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FRANgOIS AMIOT

IDEAS
MAESTRAS DE
SAN PABLO
HINNENÍ
23 SEGUNDA EDICIÓN

EDICIONES SIGUEME
A p a r t a d o 332
SALAMANCA
F AMIOT, p u b l i c a d a p o r L e s E d i t i o n s a u u e 1,
e l a ñ o 1959

Censor: JOSÉ GómE,.-Imprímase: ΜΛ‫״‬ΒΟ RHBXO, o b i s p o de


S a l a m a n c a , 31 d e m a y o d e 1966

INDICE

Prefacio 9
1. La vocación inesperada de un nuevo apóstol. 11
2. El heraldo de Cristo y el escritor 33

I. LA SALVACION POR CRISTO 49


3. La gran realidad: La salvación 51
4. La iniciativa divina de la salvación 59
5. Preparación y espera de la salvación 71
6. Cristo, autor de la salvación. La redención... 95

(Q Ediciones Sigúeme, 1963


II. PARTICIPACION EN LA SALVACION.
ASPECTO INDIVIDUAL 129

7. El hombre nuevo. La justificación 133


p r i n t e d in Spain
Es propiedad 8. El acceso a la justificación. La fe y el bau-
tismo 141
, o o í 10kr N ú m . E d i c i ó n : E S . 187
D e p ó s i t o L e g a l : S. 82-1966 9. La unión con Cristo 149
10. La gracia. El Espíritu Santo 159
~industrias Gráficas
~ , . , ‫ ״‬1.
Visedo. - Hortaleza, , - Tríüfono
Telefono 7001. - Salamanca
LA UNION CON CRISTO

Ya no vivo yo, es Cristo quien vive


en mí (Gál 2, 20).

to: "Fiel es Dios, por quien habéis sido llamados


a participar con Jesucristo su Hijo y Señor núes-
tro". Unión que lleva consigo una participación 1 cor 1, 9
en sus sufrimientos 1, en espera de la participa- f u 3, 10:
ción en su gloria, y que encuentra su alimento,
esto es, su permanencia y su crecimiento, en la
Rom 8 1 7
comunicación del cuerpo y la sangre de Cristo. ‫׳‬
No se trata de una transformación pasajera, sino
de una comunidad de vida que no debería de
suyo romperse nunca jamás por el pecado, de
una unión mística, cuya intimidad realzan múl-
tiples expresiones de san Pablo.
Ante todo, lo primero que aparece es que el
cristiano ya no se pertenece a sí mismo. Pablo
se proclama servidor y esclavo de Jesucristo 1 cor 10, 16
y afirma que también los fieles lo son. De una Rom1!,1?'
manera más sorprendente por su brevedad, afir- ff ¿i

1. De este modo Imitarán a Cristo en su condición de


esclavo, voluntariamente asumida para la salvación del mun-
do (Fil 2, 7).

161
Coi 4, 12 m a q u e 03‫ ן‬cristianos son de Cristo, 10 mismo dad con él en su muerte. Realismo estremecedor 310
‫־‬
1 cor 3, 23 q u e Cristo es de Dios; ellos deben crucificar y que, bien entendido, vale para todos. Todos
Gái 5, 24 también su propia carne, entregarse totalmente están predestinados a reproducir en sí mismos
2 Coi 10, 7 al Señor sin pretender orgullosamente ser más la imagen del Hijo unigénito, que de este modo
Rom 8, 9 perfectos que los demás, obrar de modo que el se convertirá en el mayor de una gran multitud
Espíritu de Cristo habite en ellos mismos. Esta de hermanos; Cristo vivirá en ellos, habitará en H o m 8> 2g
pertenencia a Cristo es total y definitiva, hasta ellos por la fe y los enraizará en la caridad. |fJ17 ‫״‬
tal punto que ni siquiera la muerte pondrá tér- Todos los esfuerzos apostólicos de Pablo irán
mino a la misma: "pues si vivimos, para el Señor encaminados a engendrarlos en Cristo y hacer- ^ 4
14, 8 vivimos; y si morimos, morimos para el Señor". los crecer hasta que Cristo quede formado en Ef 4, 13;
G a l 4 19
En este último texto se palpa la invencible con- ellos, a través de un admirable trabajo de pater- '
fianza de la mística paulina que, incluso a pe- nidad espiritual. Es lógico que este trabajo exija M t 16_ 24;
sar de sus exigencias rigurosas y necesarias, se la renuncia formal que postulaba el evangelio, ^ | 3 23 ‫; ׳‬
manifiesta como una empresa de gozo en el la total expropiación que permitirá a Cristo vi-
1 C o r 16 22
abandono en el Señor. vir en nosotros, por medio de un amor generoso -
El apóstol tiene una predilección más evi- del cristiano en respuesta al amor inefable de
dente todavía por las dos fórmulas recíprocas: Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros ^fál52220‫;׳‬
Cristo en el cristiano y el cristiano en Cristo. en sacrificio de agradable olor hecho a Dios. Y el
Pablo ha experimentado de una manera pri- Señor permitirá que algunas veces sea dado po-
vilegiada esta participación en la vida de Cristo. der percibir sabrosamente su misteriosa pre-
2 C o r 13 5‫׳‬
Ha acertado plenamente en su expresión de la sencia. Compárese'
carta a los gálatas: "Ya no vivo yo, es Cristo Si Cristo está en nosotros, nosotros estamos R o m 8 10
'
2 Cor 1' 5° ^ u i e n v * v e e n ^ detalla luego esta afirma- paralelamente en él. En Cristo Jesús, es la fór-
11,' 10 ción: abundan en él los sufrimientos y las con- muía preferida de san Pablo, que repetirá más
solaciones, en él está la verdad de Cristo, Cristo de doscientas veces en sus cartas.
133
‫ ׳‬habla en él y hace que los corintios experimen- Estas palabras en algunos casos tienen sólo
ten su poder, en la misma medida en que nece- una interpretación imprecisa y no significan más
12, 9 sita ser robustecida su propia debilidad. Su vida que "conforme a los principios o al espíritu
es Cristo, hasta tal punto que considera como cristiano", vgr. en 1 Cor 3, 1; 2 Cor 12, 2; Rom
ganancia la muerte, que le atará indisoluble- 16, 9. Pero ordinariamente deben entenderse en
fíi 1, 21 mente a Cristo; Pablo desea experimentar con un sentido estricto. Estar en Cristo Jesús es es-
una eficacia cada vez mayor el poder de su re- tar unido íntimamente a él y .vivir de su vida.
surrección y acepta para poder alcanzarla la El cristiano es hiio de Dios por la fe en Jesu- G á l 3 26
participación en sus sufrimientos y la conformi- cristo, ha sido bautizado y vive para Dios en

162 163
Rom 6, 3-11 Cristo Jesús, ha sido creado por Dios en él para de nuestras imperfecciones y miserias. Nosotros
ef 8, 10 q U e realice obras buenas, es partícipe de la re- quedamos misteriosamente asumidos por Cristo
Rom 3, 24 dención en Cristo Jesús y en él se ha visto lleno glorioso en una íntima comunión de ser y de
f u 4, 7 de la paz inefable de Dios; su vida finalmente vida 2 .
está orientada hacia la posesión perfecta de los Detallando y especificando las consecuencias
dones divinos, "la vida eterna en nuestro Señor de esta afirmación, san Pablo describe la vida
Rom 6, 23 Jesucristo". En una palabra —y prescindimos cristiana como una conformación con Cristo y
de citar más testimonios— el cristiano está en una participación en sus misterios, en sus "es-
2 Cor 5, 17 Cristo. tados", diríamos siguiendo la expresión predi-
¿Qué significa esto? lecta de los maestros de la escuela francesa. Esta
No significa ciertamente que Cristo se con- participación comienza en el bautismo, que nos
vierta para nosotros en una especie de medio de une con la muerte, sepultura y resurrección de Rom β, 1-11
vida espacial, y sería falso apurar hasta ese Cristo, y deberá proseguir durante toda la vida
Gái 3, 27 punto la metáfora del revestimiento de Cristo. a costa de un esfuerzo espiritual, animoso y per-
En efecto, el apóstol, para demostrar que no es severante.
ése precisamente su pensamiento, añade a con-
3, 28 tinuación: "Todos sois uno en Cristo Jesús". Estando
por Cristo...
nosotros muertos
y nos resucitó
por nuestros delitos,
y nos sentó en los cielos por
nos dio vida
Cristo
Cristo llega a ser nuestro principio vital, nos Jesús (Ef 2, 5-6).
identifica con su propio ser: "no vivo yo; es Si padecemos con él, también con él viviremos. Si sufrí-
mos con él, con él reinaremos (2 T i m 2, 11-12).
2,20 Cristo quien vive en mí". Cristo es "nuestra Si fuisteis, pues, resucitados con Cristo, buscad las cosas
de arriba donde está Cristo sentado a la diestra de Dios... Es-
coi 3, 4 v i ( j a ‫ ״‬Expresiones maravillosas que significan táis muertos, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
una comunicación de la vida de Cristo, pero no Cuando se manifieste Cristo, vuestra vida, entonces también
os manifestaréis gloriosos con él (Col 3, 1, 3 - 4 ) .
una desaparición de nuestra propia personali-
dad de sabor panteísta; por otra parte, el mismo
Estos textos, que figuran entre los más her-
san Pablo precisa que nosotros no dejamos por
mosos de las c a r t a s 3 y proponen un ideal de
ello de vivir en la carne, al mismo tiempo que
Ib vivimos en la fe del Hijo de Dios. La distinción,
pues, se mantiene indestructible, pero, dejando 2. C f . F . X . DURRWELL, o . c250 ‫״‬ s. L a c u e s t i ó n v o l v e r á
esto claro, el apóstol puede afirmar que Cristo a suscitarse c u a n d o se t r a t e d e la Iglesia, c u e r p o d e Cristo.
L a h a b i t a c i ó n r e c í p r o c a d e Cristo e n el cristiano y del cris-
se identifica con la "nueva criatura", con el nue- tiano e n Cristo es c o m p a r a d a p o r el evangelio a la i n m a n e n -
vo yo que resulta de la fe y del bautismo. El c i a r e c í p r o c a d e l P a d r e y d e l H i j o ( J n 14, 19-20; 17, 21-23).
A este respecto se suele hablar con acierto de identificación
sobrepone, por así decirlo, su personalidad a la o de vida de identificación con Cristo; conviene, n o obstante,
nuestra, pero de ese modo no solamente no nos observar que esta identificación no es completa, ya que n o
se realiza "en las a l t u r a s d e la divinidad, sino e n esta h u -
anula, sino que 10 único que hace es liberarnos m a n i d a d corporal e n la q u e Cristo h a p a s a d o de la m u e r t e
vida maravillosa por medio de la unión con Cris- corporación a Cristo glorioso no es algo estático,
to, presentan, sin embargo, una dificultad: ¿Có- sino una identificación dinámica y constante-
mo morir y resucitar con Cristo? ¿Será preciso mente activa. San Pablo nos demuestra que
pensar en un imposible retroceso histórico que es ésta precisamente su manera de concebirla,
nos situaría en el pasado, en el mismo instante cuando invita a los bautizados a u n progreso
de la pasión y de la resurrección? La respuesta incesante y los convida a tender al "conocimien-
evidente es que la unión con Cristo, no sólo en to del Hijo de Dios, cual varones perfectos", y Ef 4, 13
el momento del bautismo, sino de una manera a crecer por medio de la práctica de la caridad 4,15
permanente, es una comunión con Cristo muerto en aquel que es la cabeza, Cristo. El mismo re-
y resucitado por el hecho de que, en Cristo glo- conoce que no ha llegado aún a la perfección
rioso, la muerte está como eternamente actúa- y que debe proseguir su carrera hasta alcanzar
lizada. Cristo resucitado no conserva ya ninguna la recompensa de la celestial llamada en Cristo, FU 3, 12.14
de las debilidades carnales; la carne, la seme- No importa que este dinamismo espiritual de
janza de la carne de pecado, ha muerto en él; la unión con Cristo 5 sea un ideal, por así lia-
él no vive más que del Espíritu; la muerte sub- marlo, vertiginoso y difícil de practicar. Por
siste, pues, en él no en su realización, sino en otro lado, no se trata desde luego de un ideal
su término; no en la separación de alma y cuer- puramente facultativo, ya que constituye la esen-
po —que necesariamente tenía que ser pasa- cia misma de la vida cristiana. ¡Y cómo favorece
jera—, sino en la existencia nueva y gloriosa su realización la manera como nos 10 presenta
que supone la desaparición de la vida carnal. De san Pablo! Matar al hombre viejo, crucificar la
este modo Cristo ha quedado fijado de una vez carne con todos sus apetitos, será siempre algo
para siempre en el acto redentor, en una inmo- duro para la naturaleza, y la predicación del
lación, en una "muerte al pecado" prolongada; apóstol tendrá que recordar sin cansancio sus
nuestra unión con él puede remontarse a aquel exigencias. A pesar de ello, el cristiano no tiene
acto y asociarse a él, no sólo en el bautismo, sino que enfrentarse con preceptos fríos ni está en-
durante toda la vida 4 . Y es claro que esta in- vuelto por una maraña de prohibiciones que lo
mutilan. La muerte no se le ha impuesto más
que como una liberación del pecado y de las
a la resurrección, llenándola de las riquezas de la salvación" malas tendencias, para dejar que se expansione
(F. X . DURRWELL, O. c . ) . E s t a h u m a n i d a d c o r p o r a l se i d e n t i -
fica a s u v e z c o n e l s a l v a d o r , p e r o s i n i g u a l a r l o ( I b í d ) .
3. C o n t i n u a m e n t e n o s e n c o n t r a m o s e n e l l o s c o n n e o l o g i s -
m o s i n v e n t a d o s p o r el apóstol, los f a m o s o s c o m p u e s t o s d e
syn: conmorir, consepultar, conresucitar, conreinar, consen- 5. S e t r a t a d e l d i n a m i s m o d e l d i v i n o p n e u m a ( R o m 8, 11)
t a r s e e n e l cielo, e t c . ; cf. l a l i s t a c o m p l e t a e n F . PRAT, o . c., " e l p o d e r d e s u r e s u r r e c c i ó n " ( F i l 3, 10) q u e a p a r e c e m a n i f i e s -
2, 21. to, t a n t o e n los c a r i s m a s m i l a g r o s o s c o m o e n el p r o g r e s o m o r a l
4. F . X . DURRWELL, O c., 169-170; 252 s. d e l o s fieles.
en él la vida. El cristiano no muere con Cristo deza a la vida cristiana, aumentando su atrae-
Rom 6,10 a la muerte y al pecado, sino para vivir una tivo y facilitando su observancia. El recurso a la
6, 10-11 vida superior, en Dios y por Dios s . Y sobre todo, dignidad y a los deberes del bautizado es para
el esfuerzo por llegar a la perfección se desarro- él u n medio eficacísimo de orientar su vida y re-
liará en la intimidad y el amor del Hijo de Dios chazar las tentaciones, ante la perspectiva de
vivo, con la ayuda de virtualidades sobrenatu- un ideal magnífico que, lejos de obligarle con
rales depositadas en el alma por el bautismo, sequedad, suscita en su ánimo los más nobles,
a fin de realizar una unión cada vez más estre- elevados y puros entusiasmos. ¡En Cristo Jesús!
cha con Cristo muerto y resucitado. Llevar la Toda la vida cristiana en su aspecto más pro-
cruz con Cristo transforma y facilita el combate fundo. Sin duda, esa vida consistirá en imitar
espiritual, le da un aspecto de cordialidad y de a Cristo, y san Pablo aprovecha cualquier oca-
interioridad que lo hace gustoso, tanto más cuan- sión para indicarlo. Hay en ello, no obstante, 1 C o r n · 1
to que la participación en la vida de Cristo re- un aspecto más bien extrínseco, que subraya la
sucitado se encuentra siempre en la perspectiva distancia que nos separa siempre del modelo.
final de la lucha. Se sufre con Cristo para ser P a r a cierto grupo de almas, al menos, el pen-
Rom 8, 17 glorificado con él. Nos entregamos a la muerte Sarniento de su unión con Cristo resulta más
para que su vida se manifieste en nuestra carne fructuoso, cuando se pone el acento en la reali-
mortal. En el plano apostólico, la muerte no des- zación parcial del ideal cristiano en una unión
arrolla su obra en el predicador del evangelio, ya efectiva y cuando se insiste en la acción de
sino para que la vida desarrolle la suya en aque- Cristo misteriosamente presente más bien que
2 cor 4, líos que él ha evangelizado. ¡Tengamos, pues, en el pobre esfuerzo humano, cuya necesidad por
u 2
~ valor para buscar las cosas de arriba, donde otro lado no tratan de disimular. Cuestión de
coi 3, 1 Cristo está sentado a la diestra de Dios! temperamentos espirituales y de escuela. Lo que
Es aquí donde debemos buscar el punto de importa no olvidar es que el estado definitivo
partida de la moral cristiana y la raíz profunda será la unión con Cristo, en una comunión de
de su rigurosidad. Se trata de que el neófito vida muy superior a la mera imitación, y que
respete su carácter bautismal: 10 hará cuando desde aquí abajo "contemplamos la gloria del Se-
día tras día vaya haciendo más efectiva la muer- ñor como en un espejo y nos transformamos en
te al pecado y la vida de resurrección, en unión la misma imagen, de gloria en gloria, a medida
con Cristo glorificado. Este fundamento doctri- que obra en nosotros el Espíritu del Señor" 7. 2 cor 3, 18
nal inmutable da un sello de solidez y de gran-

7. Cf. L'enseignement de S. Paul, 2, 104-107; MOBICE, La


vie mystique de S. Paul. T é q u i , P a r í s 1932, 2 ν . ; E . MERSCH,
6. F . X . DURRWELL, o. c., 268 s. Cuerpo místico y moral. D D B B i l b a o 1963.

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