Ángela María Puentes Marín.

“El opio de los educativa por dar a conocer las tesis de maestría de sus
estudiantes en diferentes disciplinas de las ciencias sociales.
Taliban y la coca de las FARC:
Transformaciones de la relación entre actores -por medio de un eje
armados y narcotráfico en Afganistán y interpretativo cómodo para cualquier lector- propone una
interesante alternativa para explicar cómo ha sido la
Colombia” Bogotá: Editorial Uniandes,
configuración del conflicto armado y su relación con el
Colección Prometeo, 2006. 124 Págs. fenómeno del narcotráfico a lo largo del tiempo en dos países
tan disimiles como lo son Afganistán y Colombia. Para esto
Iván Zubieta Ortiz proposito, la investigación cuenta con un carácter
Bogotá, 19 de Agosto de 2010 historiográfico y goza de diversos reportes de organismos
internacionales (principalmente el realizado para el año 1999
por la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Crimen -

P
or estos días se celebra la XXIII Feria Internacional del
Libro en donde tuve la grata oportunidad de participar
como visitante por primera vez. Durante esta tuve la
casualidad de toparme con el de la Universidad de los
Andes (Uniandes) y pude visualizar el texto de Puentes Marín1,
hecho que me recordó una entretenida tarde en la biblioteca
de la universidad en donde estudié juiciosamente la obra. Esta
última hace parte del plausible interés de esta institución
UNODC2), informes gubernamentales 3, documentos
4
académicos, comunicados oficiales , y otros como fuentes
principales. Además, la autora tuvo la suerte de contar con la
posibilidad de realizar algunas entrevistas a diferentes
expertos extranjeros y nacionales, las cuales también engrosan
el conjunto de las fuentes que son parte esencial para
cualquier trabajo de orden historiográfico. Dentro de estos
expertos se encuentran: Francisco Thoumi5, Antonio

2
Por sus siglas en inglés: United Nations Office on Drugs and Crime.
3
1
Sobre esta autora es poco lo que actualmente se puede conocer, sin embargo, se Solo para el caso colombiano.
4
sabe que pertenece al Departamento de Ciencia Política y Derechos Humanos de la Solo para el caso de las FARC.
5
Universidad de la Sabana en Bogotá, después de haber obtenido su título de Doctor en Economía, Universidad de Minnesota. Director del Centro de Estudios y
Magister de Ciencias Sociales. Observatorio de Drogas y Delito de la Universidad del Rosario.
Giustozzi6, Pierre Arnaund Chouvy7, Antonio Donini8, Alfredo
Rangel9, Ricardo Vargas Mesa10, y Alain Labrousse11 -entre
otros- quien es el encargado de redactar el prólogo.
Con el objetivo de analizar el desarrollo de la relación
mencionada durante la segunda mitad del siglo XX y el primer
lustro del siglo XXI, la obra se encamina para alcanzar sus
objetivos dividiéndose en 3 partes: la primera es un recorrido
crítico sobre la Economía Política de la guerra; la segunda
comprende en la caracterización del entorno geopolítico,
histórico y social en donde se desenvuelven los objetos de
estudio, para este caso: Los Talibán y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC). Finalmente, la última se
compone en la estructuración formal de un modelo “trifásico”
que explica el comportamiento de ambos grupos armados
durante el período establecido.
6
Doctor en Relaciones Internacionales, London School of Economics. Investigador
oficial del Crisis States Research Centre of London School of Economics.
7 donde los fines políticos e ideológicos originales fueron
Doctor en Geografía, Universidad de la Sorbona. Especialista en geopolítica de la
droga en Asia: Medialuna Dorada y Triángulo de Oro.
8
Visiting senior fellow, Watson Institute for International Studies Brown University.
9
Director de la Fundación “Seguridad y Democracia”, ex asesor presidencial de
Seguridad Nacional, consultor en seguridad y defensa nacional, columnista de “El
Tiempo”.
10
Sociólogo, director de Acción Andina Colombia, investigador del Instituto
Transnacional TNI (Ámsterdem), encargado del programa de drogas y democracia
de dicha institución.
11
Doctor en Sociología, Universidad de Paris I. Profesor en el Instituto de Desarrollo
Económico y Estudios Sociales (Paris I).
La Economía Política de la Guerra –analizada en el capítulo 1-
nace del interés de algunos economistas por la relación visible
entre los actores del conflicto armado y los recursos
producidos en el sector primario de exportación (ya sean
legales o ilegales) como fuente de financiación. Esta relación
es factible gracias a las falencias de la presencia del Estado
dentro de los países que viven fenómenos de violencia.
Además, esta disciplina sugiere que la finalización de la
es la causa principal de esta ya que suspendió la
financiación a grupos ilegales combatientes presentes en
diferentes países por parte de la URSS y EE.UU. Esto instaló
una necesidad de buscar nuevas fuentes de financiamiento a
la lucha armada, que llevó al saqueo de bienes primarios de
exportación por parte de las organizaciones armadas a sus
economías.
Es decir, bajo la visión de la Economía Política de la Guerra lo
que se observa es una transformación del conflicto armado en
dejados atrás para dar paso a fines únicamente económicos, a
pesar de que su discurso aún conserva algunos de sus rasgos
iniciales. En este punto, Puentes ataca esta concepción por su
énfasis egoísta que no solo deja otros aspectos sociales por
fuera del análisis sino también una serie de interrogantes sin
resolver. Además, esta vertiente de la Economía no explica la
formación histórica de la relación conflicto/recursos primarios.
Esto, desde la comprensión de la autora, deja en claro la
necesidad de un análisis distinto que supla una respuesta
idónea a los inconvenientes no superados por esta disciplina.
Así, emprende un estudio comparativo que tenga en cuenta la
formación de dicha relación a largo plazo y de una manera
menos sesgada.
Basándose en el informe entregado en 1999 por la UNODC
donde aparecían Afganistán y Colombia como principales
exportadores de heroína y cocaína respectivamente12, la obra
se encamina a cubrir la segunda parte de su investigación
tratando de caracterizar los rasgos económicos, políticos y
sociales de cada uno. Por una parte, Afganistán se caracteriza
por ser un país “pobre” con una población con un sin número
de necesidades insatisfechas. El territorio afgano también
presenta una fuerte presencia de la religión islámica a pesar de
la gran diversidad étnica-cultural que coexiste en este.
También vivió grandes conflictos e invasiones extranjeras
dentro de su territorio, sobresaliendo la invasión soviética a
finales de los 70’s, su recuperación en los 80’s, la guerra civil
de los 90’s y el bombardeo estadounidense del 2001 como
respuesta al atentado terrorista del 11 de Septiembre. Por otra
12
En dicho informe, Afganistán era merecedor de este infame título por producir
un monto estimado de 4.565 toneladas métricas de opio anualmente. Igualmente,
Colombia hacía lo mismo con un monto estimado de 261.000 toneladas métricas de
hoja de coca producidas anualmente.
parte, Colombia posee un mayor desarrollo económico, un PIB
más elevado y una mayor experiencia en la vida republicana
que su contraparte afgana. También a diferencia de
Afganistán, dentro del territorio colombiano surgieron dos
fenómenos de manera paralela durante la década de 1960: la
conformación de guerrillas socialistas y el surgimiento del
narcotráfico. Ambos fenómenos convivirían dentro de este
país aislados hasta finales de la década de 1980 y se acentuaría
su interacción a finales de los 90’s. Esto ratifica la noción de los
teóricos de la Economía Política de la Guerra.
Notando estas acentuadas diferencias entre estos países,
Puentes –en el capítulo 3- identifica un patrón común dentro
de los dos casos y establece un modelo de rechazo, tolerancia
e inclusión que explica la interacción de los actores del
conflicto con el narcotráfico. Ambos grupos armados, de
acuerdo con sus intereses e ideales (religiosos o políticos),
rechazaron la producción, exportación y consumo de drogas
ilícitas dentro de los territorios en donde ejercían control. Sin
embargo, esta posición se fue desvaneciendo a través del
tiempo debido a condiciones imperantes en cada país, lo que
llevo a que estos grupos empezaran a transformar su noción
de rechazo hacia un dictamen más tolerante frente al
comercio y producción de estupefacientes. Finalmente, quizás
por la escases de recursos, estas organizaciones ilegales
empezaron a ejercer un papel más activo dentro de la esfera
productiva de drogas ilícitas, lo que llevo cada vez más a
incluirlas dentro de sus estructuras y hacerlas parte más
significativa dentro de su actividad económica. Aunque dentro
de este modelo se muestran diferencias cronológicas entre las
dos primeras etapas, la consolidación de la intromisión aguda
de estas organizaciones en las economías ilegales converge
para ambos casos en la década de 1990, ratificando aún más la
tesis de la Economía Política de la Guerra.

En general, la obra de la joven magister en Ciencias Políticas

representa un avance significativo en el entendimiento de un
problema que aqueja a nuestra nación desde hace varios años.
Además, la investigación muestra un carácter riguroso y
dedicado que se puede notar con la gran cantidad de
documentación empleada para darle forma. Sin embargo,
como toda buena obra, deja algunos interrogantes sin
respuesta que pueden servir como materia prima para
próximas investigaciones, como lo aclara la autora. Pero este
interés por la naturaleza del conflicto armado no debe
desaparecer aquí, es necesario que otros jóvenes pensadores
emprendamos un camino más dinámico sobre el análisis social
y la idealización de posibles soluciones para mitigarlo, no solo
en nuestro país, sino también todos aquellos que posean un
fenómeno similar instaurado dentro de sus territorios.