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Donde acaban los caminos

La novela “Donde acaban los caminos” (1952) de Mario Monteforte Toledo trata sobre el

intento que realiza el médico Raúl Zamora por fugarse de la vida moderna al trasladarse a provincia

y al enamorarse de María Xahil, una indígena adolescente.

Como la fuga de Jorge hacia la selva en “Anaité” (1948), esta fuga emprendida por Zamora

implica un acto de rebeldía contra las convenciones y valores conservadores de la alta sociedad

citadina, a la cual pertenece el protagonista (y el enfoque del relato). Sin embargo, dicha rebeldía

no se convierte en un estilo de vida distinto, una búsqueda radical por una alternativa, sino tan sólo

deviene en un amague.

Si bien las descripciones del mundo de la provincia son precisas (“la provincia es una

enemiga heredada, cotidiana, que se vuelve más cruel a medida que aumenta nuestra lucha para

salvarnos de sus garras”, p. 187), la caracterización de los personajes es, de nuevo, esquemática:

el cura del pueblo, el brujo indígena, el indígena honesto que se vuelve amigo del doctor, el militar

que obra como la autoridad local, la buena familia del poblado. Raúl Zamora es retratado, por

momentos, como un extranjero (a lo Camus) sólo que en su propia patria; su distanciamiento de la

sociedad, sin embargo, bordea la misantropía más que la soledad.

Aunque el tema central de “Donde acaban los caminos” aborda el amor ilícito entre dos

personas de distintas procedencias étnicas (el amor “inter-racial” como se le denominó a uno de

los problemas que causó mayor tensión social a mediados del siglo pasado), lo hace para remarcar

su inconveniencia y no para demostrar sus fecundas posibilidades. El enfoque del autor en esta

temática es pesimista y no optimista o tan siquiera realista (es decir, el mestizaje, a pesar de los

prejuicios, se lleva a cabo con normalidad).


Lo anterior acaso derivó en que el lema de la película basada en esta novela resaltara dicha

fatalidad al emplear la frase “aparte son los ladinos y aparte los naturales” (p. 72), que por cierto

aparece por primera vez a finales del capítulo VI de “Entre la piedra y la cruz”.

Situada en la ideología indigenista (el indigenismo entendido como el esfuerzo institucional para

“incorporar” al indígena al mundo occidental), esta ficción se aproxima al mundo indígena sin

velar los impulsos de dominación y la pretensión de superioridad del criollismo.

En uno de los pasajes más reveladores, mientras el protagonista intenta convencer a la

indígena adolescente de su amor, se confiesa la razón que fundamenta dicha relación: “Él tuvo la

nostalgia de las noches en que lo había amado esa extraña mujer, la única que le permitiera sentirse

superior” (p. 182).

El supuesto romance de Zamora también sirve como registro, en clave de ficción, del

aberrante machismo latinoamericano. La novela logra, sin embargo, que simpaticemos con la

indefensa María, cuya acción final resume la tragedia cotidiana en la que se ve obligada a vivir en

la conservadora y machista sociedad criolla.

“¿Usted cree que para nosotros los de nuestra clase, acercarse profundamente a los indios sea una

evasión?

– Depende; también puede ser una coquetería intelectual. En realidad, conocemos poco a

los indios; los interesados en separarnos trabajan en eso desde hace tiempo. Inclusive hablan de

ellos como de un problema; a menudo me pregunto si el verdadero problema somos nosotros para

ellos. Sentir al indio como ajeno y distinto a nosotros es cuestión de prejuicios y de interesados

que en estas diferencias encuentran manantial para su provecho.

– Pero la mujer india no puede entender jamás a un ladino…” (p. 67)


¿Dónde acaban los caminos? En el cumplimiento de los prejuicios y la tradición, en la

afirmación de la tragedia. ¿Por qué acaban los caminos? En todo caso, la situación que configuró

Monteforte permitía, bajo otra visión, sino un nuevo inicio de los caminos, lo cual sería ingenuo,

al menos un lugar en donde los caminos confluyen y, aún breve, se encuentran.

Referencia:

https://tienda.sophosenlinea.com/libro/donde-acaban-los-caminos_53576
Ensayo-Donde acaban los caminos (Mario Moteforte)

Mario Monteforte Toledo es considerado uno de los grandes de la literatura guatemalteca.

Nacido en 1911, vivió tiempos convulsos en Guatemala: su familia se exilia cuando Estrada

Cabrera es derrocado y llega a la edad adulta cuando Ubico toma la presidencia. Hombre inquieto,

estudio derecho y se enamoró de las letras, practicó deporte, vivió en Europa, Estados Unidos,

México, Cuba; fue un lector apasionado, gran admirador de la poesía de Cesar Vallejo y de Joyce.

Conoció a Rómulo Gallegos y a Miguel Ángel Asturias entre otros. A través de su larga vida

(falleció a los 91 años) acumulo muchas experiencias, varias de las cuales le sirvieron de

inspiración para a sus libros. Ejemplo de ello, su historia con Rosa Chavajay – una joven tzutuhil

originaria de San Juan La Laguna, Atitlán – de cuya relación nació su hija Morena, fue la base

para una de sus grandes obras: “Donde acaban los caminos”.

Esta historia que fue publicada en 1950 y llevada al cine en el 2004, siendo su guionista y

director el mismo Monteforte Toledo, describe los amores del doctor Raúl Zamora y María Xahil

teniendo como marco la Guatemala rural ese tiempo.

Cargada de una gran cantidad de prejuicios, tanto de los ladinos como de los indígenas, la

relación que se establecen entre esta pareja reflejan un pensamiento cerrado tanto de uno como de

otro lado. Ambos bandos se consideran ajenos e incompatibles. Por un lado, el doctor Zamora es

un hombre sin mayores prejuicios pero a la vez sin ambiciones y temeroso incluso de vivir, incapaz

de escapar de las restricciones que lo rodean, del qué dirán y su misma cobardía. María por su

parte, una joven de 17 años que no ha aprendido a soñar ni a vivir, descubre junto a Zamora lo que

significa amar y sentirse mujer, enamorándose perdidamente de él. Pero ella también vive

restringida por su medio, las costumbres y la culpabilidad casi heredada de sus ancestros. La

relación sufre tumbos, es objeto de rumores y maledicencias que impiden que se desarrolle
normalmente. Claro, si es que “normalmente” sea un término para referirse a lo que viven. Para

Zamora es un escape que le hace sentirse importante y liberado, pero no es capaz de enfrentar todas

las consecuencias de su relación ya que esconde a María y solo vive el momento. María ama lo

que Zamora representa; descubre con él nuevas cosas, pero también reconoce que es un hombre

que no la entiende, que no comprende sus momentos, sus silencios y que al final corresponde a la

idea que ella tiene de un ladino. Un ser ajeno a su mundo.

Tanto lo que viven como lo que les rodea los condicionan y cambian tanto su relación como

a ellos mismos llevándolos a aceptar un destino que parecía solamente haberlos estado esperando,

siendo incapaces de librarse de las cosas que los encasillan.

Este aspecto también afecta al resto de personajes, que parecen cumplir un papel ya escrito.

Por un lado, las mujeres: La ex novia de Zamora se encuentra a la caza de un marido, con todas

las artimañas que se supone debe emplear en ese menester. La madre temerosa, que piensa en el

que dirán y es incapaz de hacer escuchar su voz. La solterona rica que vela por una sobrina

manipuladora, la nana que se esclaviza por voluntad propia, la servidumbre chismosa; todas

cumplen un papel hasta cierto punto estereotipado. La única persona que muestra un grado de

libertad y desenfado es la hermana de Zamora, pero es presentada como díscola y casi libertina,

aprovechada y caprichosa. Los hombres no salen mejor librados ya que representan el caciquismo

de la época, el sacerdocio incapaz de dirigir a su grey, sacerdotes mayas invocando pestes y

venganzas, borrachos y aprovechados que se venden por pocas monedas, el padre desdeñoso que

presume del valor de su hijo, pero en realidad le desprecia. Dentro de ellos destaca el padre de

Maria, Antonio, que representa el honor y la conciencia de sí mismo lo que le permite juzgar la

poca valía de otros. Pero lleva su propia existencia con una carga de derrota y tragedia que acepta

sin chistar.
Como complemento a todo esto Monteforte deleita al lector con cuadros que tienen que

ver muchas veces con los sentidos, hasta el punto que uno ve la sierra, siente y escucha el rumor

del agua, el olor del encierro y el bullicio del mercado. De igual manera describe pensamientos y

sentimientos de una forma íntima y personal que permiten interactuar con la historia y sus

personajes, llegando incluso a detestar a algunos y sentir lástima por otros. Para ello utiliza un

lenguaje elegante que en algunos puntos podrían perder al lector, aunque aumenta

considerablemente su vocabulario (por lo menos lo consiguió con el mío).

Una historia en la cual se intuye la tristeza que la rodea, la incapacidad para enfrentarse al

medio y arrastrar las consecuencias y la fuerza del grupo que destruye al proclamarse protector de

sí mismo. Y aunque ladinos desconfíen y se sientan superiores y los indígenas desconfíen y se

sientan inferiores, ambos intuyen que son iguales y muy capaces de destruirse. Se aferran tanto a

las diferencias que los separan que destruyen a aquellos que establezcan puntos de contacto. Y los

protagonistas también sufren de esto, sintiéndose uno superior siempre y la otra extraña a su

mundo, tanto así que se alejan y se lastiman, se ignoran y se repelen. Al final los caminos se cruzan,

se separan y terminan no llevando a ningún lado.

Leerlo fue un placer y a la vez una agonía. Un placer por la forma en que transmite

sentimientos con los que uno puede plenamente identificarse o bien ideas que remueven algo

dentro de uno. Y una agonía porque se destila una tristeza y una impotencia de la que uno no puede

abstraerse o sentirse ajeno.

Un libro interesante, una historia poderosa e íntima. Un escritor fantástico y un lenguaje

que se disfruta enormemente, se paladea casi. Por algo “Donde acaban los caminos” es considerada

como una gran obra de la literatura guatemalteca.

https://lectoreschapines.com/blog/libros/resena-donde-acaban-los-caminos/
Donde acaban los caminos (Ensayo)

Donde Acaban los Caminos es una novela escrita por el guatemalteco Mario Monteforte

Toledo. En esta novela se dan a tratar problemas culturales, sociales e incluso políticos que sufren

los guatemaltecos pero donde salen más perjudicados los indígenas ya que en el tiempo donde se

desarrolla la historia, los indígenas prácticamente no tenían muchos derechos y eran tratados como

seres inferiores. En la actualidad aún podemos observar eso, pero en el pasado era más notorio y

con forme pasa el tiempo los indígenas han logrado ganarse sus derechos. El objetivo que tiene el

autor es demostrar como las mismas personas crean las diferencias entre razas, en donde en el

pasado era casi un crimen que un ladino quisiera tener una relación con una indígena o que los

indígenas no podían levantar la cabeza mientras hablaba con un ladino. En esta novela, Monteforte

rompe este esquema creando la relación entre dos razas, sin que a ninguno le importara en ese

momento la diferencia social entre ambos pero donde todos los demás lo veían impuro.

Esta novela nos muestra la forma en que las creencias dominaban a los pueblos indígenas,

fuesen reales o inventadas, donde en el pasado llegaban a creer más en los que les decía un brujo

que un mismo médico porque estos no creían en las medicinas que no fueran 100% naturales. Los

pueblos también eran dominados por lo que ordenaba el comandante del pueblo ya que si este

decía que nadie estaba enfermo y el pueblo era completamente sano, el mismo pueblo se

mentalizaba que esa era la verdad, aunque estuviesen a punto de morir por una enfermedad como

la tifus. Se puede considerar que esta novela es parte de la realidad porque estos problemas se

viven casi a diario ya que incluso puede pasar en otras partes del mundo. Un ejemplo es que a

veces alguien debe de dejar todo por quien ama, pero el simple temor de lo que la sociedad dirá

los hace dudar y en vez de luchar por lo que uno ama, termina perdiéndolo. Esta novela fue bastante

de mi agrado porque el romance es uno de los temas que más me entretiene y me llamó desde el
principio la atención que fuera entre distintas razas. Me emocionaba en continuar leyendo para

descubrir como enfrentarían Raúl Zamora, el protagonista que era un doctor y María Xahil, una

joven indígena la sociedad por continuar con su relación. Incluso dudaba de las intenciones de

Zamora porque no es común ver que un ladino se interese tanto por una indígena y más siendo

sólo una jovencita. Por otra parte, lo negativo que no me pareció de esta novela fue la forma de

escribir el autor. La historia es bastante interesante pero siento que es aburrido que el autor sea tan

descriptivo con todo lo que dice que incluso llegaba a confundirme y a no entender lo que quería

dar a explicar. No siento que sea necesario usar tantas hipérboles o metáforas que encontré

bastantes en la novela. Tampoco me agrada encontrar tantas palabras ofensivas que son bastante

comunes en nuestro país por que no se escuchan bien y le quitan la formalidad a la novela. Admito

que al principio estaba dudosa si leer el libro o no por cierta mentalidad que poseo, pero terminó

por gustarme la historia y por no querer que terminara, además porque el final no me dejo

satisfecha ya que nunca me esperaba que terminara así.

La verdad que recomendaría esta novela la historia es bastante interesante y emocionante.

Te deja la sensación de continuar leyendo para no quedar en intriga y saber lo que ocurrirá. Es una

novela que me gustaría volver a leer porque incluso podría encontrar algunas cosas que mientras

leía ignoré y comprenderlo mejor. En mi opinión, Mario Monteforte Toledo es un gran autor y me

gustaría leer algunos más de sus trabajos porque en verdad fue una historia que gocé en leer. Mi

única observación sería que yo hubiera preferido un final feliz, como que Zamora y María se

quedaban juntos y criaban a su hijo juntos como una verdadera familia, no me pareció bien que

María se escapase con su hijo. En resumen, me gustó mucho esta novela.

Bibliografía
https://es.scribd.com/document/221904929/Donde-Acaban-Los-Caminos

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