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PENSAMIENTOS AUTOMATICOS
“No son las cosas mismas las que nos perturban, sino las opiniones que
tenemos de las cosas” Epicteto.
Al afrontar tus miedos puede ser que no nos salga bien, o, que ante
situaciones conocidas, nos vuelva a pasar lo mismo; pero también puede
pasar que consigamos que poco a poco el miedo sea menor.
Piensa en las cosas que te producen temor. ¿Crees que el miedo ha influido
de manera positiva en tu forma de actuar durante este último año? ¿Por
qué?
TRABAJO GRUPAL
Modos de afrontamiento:
Informarse
Compartir (ideología, motivación...)
Trabajar-aceptar
Humor
Entrenamiento
Analizar capacidad
Cambiar desconocido-conocido
Establecer relaciones de confianza
Cuidado físico y psíquico
Grupo de apoyo
Análisis riesgo
Buscar lo mejor-cosas que den seguridad
Razonar
Pensar en positivo (selectivo)
Generar alternativas
Expresar sentimientos
Socializar Pedir ayuda
LA IRA
La ira es una emoción básica y universal. Básica porque está al servicio de
nuestra supervivencia a partir de tres funciones; la facilitación del desarrollo
rápido de conductas de defensa-ataque, la vigorización de nuestra conducta
y la regulación de la interacción social. Universal porque cualquier miembro
de la especie sano experimenta ira. Sin embargo, cuando la ira es
demasiado frecuente en nuestras vidas o desproporcional, aparecen los
problemas.
La curva de la hostilidad, fue descrita en 1983, por Barbara Allaire y Robert
McNeill, quienes señalan que una actitud hostil o agresiva, generalmente,
sigue un patrón de activación emocional, del cual podemos predecir su
evolución.
Lo que la curva de la
hostilidad nos muestra, es que
una vez abandonado el nivel
racional; cualquier
intervención nuestra, antes de
que la persona haya llegado
por sí misma a la fase de
afrontamiento tendrá el efecto
de volver a activarle y
dispararle.
Cuando alguien nos increpa por algo, la mayoría de nosotros solemos tener
el impulso de contestar inmediatamente, pero lo más práctico y
recomendable es:
Antes de responder, es conveniente que esperemos a que la persona
exprese su irritación, manteniendo una escucha activa; es decir,
trataremos de averiguar cuál es el motivo de su enfado.
Escucharemos sin juzgarle ni dándonos por aludidos, nos mostraremos
serenos y firmes, le miraremos de forma segura y relajada permitiendo
que exprese su irritación.
Si es posible, controlaremos el contexto; es decir, intentaremos estar a
solas, nos sentaremos y le ofreceremos asiento…se trata de buscar un
ambiente más calmado y amistoso.
Mantendremos nuestras propias emociones bajo control. Usaremos un
tono de voz calmado y un volumen bajo aunque la otra persona lo
aumente.
Tendremos paciencia y esperaremos hasta que percibamos signos
evidentes de que la reacción emocional se está reduciendo para
identificar el punto en el que podemos intervenir.
Seremos asertivos, y expresaremos nuestros sentimientos,
comunicándole, a través de mensajes “Yo”, como nos hace sentir con
esa actitud y pidiéndole que en lo sucesivo actúe de otra forma.
Si lo consideramos necesario pediremos ayuda a otras personas;
sobretodo si percibimos que no somos capaces de afrontar la situación.