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UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO Fecha: Septiembre 2 de 2005

PROGRAMA DE FILOSOFÍA
SEMINARIO DE HEGEL
PROFESOR: JAIME SEPÚLVEDA
ALUMNO: SAID OCTAVIO FALLA Código: 75756

APUNTES PARA LA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA DE HEGEL


(RELATORÍA)

La crítica que Feuerbach hace de Hegel pretende, de alguna manera, purificar el pensamiento filosófico
occidental de todo tinte metafísico que lo único que ha hecho es subordinar la sensibilidad (y, más aún, el
conocimiento científico) a formas abstractas y supasensibles. Por ello, afirma: “Toda especulación es
trivial si pretende sobrepasar a la naturaleza y al hombre”1.

Partiendo de esta óptica, me permito proponer la siguiente Tesis como guía para el desarrollo
argumentativo de este escrito: “La certeza sensible, mas que la especulación abstracta, es el
verdadero fundamento para el conocimiento de la realidad”.

La realidad no puede ser explicada desde un supuesto tan abstracto como lo es la “Idea absoluta”. El
origen mismo de la realidad no puede cimentarse en una entidad indeterminada, abstracta pues, aunque
para el pensamiento pueda ser inmediata, para la sensibilidad no es evidente. Por esta razón, el espíritu
mismo de Hegel es lógico mas no real.

Mas aún, resulta imposible que una noción abstracta se encarne en la historia. La Idea, siendo algo
indeterminado, no puede desarrollarse en el tiempo, pues se volvería histórica, determinada, y lo único
que es determinado por la historia sería el ser concreto: “Todo lo que acontece en el espacio y el tiempo
debe plegarse a las leyes del espacio y el tiempo”.2

Feuerbach le critica a Hegel el haber tomado sólo el tiempo, y no el espacio, como forma para la intuición.
A ello se debe que afirme: “La Naturaleza agrega a la tendencia monárquica del tiempo el liberalismo del
espacio”3. Sin embargo, si la esencia misma de la realidad es un ser abstracto, puro e indeterminado,
entonces, el desarrollo de esta Idea no se llevará a cabo en un tiempo real, en tanto que la Idea Absoluta,
al ser profunda indeterminación, supera al tiempo. Además, su desarrollo mismo estará encerrado en un
movimiento cíclico, ya que se parte de la Idea para llegar nuevamente a ella. Si el punto de partida es
igual al punto de llegada no hay progresión sino regresión. Un salir de sí para retornar a sí no da lugar a
un cambio real, pues lo diferente es absorbido por lo homogéneo de la síntesis.

La historia cesa (pues el tiempo se eterniza con la inclusión de lo abstracto en lo concreto) y el espacio
toma la forma de un escenario absoluto, infinito, donde el ser, en última instancia, busca la unidad de las
singularidades. Se pierde el aquí como algo exclusivo para tornarse algo universal. No solo espacio y
tiempo dejan de existir realmente, sino que la filosofía misma muere 4.

1
FEUERBACH, Ludwing; Apuntes para la Crítica de la Filosofía de Hegel; Pág. 63.
2
Ibíd.; Pág. 19.
3
Ibíd.; Pág. 17.
4
Aquí aparece, precisamente, una diferencia clara entre filosofía y sistema filosófico para Feuerbach: El sistema
filosófico no permite cuestionar sus fundamentos mismos dentro de su propio desarrollo (por esto es cerrado, como
en el caso de Hegel quien, con el desarrollo de la Idea, lo único que hace es restituir la unidad perdida de la misma en
el momento de la alienación). La filosofía, por su parte, busca cuestionar siempre los supuestos para no cerrarse y, de
este modo, dejar su campo abierto a la creatividad y a la producción de nuevo pensamiento. Una verdadera filosofía
no debe preocuparse tanto por ser sistémica, sino por cuestionar aquello que, aparentemente, es evidente y claro
(Filosofía genético-crítica).
Sin espacio y sin tiempo, Hegel no se moverá ya en la realidad empírica, sino en el mundo de la idea, de
un sustrato que, si bien es inmanente a la naturaleza misma, le supera como algo meta-empírico.

Sin embargo, al ser discípulo de Hegel, Feuerbach le conoce lo suficiente como para creer que el sistema
hegeliano es un simple idealismo. Él sabe que el intento de su maestro es, precisamente, ir más allá del
idealismo (de la modernidad) y del naturalismo (de la filosofía antigua) para alcanzar una síntesis
auténtica de ambos5.

Y ésta síntesis sólo es lograda por Hegel mediante el concepto de lo “Absoluto”. Hegel trata justamente
de no comenzar ni con la naturaleza ni con la inteligencia, sino con el Absoluto, unidad de sujeto y
objeto6. Instalado en el Absoluto, Hegel mostrará el surgimiento de todas las categorías de lo real, tanto
subjetivas como objetivas.

Ahora bien, Feuerbach se pregunta: ¿Qué es lo Absoluto para Hegel? El Absoluto es para Hegel, ante
todo, inmediatez pura al pensamiento, unidad de pensamiento y ser, justamente lo que él denomina el
"ser puro". Pero para Feuerbach esta absoluta inmediatez no es tal, sino que presupone ya una opción: el
ser puro es el ser pensado, y por tanto un ser lógico.

Según esto, el ser de Hegel no sería otro que el de toda la metafísica clásica: el concepto o predicado
más universal, y no lo que Feuerbach denomina un "ser real”, que es justamente el ser sensible. Este ser
puro es para Hegel indeterminación, y, como el ser sensible es concreto, determinado, singular, entonces,
lo opuesto al ser puro no es la nada, sino justamente el ser sensible. La oposición entre ser y nada es
una oposición en el interior del pensamiento (que es posible gracias a la imaginación), mientras que la
oposición entre ser pensado y ser sentido es una oposición en la realidad.

Pensar la nada es pensar nada, es no pensar. Para Feuerbach, Hegel ha sustantivado hábil pero
engañosamente la nada (al determinarla como opuesta al ser), cuando en realidad habría que reconocer
simplemente que la nada no tiene realidad alguna: el no ser no es, como ya decía Parménides. Pero, esto
no significa volver a caer en el monismo inmovilista de Parménides. Esto solamente es necesario cuando
se presupone la identidad de pensamiento y ser, como Hegel ha hecho.

La unidad entre sujeto y objeto no es la salida, sino una vía más para salir artificiosamente al problema
del fundamento de lo real. Es así como Feuerbach plantea otra solución: cuestionar la posibilidad de tal
unidad entre pensamiento y ser, punto central de la filosofía del idealismo alemán. Por eso habla de una
Filosofía genético-crítica que permite incluso evaluar los supuestos mismos desde los cuales se
construyó el sistema.

¿Por qué en lugar de comenzar por el ser abstracto, no empezar por el real? Esta pregunta es
sumamente válida para Feuerbach, ya que para muchos hombres “Tu ser indeterminado, puro, no es más
que una abstracción, al que nada real corresponde; lo único real es el ser concreto” 7. Si hay un ser real
más allá de la sensibilidad e irreductible a ésta, su existencia tendrá un carácter exclusivamente lógico y
no real. La nada, al igual que la Idea Absoluta, son conceptos lógicos y no hechos reales.

En la Fenomenología del Espíritu (capítulo I: La certeza sensible, o el esto y la opinión), Hegel aún
conserva, al inicio, la distinción entre ser inteligible (lógico) y ser sensible, siendo superado,

5
Si se estudia el desarrollo histórico de la filosofía se puede deducir fácilmente que esta síntesis es, para el mismo
Hegel, una síntesis de la historia entera de la filosofía occidental: el problema de los griegos fue el movimiento, y la
realidad verdadera no es para ellos sino aquello que permanece tras los cambios: la naturaleza de la que todo emerge
y a lo que todo retorna. Con el cristianismo y, sobre todo, con la modernidad, el centro de la pregunta se sitúa en el
sujeto cognoscente: la realidad es conocimiento. El sujeto, y no la naturaleza, es el sustento de todo lo real.
6
Tanto en el idealismo como en el naturalismo se da una reducción de lo subjetivo y de lo objetivo: El Naturalismo
deduce lo subjetivo a partir de lo objetivo, mientras que el idealismo deduce lo objetivo de lo subjetivo. Precisamente
la solución que va a dar Hegel a estos reduccionismos será la idea de “absoluto”, con lo cual une espíritu y
naturaleza, sujeto y objeto.
7
Ibíd.; Pág. 36.
posteriormente, éste por el primero. Por eso sus consideraciones se refieren solamente al ser lógico, al
lenguaje, pero no a la realidad. Una cosa son las síntesis y superaciones en el nivel lógico y otra cosa
son las superaciones en la realidad.

Por eso para Feuerbach, "el lenguaje no pertenece a la cosa. La realidad del ser individual sensible es
una verdad sellada con nuestra sangre..." 8, mientras que la verdad propia del lenguaje es una verdad
construida y, por tanto, siempre relativa y mejorable.

De este modo, Hegel, aunque elabora un sistema coherente –pues posee una unidad y un rigor lógico sin
precedentes en la historia de la filosofía- propone como fundamento de la realidad un principio metafísico,
trascendente que nada nos dice respecto a la realidad más evidente y cercana a nosotros: el aquí y el
ahora, el ser concreto y sensible.

Por esta razón, sólo un análisis genético-crítico, como el propuesto por Feuerbach, puede hacernos caer
en cuenta de lo estéril y funesta que puede ser esta unidad hegeliana para la filosofía:
“La Filosofía genético-crítica es la que no demuestra ni concibe dogmáticamente un objeto dado
por la representación, sino que estudia su origen: esta filosofía se pregunta si el objeto es un
objeto real o bien sólo una representación, un fenómeno puramente psicológico; ella distingue
pues, de la manera más estricta, entre lo subjetivo y lo objetivo”9

Dicho de otra manera, Al no poder criticar su supuesto –la idea absoluta- cae en un error: identificar
subjetividad y objetividad, pensamiento y ser. (Panlogismo hegeliano).

Para Feuerbach, al igual que para Hegel, la solución no está en disolver el sujeto en la naturaleza ni la
naturaleza en el sujeto. Pero tampoco, a diferencia de su maestro, se trata de alcanzar una síntesis
imposible en el Absoluto. La unidad entre pensamiento y ser es estéril para la filosofía porque anula las
diferencias, eliminando la crítica y convirtiéndose en una mera "mística racional". Se trata más bien de
mantener firmemente la diferencia entre ambos, pues es la singularidad la verdadera categoría que
subyace a la realidad.

La naturaleza no vista ya desde un monismo absoluto, sino desde la concretitud y la singularidad –en las
que se expresa- es la esencia misma de la realidad. Mas aún, este principio de la naturaleza, de la
certeza sensible es el que permite abandonar los artificios construidos por la razón abstracta para
aterrizar en la razón concreta, el único fundamento real para la Filosofía, el Arte y la Ciencia. 10

8
Ibíd; Pág. 44.
9
Ibíd; Pág. 54.
10
Cfr. Ibid; Pág 63.

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