Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Comienzo mi argumento teniendo como referente esta frase con la que titule mi
opinión al encontrar una gran similitud entre la postura del autor del documento el
análisis crítico del discurso y de la película denominada ha vuelto.
Somos un pueblo que olvida fácilmente lo que nos conviene, que no sabe manifestar
su dolor sino lo hace rindiendo pleitesía ante un o unos corruptos que con palabras
bonitas y un buen discurso nos envuelven hasta el punto de que caemos
nuevamente a sus pies.
Quienes son estos personajes que aparecen cuando es conveniente para ellos y
desaparecen cuando se les solicita, quienes son para jugar con el apoyo que les
brinda un barrio, una ciudad, un departamento o una nación; quienes son para tener
el descaro de saludarte de beso y luego ignorarte, aun no encuentro una
fundamentación coherente ante tal calumnia, y deshonra que suscita mi molestia
ante esta situación.
Realmente que es lo que pasa por nuestras cabezas porque volvemos a caer no
una sino hasta tres veces padecemos el mismo calvario de Jesús rumbo al Gólgota
porque es tan fácil olvidar y porque tan difícil perdonar de corazón arrepentido de
nuestras fallas.
Sé que mi argumento se torna un poco politiquero, o tal vez será que mi discurso
inconscientemente me da una mala jugada y me está diciendo que es difícil pero no
imposible soltar las cadenas que nos reprimen y nos encierran en este círculo
vicioso del cual no podemos o no queremos salir.
Sueño con un país que se ponga de pie, que no permita más ultrajo, que se
despierte de este sueño o mejor dicho de esta pesadilla, que se dé la tarea de
analizar y estudiar las propuestas; que pensemos como país, no para los beneficios
personales sino para brindar una posibilidad de establecer a Colombia como un país
prometedor.
Ojala que ese despertar no sea generado a consecuencia de actos que atenten
contra nuestra integridad, pero es necesario y urgente que demos ese primer paso
de creer que es posible soñar despiertos para no estar condenados a repetir nuestra
propia y triste historia.