AÑO lxxXII N° 26 DIRECTOR: JORGE HORACIO ALTERINI Tomo La Ley 2018-A

BUENOS AIRES, argentina - Martes 6 de febrero de 2018 ISSN 0024-1636

La nueva Ley de Responsabilidad

Penal Empresaria
Rodolfo G. Papa

SUMARIO: I. Una aproximación introductoria.— II. Los fundamentos del Proyecto de Ley remitido por el Poder Ejecutivo. Su tratamiento parlamentario. Los pilares de la nueva legislación
anticorrupción.— III. El tratamiento de la responsabilidad penal de las personas jurídicas con anterioridad a la sanción de la ley 27.401.— IV. Análisis de ciertos temas sustantivos incorporados por
la ley 27.401. Sistema de atribución de responsabilidad. Requisitos para la eximición de la pena. El acuerdo de colaboración eficaz y el Programa de Integridad. Su análisis.— V. Conclusiones.

La vigencia de la ley 27.401, im- las personas jurídicas privadas, de capital na-
cional, con o sin participación estatal, las que
portará enfrentar un novedoso desafío quedarán sujetas a implementar una cultura
para las personas jurídicas privadas de cumplimiento o compliance, como parte del
desarrollo de sus actividades, y cuya efectiva o
locales (incluidas las PYMES), que adecuada observancia no será irrelevante, a los
consistirá en el diseño de la imple- fines de lo previsto por sus disposiciones.
mentación de un programa de inte- Reflexionemos simplemente sobre cuál era
gridad anticorrupción, adecuado o “a la situación de los entes ideales del sector priva-
do en la Argentina con anterioridad a la apro-
medida” de las características de un bación de la ley 27.401.
ente ideal comprendido por aquélla,
No hay dudas de que se había cristalizado
materializado a nivel “macro” en la una suerte de impunidad sobre las organiza-
adopción de un conjunto de acciones, ciones empresarias locales por los actos de
corrupción cometidos en el país, máxime para
mecanismos y procedimientos inter- aquellas compañías que no estaban sujetas al
nos, orientados a prevenir, detectar y cumplimiento de alguna legislación extranjera
de alcance extraterritorial que las sancionara
corregir irregularidades y actos ilícitos por su intervención en este tipo de prácticas
alcanzados por tal normativa. ilícitas (pago de sobornos a funcionarios pú-
blicos), tomando como caso emblemático y
modelo a nivel global, la denominada “Ley de
Prácticas Corruptas en el Extranjero” (Foreign
I. Una aproximación introductoria Corrupt Practices Act) de los Estados Unidos,
sancionada en el año 1977, que fuera la precur-
La reciente sanción —e inminente puesta en sora en la regulación de esta temática (3).
vigencia— de la ley 27.401 importa el reconoci-
miento en el Derecho argentino de la atribución Al respecto, tengamos en cuenta lo seña-
de responsabilidad penal —de manera inde- lado por el Poder Ejecutivo en su mensaje
pendiente— sobre las personas jurídicas pri- de elevación al Parlamento Nacional del
vadas, por la comisión de actos de corrupción. Proyecto de Ley original (4), como uno de los
fundamentos que integraban su Exposición
Esta novedosa legislación establece —pa- de Motivos, además de cumplir —a través
radójicamente, en forma no obligatoria— el de la remisión de dicha iniciativa— con los
cumplimiento de una serie de políticas y proce- compromisos internacionales que habían
dimientos internos tendientes a prevenir, detec- sido asumidos por el país tendientes a ela-
tar, corregir y eventualmente auto-denunciar la borar una legislación que sancionara a las
comisión de alguno de los delitos contra la Admi- compañías locales por el pago de sobornos
nistración Pública comprendidos por aquélla (1), a funcionarios públicos (5), que al no haber
como también el soborno transnacional. una sanción para las personas jurídicas no
tenían motivos para implementar procedi-
Este nuevo marco normativo, que sigue una mientos internos preventivos en el marco de
corriente de última generación instaurada sus operaciones, más allá de las disposiciones
en varios países de América Latina, que han contra el fraude interno, consagrando como
sancionado leyes similares a la aquí comenta- una práctica válida el “evitar saber” cómo se
da (2), ha incluido como un nuevo protagonista concretaban las operaciones de la compañía,
en la lucha contra el flagelo de la corrupción a puesto que sus participantes sólo podrían ser
responsables si se probaba su dolo, es decir,
si se comprobara que conocían los hechos.
En la construcción de contenidos del presen-
te trabajo, nos enfocaremos en responder una
serie de interrogantes relevantes vinculados
con el ámbito de aplicación de la ley 27.401 (6),
entre los que citamos, los siguientes: ¿quiénes
son sus sujetos obligados? ¿cuáles son los pila-
res sobre los que se sustenta su cumplimiento?
¿cuál es el sistema de imputación de respon-
sabilidad penal adoptado contra las personas
jurídicas privadas locales? y, ¿qué incentivos
incluye para las personas jurídicas privadas
la implementación de un adecuado programa
de integridad anticorrupción, a partir de su
entrada en vigencia? Nos enfocaremos en sus
respuestas a continuación.
Según una reciente nota periodística de inves-
tigación que comentaba las secuelas de un lea-
ding case internacional por la comisión de prác-
ticas corruptas para asegurar la contratación de
obras públicas, en el que funcionarios públicos
locales habrían participado, se señaló a nivel
estadístico que un total de once compañías mul-
tinacionales reconocieron ante las autoridades
competentes de los Estados Unidos haber paga-
do sobornos localmente para poder desarrollar
sus negocios (7).
Frente a tal cuadro de situación, pregunta-
mos cuál hubiera sido el accionar adoptado por
las compañías argentinas, con prescindencia
de haber estado sujetas al cumplimiento de al-
guna normativa extranjera de alcance extrate-
rritorial, de haber contado en el pasado con una
legislación local que las hubiera sancionado por
su intervención (directa o indirecta) para su
beneficio, en maniobras tendientes al pago de
sobornos.
II. Los fundamentos del Proyecto de Ley remiti-
do por el Poder Ejecutivo. Su tratamiento par-
lamentario. Los pilares de la nueva legislación
anticorrupción
El proyecto de ley que sirvió de base al tex-
to finalmente sancionado había sido enviado
por el Poder Ejecutivo al Parlamento Nacio-
nal en fecha 20/10/2016.
Con posterioridad, fue aprobado con varias
modificaciones por la Cámara de Diputados
(como Cámara de origen) el 05/07/2017. Al
llegar al Senado, sufrió nuevos cambios sus-
tantivos, previo tratamiento y análisis en sus
Comisiones de Justicia y Asuntos Penales,
en las que a través de varias sesiones, concu-
rrieron académicos, funcionarios de la Ofici-
na Anticorrupción, jueces, fiscales, abogados
especialistas en Derecho Penal, y represen-
tantes de entidades empresarias, quienes
aportaron sugerencias y modificaciones que
fueron determinantes en el contenido del
proyecto finalmente sancionado por la Cá-
mara alta, en fecha 27/09/2017, aprobado por
la Cámara de Diputados, en fecha 08/11/2017.
Como se había explicitado en la Exposición
de Motivos del Proyecto de Ley del Poder
Ejecutivo, entre sus objetivos se destaca-
ba el incentivo para las personas jurídicas
de prevenir la comisión de delitos contra la
Administración Pública, a través de la imple-
mentación de programas de integridad y la
cooperación con las autoridades. De tal modo
que, a través de la instrumentación de políti-
cas y procedimientos internos, las compañías
pudieran alinear sus incentivos comerciales y
económicos con una cultura de integridad (8).
En forma concordante, la doctrina ha se-
ñalado la importancia que poseen tanto los
esfuerzos privados para prevenir los actos de
corrupción a través de la calidad de los pro-
gramas de cumplimiento o compliance, como la
disposición a reportar su violación a las auto-
ridades y a remediarlas, mediante una inves-
tigación. Dicha opinión sostuvo asimismo que
debería asociarse la responsabilidad empre-
sarial a los esfuerzos realizados para prevenir
la ocurrencia de los hechos que la generaron,
previéndose que los jueces deberían valorar
el incumplimiento de reglas y procedimientos
internos y la omisión de vigilancia sobre la
actividad de los autores y participantes, para
graduar las penas del Código Penal (9).

DOCTRINA. La nueva Ley de Responsabilidad Penal Empresaria jurisprudencia

Rodolfo G. Papa............................................................................................................................. 1 Empleo público. Personal contratado de la Administración. Prolongación de la relación
CORREO
ARGENTINO
en el tiempo. Cese que constituye desviación de poder. Disidencia (SC Buenos Aires)...... 7
CENTRAL B
bibliografÍa. Derecho concursal procesal adaptado al Código Civil y Comercial
Autor: Ricardo S. Prono. Comentarios: Horacio Roitman, José A. Di Tullio y Eduardo Impuesto a los créditos y débitos en cuentas bancarias. Constitucionalidad
Chiavassa...................................................................................................................................... 7
FRANQUEO A PAGAR

de la ley 25.413. Dec. PEN 380/2001 y res. gral. AFIP 1135/2001. Reglamentación de la ley.
CUENTA N° 10269F1

Determinación legal de los elementos esenciales del gravamen. Delegación legislativa. Facul-
NOTA A FALLO. Empleo público y desvío de poder tades del Poder Ejecutivo. Disidencia. Deber del Poder Legislativo Nacional de determinar con
Carlos Botassi............................................................................................................................... 7 precisión el hecho imponible. Definiciones genéricas e indeterminadas (CS)...................... 12
2 | Martes 6 de febrero de 2018
Volviendo al análisis del texto de ley san-
cionado, nos parece necesario —en esta
instancia— precisar cuáles han sido las mo-
dificaciones sustantivas incorporadas en su
tratamiento parlamentario, que la han dife-
renciado del proyecto inicialmente propues-
to por el Poder Ejecutivo (10), conforme al
siguiente detalle:
— La ley 27.401 se aplica a todas las per-
sonas jurídicas privadas, ya sean de capital
nacional o extranjero, con o sin participación
estatal, sin distinción. En consecuencia, su al-
cance abarcaría —de manera general— a las
personas jurídicas enunciadas en el art. 148
del Código Civil y Comercial (Cód. Civ. y
Com.). Este aspecto marca un apartamiento
de la ley, respecto de lo que había sido incluido
en el proyecto del Ejecutivo, que únicamente
abarcaba las sociedades, las asociaciones civi-
les, las simples asociaciones, las fundaciones,
las mutuales y las cooperativas (11).
— La ley 27.401 se ha diferenciado en la ob-
servancia —en forma exclusiva— del criterio
de imputación de responsabilidad penal ba-
sado en el “déficit de organización interna” o
“culpa de la organización”, que había sido con-
sagrado expresamente en el art. 3º (primera
parte) del proyecto de ley original, al estable-
cer (en su parte pertinente) que “la comisión
del delito fuera consecuencia de un control y
supervisión inefectivo por parte de ésta”.
Es dable destacar que, en la adopción de
tal modelo, se había seguido como fuente una
de las legislaciones que han sido tomadas
como antecedente de nuestro nuevo marco
normativo. Nos referimos puntualmente al
caso de la ley chilena (12).
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) El art. 1º de la ley 27.401 comprende bajo su ámbito
de aplicación a los siguientes delitos: a) Cohecho y tráfi-
co de influencias, nacional y transnacional, previstos por
los arts. 258 y 258 bis del Cód. Penal; b) Negociaciones
incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, pre-
vistas por el art. 265 del Cód. Penal; c) Concusión, previs-
ta por el art. 268 del Cód. Penal; d) Enriquecimiento ilíci-
to de funcionarios y empleados, previsto por los arts. 268
[1] y [2] del Cód. Penal; y, e) Balances e informes falsos
agravados, previsto por el art. 300 bis del Cód. Penal.
(2) Citamos —no taxativamente— los casos de Chile,
que en el año 2009 sancionó la ley 20.393 que estableció
la responsabilidad penal de las personas jurídicas por los
delitos de lavado de activos, financiamiento del terroris-
mo y delitos de cohecho; por su parte, Perú aprobó en
el año 2016 la ley 30.424 que impuso la responsabilidad
administrativa de las personas jurídicas por el delito de
cohecho activo transnacional; Brasil aprobó la ley fede-
ral 12.846/2013, con vigencia desde el 01/01/2014, que ha
establecido la responsabilidad civil y administrativa de
las personas jurídicas por los delitos de corrupción, so-
borno nacional e internacional, fraude o manipulación
en licitaciones públicas o en contratos celebrados con
la Administración nacional, entre los casos de Derecho
Comparado a nivel regional más relevantes.
(3) La “Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero”
(Foreign Corrupt Practices Act, más conocida por sus si-
glas en inglés como “FCPA”) de los Estados Unidos, in-
cluye dos tipos de disposiciones: las denominadas anti-
bribery o “antisoborno” y las de índole contable (libros y
registraciones y controles internos) (books and records
and internal controls), respectivamente. Las disposicio-
nes antisoborno prohíben que un “asunto doméstico”
(un nacional o una corporación constituida en los Esta-
dos Unidos) como también a extranjeros que efectúen
cualquier acto con puntos de contacto con el territorio
de los Estados Unidos (ejemplos: celebración de reu-
niones, envíos de correos electrónicos, transiten por al-
guno de sus aeropuertos, o, utilicen cuentas bancarias
abiertas en dicho país para transferir electrónicamente
fondos) realicen pagos corruptos o promesas de pago a
funcionarios públicos extranjeros con el fin de obtener
o retener negocios. Mientras que sus disposiciones de
fuente contable, incluyen la obligación de mantener re-
gistros y mecanismos de control interno exclusivamente
aplicables a compañías cuyos valores negociables hubie-
ran sido registrados ante la Comisión de Valores (SEC)
o que deban consignar informes regulares ante dicho re-
— El texto sancionado también se ha di-
ferenciado en la recepción exclusiva del
sistema objetivo o vicarial en la atribución
de responsabilidad penal contra los entes
ideales comprendidos por aquél, bajo el cual
la responsabilidad es transmitida automá-
ticamente una vez que el delito fue cometi-
do por una persona humana en el ámbito
de su organización o por ciertos “terceros”
con quienes aquélla hubiera mantenido una
vinculación contractual o asociada al desa-
rrollo de negocios, según el caso (13). Al res-
pecto, la ley 27.401 ha eliminado una serie de
escenarios que habían sido incluidos tanto en
el proyecto del Poder Ejecutivo, como en la
versión aprobada inicialmente por la Cámara
de Diputados, teniendo en cuenta —en par-
ticular— que esta última se había inclinado
en forma excluyente por la adopción de un
modelo vicarial u objetivo (14).
— La ley 27.401 eliminó la exclusión, en
su ámbito de aplicación, de las personas ju-
rídicas establecidas en los términos de la
ley 25.300, de fomento para las micro, peque-
ñas y medianas empresas. Entendemos que
esta modificación es razonable, pues de otro
modo se hubiera reconocido un privilegio en
favor de este tipo de entidades, que represen-
tan más de un 90% de las compañías locales,
y hubiera afectado el principio constitucional
de igualdad ante la ley.
— La norma sancionada también excluyó
el art. 4º del proyecto original, que atribuía a
las sociedades controlantes responsabilidad
solidaria por la reparación de los daños cau-
sados y por la sanción de carácter económico
impuesta a sus controladas. Es importante
notar que la doctrina adhirió a esta supre-
gulador o coticen sus valores negociables en alguna enti-
dad autorregulada con sede dicho país. Estas sociedades
deben mantener registros contables precisos para dar
cuenta de sus operaciones, las que también comprenden
la registración contable de las operaciones realizadas
por sus subsidiarias en el exterior. Puede accederse a
una versión completa de dicha legislación en idioma es-
pañol a través del siguiente link https://www.justice.gov/
sites/ default/files/ criminal-fraud/legacy/2012/11/14/fcpa-
spanish.pdf.
(4) Mensaje 127 del Poder Ejecutivo Nacional (del 20
octubre del año 2016), por el que se elevó el proyecto de
ley original, que fuera la base de la posteriormente san-
cionada ley 27.401.
(5) No podemos dejar de señalar —en forma comple-
mentaria— que la elevación de dicha propuesta legisla-
tiva respondía a la necesidad que nuestro país cumpla
con los requisitos para ingresar como uno de los Esta-
dos miembros de la OCDE, y adicionalmente, cumplir
con los compromisos internacionales que habían sido
asumidos, a través de la ratificación de: la Convención
sobre la lucha contra el cohecho de funcionarios públi-
cos extranjeros en transacciones comerciales interna-
cionales (Convención OCDE del año 1997, ratificada por
ley 25.319); la Convención de las Naciones Unidas contra
la delincuencia organizada transnacional y su protocolo
(del año 2000, ratificada por ley 25.362); la Convención
Interamericana contra la Corrupción (1996) (ratificada
por ley 24.759); y la Convención de las Naciones Uni-
das contra la corrupción (ratificada por ley 26.097). De
acuerdo a lo estipulado por el art. 75, inc. 22, de la CN, las
Convenciones Internacionales ratificadas por nuestro
país tienen jerarquía superior a las leyes de la Nación.
Por imperio de las normas de Derecho Internacional Pú-
blico que gobiernan la negociación y ejecución de este
tipo de documentos (Convención de Viena sobre el De-
recho de los Tratados del año 1969), el incumplimiento
a sus disposiciones por uno de sus Estados Parte, podría
conducir a tener que enfrentar responsabilidad inter-
nacional causada en dicho incumplimiento, y su consi-
guiente denuncia o exclusión.
(6) Al momento de la elaboración de este trabajo, la
ley 27.401 se encuentra pendiente de reglamentación. De
acuerdo con lo previsto en su art. 39, comenzará a regir
a los 90 días contados desde su publicación en el Boletín
Oficial, la cual tuvo lugar el 01/12/2017.
(7) ALCONADA MON, Hugo, “Caso Siemens: Es-
tados Unidos juzgará a uno de los ejecutivos que pagó
U$S 106 millones en coimas a los gobiernos de Menem y
sión, con fundamento en que, en materia
mercantil, no existe tal responsabilidad de la
controlante por extensión, sino únicamente
en casos excepcionales, como el abuso en el
ejercicio del control, o por desviación de la
actuación de la persona jurídica controlada,
donde hay una actuación particular (arts. 33,
54 y ccds. de la Ley General de Sociedades y
arts. 160, 161 y ccds. de la ley 24.522) (15).
— Se eliminó la responsabilidad penal con-
tra las personas jurídicas por todos los deli-
tos tipificados en el Código Penal, limitándo-
se a aquellos explicitados en la ley sanciona-
da (en consonancia con la versión original del
Proyecto de Ley).
— La nueva legislación se aparta de la
regla de “imprescriptibilidad” en el juzga-
miento de los delitos cometidos por las per-
sonas jurídicas, tal como había sido adopta-
do por las modificaciones que recibiera el
proyecto en la media sanción de la Cámara
de Diputados.
— En lo que respecta a la cuantificación en
la imposición del monto de las multas contra
las entidades que violen la ley, el texto apro-
bado se diferencia de su versión original,
teniendo en cuenta que este último había
adoptado como parámetro para su fijación,
una suma que oscilaba entre el 1% al 20% de
los ingresos brutos anuales que las perso-
nas jurídicas hubieran obtenido durante el
último ejercicio anterior a la de la comisión
del delito. En contraposición, la ley 27.401 ha
adoptado como pauta un monto que varía en-
tre 2 a 5 veces el beneficio indebido obtenido o
que se hubiera podido obtener (art. 7º, punto 1,
ley 27.401).
De la Rúa”. Nota publicada en el diario La Nación, del día
09/01/2018. Al texto completo de dicha nota puede ac-
cederse a través del siguiente link http://www.lanacion.
com.ar/2098780-caso-siemens-eeuu-juzgara-a-uno-de-los-
ejecutivos-acusados-de-pagar-us-106-millones-en-coimas-
a-menem-y-de-la-rua.
(8) Exposición de Motivos del Proyecto de Ley remiti-
do por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional. Mensaje
127 de fecha 20/10/2016.
(9) JORGE, Guillermo, “¿Puede el sector privado con-
tribuir a mejorar la transparencia en los negocios? Los
programas de cumplimiento en Argentina”, Revista Jurí-
dica de la Universidad de San Andrés, 2012.
(10) Sobre el análisis de esta temática, hemos consul-
tado el trabajo de VÍTOLO, Daniel R., “Nueva ley de res-
ponsabilidad penal de las personas jurídicas privadas”,
Revista Doctrina Societaria y Concursal, Errepar 361, dic.
2017, ps. 1111-1127.
(11) Art. 2º, inc. a), del Proyecto de Ley remitido por
el Poder Ejecutivo al Parlamento Nacional, en fecha
20/10/2016.
(12) El art. 3º de la ley 20.393 dispone, como modelo de
atribución de responsabilidad penal contra las personas
jurídicas, que serán responsables de los delitos señala-
dos en su texto, que fueren cometidos directa e inmedia-
tamente en su interés o para su provecho, por sus due-
ños, controladores, responsables, ejecutivos principales,
representantes o quienes realicen actividades de admi-
nistración y supervisión, siempre que la comisión del de-
lito fuere consecuencia del incumplimiento, por parte de
esta, de los deberes de dirección y supervisión. Bajo los
mismos presupuestos del inciso anterior, serán también
responsables las personas jurídicas por los delitos come-
tidos por personas naturales que estén bajo la dirección
o supervisión directa de alguno de los sujetos menciona-
dos en el inciso anterior. Se considerará que los deberes
de dirección y supervisión se han cumplido cuando, con
anterioridad a la comisión del delito, la persona jurídica
hubiere adoptado e implementado modelos de organiza-
ción, administración y supervisión para prevenir delitos
como el cometido, conforme a lo dispuesto en el artículo
siguiente. Las personas jurídicas no serán responsables
en los casos que las personas naturales indicadas en los
incisos anteriores, hubieren cometido el delito exclusi-
vamente en ventaja propia o a favor de un tercero.
(13) El proyecto de ley original del Poder Ejecutivo
también adjudicaba responsabilidad penal a las perso-
nas jurídicas por “hechos de terceros o socios de nego-
cios”, cuando aquella no hubiera cumplido un procedi-
— Se han eliminado las circunstancias ate-
nuantes y agravantes en la graduación de las
penas, que incluía el Proyecto de Ley original.
— El texto en su versión inicial no brindaba
incentivos a las empresas que hubieran im-
plementado un programa de integridad, toda
vez que en ningún caso se había previsto la
posibilidad de eximirlas de sanción, a diferen-
cia de lo que prevé el art. 9º de la ley 27.401.
Por otra parte, es también relevante de-
tallar —al menos preliminarmente— los
siguientes pilares sobre los que se susten-
ta este nuevo régimen de imputación penal
contra las personas jurídicas privadas loca-
les (16):
— La nueva legislación incorpora una com-
pleta definición del “funcionario público ex-
tranjero” (17);
— Se reconoce la aplicación extraterri-
torial del Código Penal, para los casos de la
comisión del delito de soborno transnacional
(art. 258 bis), por ciudadanos argentinos o
personas jurídicas con domicilio en la Repú-
blica Argentina, ya sea aquel fijado en sus
estatutos o el correspondiente a los estable-
cimientos o sucursales que posea en nuestro
territorio (18);
— Se ha ampliado la jurisdicción penal
argentina para someter a su competencia el
juzgamiento del delito de soborno transna-
cional (19);
— Se ha consagrado —entendemos que por
primera vez en la evolución del tratamiento
de la responsabilidad penal de las personas
miento de debida diligencia, previsto como uno de los
elementos que conformaban la creación de un programa
de integridad.
(14) El art. 2º de la media sanción que otorgara la
Cámara de Diputados al proyecto remitido por el Po-
der Ejecutivo disponía que “Las personas jurídicas son
responsables por los delitos establecidos en el artículo
precedente que hubieren sido realizados directa o indi-
rectamente en su nombre, representación o interés y de
los que pudieran resultar beneficiadas, siempre que es-
tos fueren cometidos por: a) cualquiera de sus dueños,
socios, accionistas o asociados con influencia en la con-
formación de la voluntad social de la persona jurídica de
que se trate; b) cualquiera de sus apoderados, represen-
tantes, directores, gerentes, o cualquier otro miembro o
empleado que se desempeñe bajo su supervisión o direc-
ción; c) cualquiera de sus representantes en contratos
asociativos, de agencia, concesión o fideicomiso en los
términos de los caps. 16, 17, 18 y 30 del tít. IV, del Libro
Tercero del Código Civil y Comercial de la Nación. Esta
última disposición no será aplicable a aquellas personas
jurídicas establecidas en los términos de la ley 25.300 de
Fomento para la Micro, Pequeña y Mediana Empresa o
aquella que la reemplace. Las personas jurídicas no son
responsables si la representación invocada fuera falsa
o si el delito hubiera sido cometido por una persona no
contemplada en los incs. a), b) y c) salvo que la persona
jurídica hubiera sido beneficiada con sus actos y lo ratifi-
care expresa o tácitamente. Tampoco será responsable,
si las personas enunciadas en los incs. a), b) y c) del pre-
sente artículo actuaren en beneficio propio y no genera-
re provecho alguno para la persona jurídica”.
(15) VÍTOLO, Daniel R., ob. cit., p. 1117.
(16) Hemos extraído ciertos aspectos salientes del
entonces proyecto de ley que había sido remitido por el
Poder Ejecutivo al Congreso Nacional, expuestas por la
titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, en su
presentación realizada durante la sesión de las Comisio-
nes de Justicia y Asuntos Penales del Senado de la Na-
ción, de fecha 01/08/2017, a cuya versión completa pue-
de accederse a través del siguiente link: https://www.
youtube.com/watch?v=11h5xCPd6I0.
(17) Sobre la definición de “funcionario público ex-
tranjero”, el art. 30 de la ley 27.401 ha incorporado como
segundo párrafo del art. 258 bis del Cód. Penal, la si-
guiente: “Se entenderá por funcionario público de otro
Estado, o de cualquier entidad territorial reconocida
por la Nación Argentina, a toda persona que haya sido
designada o electa para cumplir una función pública, en

jurídicas en nuestro ordenamiento jurídi-
co— el principio basado en la “independencia
de las acciones” (por la comisión de un mis-
mo hecho), tanto contra el ente ideal como
contra las personas humanas que hubieran
participado en su consumación (arts. 4º, pri-
mera parte, y 6º, de la ley 27.401). En otras
palabras, no se requerirá como condición
precedente la declaración de culpabilidad
de una persona humana por la comisión de
un delito cometido en el marco de su organi-
zación interna para la atribución de respon-
sabilidad penal contra una persona jurídica,
bastando con que se hubiera acreditado que
dicho ilícito penal no podría haberse cometi-
do sin la “tolerancia” de sus órganos (art. 6º,
ley 27.401) (20);
— Se ha instaurado la responsabilidad pe-
nal sucesiva o “sucesoria” que la transmite a
la persona jurídica resultante o absorbente o
adquirente en un proceso de transformación,
modificación o fusión societaria [art. 3º de la
ley 27.401 (21)];
— La implementación de un programa de
integridad resultará esencial para evitar la
imposición de sanciones bajo este nuevo ré-
gimen penal especial, y a diferencia de sus
antecedentes legislativos, debería generar
incentivos para establecer una suerte de
“blindaje” que las proteja frente a la comisión
de los delitos comprendidos por aquel, o aun
habiendo sido cometidos, aspirar a una “ate-
nuación” de la pena, en lugar de su exención
(art. 9º, ley 27.401), mediante la celebración
de un acuerdo de colaboración eficaz (art. 16,
ley 27.401); y,
— La nueva legislación ha previsto la im-
posición de una multiplicidad de sanciones
contra las personas jurídicas privadas lo-
cales que violen sus disposiciones (art. 7º,
ley 27.401).
III. El tratamiento de la responsabilidad penal de
las personas jurídicas con anterioridad a la san-
ción de la ley 27.401
Antes de analizar los aspectos esenciales
de la ley 27.401, nos parece necesario formu-
lar una descripción de cuál era el estado de
situación relativo al tratamiento de la res-
ponsabilidad penal contra las personas jurí-
dicas, antes de su sanción.
Habían existido reparos respecto del re-
conocimiento de imputación de responsa-
bilidad penal contra los entes ideales, con
sustento en que no podrían ser pasibles de
la aplicación del principio de la culpabilidad
y del de la personalidad de la pena, los que
en la realidad se imponían a la persona hu-
mana que hubiera llevado a cabo la acción
delictiva (22).
Esta postura denegatoria del reconoci-
miento de responsabilidad penal contra las
{ NOTAS }
cualquiera de sus niveles o divisiones territoriales de go-
bierno, o en toda clase de organismo, agencia o empresa
pública en donde dicho Estado ejerza una influencia di-
recta o indirecta”.
(18) En tal sentido, el art. 29 de la ley 27.401 ha incor-
porado el art. 1º, inc. 3º) del Cód. Penal, incluyendo el
texto referido.
(19) El art. 38 de la ley 27.401 ha sustituido el art. 33
del Cód. Proc. Penal de la Nación (ley 23.984), incorpo-
rando esta modificación, en su nuevo art. 33, punto 1,
inc. e).
(20) De cualquier manera, este pilar basado en la “in-
dependencia de las acciones” se distingue de un trata-
miento autónomo de la responsabilidad penal de las per-
sonas jurídicas, tal como ha sido regulado por el modelo
vigente en Chile (art. 5º, ley 20.393).
(21) Esta norma debería además ser interpretada en
forma consistente con lo previsto por su art. 23, punto
VII.
(22) La doctrina contraria al reconocimiento de la
responsabilidad penal de las personas jurídicas, ar-
personas jurídicas, exhibió su máxima expre-
sión a nivel jurisprudencial, vía emisión de un
voto en minoría en una sentencia de la Corte
Suprema, el cual sostuvo (en fundamento a
tal denegación) que la conducta humana ca-
recía de su semejante en el acto jurídico de la
persona de existencia ideal, la cual no posee
dominio de su acto. Al respecto, señaló que el
concepto de delito estaba dado por la acción,
es decir por la conducta humana, derivado
ello del postulado constitucional nullum cri-
men sine conducta. Es por ello que el Estado
podía ejercer el ius puniendi sólo contra las
personas humanas. Desde esta perspectiva,
las personas jurídicas carecerían de capaci-
dad de acción, ya que se valen de personas
humanas para actuar, por ello, si no pueden
realizar acciones tampoco podrían cometer
delitos (23).
En contraposición, se había ido desarro-
llando una creciente (y mayoritaria) corrien-
te jurisprudencial que admitió la validez de
responsabilizar penalmente a las personas
jurídicas, por ejemplo, cuando los hechos de-
lictivos hubieran sido efectuados por depen-
dientes o representantes legales en beneficio
y en nombre de la entidad (24).
No hay dudas de que, con antelación a la
sanción de la ley objeto de nuestro comenta-
rio, en el Derecho argentino las personas jurí-
dicas ya eran pasibles de recibir sanciones de
naturaleza administrativa contravencional, o
bien, penal, según el caso, ante la infracción
por parte de aquellas de un marco normativo
o regulatorio específico, en los casos en que
una persona humana hubiera —como princi-
pio general— consumado el delito, tipifican-
do su accionar —además— con la existencia
de alguno de los siguientes elementos: haber
realizado actos en su nombre; con la inter-
vención o en beneficio de un ente ideal (25).
De cualquier manera, es importante resal-
tar que, ante la situación normativa existente
antes de la sanción de la ley 27.401, la atri-
bución (o no) de responsabilidad contra las
personas jurídicas dependía directamente
de la responsabilidad penal de las personas
humanas, de tal forma que, lo que realizaban
estas últimas, podía ser trasladado sin más a
las personas jurídicas (26).
No obstante lo cual, en el devenir de la re-
gulación jurídica de esta temática, es dable
señalar que tanto en los arts. 304 y 313 del
Cód. Penal (referidos a la tipificación del deli-
to de lavado de activos), como el art. 14 de la
ley Penal Tributaria (luego de las modifica-
ciones introducidas por la ley 26.735), habían
previsto que a los fines de la graduación de
las sanciones que —conjunta o alternativa-
mente— podrían ser impuestas contra las
personas ideales, los jueces tendrán en cuen-
ta (entre otros) el incumplimiento de las re-
glas y procedimientos internos y la omisión
de vigilancia sobre la actividad de los autores
gumentaba que al no tener capacidad de acción y de
autodeterminación no era posible exigirle a la persona
jurídica que realice el juicio de disvalor, es decir, que
decida no comportarse conforme a la norma, pudien-
do hacerlo. Publicación realizada por el Instituto de
Derecho Comercial del Colegio de Abogados de Bahía
Blanca. Autores: GIL DONNARI, Mercedes – MAR-
COS, Guillermo A., cit. por ORIETA, Mariel, “Atribu-
ción de responsabilidad penal a las personas jurídicas
en el marco de la ley penal tributaria”, Revista Doctrina
Societaria y Concursal, Errepar 309, agosto 2013, p. 86,
nota al pie 7.
(23) CS, “Fly Machine SRL”, dictado en fecha
30/05/2016. Voto en minoría del Dr. Zaffaroni.
(24) CNPenal Econ., sala I, “Louissinian, Eduardo y
otra”, dictado en fecha 06/09/1987. CNCas. Penal, “Peu-
geot Citroën Argentina SA”, dictado en fecha 16/11/2011.
En el voto del Dr. Riggi emitido en este último decisorio,
se había destacado que la jurisprudencia de nuestro más
alto tribunal de Justicia había reconocido la atribución
de responsabilidad penal contra las personas jurídi-
y participantes, lo que condujo a la doctrina a
sostener que la utilización de dicho lenguaje
jurídico (con especial énfasis en el “incum-
plimiento de las reglas y procedimientos
internos y la omisión de vigilancia”), habían
cristalizado el criterio de individualización
de responsabilidad penal contra las personas
jurídicas, sobre la base del “déficit de su or-
ganización” (27).
Con antelación a la vigencia de la ley 27.401,
habían llegado a coexistir una diversidad de
normas —tanto de fuente penal como admi-
nistrativo (28) contravencional—, exponien-
do una disparidad de criterios con respecto
a cómo imputar responsabilidad contra tales
entes, tanto en la configuración del elemen-
to objetivo del tipo penal específico como en
la elección de alguno de los dos sistemas de
imputación históricamente utilizados contra
aquéllas, los cuales —y como explicitaremos
a continuación— difieren a su vez de la solu-
ción impuesta por la ley 27.401, ya que esta
última oscila entre una transferencia de res-
ponsabilidad originada en el hecho cometido
por una persona humana determinada, por
un lado, y por un hecho propio en los que se
atribuye responsabilidad a la persona jurídi-
ca como tal por sus propias acciones (29), por
el otro.
Es así como, sobre esta convergencia de
distintos sistemas de imputación de respon-
sabilidad penal contra las personas jurídicas
(aun hoy en vigor), sería deseable llevar a
cabo un proceso de armonización legislativa
de aquellos, en oportunidad de una posible
futura reforma de nuestra legislación penal
de fondo.
IV. Análisis de ciertos temas sustantivos incor-
porados por la ley 27.401. Sistema de atribución
de responsabilidad. Requisitos para la eximi-
ción de la pena. El acuerdo de colaboración efi-
caz y el Programa de Integridad. Su análisis
Abordaremos los que —en nuestro en-
tender— constituyen los principales temas
sustantivos incorporados por la nueva legis-
lación, cuyo propósito reside en que se pueda
sancionar a los entes ideales por su interven-
ción en la comisión de alguno de los delitos
comprendidos por aquella, en forma directa
o indirecta.
Tengamos en consideración que (antes de
la sanción de la ley 27.401) únicamente las
prácticas corruptas que hubieran cometido a
través de sus órganos, representantes, man-
datarios, socios de negocios o intermediarios,
solamente eran pasibles de quedar alcanza-
das por la aplicación extraterritorial de le-
gislación extranjera, que hubiera tipificado
penalmente este tipo de conductas cometi-
das por personas jurídicas privadas, cuya
responsabilidad era transmitida automática-
mente a las entidades sujetas a sus disposi-
ciones, por aplicación de la denominada “res-
cas en materia aduanera (Fallos 52:371; 99:231; 99:317;
126:163; 135:197; 216:397; 289:432; 298:693, entre otros).
Siguiendo la ratio de dicho voto, un elemento esencial
para la validez de la atribución de responsabilidad penal
de los entes ideales, consistía en garantizarles el dere-
cho de defensa como sucede con las personas humanas
con la declaración indagatoria. Hemos extraído estos
precedentes jurisprudenciales del artículo de ORIETA,
Mariel, ob. cit., p. 867.
(25) Existen numerosas leyes especiales (hoy vigen-
tes) que incluyeron la posibilidad de imponer sancio-
nes penales contra las personas jurídicas, citando a tí-
tulo ejemplificativo, los casos de la ley penal cambiaria
(art. 2º, inc. f`]); la ley penal tributaria; la ley de pre-
vención del lavado de activos, la ley de abastecimiento,
la protección penal marcaria, delitos aduaneros, entre
otras.
(26) CORNEJO COSTAS, Emilio, “Polémica por la
nueva ley penal para empresas”, Suplemento Económi-
co del diario Clarín, 30/07/2017, p. 17.
(27) CESANO, José D., “Las sanciones a las personas
Martes 6 de febrero de 2018 | 3
ponsabilidad vicaria”, siendo la legislación de
los Estados Unidos la precursora en la adop-
ción de este sistema, y que había impactado
en nuestro país por casos de soborno, denun-
ciados ante sus autoridades reguladoras.
Al respecto, la doctrina ha señalado que,
bajo el ámbito de aplicación de la Ley de
Prácticas Corruptas en el Extranjero (Foreign
Corrupt Practices Act o “FCPA”), una persona
humana o jurídica puede ser imputada de
responsabilidad vicarial, por la comisión de
una conducta realizada por un tercero, en los
casos en que este último actuara por aquél o
en su representación. Es así como los actos
realizados por agentes, consultores o repre-
sentantes podrían atribuir responsabilidad
a dicha persona humana o jurídica sujeta a
la observancia de tal legislación. Más aún,
en los supuestos en que dicho tercero no se
encontrare alcanzado por sus disposiciones
(nos referimos a la de las FCPA), la persona
humana o jurídica podría ser responsable
vicarialmente cuando hubiera autorizado,
dirigido o ratificado la comisión de acciones
prohibidas por aquélla (30).
Siguiendo esta opinión, toda oferta o pago
prohibido por la FCPA (vinculados puntual-
mente con sus disposiciones “antisoborno”)
abarca a toda persona que efectivamente ten-
ga conocimiento de que todo o parte de ese
pago o entrega de una mercadería de valor,
sea ofrecido, otorgado o prometido, directa
o indirectamente, a un funcionario público
extranjero, a un partido político en el exte-
rior, o en favor de algún candidato para ocu-
par un cargo político en el extranjero. Estas
disposiciones de pagos prohibidos realizados
por terceros, abarcan a toda persona, tanto
en los Estados Unidos como en el extranjero,
que actúe en representación de una persona
humana o entidad sujeta al cumplimiento de
las disposiciones antisoborno de la FCPA, y
podría incluir los casos de consultores, distri-
buidores, socios de negocios (joint ventures),
compañías controladas o filiales, contratistas
o subcontratistas (31).
Podría afirmarse que, a partir de la sanción
de la ley 27.401, este escenario de “irrespon-
sabilidad”, con impacto sobre aquellos actos
de corrupción cometidos con la intervención
de las personas jurídicas privadas locales
(específicamente sociedades), debería haber
cesado, y en consecuencia, deberán adop-
tar una serie de políticas y procedimientos
internos con la finalidad de prevenirlos, de-
tectarlos, castigarlos, como eventualmente,
denunciarlos.
A continuación, analizaremos separada-
mente los siguientes aspectos sustantivos
que incorporó la ley 27.401: (i) sistema de
atribución de responsabilidad penal adopta-
do contra las personas jurídicas privadas lo-
cales; (ii) requisitos a cumplir para acceder a
una exención de la pena; (iii) la celebración de
jurídicas en la ley 26.683”, DPyC, La Ley, febrero 2012,
ps. 189 y ss.
(28) A nivel administrativo podríamos citar la facul-
tad del Banco Central de imponer sanciones a aquellas
entidades sujetas a su fiscalización (previa sustancia-
ción de un sumario administrativo), al amparo de la
Ley de Entidades Financieras; el caso de la Ley de De-
fensa de la Competencia (arts. 46 y 47 de la ley 25.156),
y también la Ley de Oferta Pública (ley 26.831), entre las
de mayor trascendencia a nivel regulatorio en nuestro
mercado.
(29) SILVA SÁNCHEZ, Jesús M., “Normas y accio-
nes en derecho Penal”, Ed. Hammurabi, Buenos Aires,
2003, ps. 69 y ss.
(30) DEMING, Stuart H., “The foreign corrupt prac-
tices act and the new international norms”, American
Bar Association. Section on International Law and Practi-
ce, cap. IV, p. 29. Traducción libre realizada por el autor
de este artículo doctrinario, sobre el texto original cita-
do.
(31) DEMING, Stuart H., ob. cit., p. 30.
4 | Martes 6 de febrero de 2018
un acuerdo de colaboración eficaz; y (iv) las
características distintivas y consecuencias
de implementar un programa de integridad.
El art. 2º de la ley 27.401 establece que las
personas jurídicas son responsables por los
delitos previstos en el artículo precedente,
que hubieran sido realizados directa o indi-
rectamente con su intervención o en su nom-
bre, interés o beneficio. También son respon-
sables si quien hubiera actuado en beneficio
o interés de la persona jurídica fuera un
tercero que careciese de atribuciones para
obrar en representación de ella, siempre
que la persona jurídica hubiera ratificado la
gestión, aunque fuera de manera tácita. Esta
norma exime de responsabilidad a la persona
jurídica solo si la persona humana que come-
tió el delito hubiera actuado en su exclusivo
beneficio y sin generar provecho alguno para
aquélla.
Entendemos primordial determinar —al
menos preliminarmente— el alcance de su
aplicación, ya que será trascendental para
establecer bajo cuáles escenarios una perso-
na jurídica privada podría ser responsabili-
zada penalmente por el pago de un soborno a
nivel doméstico, o bien, transnacional.
Parecería que la norma comprende tres
supuestos. Cuando el delito hubiera sido
realizado directa o indirectamente con su
intervención, o bien, en su nombre, interés o
beneficio, y también se le atribuye responsa-
bilidad en los casos en los que quien hubiera
actuado en su beneficio o interés fuera un
tercero que careciera de atribuciones para
obrar en su representación, siempre que la
persona jurídica hubiera ratificado tal ges-
tión, al menos tácitamente.
Una interpretación de su contenido, re-
quiere de una serie de precisiones. Recalca-
mos cuáles son los sistemas de atribución de
responsabilidad penal contra las personas ju-
rídicas internacionalmente reconocidos has-
ta el presente, y cuya recepción también ha-
bía sido objeto del debate parlamentario que
sustentó la posterior sanción de la ley 27.401.
La doctrina ha explicitado que el primer
modelo de transferencia consiste en la posi-
bilidad de sancionar a las personas jurídicas
por aquellos actos cometidos por sus repre-
sentantes legales o administradores, ya sea
que las actividades ilícitas de las personas
humanas se realicen a nombre o por cuenta
de las personas jurídicas o que de ellas resul-
te un beneficio (32).
Mientras que —sobre la base de este aná-
lisis— el otro modelo se basa en la culpa o
déficit de la organización, sancionando a las
personas jurídicas por actos cometidos en su
propio beneficio o realizados por personas
humanas que actúan en su representación,
los que tienen siempre como presupuesto
aquellas deficiencias que hubieran sido veri-
ficadas en su estructura organizacional para
prevenir, controlar y sancionar actos delicti-
vos que pudieron cometerse en el desarrollo
de sus actividades, convirtiendo —de esta
forma— a este déficit de organización en un
elemento normativo que opera como un pre-
supuesto en la atribución de responsabilidad
penal.
Es así como según este análisis, la referen-
cia al “déficit de organización” remite a un
concepto jurídico valorativo que proporcio-
{ NOTAS }
(32) RAZA CASTAÑERA, Stalin, “Funciones y pro-
blemas del compliance en la teoría de la imputación penal
de las personas jurídicas”, DPyC, febrero 2016, ps. 209 y
ss. LLOnline: AR/DOC/82/2016.
(33) RAZA CASTAÑERA, Stalin, ob. cit.
(34) La prevalencia de uno u otro modelo efectiva-
mente tuvo lugar durante el debate parlamentario de la
ley 27.401, la que recordemos inicialmente había tenido
na contenido a la descripción de la conducta
antijurídica, condenándola de tal manera que
frente a su inexistencia el acto imputable a
la persona jurídica quedaría fuera del ámbito
de la antijuridicidad. Es decir que, en el caso
de verificarse que no existiera un déficit or-
ganizativo por el cumplimiento de un progra-
ma de integridad, no se encontraría acredita-
do este elemento normativo del tipo penal, y
el hecho ilícito atribuido a la persona jurídica
no sería típicamente antijurídico (33).
En nuestro entender, la solución adoptada
por el legislador, cristalizada en el texto de
la ley 27.401, se ha apartado en la aplicación
estricta tanto del sistema vicarial como el
basado en el “déficit de organización” (34), y
en consecuencia, se ha optado por crear una
fórmula híbrida o mixta, concurriendo ele-
mentos de ambos modelos en la tipificación
de un ilícito penal contra las personas jurí-
dicas privadas locales, teniendo en cuenta
—además— que la norma comentada debe-
ría ser interpretada en forma consistente con
el resto de sus disposiciones, lo que haremos
a continuación.
Al respecto, la doctrina afirmó que las
personas jurídicas responden por aquellos
delitos que se han previsto taxativamente,
cuando se hubieran realizado directa o indi-
rectamente con su intervención, en su nom-
bre, interés o beneficio, precisando que el
legislador adoptó el término “intervención”
que importa una asunción de responsabili-
dad por el hecho propio o haciendo suyo el
hecho, lo que podría exteriorizarse de dife-
rentes maneras, por comisión, omisión o co-
misión por omisión. Este autor agregó que la
actuación en nombre de la persona jurídica
debe considerarse según la teoría del órgano
o de las funciones, puesto que la función re-
presentativa de un órgano o de una persona
humana con funciones directivas de una enti-
dad podría definirse como una acción propia
del ente. Concluyendo en señalar que la res-
ponsabilidad penal de las personas jurídicas
asume una situación especial en la ley 27.401
que no es ni propiamente autónoma respecto
de los sujetos involucrados, ni exclusivamen-
te vicarial (se haría cargo de cualquier acto
cometido por ellos) (35).
Otros autores, en referencia a la misma
temática, sostuvieron que la atribución de
responsabilidad por la nueva legislación con-
sagra un sistema objetivo atenuado o mixto,
responsabilizando a la persona jurídica por
los hechos de sus dependientes, de manera
automática, sin ponderar la culpabilidad del
ente como sujeto de Derecho diferente a la
persona humana, aunque agregándose algu-
nas excepciones importantes (36).
En tal sentido, al referirse al reconocimien-
to de la “independencia de las acciones”, pa-
recería que la ley 27.401 hubiera incluido un
nuevo criterio que podría pretender aplicar-
se como un límite más a la imputación de res-
ponsabilidad, ya que una persona jurídica po-
dría ser condenada sin que se hubiera podido
identificar o buscar a la persona humana que
hubiera intervenido en el hecho, siempre que
las circunstancias del caso permitieran esta-
blecer que el delito no podría haber sido co-
metido sin la tolerancia de sus órganos (37).
Parecería que el requisito de “interven-
ción” incluido en la nueva norma limita sus-
tancialmente la aplicación del criterio objeti-
vo o vicarial. Teniendo en cuenta que esa in-
un enfoque con sustento en el “déficit de la organiza-
ción”, materializado en el Proyecto de Ley remitido por
el Poder Ejecutivo, y luego de las modificaciones intro-
ducidas por la Cámara de Diputados (en su primera revi-
sión), se había tornado en un sistema objetivo o vicarial.
(35) YACOBUCCI, Guillermo J., “La empresa como
sujeto de imputación penal”, LA  LEY, 27/11/2017, p. 6.
(36) DURRIEU, Nicolás – VIDAL ALBARRACÍN,
tervención debería materializarse mediante
la actuación de sus accionistas o socios con
influencia en la formación de su voluntad
social, o sus apoderados, representantes,
integrantes de su órgano de administración,
gerentes, o cualquier otro dependiente que
se desempeñe bajo su supervisión o direc-
ción, incluyendo como de lege ferenda den-
tro de este segmento la figura del oficial de
cumplimiento o compliance officer, elemento
integrante (aunque parecería no obligatorio)
de un programa de integridad dentro de la
nueva legislación (38).
Ahora bien, uno de los escenarios que ha
previsto el art. 2º de la ley 27.401 es el refe-
rido a la intervención indirecta de la perso-
na jurídica en la comisión de alguno de los
delitos alcanzados por aquélla, lo que nos
lleva a formular una serie de aclaraciones.
La primera es a quiénes comprendería esta
referencia, ya que —a su vez— el segundo pá-
rrafo de dicha norma contempla la actuación
de las personas jurídicas a través de terceros
que carezcan de atribuciones para obrar en
su representación, debiendo al menos haber
ratificado tácitamente su gestión, para ser
responsable.
Parecería, en una aproximación prelimi-
nar, que los precitados escenarios (tanto el
del primero como el del segundo párrafo del
art. 2º de la nueva ley) responderían a dos
situaciones separadas que ha incorporado el
legislador.
Entendemos que el término “indirecta-
mente” inserto en su primer párrafo alcanza-
ría a aquellos terceros que poseen algún tipo
de vinculación jurídica formal con una perso-
na jurídica, en virtud de la cual podría repre-
sentarla. Nos referimos puntualmente a los
casos de socios de negocios (representantes
en contratos asociativos o formatos societa-
rios), contrapartes en contratos de agencia,
distribución o concesión o los celebrados con
proveedores, contratistas, distribuidores
u otras personas humanas o jurídicas con
quienes mantenga una relación contractual,
con los cuales, a los fines de eventualmente
atribuir responsabilidad penal a las personas
jurídicas por la comisión de delitos alcanza-
dos en los que hubiera intervenido, debería
—además— haber (in)cumplido —como par-
te de los elementos integrantes de un progra-
ma de integridad— con lo dispuesto por su
art. 23, inc. VI, que importa acreditar haber
cumplimentado un procedimiento de debida
diligencia que hubiera comprobado la inte-
gridad y trayectoria de terceros o socios de
negocios, incluyendo proveedores, distribui-
dores, prestadores de servicios, agentes o
intermediarios al momento de contratar sus
servicios.
Mientras que, en nuestro parecer, el se-
gundo párrafo del art. 2º abarcaría un es-
cenario residual, comprendiendo a aquellos
terceros no alcanzados dentro del primer
párrafo, y que, a los fines que la persona jurí-
dica sea pasible de ser imputada penalmente
por la actuación de aquel, debería al menos
haber ratificado tácitamente (o tolerado) su
gestión ilícita.
Una interpretación armónica del precitado
texto legal nos conduce a sostener la concu-
rrencia (no exclusiva) de ambos modelos (el
vicarial y por hechos propios —vía déficit en
la organización—, respectivamente), la cual
se manifiesta en una serie de disposiciones
Guillermo, “Ley de responsabilidad de la persona jurídi-
ca por hechos de corrupción”, Revista del Colegio de Abo-
gados de la Ciudad de Buenos Aires, t. 77, nro. 2, diciembre
2017, ps. 53/55.
(37) DURRIEU, Nicolás – VIDAL ALBARRACÍN,
Guillermo, ob. cit.
(38) Su art. 23, punto IX, prevé la incorporación como
elemento integrante de un programa de integridad anti-
de la ley 27.401, entre las que puntualizamos,
las siguientes: (i) por el precitado art. 2º, a
través de las conductas típicas descriptas
en sus dos párrafos, su consumación resul-
taría ser una consecuencia —implícita— de
su déficit organizacional, por una falta de
adopción de políticas y procedimientos in-
ternos tendientes a prevenir y detectarlas;
(ii) la regulación de la independencia de las
acciones, que reconoce la posibilidad que
las personas jurídicas sean condenadas, aun
cuando no hubiera sido posible identificar o
juzgar a las personas humanas que hubieran
intervenido, siempre que las circunstancias
del caso hubieran permitido establecer que el
delito no podría haberse consumado sin la to-
lerancia de los órganos de la persona jurídica
(art. 6º); (iii) en lo atinente a la graduación de
la pena, el juzgador deberá tener en cuenta el
incumplimiento de las reglas y procedimien-
tos internos, la omisión de vigilancia sobre
la actividad de los autores y participantes,
y la denuncia espontánea a las autoridades
por parte de aquélla como consecuencia de
una actividad propia de investigación in-
terna (art. 8º); (iv) la implementación de un
sistema de control y supervisión “adecuado”
como uno de los requisitos para quedar exi-
mida de la pena (art. 9º); (v) la negociación
y celebración de un acuerdo de colaboración
eficaz que le permita cooperar y revelar in-
formación o hechos precisos, actuales y com-
probables para el esclarecimiento de los he-
chos y la identificación de sus autores o par-
ticipantes (art. 16); y, (vi) la implementación
de un programa de integridad consistente
con un conjunto de acciones, mecanismos y
procedimientos internos de promoción de la
integridad, supervisión y control, orientados
a prevenir, detectar y corregir irregularida-
des y actos ilícitos comprendidos por aquélla
(arts. 22 y 23), entre los relevantes.
Es evidente que, en la sustanciación de
cualquier tipo de investigación —ya sea a
nivel interno como la que tuviera lugar ante
la instancia judicial competente— que se
instrumente como consecuencia de la posi-
ble comisión de alguno de los tipos penales
comprendidos por la nueva legislación, de-
bería concentrarse sobre la actuación de las
personas humanas que lo hubieran hecho
posible.
Al respecto, la atribución de responsabili-
dad penal de las personas humanas que hu-
bieran intervenido en los hechos cometidos
en el marco de una persona jurídica, se sigue
juzgando de acuerdo con las reglas generales
de la autoría y participación, contenidas en
los arts. 45 y 46 del Cód. Penal (39).
Uno de los grandes incentivos que introdu-
jo el art. 9º la ley 27.401 es la posibilidad de
que las personas jurídicas privadas locales
puedan ser eximidas de pena cuando con-
curran de manera simultánea las siguientes
circunstancias: espontáneamente haya de-
nunciado un delito previsto en la ley como
consecuencia de una actividad propia de de-
tección e investigación interna; hubiera im-
plementado un sistema de control y supervi-
sión adecuado en los términos de sus arts. 22
y 23, con anterioridad al hecho del proceso,
cuya violación hubiera exigido un esfuerzo de
los intervinientes en la comisión del delito; y,
hubiera devuelto el beneficio indebido obte-
nido (40).
Formularemos una serie de precisiones so-
bre el posible alcance de esta norma.
corrupción de un responsable interno a cargo de su de-
sarrollo, coordinación y supervisión.
(39) ROBIGLIO, Carolina, “Breves apuntes sobre la
responsabilidad penal de las personas jurídicas en la ley
penal tributaria reformada por la ley 26.735”, Errepar,
DPTyE, febrero 2012.
(40) La legislación española, que ha sido otra de las
fuentes adoptadas por nuestro legislador en la elabo-

En primer lugar, esta vía procesal con-
templada por la nueva legislación, junto con
la posibilidad —separadamente— de que las
entidades negocien y celebren un acuerdo de
colaboración eficaz, en este último caso para
lograr una atenuación en la pena, constitu-
yen verdaderos incentivos, sobre la base de
la implementación de un adecuado programa
de integridad, y así evitar quedar expuestas
a la tramitación de un largo proceso judicial,
no solamente por la incertidumbre y los cos-
tos resultantes de tal situación, sino porque
tal proceder afectaría significativamente su
imagen reputacional, y con ello, el valor de su
principal activo, su marca.
El primer requisito establecido por la pre-
citada norma es el que la entidad afectada
decida autodenunciarse en forma espontá-
nea. Al respecto, es dable notar que, como
principio general, no existía en nuestro or-
denamiento jurídico —antes de la sanción de
la ley 27.401— una obligación para los entes
ideales de autodenunciarse judicialmente,
ante el supuesto de que hubieran descubierto
como resultado de una investigación interna
la comisión de algún hecho presumiblemente
ilícito (41).
Sobre la efectiva implementación (y
acreditación) por parte de la entidad
autodenunciada, de un sistema de control
y supervisión adecuado, de conformidad a
lo dispuesto por sus arts. 22 y 23, con ante-
rioridad al hecho del proceso, la ley 27.401
no brinda definiciones específicas para
puntualizar bajo cuáles estándares o prin-
cipios se podría acreditar tal estándar de
“adecuación” (42), para poder evidenciarlo
documentalmente, y de ese modo, conven-
{ NOTAS }
ración de la ley 27.401, dispone que la persona jurídica
quedará exenta de responsabilidad si se cumplen las
siguientes condiciones: el órgano de administración ha
adoptado y ejecutado con eficacia, antes de la comisión
del delito, modelos de organización y gestión que inclu-
yen las medidas de vigilancia y control idóneas para pre-
venir delitos de la misma naturaleza o para reducir de
forma significativa el riesgo de su comisión; la supervi-
sión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo
de prevención implantado ha sido confiada a un órgano
de la persona jurídica con poderes autónomos de inicia-
tiva y de control o que tenga encomendada legalmente
la función de supervisar la eficacia de los controles in-
ternos de la persona jurídica; los autores individuales
han cometido el delito eludiendo fraudulentamente los
modelos de organización y de prevención y; no se ha
producido una omisión o un ejercicio insuficiente de sus
funciones de supervisión, vigilancia y control por parte
del órgano al que se refiere la condición segunda. En los
casos en los que los anteriores requisitos solamente pue-
dan ser objeto de acreditación parcial, esta circunstan-
cia será valorada a los efectos de atenuación de la pena
(art. 31 bis, punto 2, del Cód. Penal español, luego de las
reformas introducidas en el año 2015).
(41) De cualquier modo, existían ciertas excepciones a
dicho principio general, específicamente, regulados por
la ley de prevención del lavado de activos y la ley penal
cambiaria, respectivamente. En la primera, ciertas acti-
vidades económicas, emprendimientos y profesionales,
tienen la obligación de reportar “operaciones sospecho-
sas” y entregar a la autoridad reguladora competente
(Unidad de Información Financiera), toda la documen-
tación que hubieran obtenido de sus clientes (art. 20,
ley 25.246). Bajo la legislación penal cambiaria, las enti-
dades autorizadas a operar en el mercado de cambios,
son responsables en verificar el cumplimiento de las re-
gulaciones aplicables a este tipo de operaciones, y que
las transacciones que se celebren sean reales. Es así
como cuando una de las entidades participantes com-
prueba la existencia de una infracción al régimen penal
cambiario, debe reportarla al Banco Central.
(42) Un principio general sobre cómo debería es-
tructurarse un programa de integridad anticorrupción,
lo encontramos en el segundo párrafo del art. 22 de la
ley 27.401, que establece que deberá guardar relación
con los riesgos propios de la actividad que la persona ju-
rídica realiza, su dimensión y capacidad económica, de
conformidad a lo que establezca la reglamentación.
(43) La experiencia internacional ha generado diver-
cer a los jueces y fiscales intervinientes de
que la compañía efectivamente hizo todo lo
que estaba a su alcance para crear una cul-
tura de cumplimiento a nivel interno (43) y
evitar prácticas corruptas. Nos parece que
este vacío legislativo podría ser cubierto en
su futura reglamentación.
Para el supuesto en que una entidad no hu-
biera logrado evitar la comisión de un delito
ni hubiera alcanzado denunciarlo, la nueva
legislación (arts. 16 a 21) ha previsto como
alternativa la celebración de un “acuerdo
de colaboración eficaz”, cuya finalidad es lo-
grar una atenuación en la pena, que de otro
modo debería haber recibido. El art. 16 de la
ley 27.401 dispone que la persona jurídica y
el Ministerio Público Fiscal podrán celebrar
un acuerdo de colaboración eficaz, por medio
del cual aquella se obligue a cooperar a tra-
vés de la revelación de información o datos
precisos, útiles y comprobables para el es-
clarecimiento de los hechos, la identificación
de sus autores o partícipes o el recupero del
producto o las ganancias del delito, así como
al cumplimiento de las condiciones que se
establezcan en el art. 18. El acuerdo de co-
laboración eficaz podrá celebrarse hasta la
citación a juicio (44).
La doctrina ha señalado que este instituto
ha instaurado un modelo similar a la figura
del “arrepentido”, en virtud de la cual la per-
sona jurídica se obliga a cooperar a través
de la revelación de información relevante y
comprobar los hechos o sus autores, como
así también la restitución del producido del
delito, y el pago de una multa equivalente a
una vez el beneficio obtenido. En el caso de
ser homologado por el juez, se ha establecido
sas soluciones tendientes a acreditar que una compañía
ha implementado un programa de integridad sustenta-
ble. Por ejemplo, en el modelo Chileno, se ha posibilitado
que “certifiquen” su programa de integridad por un “ter-
cero independiente”. En la certificación constará que
dicho modelo de prevención del delito (la denominación
equivalente a nuestro programa de integridad) contem-
pla todos los requisitos establecidos en la legislación, en
relación con la situación, tamaño, giro, nivel de ingresos
y complejidad de la persona jurídica. La certificación
podrá ser expedida por empresas de auditoría externa,
sociedades clasificadoras de riesgo u otras entidades
registradas ante la Superintendencia de Valores y Se-
guros que puedan cumplir esta labor, de conformidad a
la normativa que, para estos efectos, establezca el men-
cionado organismo fiscalizador (art. 4º, punto 4.b, de la
ley 20.393). Otra alternativa podría instrumentarse me-
diante la adecuación de tales programas a los lineamien-
tos establecidos por normas reconocidas globalmente
que operan como una especie de “Derecho blando” (soft
law), como las ISO 19600 y las ISO 37001 (esta última ad-
mite la certificación). Finalmente, ciertas legislaciones
(como la ya precitada de los Estados Unidos), han es-
tablecido algunos pilares fundamentales de contenidos
sobre los que debería implementarse un programa de in-
tegridad. Resource Guide to the US Foreign Corrupt Practi-
ces Act (noviembre 2012). Elaborado en forma conjunta
por el Departamento de Justicia y la Comisión de Va-
lores (Securities and Exchange Commission). “Hallmarks
of effective compliance program”, cap. 5, ps. 57/63. A la
versión completa de dicho documento se puede acceder
a través del siguiente link: https://www.sec.gov/spotlight/
fcpa/fcpa-resource-guide.pdf.
(44) Uno de los incentivos que subyacen en la ejecu-
ción de este tipo de acuerdos, sujeto a la normativa que
los regule, es evitar que las empresas se expongan a en-
frentar largos procesos judiciales que las condene, con
el siguiente impacto negativo en su reputación. Enten-
demos que esa norma sigue la tendencia global en este
tipo de legislaciones, tomando como ejemplo, la FCPA
que ha previsto distintas alternativas para que las em-
presas que hubieran reconocido o auto-denunciado la
comisión de sobornos en el extranjero (directa o indirec-
tamente) puedan acordar el cumplimiento de una serie
de condiciones para remediar tal ilícito, evitando así te-
ner que enfrentar un proceso judicial y una (casi) segura
condena. Al respecto, la FCPA ha contemplado dos vías
procesales: los “acuerdos de prosecución diferida” (“de-
ferred prosecution agreements”), y los acuerdos de no pro-
un plazo que no puede superar un año a fin
de analizar la verosimilitud de la información
proporcionada, una vez concluido, se debería
dictar sentencia respondiendo a las condicio-
nes establecidas en el acuerdo. Concluyendo
en aseverar que la consecuencia de un acuer-
do de colaboración eficaz residiría en una
reducción de la pena computable a los fines
de una posible reincidencia, con el efecto de
suspender la acción penal (45).
En lo que respecta a los programas de in-
tegridad, si bien la ley 27.401 no ha previsto
su implementación obligatoria, es indudable
que constituye una herramienta fundamen-
tal para blindar jurídicamente a las personas
jurídicas privadas locales, y evitar (en el caso
de resultar efectivamente posible) que que-
den expuestas a la imposición de alguna de
las sanciones previstas por aquélla.
La doctrina señaló que el programa de in-
tegridad es un elemento esencial en favor de
los entes ideales, ya que de encontrarse bien
diseñado e implementado les permitirá ser
eximidas de pena (46).
Es importante recalcar que la implementa-
ción de un programa de integridad confiere
los siguientes beneficios, al amparo de la nue-
va legislación: opera como un atenuante en la
graduación de la pena, su instrumentación es
necesaria para acceder a un acuerdo de cola-
boración eficaz, es un requisito para ser pro-
veedor del Estado Nacional y es uno de los
recaudos a acreditar para que sean eximidas
de la pena, respectivamente.
Se ha señalado que aquellas empresas que
decidan implementar un programa de inte-
secución (“non-prosecution agreements”), respectivamen-
te. En el marco de un acuerdo de procesamiento diferido
(“deferred prosecution agreement”), el Departamento de
Justicia del Gobierno de los Estados Unidos (DOJ) pre-
senta una denuncia ante los tribunales competentes,
pero simultáneamente solicita que su tramitación sea di-
ferida, con la finalidad de posibilitarle a la compañía que
demuestre su buena conducta. La ejecución de un acuer-
do de procesamiento diferido normalmente requiere que
el acusado acepte pagar una multa, acuerde suspender
el curso del plazo de prescripción, coopere con el gobier-
no, reconozca ciertos hechos relevantes que hubiera co-
metido, y ejecute ciertos compromisos de remediación
en temas de compliance, que incluyan un monitoreo de
su cumplimiento. Si la compañía cumple en debida for-
ma con los términos y condiciones de un acuerdo con
estas particularidades (el cual se extiende normalmente
por un plazo de dos o tres años), el DOJ desistirá de los
cargos formulados ante la Justicia, y no serán conside-
rados como una condena penal. En contraposición, bajo
un acuerdo de no prosecución, el DOJ se reserva el dere-
cho a formular una acusación, pero se abstiene de hacer-
lo, para permitir a la compañía a que acredite su buena
conducta durante su plazo de ejecución. A diferencia del
acuerdo de prosecución diferida, esta alternativa no es
presentada ante la Justicia. Su contenido y requisitos
son sustancialmente similares a este último. Si la compa-
ñía cumple con sus términos y condiciones durante su vi-
gencia, el DOJ no formulará una denuncia penal. Hemos
extraído las características distintivas de ambos institu-
tos regulados por la FCPA de la Resource Guide to the US
Foreign Corrupt Practices Act (noviembre 2012). Elabora-
do en forma conjunta por el Departamento de Justicia y
la Comisión de Valores (Securities and Exchange Commis-
sion), ps. 74/75. A la versión completa de dicho documen-
to se puede acceder a través del siguiente link: https://
www.sec.gov/spotlight/fcpa/fcpa-resource-guide.pdf.
(45) DURRIEU, Nicolás – VIDAL ALBARRACÍN,
Guillermo, ob. cit.
(46) MUNILLA LACASA, Hernán, “Los programas
de integridad en la nueva ley penal empresaria: su alcan-
ce y forma de evaluación”, publicado en el diario La Ley,
de fecha 27/11/2017, p. 5.
(47) El texto completo del art. 23 de la ley 27.401, que
detalla los elementos que podrían integrar el contenido
de un programa de integridad, dispone lo siguiente: el
Programa de Integridad deberá contener, conforme a
las pautas establecidas en el segundo párrafo del artícu-
lo precedente, al menos los siguientes elementos: a) Un
Martes 6 de febrero de 2018 | 5
gridad (47) deberán contar al menos con los
siguientes elementos para que eventualmente
pueda tenerse en cuenta como uno de los ele-
mentos para ser eximidas de pena: a) Un Có-
digo de Ética o conducta; b) un procedimiento
para la prevención de delitos en la interacción
con el sector público; c) la extensión del Códi-
go de Ética o conducta a terceros; y, d) capa-
citaciones. El resto de los elementos optativos
son: análisis periódico de riesgos, apoyo de la
alta dirección al programa, canales internos
de denuncias, protección de denunciantes, in-
vestigaciones internas y sanciones, debida di-
ligencia de terceros, debida diligencia en ope-
raciones de fusiones y adquisiciones (M&A),
monitoreo y evaluación continua de la efectivi-
dad del programa, el rol del compliance officer,
y un nuevo inciso referido al cumplimiento de
las exigencias reglamentarias que sobre estos
programas dicten las respectivas autoridades
del poder de policía nacional, provincial, mu-
nicipal o comunal que rija la actividad de la
persona jurídica (48).
El desafío que las compañías locales —no
sujetas a la aplicación de legislación extran-
jera ni a estándares globales tendientes a la
prevención y detección de actos de corrup-
ción—, que son ciertamente la gran mayoría,
consistirá en identificar cuáles serían los
principales lineamientos bajo los que debe-
rían implementar su programa de integridad.
En tal sentido, un análisis de cuál ha sido
la visión adoptada por responsables en com-
pliance de compañías multinacionales sujetas
a un permanente nivel de interacción con el
sector público constituye una fuente esencial
para su adaptación a la realidad de nuestro
mercado.
Código de Ética o de conducta, o la existencia de políti-
cas y procedimientos de integridad aplicables a todos los
directores, administradores y empleados, independien-
temente del cargo o función ejercidos, que guíen la pla-
nificación y ejecución de sus tareas o labores de forma
tal de prevenir la comisión de los delitos contemplados
en esta ley; b) Reglas y procedimientos específicos para
prevenir ilícitos en el ámbito de concursos y procesos li-
citatorios, en la ejecución de contratos administrativos
o en cualquier otra interacción con el sector público;
c) La realización de capacitaciones periódicas sobre el
Programa de Integridad a directores, administradores
y empleados. Asimismo, también podrá contener los si-
guientes elementos: I. El análisis periódico de riesgos y
la consecuente adaptación del programa de integridad;
II. El apoyo visible e inequívoco al programa de integri-
dad por parte de la alta dirección y gerencia; III. Los ca-
nales internos de denuncia de irregularidades, abiertos
a terceros y adecuadamente difundidos; IV. Una política
de protección de denunciantes contra represalias; V. Un
sistema de investigación interna que respete los dere-
chos de los investigados e imponga sanciones efectivas
a las violaciones del código de ética o conducta; VI. Pro-
cedimientos que comprueben la integridad y trayectoria
de terceros o socios de negocios, incluyendo proveedo-
res, distribuidores, prestadores de servicios, agentes e
intermediarios, al momento de contratar sus servicios
durante la relación comercial; VII. La debida diligencia
durante los procesos de transformación societaria y ad-
quisiciones, para la verificación de irregularidades, de
hechos ilícitos o de la existencia de vulnerabilidades en
las personas jurídicas involucradas; VIII. El monitoreo
y evaluación continua de la efectividad del programa de
integridad; IX. Un responsable interno a cargo del de-
sarrollo, coordinación y supervisión del Programa de
Integridad; y, X. El cumplimiento de las exigencias re-
glamentarias que sobre estos programas dicten las res-
pectivas autoridades del poder de policía nacional, pro-
vincial, municipal o comunal que rija la actividad de la
persona jurídica.
(48) SACCANI, Raúl, “Responsabilidad penal empre-
sarial: vuelta a Diputados con ajustes y desajustes”, fe-
cha de publicación 28/09/2017. Puede accederse al texto
completo de dicha nota de opinión a través del siguiente
link: https://es.linkedin.com/pulse/responsabilidad-penal-
empresaria-vuelta-diputados-con-raul-saccani. Como as-
pecto crítico, este autor afirmó que los dos elementos
más relevantes a la hora de evaluar la efectividad de
un programa de integridad, quedarían como optativos:
6 | Martes 6 de febrero de 2018
Así, según la opinión de un oficial de cum-
plimiento (compliance officer) de una com-
pañía internacional, en materia del cumpli-
miento (compliance) debemos trabajar en
los siguientes frentes, que no pueden dejar
de tenerse en cuenta: 1) sentimiento de pro-
piedad, logrando que las diferentes áreas se
adueñen de sus obligaciones de cumplimien-
to; 2) comunicación permanente; 3) entre-
namiento continuo; 4) elaboración de políti-
cas y procedimientos; 5) análisis de riesgos;
6) monitoreo; y, 7) acciones correctivas. El
reto consiste —según esta visión— en lograr
influir para que siempre se actúe sin inten-
ción de sobrepasar los límites (49).
Mientras que, desde la perspectiva de una
representante de la OCDE, se citan los ele-
mentos más importantes de un efectivo pro-
grama anticorrupción: 1) el apoyo de la direc-
ción (“tone at the top”); 2) claras y visibles polí-
ticas anticorrupción; 3) políticas y mediciones
para áreas específicas de riesgos; 4) educación
y entrenamiento; y, 5) la adopción de medidas
disciplinarias. Esta opinión concluyó en pun-
tualizar que la ausencia de un programa de
compliance anticorrupción puede ser tomada
para justificar la culpabilidad (50).
Finalmente, otro aspecto de trascenden-
cia vinculado con la próxima vigencia de la
ley 27.401, residiría en establecer quién o
quiénes tendrán a su cargo la responsabi-
lidad primaria de implementar su cumpli-
miento a nivel organizacional interno.
La doctrina ha tempranamente brindado
una respuesta a dicha cuestión, afirmando
{ NOTAS }
la gestión de riesgos (piedra angular en el contenido de
este tipo de herramientas), y la debida diligencia sobre
terceras partes, teniendo en cuenta que la mayoría de
los pagos irregulares se materializan a través de provee-
dores, intermediarios o agentes.
(49) Presentación de JAIME, Gaspar, “Complian-
ce Officer de Laboratorios Lilly”, realizada durante el II
Congreso Internacional de Compliance (Madrid, 11 y 12
de mayo del año 2017). Resumen de dicho evento realiza-
do por Carlos Rozen, presidente de la Asociación Argen-
tina de Ética y Compliance. A la versión completa de di-
cho resumen puede accederse a través del siguiente link
https://www.asociacioncompliance.com/3103-2.
(50) Presentación de Claire Leger (Analista antico-
rrupción de la Dirección de Asuntos Financieros y Em-
presariales de la OCDE). Realizada durante el II Congre-
so Internacional de Compliance (Madrid, 11 y 12 de Mayo
del año 2017). Resumen de dicho evento realizado por
Carlos Rozen, Presidente de la Asociación Argentina de
Ética y Compliance. A la versión completa de dicho resu-
men puede accederse a través del siguiente link https://
www.asociacioncompliance.com/3103-2.
(51) DASSO, Ariel G. – FLAH, Agustín, “Ética y res-
bibliografÍa
Título: Derecho concursal
procesal. Adaptado al Código
Civil y Comercial
Autor: Ricardo S. Prono
Editorial: La ley
Año: 2017
Ricardo S. Prono ofrece a la literatura jurídica
concursal una obra de indispensable consulta
para los profesionales dedicados al estudio de la
legislación que regula la insolvencia en nuestro
país, por la modalidad en que ha sido concebido
el formato y por la pasión que despierta la de-
tenida lectura de un completo estudio sobre la
materia de nuestro interés.
Se trata del primer trabajo conceptual so-
bre el derecho concursal publicado luego de
la vigencia de la ley 26.994.
que les corresponde a los integrantes del
órgano de administración implementar sis-
temas y medidas preventivas para reducir el
riesgo de conflicto de intereses en sus rela-
ciones con la persona jurídica (y más espe-
cíficamente, con el sector público en forma
directa o a través de intermediarios). De tal
modo que todo lo concerniente en materia de
compliance y prevención recae fundamental-
mente en el órgano de administración —en
forma personal— y en sus funcionarios prin-
cipales, los que están sujetos a un deber que
incluye no solamente la prevención, sino la
obligación de implementar todos los sistemas
y controles de las que, desde su conocimien-
to y previsión, deben dotar al órgano al que
pertenecen (51).
V. Conclusiones
— La vigencia de la ley 27.401, importará
enfrentar un novedoso desafío para las per-
sonas jurídicas privadas locales (incluidas las
PYMES), que consistirá en el diseño de la im-
plementación de un programa de integridad
anticorrupción, adecuado o “a medida” de las
características de un ente ideal comprendido
por aquella, materializado a nivel “macro” en
la adopción de un conjunto de acciones, meca-
nismos y procedimientos internos, orientados
a prevenir, detectar y corregir irregularidades
y actos ilícitos alcanzados por tal normativa;
— Es evidente que la construcción e inter-
nalización de una cultura de cumplimiento o
compliance, en el ámbito de tales entes idea-
les (con prescindencia de que persigan —o
no— una finalidad directa de lucro), no sola-
ponsabilidad penal de las sociedades, las reformas legis-
lativas y su relación con los principios del gobierno cor-
porativo (ponencia)”, presentada ante el IV Congreso
Argentino en Mercado de Capitales (junio 2017), organi-
zado por el Departamento de Finanzas y el Área Dere-
cho de la Universidad del Cema (UCEMA), publicada en
el libro de ponencias de dicho Congreso, ps. 271/285. En
sustento a su ponencia, estos autores afirmaron que el
art. 159 del Cód. Civ. y Com., prevé que los administra-
dores deben obrar con lealtad y diligencia, y por lo tanto,
no pueden perseguir ni favorecer intereses contrarios a
los de la persona jurídica. Si tuvieran conocimiento que
esto pudiera ocurrir deberán hacerlo saber a los demás
integrantes del órgano de administración, y abstenerse
de realizar cualquier intervención relacionada con la
operación.
(52) A título ejemplificativo, citamos un reciente lea-
ding case internacional con puntos de conexión con nues-
tro país, que expone como —en la práctica— una posible
maniobra de pago de sobornos se canaliza a través del
uso de intermediarios, los cuales a su vez tienen vínculos
o conexiones con funcionarios públicos. En tal sentido,
a comienzos del año 2016 una compañía Multilatina de
Con un magnífico prólogo de Héctor Ale-
gria, la obra profundiza en áreas no transita-
das por los especialistas, como los estrechos
lazos que identifican las relaciones entre el
derecho procesal y las normas sustanciales
concursales, que constituyen, en palabras del
autor, un entramado inescindible y en per-
manente interacción.
Con ese propósito indaga en los intrincados
laberintos doctrinarios que tienden a explicar la
naturaleza jurídica de los procesos concursales,
y el resultado de la investigación redunda en una
pedagógica incursión en las diversas corrientes
de opinión existentes. Resume con precisión las
notas introductorias que configuran los ejes pro-
cesales esenciales con visión federal.
Al tradicional abordaje de cuestiones rele-
vantes agrega un notable análisis del impacto
que el Código Civil y Comercial (Cód. Civ. y
Com.) genera en lo concursal.
mente debería concientizar a sus integrantes
en evitar la comisión de prácticas corruptas
(o en su caso denunciarlas internamente o a
las autoridades judiciales competentes), sino
posibilitarles acceder a los incentivos que ha
previsto, específicamente la de ser eximidas
de pena, o alternativamente, su atenuación,
en este último caso mediante la negociación
y ejecución de un “acuerdo de colaboración
eficaz”,
— Será también determinante extender
una labor de supervisión y control a ser adop-
tada por las personas jurídicas alcanzadas
por la ley 27.401, a su relación con terceros,
teniendo en cuenta que, en la gran mayoría
de los casos, el pago de sobornos se canaliza
a través de su actuación (52);
— El art. 2º de la ley 27.401 comprende-
ría dos escenarios por los que una persona
jurídica podría ser responsable penalmente
por la comisión de los delitos alcanzados por
aquella, a través de la actuación de terceros,
ya sea que su intervención se haya cristaliza-
do en forma “indirecta”, o cuando dichos ter-
ceros careciesen de atribuciones para obrar
en su representación, siempre que hubiera
ratificado al menos tácitamente su gestión;
— Ciertamente que para ser eximida de
pena o lograr su atenuación, en su caso, será
esencial —bajo el precitado escenario— que
como parte de los elementos integrantes de
un programa de integridad, se hubiera ins-
trumentado y documentado un procedimien-
to de debida diligencia (due diligence) que hu-
biera comprobado la integridad y trayectoria
capitales Chilenos, la cual es una entidad emisora (“is-
suer”), al amparo de la FCPA, en atención a que cotiza
sus valores negociables en el mercado de capitales de los
Estados Unidos, se auto-denunció ante la SEC reportan-
do el pago de un soborno, a través de la celebración de
un contrato de consultoría, con una compañía off shore,
el cual —en la práctica— resultó inexistente. Teniendo
en cuenta que esta operación ficticia habría tenido como
objetivo disfrazar el pago de un soborno para permitir el
ingreso de dicha compañía al mercado aerocomercial ar-
gentino. Para un análisis completo de este caso, nos re-
mitimos a la siguiente nota periodística. FERNÁNDEZ
BLANCO, Pablo, “LAN pagó una multa por supuestas
coimas del año 2006 en el país”, publicado en el diario
La Nación, de fecha 06/02/2016, a cuya versión completa
puede accederse a través del siguiente link http://www.
lanacion.com.ar/1868780-lan-pago-una-multa-por-supues-
tas-coimas-de-2006-en-el-pais.
(53) Nótese que la nueva legislación no establece bajo
cuáles estándares o parámetros se entenderá que una
labor de debida diligencia a ser realizada por un ente
ideal en relación con la integridad y trayectoria de los
terceros intermediarios o socios de negocios, como una
Las normas procesales concursales se estu-
dian en sí y con relación a las leyes subsidiarias.
La obra tiene su centro y eje de preocupación
en el proceso, en el diseño del cauce formal del
trámite concursal, en los órganos que intervie-
nen y en los sujetos que involucra. Los temas
nucleares son explorados con profundidad en
los primeros capítulos de la obra (I, II, III, IV y
V), sobresaliendo el VI sobre los alcances de la
pérdida de legitimación del fallido en la quiebra
y, como natural consecuencia, la amplificación
de las facultades del síndico en el trámite. En
el VII, las clásicas reglas procedimentales que
delimitan el marco de actuación procesal co-
mún de los concursos son objeto de riguroso
tratamiento, así como el denominado efecto de
la cosa juzgada y sus controvertidos alcances
extraconcursales (VIII).
Pondera el sistema recursivo concursal (IX)
y enfatiza el valor intrínseco de la inapelabili-
de tales terceros o socios de negocios, inclu-
yendo proveedores, distribuidores, presta-
dores de servicios, agentes e intermediarios,
tanto al momento de contratar sus servicios,
como también realizar un monitoreo sobre
aquellos en forma periódica durante la rela-
ción contractual (53).
— Otro gran desafío pendiente por encarar
por parte de las personas jurídicas privadas
locales, ante este nuevo marco normativo,
residiría en evaluar alternativas para otorgar
mayor credibilidad a sus programas de inte-
gridad corporativos. Entre tales alternativas
encontramos: su certificación por parte de ex-
pertos independientes (caso chileno); o bien,
la creación de un organismo preparado para
realizar estas evaluaciones (caso peruano); o
bien, el desarrollo de un estándar o norma de
gestión de compliance penal que sirva como
parámetro a seguir (caso español) (54). l
Cita online: AR/DOC/210/2018
MÁS INFORMACIÓN
Lavia Haidempergher, Laura - de Artaza, Mer-
cedes, “La responsabilidad penal de la persona jurí-
dica. Un cambio de paradigma”, AR/DOC/19/2018.
Komarofky, Nadia, “El nuevo régimen legal de res-
ponsabilidad penal de la persona jurídica por delitos
que impliquen corrupción”, ADLA 2017-12, 10, AR/
DOC/3130/2017.
Durrieu Figueroa, Roberto, “Corrupción y sobor-
no transnacional en la Ley Penal Empresaria”, AR/
DOC/3061/2017.
de las matrices sobre las que debería instrumentarse su
programa de integridad, reunirá el atributo de ser “ade-
cuada” o “efectiva”, para poder lograr una eximición,
o en su caso, una atenuación en la pena. Al respecto,
de mantenerse tal interrogante dentro de su futura re-
glamentación, y a los fines de cubrir tal vacío, deberían
recurrirse a lineamientos o reglamentos adoptados por
organizaciones no gubernamentales globales, referen-
tes en la materia. Citamos, por ejemplo, el documento
“CCI Auditoría legal Anticorrupción sobre terceros:
guía para pequeñas y medianas empresas” (Documento
de Políticas). Preparado por la Comisión de Responsa-
bilidad Corporativa y Anticorrupción de la Cámara de
Comercio Internacional. 2015. A la versión completa de
dicho documento se puede acceder a través del siguien-
te link: http://www.iccspain.org/wp-content/uploads/
2016/01/ICC-Auditoria-Legal-anti-corrupcion-sobre-terce-
ros_Guia-para-PYMES.pdf.
(54) ROZEN, Carlos, “BDO Argentina. Responsabi-
lidad penal de las personas jurídicas por delitos de co-
rrupción”, 12/01/2018. https://www.bdoargentina.com/
es-ar/novedades/ 2018/responsabilidad-penal-de-las-per-
sonas-juridicas-por-delitos-de-corrupción.
dad en el proceso, convalidando su fundamento
y la constitucionalidad del precepto, y las ex-
cepciones que confirman la regla en la propia
ley y en la evolución jurisprudencial, los recur-
sos ordinarios y extraordinarios y su referencia
a la Corte Suprema.
Analiza la especificidad del régimen de no-
tificaciones (X), la vigencia de la regla tradi-
cional de la notificación ministerio legis, su im-
portancia, y ubica este principio dentro de la
peligrosa tríada de las reglas procesales concur-
sales junto a la inapelabilidad y la perención.
Evalúa hipótesis de funcionamiento del siste-
ma y se detiene en la incorporación de las nuevas
tecnologías (notificación concursal por medios
informáticos), que redundarán en celeridad, sin
afectar la defensa en juicio y el debido proceso.
El cap. XI estudia las diversas reglas proce-
sales contenidas en el art. 273, prevaleciendo

el análisis del inc. 9º, relativo a la carga de la
prueba en cuestiones contradictorias. En este
tópico revela el estado de la jurisprudencia
en materia verificatoria de créditos laborales
y fiscales, entre otros, dando paso al examen
del Código Civil y Comercial cuando se refiere
a la modalidad probatoria que preside la con-
sideración de las obligaciones en general, los
procesos de familia, de la responsabilidad ci-
vil, etc. También pondera la norma que fija la
responsabilidad del magistrado concursal por
el incumplimiento injustificado de los plazos
establecidos en la ley, con expresa contem-
plación de aquellos supuestos —como el de la
prórroga del período de exclusividad— en los
que conviene flexibilizar el rigor de la norma
a fin de facilitar la concreción de la solución
preventiva. Con relación a los fallos plenarios
y su debilitada obligatoriedad a partir de la
sanción de la ley 26.853, el autor destaca su
incidencia actual en el ámbito concursal na-
cional, describiendo la doctrina emergente de
los más importantes pronunciamientos de la
Cámara Nacional Comercial. Concluye este
segmento con el tratamiento integral del pro-
cedimiento incidental, en el que aborda cada
una de las hipótesis en las que encuentra apli-
cación el trámite legislado en los arts. 280 y
ss., LCQ, incluyendo el examen de las costas y
la regulación de honorarios en las actuaciones
incidentales.
NOTA A FALLO
Empleo público
Personal contratado de la Administración.
Prolongación de la relación en el tiempo.
Cese que constituye desviación de poder.
Disidencia.
Hechos: Un miembro del personal tempora-
rio contratado para el Banco de la Provincia
de Buenos Aires interpuso acción contencioso
administrativa contra esa entidad, ante la co-
municación verbal e intempestiva del cese del
vínculo, con el objeto de obtener la reincorpora-
ción a su empleo y el pago de los salarios caídos.
Subsidiariamente, solicitó el reconocimiento de
la indemnización del art. 30 de la ley 10.430. El
juez de primera instancia hizo lugar parcial-
mente a la demanda, condenando a la entidad
bancaria al pago de la indemnización, desesti-
mando el pedido de reincorporación del agente.
La Cámara rechazó el recurso de apelación in-
terpuesto por la parte actora, que perseguía la
reincorporación junto al cobro de los salarios
caídos, el reconocimiento del daño moral y da-
ños punitivos, e hizo lugar al deducido por la
demandada, revocando la sentencia de grado.
Empleo público y desvío de poder
Carlos Botassi
SUMARIO: I. Introducción. — II. Una primera brecha. El fuero laboral. — III. El cambio de criterio
de la Corte Nacional. — IV. La jurisprudencia de la Suprema Corte bonaerense anterior a “Vidal”.
— V. El fallo anotado. — VI. Nuestra opinión.
I. Introducción
Una vez perfeccionado el vínculo de empleo,
por mandato del art. 14 bis de la Constitución
Nacional (CN), no le es dado al Estado emplea-
dor romper el contrato salvo que exista una fal-
ta disciplinaria que lo justifique, acreditada en
un procedimiento investigativo con adecuada
oportunidad de defensa. La Constitución de la
Provincia de Buenos Aires asegura la estabili-
dad en el empleo en su art. 103, inc. 12.
Los diversos estatutos de los empleados
públicos nacionales, provinciales y mu-
Las medidas cautelares concursales funcio-
nan en el proceso concursal a pesar de no contar
la legislación con una regulación integral que las
contemple. El instituto cautelar implementado
en los concursos encuentra íntima conexión y
necesaria complementación con las normas pro-
cedimentales civiles, predominando —en caso
de conflicto— la concepción dogmática-positiva
del derecho concursal. Estudia las cautelares
expresamente previstas en la ley concursal,
aplicables al concurso preventivo, la quiebra y el
acuerdo preventivo extrajudicial, distinguiendo
aquellas que pueden ser despachadas antes o
después de la apertura del proceso universal.
El otorgamiento de cautelares o requeri-
mientos urgentes que pueden ser otorgados
en el concurso a pesar de no estar específica-
mente señalados en la legislación es materia
del cap. XIII. Es el caso de la habilitación y/o
reapertura urgente de las cuentas corrientes
bancarias del concursado a fin de facilitarle la
continuación del giro de sus negocios; el mante-
nimiento de la prestación de los servicios públi-
cos necesarios para mantener la actividad del
deudor, entre otras medidas que la jurispru-
dencia ha admitido en beneficio de la situación
concursal del cesante (registro de importado-
res y exportadores; cuota Hilton; certificado
fiscal para participar en licitaciones, etc.).
Concluye este apartado con la consideración
La Suprema Corte de la Provincia, por mayo-
ría, hizo lugar al resarcimiento pedido.
1. - La injustificada utilización de un meca-
nismo de designación transitoria para
mantener en un empleo por más de ocho
años a un agente —en un origen como
personal de gabinete y luego, durante la
mayor duración de la relación, como per-
sonal contratado—, constituye una des-
viación de poder, contraria a la exigencia
de buena fe que debe guiar la actuación
del Estado con sus agentes en el marco
de una contratación administrativa.
2. - La ruptura intempestiva del vínculo laboral
que unía a un agente con la Administración
—Banco de la Provincia de Buenos Aires—,
en tanto arbitraria, es suficiente para con-
siderar que pudo generar expectativas en
punto a su mantenimiento o cuanto menos,
a una ruptura no intempestiva —teniendo
en cuenta que un contrato temporal se re-
novó por 8 años—, por lo que no es posible
aceptar la disolución unilateral del vínculo
por la Administración sin derecho a recla-
mo de ninguna índole.
nicipales prevén que, junto a quienes se
desempeñan sin límite temporal alguno
—personal de “planta permanente”— co-
existan agentes contratados a plazo fijo,
para realizar tareas especiales o, al menos,
no habituales en los dependientes con esta-
bilidad. Se trata de convenios predispues-
tos o de adhesión que se ponen a la firma
de una categoría de hombres y mujeres que
forman parte de la denominada “planta
temporaria”.
En la Provincia de Buenos  Aires el
art. 15 del Estatuto del Empleado Público,
favorable que merece el reconocimiento judi-
cial de cautelares en la figura del fideicomiso de
garantía en ocasión del concurso del fiduciante,
llevando a cabo el análisis pertinente según la
nueva regulación del Código Civil y Comercial.
En las modalidades conclusivas (XIV) agota
el estudio de todas las hipótesis posibles, co-
menzando por el examen de la caducidad de
instancia, a la que dedica especial atención. Se-
guidamente encara la terminación “no ordina-
ria” del trámite, finalizando el recorrido por los
modos tradicionales de extinción del proceso.
La obra culmina con un tema de gran utili-
dad práctica. En el apéndice enfrenta el siem-
pre espinoso tópico de los privilegios, asumien-
do el desafío con notable capacidad expositiva
y claridad de conceptos. El Código Civil y Co-
mercial avanza con su novel regulación hacia
el siempre anhelado intento unificador del sis-
tema y lo hace tomando como pauta referen-
cial ineludible el régimen contemplado en la
legislación concursal. El autor advierte sobre la
subsistencia de la doble regulación (civil y fali-
mentaria), pero al mismo tiempo admite que la
armonización de reglas y principios que recoge
el codificador generará una mayor y más fácil
asimilación en la consideración de los privile-
gios. Especial atención le merece el tratamien-
to de los privilegios laborales con apoyo en nor-
3. - Si la relación laboral del personal contrata-
do, luego de los dos años iniciales, se prolon-
gó durante aproximadamente seis más, se
ha generado una situación que resulta asimi-
lable a la del personal de planta permanente
con estabilidad (del voto del Dr. Negri).
4. - El recurso de inaplicabilidad de ley inter-
puesto contra la sentencia que rechazó la
pretensión indemnizatoria de un personal
contratado de la Administración provin-
cial, ante el cese intempestivo del vínculo,
debe ser rechazado, en tanto la interpreta-
ción dada por el tribunal de alzada resulta
coherente con las constancias de la causa y
la actora no ha demostrado que exista una
asignación de tareas o funciones distintas
(del voto en disidencia del Dr. Genoud).
120.786 — SC Buenos Aires, 27/12/2017. - Vidal,
Miguel Ángel c. Banco de la Provincia de Bue-
nos Aires s/ Pretensión de restablecimiento o
reconocimiento de derechos.
[Cita on line: AR/JUR/96251/2017]
ley 10.430, dispone: “El personal alcanzado por
el presente régimen se clasificará en:
1. Personal de Planta permanente con estabili-
dad y sin estabilidad:
2. Personal de Planta temporaria que com-
prende:
a) Personal de Gabinete.
b) Secretario Privados.
c) Personal contratado.
d) Personal transitorio”.
Este tipo de vínculo, por definición aco-
tado en el tiempo y reservado a tareas que
no son realizadas por los empleados de la
“planta permanente”, ha sido desnatura-
lizado por el Fisco empleador, evitando
Martes 6 de febrero de 2018 | 7
mas internacionales (Convenio de la OIT 173) y
en precedentes de la Corte Federal que marcan
su incidencia en el derecho interno. Tales ante-
cedentes permiten en la actualidad conformar
un bloque normativo que claramente se dirige
a intensificar la protección de las relaciones la-
borales ante la insolvencia del empleador.
La modalidad expositiva empleada por Ri-
cardo S. Prono en su obra revela la preocupa-
ción del jurista en organizar una herramienta
literaria de fácil comprensión para los destina-
tarios de su trabajo y que contiene la más ac-
tualizada y completa información doctrinaria
y jurisprudencial de esta rama del derecho en
continua evolución.
Celebramos la edición de este auténtico tra-
tado del derecho concursal argentino, que se
destaca por su impecable presentación y sobre
todo por la calidad y claridad en la narrativa
jurídica concursal que distingue al reconocido
autor, del que ya hemos recibido una extensa
producción autoral a lo largo de su impecable
trayectoria.
Horacio Roitman, José A. Di Tullio
y Eduardo Chiavassa
Cita on line: AR/DOC/58/2018
2ª Instancia.- La Plata, diciembre 27
de 2017.
Antecedentes
La Cámara de Apelación en lo Contencioso
Administrativo con asiento en La Plata hizo
lugar al recurso de apelación deducido por la
parte demandada, revocó el pronunciamien-
to de primera instancia y rechazó en conse-
cuencia la pretensión indemnizatoria promo-
vida (v. fs. 469/477).
Disconforme con ese pronunciamiento, la
parte actora interpuso recurso extraordina-
rio de inaplicabilidad de ley (v. fs. 484/494
vta.), el que fue concedido a fs. 498/499 por la
Cámara interviniente.
Dictada la providencia de autos (v. fs. 504),
agregado el memorial de la accionada
(v. fs. 508/511 vta.) y encontrándose la causa en
estado de dictar sentencia, la Suprema Corte
resolvió plantear y votar la siguiente cuestión
¿Es fundado el recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley interpuesto?
que el personal convocado con vocación
de perpetuidad alcance la condición de
estable. Es así que renovando el contrato
indefinidamente se disimula que, en rea-
lidad, el acuerdo verdadero es sine die.
Esta situación se presenta a diario con un
número cada vez mayor de personas ne-
cesitadas de trabajar que, por esa misma
razón, aceptan formar parte de esa simu-
lación ilícita. Cada cambio de autoridades,
con el argumento de desplazar a aquellos
que fueron designados a último momento
por la gestión saliente y frente a la necesi-
dad de reducir los costos de la burocracia,
suelen cometerse injusticias flagrantes
dejando sin trabajo a personas que se han
desempeñado con corrección durante dé-
cadas. Muchas veces se mantienen en su
puesto trabajadores de bajo rendimiento
estatales pero amparados en su condición
de “planta permanente”, mientras se des-
pide a agentes de impecable trayectoria
8 | Martes 6 de febrero de 2018
A la cuestión planteada, el doctor Negri dijo:
I.1. El señor Miguel Santos Vidal promovió ac-
ción contencioso administrativa contra el Ban-
co de la Provincia de Buenos Aires con el objeto
de obtener la reincorporación a su empleo y el
pago de los salarios caídos. Subsidiariamente,
solicitó el reconocimiento de una indemnización
de conformidad a lo dispuesto por el art. 30 de
la ley 10.430 (v. fs. 60/70).
Relata que en el período que se extiende en-
tre el 02/01/2000 y el 07/08/2008 se desempe-
ñó —en forma ininterrumpida— en el Banco de
la Provincia de Buenos Aires prestando funcio-
nes como en un primer período como “personal
de gabinete” variando este encuadre a partir de
junio de 2002 a la figura de “Contrato de em-
pleo público a tiempo determinado”, siempre
en el área de Administración, cumpliendo múl-
tiples tareas como la implementación del pro-
grama de circulación de las letras de tesorería
denominadas “Patacón” e integrando equipos
de trabajo que elaboraron propuestas para el
sector comercial del banco a fin de recuperar
los niveles de rentabilidad y crecimiento.
Puntualiza que, encontrándose finalizado el
último contrato suscripto, el Banco le comuni-
có en forma verbal a través de dos asesores del
Directorio que se había decidido su cese, desvin-
culándolo abruptamente de la institución.
Expone que su desempeño a lo largo de
todo el tiempo en que duró la relación fue
inobjetable, no registrando sanciones ni pro-
moción de sumario disciplinario alguno, que
trabajó de manera eficiente y jamás recibió
reproches que pudieran justificar o anunciar
tal desenlace. Por el contrario se le había co-
municado, aunque verbalmente, que aquella
situación de estabilidad informal iba a ser
corregida mediante una designación en la
planta permanente de la entidad.
pero que detentan la deficitaria calidad de
“contratados” (1).
El agente contratado, miembro de la “plan-
ta temporaria”, realiza tareas idénticas al
personal de planta permanente y, debido a
las constantes prolongaciones del acuerdo
inicial, se mantiene durante años en la Ad-
ministración la cual puede deshacerse sin
consecuencias del agente con el sencillo me-
canismo de dejar de renovar el contrato a los
5, 10, 20 o más años.
El contratado carece de derecho a la carre-
ra y se mantiene en un estado de incertidum-
bre. Al final de cada año —ya que los contra-
tos, generalmente, se firman el 2 de enero y
se extienden hasta el 30 de diciembre— sobre
todo si se ha producido un cambio de gobier-
no, se asume el riego de que el acuerdo no sea
renovado y el trabajador estatal se quede sin
ingresos de manera intempestiva.
II. Una primera brecha. El fuero laboral
Atendiendo a la casuística y cuidando de no
consagrar reglas generales, debemos decir
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) En la p. 8 de su edición del 04/01/2018 el diario “El
Día” de La Plata, tituló “El municipio platense profundiza el
ajuste de gastos y da de baja 815 contratos”. El texto aclara
que 215 corresponden a temporarios municipales y otros
600 son cooperativistas. La implementación de cooperati-
vas de trabajo que actúan como una especie de “sucursa-
les” de las comunas es otra forma de fraude a la ley de Em-
pleo del cual no nos ocuparemos en este comentario.
(2) CNTrab., salas III y VI, sentencias publicadas en
TSS, 1993-718 y DT, 1998-A-608, citadas por PETRELLA,
Alejandra, “El empleo público en la órbita de la Ciudad Au-
tónoma de Buenos Aires: perspectivas a la luz de una Cons-
titución garantista”, JA Supl. de Derecho Administrativo,
Sostiene que la simulación administrativa o
desvío de poder se torna evidente frente a las
características de los contratos temporarios,
que encubren un vínculo estable, ello en tanto
las condiciones y cláusulas predispuestas por
el banco empleador demuestran claramente la
existencia de una relación desprovista de todo
acotamiento temporal. En ese contexto destaca
que no se expone el objeto de la supuesta loca-
ción de servicios u obra, el cual debería referir-
se a prestaciones destinadas a agotarse en un
lapso determinado. De ello deriva que queda de-
mostrada su vocación de continuidad y su nota
de estabilidad.
Agrega, que durante la ejecución de los nueve
contratos idénticos y sucesivos realizó iguales
tareas a las desarrolladas por cualquier agente
con vínculo estable y percibió su misma remu-
neración, incluso le fueron otorgados los incre-
mentos salariales acordados por la empleadora
y la Asociación Bancaria.
Afirma que la demandada hizo un uso abusi-
vo del derecho de designar personal temporario
incurriendo en una conducta carente de razo-
nabilidad.
I.2. El titular del Juzgado en lo Contencioso
Administrativo N° 1 del Departamento Judicial
La Plata hizo lugar parcialmente a la demanda,
condenando a la entidad bancaria al pago de la
indemnización prevista por el art. 30 inc. “b” de
la ley 10.430 con más intereses a la tasa pasiva
del Banco de La Provincia de Buenos Aires y
declarando la inconstitucionalidad e inapli-
cabilidad al accionante de los arts. 7 y 10 de la
ley 12.727 (v. fs. 404/416).
Desestimó, no obstante, el pedido de rein-
corporación del agente en tanto entendió que
no se encontraba acreditada la efectiva pres-
tación de tareas de carácter permanente por
parte del accionante.
que algunas salas de la Cámara Nacional del
Trabajo han decidido hace ya bastante tiem-
po que el personal contratado del Estado se
encuentra amparado por la Ley de Contrato
de Trabajo (LCT), estableciendo en algunos
casos su aplicación por analogía y en otros su
vinculación directa (2). Al menos de esta ma-
nera los empleados contratados que acuden al
Fuero Laboral obtienen la protección del De-
recho Social, siempre y cuando logren sortear
el problema de la competencia en razón de la
materia, ya que dirimir conflictos de empleo
público —por regla general— atañe al Fuero
Administrativo. Ese giro fue celebrado por la
doctrina que se había ocupado del asunto (3).
En algunos casos los jueces laborales de-
nunciaron la simulación o desvío de poder. En
la causa “Zabalza”, la sala VI de la Cámara
Nacional de Apelaciones del Trabajo advirtió
que se trataba de un supuesto de contratacio-
nes efectuadas con el solo objeto de privar de
estabilidad a la actora, intentando legitimar
por vía del fraude, cláusulas que autorizan
la rescisión unilateral del vínculo, fijando el
resarcimiento contra el despido arbitrario
reconocido en la LCT (4). La sala VII, en los
del 07/08/2002, p. 51, correspondiente a JA 2002-III.
(3) Ver por todos DE LA FUENTE, Horacio H., “Esta-
bilidad del empleado público. Situación del personal con-
tratado”, LA  LEY, 2001-D, 911 y ABDELNUR, Miguel Á.,
“Contratados del Estado. Creación pretoriana de un régi-
men protectorio especial”, en FOLGIA, Ricardo A. (dir.),
Regímenes laborales especiales, Ed. La Ley, Buenos Aires,
2012, cap. IV.
(4) CNTrab., sala VI, “Zabalza”, 29/04/1994, DT 1994-B,
1188.
(5) CNTrab., sala VII, “Balasanian”, 18/09/2002, DT,
2003-A, 242.
(6) CS, “Zacarías c. Caja Nacional de Ahorro y Seguro”,
del 05/03/1987, Fallos 310:464.
I.3. La Cámara de Apelaciones intervinien-
te rechazó el recurso de apelación interpues-
to por la parte actora —que perseguía su re-
incorporación junto al cobro de los salarios
caídos, el reconocimiento del daño moral y
daños punitivos— e hizo lugar a igual reme-
dio deducido por la demandada —por cuanto
se agraviaba de la pretensión indemnizatoria
y la actualización monetaria dispuesta— y
revocó la sentencia de primera instancia
(v. fs. 469/477 vta.).
Para así decidir consideró que el actor no era
titular de una situación de permanencia como la
invocada, en tanto la antigüedad que registraba
como contratado no resultaba susceptible de
transformar en estable a su designación.
A su vez, estimó que el cese, operado al
vencimiento del término de una contratación
temporaria, no resultó ilegítimo al amparo de
lo dispuesto por los arts. 3, inc. 2, 6, inc. “b” y
9 del Estatuto para el Personal del Banco de la
Provincia de Buenos Aires. Similar naturaleza
asignó a su designación previa como personal
de gabinete.
Recordó la doctrina de esta Corte en punto a
que la situación estatutaria del agente tempora-
rio no se modifica por el transcurso del tiempo
ni impide que la Administración haga uso de las
facultades que le han sido asignadas respecto a
la remoción de los empleados que carecen de
estabilidad.
Ponderó que la sentencia de grado en cuanto
rechazaba la reincorporación del actor se en-
contraba ajustada a derecho, a diferencia de lo
acontecido con la orden de pago de una indem-
nización no prevista para el distracto.
Ello en tanto, consideró que no se expusieron
razones ni se aportaron pruebas suficientes que
pudieran demostrar que la entidad bancaria
autos “Balassanian”, señaló que el hecho de
que el actor prestara servicios ininterrumpi-
dos durante casi 20 años descartaba la idea de
transitoriedad y demostraba la existencia de
contrataciones fraudulentas (5).
III. El cambio de criterio de la Corte Nacional
La Corte Suprema de Justicia de la Nación
sostuvo inicialmente que la sola celebración
de un contrato ad hoc no convierte al intere-
sado en un empleado público (6), excepto que
el sustracto fáctico del caso y la normativa
específicamente aplicable indiquen lo contra-
rio (7), rechazando el derecho a la estabilidad
de los agentes contratados con decenas de re-
novaciones sucesivas. Para así decidir invocó,
entre otros argumentos poco significativos,
la doctrina de los propios actos (8). Al mismo
tiempo la Corte negó el derecho al cobro de
una indemnización sustentada en la ley de
Contrato de Trabajo, al interpretar que ese
régimen no es aplicable a los dependientes de
la Administración (9). De esta manera, la si-
tuación de numerosos agentes contratados re-
sultaba desesperante: carecían de estabilidad
aun cuando el contrato “temporario” hubiera
(7) CS, “Romeo”, Fallos 311:216.
(8) Ver los casos descriptos, y la acertada crítica que
se efectúa en DE LA FUENTE, Horacio H., “Estabilidad
del empleado público. Situación del personal contratado”,
LA  LEY, 2001-D, 917 y ss.
(9) Causa “Leroux de Emede c. Mun. de Buenos Aires s/
despido”, del 30/04/1991, DT, 1991-B, 1847 y Fallos 314:376.
(10) CS, “Madorrán, Marta C. c. Administración Na-
cional de Aduanas”, 03/05/2007, LA  LEY, 2007-E, 682;
DT, 2007-A, 555; Revista de Derecho Administrativo de la
ABDA nros. 1-2 (2007) p. 158, con nota de DE LA FUENTE,
Horacio H., “La Corte Suprema abandona la doctrina autori-
taria en materia de empleo público”; RAP nro. 345 p. 41, con
nota de ZILLI DE MIRANDA, Martha, “El caso ‘Madorrán’:
hubiese actuado en fraude de la garantía de es-
tabilidad del empleado público al tomar los ser-
vicios del demandante incorporándolo al plantel
temporario.
Concluyó así que el comportamiento de la
Administración no significó una legítima expec-
tativa de permanencia laboral que permitiera
censurar su obrar, y en tal contexto ni la rein-
corporación ni la pretensión de indemnización
podían prosperar.
De allí derivó la legitimidad del acto adminis-
trativo extintivo del vínculo laboral, negando
tanto la procedencia de compensación pecu-
niaria por la baja dispuesta, como la posibilidad
de que el transcurso del tiempo modificase el
carácter temporario de la situación de revista
del actor.
II. Contra esa decisión, la parte actora dedujo
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
o doctrina legal (v. fs. 484/494 vta.).
Se agravia por cuanto entiende que el pro-
nunciamiento de Cámara ha incurrido en serios
errores de juzgamiento debido a la inobservan-
cia o errónea aplicación de la ley y de la doctrina
legal en las cuales subsume los hechos probados
en la causa.
En tal sentido denuncia la violación art. 14 bis,
de la Constitución nacional; 39 y 103 inc. 12 de
la Constitución provincial; 6 y 9 del Estatuto
para el Personal del Banco de la Provincia de
Buenos Aires, junto a la errónea aplicación de
los arts. 375 y 163 del Cód. Proc. Civ. y Com. de
la Nación al igual que el desconocimiento de la
doctrina sentada en casos semejantes por esta
Suprema Corte.
Agrega que en el citado fallo se formulan una
serie de afirmaciones dogmáticas que no sólo
carecen de correlación con los hechos probados
sido renovado durante décadas y las tareas
asignadas coincidieran con las que realiza el
personal de planta permanente. Frente al dis-
tracto incausado no estaban en condiciones
de exigir judicialmente su reincorporación ni
de reclamar con éxito el pago de la indemniza-
ción establecido en la normativa laboral.
Desde luego que la solución jurídicamente
correcta no era otra que la nulificación por
simulados de los sucesivos contratos tempo-
rarios, reconociendo la estabilidad del vínculo
como lo hizo el Fuero Laboral en los casos an-
tes recordados.
La cuestión cambió a partir de 2010 cuando
aparecieron una serie de fallos de la Corte Fe-
deral que reconocieron el derecho a la conti-
nuidad del vínculo a los agentes contratados. A
las sentencias tuitivas del derecho a la estabi-
lidad en general, dictadas en los muy citados y
comentados casos “Madorrán” (10) y “Ruiz” (11)
se sucedieron las decisiones de los casos “Ra-
mos” (12), “Cerigliano” (13) y “González” (14). Los
dos primeros fueron invocados como prece-
dentes por la Suprema Corte Bonaerense al
sentenciar “Vidal” (15). Y “González” reviste
la Corte enmienda un fraude histórico a la garantía constitu-
cional de la estabilidad del agente público”, RAP Provincia de
Buenos Aires nros. 51/52, p. 149 con nota de BASTONS, Jorge
L., “Se consolida la estabilidad propia en el empleo público”.
(11) CS, “Ruiz, Emilio D. c. DGI”, del 15/05/2007.
(12) CS, causa R.354.XLIV, “Ramos, José L. c. Estado
Nacional (Ministerio de Defensa — ARA s/ indemnización
por despido”, sent. del 06/04/2010, Fallos 333:311.
(13) CS, causa C.1783.XLII, “Cerigliano, Carlos F. c.
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, del
19/04/2011, Fallos 334:398.
(14) CS, causa G.617.XLVI, “González, Lorenzo R. c. Ban-
co de la Provincia de Buenos Aires”, sent. del 08/10/2013.
(15) También se citó la sentencia de la Corte Nacional

sino que contradicen abiertamente a la realidad
normativa y se desconoce la prueba producida.
A su vez expone que el a quo ha violado el de-
ber de fundar la sentencia atendiendo a las ale-
gaciones de las partes establecido en el inc. 4 del
art. 34 del Código de rito.
III. El recurso prospera.
III.1. El actor se vinculó con la entidad ban-
caria demandada mediante una relación de
empleo público, siendo designado a partir del
día 1 de enero del año 2000 para desempeñarse
como asesor de vicepresidente y desde el mes
de junio de 2002 ese nexo fue variado bajo la fi-
gura de “contrato de empleo público por tiempo
determinado”.
Dicha relación, luego de los dos años inicia-
les, se prolongó durante aproximadamente seis
más, a través de sucesivos contratos, que se
fueron prorrogando hasta culminar el último de
ellos el día 30 de junio de 2008. Finalmente, con
fecha 8 de agosto del mismo año se le comunicó
la no renovación del vínculo.
Tales circunstancias surgen de las constan-
cias de la causa (prueba documental agregada
a fs. 2/25).
Como alega el recurrente, ese proceder im-
porta, de un lado, la falta de consideración por
parte del Tribunal de Alzada de elementos que
demuestran que la relación laboral entablada
entre las partes tuvo la nota de permanencia
propia del trabajo estable y, de otro, la errónea
subsunción del relato de la situación del ac-
cionante en las normas estatutarias aplicadas
(arts. 3 inc. 2, 6 inc. “b” y 9 del Estatuto para
el Personal del Banco de la Provincia de Bue-
nos Aires).
De ese modo, entiendo que el tribunal a
quo se desentendió de la real naturaleza del
particular interés debido a que el Alto Tribunal
Nacional dejó sin efecto la sentencia dictada
en instancia única y originaria por la Suprema
Corte de Justicia Bonaerense y el demandado,
al igual que en el caso que comentamos, fue el
Banco de la Provincia de Buenos Aires.
III.1. “Ramos”
En “Ramos” la Armada Argentina, a pesar
de que la regulación aplicable autorizaba a
contratar personal hasta por 5 años, mantuvo
al actor en calidad de contratado durante 21
años. Su pretensión de cobro de una indem-
nización fue rechazada en primera y segunda
instancia y admitida por la Corte con apoyo en
el art. 14 bis de la CN y en el art. 11 de la ley de
Empleo Público Nacional 25.164 que prevé una
compensación equivalente a un mes de sueldo,
o fracción superior a 3 meses, por cada año de
antigüedad en caso de supresión de órganos
o dependencias sin posibilidad de reubicación
del agente afectado.
El Alto Tribunal consideró que “la demanda-
da utilizó figuras jurídicas autorizadas legalmente
para casos excepcionales, con una evidente desvia-
ción de poder que tuvo como objetivo encubrir una
designación permanente bajo la apariencia de un
contrato por tiempo determinado” (consid. 5º).
Comenzaba de esta manera la aplicación del
principio de primacía de la realidad de larga
tradición y acatamiento en el Derecho del Tra-
bajo. El desvío de poder o simulación adminis-
{ NOTAS }
dictada el mismo día que “Ramos” (06/04/2010) en “Sán-
chez, Carlos P. c. Auditoría General de la Nación”, pero en
este caso, por mayoría, se rechazó la demanda, mientras la
minoría reprodujo el criterio de “Ramos”.
(16) SCBA, causa A 69.913, “Villafañe, Blas G. c. Banco
de la Provincia de Buenos Aires”, sent. del 13/11/2012. Los
vínculo laboral demostrada con la documen-
tal aportada por el accionante, de la que se
advierte que, en el caso, se ha generado una
situación que resulta asimilable a la del per-
sonal de planta permanente con estabilidad.
III. 2. En reiteradas oportunidades he sos-
tenido que las designaciones del personal de
planta temporaria deben responder, necesa-
riamente, a las pautas fijadas en las normas
respectivas. Es decir, resulta menester con-
signar en tales actos cuáles son los servicios,
obras o tareas a las que se destinará al agen-
te en tanto, el plantel temporario (personal
mensualizado y jornalizado) se compone
con aquellos empleados necesarios para la
ejecución de servicios, explotaciones, obras,
o tareas de carácter temporario, eventual o
estacional, que no pueden ser realizados con
personal permanente de la Administración
(B. 49.890, “Villalba”, sent. de 11/08/1987;
B. 50.547, “Zaragoza”, sent. de 31/05/1988 y
posteriores).
Considero que resulta indudable, contra-
riamente a lo sostenido tanto por el señor
juez de grado como por la Cámara intervi-
niente, que las funciones desarrolladas por el
recurrente son actividades normales de una
entidad bancaria, que pueden ser prestadas
con personal estable de la misma. En esas
condiciones, la conducta de la demandada,
al designar al actor en forma sucesiva e inin-
terrumpida por un lapso total de ocho años,
deviene carente de razonabilidad.
Asimismo, tal como lo indiqué en los prece-
dentes referidos, lo actuado por la autoridad
administrativa demandada, se manifiesta
como un ejercicio abusivo de las facultades
que el ordenamiento jurídico le otorga para
designar agentes de planta temporaria, que
intenta frustrar, de manera ilegítima, el dere-
cho a la estabilidad que asignan a los emplea-
dos públicos las cláusulas constitucionales en
trativa que, con notoria claridad, subyacía en
los sucesivos contratos a plazo fijo, fue adverti-
do por la Corte y, como consecuencia, se reco-
noció el carácter estable del vínculo de empleo.
III.2. “Cerigliano”
En “Cerigliano” los contratos de locación de
servicios se habían sucedido durante 7 años.
Al no renovarse el vínculo el agente invocó su
derecho a la estabilidad y reclamó el pago de
una indemnización. Tuvo éxito en primera ins-
tancia pero la Sala IV de la Cámara de Apela-
ciones del Trabajo hizo lugar a la apelación del
empleador. La Corte Nacional, revocó el fallo
de Cámara y consideró aplicable al caso la doc-
trina que antes sentara en “Ramos”, agregando
que “resulta una evidente desviación de poder la
contratación de servicios por tiempo determinado
con el objeto de encubrir vinculaciones laborales de
carácter permanente” (consid. 5º).
Pero además la Corte, en un inusual obiter
dicta, se ocupó de señalar que el desbarata-
miento de la simulación “alcanza a todos los
trabajadores que se encuentren ligados por un
vínculo como el considerado en ese precedente,
ya sea con la Administración Pública nacional,
provincial, municipal o, como en el presente
caso, la específica de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires” (consid. 8º). De esta manera la
aplicación del principio de primacía de la reali-
dad resultó extendida a todos los ámbitos de la
Administración. Los Estados locales no podrán
magistrados votantes fueron los Dres. Negri, Soria, de Laz-
zari, Kogan, Hitters y Pettigiani.
(17) Ley 10.430, art. 30 (parte pertinente): “Indemniza-
ción. Será acordada indemnización por los siguientes motivos:
... b) Por cese a consecuencia de la supresión del cargo a que se
refiere el art. 11 y concs. Esta indemnización no alcanzará a los
vigencia (arts. 14 bis, Constitución nacional
y 103 inc. 12, Constitución provincial) y que
tienen carácter operativo (doctr. causa B.
49.890, “Villalba”, sent. de 11/08/1987 y sus
citas).
III. 3. Y si bien no cabe duda que el derecho
a la estabilidad en el empleo no posee carácter
absoluto, cuando la relación laboral se ha con-
solidado —como entiendo acreditado— en mé-
rito del desempeño efectivo de tareas propias
del personal permanente y de la continuidad
en ellas durante el plazo señalado preceden-
temente, la garantía de estabilidad no pue-
de ser desconocida mediante una conducta
irrazonable y abusiva de la autoridad admi-
nistrativa (conf. mi voto en causas L. 67.396,
“Faraci”, sent. de 30/09/1997; B. 54.753, “Ba-
tista”, sent. de 12/05/1998; B. 57.369, “Oliva”,
sent. de 10/04/2001; B. 56.138, “Moya”, sent. 
de 29/08/2001; A. 68.916, “Soverón”, sent.  Los intereses serán liquidados sobre el ca-
de 01/10/2008; A. 69.913, “Villafañe”, sent.  pital mediante la utilización de la tasa pasiva
de 13/11/2012; A. 70.896, “Martínez”, sent.  más alta fijada por el Banco de la Provincia
de 20/05/2015).
III. 4. En virtud de las razones expuestas, juz-
go que la decisión del a quo debe ser revocada,
en tanto le asiste derecho al recurrente a ser re-
incorporado a su puesto de trabajo.
IV. Tal como propongo sea resuelta la cues-
tión, corresponde que me expida respecto al pe-
dido de resarcimiento efectuado en la demanda
(art. 289, inc. 2°, Cód. Proc. Civ. y Com. de la
Nación).
IV.1. En ese sentido, y conforme he soste-
nido en causas similares (conf. mis votos en
B. 53.291, “Álvarez”; B. 55.364, “Tamborini”;
B. 53.466, “Chousa”, entre otras), el daño que
provoca la separación ilegítima del agente
debe presumirse in re ipsa.
No obstante ello, considero que la mag-
nitud del perjuicio ocasionado a un agente
entonces ampararse en normas del Derecho
Público provincial para burlar la estabilidad de
sus agentes mediante la celebración sucesiva
de contratos anuales de locación de servicios,
lo cual resulta plenamente lógico si se recuer-
da que el derecho a la estabilidad en el empleo
surge de la Constitución Nacional (art. 14 bis).
III.3. “González”
Al fallar por primera vez la causa “González”
en el año 2009, la Suprema Corte de Justicia
Bonaerense hizo gala de un criterio diametral-
mente opuesto al desarrollado en la sentencia
“Vidal” bajo comentario. A pesar de que los
contratos se habían sucedido durante 23 años,
el Superior Tribunal local consideró que ni esa
antigüedad en el nombramiento, ni la índole de
las tareas realizadas (idénticas a las del perso-
nal de planta permanente), podían modificar
la situación de revista del actor determinadas
definitivamente por al acto de designación que
fija, de una vez y para siempre, el régimen apli-
cable a la relación laboral. Destacó, asimismo,
que el Estatuto para el Personal del Banco de la
Provincia de Buenos Aires permite la figura del
empleado a plazo cierto (arts. 6º y 9º).
La Corte Suprema de Justicia de la Nación,
al dejar sin efecto la sentencia de 2009, obli-
gando a un nuevo fallo del Tribunal Provincial,
explicó que aquel Estatuto debe interpretarse
en armonía con la Constitución Nacional y, re-
cordando una vez más lo resuelto en Ramos,
agentes que estén en condiciones de acogerse a los beneficios ju-
bilatorios. El monto de la indemnización será equivalente a un
[1] mes de sueldo por cada año de servicio o fracción mayor de
tres meses, tomando como base la mejor remuneración mensual,
normal y habitual, percibida durante el último año o durante
el tiempo de prestación de servicios si éste fuera menor. Dicha
Martes 6 de febrero de 2018 | 9
que ha sido declarado cesante sin derecho
no puede establecerse en forma genérica y
dependerá de las características y particu-
laridades del caso, que corresponde evaluar
al juzgador (conc. arts. 519, 522 y concs. del
Cód. Civil).
En consecuencia y atendiendo a las espe-
ciales circunstancias de la causa, teniendo
en cuenta asimismo lo expresado por el de-
mandante al fundar el monto de los daños y
perjuicios que solicita se le reconozcan, en
orden a lo dispuesto por el art. 165 del Cód.
Proc. Civ. y Com. de la Nación, considero per-
tinente fijar en concepto de indemnización
una suma equivalente al 70% de los sueldos
dejados de percibir desde la separación de su
cargo y hasta la fecha de la respectiva rein-
corporación.
de Buenos Aires para la captación de depósi-
tos a plazo fijo a treinta días, durante los dis-
tintos períodos de devengamiento y hasta el
efectivo pago, conforme las condiciones de-
terminadas en las reglamentaciones aplica-
bles en cada caso (arts. 622 y 623, Cód. Civil;
7, 768 inc. “c” y 770, Cód. Civil y Comercial
y 7 y 10 de la ley 23.928, doctr. de la mayo-
ría en la causa B. 62.488, “Ubertalli”, sent. de
18/05/2016).
IV.2. En orden a la cuestión referente al
daño moral, pienso que el reconocimiento
de dicho rubro resulta procedente pues, no
cabe duda, que el cese dispuesto provocó en
el actor intranquilidad y sufrimientos, extre-
mos éstos que pueden desvirtuarse mediante
una prueba objetiva de la improcedencia del
agravio moral, que debe correr por cuenta del
responsable del hecho dañoso, lo que no se ha
acreditado en la presente causa (arts. 165 y
375, Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación).
concluyó “que las sucesivas y continuas renova-
ciones del contrato que vinculaba a las partes, pu-
dieron tener como objetivo del empleador encubrir
una designación permanente bajo la apariencia de
un contrato de tiempo determinado, y generar en
González una legítima expectativa de permanencia
laboral que merece la protección que el art. 14 bis de
la CN otorga al trabajador contra el despido ar-
bitrario” (consid. 4º). De esta manera la Corte
sumó al principio de primacía de la realidad
el fundamento de la confianza legítima como
fuente de derechos.
No se trata, como es obvio, de fulminar de
nulidad todo contrato de locación de servicios
personales a plazo determinado que celebre
el Estado, sino de advertir la simulación encu-
bierta cuando existen numerosas renovaciones
y la prestación del agente es idéntica a la desa-
rrollada por el personal de planta permanente.
IV. La jurisprudencia de la Suprema Corte bonae-
rense anterior a “Vidal”
La sentencia que motiva este comentario fue
precedida de un caso líder que resulta citado
expresamente en el voto del Dr. Soria (16). En
el precedente “Villafañe” —al igual que en “Vi-
dal”— la Suprema Corte privó de efectos jurídi-
cos a los contratos simulados y, aunque negó al
actor la reincorporación pretendida, le recono-
ció el derecho al cobro de la indemnización pre-
vista en el art. 30 la ley de Empleo Público 10.430
para el supuesto de supresión de cargos (17).
base no podrá exceder el equivalente a tres y media (31/2) veces
el importe mensual de la retribución correspondiente al básico
de la categoría uno del régimen de cuarenta y ocho horas de la
ley 10.430, o aquella que la reemplace en leyes posteriores. Asi-
mismo el importe de la indemnización no podrá ser inferior a
dos [2] meses del sueldo del primer párrafo”.
10 | Martes 6 de febrero de 2018
Por lo expuesto, estimo prudente fijar por
este concepto el importe de $30.000.
V. Con relación al pedido del accionante
de actualización monetaria de las sumas que
corresponda liquidar a su favor, entiendo
que en este punto el reclamo no se ajusta a
derecho. Este Tribunal ha sostenido reitera-
damente que de admitirse la “actualización”,
“reajuste” o “indexación” de los créditos se
quebrantaría la prohibición contenida en
el art. 7 de la ley 23.928 (conf. Ac. 68.567,
sent. de 27/04/1999), doctrina plenamente
aplicable en la especie en atención al man-
tenimiento de tal precepto luego del aban-
dono de la paridad cambiaria dispuesta por
la ley 25.561 (causas B. 49.193 bis, “Fabia-
no”, res. de 02/10/2005; B. 64.606, “Di Be-
nedetto”, sent. de 03/09/2008; B. 67.476,
“Maier”, sent. de 16/02/2011; A. 71.798, “Ki-
les”, sent. de 19/02/2015, entre otras).
VI. Por todo lo expuesto y con los alcan-
ces indicados precedentemente correspon-
de hacer lugar al recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley o doctrina legal inter-
puesto por la parte actora, con costas a la
vencida (arts. 60.1, ley 12.008, texto según
ley 13.101; 289, Cód. Proc. Civ. y Com. de la
Nación).
En esa causa, fallada en el año 2012, tanto la
primera como la segunda instancia habían re-
chazado la demanda descartando la existencia
de fraude laboral a pesar de que el demandante
se había desempeñado en el Banco oficial du-
rante más de 20 años. Los argumentos emplea-
dos por los jueces de grado fueron tomados de
la clásica doctrina de la Suprema Corte que se-
ría abandonada en “Villafañe”: la categoría de
personal contratado está expresamente con-
templada en el Estatuto para el Personal del
Banco oficial provincial; los agentes así convo-
cados al empleo aceptaron ese temperamento
y, por añadidura, no gozan de la estabilidad ga-
rantizada por el art. 14 bis de la Carta Magna.
Al sentenciar “Villafañe” la Suprema Cor-
te valoró que la relación laboral tuvo nota de
permanencia y que la tarea del actor coincidía
con la actividad normal del personal estable
del Banco, concluyendo que la naturaleza del
vínculo resultaba asimilable a la del personal
de planta permanente con estabilidad (voto
del Dr. Negri) (18); resaltándose lo resuelto
por la Corte Nacional en los casos antes re-
cordados, “bien que tales precedentes denotan
un camino aún inacabado, en el cual la Corte Su-
prema viene a revisar la jurisprudencia sentada
por sus anteriores integraciones ...Con todo, las
decisiones recaídas en ‘Ramos’, ‘Sánchez’ y ‘Ce-
rigliano’ permiten trazar un límite, traspuesto el
cual, ya no resultará posible sostener la legitimi-
dad —o razonabilidad— de ciertos actos estata-
les vinculados con el personal de planta tempo-
raria” (voto del Dr. Soria). Advirtiéndose que
“resulta una evidente desviación de poder la con-
tratación de servicios por tiempo determinado
con el objeto de encubrir relaciones laborales de
carácter permanente” (Voto de la Dra. Kogan),
ya que la maniobra encubre una designación
permanente a estar a la extensa duración del
vínculo y la realización de aportes previsiona-
les, que generaron en el accionante “una razo-
nable expectativa de permanencia en la función
pública” (Voto del Dr. Hitters).
{ NOTAS }
(18) Este magistrado había sostenido esa postura
(en minoría) en numerosas causas; v.gr. B-54.753, “Ba-
tista”, del 12/05/1998; B-57.369, “Oliva”, del 10/04/2001;
B-68.916, “Soverón”, del 01/10/2008; entre otras.
(19) SCBA, causas A-71.045, “Colombo, Horacio A.
c. Provincia de Buenos Aires”, del 16/07/2014; B-62.481,
“González, Lorenzo R. c. Banco de la Provincia de Bue-
nos Aires”, del 31/10/2016, dictada como consecuencia
de haber casado la Corte Nacional el primer pronuncia-
miento del 06/05/2009, conforme fuera recordado en
Con el alcance indicado, voto por la afirma-
tiva.
A la cuestión planteada, el señor Juez doc-
tor Soria dijo:
I. El recurso de inaplicabilidad de ley dedu-
cido ha de prosperar, aunque con un alcance
diferente al pretendido.
I.1. La Cámara interviniente consideró que
el actor no era titular de una situación de
permanencia en tanto la antigüedad registra-
da en el carácter de contratado no resultaba
susceptible de transformar en estable su de-
signación. En tal contexto estimó que la con-
sumación del vínculo no podía reputarse con-
traria a derecho pues la situación estatutaria
del agente temporario no se modifica por el
transcurso del tiempo ni impide que la Admi-
nistración haga uso de las facultades que le
han sido asignadas en relación a los agentes
que no gozan de estabilidad.
Asimismo concluyó que no se advertían
hechos reveladores de desviación del fin por
parte de la Administración provincial al es-
tablecer la incorporación del señor Vidal a la
planta temporaria y renovar periódicamente
esa relación ocultando así una designación
Estas consideraciones, sucintamente ex-
puestas, fueron reiteradas en varias senten-
cias posteriores. De esta forma en la Provin-
cia de Buenos Aires, al igual que en el ámbito
Federal, se descorría el velo de los contratos
a plazo fijo renovados sine die, y si bien se ne-
gaba la posibilidad de reincorporación en el
cargo se reconocía el derecho al cobro de una
indemnización con base en las previsiones de
la ley de Empleo Público (19).
V. El fallo anotado
El actor Miguel Santos Vidal había suscrip-
to 9 contratos idénticos y sucesivos entre ene-
ro de 2000 y agosto de 2008. Debido a ello el
juez de la primera instancia consideró que te-
nía derecho a la estabilidad. La Cámara Con-
tencioso Administrativa con sede en La Plata
no compartió ese criterio y revocó la decisión
originaria. La actora acudió entonces a la Su-
prema Corte que dejó sin efecto la sentencia
de segunda instancia y reconoció el derecho
de Vidal a obtener una indemnización (no así
a la pretendida reincorporación en el cargo).
Los votos de los magistrados que hicie-
ron mayoría (Dres. Negri, Soria, de Lazzari,
Pettigiani y el conjuez de la Casación Penal
Kohan), reprodujeron los argumentos vol-
cados en “Villafañe” y en las causas recor-
dadas en la nota 19. Los ministros Genoud y
Kogan, en minoría, propusieron confirmar
la sentencia denegatoria de Cámara por
entender que el recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley no lograba conmover
los argumentos de Cámara.
El Dr. Negri mantuvo su postura “de máxi-
ma” votando en el sentido de que correspondía
reincorporar al actor en el cargo que detenta-
ba al momento de disponerse la no renovación
de su contrato. Este enfoque no fue seguido
por los restantes jueces que conformaron la
mayoría, quienes adhirieron al pensamiento
el cap. II del presente trabajo; B-62.567, “Álvarez, Ge-
rardo E. c. Banco de la Provincia de Buenos Aires”, del
23/11/2016; B-62.811, “Pernigotti, Adriana C. c. Municipa-
lidad de Berazategui”, del 08/02/2017; B-62.003, “Cami-
nos, Feliciano A. c. Banco de la Provincia de Buenos Ai-
res”, del 29/03/2017; entre otras.
(20) La compensación de la ley de Empleo Público se
establece en base al mejor sueldo que haya cobrado el
agente en tiempos en que prestaba, multiplicado por el
número de años trabajados o fracción superior a 3 me-
permanente bajo la apariencia de un contra-
to por tiempo determinado.
De otro lado, en punto a la indemnización
reclamada y con base en los fundamentos
que esta Corte vertiera al decidir la causa A.
69.913, “Villafañe”, del 13/11/2012, el Tribunal
de Alzada entendió que no se configuraban
circunstancias como las allí acreditadas que
justificaron la solución arribada, donde se
había evaluado especialmente la índole de
las tareas desarrolladas por el actor durante
más de dos décadas respecto de las que no
se había justificado por la empleadora razón
suficiente para utilizar la modalidad contrac-
tual. En el caso, el a quo interpretó que la du-
ración del vínculo contractual de seis años no
revela por sí sola una situación que pueda ser
asimilada a la del citado fallo.
I.2. En esta parcela, asiste razón al recu-
rrente en tanto entiende violada la doctrina
de esta Suprema Corte.
De acuerdo a las constancias de la causa, el
señor Vidal ingresó a trabajar al Banco de la
Provincia de Buenos Aires el 02/01/2000 por
medio de una designación como personal de
gabinete para desempeñarse en calidad de
asesor del Vicepresidente. Posteriormente la
del Dr. Soria, quien entendió que no era posi-
ble variar la forma de designación del actor y
que el evidente desvío de poder en el que había
incurrido el Banco empleador solo daba dere-
cho al cobro de una compensación pecuniaria.
VI. Nuestra opinión
No compartimos el criterio de reemplazar
el derecho constitucional a la estabilidad por
una indemnización tarifada que, debido a la
inflación que nos aqueja y a la aplicación de la
tasa de interés pasiva, resultará una magra
compensación del enorme daño soportado
por quien perdió su trabajo a una edad que le
impedirá obtener un nuevo empleo.
Nótese que “Vidal” fue virtualmente cesan-
teado en el año 2008 y, con suerte, percibirá la
indemnización tarifada (20) 10 años más tarde.
No cabe duda que la solución acorde a Dere-
cho era la propiciada por el Dr. Negri, ya que
si los contratos fueron simulados, si el carácter
temporario de la relación de empleo no era verí-
dico y la primacía de la realidad indica que exis-
tió un vínculo estable, el actor debe ser repuesto
en el cargo para restablecer la legalidad violada
por el empleador, abonándose los sueldos caídos
por aplicación analógica del art. 73 del Código
Procesal Administrativo para el caso del per-
sonal cesanteado sin derecho (21). Después de
todo siendo la estabilidad del empleado público
“propia”, no puede sustituirse por una indemni-
zación como acontece con la estabilidad “impro-
pia” de los trabajadores privados (22).
Resulta convincente en esta dirección las
reflexiones volcadas por el ex ministro Hitters
en Villafañe, al interrogarse sobre cuáles debe-
rían ser las consecuencias del descorrimiento
del velo: “Acreditado que la Administración obró
ilegítimamente, al utilizar el ropaje de figuras tem-
porarias o transitorias —legalmente autorizadas
para casos excepcionales—, para encubrir lo que
ses, más sus intereses a tasa negativa con respecto a la
pérdida de poder adquisitivo del signo monetario.
(21) CPA, art. 73: “Sentencia favorable. 1.- Si la senten-
cia fuera favorable al impugnante, dispondrá... b) La rein-
corporación del agente, si la sanción hubiera sido expulsiva.
c) El reconocimiento de los haberes devengados...”.
(22) Conf. ABDELNUR, Miguel Á., “Contratados del
Estado. Creación pretoriana de un régimen protectorio
especial”, en FOLGIA, Ricardo A. (dir.), Regímenes labo-
rales especiales, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2012, p. 215.
vinculación se dio a través de sucesivas con-
trataciones enmarcadas en los arts. 6 inc. b)
y 9 del Estatuto para el Personal del Banco
de La Provincia de Buenos Aires ocurridas
entre el 31/05/2002 y el 07/08/2008 pasando
el actor a prestar funciones bajo la figura de
“Contrato de empleo público a tiempo deter-
minado”, cumpliendo tareas diversas dentro
de la unidad administrativa del Directorio de
la mencionada entidad bancaria.
Es decir, que la mayor parte —seis años—
del lapso durante el cual se prolongó la rela-
ción laboral —que superó en total los ocho
años— el actor fue contratado periódicamen-
te para desarrollar funciones genéricas de
la actividad bancaria que no fueron siempre
especificadas en los correspondientes instru-
mentos, en una “unidad administrativa” y no
ya como personal de Gabinete.
I.3. Tal como lo he sostenido en mi voto en
el precedente A. 69.913 citado, y otros poste-
riores, la legitimidad —o razonabilidad— de
ciertos actos estatales vinculados con el per-
sonal de planta temporaria deberá analizarse
conforme la el criterio de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación sobre el punto en las cau-
sas “Ramos” (Fallos: 333:311), “Sánchez” (Fa-
llos: 333:335) y “Cerigliano” (Fallos: 334:398).
en verdad era una relación permanente, no puede
menos que reconocerse el derecho del agente a su
incorporación a la planta permanente... Es que de
otro modo pareciera deslizarse un desvío lógico,
cual es afirmar la existencia de un vicio que resulta
del encubrimiento de una designación permanente
para, a renglón seguido, desconocerla al reparar
sus consecuencias. Con otro giro, si se encubrió
una relación permanente es porque tenía esta
característica y, consecuentemente, no cabe sino
reconocerla como tal... En definitiva, establecida
la existencia de un desvío de poder en las formas
de la contratación en perjuicio del trabajador, sus
efectos no debieran verse circunscriptos al recono-
cimiento de una indemnización (con lo que, en defi-
nitiva, la solución se aproxima a la de un régimen
de estabilidad impropia predicable respecto de los
empleados privados, sino que debiera imponerse el
principio de plena reparación (restitutio in inte-
grum) inherente a la estabilidad propia y en línea
con el sistema de protección internacional de los
derechos humanos (consid. 8º, voto de la mayoría,
en CS causa ‘Madorrán’)”.
Existe una excesiva tolerancia con la Ad-
ministración a la hora de juzgar y corregir los
abusos de Poder. El “desvío” es una especie
del género “abuso” y los casos se cuentan por
cientos. Si el Estado-empleador no cambia su
política de precariedad laboral corresponde
a los jueces restituir la legalidad violada (23).
En el caso que comentamos la Suprema Corte
debió —como propusiera Hitters en “Villafa-
ñe”— obligar a respetar la letra y el espíritu del
art. 14 bis vulnerado. La Suprema Corte quedó
a medio camino. Reconoció la ilegalidad abusi-
va del empleador pero prefirió mantener el dis-
tracto a cambio de una indemnización tardía e
insuficiente. Podrá acudirse al clásico refrán-
consuelo, “algo es algo, peor es nada”, pero
ese “algo” no es suficiente cuando se trata de
hacer operativa una garantía constitucional. l
Cita on line: AR/DOC/122/2018
(23) Hasta ahora, a pesar de la doctrina consolida-
da de la Suprema Corte, la Cámara de Apelación en lo
Contencioso Administrativo con sede en La Plata se
mantiene como ejemplo paradigmático de aplicación
del apotegma in dubio pro Fisco”. Basta contabilizar
las decenas de demandas finalmente rechazadas (aun
cuando prosperaran en la primera instancia) en cir-
cunstancias idénticas a las merituadas por la Suprema
Corte en “Vidal”.

I.4. El ordenamiento jurídico en el que se en-
marcó el desempeño del actor, esto es, el Esta-
tuto para el Personal del Banco de la Provincia
de Buenos Aires, contempla dos regímenes
diferenciados para los agentes comprendidos
en su ámbito de aplicación: personal perma-
nente y personal no permanente (art. 3). Este
último, a su vez, se divide en: a) personal de
gabinete y b) personal contratado (art. 6). En
lo que atañe al personal contratado —marco
en el que, reitero, se desarrolló lo sustancial
de la relación—, la citada reglamentación pre-
ceptúa que es “ (...) aquel cuya relación de em-
pleo público [estuviere] dada por un contrato
de plazo determinado y presta servicios en
forma personal y directa” (art. 9).
I.4.a. En la especie, en coincidencia con las
circunstancias de “Sánchez” (Cons. 5°), no exis-
te en el régimen jurídico aplicable una regla
específica que establezca un término de dura-
ción a los convenios que incorporan personal
en planta temporaria, o un plazo máximo de
prestación de servicios bajo esa modalidad. Con
lo cual, la duración de cada vínculo constituye
una decisión a adoptar en el caso conforme las
necesidades específicas que se procura atender.
I.4.b. En concreto, tal como se concluyó en la
mencionada causa A. 69.913, la duración del vín-
culo que unió a las partes —desde el 02/01/2000
hasta el 07/08/2008 (v. fs. 3/13)— mediante su-
cesivas renovaciones, se revela inadecuada a la
índole temporal o no permanente formalmente
asignada a este tipo de empleos, caracterizados
normativamente por ser de “plazo determi-
nado” (art. 9). Fundamentalmente, porque la
entidad demandada no explica cuáles son los
motivos por los que ese vínculo transitorio de-
bió extenderse por algo más de 8 años. De tal
modo, sus argumentos referidos a que el Banco
obró conforme a las disposiciones del Estatuto
pierden todo sustento racional.
Lo mismo cabe predicar en punto a la ale-
gada especificidad de las funciones otorgadas
al actor —en el caso como personal de gabine-
te— en contraposición a las tareas generales
correspondientes al personal de la planta esta-
ble. Ello así pues, lo cierto es que el vínculo en
tal carácter lo fue sólo durante los dos prime-
ros años de relación, continuando el señor Vi-
dal luego durante más de seis años, unido a la
entidad bancaria a través de sucesivos contra-
tos genéricos desempeñando tareas adminis-
trativas. Y constatado ello, no se dan razones
serias y objetivas que evidencien que tal des-
empeño requirió, en su modalidad operativa, el
mantenimiento de un vínculo imperfecto por el
tiempo en que se verificó.
Ha de considerarse también que resulta
acreditada en la causa la realización de apor-
tes previsionales a la Caja de Jubilaciones
Subsidios y Pensiones del Personal del Banco
de la Provincia de Buenos Aires y la liquida-
ción del SAC (v. certificación de fs. 14).
I.4.c. La injustificada utilización de un meca-
nismo de designación transitoria para mantener
un empleo por más de ocho años— en un origen
como personal de gabinete y luego, durante la
mayor duración de la relación, como personal
contratado—, constituye un ejercicio reñido
con las atribuciones conferidas por el régimen
aplicable, contrario a la exigencia de buena fe
que debe guiar la actuación del Estado con sus
agentes en el marco de una contratación admi-
nistrativa (arg. arts. 103, decreto ley 7647/1970
y 961, Cód. Civ. y Com. de la Nación).
Semejante modo de obrar, al no estar acom-
pañado de una fundamentación específica que
sustente la singularidad del vínculo, difumina
los parámetros legales delineados a la hora de
discernir quiénes deben revistar en planta per-
manente. Se excede, así, el margen de discre-
cionalidad de que dispone la Administración en
punto a la organización de su planta de perso-
nal, desembocando, en virtud de tal desborde,
en un apartamiento de la finalidad que procu-
ra realizarse mediante el régimen aplicable
(art. 103, decreto ley 7647/1970).
En esta parcela, los agravios del recurren-
te (v. fs. 487/489) asestan directamente en la
estructura del fallo del a quo descalificándolo
(art. 289, Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación),
en tanto logran acreditar que el Banco de la
Provincia de Buenos Aires ha utilizado figuras
jurídicas autorizadas legalmente para casos ex-
cepcionales incurriendo en desviación de poder.
I.5. Ahora bien, tal como sostuve en el cita-
do precedente (A. 69.913 cit., Cons. 4) a cuyos
fundamentos en esta parcela me remito, la im-
posibilidad de modificar la estructura jurídica
del vínculo, por cualquier otra consideración
que no sea la del acto de designación, despla-
za la argumentación del actor en torno a los
arts. 14 bis de la Constitución Nacional y 103,
inc. 12 de la Constitución provincial, dando por
tierra con su pretensión de “reincorporación”.
I.6. En relación a la indemnización reclama-
da —ya en el ámbito del art. 289 inc. 2° del Cód.
Proc. Civ. y Com. de la Nación— cabe reconocer
que no es posible aceptar la disolución unilateral
del vínculo por la Administración sin derecho a
reclamo de ninguna índole. El tiempo por el que
se prolongó la relación que unió al actor con el
Banco de la Provincia de Buenos Aires, es sufi-
ciente, en la especie, para considerar que pudo
generar expectativas en el agente en punto a su
mantenimiento o, cuanto menos, a una ruptu-
ra no intempestiva. Desde esta óptica, el obrar
controvertido deviene arbitrario, pues conlleva
un apartamiento repentino, inmotivado y con-
trario al anterior accionar gubernamental.
Prospera, en consecuencia, la pretensión
de resarcimiento de los perjuicios entablada
en la demanda.
En punto al importe de la indemnización, el
régimen establecido en los arts. 11 y 30 inc. b)
de la ley 10.430 satisface dichas exigencias
(conf. A. 69.913 cit.).
Sobre la suma que arroje la liquidación a
practicarse, se calcularán intereses exclusiva-
mente sobre el capital, mediante la utilización
de la tasa pasiva más alta fijada por el Banco de
la Provincia de Buenos Aires para la captación
de depósitos a plazo fijo a treinta días, durante
los distintos períodos de devengamiento, desde
la fecha del distracto y hasta su pago efectivo,
conforme las condiciones determinadas en
las reglamentaciones aplicables en cada caso
(arts. 622 y 623, Cód. Civil; 7, 768 inc. “c” y 770,
Cód. Civ. y Com. de la Nación; 7 y 10, ley 23.928,
mi voto en B. 62.488, “Ubertalli”, sent. de
18/05/2016 y causas C. 119.176, “Cabrera” y
L. 118.587, “Trofe”, ambas sents. de 15/06/2016).
En punto a la actualización monetaria recla-
mada, el planteo no puede prosperar por los
fundamentos expuestos en el punto V. del voto
del ponente (doctr. causa B. 49.193 bis, “Fabia-
no”, res. de 02/10/2002).
I.7. El modo en que se decide la cuestión
precedente torna insustancial expedirse so-
bre los demás agravios expresados en el re-
curso en tratamiento.
II. Por lo expuesto, con el alcance indicado,
corresponde hacer lugar al recurso extraor-
dinario de inaplicabilidad de ley interpuesto
por la parte actora y revocar la sentencia de
Cámara (art. 289 inc. 2 del Cód. Proc. Civ. y
Com. de la Nación).
Voto por la afirmativa.
Las costas generadas en la primera instancia
se imponen por su orden (doctr. causa A. 70.603,
“Rolón”, sent. de 28/10/2015 y art. 51, ley 12.008,
texto según ley 13.101). Las costas del Tribunal
de Alzada y de esta instancia extraordinaria se
imponen a la vencida (arts. 51, ley 12.008 —tex-
to según ley 14.437—, arg. art. 274; 68 y 289 del
Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación).
El doctor de Lázzari, por los mismos funda-
mentos del doctor Soria, votó también por la
afirmativa.
El doctor Pettigiani dijo:
Por los mismos fundamentos adhiero al voto
del distinguido colega doctor Soria, conforme
los fundamentos que expresara en el preceden-
te A. 69.913, “Villafañe”, sent. de 13/11/2012.
Voto por la afirmativa.
El doctor Genoud dijo:
I.1. Anticipo mi parecer contrario al acogi-
miento del recurso deducido, a propósito de su
insuficiencia.
Sobre la base de que es requisito de ineludible
cumplimiento para el recurrente, la réplica con-
creta, directa y eficaz de todos los fundamentos
del fallo, encuentro que la deficiencia impugna-
toria en este aspecto, deja intacta la decisión
que se controvierte.
I.2. Esa ausencia se presenta, entre otros
elementos, como consecuencia de la falta de
cuestionamiento idóneo de os conceptos o
fundamentos sobre los que, —al margen de
su acierto o error—, se asienta la senten-
cia del Tribunal (doctr. causas Ac. 73.447;
sent. de 03/05/2000; Ac. 72.204, sent. de
15/03/2000; Ac. 81.965, sent. de 19/03/2003;
Ac. 90.421, sent. de 27/06/2007).
Me explico. Encuentro que lo medular del
debate —y sobre cuya decisión se proyecta la
suerte de la pretensión— se define en cuanto a
la ausencia de tareas típicas de la actividad del
personal de planta permanente desarrolladas
por el actor, las que claro está, no pueden ser
asignadas a agentes de planta transitoria.
A partir de la expresada premisa, la Cámara
actuante encontró que el Lic. Vidal mantuvo un
vínculo laboral sin estabilidad como personal de
gabinete primero y como contratado con fun-
ciones similares hasta su cese, con lo cual des-
cartó la presencia de la utilización indebida de
las figuras de contratación de personal.
A ello añadió la ausencia de acreditación con-
traria de tal detalle por parte del actor.
I.3. En su impugnación al fallo en tratamiento,
el accionante argumenta acerca de la inaplica-
bilidad del art. 375 del Cód. Proc. Civ. y Com. de
la Nación por cuanto la acreditación del linaje
de las tareas desempeñadas —de las que se
sirvió el a quo para despachar el rechazo de la
pretensión— le correspondía a la demandada,
circunstancia que no ocurrió y que las mismas
resultaban indeterminadas en el capítulo co-
rrespondiente de los contratos suscriptos.
De allí desprende la presencia de arbitrarie-
dad decisoria.
I.4. En tal sentido, resulta evidente que la
recurrente no logra acreditar que, en rela-
ción a la postura asumida por las partes en
el litigio, el imperativo procesal que les era
propio, la apreciación de la prueba o a la fun-
damentación dada, y que la Cámara conside-
ra esencial y decisiva para la resolución de la
causa, ésta haya infringido, mediante error
palmario y manifiesto, las reglas y principios
que instituyen los arts. 375 y 384 del Cód.
Proc. Civ. y Com. de la Nación, sino que argu-
menta en una dirección diversa a esta.
Por lo demás, debe tenerse presente que la
interpretación dada por el Tribunal de Alzada
resulta coherente con las constancias de la cau-
sa, en tanto de un lado —y como se dijo—, la
actora no ha demostrado que exista una asig-
nación de tareas o funciones distintas, y de las
que hace mérito la documentación agregada a
fs. 212, 213, 215, 216, 217, 219, 221, 224 y 230.
II.1. De modo tal, como anticipé, ninguna
de estas estructuras argumentales ha sido
abordada y criticada de acuerdo a la doctrina
elaborada por este Tribunal para la suficien-
cia de un recurso extraordinario de inaplica-
bilidad de ley o doctrina legal.
Martes 6 de febrero de 2018 | 11
He de allí que no basta la exhibición de una
opinión contraria a la esgrimida por el tribunal
a quo, sino que es necesaria la demostración
de una valoración desacertada insostenible o
inconciliable con las constancias objetivas que
resultan de la causa, porque la vía extraordina-
ria no puede abrirse sin una eficiente demos-
tración del error sentencial (conf. L. 103.010,
“Segon”, sent. de 11/11/2009).
II.2. Por las razones dadas, no habiéndose
demostrado las infracciones legales denun-
ciadas ni la errónea aplicación de la doctrina
legal (art. 279, Cód. Proc. Civ. y Com. de la
Nación, aplicable al caso conforme lo dispues-
to en el art. 60 de la ley 12.008 —texto según
ley 13.101—), corresponde rechazar el recurso
de inaplicabilidad de ley interpuesto.
Voto por la negativa.
La doctora Kogan dijo:
Adhiero al voto del doctor Genoud en tanto
considero que el recurso resulta insuficiente.
Solo me permito agregar que tampoco en-
cuentro aplicable al caso la doctrina de esta
Corte que invoca el recurrente. Las circuns-
tancias del caso, relatadas por el colega a quien
presto mi adhesión, no son equivalentes a las
consideradas en los fallos que invoca el recu-
rrente a su respecto y a la doctrina legal de
esta Corte en los precedentes citados.
Este Tribunal tiene dicho que, no puede
alegarse la violación de aquella doctrina que
ha sido elaborada sobre la base de normas y
hechos distintos a los verificados en el caso
bajo análisis (conf. causas A. 73.190, “Galván”,
sent. de 31/08/2016).
Lo expuesto es suficiente para rechazar el
agravio en cuestión.
Voto por la negativa.
El doctor Kohan, por los mismos funda-
mentos del doctor Soria, votó también por la
afirmativa.
Por lo expuesto, por mayoría de fundamen-
tos concordantes, se hace lugar parcialmente
al recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley interpuesto y se revoca el fallo impugnado,
condenando a la demandada a abonar al actor
una suma de dinero en concepto de indemni-
zación, que se determinará de conformidad
con el régimen establecido en los arts. 11 y 30
inc. “b” de la ley 10.430 (arts. 165 y 289 inc. 2
del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación y 77
inc. 1 de la ley 12.008, texto según ley 13.101). El
monto resultante de la liquidación a practicar-
se deberá abonarse dentro de los sesenta días
(arts. 163, Const. prov.; 289 inc. 2, Cód. Proc.
Civ. y Com. de la Nación). Sobre la suma que
arroje la liquidación a practicarse, se calcula-
rán intereses exclusivamente sobre el capital,
mediante la utilización de la tasa pasiva más
alta fijada por el Banco de la Provincia de
Buenos Aires para la captación de depósitos a
plazo fijo a treinta días, durante los distintos
períodos de devengamiento, desde la fecha del
distracto y hasta su pago efectivo, conforme
las condiciones determinadas en las reglamen-
taciones aplicables en cada caso (arts. 622 y
623, Cód. Civil; art. 7, 768 inc. “c” y 770, Cód.
Civ. y Com. de la Nación; 7 y 10, ley 23.928, B.
62.488, “Ubertalli”, sent. de 18/05/2016 y cau-
sas C. 119.176, “Cabrera” y L. 118.587, “Trofe”,
ambas sents. de 15/06/2016). Las costas ge-
neradas en la primera instancia se imponen
por su orden (doctr. causa A. 70.603, “Rolón”,
sent. de 28/10/2015 y art. 51, ley 12.008, tex-
to según ley 13.101). Las costas del Tribunal
de Alzada y de esta instancia extraordinaria
se imponen a la vencida (arts. 51, ley 12.008
—texto según ley 14.437—, arg. art. 274; 68 y
289 del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación).
Regístrese, notifíquese y devuélvase. — Hilda
Kogan. — Eduardo J. Pettigiani. — Héctor Negri.
— Eduardo N. de Lázzari. — Daniel F. Soria. —
Luis E. Genoud. — Mario E. Kohan.
12 | Martes 6 de febrero de 2018 Síganos en /thomsonreuterslaley @TRLaLey

jurisprudencia
Impuesto a los res. gral. AFIP 1135/2001 que crearon y
reglamentaron, respectivamente, el im-
créditos y débitos en puesto a los créditos y débitos en cuentas
bancarias, son constitucionales, en tanto
cuentas bancarias los elementos esenciales del tributo, su
hecho imponible, los sujetos obligados, la
Constitucionalidad de la ley 25.413. Dec.
PEN 380/2001 y res. gral. AFIP 1135/2001.
Reglamentación de la ley. Determinación
legal de los elementos esenciales del gra-
vamen. Delegación legislativa. Facultades
del Poder Ejecutivo. Disidencia. Deber del
Poder Legislativo Nacional de determinar
con precisión el hecho imponible. Defini-
ciones genéricas e indeterminadas.
Hechos: La Corte Suprema declaró, por
mayoría, la constitucionalidad del impuesto
a los créditos y débitos en cuentas bancarias.
1. - La ley 25.413, su modificatoria, ley 25.453,
así como el dec. PEN 380/2001 y la
, ciones nuevas o distintas de las previstas
base imponible y las exenciones han sido
expresamente establecidos por ley, en
sentido formal y material, emanada del
Congreso de la Nación.
2. - La res. gral. AFIP 1135/2001, al estable-
cer que los movimientos de fondos gra-
vados por el impuesto a los débitos y cré-
ditos en cuentas bancarias son aquellos
efectuados a través de sistemas de pago
organizados, que reemplacen el uso de
aquéllas, en ejercicio de actividades
económicas, no ha modificado ninguno
de los elementos esenciales del tributo
creado por el legislador ni ha pretendido
ampliar los supuestos comprendidos en
el ordenamiento legal abarcando situa-
en aquél, sino que ha precisado los casos
en que tienen cabida en el ordenamien-
to legal, sin exceder las previsiones de la
reforma de la ley del gravamen, introdu-
cida por la ley 25.453, que fue estableci-
da con la finalidad de evitar la elusión del
tributo en los términos en los que éste
había sido originariamente establecido
por el legislador.
3. - Habiéndose acreditado que el contribu-
yente en el impuesto a los débitos y cré-
ditos en cuentas bancarias deposita en
forma regular dinero en efectivo en la
cuenta bancaria de su proveedora y que
esos pagos fueron realizados en el marco
de la relación contractual que los une, lo
que derivó en un movimiento de fondos
que refleja el ejercicio de una actividad
económica, y en el cual fue reemplazada
de ese modo la utilización de las cuentas
bancarias del contribuyente, la sentencia
que determinó que esa operatoria se en-
contraba alcanzada por el tributo debe
ser confirmada, ello conforme a lo esta-
blecido en la ley 25.453.
4. - La ley 25.413, su modificatoria, ley 25.453,
así como el dec. PEN 380/2001 y la res.
gral. AFIP 1135/2001, que crearon y regla-
mentaron, respectivamente, el impuesto
a los créditos y débitos en cuentas ban-
carias, dieron como resultado una evo-
lución de la normativa aplicable que fue
el producto de un diálogo institucional
entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo,
diálogo que resultó en la configuración
definitiva del impuesto sancionado y que
juntamente con su carácter temporario
(cf. art. 7° de la ley 25.413 y modificato-
ria) son claros síntomas del carácter de
que éste era un impuesto de emergencia,
tal como había sido destacado en el de-
bate de la ley 25.453 (del voto del Dr. Ro-
senkrantz).
5. - El principio de legalidad se encuentra
adecuadamente respetado en el caso del
impuesto a los débitos y créditos banca-
rios, pues el Congreso de la Nación con-
figuró un hecho imponible —los créditos
y débitos efectuados en cuentas abier-
tas en entidades financieras (inc. a] del
art. 1°, ley 25.413), las operatorias con en-
tidades financieras cuando no se utilicen
las cuentas abiertas en dichas entidades
(inc. b] del art. 1°, ley 25.413) y todos los
movimientos de fondos aun en efectivo
(inc. c] del art. 1°, ley 25.413)— que si bien
posee contornos de considerable ampli-
tud permite a los contribuyentes identi-
ficar cuáles son las conductas que gene-
ran la obligación de tributar (del voto del
Dr. Rosenkrantz).
6. - El hecho de que para evitar una alícuota
mayor los contribuyentes necesiten rea-
lizar ciertas conductas no implica la afec-
tación del ámbito de su autonomía per-
sonal protegida por el art. 19, CN pues el
Congreso Nacional, en ejercicio de sus
atribuciones constitucionales —art. 75,
CN—, puede decidir aprobar leyes impo-
sitivas que tengan objetivos múltiples y
diferentes, que constituyan señales e in-
centivos económicos para que los contri-
buyentes sensibles al costo fiscal de sus
decisiones realicen ciertas conductas de-
seadas por la Administración que buscan
la realización de otros objetivos además
de la suba de la recaudación (del voto del
Dr. Rosenkrantz).
7. - La obligación de tributar una alícuota
mayor, si el movimiento de fondos no
se efectúa desde la cuenta bancaria del
contribuyente, es inconstitucional, pues
si se tiene presente que el hecho impo-
nible es el presupuesto de hecho, inte-
grado por todos sus aspectos, que hace
nacer la obligación fiscal, era un deber
ineludible del Congreso Nacional su
exacta, completa y precisa definición;
de la lectura de la ley 25.413 surge que el
legislador ha incumplido tal mandato; la
norma es por demás genérica e indeter-
minada, no contiene todos los elementos
necesarios para producir el nacimiento
de la obligación fiscal y ello ha sido reco-
nocido por el propio legislador dos pá-
rrafos más abajo, facultando al Poder
Ejecutivo, “a definir el alcance definiti-
vo de los hechos gravados” (del voto en
disidencia del Dr. Lorenzetti).
8. - La definición de hechos imponibles ina-
sibles y de gran amplitud que no permi-
tan determinar cuál es la conducta que
se pretende someter al tributo y, corre-
lativamente, posibiliten la discrecionali-
dad de la Administración Fiscal no pue-
de aceptarse, pues lesiona el principio de
reserva de ley (del voto en disidencia del
Dr. Lorenzetti).
9. - Es tarea de la ley y no de la reglamenta-
ción ni del intérprete, establecer y deli-
mitar, de manera cierta y precisa, el he-
cho jurídico tributario, de forma tal que
le permita al contribuyente reconocer la
existencia de la hipótesis de incidencia
y verificar si se ha configurado a su res-
pecto (del voto en disidencia del Dr. Lo-
renzetti).
10. - La definición de un aspecto sustancial del
hecho imponible no puede provenir de
una disposición de rango infralegal, pues
ello viola el principio de reserva de ley en
materia tributaria (del voto en disidencia
del Dr. Lorenzetti).
120.787 — CS, 12/12/2017. - Piantoni Hnos.
SACIFIyA c. Dirección General Impositiva
s/ recurso directo de organismo externo.
[Cita on line: AR/JUR/88413/2017]
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
Se declara la constitucionalidad de la ley 25.413, su
modificatoria, ley 25.453, el dec. PEN 380/2001 y la
res. gral. AFIP 1135/2001.

edictos
El Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil y Comercial Federal N° 8,
Secretaría N° 15, sito en Libertad 731,
7° piso de Capital Federal, hace saber
q u e G I L BERTO J OSÉ V ENT U R I N I ,
nacido en Cumana – Sucre – Venezuela,
el 22 de noviembre de 1969, con D.N.I.
N °  9 4 .1 4 8 . 2 2 7, h a p e t i c i o n a d o l a
concesión de la Ciudadanía argentina, a fin
de que los interesados hagan saber a este
Juzgado las circunstancias que pudiesen
obstar a dicho pedido. El presente deberá
ser publicado por dos veces en un lapso de
quince días en LA  LEY.
Buenos Aires, 7 de diciembre de 2017
Felipe J. Cortés Funes, sec. int.
LA  LEY: I. 31/01/18 V. 31/01/18

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