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El cariño por uno mismo, el respeto por tu propia persona y la convicción de tu dignidad como hijo de Dios pueden ser los
cimientos para ser mejor.
Por Sheila Morataya-Fleishman
¿Porqué
algunas mujeres seremos incapaces de conducir la propia vida? ¿Porqué
hay mujeres que siendo capaces en el campo profesional, se sienten abandonadas
en la vida sentimental o familiar? Y, ¿por qué a pesar de vivir
una filiación divina no son capaces de tener un diálogo abierto
con su pareja para expresar aquello que las hace sentirse incómodas?
Y, ¿ qué decir de aquellas que aspiran a un mejor empleo pero
no tienen la valentía de ir por el?¿Cuál es ese pilar dentro
de nuestra educación para la vida que necesitamos re-descubrir o simplemente
reforzar?
La auto-estima
como parte de la educación humana sobre todo en la mujer en estos tiempos
de competencia, atención extrema a la juventud, la belleza y conquista
de una carrera profesional muchas veces esta ausente, y nos encontraremos a
partir de la adolescencia con una joven mujer que se enfrentará a la
vida con un puñado de inseguridades, con dudas fuertes acerca de sus
propias capacidades y poco consciente de su individualidad e irrepetibilidad
como un don de Dios. ¿La lleva la ignorancia de este pilar del desarrollo
humano, o sea la auto-estima a la necesidad de ser conducida o a limitarse ella
misma?
Inteligencia, Corazón
y Voluntad
Según la
gran filósofa Edith Stein, es necesario la formación de las diversas
fuerzas del organismo humano de tal modo que cuerpo y alma vivan en armonía
y no se produzca un desarrollo unilateral en contra de la otra parte. No se
deben olvidar las más altas potencias y dones: razón, corazón,
y voluntad tienen que ser consideradas de tal modo que la razón sea la
luz que indique el camino a las otras, afirma. La propia individualidad es descubierta
a través de la luz de mi propia inteligencia(esta soy yo y no otra; mi
nombre es mío, mi historia es única e irrepetible como lo soy
yo, y mi paso por el mundo tiene un sentido único para mí misma);
mi inteligencia en primer lugar deberá estar orientada a Dios para desde
El poder aceptarme y amarme como tal a nivel físico, psicológico
y espiritual (Dios y su amor hacia mí será la raíz y final
de mi auto-estima, por lo tanto será un amor humilde y recto) y con mi
voluntad fortalecida por el Espíritu Divino, aprenderé a tener
una relación sana conmigo misma y me sentiré capaz de realizar
todas aquellas cosas a las cuales como mujer, ama de casa o profesional aspiro.
La auto-estima vista así ,forma parte de nuestra educación humana
siempre partiendo desde el principio de ser Hija de Dios. Nuestra seguridad
viene de Él y nuestro valor (dignidad)descansa en Él.
En estos tiempos
en que la mujer de finales de siglo ha sido destacada de una forma que para
nada le ayuda a descubrir su esencia y acudir al llamado divino de humanizar
la sociedad se hace necesario la educación en la necesidad que tiene
el hombre humanamente de ser educado en el soporte de este principio de la auto-estima.
Sin embargo, notamos contradicción entre el desarrollo de nuestra auto-estima
humana y la urgencia que se nos hace desde la Iglesia a ser más entregadas,
más sacrificadas, más serviciales, más olvidadas de nosotras
mismas y nuestras necesidades.¿Cómo se logra hacer compatibles
auto-estima y el olvido de sí misma?
Puedo concluir
diciéndote que es importante fortalecer nuestra auto-estima o interiorizarla
en nuestros hijos desde que son muy pequeños ya que debido a la alta
cantidad de modelos falsos que tenemos muchas veces nos vemos confundidas y
ponemos nuestro valor como personas simplemente en cosas y no en la vivencia
de sentirse poseedora del más grande de todos los privilegios. Somos
Hijas de Dios y es el conocimiento de este echo el que nos debe motivar y guiar
a conocer lo que somos, aceptar las capacidades y dones que tenemos para dar
a los demás y ser depósitos de una alegría sobrenatural
que no puede venir dada por posesiones materiales, belleza o éxitos profesionales.
Una alegría que viene únicamente de vivirse y amarse como una
mujer original, e irrepetible cuya alma esta echa para la eternidad y que conoce
que los conflictos, sufrimientos y pesares forman parte de ese viaje único
e irrepetible que le permitirá llegar a ella.
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