Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
“Siendo todavía un joven bastante precoz me percaté de la futilidad de las esperanzas y anhelos que
persiguen a la mayoría de los hombres a través de la vida…como primera salida estaba la religión, im-
plantada en todos los niños por medio de la máquina tradicional de la educación. Así fue como llegué –
pese al hecho de que era hijo de unos padres (judíos) completamente irreligiosos- a una honda religiosi-
dad, que, sin embargo, alcanzó un abrupto fin a la edad de doce años. A través de la lectura de libros de
divulgación científica alcancé pronto la convicción de que mucho de lo que decían los relatos de la Bi-
blia no podía ser cierto. La consecuencia fue una mentalidad librepensadora rayana en lo fanático, uni-
da a la impresión de que el Estado miente intencionadamente a la juventud….De esta vivencia nació un
sentimiento de recelo contra cualquier clase de autoridad, una actitud escéptica frente a las convicciones
que prevalecían en cualquier medio social específico, una actitud que ya jamás volvería a abandonar-
me…”1
Einstein fue un físico alemán de origen judío, nacido en Ulm en 1879; por la subida del
nazismo renunció a la nacionalidad alemana, siendo posteriormente, suizo, austriaco y
estadounidense. En 1921, por su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico y sus contribucio-
nes a la física teórica, recibió el premio Nobel. Falleció en EEUU en 1955.
El artículo a comentar fue publicado, por primera vez, en junio de 1905 en la revista
Annalen der Physik vol 322 issue 10 pag 891 –
921. En lo que se ha denominado el annus mirabilis
de Einstein, pues este fue el tercer artículo publica-
do en dicha revista y año; mientras trabajaba en la
oficina de patentes de Berna (Suiza); y no fue, pre-
cisamente, por el que recibió el premio Nobel, pues
el científico al que se le encomendó la evaluación
de este trabajo (teoría de la relatividad) “no lo en-
tendió” y no se quisieron arriesgar por si luego re-
sultaba errónea.2
Artículo de Einstein; junio de
A la hora de analizar el texto he seguido la traduc- 1905
ción y el texto que aparece en el libro “La teoría de
la relatividad” de L. Pearce Williams en la que el tex-
to entresacado del artículo y propuesto para el comentario corresponde a las páginas 61
y 62.
ANTECEDENTES
A Einstein, como físico, le interesa interpretar, de una forma veraz, la naturaleza. Para
ello debe recoger los conocimientos surgidos anteriormente, especialmente desde Gali-
leo, Newton (siglo XVII - XVIII). A partir de esta época, y en las mentes más preclaras,
se van dejando de lado los criterios de autoridad, adquiriendo los conocimientos me-
diante la experimentación, que en un principio resultaba algo anárquica, hasta que los
experimentos fueron respondiendo a líneas generadas bien por intereses económicos
(industria), bien por la razón: experimentos diseñados para confirmar o refutar hipótesis.
Con los resultados de dichos experimentos se fueron construyendo leyes, que se mate-
matizaron como forma de hacer comparables unos experimentos a otros, hasta encontrar
leyes universales, que serían reglas que se cumplen siempre en el universo.
1
A. Einstein en Pearce Williams (1978) pag 95-96
2
wikipedia Einstein.
3
A partir de los primeros años del siglo XIX, con el estudio de la electrodinámica [estudio
de los fenómenos producidos por la electricidad en movimiento. DEL6] se constata que los modelos
mecánicos no sirven para explicarlo todo.
Young, en 1801 hizo pasar un rayo de luz por una placa con dos rendijas (experimento
de la doble rendija) con lo que demostró un patrón de interferencias que solo podía ex-
plicarse por la naturaleza ondulatoria de la luz.
En 1821 Oersted demostró la inducción electromagnética: las corrientes eléctricas pro-
ducen fuerzas magnéticas.
En 1831 Faraday demostró que el movimiento de un imán producía corriente eléctrica
en un cable sin necesidad de pilas.
3
Williams, L. Pearce (1978) pag 17
4
Newton en Williams, L. Pearce, ( 1978) pag 18
5
Williams (1978) pag 9
6
Real Academia Española
4
Con el matemático inglés Maxwell se realiza la segunda gran síntesis de la ciencia, pues
se da cuenta que la electricidad, el magnetismo y aún la luz son fenómenos de un mismo
fenómeno: el electromagnetismo: un cuerpo eléctricamente cargado y en movimiento
produce una fuerza electromagnética sobre otro cuerpo cargado; la magnitud y dirección
de la fuerza electromagnética depende de la carga del cuerpo que lo produce y también
de su velocidad. Inventó el campo magnético. Desarrolló sus famosas ecuaciones (vein-
te en un principio, que redujo a trece y posteriormente Heaviside las dejó en cuatro, que
es como se conocen hoy en día7).
Para poder explicar como se transmitía el movimiento resurgió una idea ya presente en
siglos atrás: el éter, al que dotaban de unas características peculiares: materia incompre-
sible y que podía permear absolutamente todos los cuerpos. Con esto la física pone todo
su interés en la demostración de la existencia y características de dicho éter. Deducen
que es un cuerpo extraño pues no se ha podido detectar nunca su existencia ya que no se
le detecta olor, sabor, no se ha visto que entorpezca el movimiento de astros… sin em-
bargo “conviene” que exista. Se piensa que el éter sería inmóvil y absoluto y que sería
arrastrado por la Tierra en su movimiento. Ahora bien, al desplazarnos, sería razonable
encontrar el viento del éter de forma parecida a como se nota el aire en reposo cuando
se circula con un coche descapotable. Se intentó realizar experimentos ad hoc, en espe-
cial Michelson en 1881 con su famoso interferómetro. No detectó nada y concluyó que
la Tierra se hallaba en reposo con respecto al éter. Como se detectaron fallos en el expe-
rimento, se repitió, junto a Morley, en 1887 con mucha mayor precisión y sin encontrar
los resultados esperados.
COMENTARIO:
Comienza Einstein hablando de la electrodinámica de Maxwell y de las asimetrías que
encuentra cuando se aplican a cuerpos en movimiento; y nombra las asimetrías porque
él es un firme defensor de la simetría y de las teorías de principios al modo termodiná-
mico8.
Maxwell desarrolló sus ecuaciones como si no existiese movimiento relativo al éter: no
hay ningún término en que intervenga la velocidad con respecto al éter. Si tal velocidad
existe entonces una carga en reposo en el sistema S’ es una carga en movimiento vista
desde el sistema S, apareciendo, entonces, un campo magnético que visto desde S’ no
existía, de donde se deduce que las ecuaciones serán distintas si los fenómenos electro-
magnéticos se producen en un sistema de referencia en movimiento respecto al éter,
apareciendo términos dependientes de esa velocidad9.
Lorentz en 1892 y 1895 demostró que existe una transformación matemática que deja-
ba como invariante la forma de las ecuaciones de Maxwell. Al mismo resultado llegó
Poincaré. Sin embargo, con el teorema de los estados correspondientes de Lorentz, se
producía una asimetría: el éter podía actuar sobre la materia, pero esta no podía actuar
sobre el éter que se consideraba siempre absolutamente inmóvil (principio de acción
reacción); tampoco se cumplía entre electrones10.
Einstein expone cómo ha sido imposible demostrar el movimiento de la Tierra con re-
lación al “medio lumínico” (éter) [experimentos de Michelson y Morley].
Pero él se propone demostrar que la simetría es posible, por lo que genera una hipótesis
con dos postulados:
7
Solís y Sellés (2015) pag 826
8
Sellés y Solís (1996) pag 180
9
Solís y Sellés (2015) pag 834
10
id. pag 835
5
11
Hacyan, S. (2013) pag 26
6
De donde se obtiene que ΔL’<ΔL y que ΔT’>ΔT; es decir se produce una contracción
de la
longitud
y una
dilata-
ción de
los
tiempos:
si la ve-
locidad Midiendo los tiempos en el experimento mental del tren y del andén.
relativa es la
mitad de la
de la luz y se mide 1 m. en reposo, en el sistema en movimiento se medirán 0,87 metros.
Si se ha medido 1 s en reposo, en movimiento se medirán 1,15 s12. Si la velocidad rela-
tiva fuese de 250.000 km/s y se midiese 1 m en reposo, en movimiento se mediría 0,57
m. Con respecto al tiempo sería 1,75s. La medición del tiempo deja de coincidir cuando
se realizan entre dos sistemas de referencia.
Desde la estación, el reloj en movimiento con el tren tiene un periodo más largo, es de-
cir, va más lento13.
Evidentemente esto para las magnitudes habituales es absolutamente despreciable y por
eso, en esas magnitudes, las transformaciones de Lorentz son prácticamente similares a
las de Galileo, pero no ocurre así para velocidades próximas a la de la luz. Producién-
dose la paradoja de los gemelos: el gemelo que viajase al espacio con velocidades pró-
ximas a la de la luz a su vuelta a la Tierra, habiendo pasado para él poco tiempo y sien-
do todavía joven, se encontraría a su gemelo envejecido.
“Con estos dos postulados basta para obtener una teoría simple y coherente de la elec-
trodinámica de los cuerpos en movimiento basada en la teoría de Maxwell para los
cuerpos estacionarios”14. Con esto nace la “Teoría de la Relatividad Restringida o
Especial” de Einstein. Una de las mayores revoluciones en la ciencia, tanto por lo que
generó a nivel científico, como por los cambios mentales que nos obliga a realizar.
Así se pasó de un espacio tridimensional (coordenadas cartesianas: x,y,z) a uno tetradi-
mensional (x,y, z y t) o espacio de Minkowski que denominó “mundo absoluto” consi-
derándolo la estructura del espacio (o mejor dicho del espacio-tiempo)15. La matemati-
zación de los espacios no-planos la llevó a cabo el matemático alemán Rienmann. La
constatación de que el tiempo y el espacio son relativos lleva a buscar una magnitud
invariante que permita realizar descripciones equivalentes de los eventos para cualquier
observador. Esta magnitud es la distancia entre los puntos (o eventos), pero no existe un
modo único para calcularla, sino que dependerá de la geometría de nuestro espacio. Se
trata de un problema fundamental para la relatividad espe-
cial, pues de darle respuesta depende la aplicabilidad de la
teoría. La solución al problema la da la causalidad. Es ra-
12
Solís y Sellés (2015) pag 838
13
Acín A. y Acín E. (2016) pag 53
14
Einstein en Williams (1978) pag 62.
15
Solís y Selles (2015) pag 839
7
zonable esperar que en todos los sistemas de referencia se observen las mismas relacio-
nes causales entre eventos16.
Al decir que se trata de una teoría restringida, estamos diciendo que es de aplicación
exclusiva para sistemas en movimiento rectilíneo uniforme, en los que se excluye el
efecto de aceleraciones, como la gravitatoria. De su generalización se ocupa la Teoría
de la Relatividad General (1915-16), de la que la especial es un caso particular. La posi-
bilidad de comprobar las predicciones de la teoría tuvo que esperar al desarrollo de la
física de partículas: aceleradores de partículas como el CERN de Ginebra. A un nivel
más cotidiano, en 1971, Hafele y Keating tomaron diversos relojes atómicos sincroniza-
dos. Se colocaron, todos menos uno, en aviones comerciales que se desplazaban alrede-
dor del planeta. Cuando los relojes volvieron a tierra se comprobó que no marcaban el
mismo tiempo que su compañero sedentario y que el desfase observado coincidía con
las predicciones de la teoría de la relatividad17.
16
Acín A. y Acín E. (2016) pags 60-63
17
id. pags. 71 - 73
18
Datos obtenidos de la Tesis Doctoral de Soler Ferrán, Pablo (2009)
19
Julio Palacios citado por Sellés (1984) pag 439
8
BIBLIOGRAFÍA:
EINSTEIN, A.: “Sobre la teoría de la relatividad especial y general”. Trad Miguel Pare-
des Larrucea. Ed Altaya. Madrid 1998
SELLÉS, MANUEL y SOLÍS, CARLOS: “Solo en casa. Guía para el estudio de Histo-
ria de la Ciencia”. UNED. Madrid. 1996; pp: 163 – 189.