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VACUNA DE CARBOHIDRATOS

Los oligosacáridos forman parte de los glucolípidos y glucoproteínas que se


encuentran en la superficie externa de la membrana plasmática y que tienen una
papel esencial en las funciones de reconocimiento celular. Además, cada célula está
rodeada por una matriz extracelular que también está compuesta, a su vez, por
filamentos característicos y cadenas de polisacáridos lineales o ramificados. En
resumen, las células usan los glicanos para reconocerse unas a otras y así, por
ejemplo, las células del óvulo reconocen a los espermatozoides. Pero las células
también usan los glicanos para intercambiar moléculas señalizadoras. Más aún, las
bacterias, los virus y los hongos utilizan la matriz extracelular para albergar en el
cuerpo células específicas y así poder atacarlas. Un ejemplo de utilización
patológica: las bacterias Helicobacter pylori, causantes del cáncer gástrico se
adhieren a la matriz extracelular de las células en la membrana de la mucosa
gástrica y los virus de la gripe se adhieren a los glicanos presentes en las células de
los pulmones.

MAQUINA Y VACUNAS
Lo que ha desarrollado el equipo del Dr. Seeberger es una innovadora máquina
capaz de realizar el diseño y la síntesis automatizada de oligosacáridos mediante un
sistema de fase sólida, en tan sólo unas pocas horas, en lugar de los largos meses
necesitados con los métodos tradicionales de laboratorio. Ello hace permitir una
serie de aplicaciones de gran interés biomédico, por lo que actualmente su
laboratorio es un centro muy solicitado para trabajar por jóvenes investigadores
europeos. Como ejemplo, el joven catalán Miguel Ángel Rodríguez Gómez ha
desarrollado una estancia allí para sintetizar en fase sólida oligosacáridos
cardioactivos de diseño con la intención de investigar su aplicabilidad a diversas
afecciones cardíacas.

La más llamativa de tales la aplicabilidades es para la obtención de vacunas.


Primeramente, los investigadores deben determinar qué glicanos son los que
utilizan normalmente los agentes patógenos. Para ello se extraen los glicanos o, si
se conocen, se producen de manera artificial con la máquina. Una vez que se
disponen de los glicanos naturales, de los sintéticos o de los diseñados “ad hoc” se
ligan o “envuelven” a una proteína inofensiva o a un vehículo inofensivo como
pudiera ser un virosoma inactivo adecuado de la gripe. Esa mezcla es la base de la
vacuna y el sistema inmunitario desarrolla anticuerpos a estos glicanos, y ello sirve
de protección en el caso de que un agente patógeno natural entre en el organismo.

Recordemos la psicosis que provocó hace pocos años el uso del ántrax como agente
de guerra biológica. El grupo de Seeberger identificó un oligosacárido,
concretamente tetrasacárido, en la superficie de la espora del ántrax y, poco
después, en el 2005, consiguieron sintetizar en su sintetizador un análogo del
mismo aún más potente. Lo conjugaron con una proteína inocua para hacerlo
inmunogénico y lo están probando como vacuna en animales que, en respuesta,
desarrollan una respuesta inmunitaria, lo que abre esperanzas muy fundadas sobre
el futuro de este nuevo enfoque. Tambiés es aplicable como método de diagnóstico,
capaz de obtener una respuesta precisa de posible infección en unos pocos
minutos. Actualmente, mediante los llamados "microarrays" o micromatrices, se
pueden ensayar biológicamente cientos de pequeñas pilas de oligosacáridos
extraídos de fuentes naturales o con el sintetizador de Seeberger

En el laboratorio de Seeberger aparte de estar dedicados a producir químicamente


los oligosacáridos que se van caracterizando en diversos patógenos, ya se
encuentran en variadas fases de desarrollo algunas vacunas candidatas contra el
ántrax maligno, la malaria (con la empresa Ancora Pharmaceuticals), leishmaniasis
(con la empresa Pevion), el sida y la tuberculosis, esperándose realizar las primeras
pruebas en humanos el año próximo. Pero no todo será sencillo. Por ejemplo, una
las desventajas de las vacunas de carbohidratos radica en la dificultad en conseguir
que produzcan una respuesta inmune fuerte lo que se intenta contrarrestar
añadiendo una sustancia que fomenta su potencia, un adyuvante. En todo caso,
aunque la solución para las terribles enfermedades infecciosas que aún asolan a la
humanidad no sea simple, los avances y hallazgos como los hoy comentados
servirán sin duda para facilitar el combate contra las mismas.

Vitamina A (retinol y carotenos)

Vitamina liposoluble, esencial para prevenir la ceguera nocturna, para la visión, para un adecuado crecimiento y
funcionamiento del sistema inmunitario y para mantener la piel y las mucosas sanas, pues participa en la
síntesis proteica y en la diferenciación celular. Su falta en la dieta provoca una enfermedad denominada
xeroftalmia, principal causa de ceguera en los niños y todavía frecuente en muchas partes del mundo, en la que
los ojos desarrollan úlceras y la córnea se vuelve opaca, produciendo ceguera. Su falta también disminuye la
resistencia a las infecciones y produce alteraciones digestivas, nerviosas, musculares y en la piel.

En los alimentos se presenta en dos formas:

Como retinol (vitamina A ya preformada) en los de origen animal (hígado, leche entera y mantequilla,
principalmente)

Como carotenos que pueden ser convertidos en retinol en el organismo. Los carotenos se encuentran en los
vegetales, especialmente en las verduras y hortalizas (zanahorias, grelos, espinacas, tomates, etc.) y en
algunas frutas.

Por ello, la actividad vitamínica A se expresa en forma de equivalentes de retinol (ER) (se mide en
microgramos) incluyendo el retinol y la contribución de los carotenos.

Los carotenos son pigmentos de color rojo, amarillo, naranja, etc. de los que se han aislado varios cientos en
los alimentos de origen vegetal (más de 500). Sin embargo, sólo unos pocos pueden convertirse en retinol o
vitamina A. De todos ellos, el más activo es el beta-caroteno. Otros carotenoides provitamínicos A son alfa-
caroteno, ganma-caroteno y beta-criptoxantina.

Los carotenos, además de su papel como provitamina A, también actúan como antioxidantes y anticancerígenos
en el organismo, jugando un importante papel preventivo en algunas enfermedades degenerativas.

Otros carotenoides sin actividad provitamínica A son, entre otros, el licopeno, un pigmento de color rojo muy
abundante en los tomates, sandía y cerezas, cuyo consumo se ha relacionado epidemiológicamente con una
menor incidencia de enfermedad cardiovascular, de cáncer de próstata y de cáncer gastrointestinal.

Otro carotenoide, la luteína, que se encuentra en acelgas, espinacas, apio verde y brécol, es un antioxidante
mucho más potente que el beta-caroteno y parece actuar como factor de protección en la degeneración
macular, una enfermedad ocular muy frecuente en las personas mayores.

En la dieta media de los españoles, la mayor parte del retinol procede de carnes (60%) y de lácteos (21%). Los
carotenos están suministrados por verduras y hortalizas (73%) y frutas (22%).

El retinol, como vitamina liposoluble, consumida en grandes cantidades (más de 10 veces las ingestas
recomendadas) puede resultar tóxico. Los carotenos son menos tóxicos pues en el organismo no se convierten
totalmente en retinol. Cuando se consumen excesivamente pueden acumularse debajo de la piel y colorear las
mucosas, pero sin peligro.

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