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¡...ASÍ ES MOSCÚ!
¡...ASI ES MOSCU!
(Nueve años en el país de los Soviefs)
por
JOSÉ DOUILLET
Editorial R A Z Ó N Y F E
Exclusiva de venta: Ediciones F A X
Plaza de Santo Domingo, 14. - Apartado 8.001
Madrid
IMPRENTA ALDBCOA - BURGOS
N O T A D E L EDITOR
cómo era cierto que aquella mujer era su esposa, y, por tanto,
él su marido "titular y legítimo". E n m i tiempo, es decir, en
febrero de 1926, fué condenado a cinco años de reclusión, que
debía cumplir en un campo de concentración. A principios
de marzo le v i partir para Kem, en demanda de la isla de Solo-
vetzky.
Vengo omitiendo nombres propios para no perjudicar a
personas que siguen en poder de los Soviets. Conviene que se
sepa.
Afortunadamente, puedo hoy puntualizar nombre y direc-
ción de otra víctima, que, por suerte suya, ha abandonado el
territorio de la U . R. S. S. Voy a hablar de un súbdito letón,
prisionero, como yo, en B u t y r k i y canjeado contra agentes
soviéticos detenidos en Letonia.
Este desdichado compañero de calabozo me escribió en ene-
ro de 1927 para anunciarme su libertad y para referirme lo
ocurrido después de m i marcha en la cárcel de B u t y r k i , con
motivo de la visita de una Delegación obrera belga al estable-
cimiento.
L a carta dice a s í :
"Nuestro amigo X... sigue tan belicoso como siempre. Por
haberse atrevido a hablar en francés con la Delegación belga
estuvo a punto de sufrir un duro castigo, del que le pudimos
salvar merced a una amenaza de plante.
"Por el mismo procedimiento escapé de la celda de castigo,
donde me querían encerrar, y aun lo intentaron, por haberme
permitido conversar con la delegación de "librepensadores ale-
manes".
No puedo nombrar a la persona que mantuvo ese diálogo
con la Delegación obrera de Bélgica: vive a ú n en Rusia...
Pero, en cambio, me pongo enteramente a disposición de
cada uno de los miembros no comunistas de la mencionada
Delegación para proporcionarles cuantos detalles apetezcan so-
bre la conversación aludida, y hasta, si preciso fuera, ense-
ñarles la fotografía de aquel individuo, para convencerlos de
hasta qué punto han sido engañados por el Gobierno soviético.
Por lo que toca a la persona, firmante de la carta, a que
antes me he referido, es el ex prisionero de la celda número
10 de la prisión B u t y r k i ; artista decorador, Eugenio Carlos
Smidt, habitante en Letonia, y cuya dirección exacta es: Ri-
ga.—Calle Palasta, 4. ^CCAÍ^
I* ñ i í
— 22 —
El d e r r u m b a m i e n t o de la i n d u s t r i a en Rusia
—De este modo damos trabajo por algún tiempo a los pa-
rados de la región. Cuando esto acaba, nos trasladamos a otra
parte, porque el paro es general en el país.
A l mismo tiempo logramos una propaganda de la causa co-
munista, porque hacemos creer que cada día se reanuda el
trabajo en una fábrica nueva.
E n el centro, en Moscú, e s t á n muy contentos del sistema,
que les permite contar cuentos a los extranjeros...
¿ Q u é podría yo añadir a estas consideraciones del rojo
director? Es imposible sobrepujarlas en audacia y en cinismo.
L a industria hullera, la metalúrgica y la del cok guardan
entre sí gran relación. L a cuenca del Donetz estaba cubierta,
antes de la revolución, de instalaciones de hornos de cok. E n
todas ellas se obtenían los productos de la hulla: alquitrán,
benzol, etc.
Pues bien; esta industria hoy apenas existe, explotada por
procedimientos primitivos y tan rudimentarios como lo fueron
hace m á s de medio siglo.
E n toda la U . R. S. S. apenas funciona, con éxito y con
beneficios apreciables, una fábrica, la de Enakievo, que perte-
neció antes a la Compañía Ruso-Belga.
L a Prensa soviética, que pregona este hecho aislado como
un triunfo soviético, debería avergonzarse de la pobreza de se-
mejante resultado.
¿ E s que esa Prensa ignora que antes de la revolución no
había un horno de cok, por modesto que fuera, que no ex-
plotase los productos derivados?
E l periódico L a Ciencia y l a T é c n i c a (Leningrado), nú-
mero 13 (160, de 14 de abril de 1926), en un artículo intitula-
do "Nuestros éxitos" y con el subtítulo " F á b r i c a de cok y de
benzol", denuncia este hecho.
De regreso en Bélgica, volví a ver al ingeniero M . E . W i t -
meuz, uno de los administradores de la Sociedad Ruso-Belga,
competentísimo en materia industrial, y singularmente en lo
tocante a las industrias de la cuenca del Donetz, como es bien
sabido.
Le comuniqué mis impresiones.
Me contestó que ese solo hecho bastaba para profetizar el
completo derrumbamiento de la industria soviética.
Los Soviets producen hoy, según lo que ellos mismos decla-
ran, 480.000 pouds (7.800 toneladas) de alquitrán, mientras
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Rusia cerillas que solían encenderse casi todas: las cerillas so-
viéticas, contaminadas de la rebeldía doctrinaria, se niegan a
arder resueltamente.
Los lápices capitalistas eran excelentes. Los actuales, o se
pulverizan al aguzarlos, o desgarran, si se logra "sacarles
punta", el papel.
L a compra de la mayor parte de los artículos y objetos de
la industria soviética es perfectamente inútil. Para el com-
prador, se entiende.
Una de las m á s importantes cristalerías rusas, la de Cons-
tantinovka, en el Donetz, lanza hoy al mercado vidrios tan de-
fectuosos y de un verde botella tan subido, que yo mismo,
cuando he tenido necesidad de cambiar o reponer cristales en
la oficina de la Misión Nansen, me he visto precisado a adqui-
rirlos de entre los procedentes de derribos o de casas aban-
donadas o reducidas a escombros; pero anteriores a la revolu-
ción.
No se n e g a r á que es un mérito industrial como otro cual-
quiera, un record, como ahora se dice, éste de que en todas
partes se fabriquen productos inútiles "ciento por ciento".
E l precio de coste aumenta visiblemente.
Durante el primer trimestre de 1925 se elevaron, para los
trabajos de ebanistería, en un 33 por 100; en la industria del
caucho, en un 16; en los azúcares, el 19; en la metalurgia, el
6, etc.
L a grande industria, en manos de los trusts, no puede
competir con el konstar o artesano inferior, que trabaja me-
jor, a mejores precios y produciendo artículos m á s cuidados y
de calidad preferible a la que logra para sus productos la i n -
dustria nacionalizada.
Esto lo que quiere decir es que en pleno siglo x x hay un
país que ha logrado, merced a un régimen social y político de
t i r a n í a y de barbarie, resucitar, en esto, la Edad Media, con-
siguiendo que las grandes fábricas retrograden hasta ser de-
rrotadas por la producción primitiva del koustar.
E l comunismo hace retroceder la industria en varios siglos.
L a quiebra general e s t á ya dando aldabonazos a las puertas
del comunismo. Suena la hora sombría del derrumbamiento,
que e s t á mucho m á s próximo de lo que generalmente se cree.
Los comunistas lo saben mejor que nadie. Olfatean su p r ó -
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ha procurado a Rusia
CAPITULO V
El terror
CAPITULO IX
(l) Estos datos han aido facilitados por el revolucionario ruso Wla-
dimiro Bourtrev, que editó, después de la guerra, un diario titulado L a
Causa Común.
— 110 —
125.
Se examinó Se acordó
La revolución mundial
CAPITULO X I I
PARTE PRIMERA
PARTE SEGUNDA
Página»
PARTE TERCERA
CONCLUSIÓN
•
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