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FILOSOFÍA I

MÓDULO ÚNICO
CARRERA: ABOGACÍA
Curso: 1º AÑO
AUTOR: Pbro. CARLOS ESCOBAR SARAVIA
PROFESOR: JORGE A. LÓPEZ
SALTA - 2011

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Indice General

CURRICULUM VITAE .................................... 7 6.4 Referencias culturales ............................ 62


PRESENTACIÓN GENERAL ........................ 9 6.5. Referencias míticas ............................... 63
I. Programa de la Asignatura ......................... 11 6.6. Los sabios .............................................. 66
II. Bibliografía ................................................. 13 APÉNDICE 2 ................................................ 67
III. Evaluación y Regularidad ........................ 14
IV. Características de la Asignatura ............. 14 UNIDAD IV
V. Guía de Estudio - 1º Parte ........................ 23 Guía didáctica para LA segundA PARTE ..... 69
DIAGRAMA DE CONTENIDOS................... 71
UNIDAD I PERIODO SOCRATICO .............................. 73
DIAGRAMA DE CONTENIDOS ................... 21 1. SIGNIFICACIÓN DEL NOMBRE ............. 73
NACIMIENTO Y DESARROLLO DEL 2. PRESENCIA HEGEMONICA DE
SABER HUMANO .................................... 23 ATENAS ................................................... 74
1. Modo del Saber Vulgar .............................. 23 3. LA SOFISTICA ......................................... 78
2. Modo de Saber Mítico ............................... 25
3. Modo de Saber Científico .......................... 27 UNIDAD V
DIAGRAMA DE CONTENIDOS................... 87
UNIDAD II SOCRATES .................................................. 89
DIAGRAMA DE CONTENIDOS ................... 33 1. Presentación general ................................ 89
DESARROLLO HISTÓRICO DEL 2. Antecedentes biográficos .......................... 89
SABER CIENTÍFICO ............................... 35 3. Los grandes descubrimientos de
1. Cronología Histórica General .................... 35 Socrates ................................................... 90
2. Cronología Filosófica de la Edad Antigua .. 37 4. Exposición de la Mayeutica ...................... 91

UNIDAD III UNIDAD VI


DIAGRAMA DE CONTENIDOS ................... 43 DIAGRAMA DE CONTENIDOS................... 97
LOS PRESOCRATICOS .............................. 45 APORTE DE PLATON AL DESARROLLO
1. Presentación ............................................. 45 DEL SABER ............................................. 99
2. El Tema de los Pre-socráticos .................. 45 1.Caracterización introductoria ..................... 99
3. Concepto de “Arjé” ................................... 46 2. Perfil biográfico .......................................... 99
4. Caracterización ......................................... 46 3. Exposición del pensamiento de PlatÓn... 100
5. Valoración General del Período 4. Influencia del Platonismo ......................... 106
Pre-Socrático ........................................... 49
APÉNDICE - B
APÉNDICE - A APÉNDICE Nº 1 ......................................... 111
APÉNDICE 1 - CULTURAS MÍTICAS ........ 55 La Guerra del Peloponeso .......................... 111
1. Cultura Egipcia .......................................... 55 APÉNDICE Nº 2 ........................................ 113
2. Cultura Fenicia .......................................... 56 Perfil Biográfico de los sofistas más
3. Cultura Persa ............................................ 56 representativos ....................................... 113
4. Cultura China ............................................ 57 APÉNDICE Nº 3 ........................................ 115
5. Cultura India .............................................. 58 1. EjemplificaciÓn de la Ironía ..................... 115
6. Civilización helénica .................................. 59 2. Ejemplificación de la conceptualización .. 116
6.1.Consideraciones preliminares ................. 59
6.2 Referencias geográficas ......................... 60
6.3 Referencias raciales ............................... 60

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UNIDAD VII
DIAGRAMA DE CONTENIDOS ................. 121
APORTE DE ARISTÓTELES AL
DESARROLLO DEL SABER ................. 123
1. Perfil biogrÁfico ....................................... 123
2. Caracterización general .......................... 124
3. Aportes Aristotélicos al Saber ................. 125
A: Concepto aristotélico de ciencia ............. 125
B: Naturaleza de la demostración ............... 126
C: Orden lógico y orden ontológico ............. 127
D: Doctrina de la abstracción ...................... 129
E: Clasificación de la ciencia ...................... 134
F: Definición de la Filosofía ......................... 136
G: Visión integradora del saber ................... 136
H: Síntesis de la Influencia Aristotélica ....... 137

UNIDAD VIII
DIAGRAMA DE CONTENIDOS ................. 141
APORTE DEL HELENISMO AL
DESARROLLO DEL SABER
CIENTIFICO ........................................... 143
1. Caracterización general .......................... 143
2. Desarrollo intelectual de Atenas .............. 145
3. Desarrollo intelectual de Alejandría ......... 146
4. El aporte de Roma al desarrollo del saber 148
5. Postrimerías del Helenismo .................... 149
6. El Neo-Platonismo .................................. 150
Expansión del Neo-platonismo ................... 151

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CURRICULUM VITAE
PBRO. CARLOS ESCOBAR SARAVIA

A) DATOS PERSONALES:

Lugar de nacimiento: Salta (El Tunal)


Fecha de nacimiento: 30 de abril de 1925
Nacionalidad: Argentino
Documento de Identidad: L.E. Nº 3.907.611
Domicilio: Antártida Argentina Nº 1373
Teléfono: 218612

B) ESTUDIOS TÍTULOS

- Doctor en Filosofía y Teología; Seminario Regional de Catamarca; CATAMARCA -


1951.

C) ACTIVIDADES DOCENTES

- Profesor de Filosofía de la Universidad Católica de Salta, SALTA (1976-1991).

- Profesor de Filosofía del “Curso de Doctorado” de la Universidad de la Plata; LA


PLATA (1980).

- Profesor (nueve clases) en el Cursillo sobre “Filosofía para todos”.

D) ACTIVIDADES PÚBLICAS

- Presidente del Honorable Consejo General de Educación de la Provincia de Salta;


SALTA.

E) OTRAS ACTIVIDADES

1) Publicaciones

- Colaborador en ediciones del “Instituto de Humanidades” de Salta.

2) Conferencias

- El Ser Nacional; JUJUY (1977 y 1980).

- “Primeras Jornadas de Doctrina Social de la Iglesia”; JULIO 1981.

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3) Congresos

- Presidente de las IV Jornadas Nacionales sobre Educación Universitaria. Sal-


ta; Agosto 1980.

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PRESENTACIÓN GENERAL
Estas reflexiones, que se agrupan bajo el título de “Nacimiento y Desarrollo del
Saber Humano”, tienen el sentido de una “Introducción a la Filosofía” y corresponden
a la Filosofía I de algunos planes de Estudio universitario.

Se ha preferido esta denominación a fin de evitar la falsa expectativa de una visión


sintética de la “Historia de la Filosofía”.

En general, y de hecho, las introducciones a la filosofía han abordado los siguientes


enfoques:

a) La inmensa mayoría de los expositores o tratadistas han creído necesario y con-


veniente ofrecer una visión sintética, como a vuelo de pájaro, de todo el acontecer
filosófico a lo largo de los siglos. Con ello entendían introducir al lector o el alumno
a los estudios específicos y sistemáticos que aborda el saber filosófico.

b) Varios otros autores han preferido proponer una suerte de sinopsis cronológica de
los más importantes subtemas del pensamiento ya antiguo, ya moderno. Con ello
han entendido preparar y adiestrar la inteligencia para el estudio de los temas y
tratados sistemáticos que forman la trama orgánica de la filosofía.

c) Un grupo más reducido de escritores ha optado por proponer un diccionario técni-


co de los vocablos filosóficos más tradicionales, más importantes y más signifi-
cativos. Han pensado que el dominio del lenguaje es la mejor preparación que se
puede intentar para entender y evaluar tanto las diversas corrientes de pensa-
miento, cuanto la multitud de pensadores que han incursionado por el campo
filosófico.

d) En la actualidad un grupo muy reducido de profesores de filosofía ha entrado por


la variante de una llamada “modelación” de los estudios filosóficos introductorios
con las distintas carreras, cuya currícula los ha incorporado como parte comple-
mentaria, auxiliar o simplemente de aporte cultural. Esta modalidad ha implicitado
obviamente la subordinación de la visión general de la filosofía a las visiones
particulares de cada carrera o de cada ciencia. Con ello parece haberse obligado
a la filosofía a plegar las alas de su vuelo universal para aceptar convertirse en
una suerte de andador o de las ciencias jurídicas o de las ciencias económicas, o
de alguna ingeniería, etc.

Estas páginas buscan sortear todas esas alternativas, indudablemente válidas, pero
que no parecen encontrar el camino de una verdadera y real integración de la raciona-
lidad del hombre. Se tiene como punto de partida el hecho concreto de que el ser
humano no agota la línea de su saber en el nivel de la pura naturaleza. En este plano
sus registros conocidos son el modo de saber vulgar; el modo de saber mítico; el modo
de saber científico común y el filosófico. Pero, el horizonte de la racionalidad humana
se ha enriquecido, también de hecho, con la Revelación. Esta iniciativa gratuita de Dios
le ha dejado abierta la proyección de un nivel sobrenatural. Así, se ha pensado en una

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introducción que muestre el desenvolvimiento del saber humano desde su modo más
elemental, el testimonio sensible, hasta su nivel más alto, el conocimiento teológico.

Se puede objetar que este enfoque coloca decididamente a la razón en la pista de la


fe. Ello es totalmente exacto y responde a una intencionalidad prevista, pero no falsa.
Se tiene como presupuesto básico que ningún estudio es católico por la simple suma o
agrupación de asignaturas religiosas. La catolicidad del saber implica un compromiso
de integración de la ciencia desde la perspectiva de una iluminación superior que sea la
Fe. Ejemplo arquitectónico de ello, es la Suma Teológica de Tomás de Aquino, como es
ejemplo de integración filosófica, de la racionalidad natural, el sistema de pensamiento
de Aristóteles. Por esa línea se ha buscado llevar la organización temática de estas
reflexiones introductorias, no sólo de la filosofía sino de todas las ciencias, para que
ningún saber demostrativo escape a una actitud interrogativa del hombre frente al
mundo.

Naturalmente que el desarrollo temático demandará una suerte de inducción históri-


ca. Justamente se trata de alcanzar y descubrir cuándo, cómo, dónde y con quién nace
la especulación filosófica o la actitud crítica a nivel natural para seguir su curso genético
hasta tocar el punto de ensamble del nivel natural con el nivel sobrenatural donde la
racionalidad humana alcanza su verdadera “dimensión integral”.

En estas condiciones se toma la palabra “saber” en su acepción amplia, y a la vez


precisa. “Saber” indica “adquirir noticia”, “recoger información”, “almacenar algunos co-
nocimientos”. Se prescinde del modo o del mecanismo, que puede ser ya el testimonio
sensible, ya la capacidad discursiva de la mente, ya la observación, ya la experimenta-
ción, etc. Es denominador común que el saber provenga de una actitud crítica que el
hombre asuma frente al mundo. Ello es común a todas las ciencias, a todas sus moda-
lidades y a todos sus niveles. Lo importante es descubrir y transitar ese común deno-
minador para que obre como punto de apoyo y para que la inteligencia sea verdadera-
mente la obrera de su propio saber.

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Carrera: Abogacía
Curso: 1º año
Materia: Filosofía I
Profesor: Jorge A. López
Año Académico: 2011
I. Programa de la Asignatura
Fundamentos

El estudio de la filosofía, desde sus orígenes y su posterior desenvolvimiento, per-


mitirá al alumno la cabal comprensión de cómo se originaron y cimentaron las ideas a
lo largo del desarrollo del pensamiento de la humanidad.

Es un hecho profundamente real que, desde los albores del pensar, la Filosofía se
constituyó en la madre, no sólo de las ciencias, sino también y fundamentalmente de
todo quehacer humano.

Por eso, una visión clara de los autores y su pensamiento otorgará esta compren-
sión.

Objetivos

Que el alumno:

- adquiera el lenguaje filosófico elemental,


- que reconozca a quiénes tuvieron un papel protagónico en el desarrollo de las
ideas, como así también a las ideas en sí.

Contenidos

Unidad I: Nacimiento y Desarrollo del Saber Humano

1. Modo de Saber Vulgar


1.1 Caracterización
1.2 Utilidad
1.3 Formas de perfeccionamiento
2. Modo de Saber Mítico
2.1 Caracterización
2.2 Definición de Mito
2.3 Culturas Míticas
3. Modo de Saber Científico
3.1 Caracterización General
3.2 Naturaleza
3.3 Tales de Mileto
4. Exposiciones gráficas

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Unidad II: Desarrollo Histórico del Saber Científico

1. Cronología histórica general.


2. Cronología Filosófica de la Edad Antigua
2.1 Período Helénico: a) Etapa Presocrática b) Etapa Socrática
2.2 Período Helenístico.
3. Exposiciones gráficas

Unidad III: Los Presocráticos

1. Presentación
2. El tema de los presocráticos
3. Concepto de arjé.
4. Caracterización
5. Valoración
6. Exposiciones gráficas

Unidad IV: Período Socrático

1. Significación del nombre


1.1 Antecedente cultural
1.2 Consecuencias inmediatas
2. Presencia hegemónica de Atenas
2.1 Caracterización general
2.2 Causa Histórica
2.3 Causa Política
2.4 Causas Sociales
3. La Sofística
3.1 Valoración General
3.2 Análisis Comparativo
3.3 Principales Aportes
3.4 Caracterización
4. Exposiciones gráficas

Unidad V: Sócrates

1. Presentación. Antecedentes biográficos.


2. Estudio del método:
a) Estructura de la mayéutica: análisis de la ironía - análisis de la conceptualización.
3. Otros aspectos de su pensamiento: la ética racionalista.
4. Exposiciones gráficas

Unidad VI: Aporte de Platón al desarrollo del saber

1. Caracterización introductoria: perfil biográfico


2. Doctrina Platónica del conocimiento: exposición del modo del conocimiento.
3. La antropología y la ética platónicas. Influencia del platonismo.

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4. Doctrina Social y Política de Platón
5. Exposiciones gráficas

Unidad VII: Aporte de Aristóteles al desarrollo del saber

1. Perfil biográfico
2. Caracterización general
2.1 Conformación de la racionalidad natural
2.2 Grados del saber
2.3 Concepto aristotélico de ciencia
2.4 Clasificación de la ciencia
2.5 Definición de la Filosofía
3. Doctrina de la abstracción
3.1 Análisis psicológico de la abstracción
3.2 Análisis lógico de la abstracción
4. La antropología y la ética aristotélicas.
5. Síntesis de la influencia aristotélica.
6. Doctrina Social y Política de Aristóteles.
7. Exposiciones gráficas

Unidad VIII: Aportes del Helenismo al desarrollo del saber científico

1. Caracterización general
2. Desarrollo intelectual de Atenas
3. Desarrollo intelectual de Alejandría
4. El aporte de Roma al desarrollo del saber
5. Postrimerías del Helenismo
6. El neo-platonismo
7. Exposiciones gráficas

II. Bibliografía
- CASAS, Gustavo. "Antropología Filosófica" - Editorial Universidad Católica de
Córdoba - Año 2003.
- ESCOBAR SARAVIA, Carlos. "Curso de Filosofía" - Editorial Virtudes. Bs. As. Año
2005.

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III. Condiciones para obtener la Regularidad
IMPORTANTE!!

Los requisitos para regularizar la materia serán informados por el docente a


través de los canales pertinentes de comunicación:

• Tablón de anuncios
• Foro de la materia
• Cuadros de regularización publicados en la página web

Manténgase atento!!!

IV. Características de la Asignatura


La Filosofía no debe ser estudiada o vista con la preocupación dominante de memo-
rizar, esto es, de almacenar en la memoria la información de datos que la acompañan,
sino de entender. La memorización se cumple con la erudición, en otras palabras,
cuando se recoge, se registra y se retiene la información científica, o sea, el registro de
las referencias históricas, de los datos biográficos, del recuentos de autores, de obras
etc. La intelección supone, en cambio, un noble esfuerzo de captación de la idea o
concepto, en los enunciados, en los problemas, en los planteos, en las valoraciones,
en los razonamientos etc. En filosofía el material informativo sirve como de relleno; lo
fundamental es la secuencia de ideas que forman la trama del saber. Cuando esta es
lograda aquella se retiene como por “añadidura”.

El estudio de la Filosofía, en los distintos niveles de enseñanza, fuera de la especia-


lidad de la carrera, persigue una finalidad concreta. Ella no apunta directamente a la
erudición, sino a la formación de la inteligencia, que se cumple cuando se ha desper-
tado, se ha potenciado y se ha perfeccionado el espíritu lógico, discursivo o dialéctico,
como prefieren decir los grandes maestros medievales del trivio, que naturalmente
posee la naturaleza humana. Por esa razón la Filosofía es una de esas asignaturas que
se deben enseñar y aprender “filosofando”, vale decir, mediante la actividad de “filoso-
far”. Existen, en efecto, dos formas de transmitir y de asimilar una enseñanza. Una de
ellas es presentar el contenido del saber como algo ya logrado, ya establecido, ya
aceptado definitivamente por todos. Esa modalidad “pasiva” de enseñanza tiene plena
vigencia en nuestros días y ha ganado espacio en la totalidad de las asignaturas de los
distintos planes de estudio, sin exceptuar, lamentablemente, las materias de Filosofía,
Matemáticas, etc. En esta forma, con preferencia, se cultivan los mecanismos
mnemónicos por sobre el razonamiento o mecanismo lógico.

La otra forma de trasmisión de los contenidos del saber es activa. Esa variante se
caracteriza por poner la mira del proceso de enseñanza en la reflexión discursiva de la
mente, vale decir, en la gestación de una actividad filosófica, matemática, etc. que
haga a cada persona constructora de su propio saber.

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Es exacto, como se ha sentenciado en el pasado, que “el hombre tanto sabe, cuanto
recuerda”. Se trata precisamente de encontrar la fórmula mágica que cumpla ese ideal.
Ella no parece ser otra, más allá del acostumbramiento que ha producido una preocu-
pación enciclopédica, que el robustecimiento del hábito lógico de la inteligencia, que es
la única herramienta de trabajo intelectual que existe o, como ha preferido decir Aristó-
teles, el verdadero “instrumento” del saber científico.

En síntesis: el estudio de la Filosofía debe ser encarado por la vertiente de un


auténtico “Filosofar”, sin menoscabo de la información cultural, que es propia del nivel
universitario. Solamente ello permitirá que se cumpla lo que acertadamente escribe
José Ortega y Gasset: “Las verdades teóricas no sólo son discutibles, sino que todo su
sentido y su fuerza reside en la posibilidad de ser discutidas”.

A la luz de estas consideraciones se presenta el discurso doctrinario que contienen


estas visiones del nacimiento y desarrollo del saber humano. Se ha conservado, como
es lógico, el marco histórico, pero se ha insistido en el movimiento de las ideas,
donde está contenida la trama del saber filosófico. Por ello, toda la exposición responde
a una doble finalidad:

a) Precisar clara y distintamente el concepto de ciencia, de modo que sea posible


seguir su desarrollo genético, caracterizado por avances y retrocesos, a lo largo
de la historia.
b) Delinear el primer ejemplo de integración del saber, que lleva a cabo Aristóteles
desde la Filosofía con su doctrina de los dos grados de saber.

El contenido expositivo tiene dos partes. La primera presenta tres instancias capita-
les que, desde el punto de vista de la modalidad a distancia, se vertebra en tres
módulos sucesivos. Así, el primer módulo abarca, desde la manifestación elemental y
primaria del modo de saber vulgar hasta el fin de la Etapa Pre-Socrática.

En esta área de la exposición se destacan dos temas fundamentales:

a) El nacimiento, la naturaleza o la caracterización del “modo de saber científico”.


b) La presencia del hilo conductor de la Filosofía en la actitud de búsqueda de la
última o primerísima realidad conformadora del mundo físico, que ya se hace
manifiesta entre la solución de Tales y la de Anaxímeno.

El segundo módulo abarca la primera parte de la “Etapa Socrática”, concretamente


de las llamadas “Escuelas socráticas mayores”. Su campo temático va desde las cau-
sas de la hegemonía de Atenas y la Sofística hasta la exposición del pensamiento de
Platón. En esta área son dos los temas principales: uno por una razón coyuntural, el
otro por una razón específica. Ellos son:

a) La caracterización de la Sofística, por virtud de las analogías que puede sugerir


con el momento actual y con corrientes de pensamiento que conservan extraña y
lamentable vigencia;

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b) Los aportes de Sócrates al desarrollo del saber y el análisis de la ironía, porque
señalan el punto de arranque de una verdadera madurez intelectual y científica.

El tercer módulo abarca la segunda parte del movimiento doctrinario de las “Escue-
las socráticas menores”. Comprende, concretamente, la exposición del pensamiento
de Aristóteles. También en esta área son dos los puntos sobresalientes:

a) La doctrina de la abstracción de Aristóteles, porque constituye la base de su


sistema de pensamiento llamada “Realismo Natural”, “Realismo Personalista” o,
también, “Realismo Moderado”.
b) El gran tema de la integración de la racionalidad natural del hombre, porque
comporta la primera tentativa de “integración del saber”, llevada a cabo desde la
Filosofía.

Cada uno de estos seis temas que se destacan deben ser estudiados de modo
preferente. Ellos son como puntos de apoyo de toda la exposición sistemática del traba-
jo global. A su vez, la visión integradora del saber, que presenta Aristóteles, podrá
iluminar el ensamble con la visión teológica, que proyecta la Edad Media, en aras de
una integración definitiva y total de la racionalidad del hombre, con la adquisición del
nivel sobrenatural, completa y absolutamente armónico con el nivel natural, como que-
da demostrado en la genial visión de la “Suma Teológica” de Santo Tomás de Aquino.

Sin estos elementos de juicio todo el estudio del saber, logrado en la Edad Media,
quedaría desvertebrado y se carecería de una auténtica comprensión del desarrollo
científico, como se da en la Enciclopedia y en el Positivismo.

La segunda parte no sigue una metodología expositiva, sino de información históri-


ca, geográfica y científica. Por esa razón las Culturas Místicas se han presentado
como “apéndice”, anexo o enfoques complementarios de la primera parte. No forman
parte de la temática de aprendizaje, pero su lectura es importantísima para el conoci-
miento del marco histórico, geográfico y humano en el que se ha gestado esa especial
actividad interrogativa del hombre que se llama “Ciencia”.

La inclusión de gráficos, cuadros sinópticos y mapas responde a una razón pedagó-


gica. Ellos significarán una visión de síntesis, de gran importancia para la comprensión
del marco histórico y la precisión comparativa de las ideas.

El contenido temático del módulo 1 reviste una gran densidad conceptual e informa-
tiva. Abarca, en realidad, las primeras cuestiones que plantean todas las introduccio-
nes a la filosofía que se conocen. Ellas comúnmente inician el recorrido del saber con
esa modalidad que técnicamente se llama “Modo de saber vulgar”.

Tiene gran importancia recoger la idea exacta de esta primaria y elemental manifes-
tación del conocimiento humano, porque ella sirve de punto de referencia para medir el
progreso de la racionalidad humana. Tanto la idea del saber científico como la idea del
saber vulgar y mítico adquieren nitidez y caracterización cuando son miradas desde la
perspectiva del saber vulgar. De toda forma, desde el punto de vista del desenvolvi-

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miento temático del módulo 1, el eje del planteo pasa por el “modo de saber científico”.
Tal cuestión debe ser entendida como un primer “nudo gordiano’’, porque la finalidad del
curso no es otra que adquirir una clara y nítida idea de lo que es la ciencia, el producto
final de la actitud interna y activa del hombre frente a las cosas. Los temas que siguen
son solamente el desarrollo cronológico que ha tenido tan particular actitud humana
que Tales ha bautizado con el nombre de “Sofía”.

Carece de sentido la continuación del estudio si no se hubiere logrado, reflexivamen-


te, la idea de ciencia. Por esa razón, el estudiante debe hacer como un suspenso, en la
tarea de su aprendizaje, hasta adquirir clara conciencia de que ha captado lo que son
en sí mismos, cada uno de estos modos de saber y la exacta distinción que la ciencia
tiene con cada uno de ellos.

La importancia que se ha dado a este tema explica cierta reiteración entre los puntos
titulados: “Naturaleza o caracterización” y “Caracterización del saber científico”. Ese
arbitrio pedagógico tiene la sola finalidad de producir un remanso en el avance del
estudio.

La segunda parte sigue el curso histórico y genético de la ciencia. Las referencias


históricas y la información científica, que recoge la nominación de autores y de escue-
las, se han hecho indispensables. Sin embargo, ellas constituyen solamente como un
relleno de la gran temática conceptual de los Pre-socráticos.

Los temas de mayor relieve, en este segunda parte, desde la perspectiva específica
del estudio son:

a) El concepto de “arjé”;

b) La caracterización de le “Etapa Pre-socrática”;

c) La valorización general de todo el movimiento de las ideas.

Es fácil advertir que se ha evitado, cuidadosa y exprofesamente, toda referencia, así


a los grandes pensadores que han florecido en esos tiempos, cuanto en la exposición
del pensamiento de cada una de las escuelas.

Los gráficos y los mapas, que acompañan el texto, sirven de apoyo pedagógico.
Cada uno tiene el sentido de una visión sintética del contenido doctrinario. No deben
ser considerados con ligereza, porque ayudan a la memorización de los apuntes infor-
mativos y a la comprensión cabal de los distintos momentos que ha recorrido la gran
línea del saber científico.

Pbro. Carlos Escobar Saravia Jorge Alejandro López María Alfonsina Giráldez
Titular Adjunto a Cargo Ayudante Docente

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Estimado alumno:

A fin de colaborar con su proceso de aprendizaje, estimamos conveniente


implementar la obligatoriedad en la presentación de las actividades introdu-
cidas en el módulo.

Dichas actividades representan la oportunidad de comprobar, mediante una


evaluación formativa, si Ud. puede desarrollar los puntos esenciales de una
temática y compartir con su Profesor Tutor las dudas y problemas que pue-
dan planteársele en el transcurso de este proceso de estudio.

La revisión efectuada por su tutor no incide en la promoción de la asignatura,


pero sí es de carácter obligatorio la presentación de los trabajos, como re-
quisito para rendir los exámenes parciales. Así, por ejemplo, si el primer
parcial de esta asignatura incluye los módulos 1, 2 y 3, antes de la fecha
prevista para tal examen, Ud. debe tener revisadas y firmadas por el Profesor
Tutor las actividades correspondientes a esos módulos.

A tales efectos, al final del módulo encontrará una planilla que debe ser
firmada por el Profesor, cada vez que Ud. entregue las actividades desarro-
lladas por escrito.

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DIAGRAMA DE CONTENIDOS - UNIDAD I

NACIMIENTO y desarrollo del


saber humano

MODO DE SABER MODO DE SABER


MÍTICO CIENTÍFICO

Definición Caracteres Naturaleza y Circunstancias


de mito Culturasmíticas caracterización históricas
TalesdeMileto

MODO DE SABER
VUGAR

Caracterización Utilidad
Formas de
perfeccionamiento

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PUNTO Nº 5 - Guía de Estudio - 1º Parte
UNIDAD I

NACIMIENTO Y DESARROLLO DEL SABER HUMANO

1. MODO DEL SABER VULGAR


1.1. Caracterización
El hombre inicia el recorrido de su saber a partir de la actividad sensorial. Los cinco
sentidos externos son como ventanas abiertas hacia las cosas que nos rodean, que
permanentemente enriquecen el espíritu con noticias que provienen del mundo externo.
Obviamente que se trata de un conocimiento elemental y primario, que conforma como
un depósito de experiencias, vivencias, sensaciones, percepciones, etc.. Ese conjunto
de conocimientos se llama “modo de saber vulgar”.

La palabra “modo” significa que se trata de una de las


manifestaciones del saber del hombre.

La palabra “vulgar” no se toma en su actual significado de “ordinario”, “desechable”,


“poco relevante”, etc.

Vulgar proviene de “vulgo”, que expresa un patrimonio común a todos, dado


que el ejercicio sensorial es atributo de la naturaleza humana.

El modo de saber vulgar se caracteriza por ser simplemente “enunciativo” o, como


tan acertadamente dice Aristóteles, “mostrativo”, vale decir, por anunciar o señalar
que las cosas son, con prescindencia de indicar “qué son” o “por qué son”.

El conocimiento sensible, que es la fuente de donde emana


el saber vulgar, es limitado.

Por definición se reduce a mostrar las cosas, a hacerlas presentes ante la concien-
cia, como si toda su razón de ser se redujera a “anunciar” que algo o alguien espera
en la puerta del espíritu. Aristóteles emplea una expresión acomodada para significar
ese carácter mostrativo del saber vulgar, cuando lo llama “saber del qué”. Verdadera-
mente, en la esfera de su dominio, no entra otra preocupación que implique una actitud
interrogativa del hombre frente a las cosas. Todo el saber está limitado a conocer que
las cosas son, sin ninguna urgencia demostrativa que busque “comprobar”, “dar
razón”, “justificar” o “proponer” una explicación de su naturaleza o de su origen
causal.

Debido a su carácter elemental, simple y primario este saber es presentado como


pre-científico. Muchos de sus enunciados, conceptos y datos se han incorporado al
dominio de la ciencia. Esto ocurre porque el saber vulgar no es falso. Constituye sola-

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mente un saber insuficiente para las más altas exigencias de la vida teórica del hom-
bre.

1.2. Utilidad

El modo de saber vulgar no debe ser ni despreciado, ni desechado. Aún cuando no


satisfaga las urgencias de la dimensión teórica de la razón, es sin embargo utilísimo
desde el punto de vista práctico, para la solución de problemas concretos que plantea
la vida cotidiana. Martín Fierro alude a esa importancia cuando dice:

“El diablo sabe por diablo


pero más sabe por viejo”.

también:
“Junta experiencia en la vida
hasta para dar y prestar
quien la tiene que pasar
entre sufrimiento y llanto
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar”.

o también:
“Aquí muestran su inocencia
esos que todo lo saben...
que el campo tiene su ciencia
y el gaucho tiene esa llave”.

La inmensa mayoría de nuestros hombres de campo, obreros, artesanos, operarios,


etc., son empíricos y, sin embargo, desempeñan sus tareas y su oficio con eficacia, y
hasta con perfecto dominio del trabajo que ejecutan.

1.3. Formas de perfeccionamiento

El saber vulgar forma un depósito de conocimientos que no es estático. Su conjunto


se llama “tradición primitiva” o, también, “tradición popular”. Existen tres caminos
o formas que le permiten crecer y perfeccionarse.

La primera forma es un sistema de acumulación de experiencias. Cada genera-


ción suma a la que le antecede el registro de sus propios conocimientos o vivencias.
Entre persona y persona, media una verdadera sucesión que va de padres a hijos, de
empleador a empleado, de un obrero a otro, etc., mediante un sistema fáctico de apren-
dizaje. En este largo recorrido los datos o los enunciados del saber vulgar sufren un
proceso de decantación, de perfeccionamiento y de acumulación.

24
La segunda forma es la observación. Esta conducta empírica y frecuentemente
elemental lleva a tener en cuenta hasta los detalles más insignificantes, así en la
relación de una cosa con otra, como en la secuencia de un fenómeno con otro. En esta
forma el saber se enriquece con la captación empírica de las relaciones causales.
Muchos pueblos primitivos, como los caldeos, etc., han llegado por la observación a
descubrimientos importantes. Más aún: a partir del nacimiento del método experimen-
tal y de las llamadas “Ciencias Empiriológicas” la observación ha ganado el campo
científico. Hoy en día constituye un paso fundamental en la investigación de las “Cien-
cias Particulares o Positivas”.

La tercera forma es la aplicación del sentido común. Se entiende por sentido


común un criterio práctico de acción. Este puede ser una de las manifestaciones de la
virtud del arte, que Aristóteles reconocía como cualidad o hábito inherente a la capaci-
dad operativa del hombre.

En términos generales se llama criterio al signo que permite distinguir


fácil y adecuadamente una cosa de otra. En sentido estricto
es el signo que lleva a la captación de la verdad.
Tal es, en el plano lógico, la evidencia.

En el plano práctico y concreto, el sentido común opera como habilidad, acierto y


maestría en la realización de la obra. Naturalmente que esa capacidad no se manifiesta
en todos de la misma manera y con la misma intensidad. Quienes la tienen en mayor
grado progresan en la realización de los actos o en la ejecución de las obras, lo que
redunda en perfeccionamiento y en crecimiento cuantitativo del saber empírico.

2. MODO DE SABER MÍTICO


2.1. Caracterización

Tanto el individuo, cuanto la humanidad, buscan formas o manifestaciones más per-


fectas de conocimiento. De pronto ya no satisface saber que las cosas son. Entra a
actuar una curiosidad natural, o capacidad de asombro como diría Platón, que arrastra
a la inteligencia a buscar razones, a inquirir explicaciones de las cosas que se ven, de
los fenómenos que se presencian, de los acontecimientos que se viven, de los actos
que se realizan, de los hechos del pasado que perviven en el recuerdo colectivo de los
pueblos. Esta urgencia por una respuesta que sea valedera, proyecta a la razón huma-
na, por sobre los hombres del saber vulgar, para asumir una actitud interrogativa frente
a las cosas en orden a saber “qué son” y “por qué son”.

Naturalmente que se trata de una nueva actitud de la razón humana, que plantea un
cambio fundamental en la trayectoria del saber.

25
El modo mostrativo, que nacía del ejercicio de la capacidad sensorial, cede el paso a
una forma de conocimiento eminentemente demostrativa. Esta vuelca la atención sobre
las “causas”, más allá de la simple percepción de las cosas, vale decir, inquiere
preferentemente las “razones” o “explicaciones” que pueden poner de manifiesto el
ser mismo, real y verdadero de los acontecimientos y de los fenómenos de la naturale-
za. Así es como ha nacido el compromiso por dar razón acerca de la destrucción de
Troya, de la fundación de Roma, de la presencia hegemónica en la historia, de la raza y
de la civilización latina, de las crecientes del Nilo y de la fertilidad de sus aguas, etc..

Sin embargo, en el momento de encarar la respuesta a la actitud interrogativa que


asume el hombre, la razón salta hasta un plano supra-racional, y como metafóricamen-
te expresa Jacques Maritain en su introducción a la Filosofía, “reviste la explicación de
ornamentos sagrados”. Significa esto, lisa y llanamente, que se procede, por sobre el
orden natural, como si la voluntad y la intervención de los dioses decidiera la aparición
de las cosas, la producción de los fenómenos y la misma dirección de la historia.

El estudio del Mito ha adquirido plena relevancia en el siglo XVIII, con Augusto
Comte, fundador del Positivismo. Su famosa Ley de los tres estados ha puesto justa-
mente en evidencia que el conocimiento mítico está al servicio de explicaciones de-
mostrativas de los fenómenos de la naturaleza.

El origen del mito se remonta a la antigüedad pagana. La historia se hace eco de una
sucesión muy larga de culturas míticas. Las más conocidas son: la civilización egipcia,
con el gran mito de Osiris y de Isis; la civilización persa con el mazdeísmo; la civiliza-
ción india con el brahamanismo, las primeras etapas de la civilización helénica, etc.

2.2. Definición del Mito

En términos precisos se llama mito al relato fabuloso que se emplea como


explicación de un acontecimiento histórico muy remoto o
de un fenómeno de la naturaleza, que se presenta
como poco accesible a la razón humana.

Desde el punto de vista del origen:

El mito es pura creación del hombre.

Ya en ese solo aspecto toma fundamental y esencial distancia con la “religión revela-
da”, que es gratuita donación de Dios. El Positivismo no ha querido reparar en esa
distinción y ha llevado a confundir la religión con el mito.

Literalmente la palabra religión significa “relación del hombre con Dios”. Esa si-
tuación de “religación” pudo ser planteada, obviamente, desde el hombre y por su
pura iniciativa. De hecho ha ocurrido así y ese planteo ha originado las variantes reli-
giosas del mundo pagano, que tienen el sentido de un subproducto cultural o, como

26
técnicamente se dice, de un epifenómeno del proceso cultural humano. Pero de la
misma manera, esa “relación del hombre con Dios”, pudo ser también planteada desde
la perspectiva divina y por su inefable iniciativa. Ello también, históricamente, ha ocu-
rrido. Son sus manifestaciones concretas: la revelación mesiánica al pueblo judío, el
profetismo del Antiguo Testamento, la predicación de Cristo, la tradición apostólica, las
apariciones y los mensajes, reconocidos por la autoridad competente de la Iglesia, en
el transcurso del mundo moderno y contemporáneo.

En suma: mito y religión constituyen dos manifestaciones humanas absolutamente


distintas e inconfundibles. Donde ésta comporta un plan de salvación, gratuitamente
revelada en beneficio de los peatones seculares, que somos los seres humanos, aquél
constituye un intento de “explicación” de los hechos históricos, de los acontecimientos
sociales o de los fenómenos de la naturaleza, como las tormentas, los relámpagos, el
rayo, la creciente de los ríos, la fecundidad de la tierra, el cambio de las estaciones, la
sucesión del día y de la noche, etc.

2.3. Culturas míticas

La humanidad atraviesa una larga y fecunda etapa de civilizaciones míticas. (Con-


sultar el Apéndice 1).

En ese recorrido de tiempo ha logrado elaborar poderosas construcciones raciona-


les que, habiendo podido constituirse en grandes sistemas de pensamiento -ya científi-
cos, ya filosóficos-, han dejado de serlo por la cantidad y densidad de elementos
“supra-racionales” que contienen. Este juicio no implica reconocer una inconciliable
oposición entre la religión y la ciencia, sino sencillamente la afirmación de que compor-
tan dos actitudes humanas distintas, pero que deben ser armónicas en función de la
identidad del destinatario -al que se dirigen-, y del sujeto, -que las detenta-.

3. MODO DE SABER CIENTÍFICO


3.1. Circunstancias históricas

En un momento del largo proceso del desarrollo del saber mítico, el hombre siente
necesidad de conocer las cosas desde las cosas mismas. Ya no satisface el recurso a
instancias supra-racionales para encontrar en la voluntad de los dioses o en su inter-
vención, a veces caprichosa, en la historia y en el mundo, la verdadera razón de ser de
los acontecimientos sociales, de los fenómenos de la naturaleza, de los hechos políti-
cos, culturales, etc., en una palabra, del movimiento civilizador que marca los rastros
del hombre por la tierra. Ahora se abre paso una nueva inquietud interrogativa, que
busca saber “qué son” y “por qué son” las cosas, pero sin superar el nivel natural de
la razón humana. Para expresar la conformación de esta nueva actitud la tendencia
positivista ha consagrado la expresión: “paso del mito al logos”.

27
Históricamente este salto sobre las barreras del mito se ha producido en el seno de
la civilización jónica. Intervienen en ese hecho tres factores psicológicos y culturales:

Primero: la influencia de la espiritualidad oriental, volcada a la transformación empí-


rica de los medios de comunicación, en función del comercio.

Segundo: la idiosincracia sintética del genio jónico, acostumbrado a privilegiar las


expresiones de la racionalidad sobre la imaginación.

Tercero: el sentido de equilibrio y de originalidad que aportaba la influencia dórica.

El nacimiento de la actitud reflexiva tiene su cuna geográfica en Mileto y reconoce la


paternidad de Tales, uno de los “siete sabios”.

Mileto era el centro espiritual de la “Civilización Jónica”. En ella había prendido


con fuerza especial el individualismo de la vieja sociedad helénica. La influencia orien-
tal la sacudió con fuertes vientos de universalismo, que recorrían las vías marítimas
que la conectaban con las ciudades de la Grecia continental e insular, y los áridos y
polvorientos caminos que la relacionaban con los pueblos asiáticos. Tales era un hábil
comerciante dedicado a la reflexión y al conocimiento de las tradiciones culturales.

En ese clima espiritual y social se produce el nacimiento de la reflexión especulativa


y científica, que se conoce con el nombre de “Sofía”.

3.2. Naturaleza o caracterización

a) La “Sofía” se constituye, en la línea del saber demostrativo, como el mito, pero


con el compromiso de no superar el nivel natural de la razón humana. Su finalidad
mira a penetrar la realidad misma de las cosas, en base al conocimiento de las
relaciones de causa y efecto entre ellas y de los principios que constituyen su
peculiar naturaleza. Por esta razón la ciencia presenta como primer carácter el
ser causal. Esto significa que la demostración científica debe ordenarse al descu-
brimiento, como diría Aristóteles, ya de la causa eficiente (autor o artífice), ya de
la causa final (destino impreso), ya de la causa material (estofa empleada), ya de
la causa formal (configuración específica). Siglos más tarde Santo Tomás de
Aquino escribirá, en la “Suma Contra Gentiles”, para expresar este rasgo dis-
tintivo del saber científico, las siguientes palabras: “Los hombres empezaron a
hacer filosofía cuando empezaron a preguntarse por las causas de las cosas”.

b) En este proceso de verificación causal la razón humana será sometida a un rigu-


roso trabajo intelectual. El conocimiento científico constituye una trama o urdim-
bre de noticias, de modo que con sabia propiedad Santo Tomás pudo escribir en
su “Suma Teológica” que “La ciencia es el progreso que la razón realiza cuando
partiendo de principios camina hacia las consecuencias”. Esto, que se llama sis-
temático, constituye la segunda nota distintiva del modo de saber científico.

28
c) Se entiende que los resultados de la elaboración racional científica son, en senti-
do estricto, una develación de la verdad de las cosas. Pero, la verdad no es
propiedad individual sino patrimonio de todos. Esto se llama universalidad y cons-
tituye otro rasgo que especifica al modo de saber científico.

d) Convendrá, por último, diferenciar convenientemente el dato científico de la sim-


ple teoría o de una mera hipótesis de trabajo. Esto ocurre cuando el espíritu se
siente seguro tanto de los principios, como de las conclusiones. Ese estado sub-
jetivo se llama certeza, y comporta otro carácter del modo de saber científico.

En conclusión: la ciencia se puede definir en los siguientes términos:

1) Es un modo de saber causal, obtenido en forma sistemática, que se erige en


patrimonio común y que goza del atributo de certeza.

2) Es un conjunto de conocimientos universales, sistemáticos y ciertos, obteni-


dos por demostración de sus causas.

3.3. Tales de Mileto

La tradición histórica es absolutamente unánime en la atribución a Tales de la pater-


nidad de la ciencia o de la filosofía. Pertenecía a Mileto, la ciudad más importante del
mundo jónico. Sus antecedentes biográficos son escasos.

Es común ubicar su vida entre los siglos V o VI, antes del advenimiento de Cristo.
Gozaba de prestigio por su sabiduría práctica. Se inclinaba por el procedimiento induc-
tivo y lo caracterizaba una fuerte capacidad de observación. Se le atribuyen algunos
importantes aciertos científicos, como haber pronosticado un eclipse de sol, haber
inventado el “gnomón” para viajes marítimos y combates navales, haber pre-anunciado
una buena cosecha de aceitunas, lo que le ha deparado un buen negocio, y haber
medido la altura de las Pirámides de Egipto, etc.

Su interés cultural le dicta realizar largos y penosos viajes por Egipto, Creta y Cal-
dea. En estas regiones toma contacto preferentemente con los sacerdotes y registra
toda la información cultural que le es posible.

A su regreso a Mileto se aboca a la enseñanza y a dar forma definitiva al modo de


saber científico.

Tales tiene clara conciencia de su descubrimiento y para diferenciarlo adecuada-


mente de todo otro modo de saber le pone el nombre de “Sofía”, palabra que quiere
significar “sabiduría”.

La “Sofía” nace comprometida con la investigación del mundo de la naturaleza y


con el descubrimiento del “Arjé”. Desde el primer momento implica una visión totaliza-

29
dora de la realidad de la naturaleza, unida a una permanente búsqueda de lo que se
podría llamar la causa más lejana, que son atributos específicos de la filosofía.

Sus observaciones, sus experiencias y una larga tradición cultural lo llevan a ver en
el “agua” el arjé del mundo físico.

3.4. Presentación Sinóptica

1. Desarrollo del saber humano

I: Modo de Saber II: Modo de Saber III: Modo de Saber


Vulgar Mítico Científico
B

Actividad Actitud Supra Visión Natural


Sensorial Racional

Mostrativo De-mostrativo De-mostrativo


Enuncia Explica Razona

A B C D

Explicación del gráfico

1) La línea vertical A representa a la inteligencia en el despliegue fáctico del saber.

2) La línea horizontal B muestra el crecimiento histórico y genético que ha tenido el


saber humano desde su modalidad llamada vulgar hasta su modalidad científica.

3) El segmento B corresponde al llamado “Modo de Saber Vulgar”, primaria expre-


sión de la racionalidad humana. Este saber nace de la actividad perceptiva que
despliegan los sentidos. Tiene carácter “mostrativo” porque se limita a enunciar
las cosas.

4) El segmento C señala el llamado “Modo de Saber Mítico”. Este paradigma del


conocimiento humano es fruto de una actitud supra racional que el hombre asume
frente al universo. Esa tendencia origina el “mito” cuando propone una “explica-
ción” o “demostración” del ser de las cosas. En su origen es pura invención del
hombre.

5) El segmento D indica el “Modo de Saber Científico”, último tramo del desarrollo


genético de la racionalidad humana. Esta modalidad intelectual nace de una “vi-
sión natural” del hombre frente al universo. Se constituye como una “explicación” o

30
“demostración” del ser de las cosas, cuya particularidad consiste en no sobrepa-
sar el nivel propio de la capacidad natural de “asombro”, que según Platón, mueve
a la inteligencia a conocer. Su carácter es “demostrativo” porque indaga las “cau-
sas” o “razones explicativas y constitutivas de las cosas”.

2. Caracterización del saber científico

La “Sofía” de Tales de Mileto, con el tiempo llamada “Filosofía” o simplemente “Cien-


cia” se presenta constituida por las siguientes notas, formalidades o atributos esenciales.

a) Carácter demostrativo o causal

La ciencia se presenta como una respuesta a la actitud interrogativa del hombre que
busca saber “qué son” y “porqué son” las cosas, cuya totalidad conforma el universo.

A nivel de los pre-socráticos esa razón explicativa era el “arjé”, vale decir, la realidad
primordial originadora del mundo físico, sea que ella fuere ya el “agua”, ya el “aire”, ya
el “ápeiron”, ya los “números”, ya el “fuego”, ya el “ser”, ya las “cuatro raíces”, ya las
“homeomerías”, ya los “átomos”.

A nivel de Aristóteles solamente el hombre adquiere un conocimiento real, verdadero


e integral de una cosa cuando logra descifrar el enigma del siguiente elenco de causas.

a’) Causa eficiente: autor o ejecutor responsable del ser de una cosa. La causa
eficiente confiere la existencia.

b’)Causa final: intención, móvil o motivo que mueve, que guía y que arrastra la
actividad productora de una cosa.

c’) Causa material: la “estofa”, la “casa”, la “realidad” que la causalidad eficiente


modela en orden al fin propuesto.

d’)Causa formal: la configuración impresa a la material, la conformación dada a la


obra que se realiza, o la especificación de la cosa realizada, en base al fin pro-
puesto.

b) Carácter sistemático

La ciencia se constituye en el panal del crecimiento racional del hombre, como la


miel que destila la abeja de la inteligencia humana, en base a una actividad orgánica.
Toda ciencia consta, por esa razón, de “principios”, esto es, de presupuestos básicos y
de “conclusiones”, vale decir, de resultados obtenidos de la aplicación o del análisis de
los principios. Por eso Sócrates entendía a la ciencia como una trama de definiciones,
vale decir, de declaraciones de lo que son las esencias, contenidas en las ideas o
conceptos.

31
c) Carácter universal

Desde el primer momento la ciencia ha sido entendida como patrimonio común a


todos, por estar indisolublemente comprometida con la verdad de las cosas y con el
bien del hombre. La ciencia, que nace del conocimiento, expresión natural y espontá-
nea de la racionalidad del hombre, no acepta pertenecer particularmente a nadie. Ella
se constituye al servicio de la humanidad, como perfección que corresponde a la inte-
ligencia humana como tal.

d) Carácter cierto

Solamente merece el nombre de ciencia el saber que goza de seguridad. Una cosa
es una “hipótesis de trabajo” y una “teoría”, y otra cosa distinta es la ciencia. Aquellas
formas del conocimiento se instalan en el campo de lo opinable, ésta en la línea de la
certeza. La razón radica en que la ciencia es una definición del “ser de las cosas” o
explicitación de la verdad.

32
DIAGRAMA DE CONTENIDOS - UNIDAD II

Edad Antigua Edad Media


Edad Moderna Edad Contemporánea

CRONOLOGÍA HISTÓRICA
GENERAL

DESARROLLO HISTÓRICO
DEL
SABER CIENTÍFICO

CRONOLOGÍA FILOSÓFICA
DE LA EDAD ANTIGUA

Período Helenístico Período Helénico


Etapa Pre-socrática
Escuela de Mileto
Escuela Pitagórica
Escuela de Efeso
Escuela de Elea
Escuela Pluralista
Escuela Atomista
Etapa Socrática
Sofística
Socrática

33
34
UNIDAD II
DESARROLLO HISTÓRICO DEL SABER CIENTÍFICO

1. CRONOLOGÍA HISTÓRICA GENERAL

El convencionalismo histórico ha dividido al tiempo en cuatro grandes edades que


son:

1.1) Edad Antigua;


1.2) Edad Media;
1.3) Edad Moderna;
1.4) Edad Contemporánea.

1.1. EDAD ANTIGUA

Se designa con esta denominación al lapso de tiempo que se puede hacer avanzar
desde el nacimiento del modo de saber científico (Siglo V o VI a.C.), hasta la invasión
de los bárbaros en el occidente de Europa o, culturalmente, hasta la muerte de San
Agustín (Siglo IV o V).

1.2. Edad Media

Se denomina con esa expresión al tiempo que avanza desde la invasión de los
bárbaros o la muerte de San Agustín hasta el siglo XV (Siglo V al siglo XV).

La edad media termina con cualquiera de estos tres acontecimientos:

a) La caída de Constantinopla en poder de los turcos. Para los historiadores de


tendencia europea no cabe duda de que la caída del Imperio Bizantino constituye
el hecho histórico más relevante;

b) El Descubrimiento de América por Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492.


Para los historiadores de tendencia americanista, este debe ser el hecho histórico
más descollante.

c) El Renacimiento Común Europeo. En la actualidad, los investigadores de ten-


dencia europea, coinciden en señalar como clausura de la Edad Media, este cu-
rioso fenómeno espiritual y cultural que se extiende vertiginosamente por toda
Europa, con excepción de España. Durante el siglo XV, en efecto, España prolon-
ga la Edad Media por sobre los hombros del Renacimiento.

35
1.3. Edad Moderna

Este lapso de tiempo avanza desde el siglo XV, con cualquiera de los tres aconteci-
mientos terminales de la Edad Media, hasta el siglo XVIII, con la Revolución Francesa,
que es el hecho histórico decisivo de la “Revolución Burguesa”. Filosóficamente la
Edad Moderna puede avanzar hasta fines del siglo XIX, que señala el apogeo del
Positivismo. José Ortega y Gasset, en su obra "¿Qué es Filosofía?" lo ubica concreta-
mente en los últimos cuarenta años del siglo XIX.

1.4. Edad Contemporánea

Comprende el plazo histórico actual. Arrancaría en el siglo XVIII y se extiende aún


sin fecha concreta. Existe ya un convencimiento casi unánime de que la humanidad ha
entrado en un proceso histórico nuevo. Sin embargo, no existen ni plazos concretos, ni
decisión convencional acerca del hecho tecnológico que constituya su línea divisoria y
su carácter distintivo.

EDAD ANTIGUA

36
2. CRONOLOGÍA FILOSÓFICA DE LA EDAD ANTIGUA

Desde el punto de vista de la Filosofía (o de la Ciencia) las edades históricas pre-


sentan importantes divisiones internas. Esas fracciones de tiempo son decisivas en la
marcha del conocimiento humano y parecen fundamentales para la estructuración de la
propia inteligencia. Existe cierta impresión, en efecto, de que no se puede pensar con
suficiente claridad si los hechos de realización histórica no son estrictamente ubicados
en un determinado tiempo y espacio. Esto no implica, naturalmente, un reconocimiento
implícito a la teoría Kantiana de que la temporalidad y la espacialidad son formas a
priori de la sensibilidad. Con todo, las circunstancias de espacio y de tiempo son funda-
mentales para la estructuración de la mente científica.

Así, esas fracciones de tiempo, que acompañan al desarrollo genético del modo de
saber científico, son:

2.1. Período helénico

Comprende el lapso de tiempo que va desde Tales hasta la muerte de Aristóteles o


bien la constitución del “Imperio Macedónico o Alejandrino”.

Este período comprende dos grandes etapas o movimientos intelectuales.

2.1.1 Etapa Pre-socrática:

Comprende el movimiento intelectual de Jonia, esa extensa región costera del Asia
Menor, donde florece el modo de saber científico. Su movimiento genético registra los
epicentros siguientes:

a) Escuela de Mileto:

La representan tres grandes personalidades:

a’) Tales.
b’) Anaxímeno.
c’) Anaximandro.

b) Escuela Itálica o Pitagórica:

Establece su centro en Crotona, ciudad de la Magna Grecia, enclavada en las


costas de Italia. Sus grandes representantes son:

a’) Pitágoras.
b’) Alcmeón de Crotona.

37
c’) Filolao de Tarento.
d’) Arquitas de Tarento.

A ese movimiento pertenece también Hipócrates, “Padre de la Medicina”.

c) Escuela de Efeso:

Sucede a Mileto en el Asia Menor. La integran dos curiosas personalidades:

a’) Heráclito.
b’) Cratilo.

d) Escuela de Elea:

Floreciente ciudad del Asia Menor en la que se destacan:

a’) Parménides.
b’) Jenófanes.
c’) Zenón.
d’) Meliso.

e) Escuela Pluralista:

Por su tendencia ecléctica se la llama también “Conciliadora”. La representan dos


ingenios de lo más curiosos. Ellos son:

a’) Empédocles.
b’) Anaxágoras.

f) Escuela Atomista:

Representa en la historia del pensamiento humano la primera presencia Materia-


lista y Mecanicista. Sus geniales representantes son:

a’) Demócrito.
b’) Leucipo.

2.1.2 Etapa Socrática

Se toma a Sócrates como línea divisoria de dos grandes movimientos intelectuales.


Cada uno acusa rasgos externos suficientemente representativos que lo diferencian. El
más importante es el desplazamiento del centro de gravedad intelectual de Jonia al
Atica.

La etapa socrática se extiende desde Sócrates hasta la muerte de Aristóteles, sus


principales centros de actividad científica son:

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a) La sofística:

Representa un movimiento del espíritu muy amplio y muy complejo que se conoce
también con el nombre de “Ilustración Griega”. Reconoce como fundador a
Protágoras, natural de Abdera. Sus más grandes representantes son:

a’) Hippias de Elis.


b’) Gorgias de Leontini.
c’) Pródicos de Keos.
d’) Trasímaco de Calcedonia.
e’) Critias, etc.

b) Escuela Socrática:

Está centrada en la persona de Sócrates y en su enseñanza oral. A su muerte


deja una doble línea de pensamiento que se conocen con los nombres de “Escue-
las Socráticas Menores” y “Escuelas Socráticas Mayores”.

El conjunto de las Escuelas Socráticas Menores es el siguiente:

a’)Escuela de Elis con Fedón.


b’)Escuela de Eretria con Menedemo o Mededemo.
c’)Escuela Cínica con Antístenes. Su gran renombre se debe a Diógenes de Sínope,
personalidad interesante y anecdótica.
d’)Escuela de Megara con Euclides (distinto al matemático).
e’)Escuela Cirenaica con Aristipo y su hija Areta.

Las “Escuelas Socráticas Mayores” son dos:

a’)La Academia o Escuela de Platón.


b’)El Liceo o Escuela Aristotélica. Se la llama también “Escuela Peripatética”. Su
incomparable fundador y maestro es Aristóteles.

2.2. Período Helenístico

Comprende un vasto y complejo movimiento de expansión cultural que sigue a la


muerte de Aristóteles, que acompaña a la conformación del Imperio Alejandrino y que
perdura hasta la “invasión de los bárbaros”, hacia el siglo IV o V. Desde el punto de
vista de la filosofía, la muerte de San Agustín a mano de los vándalos, clausura el
período helenístico y la misma Edad Antigua. El período helenístico reconoce tres
grandes corrientes culturales:

a) Corriente helenístico-latina: con su centro geográfico en Roma.

39
b) Corriente helenístico-Alejandrina: con su capital en la ciudad egipcia de Alejandría,
supuestamente fundada por Alejandro Magno.

c) Corriente helenístico-cristiana: con su eje vertical en el papado.

PERIODO HELENISTICO

40
PERIODO HELENICO

41
42
DIAGRAMA DE CONTENIDOS - UNIDAD III

LOS
PRESOCRATICOS

PRESENTACION VALORACION

EL TEMA DE LOS CARACTERIZACION


PRE-SOCRATICOS

La naturaleza
El concepto de arjé

43
44
UNIDAD III

LOS PRESOCRATICOS

1. PRESENTACIÓN

La civilización Jónica, emplazada geográficamente en la región costera del Asia


Menor, asiste al nacimiento del modo de saber científico, al que Tales inmortaliza con el
nombre de “Sofía”.

La palabra “sofía” significa etimológicamente “sabiduría”.

Pero, el concepto griego de sabio es muy particular: designa tanto el aspecto teórico,
cuanto el aspecto práctico.

Así, es sabio, aquel que sabe lo que se debe hacer, pero


que también sabe cómo ejecutarlo.

Nada indica que Tales no haya tomado la palabra “sofía” en ese doble sentido. Su
modo de saber, por lo tanto, deber satisfacer así las exigencias especulativas como las
necesidades prácticas.

Los pre-socráticos forman el primer elenco de investigadores. Fuera de Pitágoras


todos pertenecen al mundo jónico. La ciencia que ellos enseñan muestra, en la búsque-
da del “arjé”, el hilo conductor de la filosofía. Por esa razón el “arjé”, pasa del agua al
aire, de éste al “ápeiron” y así sucesivamente.

Se entiende como “hilo conductor de la filosofía” a la tendencia que lleva al descubri-


miento de la última causa o razón de ser de las cosas, y no de una causa inmediata,
superficial o periférica. Por eso Anaxímeno corrige a Tales, porque entiende que el
agua está hecha de aire, dado que la lluvia es condensación del aire que contienen las
nubes y que el agua al hervir se transforma en el aire del vapor.

2. EL TEMA DE LOS PRE-SOCRÁTICOS

Es unánime la afirmación de que los pre-socráticos han limitado su estudio al orden


físico, esto es, al plano de la naturaleza. Se sabe concretamente que dos fenómenos
naturales han llamado la atención de los griegos: primero, el movimiento; segundo, la
pluralidad de seres. Esto implica, de alguna manera, la reducción del campo temático
al mundo físico.

A su vez, la solución al planteo por el origen de la naturaleza no ha rebasado tampo-


co el orden de lo que Aristóteles llamará con el tiempo, causa material. El “agua”, el

45
“aire”, el “ápeiron”, el “fuego”, las “cuatro raíces”, etc., son solamente indicaciones de
la materia que ha intervenido en la configuración constitutiva de las cosas. Por esa
razón Aristóteles no los ha llamado filósofos, sino fisiólogos, es decir, “estudiosos de la
naturaleza”.

3. CONCEPTO DE “ARJÉ”

El gran problema de los pre-socráticos ha sido el descubrimiento del “arjé”.

La palabra griega “arjé” se traduce por “origen” o principio.

La palabra “origen” puede inducir a un equívoco. Preguntar, pues, por el “origen” de


alguna cosa puede implicar la búsqueda de la causa eficiente, es decir, del principio
que influye en su producción. Según Aristóteles, el único pre-socrático que ha visto
brillar lejanamente la luz de la eficiencia ha sido Anaxágoras de Clazomenes, con su
concepto del “nous”. Fuera de él, todos los restantes se “han dejado emborrachar por el
vino de las apariencias sensibles”, según la metáfora Aristotélica.

En concreto: los pre-socráticos han entendido por “arjé”, ya la substancia


primerísima o la realidad primordial, anterior a toda otra, de la que han sido
hechas todas las cosas que pueblan el universo físico, ya la substancia o materia
a la que regresarán las cosas, una vez cumplido su ciclo histórico.

Para Tales de Mileto esta substancia proteica ha sido el “agua”; para Anaxímeno, el
“aire”; para Anaximandro, el “ápeiron”; para los pitagóricos, el “número”; para Heráclito,
el “fuego”; para Parménides, el ser; para Empédocles, los cuatro elementos: agua, aire,
tierra y fuego; para Anaxágoras, las “homeomerías”; para Demócrito, los “átomos”.

4. CARACTERIZACIÓN

1) Los pre-socráticos tienen el inmenso mérito de haber iniciado el desarrollo del


proceso científico. Sus soluciones aparentan ser elementales y provisorias. Sin
embargo, algunos como Tales, tienen el respaldo de tradiciones culturales
milenarias, que todavía no han perdido vigencia. Tal es el concepto, de grandes
glaciares que cubrían la tierra y que las primeras manifestaciones de vida tuvie-
ron su origen en el seno de las aguas. Otros como Parménides, Heráclito y
Demócrito siguen gravitando poderosamente sobre el pensamiento actual.
Parménides sería, supuestamente, el pensador que mueve los hilos del Imperia-
lismo Anglosajón; Heráclito, cuya influencia manifiesta en Hegel, haría otro tanto
en la trama de la dialéctica marxista y Demócrito habría resucitado con el espíritu
de la tecnología atómica.

46
De toda forma, la actitud espiritual de los pre-socráticos es verdaderamente
irrenunciables. La ciencia, con su incesante progreso, podrá variar los enunciados
y las conclusiones, pero jamás podrá cambiar la actitud interrogativa del hombre
frente al mundo que pregunta: ¿qué son? y ¿por qué son? las cosas que forman el
universo material.

2) En la ciencia pre-socrática predomina lo experimental sobre lo especulativo. Fue-


ra de Pitágoras, que domina y aplica el método deductivo de las matemáticas,
según consta en el teorema que lleva su nombre, los restantes sólo conocen la
inducción. Tienen como denominador común la observación empírica de los he-
chos. Cada uno apoya el edificio de su saber en la propia experiencia, que algunas
veces es lo que presencia como expectador, otras veces lo que recibe por trans-
misión, ya sea que provenga de la tradición de otros pueblos o del depósito de la
propia cultura.

3) Muchas de las corrientes posteriores, que traman la historia del pensamiento


humano, están ya anticipadas en los pre-socráticos. Ello ocurre, por ejemplo, con
el mecanismo científico, cuyas raíces están en Tales; con el mecanismo, cuyos
gérmenes se ocultan en el “panta rei” de Heráclito y -de alguna manera- en las
“cuatro raíces” de Empédocles; el materialismo, que está plenamente en el atomismo
de Demócrito y de Leucipo.

4) Un rasgo que domina en esta etapa del saber humano es la tendencia a proponer
una visión global de las cosas. A ningún pre-socrático se le ocurre cortar un
pedazo de la realidad total del universo visible. Así, el “agua”, el “aire”, el “ápeiron”,
etc., no marcan el “origen” o “el principio” de un determinado elenco de cosas, sino
de la totalidad del mundo físico donde el hombre marca el rastro de su paso por el
tiempo.

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Actividad Nº 1

1. Completar el siguiente cuadro:

MODOS DEL SABER CARACTERISTICAS

VULGAR

MITICO

CIENTIFICO

a) Señalar el vocabulario técnico.

b) Comparar con un ejemplo los tres modos de saber y sus diferencias.

c) Señalar las ideas más claras y los puntos más difíciles de entender.

2. Definir el mito y dar ejemplos concretos.

3. Explicar la importancia del concepto de arjé para los presocráticos.

4. Comparar las soluciones de cada “Escuela Jónica”.

5. Definir en el paso de Tales a Anaxímeno, el hilo conductor del saber filosófico.

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5. VALORACIÓN GENERAL DEL PERÍODO PRE-SOCRÁTICO

Lo verdaderamente rescatable del período pre-socrático, no son las soluciones cien-


tíficas, sino la actitud crítica que sus representantes han asumido frente al mundo. La
visión -ya física, ya filosófica- que ellos han legado pueden resultar hasta ridículas en
comparación con el progreso de la ciencia moderna. Sin embargo, en el trasfondo de
esas doctrinas primitivas y elementales se conserva incólume un temperamento inte-
rrogativo, que nunca ha sido superado, y una acerada voluntad por encontrar las razo-
nes y las explicaciones de las cosas, de los acontecimientos y de los fenómenos en el
mismo ordenamiento causal que rige el curso de la naturaleza, de la vida y de la historia.

Los rasgos más sobresalientes que configuran el perfil cultural y científico del perío-
do pre-socrático son:

1) Nacimiento, constitución y primeros pasos de un nuevo modo de saber demostra-


tivo, mantenido exactamente en el puro nivel del conocimiento natural del hombre.

2) Ordenamiento rigurosamente sistemático de los enunciados doctrinarios. En ese


procedimiento metodológico, las herramientas de trabajo son las leyes o los prin-
cipios supremos que rigen el funcionamiento lógico del espíritu. Precisamente la
trama del conocimiento demostrativo, a nivel científico, nace del respeto del hom-
bre al orden lógico.

3) Un distanciamiento progresivo del modo de saber descubierto por Tales, con el


conocimiento mítico. Esa preocupación explica justamente la actitud, en aparien-
cia anti-religiosa, de los primeros pensadores. En igual proporción, media un
alejamiento con el modo de saber vulgar.

4) La elaboración de un concepto unívoco de ciencia o de filosofía. Pues sólo mere-


ce ese nombre el saber volcado a la investigación del origen o del “arjé” de la
naturaleza. En ese aspecto los pre-socráticos son precursores del univocismo
científico, legado por el pensamiento moderno y contemporáneo bajo la influencia
del Norminalismo y del Positivismo.

Con todo, claramente aparece que la ciencia, y por supuesto, la filosofía, deben
estar abocados al estudio de algo que sea universal. Con ello quedan definitiva-
mente establecidas las bases del clásico y tradicional concepto de ciencia, acu-
ñado por el genio helénico.

5) Una forma de demostración principalmente empírica. Es decir, los pre-socráticos


advierten con absoluta claridad que en la demostración radica el eje vertical del
saber científico. Pero ellos sólo han podido conocer y practicar esa forma de
demostración basada en el testimonio sensible o, cuando más, el antecedente de
alguna información primitiva. Obviamente que estaban lejos de conocer otras mo-
dalidades demostrativas, como la conceptual, la teológica, la historiográfica, etc.,
que hacen de la ciencia un concepto análogo y no unívoco.

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Sin embargo, Pitágoras constituye una honrosa excepción. Con toda justeza y pro-
piedad, Prado escribe, -en el siglo V- en “Resumen Histórico”, que Pitágoras ha
transformado a las matemáticas “en una enseñanza liberal que se remonta a prin-
cipios generales para estudiar los problemas abstractamente y con la inteligencia
pura”. Este juicio reivindica a los pre-socráticos con relación al dogmatismo del
Positivismo de los siglos XVIII a XX. Pues aquellos, a pesar del univocismo del
concepto de ciencia, saben atribuirlo a formas distintas de demostración. Este, en
cambio, hipoteca tiránicamente el concepto de ciencia a la forma experimental de
demostración.

6) Los pensadores jonios han respondido plena y eficazmente a la curiosidad natural


y espontánea del hombre ante el espectáculo gigantesco del mundo. Aristóteles
ha expresado a tal efecto, en su Metafísica, que “el asombro ha impulsado origina-
riamente a los hombres a realizar las primeras investigaciones”. Se trata eviden-
temente de un “asombro que implica una actitud interrogativa vital, traducido
en un comportamiento crítico de la razón, que anhela penetrar el misterio y
el secreto que rodea al origen del mundo”.

7) Un decidido aporte de expresiones literarias, palabras, etc. elevadas al plano de


un decidido tecnicismo terminológico. Los vocablos más representativos son:

Arjé;
lleno;
vacío;
amor;
odio;
necesidad;
causalidad;
cuatro raíces;
homeomerías, etc.

8) La organización de un sistema escolar incipiente, fundado en la elemental rela-


ción maestro-alumno. La enseñanza era gratuita y respondía a un impulso privado.
Pero los sofistas se encargarán, años más tarde, de inaugurar la costumbre de
arancelar la docencia. Los jonios, en cambio, han preferido hacer de ella un servi-
cio, una vocación, un acto de amistad.

9) Los pre-socráticos han tenido clara conciencia de que vivían un momento históri-
co sometido a un profundo cambio. Pero, lo que cambiaba no era el mundo sino la
actitud del hombre frente a él. Ahora se trataba de asumir una actitud interrogativa
ordenada a descubrir las relaciones causales entre las cosas, entre los fenóme-
nos y entre los acontecimientos históricos en sí mismos. Concretamente se bus-
caba escapar a la visión mítica, anclada en lo supra-racional, para encontrar
razones y respuestas que estuvieran en el mismo nivel natural de la razón. (Ver
gráfico en Apéndice Nº 2 - página 69).

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Actividad Nº 2

1) Elabore el siguiente glosario:

Sofía:
Arjé:
Apeiron:
Homeomerías:
Fieri:
Atomo:
Ileno:

2) Coloque al pie de cada pensamiento, el autor:

a) “... Se han dejado emborrachar por el vino de las apariencias sensibles”.

b) “Los números son cosas y las cosas son números”.

c) “Nunca podrás bañarte dos veces en el mismo río, porque siempre es distinta
el agua que fluye en torno a tí”.

d) “El ser existe y es imposible que no exista”.

e) “Si todo no está en todo, nada puede provenir de nada”.

3) Complete el siguiente cuadro con los distintos conceptos de Arjé que sostuvieron
los presocráticos:

ARJE

Tales de Mileto
Anaxímeno
Anaximandro
Pitágoras
Heráclito
Parménides
Empédocles
Anaxágoras
Demócrito

4) Realice un breve comentario sobre el valor de la actitud crítica frente al mundo,


que tuvieron estos pensadores.

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APÉNDICE - A

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APÉNDICE 1 - CULTURAS MÍTICAS
La tradición cultural primitiva proporciona notables ejemplos de civilizaciones míticas.
Por regla general se ubican en áreas geográficas del Oriente. Estos pueblos del pasa-
do han creído encontrar las razones de las cosas del mundo sensible en la voluntad de
los dioses y la intervención de ellos ha sustituido a la relación espontánea y natural de
causa y efecto.

Registro de las principales culturas míticas:

1. CULTURA EGIPCIA

Egipto es una nación del Cercano Oriente. Está situada en el ángulo nordeste de Africa.

La civilización egipcia, que llega a ser poderosa, registra tres etapas:

a) La arcaica: Se remonta a la constitución del reino, por obra de Menes. El gober-


nante recibe el nombre de “Faraón”.

b) Del Imperio: Abarca los espacios de tiempo de la capitalización de Menfis y de


Tebas sucesivamente. Es el período más glorioso de la vida de Egipto. En él se
construyen las tres grandes pirámides de Kheops, Kefrén y Micerino, que desa-
fían al tiempo como símbolos de inmortalidad.

c) De Decadencia: Este período es llamado también “Saíta”. Culmina con la caída de


Egipto bajo la dominación del Imperio Persa. Cambises, sucesor de Ciro, consu-
ma la ocupación.

Uno de los principales mitos egipcios es el de Osiris e Isis. Este relato fabuloso es
inventado con ánimo de explicar diversos problemas que llamaban la atención a los
egipcios. Entre los más importantes figuraban las crecientes del Nilo; la fecundidad de
sus aguas; la formación del inmenso delta del río sagrado; la sucesión del día y de la
noche y de las cuatro estaciones del año, etc..

Según la fábula Osiris, que sucedió al dios solar Ra, gobernaba al mundo y a Egipto
con sabiduría, con justicia y con prudencia. Como representante de la cultura se erigió
en bienhechor de la humanidad. Lo apoya su esposa Isis sembradora de la moral, de la
belleza y de la felicidad de la vida. Su fama despierta la envidia de su hermano Set o
Tifón. Este lo asesina y para ocultar su crimen ordena descuartizar su cadáver y
esparcirlo por la selva. Isis, ayudada por Thot y Anubis, logra reunir el cadáver y lo
embalsama. Con sus lágrimas y conjuros mágicos le devuelve la vida. Ya no asume sus
funciones de soberano de la tierra y pasa como señor del Infierno y juez de las almas
de los difuntos. Su hijo Horus venga a su padre y recupera el trono.

Cada aniversario de este hecho produce las crecientes del Nilo.

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2. CULTURA FENICIA

Los fenicios han poblado también el Medio Oriente. Ocupan una pequeña región
colindante con Egipto. Han pasado a la historia de la cultura con la fama de haber sido
hábiles comerciantes y propulsores de la actividad manufacturera.

El pueblo fenicio no se ha distinguido por su talento especulativo. Su curiosidad ha


estado volcada al negocio. La sed de comercio los ha transformado en intrépidos nave-
gantes. Han cruzado los mares más desconocidos y han ampliado las fronteras geo-
gráficas del mundo oriental. En épocas muy remotas habían fundado prósperas colo-
nias y activos centros comerciales en distintas regiones de la Península Ibérica.

Desde el punto de vista de la cultura debieron recibir una poderosa influencia tanto
de Egipto como del poderoso mundo persa, fundamentalmente de los árabes.

3. CULTURA PERSA

Los persas han poblado el Asia Menor. Etnicamente son ramas de origen semita. Los
medos serían los encargados de fundar un poderoso imperio político.

Ciro, El Grande, es conocido como fundador del Imperio Persa. En poco tiempo se
hace dueño de casi toda el Asia Menor y, en los sueños de grandeza de Ciro, figuraba
también el mundo helénico. Su hijo Darío inicia el ciclo de las famosas Guerras Médi-
cas que terminan con la derrota que Altajerges sufre a manos de Cimón.

Los persas se han distinguido también en las lides del pensamiento. Han logrado
gestar una poderosa concepción racional que se conoce con el nombre de Mazdeísmo.

El Mazdeísmo es fundamentalmente una religión expresada en grandes mitos. Ha


sido predicado por Zoroastro, también conocido con el nombre de Zaratustra.

Las enseñanzas de este misterioso personaje se contienen en el "Zendavesta", libro


sagrado. El núcleo doctrinario de Zoroastro es reconocer la existencia de dos dioses o
de dos principios dinámicos, que actúan en el mundo. Uno de esos principios se llama
Ormuz y representa al Bien. El otro principio se llama indistintamente Aritmán o Ahrimán
y representa al Mal.

El Bien se dedica a orientar a los hombres y al mundo hacia la felicidad y el perfec-


cionamiento de la conducta y de las relaciones públicas. El Mal es vengativo, opera en
las tinieblas y su plan mira a destruir la obra del Bien. Ambos dioses son asistidos por
poderosos ejércitos. Los Genios ayudan al Bien y los Demonios secundan al Mal.

La lucha de ambos dioses explica los cambios que ocurren en el mundo, como la suce-
sión del día y la noche, de las cuatro estaciones del año y la misma marcha de la historia.

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No hace falta que el hombre recurra a ritos sanguinarios para que triunfe el Bien. Es
suficiente que practique la vir-tud, que consiste en una conducta regulada por la reli-
gión.

4. CULTURA CHINA

China ocupa un inmenso territorio del Lejano Oriente. En un comienzo carecía de


organización política. Formaban su población grupos de familias aisladas y nómades.
Con el tiempo surge la necesidad de organizar esos pueblos dispersos. Con ese motivo
se pone en marcha una estructura patriarcal centrada en la persona del Emperador. Se
conocen largas dinastías de familiares gobernantes. Las de mayor celebridad en la
historia china, son: la “Dinastía de Chin” y la “Dinastía de Han”.

Se afirma unánimemente que los chinos han logrado, desde muy antiguo, un gran
avance cultural. Hacia el año 600 Lao Tse enseña ya una doctrina religiosa llamada
“Taoísmo”.

La afirmación básica de esta doctrina religiosa es la existencia de una realidad


primordial, originadora de todo el universo. Ese principio de naturaleza inmaterial, se
llamaba Tao. Representaba un único Dios existente que ejercía el gobierno de los hom-
bres por mediación del Emperador, su hijo predilecto.

Siglos más tarde aparece otro genio religioso llamado Confucio. Este se encarga de
redactar los “Kings” o “Libros Sagrados”.

Doctrinariamente Confucio ratifica el monoteísmo y asume las verdades fundamen-


tales de su antecesor. Sin embargo orienta la religión hacia un sentido moral de la
conducta privada y pública. El ideal de vida del Confucianismo se asienta en los postu-
lados siguientes:

a) Absoluto respeto por la persona del Emperador, al que llama “Hijo del Cielo”. Este
ejerce cierta paternidad espiritual sobre los súbditos.

b) Culto de los antepasados como fórmula de agradecimiento a Dios por haber en-
viado a sus hijos para gobernar el imperio.

c) Fraternidad de la comunidad política y religiosa.

d) Reconocimiento de la paternidad de Dios, llamado Tien, quien ejerce una provi-


dencia benéfica sobre los hombres y sobre el mundo.

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5. CULTURA INDIA

La India comprende una extensa península asiática que colinda por el Este con
China. Sus principales ríos son el Indo y el Ganges, de origen divino. Los grupos
poblacionales que habitaban el territorio peninsular no formaban un estado organizado.
Eran tribus nómades que se regían por leyes y normas particulares.

Las castas eran la célula de la organización social. Conformaban una suerte de


institución oficial, que había sido reconocida como tal por el “Código de Manú”, conjun-
to de leyes escritas en idioma sánscrito, a las que se les prodigaba cierta veneración.
La casta dominante era la de los “brahmanes” o “sacerdotes”. Estos oficiaban como
consejeros naturales del Rey. Sus principales funciones eran:

a) la enseñanza de la religión;
b) ofrecer sacrificios a los dioses, unas veces para aplacar sus cóleras, otras veces
para pedir gracias y bendiciones para el pueblo.

La India ha asistido a un florecimiento religioso muy complejo y sistemático. Esos


enunciados se conservan en los “Vedas”, libros sagrados de origen muy remoto, en
cuyas páginas confluyen datos históricos, teológicos y litúrgicos

En una segunda etapa los brahmanes se encargan de reformular la doctrina religio-


sa. En esa forma logran presentar un vigoroso sistema de pensamiento que se conoce
con el nombre de “Brahmanismo”.

El eje de la doctrina brahmánica es la afirmación de que existe un Dios supremo,


creador del universo. Pero la acción desplegada para producir las cosas no ha sido una
actividad propiamente creadora de la nada, como sostiene el Cristianismo, sino una
forma de “educción” según reza la enseñanza neo-platónica. Por esa razón el Brahma-
nismo sostiene que “Dios está en todo”.

En abierta oposición con el Brahma, que es principio del Bien, se constituye la


“Maja” o materia. Esta es el origen de todo lo malo: la enfermedad, las privaciones, el
dolor, la injusticia, la mentira, el engaño, el trabajo y la muerte.

Este trasfondo de signo metafísico permite derivar una Psicología y una Etica, em-
pañadas de religiosidad. Son dos sus ideas centrales:

a) la necesidad de una purificación;


b) la obligación de orientar ascéticamente la vida y las costumbres.

Una forma universal de “purificación” es la “metempsicosis”. Este concepto alude a


un proceso de transmigración de las almas a lo largo de una serie de encarnaciones
sucesivas que van desde lo menos perfecto hacia lo más perfecto. Indudablemente que
las almas sufren en ese recorrido, pero no tienen otra alternativa porque llevan el lastre
de una culpa original que necesita ser purgada.

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Las prescripciones ascéticas tienen carácter voluntario. Conforman un programa de
severas prohibiciones y una permanente entrega a la meditación. Se llama meditación
a la actitud de recogimiento del espíritu, volcado a la reflexión detenida sobre un tema
determinado, pero con estímulos de la voluntad y del apetito sensible a fin de que sea
posible gozar de la presencia de Dios. Con frecuencia la actitud reflexiva de la medita-
ción termina en la “contemplación” y en el “arrobamiento”.

El “Nirvana” es el destino final de las almas. Consiste en un estado de “indetermina-


ción total”, en el cual las almas se funden con el Brahma, del que han provenido como
las gotas de la lluvia desaparecen en la inmensidad de los mares y de los océanos.

En tiempos posteriores irrumpe el Budismo en la India. Representa una versión


religiosa nueva que data de unos 600 años anteriores a Cristo. Doctrinariamente se
nutre de muchas fórmulas, que han sido tomadas del Brahmanismo. El Budismo busca
superar y desplazar al Brahmanismo de la cultura, de la vida y de la aceptación popular
que había conquistado a lo largo de muchos milenios.

Esta nueva doctrina religiosa carece del impulso racional sistemático del Brahma-
nismo. Tiene su origen en la predicación oral y escrita del príncipe Sidarta Gautama.

Este curioso personaje, a los veintinueve años de edad, se somete a una vida solita-
ria y de anacoreta. Aparece de pronto como iluminado por Dios e inicia la predicación
de su doctrina. Sus multitudinarios devotos y admiradores le pusieron el nombre de
“Buda”, que quiere significar “Sagrado”.

El Budismo confiere a su doctrina una decidida inclinación “Etica” o “Moral”. Predica


un ideal de redención humana, principalmente destinado a los sectores más margina-
dos de la sociedad de la India. Predica la “igualdad” entre todos los seres humanos,
eleva la “caridad” como norma de vida y destaca la “tolerancia” como virtud rectora de
la conducta pública.

El hombre está severamente obligado a evitar todas las formas de placer sensible y
a vencer las tentaciones del mundo. Nada mejor, para este efecto, que la oración en la
soledad o en el silencio de los templos. El último fin de las prácticas ascéticas es un
“estado de beatitud”, de paz interior y de tranquilidad frente a las adversidades de la
vida y después de la muerte el “Nirvana”. La “contemplación” anticipa, en la tierra, la
felicidad que se goza en el Nirvana.

6. CIVILIZACIÓN HELÉNICA
6.1.Consideraciones preliminares

La importancia del estudio de Grecia está dada por el “modelo clásico” que represen-
ta para nosotros. Grecia y Roma son como nuestra “forma mentis” o “estructura men-
tal”. Estas dos grandes civilizaciones constituyen como la base, el fundamento o la

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raíz de la “cultura occidental” que conforman nuestro “patrimonio histórico” o “legado
cultural”. La espiritualidad griega se presenta frente a nosotros como un verdadero
“ejemplar” o “modelo” colectivo de nuestro modo de pensar y de ser.

Precisamente la palabra “clásico” significa “ejemplar” o “modelo”. Así la Venus de


Milo y el Discóbolo de Mirón, son arquetipos de escultura clásica, como lo son “La
Ilíada” y “La Odisea” de Homero en el genero de la poesía épica o de la epopeya.

Nuestro desafío consiste en encontrar en ellos al hombre moderno, en otras pala-


bras a lo “humano”, que es “imperecedero”, y que se expresa en la palabra “Humanis-
mo”. Con ese sentido se emplea la expresión “humanista”, que es la irrenunciable
voluntad de buscar por sobre todas las cosas lo humano. Javier Zubiri había escrito: ...
“nosotros mismos somos los griegos”.

6.2 Referencias geográficas

Grecia se ubica en la región oriental del Mar Mediterráneo.

Su geografía comprende dos grandes zonas: la parte continental y la parte insular.

La región continental es como el epicentro de la difusa geografía que abarca: hacia el


Este, el litoral del mar Negro, las zonas costeras del Asia Menor, las Islas del mar
Egeo; hacia el Oeste: el Sur de Italia (Magna Grecia), la mayor parte de Sicilia, las dos
riberas del Mediterráneo hasta Cirene (en Libia), hasta Marsella (en Francia) y varias
localidades costeras en España.

Adquieren notoriedad cultural sus tres picos montañosos más elevados: el Olimpo,
que los dioses reservan como morada; el Helicón, donde habitan las musas, y el Parnaso,
que es la montaña de Apolo.

Los griegos no estaban unidos por vínculos geográficos ni políticos. Los unían lazos
culturales, que son más profundos aún que los sentimientos o la conciencia de un
destino común. Heródoto, padre de la historia, ratifica este concepto en el siglo V
cuando escribe: “somos nosotros de la misma raza y de igual idioma, son comunes los
altares y los ritos de nuestros dioses y semejantes nuestras costumbres”.

6.3 Referencias raciales

No es claro el origen racial de los griegos. Hace cuatro mil años la poblaban tribus de
origen asiático, presumiblemente “pelasgos”. Estos parecen haber sido aventureros y
pacíficos navegantes, que entablaron relaciones con otras civilizaciones como la Egip-
cia, etc. Pero, debieron mantener su individualismo y su independencia de criterio, a
juzgar por la llamada “Civilización Egea”.

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Al parecer, la Isla de Creta ha sido el primer asiento de una civilización altamente
desarrollada. Se la llama “cretense minoica”. La economía tenía como base la agricul-
tura, la industria y el comercio. Uno de sus rasgos distintivos ha sido la construcción
de suntuosos palacios. Han adquirido fama el de Cnosos y el de Faistos. Una hecatom-
be desconocida habría producido el hundimiento de esa avanzada cultura.
Presumiblemente se ha tratado de la invasión aquea. Pero el Rey Minos logra restable-
cer el antiguo esplendor con gran esfuerzo e ingentes trabajos.

En el tercer milenio, hacia el año 2.000 antes de Cristo, se asiste a las diversas y
sucesivas oleadas invasoras, de grupos étnicos indoeuropeos, presumiblemente de
raza aria. Estas familias debieron provenir de la Europa Central y de la cordillera de los
“Montes Urales”. No hay duda que atravesaron el valle del Danubio, para tomar la
dirección que conduce a las regiones de la Hélade. Estos pueblos, que se cree, eran
conocidos con el nombre de Helenos, eran de índole fuertemente guerrera.

Se sabe que formaron cuatro líneas sucesivas de invasores:

a) Aqueos;
b) Jonios;
c) Eolios;
d) Dorios.

Con los Aqueos llega presumiblemente la primera invasión violenta. Estos terminan
por conquistar Tesalia, Corinto, Argos y el Peloponeso. Sus principales ciudades fueron
Micenas, gobernada por Agamenón, y Tirinto.

Según parece estos mismos aqueos fundaron y engrandecieron a Troya. Esta ciudad
habría sido fundada a orillas del río “Escamandro” y en las proximidades del Helesponto.

Con los aqueos los distintos grupos humanos se habrían empezado a llamar “Helenos”.
Recientemente, hacia el año 1500, los romanos les ponen el nombre genérico de “Grie-
gos”, que les queda para siempre. Coincide esa nueva denominación con el nacimiento
del idioma. Este es resultado de la transformación de la lengua indoeuropea por el
contacto con los dialectos originales y autóctonos.

La primera gran “civilización histórica” se produce en Jonia, vale decir, la franja


costera del Asia menor. Los Jonios incorporan a la tradición micénica los influjos orien-
tales. A ellos se debe la creación del régimen político centrado en la “polis” o “Ciudad”,
cuyo prototipo ha sido Mileto.

Los dorios representan la última oleada invasora indoeuropea. Serían los responsa-
bles del hundimiento definitivo de la “civilización micénica”, pero también los artífices
de la creación de la “civilización griega”. Estos habrían sido empujados por los Ilirios
(actuales yugoslavos). Dominaron la región de Epiro hacia el año 1200, trece siglos
antes del advenimiento de Cristo. La presencia de los Dorios ha significado el despla-
zamiento de los antiguos invasores hacia la costa del Asia Menor (que actualmente
corresponde a Turquía).

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Se conjetura que los Dorios triunfaron por la metalurgia del hierro sobre el bronce.
De toda forma, han inaugurado una época nueva en la historia griega a pesar de la
etapa de inestabilidad que ha acompañado y ha seguido inmediatamente al proceso
invasor. A este tiempo se lo designa con el nombre de “período de consolidación” y
representa la puerta de ingreso a la llamada “Edad Media Griega”.

Este gran movimiento espiritual prepara el terreno para el poderoso despliegue cul-
tural de los siglos VIII a VI. Tiene como importantes puntos de referencia, de un lado, el
nacimiento de las lenguas literarias, primordialmente la épica y, por otro lado, las trans-
formaciones políticas, en cuanto se pasa del reinado a la tiranía y, por fin, a la instaura-
ción del orden democrático. Esta etapa se llama “período revolucionario de la Hélade”.

6.4 Referencias culturales

En el suelo griego se dan cita tres personalidades distintas, sobre todo en la extensa
franja geográfica del Asia Menor, que conformaba el mundo jónico. De un lado se pre-
senta la vertiente empírica o práctica de los pueblos orientales. Ella contribuye al
nacimiento de la Medicina y de las ciencias históricas. De otra parte concurre el genio
sintético y el individualismo de los Jonios. Ello abrió la entrada a la vertiente contem-
plativa, que lleva a la especulación filosófica. Por virtud de esa idiosincracia nace la
preocupación de un estudio racional de los fenómenos y de una investigación desinte-
resada de la verdad. Por último ingresa también la tendencia a la disciplina y a la
tradición que caracteriza a los Dorios. Ello contribuye al nacimiento de la personalidad,
como afirmación del yo o de una identidad colectiva.

El espíritu ético, que según Solón hará su aporte en el siglo VI, con su fortaleza, su
aspiración al progreso, su elevación moral y su sentido del equilibrio, será el encargado
de armar esta confluencia para corregir la debilidad espiritual y la indisciplina de los
jonios.

Con esto la espiritualidad griega queda conformada para la gran aventura del saber
científico, y su proyección ante la historia y ante el mundo como ejemplo, modelo o
arquetipo de racionalidad y de cultura.

Una de las primeras y más grandes manifestaciones culturales de Grecia es la que


corresponde a la literatura. Esta maravillosa expresión del arte comprende tres perío-
dos:

Primero: el Arcaico o Pre-ático:

Se extiende desde los orígenes hasta el 480 a.C. con la “Batalla de Salamina”, gana-
da contra los persas durante la “Primera Guerra Médica”. En este lapso sobresalen:

a) En la épica: Homero, Hesíodo y Orfeo;


b) En la elegía guerrera: Calino y Tirteo;

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c) En el yambo: Arquíloco y Simónides;
d) En la lírica coral: Terpandro y Alcmán;
e) En la elegía: Mimnermo, Solón, Teognis y Jenófanes;
f) En la poesía eólica: Alceo, Safo, Anacreonte.

Segundo: Atico

Se extiende desde el 480 hasta los comienzos de la época alejandrina, concreta-


mente hasta el 323, año de la muerte de Alejandro Magno. Los representantes más
insignes son:

a) En la tragedia: Esquilo, Sófocles y Eurípides;


b) En la comedia: Aristófanes;
c) En la oratoria: Lisias, Isócrates, Demóstenes, Esquines;
d) En la historia: Heródoto, Tucídides, Jenofonte;
e) En la prosa filosófica: Platón, Aristóteles, Teofrastro;
f) En la lírica coral: Simónides, Corina, Píndaro y Baquílides.

Tercero: Helenístico:

Comprende la expansión de la civilización griega por el mundo. Se extiende desde el


323 a.C. hasta el 529 cuando el Emperador Justiniano ordena la clausura de la Acade-
mia.

6.5. Referencias míticas

Los poetas del período arcaico son los creadores de una cultura mítica. Los caracte-
rizaban dos rasgos sobresalientes: de un lado, una visión simple de la realidad, de otro
lado, el empleo del mito como instrumento del pensamiento.

6.5.1 Homero inauguraba la galería de los inmortales poetas. Pertenece al mun-


do jónico.

Sus principales obras son: "La Ilíada", que consta de 21 rapsodias (o cantos) y cerca
de 15.000 versos y "La Odisea", dividida en 24 rapsodias y que cuenta con 12.000
versos.

Heráclito ubica a Homero en el siglo IX. Habría nacido en la isla de Quios y habría
sido enterrado en la isla de Ios. Ambos poemas fueron escritos en Jonia (Asia Menor).
Desde un punto de vista literario "La Ilíada" supera a "La Odisea", por su grandiosidad
y perfección, no así por lo densamente humano y la trama de la epopeya. "La Ilíada"
plantea la guerra y la destrucción de Troya, producidos por el rapto de Helena, esposa
de Menelao, rey de Esparta. Ese hecho habría sido protagonizado por Paris, hijo de
Príamo, rey de Troya, y hermano del gran héroe Héctor. "La Odisea" plantea el regreso
de Ulises a su lejana isla Itaca, después de veinte años de constante guerra. Aguarda-

63
ba su retorno su fiel esposa Penélope. El único en reconocer a Ulises fue su viejo perro
“Argos”.

En ambos poemas se destacan tres rasgos fundamentales:

a) La tendencia a enaltecer esa época heroica con la virtud del heroísmo y el amor
caballeresco de la guerra;

b) La convivencia armónica y fluida del orden divino con el mundo de lo humano. Los
dioses intervienen en la lucha junto con los hombres y los resultados dependen
más de la intervención de ellos que de la acción de los guerreros.

c) La idealización de los personajes como Aquiles, árbitro de las batallas; “Odiseo,


el de variado ingenio”; “Apolo, el que hiere de lejos”; “Apolo, el del arco de plata”, etc.

6.5.2 Hesíodo. Es el primer poeta continental. Nació en Ascra, aldea de Beocia, en


la primera mitad del siglo VIII a.C.. Vivió en su campo dedicado al pastoreo de su
rebaño. Cuenta haber tenido la aparición de las Musas, las que lo habrían investido
poeta al entregarle una rama de laurel.

Tres grandes poemas suyos se conservaron intactos:

a) "Teogonía";
b) "Los trabajos y los días";
c) "Escudo".

Hesíodo es poeta épico y didáctico, en cuanto concibe a la poesía como instrumento


de elevación moral y social. Su mensaje poético pivota sobre tres ideas fundamentales:

a) Religiosidad;
b) Justicia (dike);
c) Trabajo;

"Teogonía" es un poema que consta de dos partes.

La primera es una concepción cosmogónica del universo, ordenada a narrar la


aparición mítica del orden natural de las cosas, a partir de un “caos” primordial.

La segunda es una visión genealógica de los dioses. Justamente “teogonía” signi-


fica “origen” y tiene el sentido de una sistematización u ordenamiento de los dioses.

A Hesíodo se debe la versión de que Kronos devoraba a sus hijos y de que Zeus se
salva porque su madre le dio a comer una piedra envuelta en pañales.

Otro pasaje importante es el que se refiere al origen de las Musas, hijas de Zeus y
de Mnemosine (Memoria). Según Hesíodo son nueve: Clío: Musa de la Historia; Euterpe:
Musa de la poesía lírica; Talía: musa de la comedia; Melpómene: musa de la tragedia;

64
Terpsícore: musa de la danza; Polymnia: musa del canto; Urania; musa de la astrono-
mía; Calíope: musa de la poesía épica; Erato: musa de la poesía erótica.

“Los trabajos y los días”, quieren ser una lección para su hermano Perses. El
poema consta de cuatro partes:

Primera: el mundo de la fábula: Las fábulas que narra tienen la finalidad de ense-
ñar a su hermano la práctica de la justicia y de la verdad.

Segunda: la ley del hombre: Enseña que existen cinco instrumentos para triun-
far: la virtud, el trabajo, la religión, la familia, la economía.

Tercera: Los trabajos: Reseña dos grandes clases de trabajo: los del campo y los
del mar. En ambos planos revela un exhaustivo conocimiento de las labranzas y de la
navegación, que son fuentes de progreso, de bienestar y de paz.

Cuarta: la moral y los días: Tanto el trabajo como la vida tienen que estar sustenta-
dos en un recto orden moral y en costumbres sanas.

Para Hesíodo, la moralidad se antepone tanto al honor cuanto al valor de los poemas
homéricos.

6.5.3 Orfeo. La identidad personal de este poeta desaparece en el mito, en la leyen-


da y en el Orfismo.

Se afirma que habría nacido en una pequeña localidad de Tracia, en Asia Menor,
presumiblemente llamada Pioria. Se lo presenta legendariamente como hijo de Apolo y
de la musa Calíope, siempre rodeado de animales que escuchan extasiados la melodía
de su canto al son de la lira.

El Orfismo es una concepción que tiene la particularidad de elevar el pensamiento


mítico al plano del misterio. Su doctrina comporta un mensaje soteriológico o de salva-
ción del hombre. Sostiene un concepto pesimista de la naturaleza humana, en cuanto
hace provenir al hombre de la ceniza de los Titanes y de la sangre viva de Zagreus. El
hombre concreto resulta de la confluencia de dos principios constitutivos: uno malo,
que proviene de la ceniza de los Titanes y sería equivalente al cuerpo; otro bueno, que
resulta de la sangre viva de Zagreus y que equivale al alma humana.

Según parece, el Orfismo une dos relatos míticos que forman toda una trama religio-
sa. El primero está referido a Zagreus y el segundo a Dionysos.

Zagreus es un dios subterráneo, de origen cretense. Es hijo de Zeus y de su hija


Perséfone. Hera, esposa de Zeus, no puede olvidar semejante incesto y encarga a los
Titanes la destrucción de Zagreus. Este procura burlar la persecución adoptando diver-
sas formas. Cuando se convierte en toro es reconocido, despedazado y devorado por
los Titanes. Atenea logra conservar su corazón y el de Zagreus resucita o renace.
Júpiter, irritado, fulmina a los Titanes con sus rayos.

65
Dionysos por el contrario, proviene de Tracia. Es hijo de Zeus y de la virgen Sémele
que personifica la tierra. Hera, atormentada por estos amores adúlteros, aconseja a
Sémele que presencie a Júpiter en el momento de su esplendor de fuerza. Un rayo la
mata pero Zeus injerta al niño en uno de sus muslos hasta que cumpla el tiempo de
gestación. Cuando nace lo entrega a las ninfas para que lo críen. Vive en una gruta
cuya puerta estaba adornada con vides silvestres. Lo atienden sátiros y dríades. Cuan-
do llega a su mayoría de edad prueba la uva y se embriaga. Sátiros y ninfas lo irritan y
pasan a formar su alegre y bullicioso séquito. El joven dios abandona su morada coro-
nado de hiedra y laurel y, en poco tiempo, conquista a los hombres por la alegría y el
consuelo que les dispensa.

La doctrina órfica reconoce las siguientes líneas substanciales:

a) La creencia en un pecado de origen (ceniza de los Titanes) que necesita ser


purgado.
b) La afirmación de una vida futura, donde habría premio o castigo.
c) La idea de una inmortalidad de las almas, según afirman algunos investigadores.

6.6. Los sabios

La etapa mítica no se clausura definitivamente con los poetas. Avanza aún por sobre
la cabeza de los sabios.

Los sabios han sido hombres prudentes, talentosos pero prácticos. Actuaban como
legisladores y como reformadores de las costumbres. En ellos predominaba el sentido
común y una actitud ética que los presentaba como arquetipos frente al pueblo.

La tradición histórica nómina siete sabios. Integran esa lista:

1) Solón de Atenas; 5) Misón de Khenas;


2) Pitaco de Mitilene; 6) Quilón de Esparta;
3) Bías de Priene; 7) Tales de Mileto.
4) Cleóbulo de Cnidos;

Uno de estos sabios, Tales de Mileto, será elegido por la historia para clausurar el
período mítico y abrir las puertas del escenario de la humanidad para la aparición del
saber filosófico o científico.

66
APÉNDICE 2

67
68
Guía de Estudio - 2º Parte

GUÍA DIDÁCTICA PARA LA SEGUNDA PARTE

Las consideraciones presentadas como “Guía Didáctica General”, en la primer parte


del módulo, conserva absoluta vigencia. Ello implica que, previamente a toda continui-
dad del estudio, corresponde detenerse en una lectura repasada, reflexiva y seria de
las mismas.

En esta segundo parte del módulo ha sido indispensable incorporar una información
histórica más densa, como las relativas a las Guerras médicas y a las circunstancias
políticas y sociales que las acompañan y las siguen. Ellas se presentan como contexto
del proceso espiritual y civilizador que ha tenido a Atenas como epicentro del mundo griego.

Sin embargo, las referencias históricas, políticas y sociales, imprescindibles para la


comprensión de la realidad de la “Etapa Socrática”, no pierden su carácter complemen-
tario. El eje del estudio pasa, con sus diferencias específicas, por las grandes y señe-
ras personalidades científicas que recorren la línea de la Sofística y culminan con
Sócrates, Platón y Aristóteles.

En la Sofística interesan, fundamentalmente, los caracteres del Escepticismo, del


Subjetivismo, del Convencionalismo Jurídico, del Oportunismo Político y del Indiferen-
tismo moral y religioso, por la influencia que han tenido en la marcha de la historia y del
pensamiento hasta nuestros días.

En la Etapa Socrática la figura verdaderamente descollante es Sócrates. Desde el


punto de vista del desarrollo genético del saber sus cuatro descubrimientos tienen
valor definitivo. Cada uno de esos aportes al crecimiento científico debe ser estudiado
reflexivamente y en profundidad, porque conforman hitos verdaderos en el campo del
saber demostrativo, ya científico, ya filosófico. No conviene avanzar en el estudio sin
haber dejado un concepto claro, preciso y puntual de cada uno de los descubrimientos
socráticos. En el caso del “Método” el tema sobresaliente es la “Ironía”. Ella precisa
con absoluta claridad lo que es la ciencia y, lo que es más importante aún, el irreductible
compromiso de la inteligencia con la verdad. Su expresión “solo sé que no sé nada” no
es un refrán, un adagio, ni un simple lema, sino una suerte de principio rector de toda
elaboración auténticamente científica.

En el horizonte temático de la 2º Parte, Platón muestra, sobre todo, su incomparable


faceta de constructor de un sistema de pensamiento. En sus diálogos, cuanto había de
saber, se vertebra armónica y funcionalmente en torno a una visión filosófica y global,
contenida en su peregrina “Teoría de los dos mundos”. Como ejemplo de ello se ha
tomado solamente un aspecto de su basto y complejo sistema doctrinario: su doctrina
del conocimiento. La razón de esa elección descansa en la facilidad que otorga para
entender su diferencia con Aristóteles y las conexiones subterráneas que tiene con la
estructura doctrinaria del Kantismo.

69
70
DIAGRAMA DE CONTENIDOS - UNIDAD IV

PERIODO SOCRATICO

SIGNIFICACION LA SOFISTICA
DEL NOMBRE

Antecedente cultural Valoración general


Consecuencias inmediatas Análisis comparativo
Principales aportes
de la Sofística
Caracterización

PRESENCIA
HEGEMONICA
DE ATENAS
Caracterización General
Causa histórica
Causa política
Causas sociales

71
72
UNIDAD IV

PERIODO SOCRATICO

1. SIGNIFICACIÓN DEL NOMBRE

Se designa con el nombre de “Período socrático” al espacio de tiempo que se


extiende desde la “sofística” o “Ilustración Helénica” hasta la muerte de Aristóte-
les.

Se toma a Sócrates, por su personalidad intelectual descollante y su rica contribu-


ción al saber, como línea divisoria de dos distintas etapas de tiempo y de saber cientí-
fico totalmente distintos: la anterior a él y la que parte de él. Este convencionalismo
tiene como fundamento la disparidad temática de ambos períodos.

1.1. Antecedente cultural

El período socrático tiene un rasgo externo que lo distingue: el desplazamiento del


centro de gravedad cultural de Grecia desde la región jónica a Atenas. En el período
pre-socrático los centros culturales recorrían la línea geográfica de la Grecia peninsu-
lar. De pronto la región continental de Grecia asume ese liderazgo y lo centra en Ate-
nas. De esta forma, la ciudad, aparentemente olvidada, se proyecta como centro de la
cultura, de la ciencia, de la política, de la economía, de la sociedad, en una palabra: de
la historia esplendorosa del mundo helénico. Simultáneamente con ello este período
marca el momento de mayor esplendor de la propia ciudad de Atenas, que llega a su
punto máximo durante el “Siglo de Pericles”.

1.2. Consecuencias inmediatas

El nacimiento del espíritu científico, que protagoniza Tales, produce a esta altura de
su desarrollo dos efectos inmediatos:

Primero: consolidación de un particular concepto de ciencia. Desde Tales se enten-


día como saber científico un proceso racional que tuviera como objeto propio algo que
fuera común o universal. Precisamente el arjé reunía esta condición.

Segundo: ampliación del campo temático del modo de saber científico. Ahora el
estudio pasa de la naturaleza al hombre, con lo que adquieren vida nuevas modalida-
des científicas, como la Etica, la Política, el Derecho, la Oratoria, la Psicología, la
Poética, etc.

73
2. PRESENCIA HEGEMONICA DE ATENAS
2.1. Caracterización general

Una de las notas más sobresalientes del período socrático es la presencia hegemónica
de Atenas en el mundo griego. Con las Guerras Médicas, la Grecia continental asume
el timón de la civilización, de la cultura y de la ciencia que se había emplazado en la
región insular. Atenas no se presenta como cabeza de un poderoso imperio o estado.
Esta idea política y social nunca había pasado por la mente helénica.

La expresión más grande de sociabilidad era la “polis”. Grecia conformaba un inmen-


so conglomerado de ciudades políticamente independientes, sólo unidas por la con-
ciencia de una comunidad de raza y de cultura y por la responsabilidad de un destino
histórico común a todas ellas. Cada ciudad representaba un estado y la suma de todas
ellas configuraba el mundo griego.

Es obvio que el surgimiento de Atenas obedezca a múltiples causas siendo las que
generalmente se mencionan:

Una de carácter histórico,


Otra de carácter político y
La tercera de carácter social.

2.2. Causa histórica

El primer gran acontecimiento que sacude al mundo helénico y que empuja a Atenas
a su esplendor, es el hecho militar que se conoce con el nombre de “Guerras Médicas”.
Se llaman “Guerras Médicas” a tres enfrentamientos armados entre Atenas y el Imperio
Persa.

Ciro el Grande, rey de los Medos, conquista prácticamente toda el Asia Menor y
funda el Imperio Persa. Cambises consolida la obra de su padre y añade nuevas con-
quistas. Esta voluntad de dominio es resistida por las ciudades griegas de la costa
jónica, entre ellas Mileto, -que cuenta con el apoyo de Atenas-.

Darío toma en sus manos la venganza, destruye a Mileto y decide castigar a Atenas.
Este altivo y soberbio gesto desencadena un proceso de tres guerras sucesivas.

La “Primera Guerra Médica” es protagonizada por el propio Darío, sucesor de


Cambises, al frente de 600 navíos se dirige a Atenas.

Ante esta grave amenaza, Atenas convoca a las ciudades griegas. Son pocas las
que responden por el temor a las represalias. Entre ellas concurre Platea, y Esparta
promete apoyo una vez concluida su fiesta religiosa.

74
Entre tanto Darío invade Atenas, la saquea y toma posiciones en Maratón. El gran
estratega Milcíades lo derrota con pocos navíos pequeños y esa victoria enardece y
entusiasma a las ciudades griegas. De inmediato se concreta una multitudinaria liga
integrada por trescientas ciudades. Ese acuerdo defensivo se conoce con el nombre de
“Confederación de Delos”.

La Segunda Guerra Médica es protagonizada por Jerjes, sucesor de Darío. Reúne


un numeroso ejército y decide avanzar en doble línea: una por mar, bajo sus órdenes y
la otra por tierra, al mando de Mardonio.

La flota se interna en el Golfo de Salamina y saquea a Atenas. El genio militar de


Temístocles dirige la defensa de la ciudad y bate totalmente a Jerjes en Salamina.
Consolida esta victoria en Micala, frente a la isla de Samos, sobre el ala marítima del
ejército comandado por Jerjes.

Entre tanto Leonidas, rey de Esparta, contiene a Mardonio en las Termópilas, al


frente de un reducido grupo de soldados. Una traición hace posible el paso del ejército
persa, pero la valerosa resistencia espartana no cesa hasta que cae el último soldado.
En recuerdo de esa conducta heroica, la posteridad ha levantado un monolito en el que
se puede leer esta inscripción:

“Extranjero, quien quiera que seas, ve y dile a Esparta que aquí yacemos por obede-
cer sus leyes”.

Poco tiempo después, Arístides vence totalmente a Mardonio en Platea.

La Tercera Guerra Médica es llevada a cabo por Artajerjes. Esparta se retira de la


lucha, pero Atenas se vuelve a cubrir de gloria, en base al denuedo de Cinón, jefe de la
flota de mar. Artajerjes no encuentra otra salida que una vergonzosa capitulación, que
la historia recuerda con el nombre de “Paz de Cinón”.

Estas guerras tienen como inmediato efecto multiplicador, un cambio profundo en la


ubicación de Atenas dentro del concierto de las ciudades griegas. Sin buscarlo, se
transforma en eje político de toda Grecia y en torno a ella entran a girar expectativas,
ideales, esfuerzos y realizaciones históricas y culturales de singular predicamento.

2.3. Causa política

Otro acontecimiento que proyecta a Atenas a un firme liderazgo político, social y


cultural, es la revolución democrática que encabeza Pericles.

Este ilustre hijo de Jantipo y de Ogerista ha pasado a la historia con la fama de


estadista genial. Su carisma caudillesco le ha permitido encabezar un movimiento polí-
tico de base popular, que lo incorpora al gobierno por un período de treinta años. Su
acción ha resultado tan eficaz en todos los órdenes y ha concitado tanta opinión públi-

75
ca favorable, que su gestión ha quedado en el recuerdo de sus conciudadanos y de la
historia con el nombre de “Siglo de Pericles”. Los artistas y la juventud, atraídos por el
esplendor que irradiaba la ciudad, han adornado el “ágora” con sus creaciones y han
participado con gusto en la discusión de los grandes temas de interés general.

Este nuevo espíritu, que alentaba a la ciudadanía y que se traducía en obras de


auténtica grandeza, ha motivado que todas las ciudades griegas miraran con orgullo a
la vencedora del “Coloso Persa”.

2.4. Causas sociales

Atenas vive una espiritualidad renovada. Ese cambio profundo gana el campo de la
educación. La vieja pedagogía montada sobre la música, la rítmica y la gimnasia,
resulta insuficiente para satisfacer la atracción de nuevos ideales, nuevas esperanzas,
nuevas alternativas, nuevas exigencias, etc.. Los Juegos Olímpicos tocaban ya su
ocaso, porque soplaban vientos distintos a los del pasado, que despertaban nuevas
expectativas, las que se inclinaban preferentemente hacia:

las aventuras del pensamiento,


del desarrollo económico,
de la activación de la producción y del comercio,
de la elevación del nivel social del pueblo.

En una palabra, de la renovación de la vida, de las costumbres y de la cultura.

La juventud misma se siente estimulada por el vigor de la espiritualidad naciente. No


acepta quedar marginada y sube al tren de la historia. Busca el debate público y se
prepara para lucir el brillo de la oratoria, a tiempo que se alimenta del pluralismo de las
ideas.

Todos los caminos de Grecia desembocan en Atenas, transformada en una verdade-


ra “urbe” donde la vida es más fácil, el triunfo más seguro, la competencia un verdadero
juego de posibilidades y donde la educación brinda igualdad de oportunidades para
todos.

76
Actividad Nº 3

1) ¿Cuáles son los efectos inmediatos del espíritu científicoqueprotagoniza Tales?


Explíquelos.

2) El surgimiento de Atenas es de suma importancia para el período que estamos


estudiando. Explique las causas que motivaron el “esplendor” de esta ciudad.

CAUSAS

A) Históricas:....................................................................................

.......................................................................................................................

B) Sociales:...........................................................................................................

.......................................................................................................................

C) Políticas:...........................................................................................................

.......................................................................................................................

77
3. LA SOFISTICA
3.1. Valoración general

La sofística no define propiamente una escuela. Se presenta como una basta y


compleja espiritualidad colectiva: algo así como una atmósfera o aire vital. Justamente
Wihlelm Capelle, en su “Historia de la Filosofía Griega”, la describe como:

Una formulación científica, nacida del seno fecundo de una “Ilustración”, que es
precursora de la corriente de pensamiento que cruza gran parte del siglo XVIII y que
desemboca en el cientificismo moderno.

La Ilustración históricamente designa al movimiento intelectual de corte empirista -


que proclama la absoluta libertad del pensamiento humano-, preferentemente con rela-
ción a las “trabas” de la religión y de la teología. Este sentimiento, sensación o convic-
ción de independencia de la racionalidad, ha sido también la “forma mentis” o “alma
mater” de la Sofística.

Inicialmente la palabra “sofista” no ha incluido ninguna connotación negativa. Todo lo


contrario: ha expresado una alabanza, un título laudatorio, porque “sofista” proviene de
“sofos” y “sofos” significa “sabio”.

Así, la expresión “sofista” designaba a la persona proveedora de


una ciencia nueva, de un arte original, de una técnica
decidida y abiertamente superior a todas las
que se conocían y se practicaban.

En ese cabal y preciso sentido, Heráclito llama sofista a Solón y a Pitágoras; Andración
hace lo propio con los “Siete sabios”, con Sócrates, con Hisias, con Platón y con
Esquimes, y Píndaro lo aplica a los poetas.

Esta connotación de alabanza cambia bruscamente cuando estalla la “Guerra del


Peloponeso”. A partir de ese momento adquiere una inflexión peyorativa y condenatoria
porque a los “sofistas” y a la educación instaurada por ellos, se los hace responsables
de la mediocridad y de la decadencia espiritual y moral que aquejaba al pueblo de
Atenas, a su dirigencia política e intelectual y a su juventud. En este sentido condena-
torio lo emplea Aristófanes en “Las Nubes”, cuando presenta a los maestros de la
sofística igualmente elocuentes para encomiar tanto lo justo como lo injusto, lo
verdadero como lo falso, lo bueno como lo malo. El mismo significado tiene en
Jenofonte cuando afirma de los sofistas que eran “maestros venales”, acostumbrados
a vender su saber al mejor postor. También Platón se hace cargo de ese significado
cuando habla de “cazadores interesados de gente rica” y Aristóteles cuando los califica
de “traficantes de un saber aparente”. (Consultar apéndice Nº 1).

78
3.2. Análisis comparativo

La actitud cultural y la enseñanza de los sofistas difiere en tres aspectos de la


tradición pre-socrática.

a) en el tema,
b) en el fin,
c) en los medios.

A: Primero: con relación al tema

La investigación jónica se había dedicado exclusivamente al tema de la naturaleza.


La guiaba el propósito de descubrir el “arjé origen” del mundo.

Los sofistas, en cambio, centran el esfuerzo intelectual en el conocimiento del hom-


bre. Aún así, pierden el impulso abstracto de los primeros pensadores, porque sola-
mente les preocupa el hombre concreto, es decir, el ciudadano de Atenas que puede
ser protagonista del nuevo desafío de la historia griega.

Sobre la base del tema del hombre, la razón avanza con paso firme hacia nuevas
perspectivas doctrinarias como: la Etica, la Psicología, la Gramática, la Retórica, la
Poética, etc.

B: Segundo: con relación al fin

Los primeros pensadores han practicado un saber y una enseñanza desinteresados.


Fuera de conocer el “arjé” no han tenido otro propósito. Entendían la misma acción
educativa como un servicio fundado en la amistad o en una convivencia de equipo.

Con los sofistas no pasa lo mismo. Estos son portadores de un saber ordenado al
éxito, al triunfo en la vida, a la adquisición de fama, al reconocimiento de la ciudadanía.
La enseñanza deja de ser gratuita y se convierte en una profesión remunerada, vale
decir, en un medio de vida y de enriquecimiento. Se afirma que Protágoras dejó al morir,
ingentes sumas de dinero.

Según Hippías el fin de la enseñanza era el “areté”, que significa capacitación para
pensar, para hablar y para obrar con éxito. En suma:

Los primeros pensadores habrían sido hombres más


teóricos que prácticos; los sofistas, en cambio,
ponen la práctica sobre la especulación.

C: Tercero: con relación a los medios

Tales y sus seguidores han abierto escuelas para un número reducido de discípulos
y han hecho profesión de la enseñanza oral. Algunos como Parménides, Empédocles,

79
Anaxágoras y Heráclito han difundido sus ideas por el medio escrito, pero sin entender-
lo como preocupación dominante.

Los sofistas emplean, en cambio, los más diversos procedimientos para difundir sus
ideas. Además de la transmisión oral de la cátedra, se han preocupado por escribir y
publicar sus escritos, por organizar conferencias y cursos, por hablar en público y por
aceptar disputas dialogadas.

3.3. Principales aportes de la sofística

A pesar de constituir, la sofística, una desviación del espíritu científico, ha hecho


importantes aportes al desarrollo del saber. Entre sus contribuciones más importantes
figuran:

a) El enriquecimiento del lenguaje con voces nuevas.

b) La invención de una nomenclatura técnica mínima, pero importante.

c) El estudio, a nivel científico y pedagógico, de la lengua, con el desarrollo de la


gramática y de la lingüística.

d) El descubrimiento de la oratoria como práctica social y como teorización de


estudio.

e) El conocimiento del valor que tienen los signos lingüísticos como medios de
expresión del pensamiento y como instrumentos de convencimiento por la orato-
ria. Justamente a los sofistas se los señala como “Padres de la Gramática” y
como “Padres de la Oratoria”. Protágoras y Gorgias han brillado tanto por su
elocuencia, cuanto por la erudición y el dominio de la lengua.

Los sofistas han entendido que la expresión oral o escrita es al pensamiento, lo que
la piel es a la carne. El lenguaje es indudablemente un convencionalismo humano, pero
constituye la forma más rica y espontánea de comunicación entre los hombres. Ningún
otro medio los puede igualar por su riqueza, su plasticidad, su facilidad y su eficacia.
Por esas razones los sofistas han hecho depender el éxito, la fama, la verdad y el bien,
del brillo de la palabra y de la elocuencia del discurso.

3.4. Caracterización de la Sofística

No es tarea fácil encarar un análisis interpretativo general del legado de cultura y de


ciencia de la sofística. Cada uno de sus representantes aporta a ese depósito común,
su fuerte y rica identidad personal. A su vez, cada formulación doctrinaria acusa res-
ponder a presupuestos específicos y con frecuencia dispares. Los sofistas ni siquiera

80
tienen un origen común. Todos ellos han confluido en Atenas (atraídos por su brillo, por
la prosperidad que ofrecía, etc.), desde los más diversos y remotos puntos cardinales
del mundo griego. Sin embargo, la sofística reúne algunas notas representativas que
actúan como denominador común. Esas principales formalidades son:

A: Escepticismo

En términos generales el Escepticismo, comporta una actitud de desconfianza ha-


cia alguien, hacia el testimonio de otro o también hacia su propia capacidad. En este
sentido amplio generalmente se llama “escépticas” a las personas que se muestran
“desconfiadas”.

La desconfianza puede ser individual pero también colectiva. Así, en la Argentina


reina, en gran medida, un sentimiento social de desconfianza tanto acerca de la cali-
dad del hombre mismo, cuanto acerca de la capacidad de la Nación para la realización,
por sí misma, de su indudable destino histórico. No es exagerado afirmar que esa
emotividad permanente y colectiva nos ha semejado, en gran medida, a los famosos
héroes de la “Novela Picaresca” del Siglo de Oro español, que no han encarado su vida
por sí solos, sino bajo la tutela de un amo. Cuando esa actitud de desconfianza afecta a
la razón o inteligencia se tiene el “Escepticismo” propiamente dicho.

Así, técnicamente se llama escepticismo a la actitud mental o racional que niega la


posibilidad de llegar a la verdad con certeza. Estricta y propiamente consiste en poner
la duda como término del conocimiento.

Sin embargo, pocas veces se ha presentado en esta forma radical. El ejemplo que se
conoce y se menciona es el de Pirrón de Elis, (siglo III), el que se llama, justamente,
“Escepticismo Absoluto”, o bien, “Escepticismo Radical” o simplemente “Pirronismo”.

Los sofistas, en términos generales, han enseñado un “Escepticismo Mitigado”, que


se conoce con el nombre de “Escepticismo Probabilista”. Estos han puesto el término
del conocimiento en la “opinión”: un estado subjetivo anterior a la certeza y posterior a
la duda.

“Duda” y “opinión” son posiciones o actitudes que el espíritu humano


asume frente a la verdad. Propiamente son llamados “estados
subjetivos” porque afectan al sujeto y no a la verdad.

En términos generales las distintas actitudes que puede asumir la inteligencia o el


espíritu frente a la verdad son:

a) Ignorancia
b) Duda
c) Opinión
d) Certeza

81
La ignorancia, llamada también “mesciencia”, consiste en el pleno desconocimiento
de verdad. Puede ser espontánea, afectada, vencible o invencible.

Se llama duda a la suspensión del juicio. Representa un estadio intermedio entre la


afirmación y la negación porque la caracteriza la inhibición de un pronunciamiento del
espíritu.

Cuando la duda afecta al campo religioso se prefiere emplear la palabra “Agnosticis-


mo”.

La opinión se define como “asentimiento del espíritu a una verdad, con temor de
equivocarse”. Este estado del sujeto abre el amplio panorama de las probabilidades.

La certeza define un estado de seguridad. Su definición clásica es la siguiente:

“Asentimiento firme del espíritu a una verdad, con exclusión del temor de equivocar-
se”. Su signo o motivo es la evidencia, esto es, la plena luz o claridad que tiene la
ecuación sujeto-predicado.

Es afirmación fundamental del Escepticismo detener la marcha del conocimiento


humano ya en la duda, ya en la opinión: la certeza y la verdad son inalcanzables. Pues
la inteligencia ejerce su actividad en el hombre, condicionada por los sentidos, cuya
limitación es claramente manifiesta.

Los fundamentos racionales que suele alegar el Escepticismo son:

a) Los errores de la sensación. Con frecuencia los sentidos equivocan a la inteligen-


cia en su testimonio externo, como ocurre con un bastón introducido en el agua,
los casos de espejismo, el tamaño del sol que parece más chico que la Tierra, la
forma de una torre o una cosa vista a larga distancia, etc.

b) La diversidad de opiniones entre los hombres de ciencia. No consta la existencia


de un criterio o signo claro, que permita discernir quién tiene razón frente a los
otros.

Estos dos argumentos suelen ser llamados “casos de relatividad sensorial”.

c) La ausencia de un criterio de verdad que sea motivo de certeza.

Este era el supremo argumento para Pirrón de Elis. Entendía que toda afirmación
cierta implicaba o un círculo vicioso, o una petición de principio.

Los argumentos que se suelen presentar como refutación del Escepticismo son los
siguientes:

a) Su desconfianza acerca de la capacidad de la razón humana para alcanzar cierta-


mente a la verdad es contraria a la naturaleza de la intelectualidad misma. La

82
razón está, por definición, destinada a conocer las cosas y su fin es la verdad. Su
sed natural no se sacia sino cuando conoce la realidad estable, al decir de Santo
Tomás, una relación de conformidad entre ella y su pensamiento.

b) Toda afirmación escéptica es intrínsecamente contra-dictoria, porque no puede


renunciar a la certeza, ya de la duda, ya de la opinión.

c) Es un hecho la existencia de un criterio de verdad que sea, al propio tiempo,


motivo de certeza. Ese criterio es la evidencia, como claramente aparece en el
juicio “el todo es mayor que la parte” o en los llamados “primeros principios” del
orden ontológico y del orden lógico como el de “no contradicción” que expresa:
“Nada puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”. Justamente
la evidencia se define como “la claridad o el resplandor de una cosa propuesta a la
inteligencia”, o bien, “la claridad que presenta la inclusión de un predicado en el
sujeto”.

d) El testimonio de los sentidos es de absoluta fidelidad. Ya Aristóteles sentenciará


que no son tales los llamados “errores de los sentidos”. En los ejemplos que
proponen los escépticos, los errores son “del juicio” y no “del hecho” o del dato de
la sensación. Los sentidos tienen una función específica para cumplir: testificar la
existencia de algo externo presente a ellos. En esa línea de su estricta y plena
competencia, jamás se equivocan. Esta fidelidad se cumple aún en el caso extre-
mo del “daltonismo”, porque a la vista sólo le compete la certificación de la exis-
tencia de un “color”.

e) Por último, el Escepticismo comporta un acto de vaciamiento intelectual, tanto si


es radical o absoluto como probabilista. La inteligencia es facultad de conocer y
adquiere su perfección solamente en la posesión de la verdad, que es su fin.

B: Subjetivismo

En sentido estricto el subjetivismo comporta una modalidad de “Relativismo” y, como


tal, conlleva un virus de Escepticismo.

Como acabadamente ha expresado Protágoras, consiste en hacer del sujeto “la me-
dida de todas las cosas: de las que son en cuanto que son y de las que no son en
cuanto que no son”.

El subjetivismo produce por inercia conceptual y doctrinaria, un doble efecto perni-


cioso: de un lado, niega valor universal y objetivo a la verdad; de otro lado, hace de la
verdad una categoría subjetiva e individual. Precisamente Protágoras afirmaba: “Opi-
niones son solamente las afirmaciones de los hombres sobre la tierra”. Solía enseñar
que las cosas no son en sí mismas frías o calientes, dulces o amargas, insípidas o
saladas, sino sólo con referencia a un sujeto. Así, una misma cosa es dulce para uno,
amarga para otro, y su verdad consiste en esa apreciación individual.

83
C: Convencionalismo Jurídico

Este concepto de los sofistas ha producido ecos lejanos en el tiempo. Lo asume


como propio Tomás Hobbes en su doctrina del “absolutismo político”, John Locke en su
concepción del “Estado democrático moderno” o “democracia parlamentarista”,
Montesquieu en su tesis de la “división tripartita de poderes” y en la actualidad, el
“Positivismo jurídico”.

La raíz conceptual del convencionalismo jurídico, pasa por la separación del orden
natural con el orden positivo o convencional, en cuya esfera se inscribe el derecho.

Naturalmente que esta enseñanza conlleva, en su base doctrinaria, el profundo con-


vencimiento de que el “derecho positivo” comporta un orden autónomo, cuyo único
origen es la libre voluntad del hombre. En otras palabras la fuerza de la ley no proviene
de un derecho natural previo, ni mucho menos del derecho divino positivo. Su obligato-
riedad es necesariamente convencional, porque nace de la sanción legislativa.

Como enseñaba Licofrón, tanto la sociedad, cuanto la potestad pública, provienen de


un pacto implícitamente celebrado entre los hombres. Justamente el individuo ejercita,
en ese pacto, su libre albedrío.

D: Indiferentismo moral y religioso

Es punto de partida de la Sofística, la negación de que existan normas de conducta


estables, necesarias y trascendentes. El individuo es soberano de sus propios actos y
de su comportamiento público y social; no acepta otra ley que la utilidad personal. La
misma religión, lejos de ser una donación de Dios y un plan escatológico, no es otra
cosa que un subproducto del proceso cultural instaurado por el hombre en la tierra y en
la historia.

E: Oportunismo político

Esta actitud reconoce como base, el célebre pseudo-principio de que “el fin justifica
los medios”. Este axioma adquiere vigencia en aquellas corrientes de pensamiento en
las cuales prima la utilidad sobre el bien, y el éxito decide la verdad de las acciones
humanas. En este sentido lo ha tomado Nicolás Maquiavelo en su famoso tratado
político El Príncipe, perteneciente a los primeros años del siglo XVI.

F: Utilitarismo

La afirmación de que lo útil define lo bueno, ha sido el nervio de la ética sofística.

Concretamente se entiende por “útil” el predominio del interés individual sobre el bien
común. Esta concepción se apoya, obviamente, en una antropología individualista, cuyo
concepto de “bien común” se define como “suma de los bienes individuales”. Así, la
responsabilidad de cada ciudadano, radica en aportar su propio bien al cuerpo social,
sin reparar en los medios a los cuales deba recurrir para hacerlo.

84
3.5 Valoración final

No hay duda de que este clima vital de la sofística ha terminado por debilitar el
espíritu de la ciudad vencedora del Imperio Persa. El sentido impreso a la enseñanza
no es solamente garantía de futuro, sino a veces, plano inclinado de decadencia.
Esto ha sucedido con la enseñanza de los sofistas porque ha sembrado el facilismo, ha
promovido el relajamiento de las costumbres y ha arrastrado a los círculos intelectua-
les y a la masa de la ciudadanía, a la mediocridad en las aspiraciones, en los ideales y
en la vida. Nada mejor para gestar una espiritualidad fuerte, que una educación
fundada en los valores tradicionales de la ciudad o del estado, que cultive la
verdad y las virtudes morales y que frene el impulso desordenado de las pasio-
nes. Nada de esto ha tenido en cuenta la sofística. Por el contrario, se ha entregado al
devaneo de una formación universalista, desarraigada del contexto cultural y eminente-
mente cosmopolita.

85
Actividad Nº 4

1) a) Explique la primera connotación del término “sofista”.

b) Analice las causas que motivaron la evolución del término hasta culminar en
una valoración negativa.

2) Complete el siguiente cuadro sobre la Sofística y los Pre-socráticos:

SOFISTICA PRE-SOCRATICOS

TEMA

FIN

MEDIOS

3) Realice un cuadro sinóptico de los principales aportes de los sofistas.

4) Complete el siguiente cuadro que intenta una caracterización de la sofística:

CARACTERÍSTICAS CONCEPTO

Escepticismo

Subjetivismo

Convencionalismo Jurídico

Indiferencia moral y religiosa

Oportunismo político

Utilitarismo

86
DIAGRAMA DE CONTENIDOS - UNIDAD V

SOCRATES

PRESENTACIÓN ESTUDIO DEL


MÉTODO

Antecedentes Biográficos Estructura de la Mayeutica


Análisis de la Ironía
Análisis de la
Conceptualización

87
88
UNIDAD V

SOCRATES

1. PRESENTACIÓN GENERAL
La personalidad humana e intelectual de Sócrates llena todo su siglo, y su contribu-
ción al saber científico es decisiva para su desenvolvimiento futuro.

La vida y la actividad docente de Sócrates se enmarca históricamente en dos mo-


mentos capitales de la Sofística. El primero corresponde a su nacimiento y apogeo, el
segundo a su decadencia. Para muchos Sócrates era un sofista más responsable como
sus contemporáneos del agotamiento espiritual de Atenas.

La docencia de Sócrates ha sido oral y no escrita. Son sus discípulos, principalmen-


te Platón, los que ponen de relieve su pensamiento.

Sócrates representa un momento de real madurez en el desarrollo genético del sa-


ber científico en general y del saber filosófico en particular. Sus cuatro grandes descu-
brimientos son como “hitos” que ordenan la marcha de la razón en su proceso constitu-
tivo de la ciencia. Pero este mérito no es solamente histórico, por la formulación y la
exposición del primer método científico que conoce la humanidad, sino cualitativo,
porque afecta al desarrollo mismo del saber descubierto por Tales.

2. ANTECEDENTES BIOGRÁFICOS

Sócrates nació en Atenas en el seno de una familia de modestos recursos económi-


cos. Su padre Sofronisco era una suerte de alfarero y su madre Fenáretes ejercía la
profesión de partera.

Le ha tocado vivir a caballo de tres capitales momentos de la vida de su ciudad natal:

Uno de ellos ha sido la gloria de las Guerras Médicas


Otro ha sido el esplendor político del siglo de Pericles y
El Calvario de la “Gran Guerra” o “Guerra del Peloponeso”.

Sócrates es paradigma de una ejemplar conducta ciudadana. En Delión salva


heroicamente la vida de Alcibíades. Hace lo mismo con Jenofonte en Anfípolis.

Le preocupa profundamente la decadencia de Atenas. Considera que sus causas


primordiales pueden ser:

a) El Escepticismo: que esteriliza la vocación de grandeza en nombre de la medio-


cridad;

89
b) El Cosmopolitismo: de la educación que desarraiga a los ciudadanos del con-
texto histórico y cultural de la ciudad;

c) El Universalismo: del pensamiento político que debilita el sentimiento patriótico y


el legítimo orgullo de sentirse miembro de la ciudad o polis.

Tres contemporáneos le promueven un proceso infame e injusto. Estos son, el co-


merciante Anytos, el poeta Meletos y el orador Lycón. Las principales acusaciones:
traición a la polis y corrupción de la juventud.

Pudo escapar de la cárcel por intervención de sus discípulos, -entre ellos Platón-,
pero se negó a hacerlo. Fundó su actitud en dos razones: la oportunidad para conocer
la inmortalidad y para dar ejemplar cumplimiento a las leyes de la ciudad.

El tribunal lo condena bochornosamente a beber un vaso de cicuta. Lo hace con


serenidad y hasta con gentileza, y se acuesta para morir.

La enseñanza de Sócrates ha sido solamente oral. Sin embargo, sus discípulos se


encargaron de difundir su obra y legar así, a la humanidad, el pensamiento profundo
que lo caracterizaba.

3. LOS GRANDES DESCUBRIMIENTOS DE SOCRATES

Sócrates hace cuatro aportes al saber que revisten singular importancia. Esos des-
cubrimientos son:

Primero: la existencia de ideas o conceptos que habitan la inteligencia humana.


Justamente son ellas o ellos los que permiten conocer las cosas. Nadie sabe qué es
una cosa, por ejemplo, libro, cuaderno, carpeta, lapicera, etc. a menos que se tenga
previamente la idea “libro”, “cuaderno”, “carpeta”, “lapicera”, etc. y se la adjudique (o
predique) a tal determinado objeto. Con toda razón y propiedad se suele responder “ni
idea” cuando no se tiene el "concepto" de ella.

Al parecer, el descubrimiento tan sensacional de Sócrates se limita al hecho de la


existencia de ideas en la mente humana. No se tiene el conocimiento que hubiere
planteado el tema del origen de las mismas. Platón, su discípulo, y Aristóteles serán
los encargados de completar esa significativa limitación socrática. El primero la hará
con su famosa división de los dos mundos y, el segundo, con su doctrina de la abstracción.

Segundo: la existencia de “esencias” en las ideas. Estas representaciones inteligen-


tes, llamadas ideas, se presentan como “continentes” en los que mora el ser mismo de
las cosas. Esencia es, precisamente, la realidad constitutiva de las cosas, vale decir,
aquello por lo cual una cosa es tiza y no lapicera, libro y no cuaderno o, a su vez,
lapicera y no tiza, cuaderno y no libro. En expresión más rigurosa la esencia es aquella
por lo cual una cosa es eso mismo que constituye su identidad.

90
En este descubrimiento hay también un hecho: las esencias están contenidas en las
ideas. Aparentemente Sócrates no explica el modo como se incorporan a ella. Platón,
para superar esa laguna, recurrirá a una intuición racional que se ha tenido en una
existencia pre-terrena donde las almas han estado en presencia y en comercio directo
con las ideas o esencias puras. Aristóteles, en cambio, optará por poner la fuerza
generadora de las ideas en el proceso mismo de la abstracción.

Tercero: la capacidad de poder definir las esencias. Para Sócrates el tema no es


simplemente “opinar” como enseñaban los sofistas. Cada opinión humana conlleva un
compromiso de definición que expresa fehacientemente lo que una cosa es en sí mis-
ma. En ese punto de verdad nace precisamente la dimensión científica del hombre.
Toda ciencia, desde la más experimental hasta la más especulativa, se presenta como
una urdiembre de definiciones, cuya representación gráfica puede estar dada por las
circunferencias concéntricas de un espejo de aguas.

Cuarto: la existencia de un método que haga aflorar la idea en la conciencia huma-


na, que permita perfilar la esencia y que enseñe a definirla.

Método, en términos generales, es todo procedimiento riguroso ordenado a un fin


concreto. Así, es método el procedimiento ordenado a adelgazar. Pero, cuando ese
mecanismo está puesto al servicio de la ciencia o de la investigación se tiene el méto-
do científico.

El golpe genial de Sócrates ha sido advertir la necesidad de una preparación de la


inteligencia para que debidamente ingrese al mundo de las definiciones. Este incorpo-
rarse al domino de la ciencia supone obviamente dos cosas:

a) el nacimiento de las ideas en el espíritu, porque ellas son el instrumento del saber;

b) la clara precisión de las esencias, porque la ciencia consiste en la definición de


las mismas.

Desde esta perspectiva, el método resulta ser una suerte de medicina o terapia a la
que debe ajustarse el espíritu del hombre en ese trance crucial del alumbramiento de
las ideas. Según Sócrates, las inteligencias humanas o vienen el mundo o adquieren en
él una suerte de estado de gravidez. La gran cruz que las embarga es poder producir el
alumbramiento de esos hijos que llevan en su seno materno. Tal es toda la razón de ser
del método: un procedimiento riguroso y estable al servicio del nacimiento de las ideas.

4. EXPOSICIÓN DE LA MAYEUTICA

A: Presentación general del método socrático

Sócrates emplea la palabra “Mayéutica” para designar a su método. Ese vocablo


traducido a la lengua castellana equivale a “dar a luz”, “alumbramiento”, “ayudar a

91
nacer”. Es común afirmar que Sócrates ha tomado esa palabra del oficio de “partera”
que ejercía su madre, porque, análogamente a como ella ayudaba a que los cuerpos
den a luz sus hijos, se aplicaba él al trabajo de apoyar el alumbramiento de los espíri-
tus.

La Mayéutica comporta, en su última naturaleza, un procedimiento inductivo, debido


a que su mecanismo es partir de datos singulares para elevarse a la universalidad de la
conceptualización. Consagra el diálogo, que consiste en una intermitencia de pregun-
tas y respuestas, como vehículo de expresión externa.

No cabe duda de que Sócrates está volcado a la búsqueda de la verdad, categoría


del pensamiento que pertenece al campo de las “definiciones”. Muchos investigadores
consideran, justamente, que el concepto socrático de verdad anticipa la definición tomista
de “adecuación o conformidad del pensamiento con la cosa pensada”. Sea exacta o no
esta interpretación no cabe duda ninguna de que Sócrates establece y propugna un
acuerdo intencional entre la razón y la realidad de las cosas.

B: Estructura de la Mayéutica

Sócrates concibe su método dividido en dos partes:

a) La Ironía;

b) La Mayéutica propiamente dicha. Esta segunda parte suele ser denominada tam-
bién “conceptualización” o “generalización”, porque su término es la idea, predicable de
muchas cosas.
La palabra “ironía” en su significación castellana denota “burla”, “sarcasmo”, “poner
en ridículo”. Obviamente que Sócrates no pretendía esto. Ligera y externamente podía
llevar a esa confusión, porque la ordenaba a demostrar a su interlocutor que no sabe lo
que cree saber con seguridad. Algunos estudiosos han creído encontrar en esa actitud
como sarcástica de Sócrates, la causa de su vergonzoso proceso y el origen del
ensañamiento de sus acusadores.

C: Análisis de la Ironía

En estricta verdad la ironía constituye la condición previa de la Mayéutica. Su fin no


es la constatación de la ignorancia, sino la preparación del espíritu científico, que es
eminentemente crítico.

En el hombre caben dos actividades: una dogmática y otra crítica. La primera, que
es propia de la religión, se caracteriza por ser rígida, plena, segura, invariable, presun-
tuosa, etc. en una palabra, por ser absolutamente segura. La actitud crítica, en cambio,
es interrogativa frente a las cosas. Busca saber qué son y por qué son, como quien
problematiza los datos que se ofrecen al conocimiento. Donde aquélla confiadamente
acepta, ésta juzga, inquiere y discute.

92
Para Sócrates la adquisición del saber supone un esfuerzo. Por esa razón la inteli-
gencia demanda ser preparada, predispuesta y sometida a la expectativa que entraña
el “asombro”.

Así, por elevación, la “Ironía” busca preparar el espíritu científico. Su medio consiste
en vaciar la inteligencia de todo falso saber, de manera que, purificada, aborde el
nacimiento de la idea.

Histórica y concretamente se trataba de una purificación de la inteligencia del falso


saber que había sembrado la sofística, con su famoso dogma de la libertad de opinión.
A esa independencia de la razón aludía, precisamente su famoso lema:

“Sólo sé que no sé nada”, en efecto, se cumple cuando el interlocutor confiesa su


propia ignorancia.

De hecho la sofística había arrastrado al genio helenístico, por la pendiente de la


mediocridad, al caos de la confusión de ideas, como consecuencia lógica de su
pragmatismo que anteponía el “éxito” a la verdad, que había adormecido la natural
capacidad de asombro de los primeros pensadores, que había frenado el impulso espe-
culativo del pensamiento, que había restado vuelo a la originalidad creadora puesta de
manifiesto por los Pre-socráticos.

Tal concreta situación no era la más apropiada para el abordaje científico. Era fuerza
apagar la hoguera del orgullo intelectual con la humildad, confesión de ignorancia o de
renuncia de tanto falso saber.

Curiosamente la idea de una preparación del espíritu científico reaparece, con pleni-
tud de fuerza, en el siglo 16 bajo la forma de “renuncia a falsos ídolos” en la pluma del
canciller Francisco Bacon. También para este profeta de la modernidad se hacía nece-
sario condicionar el arranque de la “ciencia empírica” y del “método experimental” a la
renuncia de cuatro prejuicios que traban la marcha de la razón. En esa forma el “Nuevo
Organo” capítulo central de su “·Restauración de la gran ciencia” reedita a la “Ironía” de
Sócrates, llamada metafóricamente “docta ignorancia” por el Cardenal de Cusa.

La renuncia, pues, a toda falsa ciencia o a todo prejuicio intelectual no implica,


efectivamente, un panegírico a la “supina ignorancia”. Se trata, por el contrario, de una
incitación al comercio científico, de una recomendación de audacia intelectual, en otras
palabras, de una propuesta de aplicación al estudio, a la investigación y al conocimien-
to desinteresado, sin otro compromiso que con la verdad.

La confesión de ignorancia señala el justo momento de aparición de la actitud de


asombro, frente al espectáculo de las cosas, que caracteriza al hombre de ciencia. Con
ella el espíritu queda abierto para el nacimiento de la idea.

93
D: Análisis de la conceptualización

La conceptualización constituye la “Mayéutica” propiamente dicha. Representa la


segunda parte del método y sería el momento justo y preciso en le cual la idea aflora
del seno materno de la inteligencia y permanece en él.

Para Sócrates el pensamiento no comporta una “actividad hacia afuera”, técnica-


mente llamada “transitoria”, como ocurre con el arte, la técnica y, en general, las accio-
nes productivas del hombre.

Conocer define, por el contrario, una actividad de naturaleza “inmanente”, porque el


efecto producido no viola la interioridad o la intimidad de la misma causa que la ejecuta.
Por esa razón su lema era: “Conócete a ti mismo”, porque cada hombre lleva dentro de
sí la riqueza o el perfeccionamiento que implica el acto de conocer.

No está claro si Sócrates ha tenido una concepción innatista acerca del origen de las
ideas.

Se llama “Innatismo” a la posición doctrinaria que enseña que las inteligencias nacen
con la carga de “ideas” o “conceptos”. Algunos han interpretado el lema de Sócrates en
este sentido. Muchos otros han preferido encontrar solamente expresiones metafóricas
significativas del hecho evidente de la inmanencia del conocimiento. Sea lo que fuere
está claro que para Sócrates las ideas permiten el conocimiento de las cosas y que,
como tales, son verdaderos instrumentos del saber. Están destinadas a contener las
esencias, es decir, “lo que las cosas son en su propia realidad”, cuyas definiciones
abren el camino del saber científico. Por esa razón era imprescindible poner el máximo
cuidado en el nacimiento de las ideas, razón de ser y objeto de su “Método”.

E: Valoración general

Con esta doctrina, llena de sentido común, Sócrates establece una base firme para
una concepción realista de la ciencia. De hecho, Platón se apoya en él y propugna un
“Realismo Exagerado”, fundado en su teoría del “mundo de las ideas”, a las que entien-
de como “esencias puras” proyectadas a un plano externo y anterior a la conciencia
humana. Aristóteles, que retrotrae su pensamiento a Sócrates, encuentra en él los
elementos fundados de su “Realismo Natural”, asentado firmemente sobre la piedra
angular de la “abstracción”. (leer los apéndices Nº 2 y Nº 3)

94
Actividad Nº 5

1) En 10 renglones elabore una reseña biográfica de Sócrates

2) Explique las 4 (cuatro) grandes contribuciones de Sócrates al desarrollo del saber.

3) Analice la estructura de la Mayéutica

4) Realice una síntesis de cada apéndice de este módulo.

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96
DIAGRAMA DE CONTENIDOS - UNIDAD VI

APORTE DE PLATON AL
DESARROLLO DEL SABER

Caracterizacion Influencia del


Introductoria Platonismo

Perfil Biográfico

Exposiciones

Doctrina Platonica
del conocimiento

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98
UNIDAD VI

APORTE DE PLATON AL DESARROLLO DEL SABER

1.CARACTERIZACIÓN INTRODUCTORIA

Platón es el primer gran arquitecto del saber filosófico. Encara una visión global del
universo, en la que luce el poder de su genio sistemático.

Además Platón es un artista de la palabra. Introduce el diálogo en la exposición de


su pensamiento, que se conserva inalterable, hasta en el planteo de las cuestiones
más sublimes como el tema de la inmortalidad del alma, el tema de Dios, etc. En la
boca de Sócrates pone su pensamiento personal. Los otros interlocutores son general-
mente sofistas.

La historia lo reconoce como un escritor fecundo. Sus obras son numerosísimas y


con frecuencia se habla de un importante caudal de escritos perdidos, entre ellos,
algunos diálogos de sus primeros comercios con la filosofía.

Platón muestra una nota característica, y es haber dado a su doctrina una suerte de
elevación mística. Sostenía con gallardía y con convicción profunda que “el mayor mal
del hombre es haber nacido” y, recíprocamente, que “el mayor bien es morir cuanto
antes”. Esta visión está naturalmente sostenida por su doctrina del mundo de las ideas.

2. PERFIL BIOGRÁFICO

Platón nació en Egina en el seno de una nobilísima familia griega. Su padre Aristón
remontaba sus antecedentes a Codro y su madre Perictione los enlazaba con Solón.
Entre sus hermanos Glaucón, Adimanto y Potone prevaleció esta última, por haber sido
la madre de Espeusipo, quien lo sucedió al frente de la Academia. Tuvo una educación
propia de su linaje y es fama que ha brillado en la poesía en distintos “juegos florales”.
Su vocación filosófica se define a los veinte años de edad, como consecuencia de un
encuentro accidental con Sócrates, a cuyo lado permanece hasta la violenta e injusta
muerte del gran maestro.

Platón ha realizado muchos y largos viajes. Se dirige a Megara donde lo recibe


Euclides. Antes de regresar a Atenas viaja por Creta, Egipto y Cirene. Posteriormente
se dirige a Tarento donde conoce a Arquitas. En Sicilia traba amistad con Dión, cuñado
de Dionisio I, el Viejo. Al parecer encuentra factible encarar la instauración de su con-
cepción política, pero fracasa con riesgo de su vida. En un nuevo intento siracusano,
bajo el Gobierno de Dionisio II, el joven, es reducido a la esclavitud. Lo compra un
amigo de su infancia, Anníceris.

99
Regresa a Atenas y funda su escuela a la que llamarán Academia. Permanece dedi-
cado a la enseñanza por espacio de veinte años. Entre su alumnado contaba a Aristóte-
les. Muere en un aniversario de su nacimiento y con gran solemnidad lo entierran en el
jardín de la Academia. Cuando asume Espeusipo, quien desplaza a Heráclides de Pon-
to, Aristóteles se aleja de la Academia.

3. EXPOSICIÓN DEL PENSAMIENTO DE PLATÓN

A: Su doctrina de los dos Mundos

Platón es un expositor diáfano, pero un pensador complejo. A la claridad de su prosa,


siempre ágil y dinámica por la frescura del diálogo, opone un pensamiento lleno de
matices y turbulencias, cuya interpretación es problemática hasta nuestros días.

El núcleo de la doctrina de Platón es la aseveración de que existe una realidad fija,


estable y necesaria, que se ubica por encima de la impermanencia de las cosas del
mundo físico. A estas realidades Platón las llama técnicamente “ideas” y las concibe como:

Esencias en estado puro, absolutamente substantivas, eternas, universales y de


valor ontológico y no lógico. Estas “ideas” habitan en un mundo superior y lejano que se
llama “lugar celeste” o también “mundo de las ideas”.

El hombre, mientras se desenvuelve en el cautiverio de la vida terrena, puede volver


al conocimiento de ellas mediante la ciencia. Tal actividad de la razón lleva implícito,
por eso, un compromiso moral.

La ciencia es una actitud del hombre que nace del “asombro” y no precisamente de
una preocupación lúdica, que pueda interesar a la inteligencia o que le pueda ser nece-
saria para su perfeccionamiento. En el saber científico, en su más alto grado y en su
mayor rigor, existe toda una teleología, que apunta a un proceso de purificación de las
almas, como parte de un ideal de salvación. Por este motivo la Etica domina el sistema
del pensamiento de Platón, dado que las almas están destinadas a reintegrarse a su
lugar de origen: “el mundo de las ideas”, donde tuvieron una existencia pre-terrena.

Debajo de este mundo existe un receptáculo de cosas o de seres, caracterizado por


tres atributos principales:

a) la singularidad;

b) la transitoriedad, es decir, el movimiento o cambio, del que hablaba Heráclito;

c) el carácter “apariencial”, porque las cosas no son como se presentan, sino sim-
ples “sombras”, que las ideas proyectan desde arriba, donde viven en estado
universal. Por esa razón enseña Angel González Alvarez, en su “Introducción a la
Filosofía” y en su “Historia de la Filosofía”, que el agua no es agua, sino algo que

100
es “acuiforme”; que el árbol no es árbol, sino algo que es “arboriforme”; que el
hombre no es hombre, sino algo que es “antropoide”, etc.. Este plano inferior se
llama “mundo de los sentidos” y tiene su afincamiento en la tierra, donde las almas
viven encarceladas con la nostalgia del mundo verdadero.

B: Valoración provisoria

No está explícito cómo Platón llega a esta concepción llamada “Realismo Exagera-
do”, porque confiere realidad ontológica a las ideas, pero que es al propio tiempo un
Idealismo en la medida en que niega realidad al mundo sensible.

Aristóteles, su genial discípulo, cree descubrir cuatro influencias que gravitan sobre
el pensamiento de su maestro. Estas son:

a) La corriente de pensamiento que viene de Heráclito y que remansa en el mundo


sensible sometido a la vorágine del cambio y erigido en objeto del “conocimiento
sensitivo” en el que reina la opinión.

b) Las líneas doctrinarias del Pitagorismo, las que habían trasvasado el aliento mís-
tico de la ciencia y la insaciable sed de saber.

c) La visión magistral de Sócrates centrada en la existencia de las ideas y de las


esencias. Platón habría intentado completar esta doble conquista trascendental
de su maestro con el abordaje de dos problemas que habían quedado marginados:
el origen de las ideas, por un lado, y el modo como se habían incorporado las
esencias a ellas, por el otro. Nada más espontáneo y obvio para una solución de
esos dos problemas, que identificar ideas con esencias, que ubicarlas en la leja-
nía “más escarpada e inaccesible de las montañas”, que hacerlas proyectar sus
sombras hacia abajo, en la conformación de un “mundo de apariencias”, y que
ponerlas en las almas por la vía de una intención racional pre-terrena.

Naturalmente que Platón ha necesitado acogerse a este arbitrio ficticio de los dos
mundos porque ha carecido del descubrimiento de la abstracción, llevado a cabo
tardíamente por Aristóteles. Fuera de ese proceso natural, abierto por Aristóteles,
no queda otra alternativa que un camino intuitivo. Ello ha quedado manifiestamen-
te claro con el Nominalismo y toda su herencia en la llamada Filosofía Moderna.

d) La cuarta línea de influencia proviene indudablemente de Parménides, gran des-


cubridor de la idea “ser”. En realidad el “mundo de las ideas” de Platón prolonga el
“camino de la razón” que Parménides proyecta, prácticamente, en su libro “Sobre
la Naturaleza”.

C: Doctrina Platónica del conocimiento

La doctrina del conocimiento humano, que elabora Platón, es un claro ejemplo de


sistematicidad y de crecimiento lógico de su concepción filosófica. Su gran marco de
referencia es la “Teoría de los dos mundos”.

101
En este capítulo Platón recurre insistentemente a los mitos. Son tres los principales:

a) el mito de la caverna;
b) el mito de la línea dividida en segmentos;
c) el mito de la existencia pre-terrena de las almas, cuyo complemento es el mito del
carro tirado por yuntas de caballos alados.

Con estos elementos, más literarios que científicos, Platón quiere enseñar que el
hombre terreno está como guarnecido por tres formas de conocimiento, que se pueden
comparar con tres juegos de luces:

1) El primero está referido al conocimiento sensitivo.

Este es únicamente fuente de opinión o doxa. Tiene como objeto propio las “som-
bras” que las “ideas” proyectan sobre la tierra. Por esa razón este conocimiento es
siempre engañoso, como afirmarán los sofistas para fundar su escepticismo. En esta
línea del saber se encuentra la Física, que no llega a ser una ciencia efectiva porque le
falta certeza.

La “opinión” o “doxa” adopta dos modalidades:

a) la “pistis” o “fe”, que consiste en aceptar las cosas como se presentan;


b) la “eikasia” o “conjetura”, que consiste en juzgar que las cosas poseen la realidad
y verdad que ostentan ante la percepción sensible.

Naturalmente que este conocimiento es válido para la vida práctica, durante la es-
tancia de la encarnación terrena. En tal aspecto sería equivalente el “modo de saber
vulgar” de los tiempos más primitivos del hombre. Sin embargo, todos los seres huma-
nos están obligados a superar esa forma primaria y elemental, con el cultivo del saber
científico.

2) El segundo está referido a una modalidad más perfecta: el “conocimiento racional


discursivo”.

Esta segunda forma constituye un procedimiento mediato, cuyos intermediarios son


las “representaciones” de las cosas que la facultad de conocer está espontáneamente
habilitada a producir dentro de su propio ámbito o esfera. Este conocimiento tiene como
objeto propio, los “entes matemáticos” y ciertas “realidades intermedias” llamadas “se-
res celestes”. En su línea de proyección están las Matemáticas, que son ciencias,
porque están dotadas de un determinado grado de certeza.

3) El tercero está referido al “Conocimiento Racional Intuitivo”.

Es la forma más perfecta de conocer. Constituye un conocimiento inmediato, análogo


a la visión sensible, que se opera sin especies intermedias por la presencia directa del
objeto, a la facultad inteligente del hombre. Esta “visión intelectual” han tenido nuestras
almas cuando estuvieron en el “mundo de las ideas”, durante su existencia pre-terrena.

102
Este conocimiento, tan puro y noble, tiene precisamente como objeto propio a las
“ideas”. Durante el transcurso de la vida terrena genera la “Dialéctica”, que es la cien-
cia más perfecta y elevada que existe, dado que goza de la prerrogativa de una plena
certeza. Cuando las almas de los mortales regresen a su lugar primero, volverán a
gozar de la directa contemplación de las esencias puras.

En esta vida, durante el período de tiempo del encarcelamiento en los


cuerpos, no les queda otro recurso que el “recuerdo” o la
“reminiscencia”, producido por la vecindad sensible con las
“sombras”, que proyectan las esencias puras.

D. Doctrina Política

Comporta una temática fundamental en Platón. Le dedica tres grandes diálogos: la


“República”, Las Leyes” y el “Político”.

Los principales temas que aborda son:

1. Origen de la sociedad

Platón no duda que la sociabilidad humana responde a una condición natural del
hombre. En su conformación nada es arbitrario o convencional, como sostendrá el
Liberalismo a partir del siglo XVII. Por el contrario, el hombre ingresa a la sociedad
empujado por tres necesidades orgánicas, psicológicas y vitales.

La primera es la necesidad de subsistencia. La conservación y el desarrollo de la


vida requieren indispensablemente el aporte de los demás.

La segunda es la necesidad de defensa. Tres cosas está obligado a defender el ser


humano: primero, la ciudad (polis) o sea, el territorio en el que vive. Esto se llamará con
el tiempo “soberanía política”; segunda, la cultura, el modo de ser, de pensar y de obrar
de la sociedad. Con el tiempo se llamará identidad nacional; tercera, el comercio, cuya
nominación posterior será “soberanía económica”.

La tercera es la necesidad de perfeccionamiento: pues nadie puede ser maestro y


alumno de sí mismo y así en todas las expresiones de la vida cotidiana.

2. Organización Social

Para Platón la sociedad es semejante a un organismo en el que hay diversidad de


funciones y de trabajo. La “polis” debe ser tenida en como un todo en el que la diversi-
dad se reduzca a una unidad de conjunto, bajo el régimen del bien común y el ejercicio
de las cuatro virtudes cardinales: la justicia, la prudencia, la templanza, la fortaleza.

Las funciones que necesariamente demanda toda sociedad son:

103
2.1. La Función del Gobierno

Le corresponde al que preside la sociedad. Tiene poder sobre los inferiores. Su


misión mira a legislar, a hacer cumplir las leyes, a organizar la educación y a adminis-
trar la ciudad. Los que gobiernan deben ser filósofos, conocedores de la dialéctica,
sagaces, honestos, de fervor religioso, de buena instrucción, etc.

2.2. La Función de los Guardianes

Esta línea de actividad está ordenada a la defensa de la ciudad y a la preservación


del orden público. No requiere un número elevado (hasta mil), pero si una preparación
especial y de conducta.

Platón requiere, para estas dos funciones la renuncia al derecho de propiedad priva-
da: en bienes, mujeres e hijos. Este concepto ha recibido el nombre de “Comunismo”,
pero nada tiene que ver con las corrientes modernas del pensamiento colectivista.

2.3. Función de comercio

Se refiere a los oficios y a la satisfacción de las necesidades materiales que plantea


el crecimiento y el desarrollo de la sociedad, como la navegación, el comercio, el
vestido, la alimentación, el alojamiento, etc.

Platón toma como criterio la división del trabajo para plantear los distintos estratos
de la sociedad. Reconoce así como primera clase social a la de los gobernantes, que
no debe ser numerosa. A ellos les corresponde el alma racional.

La segunda clase está formada por los guardianes, a quienes les corresponde el
alma colérica o fogosa, propia de la función de defensa.

La tercera clase estará formada por el conjunto de la ciudadanía: agricultura, artesa-


nos, carpinteros, comerciantes, navegantes, etc. Le corresponde el alma concupisci-
ble.

3. Formas de gobierno

Se refiere a los distritos regímenes políticos que pueden institucionalizar la vida


social.

Éstos son, según el ordenamiento jerárquico del República los siguientes:

3.1. Monarquía o Aristocracia

Alude al “gobierno de los mejores”. En el régimen monárquico el poder debe ser


regido por el ciudadano más egregio y eminente, que haya dado muestra de prudencia.

104
3.2. Timocracia o Timarquía

Se llama así al sistema político fundado sobre la autoridad de los militares. Es


inferior al anterior, sin que sea totalmente malo.

3.3. Oligarquía

Corresponde el régimen político fundado en la riqueza o economía. Es un sistema


político malo, porque supone el temor y la fuerza.

3.4. Democracia

Es el gobierno del pueblo. Todos se consideran capaces de gobernar. Los cargos


públicos se confieren por elección mayoritaria. Se presta con facilidad a la “demago-
gia”, que llama “manto abigarrado de todos los colores”.

3.5. Tiranía

Es el peor de los regímenes políticos. Se llega a él por simple inercia de la descom-


posición de la “Democracia” y de la “demagogia”. La tiranía está siempre dominada por
las pasiones inferiores y por el interés individual.

E: Explicación del modo de conocimiento

Platón está lejos del mecanismo inmanente y espiritual que sugiere la abstracción
aristotélica. Su teoría acerca del modo cómo la inteligencia adquiere el conocimiento
de las cosas, no es explícita y está totalmente revestida de mitos, lo que indica que se
trata de un hecho que tenía poco claro en su razón.

Punto de partida de la explicación del modo cómo el hombre conoce durante su vida
terrena, es el mito de una existencia pre-terrena de las almas. Estas han vivido efecti-
vamente un estado de felicidad, en el que han podido gozar de la visión de las ideas.
Pero como consecuencia de una prueba a la que están sometidas las almas, un
Demiurgo las ha encarnado en los cuerpos mortales y les ha asignado un ciclo de
purificación. Entre las limitaciones de la materia figura el olvido. Las almas humanas
pierden naturalmente la memoria de la visión primera, o sea, “de su primer origen
esclarecido”, como poéticamente expresa Fray Luis de León en su famosa Oda a Fran-
cisco Salinas.

En esa situación el contacto con las “sombras” o “apariencias”, que los hombres
tienen en el transcurso de su vida mortal, resucita esas visiones del pasado. Ese
“recuerdo” o “reminiscencia” es lo que constituye propiamente el conocimiento humano.

Conocer no implica, por ende, un fenómeno de la vida espiritual que lleva a la adqui-
sición de noticias nuevas y originales acerca de las cosas. Por el contrario, el acto de

105
conocimiento connota una actitud de recogimiento y de reflexión de la razón humana
mediante la cual le es permitido producir la evocación de sus experiencias pasadas.
Cada alma viajera lleva en las alforjas de su temporalidad el equipaje de “rastros” y de
“vivencias” de un comercio vivo y dinámico con las efectivas realidades que aguijonea-
ron su curiosidad. Todo el problema del conocimiento consiste, pues, en sacar esas
huellas a la luz, con la mayor fidelidad posible, a fin de poder descubrir o vislum-
brar el tránsito de las esencias verdaderas.

Esta penumbra que rodea a las almas en la existencia temporal proviene de su


encarnación. Ellas, en los cuerpos, no están en su estado natural. Viven la violencia de
un encarcelamiento sin otra unión que la accidentalidad que une “al caballero con el
caballo”. Platón sabía repetir, a tal efecto, que “las almas están pegadas como la ostra
a ésta, que llamamos, cuerpo”. El máximo bien que pueden esperar, no es precisamen-
te permanecer en esa situación violenta y antinatural, aún cuando cierta ley de acos-
tumbramiento les permita sentirse relativamente cómodas. En el fondo todas ellas ne-
cesitan y desean volver a su ser primero, porque la “desencarnación” constituye el
estado natural que les compete.

4. INFLUENCIA DEL PLATONISMO

El pensamiento de Platón ha gravitado poderosamente en las etapas posteriores de


la filosofía y de la cultura.

Ya en el siglo III (p.C.) reaparece el Platonismo en la “Nueva Academia” de Arcesilao


y Carneades y del propio Sexto Empírico, a pesar de su Fenomenismo Escéptico.
Durante la época del helenismo empuja la floración del neoplatonismo, un vasto y
complejo movimiento intelectual que cubre un amplio espacio geográfico, científico y
cultural. Platón ilumina también a la concepción filosófico-religiosa de Filón de Alejandría
y entra a la teología católica por la amplia puerta de San Agustín. Las primeras concep-
ciones teológicas son efectivamente de inspiración platónica. Otro tanto ocurre con la
Filosofía Medieval, donde el dominio es casi absoluto hasta el siglo XIII, período en el
cual Santo Tomás inicia la tradición de la “Filosofía Aristotélico-escolástica” con el
Tomismo. Sin embargo, su pensamiento vuelve a resucitar en el siglo XV con la “Acade-
mia Platónica” de Florencia, fundada por Jorge Gemisto Pletón y dirigida por Marcilio
Ficcino, pero sobre todo con la genial concepción del Cardenal de Cusa.

Toda la mística cristiana recibe también la iluminación del platonismo. Esta influen-
cia proyecta una línea que arranca con las primeras escuelas medievales, como la de
Cister, Claraval, San Víctor, etc., hasta Santa Teresa de Avila y Fray Luis de Granada,
durante el “Siglo de Oro” español. El propio Fray Luis de León se encuadra en el marco
de referencia del platonismo principalmente con su oda “A Francisco Salinas” y con su
obra maestra “De los nombres de Cristo”, en la que imita hasta la forma dialogada.

Asimismo la personalidad de Platón se hace sentir en la Filosofía Moderna. Le son


directamente tributarios el Racionalismo de Descartes y el Ontologismo de Nicolás

106
Malebranche. La misma “Crítica de la Razón Pura” de Kant toma de Platón el esquema
tripartito del conocimiento. La “Estética trascendental” equivale, en efecto, al “conoci-
miento sensitivo”; la “Dialéctica trascendental” corresponde al “Conocimiento racional
discursivo” y la “Analítica trascendental” se puede resolver en el “conocimiento racional
intuitivo”, porque tanto Kant como Platón reconocen tres fuentes de conocimiento:

1) los sentidos; 2) el entendimiento; 3) la razón.

En la actualidad grandes estudiosos y pensadores, como Edgardo Fernández Sabate,


reconocen que Platón, ilumina desde el fondo de los siglos a la cultura del “Materialis-
mo Individualista” que nutre al “mundo anglosajón”.

107
Actividad Nº 6

1) En 10 renglones elabore un breve perfil biográfico de Platón.

2) Enumere todos los pensadores que influyeron en la filosofía de Platón.

3) Sintéticamente explique los grandes aportes de este filósofo, al desarrollo del


saber.

4) Explique la teoría del conocimiento humano a través del mito de la existencia pre-
terrena de las almas.

5) Complete el siguiente cuadro de definiciones

DEFINICIONES

CONOCIMIENTO
SENSITIVO

DOXA
CONJETURA

CONOCIMIENTO RACIONAL
DISCURSIVO

CONOCIMIENTO RACIONAL
INTUITIVO

108
APÉNDICE - B

109
110
APÉNDICE Nº 1

La Guerra del Peloponeso


La Guerra del Peloponeso es como el meridiano que separa el anverso laudatorio del
reverso condenatorio de la sofística. Esta crisis política, que hace estallar al mundo
helénico, se produce como consecuencia de las aspiraciones hegemónicas de Esparta.
Esta ciudad, eminentemente guerrera, aspiraba a substituir a Atenas como centro de la
vida cultural, política, económica y social de toda Grecia. Para ello, empieza por oponer
a la “Liga de Delos” la “Confederación del Peloponeso”. La chispa salta por la rivalidad
de Corcira con Corinto, aliadas recíprocamente, con Atenas y con Esparta.

La “gran guerra”, como la llama Tucídides, registra tres períodos.

El primer período dura diez años. Su acto inicial es la invasión del “Atica” por parte
del disciplinado ejército espartano. En esta etapa de la contienda, Atenas pierde Anfípolis,
allí muere el General Cleón y Sócrates da muestras de heroico civismo. La conflagra-
ción se detiene con la “Paz de Micias”, totalmente favorable a Esparta.

El segundo período dura siete años. Lo distingue la colosal expedición espartana a


Sicilia. Alcibíades es duramente derrotado en las inmediaciones de Siracusa.

El tercer período, comúnmente llamado “Guerra de Decelía”, termina con el


resonante triunfo de Esparta aliada con Persia. Atenas, que había logrado una reso-
nante victoria contra Leandro, en Arginusas, cae posteriormente vencida en
Egospótamos. No le queda, a partir de allí, otro recurso que capitular vergonzo samente
ante el mismo Lisandro.

Como era de esperar, estas alternativas de la guerra originan graves convulsiones


internas. Los círculos oligárquicos aprovechan la oportunidad para dar un golpe políti-
co. Instauran el gobierno de los “Treinta Tiranos”. Con esto se acentúa la inestabilidad
social. Trosíbulo, con el tiempo, levanta una bandera de resistencia y aún, cuando
puede derrocarlos, la caída de Atenas sigue el ritmo de su inercia.

Entre tanto, los persas ven la oportunidad para vengar las derrotas de las Guerras
Médicas. Apenas entran en territorio griego imponen condiciones a la misma Esparta.
Esta, que había sufrido los tremendos y sangrientos trámites de la Guerra del
Peloponeso, se ve obligada a firmar el “Tratado de Antalcidas”, también llamado “La Paz
del Rey”.

El derrumbe de las tradicionales ciudades hegemónicas, como Atenas y Esparta,


facilita el surgimiento de Macedonia. Filipo II traslada la capital a Pella. Poco tiempo
después, inicia una campaña militar de ocupación de Anfípolis. Durante la marcha, se
posesiona de “Olinto” en la península Calcídica. El genio oratorio de Demóstenes busca
levantar el espíritu de Atenas con sus célebres “Olínticas”, pero no alcanza a contener,
ni el abatimiento popular que caía como una lápida sobre la masa ciudadana, ni la

111
oleada conquistadora de las fuerzas macedónicas. Filipo pues, dirige la marcha hacia
Beocia y prepara la invasión a Atenas. La gran victoria que obtiene en Queronea, lo
proclama árbitro y señor de toda Grecia.

A su muerte, asesinado presumiblemente por instigación de su propia esposa, le


sucede su joven hijo Alejandro. Este, real discípulo de Aristóteles, en breve tiempo
prepara la invasión al mundo asiático. Desde la silla de su Bucéfalo, pone en marcha la
construcción de un poderoso imperio que asombra a la misma historia con la conquista
del Asia Menor y de Egipto.

112
APÉNDICE Nº 2

Perfil Biográfico de los sofistas más representativos


El catálogo de sofistas puede ser innumerable. Los más importantes son:

1. Protágoras

Nació en Abdera. Ha sido el de mayor reputación. Está considerado como el funda-


dor o padre de la Sofística en Atenas. Como escritor es fecundo y diáfano. Sus principa-
les obras son: “Sobre los dioses”, “La Verdad”, “Destructores”, “Sobre el ser”, “Gran
discurso”.

Gozaba de fama como sutil gramático. Se lo considera fundador del “Subjetivismo”.


Su postulado rezaba: “el hombre es la medida de todas las cosas; de las que son en
cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son”. Este subjetivismo encerra-
ba, en realidad, un “Escepticismo Probabilista”, fundado en dos negaciones: por un lado
el valor universal de la verdad y, por otro lado, la posibilidad de llegar a la certeza del
conocimiento.

2. Gorgias

Es natural de Leontini o Leontinoi. Se lo reputaba como el orador más brillante de su


tiempo. Sus principales obras son: “Sobre el no ser”, “Sobre la naturaleza”, “Olímpico”,
“Arte retórico”, “Elogio de Helena”, “Defensa de Palomedes”, “Elogio de la ciudad de
Elea”.

Gorgias ha sido llamado el “Padre de la oratoria”. En sus ideas se inclina en favor de


un Nominalismo, fundado en la crítica del pensamiento abstracto, que bien puede ser
precursor del pensamiento de Guillermo de Occam.

3. Hippias

Su cuna geográfica es la ciudad de “Elis”. Asombraba a sus contemporáneos por su


ingenio, por su talento enciclopédico, por su basta erudición. Sus principales publica-
ciones se titulan: “Synagoge”, “El troyano”, “Sobre la cuadratura del círculo”, “Elogio de
Hippias”, “Justa de vencedores olímpicos”.

4. Pródicos

Provenía de Keos. Tuvo menos brillo que los anteriores. Se le conocen los escritos
siguientes: “Sobre la naturaleza”, “Las horas o las estaciones”.

113
5. Trasímaco

Natural de Calcedonia. Se lo reconocía como un gran retórico y un avezado gramáti-


co. Sus publicaciones llevan los títulos siguientes: “Gran arte”, “Temas para oratoria”,
“Retórica”.

114
APÉNDICE Nº 3

1. EJEMPLIFICACIÓN DE LA IRONÍA

En una oportunidad Sócrates reflexionaba acerca de la definición de la valentía.


Como de costumbre, busca el diálogo. Al encontrarse con un General de Atenas se
dice que nada más oportuno para saber qué es la valentía que preguntarle a un hombre
de armas de su ciudad.

Sócrates somete a juicio cada respuesta del General para obligarlo a buscar fórmu-
las definitorias nuevas. En cada caso aplica el filo del hacha de su ingenio crítico y
rebate cada una de las definiciones. Llega un momento en el cual el General declara
que está confundido, que no venía predispuesto al diálogo, que en otra oportunidad
reanudarían la conversación sobre el tema.

Los términos del diálogo pudieron ser:

Sócrates: Señor General: le ruego me dispense unos instantes. Vengo preocupado


por definir la valentía y al verlo me dije: nada más a propósito para saber qué es la
valentía, que interrogar a un General de Atenas, ya que son valientes.

General: Buen hombre: hizo muy bien. La valentía consiste en atacar el enemigo sin
retroceder jamás.

Sócrates: Pero... Señor General, he leído muchas historias de hombres valientes


que han retrocedido a tiempo para cargar de nuevo contra el enemigo hasta destruirlo.

General: Tiene usted razón, pero debo advertirle que la valentía consiste en llevar
la acción con perseverancia, hasta la destrucción del enemigo.

Sócrates: Pero yo he leído muchas otras historias de ejércitos valientes que han
eludido el enfrentamiento hasta encontrar condiciones más favorables para atacar y
vencer.

General: Ese es el tema de la valentía: vigilar el momento oportuno para exterminar


al adversario.

Sócrates: Pero, ¿cómo muchas otras historias de generales valientes cuentan que
han eludido la batalla, porque no eran favorables las relaciones de fuerza?

General: ... pero nunca han dejado de estar al acecho para atacarlos y vencerlos.

Sócrates: Sin embargo, tengo conocimiento de otras historias, según las cuales
generales valientes han preferido la paz a la guerra, por razones estratégicas.

115
General: Vea, amigo; yo sé lo que es ser valiente, sólo que no encuentro la expre-
sión precisa. No venía preparado para esta entrevista. En otra oportunidad en que nos
toque dialogar le daré la definición exacta.

La ironía se cumple en esta confesión de ignorancia. La inteligencia ha sido vaciada


de sus fórmulas falsas y dogmáticas. A partir de aquí, libre de todo prejuicio, queda
pura frente a la valentía, para preguntar “qué” es y para avanzar a la formulación de su
definición.

2. EJEMPLIFICACIÓN DE LA CONCEPTUALIZACIÓN

El General se despide pero Sócrates lo detiene. Le insiste en que está confundido,


pero Sócrates le dice: usted sabe qué es la valentía.

El diálogo de ambos pudo ser el siguiente:

- Sócrates: Estoy plenamente seguro de que usted sabe qué es la valentía.

- General: Por supuesto... ...

- Sócrates: Mi impresión es que la valentía no es algo externo al hombre, sino


interior a él, como con todas las virtudes.

- General: ¡Exactamente! Por eso le hablaba de una actitud de permanente acecho


frente al enemigo.

- Sócrates: ¿Vio, Señor General, que usted sabía? Pero estimo que esa virtud
interior no tiene su sede en la inteligencia, sino en la voluntad.

- General: Clarísimo, buen amigo.

- Sócrates: Quiere decir, entonces, que se trata de un fortalecimiento del ánimo


frente a un peligro, a una adversidad, a una fatalidad, etc..

- General: Exacto. Intentaba significarle eso, porque la valentía, como virtud moral
que es, dispone la voluntad para encarar con ánimo las dificultades o los peligros.

- Sócrates: ... Ya decía, Señor General, Usted sabe que la valentía es la virtud
moral que robustece la voluntad frente al peligro. Muchas Gracias.

En esta forma se produce el alumbramiento de la idea en el espíritu. En ella se aloja


la esencia que hace que un acto sea valiente y totalmente distinto a todo otro que no lo
sea. Una vez definida esa esencia, queda explícita y como iluminada.

116
Guía de Estudio - 3º Parte
La tercer parte está dedicado a dos temas, histórica y temáticamente sucesivos,
que clausuran dos momentos de la civilización antigua:

a) El Período Helénico;

b) La Edad Antigua.

Estos temas son respectivamente los siguientes:

a) El pensamiento de Aristóteles, tomado en el preciso aspecto de su contribu


ción a la ciencia;

b) El despliegue histórico-cultural, en forma muy sintética, del “Período


Helenístico”.

La presentación de Aristóteles ofrece, a propósito, muy escasa información históri-


ca. Su carácter es casi puramente conceptual. Esta característica aconseja no aplicar-
se al estudio, de la concepción aristotélica de la ciencia, sin asumir el compromiso de
filosofar. En otras palabras, en este punto del desarrollo del programa hace falta estar
despojado de toda preocupación memorista para que el énfasis del aprendizaje esté
puesto en la captación serena y responsable de esta suerte de cortejo de ideas que
traman la doctrina del conocimiento.

No se debe creer que la visión aristotélica de la ciencia agota el repertorio doctrina-


rio del hijo inmortal de la ciudad griega de Estagira. Ella constituye solamente una parte
de la proverbial riqueza de su pensamiento, pero es la más fecunda para el interés y el
enfoque de la Introducción a la Filosofía: “dejar clara y definitivamente delimitada la
idea de ciencia”. Aristóteles efectivamente representa, en la línea de la proyección
histórico-genética del saber humano, su momento de plena y total madurez.

En la presentación del pensamiento de Aristóteles se ha seguido un orden absoluta-


mente sistemático. Se ha tomado como cuestión inicial la definición de ciencia, con la
enumeración y explicación de sus características más sobresalientes. Ella debe servir
como fase indicadora del paso discursivo que suponen las otras cuestiones que la
complementan.

En verdad, todos los temas planteados revisten particular importancia. El que sigue
supone la cabal comprensión del anterior y el conjunto de todos ilumina el profundo
conocimiento que Aristóteles se ha formado acerca de la ciencia. Sin embargo, desde
el punto de vista del aprendizaje, hay cuestiones de mayor relevancia que otras. Las
más sobresalientes son:

a) La definición de ciencia en general, que vale para todas las disciplinas, ya


filosóficas, ya particulares. En ella aparece claramente la analogía del concepto
ciencia.

117
b) La naturaleza de la demostración, este tema fundamenta y aclara al anterior en
su carácter propio, desde que la ciencia está universal y unánimemente entendida
como saber demostrativo. Las dos formas de demostración muestran, con toda
claridad, el fundamento de la analogía que define al concepto de ciencia.

c) La doctrina de la abstracción, la importancia de esta cuestión, desde el punto de


vista del enfoque del trabajo, se debe escribir con mayúscula, simplemente por-
que ella comporta la exacta y real explicación de esa experiencia tan inmediata y
universal en el hombre que se llama conocimiento.

Sus puntos centrales son:

1) Concepto de abstracción. Esta definición debe ser estudiada con prolijidad,


porque será decisiva para el estudio del Nominalismo.

2) Análisis psicológico de la abstracción. La exposición conceptual termina en una


presentación gráfica cuyo único sentido es ayudar a la comprensión del con-
cepto.

d) La visión integradora del saber: este planteo cumple tres finalidades de relevan-
cia: primera: ofrecer como una síntesis de la doctrina aristotélica del saber huma-
no, desde su expresión primaria hasta su momento de plena madurez cuando se
convierte en ciencia. Segunda: mostrar como el despliegue sistemático y genético
de la racionalidad humana culmina en los dos grados que polarizan el saber cien-
tífico. Es tal esa conformación de la racionalidad natural del hombre que salva
la unidad de la ciencia, así en su acepción dinámica, como perfeccionamiento de
la inteligencia, cuanto en su sentido estático, entendida como la miel elaborada
por la abeja de la razón en el panal del tiempo. Tercera: señalar el punto de ensam-
ble de la visión científica de la Edad Antigua con la que ha elaborado la Edad
Media en el marco de la Revelación Cristiana. Es pues, un hecho que el creci-
miento de la racionalidad humana no se detiene con Aristóteles. La fe representa
una fuente superior de información que enriquece al hombre y que lo complementa
con un acervo de verdades nuevas a las que solamente ha podido acceder por
ese GESTO DE DONACIÓN DE DIOS, LLAMADO REVELACIÓN.

En otras palabras la revelación evangélica completa, de facto, la dimensión integral


del saber humano, concepto que en nuestros días define lo que se llama “educación
integral”. Pues, cualquier propuesta educativa con sentido laico, esto es, limitada a
significar solamente la dimensión natural del hombre, no hace otra cosa que anun-
ciar la mitad de su verdad, porque desde que Dios ha tocado la temporalidad o historicidad
concreta del hombre, con su promesa y compromiso de una vida futura, le ha asignado
otra mitad de verdad, que sólo se cumple con su trascendencia.

De otra parte, se ha de evitar el error de considerar que se pueda entender la “visión


integradora del saber” de Aristóteles sin haber avanzado filosóficamente por los temas
anteriores. Esto es tan absurdo como pretender hacer Filosofía sin filosofar. Cada tema
posee ciertamente un equipaje conceptual propio, pero que no se agota en sí mismo. La

118
marcha sistemática del saber supone el necesario encadenamiento de los principios
con las conclusiones, y tal debe ser la preocupación que domine el estudio de la
Filosofía.

El tema del Helenismo está planteado esquemáticamente. Esto no significa negarle


importancia. Sin embargo, desde el punto de vista de la finalidad impresa al curso no se
ven aportes originales, cuanto una continuidad horizontal de la altura ganada por el
genio helénico. En la misma historia el Helenismo se presenta como un gigantesco
desborde de la espiritualidad griega. Sin embargo, cabe hacerse cargo responsable-
mente de las tres direcciones que asume el pensamiento en los momentos epilogales
de la Edad Antigua. Ellos serán distintos rumbos de la espiritualidad antigua que con-
vergen en la “Cultura Occidental Cristiana” que la Edad Media logra alumbrar en los
siglos inmediatos a la “Invasión de los Bárbaros” o “Caída del Imperio Romano de
Occidente”.

119
120
DIAGRAMA DE CONTENIDOS - UNIDAD VII

DEFINICIÓN ORDEN
DE FILOSOFÍA ONTOLÓGICO
Y LÓGICO VISIÓN
PERFIL
INTEGRADORA
BIOGRÁFICO
DEL SABER

SÍNTESIS DE LA APORTES DE
ARISTOTELES AL CARACTERIZACIÓN
INFLUENCIA
DESARROLLO GENERAL
ARISTOTÉLICA DEL SABER

121
DOCTRINA
DE LA CONCEPTO
ABSTRACCIÓN CLASIFICACIÓN DEMOSTRACIÓN ARISTOTELICO DE
DE CIENCIA
LA CIENCIA
- Concepto - Experimentación - Pluralidad de conocimientos
- Antecedentes -Discurso lógico - Universalidad
- Teoréticas
- Análisis sicológico odialéctico - Sistematicidad
- Prácticas
- Análisis lógico: - Causalidad
- Poéticas
sensación - Certeza
- Plano General:
memoria
Filosofía
experiencia
primera
concepto o idea
Analítica o
- Caracterización
lógica
general
Gramática
122
UNIDAD VII

APORTE DE ARISTÓTELES AL DESARROLLO DEL SABER

1. PERFIL BIOGRÁFICO

Aristóteles nació en la ciudad griega de Estagira. Por esa razón con frecuencia se lo
llama Estagirita.

Su padre Nicómaco provenía de Mesania y era médico de cabecera de Amirtas II,


rey de Macedonia. Su madre Phaestis era oriunda de Calcis, una ciudad sin relevancia
de la isla de Eubea.

Aristóteles pasó su niñez en Pella, capital de Macedonia, junto a su familia. Al pare-


cer quedó huérfano a los pocos años y pasó a depender de un tutor Próxeno de Atarneo.
Hacia los diez y seis años, su tutor, lo llevó a Atenas para atender su educación. Lo
inscribió en la Academia en la que permaneció hasta la muerte de Platón, por espacio
de veinte años.

Presumiblemente no quiso depender de Espeusipo, hijo de Potana, que sucedió a


Platón. Abandonó entonces la Academia, y como creciera el sentimiento antimacedónico
se refugió en Assos, junto con Jenócrates. En esta ciudad de Misia se dedicó a la
enseñanza. Conoció a Pythias, sobrina e hija adoptiva de Hermias, que reinaba en
Atarnea y Assos, con la que contrajo matrimonio. Se cuenta que tuvo una hija a la que
puso el nombre de su madre. Dos desgracias interrumpieron su idilio: el derrocamiento
de Hermías, a quien crucifican y la muerte de Pythias.

Aristóteles dirige sus pasos a Mitilene. Allí recibe la invitación de Filipo para que se
encargara de la educación de su hijo Alejandro. Se establece con tal motivo en Pella y
después en Mieza. Alejandro tenía trece años de edad. Durante siete años enseña a su
real discípulo, quien a los veinte de edad, debe suceder a su padre que muere asesina-
do. Aristóteles pasa entonces a Estagira, reedificada a su ruego por Alejandro, quien
poco tiempo después obtiene una gran victoria en la “Batalla del Granítico” contra las
fuerzas persas.

Dirige sus pasos a Atenas a pesar del sentimiento antimacedónico que reinaba. Cree
prudente establecer su escuela fuera del área de la ciudad. Lo hace en las proximida-
des del templo dedicado a Apolo Likaios. Por esa razón él mismo o sus discípulos le
dan el nombre de Liceo. En poco tiempo su escuela adquiere fama, pero la situación
política le aconseja que debe alejarse. Pone el Liceo bajo la autoridad de Teofrasto. Este
lo amplía, pero Filipo V lo saquea en el año trescientos y Sila definitivamente en el año 86.

Para evitar “que se cometa un nuevo crimen contra la filosofía” dirige sus pasos a
Calcis, en Eubea. Poco tiempo después muere asistido por Herpylis, con la que tuvo un
hijo al que le puso el nombre de su padre: Nicómaco.

123
2. CARACTERIZACIÓN GENERAL

Aristóteles es el genio sistemático más grande de la Edad Antigua y figura entre los
talentos especulativos más grandes de todos los tiempos. Se aproximan al Estagirita:
San Agustín, Santo Tomás, Manuel Kant y Federico Guillermo Hegel.

Aristóteles prolonga, rectifica y supera a su maestro Platón. En un primer momento


se siente cómodo dentro del esquema de pensamiento de Platón. Esta primera posición
mental dura el tiempo que permanece en la Academia.

En un segundo momento inicia la creación de su propia doctrina. Esta etapa de su


evolución mental coincide, en tiempo, con la inauguración del Liceo y la práctica del
“peripatetismo”, vale decir, la manera de “enseñar caminando”. Introduce, de pronto,
substanciales rectificaciones a la concepción de su maestro, principalmente en lo que
se refiere a la teoría del “mundo de las ideas” y del “mundo de los sentidos”. Simultá-
neamente supera a Platón en muchas precisiones conceptuales.

Por de pronto, en el plano de una estructuración del saber, Aristóteles ve y establece


una clara distinción entre lo que llama “Filosofía Primera” y un conjunto de disciplinas
también científicas a las que agrupa bajo la denominación genérica de “Filosofías Se-
gundas”. Con la mesura que el caso exige, podemos entender que esta visión de tanta
audacia y originalidad, proyecta el nombre de Aristóteles a la categoría de precursor
del estallido revolucionario científico que se produce hacia los siglos XV y XVI, justa-
mente en la apertura de la Edad Moderna.

Pero el Estagirita da ese paso de gigante con grandes ventajas sobre estos seguido-
res, porque no destruye la unidad del saber. Estos últimos, aferrados al principio
renacentista de que “todo lo que se distingue también se separa”, han hecho de cada
ciencia una provincia autónoma, cuando no absolutamente independiente. Asistimos
así a la constitución de una Física puramente Física, de una Etica puramente Etica, de
una Política puramente Política, de una Economía puramente Económica, etc.. Aristó-
teles salva esa dificultad con la distinción de “grados” y no de “especies” de
saber.

En esta misma línea el Estagirita asume resueltamente el concepto clásico y tradi-


cional de ciencia, que se abre paso desde Tales. Se entendía como ciencia al conoci-
miento que versa sobre una realidad que sea universal. En este aspecto se retrotrae a
Sócrates, porque toma a las esencias como objeto del conocimiento científico, pero
rectifica a Platón porque no pone la universalidad en las “ideas”, fuera del espíritu, sino
en el orden lógico donde reina la vida conceptual. Pero, a su vez, corrige a Sócrates,
porque no son las definiciones, sino los conceptos, los instrumentos primarios o celu-
lares del saber.

En concreto, las contribuciones inmediatas que Aristóteles hace al desarrollo del


saber filosófico y científico son:

124
3. APORTES ARISTOTÉLICOS AL SABER
A: Concepto aristotélico de ciencia

Aristóteles no duda en asumir el concepto de ciencia que empezaba a ganar


tradicionalidad, en el mundo helénico, a partir de Tales.

La “Sofía” y su elenco de inmediatos seguidores había entendido, en efecto, que la


ciencia constituye una actividad humana volcada sobre un objeto que tuviera alguna
universalidad. Así para ellos, en la llamada “Etapa Pre-socráctica”, esa realidad genéri-
ca era el “arjé”, entendido justamente como substancia original, primera y única de la
que había como brotado la totalidad del universo sensible. Sócrates, con posterioridad,
ratifica esa apreciación. Hace de las esencias, contenidas en los conceptos, el objeto
propio y directo del saber científico. Ocurre otro tanto con Platón. Para este recio genio
especulativo la ciencia, verdadera y real, se ocupa de las “ideas” que perviven como
esencias puras en un mundo superior al sensible. Con Aristóteles la ciencia define con
mayor claridad la universalidad de su objeto. Si bien la inteligencia inicia el proceso del
conocimiento en los seres singulares de la experiencia sensible, la ciencia trabaja con
las nociones universales que resultan de la abstracción del “entendimiento agente” y
del mecanismo revelador del “entendimiento posible”.

Es obvio que con este concepto de ciencia Aristóteles deje atrás a la concepción
sofística. Para la llamada “Ilustración Helénica” la ciencia no tiene otro objeto que los
seres singulares de la realidad sensible, concepto que anticipa, por siglos, al Nominalismo
del siglo 15 y a su precipitado o heredero, el Positivismo del siglo 18.

A esta luz, Aristóteles presenta a la ciencia como un “conocimiento universal, siste-


mático y cierto, obtenido por demostración de sus causas”. Los caracteres que adjudi-
ca al conocimiento científico son:

a) Pluralidad de conocimientos

La ciencia demanda un acopio de información permanentemente actualizada, al rit-


mo de la historia y del progreso de la humanidad, que necesita cubrir por imperio de su
misma definición. Más aún: la realidad y la verdad, que son complejas, se ofrecen a la
mirada intelectual del hombre con una suma tan densa de aspectos que no pueden ser
abarcados por un solo acto. Conocer es, pues, la búsqueda constante de esa totalidad.

b) Universalidad

La ciencia no es propiedad individual sino patrimonio colectivo de los pueblos. Su fin


es la adquisición de la verdad, porque ella constituye la razón de ser del pensamiento
humano. Como tal, la verdad es un derecho compartido por todos los seres racionales.

Pero, la universalidad entraña en Aristóteles un significado más profundo. Además


de su sentido cuantitativo connota un significado de necesidad, en cuanto el objeto
mismo de la ciencia posee un grado de universalidad o de abstracción.

125
c) Sistematicidad

La ciencia exige una presentación orgánica de conocimientos. Con toda exactitud


dirá Santo Tomás, siglos más tarde, que ella comporta “un avance que la razón realiza
cuando partiendo de principios camina hacia las conclusiones”. No escapa, en efecto, a
la mirada penetrante de Aristóteles la necesaria secuencia de un razonamiento con
otro, porque como había entendido Sócrates la ciencia constituye una trama de defini-
ciones.

d) Causalidad

La ciencia ha surgido como un saber rigurosamente demostrativo, aplicado a la


búsqueda de las causas de las cosas o de las razones que explican la sucesión de los
fenómenos, el encadenamiento de los acontecimientos o la conexión de dependencia
de los sucesos políticos, sociales, históricos, etc. En el proceso de constitución del
saber humano había aparecido como respuesta a la actitud interrogativa del hombre,
frente a las cosas, cuando “asombradamente” pregunta “qué son” o “por qué son”. Así la
ciencia queda ordenada a la verificación de la “causa eficiente”, agente responsable del
efecto, de la “causa final”, itensión que mueve a la causa eficiente, causa formal espe-
cificación impresa, de la “causa material”, elemento empleado en la ejecución.

e) Certeza

El convencionalismo humano ha coincidido en dar el nombre de ciencia al conjunto


de conocimientos que gozan del atributo de seguridad, en otras palabras, “de un firme
asentimiento del espíritu cuando excluye todo temor de equivocarse”. Aquellos otros
conocimientos, muy frecuentes en el hombre, que se detienen en el nivel de la opinión
o son teorías o son simplemente hipótesis de trabajo.

Obviamente que cuando Aristóteles afirma la certeza como condición del conoci-
miento científico da por seguro dos supuestos fundamentales: primero: la confianza en
la capacidad de la razón para alcanzar la verdad con certeza; segundo: la falsedad de
la actitud sofística del Escepticismo.

B: Naturaleza de la demostración

Aristóteles no se detiene en una exposición específica acerca del concepto y del


mecanismo de la “demostración científica”. Sin embargo, deja importantes elementos
de juicio sobre todo en su gran obra titulada “Organon”, que permiten precisiones con-
ceptuales sobre el tema.

En general, se ha de entender por demostración la contrastación o la corroboración


de un enunciado. En un sentido más estricto la demostración es la comprobación de un
postulado, de una teoría, de una hipótesis de trabajo, etc., o bien, la argumentación de
una tesis.

126
La demostración responde a un doble mecanismo:

Primero: la experimentación

Se llama experimentación al manipuleo al que se somete el hecho de estudio: ya


fenómeno físico, ya combinación química, ya estado psíquico etc. Con ello se persi-
gue el descubrimiento de las leyes que los rigen.

La experimentación puede ser espontánea, pero también cuidadosamente prepara-


da, como ocurre en los laboratorios de investigación. Su punto de partida son hechos
singulares y su conclusión el dato general de la ley. Corresponde, por lo tanto, a un
procedimiento inductivo.

La experimentación adquiere definitiva vigencia en el siglo 17 con la aparición y el


triunfo del “Método Experimental” obra del “Nuevo Organo” de Francisco Bacon. En el
siglo 19, con la culminación del “Positivismo”, adquiere carácter definitivo y relega a la
condición de disciplinas extracientíficas a todas aquellas que, como la Filosofía, la
Teología, la Historia, etc., no practican el método experimental.

Esta forma de demostración es propia de las “Ciencias Particulares” también llamadas


“Ciencias Empiriológicas” y, a partir d el siglo 18, con Augusto Comte “Ciencias Positivas”.

Segundo: el discurso lógico o dialéctico

Esta forma demostrativa tiene su fundamento en las “leyes lógicas”, con propiedad
llamadas por la corriente aristotélica-escolástica “leyes ideales del pensamiento”.

La existencia de las leyes lógicas es indiscutible. Ellas están encargadas de regir


todo el orden del pensamiento, vale decir, el funcionamiento de la razón humana.

Esta forma de demostración ha sido magistralmente desarrollada por Aristóteles en


su gran obra titulada “Organon”, en la actualidad llamada “Lógica Formal”.

Su mecanismo clásico y tradicional es el “razonamiento silogístico”. Se adapta per-


fectamente al procedimiento o método deductivo y corresponde, por excelencia, a las
ciencias teóricas, de carácter especulativo como la Filosofía, la Teología, etc.

La demostración discursiva ha dado origen a un concepto análogo de ciencia, abso-


lutamente opuesto al concepto unívoco que ha consagrado el Positivismo.

C: Orden lógico y orden ontológico

El fundamento del concepto de ciencia de Aristóteles es una conveniente distinción


entre el “orden lógico” y el “orden ontológico”. Para llegar a ella ha debido dejar a su
espalda tres líneas anteriores de pensamiento.

127
La primera provenía de Heráclito. Este pintoresco pensador de Efeso, arrastrado
por la correntada del “devenir”, había diluido la realidad de las cosas en la transitariedad
del cambio o del “panta rei”, expresada en su célebre frase: “Nunca podrás bañarte
dos veces en un mismo río, porque siempre es distinta el agua que fluye en torno a ti”.
Ya Aristóteles había advertido que con esta doctrina el propio Heráclito había hecho
impensable el cambio mismo, en la medida que arrastraba el pensamiento a la vorágine
del “accidentalismo”.

La segunda línea arranca con Parménides. Este robusto pensador, “cegado por el
descubrimiento del ser”, como dice la metáfora de Jacques Maritain, no ve la distinción
del orden lógico con el orden ontológico y confunde la idea con la realidad. Bajo esa
óptica substantiviza la idea ser, niega la realidad del movimiento y del testimonio sensi-
ble y termina en la inmovilidad de las cosas del mundo físico. Su gran discípulo, Zenón
de Elea, será el encargado de argumentar en contra de la existencia del movimiento.

La tercera línea se enlaza con Platón. Este gran genio se balancea entre Heráclito
y Parménides. Toma del primero el mundo sensible, sometido al cambio, lo hace objeto
de la “opinión” o “doxa”, pero lo priva de certeza, de verdad y de realidad. Asume del
segundo el extraordinario descubrimiento de la idea ser, arma su “mundo de las ideas”
proyectada a un plano pre-terreno, lo contrapone al “mundo de los sentidos”, pero
liberado de la urgencia del cambio, lo convierte en objeto de una “intuición racional” y le
confiere plena realidad, verdad y certeza.

En conclusión: Platón vuelve a dejar sin solución tres grandes problemas: primero:
de la realidad del movimiento, segundo: de una exacta vertebración del conocimiento
racional con el conocimiento sensitivo; tercero: de una verdadera armonía entre el
orden lógico y el orden ontológico.

Aristóteles, dueño de un poderoso talento original, prefiere caminar por cuenta pro-
pia. Retoma de Heráclito la existencia del movimiento, pero lo ancla constitutivamente
en la permanencia de la substancia. Asume de Parménides la idea de la inmovilidad del
ser, pero la compone entitativamente con la transitoriedad del accidente.

Desde tal perspectiva encara resueltamente la rectificación de su gran maestro,


Platón. Para ello aloja las esencias, que había descubierto Sócrates, en las mismas
cosas singulares del mundo sensible. Con ello derrumba la teoría de los dos mundos y
pone bases firmes para el reconocimiento del “orden ontológico”. De otra parte, ubica
en el interior de las ideas esas mismas esencias singularizadas en las cosas sensi-
bles. Con ello abre las puertas del “orden lógico”, construido abstractivamente por la
razón del hombre, en el que reina la universalidad de la predicación lógica.

En concreto: Aristóteles llama “orden ontológico” al universo de las cosas sensibles


y singulares que conforman el mundo físico o de la naturaleza y el mundo de las
realidades metafísicas, como Dios, el alma humana etc. Este orden se caracteriza por
ser externo a la conciencia, independiente de ella y por estar abierto al conocimiento
del hombre. En sí mismo tiene realidad y tiene verdad. La proyección intencional del
hombre hacia él origina la ciencia.

128
Recíprocamente llama “orden lógico” al universo de las ideas o conceptos, en el que
reina la universalidad de la predicación lógica. Este orden se caracteriza por ser inter-
no al espíritu, desde que surge del dinamismo abstractivo de la inteligencia. Sin embar-
go, no es, ni debe ser una creación arbitraria de la razón humana. Se trata de un orden
como medido y como regido por el “orden ontológico”, porque tanto las “representacio-
nes sensibles”, llamadas “imágenes” o “fantasmas”, cuanto las “representaciones men-
tales”, llamadas “especies” o “conceptos”, no son otra cosa que presencias intencionales
de los objetivos, de la realidad y de la verdad que encierran en el espíritu.

D: Doctrina de la abstracción

a) Antecedentes

Aristóteles aborda el grave y crucial problema del conocimiento humano desde la


perspectiva que le ofrece la sabia distinción entre el “orden lógico” y el “orden ontológico”.
Tal cuestionamiento le permitirá alimentarse, a su vez, de la historia y de la tradición
científica de sus antecesores. Así se retrotrae a Sócrates y toma de sus enseñanzas
dos aportes fundamentales:

1) La existencia de ideas en la mente humana, que efectivamente hacen posible


tener una exacta lectura o conocimiento de lo que son las cosas.

2) la existencia de esencias en las ideas, que expresan lo que las cosas son en sí
mismas, esto es, en su propia realidad entitativa.

A partir de estas conquistas Aristóteles advierte claramente cinco cosas a saber:

Primera: el doble problema que implica el origen de las ideas y el modo como las
esencias se incorporan a ellas;

Segunda: el serio cuestionamiento, mantenido sin solución, acerca de una


sincronización armónica entre la actividad sensorial y la respuesta inteligente, que
constituye propiamente el conocimiento humano.

Tercera: que el movimiento de Heráclito no había aportado ninguna explicación a


estos tres temas tan cruciales.

Cuarta: que la teoría de la inmovilidad y la radical contraposición del “camino de los


sentidos” con el “camino de la razón” de Parménides no habían hecho otra cosa que
radicalizar la problemática de ese hecho tan universal de que el hombre conoce las
cosas y de que ese fenómeno lo proyecta al plano del saber científico.

Quinta: que la “Teoría de los dos mundos”, las tres formas de conocimiento y el
concepto de reminiscencia de Platón habían fracasado como explicaciones de esos
temas en cuestión.

129
En la mira de estas consideraciones Aristóteles arriba al descubrimiento más sen-
sacional en la historia del saber filosófico: LA ABSTRACCIÓN COMO FORMA ESPONTÁNEA Y
NATURAL DE CONOCIMIENTO HUMANO.

b) Concepto de abstracción

Aristóteles entiende por abstracción la capacidad connatural a la inteligencia para


formar conceptos universales.

La forma abstractiva de conocer se opone a la modalidad intuitiva como lo indirecto a


lo directo. Intuición es equivalente, en efecto, a una visión, lo que importa un contacto
inmediato, sin intermediario y sin rodeo, entre la potencia aprehensiva y el objeto, como
ocurre con las sensaciones. La abstracción, en cambio, comporta una vinculación de la
facultad de conocer con el objeto llevada a cabo por intermediación de representacio-
nes subjetivas, sean ellas llamadas ideas, especies o conceptos, formadas por el
mecanismo de un “decantamiento” de los datos sensoriales.

La palabra abstracción connota un mecanismo “bifásico”. De un lado, aparta, separa,


deja afuera, prescinde, etc. datos que configuran la realidad concreta de una cosa, de
otro lado, toma, recoge, aprehende, selecciona, etc. aquel dato o referencia o formali-
dad que es más común en la constitución entitativa de distintos individuos. Concreta-
mente lo que la inteligencia deja son el conjunto de notas individuales o singulares, en
otras palabras, la cantidad con los accidentes cualitativos que la afectan o acompañan.
Puntualmente lo que toma o aprehende es la esencia, vale decir, aquel núcleo real que
constituye a una cosa en mesa, en banco, en escritorio, en lapicera, etc., por que de él
participan todos los individuos de una misma especie o género. Así la “meseidad”, por
ejemplo, es el substrato común a todas las mesas, la “banqueidad” a todos los bancos,
la “escritoreidad” a todos los escritorios, la “lapicereidad”, etc a todas las lapiceras.
Tales datos reales, constitutivos de las cosas, son las “esencias” que la inteligencia
recoge por el mecanismo de la abstracción.

El punto de partida de la abstracción son los seres singulares que pueblan el mundo
sensible como, por ejemplo, este pino, aquel algarrobo, éste lapacho, etc. La actividad
sensorial, que recepta las excitaciones sensibles, permite que la sensibilidad forme las
“imágenes” de ellos. Pero estos “datos”, cargados de materialidad, no pueden trasbor-
dar de cualquier manera a la inteligencia, porque media una profunda diferencia entre la
sensibilidad y el espíritu.

Pues, como acertadamente dicen los filósofos: “el obrar sigue el ser” o también:
“todo lo que se recibe se acomoda a la condición del recipiente”.

La inteligencia, por lo tanto, necesita acomodar los “datos de las sensaciones”, lla-
mados “imágenes” o “fantasmas”, a su propia naturaleza espiritual o inmaterial. Tal es
uno de los cometido de la abstracción.

El término del proceso abstractivo es una "representación mental" , que


acostumbradamente se llama “especie”, “idea” o “concepto”, que se puede aplicar (o

130
predicar) a todos los individuos en los cuales está realizada la esencia. Esa predica-
ción lógica constituye la universalidad del concepto.

En conclusión, la abstracción cumple, en un mismo tiempo, tres funciones:

a) Espiritualiza o inmaterializa los datos sensibles para acomodarlos a la condición


espiritual de la inteligencia.

b) Descubre y representa la esencia en una “especie” interna a la razón.

c) Universaliza la representación obtenida con la predicación lógica.

Para Aristóteles no existe otro modo de conocimiento que el abstractivo dada la


unión substancial del alma con el cuerpo. Es, de otra parte, la única fórmula posible
que permite congeniar la actividad sensorial con el dinamismo inteligente del hombre.
Ni Heráclito, ni Parménides, ni Sócrates, ni Platón han podido vislumbrar la realidad del
conocimiento humano porque han carecido del concepto de la abstracción. Por esa
razón cada forma de conocimiento es para Platón como un “juego de luces” distinto y
separado del otro. Para Aristóteles, en cambio, se trata de un proceso continuado que
empieza en los sentidos y que termina en la inteligencia. Su fórmula era: “Todo conoci-
miento empieza en los sentidos”. A esa luz, había sentenciado metafóricamente que “la
inteligencia es como una mesa bien limpia en la que la experiencia graba los primeros
trazos”.

La visión que Aristóteles tiene de la abstracción es absolutamente clara y concreta.


Se trata, obviamente, del mecanismo que la inteligencia ejercita cuando se aplica a la
realización de la actividad específica a la que ha sido naturalmente ordenada, que es el
acto de conocer. De otra parte, constituye como una fuerza, una virtud o una capacidad
que adorna a la inteligencia por el peso de su misma definición.

c) Análisis psicológico de la abstracción:

La abstracción implica un comportamiento intelectual cuyos distintos momentos son:

Primero: área exterior a la conciencia donde se ubican los objetos singulares que
serán conocidos (4 objetos, árboles, etc.).

Segundo: área de los cinco sentidos externos que reciben las excitaciones de los
objetos exteriores. Esto provoca el proceso fisiológico de la sensación.

Tercero: área de la sensibilidad. Este gran dispositivo de la vida psíquica está como
guarnecido de varias potencias, entre ellas la imaginación. Su función específica es
formar “imágenes” o “fantasmas”, que son representaciones sensibles de los objetos,
cuyas señales han sido captadas por los sentidos externos. Las imágenes recogen
representativamente a los objetos como son, es decir, con todas las referencias singu-
lares que los caracterizan.

131
Cuarto: área del “entendimiento agente”. Llama Aristóteles “entendimiento agente” a
la función abstractiva de la inteligencia. La abstracción se cumple con el paso de la
sensibilidad a la razón. Prescinde la inteligencia, de la materia con el registro de las
“notas individuales” y toma la esencia (la arboreidad) que es común a los individuos de
una misma especie (a los cuatro árboles del área de la naturaleza). A esta altura del
proceso forma una representación provisoria que Aristóteles llama técnicamente “es-
pecie impresa”. Este fruto de la abstracción se comporta como el negativo de una
fotografía. En ella se imprime el perfil de la esencia (u otros rasgos comunes como las
cualidades sensibles, la cantidad, la entidad como tal). La “especie impresa” no termina
la actividad cognoscitiva. Ella es una etapa simplemente previa en el proceso del cono-
cimiento humano, que ha llevado a cabo el “acomodamiento” de la realidad exterior a las
condiciones propias de la facultad encargada de conocer.

Quinto: área del “entendimiento posible”. Llama Aristóteles “entendimiento posible” a


la función “reveladora” de la esencia, la “especie impresa” y su transformación en “es-
pecie expresa”, que constituye propiamente el concepto o idea. En la línea del proceso
del conocimiento se asimila al “positivo de una fotografía”. Ella es término mental intrín-
seco de la actividad cognitiva y toda su razón radica en ser cabal expresión del objeto
externo, cuyas señales han determinado causativamente que la inteligencia pase de la
potencia al acto. En ella los seres individuales adquieren la existencia ideal que es
paralela y distinta a la existencia real que tienen fuera del espíritu.

d) Análisis lógico de la abstracción

Desde un punto de vista lógico la abstracción remonta los pasos siguientes:

A) SENSACIÓN:

La sensación es la forma elemental y primaria de


conocimiento. Se produce como fruto de la actividad
que cumplen los órganos sensoriales.

Los sentidos son dispositivos dinámicos encargados de recibir las señales que emi-
ten los seres sensibles. Tomadas las mismas, se desencadena un proceso fisiológico
de cuatro etapas que desemboca en la conducta perceptiva.

La sensación inicia el proceso del conocimiento humano. Su formalidad representati-


va es la “imagen” o el “fantasma”, obra de la imaginación en el seno de la sensibilidad.

B) MEMORIA:

La memoria es otra “potencia” de la sensibilidad. Representa una función


como de archivo de las experiencias vividas por un sujeto. Se encarga jus-
tamente de conservar, de evocar, de reconocer y de localizar las vivencias
que conforman como la historia personal de cada uno. Con relación a la
inteligencia es como un depósito de datos o de información.

132
C) EXPERIENCIA:

Según Aristóteles se debe entender la experiencia como una


síntesis de la actividad sensorial. En ella intervienen varias
potencias que integran la sensibilidad, como la memoria,
la atención, la imaginación, las sensaciones, etc.

Así, cuando se habla de experiencia, se quiere significar lo que se ha vivido, lo que


conforma el equipaje del ejercicio práctico de la vida humana. Pero no rebasa el plano
de la contingencia, del movimiento y de la singularidad de las cosas.

D) CONCEPTO O IDEA:

Se llama concepto o idea al término mental intrínseco


del proceso del conocimiento.

Esta obra del espíritu proviene de una “acción inmanente”, porque permanece en la
misma potencia o facultad que lo produce. Con el tiempo los escolásticos medievales,
lo llamarán “verbum mentis”, para significar que "el concepto es a la inteligencia, lo que
la palabra es al lenguaje como medio natural de comunicación".

Según nuestra propia experiencia solamente se conoce por conceptos que son uni-
versales. Conocer qué es una cosa supone haber captado su esencia en la medida
de que la misma idea se puede aplicar indistintamente a todos los individuos de
esa determinada especie.

Insistentemente Aristóteles reconocía en el concepto dos propiedades que están en


razón inversa: extensión y comprehensión. Esta, al decir de José Urraburu en su Meta-
física, es “el conjunto de notas o referencias mentales que un concepto incluye de su
objeto”. Aquella se mide, en cambio, por el número mayor o menor de individuos a los
cuales se puede aplicar el concepto.

En la línea del saber, el concepto adquiere valor instrumental. Constituye la unidad


más simple y elemental, tanto de las formas de pensar más complejas, como son el
juicio y el razonamiento, cuanto de las síntesis funcionales más perfectas, como son el
arte y la ciencia.

El arte comporta, en efecto, el primer curso de acción de la actividad conceptual del


hombre. Arte se llama a la actividad productiva de obras bellas. Pertenece a la esfera
del “hacer”, como la técnica, y no del “obrar”, como la moral o ética.

La ciencia constituye un curso de acción todavía más perfecto que el arte. Histórica-
mente le sigue en aparición al arte, pero le aventaja en calidad y en dignidad.

133
e) Caracterización general de la abstracción

El descubrimiento de la abstracción es el golpe de genio más grande de Aristóteles.


Ella hace que, en el orden del conocimiento y de la ciencia, la inteligencia sea, por sí
misma y por su propia actividad, como la obrera del saber. Tiene como carácter espe-
cífico no actuar a espaldas de la realidad, ya física, ya metafísica, sino en perfecta
armonía y coordinación con el testimonio sensible. Su aliento de universalización la
arrastra a elevarse al plano de la idea, que no es pura forma subjetiva, sino real repre-
sentación del objeto conocido. La idea, pues, confiere a las cosas de existencia real,
externa a la conciencia, una nueva existencia de carácter ideal, en cuanto presentifica
la cosa conocida en la inmanencia del espíritu. En esa forma los objetos sin ninguna
oposición adquieren un doble modo de existencia: uno real, que detentan en la naturale-
za y otro ideal, que detentan en la razón.

De otra parte, el descubrimiento de la abstracción, como forma de conocimiento


humano, ha permitido que Aristóteles pueda legar a la humanidad un sistema de pensa-
miento fundado en la realidad de las cosas. Por esa razón su doctrina ha sido llamada
“Realismo Natural”, o también, “Realismo Moderado”, o como prefiere decir Jorge
Fernández Sabaté, en su libro titulado Geopolítica, “Realismo Personalista”.

La expresión “realismo” quiere significar la actividad racional y doctrinaria de acepta-


ción de una realidad externa a la conciencia, independiente de ella y que se puede
conocer tal cual es.

En este sentido el Realismo se opone al Idealismo.

Se entiende, en efecto, por Idealismo la posición mental y doctrinaria que niega la


existencia de un mundo real externo a la conciencia, que sea independiente de ella y
que se lo pueda conocer tal cual es.

E:Clasificación de la ciencia

A esta altura del pensamiento Aristóteles tiene un concepto claro de lo que es la


ciencia. Como forma de precisarlo aun más encara la primera clasificación de la cien-
cia que se conoce. Su punto de vista es el fin al que se ordena cada grupo del saber
científico. Así la clasificación que Aristóteles da en su “Metafísica” es la siguiente:

1) Ciencias Teoréticas;
2) Ciencias Prácticas;
3) Ciencias Poéticas.

Las ciencias teoréticas tienen como nota especial el carácter


“desinteresado” del saber científico. El fin que buscan es
simplemente la contemplación de la verdad.
Se ubican en un plano especulativo y hacen del conocimiento
un “fin” y no un medio para la acción.

134
A este grupo pertenecen:

a) La Física: Esta ciencia tiene como objeto las substancias móviles que existen
unidas a la materia.

b) Las Matemáticas: Designa a las ciencias que estudian “los objetos inmóviles inse-
parables de la materia”.

c) La Teología: es una ciencia destinada a estudiar la existencia y la esencia de la


substancia creadora o suprema, cuyos atributos son la eternidad, la inmovilidad y
el estar separada de toda materia. Esta ciencia es la más excelente por la digni-
dad de su objeto.

Las ciencias prácticas, tienen la particularidad


de mediatizar el conocimiento a la acción.

La integran:

a) La Política: Esta ciencia tiene como objeto el buen gobierno de la ciudad.

b) La Economía: Está dedicada a enseñar la correcta administración de los bienes y


de la riqueza.

c) La Monástica: esta ciencia es llamada también Etica. Se dedica al estudio del


régimen correcto de la conducta individual.

Las ciencias poéticas o poiéticas tienen como finalidad


la producción. En esta línea del conocimiento el “hacer”
predomina sobre el “obrar”, contrariamente a lo
que ocurre con las “Ciencias Prácticas”.

Este grupo de disciplinas también llamadas “Ciencias Productivas” pertenecen a un


orden inferior de elevación científica. Más que ciencias se podrían llamar “artes”. Entre
las más caracterizadas, de ese grupo, figuran:

a) La medicina: arte de curar.


b) La Gimnástica: arte de formar el físico.
c) La Estatuaria: arte plástica.
d) La Música: arte de combinar los sonidos.
e) La Dialéctica: arte del discurso mental.
f) La Retórica: arte del buen hablar en público.
g) La Poética: arte de escribir con dominio de la lengua y con elegancia.

En un lugar aparte a este elenco de ciencias, caracterizadas por una marcada uni-
versalidad, están ubicadas las ciencias siguientes:

135
a) La Filosofía Primera: Está dedicada al estudio del ser y de las realidades metafí-
sicas. Estos escritos recibirán el nombre de “metafísica” durante el proceso filo-
sófico de la Escolástica.

b) La Analítica: Aristóteles la ha llamado “Organon”. La tradición Escolástica la lla-


mará “Lógica”. Esta ciencia tiene como tema el pensamiento y la verdad.

c) la Gramática: Comprende el estudio de los artificios literarios de la lengua.

F:Definición de la Filosofía

En el contexto de este gran estudio de la ciencia Aristóteles incluye una definición de


la Filosofía. Con ella busca perfilar con mayor precisión la naturaleza propia de la
“sofía” descubierta por Tales. No escapa, a la mirada penetrante de su inteligencia, que
la búsqueda causal venía ordenada al descubrimiento de la última razón causal, patri-
monio exclusivo de la Filosofía. Así su enunciado es el siguiente:

"Filosofía es la ciencia de las últimas causas o primeros


principios acerca de todas las cosas".

Con la expresión “ciencia” Aristóteles delimita el saber filosófico, así del modo de
saber vulgar, como del modo de saber mítico. Su carácter propio es ser “demostrativo”,
esto es, indagador de las causas o razones que explican el mismo ser de las cosas.

Con la expresión “de las últimas causas o primeros principios” se busca expresar el
grado específico de la abstracción filosófica. Los escolásticos medievales lo llamarán
“objeto formal”, porque diferencia al saber filosófico de todo otro saber científico. Es
sabido que el objeto formal puede ser doble: a) motivo, que se refiere al ángulo de
visión o a la perspectiva que asume el estudio; b) terminativo, que alude a la formalidad
captada por la inteligencia.

En realidad, con esa expresión Aristóteles alude al nivel de causalidad que está
llamada a inquirir la Filosofía. Esta ciencia no se detiene en razones inmediatas. Su
inercia la invita a buscar las causas más lejanas, en el plano de una visión general.

Con la expresión:”...acerca de todas las cosas” se quiere indicar el ámbito general


del “objeto material” de la Filosofía. Este saber tiene como índole propia volcar la visión
de “las últimas causas o primeros principios” a la totalidad del universo.

G:Visión integradora del saber

La grandiosa concepción aristotélica de la ciencia culmina con el planteo que se


puede llamar “visión integradora del saber”. En estricta verdad esta expresión no
significa otra cosa que un muestreo ordenado a verificar la conformación de la racio-

136
nalidad natural del hombre, según el legado doctrinario del Estagirita, durante el
despliegue histórico-genético del saber.

Este tema no tenía mayor urgencia en la “Etapa Presocrática”, porque no había otro
saber científico que la “sofía”, descubierta por Tales. Pero la cuestión adquiere reso-
nancia a partir de la “Etapa Socrática” cuando Atenas asiste a un movimiento muy
basto de floración de ciencias nuevas, como la Etica, la Política, la Psicología, la
Física, la Poética, etc.

Afortunadamente Aristóteles ha estado a gran distancia del proceso de desmembración


del saber que la humanidad ha vivido en los albores de la Edad Moderna, en el marco
del “Renacimiento Común Europeo”. Porque es un hecho que hacia mediados del siglo
15 se produce una violenta constitución de Ciencias Particulares, bajo la inspiración
del postulado renacentista de que “todo lo que se distingue se separa”. Así, al desgajar-
se el árbol del saber se establece una Etica puramente Etica, en forma paralela a una
Política puramente Política, a una Economía puramente Económica, etc. Hoy se sabe
que la reacción a ese proceso disgregador del espíritu científico ha sido la Enciclope-
dia. Sin embargo, nada ha tenido que ver esa simple unidad formal de la compilación
enciclopédica con la integración o suma del saber propuesto por el genio de Aristóteles.

Efectivamente: para este talentoso pensador las ciencias que integran el elenco de
las “filosofías segundas” son solamente visiones parciales o particulares que se unifi-
can o integran en la visión prácticamente planetaria de la “filosofía Primera”. Entre una
ciencia y otra no media una distinción de especie, sino simplemente de grados super-
puestos. Todo el saber ostenta el sello de garantía de la actitud interrogativa del hombre
que indaga las causas de las cosas. Estas pueden ser inmediatas o últimas y, según
ello, pueden brindar una perspectiva parcial o total, que son los pivotes que sostienen
los dos grados existentes del saber científico.

Para Aristóteles, en suma, la racionalidad humana despierta en la línea del saber


con la expresión primaria y elemental del testimonio sensible que se ha dado en llamar
“Modo de Saber Vulgar”. Por una inercia del conocimiento mismo la humanidad pasa,
de hecho e históricamente, al dominio de un saber nuevo conocido con la denominación
de “Modo de Saber Mítico”. Pero la inteligencia, como obrera insaciable del saber, no
descansa y abre grandiosas perspectivas nuevas que conducen, finalmente, a la apari-
ción del “Modo de Saber Científico”.

En poco tiempo, la fertilidad de la investigación causal abre los grados fecundos de


la Ciencia y de la Filosofía, pero constituidas en un plano inalterable de unidad: Res-
puesta inteligente del hombre frente a las cosas.

H:Síntesis de la Influencia Aristotélica

El poderoso genio especulativo de Aristóteles ha superado el tiempo y ha trascendi-


do el espacio geográfico.

137
Su gran escuela, inmortalizada con el nombre de Liceo, funciona hasta su clausura
definitiva, bajo la dirección de Estratón.

Razones de intolerancia política mantienen oculto el nombre de Aristóteles hasta su


reaparición en el siglo 13. En ese momento de apogeo de la Escolástica se incorpora
decididamente al escenario del pensamiento medieval a caballo del Tomismo. A partir
de ese instante su presencia no declina hasta nuestros días. Por la voz y por la pluma
de Santo Tomás de Aquino trasborda sus aguas al gran movimiento intelectual que se
conoce con los nombres de “filosofía Aristotélico Escolástica”, o también “Filosofía
Tradicional”, o simplemente “Filosofía Perenne”. Por ese amplio camino, de la especula-
ción medieval, finalmente pasa a constituir como el andamiaje conceptual de las gran-
des elaboraciones teológicas. Durante el siglo 16 y la primera mitad del siglo 17 inspira
e ilumina la “Restauración Escolástica” que España lleva a cabo por acción de tres
grandes escuelas: El Tomismo, el Escotismo, el Suarismo.

Durante el período colonial el pensamiento de Aristóteles domina las cátedras uni-


versitarias del Nuevo Mundo. Avanza, como circula la sangre, por las venas de las
escuelas españolas anteriormente nombradas: Tomismo, Suarismo, Escotismo. Esa
influencia gravita en las más diversas disciplinas, como la Teología, la Filosofía, la
Etica, la Física, la Sociología, preponderantemente la Política, etc. que se hace ense-
ñanza en las clases del P. Antonio Rubio y que adquiere expansión cultural en la pala-
bra del P. Godoy y muchos otros prominentes jesuitas.

Aristóteles remansa posteriormente en “Latinoamérica”, conjugado con el “Legado


Histórico” de la “Cultura Occidental Cristiana”, que España trasborda a las tierras des-
cubiertas por Colón. Entre nosotros ostenta el sello de garantía de su Realismo Natural
o su Realismo Personalista que puede ser la gran idea conformadora del “Cuerpo
Histórico” alternativo entre el Individualismo Materialista, del bloque Anglosajón y el
Materialismo Colectivista del Pacto de Varsovia.

138
Actividad Nº 7

1) En 10 renglones elabore un breve perfil biográfico de Aristóteles.

2) Complete el siguiente cuadro comparativo, respecto a las diferencias y semejan-


zas de Aristóteles con los otros pensadores.

AUTORES SEMEJANZAS DIFERENCIAS

HERACLITO
PARMENIDES
PLATON

3) Enumere los aportes de Aristóteles al desarrollo del saber.

4) ¿Qué nueva definición de ciencia elabora este pensador?

5) Elabore un cuadro sinóptico de la visión integradora del saber que explicita Aristó-
teles.

6) Elabore un cuadro sinóptico con la clasificación de la ciencia.

7) Complete el siguiente cuadro de definiciones de las características principales de


la ciencia.

DEFINICIONES

Pluralidad de Conocimientos
Universalidad
Sistematicidad
Causalidad
Certeza

8) ¿Qué nueva relación establece Aristóteles entre los sentidos y la actividad de la


inteligencia?

9) Explique la doctrina de la Abstracción .

139
140
DIAGRAMA DE CONTENIDOS - UNIDAD VIII

- Eclectismo
- Estoicismo

APORTES DE
ROMA

DESARROLLO
NEOPLATONISMO
APORTES DEL INTELECTUAL
HELENISMO DE ALEJANDRIA

141
- Expansión

DESARROLLO
INTELECTUAL POSTRIMERIAS DEL
CARACTERIZACION
GENERAL DE ATENAS HELENISMO

- La Academia
- El Liceo
- La Escuela del Jardín
- La Escuela del Pórtico
- Escepticismo
- Cinismo
142
UNIDAD VIII

APORTE DEL HELENISMO AL DESARROLLO


DEL SABER CIENTIFICO

1. CARACTERIZACIÓN GENERAL

Se conoce con el nombre de “Helenismo” al período histórico que sigue a la muerte


de Aristóteles y que coincide con la expansión imperial de Alejandro Magno. Es unáni-
me asignarle dos acontecimientos terminales: ya la famosa batalla de Hercopetra, ya la
conquista de Alejandría por Octavio Augusto, después de su gran victoria de Actio.

La expresión “helenismo” ha sido acuñada por Droyssen. En sentido estricto designa


el proceso histórico de profunda transformación que convulsiona al mundo antiguo.
Recorre, efectivamente, la “polis” griega una voluntad revolucionaria que hace tamba-
lear los pilares del régimen social, del sistema político, del conjunto de ideas y de
costumbres que caracterizaban su desenvolvimiento histórico. Ese fenómeno ocurre
cuando se instaura el “Imperio Alejandrino”; como consecuencia del choque violento y
frontal entre dos mundos conceptuales distintos: el helenismo, centrado
insobornablemente en la vida de la “polis”; el macedónico, abierto hacia una concep-
ción imperial.

La gigantesca realización político-cultural que promueve Alejandro Magno, con sus


heroicas conquistas militares, pivota sobre tres importantes puntos de apoyo:

a) La formación de monarquías independientes con dominio político sobre bastas


regiones geográficas. La misma Grecia se incorpora, como simple provincia, a
uno de esos reinos.
b) La ampliación del horizonte geográfico con la conquista de casi todo el Medio
Oriente.
c) La implantación de un sistema de vida establecido sobre dos ideas totalmente
nuevas: el ecumenismo y el cosmopolitismo.

Atenas cae también vencida bajo la espada imperial de Alejandro Magno y posterior-
mente de Roma. Sin embargo ocurre un fenómeno curioso: vencida en la guerra triunfa
en el pensamiento y en la cultura. Todos los centros hegemónicos que le suceden
llevan la impronta de su recia espiritualidad. Eso ocurre con Alejandría, con Pérgamo,
con Laodicea, con Antioquía, con Tarso, con Efeso y finalmente, con Roma. Esta línea
de influencia es tan poderosa que llega a España por las aguas del Mediterráneo e
invade Oriente por la ruta de Persia.

Cuando el poderoso dominio imperial de Roma toma la ruta de su decadencia hace


su aparición el Cristianismo. Este hecho provoca un acontecimiento singular: la coexis-
tencia, en tiempo y en espacio, de dos vigorosas fuerzas espirituales. Por un lado está
la Revelación Cristiana, por otro lado se ubica la Cultura Helenística. Esta convi-

143
vencia plantea, naturalmente, un sistema de interrelaciones que sigue un doble camino:
de un lado, un movimiento de helenización del cristianismo; de otra parte, un proceso
de cristianización del helenismo.

A esta luz, integran el Helenismo tres grandes corrientes, que son:

a) Corriente helenístico-alejandrina
b) Corriente helenístico-romana
c) Corriente helenístico-cristiana.

EDAD ANTIGUA

144
2. DESARROLLO INTELECTUAL DE ATENAS

Atenas mantiene una firme hegemonía científico-filosófica a pesar de su derrota


política. Sus principales centros intelectuales son:

a) La Academia

Esta escuela, fundada por Platón, mantiene su impulso inicial tanto bajo la dirección
de Espeusipo, cuanto de Jenócrates. Este recio pensador provenía de Calcedonia y
rigió la Academia durante veinticinco años. Posteriormente decae en su rigor científico
y en su dedicación a la investigación.

b) El Liceo

Esta obra de Aristóteles conserva su fuerza y su prestigio bajo la dirección de


Teofrasto. Cuenta con el apoyo desinteresado de Demetrio de Falerón. Le confieren
nuevo impulso Estratón y Lycón de Proas con una especial dedicación al estudio de la
lógica, la Metafísica, la Moral, la Política, la Psicología y la Física. Con Aristóxeno cae
en el Materialismo. Sufre grandes ataques por razones políticas hasta su definitiva
clausura.

c) La Escuela del Jardín

Ha sido fundada por Epicuro, natural de Samos. Ella difunde la corriente doctrinaria
que se conoce con el nombre de Epicureísmo. Este gran movimiento pone su fuerza en
el estudio de la Etica y centra la moral en la felicidad de la vida presente.

d) La Escuela del Pórtico

Ha sido fundada por Zenón de Kitiön. Su enseñanza forma un amplio y vasto movi-
miento intelectual, que se conoce con el nombre de Estoicismo. Su punto de apoyo está
en una concepción ética que parte del Cinismo. Su desenvolvimiento histórico y con-
ceptual atraviesa tres etapas:

a) Estoicismo primitivo
b) Estoicismo medio
c) Estoicismo nuevo.

El “Estoicismo primitivo” adquiere fama por una polémica muy difundida contra los
Académicos. Tiene como figura relevante a Crisipo, llamado “Segundo fundador de la
Stoa”. Pone su eje doctrinario en la virtud y un especial concepto de lo natural. En
materia teológica cae en el “inmanentismo”.

El Estoicismo Medio deriva, con Panesio y Posidonio, al eclecticismo.

145
e) Escepticismo

Renueva la gran corriente de pensamiento que caracteriza a la sofística y que niega


la certeza del conocimiento humano. En el siglo III reaparece en Atenas con tanta
fuerza que se impone como una dirección del espíritu. Sus modalidades son:

a) Escepticismo antiguo: Se lo llama también Escepticismo radical, absoluto o sim-


plemente, Pirronismo. Lo origina Pirrón de Elis. Sostiene como eje doctrinario la
negación de un criterio de verdad y resucita el viejo recurso de los llamados
“errores de los sentidos”.

b) Segunda Academia: Tiene como fundador a Arcesilao. Vuelve por los fueros de un
escepticismo probabilista, fundado en la opinión.

c) Tercera Academia: La funda Carmeades. Contra los estoicos niega ya la teoría del
consentimiento universal, y la providencia divina.

d) Cuarta Academia: Es menos famosa que las anteriores. La integran Metrodoro,


Filón de Larisa y Antíoco de Ascalón. Su propósito es resucitar el auténtico plato-
nismo. Sin embargo cae en una versión ecléctica casi grosera y sin elevación
intelectual.

e) Eclecticismo: Surge como una actitud de compromiso frente a las controversias


entre los académicos y los estoicos. Carece de relevancia a pesar de su postura
conciliatoria.

f) Cinismo

Clausura históricamente la vida intelectual de Atenas. No tiene gran altura doctrinaria.


Prefiere el aspecto literario al movimiento de las ideas. Se remonta a Diógenes de
Sínope, de quien toma la idea de la virtud como principio de liberación del alma. Sin
embargo cae en el hedonismo. Bión de Barístenes adquiere numerosos discípulos que
prolongan el Cinismo, hasta muy entrado el siglo I de la era cristiana.

3. DESARROLLO INTELECTUAL DE ALEJANDRÍA

Alejandría ha sido fundada probablemente por Alejandro Magno, casi en la desembo-


cadura del caudaloso Nilo. Le toca en suerte a Tolomeo Soster cuando, muerto Alejan-
dro, se produce la fragmentación de su poderoso imperio.

Tolomeo funda el “Museo” al lado del palacio real. Tenía, este, como función primor-
dial la enseñanza de modo que se erige en un bastión de la cultura egipcia y de la
ciencia. El “Museo” es enriquecido con la “Biblioteca”. Esta institución llega a ser la
más fabulosa de la antigüedad y de los primeros siglos de la Edad Media. La incendian
los bárbaros hacia el siglo IV.

146
En la cultura alejandrina sobresalen dos orientaciones principales:

a) el cultivo de las matemáticas;

b) la preferencia por las Ciencias Naturales, probablemente inspirada por Demetrio


Falerón, que brillaba en el Liceo.

En Geometría han descollado dos grandes personalidades:

a) Euclides: autor de los “Elementos”, la obra más famosa y refutada de su tiempo;

b) Arquímedes de Siracusa, célebre por su frase: “Dadme un punto de apoyo y yo


removeré la tierra”.

En Geografía domina la personalidad de Erastóstenes de Cirene, bibliotecario del


Museo.

En Astronomía adquiere renombre Aristarco de Samos, metafóricamente llamado


por los historiadores el “Copérnico de la antigüedad”.

En Medicina triunfa el genio de Herófilo de Calcedonia, consumado anatomista y


fisiólogo.

El Arte se inmortaliza con el famoso conjunto del Laoconte.

Los estudios bíblicos culminan con la legendaria “Versión de los Setenta”, entendida
por muchos escrituristas como superior a “La Vulgata” de San Jerónimo.

Un signo de cansancio del empuje intelectual es un brote escéptico, que señala el


atardecer de la cultura alejandrina. Tiene poca duración pero produce un impacto pro-
fundo. Su primero y más famoso representante es Enesidemo de Cnosos. Su contribu-
ción al saber forma tres legados capitales:

a) Su célebre obra titulada “Discursos Pirrónicos”;


b) Su replanteo y reformulación del “Escepticismo Absoluto o Radical”;
c) La formulación de “diez tropos”, frutos de su genio y de su originalidad.

Le sigue en importancia y fama un ingenioso pensador llamado Agripa. Este perfec-


ciona la lista de tropos, legada por Enesidemo, con cinco más y la convierte en argu-
mentación clásica de todas las tendencias escépticas que conoce la historia posterior
del conocimiento humano.

Esos principales “tropos” o “argumentos” son:

a) La disparidad de opiniones entre los hombres;

b) El recurso dialéctico a un “proceso llevado al infinito”;

147
c) La idea de una relatividad universal;

d) La hipótesis o petición de principio, que consiste en suponer lo que se debe pro-


bar;

e) El “argumento del dialelo” o “círculo vicioso”, cuya entraña consiste en la negación


de un criterio de verdad.

La personalidad más relevante del escepticismo tardío es Sexeto Empírico. Sus


principales obras son: “Esbozos Pirrónicos”, “Contra los Académicos”, “Contra los Dog-
máticos”. El pensamiento filosófico de Sexeto Empírico revela un matiz fenomenista.
Se suele citar como documento decisivo aquel pasaje que dice: “Nuestro escepticismo
consiste en distinguir las esencias de los fenómenos. Aquéllas no son conocidas, pero
quienes digan que a éstos no los conocemos no nos entienden”.

4. EL APORTE DE ROMA AL DESARROLLO DEL SABER

Roma inaugura su historia cultural con una abierta y explícita oposición a la filosofía.
Existía un criterio bastante extendido de que las doctrinas filosóficas no eran conve-
nientes para la educación de la juventud. Roma tendía a privilegiar el afianzamiento de
un sentido práctico y ejecutivo en desmedro de la tendencia contemplativa y desintere-
sada del saber. Sin embargo, la historia cultural de Roma recuerda nombres de ilustres
pensadores que han enriquecido tanto la vida republicana como la imperial. Esos prin-
cipales hitos son:

a) El Eclecticismo

Esta tendencia conciliadora parece haber sido la primera modalidad filosófica del
pensamiento romano. La representan dos personalidades descollantes del mundo ro-
mano, como Marco Terencio Varrón y Marco Tulio Cicerón.

Cicerón ha brillado principalmente por su elocuencia. Sus famosas “Catilinarias” per-


fectamente se pueden parangonar con las célebres “Filípicas” de Demóstenes, el genio
de la oratoria griega. A Cicerón le toca denunciar, ante el Senado la conspiración de
Catilina contra la estabilidad institucional de la república.

b) El Estoicismo:

Esta moda del pensamiento ateniense, que aparece en su momento de mayor deca-
dencia intelectual, invade la mentalidad dirigente de la Roma de los Césares. En esa
línea se ubica Lucio Anneo Séneca, prestigioso personaje de la corte de Nerón, que
con orgullo ostenta su origen cordobés.

Otros importantes y conocidos representantes son Epicteto de Hierópolis, esclavo


liberto, y el propio Emperador Marco Aurelio, sucesor de Trajano.

148
5. POSTRIMERÍAS DEL HELENISMO

Los siglos finales del helenismo se caracterizan por una suerte de atmósfera, colec-
tiva de desaliento espiritual y de confusión de ideas. Esa situación de gran escepticis-
mo, frente al destino histórico del Imperio, se extiende desde un siglo antes del naci-
miento de Cristo hasta los dos primeros siglos de la era cristiana. El mundo romano
vive como una sensación de agotamiento en el que curiosamente entrecruzan sus
líneas el Eclecticismo y el Escepticismo.

Estas dos funestas enfermedades del espíritu y de la razón han desplazado el eje de
gravedad de la vida y la cultura de Roma hacia lo irracional, lo emotivo, la práctica y la
acción. Con ello, los grandes temas teóricos han quedado marginados y la preocupa-
ción se ha centrado en la Moral y en la Religión.

Desde un punto de vista antropológico se asiste a un profundo cambio de la persona-


lidad. El hombre vive como desorientado y preso de un sentimiento convulsivo de
insatisfacción, de inseguridad y de ansiedad. Busca afanosamente nuevos ideales de
salvación y nuevos centros de equilibrio. Estos parámetros psicológicos, que diagraman
la nueva humanidad que se insinúa, orientan las espectativas hacia dos curiosas mo-
dalidades de la vida irracional:

a) la espontánea aceptación del ocultismo y de toda clase de fuerzas mágicas;


b) el retorno a la práctica de ritos paganos de origen mitológico;
c) la creciente expectativa por el cumplimiento de un plan mesiánico de salvación
individual y colectivo;
d) la consideración acerca de la superioridad de la Biblia con relación a las doctrinas
filosóficas y a las conclusiones científicas.

En este marco concreto los judíos alejandrinos lanzan la propuesta de una concilia-
ción del Platonismo con la Revelación Mesiánica. Tal sincretismo doctrinario constituye
la médula del pensamiento filosófico de Filón de Alejandría.

Era Filón de Alejandría la mentalidad más preclara de su tiempo y el talento más


firme del neoplatonismo judaico. No representa un genio sistemático a lo Platón o
Aristóteles. Su pensamiento se nutre de elementos heterogéneos que provienen de
Platón, de Aristóteles, de los estoicos, de los pitagóricos, del profetismo bíblico, del
Salterio, etc.. Carece de ingenio y de talento para reducir todo ese aporte aluvional a la
unidad de un sistema de pensamiento. Con todo, su influencia ha sido enorme y durade-
ra, a tal punto que todo el Neoplatonismo posterior, ha dependido de su escala jerárqui-
ca ascendente y descendente de seres.

Otro movimiento que retoma los hilos de esa sensación de abatimiento es el intento
de restauración del viejo pitagorismo. En esa línea se mueve Apolonio de Capadocia,
fundador del Neo-pitagorismo.

149
En sentido estricto el fervor pitagórico es solamente una cortina de humo. En el
fondo se trataba de la conformación del “Neo-platonismo”, el movimiento intelectual
más representativo y original del ocaso de la cultura helenística. Su gran motor es
Plutarco, proveniente de Queronea y hombre de confianza de Trajano. Su doctrina re-
viste una fuerte inclinación moral. Da cuenta de ello el mismo título de una de sus
obras “Moralia”. Pasa a la inmortalidad, como pensador y escritor, por su famosísima
obra “Vidas Paralelas”.

6. EL NEO-PLATONISMO

Se llama Neo-platonismo a la corriente de pensamiento más relevante de las postri-


merías del helenismo. En Alejandría se manifiesta hacia mediados del siglo III. En poco
tiempo gana grandes espacios geográficos que recorren la línea de Atenas, de Roma,
de Antioquía y de Pérgamo. Pretende ser una restauración de Platón, pero desde la
perspectiva indirecta de Filón de Alejandría.

Es frecuente señalar como iniciador del Neo-platonismo a Ammonio Sakkas, discí-


pulo predilecto de Potamón. Sin embargo, el verdadero genio de la escuela de Plotino,
natural de Lycópolis, ciudad de Egipto, y justamente discípulo de Ammonio.

La obra cumbre de Plotino lleva el título de “Enneadas”. La forma un conjunto de seis


lecciones con nueve tratados cada una. En sus páginas condensa la enseñanza oral
a sus numerosos discípulos. A los cincuenta años de edad dicta esas lecciones, por-
que una ceguera prematura y progresiva le impedía escribir de puño y letra.

El Plotinismo representa, en su contenido doctrinario, el último intento pagano de


explicación racional del universo. Plotino se muestra, en todo momento, como un hom-
bre de gran erudición. Conoce y domina la tradición filosófica anterior a él y la ciencia
contemporánea. Supera a Filón de Alejandría en vuelo especulativo y en capacidad de
síntesis. Toma de él, como punto de partida de su sistema de pensamiento, el esquema
jerárquico de seres. Pero, sin la luz de la Revelación, camino por el filo del cuchillo de
una procesión emanatista, desde el Uno, que arrastra su doctrina hacia un “panteísmo
dinamista”, al decir de Zeller, o de un “panteísmo emanatista”, como prefieren llamarla
casi todos los historiadores de la filosofía.

Plotino rectifica a Platón cuando antepone el “Uno” a las “Ideas”. Esta es, en efecto,
la primera “hipótesis árquica” que existe. De ella proceden, por emanación, tanto las
“hipótesis intermedias” cuanto los seres singulares que forman los grados más bajos
de la escala ontológica.

El desarrollo dialéctico de su doctrina contempla los siguientes módulos:

a) El Uno: Es la suprema realidad que existe y el “primum cognitum” a la vez. Este


conocimiento contemplativo del Uno fecunda a la inteligencia de modo que le
permite conocer hasta los seres singulares.

150
Esta afirmación es precursora del Ontologismo, de Nicolás Malebranche, en la
Filosofía Moderna.

b) Inteligencia Cósmica: Constituye la segunda hipóstasis árquica. Emana del Uno.


Su forma de conocer es la contemplación, vale decir, ese modo directo de visión
que desplaza a las “especies” del conocimiento discursivo. Las ideas flotan en la
“Inteligencia Cósmica”. El conjunto de todas ellas forma el “cosmos noetris” de
Platón. Cada idea es como el modelo, el proyecto o el “arquetipo inteligible” de las
cosas que existen.

c) Alma Universal: Es la tercera “hipóstasis árquica”. Forma el “mundo inteligible”.


Debajo de ella se ubica el mundo sensible, en el que reina la singularidad.

Expansión del Neo-platonismo

La doctrina de Plotino ha tenido una repercusión profunda y duradera en el pensa-


miento posterior a él, ya pagano, ya cristiano. Esa influencia se alarga hasta el siglo
XIII.

Entre los más eminentes seguidores figuran:

a) Porfirio: serio pensador, autor de “Isagoge”, que ha tenido una preponderante in-
fluencia en los primeros escolásticos.

b) Jámblico, en Siria.

c) Máximo de Efeso, en Pérgamo.

d) Proclo, en Atenas.

e) Cayo Mario Victorino, en Roma.

f) Macrobio, en Occidente.

g) Calcidio, también en Roma.

h) Maulio Severino Boecio, célebre por sus definiciones y autor de “La consolación
de la Filosofía”, escrita en la cárcel. Junto con Marciano Capela se ubica como a
caballo de dos mundos: el de la Edad Antigua y el de la Edad Media.

Elabore un cuadro sinóptico general con los aportes del helenismo.

151
Actividad Nº 8

152
FICHA DE EVAL
EVAL
ALUUACIÓN
MÓDULO ÚNICO

Sr. alumno/a:

El Instituto de Educación Abierta y a Distancia, en su constante preocupación por mejorar la


calidad de su nivel académico y sistema administrativo, solicita su importante colaboración para
responder a esta ficha de evaluación. Una vez realizada entréguela a su Tutoría en el menor
tiempo posible.

1) Marque con una cruz

MÓDULO En gran medida Medianamente Escasamente

1. Los contenidos de los módulos fueron


verdadera guía de aprendizaje (punto 5
del módulo).

2. Los contenidos proporcionados me ayu-


daron a resolver las actividades.

3. Los textos (anexos) seleccionados me


permitieron conocer más sobre cada
tema.

4. La metodología de Estudio (punto 4 del


módulo) me orientó en el aprendizaje.

5. Las indicaciones para realizar activida-


des me resultaron claras.

6. Las actividades propuestas fueron acce-


sibles.

7. Las actividades me permitieron una re-


flexión atenta sobre el contenido

8. El lenguaje empleado en cada módulo fue


accesible.

CONSULTAS A TUTORIAS SI NO

1. Fueron importantes y ayudaron resolver mis dudas y actividades.

2) Para que la próxima salga mejor... (Agregue sugerencias sobre la línea de puntos)

1.- Para mejorar este módulo se podría ................................................................................................................................

.......................................................................................................................................................................................................

3) Evaluación sintética del Módulo.

.......................................................................................................................................................................................................
Evaluación: MB - B - R - I -

4) Otras sugerencias.............................................................................................................................................................
.......................................................................................................................................................................................................

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