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¿Se han quedado obsoletos los controles de seguridad básicos para la vigilancia de
edificios? Los propietarios de los edificios y sus responsables de seguridad se enfrentan
continuamente con el reto de cuidar de las instalaciones de forma segura, eficiente y
con el menor coste posible.
Cada vez hay más avances y cuando hablamos de instalar un nuevo sistema de
seguridad o replantearse el existente, los responsables de cada instalación deberían tener
en cuenta lo siguiente puntos para conseguir sus objetivos:
Los operadores de vídeo pueden ver imágenes desde múltiples cámaras cuando salte la
alarma, incrementando así la probabilidad de identificar por adelantado, sin perder tiempo,
el verdadero motivo de esta alarma. Esto es particularmente importante para identificar
falsas alarmas, pero sobre todo en situaciones potencialmente peligrosas, donde un
guardia de seguridad físico tal vez puede tardar demasiado en responder.
Control de accesos para la vigilancia de
edificios
Sean cuales sean las instalaciones en las que te encuentres, tus capacidades básicas en
cuanto a seguridad deben incluir la posibilidad de controlar quién entra y cuándo.
Un sistema de control de acceso actúa como tu propio portero electrónico, permitiendo
sin problema el libre paso del personal autorizado, mientras que niega la entrada a los
visitantes no deseados. Y con los ladrones e intrusos fuera, reduces de forma drástica tu
exposición al crimen mientras que aumentas la seguridad de tus empleados, visitantes,
información y activos.
El control de accesos en la vigilancia de edificios permite:
o controlar quién está entrando a tus instalaciones y cuándo
o proteger a los empleados, activos e información
o proteger una zona o sector
o vigilar el movimiento
o integrarse con otros sistemas de seguridad
Todas las intalaciones deben tener sus propios requisitos de seguridad y para encontrar la
mejor solución de seguridad puede ser aconsejable (y necesaria) contar con la opinión de
un experto.
Indice
1. Introducción.
2. Los medios técnicos pasivos. Seguridad Física.
3. Los medios técnicos activos. Seguridad Electrónica.
4. Circuito cerrado de televisión.
5. El sistema integral de seguridad.
6. Bibliografia
1. Introducción.
Hace unos meses (noviembre de 2002) me solicitaron una conferencia sobre los medios técnicos en el ámbito de
la seguridad y protección. Era un tema apasionante de elaborar, pero muy difícil de conferenciar. Puse manos a la
obra y conté con dos buenos amigos, cuya ayuda me ha sido muy importante, los Directores de Seguridad D. José
María Garrido Noguera y D. José Trigueros Pacheco.
La bibliografía a utilizar como base es muy amplia, pero no he pretendido abarcar todos y cada uno de los aspectos,
ya que en cada uno de los medios podríamos detenernos hasta redactar una monografía completa, por ello he
preferido basar el presente trabajo en las notas manuscritas de nuestros respectivos estudios del Curso Superior
de Dirección de Seguridad, en el Centro Internacional Carlos V de la Universidad Autónoma de Madrid y CPD
formación; en el Master de Seguridad Integral de la Universidad Politécnica de Cartagena y en las clases que hemos
impartido en diferentes Centros de Formación para Vigilantes de Seguridad.
No obstante lo anterior, añado unas referencias bibliográficas al final para quienes estén interesados en ampliar
conocimientos.
El resultado del trabajo para la conferencia es el que se presenta a continuación.
La seguridad integral está constituida por tres tipos de medios que deben aunarse como partes integrantes de un
todo.
Medios Humanos: constituidos por el personal de seguridad, tanto Pública, Institucional y/o Privada.
Medios Técnicos: Pasivos o físicos. Activos o electrónicos.
Medios Organizativos: planes, normas, estrategias.
Vamos, por tanto, a centrarnos en los Medios Técnicos, los pasivos o seguridad física y los activos o
seguridad electrónica.
De los numerosos agentes externos causantes de daños o pérdidas (naturales, nucleares, químicos, antisociales,
etc.) analizaremos sólo aquellos que van dirigidos contra los bienes y el patrimonio de forma intencionada.
2. Los medios técnicos pasivos. Seguridad Física.
Los medios técnicos pasivos están enfocados a disuadir, detener o al menos, retardar o canalizar la progresión de la
amenaza. El incremento del tiempo que estos elementos imponen a la acción agresora para alcanzar
su objetivo resulta, en la mayoría de las ocasiones, imprescindible para que se produzca en tiempo adecuado la
alarma-reacción.
El conjunto de medios pasivos constituye lo que se denomina seguridad física, que está constituida por:
Elementos de carácter estático y permanente, que pueden conformar el cerramiento de la instalación a proteger y
suponen el primer obstáculo que se presenta para la penetración de intrusos formando lo que denominamos la
protección perimetral (vallas, cercados, setos, etc.).
Otros elementos también estáticos, que impiden el acceso al propio edificio principal o núcleo de seguridad,
formando lo que denominaremos protección periférica (puertas, rejas, cristales, etc.).
Por la protección del bien, que la constituyen recintos o habitáculos cerrados (cajas fuertes, cámaras acorazadas,
etc.).
a. Protección Perimetral.
Cerramientos realizados por medio de cercas metálicas, verjas, vallas, alambradas acodadas en la parte superior,
concertinas de alambre dentado, etc.
Tanto los muros como las vallas pueden estar complementadas en su parte superior por un sistema de bayonetas en
su modalidad de simple o doble, que dificultará la coronación de aquellos por su parte posterior.
Dentro de este apartado incluimos las puertas y barreras que conforma el control de acceso de la protección
perimetral, que pueden ser:
Puertas o cancelas pivotantes (abatible, vaivén, giratoria).
Puertas suspendidas:
Basculantes (rígida, articulada).
Cierre enrollable (lamas, ondulada, malla, tubular).
Guillotina (ascendente, bidireccional, descendente).
Seccional (elevación, apilable, superpuesta, telescópica, vertical).
Puertas y cancelas deslizantes:
Corredera (curva, recta y tangente).
Extensible (telescópica, plegable, reja extensible, plegable compuesta).
Mixtos.
De diversos tipos: concertina de fibra óptica, vegetación natural o plantada, topografía del terreno con obstáculos
naturales (ríos) o artificiales (fosos, puentes, etc.).
Un cerramiento debe tener una altura mínima aconsejable de 3 metros.
En objetivos de un nivel de riesgo elevado, se debe instalar un doble vallado perimetral paralelo, cuya distancia entre
ambos no debe ser inferior a 6 metros.
En el pasillo interior a ambos cerramientos se pueden instalar algunos elementos electrónicos del sistema de
seguridad activa.
Los accesos a través de los cerramientos perimetrales se deberán realizar mediante puertas motorizadas con
apertura a distancia.
Si el cerramiento es sencillo, se deberá instalar una barrera simple a continuación de la puerta motorizada, para
facilitar el control de vehículos.
Si el cerramiento es doble, se deberá instalar un sistema de esclusas de acceso, con doble puerta motorizada y
conmutación de apertura entre ambas, de modo que sea imposible abrir una de ellas mientras permanezca abierta la
otra.
En estos cerramientos perimetrales, tanto si son sencillos como dobles, deben existir puertas peatonales para evitar
aperturas continuadas de las puertas motorizadas, en el supuesto de paso de personal.
Barreras de detención de vehículos.
Consisten en una serie de elementos activables por control remoto o bien automático y que protegen ciertas
instalaciones contra el ataque producido por un vehículo, cargado de explosivos lanzado contra las citadas
instalaciones con la finalidad de producir la explosión al contacto con los muros de instalación.
Estas barreras, a menudo escamoteables, se interponen entre la instalación y los accesos a la misma activándose a
través de célula fotoeléctrica o bien a distancia cuando no se cumple la señal de alto en controles próximos a dichos
edificios.
Existen diferentes tipos y modelos, siendo las más normales aquellas consistentes en placas metálicas que se
elevan ante una señal determinada, bloqueando el vehículo a una distancia prudencial de la zona a proteger para
evitar o minimizar los efectos de la posible explosión.
Pero también se pueden utilizar elementos decorativos, como grandes jardineras, columnas metálicas, vallas, etc.
como barreras de detención de vehículos.
b) Protección Periférica.
Los principales elementos que conforman la protección periférica de los huecos normales de la periferia de un
edificio, es decir: puertas, ventanas, claraboyas y lucernarios. Podemos señalar:
Puertas.
Instaladas en los puntos principales de acceso al edificio o establecimiento. Según la seguridad que proporcionen,
podemos distinguir: de seguridad, blindadas y acorazadas.
De Seguridad: responden a un nivel básico de protección y se corresponden con la necesidad de dar seguridad a un
número elevado de recintos.
Blindadas: representan un nivel medio-alto de protección, siendo frecuente su empleo en la seguridad de áreas
restringidas de todo tipo. Muy empleadas en seguridad mercantil y domiciliaria.
Acorazadas: representan el nivel más alto de protección física de accesos, empleándose normalmente en cámaras
acorazadas, cámaras de cajas de alquiler, determinadas cajas fuertes, recintos contenedores de altos valores y
ciertas áreas de muy alto riesgo.
Instalación de sistemas de esclusas en dichos puntos de acceso, de forma que no pueda accederse directamente al
interior. Suelen ser unidireccionales.
Bajo nuestro prisma, Esclusa es el conjunto de elementos fijos y móviles que forman un sistema de control de
accesos para personas, vehículos u objetos bajo condiciones específicas de seguridad, caracterizado por la
existencia de dos puertas accionadas por un sistema que evite la apertura de ambas a la vez, excepto en
situaciones de emergencia.
Las esclusas en función de su aplicación, velocidad de funcionamiento, número de personas a circular, espacio
disponible, organización de la actividad, etc. presentarán una disposición diferenciada que se centra principalmente,
en base al sentido de paso, en los tipos siguientes.
Unidireccional lineal.
Bidireccional lineal.
Unidireccional angular.
Bidireccional angular.
Unidireccional lineal y angular.
Bidireccional lineal y angular.
Estas configuraciones básicas pueden combinarse entre si o bien incorporarse elementos auxiliares como: arco
detector de metales, puertas antipánico, detectores de armas y/o explosivos, compartimentos para la custodia de
armas, bandejas pasadocumentos, etc.
Cristales blindados en ventanas, al menos aquellos despachos sujetos a un riesgo especial, y del nivel que se
considere conveniente.
Existe una clasificación de blindajes transparentes o traslúcidos establecidos por la norma UNE 108-131 (primera
parte) según la cual se dividen en dos categorías, A y B según que sean resistentes a cartuchería de armas ligeras,
con cinco niveles de resistencia, o a armas de caza con cuatro niveles, respectivamente.
También existe otra clasificación en categoría A y B, sin señalar niveles, para resistencia a
ataques manuales (piedras, cócteles molotov, etc.)
Rejas y contraventanas instaladas en las ventanas, especialmente en aquellas de mayor accesibilidad, y en algunas
claraboyas y lucernarios.
Rejillas y emparrillados protectores de huecos necesarios de ventilación.
Este conjunto de elementos no son los únicos posibles, ni necesariamente deberán instalarse todos en todos los
objetivos.
En cada caso se elegirán aquellos que se consideren más necesarios de acuerdo con la naturaleza del mismo y con
la clase de riesgos a que puede estar expuesto.
c) Protección del bien.
En este apartado se deben incluir:
Cajas fuertes. Hay una gran variedad en el mercado en cuanto a tamaños y sistemas de apertura. Pueden ir
ancladas, empotradas o sobrepuestas. Se presentan con combinación digitales y/o mecánicas.
Se establece una clasificación en base al volumen interior en litros que se designa mediante letras minúsculas que
van desde a) a la e) en sentido ascendente.
Y otra clasificación en base al grado de seguridad que se designa mediante letras mayúsculas que van desde la A a
la F en sentido ascendente.
Cámaras acorazadas. Construidas conforme a especificaciones reguladas reglamentariamente. Disponen de un
acceso que puede tener dispositivo de bloqueo y estar temporizado.
Sus componentes fundamentales son el muro acorazado, la puerta acorazada y el trampón acorazado; éste
opcional, que permita la evacuación del recinto protegido en circunstancias especiales y conectado directamente con
la central de alarmas, utilizando sistemas independientes de alarma y autónomo.
Se establece una clasificación en base al volumen interior en litros que se designan mediante letras minúsculas que
dan desde la a) a la e) en sentido ascendente.
Y otra clasificación en base al grado de seguridad que se designa mediante letras mayúsculas que van desde la A a
la F en sentido ascendente.
d) Fiabilidad.
La fiabilidad de un sistema de protección es el grado de confianza que otorga el mismo en el cumplimiento de
la misión para la que se ha establecido.
Viene determinada por los siguientes parámetros:
Seguridad de reacción.
Seguridad de falsas alarmas.
Vulnerabilidad al sabotaje.
Considerando cada uno de ellos en un sistema pasivo de seguridad, podemos establecer lo siguiente:
Seguridad de reacción. Por sí solos, los elementos que componen este tipo de sistema proporcionan tiempo y
espacio para la reacción, especialmente los que constituyen el cierre perimetral de la instalación, al estar situados
lejos de ella.
Porcentaje de falsas alarmas. Las alarmas provenientes de estos elementos nos vendrán transmitidas por los
elementos activos que se sitúen en ellos para complementarlos, pero no por los propios elementos pasivos.
Vulnerabilidad al sabotaje. Puede ser alta, al constituir la protección más alejada del centro de control. Disminuirá en
razón al complemento de elementos activos que se hayan situado, así como por los puestos de vigilancia
establecidos.
Un sistema electrónico de seguridad está formado por un conjunto de elementos electromecánicos y/o electrónicos
relacionados entre sí por una adecuada instalación, que, a través de la información que nos proporcionan,
contribuyen al incremento del nivel de seguridad de un determinado entorno.
De una manera esquemática, un sistema electrónico de seguridad consta de los siguientes elementos:
Red.
Fuente de alimentación.
Equipo de seguridad.
Detectores.
Señalizadores o avisadores.
La energía de alimentación representa el elemento de activación del sistema, por lo que se debe disponer de una
fuente de alimentación, que automatice el sistema ante posibles faltas de suministro casuales o intencionadas. Esto
se logra por medio de acumuladores de energía y baterías (SAI, sistema de alimentación independiente).
El equipo de seguridad es el cerebro de todo el sistema. Recibe los impulsos de los detectores y, tras analizarlos, los
transforma oportunamente en señales que envía a los señalizadores o avisadores locales y/o remotos.
Los detectores son dispositivos colocados tanto en el exterior como en el interior de objetivos con riesgo de intrusión,
con la misión de informar a la central de las variaciones del estado ambiental de la zona que están protegiendo,
indicando, por tanto, la intrusión en dichos objetivos.
Los señalizadores o avisadores representan una parte de vital importancia del sistema, puesto que si se consuma un
intento de intrusión, se deberá conocer adecuadamente lo que está sucediendo y dónde está sucediendo,
para poder reaccionar con eficacia.
a. Detectores.
Son los componentes básicos del sistema electrónico de seguridad. Son los iniciadores de la alarma y su función es
vigilar un área determinada, para transmitir una señal al equipo de seguridad, cuando detecta una situación de
alarma.
Los detectores se dividen, en función de su uso, en:
Detectores de uso interior.
Detectores de uso exterior.
Su elección dependerá del área a controlar y del previsible agente causante de la intrusión. En función de estos dos
parámetros, el Director de Seguridad decidirá cual se ajusta a su Plan de Seguridad.
Las causas desencadenantes que activan un detector de intrusión son:
Movimiento del intruso.
Desplazamiento del detector.
Presión sobre el detector.
Rotura del objeto protegido.
Vibración.
Detectores de uso interior. Como su propio nombre indica, son los situados en el interior del local, instalación o
establecimiento a proteger.
Contactos magnéticos:
Son los dispositivos compuestos de dos piezas enfrentadas, la ampolla reed (dos láminas flexibles dentro de una
ampolla de cristal al vacío que forman el contacto N.C. o N.A.) y a cuyos extremos están soldados los hilos que
forman el bucle de detección y un imán permanente cuyo campo magnético ejerce una fuerza magnética sobre los
citados contactos cuando ambas piezas están enfrentadas. Si se modifica la situación relativa de las mismas el
campo magnético dejará de ejercer su acción sobre los contactos cerrándose o abriéndose según sea de tipo N.A. o
N.C. Este cambio puede considerarse como una alarma.
Se utiliza para detectar la apertura de puertas, ventanas y desplazamientos de objetos portátiles, instalándose la
pieza que contiene los contactos en la parte fija y el imán en la móvil.
Su principal ventaja es su simplicidad de instalación, su bajo costo y bajo nivel de falsas alarmas. Presenta, no
obstante, el inconveniente de que podría producirse la intrusión a través de la zona protegida, puerta o ventana, sin
necesidad de abrirla, por ejemplo a través de ella.
Contactos mecánicos:
Se definen como aquellos que se fundamentan en contactos eléctricos con reposición. El ejemplo más claro es el
interruptor colocado entre el cerco y la hoja de la puerta de un armario.
Normalmente se utilizan en aquellos casos donde no existe espacio disponible para la instalación de un imán de un
contacto magnético. Tal seria el caso de un detector que quisiera instalarse dentro de un cerradero para saber
cuando se desactiva una cerradura.
Tiene el mismo inconveniente que el contacto magnético y prácticamente las mismas ventajas
Lineales.
Detectores inerciales:
Su funcionamiento se basa en la detección de las vibraciones de las superficies (vidrios, muros, vallas, etc.),
mediante un sensor que en su interior dispone de elementos móviles que al producirse la agresión abren y cierran
los contactos eléctricos.
Los más comunes son los contactos de péndulo. Dispone de una masa metálica soportada por una guía que a
través de un tornillo hace unirla a otra. Estas guías son las que se unen a los contactos eléctricos del circuito de
detección. Al vibrar, lógicamente dependerá de la presión que ejerza el tornillo entre ellas, abre y cierra el circuito.
Otro modelo es el de una masa metálica, esfera, soportada por unas guías. Cada par de guías se encuentra
conectado eléctricamente a un par de clemas utilizadas como terminales de conexión con otros detectores o con
un procesador.
En reposo, la masa metálica está en contacto permanente con el par de guías cortocircuitándose. Cuando las
vibraciones se producen en la superficie donde está situado el detector, se transmiten al mismo provocando
interrupciones momentáneas dando como resultado un circuito abierto.
El tercer modelo que se utiliza en este tipo de detectores es el denominado de mercurio. En él existe una ampolla
de vidrio conteniendo mercurio en su interior y en la que están inmerso las terminales del circuito detector ejerciendo
como un contacto normalmente cerrado. Al producirse las vibraciones, el mercurio se traslada de posición en la
ampolla y deja abierto el circuito.
Estos tipos de detectores disponen de distintos grados de sensibilidad, de tal forma que el Director de Seguridad
seleccionará, según la sensibilidad que deba tener una u otra área.
Detectores microfónicos:
También llamados sísmicos. Transforman las vibraciones mecánicas en una señal eléctrica a través de una cápsula
piezoeléctrica, similar a las utilizadas en los micrófonos, que después de la ampliación y filtrado producen la señal de
alarma.
La sensibilidad de los detectores es regulable y en todo caso los detectores se fabrican de tal forma que las
vibraciones ambientales no les influyan al objeto de evitar las falsas alarmas.
Se usan en muros, cámaras acorazadas, cajas fuertes y lugares de alto riesgo, con idea de que la detección se dé al
inicio del intento de intrusión.
Por su elevado precio, el Director de Seguridad qué superficies quiere que analizen (el radio de acción suele estar
comprendido entre 2 y 6 m), pues en superficies grandes se requiere la presencia de varios detectores.
Alfombras de presión:
Están construidas por láminas o placas metálicas que entran en contacto al ser presionadas por el peso de
la persona cerrando el circuito que forma.
En su ventaja está que son baratas, pero con el inconveniente de su escasa duración y posible vulnerabilidad si se
conoce su existencia.
Redes conductoras:
Dispositivo de protección basado en la aplicación de una cinta o red conductora (adherida o embebida) a cualquier
tipo de superficie, de tal forma que no pueda producirse el paso de una persona sin provocar la señal de alarma.
La cinta se conecta al bucle de alarma manteniendo una continuidad eléctrica que cuando se pierda, por rotura o por
puente eléctrico, entre ambos lados del bucle, se produce una situación de alarma.
En zonas acristaladas, la disposición de la cinta suele hacerse por recorrido de su perímetro en cristales normales
formando recorridos paralelos a distancias menores de 15 cm.
También tiene aplicación en muros de cámaras acorazadas con los inconvenientes de un coste elevado y dificultad
de implantación.
Volumétricos.
Ultrasonidos:
Basan su funcionamiento en el efecto Doppler, mediante la emisión y recepción de ondas ultrasónicas (entre 22 Khz
y 45Khz).
Básicamente están formados por:
Un transmisor de ultrasonidos.
Un receptor de ultrasonidos.
Un procesador de señales.
Infrarrojos pasivos:
Todos los cuerpos emiten radiaciones infrarrojas si están a una temperatura superior al cero absoluto (-273 C).
Esta propiedad ha llevado a diseñar elementos que traduzcan la energía térmica en respuesta eléctrica para detectar
presencia de intrusos en recintos protegidos.
El funcionamiento de los infrarrojos pasivos es el siguiente:
Es un detector que dispone de un sensor piroeléctrico, que genera en sus bornes una débil corriente cuando recibe
una variación de radiación infrarroja, y que su principio se utiliza para detectar la presencia de un intruso que
emitiendo infrarrojas, puede modificar la cantidad de infrarrojos recibidos por el captador en relación a la cantidad
emitida por el entorno ambiental.
Este detector vigila el campo infrarrojo del local en donde se encuentra instalado. Una variación suficiente en
amplitud, en velocidad y en duración de este campo provocará la alarma.
Son pasivos porque no emiten ningún tipo de señal. Por ello pueden instalarse tantos detectores como el Director de
Seguridad considere aconsejable en un mismo local, sin riesgo de interferencia entre ellos.
Solo requieren el ajuste de su orientación, con el inconveniente de que puede producir falsas alarmas debidas a
pequeños animales y sus prestaciones dependen mucho de la temperatura ambiental.
También existen detectores con antienmascaramiento.
De Sonido:
Detectan sonidos que superan un cierto nivel de amplitud.
Están prácticamente en desuso, debido a que solo deben instalarse en recintos dispuestos con un excelente
aislamiento.
De luz:
Detectan niveles de iluminación en recintos cerrados sin entrada de luz exterior.
Prácticamente en desuso.
Capacitivos:
Captan la proximidad de un intruso a un objeto metálico ya que varía la constante dieléctrica del ambiente y por tanto
la capacidad eléctrica entre el intruso y la tierra de referencia.
Son muy selectivos, pero con el inconveniente de que necesita una instalación muy cuidadosa y pueden producir
falsas alarmas por interferencias radioelectricas.
Utilizados especialmente para la protección de muebles u objetos metálicos susceptibles de ser aislados
eléctricamente.
El equipo se adapta a las características del objeto protegido mediante un conmutador que permite variar el campo
de capacidad.
Cuando más alejado se encuentre el perímetro del núcleo vital del objetivo, se dispone de un mayor espacio de
tiempo a efectos de adoptar decisiones tendentes a una primera neutralización del riesgo detectado y a facilitar los
auxilios externos que precise su solución definitiva.
DETECTORES DE EXTERIORES. CLASIFICACIÓN
PUNTUALES Contactos Magnéticos
Contactos Mecánicos
LINEALES Rayos infrarrojos
Contactos en hilos
SUPERFICIALES Vibración en vallados Sensores aislados
Sensores continuados
Presión del suelo Hidráulicos
Neumáticos
Sensor aislado
Barreras rayos infrarrojos
Vibración en muros
Cables de tensión
Redes de fibra óptica
VOLUMÉTRICOS Microondas
Ultrasonidos
Sonido
Luz
Capacitivo
Detectores perimetrales. Funcionamiento.
Puntuales.
De vibración en muros:
Su funcionamiento y aplicación son idénticos a lo expuesto para los detectores de interiores.
Vibración en vallados:
Protegiendo las vallas de los perímetros, detectan vibración, corte o movimiento de las mismas utilizando diferentes
tipos de sensores.
Sensores continuos:
Utilizadas para detectar vibraciones originadas en el intento de intrusión a través de mallas metálicas o cualquier
elemento constructivo elástico capaz de transmitir vibraciones.
Se basan en el llamado efecto TRIBO ELÉCTRICO que consiste en la producción de una corriente eléctrica al
friccionar dos superficies conductoras con un aislante intercalado entre ellas. Al cable sensor de estos sistemas se
les denomina también cable microfónico.
Constan de un cable sensor que se coloca en la valla por medio de bridas de plástico cada 30 cm. A lo largo de los
tramos a sensibilizar, siendo la longitud máxima de cada tramo de 300 m. Su función es captar todas
las acciones mecánicas (vibraciones, curvaturas, roturas, etc.) que se produzcan en el soporte (valla) y por efecto
triboeléctrico convertirlas en señales eléctricas.
Tales señales eléctricas llegan a la "unidad de proceso", que las analiza y procesa, desechando las que no
respondan a un patrón previamente seleccionados.
Una característica muy particular de algunos de estos sistemas, es la facultad del cable sensor para "oír" los ruidos
que genera el proceso de intrusión. De esta forma es posible discernir qué alarmas pueden no ser tales, con un
previo entrenamiento del operador.
Sus principales ventajas son la facilidad y simpleza de su instalación, su reducido mantenimiento y una relación
coste/eficacia aceptable. Sus inconvenientes son los de no detectar intrusiones por encima del vallado y falsas
alarmas frente a roces de animales.
Cables de tensión:
Una serie de cables horizontales tensados separados entre sí 15/20 cm que terminan en sensores que detectan
variación de tensión mecánica en estos cables. Cualquier variación de esa tensión (por apoyo o corte)
desencadenará la alarma.
Se obtiene una barrera física en donde el sensor es en sí mismo el vallado, aunque puede ir adosado a cualquier
tipo de valla.
A estos sistemas no les afectan las fuerzas de origen ambientales, tales como fuertes vientos, lluvias, granizadas,
etc. por ser acciones uniformes y simultáneas en todos los cables. Sin embargo tienen el inconveniente de estar muy
condicionado por las características geométricas del terreno.
De presión enterrados.
Estos detectores se caracterizan por la forma de instalación.
Bajo el suelo:
Son sistemas idóneos para implantar en terrenos donde por sus características (desniveles, arboleda, etc.) no puede
o resulta difícil la implantación de otros sistemas perimetrales. El detector es invisible, incrementando la seguridad.
Pero vulnerable si se conoce su situación, y se deben tener en cuenta la existencia de roedores y raíces de árboles.
Citaremos tres sistemas basados en principios operativos diferentes pero que cumplen con la misión de detectar el
paso por encima de sus elementos sensores configurando una banda de terreno sensibilizado. Detectores de
presión diferencial:
Neumáticos. Su principio de funcionamiento es idéntico al que vamos a describir de los hidráulicos, con la diferencia
de que en este caso los tubos sensores disponen de gases (aire).
Sensores aislados. Detectan la presión ejercida en el suelo por un intruso mediante sensores sísmicos analógicos.
Hidráulicos. Este sistema basa su funcionamiento en la propiedad física que poseen los líquidos para transmitir la
presión de forma instantánea en todas las direcciones.
El sistema consiste en la instalación de dos tubos paralelos enterrados, recorriendo el perímetro a proteger, rellenos
de un fluido hidráulico en el que se mantienen unas determinadas presiones. Una diferencia de presión es la que
analizada hace que se transmita la alarma.
La separación de los tubos suele realizarse entre 1 y 1,5 m dependiendo de la estructura del terreno. Puesto que la
presión detectada no solo es función del peso del intruso sino de la intensidad de la misma, se podría detectar bien
por los pasos, por salto o por deslizamiento sobre el terreno de forma más o menos rápidamente.
Volumétricos.
Detectores infrarrojos:
Captan la radiación infrarroja que generan los elementos de la zona vigilada y que se activan al variar
suficientemente dicha radiación.
Microondas:
Su funcionamiento se basa en el efecto Doppler. Los detectores tienen una antena emisora/receptora. Cuando
alguien entra en la zona de cobertura se produce una variación de frecuencia y amplitud de la señal reflejada. Estos
cambios originan una condición de alarma.
Videosensor:
Son detectores que utilizando la señal de vídeo procedente de una cámara de televisión, se activan al producirse
una variación predeterminada del nivel de luminosidad en la zona vigilada.
Tienen la ventaja de que utilizando las cámaras instaladas de CCTV pueden convertirla en sensores de protección
de las zonas vigiladas. Se adaptan a cualquier tipo de terreno.
Barreras de microondas:
El Director de Seguridad decidirá su instalación en zonas aisladas, en superficies demasiado grande, en entornos
que no disponen de protección física, etc. o como alta protección situándolo como segundo nivel de detección.
Constan de Emisor y Receptor, que delimitan el espacio o volumen protegido. Entre ellos existe un campo
electromagnético (en la banda de los microondas con una frecuencia de aproximadamente 10 Ghz) de referencia y
ante cualquier variación del mismo, fuera de unos márgenes previamente establecidos, provocan una situación de
alarma.
El enlace entre emisor y receptor puede ser alterado de varias formas. Pero siempre que dicha alteración pueda
presuponer una intrusión, de este espacio protegido, y más concretamente el receptor, debe generar una señal de
aviso. Esta alarma se manifiesta por el cambio de estado de un relé libre de tensión.
b) Señalizadores o Avisadores.
Según el lugar y la forma en que ejercen sus funciones, podemos clasificarnos de la siguiente manera:
Locales.
Acústicos:
Sirenas electrónicas.
Sirenas mecánicas.
Ópticos:
Iluminación súbita.
Luz lanza-destellos.
Flash.
A distancia.
Llamada telefónica.
Telecomunicación:
Hilo.
Radio.
Especiales.
Máquina fotográfica.
Circuito cerrado de televisión:
Filmadora.
Cámaras digitales, web, etc.
Se recomienda instalar dos o más avisadores, con objeto de aumentar el grado de seguridad al diversificar la
función.
Los avisadores o señalizadores locales cumplen una doble función:
Efecto psicológico: hacer huir al intruso.
Anunciar que se ha producido una intrusión en ese lugar.
c) Fiabilidad.
Ya se citó que la fiabilidad de un sistema de protección venía fijada por los siguientes parámetros:
Seguridad de reacción, relacionada directamente con el correcto funcionamiento de los elementos que constituyen el
sistema.
Porcentaje de falsas alarmas, cuantas más, menos fiable.
Vulnerabilidad al sabotaje.
Según el riesgo a vigilar, las instalaciones deben ofrecer una seguridad diferente contra perturbaciones y puesta
fuera de servicio mal intencionadas.
Las instalaciones con alto grado de seguridad disponen de circuitos especiales constantemente vigilados, con líneas
de aviso de sabotaje, que vigilan todos los elementos de la instalación las 24 horas del día, en particular los
dispositivos de alarma locales.
El intento de poner fuera de servicio alguno de estos elementos lleva consigo, incluso en posición de reposo de la
instalación, la activación de alarma interior en la central o de una alarma exterior.
La instalación del CCTV debe programarse sobre la base de la necesidad de abarcar la totalidad de las áreas
vigiladas y procurando asociar las distintas zonas con cada cámara, de modo que se facilite su actuación por medio
de la señal de alarma producida.
A la hora de efectuar la programación citada, se debe tener en cuenta la necesidad de armonizar la elección de
cámaras fijas o cámaras dotadas de posicionador, para conjugar la obtención de panorámicas adecuadas y la
operatividad correcta de atención a pantallas.
Como sistema de apoyo, el CCTV proporciona las siguientes ventajas:
Extensión del ojo humano por encima de éste, en alcance y sensibilidad.
Posibilidad de ubicarlo en lugares o ambientes inalcanzables para el hombre.
Con un solo vigilante se controlan grandes áreas.
Son el complemento ideal para el control de accesos y movimiento.
Proporcionan un gran apoyo en la protección perimetral.
Tiene grandes ángulos de visión y se pueden utilizar a grandes distancias.
Cada uno de estos medios se interrelacionan y dependen mutuamente, de tal forma que la eficacia de un sistema de
seguridad no depende del nivel de calidad de cada elemento que lo integra (medios), sino de la coordinación y
ajuste entre todos ellos mediante procedimientos operativos y órdenes de puesto.
Es decir, que en última instancia, depende de la preparación y capacitación del personal responsable de seguridad.
Un eficaz sistema de seguridad debe ser, al mismo tiempo, defensivo y ofensivo.
La misión defensiva del sistema es:
Detectar cualquier intento de agresión, intrusión o peligro real.
Detener y obstaculizar los daños causados por la fuente de peligro.
Identificar y localizar el peligro para poder actuar en consecuencia.
Tienen como fin garantizar la integridad del objeto, persona o proceso que se desea proteger, o que garantizan el
cumplimiento del fin previsto.
También se están implantando la respuesta ofensiva o activa, como la inundación de humo en locales, para evitar
los saqueos.
a. Teoría esférica de la Seguridad.
b. La seguridad ideal debe cubrir el espacio contenido en una esfera cuyo centro será el objetivo a proteger
(persona, establecimiento u objeto); es decir, si consideramos éste como un punto central, la zona a cubrir sería
todo el espacio que existiera por encima, por debajo y a los lados, en una profundidad suficiente para cubrir las
necesidades de seguridad exigibles en cada caso.
La seguridad no puede preocuparse de un solo plano, debe tratar de cubrir las tres dimensiones de posibles
agresiones (tejados, terrazas de los edificios próximos, subsuelo, etc.), reconociendo la importancia del plano
horizontal por ser el más asequible.
c. Seguridad en Profundidad.
Se suele entender por seguridad en profundidad el conjunto de medidas cada vez más restrictivas según nos
aproximamos al objetivo a proteger. Es como si, en torno a la persona, objeto, materiales o procesos de una
instalación, trazásemos una serie de círculos concéntricos y en cada uno de ellos fuésemos reforzando esas
medidas de seguridad.
A éstos círculos se les denomina áreas y zonas de seguridad, y podemos considerar las siguientes:
Área de influencia. Espacio concéntrico y exterior del Área de Exclusión desde el que resulta factible la realización
de acciones contra la integridad del área protegida. No suele ser normalmente propiedad del explotador.
Área de exclusión. Espacio concéntrico y exterior al Área Protegida que, debidamente señalizada, es de utilización
restringida o acceso limitado. Necesariamente propiedad del explotador.
Área Protegida. Espacio delimitado por barreras físicas y de acceso controlado, en el que se ejerce un cierto control
sobre movimientos y permanencia.
Área Crítica o Vital. Espacio delimitado por barreras físicas e interior del Área Protegida, cuyo acceso y permanencia
son objeto de especiales medidas de control. El movimiento en su interior está controlado estrictamente.
Zona controlada. Podemos considerarla como el espacio resultante de reunir las Áreas Protegida y Vital o Crítica.
Zona restringida. En general, se considera cualquier espacio en el que el acceso al mismo está sujeto a restricciones
específicas o a acciones de control por razones de seguridad o salvaguarda de personas y/o bienes.
Resumen.
El sistema integral de seguridad de un objetivo podemos definirlo como el conjunto de elementos y sistemas de
carácter físico y electrónico que, junto con la adecuada vigilancia humana, proporcionan un resultado armónico de
seguridad relacionado directamente con el riesgo potencial que soporta.
Está, por tanto, constituida por tres tipos de medios que deben aunarse como partes integrantes de un todo.
Medios Humanos: constituidos por el personal de seguridad, tanto Pública, Institucional y/o Privada.
Medios Técnicos: Pasivos o físicos. Activos o electrónicos.
Medios Organizativos: planes, normas, estrategias.
Los medios técnicos pasivos están enfocados a disuadir, detener o al menos, retardar o canalizar la progresión de la
amenaza. El incremento del tiempo que estos elementos imponen a la acción agresora para alcanzar su objetivo
resulta, en la mayoría de las ocasiones, imprescindible para que se produzca en tiempo adecuado la alarma-
reacción.
El conjunto de medios pasivos constituye lo que se denomina seguridad física.
La función de los medios activos es la de alertar local o remotamente de un intento de violación o sabotaje de las
medidas de seguridad física establecidas.
El conjunto de medios activos constituye lo que se denomina seguridad electrónica.
Hacemos una referencia al CCTV como complemento a los elementos pasivos y activos.