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Durante la revolución industrial del siglo XIX y el desarrollo del XX no hubieran podido realizarse sin

los explosivos que dieron paso a obras gigantescas y extracción de minerales, además los explosivos
eliminaron el trabajo manual que se destinaba a esclavos, prisioneros y a la clase más baja de los
trabajadores.

En la evolución histórica de los explosivos se pueden distinguir tres fases las cuales son: Pólvora
negra, Dinamita y los agentes de voladura. La pólvora negra, está constituida por una mezcla
ternaria de un comburente el nitrato potásico o sódico y de dos combustibles el carbón vegetal y el
azufre, ha sido la primera sustancia explosiva que se conozca. Sin embargo, el uso de la pólvora
negra no empieza a generalizarse hasta el descubrimiento de sus aplicaciones como propulsor en
las armas de fuego, esto se atribuye al monje alemán Berthold Schwartz en 1328, 4 aunque en
realidad existiesen precedentes anteriores de estas aplicaciones por lo árabes en España, aplicada
a las armas de fuego. La dinamita es llamada “oro fulminante” que fue descrito en el siglo XVII y el
fulminato de mercurio, preparando Howard por primera vez en el año 1790. Si bien estos
descubrimientos despertaron gran interés en Europa, por tratarse de un explosivo que tenía un gran
poder rompedor, cuya detonación producía efectos muy superiores a los de la pólvora negra, la
peligrosidad del manejo de estos productos hizo que se le relegase al olvido por muchos años,
quedando su interés limitado a lo meramente teórico.

A primeros del siglo pasado se inician muchos esfuerzos por lograr incorporar el oxígeno en las
moléculas de sustancias orgánicas y fruto de ello se descubre en 1846 por Schoenbein, de la
nitrocelulosa y en 1847, por Ascanio Sobrero, de la nitroglicerina o piroglicerina, que haría de ser el
explosivo más importante de todos y que modificaría las normas usuales de las explotaciones en las
canteras y las minas.

A principios de los años 50 se producen los primeros intentos de utilizar explosivos no sensibilizados
con productos explosivos, apareciendo en Estados Unidos los nitrocarbonitratos insensibles al
detonador n° 8 con un diámetro crítico relativamente, los cuales serían los precursores del ANFO,
que caracteriza la era siguiente.

Los agentes de voladura se caracterizan por no contener en su composición ninguna sustancia y/o
explosiva y por no ser sensibles al detonador n° 8. A mediados de la década de los 50 el
norteamericano Acre inicia una serie de experiencias con nitrato amónico mezclado con distintos
combustibles, sólidos y líquidos con resultados prácticos positivos. La razón del éxito hay que
buscarla en los nuevos tipos de nitrato amónico granulado (‘’prilled”) poroso desarrollados a partir
de los años 40 y en el gran diámetro de los barrenos.

Los combustibles más adecuados resultaron ser algunos tipos de fuel-oil, muy fáciles de mezclar por
otra parte con el nitrato amoniaco, apareciendo así las mezclas conocidas por ANFO (abreviatura de
Ammonium Nitrate-Fuel Oil). Desde entonces se han desarrollados tipos de nitrato amoníaco de
gran porosidad especialmente concebidos para estas mezclas.

Su potencia, relativamente elevada, fácil preparación, bajo precio y simplicidad de manejo que
permite su uso a granel hicieron que el ANFO se extendiese rápidamente, llegando el explosivo más
usado hoy día.

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