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Breve Panorámica

reflexiva de la

Historia

de la Iglesia

Materia: CHHM510 La Iglesia en Misión a través de la Historia

Profesora: Mercedes Gonzalez-Barnes

Estudiante: César C. Soto V.


Esquema de los contenidos a tratar en esta breve panorámica y reflexión sobre la Historia de la

Iglesia.

Introducción

"No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños”.

Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano

Los caballos de carreras usan una suerte de anteojos que les estorba la mirada hacia los costados.

La idea es que el caballo se concentre en lo que tiene delante de él y no se distraiga con lo que pasa

a su lado. Es evidente que, bajo la dirección del jinete, tampoco requerirá de tener una mirada

retrospectiva, sólo importa lo que está delante, la meta.

Al contemplar el párrafo anterior y la cita de Cicerón no puedo sino pensar en la cristiandad de hoy en

día. Al hacerlo me doy cuenta de que en muchos casos, sufrimos de esa perenne infancia y de esa

carrera a toda velocidad hacia el cielo-meta que no nos deja ver lo que pasa a nuestro alrededor, ni

hacia atrás ¿Para qué? ¡lo importante está delante! Y en esa carrera descontrolada hacia adelante

queremos reinventar la rueda y el hilo negro, cada desafío que vivimos pareciera ser uno que nunca

nadie ha enfrentado y a ratos nos parecemos a Elías diciendo: “...han matado a espada a tus
profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”.1 Nos miramos el ombligo y

creemos que somos únicos. Es cierto, de algún modo somos únicos pero no somos los primeros en

pasar por lo que estamos pasando, de alguna manera nuestros hermanos del pasado ya vivieron

estas encrucijadas y desafíos.

Dios responde a Elías: “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante

Baal, y cuyas bocas no lo besaron”2.

Si se me permite una relectura, es como si dijera: “No eres el único, otros han sufrido lo mismo que

tú, no estás solo, sólo tienes que dejar de verte a ti mismo y comenzar a abrir los ojos hacia los

lados”.

Karl Barth

“La fe en la revelación de Dios no tiene nada que ver con una ideología que glorifica al status quo3”.
Karl Barth

A fin de poder darle algún sentido cronológico a esta panorámica reflexiva, he querido referirme en

esta introducción a uno de los teólogos que más ha impactado la teología contemporánea, Karl Barth.

Dicho sea de paso, este teólogo Suizo es el que más ha impactado mi perspectiva teológica también.

Barth representa un punto de quiebre en el pensamiento cristiano y ha sido atacado desde muchos

frentes por las ideas que postula. Los liberales le verán como demasiado ortodoxo y los

fundamentalistas se horrorizarán con sus enseñanzas considerándolo hereje. Siempre es así, los

movimientos teológicos también hacen una dialéctica a nivel macro y en medio de esa dinámica la

fricción puede ser tremenda.

Barth es importante para mi entendimiento de la historia porque, proviniendo de una tradición

reformada, viene a resignificar un montón de ideas que ya se daban por sentadas. Su aproximación a

La Palabra de Dios diferenciándola de la Biblia es una cuestión que significó y aún significa un

escándalo. La concepción existencial del “totalmente otro” es un golpe de humildad para aquellos que

1 1 Reyes 19:14

2 1 Reyes 19:18
3 Citada de esta manera en “An Almanac of the Christian Church”. (1987) por William D. Blake.
se quieren referir a Dios en términos absolutos sin considerar las limitaciones de la condición

humana. No obstante, lo revolucionario de sus postulados, Barth permanece cristocéntrico y eso le

mantiene en una devoción inusual para un intelectual de su categoría.

En 1960, durante una conferencia realizada en la ciudad de Chicago, un estudiante le preguntó:

“Profesor Barth, ¿podría hacer el favor de resumir en unas pocas palabras la labor de toda su vida?”.

Barth se detuvo unos instantes y contestó: “Sí. En las palabras de un canto que me enseñó mi madre

cuando era niño: “Jesús me ama; esto lo sé, porque la Biblia me lo dice así4””.

Barth afectó su tiempo de manera significativa, tanto por su activismo anti-nazi como por su

producción teológica. Hoy su impacto sigue vigente, es como ver una estrella en el cielo de la cuál

disfrutas su fulgor a pesar de haber muerto hace cientos de años luz. Hoy, el ejemplo, disciplina y

devoción de Barth sigue siendo una inspiración a aquellos que aspiramos imitar su labor teológica.

Momentos cruciales en la historia de la iglesia.

Imperio e Iglesia

La conversión de Constantino trajo consigo una revolución para el cristianismo. Los cristianos, luego

de haber sido perseguidos ahora empezaban un lento proceso de validación, estructuración y

jerarquización. Otrora con otras religiones, ahora con cristianismo, el binomio estado-religión volvía a

hacerse efectivo. Otros binomios como la espada y la cruz, Jesús e Imperio, serían la tónica por

1000 años. Otras cuestiones que considero negativas se dieron cita:

Jerarquización y profesionalización del culto: Cuando Constantino "se hace cristiano" debe

reproducir la jerarquía imperial y su pompa en la iglesia. Los sacramentos se profesionalizan pues en

el paganismo los misterios son impartidos por el sacerdocio profesional y no por los participantes, la

sencillez de la iglesia se transformará en una rareza sólo vista en los grupos que históricamente

fueron disidentes de este nuevo rumbo que tomaba el cristianismo.

4 Citado así por Roger E. Olson y Adam C. English en “Historia de la teología”, pág.110ss. Editorial Unilit 2007
Sincretismo y superstición: la superstición, propia de una explicación mágica del mundo, se instala

con fuerza al surgir las reliquias y la veneración de otros objetos asociados con el cristianismo más

primitivo como la "vera cruz".

No obstante, hubieron elementos positivos que supieron destacar de toda esta constelación de vicios.

Son destacables: el fin de la persecución de los cristianos, el inicio de los concilios que le dieron

estructura y formalidad a los credos y una proyección prácticamente ilimitada del evangelio.

Reforma

Las 95 tesis de Lutero, clavadas en la puerta de la catedral de Wittenberg en 1517 fueron el

amanecer de una nueva era, una era que no debiéramos de considerar terminada, a menos que

consideremos el “Ecclesia Reformata, Semper Reformanda” un simple y pintoresco slogan

heredado de la tradición.

La reforma tiene un aliado tecnológico, la imprenta. Las ideas de Lutero se esparcen como un

reguero de pólvora por toda Europa gracias al “Twitter” de la época. La imprenta era lo máximo en

avance tecnológico en la época, democratizó la educación y la difusión de las ideas.

Pero Lutero no llevaría solo esta reforma. Zuinglio, Calvino, Knox, entre otros, brindaron nuevos brios

y mayor soporte sistemático a la labor iniciada por Lutero. Esta reforma nunca fue un movimiento

unívoco y eso provocó ciertos vicios contra ciertos grupos disidentes que hicieron recordar las

inquisiciones católicas.

Conquista

"Cuando en el siglo cuarto, comenzó a desarrollarse la teología oficial del Imperio Romano, que

tendía a excluir de la proclamación cristiana la necesidad de justicia en las estructuras sociales, y les

daba especial autoridad en la iglesia a los poderosos del orden social, se comenzó a preparar la

tragedia de la era de los conquistadores5."

5 Justo L. González, “Historia del Cristianismo”, pág.252


El binomio que ya vimos, espada-cruz es uno que se repetirá por siglos en la América Latina

conquistada. La violencia se asoció con la religión y el mensaje evangelizador no resultaba una

buena noticia para ningún aborigen. ¿Con qué cara podríamos juzgar a aquellos indígenas que no

aceptaron el evangelio porque se les imponía con una espada empapada de la sangre de sus

hermanos? Algunos fervientes defensores de las doctrinas de predestinación van a decir que toda

esa generación estuvo simplemente predestinada a la perdición. Genial y pragmático argumento!!

Pero también horrible e insensible.

No obstante, personajes como Bartolomé de las Casas y Francisco Vitoria destellan como diamantes

en el barro. Se interpusieron entre los excesos de la corona y la iglesia en favor de un trato justo para

los indígenas. Encarnar el ideal de Cristo, de servicio e igualdad, no de subordinación, es una buena

noticia y muchos sacerdotes católicos lo encarnaron y vieron en los habitantes autóctonos de las

Américas a sus iguales.

Guerras Mundiales

Cuando la filosofía e incluso el liberalismo teológico afirmaban la mayoría de edad de la especie

humana y celebraban su civilidad y avance en la ciencia, al punto de buscar una emancipación de la

divinidad, llegaron las catástrofes más grandes de las que se tenga registro: Primera y Segunda

Guerras Mundiales.

En medio de tales catástrofes se levantaron voces proféticas: Karl Barth y Dietrich Bonhoeffer son, a

mi juicio, las voces más activas en el acontecer teológico que se opusieron al régimen del Tercer

Reich.

Karl Barth se decepciona terriblemente de sus maestros liberales, no por sus postulados teológicos,

mismos que ya Barth consideraba que no le decían demasiado al ser humano común y corriente, sino

que su decepción se basa en esta mimetización a la que ha llegado la iglesia oficial alemana con el

mismo estado, al punto de apoyar desde la vereda de la religión la barbarie de la guerra. Ya en la

segunda guerra mundial y ejerciendo como profesor en Bonn, Barth comenzó a apoyar a la iglesia
"anti-nazi" y se niega a jurar lealtad a Hitler y al partido nazi y por esta razón es expulsado de

Alemania.

Barth no sólo actúa en apoyo a esta iglesia que se opone a los designios irracionales de Hitler,

además inspira a un brillante teólogo a hacer lo mismo y solidarizar con su gente, estoy hablando de

Dietrich Bonhoeffer. Nunca más Bonhoeffer, después de recibir la carta de Barth instándole a volver

desde Londres a Alemania, pudo permanecer fuera de Alemania mucho tiempo. Su destino se selló

para identificarse con la iglesia perseguida de Alemania. Dios había usado a Barth para encender esa

mecha.

De los teólogos importantes del siglo XX, Bultmann es uno de los destacados. Aunque es difícil de

precisar su postura en la segunda guerra, Bultmann se concentra en seguir escribiendo teología que

luego seguiría la acción trasnformadora que habían iniciado otros teólogos. A veces un perfil bajo que

permita seguir ejerciendo la vocación, puede ser una forma de oposición.

Otro de los teólogos que marcan el siglo XX y que confieso uno de mis favoritos, es Jürgen

Moltmann. Si bien Moltmann no participa teológicamente durante las guerras mundiales, será la

segunda guerra y sus consecuencias las que harán a Moltmann repensar su existencia y fe.

Moltmann es testigo del holocausto contra los judíos y también es receptor de la caridad cristiana. Los

eventos que marcaron su vida serán el telón de fondo desde el cuál construirá una de las obras más

excelentes de la teología en el siglo XX: Teología de la Esperanza.

Aprendizajes significativos

El pasado es estático, no cambia. Nos acercamos a él de manera imperfecta, confiando en hallazgos

arqueológicos, fragmentos de textos y una gran dosis de interpretación. Es la forma que tenemos y no

podemos cambiarla. Pese a que es estático, para nosotros termina siendo dinámico. Cada vez que

nos sumergimos en sus aguas algo cambia en nosotros y los eventos que antes veíamos a la

distancia, se nos vuelven más cercanos y comprensibles. Por supuesto que una clase como Historia

de la Iglesia provee excelentes elementos para entender no sólo el pasado, también para comprender
el presente y anticiparnos en esta espiral cíclica a lo que nos depara el futuro. De alguna manera,

mirar al pasado nos descorre un velo que permite mirar lo que vendrá.

La comprensión de la iglesia cambia cuando vemos que lo que nos parecía novedoso, son temas que

otros, en otro tiempo y otro contexto ya trataron. Y no se trata de invocar al pasado y repetir esas

respuestas, más bien se trata de entender que si esos temas regresan de tanto en tanto es porque

representan la inquietud del ser humano por saber más al respecto y es deber de los que hacemos

teología el proveer mejores respuestas que antaño. Como parados sobre hombros de gigantes para

mirar más lejos que ellos.

En este curso hemos hecho el ejercicio constante de mirar al pasado y ver aplicaciones en el

presente. Miramos atrás para aprender a hacer mejor iglesia hoy y no sólo pensarla… hacerla.

Retos para la iglesia de hoy

Si miramos el presente como una tabla rasa que simplemente se enfrenta a los desafíos,

seguramente nos desesperaremos. Tal vez la mayor herramienta que tenemos para hacer frente a los

retos que la iglesia tiene hoy, es el estudio de los retos que la iglesia tuvo ayer. No simplemente

informarnos de ellos, sino sumergirnos para descubrir ángulos distintos desde los cuáles podamos

comenzar a proponer soluciones para el presente.

Tenemos una serie de retos que enfrentar, algunos de la vida comunitaria en general:

homosexualidad, aborto, dilemas bio-éticos, etc. Y tenemos otros dentro de la comunidad de fe:

salvación, infierno, diálogo inter-religioso, espiritualidades alternativas, etc.

Tomás de Aquino dijo en cierta ocasión: “Teme al hombre de un solo libro”.

Desde esta frase y desde el tema de los desafíos, creo que la iglesia de hoy es culpable de ser

peligrosa por aferrarse a un solo libro: La Biblia.

Algunos podrán pensar que esta afirmación es herética y los entiendo, no obstante, mientras la Biblia

provee ciertas respuestas, no provee todas las respuestas. Si nuestra comprensión del mundo sólo

depende de los conocimientos que podemos deducir de las Escrituras, entonces nos encontraremos
invalidando el texto bíblico intentando hacerle decir cuestiones de las que lisa y llanamente calla. Si

hoy podemos mejorar nuestra comprensión del contexto en el que estamos, es precisamente

aprendiendo más de mil otras disciplinas y de esa manera crear puentes entre la cultura y otros aún

más difíciles, puentes entre los mismos seguidores del Nazareno.

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