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Los riñones producen orina constantemente, y está fluye por dos largos conductos (los

uréteres) hacia la vejiga, donde es almacenada. La parte más baja de la vejiga (el cuello de la
vejiga), está rodeado por un músculo (esfínter urinario) que permanece contraído, de modo
que cierra el conducto que transporta la orina hacia el exterior del cuerpo (la uretra); gracias
a la acción de este mecanismo muscular, la orina se mantiene en la vejiga hasta que está se
llena.
Cuando la vejiga está llena, esta envía unas señales a través de los nervios que van desde la
vejiga hasta la médula espinal, que posteriormente llegan el cerebro y la persona toma
conciencia de la necesidad de orinar. La persona que controla la micción puede entonces
decidir de forma consciente y voluntaria evacuar la orina de la vejiga por retenerla por un
tiempo. Cuando se toma la decisión de orinar, el músculo del esfínter se relaja y deja que la
orina fluya por la uretra, al mismo tiempo que los músculos de la vejiga se contraen para
expulsar la orina hacia el exterior. Los músculos de la pared abdominal y del suelo de la pelvis
también pueden contraerse para aumentar la presión sobre la vejiga.
Con la edad, se producen varios cambios que producen la capacidad de la persona para
controlar la micción. También disminuye la cantidad máxima de orina que la vejiga puede
retener (capacidad de la vejiga). Y, a causa de la edad, también disminuye la capacidad de la
persona para posponer la micción después de sentir la necesidad de orinar. La velocidad del
flujo de orina hacia fuera de la vejiga y por la uretra se vuelve más lenta. A cualquier edad se
producen contracciones esporádicas de la pared de la vejiga con independencia de la
necesidad u oportunidad apropiadas para orinar; estas contracciones suelen quedar
bloqueadas por los controles de la médula espinal normal y del cerebro en los primeros años,
pero el número de contracciones que no se bloquean aumenta con la edad. La cantidad de
orina que permanece en la vejiga después de terminar la micción (orina residual) también
aumenta con la edad. En las mujeres la uretra se corta y su revestimiento se hace más
delgado a medida que la concentración de estrógenos disminuye durante la menopausia;
estos cambios provocan la disminución de la capacidad del esfínter urinario para cerrarse
herméticamente. En los hombres, la próstata se agranda e impide a veces el flujo normal de
orina por la uretra, Aunque todas estas oraciones relacionadas con la edad aumentan las
probabilidades de incontinencia está por lo general sólo se manifiesta cuando existe otro
factor por ejemplo cuando la persona tiene un trastorno de salud. Muchos trastornos pueden
alterar y trastornar la capacidad de controlar la micción.

En 1975, W. Bradley, propuso la organización del reflejo de la micción en cuatro circuitos para
facilitar su comprensión, hoy están ampliamente difundidos y aceptados.
■ Circuito Nro. 1: Responsable del control voluntario de la micción.
■ Circuito Nro. 2: Responsable de la contracción coordinada y sostenida del detrusor.
■ Circuito Nro. 3: Mantiene automáticamente el sinergismo vesico esfinteriano estriado por
el cual, cuando la vejiga se contrae el esfínter estriado relaja y viceversa.
■ Circuito Nro. 4: Es responsable de la contracción y relajación voluntaria del esfínter estriado
uretral.
 La Micción normal es un Reflejo regulado por la voluntad. Este reflejo no es único, sino
que comprende a una sucesión de complejos reflejos (se han descripto más de 30) que
interactúan como reguladores para permitir que una micción se inicie, continúe y
finalice con perfecta sincronización.
 La Voluntariedad se manifiesta por la capacidad de “decidir” el momento oportuno
para ejecutar la micción, así como para evitar que esta ocurra. Este control voluntario
se ejerce por intermedio de los Circuitos Nro. 1 y 4.
Evolución de la micción normal desde el nacimiento hasta el adulto.
 Desde antes del nacimiento y hasta el año y medio de vida, la orina “fabricada” por los
riñones y transportada por los uréteres a la vejiga, llega en forma continua,
distendiendo las paredes de dicho órgano, siendo este el mecanismo por el cual se
estimula el reflejo de micción (Circuito Nro. 2). Alcanzado el volumen y con él la
intensidad necesaria (30 - 50 ml), se activa la neurona del Centro Ordenador de la
Micción y se descarga el estímulo de contracción del detrusor. El Circuito Nro. 3
garantiza en forma automática que con la contracción del detrusor se relaje el esfínter
estriado uretral, permitiendo el pasaje fácil de la orina por la uretra hacia el exterior.
 A partir del año y medio de vida, el niño comienza a percibir y relacionar el deseo
miccional con el lleno vesical y al identificarlo intentará controlar la micción inminente,
avisando a su madre mientras activa el Circuito Nro. 4, es decir contrayendo el esfínter
estriado de la uretra. No obstante, no conseguirá su objetivo de continencia ya que el
esfínter se fatiga pronto y la orina finalmente se escapará.
 Un mecanismo accesorio que se activa con la contracción del EE es la relajación del
detrusor. Esto sería posible por el circuito Nro. 4 y 3 inverso.
 Con la “maduración neurológica” más completa, que puede demorar hasta los 3 ó 4
años de edad, el niño será capaz de inhibir el reflejo de la micción en forma efectiva, o
sea por inhibición del Centro Ordenador de la Micción: Circuito Nro.1. evitándose así
la contracción vesical, y ejerciendo de este modo el verdadero mecanismo de
continencia.

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