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Este documento resume varias teorías clave sobre la motivación humana. Explica que teóricos como Rogers, Maslow y White argumentan que las personas están motivadas por la competencia, el crecimiento personal y la autorrealización. Maslow propuso una jerarquía de necesidades humanas que van desde las fisiológicas hasta la autorrealización. También discute las teorías de Lewin sobre la motivación como resultado de fuerzas internas y externas, y la importancia de los niveles de aspiración y expectativa.
Este documento resume varias teorías clave sobre la motivación humana. Explica que teóricos como Rogers, Maslow y White argumentan que las personas están motivadas por la competencia, el crecimiento personal y la autorrealización. Maslow propuso una jerarquía de necesidades humanas que van desde las fisiológicas hasta la autorrealización. También discute las teorías de Lewin sobre la motivación como resultado de fuerzas internas y externas, y la importancia de los niveles de aspiración y expectativa.
Este documento resume varias teorías clave sobre la motivación humana. Explica que teóricos como Rogers, Maslow y White argumentan que las personas están motivadas por la competencia, el crecimiento personal y la autorrealización. Maslow propuso una jerarquía de necesidades humanas que van desde las fisiológicas hasta la autorrealización. También discute las teorías de Lewin sobre la motivación como resultado de fuerzas internas y externas, y la importancia de los niveles de aspiración y expectativa.
El denominador común en este tipo de planteamientos tiene que ver con
el logro del desarrollo completo del sujeto, con la auto-actualización y con el crecimiento individual. Como señala White (1959), en cada sujeto existe un motivo de competencia, un motivo para superarse continuamente.
Entre las teorías más destacadas en este tipo de planteamientos figuran
las de Rogers (1961) y Maslow (1971), aunque también podría ser incluida aquí la ya comentada de Kelly (1955, 1962). Respecto a la argumentación de Rogers (1961), acentúa la idea de que el sujeto se encuentra inmerso en una constante tendencia a la actualización. Existe un único motivo: el motivo de crecimiento, aunque puede ser desglosado en intentos del sujeto para mantenerse, crecer y reproducirse. En este motivo de crecimiento influye considerablemente el ambiente, así como las relaciones que el sujeto establece con otros sujetos. A partir de esta interacción, el sujeto puede recibir un respeto o consideración positiva incondicional, así como un respeto o consideración positiva condicionada a su conducta. El completo funcionamiento del sujeto, según Rogers, viene definido por cinco características: a) apertura a la experiencia, b) vivir el momento, c) el predominio de los sentimientos sobre el intelecto, d) el sentimiento de libertad, y e) la creatividad.
Por lo que respecta a la argumentación de Maslow (1943, 1955, 1971),
se basa en el intento de cada sujeto por lograr su completo potencial, o auto- actualización. Ahora bien, antes de llegar a este tipo de motivos, el individuo debe satisfacer otros previos. Las necesidades humanas, dice Maslow, se estructuran jerárquicamente: fisiológicas, de seguridad, de amor y pertenencia, de auto-estima y de auto-actualización. Las cuatro primeras tienen que ver con la motivación por deprivación, mientras que la última se corresponde con la motivación de crecimiento. En este mismo sentido se manifiestan Stevens y Fiske (1995), proponiendo que el contexto social de nuestro pasado evolucionista ha llevado a que nuestra especie desarrolle motivos con un peso social muy importante. Las autoras proponen la existencia de cinco motivos, que pueden ser considerados como el resultado de las cinco necesidades a las que se asocian: pertenencia, eficiencia/competencia, conocimiento, relación y auto-estima. Como quiera que el ser humano incrementa la probabilidad de sobrevivir en la medida en la que es parte integrante de un grupo, los cinco motivos reseñados facilitan al ser humano la vida en el grupo.
La teoría de Maslow ha representado un hito insoslayable, ya que su
argumentación, aunque sencilla, es difícil de rebatir. De hecho, como veremos a continuación, algunas propuestas más recientes, como la teoría de la auto- determinación (Deci y Ryan, 1985), que ha sido reanalizada recientemente por Sheldon, Elliot, Kim y Kasser (2001), no deja de ser una reformulación - incompleta, pues deja fuera una de las principales necesidades, cual es la de auto-estima- de la propia teoría de los motivos jerárquicos de Maslow.
Parece pertinente destacar que el concepto de “funcionamiento
completo” de Rogers y el de “auto-actualización” de Maslow ponen de relieve que, cuando un sujeto se encuentra en tales situaciones, puede controlar las influencias que está recibiendo. Este sentido del control, o competencia, denominado “motivación de competencia” o “motivación de efectividad” por White (1959), tiene como misión incrementar el conocimiento del sujeto en cuanto a las variables que conforman su medio ambiente, con el fin de incrementar su adaptación. Es importante observar cómo en este tipo de argumentos se enfatiza la relevancia de las necesidades fisiológicas y de las necesidades psicológicas. Dentro de este último tipo de necesidades, aunque ha habido diversas propuestas, tal como acabamos de reseñar, hace unos años, Emmons (1989) proponía una tríada que actualmente es aceptada en Psicología de la Motivación: necesidades relacionadas con la seguridad, necesidades relacionadas con la aprobación social, la intimidad y la pertenencia, y necesidades relacionadas con la autoestima y la competencia.
Por su parte, Lewin (1936) propone que la motivación en la conducta se
explica desde planteamientos homeostáticos. La conducta es el resultado del conjunto de fuerzas que actúan sobre el sujeto. Lewin defiende la solución activa de problemas y la existencia de necesidades psicológicas -cuasi- necesidades. A grandes rasgos, el esquema de su planteamiento, genéricamente denominado Teoría de campo, asume que la conducta es una función del espacio vital, el cual consta de “persona” y “ambiente psicológico”. Por lo que respecta a la persona, ésta está influenciada por dos tipos de necesidades (fisiológicas y psicológicas), que producen un estado de tensión, o estado motivacional, en el sujeto. Por lo que respecta al ambiente psicológico, contiene “metas” que influyen considerablemente sobre la conducta del sujeto. En definitiva, se puede resumir la teoría de Lewin diciendo que la fuerza de la conducta (F), que tiene características de vector, es una función (f) del estado interno de tensión del sujeto y las metas del ambiente psicológico (tG). A esta breve función hay que añadir la “distancia psicológica” (e) que existe entre el sujeto y la meta que desea alcanzar, de tal suerte que a mayor distancia menor fuerza en la conducta. La siguiente fórmula ilustra esquemáticamente la idea de Lewin:
La tensión es el constructo motivacional defendido por Lewin para
explicar la motivación interna del sujeto. La tensión ocurre cuando se producen necesidades en el organismo. Este hecho motiva al sujeto para reducir la tensión, con lo que la argumentación homeostática parece evidente. Por otra parte, para estudiar la conducta motivada en sí, se necesita el constructo de fuerza, que consta de “magnitud” y “dirección”. Como son varias las fuerzas que simultáneamente actúan sobre el sujeto, la conducta final es el resultado de todas las fuerzas implicadas. No obstante, creemos que la aportación de Lewin no se limita a estas importantes reseñas comentadas. Hay que señalar también la referencia de Lewin (Lewin, Dembo, Festinger y Sears, 1944) al nivel de aspiración, que es lo que un individuo desea conseguir, y al nivel de expectativa, que es lo que un individuo estima que podrá conseguir. En opinión de Lewin, los niveles de aspiración y de expectativa representan la combinación de la valencia y la probabilidad de logro de una meta concreta. El deseo referido al nivel de aspiración posee una mayor valencia, pero una menor probabilidad de logro, que el que se refiere al nivel de expectativa. Ambos niveles, que reflejan la dimensión cognitiva de las conductas motivadas, se encuentran directamente relacionados con el rendimiento de un individuo cuando trata de conseguir la meta en cuestión[2]. Eso es lo que encuentra Dreikurs (2000), apreciando que los niveles de aspiración y de expectativa se incrementan cuando la actuación y el rendimiento de un individuo son buenos, y disminuyen cuando dichos parámetros de actuación son deficientes.