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La tartamudez, que recibe el nombre técnico de “disfemia”, es un trastorno del

habla caracterizado por signos como repeticiones e interrupciones que


interfieren con la fluidez del discurso y que se relacionan tanto con factores
biológicos como psicológicos, en particular la ansiedad.
En este artículo explicaremos qué es la tartamudez o disfemia y cuáles son
sus causas principales según las diferentes hipótesis que se han planteado
hasta el momento, tanto desde una perspectiva biologicista como en función de
variables psicológicas.
 Abuso o maltrato infantil: qué es, tipos y consecuencias
¿Qué es la tartamudez o disfemia?
La disfemia es una alteración del lenguaje que afecta a su fluidez y que se
asocia tanto con síntomas de ansiedad y tensión fisiológica como con
diferencias individuales en determinadas estructuras y mecanismos cerebrales.
Para poder realizar el diagnóstico es necesario que se identifique una
interferencia significativa en la vida social o en el rendimiento (principalmente
de tipo académico o profesional) de la persona afectada.
El DSM-IV-TR hace referencia a este trastorno con el término
“tartamudeo”. Según este manual diagnóstico la disfemia es una alteración de
la fluidez y de la organización temporal del habla. Esta se manifiesta en
fenómenos diversos que afectan a estas características del lenguaje oral.
Entre las alteraciones más significativas encontramos prolongaciones y
repeticiones de fonemas, numerosos bloqueos y pausas en el discurso -
incluso dentro de una misma palabra, que se pronuncia de forma fragmentada-,
interjecciones y circunloquios que sustituyen palabras problemáticas y un
incremento general del nivel de tensión motora.
El DSM-5 incluye la nomenclatura “trastorno de la fluidez de inicio en la
infancia” a causa de que por lo general los síntomas de la tartamudez
empiezan a manifestarse durante la niñez. En muchos casos se limitan a
este periodo y desaparecen a medida que el desarrollo progresa. Resulta
fundamental comparar el habla de la persona con la de otras de su misma edad
por tal de evaluar su grado de significación clínica.
Ambos manuales limitan el diagnóstico de disfemia a los casos en que los
signos no pueden ser atribuidos a déficits de tipo sensorial o motor, a
lesiones neurológicas adquiridas (como las que se podrían derivar de
traumatismos craneoencefálicos o accidentes cerebrovasculares, por ejemplo)
o a otros trastornos mentales y médicos.
 Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): qué es, síntomas y causas
Causas biológicas de la tartamudez
Si bien por el momento no se ha podido atribuir la tartamudez a una causa
biológica específica, la evidencia científica disponible sugiere que múltiples
factores orgánicos podrían intervenir en la aparición de los síntomas de
disfemia. No obstante, los estudios con gemelos revelan que las influencias
ambientales también son necesarias para su desarrollo.
Desde estas perspectivas biologicistas se ha propuesto que la disfemia se
debería a anormalidades hereditarias en genes específicos y/o a
alteraciones estructurales y funcionales del sistema nervioso central. Se trata
probablemente de un trastorno multicausal que no se produce siguiendo el
mismo mecanismo en todos los afectados.
En concreto se cree que puede existir una relación entre los síntomas de
tartamudez y la competición por la dominancia lingüística del hemisferio
derecho del cerebro con el izquierdo, en el que se localizan las bases
fundamentales del lenguaje en la mayoría de personas. En los zurdos esta
capacidad se encuentra más repartida entre los dos hemisferios, y la disfemia
podría estar asociada al hecho de ser zurdo o ambidiestro.
Se ha observado además que el tartamudeo se diagnostica con una frecuencia
muy elevada en niños y niñas que tienen otros trastornos de la motricidad
y del lenguaje; esta es una de las capacidades más complejas del ser
humano, por lo que no resulta extraño que haya un buen número de personas
que no estén perfectamente “equipadas” para ella, desde un punto de vista
neuroanatómico.
Por otra parte, algunos autores defienden que el tartamudeo es un tipo de tic
complejo; este diagnóstico se aplica a los tics que consisten en movimientos de
varios músculos en lugar de uno solo o, en caso de que sean vocales, cuando
se trata de palabras o frases y no únicamente de fonemas. En este sentido la
disfemia se englobaría en una categoría similar a la del síndrome de
Tourette, entre otros.
 Pipí en la cama: 5 tratamientos y métodos eficaces para superar la
enuresis

Explicaciones psicológicas
La disfemia tiene una característica muy llamativa que justifica los intentos para
explicarla a través de factores psicológicos: el tartamudeo sólo aparece al
hablar con otras personas.
Así, por ejemplo, alguien cuyo discurso se bloquea y repite sonidos
constantemente en presencia de otros no tendrá ningún problema para
cantar en privado o para hablar a una mascota.
Esto se ha relacionado con las experiencias de ansiedad que se derivan del
miedo a la evaluación social negativa que otras personas pueden hacer de la
persona a causa de sus síntomas. Tales emociones no sólo promueven la
aparición del tartamudeo, sino que también predisponen al retraimiento social,
a déficits en la autoestima y en las habilidades sociales y a trastornos del
estado de ánimo.
Unidos, todos estos factores permiten comprender el potencial de cronificación
de la disfemia; su naturaleza circular es característica de los trastornos
relacionados con la ansiedad, en que este sentimiento se potencia a sí
mismo.
No obstante, una intervención temprana y adecuada permite eliminar o reducir
los síntomas, así como las consecuencias psicológicas e interpersonales que
se derivan de estos
Disfemia: causas, evolución y tratamiento

Los sujetos que padecen disfemia repiten frecuentemente palabras o


frases y dudan al expresarse. La herencia genética, el sexo de nacimiento
o las experiencias traumáticas son algunas de la causas que la originan.
24 de mayo de 2016
La CIE-10 (Clasificación Internacional de los Trastornos Mentales y del
Comportamiento-O.M.S.) define la disfemia como “el trastorno del habla
caracterizado por la frecuente repetición o prolongación de los sonidos, sílabas
o palabras, o por frecuentes dudas o pausas que interrumpen el flujo rítmico del
habla". Algunos autores consideran que disfemia y tartamudez son lo
mismo, mientras que otros expertos diferencian entre ambos trastornos del
habla. Entre las causas más comunes de disfemia figuran las siguientes:
 Genéticas: en gemelos monocigóticos (que se originan a partir de un
único óvulo y espermatozoide), si uno de los hermanos padece disfemia,
el otro tiene un 77% de probabilidades de desarrollarla. Entre los
dicigóticos (individuos gestados a partir de dos óvulos y
espermatozoides distintos), la probabilidad es del 32%. De padres a
hijos, las probabilidades se sitúan entre el 30% y el 40%.
 Sexo: es más frecuente en hombres (75%) que en mujeres (25%).
 Psicolingüísticas: problemas de articulación derivados de un déficit en el
pensamiento linguoespecular (asociación de significado y palabra
escrita) frente a un rápido procesamiento sensoactorial (asociación de
significado e imagen).
 Traumáticas: la disfemia también puede estar provocada por estados de
tensión prolongados.
Según los errores más comunes del habla, la disfemia se puede clasificar
en clónica (repetición compulsiva de sílabas o palabras), tónica (paralización
o espasmos que causan interrupciones o habla entrecortada) y tonoclónica o
mixta (combinación de las dos anteriores con predominancia de una sobre
otra).
Evolución
En Disfemia o tartamudez [REV NEUROL 2005; 41 (Supl. 1):S43-S46], J.
Sangorrín-García afirma que la disfemia suele aparecer en la infancia,
habitualmente entre los dos y cuatro años, coincidiendo con el lenguaje
conectado, cuando el niño comienza a combinar varias palabras formando las
primeras frases. La disfemia inicial podría aparecer en torno a los tres años,
asociada a la dificultad de articular el lenguaje propia de esta edad. La
episódica se origina a partir de los cinco años y en ella son característicos los
episodios de tartamudeo que alteran la fluidez verbal. Transcurridos los
primeros diez años tras la aparición de los primeros episodios, se considera
que el sujeto ya padece disfemia o tartamudez. Algunos de los síntomas más
comunes son los siguientes:
 Manifestaciones lingüísticas: uso de “muletillas” verbales, lenguaje
redundante, frases incompletas, discurso incoherente y descoordinación
entre el pensamiento y el lenguaje.
 Manifestaciones conductuales: mutismo e inhibición temporales,
ansiedad a la hora de comunicarse y logofobia o miedo a las palabras.
 Manifestaciones corporales: tics, espasmos e hipertensión y respuestas
psicogalvánicas (sudoración, palidez, etc.).
Tratamiento
J. Sangorrín-García establece que en el tratamiento y prevención de la disfemia
se de deben aplicar técnicas de la logoterapia combinadas con la
psicoterapia, entre las que figuran las siguientes:
 Enseñanza de la mecánica del habla;
 Observación de la conducta al hablar;
 Corrección de la tartamudez;
 Relajación muscular y control vocal;
 Fluidez.
En un post anterior os comentábamos que la oscarizada película El discurso
del rey cuenta el caso del logopeda australiano Lionel Logue, que ayudó al
entonces aspirante al trono británico Jorge VI a superar sus problemas de
tartamudez

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