ROBERT CASTEL,
LA INSEGURIDAD SOCIAL
2Qué es estar protegido?
MANANTIAL,
‘Buenos Ares“Til i indi mei
Oye gine prs?
bo ae aoe te he, 2008
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AGRADECIMIENTOS:
Isabelle Astes, ysette Boucher-Castel, Denis Merklen y
‘Albert Ogien me hicieron preciosas observaciones sobre una
primera versin del manuscrito. Mi interpretacion del “retor-
ro de las clases pligrosas”estéen deuda con entrevista pro-
puestas por Richard Figuier sobre este tema. Por iltimo,
agradezco a Christine Colpin por su contrbucién esencial a
la elaboracin del texto.INDICE
Incroduecién
apieulo 1
La seguridad civil en el Estado de derecho...
‘Modernidad y vulnerabilidad.
Seguridad pablicayUibectades pias ww
Capitulo 2
La seguridad social en el Estado protector.
La propiedad ol trabao.
Una sociedad desemejants.
Capitulo 3
EL aumento dela incertidumbre.
Tndividualizcia ydesoleciviacin,
El etoa de a lass peigross
Capitulo 4
Una nueva problemtica dl iesgo.
Rigo, poigros¥ dais
Prvatizacin ocoectvizacion de los esos.
u
wv
13
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35
37
45
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3s
75
16
BL0 onERT casTeL
Capirulo 5
imo combatir Ia inseguridad social.
Reconfigarat as potecciones soils.
Dar seguridad al trabajo.
Conelusin,
13
INTRODUCCION
‘Se pueden distingui dos grandes tpos de protecciones. Las
protecciones civil garantzan las ibertades fundamentals y
la seguridad de los bienes y de las personas en el marco de un
Estado de derecho, Las protecciones sociales “cubren” contra
Jos principales resgos capaces de entralar una degradacign de
la suacién de lo indviduos, como la enfermedad, el acciden-
tela vejez empobrecida, dado que las contingencas de a vida
poeden culminar,en hima instanca, en la decadencia social
Desde este doble punto de vista vivimos probablemente -al
‘menos en los paises desarrollados~en las sociedades mis segue
ras que jams hayan existido. Las comunidades no pacficas,
esgacradas por lnchasintestnas, donde la justcia era expedi-
tivay la arbitrariedad permanente, parecen vistas desde Euro-
‘pa occidental o desde América del Nore, la herenca de un le
jano pasado. Elespecto de la guerra, esa terrible generadora
de violencia, también se ale: ahora ronda y a veces hace =~
tragosen los confines del mundo “civilizado”. Anélogamente,
se ha alejado de nosotros esa inseguridad social permanente
‘que resultaba de a vulnerabidad de ls condiciones y conde~
haba en otras épocas a una gran parte del pueblo a vivir “al
dia”, a merced del mis miaimo accidente que pudiera surgir2 [ROBERT cASTEL
en el camino, Nuestrasexistencias ya no se desarollan, desde
el nacimiento hasta la muerte, sin redes de seguridad, Una
bien llamada "seguridad socal” se ha vuelto un derecho para
Ia inmensa mayoria dela poblacién y ha generado una mult
tad de instituciones sanitaiasy sociales que se ocupan de la
salud, de la educacién, de las discapacidades propias de la
‘edad, de las deficienciaspsiquicas y mentales. Atal punto que
seha podido desriir este tipo de socedades como “socieda-
des aseguradoras", que aseguran, de alguna manera de dere-
cho, la seguridad de sus miembros.
Sin embargo, en estas sociedades rodeadas y atravesadas
‘por protecciones, las preocupaciones sobre la seguridad per-
‘manecen omnipresentes. No se puede eludie el caricter
perturbador de esta constatacién pretendiendo que el sent-
rmiento de inseguridad es s6lo un fantasma de personas aco-
‘modadas que habrianolvidado el precio de la sangre y de las
lgrimas, y hasta qué punto la vida antes era da y ceuel
Tiene tals efectos sociales y politicos que, por certo, forma
parte de nuestra realidad y hasta estectura en gran medida
nuestra experiencia social. Hay que reconocer que, si bien las
formas ms masivas de Ia violencia y de la decadencia social
han sido ampliamente neutralizadas, la preocupacion por la
seguridad es por certo de naturaleza popula, en el sentido
fuerte del ermino,
Como dar euenta de esta paredoja? Ella conduce a for-
smular la hipétess de que no habeia que oponer inseguridad y
protecciones como si perteneceran a registro opuestos dela
experiencia colectva. La inseguridad modesna no seria Ia au-
sencia de protecciones, sino més bien su reverso, su sombra
ltevada a un universo social que se ha organizado alrededor
de una bisgueda sin finde proteceiones 0 de wna bisqueda,
desenfrenada de seguridad. Qué es estar protegido en esas
condiciones? No es estar instalado en la certdumbre de poder
ssrnopucaos 8
dominar perfectamente todos los resgos dela existenca, sino
mis bien vivir codeado de sistemas que dan seguridad, que
son construcciones comple yfegiles, las cuales conllevan
en si mismas el riesgo defallaren su objetivo y de fustrar las
texpectativas que generan Por lo tanto la propia bisqueda de
proteccionesestaria creando inseguridad. La raz6n de ello e-
fia que el sentimiento de inseguridad no es un dato inmeiato
de a conciencia. Muy por el contearo, va dela mano de con-
figuracioneshistcicas diferentes, porque la seguridad y ain
seguridad son relaciones con los tipas de protecciones que
segura -o no- una sociedad, de manera adecuada. Ea otras
palabras, hoy en dia estar protegido es también estar amena
zado, El desafio que nos interesa subrayar seria entonces
‘comprender mejor la configuracin especifica de esas relacio-
nes ambiguas proteccin-inseguridad, 0 eguros-iesgos, en la
sociedad contemporénea,
‘Agui propondremos una linea de andlisis para convalidar
esta hip6tesis, El hilo conductores que las socedades moder-
ras estn construdas Sobre el terreno fl de la inseguridad
porque son sociedades de individuos que no encwentran, ni en
ellos mismos ni en su medio inmediato, la capacidad de ase-
igurar su protecién, Si bien es certo que estas sociedades se
hhan dedicado a la promocion del individuo, promueven tam-
bign su vulerabilidad al mismo tiempo que lo valorzan, De
clo resulta que la bisqueda de ls proteciones es consusta-
cial al desarollo de ese tipo de sociedades. Pero esta bisque-
da se asemeja en muchos aspectos alos esfuerzos desplegados
para lear el tone! de las Danaides, que siempre deja filtar el
peligeo, La sensacin de inseguridad no es exactamente pro-
porcional alos peigrs reales que amenazan a una poblacin.
Es ms bien el efecto de un desfase entre una expectativa so-
sado la historia, discrera en sus expresiones, pues quienes la
cexperimentaban muy 4 menudo no tenian la palabra ~salvo
‘cuando explotaba en forma de motines, revueltas w otras
“emociones” populares-, pero cargada de codas las penas y
de todas las angustias coridianas que han consttuido buena
parte de la miseria del mundo,
Respecto de esta dimensin masiva de la problemética de
In inseguridad, la ideologia de la modernidad que se impone a
partir del siglo XVII ha dado pruebas, al menos en un primer
tiempo, de una formidable indiferencia. Se ha subrayado que
si concepcién de la independencia del individuo se habia
construido a través de a valorizacion de la propiedad, unida
‘un Estado de derecho que supuestamente garantiza la segur
ridad de los ciudadanos, Esta construcciéa habria debido
plantear centealmente la cuestin del status, o de la ausencia
de status, del individuo no propietario. ¢Qué pasa con todos
aquellos 2 quienes la propiedad no asegura esa base de recur-
s03 que de ahora en mis es la condici6n dela independencia
social y que consttuyen, para citar no ya a Marx sino a un
1, Staaten Le Pete de Vauban, Projet de dine roa, Pars 1707,
i. 66. Vaan pagar cons propa desracia ta pina deasindo I.
‘id deta miter del palo esempos dl Rey Sol
LASEGURIDADSOCIAL EN ELESTADOFROTECTOR 37
‘oscuro autor de fines del siglo XVII, “Ia clase no propieta-
tia" Los individuos privados del respaldo de la propiedad
fe asimilan, en una mente tan eselarecida como la del abate
Siey’s,a
‘ana mold inmensa de instruments bipedes sin libertad, sin
‘moralidad, qve no poscen mk que manos poco ganancioss y
tn alma absorida [por las preocupacones del supervvencia)
La propiedad o el trabajo
Esta cuestién central no ha sido tomada en cuenta en ab-
soluto en la ligia de la construccin del Estado liberal. Cie-
tamente hubo, en particular en momentos de efervescencia re-
olucionaria, certa toma de conciencia de la gravedad del
problema. De ello da testimonio esta intervencién de un dipo-
tado de la montaiia,” Harmand, en la sesi6n de la Conven-
cién del 25 de abril de 1798, cuya lucidez nos parece, en re-
trospectiva, sorprendente:
Los hombres que realmente quiran ser eracesconfesarin
conmigo que despues de haber consegudo la iguldad polis
‘derecho, el deseo nis acoal y el mis activo es el de igualdad
‘de echo, Digo mas digo qu sin el deseo ola esperanza de esta
2. tamer miembro del Comide ended de a Asablea Cos
aye, etado por LF, Drei, Un piatbrope dente Ls Roche
Foca iota, Pay 193,
Se |. See, Ente poleigur, ats, Bons des Archives conten
rie, 1985
biped el mona, eat Aambleas Cosiucaes de 17929
siuintean Tor ues oben ini yen a ada operons
‘Suse prince eran Mat, Robert y Danton (nel)38 ROBERT CASTEL
igualdad de hecho, la igualdad de derecho no seria mis que una
isi eruel ques n vez de los goces que a prometido, so ha
ria experimentat el supicio de Téatalo ala porcién mis dil y
‘nis numeros de los cudadanos."
[Esta “porcién més itil y mas numerosa de los ciudada-
nos” es el conjunto de los trabajadores no propietaios. Pero
Harmand advierte que el respeto (que €ljuzga necesario} de
Ja propiedad opone un obsticulo insuperable a la realizacion
de ese “deseo”, ¥ aitade:
Cima podrian las isteeiones sociales procure al hom
bre esta iualdad de hecho que Ia natoraleza le ha negado sin
atacar ls propiedades tertrilse industries? Cm conse-
ful sin la ley agraia ye eparto de as fortanas?
En efecto, de eso se trata, y en aquella época esta inguie~
tud no podla recibir otra respuesta que la del comunismo. En
este sentido, Gracchus Babeuf responde direcamente a Har-
mand, pero el fracaso lamentable de la Conspiracién de los
Iguales muestra al mismo tiempo que a fines del silo XVIIL
cesta respuesta conduc a un calleja sin salida. Todo ocurrié
como silos responsables politicos que contibuyeron a la edi-
ficacin del Estado moderno hubieran eludido este problema
ddrante la mayor cantidad de tiempo posible, y ello hasta
fines del siglo XIX. El lector interpretaré como quiera las
razones de este rechazo de parte de las efites diigentes de
‘considerat la situaci6n social de “la porcién ms il y més
hnumerosa” de los ciudadanos del Estado de derecho ~indife-
4 isuro ee a Asus constayente dl 15 esr de 1793, ceado
poe Mace Gast, La ration der dats de homme Pat, Galina,
1989, pi 214
[LASEGURIDAD SOCIALENEL ESTADO PROTECTOR 397
rencia, egofsmo, desprecio de clase, et Pero con todo de
echo podemos hablar, retomando las expresiones de Peter
‘Wagner respecto de ese primer periodo de expansién del libe-
ralismo, de modernidad liberal restringida el proyecto de una
Sociedad liberal formalado por ejemplo en la Declaracion de
foe Derechos del Hombre y del Ciudadano en p
tuniversal, pero s6lo se apicé plenamente, en un primer mo-
tnento, 2'una fraccin muy limitada de las poblaciones del
Occidente cristiano.®
Las consecuencias de este callj6n sin salida sobre las con”
diciones sociales a que condyjo la apicacién de los princpios
liberals han sido considerables y desastrosas. Las innumera-
bles pinturas del “pauperismo” del siglo XIX no sélo mues-
cpio es
5. No obtante rma de concen de lo qu va cosine mile
dele ene scl deli XIX ee lps par de a cada e 1820,
feta fora el deseo dl “paperisno” por pare del covet
(lor sbnrvadotes sles evel, en mchos sein obreogdorty
see cs de moses decent iad In industri cra
rowaci aparece en consecienis scrip ex ef desarrollo mismo deb
ereanad er lo crests de a clases dominant nto liber
Tr smo countess niga 4 Bae de lo wn problema poco,
sree beer omiccado neve! dl Edo, intentan ponder
See ed denpege depicts Slants de pteoalsno pateo-
a (png a rors ese pret sirens artes dl oils
we eblacoars que se desaolan irlneaene, pero que 8a sain
‘erature el amp plies donde se ears el modo de ober
‘liad de a oid mera.
"Deter Wagner Libertine Les dee res de la moder
“induc ances, Pt Mel, 1996, Considerada eal planeta,
eon aparece todavia gs exorbtant, Pods deine gue ls
Seacunda eral se corstayo sobre ln base deur dbl xen es
“Maun pple ea las acane ms desrollad depen (E0p2
eBay dsqusExador Unis), fara dees pene, eal
(Eire dela hareo BERT CASTE
team la misra dels obrecos de a primera ndustaliacin y
desu familias. Se wat, de un modo mis geeral, de a perpe
twacion de un estado de inseguridad social permanente que
afecta ala mayor pare de las categoras populares. Estaba a
punto de decie *inecta™. La insegridad social no slo man-
tiene viva la pobreza. Acta como un peincipio de desmoral-
zacién, de disocacién social, ala manera de un virus go im
preg la vida coidians, dnulve los lazos socials y socava
Jas estructuraspiguias de los indvdaos. Induce una "cor0-
si6n del caricer", para retomar una expresion que Richard
Sennett emplea en otro context.” Estar en a insepuridad per
‘manente es no poder ni dominar el presente ni antcipar posi
tivamente el porvenie sl famosa “imprevisin” de las clases
populares, incansablemente denunciada po los moralsas del
Siglo XIX. Pero, ze6mo podria proyetarse hacia el futuro y
planificar su existenia aguel a quien fa inseguridad corroeto-
os los dias? La seguridad socal hace de esa existencia un
combate por a spervivencalibrado en el di ada y cay re-
sultado e siempre y renovadamente init, oda hablasse
de desasocicion {désasocaton socal (lo opuesto ala cobe
‘para nombrac exe tpo de stuaiones, como la de
los poletarios dal siglo XIX. Condenados a una peecariedad
permanente, que es también una inseguridad permanente por
no tene el menor control sobre lo que les ocuce
sua es afar sombra del Estado de derecho. Deja en un
pponco muerto la condicién de aquellos que no tienen ls me
dis de aseguras a exstenca por medio dela propiedad. Al
hacerlo elude la custén que Hobbes planeaba de una ma-
7 Ricaed Senet, The erosion of character, Naevs York, WW Mos
ton and Company, 1998 ud. eas La cara delenit, Barcelona,
‘sgrama, 2000,
LASEGURIDAD SOCIAL ENELESTADO PROTECTOR 41
nera paradéjicamente mis democritica, ya que concernfa a
todos los sujetos de Estado ubicados bajo la misma enseta
frente al Levitin: zc6mo proteger a todos los miembros de
tuna sociedad? zCémo garantiza® Ia seguridad de todos los in-
dividuos en ef marco de la nacién? El clivaje propietarios/no
propietarios se traduce en um clivaje sujetos de derecho/suje-
tos de no derecho, si seentiende también por derecho el dere
cho a vivir en la seguridad civil y socal. O entonces el dere:
cho no es mis que “formal”, como dice Marx, y su critica en
teste punto resulta irrefutable. El Estado de derecho deja in-
‘acta la condicién social de una mayoria de trabajadores atra-
‘vesada por una inseguridad social permanente.
{Cémo sea salido de esta situacién? En otros téeminos,
e6ino se consiguié vencer la inseguridad (socal) asegurando
fa proteccién (social) de todos o de casi todos los miembros
de una sociedad moderna para hacer de ellos individuos en el
sentido cabal de sérmino? Sélo puedo esbozar el principio de
Ta respuesta, cuya exposicién completa exigira largos desa~
rrollos. En una palabra: concediendo proteccionesfuertes al
‘tabaj o también construyendo un nuevo tipo de propiedad
concebida y puesta en marcha para asegurar la rehabilitacion
de los no propietarios, la propiedad social. Veamos, muy es-
‘quemiticamente, la exposicién de estas dos propuestas que se
superponen de modo muy estrecho.
En primer lugat, asociar protecciones y derechos aa condi
iin del propio trabaiador. Entonces el trabajo deja de ser una
fae ea demon en Ls mamorphoss dl qetion sci
le Une ero du salar Pais, Fay 1995, Gallimard, ol "ob",
1998 epic en lov opts Vy VI (ra. cass Las metamorfosis
(dia cnston soil Una ence del salrodo, Baenos Aes, Paid,
97)2 OBERT cASTEL
selcién pramente rca eda nl mac dena
Than praerontatal(lcotsta de slg” del Ciigo
Coenen emleado odopdeon yun saad de
Samperedo. Hua sha et el enpe es dan te
Goda dun ever qv gestae cent
one deh un sao fang a proces lee
Cholera scour por ssn yor ered de
tech aa alatn owt, oe Contato tu
‘Snel wabaladr dp dca condi pce nae
sr ovdcondorad avr dna den ang del a
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del seu oop a rtd, Prive, en 2 S, ato de
1952 ein propiedad vc em eid gue le oy aga sence
LASEOURIDADSOCIALENELESTADO PROTECTOR 43
podria caractriat la propiedad social como la produccién
Be equivalences sociales de las protecciones que antes estaban
‘dadas slo por la propiedad privada, Veamos el ejemplo de la
jabilacién o reir. En lo que respecta a seguridad, el jbilado
podrd evalizar con el rentista asegurado por su patrimonio.
{La jubilacin aporta asi una solucion a una de as manifest
‘cones mis trigicas de la inseguridad social, Ia stuaci6n del
viejo tabajador que ya no podia trabajar y al que amenazaba
la decadencia total y la necesidad de recurs obligavoriamen-
tea formas infamantes de asistencia como el hospicio. Pero la
jubilacién no es una medida de asistencia, es un derecho
‘Construido a partir de trabajo. Es la propiedad del trabajador
‘onstituida no segin la liga del mercado, sino a través dela
Socializacin del salario: na parte del salario retorna en be-
peficio del trabajador (salario indirecto). Se podria sostener
(gue es una propiedad para la seguridad, que ampara la segu
Fidad del trabajador fuera del trabajo.
Tvidentemente lajubilacién no es mis que un ejemplo de
las eealizaciones de la propiedad social, que tuvo principios
cextremadamente modestos (a ley de 1910 sobre ls jubilaco-
thes obreras y campesinas sélo beneficiaba a los trabajadores
inds pobtes pues los asalariados mas acomodados supuesta-
mente podian asegurarse ellos mismos segin Ia logica de Ia
propiedad privada). Es posible comprender la extensién del
tema a partir del proceso de generalizaciOn-iferenciacién
el teabajo asalariedo que cacacteriza al siglo XX. El trabajo
‘un enamores republicans dees deli XIX, Vessco pate A
Hed Fol, Ls provi scale etl democratic Pais 1888 Ful e
‘ends acre clgtori como el medio de consi "ea acai del
‘pat ham qa son como am exaumo de propia eens de odo
Madan vetGaeemente eel os 0“ OBERT CASTEL
asalariado deja de ser esencialmente el trabajo asalariado
‘abceco y abazca el conjunto muy diversificado de las catego-
ras salariles, dese los obreros que ganan el SMIC" hasta
los ejecutivos. Pero todas estas categorias estin cubiertas por
Jas protecciones del trabajo. Asi una forma de propiedad so-
cial como lajubilacin viene a asegurar a la gran mayoria de
Jos miembeos de la sociedad sali. Paralelamente al sistema
de ls ubilaciones, habria que enuumerar el conjunto de leyes
sociales que se organizan en el transcurso del siglo XX y que
culminan en una seguridad social generalizada,
tn plan completo de Seguridad Socal tendiente a asoguar a tds
Jos ciadadano les mes de existencia en todos los casos en que
sean incapacs de pocuriselos mediante el abso, con admine-
‘ean de los epresentanes de los interesadosy del Estado?
De hecho, el lugar del Estado ha sido central en la organi-
zaciGn de estos dispositivos. El desarrollo del Estado socal es
cstrictamente coextensive a la expansin de las protecciones.
EL Estado en su rol social opera esencialmente como un re-
ductor de resgos. Por inermediacion de las obligacones que
Jmpone y garantiza por ley legamos asia que “el Estado es él
rismo wn vaso seguro”.!”
+ SMIC er wa spe qo designs el “tlio minima inerrfeiona de
‘oimieato” anes equate lai mii, vial yn rpecing
nace
(2 Coma nl de sine, propane de cn 3 ma
1, Frage Ema Llc providence Psi, Genet, 1986, ph 43
Parser exauvs bai que eeat n orpaniacion de ea eructara
seguaor el dessiolo doe ervcos pcs Los vows pubes
‘eter come un cajuto de dposves que ponen a disposi de lt
LASEGURIDAD SOCIAL ENELESTADO PROTECTOR 45
Una sociedad de semejantes
‘Asi ha quededo protegida “la porcién mas til y numero~
sa de los ciudadanos” que evocaba el convencional Har-
mand, La solucin a la insegusidad social no pas6 por la si
presién o por el reparto de la propiedad privada, Por lo
tanto, no tealiz6 Ia estrita igualdad de las condiciones socia-
les, “la igualdad de hecho” que también mencionaba Har
mand, La sociedad salatial sigue estando fuertemente dife-
renciada, y para decilo sin eufemismos, es fuertemente
desigualitaria, Pero es al mismo tiempo fuertemente protec
tora. De modo que ent la pace inferior y la parte superior
de la escala dela jerarquia de los salarios, ls diferencias de
ingresos son considerables. Sin embargo, las diferentes cae
sorias sociales se henefician de los mismnos derechos protes-
totes, derecho laboral y proteccién social. Es por ello que ta
ver este tipo de sociedad ha dado pruebas de ciettatoleran-
cia frente a las desigualdades. Por cierto, las luchas por el
“reparto de los beneficios” del crecimiento han sido fuerte.
ero se libraron a través de un modo de negociacién confi
tiva entre “organizaciones sociales representativas™” que fu-
‘mayor canided de pte bees eis cya presi no pede er at
‘dsp ls inerees rv, costayen ana prepared ro
‘edad social el hecho de gue tervicae ao mercntles san acesibles 2 0-
Tosesun factor ee de coe sol ence ls diferentes egrets de
Sa scedad moderna, No podemos extenders demasad, pero lds
‘i el pape social dln servicios publica asa su cetonaniento ae
tua eimai por completo ena tein desarollda ol del
prs wabso.
arenas socins” en enc tn as rpnizaionespofsonales
representa incl acoales) ane arp conjustrene es
‘igocaconer oe el reorient dela condones debs (dl)“ ORERT casTEL
vo por efecto una mera real de la condicin de todas las
‘categoria salarales, aunque dejésubsistirprictcamente las
mismas dsparidades ete ellas.12 Como esas brechas persis:
ten, el proceso no es para nada el de la constituci6n de una
vasta “clase media” como lo creyeron algunos idedlogos de
la época. Sin embargo, a todos los niveles de la jerarq
socal, todos pensaban poder disponer de recursos minimos
para asegurar su independencia
El modelo de sociedad asi realizado no es una sociedad de
iguales (en el sentido de una igualdad “de hecho” de las con-
dlciones sociales) sino el de una “sociedad de semejantes”,
para retomar una expresién de Léon Bourgeois. Una socie™
dad de semejantes es una sociedad diferenciada, por lo tanto
jeraequizada, pero en la cual todos los miembros pueden
mantener rlaciones de interdependencia porque dsponen de
tn fondo de recursos comanesy de derechos comunes. El ca-
ricter irreducible de la oposicin propictariosino propieta-
rios queda superado as{ gracias a la propiedad social que
segura a los no propictaris las condiciones de su protee-
12 Doro pero denominudo dela “Trent Glin" a fe
sence lo ingress lors eels cere y Ios adinitaderty
Sjecuos pease peice acd, slvo uta pocas ain
tes coyunrres La imagen gue debecamos epee ade una exclers
‘meni: todo el mando me, pr la dtncn ene lt personas, en et
Caso ete as rents soils beads es las frets pla
os, sigue send a isa,
13 El mie epeerve de sn, ar nacre bs sido sin da
Jean Fourtt. Vere Ler Troe Glories ols volun eile de
194621975, Pass Fayed, 1979
14, Lion Bourges, Seder, Par, 1896. Ee un segundo plan, se
onoe el malo del soldered orgiica de Ena Durkin, ora gue
debe adopa In pereenca socal en una sociedad a ln ve verfienda 7
‘niende iearad,
LASEGURIDAD SOCIALENELESTADO PROTECTOR 47
cid, Bl Estado (el Estado de bienestar, 0 ms bien el Estado
Social) esl garante de esta construccin: estas protecciones
fon de derecho, constityen el modelo en expansion de los
‘derechos sociales que proporcionan una contrapatida con
eta vrtualmente universal a los derechos civiles ya los
derechos politicos.
‘Conviene destacer qu el rol principal del Estado social
no ha sido realizar la foncién redistrbusiva que se le otorea
on hara frecuencia, En efecto, as redistrbuciones de dine-
to piblicoafectaron may poco la estructura jetirquica de la
{ociedad salarial. En cambio, su rol protector ha sido esen-
Gal Tomemos, por ejemplo, [a jubilacin: las jubilaciones
fen bastante estrictamente la jeargui salarial a bajo sal-
So, baja jbilacion; a alto salario, lt jbilcién). Por lo
tanto, no hubo redisribucin en este terreno, Pero en cam
bio el ro protector dela jubilaci6n es fundamental ya que
segura a todos los asalarados las condiciones mints dela
Jndependencia social, por lo tant la posibilidad de seguir
haciendo sociedad con sus “semjantes™. La pensin jubila~
toria de un asalaiado que gana el SMIC cirtamente no te-
ne nada de extraordinario. Sin embargo, comparada con la
Situacion del trabajador antes dels proteeciones adel pro
letario de los comienzos de a indusralizacion por ejemplo,
representa un verdadero cambio cualitativo. Podemos men-
Cionar otras tantasproecciones respect de la sad ola f-
rill, y mbign el desarrollo de los servicios pablicos no
mercamtilizados 0 poco mezcantilizados, La propiedad social
te rehabilitado a la "clase no propietara” condenada la
inseguridad social permanente, procuréndole el minimo de
reeutsos, de oportanidadesy de derechos necsaros para po
dec constitu a falta de una sociedad de iguales, una “soci
dad de semejanes”
Se comprende asi que lafancién esencial del Estado en lasociedad salavial, y su mayor éxito, fue sin duda haber con-
seguido neutcalizar la inseguridad socal, es decir, actuar eft
ccarmente como reductor de riesgos sociales. Peto lo logrd
bajo cietas condiciones, algunas coyunturaes, otras esteuc~
turales, de las cuales hay que recordar al menos las dos pri
cipales pasa intentar comprender por qué, hoy en dia, suefi=
cai et psa en enrich pr lad ipa
‘La primera condicién que ha permitido la construeciOn de
ste edificio es el crecimiento, Entre 1953 y el inicio de la dé
cada de 1970, prictcamente se triplicaron la produetividad,
el consumo y lo ingresos slarals. Mis alla de su dimensién
propiamente econémica, hay que ver en ello un factor esen-
tial que ha permitido una gestion regulada de las desigualda-
des y dela insegutidad social en la sociedad salarial. Segin
las expresiones de un sindicalsta de la época, André Berge-
roa, habia “grano para moler". Esto no s6lo quiere decir que
hay plusvalia para compartic. Es también la posibilidad de
servrse de lo que se podsfa denominar wn principio de satis-
acciSn diferida en la administeacin de los asuntos sociales.
En la negociacin entre “organizaciones sociales representati-
spo reivindica siempre mis y piensa que jamés
consigue lo sufciente. Es por ello que esta negociacién es
Conflctva, Pero también puede pensar que mafiana, o en ses
ness, o en un afi, obtendré ms, De esta manera, las insa-
tisfacciones y la frustraciones son vividas como provisorias.
‘mejor que hoy. Es la posibilidad de anticipar
tuna futura reduccién progeesiva de las desigualdades y la
erradicacién de lo bolsones de pobreza y de precariedad que
subsisten en la sociedad. Es fo que se llama progreso social
‘que supone la posibilidad de programa el porvenit.Semejan-
te creencia se vivencia de manera concreta en la posibilidad
de tomar iniciativas y de desarrollar estrategias orientadas al
{LASEGURIDAD SOCIAL ENELESTADO PROTECTOR 4?
fueuro: omar préstamos para acceder a la propiedad dela vi
tienda programar el ingreso de los nifios a la universidad,
lnticipa las tayectorias de movilidad social ascendente,in-
claso de modo transgeneracional.
sta eapacidad de dominar el porvenir me parece esencial
cen una petspectiva de lucha contra la inseguridad social.!®
Funciona mientras el desareollo dela sociedad salaral parece
inseribrse en una trayectoria ascendente que maximiza el
stock de recursos comunes y refuerza cl papel del Estado co
to regulador de estas transformaciones. Pues este perfodo de
‘Crecimiento econémico es también el momento fuerte del re-
15; ta ch ence, efesinamente, en un proce qe jos
saber onli comionos dea dada de 1970. Dicho doo modo,
[frend segardad socal, como sigue habiendo pobre, ero ambss
on poms como reside con eapeco ala dining ae k=
regen, hae cxgcaa la exstencia deo ques Lama al Yeo un
[ot campuct por indvidvor que han quedado en ls roe de as
Ug thas, Sn embargo preven op exesons el movimiento
Seneote dee secede or este mal que bie, «a exgra de qu
‘Rewcame l ro,Adenssbsien fereresatepnia easidcr
‘Guitare qu er con el derecho al antncia no con cobras de
‘Rio inonional onsades pat dl abo Peo come lo ober.
Sibiber Rend, "a opin ei a cual los egos sociales deen vo
‘Renter a initeciones de sitesi es mayorizaia con el cambio dt
Tigo ye ha mpuestodefivamense hacia final de ego” (Inter
ee eps dela prosestion oi en Fane”, en Lew sce
‘Shotgcs 3, pimuera de 1995, ig 108). are Laoag se
cero ete el pat mcte ead de plan anes dea segura 0
‘Si ai una concept prtclameace peyoraiva dea sence
Sa Se babs qucenadai en el far: “La aisenia nes ine
Ter Sotaimcne: dseooen al asso al efuro, o conden «
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Ingericas™ (Homme noe, Tg enero de 1934)