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JOSE NAPOLEON RODRIGUEZ RUIZ.

-Joven escritor salvadoreno de brillantes

cualidades literarias. Hijo del conocido novelista Dr. Napoleon Rodriguez Ruiz,

crecio en un ambiente intelectual que pudo brindarle oportunidades para desarrollar

ampliamente su natural vocacion de escritor. Es Doctorado en Derecho

(Universidad de El Salvador). Sus escritos en prosa han merecido galardones

especiales en torneos literarios de nuestro pais y otras Republicas de Centro

America.

Rodríguez Ruiz, José Napoleón (1910-1987).

Narrador y jurista salvadoreño, nacido en Santa Ana el 24 de junio de 1910, y fallecido en San Salvador el 3 de septiembre
de 1987. Considerado como una de las grandes figuras de la judicatura salvadoreña del siglo XX, ha desarrollado además
una importante labor creativa que lo sitúa entre las principales voces de la narración hispanoamericana contemporánea.

Volcado desde muy joven a los estudios de Leyes (que le influían muy directamente a través de una extensa tradición
familiar), obtuvo el título de doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales en la Universidad de El Salvador, institución en
la que luego ejercería como Decano de las Facultades de Economía y Humanidades. Posteriormente, culminó sus gestiones
directivas en la universidad asumiendo el cargo de Rector de dicha Alma Mater. Además, en su condición de letrado
alcanzó a ser nombrado magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

Aunque publicó varios tratados de materia legal (como los titulados Historia de las instituciones jurídicas salvadoreñas,
Moral profesional y La promesa de venta unilateral), José Napoleón Rodríguez Ruiz destacó sobre todo por sus escritos
literarios, entre los que resulta obligado citar su famosa novela Jaraguá (1950), que no sólo encontró una inmediata
difusión entre críticos y lectores, sino que además se convirtió en una de las lecturas obligatorias del programa oficial de
estudios en El Salvador. Tanta repercusión tuvo esta obra entre las clases populares de la pequeña república
centroamericana, que en 1960 fue llevada a las ondas, en versión radiofónica, por Eugenio Martínez Orantes, quien la
retransmitió desde los estudios de Radio YSEB.

Además de la novela Jaraguá, Rodríguez Ruiz dio a la imprenta dos espléndidos volúmenes encuadrados en el difícil género
de la narrativa breve, en los que ofreció una buena muestra de su maestría como narrador ameno e imaginativo. Se trata
de las recopilaciones tituladas El janiche y La abertura del triángulo, que vieron la luz -respectivamente- en 1960 y 1969.
Precisamente fue La abertura del triángulo el libro que le consagró como uno de los escritores más preocupados por la
recuperación del rico acervo legendario centroamericano, ya que todos los cuentos que contiene (galardonados con el
segundo premio del Certamen Nacional de Cultura, en su convocatoria de 1968) están basados en la tradición prehispánica
recogida en el Popol Vuh, una colección de narraciones mitológicas mayas que está considerada como el único escrito de
la América precolombina que ha llegado hasta nuestros días.

Además de los títulos citados, José Napoleón Rodríguez Ruiz dio a la imprenta algunas obras de carácter ensayístico, entre
las que destacan las tituladas El pensamiento vivo de Arce (1947) y Discursos universitarios (1962).

Información personal
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Nacimiento 1910
Bandera de El Salvador El Salvador
Fallecimiento 1987
Bandera de El Salvador El Salvador
Nacionalidad salvadoreño
Información profesional
Ocupación abogado
Años activo Siglo XX
Género cuento y novela
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entrevista
La clase dominante salvadoreña odia la historia y la cultura...Entrevista a José Napoleón Rodríguez Ruiz (I)

Fecha de publicación: 4 noviembre, 2008


SAN SALVADOR, 1 de noviembre de 2008 (SIEP) El Dr. José Napoleón Rodríguez Ruiz es una destacado intelectual
revolucionario salvadoreño que ha contribuido enormemente al desarrollo de la lucha por la democracia y el socialismo.
Su ultimo aporte a la nación fue como magistrado de la Corte Suprema de Justicia (1999-2007).
SAN SALVADOR, 1 de noviembre de 2008 (SIEP) El Dr. José Napoleón Rodríguez Ruiz es una destacado intelectual
revolucionario salvadoreño que ha contribuido enormemente al desarrollo de la lucha por la democracia y el socialismo.
Su ultimo aporte a la nación fue como magistrado de la Corte Suprema de Justicia (1999-2007).
Nos encontramos en un centro comercial. Viste una camisa anaranjada. Gesticula al hablar, enfatiza con el índice como si
estuviera en un tribunal, usa anteojos oscuros. Escuchemos su palabra…
Mi abuelo fue el General Santiago Ruiz, general de a caballo, de aquellos tiempos, de la época del primer Tomas Regalado,
el que desalojó a los volcaneños del Ilamatepec en Santa Ana y se quedo con sus tierras, según el las “conquistó...”
“¿Has leído el libro de mi papá El Janiche y Otras Historias? ( 1960) es clave para descubrir nuestra identidad. la clase
dominante salvadoreña odia la historia y la cultura…porque es una cultura que cuestiona el sistema. Por ejemplo, en
Cuentos de Barro de Salarrué que son cuentos de carácter universal, relatos maravillosos en cualquier sitio un niño
campesino le pregunta al papá: ¿y a todos los niños les traen juguetes en Navidad? y van por la vereda al pueblo y no
encuentran y regresan por la misma vereda y el niño pregunta: ¿y los juguetes? pues…y se queda llorando…Hay que
agregar también el poema de Pedro Geoffroy Rivas dedicado a Feliciano Ama: “Ay tata Feliciano, Ay tata, que te van a
colgar de lo alto de una rama.”
“Escribí la obra de teatro Anastasio Rey que fue musicalizada por los músicos Esteban Servellón y Nunfio, grandes maestros
de la música salvadoreña, pero la clase dominante salvadoreña y el sistema odian la cultura, odian la historia…”

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¿Sabes porque al final se impuso Jaraguá (1950) como libro de texto oficial en las escuelas? porque el final beneficia al
sistema ya que termina con que Jaragua recibe una herencia…es un final feliz. No obstante esto, esta novela de mi papá
es junto con El Janiche y Otras Historias y Cuentos de Barro, y algunos relatos de Ambrogi, y no podemos olvidar algunas
obras de Francisco Gavidia, aunque él se sumergió en su gran cultura griega y europea, es de lo mejor que se ha escrito
en el país…
Fíjate que para Navidad o cumpleaños mi papá los juguetes que me regalaba eran libros y esto me permitió adquirir una
cultura universal, yo me he leído El Quijote por lo menos unas cinco veces…mi papá nació en Santa Ana pero pasó su
infancia en San Pedro Puxtla, en Ahuachapan…yo ya nací en San Salvador y estudie mi primaria y secundaria en el Liceo
Salvadoreño. Fui deportista, me gustaba mucho el fútbol y el basketbol, y el tenis…¿sabes quien es Feder? Un tenista…
Una vez le presente a La Prensa Gráfica un proyecto para rescatar las glorias nacionales históricas y no les intereso, no
quisieron, lo he presentado al Colatino y vamos a ver que responden… Pedro Geoffroy Rivas escribió un poema sobre
Anastasio Aquino que hizo historia…
Fui de la AEU y de la AED
Ingrese a la lucha política al llegar en 1948 a la Universidad, me incorpore a la AEU y luego fui directivo de la AED,
presidente de AGEUS, director de Opinión Estudiantil. Es entonces que me incorporo al Partido Comunita de El Salvador,
PCS, que era clandestino y la única organización política de izquierda en el país. Lo mismo hizo Roque Dalton, con quien
fuimos muy amigos. Más que amigos fuimos hermanos…Me gradúo como Doctor en 1954 con la tesis Sobre las
Obligaciones Solidarias.
Nuestros maestros
En mi generación, hubo grandes maestros. Uno de los más grandes y respetados fue el Dr. Pedro Geoffroy Rivas, poeta,
litigante, orador, antropólogo, lingüista, fue militante del Partido Comunista Mexicano, aquí tuvo problemas con Carpio…
A nivel político, cuando ingreso al PCS el secretario general era Daniel Castaneda, un sastre, cachimbón, atrevido, ha
habido obreros muy valiosos, bueno los testigos de mi matrimonio fueron dos obreros sindicalistas del Partido, Felipe
Cativo y Carlos Marin.
Estaba Jacinto Castellanos Rivas, que ya era mayor que nosotros, mucho mayor. Y fíjate que también alguna influencia
hubo de los Mora de Costa Rica, si los de Vanguardia Popular. Otro maestro fue el Dr. Moisés Castro y Morales. Otro
maestro José Celestino Castro. También estuvo Alejandro Dagoberto Marroquín, un sólido pensador marxista. También
Julio Fausto Fernández, que después traicionó, renunció a sus ideas, pero que también fue un importante pensador
marxista.
Sarbelio Navarrete, fue un pensador más humanista que marxista. Lo mismo Matilde Elena López, es más humanista que
marxista. Te mencionó también al Dr. Salvador Ricardo Merlos, un gran demócrata y al Dr. Mario Castrillo Zeledón.
Mirá... en Europa vive un pensador marxista salvadoreño poco conocido, un intelectual de Zacatecoluca, su nombre es
Carlos Lobato. Es que para ser marxista necesitás contar con una cultura general muy amplia, con conocimientos de
historia, de economía política, de filosofía, de literatura y lograr una síntesis.
Sobre el apoyo del PCS a la guerra con Honduras
Durante la guerra entre El Salvador y Honduras yo me manifesté contra las atrocidades que cometía la Mancha Brava
contra nuestros compatriotas, incluso escribí una canción en la que decía:
“Soldado, no te olvides… porque si tu fuiste a la guerra,
fue para combatir a la Mancha Brava…”
...Hay que rescatar que el Dr. Fabio Castillo se opuso públicamente a la guerra…
Sobre su ingreso a la RN
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En 1970, la Resistencia Nacional necesitaba apoyo, y Salvador ( Cayetano Carpio) me dijo: “andá ayúdales…El fue el que
me envió a ayudarles y me quede…”
En el 50 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre
Junto con Raúl Castellanos Figueroa asistí en 1967…a los actos oficiales, viajamos a Moscú, en representación del Partido
Comunista de El Salvador a las celebraciones del 50 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, de 1917. Raúl
era diferente que Schafik. Raúl era leninista. Schafik era estalinista. Fíjate que yo fui el que llevo la carta de renuncia de
Salvador (Cayetano Carpio) a la dirección, a la Comisión Política del PCS, “fue a mi que me la entregó Salvador porque me
tenía aprecio…”
Fui presidente de AGEUS y también director de Opinión estudiantil, y desde 1949, desde el triunfo de la Revolución China,
me declare maoísta, seguidor de Mao Tze-tung, o sea pro-chino, porque ya a esa altura tenía claridad que Stalin era
antimarxista, y es un hecho que causo un grave daño al movimiento comunista internacional…Yo me declaro comunista,
quizás el único comunista de este país… quizás…
Mirá, para esta investigación debes de buscar a Leoncio Pichinte, de las LP-28, del Ejecutivo del FDR, el también se salvó,
los dos nos salvamos porque íbamos para la reunión en el Externado en noviembre del 80,pero vi desde la esquina el
despliegue policial y ya no llegue, si no me pescan… allí cayeron Enrique Álvarez Córdoba, Manuel Franco, la dirección del
FDR...
Sobre el socialismo…
No existe ningún país que sea socialista y no puede haberlo de acuerdo con la teoría marxista. Marx consideraba que el
socialismo, una nueva sociedad es el producto natural, el resultado de que el desarrollo de las fuerzas productivas choca,
entra en conflicto con las relaciones de producción existentes. Y todavía no estamos en ese nivel. Falta que se desarrollen
las fuerzas productivas. Esto es marxismo…O sea que no ha existido socialismo.
En la mitología romana, Minerva surge de la cabeza de Júpiter…en la teoría marxista el socialismo surge del desarrollo del
capitalismo. Hay un poema de Pedro Geoffroy que recupera desde la tradición precolombina nahuat esta idea… ¿y vos
sabes que significa el lugar donde vivís? Si, cerro de los cusucos.
Como marxistas somos herederos del pensamiento filosófico universal, de todo lo que la humanidad ha creado en la
ciencia, en la técnica, en el arte y la cultura…somos herederos de Sócrates, de Platón, de Aristóteles, de Heraclito, de
Parmenides…los esclavistas pensaban que su sistema iba a ser eterno. El emperador Julio Cesar creía que el imperio
romano iba ser eterno. Pero no hay nada eterno. Todo cambia…
El señor feudal pensaba que su mundo iba durar para siempre…el capitalista piensa que este sistema es eterno. Hace poco
leí en el New York Times una frase sobre la crisis financiera actual: el capitalismo ha muerto, viva el kapitalismo. O sea el
kapitalismo del Das Capital.
RENÁN ALCIDES ORELLANA
Escritor y Poeta

Napoleón Rodríguez Ruiz fue, pilule a la vez que fecundo escritor, help excelente Rector de la Universidad de El Salvador
(UES), querida Alma Máter de muchos salvadoreños progresistas. Abogado, cuentista y novelista, Rodríguez Ruiz nació en
Santa Ana, el 24 de junio de 1919 y falleció en San Salvador, el 3 de septiembre de 1987.
Su vida fue expresión significativa de la trilogía hombre-profesional- escritor, preocupado por los problemas del país, a
cuya solución dedicó al máximo su tiempo y sus capacidades. Por su destacada trayectoria como intelectual, fue electo
Rector de la Universidad de El Salvador (UES), período 1959-1963. También desempeñó otros altos cargos en la misma
Alma Máter: Decano de la Facultad de Humanidades (1944), Decano de la Facultad de Derecho (1970) y otros. Fue
Magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua, habiéndose
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desempeñado también en otros cargos importantes, a nivel nacional. Como escritor, su aporte a la literatura nacional se
refleja en su narrativa de corte costumbrista, dentro de la cual destacan sus obras “Jaraguá” (1950), “Historia de las
Instituciones Jurídicas Salvadoreñas” (1951), “El Janiche y otros cuentos” (1960), “Discursos Universitarios” (1962), y “La
Abertura del Triángulo” (1968), entre otras. Esta última obra, muy comentada, fue galardonada con el segundo premio
del Certamen Nacional de Cultura (1969).
Su paso por la rectoría de la Universidad de El Salvador fue acertado y de mucho provecho para la comunidad universitaria
y para el país, especialmente si se toma en cuenta la problemática socio-política de aquella época y, dentro de ella, la
participación decidida de la Universidad, bajo su conducción. Para la historia patria, destaca su participación en los
sucesos de 1960, en los que como Rector fue capturado, vejado y lesionado gravemente por las fuerzas militares
Como estudiante de Humanidades, yo fui testigo de aquellos sucesos anti universitarios: La madrugada del 26 de octubre
de 1960, un golpe de Estado derrocó al presidente de la República, José María Lemus. Durante los dos meses anteriores,
la actividad insurreccional había sido intensa. La lucha universitaria recrudecía; la respuesta brutal del gobierno, también.
Capturas, prisión, tortura, destierro, muerte. El 19 de agosto, una manifestación estudiantil fue reprimida, desde la tarde
hasta bien entrada la noche. El 2 de septiembre, un nuevo enfrentamiento se dio en la Facultad de Humanidades, ubicada
entonces con la Rectoría, casi frente a la Central de Telégrafos. Mi aula de estudiante de Letras estaba en la segunda planta
del edificio que daba al Garaje Mundial. La manifestación de estudiantes universitarios, con enorme acompañamiento
popular, había surcado las calles y avenidas centrales de San Salvador, desde tempranas horas de la tarde. La Facultad y
la Rectoría fueron rodeadas por una gran cantidad de efectivos del ejército, que intentaban eliminar a las autoridades y a
los dirigentes estudiantiles…
El Rector Napoleón Rodríguez Ruiz, el Secretario General, Roberto Emilio Cuéllar Milla y muchos estudiantes, fuimos
blanco de insultos, atropello y la acción brutal con que se allanó esa noche nuestra Alma Máter. Recuerdo la expresión,
entre sorprendida y reclamante, del Rector a las fuerzas invasoras:
– “Señores, ¿qué hacen..,? Soy el Rector…”. Y por toda respuesta:
– “Pues a vos es a quien buscamos, hijo de p…” y acto seguido, el ataque brutal a nuestras autoridades universitarias… y
luego, su hospitalización obligada, por la gravedad de sus lesiones. Un ataque de lesa cultura.
Siguieron eventos similares. El 15 de septiembre, hubo un mitin conmemorativo de la fecha de la Independencia
centroamericana, en la Plaza Libertad. Y otra vez, las fuerzas policiales combinadas con el ejército cercaban y atacaban a
la muchedumbre. Hasta que llegó el día. La madrugada del 26 de octubre, José María Lemus huyó hacia Costa Rica,
mientras el pueblo celebraba su triunfo. Y vino el cambio de régimen… (Sucesos descritos en mi libro autobiográfico “Allá
al pie de la montaña”, (2002, Cap.14, 81-88).
El escritor/rector de méritos Napoleón Rodríguez Ruiz, seguiría su ruta de ciudadano honesto, interesado en contribuir al
progreso socio-cultural del país. Una vida ejemplar que, como todas las de su estirpe, es parte ya de la historia
nacional.………..
Cierro este comentario con un fragmento de la obra “Jaraguá”, de Napoleón Rodríguez Ruiz: “Noche tropical. Han pasado
las horas. Alígeras, atropellándose. La madrugada llanera sacude irritada su ropaje de luto. Las sombras se escurren
sigilosas por las hondonadas húmedas. Y la aurora surge súbita, tendiéndose como inmensa muselina de rosa sobre los
valles empapados de esperanza. En el horizonte, panzudo de lejanías, coágulos rojos parecen derramarse de una herida
gigante. La limpidez del espacio se matiza de esmeralda, con una manada de pericos que hienden el aire con algarabía
escuelera. Las palomas, como algodones flotantes, pincelan de blanco el paisaje. Los navajones saludan inclinando sus
picos chatos y enormes. Al sol que se inicia con gallardetes rojo gualda…”
Como se ve, “Jaraguá” es una obra de corte costumbrista, descriptiva al máximo de nuestro paisaje. El lector no puede
sustraerse al mágico atractivo de una obra tan de aquí, que con su lenguaje ameno nos hace sentirnos parte de parajes
tan familiares, parajes tan cuscatlecos. (RAO).
inj………………………………………

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El café Bella Nápoles sigue ahí, después de varias décadas de ser alero sugerente de escritores y artistas. Para recuerdo
triste e inolvidable, su protagonismo mayor, entre los cafés de su género, está en el hecho, literariamente histórico, de
haber sido testigo silencioso e impotente cuando, en julio de 1980, los cuerpos represivos arrancaron de su seno al
compañero poeta Jaime Suárez, lo esposaron, lo vejaron salvajemente y por el calvario de la tortura lo condujeron hacia
la muerte. El cuerpo del hermano poeta fue encontrado horas después, en un predio de la zona sur de San Salvador, a
inmediaciones de Antiguo Cuscatlán, evidenciando saña bestial y tortura inimaginable hasta el asesinato salvaje, de parte
de los sicarios del régimen de turno.
Esta es una leve semblanza del poeta Jaime Suárez Quemain, el amigo, el compañero, el poeta a quien el tiempo le debe
eternidades. También su país, al que tanto amó, le tiene deuda por lo menos de un recuerdo. Su prematura muerte todavía
es deuda oficial, mientras los responsables de su crimen, intelectuales y materiales, pagarán caro su deuda a la cultura
nacional, con el deambular eterno de su conciencia errante. (RAO).

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