Hablar sobre la experiencia Pac en mi persona es hablar sobre un cambio de
paradigma y sobre un cambio de visión en cuanto al trabajo del artista en la sociedad. Todos los estudiantes de UNEARTE pasamos por el “shock” de tener que aceptar que una materia te obligue a hacer “trabajo comunitario”. Entre tropiezos y golpes al cabo de unos semestres entendemos que no es trabajo comunitario sino Proyecto artístico comunitario. Y nos llega como balde de agua fría la palabra “proyecto”. Unos logran entender más rápidos que otros y otros simplemente terminan PAC VIII sin entender. En mi caso fue todo un descubrimiento en cuanto que lo que uno debía realizar en la comunidad escogida/asignada era un proyecto artístico. Una vez entendido esto, me permití disfrutar, observar y aprender del proceso de la construcción y la ejecución del proyecto en mi equipo, llevándome la sorpresa de obtener un feedback, un aprendizaje reciproco entre la comunidad y mi persona y entre el equipo. Es gracias a esto que me di cuenta que realmente la experiencia Pac tuvo una gran repercusión en mí. No significa que en la comunidad no haya sucedido, sino que como individuo puedo narrar y explicar las vivencias internas de mi persona como estudiante y artista. En mi opinión Pac es más para nosotros los estudiantes para nosotros como creadores y artistas que incluso para la misma comunidad. Porque nos enfrentamos a vivencias y retos sociales que en nuestra vida normal capaz no nos enfrentamos. La experiencia pac nos exige creatividad y sensibilidad para poder dar lo mejor de nosotros y a través de ello poder ayudar y colaborar con la comunidad a través del arte. Encontrar esa potencialidad en uno, conocer las capacidades y ver todo lo que uno es capaz de hacer, crear y resolver es lo importante y especial de la experiencia pac. Nos prepara para la vida y nos enseña que el arte es y debe ser social.