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EDICIONES MORATA, S. L.
Tema: Bilingüismo
El desafío del bilingüismo
Crecer y vivir hablando varios idiomas
Por
Barbara ABDELILAH-BAUER
Profesores de Sociología
Universidad Complutense de Madrid
Traducción de
Pablo Manzano Bernárdez
Obras en coedición con el Ministerio de Educación
11.NZimmermann, D.: Observación y comunicación no verbal en la escuela infantil (3a ed.).
12.NOléron, P.: El niño: su saber y su saber hacer (2a ed.).
13.NLoughlin, C. y Suina, J.: El ambiente de aprendizaje: diseño y organización (5a ed.).
14.NBrowne, N. y France, P.: Hacia una educación infantil no sexista (2a ed.).
15.NSelmi, L. y Turrini, A.: La escuela infantil a los tres años (4a ed.).
16.NSelmi, L. y Turrini, A: La escuela infantil a los cuatro años (3a ed.).
17.NSaunders, R. y Bingham-Newman, A. M.: Perspectivas piagetianas en la educación infantil (2a ed.).
18.NDriver, R., Guesne, E. y Tiberghien, A.: Ideas científicas en la infancia y la adolescencia (4a ed.).
19.NHarlen, W.: Enseñanza y aprendizaje de las ciencias (6a ed.).
10.NSelmi, L. y Turrini, A.: La escuela infantil a los cinco años (3a ed.).
11.NBale, J.: Didáctica de la geografía en la escuela primaria (3a ed.).
12.NTann, C. S.: Diseño y desarrollo de unidades didácticas en la escuela primaria (3a ed.).
13.NWillis, A. y Ricciuti, H.: Orientaciones para la escuela infantil de 0 a 2 años (3a ed.).
14.NOrton, A.: Didáctica de las matemáticas (4a ed.).s
15.NPimm, D.: El lenguaje matemático en el aula (3a ed.).
16.NMoyles, J. R.: El juego en la educación infantil y primaria (2a ed.).
17.NArnold, P. J.: Educación física, movimiento y curriculum (3a ed.).
18.NGraves, D. H.: Didáctica de la escritura (3a ed.).
19.NEgan, K.: La comprensión de la realidad en la educación infantil y primaria.
20.NHargreaves, D. J.: Infancia y educación artística (3a ed.).
21.NLancaster, J.: Las artes en la educación primaria (3a ed.).
22.NBazalgette, C.: Los medios audiovisuales en la educación primaria.
23.NNewman, D., Griffin, P. y Cole, M.: La zona de construcción del conocimiento (3a ed.).
24.NSwanwick, K.: Música, pensamiento y educación (3a ed.).
25.NWass, S.: Salidas escolares y trabajo de campo en la educación primaria.
26.NCairney, T. H.: Enseñanza de la comprensión lectora (5a ed.).
27.NNobile, A.: Literatura infantil y juvenil (3a ed.).
28.NPluckrose, H.: Enseñanza y aprendizaje de la historia (4a ed.).
29.NHicks, D.: Educación para la paz (2a ed.).
30.NEgan, K.: Fantasía e imaginación: su poder en la enseñanza (3a ed.).
31.NEscuelas infantiles de Reggio Emilia: La inteligencia se construye usándola (4a ed.).
32.NSecada, W. G., Fennema, E. y Adajian, L. B.: Equidad y enseñanza de las matemáticas: nuevas
tendencias.
33.NCrook, Ch.: Ordenadores y aprendizaje colaborativo.
34.NGardner, H., Feldman, D. H. y Krechevsky, M. (Comps.): El Proyecto Spectrum. Tomo I: Construir
sobre las capacidades infantiles.
35.NGardner, H., Feldman, D. H. y Krechevsky, M. (Comps.): El Proyecto Spectrum. Tomo II: Activi-
dades de aprendizaje en la educación infantil.
36.NGardner, H., Feldman, D. H. y Krechevsky, M. (Comps.): El Proyecto Spectrum. Tomo III: Manual
de evaluación para la educación infantil (2a ed.).
37.NCooper, H.: Didáctica de la historia en la educación infantil y primaria.
38.NCummins, J.: Lenguaje, poder y pedagogía.
39.NHaydon, G.: Enseñar valores. Un nuevo enfoque.
40.NGross, J.: Necesidades educativas especiales en educación primaria.
41.NBeane, J. A.: La integración del currículum (2a ed.).
42.NDefrance, B.: Disciplina en la escuela.
43.NSiraj-Blatchford, J. (Comp.): Nuevas tecnologías para la educación infantil y primaria.
44.NPeacock, A.: Alfabetización ecológica en educación primaria.
45.NAbdelilah-Bauer, B.: El desafío del bilingüismo (2a ed.).
46.NHargreaves, A. y Fink, D.: El liderazgo sostenible.
47.NLankshear, C. y Knobel, M.: Nuevos alfabetismos. Su práctica cotidiana y el aprendizaje en el aula
(2a ed.).
48.NArnot, M.: Coeducando para una ciudadanía en igualdad.
49.NJarman, R. y McClune, B.: El desarrollo del alfabetismo científico.
50.NStobart, G.: Tiempos de pruebas. Los usos y abusos de la evaluación.
Segunda edición
EDICIONES MORATA, S. L.
Título original de la obra:
LE DÉFI DES ENFANTS BILINGUES
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Coeditan:
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Secretaría de Estado de Educación y Formación Profesional
Instituto de Formación del Profesorado, Investigación e Innovación Educativa
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Catálogo general de publicaciones oficiales: 060.es
EDICIONES MORATA, S. L.
Mejía Lequerica, 12. 28004 Madrid
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ISBN: 978-84-7112-523-1
NIPO: 651-07-313-0
Contenido
Págs.
INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 11
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Contenido 9
¿Podemos ayudar al niño a que desarrolle sus dos lenguas?, 54.—La “admi-
nistración” que hace el niño de las dos lenguas, 56.—¿Construcción o con-
fusión?, 56.—¿Cómo organiza el niño sus lenguas?, 58.—La adaptación de
la palabra, 59.—La diferenciación en función de las personas, 60.—La alter-
nancia de los códigos, 62.—¿Qué hacer ante la mezcla de las lenguas?, 63.
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Título capítulo 10
CAPÍTULO VII
Sobre la autora
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Título capítulo 11
CAPÍTULO VII
Introducción
*nEl sistema educativo francés presenta algunas peculiaridades con respecto al español, en
cuanto a la organización de los distintos niveles educativos no universitarios. Dado que a lo largo
del libro se mencionan distintos niveles y cursos del sistema francés, quizá convenga tener pre-
sente esa organización. La educación infantil, la primaria y la secundaria se estructuran del siguien-
te modo: école maternelle, que abarca las secciones petite (“pequeña”), moyenne (“media”) y gran-
de (“superior”) y el CP (course préparatoire o “curso preparatorio”); la école élémentaire o “escuela
primaria”, está distribuida en los siguientes cursos: cours élémentaire 1 y 2 (CE1 y CE2), cours
moyen 1 y 2 (CM1 y CM2); a su vez, la maternal y la primaria se distribuyen en “ciclos”: Cycle 1,
d’apprentissages premiers (“ciclo de los primeros aprendizajes”, que engloba las secciones petite y
moyenne de maternal); Cycle 2, des apprentissages fondamentaux (“ciclo de los aprendizajes fun-
damentales”, que abarca la grande section y el CP de maternal y el CE1 de la primaria), y Cycle 3,
des approfondissements (“ciclo de profundización”, en el que se integran el CE2, el CM1 y el CM2).
Tras la primaria, comienza la secundaria obligatoria, el collège, que engloba los cursos: sixième o
6e (“sexto”, que constituye el cycle d’adaptation, de adaptación a la secundaria); cinquième o 5e
(“quinto”) y quatrième o 4e (“cuarto”) que constituyen el cycle central), y el troisième o 3e (“tercero”),
que es el cycle d’orientation, pensado para ayudar a definir el futuro académico de los alumnos, al
finalizar la escolarización obligatoria. Tras el collège, viene el nivel de lycée, en el que se produce
la especialización, según las perspectivas académicas o laborales futuras de los alumnos: lycée
d’enseignement général et technologique (“liceo de enseñanza general y tecnológica”), lycée pro-
fessionnel (“liceo profesional”) o los lycées des métiers (“liceos de oficios”). (N. del T.)
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12 El desafío del bilingüismo
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Introducción 13
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Título capítulo 15
CAPÍTULO PRIMERO
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16 El desafío del bilingüismo
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Los mecanismos del lenguaje 17
El primer léxico
Está bien establecido que la comprensión precede varios meses a la pro-
ducción. Sabemos que los niños dan muestras de comprensión hacia los 8 ó
10 meses, es decir, de cuatro a cinco meses antes de la producción de la pri-
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18 El desafío del bilingüismo
5nD. BASSANO (2000): “La constitution du lexique: le développement lexical précoce”, en:
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Los mecanismos del lenguaje 19
El desarrollo de la gramática
Con la aparición, hacia los 2 años, de expresiones de dos palabras, co-
mienza el estadio sintáctico, en donde el niño va a adquirir la sintaxis, es decir
las reglas por las que se combinan las palabras en frases. Partiendo de un
estilo telegráfico, el niño evolucionará con rapidez hacia la construcción
de frases complejas.
Desde hace mucho tiempo, se pensaba que el niño aprendía su lengua
materna por imitación, que trataba de reproducir lo que dice el adulto. Sin
embargo, como afirman ciertos lingüistas, los niños sólo escuchan algunas
frases correctamente formuladas. En general, el lenguaje hablado está cons-
tituido a base de repeticiones, interrupciones, frases incompletas. A pesar de
ello, los niños aprenden correctamente la gramática de su lengua materna.
En consecuencia, deben de ser capaces de extraer las reglas de la lengua a
la que están expuestos mediante el análisis de la regularidad de las estructu-
ras que oyen, de crear nuevas frases y de comprender otras que nunca escu-
charon antes. Los “errores” que cometen todos los niños en este estadio son
una demostración de su creatividad lingüística. No se trata de errores propia-
mente dichos, sino de formas gramaticales creadas por él. Por así decir, cons-
truye su propia gramática que adaptará conforme a la de los adultos. Cada
etapa de desarrollo lingüístico se caracteriza por errores específicos, regula-
res e idénticos en todos los niños.
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20 El desafío del bilingüismo
*n“Il a buvé”, en vez de “il a bu”: “él ha bebido”; “il a mangé”: “el ha comido”. El fenómeno
es bien conocido: “dizo”, en vez de “digo”, o “teno”, en vez de “tengo”. (N. del T.)
18nN. CHOMSKY (1968): Language and Mind. Nueva York: Harcourt Brace Jovanovich.
19nJ. S. BRUNER (1974): Going Beyond the Information Given. Nueva York: Norton.
10nS. CURTISS (1977): Genie: A Psycholinguistic Study of a Modern-day “Wild Child”. Nueva
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Los mecanismos del lenguaje 21
parents”, en: VON RAFFLER-ENGEL e Y. LEBRUN (eds.): Baby Talk and Infant Speech. Ámsterdam:
Swets and Zeitlinger.
12nN. SCHIFF-MYERS (1988): “Hearing children of deaf parents”, en: D. BISHOP y K. MOGFORD
la comprensión y el razonamiento.
*n“Haz pipí encima de la caca”. (N. del T.)
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22 El desafío del bilingüismo
op. cit.
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Los mecanismos del lenguaje 23
UN EXCESO DE ESTIMULACIÓN
“Siempre he hablado mucho con mi hijo. Cuando era un bebé, le explicaba lo
que estaba haciendo en la cocina; cuando recibía el correo, le leía las cartas; si
íbamos en coche, comentaba lo que veía en la calle antes de que él pudiese
16nA. ANNING y A. EDWARDS (1999): Promoting children’s learning from birth to five. De-
veloping the new early years professional. Buckingham: Open University Press.
17nA. NINIO y J. S. BRUNER (1978): “The achievement and antecedents of labelling”, Journal
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24 El desafío del bilingüismo
observar gran cosa desde su asiento de bebé. Sin embargo, ¡no empezó a hablar
muy pronto! Ahora, a los 2 años y medio, hace frases de dos palabras, pero pro-
nuncia muy mal y sólo lo entiendo yo”i19.
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Los mecanismos del lenguaje 25
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26 El desafío del bilingüismo
TRANSMITIR EL BILINGUISMO
“Me hubiera gustado mucho poder transmitir mi bilingüismo a mis hijos, pero,
al final, ha resultado ser un inconveniente… Lo he intentado, pero no he podido
perseverar. A mi parecer, el bilingüismo de ‘segunda generación’, como yo lo lla-
mo, es más difícil de transmitir que una antigua lengua materna única en la que
hablemos a nuestro hijo…i22”
22nLos testimonios de esta obra, en recuadros y en el texto, salvo las excepciones que se
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Los mecanismos del lenguaje 27
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lengua que tenga menos prestigio que el inglés). Al no tratarse de una lengua
internacional (según los criterios que acabamos de ver), en Francia el cono-
cimiento del checo se considera a veces como un saber superfluo, que no
aporta ningún valor añadido al mercado de trabajo. ¡Incluso hay quienes con-
sideran que el conocimiento de una lengua “menor” —así categoriza Edu-
cación nacional las lenguas vivas distintas del inglés, el alemán y el español—
es un inconveniente para el aprendizaje del francés!
El estatus de una lengua y las actitudes frente al bilingüismo son factores
macrosociológicos que condicionan también el desarrollo del bilingüismo.
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Título capítulo 29
CAPÍTULO II
Hacerse bilingüe
Funcionamiento y consecuencias
1nJ.
LEFEVRE: http://www.tlfq.ulaval.ca/axl/Langues/1div_recens.htm.
2nCitado en: C. BAKER (2001): Foundations of Bilingual Education and Bilingualism. Cleve-
don: Multilingual Matters.
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30 El desafío del bilingüismo
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Hacerse bilingüe 31
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32 El desafío del bilingüismo
5nE. HARGING y Ph. RILEY (1999): The Bilingual Family. Cambridge: Cambridge University
Press.
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34 El desafío del bilingüismo
18nC.BAKER (op. cit.): Foundations of Bilingual Education and Bilingualism, pág. 137.
19nB.T. BOWMAN, M. S. DONOVAN y M. S. BURNS (eds.) (2000): Eager to Learn: Educating
Our Preschoolers. Washington, D.C.: Committee on Early Childhood Pedagogy, National Re-
search Council.
10nJ. RONJAT (1913): Le développement du langage observé chez un enfant bilingue. París:
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Hacerse bilingüe 35
11nCitado por: J.-F. HAMERS y M. BLANC (1984): Bilinguisme et bilingualité. Bruselas: Mar-
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36 El desafío del bilingüismo
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Hacerse bilingüe 37
Los niños bilingües tienen también lo que Colin BAKER llama “sensibilidad
comunicativa incrementada”i14. En una situación de comunicación, el bilingüe
tiene, por así decir, unas “antenas” suplementarias que le indican en qué idio-
ma debe hablar con tal persona y en qué momento puede cambiar de lengua.
Esta sensibilidad incrementada en la situación de interacción se manifiesta
por la gran atención prestada a las necesidades del interlocutor, con una per-
cepción más fina de los indicios verbales y no verbales de una comunicación.
14nIbíd.,
pág. 153.
15nR.BLEY-VROMAN (1989): “What is the logical problem of foreign language learning?”, en:
S. M. GASS y J. SCHACHTER (eds.): Linguistic Perspectives on Second Language Acquisition.
Nueva York: Cambridge University Press, págs. 41-68.
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38 El desafío del bilingüismo
Wiley.
*nTraducción castellana: Fundamentos biológicos del lenguaje. Madrid: Alianza, 1985
(agotado). (N. del T.)
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Hacerse bilingüe 39
18nE. BIALYSTOK y K. HAKUTA (2003): “Critical Evidence: A Test of the Critical Period Hypo-
thesis for Second Language Acquisition”, Psychological Science, 14 (1), págs. 31-38.
19nE. NIEWPORT (1990): “Maturational constraints on language learning”, Cognition, 14,
págs. 11-29.
20nN. FRACIS (1999): “Maturational constraints in language one and language two: A second
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40 El desafío del bilingüismo
Un estudio más recientei21 va aún más lejos. Gracias a las imágenes por
resonancia magnética funcional (IRMf), se ha constatado que la fijación de los
circuitos neuronales con respecto a una determinada lengua (la materna) es
reversible hasta los 8 años. Eso es lo que ha podido demostrar el estudio de
adultos jóvenes de origen coreano que fueron adoptados por familias france-
sas entre los 3 y los 8 años. Se estudió la actividad del cerebro al oír frases en
distintas lenguas extranjeras, entre ellas el coreano. Al escuchar este idioma,
la IRMf no reveló ninguna traza de actividad correspondiente al reconocimien-
to de una lengua familiar. Sin embargo, al oír el francés, su cerebro reaccionó
como en el caso de los hablantes de lengua materna francesa. Según los
investigadores, esto evidencia que un niño que se encontrara en la situación
excepcional (como en el caso de una adopción) de tener que abandonar su
lengua materna y de aprender otra nueva entre los 3 y los 8 años es capaz de
adquirir este segundo idioma como si fuese su lengua materna.
21nC. PALLIER y cols. (2003): “Brain imaging of language plasticity in adopted adults: Can a
second language replace the first?”, Cerebral Cortex 13(2), págs. 155-161.
22nTestimonio recogido de un foro de discusión.
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Hacerse bilingüe 41
poesía para entretener al auditorio. Cuando tenía 5 años, partimos hacia Polonia
y después, hacia Alemania. En esta época, ya había comprendido que el ruso
pertenecía al pasado, pero no tenía otra lengua. En Polonia, no me era útil apren-
der polaco. En Alemania, aprendí alemán en la escuela. Pero yo sabía que
dejaríamos Alemania. Aprendí la lengua alemana, esto representaba una etapa.
Tenía 8 años cuando llegamos a Haifa. Enseguida, me lancé a aprender hebreo...
Instintivamente, me parecía necesario. Después de año y medio, mi hebreo se
había convertido en natural y dominado y el ruso, olvidado. Todavía lo com-
prendía un poco, pero ya no quería, ya no sabía hablarlo... El ruso no había desa-
parecido sin más: desde el momento en que quise penetrar el hebreo y escribir,
en el instante que tuve esa idea, me vi obligado a asesinar la lengua rusa, elimi-
narla, porque mi lengua materna era un obstáculo. El ruso amenazaba mi capaci-
dad de escribir. Por eso, fui violentamente a su encuentro, lo eliminé y me quedé
con el hebreo. Mucho más tarde, me di cuenta de que, a pesar de todo, algo del
ruso había quedado. Quedó la música de la poesía de PUSHKIN y LERMONTOV en
mi propia poesía. No me di cuenta hasta mucho más tarde, tenía los mismos rit-
mos. No los aprendí, simplemente allí estaban” (Meir WIESELTIER, poeta, Israel)i23.
23nExtracto de una entrevista: Nurith AVIV (2004): “Misafa, Lesafa. De una lengua a otra”,
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42 El desafío del bilingüismo
na, haciendo suya la impronta cultural de la familia, de los amigos, del grupo
social en la que se utiliza. Sin duda, un idioma puede aprenderse lejos del
país en donde se habla, en libros y en el laboratorio de idiomas. Se tendrá así
acceso a la literatura, a los media escritos del país en donde se practica. Pero
la lengua así aprendida no evoluciona, permanece fijada porque le falta el
contacto con los hablantes nativos.
La lengua es un elemento constitutivo de la cultura y, al mismo tiempo,
vector de la misma. Por cultura entendemos este conjunto de prácticas, cos-
tumbres, tradiciones que caracterizan una sociedad o un grupo social. Cada
individuo pertenece a un grupo con el que comparte la misma cultura y, a
menudo, la misma lengua.
Lo que caracteriza a un grupo es una manera de vivir, de establecer rela-
ciones con los demás, es también una forma de hablar. Una lengua no puede
existir por sí misma, está ligada a lo social, es lo que nos vincula a los otros.
Hablar una lengua significa referirse a una visión del mundo, bucear en el fon-
do común de las significaciones dadas al mundo por una comunidad lingüís-
tica. Apropiarse de otra lengua, la lengua del otro, da acceso a otra visión del
mundo. Como decía Georg Christoph LICHTENBERG, un contemporáneo de
VOLTAIRE, “conocer una lengua a fondo significa conocer a fondo al pueblo que
la habla”.
Por eso, para conocer el fenómeno del bilingüismo, no basta interrogarse
sobre los mecanismos biológicos de adquisición del lenguaje, sino que hay
que interesarse también por lo que representa una lengua, por la naturaleza
de sus vínculos sociales que ella crea y mantiene.
Una lengua está relacionada con los recuerdos de la infancia, con los
padres y abuelos, con la historia de la familia; forma parte de la identidad de
una persona, es el eje de su identidad cultural. La lengua está ligada también
a un lugar geográfico, una región, un país, una unidad política, una nación, de
la que es representante.
LENGUA E IDENTIDAD
“En cuanto al nivel de bilingüismo de mi hijo (7 años), estoy ahora mucho más
confiada de lo que estaba hace unos años. Visto su actual nivel de francés, he
decidido darle confianza en él; creo que las bases se adquieren. Una vez más, no
se trata sólo de hablar una lengua, sino de saber de dónde viene, de conocer una
parte de sí que es culturalmente diferente del país en el que ahora vive. Domi-
nando el francés, mi hijo estará en condiciones de adquirir un sentido de sí mis-
mo, de su identidad, de sus raíces... El francés forma parte de él, al menos en un
50 por ciento, ¡y eso no es nada, sin embargo!
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Hacerse bilingüe 43
Un signo de pertenencia
La lengua es, de alguna manera, el instrumento mediante el que se expre-
sa la cultura; también es forjada por la cultura. Tiene una función social en la
medida en que permite establecer contacto con los otros miembros del grupo;
la manera de contactar y de mantener el vínculo está influida por la cultura.
Así, las fórmulas de saludo son específicas de cada lengua, pero no basta
saber decir “buenos días”, sino que hay que dominar los gestos que acompa-
ñan la fórmula. La sutileza de las diferentes fórmulas de saludo “a la france-
sa” (¿beso o dar la mano?) sigue siendo durante mucho tiempo un misterio
para todo el recién venido de países nórdicos que admite con dificultad esta
proximidad excesiva de su interlocutor. Al hablar la lengua de un grupo es
reconocido por sus miembros como uno de los suyos. Uno se define por su
pertenencia lingüística o el acento le traiciona; la lengua forma parte de nues-
tra identidad cultural. El niño, al crecer, hace suyas las normas y los valores
transmitidos por su entorno y, al mismo tiempo que la lengua, adquiere las
prácticas culturales que la acompañan. El niño bilingüe adquiere las prácticas
culturales, la manera de vivir, de hablar, de dos comunidades lingüísticas.
Sabrá comportarse, por ejemplo, “como un inglés” con los ingleses y “como
un alemán” con los alemanes. Igual que conoce que un objeto puede tener
nombres diferentes, observará que existen diversas formas de saludo, distin-
tas maneras de conducirse en sociedad. La lengua es como un prisma a cuyo
través se ve el mundo y con ayuda del cual nos comportamos en él. El niño
que crece con dos lenguas y está en contacto con dos comunidades lingüís-
ticas descubre muy pronto que todas las visiones del mundo son relativas.
Posee una conciencia de las diferencias culturales que no tiene por qué tener
el monolingüe.
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44 El desafío del bilingüismo
acaba de llegar con sus padres de los Estados Unidos. Asiste a clase de sex-
to en un colegio de París; es su primera experiencia escolar en Francia. Un
día, acostumbrado a la gran libertad de movimientos de su antigua escuela en
los Estados Unidos, se levanta en plena clase de matemáticas y sale con toda
naturalidad para ir a los servicios. El profesor juzga su comportamiento inad-
misible y castiga a Thomas a pertenecer una hora más a la salida del colegio.
Así, Thomas ha vivido su primer choque cultural, aunque domina perfecta-
mente la lengua francesa.
El niño aprende las diferencias culturales “en situación”, porque estas
prácticas solamente se viven en grupo. Una madre o un padre difícilmente
puede transmitir la totalidad de las prácticas sociales de un país. La cultura
sólo tiene sentido en compañía de otros representantes de la comunidad. El
niño integra muy pronto la manera de comportarse en sociedad, como mues-
tra el ejemplo de una pequeña de 4 años a la que el pediatra le tendía la mano
a modo de saludo. Ella rechaza la mano y, en un tono indignado, le enseña
que “a una niña no se le da la mano, se le da un beso”.
El “tercer tipo”
Babette es francesa y está casada con un alemán. La pareja vive en Lon-
dres con una hija de 6 años. Esta crece con tres idiomas, pero lo que inquie-
ta a la madre es la cuestión de la pertenencia cultural: “Tengo miedo de que
Paula se convierta en una niña sin cultura propia. Me habla en francés, se
vuelve a su padre para comunicarse en alemán y, si usted es anglófono, le
hablará en inglés. En el plano de la lengua, no hay ningún problema a priori...
Pero, ¿cómo se sentirá ella, cuáles serán sus auténticas raíces, su verdade-
ra cultura?” Liliane, francesa, siente la misma inquietud. Vive con su marido
chileno en Holanda. Sus hijos han nacido allí, van a la escuela francesa y la
lengua de comunicación entre ellos es el francés. La familia se dispone a par-
tir para Chile y permanecer allí durante dos años. El problema de Liliane es
que “¡los niños hablarán la lengua de un país en el que nunca habrán vivido!
A veces, tengo miedo por ellos: ¿se sentirán a gusto en todas partes o en nin-
guna?”
Ésta es la inquietante pregunta que se plantean numerosas parejas mix-
tas o expatriadas que han crecido con una sola lengua y una sola cultura. El
miedo de dejar de ser uno mismo, de quedar atrapado por la cultura de la
mayoría empuja con frecuencia a los padres expatriados a aferrarse sólida-
mente a las normas y valores que creen estar vigente en su país de origen.
“Viviendo en Alemania, tenía la impresión de que había algo muy precioso
que tenía que preservar a toda costa: mi idioma y mi cultura francesas. Hacía
todo lo posible para que mi hija aprendiera mi lengua y se empapara de mi
cultura; de lo contrario, tendría la impresión de estar como alienada”, comen-
ta Ève, madre de una niña de 18 meses, de vuelta en Francia. Sin embargo,
lo que creemos que es la cultura de “origen” ya está influida por los hábitos
©nEdiciones Morata, S. L.
Hacerse bilingüe 45
y costumbres del país de acogida. Toda persona que viva en contacto con
otra cultura atraviesa este proceso de adaptación que el antropólogo Claude
LÉVI-STRAUSS llama “bricolaje cultural”i25. El individuo se “hace” una cultura,
abandonando ciertas prácticas y adoptando otras de la nueva cultura o
transformando algunos de sus hábitos para que “envajen” con la nueva cul-
tura.
Los niños socializados en el país de acogida, por la escuela, por los com-
pañeros, tienen acceso a las prácticas culturales del país además de a las
de sus progenitores. Por eso se construyen una identidad cultural diferente de
la de sus padres y distinta de la del país en el que viven. Su cultura, su iden-
tidad cultural, es el producto del “bricolaje” de las dos culturas, son lo que
los anglosajones llaman los “third-culture kids”i26, los chicos de la tercera
cultura.
Del mismo modo, en una familia en la que el padre y la madre tienen orí-
genes lingüísticos y culturales diferentes, el hijo no será un representante típi-
co de la cultura A (del padre) ni de la cultura B (de la madre); su cultura será
una composición particular de A y B. Si los dos padres viven en un tercer país,
la identidad cultural del hijo será el resultado de una negociación entre tres
culturas: A, B y C.
25nC.
LÉVI-STRAUSS (1968): Anthropologie structurale. París: Plon.
26nD.
C. POLLOCK y R. E. VAN REKEN (2001): Third-Culture Kids: The Experience of Growing
up among Worlds. Boston: Nicholas Brealey Publiching/Intercultural Press.
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46 El desafío del bilingüismo
27nG. VINSONNEAU (2001): Identité des jeunes en société inégalitaire. Perspectives cogniti-
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Hacerse bilingüe 47
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48 El desafío del bilingüismo
“categorizable” según los métodos convenidos. Sin embargo, hay que rendir-
se a la evidencia de que un bilingüe (o un trilingüe) precoz no puede desvin-
cularse de sus primeras lenguas. Mantiene un lazo afectivo de igual fuerza
con estas lenguas que ha oído y ha hablado desde su infancia, hasta el pun-
to de que, para algunos, ¡el bilingüismo (o el trilingüismo) es su “lengua ma-
terna”!
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Título capítulo 49
CAPÍTULO III
“Everyone dreams of being bilingual, but I would have never imagined that it
would be this difficult”i1.
De la percepción a la producción
1n“Todo el mundo sueña con ser bilingüe, pero nunca habría imaginado que fuese tan difí-
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50 El desafío del bilingüismo
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Del nacimiento a los 3 años: El bilingüismo precoz simultáneo 51
3nS. QUAY, en: N. SETHURAMAN (1995): Literature review on language acquisition of mono-
lingual children, bilingual children, and second language learners. University of California, San
Diego, for the Center for Educational Technology, Middlebury College.
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52 El desafío del bilingüismo
prueba que la explosión del vocabulario tiene lugar más tarde en la otra len-
gua, con ocasión de un viaje al país, por ejemplo. Más adelante, veremos la
importancia del medio para el desarrollo del vocabulario.
4nD. PEARSON y cols. (2002), en: L. PETITTO: “Evaluating attributions of delay and confusion
in young bilinguals: Special insights from infants acquiring a signed and spoken language”, Sign
Language Studies, 3 (1), págs. 4-33.
5nD. SLOBIN (ed.) (1985): The crosslinguistic study of language acquisition, vols. 1-2. Hills-
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Del nacimiento a los 3 años: El bilingüismo precoz simultáneo 53
6nD. PEARSON y cols. (1998): “Assessing lexical development in bilingual babies and todd-
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54 El desafío del bilingüismo
nes de juego, lo que llevó al equipo a concluir que los niños que reciben una
aportación tan mínima en una segunda lengua no podían considerarse como
bilingües.
¿Qué concluímos de estos resultados? Durante los primeros años de
adquisición del lenguaje y de los dos idiomas, parece que la cantidad aporta-
da en cada uno determina la capacidad de hablar en esta lengua. Como
hemos visto, un niño que oiga un 80 por ciento de inglés y un 20 por ciento de
español aprenderá a hablar, puesto que, para desencadenar la adquisición
del lenguaje, hace falta un mínimo de entradas del idioma (es decir, de con-
tacto con la lengua), pero la adquisición del bilingüismo, de los dos idiomas,
necesita por tanto, una aportación suficiente en el segundo de ellos. Los auto-
res de los estudios citados van aún más lejos. Dicen: “Los resultados de este
estudio indican que el repertorio activo del niño bilingüe en cada lengua es
una fracción del que el niño hubiese aprendido si estuviese más tiempo con
las personas que hablan una lengua y no la otra”i7. Conceden, no obstante,
que esto no permite predecir que el léxico activo (el vocabulario utilizado) por
un niño bilingüe sea siempre una fracción del que hubiese aprendido en el
caso de ser monolingüe, porque, a lo largo del desarrollo del lenguaje (y de la
vida), habrá momentos en los que el “retraso” pueda recuperarse.
UN BILINGUISMO EQUILIBRADO
“Soy incapaz de decir qué lengua ha empezado a hablar primero mi hijo (6
años). Tengo la impresión de que ha utilizado palabras de las dos lenguas de
inmediato, en función de sus interlocutores, sin mezclarlas nunca. En lo que se
refiere al vocabulario, procuramos, en la medida de lo posible, que toda palabra
que aprenda en una lengua la adquiera también en la otra, con el fin de mantener
el mayor equilibrio. No siempre resulta evidente, pero se consigue. Al final, creo
que tiene un vocabulario relativamente rico en las dos lenguas, aunque cometa
de vez en cuando algunas faltas menores... ¡como un niño de 6 años!”
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Del nacimiento a los 3 años: El bilingüismo precoz simultáneo 55
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56 El desafío del bilingüismo
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Del nacimiento a los 3 años: El bilingüismo precoz simultáneo 57
ticos, en el plano mental. El estudio del desarrollo del lenguaje de dos niños
bilingües de alemán e italiano debía confirmar sus hipótesis. Según estos in-
vestigadores, los niños en contacto con dos idiomas atraviesan distintos esta-
dios de desarrollo. Al principio, solo existiría un léxico utilizado por el niño.
Hemos visto el ejemplo de la pequeña Anna que decía “chaise” a su madre
alemana, aunque ésta utilizaba el equivalente alemán “Stuhl”.
Hacia los 2 años, los niños comienzan a separar los léxicos, es decir,
designan el mismo objeto con la palabra correspondiente a cada lengua.
Anna diría “chaise” a su padre francés y “Stuhl” a su madre alemana.
Hasta los 3 años, los niños no se conciencian de la existencia de dos sis-
temas lingüísticos ni de que las dos lenguas están completamente separa-
das, en el nivel léxico y en el gramatical.
Esta interpretación de la mezcla como una sucesión de estadios de
desarrollo mantiene, por desgracia, la idea de la confusión de las lenguas.
Otros estudios la han recuperado durante una veintena de años, hasta tal
punto que, en la imaginación del gran público, se ha desarrollado la repre-
sentación de un sistema lingüístico único, que reúne los elementos de las
dos lenguas. La imagen de la confusión de las lenguas encontró allí un apo-
yo científico. Sólo en fechas recientes han surgido numerosos estudios que
concluyen que los niños muy pequeños son capaces de separar los dos sis-
temas lingüísticos. Prueba de ello sería la utilización de dos palabras (una de
cada lengua) para un solo contenido desde el principio de la adquisición del
lenguaje.
En efecto, numerosos testimonios (se trata, en general, de observaciones
realizadas por lingüistas de sus propios hijos) dan fe de que los niños de 18
meses, e incluso menos, llegan a poseer casi al mismo tiempo una palabra en
cada lengua —el significante— para un solo objeto —el significado—. Tome-
mos el ejemplo de Max, un niño francoportugués que vive en Brasil: a los 17
meses utiliza sistemáticamente “siteplait” y “merci” con su padre, que habla
francés, y “por favor” y “obrigado” con el resto de la familia, que habla portu-
guési13. Ursula LANVERS, una lingüista alemana que vive en Gran Bretaña,
dice que su hijo bilingüe de alemán e inglés utiliza “no/nein” a los 14 meses,
“shut/zu” a los 16 meses y “please/bitte” a los 17 mesesi14. Estos testimonios
muestran que los niños parecen saber muy pronto que la misma cosa (non,
merci, etc.) no se dice igual si se dirigen al papá o a la mamá. De manera que,
en la actualidad, se rechaza la tesis de la confusión inicial de las lenguas.
No obstante, es indudable que los ejemplos de mezclas que hemos cita-
do antes existen. Lo que ha cambiado es la interpretación que se hace. Hoy
día sabemos que la mezcla nunca se realiza al azar, que siempre tiene una
función, diferente según la edad de los niños.
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58 El desafío del bilingüismo
15nJ. M. DEWAELE (2000): “Three years old and three first languages”, Bilingual Families
Newsletter, 17 (2).
16nE. NICOLADIS y G. SECCO (2000): citado en: C. BAKER: Foundations of Bilingual Education
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Del nacimiento a los 3 años: El bilingüismo precoz simultáneo 59
La adaptación de la palabra
La adaptación de la palabra del hablante a su interlocutor es una de las
características de toda interacción entre personas. Esta adaptación se obser-
va en todos los tipos de interacción, en todos los niveles lingüísticos. Es par-
ticularmente evidente cuando los padres se dirigen a los hijos o cuando se
habla a un extranjeroi17. Se ha comprobado la misma práctica entre los niños
de 4 años cuando se dirigen a los más pequeños: tienen una cadencia más
lenta y utilizan expresiones más sencillas.
Eso es lo que hacen también los niños bilingües: prestan atención a la for-
ma de hablar de su interlocutor o a la de su entorno y reaccionan en con-
secuencia. Un equipo norteamericanoi18 ha demostrado esta capacidad de
adaptación en niños de 2 años de un medio bilingüe. Cuando hablaban con
personas ajenas a la familia, adoptaban rápidamente la lengua de la persona
monolingüe, mientras que mezclaban los idiomas con los miembros de la
familia. Diversos estudios indican que las costumbres lingüísticas de la fami-
lia influyen en gran medida en la forma de hablar de los niños. Salvo en el
caso de falta de palabras, al principio de la adquisición, las mezclas son más
frecuentes cuando los niños están rodeados de personas que practican cier-
ta forma de hablar.
UN HABLA MULTILINGÜE
“Soy francesa de padres portugueses (que hablan a la vez francés y portu-
gués); mi marido es inglés (y habla inglés y francés), vivimos en Italia y tenemos
un hijo de 13 años. Yo le hablo más a menudo en francés, pero me ocurre que le
canto en portugués o en inglés; en presencia de la familia o de amigos, le hablo
en italiano, en inglés, en portugués o en francés según las situaciones. Me pre-
gunto si no debería limitarme a una sola lengua...”
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60 El desafío del bilingüismo
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Del nacimiento a los 3 años: El bilingüismo precoz simultáneo 61
BILINGÜE EN FLORIDA
“Daniel tiene 5 años, yo le hablo en francés, su padre en americano, vivimos
en Florida. Daniel pasa de un idioma a otro según sus interlocutores, sin equivo-
carse nunca. Jamás le hemos dicho ahora esto, nunca le hemos explicado nada,
ni le hemos pedido que hable un idioma más que otro según sus interlocutores.
Siempre lo ha hecho de manera espontánea, desde las primeras palabras (en las
dos lenguas) que ha tenido en su repertorio. Esto da lugar a conversaciones épi-
cas en la mesa, donde habla en inglés (así sé que no se dirige directamente a mí,
sino a su padre), después en francés (el mensaje va directamente para mí)... Lo
mismo ocurre con sus compañeros. Entre francoamericanos o francofranceses, lo
más frecuente es que hablen en francés entre ellos y pasan espontáneamente al
inglés si se les une otro niño que no hable francés”.
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62 El desafío del bilingüismo
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Del nacimiento a los 3 años: El bilingüismo precoz simultáneo 63
HABLAR “FRANCESPAÑOL”
“Yo nací en Argentina de padres franceses; he pasado mi infancia en Améri-
ca Latina. Vivo en Francia desde hace veinte años. Sigo hablando en español
sobre todo con mis hermanos y hermanas, que tienen la misma relación que yo
con ese idioma, es decir, que pasamos al francés cuando no encontramos una
palabra en español. Desde el momento en que supe que iba a tener un hijo, me
planteé la cuestión de la elección de la lengua que hablaría con él. Entonces, me
di cuenta de que, a pesar de una práctica menos asidua del español, lo que me
resultaba más natural era pasar de una lengua a otra”.
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64 El desafío del bilingüismo
UN ESTILO PARTICULAR
“En efecto, yo le hablo en ‘francheco’. Nuestra hija tiene 28 meses, mi marido
es francés y yo checa; yo no domino muy bien el francés, pero muy a menudo ten-
go que hablarle en francés cuando hay otras personas con nosotros o hablarle en
francés y checo cuando está su padre al lado (para evitar tener que traducirle). Mi
hija, en cambio, no tiene ningún problema: pasa de una lengua a otra sin dificul-
tad y sabe muy bien qué idioma habla cada uno en la familia”.
21nC. BAKER: Foundations of Bilingual Education and Bilingualism, op.cit., pág. 89.
22nC. DEPREZ: “Le jeu des langues dans les familles bilingues...,” art. cit., págs. 59-74.
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Título capítulo 65
CAPÍTULO IV
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66 El desafío del bilingüismo
1nB. ZAZZO (1979): Un grand passage: de l’école maternelle à l’école élémentaire. París: PUF.
2nJ.-F. HAMERS y M. BLANC: Bilingualité et bilinguisme, op. cit., pág. 357.
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El bilingüismo precoz consecutivo: De 3 a 6 años 67
3nD. KELLER-COHEN (1979): “Systematicity and variation in the non-native child’s acquisition
of conversational skills”, Language Learning 29 (1), citado en J.-F. HAMERS y M. BLANC: Bilin-
gualité et bilinguisme, op. cit., pág. 358.
4nL. WONG-FILLMORE (1979): “Individual differences in second language acquisition”, en:
FILLMORE, KEMPLER y WANG (eds.): Individual Differences in Language Ability and Language
Behavior. Nueva York: Academic Press, págs. 203-228.
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68 El desafío del bilingüismo
5nE. BATES y cols. (1988): From First Words to Grammar: individual differences and disso-
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El bilingüismo precoz consecutivo: De 3 a 6 años 69
7nP. TABORS (1997): “English language learners in early childhood education classrooms:
Development, assessment, and strategies”, comunicación a la National Association for the Edu-
cation of Young Children’s Annual Conference, Annaheim (CA).
8nM. SAVILLE-TROIKE (1988): “Private speech: Evidence for second language learning stra-
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70 El desafío del bilingüismo
19nJ.-F.
HAMERS y M. BLANC: Bilingualité et bilinguisme, op. cit., pág. 350.
10nP.
N. SHIBATA (2001): “The role of prefabricated language in young children’s second lan-
guage acquisition”, Bilingual Research Journal, verano de 2001.
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El bilingüismo precoz consecutivo: De 3 a 6 años 71
*nEn la mitología griega, Casandra, hija de Hércuba y Príamo, reyes de Troya, fue sacer-
dotisa de Apolo, quien le concedió el don de la profecía. Sin embargo, al rechazar el amor del
dios, éste hizo caer sobre ella la maldición de que nunca sería creída en sus pronósticos.
Casandra anunció repetidamente la caída de Troya pero nadie le prestó atención. (N. de E.)
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72 El desafío del bilingüismo
UN MÉTODO PARTICULAR
“Vivimos en los Estados Unidos, mi mujer es alemana y yo soy americano.
Durante los primeros años, en nuestras conversaciones, utilizábamos el inglés y
el alemán en función del tema. Inmediatamente antes del nacimiento de Anna,
para estar seguros de hablar bastante alemán, decidimos utilizar este idioma los
días pares e inglés los impares en los Estados Unidos y hablar sólo alemán cuan-
do fuésemos de visita a Alemania. Continuamos este ritmo tras el nacimiento de
Anna, es decir, los días pares hablábamos alemán entre nosotros y con Anna
y los días impares hacíamos lo mismo en inglés. Ahora, Anna tiene 8 meses y
11nG. SAUNDERS (1988): Bilingual Children: from birth to teens. Clevedon: Multilingual
Matters.
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El bilingüismo precoz consecutivo: De 3 a 6 años 73
nosotros estamos cada vez más en contacto con anglófonos monolingües aquí en
California, por lo que hemos decidido hablar alemán tres de cada cuatro días y el
cuarto día, solo inglési12”.
Parece que, salvo los lingüistas, es raro que se aplique con rigor el princi-
pio de la separación estricta de las lenguas. La razón es sencilla: es difícil apli-
car el método en la vida cotidiana. A menos que se viva apartado de la socie-
dad, es difícil no encontrarse en una situación en la que haya que cambiar de
idioma al hablar con los hijos. Además, el método deja poco espacio a la
espontaneidad en las relaciones entre padres e hijos, porque se trata, sobre
todo, de no ceder ante el niño cuando éste no utiliza el idioma “bueno” con
uno de los progenitores. Un equipo australianoi13 observó a familias angloale-
manas en Australia que utilizaban el método “una persona, una lengua”. Los
investigadores comprobaron que los padres que se adherían a este sistema
de separación de idioma estaban constantemente recordando esta regla a
sus hijos. Además, estos padres estaban situados en un medio socioeconó-
mico favorecido y educaban a sus hijos en el bilingüismo por elección
y no por necesidad. Se trataba, por tanto, de familias bien integradas en la
sociedad mayoritaria, que no tenían contactos con otros adultos o niños bilin-
gües. Por consiguiente, la exposición de los niños a la lengua minoritaria esta-
ba limitada, en general, al progenitor correspondiente. Por esa razón, los
resultados del método fueron decepcionantes para determinados padres,
pues sus hijos se detenían en el nivel de comprensión de la lengua minorita-
ria, sin hablarla nunca. En este estudio, los investigadores comprobaron un
resultado mejor entre los niños con los que el alemán se utilizaba también
como forma de comunicación entre los padres.
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74 El desafío del bilingüismo
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El bilingüismo precoz consecutivo: De 3 a 6 años 75
mal, porque en aquella época (yo nací en 1967), el bilingüismo no era conocido
como ahora y la familia de mi padre, así como su entorno, opinaban que exigía
demasiado a la ‘pobrecita’. Tuvo que enfrentarse con todo el mundo, pero, en
conjunto, le estoy muy agradecida”.
15nM. CLYNE (1997): “Some of the things trilinguals do”, The International Journal of Bi-
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76 El desafío del bilingüismo
16nJ. CENOZ y cols. (2001): “Towards trilingual education”, International Journal of Bilingual
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El bilingüismo precoz consecutivo: De 3 a 6 años 77
go, cuando mis palabras resultaron comprensibles, ¡yo no hablaba menos de cua-
tro idiomas a los 4 años! Y esto lo he replicado de adulta. Tengo un nieto de 18
años que nació en Francia y al que yo hablaba normalmente en árabe (la lengua
que mejor domino) y en francés. Hoy día, Quentin es perfectamente bilingüe.
Además, me casé con un húngaro de origen ruso. Mi marido habla perfectamen-
te el ruso y el húngaro, así como el inglés, lengua que utilizábamos al principio de
nuestra relación. Tenemos un hijo de 3 años al que él habla en ruso desde que
nació. Yo me dirijo a él en francés. Richard también ha tardado en hablar: hacia
los 2 años, sus palabras han empezado a ser comprensibles y aun hoy, las con-
jugaciones o las expresiones no siempre están formuladas correctamente. Sin
embargo, domina las dos lenguas y se dirige naturalmente a su padre en ruso y a
mí (y al resto del mundo), en francés; incluso, a veces, juega negándose a hablar
en ruso a su padre. No le dimos a esto mayor importancia, sabiendo que su padre
sigue fiel a su compromiso de hablarle en ruso, pase lo que pase. El niño lo ha
comprendido y hace esto con menor frecuencia”.
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78 El desafío del bilingüismo
Competencias fluctuantes
Esta negativa a hablar en una lengua puede adoptar distintas formas:
respuestas monosilábicas, para evitar la discusión con el progenitor corres-
pondiente. Es lo que vive Kéo, una mamá laosiana, cuyo hijo Amnoy, de 5
años, parece cerrarse cada vez más en el mutismo. El marido de Kéo es chi-
no, la lengua de comunicación de la pareja es el francés. Hasta el cuarto ani-
versario del niño, la familia vivió en Gran Bretaña. Se instalaron en Francia
hace un año, donde Amnoy asiste a una escuela maternal bilingüe franco-
inglesa. Cada progenitor habla con el niño en su idioma materno, aunque la
lengua dominante para él es el laosiano. Conoce algunas palabras de chino,
algunas palabras de francés (lengua de comunicación de los padres y, des-
de hace un año, de la escuela) y algunas palabras de inglés (enseñado en el
mismo centro).
La madre tiene la impresión de que a su hijo “no le gusta hablar porque
esto le fatiga”. Cuando vuelve de la escuela, se niega a contarle a su madre
lo que allí hace; según la maestra, en clase también habla poco. La “negativa”
a obedecer, cuando la madre le pide que le comente en laosiano la jornada
puede formar parte de una estrategia de aprendizaje del niño, que concentra
todos sus esfuerzos en la adquisición del francés. En la escuela, se encuen-
tra, además, en la fase de mutismo que forma parte de las actitudes de los
niños al principio de la escolarización, cuando no dominan la lengua, como
vimos en un capítulo anterior.
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El bilingüismo precoz consecutivo: De 3 a 6 años 79
Un equilibrio inestable
Para el desarrollo de una competencia trilingüe —o plurilingüe— el con-
tacto suficiente con cada lengua en un contexto formal (escuela) o informal
(familia, calle) es una condición necesaria, pero no suficiente. Otros paráme-
tros, como el valor atribuido a una lengua por la sociedad, tienen un papel pre-
ponderante en la adquisición.
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80 El desafío del bilingüismo
19nK. ROLSTAD (1997): “Effects of two-way immersion on the ethnic identification of third lan-
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El bilingüismo precoz consecutivo: De 3 a 6 años 81
Un multilingüismo limitado
Cuando en una familia circulan demasiados idiomas, es probable que el
niño no disponga de tiempo suficiente para desarrollar todos a un nivel satis-
factorio. A fin de cuentas, los hijos de tales familias multilingües corren el ries-
go de no convertirse en trilingües ni bilingües, sino en diglósicos. Esto signifi-
ca que cada lengua sólo se desarrollará a un nivel bastante limitado, justo el
que haga falta para su utilización precisa en un determinado contexto. Por
ejemplo, podemos imaginar que el inglés sólo le sirva a la persona para pedir
la sal en la mesa o para decir que tiene hambre; que el francés sea el de los
juegos con papá, y el alemán el de la escuela. Una persona diglósica utiliza
cada idioma en un contexto preciso y su dominio de la lengua no contempla
los otros campos.
Muchas familias inmigrantes utilizan lenguas socialmente poco valoradas
y viven en una situación de diglosia. La lengua del país se emplea para comu-
nicar a los demás las cosas cotidianas, mientras que el francés se habla en la
calle, en los comercios, con la administración. Cada lengua tiene, por tanto,
su ámbito preciso, pero ninguna de los dos idiomas puede extenderse a los
campos cubiertos por la otra lengua. Este estado de cosas no es grave en la
medida en que permita que el individuo comprenda y se haga entender en
todas las situaciones de la vida. Sin embargo, en una sociedad en la que se
otorga gran importancia a “hablar bien”, en la que adquiere una trascenden-
cia considerable la lengua escrita, no dominar el francés en todos los campos
es un inconveniente para la promoción social.
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Título capítulo 82
CAPÍTULO V
El bilingüismo tardío
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El bilingüismo tardío 83
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84 El desafío del bilingüismo
©nEdiciones Morata, S. L.
El bilingüismo tardío 85
1nW. GRIESSHABER (2002): “Erwerb und Vermittlung des Deutschen als Zweitsprache”, en:
Deutsch in Armenien, primera parte: 2001/1, págs. 17-24; segunda parte: 2001/2, 5-15. Je-
rewan (Armenia): Armenischer Deutschlehrerverband.
2nH. WODE (1976): “Developmental sequences on natural L2 acquisition”, Working Papers
©nEdiciones Morata, S. L.
86 El desafío del bilingüismo
3nCitadopor: J.-F. HAMERS y M. BLANC (op. cit.): Bilingualité et bilinguisme, pág. 358.
4nK.HAKUTA y cols. (2003): “Critical evidence: a test of the critical-period hypothesis for
second-language acquisition”, Psychological Science, 14 (1).
5nH. C. DULAY y M. K. BURT (1974): citado por HAMERS y BLANC, op. cit., pág. 355.
©nEdiciones Morata, S. L.
El bilingüismo tardío 87
©nEdiciones Morata, S. L.
88 El desafío del bilingüismo
A menos que se tenga la oportunidad de poder optar por una escuela bi-
lingüe en la que la lengua de la familia tenga un lugar reconocido, en la escue-
la se inaugura la enseñanza sistemática del francés y en francés. Aunque la
mayor parte de los alumnos asisten a la escuela maternal y, por tanto, han
adquirido ya como mínimo los fundamentos del francés, para muchos la ad-
quisición de la lengua de la escuela les exigirá esfuerzo y concentración.
A menudo, es el alumno quien no está dispuesto a “jugar al juego” del
bilingüismo, desde el momento en que comprende la importancia de la lengua
que se habla en la escuela. Ésta se impone por sí misma si consideramos que
un niño pasa entre seis y diez horas diarias en un entorno completamente
francófono. La lengua de la familia está, en este caso, en una posición frágil y
hace falta una auténtica voluntad para no caer en la trampa del “todo en francés”.
Como ya vimos en un capítulo anterior, sería un error dejar de hablar en
la lengua materna. Todos los estudios confirman el interés de mantener al
niño en contacto con las dos lenguas. Los padres deben tomar conciencia de
la importancia de la primera lengua, que constituye un “tesoro de familia” que
debe cuidarse. El conocimiento de la segunda lengua es siempre un triunfo
para el niño en los planos cognitivo, personal y social.
En el plano cognitivo, el hecho de manipular con regularidad dos sistemas
lingüísticos tiene un efecto positivo en todos los aprendizajes. Este efecto
positivo se ejerce con independencia de la lengua que se hable además del
francés, sea el inglés o el bretón, el serbocroata o el bambara. En el plano
personal y en el social, el hecho de dominar la lengua familiar, de los abuelos,
de los primos, permite conservar los lazos con la familia, sentir que se perte-
nece a un conjunto humano y geográfico más amplio, lo que tendrá un efecto
positivo sobre la autoestima del niño.
Los padres no deben dejarse perturbar y, sobre todo, deben seguir ha-
blando en su lengua materna. Para que ésta pueda convertirse realmente en
una lengua por derecho propio, es preferible que su utilización no se limite al
uso habitual (“haz los deberes”, “toma la sopa”), sino que sirva también en los
momentos de relajación y de complicidad con el niño para mirar libros ilustra-
dos, leer y contar historias, animarle a que él mismo cuente cosas.
Marine vive en Quebec; tiene una opinión clara respecto al mantenimien-
to de la lengua materna. Compara la práctica de la lengua minoritaria con la
obligación de ir a la escuela. “Mi hija no siempre quiere ir, pero, en casa, la
regla es que se va a la escuela todos los días. Lo mismo ocurre con la lengua
minoritaria: se habla cuando se dirige a mamá. Mi hija no siempre entiende
por qué tiene que aprender la geografía del mundo, pero yo sé que es impor-
tante. Es lo mismo con el francés”.
Aunque, desde un punto de vista psicológico, no se puede animar a los
padres a que emprendan una acción coercitiva de este tipo sobre los niños
respecto a la elección de la lengua hablada en casa, puede ser útil no “com-
prender a medias” lo que el niño dice en la lengua mayoritaria; a veces, se le
puede incitar a que lo repita en la lengua materna, por supuesto, sin un efec-
to garantizado.
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El bilingüismo tardío 89
UN CONSEJO PRUDENTE
“Hay que adaptarse a la situación. Una actitud demasiado categórica puede
bloquear al niño, que optará, por ejemplo, por ir a contar su jornada al adulto
hablando la lengua mayoritaria. Si su hijo carece de vocabulario en la lengua
minoritaria, hay que ayudarle de una u otra manera. Cuando mi hijo, trataba de
hablarme en sueco (hacia los 18 meses) siempre le preguntaba: ‘¿cómo?’. Enton-
ces si veía que no conocía las palabras en francés, le dejaba que se expresase y
procurara explicarse, sin decirle, por supuesto: ‘Dímelo en sueco’. Cuando lo
decía en sueco, yo se lo traducía al francés, diciéndole: ‘¡Ah!, lo que querías decir
era que... (+ traducción)’. A menudo, me decía “sí” y, a continuación, repetía lo
que yo le había dicho en francés. Entonces, le felicitaba y le decía que estaba
orgullosa de él y de su francés. Esto le daba un sentimiento de orgullo que su
papá estimulaba igualmente por la noche, diciéndole que podría hablar en varios
idiomas y que tenía suerte”.
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90 El desafío del bilingüismo
lecto hablado en los pueblos y el alemán de la escuela es tal que los niños
procedentes de los pueblos tienen primero que hacer suyo el “Hochdeutsch”
(“alto alemán”) como si de una lengua extranjera se tratase. Eso mismo ocu-
rre en el Magreb, donde la lengua de la escuela es el árabe literal (“clásico”),
que se percibe como tan distante de la lengua de las familias como un idioma
extranjero.
En Francia, gracias a la escolarización precoz en la escuela maternal, la
mayor parte de los niños ya están familiarizados con el registro del francés uti-
lizado por el profesor en la escuela. Sólo el alumno que ha inmigrado recien-
temente tendrá que realizar el trabajo de descifrar una lengua desconocida.
Es lo que les espera también a los niños franceses expatriados con sus pa-
dres a los cuatro extremos del mundo. Si no se encuentra ninguna escuela
francesa en los alrededores de su nuevo domicilio, irán a la del país corres-
pondiente. Sin tener las competencias lingüísticas necesarias, tendrán que
seguir a los otros alumnos y tratar de entrar con ellos en este “nuevo sistema
de valores en el que la adquisición de conocimientos prima sobre todos los
demás”, como lo formula la psicóloga Bianca ZAZZOi8.
Para el niño que empieza su escolaridad sin comprender el idioma que se
utiliza allí, el reto es enorme: no sólo debe aprender a hablar con los demás,
sino que se considera que debe utilizar la segunda lengua para el aprendiza-
je de la lectura. Mediante la lectura y la escritura, se familiarizará con este otro
registro de la lengua, la lengua de la escuela.
8nB. ZAZZO (1987): Un grand passage. De l’école maternelle à l’école élémentaire. París:
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El bilingüismo tardío 91
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92 El desafío del bilingüismo
alófona, en la que se hable un idioma distinto del francés, puede haber desa-
rrollado un vocabulario importante en su lengua materna y tener conocimien-
tos rudimentarios de francés, como también puede haber elaborado un voca-
bulario pobre tanto en su lengua materna como en francés.
Si el niño se beneficia de un medio familiar estimulante en el plano lingüís-
tico, —con independencia del idioma que se hable—, y si el desarrollo de la
lengua familiar se mantiene tras la escolarización en francés, podrá adquirir
las competencias cognitivas necesarias para una escolaridad exitosa.
En el caso de que un niño llegue a la escuela maternal sin haber podido
desarrollar previamente las competencias suficientes en su primera lengua, la
escuela deberá llenar las lagunas mediante una pedagogía adaptada. Por
desgracia, dado el número de alumnos que hay en las aulas y el poco tiempo
del que disponen los profesores para consagrarse a quienes más lo necesi-
tan, no hay muchas oportunidades para que el alumno se beneficie del apoyo
necesario para desarrollar todas sus competencias lingüísticas y cognitivas.
Es difícil que el retraso lingüístico comprobado al ingresar en la escuela ma-
ternal se recupere durante los años de la escuela primaria.
Alain BENTOLILA, profesor de lingüística y consejero científico del Obser-
vatoire national de la lecture, insiste en la importancia de un desarrollo satis-
factorio del lenguaje oral como base de todos los aprendizajes escolares. “Es
verosímil que el dominio de la lengua oral condicione el destino escolar y el
destino social”, escribe; “sin un dominio real de la lengua oral, no hay entrada
posible en el mundo de lo escrito; sin un dominio real de la lengua oral, no hay
oportunidades reales de integración social”i11.
La situación del niño que presenta un retraso de lengua (en su lengua
materna o en francés) pasa a ser precaria desde el curso preparatorio. No lle-
gará al nivel de lenguaje presupuesto para un niño de 6 años en el que se
basan los programas escolares.
Si no es francófono, podrá alcanzar rápidamente un nivel de comunica-
ción sencillo y, por consiguiente, en poco tiempo se le considerará como un
alumno más. El lingüista Jim CUMMINS y otros investigadores hablan de la
“fachada lingüística” que muestran estos alumnos tras poco tiempo de con-
tacto con la segunda lengua. Han adquirido soltura en los contactos con su
entorno, pero limitada a la utilización del lenguaje oral. Este aparente dominio
del idioma esconde la falta de maestría de los aspectos más abstractos y des-
contextualizados de la lengua.
UN APRENDIZAJE DIFÍCIL
“Mi mujer es sueca y vive en Francia desde hace cuatro años. Tiene una hija
de 10 años, nacida de un primer matrimonio, que está escolarizada desde el CP
en una escuela francesa. En la actualidad, está en el CM1. Brigitta sigue hablan-
do en sueco con su madre, que le enseña a leer y a escribir, pero, desde el prin-
cipio, tiene algunas dificultades escolares. Se expresa en un francés correcto,
11nAlain BENTOLILA (1996), en: I. MAZEL, M.-C. BAJARD, J. MESNAGER y N. ROBERT (coordina-
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94 El desafío del bilingüismo
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El bilingüismo tardío 95
14nJ. CUMMINS (2003): “Immersion Education for the Millenium: What We Have Learned from
30 Years of Research on Second Language Immersion”, Ontario Institute for Studies in Edu-
cation of the University of Toronto.
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96 El desafío del bilingüismo
TRANSFERENCIA DE COMPETENCIAS
“He esperado a que mi hija empezase el aprendizaje de la lectura en alemán
para comenzar con el francés, después de asegurarme su maestra de que no
tenía ningún problema en la escuela. Tras esta ‘autorización’, me dispuse a iniciar
el aprendizaje de la lectura en francés, cuando me di cuenta, para sorpresa mía,
¡que ya sabía! Nunca supe cómo ocurrió; ha debido de ‘aprender’ sola, paralela-
mente, por deducción de lo que sabía en el plano oral y del descifrado de letras
que aprendió en la escuela. Por supuesto, tenía errores de pronunciación, pero
eso lo ha rectificado rápidamente”.
15nA. COMBLAIN (1998): “L’apprentissage des langues étrangères en milieu scolaire et prés-
colaire: de l’utilité de l’immersion linguistique précoce”, Actes des “Entretiens de Bichat. En-
tretiens d’ortophonie 1998”, París: Expansion scientifique française, págs. 17-27.
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El bilingüismo tardío 97
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Título capítulo 98
CAPÍTULO VI
El bilingüismo en peligro
¿Qué lugar hay para la lengua familiar?
Language and Linguistics, 2.a ed. Oxford: Elsevuer Science Ltd., págs. 3812-3814.
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Las dificultades de ser bilingüe 99
UN ESFUERZO PERMANENTE
“Me veo hablando mal en inglés a mi hijo, dado que no es mi lengua materna
y que, evidentemente, tengo acento francés cuando hablo en inglés. La lengua
mayoritaria se aprende en la escuela, en la calle, con los amigos, en la televi-
sión... La lengua minoritaria no dispone de los mismos caminos reales de apren-
dizaje. Mantenerla, incluso hacerla progresar, (sin contentarse, por ejemplo, con
la comprensión y la expresión oral, sino reclamar igualmente un aprendizaje de la
lectura y la escritura) es una montaña que escalar un poco cada día. Difícil, pero
no imposible. No hace falta apresurarse. Hay que proceder por etapas. Avanzar
siempre, pero a pasos pequeños. En todo caso, tengo el sentimiento de hacerle
un regalo sagrado de vida a mi hijo. Tiene esta inmensa suerte de ser bilingüe y,
sobre todo, bicultural. Puede que, cuando sea mayor, opte por una lengua más
que por otra. Puede que rechace el francés, antes adorado. No lo sé y, de todos
modos, esta decisión le corresponderá a él”.
2nM. AKINCI, J. DE RUITER y F. SANAGUSTIN (2004): Le plurilinguisme à Lyon. Le statut des lan-
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100 El desafío del bilingüismo
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Las dificultades de ser bilingüe 101
Es posible, no obstante, como conceden los autores del estudio, que que-
den en el cerebro huellas de la primera lengua, pero que no puedan hacerse
visibles con los métodos actuales de IRMf. Por tanto, puede suceder que la
lengua “olvidada” se active de nuevo tras un entrenamiento de los sujetos en
la lengua coreana. Esto significa que, en una actividad de aprendizaje del
coreano, estas personas podrían hacer progresos más rápidos que otras que
nunca hubieran tenido contacto con el idioma. Del mismo modo, un estudian-
te francés cuenta: “Cuando era pequeño, nuestra familia viajaba mucho por
razones profesionales y, de los 5 a los 8 años, viví en Japón. Parece que yo
3nM. S. SCHMID (2002): First Language Attrition, Use, and Maintenance. The case of Ger-
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102 El desafío del bilingüismo
4nE. FROMM (1970): “Age regression with unexpected reappearance of a repressed child-
hood language”, International Journal of Clinical and Experimental Hypnosis, 18, págs. 79-88.
5nB. KOPKE (2004): “Language Attrition: The next phase”, en: M. S. SCHMID, B. KOPKE, M.
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Las dificultades de ser bilingüe 103
El retraso en el lenguaje
La tarea de los enseñantes es detectar lo antes posible cualquier retraso
del lenguaje con el fin de prevenir posibles problemas escolares que obstacu-
licen el aprendizaje de la lectura. Por desgracia, esta actitud no tiene en cuen-
ta las particularidades del alumno que vive en contacto con dos lenguas.
Ya vimos que el lenguaje de un niño bilingüe siempre puede parecer
“retrasado” con respecto a una norma monolingüe. ¿Hay que recordar acaso
que el número de palabras que conoce un niño bilingüe de 2 años en una de
sus lenguas no será el mismo que el del niño monolingüe de la misma edad?
Observemos también que el desarrollo del lenguaje debe considerarse siem-
pre en el marco más amplio del desarrollo general del niño.
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104 El desafío del bilingüismo
7nCf. E. BAUTIER: “Enfants de migrants, langue (s) et apprentissage (s)”, op. cit., págs. 65-
73.
8nComunicación en: http://www.ooaq.qc.ca/Fiches/begaie.htm.
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Las dificultades de ser bilingüe 105
19nI. ROUSSEAU (2004): “Better insight bilingual children who suffer from a stutter”, Medical
“Bilingualism and the Young”, Le Langage et l’Homme, XXIX (3), págs. 225-247.
11nIbíd.
12nExtracto de entrevista. Nurith AVIV: Misafa, Lesafa. D’une langue à l’autre, documental.
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106 El desafío del bilingüismo
El ejemplo anterior del escritor israelí Aaron APPELFELD muestra muy bien
que la primera motivación de un niño para apropiarse de un nuevo código
lingüístico es el deseo de comunicarse con las personas que hablan esa len-
gua. Si el joven Aaron hubiera encontrado a su alrededor personas que prac-
ticaran alguna de sus lenguas maternas, no hubiese tenido ninguna necesi-
dad de aprender hebreo. “Es la ocasión lo que hace al bilingüe”, podríamos
decir parafraseando un conocido refrán.
“Me gustaría mucho saber hablar alemán (o inglés o italiano), pero su
aprendizaje es demasiado difícil”: ése es el argumento de muchos adultos
franceses cuando excusan su ignorancia lingüística. Si el deseo de “saber
hablar” una lengua no está ligado a la necesidad de utilizarla a diario o al inte-
rés por establecer una relación humana con uno o más hablantes de esta len-
gua, el deseo se quedará en un capricho sin futuro. El joven Aaron había deci-
dido instalarse definitivamente en Israel y, para él, la motivación para
aprender la lengua del país la había desencadenado su deseo de fundirse
con la sociedad, de convertirse en uno de sus miembros. Esta motivación
integradora, este deseo de adherirse en el grupo en donde se habla la lengua
es un poderosos motor para aprender una segunda lengua. Por tanto, el
deseo de comunicarse es lo que llevará al alumno a descifrar la lengua de
sus compañeros de clase. Como acabamos de ver, desde el punto de vista
lingüístico, no hay ningún problema. Lo que más va a influir en la actitud del
niño ante el nuevo idioma y el porvenir de su bilingüismo es la imagen de su
lengua de origen que le devuelve la sociedad.
13nLa psicología social denomina así el proceso por el cual las personas reconstruyen la
realidad y le dan sentido, produciendo un saber social que influye en la naturaleza de las rela-
ciones entre personas y entre grupos.
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108 El desafío del bilingüismo
15nA.
MAALOUF (1998): Les Identités meurtrières. París: Grasset, pág. 60.
16nExtracto
de entrevista. Nurith AVIV: Misafa, Lesafa. D’une langue à l’autre, documental.
Productions Swan, ZDF/Arte, 2004.
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Las dificultades de ser bilingüe 109
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110 El desafío del bilingüismo
learning the language of the host country in the context of the social-cultural situation of the
migrant familiy. Helsinki: Finnish National Commission for Unesco.
22nB. MCLAUGHLIN (1984): “Second language acquisition in childhood”, en: Preschool Chil-
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Las dificultades de ser bilingüe 111
23nC.BAKER: Foundations of Bilingual Education and Bilingualism, op. cit., págs. 9s.
24nB.MCLAUGHLIN y cols. (1995): Assessing Language Development in Bilingual Preschool
Children, Part II: Language Development in Bilingual Children, NCBE Program Information Gui-
de Series, n.o 22.
25nK. HAKUTA y cols. (2000): “How long does it take English learners to attain proficiency”?
The University of California Linguistic Minority Research Institute Policy Report 2000.
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112 El desafío del bilingüismo
26nM. OTT (2000): Schreiben in der Sekundarstufe I. Differenzierte Wahrnehmung und ge-
©nEdiciones Morata, S. L.
Las dificultades de ser bilingüe 113
Algunas conclusiones
Los estudios que acabamos de ver imponen una conclusión: que el éxito
escolar de los niños que se preparan para ser bilingües tardíos depende del
mantenimiento de su lengua de origen, en casa e, idealmente, en el ámbito
escolar.
A ejemplo de Estados Unidos, la política lingüística de Francia no favo-
rece el mantenimiento de las lenguas minoritarias, sino que se orienta, más
bien, en el sentido de la defensa del idioma frances y de la francofonía. Las
raras encuestas que se ocupan de la cuestión del papel de la lengua fami-
liar en el éxito escolar, —como la de Lyon— van, sin embargo, en el mismo
sentido, es decir, que debe reservarse un lugar importante para la lengua de
origen.
Si es exacto que los niños alcanzan el nivel conceptual-lingüístico reque-
rido en la segunda lengua sólo después de un período de entre 5 y 7 años
de escolarización, debemos preguntarnos por la causa del fracaso escolar de
gran número de alumnos “no francófonos” y de su orientación masiva hacia
las enseñanzas técnicas y profesionales. Urge examinar, en Francia, la rela-
ción entre el mantenimiento de la lengua familiar y el éxito escolar de los
niños bilingües tardíos.
Hay que tener en cuenta que la problemática no atañe a todas las situa-
ciones de bilingüismo tardío. No hay que olvidar que las lenguas implicadas
en los estudios señalados son las de minorías inmigradas poco valoradas en
estos países.
Cuando se trata de lenguas muy valoradas (como el alemán, el francés, el
inglés), los testimonios de los padres y de los profesores no mencionan espe-
ciales dificultades escolares, del mismo modo que la idea de “discapacidad
lingüística” raramente se asocia a este bilingüismo.
La falta de dominio de la lengua dominante parece relacionada, por tanto,
con la falta de valoración de la sociedad de acogida y de los mismos padres
afectados del bilingüismo vietnamita-inglés o, más próximo a la realidad fran-
cesa, árabe-francés. Se anima a éstos a que abandonen lo antes posible la
lengua familiar en beneficio del francés. La guinda en el pastel de las ideas
preconcebidas a este respecto la pone un reciente informe de la comisión de
prevención de la delincuencia (presidida por un diputado de la UMPi*), ¡que
*nLa UMP o Union pour un Mouvement Populaire (“Unión para un Movimiento Popular”) es
el primer partido político francés, resultado de la unión de gaullistas, demócratacristianos, libe-
rales y radicales. (N. del T.)
©nEdiciones Morata, S. L.
114 El desafío del bilingüismo
modèle macroscopique”, La Revue canadienne des langues vivantes, 46, págs. 527-553.
30nG. LÜDI (2006): Réflexions sur la place de la langue dite maternelle dans l’enseignement
©nEdiciones Morata, S. L.
Título capítulo 115
CAPÍTULO VII
El bilingüismo en familia
La gestión de las lenguas
La educación bilingüe de un niño en un país monolingüe exige un com-
promiso sin fisuras de los padres durante muchos años. Éste va, desde la
elección de la lengua en la que se hablará con el niño que va a nacer, hasta
la opción de la enseñanza que recibirá, pasando por la elección del lugar en
el que viva la familia.
En una familia o una pareja que utiliza varios idiomas, todas estas cues-
tiones se abordan idealmente antes del nacimiento del niño, evitando así
posibles conflictos con respecto a la gestión de las lenguas en la familia. Des-
de el punto de vista estadístico, es mayor el número de mujeres que el de
hombres que abandonan su país para instalarse en el del cónyugei1. Por tan-
to, en los matrimonios mixtos, corresponde mayoritariamente a las madres la
salvaguardia de la lengua minoritaria y, en consecuencia, del bilingüismo de
los hijos. Habrá que encontrar el justo equilibrio entre el mantenimiento de la
primera lengua y la promoción del francés, que será la lengua de la escuela
en la mayoría de los casos.
Numerosas parejas de lenguas maternas diferentes han adoptado una
tercera lengua para comunicarse y algunos de sus componentes proceden
también de familias multilingües. La llegada de un bebé va a cambiar funda-
mentalmente su relación con la lengua materna, con su bilingüismo, para aca-
bar quizá en una reorganización de las lenguas en la joven familia. La lengua
de comunicación de los cónyuges se vive a veces como un elemento añadido
©nEdiciones Morata, S. L.
116 El desafío del bilingüismo
que podría poner en peligro el bilingüismo del niño. Esta idea está generada
por el miedo a sobrecargarlo con una tercera lengua. Otro motivo de inquie-
tud es la idea de que el niño no comprenda el idioma hablado por los padres.
Sin embargo, el miedo a excluirlo sólo está justificado, en parte, porque se
comprueba a diario que los niños comprenden muy bien la lengua de los pa-
dres, aunque no la hablen. A fuerza de oírlos, entienden, al menos, las expre-
siones más corrientes.
La pareja mixta
La educación bilingüe del niño es tanto más difícil cuando la tarea de
transmisión de la lengua de origen sólo le atañe a uno de los cónyuges. Por
definición, ésta es minoritaria en relación con la lengua del otro cónyuge y de
la sociedad.
©nEdiciones Morata, S. L.
La educación cotidiana del niño bilingüe 117
bien las cosas es indispensable para que una madre acepte exponerse a las
opiniones de todos en un país monolingüe! En este caso, el contacto con los
residentes del mismo país, allí donde sea posible, puede romper el aisla-
miento “lingüístico” y producirá el mejor efecto para la continuidad de la trans-
misión de la lengua.
A lo largo del desarrollo del bilingüismo de los niños, el progenitor alófono
se ve dividido entre el deseo de transmitir su lengua de origen y el de permi-
tir al niño que se integre en la sociedad de acogida. La preocupación por mos-
trarse educado, sin excluir a los demás, pone al progenitor ante este dilema:
por una parte, se ve como el “guardián del templo” de la lengua materna fren-
te a la importancia creciente de la lengua dominante; por otro, quiere mostrar
también su capacidad de adaptación y su grado de aculturación, hablando el
idioma dominante en sociedad. La problemática de los padres “emigrantes”
consiste en conciliar estas dos aspiraciones.
El mantenimiento de la lengua materna en el caso de los hijos, más allá
de los primeros aprendizajes, implica también que los adultos hayan conser-
vado la capacidad de hablar en su primera lengua. Esto no siempre ocurre
cuando se lleva una vida activa en el país de adopción. La distancia geográfi-
ca con el país de origen y las posibilidades de viajar hasta él desempeñan un
papel primordial para la conservación del vínculo con la lengua. No es lo mis-
mo vivir a mil que a diez mil kilómetros del país de nacimiento y, cuando se
vive en Francia, que el país de referencia lingüística sea, por ejemplo, Alema-
nia que Uruguay.
©nEdiciones Morata, S. L.
118 El desafío del bilingüismo
©nEdiciones Morata, S. L.
La educación cotidiana del niño bilingüe 119
UN FRENO EMOCIONAL
“Yo nací en Noruega; he vivido en Noruega y en Francia durante mi infancia.
Con mi padre siempre hablé en noruego y empecé a hablar en francés con mi
madre hasta los 3 años; después utilicé el noruego hasta la separación de mis
padres, hacia los 9 años, cuando el francés se convirtió definitivamente en mi len-
gua principal; mi padre siempre ha vivido en Noruega. Tengo un bebé de 3
meses. Durante el embarazo, no sabía en qué idioma iba a hablarle cuando
naciera. Me dejé llevar por mi instinto y, desde su nacimiento, le hablo siempre en
francés. Nunca llego a hacerlo en noruego de forma continua, sin duda porque
esto me recuerda a mis padres (que nos hablaban cada uno en su idioma y se
comunicaban mal entre ellos…). En cambio, le canto muchas canciones y le
cuento historias en noruego. Me gustaría enormemente que aprendiera esta len-
gua que forma parte de mí, pero no consigo utilizarla todo el tiempo”.
La familia inmigrante
El proyecto de bilingüismo no depende sólo de la composición de la fami-
lia, sino también del lugar en el que se viva. Cuando toda la familia se instala
en otro país, la elección de las lenguas suele estar influida por la duración de
la estancia prevista.
Desde un punto de vista lingüístico, las cosas son relativamente sencillas,
al menos al principio. La pareja que no habla, o lo hace mal, la lengua del país
en el que ha decidido vivir tiene pocas posibilidades de elección en cuanto a
las lenguas que hablará en casa. Sin embargo, esta situación sencilla no
durará mucho tiempo. Al cabo de los años, los padres se encontrarán inmer-
sos en un proceso de adaptación a la nueva vida y a la lengua del país.
Estarán deseando demostrar su integración en la sociedad, utilizando cada
vez más el idioma del país en el que se hayan instalado y así es como
comienza el proceso de erosión de la lengua materna. La tentación a hablar
con los hijos en la lengua mayoritaria es fuerte, al menos cuando se está con
otras personas que no comprenden el idioma familiar. Es más, no resulta fácil
manifestar la no pertenencia a la comunidad, hablando una lengua diferente.
Para ser extranjero, ser distinto, hace falta cierta seguridad en sí mismo para
no interpretar las miradas curiosas de lo otros como hostiles.
La erosión de la lengua (o de las lenguas) de la familia será tanto mayor
en la medida en que no goce de un valor social elevado. Este valor otorgado
al idioma desempeña un papel importante para el reconocimiento social de la
familia: las lenguas “de prestigio” y las lenguas “menores” no gozan de la mis-
ma imagen en la sociedad y, por tanto, son más o menos fáciles de hablar en
público. Ainsi SOUAD, marroquí que vive en la región parisiense, ha decidido
hablar en francés con su hija de 2 años. Aunque su francés sea vacilante, le
parece que el árabe marroquí no tiene ninguna utilidad para ella. Privilegia la
lengua francesa “para facilitarle la entrada en la escuela francesa”.
Cuando, al menos, uno de los progenitores habla francés y salvo que haya
realizado una reflexión sobre los beneficios del bilingüismo, la pérdida de la
©nEdiciones Morata, S. L.
120 El desafío del bilingüismo
©nEdiciones Morata, S. L.
La educación cotidiana del niño bilingüe 121
qué hacer para no predisponer en contra a mi hija y hallar fuerzas para continuar:
me frustra que mi hija no quiera hablarme en mi lengua ‘materna’”.
©nEdiciones Morata, S. L.
122 El desafío del bilingüismo
3nG. SAUNDERS: Bilingual Children: from birth to teens, op. cit. Véase el Capítulo IV de esta
obra.
©nEdiciones Morata, S. L.
La educación cotidiana del niño bilingüe 123
cillo, se dan cuenta de que su conocimiento del alemán, del francés o del
español no es suficiente para mantener una auténtica conversación con sus
hijos. El abandono del método se deja sentir en los testimonios que aparecen
en los foros de discusióni4. En su deseo de “hacer un niño bilingüe”, algunos
padres empiezan a hablar a su bebé en un idioma extranjero que en absolu-
to dominan. Son numerosos los relatos de situaciones un tanto cómicas en
las que las madres tienen que recurrir al diccionario para buscar el término
correspondiente a “biberón” o “mantilla” en la lengua “enseñada”.
©nEdiciones Morata, S. L.
124 El desafío del bilingüismo
6nF. GENESSE (1987): Learning Through Two Languages: Studies of immersion and bilin-
©nEdiciones Morata, S. L.
La educación cotidiana del niño bilingüe 125
©nEdiciones Morata, S. L.
126 El desafío del bilingüismo
el equilibrio psicológico del niño. Es deseable, además, que los padres se im-
pliquen en el proyecto, prolongando el contacto con esta lengua fuera del
lugar de aprendizaje. Los viajes, el encuentro con hablantes nativos son un
medio eficaz para mantener, en el niño, el placer del contacto con la lengua.
Anémone GEIGER-JAILLET, enseñante investigadora en la UFM de Alsaciai7,
insiste también en la importancia, para los padres, de explicar al niño las razo-
nes por las que han optado por una iniciación precoz. Así es cómo la clase
bilingüe cobra sentido para el niño y le incita a implicarsei8.
No todos los padres tienen la oportunidad de situar precozmente a su hijo
en el camino del bilingüismo. Tendrán que contentarse con el aprendizaje de
las nociones básicas de una lengua extranjera en las clases de sensibilización
que propone la mayor parte de las escuelas públicas francesas. A los 7 u 8
años, edad del comienzo de esta iniciación, la lengua materna estará desa-
rrollada a un nivel que el niño podrá poner en práctica estrategias de aprendi-
zaje que le permitan hacer rápidos progresos en un primer momento. A largo
plazo, los alumnos no progresarán mucho más allá de los conocimientos bási-
cos de la lengua. Por añadidura, el resultado del aprendizaje dependerá de la
aptitud de los enseñantes para trabajar con niños pequeños utilizando méto-
dos adaptados a los distintos grupos de edad. Además, la continuidad del
aprendizaje debería estar garantizada, más allá de la escuela primaria. Por
desgracia, no se cumplen en la actualidad todas las condiciones requeridas
para la enseñanza de una lengua extranjera en la escuela primaria. Los
mediocres resultados constatados pueden incluso ser una “fuente de desilu-
sión con respecto a la misma idea del aprendizaje precoz de las lenguas”i9.
El capítulo no estaría completo si no nos interesáramos por la elección del
idioma que proponer a los niños. Sea en las clases de “lenguas vivas” en la
escuela primaria o en las actividades extraescolares, el inglés se impone de
forma ineludible. Sería inútil querer luchar contra su estatus de lingua franca,
de lengua de comunicación entre los pueblos, pero es urgente interrogarse
sobre su lugar como primera y única lengua que aprender. Ciertos lingüistas,
como Claude HAGÈGEi10, defienden desde hace mucho tiempo la enseñanza
de las lenguas de los países vecinos más que del inglés “para todos”.
En los años por venir, el conocimiento de una lengua y una cultura,
además del inglés, será clave en el mercado de trabajo.
A MODO DE CONCLUSIÓN
“Nosotros, padres de niños bilingües, hemos escogido, aún más que otros,
vivir con la multiplicidad y con la aceptación de la diversidad. En la multiplicidad
de las posibilidades que se nos ofrecen, ponemos nuestra fuerza y nuestra espe-
ranza para los que nos sigan”.
17nA. GEIGER-JAILLET (2005): Le Bilinguisme pour grandir. Naître bilingue ou le devenir par
tions?”: http://europa.eu.int/comm/education/policies/lang/key/foreign_fr.html.
10nC. HAGÈGE (1992): Le Souffle de la langue. París: Odile Jacob.
©nEdiciones Morata, S. L.
Título capítulo 127
CAPÍTULO VII
Conclusión
1nA consecuencia de la construcción de la torre de Babel, Dios decidió multiplicar las len-
guas de los constructores que, en adelante, fueron incapaces de entenderse y tuvieron que
detener la construcción.
©nEdiciones Morata, S. L.
128 El desafío del bilingüismo
2nDesde 1986, la escuela de la calle de Tanger (París 19e) propone, junto a la enseñanza
clásica, una enseñanza bilingüe franco-árabe para todos los niños escolarizados que la deseen.
3nEn la región parisiense se hablan más de 70 lenguas diferentes y se estima que un niño
de cada cuatro habla o comprende otra lengua distinta del francés. (C. DEPREZ: Les Enfants
bilingues: langues et familles. París: Didier, 1999).
4nhttp://www.iteachilearn.com/cummins/mother.htm (traducido por la autora).
©nEdiciones Morata, S. L.
Título capítulo 129
CAPÍTULO VII
Epílogo
Cuando, en 1968, en un viaje escolar, visité París por primera vez, supe
que era la ciudad en la que deseaba vivir. Eso se materializó después de
mis estudios de lingüística. Tras un matrimonio “mixto” y cuando, unos años
más tarde, nació mi primera hija, mi interés por las lenguas se transformó
en pasión por el bilingüismo. En aquella época, busqué en vano consejos e
informaciones sobre los niños bilingües, por no hablar de la tercera lengua
de la familia, el árabe, encontrando por todas partes desconfianza e incom-
prensión. Me acerqué a buscar información en las fuentes, la lingüística
y la psicología social, en la universidad y sobre el terreno. Aprendí a des-
confiar de los “buenos consejos”, que, con excesiva frecuencia, mis inter-
locutores me cedían con sus conocimientos ante la inquietud de “tantas
lenguas”.
Con el padre de mis hijos, llevamos el barco lingüístico de nuestra familia
atravesando las crestas trilingües y los valles monolingües. Hemos tenido que
aceptar que la educación de los niños en varias lenguas no es un largo río
tranquilo. Hemos tenido que defender el trilingüismo de los primeros años
ante psicólogos y enseñantes, batirnos más tarde para que los niños conser-
varan el vínculo con la lengua de su madre, perdiéndose en el empeño el lazo
con la del padre.
He vivido dudas e interrogantes, las miradas suspicaces cuando había
malas notas en la escuela, encajado las observaciones arrogantes de un pro-
fesor de francés. Más tarde, he vivido también la negativa de mi hijo a hablar
con su abuela, al haberse convertido el alemán en algo demasiado “extraño”
para él. He tenido que aceptar el desconocimiento de mis hijos de GOETHE y
de SCHILLER y cargar con los reproches larvados de los germanófilos de haber
dejado pasar así una “cultura”.
He tenido que rendirme a la evidencia de que es difícil practicar la prime-
ra lengua a lo largo de los años y que llega un momento en el que la persona
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130 El desafío del bilingüismo
está hasta tal punto aculturada en el país de elección que resulta extraño
hablar “en extranjero” con los hijos.
Al cabo de estos treinta años pasados con varias lenguas, compruebo
que el esfuerzo de los primeros años no ha sido en vano; con alegría, hemos
asistido al resurgimiento del alemán en nuestros tres hijos ya adolescentes y
con orgullo acompañamos sus esfuerzos de adultos jóvenes de reapropiarse
de la primera lengua de su padre, el árabe.
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