Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Tarea 3
Alcaide Palapa Miriam
Tema: Historia del diseño de captopril y relacionados
Inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina I
Introducción
Captopril fue desarrollado principalmente como un inhibidor enzimático altamente
específico; su antihipertensivo actividad fue una consecuencia de esta primaria específica
acción.
Hacia la mitad de la década de 1950 se descubrió que la angiotensina (hipertensina) en la
sangre, un polipéptido que aumenta la presión arterial, se produce en dos etapas: en la
primera, una enzima originada en el riñón, llamada renina, cataliza la liberación de un
polipéptido denominado la angiotensina I. La angiotensina I es un decapéptido inactivo
que carece de actividad presora pero la adquiere cuando otra enzima diferente de la
renina, presente en el plasma, libera el dipéptido de la angiotensina I, y da lugar al
octapéptido activo denominado angiotensina II, con intensa acción presora.
Leonard T. Skeggs y col. aislaron y purificaron esta enzima, que denominaron Angiotensin
Converting Enzyme (ACE) [Enzima de conversión de Angiotensina (ECA)] y que resulta ser
una metaloproteasa. El gran ímpetu en el comienzo de la investigación sobre los inhibidores
de la enzima de conversión de angiotensina como agentes antihipertensores se debe al
investigador brasileño Mauricio Rocha e Silva, el cual, en 1949, empezó a hacer pruebas con
gotas de veneno extraídas de los colmillos de la Bothrops Jararaca Jaracussa, también
conocida como la víbora brasileña del hoyo, reptil de color marrón oscuro, cuyo hábitat se
encuentra entre las hojas de los árboles más famosos en la selva del Amazonas. Su veneno
provoca la muerte de sus víctimas por una bajada de la presión arterial muy acusada.
Mauricio Rocha e Silva descubrieron, en el Instituto Biológico de São Paulo, que la inyección
del veneno de la víbora en la circulación sanguínea de los mamíferos conduce a la
producción de un importante péptido bioactivo hipotensivo y estimulante de la musculatura
lisa denominada bradicinina. Este péptido está relacionado con el control de la presión
sanguínea y con muchos otros procesos fisiológicos y patológicos.
Desarrollo
Análogamente a lo que ocurre con la angiotensina I, la enzima de conversión de
angiotensina es capaz de liberar el dipéptido de la bradicinina; pero, a diferencia de lo que
sucede con aquella, este efecto da lugar a un producto que carece de las acciones
farmacológicas de la bradicinina. La continuación de estos estudios en el laboratorio de
Rocha e Silva, en la Univerdidad de São Paulo en Riberão Preto, permitieron que su alumno
y colaborador, Dr. Sergio Ferreira, descubriera, en 1965, que el veneno de la Brothrops
jararaca contenía factores que potenciaban la acción del nonapéptido bradicinina. Tras
fraccionar extractos del veneno consigue aislar estos factores (Bradiquinin Potentiating
Factors, BPFs) que resultaron ser una familia de péptidos de 5 a 13 aminoácidos. Se demostró
que su capacidad potenciadora de la bradicinina era consecuencia de su acción
inhibidora de la degradación de la enzima. Un poco después, científicos del grupo del Dr
Vane demostraron que los extractos crudos del veneno también inhibían la conversión
enzimática de angiotensina I en angiotensina II2. En los EE.UU., los investigadores de Squibb
(Squibb Institute for Medical Research, Princeton, Nueva Jersey) Dres. Miguel Ondetti, David
Cushmann y Bernard Rubin, estudiaban la enzima de conversión. Vane intentaba
convencerles de que la inhibición de esta enzima ofrecería una nueva aproximación al
control de la presión arterial. Sin embargo, los investigadores del Instituto Squibb no tenían
claro que la potenciación de la bradicinina fuese una propiedad deseable en un
antihipertensor debido a las propiedades proinflamatorias de este nonapéptido.
Fraccionaron también los extractos del veneno de Bothrops jararaca pero valorando no la
actividad potenciadora de bradicinina, sino la actividad inhibidora de la enzima de
conversión. Resultó que ambas actividades residían en los mismos péptidos. En 1971, Ondetti
y sus colaboradores consiguen a partir del veneno identificar y sintetizar un péptido (el
nonapéptido SQ 20.881), que resultó ser idéntico al nonapéptido BPPs (teprótido) el péptido
más activo potenciador de bradicinina aislado por Ferreira. Posteriormente, los estudios de
Erwin G. Erdöss en la Universidad de Chicago con enzima de conversión homogénea
mostraron que angiotensina I y bradicinina son sustratos para esta enzima. O, dicho de otro
modo, la enzima responsable de la degradación de la bradicinina es también responsable
de la formación de angiotensinaII. La actividad dual de los péptidos de Ferreira (inhibidores
de la degradación de bradicinina, un potente vasodilatador e inhibidores de la biosíntesis
de angiotensina, un potente vasoconstrictor) los hace especialmente apropiados como
prototipos para la investigación de agentes antihipertensores. El teprótido fue estudiado en
animales y en el hombre. Descendía la presión arterial en pacientes con hipertensión
esencial, pero su coste era muy elevado y su efectividad muy relativa, ya que solo era
activo por vía parenteral, dado que los péptidos son destruidos durante la digestión. Se
necesitaba un inhibidor de la enzima de conversión de angiotensina que fuese efectivo vía
oral. Como primer paso, imprescindible para ayudar a diseñar nuevos IECA, había que
conseguir diseñar la estructura del receptor de la ECA y el hipotético punto de unión del
inhibidor con la enzima3. Se observó que la actividad enzimática de la ECA es muy similar a
la que presenta la carboxipeptidasa A, una enzima digestiva, teniendo ambos un punto de
unión con su receptor conteniendo cinc. Esta observación ayudó a desarrollar un modelo
hipotético de sitio activo de la enzima de conversión y, a partir de ahí, una nueva
aproximación en la búsqueda de agentes antihipertensores. El desarrollo de los inhibidores
de la enzima de conversión fue inspirado en la observación de Byers y Wolfenden4, que el
ácido 2-bencilsuccínico es un potente inhibidor de la carboxipeptidasa A (figura 2). Los
investigadores de Squibb sabían que en la hidrólisis de la angiotensina se liberaba no un
aminoácido como en los sustratos de la carboxipeptidasa, sino un dipéptido. Ello implicaba
que la unión de un inhibidor de la enzima de conversión que se uniese al sitio activo tendría
que ser de mayor longitud y pasaron a preparar péptidos con residuos de alanil-prolina y
otros residuos. Cada posible candidato se valoraba in vitro, comprobando su actividad
inhibidora sobre la ECA, empleando las propiedades contráctiles del íleon de cerdo
guineano. Los ensayos estudiaron la contracción de la musculatura lisa, que produce un
aumento de la permeabilidad de los vasos sanguíneos. Encontraron que la succinil-L-prolina
era un inhibidor, aunque débil, de la enzima de conversión. Este era un buen resultado, pero
no lo suficiente. Por ese motivo, posteriormente, aplicando este concepto al modelo
hipotético de ECA, Ondetti y col. prepararon series de derivados del ácido succínico con
restos de prolina y de otros péptidos inhibidores existentes en los venenos de serpientes. El
primer inhibidor fue la succinil-L-prolina, al que le siguieron otros como
D-2-metil-succinil-L-prolina o D-2-metil-glutaril-prolina. Ambos, derivados de la
succinil-L-prolina, producen una actividad inhibitoria 14 veces mayor que la anterior y
efectivos suministrados por vía oral. El paso siguiente consistió en sustituir el grupo carboxilo
del extremo opuesto al que contiene el aminoácido por un grupo químico más adecuado
para unirse con el Zn+, como es un grupo sulfhídrico (figuras 2 y 3). Así se obtuvo el captopril,
el componente más activo logrado, 14.000 veces más que el succinil-L-prolina5.
La comunidad científica anuncia en 1977 la actividad antihipertensiva del captopril por vía
oral6. En 1981 fue aprobado como medicamento y estuvo disponible para el tratamiento de
la hipertensión arterial7. La investigación clínica indicó que era muy eficaz en el tratamiento
de la insuficiencia cardiaca, pues tenía una afinidad muy específica por el sitio de unión de
la ECA, con unos mínimos efectos secundarios.
Conclusión
La historia de este fármaco es inversa a la mayoría de los demás ya que una vez conocida
la estructura y funcionamiento del sistema renina-angiotensina se encontró una diana y se
diseñó una estructura capaz de interaccionar con ella. Todo ello empezó a finales del siglo
XIX cuando se descubrió que la hipertensión estaba vinculada con el sistema
renina-angiotensina-aldosterona. A partir de aquí se investigó dicho sistema y se descubrió
que la angiotensina, polipéptido que aumenta la presión arterial, se producía en dos etapas
y el objetivo de las investigaciones se centró en la enzima que transforma el polipéptido de
inactivo a activo. Es aquí donde destacó Mauricio Rocha e Silva, quién empezó a hacer
pruebas con gotas de veneno de la Bothrops Jararaca Jaracussa, víbora que provocaba la
muerte por una bajada de presión producida, ya que contenía un péptido bioactivo
hipotensivo denominado bradicinina, consecuencia de su acción inhibidora de la
degradación de la enzima. Científicos del grupo del Dr. Vane descubrieron que los extractos
también inhiben la conversión de angiotensina I (inactiva) en angiotensina II (activa). Tras
muchas más investigaciones se llegó a la concusión que tanto la bradicinina como la
angiotensina I eran sustratos de dicha enzima (ECA). A partir de aquí se empezó a diseñar la
estructura del receptor de la ECA y a partir de ello desarrollar un fármaco capaz de inhibirla.
Después de varios fármacos se llegó al captopril, el más activo como antihipertensivo.