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RENGLONES DE OTRO MUNDO:

Nigromancia, espiritismo y manejos de ultratumba


en la literatura española

Seminario Internacional en la Facultad de Filosofía y Letras


de la Universidad de Córdoba
15-16 de noviembre de 2018

Eva María Flores Ruiz y Fernando Durán López


(coords.)

En la Edad Media la alquimia, la magia negra y la astrología, entre otras discipli-


nas, a menudo vinculadas al cruce —o la colisión— de las tres religiones del Li-
bro y a la transmisión de saberes antiguos desde un Oriente real o imaginario,
suponen un primer y fecundo diálogo con el más allá que no se base únicamente
en la escatología y la taumaturgia cristianas, sino que opere desde la práctica de
ciencias herméticas, esto es, desde un supuesto conocimiento y unas técnicas solo
accesibles a unos estudiosos iniciados en ellos. Se empiezan así a fijar figuras lar-
gamente perdurables, como la del nigromante que averigua el porvenir invocan-
do a los muertos, o la del cabalista capaz de otorgar vida a lo inanimado, o la
del alquimista que altera la materia y destila en sus redomas el «elixir de la vida»
que confiere juventud e inmortalidad. Junto a lo sobrenatural cristiano fascina
ahora con su halo de misterio lo preternatural científico, porque aún estaba lejos
el tiempo de la Ilustración que desgajaría violentamente los saberes empíricos de
todas esas disciplinas, creando así una división intelectual y moral entre ciencias
cultas y ciencias ocultas, que perdura hasta la actualidad.

Esas tradiciones ocultistas se irían sucediendo y encadenando a lo largo de los


siglos, manteniendo constantes comunes pero adaptándose a cada nuevo contex-
to. Con el Renacimiento llegaría el auge del Hermetismo, de la sabiduría legada
desde Egipto por Hermes Trimegisto y el gusto por los jeroglíficos. Después proli-
ferarían las sociedades secretas, como la Orden Rosacruz, que desplegaría ese
complejo mundo de iniciación, grados escalonados hacia los arcanos esotéricos y
lenguajes simbólicos, que la masonería llevó a su máxima expresión moderna. La
delgada línea que separaba la vida, la materia y el espíritu sería asimismo el pre-
texto para fusionar ciencia, medicina y espiritualismo mediante el «magnetismo
animal» en las doctrinas popularizadas por Franz Mesmer en el XVIII. El mismo
ilustrado siglo contempló las célebres andanzas del conde Cagliostro, uno de los
primeros en aprovechar a fondo las posibilidades lucrativas de combinar ocultis-
mo, mesmerismo, espiritismo, alquimia y masonería, sin hacerles ascos a la estafa,
el robo y el proxenetismo. Sus historias sobre técnicas secretas aprendidas con
sabios enigmáticos en misteriosos cenáculos del Mediterráneo y la destreza para
teatralizar y comercializar sus puestas en escena le convierte en uno de los prime-
ros gurús de la alta sociedad europea, a la que seduce con curaciones milagrosas,
pócimas de rejuvenecimiento y sesiones para conjurar a los muertos.

El XIX sería el siglo del espiritismo, convertido en sistema y popularizado desde


mediados de la centuria por Allan Kardec recogiendo muchas de estas tradicio-
nes. Las mesas parlantes, las sillas que se mueven solas, las escrituras involuntarias
y otras convenciones del rito espiritista se asentarían así, rodeadas de espesas cor-
tinas e iluminadas por tenues lámparas de tulipas verdes, en la vida cotidiana de
las clases medias y altas occidentales desde entonces. Los muertos no volverían
ya a callarse y tendrían en España a su propia oficiante, Amalia Domingo Soler.
Pero el espiritismo fue llevado a otro nivel a finales del siglo por una mujer ex-
cepcional, Helena Blavatsky, que pasó de la mera práctica mediúmnica y la clari-
videncia a construir una religión propia a partir de una mezcla de espiritualidad,
espiritismo y tradición ocultista oriental: la Teosofía, que magnifica lo que era
hasta entonces un espectáculo de salón para fundar una organización perdurable,
capaz de seducir a grandes cantidades de personas. Con ella se producía el adve-
nimiento de lo que Peter Washington ha denominado en un libro excelente el
«gurú occidental» (El mandril de Madame Blavatsky. Historia de la teosofía y del
gurú occidental), que no nos ha abandonado desde entonces y ha vivido su es-
plendor en el siglo XX con Krishnamurti, Gurdjeff, Sai Baba y otros muchos.

El objeto de este seminario es explorar las representaciones e influencias literarias


de esos movimientos y creencias ocultistas en las letras españolas de todas las
épocas, incidiendo en particular en lo que afecta a la comunicación entre los vi-
vos y los muertos, y en el elemento pagano u oriental (incluyendo en ese ámbito
también lo judío y lo musulmán) de esos diálogos con el más allá. Se excluye
expresamente lo que tenga que ver con las creencias cristianas en los milagros y
cualquier elemento sobrenatural propio del catolicismo. Y del mismo modo se
excluye el terreno de las supersticiones y creencias populares, y la magia o la as-
trología en cuanto no estén relacionadas con las ciencias ocultas y la conversa-
ción con los muertos. Tampoco serán objeto de nuestro análisis las representa-
ciones literarias del inframundo de naturaleza humanista, como los diálogos de
los muertos, transmigración de almas, sueños infernales y demás ficciones propias
de la sátira lucianesca y sus descendencias renacentistas y barrocas.

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