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Comentario al libro Peyote: History,

Tradition, Politics, and Conservation


Comentario al libro Peyote: History, Tradition, Politics, and Conservation, editado
por Beatriz Caiuby Labate and Clancy Cavnar (Santa Barbara, CA: Praeger,
2016). Lectura realizada en la presentación del libro Peyote. History, Tradition,
Politics, and Conservation, el día 23 de febrero en el Museo Regional Potosino
Peyote: History, Tradition, Politics, and Conservation:

Agradezco la invitación que me giró el Dr. Mauricio Guzmán para participar en la


presentación de este interesante libro, cuyo tema no es ni por mucho cercano a
mi área de experiencia en la investigación histórica, pero que resulta una lectura
fascinante pues ahora conozco más sobre la historia, la tradición, las políticas
públicas y las políticas de preservación que se han generado alrededor del
peyote “el cactus divino”.

Quisiera ofrecer una disculpa a los asistentes a esta presentación por no poder
asistir personalmente y dar lectura a este breve texto; han sido motivos de
gestión institucional los que me han impedido estar con ustedes.
Me gustaría, antes de comenzar mi comentario al libro, hacer referencia a tres
experiencias relacionadas con la cactácea que hoy nos convoca. Para alguna
persona que vive en el altiplano potosino, con vínculos familiares, profesionales
y de amistad en las zonas de Charcas, Real de Catorce y Matehuala, por hacer
referencia a algunas poblaciones del altiplano, no resulta extraño ni escandaloso
escuchar o participar en conversaciones sobre el peyote, pues durante años ha
sido utilizado como remedio casero para ciertos dolores en el cuerpo humano;
asimismo es también bien conocida su recolección y su uso ritual por los pueblos
Huichol y Cora y es de conocimiento común que en tiempos antiguos los
Chichimecas que habitaban estas tierras también eran consumidores de peyote,
algo que refiere fray Bernardino de Sahagún en su obra (p. xii) y que se comenta
hoy en día. Actualmente, es común conseguir pomadas o ungüentos que, al
menos en la lista de sus ingredientes contenidos en la fórmula, se indica que,
además de vaselina u otro tipo de grasa, tienen alguna supuesta porción de
peyote y hiervas medicinales.
Volviendo al asunto de las tres experiencias con peyote las quiero relatar
brevemente. La primera aconteció en la segunda mitad de la década de 1990,
cuando una institución formadora de bachilleres nos invitó a mí y a varios
colegas investigadores del recién inaugurado Colegio de San Luis (COLSAN) a
participar en una actividad académica en Estación Catorce, en el municipio de
Real de Catorce, San Luis Potosí. Después de dos días de arduos trabajos como
jurados en un certamen académico y de haber disfrutado de una excelente
celebración de despedida con comida típica y mezcal, se nos proporcionó a cada
uno de los participantes un obsequio por nuestra labor como jueces, que
consistía en un reconocimiento impreso y un peyote plantado en un jarrito. En el
jarrito estaba escrito un letrero que describía el título de la actividad académica
en la que habíamos participado, así como el logotipo de la institución formadora
de bachilleres. Al atardecer emprendimos nuestro regreso a San Luis y en el
camino entre Estación Vanegas y Cedral había un reten; como se ha de suponer
nos pusimos nerviosos, pues llevábamos una planta en peligro de extinción y
prohibida por otras razones conocidas por todos Ustedes. Ya en el puesto de
revisión, se nos hicieron varias preguntas, entre ellas en dónde trabajábamos, y
respondimos que en el COLSAN, acto seguido y como por arte de magia se nos
cedió el paso y continuamos nuestro derrotero esperando no tener que pasar por
otra experiencia similar. Este peyote que me regalaron en Estación Catorce fue
celosamente cuidado por mí y por mi esposa Flor durante años.
En 2009 se presentó la segunda experiencia con el peyote, pues en ese año
habíamos llevado a casa una nueva mascota, un perro cobrador de labrador. Un
día regresando a casa procedente del trabajo me percaté que el perro, bautizado
Monet, por mi hija María Florencia, brincaba sin ton ni son, daba vueltas, se
perseguía la cola, miraba hacia el cielo, buscaba el sol, en suma, actuaba de
manera extraña; nuestra sorpresa fue que en el jarrito que me regalaron en
Estación Catorce sólo restaba la mitad de la “Divina cactácea” que había sido
¡celosamente cuidada durante más de una década! Pese a que el peyote—tal
como lo señalan James A. Baulm y Stacy B. Shaefer en el prologo del libro—tiene
un sabor amargo como estrategia o medio de defensa para ahuyentar a los
depredadores, esta propiedad de la planta no fue suficiente para evitar fuera
devorada al menos en su mitad por el travieso y domesticado can. Pasadas un
par de horas y una buena cantidad de agua el perro volvió a su estado normal.
La tercera experiencia tiene que ver con el consumo de mezcal preparado o más
bien curado con peyote, receta elaborada por un colega investigador, pero no
entro en más detalles en esta experiencia. Quizá mi colega no se daría abasto para
atender la demanda que podría generar conocerla con más detalle. No obstante
les recomiendo este elixir, sobre todo por los efectos relajantes que puede
proporcionar en el consumidor de una onza de esta bebida.
Ahora bien, y ahora sí entrando en materia, quisiera felicitar a los editores y
autores del libro. Es un gran trabajo editorial y de coordinación de capital
humano y conocimiento científico pues participan en él 12 autores con igual
número de textos. Una novedad para mí como lector lego es la amplia bibliografía
existente sobre el peyote, tanto en México como en los Estados Unidos e incluso
Canadá en donde en estos dos últimos países el actor principal ha sido la Iglesia
Nativa Americana; esta bibliografía incluye temas cómo el cultivo, el tráfico y el
consumo ritual de la cactácea, esto último ha sido materia de juicios en tribunales
estales y en la Suprema Corte de Justicia en los Estados Unidos. Quizá el caso más
conocido y referido por los editores y por los prologuistas James A. Bauml y Stacy
B Shaefer, es el que tuvo lugar en el estado de Oregón en el año de 1990 conocido
comoEmployment Division, Department of Human Resources of Oregon vs. Smith.
Batallas legales como estas han estado también presentes en México desde el
siglo XVII, cuando la Corona Española mediante el Tribunal de la Santa
Inquisición prohibió el consumo de peyote a los súbditos no indios y trató
durante décadas de extirpar las raíces de la “diabólica cactácea” de la sociedad
colonial. (p. xviii).
El valor del libro radica en mi opinión en que se trata de un esfuerzo por
examinar el peyote con la finalidad de darle importancia como un tema de interés
histórico y científico; asimismo se busca además que el peyote sea considerado
como un tema o más bien un problema de análisis en la realidad política actual.
En opinión de los coordinadores del libro y de los autores, uno de los factores
que hace pertinente la importancia del peyote es la intervención de una gran
variedad y cantidad de actores en los tres países de la parte septentrional del
continente Americano. Este esfuerzo de posicionar al peyote como un problema
de estudio lleva a dos niveles de análisis relacionados entre
sí dialécticamente “las necesidades de la planta” per se y “las necesidades del
hombre” por consumir la planta con fines espirituales y medicinales. El resultado
de esta relación dialéctica es una síntesis interdisciplinaria que tiene entre uno
de sus tantos propósitos el que se propicie entre especialistas, actores y público
en general, un mejor entendimiento del fenómeno contemporáneo de los usos
del peyote tanto por grupos indígenas como no indígenas. Para ello se requiere
de una síntesis interdisciplinaria la cual encontramos desarrollada de manera
extraordinaria en el libro.
Esta síntesis interdisciplinaria requiere de una aproximación holística, tal como
la refieren Labate, Cavnar y Dawson. Esta aproximación se da hacia diferentes
problemas de investigación pues en el libro se estudian las prácticas del uso del
peyote por indígenas y no indígenas, se hace una interesante crítica al turismo
espiritual o “chamánico”, se revisan las estrategias ecológicas sostenibles y
jurídicas implementadas para la preservación de la planta, que pese a su
crecimiento en diversas partes de Norteamérica tal como lo explican Trout y
Terry, y Rojas y Flores en sus respectivos capítulos, requiere de una mayor
atención para evitar su extinción. De igual forma las medidas legales son
necesarias tanto para regular su consumo como su cultivo, lo cual es explicado
en el interesante capítulo de Varin Soni sobre la importancia de la moral cristiana
en la justicia estadounidense y su respuesta al peyotismo, y por Kevin Feney en
su apartado sobre la búsqueda por balancear el uso religioso del peyote y su
preservación recurriendo a las protecciones aplicadas por el gobierno federal de
los Estados Unidos a algunas especies como las águilas y el uso religioso de sus
plumas por algunos pueblos indios.
Los 12 capítulos que componen el libro expresan sin duda una síntesis
interdisciplinaria sobre la cual está sustentado. Como lo podrán ver si adquieren
el libro, los autores provienen de muy diferentes disciplinas cuyos métodos e
interpretaciones alrededor del peyote se manifiestan en sus contribuciones.
Encontramos así que hay especialistas dedicados al estudio de la ecología y la
biología, no faltan los enfocados a los estudios religiosos y a la ciencia política, a
las leyes, la sociología, la antropología y por supuesto a la historia.
Por otro lado, se puede afirmar que con el contenido de este volumen y con base
en su enfoque holístico, se busca proporcionar una salida a la encrucijada en que
se encuentra la producción actual de conocimiento sobre el “cactus divino”. Esta
encrucijada, o quizá más bien atorón epistemológico—durante un par de
décadas quizá—en el debate sobre la producción de conocimiento acerca del
peyote, se presenta entre la postura de la “autodeterminación” y la postura
“contracultural”. Labate, Cavnar y Dawson explican que los promotores de la
autodeterminación de los pueblos como James Mooney, James Slotkin, Stacy
Shaefer y Peter Fust, entre otros, han llegado a ser criticados por especializar,
incluso “orientalizar” las culturas indígenas americanas, mientras que los
contraculturalistas, como Carlos Castaneda, han sido acusados de fabricar
relatos ficticios y de apropiarse de las culturas indígenas. Incluso—explican los
editores del libro—“Castañeda hizo del peyote un grito de guerra con el deseo de
escapar de la alienación occidental”. (p. xx)
En gran medida, la aportación mayor de este libro, yace en el hecho de que los
editores y autores buscan proponer una salida a ese atorón o encrucijada entre
los autodeterministas y los contraculturalistas y para ello proponen seguir los
pasos ya dados por otros académicos en sus investigaciones recientes, entre ellos
Joanne Rappaport, Nestor García Canclini y James Clifford, quienes han estado en
la búsqueda de formas interpretativas orientadas a imaginar las culturas nativas
y no nativas como dinámicas e híbridas (resultado de la mezcla de ambas), que
están enganchadas en series de intercambios de información que definen las
formas de ambas culturas (indígena y occidental) que por este proceso de
hibridación “hace difícil distinguir e imaginar en donde termina un ser e inicia
el otro”. (p.xx) Sin duda los argumentos desarrollados en los capítulos de este
libro apuntan a la producción de nuevo conocimiento que considera no sólo la
hibridación de las culturas indias y no indias, sino que incluso va más allá al traer
a la primera plana temas como la protección de la medicina tradicional en
Estados Unidos, tema abordado por Bob Pue, la reinterpretación del uso ritual
del peyote en diferentes culturas problema abordado por Maria Benciolini y
Arturo Gutiérrez, y la promoción de que el peyote sea valorado como patrimonio
biocultural de México, pues la cactácea es –como ya se ha mencionado—de uso
por parte de indígenas y no indígenas y sin duda forma parte de tradiciones que
deben ser preservadas. Este último tema abordado por Mauricio Guzmán y con
el cual se cierra el libro, es un ejemplo comparativo y una invitación para que el
Estado mexicano encamine acciones y estrategias que tengan como finalidad la
formulación de una declaratoria del peyote como patrimonio nacional, de
manera similar—señala Guzmán—como Perú lo hizo con la bebida ayahuasca y
con la hoja de coca.
Finalmente, reitero mi propósito de recomendar la lectura del libro que nos
convoca. Por la riqueza y variedad de su contenido indudablemente tiene temas
de interés para todos los gustos científicos y disciplinares, y contribuye con
importantes aportaciones al conocimiento y a las historiografías sobre el peyote
en los tres países septentrionales de América. Muchas gracias.
(*) Sergio Alejandro Cañedo Gamboa Doctor en Historia, por la Universidad
de California, San Diego, Estados Unidos. Especialista en Historia de Estados
Unidos durante el periodo nacional por la misma universidad. Maestro en
Historia por la Universidad Iberoamericana, Santa Fé, México DF. Licenciado en
Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Profesor-investigador de El Colegio de San Luis AC (COLSAN) desde el año de
1996. Secretario Académico del COLSAN durante el periodo febrero 2007-
febrero 2012 y coordinador del Programa de Investigación y Docencia en
Historia del COLSAN desde marzo de 2014.
Ha publicado diversos libros, artículos y capítulos de libro en México y el
extranjero entre ellos: Comercio, alcabalas y negocios de familia en San Luis
Potosí, México. Crecimiento económico y poder político, 1820-1846 (México: El
Colegio de San Luis, Instituto Mora, 2015); en coautoría con Flor de María Salazar
Mendoza y Marco Antonio Vázquez Rocha, “Crecimiento poblacional y
económico: un acercamiento al paisaje de Valle de San Francisco, San Luis Potosí”
en Carlos Rubén Ruiz Medrano et. al. (coords.) Paisajes culturales y patrimonio
en el centro norte de México, siglos XVII al XX (México: El Colegio de San Luis,
2014); “Ponciano Arriaga and Mariano Ávila’s Intellectual Backing of the 14 April
1837 Pronunciamiento of San Luis Potosí” en Will Fowler (Editor), Malcontents,
Rebels, and Pronunciados. The Politics of Insurrection in Nineteenth-Century
Mexico (Lincoln, Nebraska: University of Nebraska Press, 2012); En coautoría
con Abraham Salazar, La agencia consular británica en San Luis Potosí. Cinco
cuadernos y tres agentes consulares, 1846-1869, Prólogo de Michael Costeloe,
(México: El Colegio de San Luis, Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí,
2006) y en coautoría con Flor de María Salazar Mendoza, “El discurso de unidad
del clero potosino frente a la invasión norteamericana. Patriotas y defensores
irrestrictos de la religión católica, 1846-1847” en Brian Connaughton y Carlos
Rubén Ruiz Medrano (Coords.) Dios, religión y patria. Intereses, luchas e ideales
socioreligiosos en México, siglos XVIII y XIX, (San Luis Potosí, México: El Colegio
de San Luis, 2010) pp. 211-236; “The First Independence Celebrations in San
Luis Potosí, 1824-1847” en William Beezley y David E. Lorey (Eds.) ¡Viva Mexico!
¡Viva la Independencia! Celebrations of September 16th, (Wilmington, Delaware:
Scholarly Resources, 2001); Los festejos septembrinos en San Luis Potosí.
Protocolo, discurso y transformaciones, 1824-1847, (San Luis Potosí, México: El
Colegio de San Luis, 2001).
Sergio A. Cañedo
Sergio A. Cañedo
Sergio Alejandro Cañedo Gamboa Doctor en Historia, por la Universidad de
California, San Diego, Estados Unidos. Especialista en Historia de Estados Unidos
durante el periodo nacional por la misma universidad. Maestro en Historia por
la Universidad Iberoamericana, Santa Fé, México DF. Licenciado en Ciencias de
la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Profesor-
investigador de El Colegio de San Luis AC (COLSAN) desde el año de 1996.
Secretario Académico del COLSAN durante el periodo febrero 2007-febrero
2012 y coordinador del Programa de Investigación y Docencia en Historia del
COLSAN desde marzo de 2014. Ha publicado diversos libros, artículos y capítulos
de libro en México y el extranjero entre ellos: Comercio, alcabalas y negocios de
familia en San Luis Potosí, México. Crecimiento económico y poder político, 1820-
1846(México: El Colegio de San Luis, Instituto Mora, 2015); en coautoría con Flor
de María Salazar Mendoza y Marco Antonio Vázquez Rocha, “Crecimiento
poblacional y económico: un acercamiento al paisaje de Valle de San Francisco,
San Luis Potosí” en Carlos Rubén Ruiz Medrano et. al. (coords.) Paisajes
culturales y patrimonio en el centro norte de México, siglos XVII al XX (México: El
Colegio de San Luis, 2014); “Ponciano Arriaga and Mariano Ávila’s Intellectual
Backing of the 14 April 1837 Pronunciamiento of San Luis Potosí” en Will Fowler
(Editor), Malcontents, Rebels, and Pronunciados. The Politics of Insurrection in
Nineteenth-Century Mexico (Lincoln, Nebraska: University of Nebraska Press,
2012); En coautoría con Abraham Salazar, La agencia consular británica en San
Luis Potosí. Cinco cuadernos y tres agentes consulares, 1846-1869, Prólogo de
Michael Costeloe, (México: El Colegio de San Luis, Archivo Histórico del Estado
de San Luis Potosí, 2006) y en coautoría con Flor de María Salazar Mendoza, “El
discurso de unidad del clero potosino frente a la invasión norteamericana.
Patriotas y defensores irrestrictos de la religión católica, 1846-1847” en Brian
Connaughton y Carlos Rubén Ruiz Medrano (Coords.) Dios, religión y patria.
Intereses, luchas e ideales socioreligiosos en México, siglos XVIII y XIX, (San Luis
Potosí, México: El Colegio de San Luis, 2010) pp. 211-236; “The First
Independence Celebrations in San Luis Potosí, 1824-1847” en William Beezley y
David E. Lorey (Eds.) ¡Viva Mexico! ¡Viva la Independencia! Celebrations of
September 16th, (Wilmington, Delaware: Scholarly Resources, 2001); Los festejos
septembrinos en San Luis Potosí. Protocolo, discurso y transformaciones, 1824-
1847, (San Luis Potosí, México: El Colegio de San Luis, 2001).

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