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PATOLOGÍAS PERINEALES
Angel Sainz. Hospital Clínico Veterinario. Dpto. Patología Animal II. Facultad
de Veterinaria de Madrid.
Las patologías perineales suelen cursar con una sintomatología muy típica. Los signos
clínicos con los que se presentan son tenesmo, disquecia, estreñimiento, hematoquecia,
mal olor, prurito regional, dermatitis o mal pelo alrededor del ano, heces finas y, en
ocasiones, incontinencia fecal. En la mayoría de los casos, simplemente con la
inspección de la zona y con la realización de un tacto rectal se puede llegar a un
diagnóstico certero. A continuación pasaremos a describir las patologías más importantes
en la región perineal.
HERNIAS PERINEALES
La hernia perineal se presenta por debilidad de los músculos del diafragma pélvico,
motivo por el cual se produce una distensión rectal persistente que da lugar a
alteraciones importantes de la defecación. Por desgracia, hasta el momento, la patogenia
de este proceso no se conoce demasiado bien. Esta enfermedad se presenta
especialmente en perros machos de edad avanzada. Aunque algunos autores han
justificado este hecho por la influencia de hormonas sexuales masculinas, el diafragma
pélvico es anatómicamente más fuerte en hembras que en machos. También se ha
sugerido como posible causa de las hernias perineales, la atrofia de la musculatura de la
zona, habiéndose identificado en algunos casos un déficit neurológico asociado.
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FÍSTULAS PERIANALES
Las fístulas perianales son lesiones inflamatorias crónicas del tejido perianal, anal y
perirrectal caracterizadas por trayectos fistulosos ulcerados y supuración de la zona,
frecuentes en perros y muy raras en gatos. La raza Pastor Alemán es la que con más
frecuencia presenta esta enfermedad (en algunos estudios, constituye el 84% de los
casos). También se encuentra en otras razas como el Labrador, Setter irlandés, Border
Collie, Bulldog, Spaniel o mestizos. La causa concreta por la que las fístulas se presentan
especialmente en el Pastor Alemán no es bien conocida. La densidad de glándulas
apocrinas en la zona cutánea del canal anal es mucho mayor en esta raza que en otras,
lo cual puede influir a la hora de presentarse estas lesiones. Algunos autores sugieren
que se debe a alteraciones en la inmunidad celular que dan lugar a una deficiencia en
IgA. Sin embargo, no se ha conseguido asociar claramente una deficiencia inmunitaria
con la existencia de fístulas anales.
Inicialmente las fístulas aparecen como unos pequeños puntos rosáceos que se
comienzan a ulcerar. En fases avanzadas podemos encontrar grandes áreas de
ulceración y granulación que se extienden hacia tejidos perirrectales y hacia los sacos
anales. Es poco frecuente que el trayecto fistuloso alcance la mucosa rectal.
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Gastroenterología
Es necesario ser cuidadoso durante la exploración ya que si las lesiones son severas,
el simple hecho de levantar el rabo puede causar dolor. Es muy frecuente que los tractos
fistulosos sean múltiples, pudiendo afectar a la práctica totalidad de la región perianal.
El tratamiento médico de las fístulas hasta hace poco tiempo se basaba en la limpieza
de la zona con antisépticos y el tratamiento sistémico con antibióticos de amplio espectro,
antiinflamatorios y analgésicos.
Con el fin de aminorar los gastos, se han propuesto algunos otros protocolos
alternativos. De este modo, algunos estudios sugieren el empleo de dosis inferiores de
ciclosporina, obteniendo unos resultados similares; las diferencias entre alcanzar 400-600
ng/ml de sangre o bien 100-300 ng/ml son pocas. En este sentido, parece efectivo el uso
de 7,5 mg/kg/24 horas durante 4 meses. También se ha propuesto el empleo conjunto de
ketoconazol, con el fin de enlentecer la eliminación de la ciclosporina y de este modo
reducir la cantidad de ciclosporina que se necesita para alcanzar las dosis terapéuticas.
Algunos estudios indican que con el empleo de ketoconazol a dosis de 1 mg/kg/12 horas,
se puede reducir la dosis de ciclosporina en un 80-90%.
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Gastroenterología
Sin duda alguna, las patologías de los sacos anales son las más frecuentes de la
región perineal en pequeños animales y, en especial, en el perro. Estas enfermedades
causan fundamentalmente prurito en la región anal.
Los sacos anales son anejos cutáneos que presentan glándulas sebáceas y
apocrinas. Se encargan de producir una secreción maloliente que es expulsada durante
la defecación y en momentos de nerviosismo.
La sintomatología es muy típica. Los perros arrastran la región anal por el suelo, se
muerden o se lamen la zona, pudiendo incluso presentarse por este motivo dermatitis
piotraumáticas. En algunos casos se acompaña de tenesmo y disquecia, pudiendo
confundirse el cuadro clínico con el de cualquier enfermedad que curse con estreñimiento
o diarrea de intestino grueso.
El diagnóstico se hace por palpación rectal. En saculitis el tacto suele provocar dolor y
los sacos suelen contener una secreción líquida normal, a veces mezclada con sangre.
Cuando existe impactación, suele ser bilateral y el contenido es mucho más espeso; por
ello, los sacos anales están distendidos y no es tan sencillo vaciarlos. Si sólo hay
impactación sin saculitis, su palpación no es dolorosa. En el caso de estar ante un
absceso, suele ser unilateral. Además, muchos de los animales con absceso de un saco
anal, tienen fiebre y eritema en la zona.
En cuanto al diagnóstico diferencial, un perro también puede presentar prurito anal por
parasitosis, por ingesta de algunas especias o picantes, por tener manchada de heces la
región perineal (en especial, en perros con diarrea) o por cualquier otra patología anal.
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Gastroenterología
Son muchos los casos en que los problemas de sacos anales se repiten en el tiempo.
Ante esta situación o cuando no se ha descartado la presencia de un tumor de sacos
anales, es recomendable el tratamiento quirúrgico. La cirugía debe ser bilateral, incluso
cuando sea sólo uno el saco anal que esté afectado, con el fin de evitar una segunda
cirugía. El tratamiento de elección es una saculectomía cerrada.
NEOPLASIAS ANALES
Son muchos los tumores que nos podemos encontrar en la región anal y perianal. De
todos ellos, el más frecuente (80% de los casos) es el adenoma de glándulas perianales,
también conocido como adenoma circumanal. Se trata del tercer tumor más frecuente en
perros machos (los gatos no tienen glándulas perianales/ circumanales). Su aspecto
suele ser pequeño y bien delimitado, pudiendo ser únicos o múltiples. Se trata de un
tumor dependiente de andrógenos, que normalmente disminuye de tamaño tras la
castración, siendo muy frecuente en perros sin castrar, hasta tal punto que cuando
detectamos un tumor anal en un macho castrado, las posibilidades de que sea maligno
son muy altas.
Muchos de estos animales son asintomáticos, salvo por la presentación de una masa
en la zona. En algunos casos se puede observar prurito en la zona, estreñimiento,
tenesmo, disquecia y, más raramente, incontinencia fecal.
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