | lon en 1492 es innegable. Atin hoy, 500 | afios mas tarde, los ecos del grito de Rodri- | go de Triana, anunciando |TIERRA!, en la | madrugada del 12 de octubre, estén entre nosotros. Desde entonces no ha pasado | Centenario sin que de alguna manera se conmemore el acontecimiento. En esta ocasién existe mas polémica, mas conflictos, mas puntos de vista enfrenta- dos, se ha suscitado mayor controversia y hay menos unanimidad en las opiniones: el mundo esta dividido en torno al significado de los 500 afios y del mismo viaje de Colén. No es igual el debate, ni en intensidad, ni en los varios sentidos, en las diferentes tegiones del mundo; es mucho mas algido yagudo en Iberoamérica, con excepeién de Portugal y Brasil. En estos dos paises, la fecha no tiene significacion muy especial; no hacen de ella un acontecimiento. Ellos tienen una fecha importante que es el afio 1500, cuando Cabral Ilegé, también por error, a las costas del Nordeste brasilero y se inicié el proceso de colonizacién del Brasil por parte de los portugueses... * Texto de la conferencia dictada en la CUAO, con motive de los ‘500 aihos de América, Octubre de 1992, “+ Historiador profesor Corporacisn Universitaria Auténoma de ceidente. German Patifion™ No es igual para los americanos del Norte: en Estados Unidos el debate no se centra en torno a lo que aqui llamamos encuentro de dos culturas, encubrimiento o invasién, etc. Alld destacan lo importante del acon- tecimiento y enfocan sus homenajes en la figura de Colén. Recientemente George Bush propuso que el 12 de Octubre fuera declarado el Columbus Day, resaltando es- te tipo de concepeién. Por supuesto, en otras regiones del planeta los sentidos de la polémica son diferentes. Hay una pugna en Europa, basicamente entre dos paises, por la paternidad del viaje de Colén y sus resultados. Ellos son Espaiia e Italia; de alguna manera, parte de los ecos de esa pugna entre los historiadores espa- fioles e italianos se refleja en el debate que vivimos en América Latina. En el Oriente no se considera mucho el tema, de manera que aunque el hecho tiene una significacién universal, el sentido de la polémica de los 500 afios no lo es igual- mente. Hay algunas regiones donde el asunto es agudo, en otras no tanto y en otras parece no tener significacién como fecha especial. Es en América Latina donde en verdad hay controversia, aunque debe resaltarse este n Quinto Centenario, cuando por primera vez se produce una gran polémica alrede- dor del tema del Descubrimiento de Amé- rica. El Cuarto Centenario tuvo una sonora conmemoracién, pero de caracter mas o menos imperial, es decir, para cantar a las glorias de Europa; en los afios anteriores, el Tercero, Segundo y Primer Centenarios, pasaron en cierta forma desapercibidos. Se destaca como excepcién la conmemora- cién especial que se hizo, no en América Latina sino en los Estados Unidos, con ocasién del Tercer Centenario. Los anteriores centenarios El Primer Centenario no records mucho el nombre de Coldn. La verdad es que luego del Descubrimiento y posterior muerte, el “Almirante de la Mar Océano” cayé en el olvido. Quien va a apropiarse de los hono- res, por decirlo asi, es Américo Vespuccio El realmente entendié que Colén habia descubierto un continente, no el Japén nila China y publicé su carta, donde anuncia que ha surgido un Nuevo Mundo. Esta comunicacién le dio rapidamente la vuelta a Europa luego de ser editada, comoes bien conocido, en la imprenta de unos monjes que estaban listos a publicar la vieja geo- grafia de Tolomeo, Desde entonces el nom- bre de este italiano quedé asociado al Nue- vo Continente, hasta el punto que para al- gunos estudiosos Vespucci debe ser con- siderado el auténtico descubridor. Pese a que los espaiioles resistieron durante un buen tiempo y continuaron Iamando a América las Indias Occidentales, final- mente debieron aceptar como un hecho el nombre italianizado. De manera que Colén quedé sepultado después de su muerte; ademas habia caido en desgracia con los Reyes Catdlicos, quienes luego del desco- nocimiento del acuerdo que habian firma- 12 Qe do con él y su familia, llamado Las capitu- laciones de Santafé, no estaban interesados en revivir la figura de Colén como héroe y descubridor. Cuando se acercé la fecha del Primer Cen- tenario, en 1592, se produjo un cierto re- surgimiento del nombre de Colén, espe- cialmente en Espafia, en virtud de que en la segunda mitad del siglo XVI comenzaron a ser editadas las Crénicas de Indias, es de- cir, los libros por medio de los cuales los escribanos iban a‘dar a la luz publica los hechos de los espafioles en América y en ellos se reivindicé el nombre de Colén. Todos estos cronistas, pero especialmente Bartolomé de las Casas, en su Historia general de Las Indias, que es su obra de madurez, destacaron a Colén como un gran navegante y como el verdadero artifice practico del viaje de 1492. Sin embargo, en aquel entonces estas publicaciones no tu- vieron un eco universal y se ¢ircunscribie- ron al ambito hispénico. El Segundo Centenario, 1692, no resulté de mucha importancia en ninguna parte y side alguna manera se celebré o se conmemord en aquella época, fue bajo la égida del despotismo castellano, que estaba en su esplendor; hemos Ilegado a la época del gran imperio espafiol, donde “nunca se po- ne el sol”. Fue en el Tercer Centenario, 1792, cuando empezé a considerarse el nombre de Colén con un tono de significacién histérico uni- versal. 1792 es una época de revoluciones; es la época de Ia Revolucién Francesa, de Ja Revolucién Americana y de la insurgen- cia de los americanos del sur, tratando de salit de la dominacién espafiola. Entonces Cristébal Colén paso a ser una especie de simbolo de la Independencia frente a la nobleza europea; se recordé a Colén como un hombre que se rebel con- tra la Corona Espafiola, pese a que en ver- dad fuera profundamente realista. Pero la mitologia americana lo requirié herdico, como el navegante solitario, como el per- sonaje independiente, como quien fuera traicionado por los reyes, se atreviera a enfrentarse a ellos y terminara en la carcel por esa oposicin. Es un simbolo ideal, sobre todo en los Estados Unidos, para oponérselo a los europeos y a la nobleza europea, que persistia en mantener su do- minio sobre el continente. Para el Cuarto Centenario, Colén se trans- formé en el explorador audaz que de algu- na manera justificaba los planes de expan- sién de los nuevos imperios. Surgié un Colén imperial, tras del cual iban las naves britanicas y norteamericanas conquistando tierras para los reyes y los presidentes. Ya, sin embargo, las mentes mas licidas del siglo XIX, entre las que se destacan Carlos Marx y el historiador J. H. Elliott, han sefialado con precisién, sobre todo el pri- mero, el significado histérico universal de la expedicién colombina y su importancia para la configuracién del mundo moderno. Enel Quinto Centenario las cosas eambian: el fenémeno principal, por decirlo de algu- 13 na manera, es que los indios estan esperan- do a Colén. Hay rebeldia de los supervi- vientes indigenas y se produce una reac- cién de la corriente indigenista en América Latina. No significa que desde antes no existiese un pensamiento de este tipo. De hecho, é1 proviene de las primeras rebelio- nes contra la dominacién espajiola en el siglo XVI, cuya caracteristica comtn era tratar de restaurar un orden prehispanico; merecen mencionarse las conjuraciones de 1564 en el sur del Perti y de 1739 en Oruro, que se proponian entronizar a los sobrevi- vientes de los Incas. Asi mismo, debe con- siderarse el levantamiento de 1740 en el Cuzco, cuando el cacique Tupac Amari quiso hacer valer un linaje aristocratico, 0 el de 1742 encabezado por Atahualpa, o la rebelién aimara de Tupac Katari, en La Paz, en 1782, que pretendia el retorno a un orden social preincaico. Ahora, una varian- te de marxismo mal digerido ha dado sus frutos en un pensamiento indigena moder- no, armado sobre la base de una posicién intelectual y que tiene antecedentes impor- tantes también en Pert, con ensayistas co- mo Carlos Maridtegui y novelistas como. José Maria Arguedas y Manuel Scorza; artistas y literatos ecuatorianos como J Tcaza, autor de Huasipungo 0 como yasamin, el famoso pintor; en los mural tas mexicanos, e incluso entre intelec! colombianos al estilo de Orlando Fals da y sus seguidores. Ellos reivindican modo de vida de las comunidades i nas y han terminado por enfrentar, en concepciones, el mundo americano con mundo europeo contempordneo. Ese es el fenémeno que se manifiesta manera intensa alrededor de la celebraci del Quinto Centenario. Se pueden resut en tres las principales posiciones en contro- versia: La primera, que en cierta forma lo genera todo, como el florero de Llorente, es la posicién oficial espafiola, expresada desde el afio de 1982, por la cual se declaré que ésta seria la década de conmemoracién del Quinto Centenario del Descubrimiento de América. Posicién en la que se coloca Es- | pafia como el eje del evento y que busca cantar a las glorias pasadas de ese pais. Los) voceros més destacados de esta manera de mirar las cosas se encuentran entre los in- —— aia es telectuales de las universidades espafiolas, especialmente en la Complutense de Ma- drid, quienes han fijado sus puntos de vista en una revista que editaron para el caso, con circulacién en toda América Latina, lamada Quinto Centenario. La reaccién inicial contra esta posicién se produjo en América Latina, mas concreta- mente en México, pais con una fuerte tra- dicién indigenista y de mestizaje. Plantea- ron los mexicanos en respuesta, que lo que debe conmemorarse es el encuentro de dos culturas © de dos mundos; este criterio proviene de intelectuales como Miguel Leén Portillo y el fildsofo Leopoldo Zea; ambos afirman que hablar de Descubri- miento es utilizar una vision eurocentrista, es negar la existencia objetiva de América Supone que el Continente no existia hasta que llegaron los europeos y que por lo tanto _ no existian las culturas americans. No tie- ne sentido, dicen ellos, 500 afios més tarde, _ continuar con un tipo de opinion de carac- terimperial. Se resume su tesis principal en que lo importante no es tanto el viaje de Colén, como los eventos posteriores que “dieron origen al proceso de mestizaje cul- tural y a la formacién de los pueblos ame- llos lograron que se denominara asi, co- no encuentro de dos culturas, al evento, cticamente en toda América Latina. La INESCO adopts como emblema de la con- moracion del Quinto Centenario, no el espafiol, sino el propuesto por los al, es la que pudiéramos Hamar indi- €lla sefiala que lo que hubo no fue brimiento, sino una invasin; por 0, éste no es un hecho que haya que orar, sino una tragedia que se debe Pottavoces muy destacados de esta posi- cién son Eduardo Galeano y Fidel Castro, quien proclamé que “Hay gente que quiere venir a descubrimnos y a conquistarnos otra vez”, por referencia a la idea de conmemo= racién del Quinto Centenario. Estos son, en forma muy resumida, los tres bloques de posiciones en controversia. Co- mo siempre, existen posiciones interme- dias entre unos y otros, pero estos confor- man el centro de la polémica. Particularismos y universalidad del Descubrimiento Cuando los espafioles reclaman para si la gloria del Descubrimiento debe aceptarse que tienen razon desde el punto de vista del orgullo nacional espanol. Es un hecho que de alla salieron las embarcaciones, que fue la Corona de Castilla la que dio el apoyo definitivo, y por eso mismo los castellanos usufructuaron el Descubrimiento, pero la significacién del mismo rebasa el sentido puramente espafiol. Este es un evento de aleance histérico-universal y su importan- cia no puede circunscribirse solamente a Espafia, cuando sus efectos han tenido un notorio sentido mundial. Por lo mismo es débil la posicién indige- nista. Aunque resulte discutible aceptar el sentido de propiedad que para las comuni- dades indigenas reivindican los antropélo- gos inmersos en Ia idea indigenista, es evi- dente que el proceso de conquista y colo- nizacién que siguid al Descubrimiento dis- ta mucho de ser un “encuentro de dos cul- turas” y configuré un violento proceso de sometimiento y despojo. Marx lo llamé irénicamente uno de los momentos “idili cos” de la acumulacién originaria del capi tal, junto al comercio de esclavos y a la explotacién del trabajo infantil en las na- 15 iones de la “culta” Europa. Por ello resulta sto, desde el punto de vista de los sobre- ivientes de aquel proceso, que se le con idere una invasion y no una ocasién digna le festejar. ‘ero éste es también, un sentido particular, omprensible entre la minoritaria pobla- ién indigena del Continente, que tampoco Icanza a dar cuenta de la dimension uni- ‘ersal del primer viaje de Cristébal Colén sus posteriores implicaciones. ii la evaluacién histérica de los aconteci- aientos se hiciese desde la perspectiva de 9s particularismos, no seria posible encon- rar un sentido a la evolucién de las socie- lades humanas y un estudio cientifico de 2 historia, simplemente no seria posible. as concepciones que enfatizan los relati- ‘ismos culturales y pretenden, por ejem- ‘lo, que se dedique el mismo ntimero de uartillas a la cultura de la Grecia de Peri- les que a la cultura Ilama del Valle del Dauca, con el “argumento” de que todas las ulturas son igualmente respetables, termi- tan haciéndole gran dafio a los estudios ‘obre la naturaleza de las comunidades hu- nanas, dejando en la confusién las diferen- ‘ias entre mito e historia y entre magia y iencia. Para ellos sdlo importa su asunto varticular, su método particular y las impli- aciones particulares de su microcosmos. Por qué debe hablarse del sentido histori- ‘0 universal y no de los sentidos parciales » locales? Primero que todo, porque el \contecimiento de 1492 es de dimensiones flobales. Afecta al conjunto del mundo sonocido. El hombre comienza a tener con- siencia de la tierra que habita. Se incorpora la corriente de Ia historia humana una nasa de poblacién alejada y aislada de los \contecimiento mundiales y de las corrien- Se sientan las premisas del mercado mun- dial, de donde surgiré el mundo moderno. ‘Vaa producitse, por efecto del viaje colom- bino, toda una revolucién cientifica y téc- nica y la revolucin econémica mercantil que impulsaré la creacién de la nueva so- ciedad capitalista. El Descubrimiento de América aceleré la descomposicién del an- tiguo mundo feudal, ya en declive. Este seré un proceso Ileno de violencia, donde sufrira la poblacién indigena del Continente: su insercién en la historia sera a sangre y fuego. También se alteraran las relaciones entre razas y culturas con el comercio de esclavos, al cual esta intima- mente relacionada la historia de América. Estos serdn los dolores del parto que for- man parte inseparable de la creacién del Mundo Modermo. Creacién en la cual el Descubrimiento, con la incorporacién de América al comercio mundial, constituye su hecho fundamental. De alli queel evento tebase la historia particular de cualquier actor aislado y slo pueda ser comprendido sise reflexiona sobre él como un fenémeno universal. “.-Este es el mundo de la libertad y del progreso, por oposicién al mundo europeo que es ef del despotismo, el mundo donde no hay libertad, el mundo de la decadencia monarquica...” eerremneermewe mE inven Por eso la llamada posicién “Americanis- ta” constituye también un particularismo; continental si se quiere, pero particularis- mo al fin y al cabo. En el marco del debate actual, tal vez quien primero escribié des- de esta vertiente fue el mexicano José de Vasconcelos, en el afio de 1925, cuando publicé su obra titulada La raza césmica. Su tesis central es que la importancia de América estriba en que aqui se ered una nueva raza, fusién de los indigenas, los europeos y africanos; que se creé una nue- va cultura y que se creé un Mundo Nuevo. Que este es el mundo de la libertad y del Progreso, por oposicién al mundo europeo que es el del despotismo, el mundo donde no hay libertad, el mundo de la decadencia monarquica, etc. Todos los escritores americanistas han “be- bido” en José de Vasconcelos. Esa influen- cia puede rastrearse en el mexicano Leo- poldo Zea, en el historiador Miguel Leon Portillo, en el colombiano Germén Arcinie- gas y en el uruguayo Guillermo Giucci, los mas destacados portavoces de este tipo de visién del proceso. Varios problemas plantea esta posicién. Primero, la denominacién de “encuentro entre dos culturas © entre dos mundos”, resulta llena de ambigiiedades y de oculta- mientos. La palabra ENCUENTRO introduce una percepcién del fenémeno de la llegada de los europeos a América, que desvirtia el acontecimiento; pone a ambas partes en pie de igualdad y le otorga connotaciones amigables a un proceso de imposicién, no de una cultura sobre otra, sino de varias concepciones culturales traidas por distin- tas naciones y pueblos europeos, sobre una multitud de culturas que existian en Amé: rica y que fueron brutalmente sojuzgadas. En segundo lugar, cuando se le califica como “encuentro de dos culturas o de dos mundos” se esta falseando el fenémeno histérico, porque si se expresara asi el asunto, de esa forma inexacta, al menos habria que decir “encuentro de tres culturas © de tres mundos”, porque el otro compo- nente que no puede olvidarse es el de la poblacién africana traida a la fuerza al con- tinente americano desde principios del si- glo XVI. De manera que con esta concep- cién se oculta la violencia del fenémeno y se desconoce el aporte africano a la forma- cién de las poblaciones y de las naciones americanas. Este tiltimo aspecto se debe sin duda a que 1a base filoséfica del criterio analizado, proviene de pensadores mexica- nos y entre ellos es escasa la presencia de Ja cultura negra. 7

Vous aimerez peut-être aussi