Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
banderas argentinas
ISBN 978-987-564-702-2
A Julio Mario Luqui Lagleyze, por sus enseñanzas, por la lectura del
original y sus invalorables recomendaciones.
Mario Golman
El autor
Febrero de 2012
CONTENIDO
Prólogo............................................................................................ 13
Introducción.................................................................................... 21
Primer a Parte
Capítulo 1
La situación política......................................................................... 31
Capítulo 2
Posible origen del celeste y blanco adoptado por los morenistas ....... 39
Capítulo 3
Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia:
Una verdadera amistad .................................................................... 49
Capítulo 4
¿Intervino Belgrano en la elección
de los colores de la primera escarapela? ............................................ 53
Capítulo 5
La divisa de la Sociedad Patriótica
no fue elevada a distintivo nacional ................................................. 63
Capítulo 6
Los colores de la primera cucarda
no tuvieron su origen en la Orden de Carlos III............................... 69
Capítulo 7
Primera escarapela, forma y distribución de sus colores.................... 75
Segunda Parte
Capítulo 8
Pabellones ideados por Manuel Belgrano ......................................... 87
Capítulo 9
La bandera nacida en Buenos Aires................................................ 101
Capítulo 10
Una enseña blanca en el Río de las Piedras .................................... 103
Capítulo 11
Banderas vencedoras en la batalla de Salta ..................................... 107
Capítulo 12
Hacia el Alto Perú ......................................................................... 113
Capítulo 13
Insignias de reclutamiento ..............................................................117
Capítulo 14
Banderas patriotas descriptas por un realista .................................. 121
Capítulo 15
El hallazgo de Titiri....................................................................... 129
Capítulo 16
Insignia de tres franjas a lo largo, celeste, blanca y celeste .............. 135
Capítulo 17
Enseña de tres fajas horizontales, blanca, celeste y blanca............... 147
Capítulo 18
La primera bandera nacional ..........................................................153
Capítulo 19
Otras enseñas .................................................................................161
Capítulo 20
El regreso ...................................................................................... 167
Tercera Parte
Capítulo 21
Una mirada distinta a los pabellones de Titiri ................................ 175
Capítulo 22
Hacia Ayohuma..............................................................................191
Cuarta Parte
Capítulo 23
Presentación de la idea ....................................................................211
Capítulo 24
Mucho más que cuatro patriotas.....................................................215
PRÓLOGO
13
Adolfo Mario Golman
Una semana antes de aquel combate, a orillas del río Pasaje (Salta),
el general Belgrano cumple con la orden gubernamental de hacer jurar a
sus huestes obediencia a la Soberana Asamblea recientemente instalada
en Buenos Aires. En dicho acontecimiento presenta una nueva señe-
ra que denomina “del Ejército”, compuesta de dos franjas horizontales e
iguales, blanca la superior y celeste la inferior, precursora del emblema del
Ejército de los Andes.
14
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
15
Adolfo Mario Golman
El Autor
16
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Excelentísimo señor:
Para hacer ver mi inocencia nada tengo que traer más a la considera-
ción de vuestra excelencia que en 3 de marzo referido no me hallaba en el
Rosario, pues, conforme a sus órdenes del 27 de febrero, me puse en marcha
el 1 o 2 del insinuado marzo y nunca llegó a mis manos la contestación
de vuestra excelencia que ahora recibo inserta; que a haberla recibido, no
habría sido yo el que hubiese vuelto a enarbolar tal bandera, como inte-
resado siempre en dar ejemplo de respeto y obediencia a vuestra excelencia
conociendo que de otro modo no existiría el orden y toda nuestra causa iría
por tierra.
17
Adolfo Mario Golman
18
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Excelentísimo señor.
Manuel Belgrano
19
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
INTRODUCCIÓN
La tarea emprendida
2 SCENNA, Miguel Ángel, “Los que escribieron nuestra historia”, en Revista Todo es Histo-
ria, Nº 65, Buenos Aires, 1972, p. 69.
3 CÁNEPA, Luis, Historia de los Símbolos Nacionales Argentinos, Buenos Aires, Albatros,
1979, p. 6.
21
Adolfo Mario Golman
22
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
tas ocupaciones Mitre interrumpió la tarea de búsqueda y recién a fines de 1857 la retomó,
siempre con el objeto de comunicar todo a Lamas. Sin embargo, nunca le envió esos docu-
mentos que servirían para la “Historia de Belgrano” por Lamas y los hizo servir para escribir
la “Historia de Belgrano” por Mitre. La obra de Mitre nació de la obra de Lamas. ALBERDI,
Juan Bautista, Grandes y pequeños hombres del Plata, París, Casa Editorial Garnier Hermanos,
1912, pp. 1-9.
6 Juan Manuel BERUTI señala que esa fue la denominación dada al Gobierno a partir del 1º
de diciembre de 1811, según lo dispuesto en el Estatuto Provisional jurado en esa fecha (artí-
culo 8º). Ese Gobierno o Junta Ejecutiva había sido nombrado el 23 de septiembre anterior y
estaba compuesto por tres vocales y tres secretarios. Memorias Curiosas, Buenos Aires, Emecé
Editores, 2001, pp. 182 y 191.
El término que comúnmente utilizamos para nombrar a ese Gobierno o Junta Ejecutiva es
“Triunvirato”. Al respecto, Enrique DE GANDÍA escribía: “Se inventó el término Triunvi-
rato para hablar de un gobierno que se llamó a sí mismo Junta Ejecutiva. Los miembros del
Triunvirato murieron todos ignorando que con el tiempo se les llamaría triunviros”. Historia
de la República Argentina, Tomo VII, Tercera Edición, Buenos Aires, Editorial Sopena Ar-
gentina, 1950, p. 649.
23
Adolfo Mario Golman
9 BELGR ANO, Mario, “En torno a los retratos de Rivadavia y Belgrano”, Boletín del Instituto
de Investigaciones Históricas, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires,
Nº 89-92, Tomo X XVI, Buenos Aires, julio de 1941 a junio de 1942, pp. 14-15. Del mis-
mo autor: Historia de Belgrano, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, Colección:
Hombres representativos de la Historia Argentina, 1944, p. 142, nota 2.
10 FERNÁNDEZ DÍAZ, Augusto, “Las dos banderas de Macha deben volver a Rosario”,
Diario La Capital, Rosario, 15 de junio de 1957 y “La bandera de Macha”, Diario La Capital,
Rosario, 29 de septiembre de 1957.
24
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Celeste, no azul
Aclaraciones terminológicas
25
Adolfo Mario Golman
ma, pabellón y pendón pueden ser asumidos como sinónimos, sin que
impliquen connotaciones de por sí. Por ello, se han utilizado indistinta-
mente a lo largo de la obra.
El día de la Bandera
26
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Destacado
27
PRIMER A PARTE
CAPÍTULO 1
La situación política
Saavedristas y Morenistas
14 Luis E. ARGÜERO señala: “La conocida versión de que [Domingo María Cristóbal]
French y [Antonio Luis] Beruti repartieron cintas celestes y blancas en la Semana de Mayo,
recogida por Mitre de labios del coronel [José María] Albariño y confirmada en su Memoria
Autógrafa por [Cornelio Judas Tadeo] Saavedra, está hoy [año 1966] casi desvanecida como
errónea por las investigaciones realizadas por los historiadores Marfany, [de] Gandía, Fernán-
dez Díaz y otros y las propias Memorias Curiosas de Juan Manuel Beruti, hermano del coronel
de igual apellido”. “La Bandera en la Plaza”, en Revista Historia, Nº 45, Buenos Aires, 1966,
31
Adolfo Mario Golman
32
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
16 Producida la gesta de Mayo, una Primera Expedición Auxiliadora parte en julio de 1810
desde Buenos Aires con destino a Córdoba, al mando del coronel de Arribeños Francisco
Antonio Ortiz de Ocampo y del representante de la Junta Hipólito Vieytes. Su misión era
sofocar el movimiento contrarrevolucionario encabezado por el ex Virrey y héroe de la Re-
conquista Rioplatense Santiago de Liniers (nacido Jacques Antoine Marie de Liniers et Bre-
mond). Ortiz de Ocampo es reemplazado por el teniente coronel Antonio González Balcarce
y Vieytes por el vocal del Primer Gobierno Patrio Juan José Castelli. El 26 de agosto, en el
paraje denominado Cabeza de Tigre (localidad próxima a Cruz Alta, actual departamento
cordobés de Marcos Juárez), Liniers y otros complotados son fusilados por orden de la Junta.
La expedición toma luego rumbo Norte, hacia el Alto Perú, con el fin de hacer reconocer la
autoridad de la Junta Porteña y despertar en los pueblos a su paso el entusiasmo por la causa
de la revolución. La primera acción contra los realistas aconteció el 27 de octubre de 1810 en
Cotagaita y concluyó en derrota para los porteños. Sin embargo, un importante triunfo en la
batalla de Suipacha, el 7 de noviembre de 1810, consolidó la presencia de las fuerzas patrio-
tas en las provincias altoperuanas y las impulsó hasta las orillas del río Desaguadero, límite
mismo entre el ex Virreinato del Río de la Plata y el del Perú. Allí los coloniales al mando del
general José Manuel de Goyeneche, quebrantando un armisticio de 40 días firmado el 16 de
mayo de 1811, obtuvieron el 20 de junio una decisiva victoria en la contienda de Huaqui, la
que hizo tambalear el éxito de la Revolución del Plata.
17 El Consejo de Regencia de Cádiz había designado Virrey del Río de la Plata a Francisco
Javier de Elío, quien regresó desde España a Montevideo el 12 de enero de 1811, decidido a
intimar a la Junta porteña el sometimiento a su autoridad. Instituto Nacional Belgraniano,
General Belgrano, Apuntes Biográficos, Segunda Edición, Buenos Aires, 1995, p. 47.
33
Adolfo Mario Golman
18 LÓPEZ, Vicente Fidel, Historia de la República Argentina, Tomo II, Tercera Edición,
Buenos Aires, Sopena Argentina, 1949, pp. 396, 444-445, 448 y 472.
34
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
20 La Junta Grande devenida en Junta Conservadora fue disuelta por el Triunvirato mediante
un decreto del 7 de noviembre de 1811. Explica Roberto Edelmiro PORCEL, que el Triun-
virato tenía las funciones propias del Poder Ejecutivo y la Junta Conservadora las facultades
legislativas de declarar la guerra, la paz, las treguas, los tratados de límites y de comercio, crear
nuevos impuestos, tribunales y empleos y nombrar, en caso de muerte o renuncia, miembros
del Poder Ejecutivo. Todo esto de acuerdo a un reglamento que el Triunvirato no aceptó.
Biografía del Brigadier Don Cornelio Judas Tadeo Saavedra, La Espada de Mayo, Buenos Aires,
Editorial Dunken, 2004, p. 130.
35
Adolfo Mario Golman
Bien indica, entonces, Juan Cánter: “El morenismo que tanto había
contribuido a la creación del nuevo ejecutivo, soslayó poco después
toda colaboración, para luego divorciarse por completo. Sus principios
democráticos y legalistas no se hallaban acordes con la marcha del go-
bierno. Sufre así una escisión partidaria, los puros y teóricos se refugian
en el seno de la Sociedad Patriótica; los oportunistas juntamente con al-
gunos saavedristas moderados, ocupan cargos o apoyan al gobierno”23.
21 Op. cit. en 13, RECALDE, Héctor y EGGERS-BR ASS, Teresa, Historia II, Europa y
América..., p. 214.
23 CÁNTER, Juan, Las Sociedades Secretas y Literarias, Historia de la Nación Argentina, Vol.
V, Primera Sección, Capítulo IX, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1961, p.
240.
36
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
25 SIERR A, Vicente D., Historia de la Argentina, Los primeros gobiernos patrios (1810-1813),
Buenos Aires, Editorial Científica Argentina, 1957, p. 490.
37
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 2
26 Op. cit. en 1, Documento Nº 9, pp. 27-28. Citan los autores la fuente originaria: Archivo
General de la Nación, División Nacional, Sección Gobierno, Guerra, 1811 (X. 3-3-3).
27 Los Alabarderos eran soldados armados de alabarda que constituían cuerpos de ejército,
cuya misión era derribar a los jinetes y rematarlos en tierra. La alabarda es un arma antigua
que consta de un asta con punta de hierro y una cuchilla transversal, aguda por un lado, y de
figura de media luna, por el otro. También se la utilizaba en los combates cuerpo a cuerpo.
Con el tiempo, los Alabarderos dejaron de ser una milicia de combate y pasaron a constituir
la guardia de honor y de escolta de los gobernantes. Julio Mario LUQUI LAGLEYZE explica
que en 1813 la guarnición de Mendoza contaba, entre otros cuerpos, con una compañía de
Alabarderos que hacía la guardia del gobernador. Los Cuerpos Militares en la Historia Argen-
tina, 1550 - Organización y Uniformes - 1950, Instituto Nacional Sanmartiniano (Buenos
Aires) y Fundación Mater-Dei (Rosario), 1995, p. 118.
39
Adolfo Mario Golman
40
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
28 MOLDES, José de, “Exposición del coronel José de Moldes acerca de sus servicios a la cau-
sa pública”, Biblioteca de Mayo, Tomo II, Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación,
1960, pp. 1329-1334.
30 Luis E. ARGÜERO, op. cit. en 14, “La Bandera en la Plaza”, nota (1), p. 25.
41
Adolfo Mario Golman
“[...] Organizadas las bases del Club, realizadas las reuniones prepa-
ratorias, se circularon invitaciones y a fines de febrero o primeros días
de marzo quedó instalado. Asistió numerosa concurrencia de civiles y
algunos militares de los regimientos Estrella y Fernando VII [...]”33.
32 BOSSIO, Jorge Alberto, “El Café de Marcó”, en Revista Todo es Historia, Nº 117, Buenos
Aires, 1977, p. 91.
34 FERRO, Carlos A., Historia de la Bandera Argentina, Buenos Aires, Depalma, 1991, p.
32.
42
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
37 Op. cit. en 13, RECALDE, Héctor y EGGERS-BR ASS, Teresa, Historia II, Europa y
América..., p. 209.
43
Adolfo Mario Golman
40 Vicente Mario QUARTARUOLO (op. cit. en 11, p. 194) cita las expresiones de Roberto
H. MARFANY de “La Semana de Mayo”, Diario de un testigo, Buenos Aires, 1955. Con
“Documentos de la época” Marfany se refiere al sumario mandado instruir por decreto de
la Junta Provisional Gubernativa del 11 de julio de 1811 contra los oficiales del regimiento
América por insubordinación contra su coronel. Las declaraciones se pueden consultar en op.
cit. en 1, Documentos Nº 19, pp. 45-48 y Nº 20, pp. 49-50.
44
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
45
Adolfo Mario Golman
46 , Op. cit. en 45, p. 96, quien a su vez refiere a VARGAS PEÑA, Benjamín, Paraguay-Argen-
tina, Correspondencia diplomática, 1810-1840, Buenos Aires, 1945.
47 Acreditando la estadía de Moldes en Buenos Aires hasta los primeros días de marzo de
1811 se transcriben un oficio y un relato:
- Oficio suscripto el 2 de marzo de 1811 por Saavedra, Azcuénaga, [Domingo Bartolomé]
Matheu, Funes, J. García [José Simón García de Cossio] y Paso como Secretario, por el cual
el Gobierno autorizó que se “Entreguen a Dn. José Moldes, comandante de la expedición que
va a salir 1.200 pesos para gastos de la manutención de la tropa a su cargo”. Archivo General
de la Nación, División Nacional, Sección Gobierno, Guerra, 1811, X-3-3-3.
- Relato de Juan Manuel BERUTI, donde cuenta que el 4 de marzo de 1811 “Salieron de esta
capital para la ciudad de Santa Fe 300 hombres de tropa, todos patricios, primera división de
600 y tantos que han de salir al mando del sargento mayor de Caballería de la Patria don José
Moldes”, y agrega a renglón seguido: “El 8 salieron de esta capital los 320 hombres de tropas
(que son 200 Arribeños y 100 Granaderos de Fernando VII) segunda división de los 600 y
más que van al mando de Moldes”. Op. cit. en 6, Memorias Curiosas, p. 163.
46
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
47
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 3
49
Adolfo Mario Golman
1. Campo Santo, 11 de mayo de 1812: “[...] para otro tanto, los bri-
bones del 5 y 6 de abril [de 1811] me perjudicaron, y perjudicaron a la
patria; ¿qué ventaja se saca de mentir? Nuestra causa está apoyada en la
justicia y verdad; sigamos esta y la sacaremos avante [...]”.
50
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
51
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 4
53
Adolfo Mario Golman
52 Padre FÚRLONG, Guillermo (Sacerdote Jesuita), “El Espíritu Religioso del General Ma-
nuel Belgrano 1820 - 20 de junio -1920”, en Revista Estudios, Nº 108, Buenos Aires, Acade-
mia Literaria del Plata, 1920, pp. 403-420.
53 TRENTI ROCAMOR A, José Luis, Las convicciones religiosas de los próceres argentinos,
Buenos Aires, Huarpes, 1944, p. 91. Transcribe el diálogo entre el Padre Salvaire y Bartolomé
Mitre del libro del Padre Antonio SCARELLA, La Virgen de Luján y la bandera de Belgrano,
Buenos Aires, 1930, pp. 17-18.
54
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Antecedentes documentales
54 TRENTI ROCAMOR A, op. cit. en 53, p. 92 y SCARELLA, Antonio, op. cit. en 53, p.
43.
55
Adolfo Mario Golman
56 Augusto FERNÁNDEZ DÍAZ explica: “[...] era práctica, por lo menos en el gobierno del
Triunvirato, el hacer un resumen de cada oficio recibido, con lo cual se simplificaba el tra-
bajo de la correspondencia. Entonces, Rivadavia, de su mano y pluma, dejaba los principales
conceptos que debían servir para informar la respuesta. Un segundo empleado redactaba el
borrador que era pasado en limpio, a veces por don Bernardino”. “La bandera de Rivadavia”,
en Revista Historia, Nº 28, Buenos Aires, 1962, pp. 31-32.
56
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
57
Adolfo Mario Golman
60 Op. cit. en 56, pp. 25-26. Allí Augusto FERNÁNDEZ DÍAZ cita las siguientes reflexio-
nes de José R. del Franco: “Y al afirmar que, en la expresión hablada, el color principal de que
se forma una bandera es el primero que se enuncia en la locución, no establecemos una regla
caprichosa ni un concepto personal, limitándonos solamente a dejar constancia de que tal es
la forma lógica impuesta por la construcción gramatical. Así se dice ordinariamente: el celeste
y el blanco [de nuestra actual bandera], el rojo y el oro, el rojo y el blanco, para designar los
pabellones argentinos, español y austríaco, en los cuales predomina respectivamente, el azul-
celeste y el rojo, y es evidente que no se hablaría con propiedad ni se expresaría esa idea, si
invirtiendo los términos se dijera: el blanco y celeste, el oro y el rojo, el blanco y rojo, etc.”
58
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Tal pedido debió llegar al Fuerte de Buenos Aires tres días después. El
18, el Triunvirato, en letra de Rivadavia, resolvía nada menos que la crea-
ción de la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
61 WEINBERG, Gregorio, Epistolario Belgraniano, Buenos Aires, Taurus, 2001, Carta LIII,
pp. 139-140.
59
Adolfo Mario Golman
62 Señala BERUTI: “El 24 de enero de 1812 salieron de esta capital con destino al Rosario
60 leguas de distancia a cubrir una batería que en este punto se ha puesto, el regimiento Nº
5 (alias) de patricios, de cuyo cuerpo es su coronel don Manuel Belgrano”. Op. cit. en 6,
Memorias Curiosas, p. 205.
65 Juan Manuel BERUTI relata que el 13 de enero de 1812, con permiso y orden del Superior
Gobierno, se instituyó en el Tribunal del Consulado una Sociedad Patriótica en reposición del
club puesto en el anterior gobierno en el Café de Marco (dicho club se había extinguido como
resultado del levantamiento del 5 y 6 de abril de 1811) y a cuya inauguración asistieron,
entre otros, el Gobierno, jefes y oficiales. Op. cit. en 6, Memorias Curiosas, p. 205.
60
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
66 No hay certeza de que Manuel Belgrano hubiera asistido a tal evento, pero se podría pre-
sumir su presencia concatenando los siguientes hechos:
1. Ya en Buenos Aires, de regreso de su misión al Paraguay, es designado por el Triunvirato el
13 de noviembre de 1811 coronel del Regimiento Nº 1 de Patricios, en reemplazo de Cornelio
Saavedra que había sido enviado a reorganizar el Ejército del Norte. Op. cit. en 17, p. 53.
2. La reapertura de la Sociedad Patriótica tuvo lugar el 13 de enero de 1812 y asistieron, entre
otros, los jefes y oficiales de los cuerpos. BERUTI, Juan Manuel, op. cit. en 65.
3. Belgrano recién deja Buenos Aires el 24 de enero de 1812, a las cinco y media de la tarde,
cuando parte hacia el Rosario a tomar el mando de las baterías costeras y la vigilancia del río
Paraná entre La Bajada y San Nicolás. Op. cit. en 17, p. 55 y BERUTI, Juan Manuel, op. cit.
en 62.
61
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 5
67 Op. cit. en 58, PALOMBO, Guillermo y ESPINOSA, Valentín A., Historia de la Bandera
Argentina..., p. 35. En igual sentido ya se había expresado Roberto H. MARFANY, quien
escribió: “El uso del distintivo albiceleste lo inaugura la Sociedad Patriótica en marzo de
1811 y se impone al ejército el 18 de febrero de 1812 como escarapela nacional”. Op. cit. en
45, p. 99.
63
Adolfo Mario Golman
71 Op. cit. en 63, “Origen de los colores nacionales...”, p. 91. Allí Augusto FERNÁNDEZ
DÍAZ señala: “[...] El 11 de septiembre [de 1811] parte para el ejército [sitiador de Montevi-
deo] de [José] Rondeau, el Regimiento de Granaderos de Fernando VII, cuyo jefe el coronel
Juan Florencio Terrada, tiene la feliz ocurrencia de llevar un ‘Diario’ de la expedición...” Ano-
ta Terrada referente a ese día: “...a las 5 de la tarde, después de hacer una prolija revista, sali-
mos del mencionado cuartel en formación de columna, con banderas desplegadas y a marcha
redoblada, por entre el concurso y aplauso de personas verdaderamente patriotas, a las cuales
en la integridad de sus semblantes se traslucía lo sensible que les era nuestra salida”. Fuente
originaria: Archivo General de la Nación, X.3.2.2. Agrega FERNÁNDEZ DÍAZ: “Ese mismo
día Juan José de Echevarría, en diario llevado por él, dedicado a su hermano Vicente Anas-
tasio, escribe: ‘Las escarapelas azul y blanco han entrado de moda, y me asegura María
Antonia [su esposa] que hoy ha visto dos con ellas en el sombrero’. Es de suponer que estos dos
sujetos, encontrados por la esposa del Dr. de Echevarría, irían a despedir al citado cuerpo. [...]
La noticia de Echevarría confirma lo recordado por Belgrano al año siguiente, respecto al uso
de esta divisa en algunos cuerpos, en tiempo de hacerse cargo del regimiento de Patricios”. En
página 98 este autor explica: “[...] veremos cómo la escarapela azul y blanca se extingue a raíz
de los sucesos del 5 y 6 de abril [de 1811] con la persecución y destierro de los miembros más
conspicuos de la Sociedad Patriótica, para reaparecer a principios de septiembre -tal vez desde
últimos días de agosto- cuando otros vientos comienzan a soplar anunciando la borrasca que
traerá un cambio fundamental en el Gobierno. Por eso Juan José de Echevarría podrá escribir
a su hermano el 11 de aquel mes, diciéndole que esta divisa ha entrado de moda [...]”.
64
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
e. Declarar por parte el Gobierno una divisa blanca -como color prin-
cipal- y celeste -como secundario- conllevaba un doble objetivo: sacar de
circulación las “morenistas” de fondo celeste y las rojas españolas.
72 La cucarda española desde el siglo XVI hasta 1843 fue siempre roja (ver modelo en la Lámina
12 del Anexo Gráfico). Resulta de importancia esta aclaración ya que, por ejemplo, Eduardo S.
ROSENKR ANTZ en La Bandera de la Patria, Buenos Aires, Editorial Grito Sagrado, 1988,
pp.126-127, hace referencia a la existencia, hacia 1812, de escarapelas rojas y amarillas, además
de la encarnada. Al respecto, se puede agregar que recién bajo el reinado de Isabel II y por Real
Decreto del 13 de octubre de 1843, se dispuso la sustitución de todas las banderas del Ejército
Español por otras nuevas rojas y gualdas, colores hasta entonces utilizados por la Armada y por
algunos batallones de la Milicia Nacional. Con relación a la escarapela, el artículo 4º de aquella
norma establecía: “Las escarapelas que en lo sucesivo usen los que por su categoría o empleo
deben llevarlas, cualquiera que sea la clase a que pertenezcan, serán de los mismos colores que
las expresadas banderas”. Su forma era circular y de tres franjas iguales roja, amarilla y roja,
habiendo comenzado su uso a partir de la vigencia de la nueva normativa.
74 Op. cit. en 58, PALOMBO, Guillermo y ESPINOSA, Valentín A., Historia de la bandera
Argentina..., pp. 35-36.
65
Adolfo Mario Golman
75 Son válidas aquí las reflexiones de José R. del Franco citadas en la nota 60.
77 Op. cit. en 69, p. 12. La cita a FERNÁNDEZ DÍAZ es de op. cit. en 63, “Origen de los
Colores Nacionales...”, p. 96. Allí Fernández Díaz hace referencia al trabajo de Juan CÁN-
TER Las Sociedades Secretas y Literarias (op. cit. en 23), quien señala que la cucarda de la
Sociedad Patriótica era de fondo celeste (p. 228). Cánter funda su afirmación “En la declara-
ción de cierto testigo en una causa donde se habla de ‘escarapelas de fondo celeste’”, Archivo
General de la Nación, Gobierno Nacional, Guerra, mayo-agosto 1811, Legajo Nº 5, Nº 960,
Causa seguida a los oficiales del regimiento América, nota (227). La parte más trascendente del
sumario se puede ver en op. cit. en 1, Documentos Nº 19, pp. 45-48 y Nº 20, pp. 49-50.
66
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
67
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 6
78 Respecto de las señoras, la reina y demás mujeres nobles que eran distinguidas por sus
servicios o cualidades, llevaban la “Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa”.
Fue creada por Carlos IV por Real Decreto del 21 de abril de 1792 a instancias de su esposa
María Luisa de Parma. Su insignia era una banda de tres fajas iguales (de la mitad del ancho
que las Órdenes masculinas), moradas las externas y blanca la central.
69
Adolfo Mario Golman
80 En la época en que fue escrita por Pueyrredón, la palabra “nimio, mia” tenía una única
70
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
71
Adolfo Mario Golman
82 SCENNA, Miguel Ángel, “La Bandera Blanca y Celeste”, en Revista Todo es Historia, Nº
14, Buenos Aires, 1968, p. 75.
72
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Otras Teorías
Una de ellas acoge la tradición que señala que, en los días previos
a la Reconquista de Buenos Aires, la gente de campo que acompañaba
a Pueyrredón llevaba como talismán cintas azules y blancas que con-
seguían en el Santuario de Luján, y que se llamaban “medidas de la
Virgen” por ser cortadas de la altura de aquella virgencita y ser del color
del manto y túnica de la misma83.
83 YABEN, Jacinto R., El origen de los colores y la creación de la Bandera Nacional, Buenos
Aires, Talleres Gráficos Contreras, 1945, pp. 21-22, quien cita textualmente a Carlos RO-
BERTS, Las Invasiones Inglesas del Río de la Plata 1806-1807 y la influencia inglesa en la
independencia y la organización de las Provincias del Río de la Plata, Buenos Aires, Editorial
Peuser, 1938, p. 173.
73
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 7
Para avanzar con el estudio del tema resulta de interés conocer los
siguientes oficios:
84 LUQUI LAGLEYZE, Julio, op. cit. en 27, Glosario de términos Uniformológicos y Militares
antiguos, p. 279.
75
Adolfo Mario Golman
76
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
77
Adolfo Mario Golman
78
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
96 Un oficial “graduado” era aquel que tenía todas las condiciones para ascender al grado
superior, pero que todavía no era “efectivo” en el nuevo cargo. Para ello, debía esperar a que
se produjera una vacante o cumplir con los requisitos mínimos exigidos para alcanzar la
promoción.
79
Adolfo Mario Golman
Los retratos del general Rufino Guido (1817), del coronel Pedro
Conde (1819) y del sargento mayor Francisco Díaz (1819) -todos con-
servados en el Museo Histórico Nacional- también presentan cucardas
blancas y celestes.
Pintado por Josef Gil (José Gil de Castro) en 1820, el general San
Martín posa de pie, pudiendo observarse en la esquina inferior izquier-
da de la obra una mesa. Sobre ella está apoyado su sombrero apuntado
de color negro. Éste posee una cucarda redonda de tela plisada, blanca
y celeste, sujeta por una presilla de hilo dorado, cuyo extremo inferior se
asegura mediante un botón plano, también dorado. Por entre la presilla
sobresale el botón central celeste del distintivo patrio97. Ver Láminas 9
y 10 del Anexo Gráfico.
80
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
101 Con relación a su estado de conservación, resulta interesante citar un párrafo de la carta
que el 17 de junio de 1986, desde la Casa de la Libertad, escribía su Director Joaquín Gan-
tier Valda a Pedro J. Cóccaro, donde le comentaba: “El Templete para la Primera Bandera
Argentina que trajo Belgrano, como jefe del Segundo Ejército Auxiliar Argentino, ya fue
inaugurado el 24 de septiembre de 1985. Respecto de esta bandera de Belgrano, debo decirle
que sus colores son blanco-celeste-blanco y que está bastante estropeada por el tiempo, ahora
se conserva en una gran urna tallada en madera de cedro, teniendo a sus costados el escudo
de la Argentina y el de Bolivia”. CÓCCARO, Pedro J., Génesis de los colores de la Bandera
Argentina, Buenos Aires, 1987, p. 40. Una copia del trabajo fue obtenida en la Biblioteca del
Instituto Nacional Browniano.
Esta bandera es una de las dos con los colores argentinos encontradas en 1883 en la capilla
81
Adolfo Mario Golman
102 El Decreto del monarca hispano señalaba: “ Para evitar los inconvenientes y perjuicios,
que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera nacional, de que usa mi Armada
naval, y demás Embarcaciones Españolas, equivocándose a largas distancias, o con vientos
calmosos con las de otras Naciones; he resuelto, que en adelante usen mis Buques de
guerra de Bandera dividida a lo largo en tres listas, de las que la alta y la baja sean
encarnadas, y del ancho cada una de la cuarta parte del total, y la de en medio amarilla,
colocándose en ésta el Escudo de mis Reales Armas reducido a los dos cuarteles de Castilla
y León con la Corona Real encima […]”. FERNÁNDEZ GAY TÁN, José, Banderas de la
Marina de España: Bicentenario de la Bandera de la Marina de Guerra de España (1785-1985),
Madrid, Museo Naval, 1985, p. 28. En igual sentido, CALVO PÉREZ, José Luis y
GÁVALOS GONZÁLEZ, Luis, Banderas de España, Madrid, Editorial Silex, 1983, p.
138.
82
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Eran dos: una, de color blanco con el emblema real que representa-
ba a la Corona y que se denominaba “la coronela”; la otra, era “la senci-
lla”, específica de cada batallón, también de fondo blanco, pero con el
aspa de Borgoña roja en su centro104. Ambas llevaban en la extremidad
de sus ángulos l a s a r m a s de la ciudad o pueblo de donde tomaba su
denominación el respectivo cuerpo. En este caso, el escudo de la ciudad de
Buenos Aires. En las Láminas 13 y 14 del Anexo Gráfico se ilustran
ambos pabellones militares.
103 GARCÍA ENCISO, Isaías, “La Primera Bandera del Regimiento de Patricios”, en Revista
Militar, Nº 713, Círculo Militar Argentino, Buenos Aires, 1984, p. 24.
104 El aspa de Borgoña o cruz de San Andrés consiste en dos troncos de árbol desprovistos de
sus ramas, con sus nudos hacia arriba, y cruzados en aspa. Como fue instrumento para el
martirio del santo, están teñidos con su sangre y casi siempre se representan en color rojo.
83
Adolfo Mario Golman
84
SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO 8
Sherlock Holmes
(Ingenioso detective, creación del novelista escocés
Sir Arthur Conan Doyle)
Consideraciones preliminares
87
Adolfo Mario Golman
El primero que puso en práctica la idea de izar una bandera patria fue
Manuel Belgrano, quien, conciente de que las tropas de las Provincias del
Río de la Plata utilizaban las mismas divisas que el enemigo, presentó en
Rosario el 27 de febrero de 1812 la primera enseña nacional105. Ésta
se componía de los colores blanco y celeste tomados de la nueva escarape-
la patria que había sido decretada oficialmente pocos días antes106.
105 El día anterior (26 de febrero), Manuel Belgrano le escribía en estos términos al Gobierno
Porteño: “Las banderas de nuestros enemigos son las que hasta ahora hemos usado, pero ya
que V.E. ha determinado la escarapela nacional con que nos distinguiremos de ellos y de to-
das las naciones, me atrevo a decir a V.E. que también se distinguieran aquéllas y que en
estas baterías no se viese tremolar sino las que V.E. designe. Abajo, señor excelentísimo,
esas señales exteriores que para nada nos han servido y con que parece que aún no hemos roto
las cadenas de la esclavitud”. Op. cit. en 1, Documento Nº 36, p. 66. El tiempo apremiaba y
la batería “De la Independencia”, emplazada en la isla, ya estaba lista para entrar en
operacio- nes. Sin esperar la respuesta del Triunvirato respecto de su solicitud para decretar
una bandera distinta a la realista, Belgrano decidió enarbolar el día 27 el novedoso pabellón.
Hasta la fecha no se han hallado antecedentes documentales que permitan confirmar su
bendición.
106 Tal como se explicó en el Capítulo 7, la primitiva cucarda nacional fue un distintivo
formado por dos círculos concéntricos, blanco el exterior y celeste el central; mientras que el
primer pabellón patrio nació, a juicio del autor, con tres franjas horizontales de igual ancho,
blancas a los costados y celeste al medio.
88
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
“Verificado que fue, la volví a manos del barón para que se colocase
otra vez donde estaba y al salir de la Iglesia se repitió otra salva de igual
número de tiros con grandes vivas y aclamaciones [...].”
89
Adolfo Mario Golman
90
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
La adquisición de la tela
113 El raso, al ser una tela lustrosa de seda, se usaba mayormente para insignias cuyo destino
era acompañar por tierra a la infantería. La lanilla, que es un tejido hecho con lana fina, resultaba
más apta para confeccionar banderas de flameo por su resistencia al viento y, por tanto, de uso en
buques de guerra y fortificaciones costeras.
114 Op. cit. en 1, Documento Nº 59, p. 97. La orden de pago fue publicada originalmente
por Roberto H. MARFANY en op. cit. 45, entre pp. 108 y 109.
91
Adolfo Mario Golman
Pese a ello, el ejército patriota también lució otras enseñas: las bi-
colores blancas y celestes, que se aproximaban a las dos medidas de
ancho por tres de largo118.
115 Op. cit. en 98. La sexta acepción de la palabra vara dice: “Medida de longitud dividida
en tres pies o cuatro palmos y equivalente a 835 milímetros y 9 décimas”.
116 A principios del siglo XIX, las banderas izadas en fortificaciones costeras guardaban,
por lo común, la escala 1:2. A modo de ejemplo se puede citar una constancia del 19 de
mayo de 1807, por la que se ingresaba a los almacenes reales una enseña nuevamente
construida con destino a la Real Fortaleza de Buenos Aires de 8 y media varas de ancho por
17 de largo. Op. cit. en 1, Documento Nº 2, p. 20. El Fuerte Porteño, sede por ese entonces
del Gobierno Virreinal, estaba situado a la ribera del Río de la Plata.
117 Acontecida la Revolución de Mayo, las milicias terrestres patriotas continuaron rigién-
dose por las Ordenanzas Generales del Ejército que estaban vigentes desde la época colonial.
Así, en el artículo 10, Título 1º del Tratado I de aquella normativa, se establecía el uso de las
banderas “coronelas” y “sencillas” fijando sus medidas en siete cuartas (de vara) en cuadro, es
decir, un cuadrado de casi 1,47m de lado.
118 Como ejemplo, se pueden citar los pabellones desplegados en la escena de la batalla pin-
tada en el retrato original de Manuel Belgrano de 1815. También respetan esas proporciones
las dos banderas de tres franjas horizontales, con los colores argentinos, escondidas en 1813
en la capillita rural de Titiri y descubiertas en 1883. Una, celeste, blanca y celeste, que mide
1,56m de ancho por 2,36m de largo y que resulta un perfecto 2:3. La otra, blanca, celeste y
blanca, que tiene un ancho estimado en 1,56m y un largo de 2,20m.
92
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Tampoco es aceptable que las dos varas y media fueran dos trozos
de tela, uno blanco y otro celeste, ya que, entonces, el largo máximo de
cada corte sería de 1,05m, igualmente escasos para preparar un pendón
de las características analizadas.
Podría imaginarse, entonces, que esa tela pudo ser utilizada para
terminar de preparar la enseña blanca y celeste que se presentaría el
13 de febrero a orillas del río Pasaje o, tal vez, la de algún regimiento
que, como refuerzo, hubiera llegado a Tucumán pasada la contienda.
Recuérdese que el Nº 1 se incorporó al Ejército del Norte el 23 de no-
119 En cambio, la lanilla se fabricaba, por ejemplo, en piezas mitad roja y mitad amarilla
con el fin de servir para hacer banderas españolas. En op. cit. en 1, Documento Nº 18, pp.
43-44, se transcribe el oficio que el comisario de artillería Vicente de Echeverría escribió el
4 de julio de 1811 dirigido al comandante de artillería de la plaza de Buenos Aires coronel
Francisco Javier Pizarro. Junto con la nota, remite a los almacenes diversos efectos adquiridos
en virtud de urgente necesidad para la atención del Real servicio, que incluyen doce piezas
de lanillas, por mitad encarnado y amarillo, de a cuarenta y cinco varas cada una con
destino a banderas. Al unir dos c o r t e s por el lado amarillo se obtenía la típica enseña
naval española.
93
Adolfo Mario Golman
121 Es opinión de Augusto FERNÁNDEZ DÍAZ que el Regimiento Nº 1 llegó también con
dos banderas de tres franjas a lo largo (posiblemente formando parte del bagaje del cuerpo
armado). Una, blanca a los extremos y celeste al medio, que habría sido la mandada a hacer
por Belgrano en Rosario en febrero de 1812; y la otra, celeste, blanca y celeste, que Rivadavia
habría enviado desde Buenos Aires el 3 de marzo siguiente para reemplazar a la anterior.
Ambas habrían seguido con aquella unidad militar hasta el Altiplano y serían las encontradas
en 1883 en la capilla de Titiri, Bolivia. “Los colores nacionales, blanca, azul y blanca a franjas
horizontales”, en Revista Historia, Nº 12, Buenos Aires, 1958, p. 131; Op. cit. en 63, “Origen
de los colores nacionales...”, pp. 87-89 y “Las banderas de Macha, resumen y consideraciones
finales”, en Revista Historia, Nº 14, Buenos Aires, 1958, pp. 123-124. Si bien se comparte con
Fernández Díaz la idea de que la primigenia enseña belgraniana fue blanca, celeste y blanca,
se disiente con el resto de su teoría ya que, por ejemplo, la insignia remitida por Rivadavia
desde el Fuerte Porteño debió ser la reglamentaria roja, amarilla y roja. Además, sostenemos
que la señera blanca, celeste y blanca hallada en Bolivia no sería la confeccionada en Rosario,
sino que respondería a la preparada en Jujuy en mayo de 1812. Ver también la nota 211.
94
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
126 PAZ, José María, Memorias Póstumas I, Buenos Aires, Emecé Editores, 2000, p. 112.
95
Adolfo Mario Golman
El flamante diseño
Al respecto, resulta relevante citar los relatos que dos testigos presen-
ciales hicieron sobre los acontecimientos del 13 de febrero. El primero,
lo escribió el entonces ayudante mayor del regimiento de Dragones del
Perú, José María Paz128. El otro, cuenta lo vivido por el joven Lorenzo
Lugones, alférez de compañía del mismo cuerpo armado. Es importan-
te aclarar que en ambos casos los relatos fueron escritos muchos años
después de ocurridos los hechos129.
128 PAZ explica que se aproximaba el tiempo de tomar la ofensiva y marchar sobre Salta, la
cual estaba ocupada por Juan Pío de Tristán y Moscoso. Para entonces había logrado dejar la
artillería y retornado al arma de caballería en clase de ayudante mayor de Dragones, cargo al
que había sido recientemente promovido. Op. cit. en 126, p. 67.
129 La referencia a “escritos muchos años después de ocurridos los hechos” es debido a que
Paz comenzó a redactar sus Memorias en 1839 y Lugones las suyas tiempo después.
96
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Recordaba José María Paz: “En febrero [de 1813] estuvieron todos
los cuerpos reunidos en el río Pasaje, que afortunadamente no tenía
mucho caudal de agua, y se vadeaba, aunque con trabajo, porque es la
estación en que se pone respetable. Allí tuvo lugar la solemnidad del
juramento, que se recibió al ejército, de defender el nuevo pabellón
celeste y blanco, que adoptaba nuestro país [...]”130.
Agrega Lugones: “Esta es pues, la bandera que por primera vez, fla-
meando en el suelo patrio, a las márgenes de un río memorable, improvi-
sada por el genio y enarbolada por la libertad, [...] y llevada luego en triunfo
por el héroe Belgrano en la cima del Potosí tremolando, los huesos conmo-
vió del Inca en sus tumbas, ella es la que también traspasando los Andes
con San Martín, atravesando los dulces y salados mares, arribó triunfante
hasta el Chimborazo y el libertador Bolívar la saludó reverente [...]”.
131 LUGONES, Lorenzo, Recuerdos históricos sobre las campañas del Ejército Auxiliador del
Perú en la Guerra de la Independencia, en esclarecimiento de las Memorias Póstumas del Briga-
dier General Don José María Paz, Segunda edición, Buenos Aires, Imprenta Europea, 1888,
pp. 45-46.
97
Adolfo Mario Golman
133 Op. cit. en 126, p. 7. Allí, a modo de prólogo firmado por “B.P. del C.”, se explica: “En
1839, cuando residía en Buenos Aires, con ‘la ciudad por cárcel’, Paz empezó a escribir sus
Memorias apelando a los recuerdos, sin releer sus apuntes. Interrumpió el trabajo y lo retomó
varios años después, exiliado en Río de Janeiro, donde vivió cuatro años en la pobreza hasta
la caída de Rosas”.
98
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
135 José María Paz no estuvo en Jujuy el 25 de mayo de 1812 para presenciar la jura de la
“bandera Nacional”, ya que, tal sus relatos, se encontraba en Humahuaca incorporado provi-
soriamente a la fracción de artilleros que estaba en la vanguardia. Paz se reunió con el grueso
del ejército cuando se emprendió, en agosto de 1812, la retirada hacia Tucumán. En la marcha
atravesaron el pueblo de Jujuy en toda su extensión sin permitirles separarse, ni aún para
proveerse de un poco de pan. Op. cit. en 126, pp. 16-17 y 22. Lorenzo Lugones, según sus
propios relatos, también se encontraba en Humahuaca integrando la división de vanguardia.
Op. cit. en 131, pp. 28-30.
99
Adolfo Mario Golman
Esta enseña -que no acompaño a las tropas de las Provincias del Río
de la Plata hacia el Alto Perú- está formada por tres franjas verticales de
tela de raso blanco, con el escudo pintado al centro, y se conserva como
reliquia histórica en el “Salón de la Bandera” de la Casa de Gobierno
Jujeña137. En la Lámina 26 del Anexo Gráfico se representa el añoso
pabellón.
136 Op. cit. en 1, Documento Nº 79, p. 122. Es posible, además, que don Manuel fuera
el primero (o uno de los primeros) que llevaba a la práctica la orden escrita, impartida por la
Asamblea a fines de abril de 1813, que disponía sustituir, en ciertos casos, las armas del Rey
por las del Soberano Cuerpo Patrio.
137 M asca-paicha incaica vs. Gorro frigio: Un dato interesante que merece destacarse es el
relacionado con el “gorro de la libertad” que presentan tanto el escudo de la “Bandera
Nacional de Nuestra Libertad Civil” (adoptada como insignia de la provincia de Jujuy desde
1995) como el de la “Bandera del Ejército de los Andes” (reconocida desde 1992 como enseña
oficial de la provincia de Mendoza). En ambos casos, el diseño del gorro se asemeja a la
masca-paicha o corona del rey inca, que es un gorro rojo con borla confeccionado en fibra de
camélido andino con incrustaciones de hilos de oro.
Este “gorro de la libertad” es distinto en el Escudo Nacional A rgentino. Allí prevalece el
modelo conocido como “píleo” (cónico, de base y punta redondeadas) que fuera lucido por
los revolucionarios franceses de fines de siglo XVIII. También se lo denomina “frigio”
(oriundo de Frigia, Asia Menor), aunque éste es de estructura diferente, ya que cubre la nuca
en su totalidad y termina en dos tiras que sirven para anudarlas por debajo de la barbilla.
Ambos carecen de la borla incásica.
100
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 9
101
Adolfo Mario Golman
102
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 10
Al tiempo que el Ejército Auxiliar del Perú y el leal pueblo Jujeño se diri-
gían hacia Tucumán, los realistas, después de haber aplastado hacia fines de
mayo de 1812 la rebelión que había estallado en Cochabamba, se movían
resueltamente ocupando los territorios que los patriotas abandonaban.
“Ese día tuvo lugar la acción denominada del Río de las Piedras en
que la avanzada se batió con la retaguardia del ejército porteño al man-
do de Díaz Vélez. La primera parte de esta acción fue celebrada como
una victoria realista, ya que el cronista de los anales139 [quien adhiere a
138 LUQUI LAGLEYZE, Julio Mario, Historia y Campañas del Ejército Realista, Tomo I,
1810-1820, Instituto Nacional Sanmartiniano (Buenos Aires) y Fundación Mater-Dei (Ro-
sario), 1997, pp. 109 y 110.
139 D’ ANDREA, María Cristina y LUQUI LAGLEYZE, Julio M., “¿La más antigua des-
cripción de la Bandera Argentina? en los Anales Inéditos de Potosí - 1813”, en Revista “Del
Mar”, Nº 148, Buenos Aires, 1998, pp. 27. Allí los autores refieren como “anales” a una copia
manuscrita alrededor de 1905 -a la que tuvieron acceso en enero de 1996 en el Archivo del
103
Adolfo Mario Golman
la causa del Rey], relata que fueron muertos más de 40 porteños y pri-
sioneros cincuenta y siete inclusos tres oficiales, diez carretas de fierro,
equipajes, dos cañones, 100 fusiles.”
“El 17 [de septiembre de 1812] llegó a las 11 del día don Manuel
Sartegaray [quien el 1º de enero de 1813 será designado Alcalde Ordi-
nario de Potosí, lo cual exhibe el predicamento que esta persona tenía
en la comunidad potosina] con una bandera blanca, dio parte de la
victoria obtenida en el río de las Piedras, contra los generales Días Velis
[Díaz Vélez] y Valcarcel [Balcarce] quienes con muchas tropas quisieron
asaltarlos y fueron derrotados, quedaron muertos más de 10 porteños y
fueron hechos prisioneros 57 incluidos 3 oficiales, se tomaron muchos
objetos y armamento del enemigo.”140
Museo Casa de Moneda de Potosí- de los llamados “Anales Inéditos de Potosí” cuyo original
se halla en el Archivo Nacional de Sucre.
Siguiendo su camino, en visita efectuada en febrero de 2006 a Sucre, el autor tuvo acceso
a los manuscritos que se conservan en el Archivo y Biblioteca Nacionales. Éstos integran el
“Catálogo de la Colección Rück”, formando parte de la Historia de la Villa Imperial de Potosí,
riquezas de su famoso cerro, grandezas de la población, sus guerras y casos memorables, por don
Nicolás Martínez Arzans y Vela, años 1547-1834. El período 1812-1814 se ubica dentro de la
Colección en el Tomo 2, Segunda Parte, años 1657-1834. Es un ejemplar encuadernado que
consta de 385 hojas.
140 Catálogo de la Colección Rück, Historia de la Villa Imperial de Potosí, riquezas de su fa-
moso cerro, grandezas de la población, sus guerras y casos memorables, por don Nicolás Martínez
104
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Por ello, resulta sensato cavilar que la insignia capturada por los
coloniales en la acción del Río de las Piedras, y descripta familiarmente
como “blanca”, no era extraña a los ojos de este partidario del rey.
Arzans y Vela, años 1547-1834, Tomo 2, Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, Sucre,
nueva numeración pp. 149 y 150. Es el particular anhelo del autor que éste y otros documen-
tos inéditos que se divulgan a lo largo de la obra, resulten de utilidad para convalidar
hechos pasados y emprender nuevas investigaciones históricas.
141 Meses más tarde, ante la presencia de las fuerzas patriotas que se instalaban en Potosí,
esta misma persona describirá en detalle las distintas banderas bicolores del Ejército Auxilia-
dor del Perú, ya que al verlas por primera vez le resultarán muy novedosas.
142 Al respecto, el relator potosino escribe: “Para el Carnaval, 1º de marzo [de 1813], salió
105
Adolfo Mario Golman
para Oruro con mucha precipitación el general Goyeneche en compañía del Gobernador
[...] y de todos los oficiales y soldados de su ejército, cuya parte muy pequeña estaba aquí”. A
renglón seguido agrega: “Salieron por la calle de Memaipata y en aquella está la panadería
conocida por el de la Montoya, allí había mucha gente, la que insultó al General y a los que lo
acompañaban, lo mismo que el General contestó, que dentro de quince días o un mes estaría
otra vez por allí, lo mismo que en esta Villa donde entraría con la bandera blanca”. Op. cit.
en 140, nueva numeración p. 168. Documento inédito.
106
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 11
144 El retrato debió pintarse entre mediados de mayo de 1815, fecha en la que Belgrano y
Rivadavia se instalan en Londres, y mediados de noviembre de ese mismo año, que es cuando
don Manuel emprende su retorno hacia Buenos Aires quedando Rivadavia en Europa, su
gran amigo, a quien nunca más volverá a ver. La fotografía de la obra se presenta en la Lámina
19 del Anexo Gráfico.
107
Adolfo Mario Golman
108
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
tación de alguna de las dos batallas libradas en el Alto Perú, entre octu-
bre y noviembre de aquel año (Vilcapugio y Ayohuma), donde, además,
los porteños fueron derrotados.
b. “La presencia [en el óleo original] de una palmera con ocho hojas
permitiría ubicar la batalla en alguna zona, donde abunden146. La esce-
na bien podría corresponder a la batalla de Salta, pues sabemos con
seguridad que en Tucumán no flamearon banderas blanquicelestes”147.
146 Op. cit. en 145, p. 2. Respecto de la palmera pintada en el costado derecho de la escena
de la batalla podría tratarse de la especie Caranday (copernicia alba). Autóctona de Sudamé-
rica, llega a medir 20 metros de altura con un tallo de 40cm de diámetro y hojas palmadas
en forma de abanico. De rápida germinación y abundante en forma silvestre, es nativa de
la región del Gran Chaco y en especial de Formosa. La verdadera fisonomía de la palmera
Caranday es algo diferente a la pintada en la obra, lo cual resulta lógico, ya que el retratista
debía desconocer la existencia de esta especie arbórea sudamericana y dibujó la más parecida
a la conservada en su imaginación.
147 Op. cit. en 145, p. 2. Por su parte, Roberto H. MARFANY también señala que la batalla
reproducida en el retrato que pintó del natural el artista Carbonnier en Londres en 1815,
bajo las indicaciones del propio Manuel Belgrano, es “[...] la de Salta seguramente [...]”. Op.
cit. en 45, pp. 102 y 103. A su vez, Juan B. ALBERDI sostiene que “[...] es un hecho que la
bandera nueva -azul y blanca- (sic), no presidió a ninguna victoria de las obtenidas en suelo
argentino, por la independencia, con excepción de la de Salta, única gloria que obtuvo en lo
que es hoy suelo argentino”. Op. cit. en 5, Grandes y pequeños hombres del Plata, pp. 73-74.
109
Adolfo Mario Golman
tar esa franja, tanto en la bandera que lleva el jinete como en la que enar-
bola la retaguardia patriota, fue el azul oscuro. La tercera insignia no es
factible de comparar ya que no ha sido incluida en la reproducción.
Para que el lector pueda cotejar las dos primeras enseñas comenta-
das, se presentan en las Láminas 20 y 21 del Anexo Gráfico las fotogra-
fías de la batalla incluidas en la producción original de Carbonnier y en
la copia existente en el Museo Histórico Nacional148.
149 “En febrero de 1813 [al momento de la contienda de Salta], por su condición de Goberna-
dor [Juan José Fernández Campero, popularmente conocido como el Marqués de Yavi] estaba
a cargo de la comandancia de la plaza militar de Salta responsable del ala militar izquierda de
las tropas [realistas] del general peruano Pío de Tristán y Moscoso. Desencadenada la Batalla,
Campero decidió el retiro de sus tropas ante el ataque del coronel [patriota] [Manuel Críspu-
lo] Dorrego, llevando su caballería hacia las lomas de Medeiros en una operación concertada
de antemano [...] Desde aquel momento Campero actuó para la causa emancipadora incor-
porándose a las órdenes de Manuel Belgrano”. CAMPERO, Rodolfo Martín, El Marqués de
Yavi: Coronel del Ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata - Comandante de Güemes
en la Puna, Tucumán, febrero de 2006, pp. 3 y 4. Ver también: FERNÁNDEZ, María Cristi-
na, Un Yaveño para la Patria: Juan José Fernández Campero, Buenos Aires, febrero de 2006.
Juan José Fernández Campero gozó de la total confianza del general Manuel Belgrano. Prue-
110
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
111
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 12
152 Op. cit. en 150, Las campañas militares del Virrey Abascal, p. 13.
153 Op. cit. en 150, Las campañas militares del Virrey Abascal, p. 14, es la referencia a LOZA,
Emilio, “Yatasto, Tucumán y Salta”, Vol. II, Sección 2ª de la Historia de la Nación Argentina,
Buenos Aires, 1941, p. 529.
113
Adolfo Mario Golman
demostraron a través de todas las campañas [...] que el camino del Norte
fue siempre fatal para uno u otro adversario, cada vez que intentaron
llevar sus operaciones profundamente hacia el enemigo, pues entonces las
ofensivas fracasaron [...] porque los ejércitos se alejaban demasiado de sus
bases de operaciones, y la falta de recursos154, la naturaleza del suelo155 o la
154 A modo de ejemplo, y relacionado con la falta de recursos que sufrían las tropas patriotas
en el Alto Perú, rescatamos dos oficios dirigidos por Feliciano Antonio Chiclana, Goberna-
dor de Salta, al Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El primero,
identificado como Nº 269, Hacienda, del 20 de agosto de 1813, dice: ”Como el Gral. en Jefe
[Manuel Belgrano] [...] por reiteradas veces ante este Gobierno, [reclamó sobre] la escasez de
víveres que padece el Ejército de su mando, me he esforzado en prepararle diferentes remesas
de ganado vacuno, y a costa de grandes trabajos por la desolación de estas haciendas y mala
estación, he podido aprontar siete tropas [...]”. En el segundo, Nº 296, Hacienda, del 4 de
septiembre de 1813, Chiclana expresa: “No es calculable el número de ganados que consu-
mirá muestro ejército ínterin exista en Potosí y el que necesite cuando adelante sus marchas,
engrose y aumente sus Batallones”. Solicita que le remitan las 5.000 cabezas de ganado que el
Gobierno le había encargado a Francisco Candioti en abril de ese año. Archivo General de la
Nación, legajo caratulado Salta 1812-13, X 5-7-3.
Pasada la derrota de Vilcapugio, Belgrano fijó su base de operaciones en el pueblo de Macha
donde tuvo una importante ayuda de los guerrilleros altoperuanos, lo cual mitigó la falta
de alimentos. En la autobiografía de Manuel Asencio Padilla se relata:”[...] para auxiliar a
la reunión que se hizo en Macha, viendo que el ejército [patriota], después de la derrota, se
hallase en un estado deplorable de víveres, [Padilla] remitió a costa de su dinero y arbitrios,
trescientos corderos, tres pearas de cebada y otras tres de bizcochos, a manos del señor Belgra-
no”. PADILLA, Manuel Asencio, “Autobiografía del Teniente Coronel don Manuel Asencio
Padilla”, Boletín de la Sociedad Geográfica “Sucre”, Nº 25, Bolivia, 1901, p. 143.
Finalmente, Miguel R AMALLO explica: “El cuartel general de Macha estaba rodeado por
una red de guerrilleros, los que al mismo tiempo que lo aseguraban de toda sorpresa, le pro-
curaban forraje en abundancia, víveres, ganado vacuno y lanar y todo cuanto era menester
para el sostén de la tropa”. Guerrilleros de la Independencia, Los esposos Padilla, La Paz, Bolivia,
González y Medina Editores, 1919, p. 56.
155 La rigurosidad del clima en el altiplano (frío y seco) producía consecuencias negativas
en los combatientes. A medida que se ganaba altitud el oxígeno comenzaba a escasear, lo que
podía derivar en el “soroche” o mal de las alturas, que provocaba graves dificultades respira-
torias, dolores de cabeza y sensación de náuseas. Mascar hojas de coca (pijchar) o tomarlas
como infusión aliviaba o eliminaba los efectos de la enfermedad y, muchas veces, también
ayudaba a mitigar el hambre.
“En el ejército real que se hallaba en el Alto Perú y Cuzco a finales de la guerra, se incluían en
la provisión de alimentos una porción de hojas de coca, en especial a las tropas peninsulares, a
las que se repartían 6 arrobas por mes. Esta era necesaria a fin de evitar el cansancio y las enfer-
medades producidas por el aire enrarecido de las tierras altas. Esta modalidad de mascar coca,
era bastante resistida por las tropas españolas, con las malas consecuencias resultantes”. Op.
cit. en 150, LUQUI LAGLEYZE, El Ejército Realista en la Guerra de la Independencia, p. 99.
Por el bando patriota es posible citar un documento fechado en Potosí el 28 de junio de 1813,
en el cual se consigna haber erogado 52 pesos para adquirir 4 cestos de coca que, por orden
del general Manuel Belgrano, se enviaron a la vanguardia al mando del teniente Mariano
114
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
156 Relativo a la hostilidad en ciertas poblaciones, es interesante destacar las siguientes expre-
siones insertas en la carta que el general Manuel Belgrano le dirigía desde Potosí al Gobierno
el 19 de noviembre de 1813, tan solo cinco días después de la derrota de Ayohuma. Escribía
Belgrano: “No pudiendo pues sostenerme en este punto [Potosí] he dispuesto la destrucción
de la Casa de Moneda, único aliciente, porque tal vez el enemigo más hace la guerra, y la
extracción de todos los fondos; imposibilitando el giro al Banco y todo cuanto pueda ser
en beneficio de los Tiranos, pues me he propuesto de que lo que no sirva para nosotros, se
acabe y destruya aunque sea reduciéndonos a la clase de (ilegible ¿pobres?) Provincias. Esta
operación que acaso parecerá imprudente a los que no reflexionan, es a mi entender la que va
a variar todo el aspecto del Perú en los moral y físico: La clase de la minería es la gente más
corrompida que puede presentarse en el universo y puedo asegurar a V.E. que en este pueblo
que se compone y subsiste de ese ramo, no he hallado un hombre en quien fiarme. He dicho
que también variará el Perú en su aspecto físico y que debiendo la gente buscar otro modo de
subsistir se dedicará a la agricultura e industria, y eso también reformará sus costumbres que,
son las más primeras y hará hombres de bien en que estos Países carecen desgraciadamente”.
En otra misiva, redactada en Humahuaca el 13 de diciembre de 1813 y dirigida al Excelen-
tísimo Supremo Poder Ejecutivo, escribía: “De Potosí jamás hablaré sin decir que debe ser
reducido a cenizas. La conducta que ha tenido aquel pueblo insultando al Mayor General
[Eustaquio Díaz Vélez] y matando soldados enfermos e indefensos el día de sus salida de
Potosí [ocurrida en la tarde del 19 de noviembre de 1813]”; “[...] que temo que se aumente la
desunión que tanto reina en las Provincias que se dicen Unidas”; “Cuanto he visto, cuanto
he conocido, cuanto he observado de ellas en lo moral y físico, me ha convencido de que aún
no estábamos en estado de aspirar a la libertad e independencia [...]”. Archivo General de la
Nación, Guerra, Ejército Auxiliar del Perú, Julio-diciembre de 1813, Legajo X 3-10-6.
Es importante aclarar que la Casa de la Moneda de Potosí no fue destruida. La siguiente
crónica (fechada el 19 de noviembre de 1813) pertenece al realista potosino que así se refiere a
lo acontecido: “Se dijo: que Días Velis [Díaz Vélez] [...] quiso que se incendiara y asolara toda
la población [de Potosí], porque habiendo hecho poner en el cuarto de volantes de la Moneda
más de 100 cajones y entre ellos 10 entre pólvora y granadas, dejó una gran fogata, en el patio,
de la leña que salvó y cajas de fusiles con una guía de pólvora, desde el cuarto hasta muy cerca
del fuego, para que con una pequeña ráfaga de viento pudiera prenderse e incendiar la Casa
de Moneda y sus contornos, más como Dios es quien gobierna el mundo, no permitió que
sucediera esto”. Op. cit. en 140, nueva numeración p. 218. Documento inédito.
José María PAZ da a conocer interesantes pormenores de aquel fallido intento en op. cit. en
126, pp. 145-148 y 150. Es una verdadera suerte que ese majestuoso edificio, hoy convertido
en un fascinante Museo, haya sobrevivido. Durante nuestra visita a Potosí, en diciembre de
2003, pudimos percibir la poca simpatía que, casi dos siglos después, despierta en algunos
potosinos aquella decisión de don Manuel.
115
Adolfo Mario Golman
157 Mariano TORRENTE nos permite observar como se calificaba a los patriotas desde el
bando realista. Por ejemplo, se refería al general Belgrano como “El general insurgente” (p.
47) o “El caudillo Belgrano” (p. 53); al ejército patriota lo llamaba “[...] los rebeldes [...]” (p.
43), “[...] los insurgentes [...]” (p. 53) o “[...] los restos de las expirantes guerrillas [...]” (p. 97); al
gobierno porteño lo designaba como “[...] la Junta subversiva del Río de la Plata [...]” (p. 40) y,
finalmente, a los ideales revolucionarios les decía “[...] el impetuoso torrente de la insurrección
[...] (p. 54) o “[...] las venenosas doctrinas de los buenos-aireños” (p. 68). Colección documental
de la Independencia del Perú, Volumen 4º, Historia de la Revolución de la Independencia del
Perú, Tomo X XVI, Lima, Editora Atlántida SA, 1972. Otro ejemplo sobre este modo de
pensar, lo encontramos en el Archivo General de la Nación, Guerra, Ejército Auxiliar del Perú,
julio-diciembre 1813, X 3-10-6. Se trata de una nota contestando a la propuesta patriota de
un armisticio después de la derrota en Ayohuma. El general Pezuela responde con la negativa
desde el Cuartel General del Ejército del Rey en Macha el 23 de noviembre de 1813, en estos
términos: “[...] Armisticios y tratados sólo son permitidos entre generales de Provincias que
se hacen la guerra [...]”, y lo dirige “[...] Al que manda los hombres armados de Buenos Aires
[...]”, sobre lo que está corregido “[...] Al que manda las tropas de Buenos Aires [...]”.
158 Aparentemente, la fecha originaria prevista por Belgrano para la contienda en Vilcapugio
no habría sido el 1º de octubre de 1813. Al respecto, Mariano TORRENTE en op. cit. en 157
relata: “Los enemigos [patriotas] se disponían a celebrar el [primer] aniversario de la batalla
del Tucumán, cayendo sobre el ejército realista en el mismo 24 de septiembre [de 1813], pero
las acertadas maniobras del nuevo general [Joaquín de la Pezuela], y la derrota del cuerpo de
[Baltasar] Cárdenas frustraron aquel primitivo proyecto” (p. 51). El coronel Cárdenas, de
fuerte ascendencia entre la población indígena, lideraba un cuerpo de 2.000 cholos e indios.
Fue derrotado el 20 de septiembre de 1813 por un escuadrón realista al mando del teniente
coronel Saturnino Castro en Pequereque, situado una legua a retaguardia del cuartel general
del Ejército Real con base en Condocondo, quien “[...] los puso en la más desordenada dis-
persión después de haber hecho una horrorosa carnicería” (p. 50). Entre la documentación
incautada a Cárdenas había precisas instrucciones de Belgrano. El plan de los porteños, que
ahora llegaba a manos realistas, consistía en aislar entre dos fuegos al ejército enemigo. Como
consecuencia de ello, el general Pezuela decidió pasar a la ofensiva antes de que las tropas
patriotas de refuerzo, al mando del coronel Cornelio Zelaya, llegaran de Cochabamba y se
unieran a las del general Belgrano.
116
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 13
Insignias de reclutamiento
159 Op. cit. en 140, nueva numeración p. 180, donde el cronista relata: “El 17 [de mayo
de 1813] entró a esta Villa el General Mayor Dias Velis [Díaz Vélez], con 500 hombres de
guarnición. Para su entrada, adornaron las calles de su tránsito con muchas colgaduras, fue a
alcanzarlo el Cabildo, los Sacerdotes y otros muchos Señores, le hicieron salvas con un cañón,
que por inservible lo dejó el General Goyeneche. En la Iglesia de la Merced cantaron el Te
Deum, de allí el General fue al Gobierno, y a las Avemarías le acompañaron muchos a su
alojamiento, que estaba dispuesto en la casa de Dn. José Linares”. Documento inédito.
117
Adolfo Mario Golman
161 Fuentes para el Estudio de la Historia de Chile, Universidad de Chile, página web: www.
historia.uchile.cl/CDA/f h_periodicos/
162 Op. cit. en 45, MARFANY, Roberto H., “Origen de la Bandera Argentina”, p. 109.
163 Op. cit. en 45, MARFANY, Roberto H., “Origen de la Bandera Argentina”, pp. 109-
110.
118
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
119
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 14
Distintos diseños
Una detallada lectura del manuscrito166, en especial del año 1813, per-
mitió identificar los relatos referidos a enseñas patriotas bicolores blancas
166 “El Alto Perú fue el último estado hispano-americano que empezó a gozar de los bene-
ficios de la imprenta recién en 1825, no habiendo podido conservar sus tradiciones sino por
medio de manuscritos mutilados y muy pocos impresos, que se editaron en Buenos Aires o
Lima, a principios del siglo pasado [S. XIX]”. Op. cit. en 154 in fine, R AMALLO, Miguel,
Guerrilleros de la Independencia, Los esposos Padilla, p. 8.
121
Adolfo Mario Golman
Se incluye, además, una cita a las insignias grabadas en las primeras mo-
nedas patrias que recientemente se habían acuñado en la Ceca de Potosí.
167 Los relatos citados en “a.”, “b.”, “f.” y “g.” fueron publicados en 1998 por María Cristina
D’ ANDREA y Julio M. LUQUI LAGLEYZE. Su fuente documental fueron los “Anales
Inéditos de Potosí” conservados en el Archivo del Museo Casa de Moneda de Potosí. Op. cit
en 139.
168 Op. cit. en 140, nueva numeración pp. 182-183. Es factible que ésta haya sido la fuente
documental utilizada por Baptista Gumucio para la descripción de la enseña que hace en su
obra. Ver Capítulo 13, página 117.
122
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
con verdad Dios los premiaría, y que si no, serían castigados’ [...] des-
pués de este acto, salieron todos a la plaza, donde estaba dispuesto el
tablado y en uno de los faroles del Cabildo estaba un cuadro con marco
de plata que representaba la unión de las Provincias del Río de la Plata.
Este cuadro estaba bajo un dosel con guardias. El general Belgrano
llevaba la bandera de color azul y blanco, se presentó en el tablado de
la plaza mayor y a todos los concurrentes les tomó el juramento en los
idiomas castellano, quichua y aymara [...]”169
169 Op. cit. en 140, nueva numeración pp. 192-193. Confirmando lo acontecido, El Monitor
Araucano (de Santiago de Chile), Nº 65, del 7 de septiembre de 1813, publicó una “Carta Fidedig-
na de Potosí, fechada el 11 de Julio de 1813” relacionada con la situación militar en el Alto Perú.
La misma decía: “El día 8 del presente se juró en esta Villa la independencia de las Provincias
Unidas del Río de la Plata [en realidad, se juró obediencia a la Soberana Asamblea]; y al caer el sol
arengó el buen Belgrano en la plaza con la energía propia del asunto [...]”. Op. cit. en 161.
123
Adolfo Mario Golman
173 Op. cit. en 140, nueva numeración p. 206. Consultando la obra de RUIZ MORENO,
Isidoro J. y DE MARCO, Miguel Ángel, Patricios de Buenos Aires, Historia del Regimiento 1
de Infantería, Buenos Aires, Editorial Edivém, 2000, se puede observar, en la ilustración de
la página 69, la reconstrucción (en base al documento citado en “f.”) de una bandera de dos
franjas horizontales, celeste la superior y blanca la inferior, con la cruz de Borgoña y el escudo
de armas de la Soberana Asamblea.
Por otra parte, resulta interesante destacar que el cronista potosino también hace referencia a
la salida de los otros cuerpos armados del Ejército Porteño. Así, relata que el 5 de septiembre
había salido el regimiento de Cazadores con 1.500 hombres y 50 de la artillería con 4 caño-
nes. Al día siguiente lo hace el regimiento Nº 6, y el 11 el Nº 8. Finalmente, el día 14 parte
el regimiento de Pardos y Morenos con 500 combatientes. En todas las referencias, el relator
explica que se repartieron a oficiales y soldados escapularios de Nuestra Señora de Mercedes,
pero en ninguno de los comentarios describe las enseñas que portaban esos regimientos. Op.
cit. en 140, nueva numeración pp. 204-205. Documentos inéditos.
124
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
1. Las distintas citas fueron hechas por un partidario del rey hispano
que residía en la Villa Imperial de Potosí. El modo en que describe las
banderas permite suponer que nunca antes las había visto.
125
Adolfo Mario Golman
178 Op. cit. en 140, nueva numeración p. 214, “El 31 [de octubre de 1813] se publicó un
bando dando aviso que en Arequipa, se había jurado el 5 de este mes de octubre la Soberana
Asamblea de Buenos Ayres [texto de la época] y que la ciudad de Moquegua y toda la costa
[del Perú] se rebeló contra las armas del señor Pisuela [Pezuela] [...]”. Documento inédito.
179 Op. cit. en 140, nueva numeración p. 187, “El 19 [de junio de 1813], a las 10 de la noche,
llegó, sin que nadie lo supiese, el General Dn. Manuel Belgrano Pérez a su palacio, y dejó sin
efecto todos los preparativos que se hicieron para recibirlo”. Documento inédito.
126
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
180 Op. cit. en 6, BERUTI, Juan Manuel, Memorias Curiosas, pp. 231-232.
127
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 15
El hallazgo de Titiri
181 Op. cit. en 82, pp. 71-72. Los orígenes documentales que sustentan el relato son dos:
el primero, es un Acta labrada y suscrita en Colquechaca el 10 de septiembre de 1885, que
consta en los folios 115 y 116 del libro de Actas de la Junta Municipal de la Provincia de Cha-
yanta, República de Bolivia. El segundo, es una carta fechada en Potosí el 24 de noviembre
de 1892, escrita por el Presbítero Dr. Primo Arrieta y dirigida al entonces Oficial Mayor del
Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, Telésforo Aguirre. Es posible encontrar trans-
cripciones de los documentos citados en: FERNÁNDEZ DÍAZ, Augusto, Los dos simbolismos
de la Patria, La verdad ante tres errores corrientes, El Acta de Colquechaca, Biblioteca Central
de la Universidad Católica Argentina, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Registro Nº
12.812, Rosario, 1968, pp. 19-20 y MONSERR AT, Gabriel, La Bandera Argentina, Contri-
bución al esclarecimiento de sus antecedentes históricos, III Parte, Buenos Aires, Talleres gráficos
Pedemonte, 1928, pp. 6-7.
129
Adolfo Mario Golman
130
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
“El Padre Arrieta deja los textos de historia y afanosamente abre los
libros parroquiales. Halla enseguida el nombre de su patriótico antece-
sor: Juan de Dios Aranívar. Vuelve los viejos folios y hace un descubri-
miento confirmatorio: la firma del Padre Aranívar figura hasta el día
anterior a la batalla de Ayohuma; después se esfuma y sigue firmando
el teniente cura [F. Laguado]. Por ningún lado aparece constancia de
que la parroquia haya sido entregada por vías normales a otro sacerdote,
como es de norma. Indudablemente el Padre Aranívar, por alguna po-
derosa razón, hizo abandono de su curato.”
“El Padre Arrieta había probado que sus indios capilleros no habían
mentido. Un sacerdote patriota, amigo de Belgrano, tras el desbande
de Ayohuma y antes de ponerse a salvo él mismo, cuidó de ocultar las
banderas para evitar que cayeran en poder de los vencedores. Y el Padre
Juan de Dios Aranívar obró con fría precisión, exenta de todo pánico.
No las ocultó en la Iglesia de Macha, que sería examinada a fondo sino
en la humilde capilla de Titiri; más aún, no las dejó en cualquier parte,
sino que las dobló amorosamente, a lo largo, apretadamente, clavándo-
las luego a los marcos de las imágenes y cubriéndolas con un forro rojo
para simularlas. Después se perdió con su secreto entre las tribus amigas
de los cerros.”
“Allá quedaron las banderas, casi al alcance de la mano del que las
buscara, pero invisibles a sus ojos. Setenta años después, la casualidad
puso ambos símbolos en poder del Padre Arrieta, que de inmediato dio
cuenta de su hallazgo.”
131
Adolfo Mario Golman
183 Este pabellón ingresó al Museo Histórico Nacional el 24 de junio de 1896, bajo el Nº
de Inventario 3.060.
132
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
133
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 16
Generalización de su uso
186 Eduardo Máximo CABALLERO PSAILA refiere: “Según consta en el inventario que,
el 1º de marzo de 1852, es decir, después de la batalla de Caseros, envió el Ministro de Go-
bierno, Dr. Valentín Alsina a su colega de Instrucción Pública, Dr. Vicente Fidel López, las
Actas de la Soberana Asamblea General Constituyente de 1813-1815 estaban en la Biblioteca
del Gobernador y Capitán General de la Provincia de Buenos Aires y Encargado de las Rela-
ciones Exteriores de la Confederación Argentina, D. Juan Manuel de Rosas. A su vez, en la
Relación de los libros, obras, impresos, formada por la Comisión encargada de inventariar los
objetos existentes en la casa del ex Gobernador D. Juan Manuel de Rosas, que por disposición
del nuevo Gobierno se envió al Director de la Biblioteca Pública, D. Marcos Sastre, figuran
Cuatro libros originales de acuerdo, uno de la Excelentísima Junta de Gobierno en 1811 y
1812, dos de la Soberana Asamblea Constituyente de 1813 a 1815, y otro en blanco con varios
papeles relativos a dichos Gobiernos”. Nuestras Raíces, San Juan, Argentina, S/E, Agosto de
2003, p. 112. Dardo CORVALÁN MENDILAHARSU también hace referencia al extravío
de las Actas de la Asamblea en 1852. Historia de la Nación Argentina de Ricardo Levene, Vol.
VI, Primera Sección, Capítulo III, “Los Símbolos Patrios”, Tercera Edición, Buenos Aires, El
Ateneo, 1962, p. 291.
135
Adolfo Mario Golman
187 FERRO, op. cit. en 34, p. 56. Este autor añade luego: “Cabe consignar que el doctor
Agrelo contradice lo trascrito, en el interesante fragmento de su Autobiografía, cuando refi-
riéndose a la obra de la Asamblea que integró escribe: ’Se mandó quitar de todas partes la
bandera española y se la sustituyó de hecho por el nuevo escudo y bandera azul y blanca, que
se sancionara después de derecho cuando se declaró la independencia’. Esta fórmula lleva la
negación implícita de la existencia de un decreto de creación de la bandera en 1813, al cual
parece referirse en la afirmación de 1822 y también cuando propuso a la Asamblea la forma
del dibujo de las alegorías que debían llevar las nuevas monedas de plata y de oro. En estas
últi- mas proyectó -y así resultó aprobado- que abajo del escudo aparecieran dos banderas de
cada lado. Analizando el dibujo resulta que esas banderas son de tres bandas horizontales”.
(pp. 56-57). Independientemente de la existencia o no de un decreto de la Asamblea
adoptando la bandera de tres franjas en 1813, es innegable que desde entonces ese emblema
identificó a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
189 AGRELO, Pedro J., “Autobiografía”, Biblioteca de Mayo, Tomo II, Buenos Aires, Impren-
ta del Congreso de la Nación, 1960, p. 1316.
136
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
190 Op. cit. en 160, pp. 63-64. La Ley de creación de la nueva moneda fue publicada en El
Redactor de la Asamblea, Nº 13, del 31 de julio de 1813, p. 51. Allí se aclaraba que la demora
(de más de tres meses) en la publicación oficial obedecía a la espera del resultado de los prime-
ros ensayos de la nueva amonedación.
191 Página web del Banco Central de la República Argentina: www.bcra.gov.ar, menú “Bille-
tes y Monedas”, Sub-menú “Emisiones Vigentes - Monedas”.
137
Adolfo Mario Golman
193 MITRE, op. cit. en 7, p. 125. Al respecto, Carlos A. FERRO escribe: “[...] [La Asamblea
del año XIII] Adoptó de hecho la Bandera Nacional. El 20 de febrero [de 1813] el Ejército
Auxiliar del Perú derrotó a las fuerzas españolas al mando de Tristán en la batalla de Salta.
138
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Belgrano remitió con el capitán Manuel Rojas las tres banderas entregadas por el enemigo al
rendirse. En Buenos Aires fueron recibidas en forma triunfal”. “La noticia [de la victoria de
Salta] llegó el 3 de marzo y la Asamblea General celebró sesión especial el día 4 para ‘recibir
a besamanos al Supremo Poder Ejecutivo y demás corporaciones’. ‘El Redactor’ [Órgano Ofi-
cial del Soberano Cuerpo, en su Nº 2, del 6 de marzo de 1813, p. 7] da cuenta de la ceremonia
en los siguientes términos: ‘En obedecimiento al decreto de la Asamblea General se presentó
el Gobierno con las demás autoridades en la sala de sesiones y dirigiéndose aquél a la repre-
sentación Soberana de los pueblos, protestó con el más digno encarecimiento la sinceridad
con que felicitaba a la Asamblea al ver exaltado el pabellón de la Patria en el primer período
de su feliz instalación’. Destaquemos el hecho de que se habló oficialmente del ‘pabellón de la
Patria’ en los meses iniciales de 1813”. Op. cit. en 34, p. 53.
Otra interesante referencia a la enseña, que iba adquiriendo el carácter de “Nacional”, se en-
cuentra publicada en El Redactor de la Asamblea del 20 de marzo de 1813, Nº 4. En página 14,
se puede leer un comentario sobre la presentación a la Asamblea de las tres banderas tomadas
en Salta, que habían llegado a Buenos Aires el día 13, y en cuya parte saliente dice: “[...] hoy
han flotado con ignominia a los pies de nuestro pabellón las últimas banderas, que enarbo-
laba el despotismo en los días de sangre y ferocidad [...]”.
139
Adolfo Mario Golman
195 Op. cit. en 48, Tomo IV, L-M, pp. 647-648. Luis Ambrosio Morante, nacido posible-
mente en Montevideo, fue actor, cantante y músico. Emigrado desde Chile por adherir a la
política opositora al gobierno realista, se instaló en Buenos Aires en 1811. Con motivo de la
celebración del segundo aniversario de la Revolución compuso su melodrama El Veinticinco
de Mayo, pieza al parecer imitada de la francesa Canto a la Libertad o La Marsellesa, que fue
premiada por el Cabildo y que era un himno o canción patriótica que, según Mariano G.
Bosch, fue la inspiradora del Himno Nacional Argentino.
196 De acuerdo a lo escrito por Mariano G. BOSCH en El Himno Nacional, Buenos Aires,
El Ateneo, 1937, pp. 11 y 13, en la noche del domingo 24 de mayo de 1812 se habría estrenado
ante el público el melodrama de Morante y, por lo tanto, a nuestro modo de ver, exhibido por
primera vez “la nueva bandera celeste y blanca”.
197 Op. cit. en 6, BERUTI, Juan Manuel, Memorias Curiosas, pp. 217-221, 233-234, 259-
260 y 442-443.
140
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
141
Adolfo Mario Golman
Comenta aquel autor a renglón seguido: “No hay duda que la ban-
dera de la libertad enarbolada en el Fuerte en abril de 1815 debió ser
de tres franjas”.
200 Op. cit. en 49, QUARTARUOLO, Vicente M., “Forma y destino de la Primer Bandera”,
pp. 60. La cita a Humberto F. BURZIO es de “Banderas de la Patria”, Conferencia pronun-
ciada el 8 de julio de 1965, Escuela de Capacitación de Seguros, Buenos Aires, 1965, p. 10.
142
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
202 El Capitán de Fragata José Ramón Obregón fue un realista rendido en Montevideo, pla-
za en la que se desempeñó como ayudante de campo del Capitán General Gaspar de Vigodet.
Luis E. ARGÜERO, op. cit. en 14, “La Bandera en la Plaza”, p. 45.
203 Op. cit. en 58, PALOMBO, Guillermo y ESPINOSA, Valentín A., Historia de la bandera
Argentina..., nota (17), p. 60. Los autores citan como fuente documental al Archivo Histórico
Nacional, Madrid, España, Estado, Legación de España en Río de Janeiro.
143
Adolfo Mario Golman
Pocos días más tarde, el 25, decretó como distintivo “[...] la bande-
ra celeste y blanca que se ha usado hasta el presente, y se usará en lo
sucesivo exclusivamente en los ejércitos, buques y fortalezas”204.
204 Op. cit. en 12, Considerando “6º” del veredicto emitido por Bartolomé Mitre el 25 de
abril de 1878 sobre el color típico y legítimo de la bandera argentina, p. 389.
206 Se comparte la opinión de Jacob sobre la influencia de Buenos Aires en la elección del
144
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Y luego agrega: “Por último, para finalizar con esta etapa en la que
se afirma la Revolución y la bandera adquiere carácter legal y forma
definitiva, resultan significativas las palabras del general Belgrano al
hacerse cargo por segunda vez207 de la jefatura del Ejército del Norte:
‘Soldados: una nueva bandera os presento que, reconociéndola, sepáis
que ella ha de ser vuestra guía y punto de reunión; la que acabo de de-
positar a los pies de nuestra Generala, María Santísima de las Mercedes,
sirvió al mismo efecto mientras tuve el honor de mandaros’”.
“La bandera ‘vieja’ llamada por Belgrano ‘la generala’, fue deposita-
da a los pies de la Virgen de las Mercedes, el 24 de septiembre de 1816.
Con este acto se cierra un capítulo glorioso de la historia de nuestro
símbolo, conocido también como el ‘Pabellón de la Libertad’. Una nue-
va bandera -la legal- hacía su aparición a los ojos del mundo, engalanan-
do victoriosa a la patria que acababa de declarar su independencia.”
207 Manuel Belgrano fue designado Brigadier General del Ejército Auxiliar del Perú el 3 de
agosto de 1816 en reemplazo del general José Rondeau, habiéndose hecho cargo de las tropas
en Las Trancas, Tucumán, el día 7 de ese mes. Op. cit. en 17, p. 99.
208 ROSENKR ANTZ considera que el episodio es un simple cambio de paño realizado por
145
Adolfo Mario Golman
Por otra parte, los argumentos hasta aquí expuestos sobre el origen
de la divisa celeste, blanca y celeste permiten compartir y confirmar la
suposición de Jacob acerca de que esa fue la enseña aprobada en Tucu-
mán en 1816.
su desgaste (es decir, uno celeste, blanco y celeste por otro igual) y que no tiene otras impli-
cancias. Op. cit. en 72, pp. 199. Disentimos respetuosamente con él en este punto.
146
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 17
210 La convicción de que ambas enseñas eran iguales, en cuanto a diseño y distribución de los
colores sobre la tela, encuentra su fundamento en la misiva que Belgrano envía al gobierno el
18 de julio de 1812, argumentando las razones que lo llevaron a enarbolar las baderas blan-
cas y celestes en Rosario y Jujuy. En esa carta (que se transcribe en páginas 17 a 19), Belgrano
explica que desconocía la desaprobación del Gobierno del 3 de marzo de 1812 y aclara que,
de haberla recibido, no habría vuelto a enarbolar (en Jujuy) tal bandera, como muestra de
respeto y obediencia a la autoridad.
211 La arbolada en Rosario el 27 de febrero de 1812 a orillas del río Paraná fue una bandera
de defensa costera, por lo que debió ser grande y respetar la proporción de una medida de
ancho por dos de largo. Dada su función es probable que fuera confeccionada en lanilla, ya
que ésta, tal como se explicó en la nota 113, resultaba más resistente a las inclemencias del
tiempo que el raso. Ver modelo en la Lámina 17 del Anexo Gráfico.
PALOMBO y ESPINOSA señalan: “La bandera ‘blanca y celeste’ que Belgrano hizo enar-
bolar en la Barrancas del Rosario debió lucir el gran tamaño que solían tener entonces las
banderas navales españolas, de modo que izada en la driza de un mástil fuera divisada de lejos.
Nada más apropiado para una batería costera o reducto artillado”. Op. cit. en 1, p. 15.
En cambio, la bendecida y jurada en Jujuy el 25 de mayo de 1812 fue una insignia de unidad
terrestre (por lo tanto más pequeña que la izada en Rosario) con una proporción que tendía a
dos medidas de ancho por tres de largo. Por ser señera de infantería resulta razonable que
fuera preparada en seda. Se presenta el modelo en la Lámina 18 del Anexo Gráfico.
Asimismo, en el Capítulo 18 se analiza en detalle lo relativo a las dimensiones de las enseñas
de Rosario y Jujuy.
147
Adolfo Mario Golman
212 Aquel oficio del 3 de marzo rezaba en su parte más destacada: “[...] ha dispuesto este Go-
bierno que sujetando vuestra señoría sus conceptos a las miras que reglan las determinaciones
con que él se conduce, haga pasar por un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca
y celeste enarbolada, ocultándola disimuladamente y subrogándola con la que se le envía,
que es la que hasta ahora se usa en esta Fortaleza y que hace al centro del Estado, procurando
en adelante no prevenir las deliberaciones del Gobierno en materia de tanta importancia y
en cualquier otra que una vez ejecutada, no deja libertad para su aprobación y cuando menos
produce males inevitables difíciles de repararse con buen suceso [...]”. Op. cit. en 1, Docu-
mento Nº 40, p. 70.
148
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
215 Op. cit. en 6, BERUTI, Juan Manuel, Memorias Curiosas, pp. 130-131 y 152.
149
Adolfo Mario Golman
150
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Un rumbo posible
Sin embargo, había motivos para no separarse de ella: las tropas del
rey comenzaban su incursión desde el Altiplano y no se les debía dejar
más que tierra arrasada. Resulta lógico pensar que desde Jujuy esa ense-
ña continuó viaje, junto a Belgrano, hacia la ciudad de Tucumán.
219 Como consecuencia de las reprimendas recibidas por haber enarbolado una enseña blan-
ca y celeste en Rosario y otra en Jujuy, Belgrano, muy disgustado, le responde al Gobierno
el 18 de julio. Expresa que “dejará fuera de circulación” su pabellón nacional y que mandará
preparar las banderas para el Regimiento Nº 6, las que sin duda fueron las “coronela” y “sen-
cilla” reglamentarias.
Ese mismo tipo de divisas son las que habrían portado las fuerzas patriotas en el combate
del Río de las Piedras el siguiente 3 de septiembre, tal como se explica en el Capítulo 10.
Es razonable suponer, además, que tres semanas más tarde, en la batalla de Tucumán, los
distintos regimientos que lucharon junto al Nº 6 debieron llevar a la lid sólo enseñas “coro-
nelas” y “sencillas”.
Recién será en la contienda de Salta, el 20 de febrero de 1813, donde el Ejército Auxiliador
del Perú exhibirá, por vez primera, la novedosa bandera “del Ejército” de dos franjas horizon-
tales, blanca la superior y celeste la inferior.
151
Adolfo Mario Golman
152
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 18
222 PALOMBO Y ESPINOSA escriben: “La bandera conservada en Sucre (2.30m x 1.10m)
(sic) y la que se exhibe en Buenos Aires (2.32m x 1.53m) por su gran tamaño, mayor que las
portátiles, completamente inadecuada para bandera de guerra (de tropas, portátil, como lo
era la bandera del Ejército Auxiliador del Perú), por la dificultad de conducirla a pie en mar-
chas prolongadas y por la imposibilidad de hacerlo a caballo, particularmente en un terreno
tan áspero como el del Alto Perú, son más apropiadas para ser enarboladas en un mástil, colo-
cadas en una torre o desplegadas en el frente de un edificio. Por otra parte, la distribución de
sus colores no corresponde con la bandera de Belgrano”. Op. cit. en 58, Historia de la bandera
Argentina…, p. 52.
153
Adolfo Mario Golman
224 Se desconoce el destino que tuvo esa primera enseña después de que fuera arriada y
reemplazada por la española. Imaginando uno, resulta razonable compartir lo que plantea
Quartaruolo cuando escribe: “[...] Pudo muy bien ser enviada a Buenos Aires en cumpli-
miento de una orden reservada proveniente del mismo Triunvirato, como lógica precaución
para evitar otro episodio como el del 27 de febrero, que comprometía la política exterior del
gobierno”. Op. cit. en 49, QUARTARUOLO, Vicente M., “Forma y destino de la Primer
Bandera”, p. 72.
154
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
155
Adolfo Mario Golman
156
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
157
Adolfo Mario Golman
158
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
cadas y siglos por venir: no busquéis más, aquí está la respuesta, ved
en este cuadro cómo fue la primera bandera nacional enarbolada en
Rosario el 27 de febrero de 1812”.
230 En los “Aumentos a este año de 1820”, Beruti recuerda así al general Belgrano: “En este
año falleció de hidropesía el excelentísimo señor don Manuel Belgrano, brigadier de los ejér-
citos de la patria y capitán general del ejército auxiliar del Perú, sujeto de grandes méritos y
servicios que hizo a la patria; fue general del ejército auxiliar al Paraguay, quien sacó del yugo
español a esta provincia, después pasó al Perú, y ganó las acciones de Tucumán y Salta, contra
los españoles, cuyo orgullo abatió, dando glorias a la patria, y en cuyo ejército se mantuvo
hasta venir a esta capital con este mal, que le resultó de los trabajos y fatigas de tantos años
de campaña. Su entierro fue en el convento de Santo Domingo costeado por sus hermanos,
pues murió muy pobre, y fue sepultado en la plazoleta de dicho convento, habiendo tenido la
desgracia de no habérsele hecho honores fúnebres ni entierro de general, por las convulsiones
que desde su fallecimiento han sobrevenido a esta ciudad y no tener el Cabildo fondos con qué
costearlo, pues lo había ofrecido hacer por su cuenta, y de un día a otro, se ha ido pasando sin
haberlo efectuado”. Op. cit. en 6, BERUTI, Juan Manuel, Memorias Curiosas, p. 327. Como
se puede apreciar, ni una sola palabra sobre la bandera nacional.
Respecto de su relación con la milicia, el mismo Belgrano expresaba: “Todos mis paisanos, y
muchos habitantes de España, saben que mi carrera fue la de los estudios, y que concluidos
éstos debí a Carlos IV que me nombrase secretario del Consulado de Buenos Aires, en su
creación; por consiguiente, mi aplicación, poca o mucha, nunca se dirigió a lo militar; y si en
159
Adolfo Mario Golman
160
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 19
Otras enseñas
161
Adolfo Mario Golman
236 URCULLO, Manuel María, a quien se le atribuye la redacción de Apuntes para la historia
de la Revolución del Alto-Perú, hoy Bolivia, Por unos patriotas, Sucre, Bolivia, Imprenta de
López, 1855, p. 85.
237 Sin embargo, parece ser que algunos jefes guerrilleros habrían cambiado de bando. Al
respecto, Pacho O´DONNELL cita el siguiente relato, aparentemente silenciado por la histo-
ria oficial, escrito por el realista Andrés García Camba en Memorias del general García Camba
para la historia de las armas españolas en el Perú (1809-1821), Madrid, Editorial América,
1916, pp. 387-388: “A principios de noviembre (1818) se presentó espontáneamente al general
en jefe [José de La Serna e Hinojosa] el caudillo Eustaquio Méndez [Arenas], quien con el
caudillo [Francisco] Uriondo conmovía la provincia de Tarija; se presentó con su numerosa
partida y armas fiado en la generosidad del general español. Éste envió tranquilos a sus hoga-
res y labranzas a los hombres de guerra del célebre Méndez, conocido por ‘el Moto’ porque era
manco [“moto” deriva de la voz quechua “mut’u”, que significa mutilado], le declaró teniente
coronel a nombre de S.M. [Su Majestad] y señaló a sus dos sobrinos [de apellido Segovia] una
moderada pensión, mereciendo estas gracias la aprobación del país, las cuales era de esperar
sirviesen de útil estímulo al arrepentimiento”. Juana Azurduy, Grandes éxitos de la novela
histórica, Buenos Aires, Editorial Planeta, 1998, pp. 168-169.
Relacionado con este tema, Manuel Belgrano le escribe el 26 de diciembre de 1818 desde
Tucumán a Martín Miguel Juan de la Mata Güemes. Le expresa en uno de sus párrafos: ”¿Y
qué me dice V. de Uriondo, de su hermano y de un Valverde? ¿Y qué de Méndez? De éste he
visto exhortos a sus paisanos, aunque el infeliz no sabe escribir y tal vez los han puesto en su
nombre, sea cual fuere el pensamiento de Uriondo; aún llevándolo con la idea de
traicionar a los enemigos, eternamente será mirado como un inicuo si ha tomado el mando a
nombre del Rey: confieso a V. que deseo ver claro en este asunto”. WEINBERG, op. cit. en 61,
Apéndice con cartas de Ma- nuel Belgrano a Martín Miguel de Güemes, Nº 98, pp. 615-617,
tomadas de Luis GÜEMES, Güemes documentado, Tomo 6, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980.
238 Op. cit. en 236, p. 93. La actual República de Bolivia proclamó su independencia el 6
de agosto de 1825.
162
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
163
Adolfo Mario Golman
Por ese entonces, tan corto tiempo resultaba insuficiente como para
que la novedad viajara desde Jujuy hasta la zona de Cochabamba donde,
para colmo de males, los realistas terminaban de aplastar la rebelión
patriota sembrando en los caminos desolación y muerte. Resulta más
razonable que fuera una insignia de fondo blanco, similar a las regla-
mentarias españolas o, tal vez, un modelo hasta hoy desconocido.
241 Op. cit. en 161, El Monitor Araucano (de Santiago de Chile), Tomo II, Nº 19, del viernes
164
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
El estandarte de ayohuma
11 de febrero de 1814. Extracto de la Gaceta Ministerial de Buenos Aires del 20 de enero rela-
tivo a la situación del Alto Perú.
242 ROJAS, Ricardo, Historia de la Bandera, Tomo II, Archivo Capitular de Jujuy, Buenos
Aires, 1913, pp. LX X XI -LX X XII.
165
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 20
El regreso
244 La distancia entre el campo de batalla (Charawaytu) y el pueblo de Titiri es indicada por
el Padre Primo Arrieta en El Acta de Colquechaca que se transcribe en páginas 202 a 204.
167
Adolfo Mario Golman
Ante el riesgo de que fueran tomadas por el enemigo que los perse-
guía de cerca, con orden de eliminar a las fuerzas patriotas por comple-
to247, Belgrano -quien había perdido todo su equipaje en la batalla- le
deja al Padre Juan de Dios Aranívar una última e importante misión:
poner a resguardo las dos insignias que representaban al nuevo y
viejo -aunque prohibido- “pabellón nacional” 248.
246 PORCEL, Roberto Edelmiro, Las Banderas de Macha, Sucre, Bolivia, 2001. Las Memo-
rias de Julián Paz no han sido publicadas.
247 “El mismo día 14 [de noviembre de 1813], apenas había concluido la batalla, [el gene-
ral Pezuela] dio la orden al mariscal de campo don Juan Ramírez [de Orozco] para que se
dirigiese con 800 hombres en seguimiento de Belgrano y Díaz Vélez que habían tomado el
camino de Potosí y al mismo tiempo fue destacado el brigadier Lombera hacia Chuquisaca
[hoy Sucre] con 500 hombres, para que ambos restableciesen el orden en sus puntos respec-
tivos sin perder de vista la total destrucción de las reliquias del ejército insurgente”. Op.
cit. en 157, p. 57.
248 TORRENTE explica que después de la batalla de Ayohuma, “[...] hasta el mismo equi-
paje de Belgrano y su correspondencia [...]” quedó en poder de los realistas. Op. cit. en 157,
p. 57. Obsérvese que si el general Belgrano traía entre sus pertenencias la bandera blanca,
celeste y blanca, y todas sus posesiones quedaron en manos enemigas, un primer razona-
168
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
249 Así como Manuel Belgrano tenía en el párroco Juan de Dios Aranívar un incondicional
aliado a la causa de la revolución, “Pezuela recurrió al doctor Poveda, cura de Cotoma, para
que con el influjo que le daba entre los indios la santidad de su ministerio y su esclarecida vir-
tud, reuniese los más vigorosos y los emplease para conducir los cañones y efectos del parque
más preciosos”. Op. cit. en 157, p. 55.
250 En la carta que el Dr. Primo Arrieta dirigió el 24 de noviembre de 1892 al Oficial Ma-
yor de Relaciones Exteriores de Bolivia, le señalaba que los capilleros del templo de Titiri le
habían comentado que el cura del Beneficio de Macha (Padre Aranívar), que era amigo de
los porteños, había traído esas banderas y las había escondido allí. La carta se transcribe en
la página 205.
169
Adolfo Mario Golman
253 “La tarde de este mismo día [19 de noviembre de 1813] a las Avemarías salieron fugitivos
los Generales Belgrano y Días Velis [Díaz Vélez], el Gobernador y su asesor, dejando la plaza
llena de la plebe, que se distribuían todos los efectos sacados del almacén de Achábal a quien
lo desterraron sin ningún recurso y a sus hijos los pusieron en la cárcel con prisiones. A las 10
de la noche de este día, entraron las avanzadas del ejército Real y así pudo detenerse que la
cholada se lance a robar y saquear. El 20 [de noviembre de 1813] entró a esta Villa el mayor
General Dn. Juan de Ramíres [Ramírez] quien fue nombrado Gobernador interino”. Op. cit.
en 140, nueva numeración pp. 218-219. Documento inédito.
170
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
171
Adolfo Mario Golman
Por otra parte, no debe olvidarse que, producto de las luchas, al-
gunos emblemas pudieron destruirse durante el combate. A modo de
ejemplo, se destaca la siguiente situación (válida también para las bata-
llas libradas en el Alto Perú): junto con la carta escrita el 5 de octubre de
1812, Manuel Belgrano remite al Triunvirato los pabellones capturados
en la contienda de Tucumán y señala, además, que “[...] se había toma-
do otra Bandera, pero disputándola, se destruyó enteramente”258.
b. Otras fueron ocultadas para evitar ser capturadas por los realistas.
257 Recuérdese que el 10 de octubre de 1813 se había colocado la bandera de la Patria, con su
emblema de la libertad, en la puerta de la casa de Moneda de Potosí. Ver Capítulo 14, Bande-
ras patriotas descriptas por un realista, Distintos diseños de insignias, punto “g.”
259 Op. cit. en 121, “Las Banderas de Macha, resumen y consideraciones finales”, p. 123.
172
TERCER A PARTE
CAPÍTULO 21
Se podría hasta aquí dar por agotado el tema. Sin embargo, a poco
de dejar reposar las ideas, de releer la abundante bibliografía que se ocu-
pa de estos acontecimientos, de consultar las opiniones de historiadores
y vexilólogos, y de haber tenido cercano contacto con los sitios donde
los sucesos se desarrollaron, brotan incansables nuevos dilemas.
La otra historia
175
Adolfo Mario Golman
176
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
177
Adolfo Mario Golman
178
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
179
Adolfo Mario Golman
f. Ese sacerdote fue quien trajo las enseñas patriotas y las es-
condió en la capilla. Desde entonces nadie había accedido
a ellas.
180
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Al final del capítulo se analiza si la otra bandera con los colores argen-
tinos, es decir, la blanca, celeste y blanca, presenta manchas de sangre.
181
Adolfo Mario Golman
182
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
183
Adolfo Mario Golman
184
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
- Con relación a los pabellones de color rojo y azul, y tal como antes
se señaló, se desconoce su existencia. Es probable que se confundieran
los forros de seda rojo que envolvían a las “argentinas” con verdaderas
banderas, ya que de haber existido enseñas rojas y azules (cuyos colores,
185
Adolfo Mario Golman
Esto permite interpretar que para octubre de 1883 el Dr. Arrieta (su
reemplazante) debió ser quien hallara las banderas. Las declaraciones
de Arrieta asentadas en el Acta de Colquechaca y lo escrito por el Padre
Castro en La Obra del Templo de Macha aseveran el razonamiento. Sin
embargo, éste pierde algún sentido cuando quien dice haberlas encon-
trado en 1883 (Padre Arrieta), no hace referencia alguna a aquel acon-
tecimiento al momento de redescubrirlas en 1885.
186
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
¿Sangre o humedad?
187
Adolfo Mario Golman
Si, por el contrario, fuera sangre, las huellas deberían ser varias y
lucir más precisas. La sangre tiene la particularidad de que en contacto
con el aire comienza su proceso de coagulación, por lo que las marcas
deberían ser más compactas y pequeñas, en lugar de proyectarse unifor-
memente sobre la superficie de la tela de la bandera.
188
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
189
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 22
Hacia Ayohuma
191
Adolfo Mario Golman
Otras dos horas nos llevó llegar al cruce que desvía en dirección a
Macha. En ese lugar nos encontramos con un pequeño poblado repleto
de agricultores y pastores que comerciaban sus productos en la feria sa-
batina. Desde allí, sólo caminos de tierra que, cargando con las cicatri-
ces que la reciente época de lluvias les había dejado, nos acompañarían
hasta retornar a Sucre.
192
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Y llueve con tantas ganas, que los arroyos y ríos crecen notablemente,
lo cual produce un efecto pernicioso en el estado de los senderos de tie-
rra, ya que éstos, en varios sitios, se transforman en lodazales. Imposible
dejar de mencionar las marcadas grietas que el trabajo del agua produce,
permitiendo aflorar innumerables piedras que la tierra esconde del sol.
193
Adolfo Mario Golman
Cruzando el terreno nacía una leve huella que pasaba cerca del arco
de una canchita de fútbol de tierra -de esas que abundan en nuestra
América del Sur- ocupada temporalmente por tres burros. De pronto,
ese sendero se terminaba y aparecía, frente a nosotros, el serpenteante
riacho que habíamos cruzado minutos antes. Volvimos a vadearlo.
194
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Los nervios, la altura y el calor, que se hacía sentir cada vez más,
generaban un estado de confusión, y no hallaba el modo de encuadrar
195
Adolfo Mario Golman
196
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Ésa parecía ser la solución: no había dos ríos, sino uno con dos
cauces. Se formaba en el medio una especie de isla con arena bastante
fina color rojiza.
197
Adolfo Mario Golman
Hacia esa zona se dirigieron Belgrano y los restos de las tropas pa-
triotas acompañados por el párroco Juan de Dios Aranívar, a quien el
general debió haberle entregado las dos banderas. El sacerdote empren-
dió luego el camino hacia la capilla, donde las ocultó de las fuerzas
coloniales; mientras que Belgrano y su ejército, sin ingresar en aquel
villorrio, tomaron el sendero hacia Actara, donde pasaron la noche.
El Templo de Titiri
198
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Nuestro viaje continuó por la ruta de tierra que une Macha con
Sucre y se transformó, llegada la noche, en una verdadera expedición:
decenas de curvas y contracurvas, polvo, grietas en la tierra, trayectos de
barro, piedras y más piedras, animales sueltos.
199
Adolfo Mario Golman
200
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
MAGGI, José, “La primera bandera era celeste pero en el medio”, Dia-
rio La Capital, Rosario, 14 de junio de 1998.
201
Adolfo Mario Golman
ZÁR ATE M., Góver, “Las dos banderas del Segundo Ejército Auxiliar
Argentino”. Una copia del escrito nos fue obsequiada por el Padre Va-
lentín Manzano Castro durante nuestra visita a Sucre. Eduardo Dür-
nhöfer, en el artículo arriba citado, comenta que el folleto fue publica-
do por la Universidad Mayor y Autónoma “Tomás Frías” de Potosí en
1963.
Acta de Colquechaca
202
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
203
Adolfo Mario Golman
204
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
205
Adolfo Mario Golman
Este folleto fue escrito por el Cura Doctor Martín Castro en Col-
quechaca, República de Bolivia, en 1897. Del mismo se transcriben los
siguientes párrafos:
206
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Pero el mérito más recomendable es que los indios, los más solícitos
auxiliares de los que lucharon en Vilcapucyo y Ayoma, en el fragor del
combate recogieron las Banderas de la República Argentina, rotas y en-
sangrentadas en las desgraciadas derrotas de los patriotas y del
Ejército auxiliar. (p. 3).
207
Vivo con esta esperanza en la filantropía de nuestra hermana la Re-
pública Argentina, que aumentará esta gracia más a las infinitas con
que ha distinguido a su hermana Bolivia en todo tiempo. Macha,
Febrero 1º de 1897, Martín Castro. (p. 8).
208
CUARTA PARTE
CAPÍTULO 23
Presentación de la idea
211
Adolfo Mario Golman
212
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
213
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CAPÍTULO 24
José de Moldes
Nació en Salta el primer día del año 1785. A los 18 años se trasladó
a España y luego formó parte de la Guardia de Corps del Rey, un aris-
tocrático cuerpo militar de elite.
Días más tarde, fue llevado por el entonces teniente coronel Juan
Florencio Terrada a una quinta ubicada en las afueras de la ciudad y
allí se reunió con varios criollos que apoyaban las ideas de independen-
cia.
215
Adolfo Mario Golman
Explicaba así su motivo inspirador: del cielo del Sur, tomaba origen
el color principal o de fondo, el celeste, y por las nubes, que man-
chando ese cielo se terminaban de disipar, surgía el color compañero,
el blanco. Moldes confirmaba en la misiva que ya llevaba puesta en su
sombrero esa divisa.
216
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Luego, una rápida difusión del nuevo emblema hacia los demás
adherentes al pensamiento de Mariano Moreno, es decir, al resto de los
integrantes de la Sociedad Patriótica, resultaría otra muy razonable y
esperada derivación.
217
Adolfo Mario Golman
218
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
219
Adolfo Mario Golman
220
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
221
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
223
Adolfo Mario Golman
SEIBEL, Beatríz, Historia del Teatro Argentino, desde los rituales has-
ta 1930, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 2002.
224
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
CONCLUSIONES
225
Adolfo Mario Golman
226
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
Un grato recuerdo
227
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
A
ABAD, Andrés J., “Semblanzas Galénicas, los médicos en el Cabildo
Abierto”, La historia patria y la acción de sus armas, en Revista Militar,
Nº 656, Círculo Militar Argentino, Buenos Aires, 1960.
B
BAPTISTA GUMUCIO, Fernando, Las Monedas de la Independencia
1808-1827, La Paz, Bolivia, Editorial Aeronáutica, FAB, 1995.
229
Adolfo Mario Golman
230
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
C
CABALLERO PSAILA, Eduardo Máximo, Nuestras Raíces, San Juan,
Argentina, S/E, 2003.
231
Adolfo Mario Golman
232
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
D
D’ ANDREA, María Cristina y LUQUI LAGLEYZE, Julio M., “¿La
más antigua descripción de la Bandera Argentina? en los Anales Inéditos
de Potosí - 1813”, en Revista “Del Mar”, Nº 148, Buenos Aires, 1998.
DEL F R A N C O , J o s é R . , B e l g r a n o , e l p a b e l l ó n
argentino y la Orden de Carlos III, Córdoba,
La Elzeviriana, 1920.
233
Adolfo Mario Golman
E
EIZAGUIRRE, José Manuel, L a b a n d e r a a r g e n t i n a , 1 8 1 0 -
1820, Buenos Aires, Peuser, 1900.
F
FERNÁNDEZ, María Cristina, Un Yaveño para la Patria: Juan José
Fernández Campero, Buenos Aires, 2006.
235
Adolfo Mario Golman
G
GANTIER VALDA, Joaquín, “Bandera de Hermandad”, Boletín de la
Sociedad Geográfica e Historia “Sucre”, Nº 454, Bolivia, 1969.
236
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
H
HERREN, Ricardo A., Azul-celeste y Blanca, Génesis de la Bandera Ar-
gentina, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1953.
I
Instituto Nacional Belgraniano, General Belgrano, Apuntes Biográficos,
Segunda Edición, Buenos Aires, 1995.
237
Adolfo Mario Golman
J
JACOB, Ricardo O., “Los Colores Nacionales”, en Revista Todo es His-
toria, Nº 300, Buenos Aires, 1992.
L
LAHOZ, Julián, “Las mal llamadas banderas de Macha”, en Historia,
Nº 81, Buenos Aires, 2001.
238
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
M
MAGGI, José, “La primera bandera era celeste pero en el medio”, Dia-
rio La Capital, Rosario, 14 de junio de 1998.
239
Adolfo Mario Golman
N
NAVIA, Fernando, Disfunciones Iconosemióticas del Escudo de Bolivia,
La Paz, Bolivia, Design Grupo Editorial, 2004.
O
O´DONNELL, Pacho, Juana Azurduy, Grandes éxitos de la novela his-
tórica, Buenos Aires, Editorial Planeta, 1998.
240
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
P
PADILLA, Manuel Asencio, “Autobiografía del Teniente Coronel don
Manuel Asencio Padilla”, Boletín de la Sociedad Geográfica “Sucre”, Nº
25, Bolivia, 1901.
241
Adolfo Mario Golman
Q
QUARTARUOLO, Vicente Mario, “Banderas, Bandera Argentina y su
iniciación ciudadana y bélica en tierra y agua”, Apartado del Boletín del
Centro Naval, Vol. LX XIV, Nº 628, Buenos Aires, 1956.
242
Enigmas sobre las primer as bander as argentinas
R
R AMALLO, Miguel, Batallas de la Guerra de la Independencia Altope-
ruana, La Paz, Bolivia, Intendencia de Guerra - Taller, 1913.
243
Adolfo Mario Golman
S
SA AVEDR A, Cornelio, “Memoria Autógrafa”, Biblioteca de Mayo,
Tomo II, Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1960.
SCHWARCZ, Lilia Moritz, “El día que Portugal escapó hacia Brasil”,
en Revista de Historia, Nº 1, Río de Janeiro, 2005.
SEIBEL, Beatriz, Historia del Teatro Argentino, desde los rituales hasta
1930, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 2002.
T
TJARKS, Germán O., “Antecedentes de la Revolución de Mayo”, La
historia patria y la acción de sus armas, en Revista Militar, Nº 656, Cír-
culo Militar Argentino, Buenos Aires, 1960.
244
Enigmas sobre las primeras banderas argentinas
U
URCULLO, Manuel María, a quien se le atribuye la redacción de
Apuntes para la historia de la Revolución del Alto-Perú, hoy Bolivia, Por
unos Patriotas, Sucre, Bolivia, Imprenta de López, 1855.
V
VACCAREZZA, Silvio, “El árbol genealógico de la familia Belgrano”,
en Revista Rosario, la fuerza de su Historia”, Nº 11, Rosario, 2002.
W
WEINBERG, Gregorio, Epistolario Belgraniano, Buenos Aires, Taurus,
2001.
WILLIAMS ÁLZAGA, Enrique, Dos Revoluciones, 1º de enero de 1809
- 25 de mayo de 1810, Buenos Aires, Emecé, 1963.
245
Adolfo Mario Golman
Y
YABEN, Jacinto R., Biografías Argentinas y Sudamericanas, Buenos Ai-
res, Editorial Metrópolis, 1939.
Z
ZÁR ATE M., Góver, Las dos banderas del Segundo Ejército Auxiliar
Argentino, Potosí, Bolivia, 1963.
246
Adolfo Mario Golman
Segunda Edición 2012
Formato Digital