Vous êtes sur la page 1sur 2

QUE DIFICIL ES SER ATEO PERO DIVERTIDO Y ANEGDÓTICO (PARTE TRES)

A los 12 años me convertí en rescatista, pero no solo yo, también mi hermano menor de 10
años, pero ¿cuál era la chamba?, ubicar a mi viejo a como dé lugar y traerlo a casa, y esa tarea
era todo los sábados era día de descanso de mi viejo que salía de sus trabajos de construcción
y creo bajaba del carro y se metía a la tienda más cercana, ya sabíamos dónde ubicarlo y casi
de memoria íbamos a una tienda en especial, claro como de costumbre ahí le ubicamos
hablando como loro y ha nosotros solo nos quedaba esperar y esperar hasta que hora
tomaría? No sabíamos por lo genera hasta cuando sus amigos se iban uno a uno y cuando ya
no le quedaba ninguna compañía por fin y se dejaba traer, lo bueno es que siempre veía
tranquilo aunque gritando y hablando yoyadas que por cierto no nos gustaba pero ¿que
podíamos hacer?, mi hermanito a un lado yo por el otro, veníamos con pasos torpes y
balanceándonos, el problema era al llegar a casa, mi vieja le esperaba como un pitbull a punto
de morder, y siempre empezaba la tercera guerra mundial, por salvar nuestras vidas nos
escapábamos lejos atrás de la casa y esperábamos que el “monstro” se durmiera, pero como
monstro si le trajimos todo un corderito santito, ah es que el alcohol transforma a cualquiera y
se rayan por cualquier cosa, al final esperábamos a que se durmiera para que todos
volviéramos a casa y meternos a nuestras camitas eso sí, sin hacer ningún ruido, lo más raro es
que al día siguiente pasado el licor, mi viejo se mostraba tranquilo y amable con una actitud
reconciliador como pidiendo disculpas, ah nosotros ya no ps no la pasamos paramos siempre
molestitos por ese feo detalle de cada sábado pero no podíamos hacer nada, el domingo a las
tres ya tenía que irse era un gran alivio para nosotros ah pero volvería otro sábado y de nuevo
la novela. Uno de esos sábados coincidió con un entierro, híjole eso sí que era algo fatal, eso
de las 5 mi vieja nos envió igual a ubicarlo y traerlo a casa, nosotros teníamos que cumplir con
nuestro deber sin miramientos ni murmuraciones y así fue; claro, le encontramos entre la
muchedumbre de gente borracha muchos otros sanos especialmente señoras, en una casa de
una familia del difunto, bueno la pasamos bien, había niños jugando, es más sirvieron alguna
cena, luego los mayores entre tragos y tragos empezaron a jugar un juego quizá muy divertido
pero algo tozco, creo se llamaba jucha, o tcrhunca se trataba de elegir ejércitos diferentes,
creo de mujeres y otro de barones, porque había una reyna, coronel, regidor no se que mas, y
el juego consistía creo en secuestrar a la reyna y la lucha empezaba por la defensa de la reyna
creo era asi, todo un laberinto de juego, una guerra de fuerzas y griteríos, risas, bullas yo me
estaba divirtiendo viendo ese juego, mi hermanito también. Eso de las 11 de la noche se acabó
todo y por fin mi viejo salió ah como siempre borracho pero también como siempre se dejó
llevar tranquilo, un camino algo brusco nos hizo llegar cerca a la plaza en donde hay casas y
casas, en una de esas una tremenda bulla, esa casa creo era de un familiar cercano por ahí
vivían mis primos, y la bulla, ah advertimos deben ser evangelios creo lo habían adecuado para
iglesia esa casa familiar y ahora les valia a unos hermanos para sus temerarias reuniones claro
ps por que cuando hacen sus reuniones a veces se exaltan tanto y gritan –“fuera satanás fuera
demonio, sangre de cristo, aleluya gloría a dios , aaaah santo dios santo santo dios, hoooooo
aaaaahh”- gritaban y gritaban era algo diabólico e infernal y la bulla era mas mas según nos
acercábamos, nosotros teníamos que pasar frente a la puerta del manicomio ese, digo de la
casa de aquellos evangelios reunidos ahí, creo se trataba de un culto que ellos lo llamamaban
vigilia en donde convocan muchos locos, jaja digo gente, de repente mi viejo que venía
hablando todo lo que le ocurre a un borrachazo pero algo tranquilo, de repente paro las
orejas, ah este ya se percató del culto, yo temía de lo que haría, pensé que de seguro a la
puerta seguro va insultar va gritar ha hacer un show; mi viejo de repente pregunto - que es
eso?-, nada debe ser culto le dije, ya estuvimos frente a la puerta de la iglesia, y ahora mi viejo
tomo dirección hacia el culto, huaa, nosotros gritamos -papa no entre no- mientras nos
colgamos de sus brazos y tiramos con fuerza, claro como podíamos detener a un tipo de 90
kilos unos niños de 10 y doce años, se fue nos dejó ahí en la calle asustados, pensando que
haría adentro, que tremenda vergüenza cometería, imagínate pues mucha gente de rodillas
orando y pidiendo fuera satanás, fuera demonio y se les aparece el demonio en persona p,m ,
estuvimos afuera asustados y lamentándonos, esperando el fatal desenlace que por cierto
tendría feas consecuencias, mientras nos mortificamos de no tener la fuerza como haber
podido detener a mi padre, de repente en menos de 5 minutos se apareció de milagro a fuera
arrastras pero ¿quien le traía? un joven alto lo reconocimos, era mi hermano mayor de unos
18 años, lo jalaba con furia de los brazos con una bronca y sabíamos porque, le habría hecho
pasar quizá la peor vergüenza de su vida, ¿pero que hacia un joven ahí en la iglesia?, ah esas
reuniones atraen jóvenes ps por el mismo hecho de ser un acto social, bueno, mi viejo ya
afuera retomo fuerzas y quiso safarse del joven y era una brutal competencia de fuerzas que
duro como 2 horas nadie quería dar tregua, pero creo ganaba el joven porque en dos horas
habíamos avanzado 10 metros hacia mi casa que estaba a 5 cuadras, nosotros nos pasamos
llorando y llorando, no hemos ayudado ni a uno ni a otro, creo teníamos miedo que mi papa
reaccionara y se sintiese apabullado otro creo nuestras fuerzas no servían para nada solo
rogábamos que tome conciencia a mi viejo, que le insultaba de todo y lo que mas habla era
decir -¡suéltame, suéltame! el joven no le golpeo aunque quizá quisiera pero era su padre, al
final mi viejo se canso y por fin a las 2 de la mañana casi a las 3 llegamos a casa

Vous aimerez peut-être aussi