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Resumen:
parámetros lo suficientemente acreditados que permitan evaluar y medir tanto las políticas
En ese sentido, se ha vuelto necesario aportar un mayor conocimiento del sector cultural, y
en particular en el campo de las industrias culturales, que como factor altamente dinamizador
reviste un carácter cada vez más estratégico en los procesos sociales, en la economía, en los
Argentina,
I. Introducción. Antecedentes de las mediciones.
Hasta hace unas tres décadas, el sector de la cultura no había sido considerado como un
sector productivo importante1, y por tanto los estudios desde la economía no habían incluido en
Dentro de la cultura, el campo de las industrias culturales tiene cada vez más un carácter
estratégico en los procesos de desarrollo social, en los intercambios culturales y en los proyectos
tiempo, la creciente complejidad de las relaciones que dichas industrias conllevan, implica una
cada vez con más frecuencia2 las estructuras básicas de los sectores industriales de producción de
cultura, que son los primeros espacios culturales en donde las transformaciones productivas de la
donde históricamente se han emplazado la mayor cantidad de estas industrias, dando lugar a una
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En muchos casos ni siquiera era considerado productivo (Prieto de Pedro, 2002).
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Al respecto se pueden mencionar los trabajos de Octavio Getino (1995); los aportes del Observatorio de Cultura de la
Universidad de Buenos Aires, surgido en 1997; los trabajos de la Secretaría de Cultura de Nación iniciados en 2000 a partir de la
Reunión del Parlamento Cultural del Mercosur (PARCUM) del año 1999. A ellos hay que agregarles las contribuciones de otros
organismos creados en esta última década como el Centro de Estudios para el Desarrollo Metropolitano de Buenos Aires
(CEDEM) en el año 2000; el Observatorio de Industrias Culturales de la ciudad de Buenos Aires (OIC Bs. As.) –actualmente
Observatorio de Industrias Creativas- en 2004; el surgimiento del Foro para la Defensa de las Industrias Culturales de Buenos
Aires en 2002; la conformación por parte de la Secretaria de Cultura de la Nación del Laboratorio de Industrias Culturales (LIC),
del Sistema Nacional de Consumos Culturales (SNCC) y del Sistema de Información Cultural de Argentina (SInCA) –este último
con la participación del Ministerio de Economía-; entre los más destacados.
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La estructuración de los esfuerzos de investigación –tanto la puesta en agenda para investigar económicamente al
sector cultural, como la creación de organismos, o la disponibilidad de recursos- sigue la misma matriz de de
centralización y concentración geográfica que opera sobre las industrias culturales.
El papel dinamizador y catalizador de las industrias culturales sobre el conjunto de las
investigaciones, y es por ello que se le ha dado prioridad en las primeras investigaciones del
sector compartidas con otros países, como lo fue la acordada por los Ministros de Cultura del
Más cercano en el tiempo, entre otros acuerdos celebrados por los Ministros y responsables
información cultural que reúnan y procesen datos referidos a las industrias culturales, lo mismo
que el avanzar en la conformación de las cuentas satélites de cultura de cada país 4. En el caso de
Argentina, como ejemplo del trabajo en esa dirección se comenzó a organizar a partir de 2004 el
a partir del año 2006, se añadió a la misma Secretaría el Sistema de Información Cultural de la
Argentina (SInCA)6, de alcance nacional y con cierta participación federal, a fin de articular cada
Dos aspectos importantes se ven beneficiados con las mediciones en cultura. Por un lado,
podemos ubicar varias ideas bajo el argumento de la marcha de la gestión cultural. Para poder
evaluar y planificar políticas públicas que sean eficaces y eficientes, es necesario conocer la
realidad cultural del país de manera lo más precisa posible. Esto incluye por ejemplo, conocer los
impactos de las actividades artísticas y de culturales sobre la vida económica, que es buscado por
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Colombia es uno de los países que ya cuenta con su cuenta satélite de cultura, y se encuentra en proceso de organización los
casos de Argentina, Brasil, Chile, Cuba y Venezuela.
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El objetivo del LIC es realizar investigaciones que sirvan de insumo para el diseño e implementación de políticas públicas
destinadas a fomentar y proteger aquellas actividades económico culturales que ven amenazadas sus posibilidades de
sostenimiento y desarrollo. Ofrece además investigaciones en las áreas de la Economía Cultural, las industrias culturales
argentinas (libros, televisión abierta, música). La dirección web del LIC es: http://lic.cultura.gov.ar.
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Dicho sistema está compuesto de cuatro proyectos de relevamiento, medición y procesamiento de la información cultural: a) la
generación continua de Estadísticas Culturales, b) la producción de un Mapa Cultural de la Argentina, c) el relevamiento de
diferentes aspectos de la Gestión Pública en Cultura, y d) la construcción de una Centro de Documentación sobre economía
cultural.
las administraciones estatales para analizar los gastos públicos, la generación de empleos, etc. Al
respecto, también agrega Getino (2008a) que el contar con datos del sector cultural también es
un objetivo perseguido por las industrias culturales, aunque en este caso, como en cualquier otra
Por otro lado aparece el argumento de la necesidad de transparencia a partir de dos lugares
distintos. Desde el Estado en tanto es responsable de rendir cuentas públicas, hacer publicidad de
los actos de gobierno, dar difusión a los presupuestos, planificaciones y procedimientos. Desde
funcionamiento democrático de la sociedad. Conocer este sector permite impulsar políticas para
mejorar y promover el pleno ejercicio de los derechos culturales, la inclusión social, el acceso
que la sociedad civil, el estado en todos sus niveles, y sobre todo, los actores privados, se
esfuercen para socializar este tipo de información, que en muchos casos ya existe, pero no está al
Los datos del sector cultura son una poderosa herramienta para definir rumbos, al mismo
tiempo que permiten observar tendencias, y visualizar con una mayor aproximación a sus causas
por diversos países iberoamericanos, señala Germán Rey “(…) En efecto, ya se empieza a saber
cómo están los sectores [de la cultura], cuánto empleo generan, cuáles son sus índices de
productividad; pero también cuánto pesa realmente la cultura en la economía, cuánto se invierte
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Generar información sectorial es caro, y en el caso de las grandes empresas pueden contratar consultoras o grupos de
investigadores. Esa información no solo se mantiene en reserva porque ha costado dinero, sino porque es clave si se quiere
intervenir en el mercado.
en ella, qué tipos de reglamentaciones y de apoyos necesitan. Ya empezamos a tener brújula”
(Rey, 2004).
crecimiento económico y del empleo, Getino (2008) nos recuerda que en un primer momento, el
justificar las inversiones de las autoridades en los sectores económicos. Pero estos postulados
esgrimidos por los funcionarios de cultura tienen algo de contradictorios toda vez que si hay que
Desde una postura crítica, conviene dejar en claro que la cultura no es un recurso como
cualquier otro, y que éste ha sido el eje del debate entre los países que defienden el estatus de
“excepción cultural” para los bienes y servicios culturales frente a los que proponen una
Por lo tanto, más allá de los números y de los datos en sí, la mirada tiene que estar puesta en
regional, o de los caminos del autoreconocimiento de los individuos y sus sociedades. Son
identidad” (Rey, 2004), de procesos que se está produciendo, pero que al mismo tiempo se
III. Dificultades
Uno de los problemas esenciales para iniciar las investigaciones económicas y medir la
intervención, es decir, básicamente definir lo que entra o no dentro de “cultura” en tanto objeto
de estudio para la economía de la cultura, sobre todo porque es lo que es común a la experiencia
de cada comunidad y que podríamos llamar cultura, es lo diverso (Bonet i Agustí, 2004; Getino,
2001, 2003, 2008; Zallo, 1992). Para Octavio Getino (2003), una aproximación puede darse a
partir de analizar los sectores más representativos del campo cultural, esto es, las actividades
animación cultural, formación artística, turismo cultural, etc.), el sector de los servicios
destacado, el rubro de las industrias culturales. Lejos de estar separados, estos sectores tienen
sólidas interrelaciones entre sí. Para el SInCA, definir exhaustivamente lo que se entiende por
“cultura” es un punto complejo pero esencial, y define la idea de cultura a estudiar como “un
campo determinado del quehacer humano, que se diferencia de los demás porque su razón de ser
Los estudios clásicos han abordado el tratamiento de los bienes y productos en general –
incluyendo los culturales– a través de su valor de uso y valor de cambio. Pero a partir de los
replantear los viejos esquemas de medición valorativa, tanto de las artes, de la cultura, como de
los medios, por lo que para Getino se traduce en el desafío de trabajar dimensiones tanto
sociales, psicosociales, antropológicos y culturales; “una dualidad que obliga a construir nuevas
medir. A partir de la década del noventa, existe un caudal de información creciente en el entorno
no es susceptible de convertirse en indicadores válidos. Carrasco Arroyo (2006) explica que para
ser útiles, “los datos analizados deben convertirse en indicadores y estos nuevamente en
información para ofrecer las bases de la futura acción pública en términos culturales,
información solo tiene valor si aporta elementos para las decisiones de transformar la realidad
cultural. El problema, agrega Carrasco Arroyo, es que hay que distinguir lo que es o no
información, pues mientras que para algunos agentes puede serlo, para otros, con otros intereses,
sólo es ruido.
información. Contar con relevamiento y obtención de datos primarios que sean validos y fiables,
resulta un paso previo a la sistematización de indicadores culturales, por lo tanto, es parte de las
acciones prioritarias para pensar un marco adecuado de políticas culturales. En este sentido,
pueden señalarse como positivos los trabajos iniciados por el LIC que elaboró un diagnóstico de
los sectores de las industrias culturales más relevantes, aunque los resultados muestran una
situación muy dispar de las fuentes: “para algunos sectores de la cultura se contaba con
información exhaustiva y válida, para otros con información poco confiable y, finalmente,
existían numerosas expresiones culturales sobre las cuales no existía información sistematizada”,
comenzar a hacer pública esa información disponible, aunque fuera incompleta (Calcagno &
Lerman, 2007).
elaboración de estadísticas culturales, sugieren que el trabajo en red de los agentes involucrados,
estudiar parcialmente los sectores industriales de las Industrias Culturales, que tiene ya algunos
interesantes antecedentes y estudios encima. Se necesita analizar la evolución del conjunto de las
también, lo es político.
opacidad de los actores, no solo en Argentina (Getino, 2008) sino en distintos países
latinoamericanos en general. Como señalan Becerra y Mastrini existe una gran dificultad para
conseguir datos precisos sobre las industrias que conforman el sector infocomunicacional8 en
América Latina, situación que se agrava a la hora de “indagar sobre los indicadores económicos
y sobre la performance de las empresas y grupos que actúan en ellas. De esta forma los actores
encargados de, entre otras tareas, informar a la sociedad sobre acontecimientos sociales,
sumamente opacos a la hora de informar sobre sí mismos” (Mastrini & Becerra, 2006, 33 y 34).
medio dominante. Estos datos son muy valiosos sobre todo teniendo en cuenta que en Argentina
comercial predominante –incluso en las instituciones estatales, con fuerte dependencia en los
poderes ejecutivos- en un porcentaje que apenas deja espacio a otras formas de estructuración, y
por tanto una aproximación a los niveles de audiencia y facturación son factores clave.
Al mismo tiempo, es el Estado mismo quien posee alguna de las informaciones esenciales
para los sistemas de información cultural, pero que su difusión es altamente sensible para los
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Siguiendo a Becerra y Mastrini (2006, 29), se alude como industrias infocomuniacionales al sector conformado por las
industrias culturales y por las telecomunicaciones. Esta noción es útil para tener como referencia en un mismo concepto a todas
las industrias culturales, a las actividades de información y comunicación, e Internet.
anteriores o actuales), como es el caso de la distribución del presupuesto de la pauta publicitaria
gestión cultural, y la política. Sin dejar de tener en cuenta que las tres áreas se entrelazan, al
hacer una evaluación de lo desempeñado hasta aquí en Argentina, se puede observar un avance
dispar. Las mediciones nos están arrojando datos acerca de algunas cuestiones económicas clave,
lo cual puede ser tomado como indicio de avance firme en la primera esfera. Las estadísticas que
surgen en principio, son los grandes números económicos: cuánto contribuye el sector cultural al
PBI, o cuánto las industrias culturales representan a la economía nacional. En la segunda esfera,
necesidad de optimizar la gestión aplicando mejoras en las evaluaciones pero aun está en un
nivel discursivo, sobre todo porque responde más a la lógica política administrativa que a una
lógica basada en cubrir necesidades, tal como lo muestra algunas estadísticas. Por caso, las
políticas de defensa de los derechos culturales son bastante pobres, el acceso a las
aire en todo el país, antes que incorporar las tecnologías de la televisión digital. Por último, si
evaluamos lo desempeñado político, aquí tenemos una zona abierta de debate. La transparencia
de los actos de gobierno no viene solo por la medición de cultura. La disponibilidad de datos y
de información en forma horizontal (entre distintas dependencias del estado) o en forma vertical
(acceso a la información por parte de cualquier ciudadano) son todavía materias pendientes. Es
todavía una incógnita si en la medida en que se avance con el proceso de transparentar los datos
de gobierno, se logrará cubrir espacios de información que hoy ni siquiera se negocian, como es
el caso de la distribución de la pauta publicitaria pública entre los distintos medios de
Bibliografía
Abramovich, V., & Courtis, C. (2000). El acceso a la información como derecho. CELS.
acceso_informacion_como_derecho.pdf
Carrasco Arroyo, S. (2006). Medir la cultura: una tarea inacabada. Periférica, 7, 140-168.
Congreso Argentino de Cultura. (2007). Declaración de Mar del Plata. Consultado en:
http://www.congresodecultura.com.ar/declaraciones/Declaracion%20de%20Mar%20del
%20Plata.pdf
oei.org/pensariberoamerica/ric04a05.htm
Getino, O. (2003). Las industrias culturales en el Mercosur: Apuntes para un proyecto de política
Getino, O. (2008). El capital de la cultura: las industrias culturales en la Argentina (1º ed.).
http://lic.cultura.gov.ar/investigaciones/medicion/mediciondelaeconomia.pdf
Prieto de Pedro, J. (2002, Septiembre). Cultura, economía y derecho, tres conceptos implicados.
Rey, G. (2004, Noviembre). La densidad de las relaciones entre economía y cultura. Boletin
uba.com.ar/news5/pdf/german_rey.htm#_ftn1