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244 Economía.

Teoría Y Política
Precios que están dispuestos a pagar los consumidores, de modo que la función de demanda de
un bien público es la suma vertical de las demandas individuales.
El bien público será producido en la cantidad apropiada cuando el precio
correspondiente sea igual a la suma de las cantidades que los distintos individuos
están dispuestos a pagar por una unidad adicional del bien.
Esta condición de eficiencia tiene su origen en el hecho de que el consumo de un individuo no
compite con el de otros, esto es, todos los individuos se benefician simultáneamente de cada una
de las unidades del bien público. La interpretación grafica de esta condición se recoge en la figura
12.2 donde se supone una oferta horizontal. Como puede observarse, contrasta totalmente con el
caso de un bien privado, para el cual la valoración marginal de cada individuo se iguala al precio
del bien.
En términos gráficos, el precio y la cantidad óptima o eficiente del bien público habrán de
determinarse de acuerdo con una curva de demanda del mercado obtenida mediante suma
vertical de las demandas individuales, de forma que el precio del bien será igual a la suma de los
precios que están dispuestos a pagar los distintos consumidores (Figura 12.2). Es ahí donde radica
el problema, es decir, en la dificultad de disponer de unos precios personalizados que, además,
correspondan con las verdaderas preferencias de los individuos. Es obvio que, dada las
características de este tipo de bienes y suponiendo que utilizásemos el método indirecto de
encuestar a los consumidores potenciales, estos tenderían a infravalorar o a sobrevalorar sus
preferencias en relación con el consumo del bien, dependiendo de la forma que ellos crean que
será adoptada para costear su producción.
A este respecto, se argumenta que la provision de bienes públicos deberá financiarse siempre
mediante impuestos destinados específicamente a tal fin, que recaigan a su vez sobre los propios
usuarios del bien o servicio, de forma que estos estarán interesados en revelar sus verdaderas
preferencias. Aparte de los problemas de solidaridad y equidad que puede plantear este
procedimiento, en el fondo, el problema de la ineficiencia no desaparecerá, a menos que el
esquema impositivo este personalizado de forma que cada persona pague con arreglo a su
valoración del bien. Como es obvio, un sistema impositivo de este tipo resulta difícilmente
realizable, dados los elevados costes de aplicación.

Falta grafica
EL EQUILIBRIO COMPETITIVO Y LOS FALLOS DEL MERCADO 245

12.5. CORRECCIÓN DE LOS FALLOS DEL MERCADO


Los fallos del mercado pueden considerarse como deviaciones aisladas respecto de las
situaciones eficientes, cuya corrección y el coste que ello conlleva compensa sobradamente las
ventajas de mantener en funcionamiento el mecanismo de precios. Las propuestas sobre su
corrección varían de acuerdo con el tipo específico de fallo a que nos estamos refiriendo, si bien
casi todas ellas tienen en común una participación más o menos activa del Estado.
Lucha contra los monopolios
Por lo que al monopolio y a todas aquellas situaciones del control de mercados se refiere, cabe
señalar (véanse Capitulo 10 y Nota complementaria 12.3) que en la práctica totalidad de los países
se ha promulgado leyes antimonopolio y de defensa de la competencia. Estas leyes persiguen
evitar situaciones en las que el control del mercado se ejerce por un grupo reducido de empresas
formado mediante un proceso previo de concentración.
En coherencia con lo señalado, los únicos monopolios reconocidos son de propiedad pública, en
los que se supone que no se aplica el criterio de ingreso marginal igual al coste marginal, que
como sabemos es la razón por la que este tipo de mercado en manos privadas conlleva a una
situación ineficiente. Sin embargo, la mera existencia de dichas leyes o regulaciones (como es el
caso de España) no asegura su efectividad, sino que es precisa una aplicación estricta de las
mismas, cosa que ocurre en raras ocasiones.
Las externalidades y la intervención pública: la regulación de la contaminación
La corrección de los efectos externos se refiere generalmente a aquellos que tienen un carácter
negativo o dañino, siendo la contaminación ambiental el ejemplo concreto que más se utiliza.
Detectada la causa que origina los efectos externos, parece lógico pensar que una forma de
eliminarlos seria llevando a cabo una definición clara de los derechos de propiedad (véanse notas
complementarias 12.2 y 12.7), de forma que el mercado correspondiente se encargara del
intercambio de dichos derechos. Esta posibilidad sería de difícil aplicación práctica, dadas las
dificultades que plantea la negociación directa entre las partes implicadas.
Teniendo en cuenta estas limitaciones, cabe esperar que la intervención del Estado pueda mejorar
el funcionamiento de la economía en presencia de externalidades. Así, ante el caso de una
empresa contaminante, el Estado puede intervenir. En este sentido se plantean cuatro
posibilidades:
Prohibicion total de las actividades contaminantes.
Establecimiento de umbrales máximos.
Fijacion de impuestos unitarios.
Establecimiento de licencias de contaminación.

Prohibición total de las actividades contaminantes


Una actuación extrema seria la prohibición total de la actividad que genera el efecto externo. Este
tipo de actuación, que puede considerarse la de menor coste de aplicación, genera a su vez una
nueva ineficiencia, puesto que desde el punto de vista económico no puede afirmarse a priori que
un nivel nulo de efecto externo sea la situación más ventajosa para ambas partes.
Establecimiento de umbrales máximos
Un procedimiento menos radical que el racionamiento total del nivel del efecto externo seria el
establecimiento de umbrales máximos permitidos . En esencia, esta política consiste en que una
agencia estatal establece, sobre distintos aspectos relacionados con el medio ambiente, tales
como contaminación atmosférica y contaminación del agua, umbrales de calidad medio-ambiental
y fija sanciones sobre los agentes que sobrepasan los umbrales fijados. El elevado coste de
obtener la información que permita determinar dichos umbrales con arreglo a criterios de
eficiencia, y personalizarlos para cada uno de los agentes causantes, dificulta la aplicación de
este procedimiento, si bien es el que se utiliza con más frecuencia en el mundo real.
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NOTA COMPLEMENTARIA 12.7
La eliminación de la contaminación

La discusión en torno a los distintos tipos de efectos externos negativos y a las posibilidades que
para su eliminación abre la negociación entre las partes queda patente en el siguiente párrafo
tomado del famoso articulo <El problema del coste social> de R. H. Coase, publicado en The Journal
of Law and Economics, vol III, octubre 1960, en el que se discute un caso real planteado ante un
tribunal de justicia de los Estados Unidos:
<Consideremos primeramente el caso Sturges versus Bridgman… En este caso, un repostero
(sito en la calle Wigmore) utilizaba dos morteros en el ejercicio de su actividad… Vino entonces
un médico a instalarse en un edificio vecino (en la calle Wimpole). La maquinaria del repostero no
le causó ningún perjuicio hasta que, ocho años después de ocupar el edificio, construyo un salón
de consulta al final de su jardín, que colindaba pared con pared con la cocina del repostero. Fue
entonces cuando vio que el ruido y las vibraciones ocasionadas por la maquinaria del repostero
le dificultaban la utilización de su nuevo consultorio… El doctor, por tanto, inició una acción legal
para obligar al repostero a no utilizar su maquinaria…
La decisión del tribunal estableció que el doctor tenia derecho a impedir que el repostero utilizara
su maquinaria. Sin embargo…, hubiera sido posible modificar los previsibles acuerdos legales
mediante un convenio entre ambas partes.
El doctor hubiera estado dispuesto a renunciar a su derecho y permitir el funcionamiento de la
maquinaria si el repostero le hubiera pagado una cantidad de dinero que fuera superior a la
perdida de ingresos que le ocasionaría el irse a un lugar mas costoso o menos conveniente o el
no ejercer su actividad en tal lugar o, lo que se sugirió como posibilidad, el construir un nuevo
muro que impidiese el ruido y la vibración.
Por otra parte, el repostero hubiera estado dispuesto a hacer esto si la cantidad que hubiera
tenido que pagar al doctor fuera menor que la perdida de ingresos que tendría, caso de tener que
modificar sus actividades o llevar su negocio a algún otro sitio.
En esencia, la solución del problema depende de si el continuar utilizando su maquinaria añade
mas ingresos al repostero que la que deduce de los ingresos del doctor.>
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La figura adjunta permite poner de relieve las distintas consecuencias que se derivan según que
tenga lugar o no la negociación entre las partes.
La línea creciente vendría a representar el hecho de que el medico soporta un coste marginal
creciente, conforme mayor es el nivel de ruido, R. Por el contrario, la línea decreciente muestra
el beneficio marginal al que tendría que renunciar el repostero si se ve forzado a tener que
aminorar el ruido generado por su maquinaria.
En términos del caso descrito, la decisión del juez de conferir el derecho al medico supone impedir
cualquier tipo de ruido, aun cuando el repostero estaría dispuesto a pagar la cantidad OA. Si
resultase posible la negociación, el nivel <optimo de ruido> sería R*, ya que el medico se veria
compensado por la <la ultima> unidad de ruido en la cuantía requerida. Un nivel de ruido menor
que R* supondría que el medico estaría perdiendo oportunidades de situarse en una mejor
posición, mientras que lo contrario sucedería por encima de R*.

Fijación de impuestos unitarios


Una medida alternativa a la restricción en la cantidad del efecto externo es el establecimiento de
un impuesto unitario por residuo emitido (o un subsidio en el caso de un efecto externo positivo)
igual al daño marginal correspondiente al nivel óptimo (eficiente) de efecto externo, que obligaría
a los agentes causantes del mismo a su internalización. En este caso, los agentes responsables
del efecto externo se verán obligados a tener presente el impuesto (o la subvención) en la toma
de decisiones sobre la producción o consumo.
Debe señalarse que, si bien este tipo de medida de corrección es susceptible de ser aplicado
siguiendo un proceso de prueba y error, que liberaría al Estado de disponer de una información
exhaustiva sobre los daños y beneficios marginales del efecto externo, presenta, sin embargo, el
inconveniente de su costosa gestión en lo referente al establecimiento y recolección de los
impuestos. Además, el objetivo perseguido no se habrá alcanzado en su totalidad si finalmente los
perjudicados o dañados no reciben la compensación correspondiente a los perjuicios sufridos.
Establecimiento de licencias de contaminación*
Otra alternativa para combatir la contaminación consiste en el establecimiento de licencias de
contaminación por cada agente contaminador. Estas se establecen a partir de un estudio que
determina el nivel óptimo de emisión total. Los agentes productores que detentan las licencias
tienen el derecho a verter la cantidad de residuos especificada en la licencia durante el periodo
considerado. Entre las empresas contaminantes pueden tener lugar intercambios de licencias,
de forma que aquellas que adquieran las licencias serán las empresas contaminantes.
(*) La autorización de emisión de derechos de contaminación y su negociación en bolsa solo es posible si existen estándares o impuestos
y las empresas son eficientes contaminando y les <sobra> capacidad de contaminar que es la que pueden vender.
RESUMEN
Una asignación es un óptimo de Pareto si no existe otra que permita mejorar la posición
de un individuo sin que los otros se vean perjudicados. El equilibrio competitivo
conseguido mediante el sistema de precios permite alcanzar un óptimo de Pareto. Por
consiguiente, la regla 𝑃 = 𝐶𝑀𝑎 muestra una situación que no desea ser alterada ni
por los consumidores ni por las empresas.
Para que el sistema de precios asegure la consecución de un resultado eficiente, se
requiere que se satisfagan ciertas condiciones, entre las que cabe destacar; la ausencia
de incertidumbre, mercados para todos los bienes, derechos de propiedad claramente
definidos, ausencia de poder de influencia sobre el mercado e inexistencia de efectos
externos.
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Cuando se aisla alguno de estos supuestos decimos que existen fallos del mercado esto
es, que el equilibrio competitivo genera una asignación de los recursos no óptima.
Una asignación ineficiente persistirá por alguna de las razones siguientes:
a) Porque los agentes no tengan suficiente control sobre las mercancías como para
efectuar intercambios ventajosos o actividades de producción que rindan beneficio.
b) Porque no dispongan de suficiente información para alcanzar tales oportunidades.
c) Cuando las partes individuales en un intercambio no pueden ponerse de acuerdo en cómo
distribuirse las ganancias de su intercambio mutuamente provechoso.
Los fallos del mercado se refieren a situaciones concretas en las que están presentes
todas o algunas de las causas de ineficiencia ya mencionadas. Dichas situaciones son
consecuencia de: presencia de monopolio, interdependencia de los agentes económicos
con externa al mecanismo de mercado, bienes públicos y recursos de acceso común.
Existe una externalidad cuando algunas de las variables que afectan a la utilidad o al
beneficio de quien toma las decisiones se encuentra bajo el control de otro sujeto decisor.
En un sistema de economía de mercado, donde las relaciones se analizan a través de los
precios, no hay razón para que los agentes que actúan en su propio interés incluyan en
sus objetivos los efectos que sus acciones ocasionan sobre otros agentes.
Las externalidades persisten por la insuficiencia o la inexistencia de mercados
relevantes, debido a la ausencia de derechos de exclusión bien definidos. En algunas
situaciones de externalidad puede darse un fallo del mercado a la hora de acordar el
reparto de las ganancias derivadas del paso a una asignación más eficiente.
Por el bien público se entiende aquel que su consumo por parte de un individuo no reduce
la cantidad disponible para otro individuo. En los bienes públicos el fallo de mercado se
debe a varias razones.
1) A que no son excluibles en absoluto o lo son a un coste muy alto.
2) A que el coste de oportunidad de una unidad vendida a un consumidor cualquiera, cuando
el nivel de producción esta dado, es cero. Cuando un consumidor se da cuenta de que el
coste marginal de su propio consumo es nulo, puede ofrecer un precio muy bajo al
productor por el derecho a consumir su producto.
CONCEPTOS BÁSICOS
Equilibrio parcial y equilibrio general o competitivo.
Óptimo de Pareto.
Derechos de propiedad.
Fallos de mercado.
Exclusión imperfecta.
Intransferibilidad.
Costes de información.
Efectos eternos y externalidades.
Bienes públicos.
Recursos de propiedad común.
Derechos de exclusión.
Bienes no rivales.

ANDREA SÁNCHEZ

CI: 26971300

SECCIÓN 02 TEORÍA ECONÓMICA

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