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D E LITO

sociedad
.
R sta d Cicncias Socialcs

Papeles de Filosofía
Enrique Marí. Editorial Biblos. Bue-
nos Aires, 1993. 302 páginas.

¿Por qué alguien decide escribir


filosofía en la forma de papeles?

n el prólogo, Enrique Marí, pro-


fesor de Epistemología del co-
nocimiento social en la Facultad
de Ciencias Sociales y de Filosofía del
por Alejandro Blanco
derecho en la facultad homónima, acla-
ra el motivo que da origen al título. Se
•:•
trata de un verso de Raúl Gonzalez
Tuñón, que hablaba de "los papeles que
los filósofos arrojan al alba". La refe-
rencia en el homenaje no es, por cierto,
inocente. Pretende infundir a sus pape-
les sino la "generosa belleza" del poeta,
aclara, modesto el autor, al menos el
signo del "compromiso social de su
obra".
¿Y de qué naturaleza es el compro-
miso, esta vez, filosófico, que uno pue-
de leer en estos "Papeles de filosofía"?
Reluctante a las modas intelectuales,
entre ellas, la del posmodernismo, Marí
entiende la filosofía como una práctica
demitificadora.
En sus textos, el marxismo, prefe-
rentemente el de Althusser, a quien de-
dica un artículo en estas páginas, y el
1 psicoanálisis, presiden sus ejercicios de
demolición de los mitos sociales, o me-
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jor dicho, de las ideologías que estruc- un arco que va desde el eros en El ban-
turan las prácticas sociales imprimién- quete de Platón, pasando por las formas
doles ese carácter de candorosa natura- de legitimación del poder y los modelos
lidad. Reencontrar la historicidad de es- de la muerte, hasta la locura y el castigo
tas últimas que las ideologías transmutan en un relato de Anton Chejov.
en "naturaleza" es, ciertamente, el modo Quizá de un modo más patente en
del compromiso que persiguen estos pa- estos textos que en otros, el trabajo del
peles. De allí la importancia que reviste profesor Marí exhibe la predilección por
en sus investigaciones el concepto de un ejercicio plural de la filosofía, que
imaginario social como terreno, según incluye, combinándolos, el saber de la
define, "de las ideologías teóricas y prác- historia, la filosofía política, el derecho,
ticas". No obstante, la matriz althus- el sicoanálisis, y la literatura. Esta últi-
seriana de la noción de ideología ma adquiere una relevancia especial en
desdibuja, por momentos, el concepto, la textura de estos papeles. Pero no lo
pues la acentuación del componente del hace a simple título de ilustración de un
desconocimiento como efecto propio de concepto ni tampoco como mero testi-
la ideología convierte al imaginario, monio-reflejo de algo cuyo sentido se
paradojalmente, en un gran sujeto que, encontraría en otra parte. Por el contra-
de modo similar a la "astucia de la ra- rio, y aquí reside una de sus virtudes,
zón" hegeliana, le sustrae a los hombres convoca a la literatura como una insos-
el sentido y las consecuencias de sus layable notación de la conciencia social
acciones. de una época, ya para interrogar en las
Desde "Neopositivismo e ideología - ficciones las experiencias históricas del
y "La problemática del castigo" hasta amor, del poder, de la dominación, de la
"Elementos de epistemología compara- locura o de la verdad, ya para testear el
da" entre otros, la filosofía de la ciencia, efecto de esas mismas ficciones sobre el
por un lado, y los análisis sobre la tópica entramado más general de las prácticas.
del imaginario social y el discurso del En razón de la diversidad de las proble-
orden como dispositivo de reproducción máticas abordadas, circunscribiré el co-
de las relaciones de dominación por el mentario a ciertos textos que ponen de
otro, han constituido el terreno predilec- manifiesto el procedimiento analítico del
to de sus preocupaciones. autor y que de algún modo le imprimen
Con "Papeles de filosofía -, integra- el "tono" al resto de los papeles.
do por un conjunto heterogéneo de tex- "Racionalidad e imaginario social en
tos, algunos de ellos ya aparecidos en el discurso del orden" indaga en los me-
anteriores publicaciones, el autor canismos de reproducción de las rela-
incursiona en la última de esas, sus ciones de dominación del orden social.
obsesiones. Esta característica les otor- Toda formación económico-social, ar-
ga un principio de unidad menos temá- gumenta el autor, está acompañada de
tica que de enfoque. Los mismos trazan un complejo dispositivo de legitimación
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en el que aparecen articulados la fuerza, La diferentes estrategias discursivas


el discurso del orden que la torna legíti- y los efectos de poder que transmiten
ma y el imaginario social. Si por un lado como los múltiples enfrentamientos y
el "discurso del orden" inviste de natu- disputas por el sentido social de un acon-
ralidad y en tal sentido, de universalidad tecimiento es el escenario de la interro-
a una específica relación de fuerza de la gación que encara "Moi, Pierre Riviere...
que resulta un orden determinado, por y el mito de la uniformidad semántica
el otro, "el imaginario social", como sue- de las ciencias jurídicas y sociales". Su
lo de "las prácticas de solicitación y ma- título señala, elocuente, el propósito que
nipulación del psiquismo humano", ac- el autor sintetiza de este modo: entre el
tiva la producción de conexiones entre proceso de formación de la sanción jurí-
los códigos y el mundo. dica y su producto final no hay conti-
A partir de allí, el autor, con innega- nuidad ni homogeneidad sino ruptura.
ble vocación genealogista, ausculta el En ese intervalo tiene lugar la confron-
núcleo ficcional que sostiene a todos los tación de múltiples discursos (siquiátrico,
dispositivos de legitimación del poder administrativo, político, moral, etc.) cuyo
(problemática que retorna en "Racio- origen, función y grados de legitimidad
nalismo y ficcionalismo en los criterios diversos desmienten, trastocándola, la
de legitimación del poder" y, con lige- pretendida uniformidad semántica de la
ras variaciones, en -E1 imaginario social sanción. En el entrecruce de estos dis-
en el medioevo. Algunos modelos de cursos que pugnan por la verdad, en las
ideología político-religiosa") con espe- batallas desatadas en el seno de una re-
cial consideración en la naturaleza del lación de conocimiento-poder, Marí lee,
Pacto en Hobbes y la Norma Básica en al modo foucaultiano, el modelo de
Hans Kelsen. En ambos casos, el racionalidad de una sociedad en un mo-
procedimiemnto de justificación del po- mento determinado. La verdad de la san-
der opera a partir de una ficción funda- ción no remite entonces ni a un princi-
dora que reviste un doble carácter: como pio metafísico ni a una recta concordan-
ficción cognoscitiva, el "como si" de la cia entre el delito y la norma ni final-
existencia del pacto o de la Norma Bási- mente a una operación deductiva como
ca otorga un principio de inteligibilidad pretende el mito en cuestión. Por el con-
a una escena ausente, y como principio trario, su partida de nacimiento lleva
de justificación, asegura la validez de inscripta, aunque crea neutralizarlo, el
las leyes y disposiciones del poder. Fic- cúmulo de razones políticas, morales y
ción ideológica al fin, pues sustituye el hasta económicas que entran en juego.
acto histórico de la instauración de un Por último, en la "Epistemología de
poder absoluto por una convención ima- Emile Zola" Marí retoma esa estrategia
ginaria al tiempo que presenta como uni- analítica, esta vez a propósito del
versales los intereses propios de un sec- "Affaire Dreyfus". El intento, derivar
tor social determinado. de los principios de una poética las ra-
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zones de una decisión política, es tan blar del mismo. En un caso, la forma
ambicioso como cuestionable. En efec- alegato del "Yo acuso" de un Zola pre-
to, de la centralidad que la noción de ocupado por la verdad y la justicia. En
verdad adquiere en el proyecto de el otro, un fresco del desarrollo del jui-
"cientifización" de la narrativa que pro- cio en el que predomina la búsqueda de
pugna Zola, el autor deriva no sólo la la belleza sobre la verdad. En ambos,
razón del compromiso militante del es- los efectos políticos son distintos. El fi-
critor francés en el mencionado affaire, lósofo Marí, fiel al homenaje que dedi-
sino también su diferencia con la actitud ca a Gonzalez Tuñón, no disimula su
tomada por otro escritor, Marcel Proust, simpatía cuando no su preferencia por
testigo igualmente de ese acontecimien- la actitud de Zola, sin prejuzgar, cierta-
to. Y la diferencia está en el uso del mente, del valor y la calidad literaria de
lenguaje que ambos escogen para ha- la obra de ambos escritores •

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