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Aplicación: individual
Materiales de aplicación:
• Manual
• Protocolos
• Tarjetas
ANTECEDENTES
En 1940 la Psicóloga Suiza Luise Düss propone un test proyectivo que consiste en diez cuentos
incompletos a los que el niño debe aportar un final. Este método tenía por objetivo ser un
elemento útil para el diagnóstico y pronóstico psicoanalítico del sujeto.
Los relatos presentan temas que tratan de provocar respuestas que pongan de manifiesto el
estado de las pulsiones y su intensidad.
Düss se propone con estos temas concebir respuestas simbólicas (tensiones enmascaradas), que
permitan visualizar complejos.
Esta prueba es de interpretación cualitativa basada en respuestas dadas por el sujeto y su historial
en la conducta manifiesta durante la sesión . Las historias comunican más las actividades y
actitudes del examinado que los objetos y personas a los que estos se refieren. Cada uno de los
personajes que aparecen en las historias del paciente representa un aspecto de la personalidad de
este.
Cuanto más aceptable sea una actitud para la conciencia del paciente, mayor es la similitud entre
él y el personaje. Las historias pueden comunicar actitudes superficiales, estereotipadas o
defensivas del sujeto por lo mismo se pueden identificar y diagnosticar complejos inconscientes y
problemas de conducta. Su aplicación es individual, sin tiempo prefijado, en un rango de edad que
va desde los tres años en adelante.
APLICACION
Düss administró el test a 120 sujetos entre 3 y 15 años de edad, considerando que los cuentos
podrían ser de interés aun para adolescentes. Sin embargo lo aconsejable es aplicar el test de
cuentos incompletos a niños de 3 a 6 años de edad.
''Te voy a contar algunos cuentos que tienen pregunta al final. Tú tienes que darme la respuesta.
Puedes contestarme exactamente lo que piensas, porque la respuesta que des será la acertada''
Los cuentos deben contarse con un tono de voz atractivo sin exageraciones en la dramatización, y
teniendo el cuidado de no hacer sugerencias respecto a las respuestas posibles, ni presentar
opciones de las mismas, ni insinuarlas por el tono de voz del narrador.