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Esta traducción fue realizada sin fines de lucro, por lo cual no tiene costo alguno.
Es una traducción hecha por fans para fans.
Prólogo Capítulo 19
Capítulo 1 Capítulo 20
Capítulo 2 Capítulo 21
Capítulo 3 Capítulo 22
Capítulo 4 Capítulo 23
Capítulo 5 Capítulo 24
Capítulo 6 Capítulo 25
Capítulo 7 Capítulo 26
Capítulo 8 Capítulo 27
Capítulo 9 Capítulo 28
Capítulo 10 Capítulo 29
Capítulo 11 Capítulo 30
Capítulo 12 Capítulo 31
Capítulo 13 Capítulo 32
Capítulo 14 Capítulo 33
Capítulo 15 Capítulo 34
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Capítulo 16 Capítulo 35
Capítulo 17 Epílogo
SINOPSIS
La última vez que vi al hermano menor de mi mejor amiga, era un nerd usando
frenos dentales. Pero cuando Cannon aparece para dormir en mi cuarto de
huéspedes, obtengo un ligero chequeo de la realidad.
No hay manera que vaya a enamorarme de Cannon. Pero una vez que
comenzamos… me doy cuenta que apostar en su contra puede haber sido el mayor
error de mi vida.
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PRÓLOGO
En retrospectiva, sobre los dos últimos meses, solo podía preguntarme cómo
llegué a estar sobre su cuerpo sosteniendo una lata de gasolina y cerillas.
Esta no era yo, no era el camino que se suponía que mi vida debía tomar, y sin
embargo, aquí estaba con un hombre que nunca será mío, enfrentando lo que
seguramente era un gran delito.
El amor te hace hacer cosas locas e irracionales. Y aun así, incluso sabiendo
dónde estaríamos al final, dudaba que hubiera tenido la fuerza para evitar
enamorarme. Había algo en él que me llamaba. Algo magnético y primitivo.
E
l corazón era un músculo extraño y asombroso. No podrías vivir o
amar sin él, pero la mayoría de la gente no pensó en ello a menudo. Yo
no pensaba en este constante y fiel órgano que latía cien mil veces al
día. La mayoría de la gente probablemente no sabía que el latido de una mujer era
más rápido que el de un hombre por unos ocho latidos por minuto, o que sus cuatro
cámaras bombeaban sangre a todas las células del cuerpo excepto las córneas.
Sin embargo, podría ser un poco molesto a veces. Haciéndonos sentir cosas que
no queríamos, decir y hacer cosas que nunca habíamos planeado. Y últimamente,
era la fuente de todos mis problemas. Pero en este preciso momento, el corazón no
era lo que me preocupaba. Era una parte del cuerpo más al sur, mucho más al sur.
—Gracias por hacerlo tan agradable. Debe haber una nueva regla para que
todos los ginecólogos tengan que parecerse a usted.
Me reí.
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OB-GYN1.
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OB-GYN: obstetrician-gynecologist, en español Obstetricia y Ginecología.
Eso termina mañana, gracias a Dios. He estado dentro de más vaginas estas
últimas cuatro semanas que en los cuatro años de pregrado combinados. Y eso es
decir algo, créeme.
Pero esta rotación sería lo más cerca que llegaría a cualquier coño por un buen
tiempo. Juré una prohibición temporal hace tres días, después de que mi última
aventura se convirtiera en una psicópata.
Dos días después, irrumpió en mi casa y destruyó casi todo lo que poseía.
Derramó lejía sobre mi sofá, cama y ropa, y mi ordenador portátil y la televisión
fueron destrozados. Ella estaba recientemente bajo custodia policial, y yo me había
estado quedando en el sofá de un amigo mientras trataba de averiguar mi próximo
movimiento. Mi casero decidió que yo era demasiado problema y me envió un
aviso de desalojo. Trabajar en turnos de doce horas no permitía mucho tiempo para
la búsqueda de casas.
Polla, buena polla, volvía loca a las mujeres. Convertía el corazón de las mujeres
en un caos frenético, causando que declararan su amor eterno y se aferraran. No
podía seguir desatando ese tipo de caos. Necesitaba abrocharme el cinturón y
centrarme en mi educación y en mi futuro. Tenía que declarar mi especialidad y
solicitar residencias para el año que viene, y ya estaba presionando la fecha limite
como estaba. Mi madre y mi hermana mayor contaban conmigo. Ellas eran lo que
realmente importaba, no perseguir mujeres. Era pan comido. Mis noches dentro de
la cálida y sedosa perfección del lugar más tierno de una mujer estaban acabadas.
Hasta que me graduara y consiguiera un trabajo, de todos modos.
Mamá y Allie habían sacrificado mucho. Trabajé muy duro, ganando becas
escolares y manteniendo mis calificaciones elevadas. No podía perder todo eso
ahora... y tenía la sensación hundiéndose en mí de que eso era exactamente lo que
sucedería. Mi nariz había pasado mucho tiempo olfateando coños y no lo suficiente
en el trabajo. Seguro, pensar con mi pene había sido divertido mientras duró, pero
no valía la pena perder todo.
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—Si tan solo todos los pacientes pudieran ser tan fáciles como usted, señora
Thurston.
Los ojos del médico tratante se ampliaron, pero la señora Thurston se limitó a
reír, un sonido profundo y gutural que me hizo sonreír.
—Gracias por eso. —Ella extendió una mano arrugada y con manchas de edad
hacia mí, y cuando puse mi mano en la suya, ella apretó—. No he tenido un doctor
tomándose el tiempo para tratarme como una persona normal en mucho tiempo.
Serás un gran doctor algún día.
Acepté su cumplido con una sonrisa. No era la primera vez que me decían que
mis bromas de cama tranquilizaban a la gente. Y si no podía divertirme con mis
pacientes, no había manera de sobrevivir los turnos de doce horas y la falta de
sueño. Podía ser brutal a veces.
Cuando seguí al Dr. Haslett por el pasillo, él dijo algo sobre el trabajar culturas
para una investigación preventiva y yo asentí. Entonces una linda enfermera me
guiñó un ojo, su mirada cayendo a la parte delantera de mi ropa médica, donde
estaba seguro que el contorno de mi polla tenía su boca hecha agua. Estaba a dos
segundos de llevarla a la sala de almacenamiento para una follada rápida cuando
mi cerebro se puso en acción.
Mierda. Hice mi voto de celibato hace apenas cinco minutos y ya estaba tentado
a romperlo. ¿Qué había estado pensando? Claramente esta idea estaba condenada
al fracaso... lo que significaba que necesitaba un sustituto. Algo a lo pudiera
realmente apegarme. Sonreí y pasé más allá de la enfermera mientras comenzaba a
preparar un nuevo plan en mi cabeza.
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Habría tres sencillas reglas que seguir si necesitaba tener sexo. Solo podría
durar una noche, no se intercambiaría ningún nombre, y tampoco números de
teléfono.
Siguiendo esas reglas me aseguraría que sea una cosa de una sola vez, y la
mujer no podría enamorarse de mí después. Eso significaba no follar a las
enfermeras bonitas en el hospital donde trabajaba.
Sintiendo un poco más bajo control, rodé los hombros y revisé mi reloj.
Todavía dos horas más hasta que mi turno de doce horas terminara.
Sonreí con alivio. Gracias a Dios, al menos uno de mis problemas se resolvió...
Mi sonrisa se estrelló contra el suelo. Allie quería que compartiera una casa con
Paige, su más antigua y cercana amiga. Su caliente-como-infierno y totalmente
fuera de los límites mejor amiga que yo había deseado desde el momento en que
llegué a la pubertad.
A
los veintiocho años, una mujer empieza a cuestionarse cosas. Cosas
grandes y complejas como el destino y lo que se suponía iba a estar
haciendo con mi vida. Estaba bastante segura que mi gran propósito
no incluía trabajar cincuenta horas a la semana y nunca experimentando algo más
emocionante que el esplendor de la comida tailandesa picante cada viernes por la
noche. Seguramente tenía que haber algo más en la vida que eso.
—¿Hola?
—Necesito tu ayuda, Paige —dijo tan pronto como respondí, mi mejor amiga.
Dudó, haciéndome preguntarme qué clase de favor tenía en mente. Allie era
como una hermana para mí; tenía que saber que no había nada que yo no haría por
ella.
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Era una persona privada, y valoraba mi tiempo a solas. Fue por eso que elegí
no tener compañeros de cuarto y sin drama. Esta no era la noticia que quería un
jueves por la noche después de un día agitado en el trabajo. Mientras crecíamos
Allie, Cannon y yo habíamos sido inseparables, pero después de que nos mudamos
y fuimos a la universidad, no me había mantenido en contacto con él en absoluto.
—No lo sé, Allie. Mi casa es bastante estrecha como es. —Vivía en un edificio
de ciento ochenta metros cuadrados y aunque técnicamente tenía una habitación
libre, los únicos muebles eran un futón abultado y un escritorio. Pensar en
compartir mi lata de sardinas con otra persona me hizo sentirme congestionada, así
que entré en la sala para abrir la ventana—. ¿Por qué no puede quedarse contigo y
con James?
—James no cree que sea una buena idea. Acabamos de empezar a vivir juntos.
Es un gran paso, ¿sabes?
Es curioso cómo tus decisiones como pareja parecen alinearse más a menudo con los
deseos de él que con los de ella. Era otra razón más de la creciente lista de razones por
las que no me gustaba su nuevo prometido. Pero no quería volver a entrar en esa
conversación pantanosa otra vez, así que simplemente le ofrecí un gruñido sin
compromiso.
Ahora que estaba más cerca, podía ver ojos verdes floreciendo en un negro
espeso de pestañas, y una sombra de las cinco en punto en su mandíbula cuadrada.
Era la perfección.
Ugh. Muy bien, de acuerdo. Juré que podía oír sus ojos de cachorrito por
teléfono.
Tiré mi teléfono sobre la mesa de café y corrí hacia la puerta. A medida que fui,
me miré en el espejo del pasillo, y me sentí aliviada al ver que todavía vestía el
conjunto del trabajo. Falda lápiz negra, blusa de seda blanca, mi rubio cabello
atado en una larga cola de caballo.
abrí, mi aliento se me atascó a lo que vi. Si yo pensaba que antes era meramente
atractivo, nada me podría haber preparado para tenerlo tan cerca. Se elevó sobre
mí, por lo menos un metro ochenta.
Apostaría, y tenía una musculatura que anunciaba horas de dedicación en el
gimnasio. Su olor era enloquecedor. No era colonia. Fue más sutil que eso, quizás
pero era crujiente y masculino, y a pesar de todo, irritante.
—Al menos cinco —dije, poniendo mi mano en la suya. Su mano era cálida y
sólida, y el tacto de su piel me hizo cosquillas. Mis pezones endurecidos debajo de
mi sostén, y mis ovarios hicieron un pequeño baile feliz. Habían pasado meses y
todo mi cuerpo estaba preparado y listo.
—Te ves bien —me dijo, aun sonriéndome. Y todavía agarrando mi mano.
senos, que nunca antes habían estado más doloridos y llenos. Suprimí un destello
de desilusión cuando finalmente dejó caer mi mano.
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Carajo... este era Cannon. Y aquí estaba él mirándome los pechos. Mi cerebro
luchó por ponerse al día con lo que estaba pasando.
Siempre había sido algo serio. En el instituto, él prefería la ciencia, ser el
capitán del equipo de debate, en lugar del capitán del equipo de fútbol. Era
inteligente y curioso, y no se disculpó por sus intereses. No es que ser un poco
diferente hubiera herido en su departamento de popularidad. Era del tipo que se
movía fácilmente entre los círculos sociales, pasando el rato con los nerds y los
atletas por igual. Pero él claramente se convirtió en su propio hombre desde la
última vez que lo vi.
Puede que sea joven, veinticuatro años para mis veintiocho, pero sus ojos
hablaban de sabiduría y madurez. Este nuevo Cannon era civilizado y agudo.
Cultivado y elegantemente guapo. No podía poner mi dedo en lo que había
cambiado, aunque su presencia física fue una gran parte de ello.
Estar cerca de él hizo que mi corazón acelerara su ritmo. Las yemas de los
dedos me cosquillearon con el deseo de alcanzarlo y tocarlo. En serio, ¿qué demonios
está pasándome? Este era el maldito Cannon Roth. Pronto será el Dr. Cannon Roth,
que tenía un cuerpo delicioso.
Sacudiendo mi cabeza contra la prisa del deseo de jugar al doctor con él, me
regañé a mí misma. Era el hermano de Allie, lo que significaba que era
prácticamente de la familia. Y Allie me patearía el culo si algo pasara entre
nosotros. Siempre había sido mamá gallina, y aunque ella era ferozmente
sobreprotectora de todos los que le importaban, su precioso hermanito tuvo la peor
parte.
—Sé que hablaste con Allie, pero quería venir solo y asegurarme que estabas
cómoda con esto.
¡Mierda!
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aige estaba mintiendo.
Había algo sobre tenerme aquí que la hizo sentir incómodo. Tal
vez fue la fuerte atracción física que podía sentir radiando entre
nosotros. Su aroma era embriagador, ligero, femenino y delicado. No
tenía tiempo para distracciones, y acababa de prometerme que no
habría más folladas. Pero todo eso salió por la ventana al segundo en que puse los
ojos en Paige.
El vistazo robado de sus tetas cuando tenía catorce años había inspirado una
historia de amor de toda la vida con pechos. Su cabello de color miel era la razón
por la que siempre había preferido rubias. Y mientras que la había visto en los
medios sociales de mi hermana a lo largo de los años, en persona ella era... guau.
Había tenido más fantasías sucias sobre ella mientras crecía de lo que jamás
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hubiera admitido. Ella era la mejor amiga de mi hermana, lo que significaba que
había dormido en nuestra casa cientos de veces, ido a nadar con nosotros docenas.
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Cuando Allie me sugirió quedarme aquí el resto del semestre, mi polla se había
retorcido con interés. Claramente esas viejas fantasías secretas solo habían
dormido, nunca murieron. Pero nada podría haberme preparado para estar aquí,
viendo el pulso de Paige latir en su garganta, oliendo su cálido y femenino aroma,
sintiendo su reacción hacia mí. Ahora como un hombre maduro, sabía el efecto que
tenía sobre las mujeres. Yo era alto, bien arreglado, y nunca fallaba haciendo girar
algunas cabezas. Pero esta era Paige... No debería querer eso, ¿verdad?
Paige miró hacia abajo como si no se hubiera dado cuenta de la rata de gran
tamaño corriendo hacia nosotros.
Un nombre raro para un perro, pero, ¿quién era yo para juzgar? Tal vez era una
fanática de la comida mexicana.
—¿Así que Allie solo te lanzo esto, o estabas bien con la idea? —pregunté,
cuestionándome qué tan honesta sería.
Maldita sea, Allie. Mi hermana mayor podría ser tan distraída a veces. Pero
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supongo que Paige sabía eso tan bien como yo, y la amábamos de todos modos.
—Lo entiendo. —Metí las manos en mis bolsillos y me mecí hacia atrás en mis
talones—. No nos hemos visto en mucho tiempo. Vivir juntos sería incómodo.
—Lo siento. Estoy siendo grosera. Si necesitas un lugar en el que quedarte, por
supuesto que eres bienvenido.
La estrecha cocina no era nada lujosa, pero estaba limpia y organizada. Ella
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Ella asintió.
—Tengo una llave de repuesto que puedo dejarte. Cuando estabas pensando...
—Paige se movió a mi lado, luciendo incómoda de nuevo.
—¿Mudarme?
Ella asintió.
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—Esta noche, si no te importa. He estado surfeando entre sofás por las últimas
noches, quedándome con amigos alrededor del campus.
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—Seguro.
—Perdí casi todo, así que realmente necesito ir a la tienda esta noche y
conseguir algunos elementos esenciales. Podría llevarme unas horas. ¿Estás bien
dejando la puerta abierta si prometo estar de vuelta alrededor de las diez?
Ella asintió.
Algo me dijo que este nuevo arreglo iba a poner a prueba todos mis límites y
algunos más.
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D
espués de que acompañé a la puerta, puse mi mano contra mi corazón
martilleante, preguntándome qué diablos acaba de pasar. Cómo pasé
de pasar un rato tranquilo de una noche sola para prepararme para un
nuevo compañero de habitación estaba más allá de mí. Y no cualquier compañero
de cuarto, sino el hermano sexy y fuera de límites de mi mejor amiga... Cannon
jodido Roth.
E
n el centro comercial, me había abastecido con calcetines, ropa interior,
jeans, y algunos suéteres de manga larga. También tomé un segundo
par de zapatos. Cuando mi lugar fue saqueado yo estaba en clase, lo
que significaba que mis únicas posesiones sobrevivientes habían sido la ropa que
llevaba puesta, además de mi mochila y computadora portátil. Mis amigos me
habían prestado cosas, y aunque el cheque del seguro no había llegado todavía, era
tiempo de reabastecerme con lo esencial.
voto de total celibato había sido una idea estúpida, lo menos que podía hacer era
apegarme a mis nuevas reglas, una noche solamente, sin nombres ni números. Y
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Era un poco antes de las diez cuando llegué a casa de Paige. Fiel a su palabra,
la puerta se quedó sin cerrojo, y una vez que logré meter todas mis bolsas de
compras dentro, cerré por la noche. Después de llevar todo por el pasillo, me paré
en la entrada de la habitación de huéspedes que sería mi casa temporal por los
próximos dos meses. La puerta de la habitación de Paige estaba cerrada, y aunque
no sabía con certeza si ella estaba durmiendo o no, sabía que ella estaba en cama en
la noche.
De pie bajo el rocío caliente, pensé en Paige y sus tetas deliciosas y mejillas
rosadas mientras ella me examinaba con la primera vista de mí en cinco años.
Quería hacerle cosas perversas. Quería ver si ella chillaba ante la sorpresa cuando
mi lengua lamiera entre sus muslos. Quería averiguar qué tan rápido podía hacer
que se viniera. ¿Tendría que trabajar para ello, aprendiendo a cómo complacerla
siguiendo los sonidos que hiciera, o explotaría rápidamente? Ella lucía bastante
reprimida...
Después de enjuagarme una última vez, cerré el agua. Con agua deslizándose
por mi cuerpo, me estiré por mi toalla y me di cuenta de que había olvidado una.
Mierda. Había dejado mis nuevas toallas todavía dobladas en la bolsa de compras.
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Al otro lado del pasillo en mi cuarto. No importaba. Estaba noventa y nueve por
ciento seguro de que Paige estaba dormida en su habitación. Agarrando mi ropa
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sucia del suelo, abrí la puerta del baño, moviéndome con propósito hacia mi
habitación…
Cuando me topé con algo sólido. El impacto golpeó la pila de ropa que había
estado sosteniendo frente a mi ingle fuera de mis manos.
Un borrón gris y marrón brilló por mis pies con un tintineo de placas metálicas.
Paige jadeó en la sorpresa y tropezó un paso atrás. Instintivamente, me extendí
para estabilizarla, agarrando sus hombros.
—Lo siento —murmuré, dándome cuenta de que ella dormía en nada más que
una camiseta que apenas cubría su culo. El delgado material abrazaba sus curvas y
dejaba mostrándose su delicioso culo.
—Se puede tocar si quieres —murmuré, divertido por su respuesta. Había algo
más que asombro en esos ojos amplios y bonitos. Estaba bastante seguro de que
había interés, y tal vez incluso el deseo.
Eso fue simplemente demasiado divertido. No tenía prisa por ir a ningún lado,
pero aclaré mi garganta y su mirada saltó de nuevo a la mía.
Cierto, el perro. Así que eso fue lo que había pasado corriendo junto a nosotros
hacia dormitorio de Paige. Asentí una vez, una sonrisa tirando de mi boca. Tendría
que comprarle a la mota de pelo un par de golosinas de agradecimiento en la
mañana. Esto fue lo más divertido que había pasado en todo el día.
Maldita sea, no. Ni siquiera lo pienses. Eso no estaba en las cartas para Paige y
para mí.
Tendría que ser más cuidadoso. Sentir su mirada hambrienta en mi pene no era
algo que sería capaz de resistir si volvía a sucederme.
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—P
aige, tu entrevista de las diez y media está aquí —llamó mi
asistente Tabitha a mi oficina.
olvidado lo de anoche.
—Estoy bien gracias. Solo un poco cansada. Por favor, continúa. —Yo estaba
exactamente lo opuesto bien. Cada detalle del cuerpo desnudo de Cannon se negó a
abandonar mi cabeza, y esas cosas simplemente no eran algo que yo debería saber
sobre el hermano pequeño de mi mejor amiga. Pero fue demasiado tarde. Mi
cerebro fue alterado permanentemente. De aquí en adelante, no podría pensar en él
como algo más que un ser sexual.
—¿Puedes entrar en más detalles sobre tu papel anterior y cómo encaja eso en
tu carrera profesional planificada? —Espero poder juntar mi mierda lo suficiente
como para prestar atención y evaluar su experiencia esta vez.
Cannon.
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Unos minutos más tarde terminé la entrevista, dándole las gracias por su
tiempo, y le dije que estaría en contacto. Una vez que se dirigía hacia el vestíbulo,
donde la recepcionista le mostraría la salida, me abalancé sobre mi teléfono y tecleé
incorrectamente mi contraseña antes de hacerlo bien.
PAIGE: La próxima vez que quieras que te vea desnudo, pregunta primero.
CANNON: Anotado.
Me reí entre dientes antes de darme cuenta de que había insinuado que iba a
haber una próxima vez. Mi risa murió en mis labios. Sin querer, le di la mano
ganadora.
CANNON: Tengo un raro fin de semana libre, así que solo quería verificar y ver si tenías
algún plan de fin de semana. No quiero obstaculizar tu tiempo.
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Por un lado, no podía negar que estaba deseando ver la dulce imagen. Y sería
refrescante tener un compañero de conversación que respondiera con palabras en
lugar de ladrar y mover la cola. Pero me gustaba mi rutina; estaba acostumbrada a
una cierta cantidad de tiempo a solas. Si Cannon era tan molesto cuando ni
siquiera estaba físicamente presente, ¿cómo podría esperar estar con él todo el fin de
semana sin perder la cabeza?
Me aclaré la garganta.
—Sí bien. Hoy almorzare temprano con una amiga. Te veré más tarde. —
Descarté el currículum vitae de Ben y la carpeta de entrevistas en mi escritorio,
agarré mi bolso y salí de la oficina.
—Bueno... —incitó ella, levantando sus cejas—. ¿Cómo fue tu primera noche
con tu nuevo compañero de cuarto? —Allie se rio, mientras me miraba.
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Asentí.
—James obtuvo boletos para una gala benéfica este fin de semana. ¿Crees que a
ti y a Cannon les gustaría ir?
—¿Yo y Cannon? —casi chillo. ¿Qué significa eso? Me gusta, ¿cómo una cita?
¿Pensaba que había algo entre nosotros?
—Seguro. ¿Por qué no? Los tres deberíamos hacer algo divertido: volver a unir
al equipo soñado, ¿sabes? Ahora que ha sido transferido aquí a Michigan, siento
que necesito recuperar algo de tiempo perdido con él.
Oh, ella quiso decir ir como un grupo. Me sentí aliviada y muy estúpida.
Contrólate, Paige... Entonces mi cerebro se encontró con el resto de lo que ella había
dicho.
—Espera, ¿solo nosotros tres? ¿Qué hay de James? —pregunté. ¿No era él
quien había ganado las entradas en primer lugar?
—Claro, estoy libre. —Volví a leer mi menú, pero interiormente todavía estaba
enloqueciendo. ¿Sospecharía Allie de mi atracción por su hermano? ¿Podría leerlo
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en mi cara tan pronto como mirara a Cannon? En ese caso, ¿Cannon podría arreglar
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Gruñí. Esa aplicación no era para citas, sino para conexiones sin ataduras. Pero
no creo que Allie haya recibido ese memorando junto con el resto de América.
Antes de conocer a James, Allie había tenido éxito y había salido con cuatro
tipos diferentes en varias semanas, y había revelado todos los detalles jugosos de
cada encuentro. A pesar de que ella estaba en una relación seria ahora, eso no la
detuvo de querer vivir a través de mí.
—Sé que últimamente quieres encontrar el amor verdadero algún día... todos lo
hacemos. Pero esto es solo práctica. Mientras esperas al señor correcto, eso no
significa que no puedas disfrutar de un buen sexo.
¿Pensaba ella que todos mis problemas desaparecerían si saltaba sobre una
polla de curación mágica? Una estadía de una noche no sería útil o incluso
divertida para mí; simplemente no estaba en mí. Sería un desastre nervioso,
convencido de que iba a terminar en las noticias de la noche porque mi cita era un
asesino en serie, o peor, que vería los hoyuelos en mi trasero y se asustaría.
—Es solo para volver a subir al caballo. Me preocupo por ti a veces, Paigey.
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También fui al gimnasio algunas veces, pero dudaba que eso la fuera a quitarla
de encima de mí.
—Lo pensaré —le dije mientras nos entregaban dos ensaladas masivas.
En serio, ¿quién podría comer tanta ensalada?
Sentí que mi lista de tareas crecía. No solo tenía que resistirme a los encantos
de Cannon, sino que necesitaba encontrar una manera de mantener a Allie fuera de
mi espalda sobre las citas, ir a una gala benéfica con ella y mi nuevo
enamoramiento secreto sin que ella descubriera nada, y elegir un nuevo gerente de
oficina en el trabajo. Mi estómago se tensó, y empujé la ensalada sin comer en mi
plato.
Mi almuerzo con Allie debía calmarme, pero me sentía más ansiosa que nunca.
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Asentí.
—Me he estado quedando con la amiga de mi hermana, Paige. —La amiga muy
ardiente de mi hermana a la que quería follar. Estaba bastante seguro de haber estado
caminando todo el día medio duro. Supongo que fue algo bueno que no se haya
dado cuenta.
—Es bueno. Solo está tomando algunos ajustes. Me acabo de mudar ayer, y he
vivido solo por un tiempo, ¿sabes? —Y ahora tenía que lidiar con el suave aroma
femenino de su champú en el baño, y verla desfilar en pantalones de yoga y
hablarle a su perro. Era enloquecedoramente caliente y ni siquiera lo sabía.
●●●
Fiel a su palabra, Paige regresó a casa del trabajo unos minutos después de las
cinco.
—Aquí —la llamé desde la cocina. Enchilada flotaba alrededor de mis pies,
preparado para arrebatar cualquier trozo caído.
—Hola.
—Oh. —Miró hacia las tiras de pollo que ya se estaban dorando en la sartén.
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—Espero que te gusten. Nombraste a tu perro Enchilada, así que asumí que te
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Me encogí de hombros.
—Tengo mi primer par de días libres en lo que parece una eternidad. Y
además, tenía un antojo. ¿Te importaría remover ese pollo?
Sacó una espátula de plástico de la olla que sostenía sus utensilios sobre el
mostrador y le dio la vuelta a cada trozo de pollo, concentrándose en su tarea
cuidadosamente.
Ella me miró con atención, su expresión seria, pero todavía de alguna manera
juguetona.
—¿Tequila? ¿De verdad crees que es una buena idea para nosotros? —Me reí de
su honestidad.
Sonreí.
—Gracias por las flores, por cierto. Y los premios para Enchilada. Eso fue
considerado de tu parte.
Asentí.
—Pagaré la mitad del alquiler y los servicios públicos. Solo dime cuánto es.
—Está bien. —Ella asintió—. Supongo que es justo. Tu mitad será setecientos,
y vence el primer día del mes. Te informaré sobre los servicios públicos.
—Perfecto.
Recordé que ayer, ella llevaba una falda y una blusa de seda. Hoy se veía tan
tentadora con un par de jeans oscuros que abrazaban sus curvas, y una ajustada
camiseta de borgoña de manga larga. Un largo collar de oro colgaba alrededor de
su cuello, un colgante chispeante se balanceaba mientras se movía.
—¿Tienes clases durante el día y luego pasantías por la noche? Eso parece
mucho. —Miró hacia su plato—. Lo siento, no sé cómo funciona esto.
La corregí.
Me encogí de hombros.
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—Mi padrastro dijo una vez que no eres un verdadero médico a menos que
puedas manejar los traumas. Una especie de afirmación extraña, pero algo al
respecto resonó en mí. Me alegro de haberlo experimentado de primera mano en
mi rotación de medicina de emergencia. Básicamente, si alguna vez te apuñalan o
tienes un virus carnívoro, soy tu hombre.
Ella rio mientras tomaba otro bocado de su fajita. Salsa aterrizó en su mejilla, y
ella rápidamente la limpió.
Asentí.
—Esa es la idea. —Solo tenía que averiguar a dónde diablos quería ir. Una
parte de mí quería emprender una aventura, tal vez irse a vivir al extranjero, hacer
ayuda humanitaria en la India o África durante unos años. Pero sabía que mamá y
Allie se volverían locas si yo hiciera eso, así que estaba descartado.
Ante eso, me reí entre dientes. Ella ni siquiera sabía la mitad de eso.
Oh, esto iba a ser divertido. No podía esperar a ver el rubor en sus mejillas
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cuando le dijese.
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—No lo sé.
Lo sabía, pero sonaría estúpido si lo explicara en voz alta. Después de que papá
se fue, mamá estaba tan triste y lloraba todo el tiempo. Cuando le pregunté qué
pasaba, ella me dijo que su corazón estaba roto... y me dio un susto de muerte.
Había sido demasiado joven para comprender que el corazón físico y literal no era
lo mismo que lo que la gente quería decir cuando hablaban sobre las emociones.
Entonces pensé que ella iba a morir.
Para mí, tenía sentido que el corazón bombeara emociones junto con la sangre.
Yo también había sentido cosas en el pecho, un doloroso apretón cada vez que
pensaba en papá, un calor sólido cuando resolví proteger a mamá y Allie sin
importar nada más. Pero incluso después de haber aprendido lo contrario, me
quedé fascinado con el corazón, tanto su simbolismo como su realidad. Era el
único órgano en el cuerpo que nunca se cansaba o tomaba un descanso. Firme y
fiel. Irónico, dado que parecía estar maldito cuando se trataba de las relaciones,
estaba más interesado en los asuntos del corazón que en la fisiología del mismo.
Me froté la nuca.
Ser criado por una madre soltera con solo una educación secundaria no fue
glamoroso. Nos mudamos más veces que me importó recordar. Parecía que cada
vez que mi madre perdía su trabajo o rompía con su último novio, nos
desarraigábamos. Ella se aseguró de que permaneciéramos en el mismo distrito
escolar, pero encontrar un lugar con un alquiler que pudiera pagar no fue fácil. Sin
una figura paterna en nuestras vidas, la responsabilidad de ser el hombre de la casa
recayó sobre mí.
—Al crecer como lo hice, creo que le dio forma a mis objetivos. Ahora solo
estoy perfeccionando el arte de hacer limonada.
—Pero eso todavía no me dice por qué la medicina. —Paige colocó sus codos
sobre la mesa, inclinándose más cerca.
—Sabía desde muy joven que un día cuidaría de mi madre. Era de lo único que
estaba seguro. Ha sacrificado tanto por nosotros, haciendo lo mejor que pudo desde
antes que puedo recordar, me he sentido como su único hijo, tengo una
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Se encogió de hombros.
—Es raro ser tan disciplinado acerca de estudiar y fijarse metas siendo tan
joven. En realidad eres increíble, Cannon. Y ahora estás a unos meses.
Por supuesto, las cosas habían cambiado en los últimos años. Mi madre se
volvió a casar y ahora mi padrastro la proveyó, así que técnicamente no me
necesitaba para mantenerla más. Pero estaba inmensamente orgulloso de lo que yo
había logrado, así que seguí haciendo limonada, viviendo de la única manera que
sabía hacerlo.
Sacudí la cabeza.
—En realidad no. Puedo salir con unos amigos más tarde, tomar una cerveza.
Eres bienvenida a venir conmigo. —Me preguntaba qué pensaría de Peter y de su
esposo, Azan.
—No, está bien. Traje mi portátil a casa. Hay un par de cosas de trabajo que
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Ella asintió.
—Supongo que te veré mañana, entonces. Diviértete esta noche. —Ella agarró
su bolso de portátil del suelo del comedor y desapareció, desesperada por alejarse
de mí.
Me dirigí a mi cuarto porque todavía tenía una hora antes de encontrarme con
los otros internos de mi programa y algunos amigos del hospital. Colapsando en mi
horriblemente incómoda cama futón, acomodé una almohada bajo mi cabeza y
suelto un fuerte suspiro.
Paige había sido una sorpresa esta noche. Estaba en la tierra y era fácil hablar
con ella.
Optimista y dulce. Sabía que estaba obstaculizando su estilo estando aquí, pero
ella se las arregló con tanta gracia. Por supuesto, desearía que no hubiera sentido la
necesidad de escabullirse a su dormitorio bajo el disfraz de tener que trabajar, pero
lo que sea. Todos necesitaban estar a solas de vez en cuando. Yo era igual. Después
de un turno muy ocupado en el hospital, anhelaba el silencio.
41
Página
Pescando mi teléfono del bolsillo de mis jeans, abrí una aplicación social media
que rara vez usaba. Por alguna razón, me encontré escribiendo el nombre de Paige
en la barra de búsqueda, haciendo clic en ENTRAR y, a continuación, esperando
mientras se muestra su foto.
Hice clic en las pocas fotos que había compartido, notando que la mayoría de
ellas eran o selfies o fotos de ella y mi hermana. No parecía haber un novio en
ninguno de las fotos, lo que fue extraño. Era preciosa, y sobre todo normal, no sabía
por qué no podía atraer a una chica normal y agradable.
Mi mano se movió bajo mis jeans, ajustándome donde estaba mí ahora dura
polla presionando en mi cremallera. Mordiéndome el labio, tomé el peso de mi
polla en mi mano y comencé a acariciarme.
Me dije a mí mismo que era simplemente limpiar las tuberías antes de salir para
la noche. No es como si pudiera llevar a una chica a casa de Paige.
Un ruido de sorpresa llamó mi atención, y abro los ojos para ver a Paige de pie
en mi puerta.
¡Mierda!
Su cara se puso roja como un tomate y tartamudeó una disculpa antes de correr
al final del pasillo.
cama muy infeliz y fui a buscarla. Paige estaba en la sala de estar, parada frente a la
Página
—Oh Dios mío, soy tan… lo siento. —Su expresión estaba dolorida, y me di
cuenta de que se sentía realmente terrible—. No quería irrumpir así como así.
—¿Entonces por qué lo hiciste?
Mierda. ¿Lo había hecho? Soplé un aliento frustrado y empujé mis manos en mi
cabello.
Aun tambaleándome y al borde, respiré hondo otra vez. Poniendo mis dedos
detrás mi cuello, me paré ante ella. Sus mejillas seguían manchadas de rosa, y sus
ojos estaban vidriosos.
—Lo entiendo. No crees que podemos estar juntos bajo un mismo techo sin
estar enloqueciendo el uno con el otro.
—No tenías que hacerlo, princesa. Tus reacciones me dijeron todo lo que
necesitaba para saberlo.
Los ojos azules de Paige se abrieron de par en par, fijándose en los míos. Le
había dado un buen susto.
Aparte de su respuesta física a mí, sabía que estaba recordando la primera vez
que la llamé princesa hace tantos años. Yo era un niño de diez años enojado, y ella
con Allie estaban entrando en su primer año de preparatoria. Las cosas habían
cambiado entre nosotros. Yo ya no era su lindo compañero. Yo era una
enfermedad que ellas no podían parecen terminar. No me querían cerca de ellas, y
desde que era demasiado joven para entenderlo, y mucho menos comunicativo con
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Paige era la cosa más alejada de una princesa mimada. Era amable,
considerada, y humilde. Pero su familia era de clase media, y la nuestra... bueno,
no. Ese era un apodo para molestarla cuando se lo arrojé. Solo que no la había
molestado en absoluto. Me sonrió su boca levantando una sonrisa torcida, y sus
dedos revolotearon a través de mi cabello. Después de eso, continué usándolo
porque era el apodo que a menudo se ganaba una sonrisa.
—No puedes decirme que no estás interesada. La forma en que tus pequeños y
apretados pezones se asomaron, suplicando por ser lamidos se mueven con el
martilleo de tu pulso en tu garganta, el sonrojo de tus mejillas, la codicia de tus ojos
cayendo en mi regazo cuando entraste.
—Yo no... —Ancló sus manos a las caderas, lo que presionó sus senos, sus
pezones todavía están duros y tensos.
Suprimí una risa. Podía negarlo todo lo que quisiera, pero yo estaba en cuarto
año de medicina. He estado estudiando biología y anatomía durante años. Tenía
todos los letreros clásicos. Estaba excitada.
—No somos familia. Pero sí, Allie se volvería loca, por eso es que nunca se lo
dirás.
—No va a suceder. Nunca. —Su voz vaciló. Fue leve, pero estaba allí.
Me encogí de hombros.
—Lo que tú digas. Era solo una idea. —Y obviamente una mala idea. Una
parte de mí se sintió aliviada porque rechazó mi sugerencia. Si le rompiera el
corazón a Paige, no me lo perdonaría, el jugar con lo que no pude resistirme.
Mi carrera era lo único que tenía bajo mi control. Me sentí bien al establecer
metas y trabajar hacia ellas. Al crecer, nos mudamos de un apartamento en ruinas
al siguiente hasta que mamá se volvió a casar cuando yo tenía dieciocho años, y se
mudó con mi padrastro cuando fui a la universidad. Las cosas se estabilizaron
después de eso, pero para entonces el deseo de más estaba tan profundamente
arraigado en mí que nada podía detenerme ahora. Quería hacer algo mejor, para
demostrarle a mi madre que podría hacer algo de mí mismo. Sí, la necesidad de
coño a menudo me forzó en los clubes que buscan una liberación rápida con una
compañera dispuesta. Una noche de pie y la relación ocasional a corto plazo me
ayudó a aplastar la necesidad ardiente en mi ingle. Pero eso nunca ha quitado valor
a mi misión. Y después de esta última ruptura particularmente dolorosa, terminé
con las relaciones, incluso a corto plazo. De ahora en adelante, me limitaré a la
clínica de los asuntos del corazón, y evitar los metafóricos que a menudo te
aterrizaron en una desordenada ruptura.
Me sonrió con una dulce sonrisa, sus ojos azules arrugándose en las esquinas.
No había nada con lo que podría estar enojado con ella. Solo necesitaba averiguar
cómo sobrevivir a los próximos dos meses.
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Página
8
Nuestro encuentro de esa noche había jugado en mi mente durante horas. Con
solo verlo dos veces desnudo, ya sabía que jamás podría borrar esas imágenes de mi
cerebro. No podía creer en el hombre que se había convertido. ¿Y esa boca sucia?
Recordar la forma en que su oscura y seductora voz rodó sobre las palabras, me
hizo erizar de nuevo por toda mi columna vertebral.
Allie prometió que estaría a las cuatro para recogernos. Cuando llegué a casa,
retoqué mi maquillaje y escogí la ropa. Me puse un vestido de cóctel de color
champán de cuello alto con escote en la espalda, el cual compré el año pasado en
una venta de muestras de diseñador pero nunca había tenido una excusa para
ponérmelo. El corte del vestido no permitía un sujetador, pero estaba tan bien
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ajustado que no creo que alguien lo notará. Mi largo cabello caía en suaves ondas
por mi espalda.
Página
Pude oír a Cannon moverse por la casa, y por alguna extraña razón, me sentí
nerviosa por verlo.
Deslicé mis pies dentro de unos tacones altos y negros de los que me
arrepentiría en una hora. Estaba lista. Cuando agregué los hermosos aretes de
diamantes vintage de mi abuela, revisé mi apariencia en el espejo de cuerpo entero
en la parte posterior de la puerta de mi armario. Los tacones alargaban mis piernas,
y el vestido brillaba en la luz.
Mi mente vagó de regreso a la noche anterior. Hacer la cena para ambos había
sido un gesto tan inesperadamente dulce que nuestra conversación fluyó tan
fácilmente. Pensé que ya lo conocía bastante bien, pero había aún más por
descubrir. He visto partes de su pasado mientras hablábamos, la forma en que había
tensado la boca y las cejas fruncidas cuando hablaba de su modesta educación, una
que lo había inspirado a esforzarse por obtener más. La esperanza en sus ojos
cuando me habló de practicar medicina. Me gustó esta nueva versión adulta de
Cannon.
Mi madre siempre me había dicho que era una niña cuidadosa y demasiado
cautelosa. Desde el momento en que pude caminar, hablaba en serio y con
frecuencia me preocupaba. Siempre fui la responsable, alguien con quien los
amigos podían contar. Luego, perdí a mis padres un año después de graduarme de
la preparatoria. Mi mundo se volvió oscuro y solitario. Pasaron varios meses antes
de que me diera cuenta de que dependía de mí mejorarlo, y no mancillaría su
memoria desmoronándome.
Decidiendo que no podía posponer las cosas por más tiempo, fui a ver si
Página
Estaba doblado por la cintura. Mis ojos se centraron en su culo firme. Mierda
santa. El hombre tenía el cuerpo de un dios griego. El aire abandonó mis pulmones
mientras me sumergía en la vista. Sí, había pasado demasiado tiempo desde la
última vez que tuve sexo.
Cuando se levantó para mirarme, una lenta sonrisa se extendió por sus labios.
He sido atrapada. Rápidamente aparté la vista, pero el daño ya estaba hecho.
Cannon se veía delicioso con su traje negro, una impecable camisa blanca que
estaba lo suficientemente ajustada como para insinuar sus músculos debajo, y una
corbata de color vino. Su cabello estaba desordenado y su mandíbula ocultaba una
sombra. Su cuerpo era tan masculino, tan intenso con la promesa del sexo, que
atraía el mío como un imán.
—¿Y tú? —me preguntó, con su voz demasiado controlada—. ¿Debo dar
vueltas para ti? ¿Quizás desnudarme otra vez? —Se rio entre dientes después de esa
última parte. Sentí que me ardía la cara.
—No se supone que los doctores tengan más… —Mis labios se crisparon,
buscando la palabra correcta.
2
En ingles Cannon dice ―Bedside manner‖: lo cual significa ―actitud ante el paciente‖ por lo cual
Paige dice en el original la palabra Cama- BEDside.
¡Gracias a Dios! Arrebaté mi bolso del tamaño de una estampilla del mostrador
camino a la puerta de entrada.
¡Demonios!
Allie condujo, ya que ella fue quien nos invitó. Cuando llegamos, el ayudante
se llevó su automóvil mientras subíamos los escalones hacia el impresionante
museo donde se estaba celebrando el evento. Solo había estado aquí una vez, en
una excursión de clase hace casi dos décadas.
—No hay muchas personas en las que confíe para alojar a mi hermanito —
comentó Allie.
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—¿Te has dado cuenta que soy un hombre adulto? —preguntó Cannon
Página
deliberadamente.
Allie simplemente se encogió de hombros. Ella siempre había sido así con él,
una madre sobreprotectora. En cierto modo, me sentí un poco mal por él, aunque
sus intenciones fueran buenas.
—¿Ya te registraste? —Allie me dio un codazo, lanzándome una mirada de
soslayo.
No ésta mierda de nuevo. Gemí internamente. Si ella estaba tan feliz con su vida
amorosa, ¿por qué sintió la necesidad de tratar de orquestar la mía?
Cannon se puso rígido, sus ojos entrecerrados encontraron los míos en medio
de una mirada de evaluación, como si hubiera algo que no le gustara sobre la idea
de que yo saliera con alguien.
—Eso es porque si empiezas a salir en serio con alguien, tendría algo que decir
al respecto. Estás tan cerca de completar la escuela de medicina, Cannon. Has
llegado hasta aquí; cualquier distracción ahora sería estúpida. Especialmente
teniendo en cuenta tu historial.
Miré hacia el escenario, la sangre bombeaba tan fuerte en mis oídos, apenas
podía escuchar la música. Quizás haber salido con ellos esta noche había sido una
mala idea.
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—Ha pasado por muchas cosas en las últimas semanas. Estallará. Siempre lo
hace.
Tuve la sensación de que había sucedido algo de lo que no estaba al tanto. Algo
que hizo que Allie fuera aún más protectora con Cannon de lo que solía ser. La
forma en que se había marchado me hizo simpatizar. Eso, y no quería que Allie me
presionara sobre su estúpido sitio de citas otra vez. Agradecería cualquier ruta de
escape de esa conversación.
—No debería decir nada, pero ha tenido una racha de mala suerte. Atrae a
verdaderas psicópatas.
Allie parecía querer decir algo más pero se limitó a asentir, con los labios
fruncidos.
Tomamos nuestras bebidas por unos minutos más. Cannon regresó al rato. La
tensión en su frente se había ido. Ahora parecía relajado, como si fuese el mismo
otra vez.
El escenario debió haber sido un bombardeo casi abrumador a mis sentidos; era
ruidoso, estaba abarrotado y proporcionaba una excelente vista de la gente. Sin
embargo, todo en lo que podía concentrarme era en una cosa: el hombre parado a
mi lado. El picante aroma masculino de Cannon y el calor irradiando entre
nosotros. La forma en que él parecía distraído por mi presencia también me hizo
más consciente, más curiosa de esta cosa misteriosa que se estaba desarrollando
entre nosotros.
Una cosa era cierta: Allie nunca podría saber acerca de mi creciente atracción
hacia su querido hermano. Acabé de ver cómo reaccionó ante cualquier distracción
potencial de su carrera. ¿Y cuál era el punto de todos modos, si se mudaba en dos
meses? Solo terminaría durmiendo en otra cama vacía de nuevo, pero aún más esta
vez, porque mi mejor amiga estaría enojada conmigo.
—Vamos Paige. ¡Necesitas toda la práctica que puedes obtener con el sexo
opuesto, y ¡no es como si te fueras a enamorar de Cannon! —Se río, dándome otro
empujón.
—Pensé que podría salvarte —dijo Cannon, con su voz rica y sedosa cerca de
mi oreja.
—Gracias.
Asentí. Es cierto.
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Me encogí de hombros.
—No estoy casada, ni siquiera estoy cerca. —Pronto seré una mujer de treinta
años que vive con su perro.
—Ya lo veo. Pero has crecido hasta convertirte en una belleza, princesa. No
tiene sentido. ¿Estás segura de que no hay una razón por la que estés soltera?
Cannon asintió.
—Ya veo.
Sus palabras golpearon algo dentro de mí. Me había cerrado ante la idea de una
relación, y ni siquiera podía explicar el porqué.
Cuando la canción terminó, fuimos al bar, lo cual fue genial. Descubrí que de
repente necesitaba algo más fuerte que el champán.
Tenía un buen trabajo que disfrutaba, un hogar agradable, una vida cómoda, pero
no tenía nada real. No tenía una conexión amorosa, alguien con quien volver a
Página
Solo que hasta ahora empezaba a molestarme aquello. Tal vez fue porque Allie
estaba constantemente señalando mi soltería, la razón por la cual este asunto había
sido llevado a primer plano en mi mente.
Una pequeña parte de mí se preguntó si mi deseo de compañía fue provocado
por el hombre cálido y físicamente capacitado con el que estaba compartiendo mi
espacio. . .
●●●
Un par de horas más tarde, ya nos habíamos cansado de la gala. Allie nos llevó
de regreso a casa, hablando de sus aventuras con la planificación de la boda. Era
obvio que Cannon no era más fan de James que yo. Rodó sus ojos ante la mención
de una fiesta de soltero. Eso me hizo reír.
—¿Tu qué crees Paige? —La insinuación de una sonrisa en sus labios llenos y
sensuales se abrió paso debajo de mi piel, tomando residencia permanente.
—N-no seas idiota. —Me forcé a decir. Mi voz sonaba antinaturalmente alta y
sin aliento.
—Cannon, deberías tal vez conseguir algunos tapones para oídos. Ella roncaba
como loca cuando compartíamos el dormitorio de la universidad —continuó
Allie—. Y Paigey, no permitas que Cannon te deje todos los quehaceres. Rompe el
látigo en su culo.
—Un látigo. Es una idea interesante. —Cannon se rio entre dientes, y resistí el
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—Esta noche fue divertida, ¿eh? —preguntó, estirando su delgado cuerpo sobre
mi pequeño sofá y aflojando su corbata.
—No había estado en ese museo desde mi viaje de campo en sexto grado. Es
tan bonito ahí. —El edificio de piedra con sus macizos pilares al frente se alzaba
como un hermoso recordatorio de la historia de la ciudad.
—Allie realmente quiere que te registres para esa cosa de citas —dijo,
evaluándome—. ¿Lo harás?
Estaba segura de que estaba leyendo más sobre su repentino interés de lo que
realmente estaba allí. Aun así, la pregunta provocó un enjambre de mariposas
dentro de mí. Tomé otro sorbo de vino para comprarme unos segundos más.
—No sé, probablemente no. ¿Y qué contigo? ¿Tiene algún interés en tener
citas?
Su expresión se volvió seria, y me pregunté si había tocado un punto delicado.
No podía dejar de advertirle a Allie, ¿o sí? Era un hombre maduro y podía salir con
quien quisiera.
—Mi pasado me ha dictado que debo vivir bajo un estricto conjunto de reglas
cuando se trata de sexo: que sea de una sola vez y sin intercambio de nombres o
teléfonos.
—¿No lo apruebas?
Solté un bufido.
—¿Enloquecidas? ¿Qué demonios se supone que significa eso? —Lo hizo sonar
como si no fuéramos más que delicados desórdenes hormonales que perdían la
cabeza ante la idea de aparearse.
—¿Empezando con?
—¿Quieres saber sobre mi primera vez? —Él sonrió y yo asentí. Negando con
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la cabeza, dejó su vaso sobre la mesa—. Tenía dieciséis años cuando perdí mi
virginidad. Amanda tenía dos años más, pero la conocía desde hacía años.
Página
—¿Luego?
—Sí. Y aunque las situaciones no han sido tan severas, se han acercado. Desde
casi extrañas que profesan su amor después de un rapidito, acosadoras, hasta una
que se esposó a mi cama, digamos que no he sido suertudo después de tener suerte.
Él se encogió de hombros, arrastrando los ojos para encontrarse con los míos.
—No, solo con veinte centímetros de largo. También tengo una resistencia
maléfica... y una comprensión avanzada de la anatomía femenina.
—Ahora somos adultos, Paige. No hay ninguna razón por la que no podamos
hablar de sexo sin que se vuelva extraño. Además, tú eres quien lo mencionó.
—Probé con otra táctica. Durante el último año, evitaré temporalmente el sexo.
―¿Todo el año?
—Resulta que las mujeres se enojan mucho cuando te niegas a follar cualquier
parte de ellas, excepto sus bocas. Incluso si les ofrecía devolverles el favor, lo
tomaban como un insulto personal.
Se encogió de hombros mientras una sonrisa sexy se levantaba sobre sus labios.
—¿Cuáles? —Sabía que tenía unos objetivos precisos que lo impulsaban, pero
no cuáles eran. No realmente, de todos modos.
—Mi mamá y mi hermana han pasado por muchas cosas. Han hecho mucho
para asegurarse de llegará donde estoy hoy. Me encuentro tan cerca de graduarme
de la escuela de medicina y obtener una residencia. No dejaré que un coño, o una
mujer que piense que de repente nos enamoramos porque la folle mejor que su
novio, arruinen mi futuro.
—Bien dicho.
era su polla...
Página
—¿De verdad crees que después de dormir contigo una vez, las mujeres se
enamoran de ti?
Él asintió.
—Desearía que no fuera cierto, pero sí, eso es lo que te estoy diciendo.
Tal vez fue el vino o el brillo en sus traviesos ojos. Demonios, podría haber
sido el bulto ansioso en sus pantalones, pero la reparadora que existía en mí quería
ayudar, demostrar que estaba equivocado. Por supuesto que quería experimentar el
amor verdadero algún día, pero mientras tanto, estaba malditamente cerca de la
idea de tener una cita caliente.
—¿Y si pudiera probar que estás equivocado? —Mi voz era sorprendentemente
estable para lo nerviosa que me estaba sintiendo de repente.
—¿Qué estás diciendo? —Su postura era rígida, como si su cuerpo estuviera
enrollado, con todos sus músculos en alerta.
Pensamientos malvados pasaron por mi cerebro. Intenté con todas mis fuerzas
sacarlos de mi mente, pero joder, había visto a este hombre desnudo, y ahora
estábamos viviendo bajo el mismo techo.
nada como esto en un largo tiempo. Además, solo tendríamos que vivir juntos
durante dos meses. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
—No te voy a follar borracha. —Su voz era demasiado ronca como para decir
algo así—. Ve a dormir. Si aún quieres hacer esto mañana, estoy adentro. —Luego,
se puso de pie y desapareció por el pasillo.
Una parte de mí estaba tan cabreada (sin mencionar lo cachonda) que podía
gritar. Pero la mayoría de mí se sintió aliviada. Me puse en pie de forma insegura y
me dirigí hacia mi habitación. Esa sugerencia había pasado de ―audaz‖ a
―completamente loca‖.
C
uando desperté, estaba segura de que anoche había sido un mal sueño.
Luego cambié mis piernas sobre el lado de la cama y vi el vestido de
cóctel de color champán arrugado en mi piso, frunciendo el ceño
mientras los recuerdos de la noche anterior arañaban los bordes de mi cerebro. Pero
la nariz húmeda de cierta bola de pelusa me dio un nuevo empujón. Enchilada
tenía que orinar.
Necesitamos hablar.
—Bueno. Vamos, amigo. —Agarré su correa y puse mis pies en mis zapatos, y
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Seguro que cometí un error colosal anoche, me puse a hacer café y desayuno.
Luego tomé una ducha, como si lavarme el cabello y afeitarme y secarme con
secador mejoraría todo.
No podía esperar a que este fin de semana terminara. Nunca quise que fuera la
mañana del lunes tanto antes en toda mi vida. Pensé que si podía desaparecer en la
oficina, podría perderme en mis rutinas y obligaciones semanales, luego todo
volvería a la normalidad.
Un hombre que llevaba una placa que decía HANK me sonrió y me tendió un
portapapeles.
—¿Hola?
—Lo siento mucho por lo de anoche. Nunca quise hacerte sentir incómodo. —
Solté un aliento lento y tembloroso, esperando que dijera algo.
Me estremecí ante sus palabras. Físicamente, por supuesto que sí. Pero no valió
la pena agitación emocional que vino con eso. Incluso ahora, en lo profundo de la
agitación emocional, mi cuerpo todavía reaccionó a él. Pero él claramente no quería
eso. Le fue repulsivo, de hecho.
—Lo siento mucho. Nunca quise causar ningún problema. No quiero que
pienses que tienes que mudarte.
—¿Mudarme? —Su tono era inseguro—. ¿Quién dijo algo sobre mudarse?
camión.
Página
—He estado duro desde anoche pensando en ello. Te he deseado por diez años,
Paige.
—¿Cena? —pregunté.
Una vez que cerré la puerta detrás del equipo de entregas, volví al dormitorio
de Cannon, casi aturdida. La enorme cama tamaño king ocupaba la mayor parte de
la habitación, un signo imponente y ominoso.
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—¿Y
a decidiste? —preguntó el Dr. Stinson, de pie a mi
lado.
—Puede que solo golpee la barra de ensaladas —dije, volviéndome para ver si
las ofrendas parecían apetitosas.
—Hmm. Un hombre de tetas, ¿eh? —Se rio entre dientes mientras amontonaba
su plato con espinaca.
Pero ahora, con solo un par de horas por delante, prácticamente me moría de
ganas de tener mis manos sobre ella. Si hubiera cambiado de opinión, podría
explotar. Muerte por pelotas azules. Si no era ya una condición médica, estaba a
punto de convertirse en una.
66
●●●
Página
Después de salir del hospital, decidí hacer una parada rápida en la tienda.
Aunque yo quería llegar a casa lo antes posible, había algunas cosas que necesitaba.
Cogí una caja de condones y un juego de sábanas para mi nueva cama.
La cajera de Target probablemente pensó que estaba loco. Por lo menos, ella
pensó que estaba teniendo sexo esta noche, y ella tenía razón. Una parte de mí
quería realmente tirarla por el borde añadiendo una lata de crema batida y un
paquete de corbatas a mi cesta, pero no quería darle un infarto a la anciana. Estaba
fuera y no necesitaba otra emergencia médica en mis manos.
Estaba oscuro afuera cuando me detuve frente a la casa de Paige. Una pequeña
lámpara brilló a través de la ventana de la sala.
Me preguntaba si había pasado el día tan ansiosa como yo. Por mucho que
traté que esta noche fuera diferente de un encuentro al azar. Esta era Paige, una
mujer con la que había crecido y que secretamente deseé por más de una década.
Esperaba que lo que pasara no pusiera en peligro nuestra amistad o su relación con
mi hermana. Pero mientras recordáramos el ―solo una vez‖ y Allie definitivamente
no necesitaba saber nada de esto. Aunque estaba maldito cuando se trataba de sexo,
y yo había pasado por un infierno con incontables otras mujeres, no me preocupaba
de eso con Paige. Era madura y responsable, y le creí cuando dijo que no había
manera de que ella se enamorara de mí.
—Bien —dijo ella, aún sumisa. Ella levantó sus rodillas hasta el pecho,
mirándome pero no pude leer la expresión en sus ojos.
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—Voy a darme una ducha. Hablaremos cuando salga. —Y por hablar, quise
decir follar. Un hombre podría esperar, al menos.
Página
Después de secarme con la toalla, hice la cama con las sábanas nuevas.
Supongo que podría lucir mejor con un edredón mullido y almohadas a juego y
todas esas cosas que yo era terrible en las compras, pero al menos sería cómodo. Yo
no estaría apretado en ese futón angosto con mis pies colgando del extremo por
más tiempo, ni siquiera quería pensar en lo horrible que era intentar acostarse con
alguien por primera vez en la maldita cosa. Y no solo a cualquiera, sino a Paige.
Quería hacer de esta noche lo mejor que había tenido.
M
ientras estaba allí sentada escuchando el rocío de la ducha, mi
nerviosismo se multiplicó. Cannon estaba a apenas tres metros de
mí, preparándose para nuestro encuentro sexual acordado, pero
ahora me sentía más insegura que nunca.
Traté de darme una charla de ánimo. Soy una mujer adulta que puede disfrutar de
una velada de sexo primitivo, como un adulto responsable. No es gran cosa. Mierda. ¿A
quién estaba engañando? Era una gran cosa. Estaba nerviosa, mi corazón latía un
millón de veces por minuto. La mayoría de mí quería esto, pero mis razones eran
completamente egoístas. Nunca había estado con un amante increíble antes. Quería
ver si los hombres así realmente existían, quería arrojar la precaución al viento por
una vez. Pero nada de eso valía la angustia que seguramente le seguiría.
¿Dónde estaba esa chica valiente que le había hecho una propuesta a Cannon
después de enterarse de su oscuro secreto? Ido. Robada por la noche, junto con mi
valor.
Caminé por el piso. Mi casa había sido una vez un espacio sagrado, pero ahora
olía a él, llevaba las marcas distintivas de su presencia en todas partes que miraba.
Sus zapatos de gran tamaño en la puerta de entrada. Sus llaves descansando en un
plato en el mostrador. Un cuenco lleno de manzanas en el mostrador que tomaba
todas las mañanas, hundiendo sus dientes blancos y perfectamente rectos en la
carne tierna con un ruido de placer.
Conocía sus hábitos, conocía su olor, pero no sabía qué clase de amante sería,
no sabía los sonidos que hacía cuando se venía. ¿Gritaría con deleite, gruñiría algo
inteligiblemente, o susurraría mi nombre mientras se vaciaba? Me estremecí de
curiosidad.
Estaba harta de ser el adulto bueno, maduro y responsable que sabía que debía
ser. No me importaba que dormir con Cannon estuviera mal; quería pecar. Quería
empujarme más allá de la pequeña y segura burbuja en la que vivía día tras día.
Dio un paso detrás de mí, tan cerca que pude oler el jabón que había usado.
Nuestros reflejos en el espejo eran un experimento de contrastes. De pie él era una
cabeza más alto que yo, su expresión tranquila y serena. Mi cara todavía estaba roja
como un tomate, y parecía casi una miniatura junto a él, una sensación a la que no
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—Vamos. —Su mano tomó la mía y entrelazó nuestros dedos, alejándome del
espejo y la batalla interna que había estado librándose dentro de mí—. Vamos a
tomar una copa de vino.
Su voz envió una ola de calma sobre mí. Me habían apretado más fuerte que
una bobina todo el día, y su sugerencia era exactamente lo que necesitaba. ¿Por qué
me estaba volviendo loca? Esto no era de vida o muerte. Eran dos amigos pasando
el rato, al menos por el momento, y eso podía hacerlo. Pequeños pasos de bebé, Paige.
Lo seguí hasta la cocina, donde sacó una botella de vino blanco de la nevera.
Cuando me hizo señas hacia el sofá y me dio un vaso de vino, acepté su invitación
a ambos. Me sentí como una marioneta, pero hacer lo que decía realmente me
tranquilizó.
●●●
—¡Oye! ¡Devuélveme mi mochila, Cannon! —Poniendo una mano en mi delgada
cadera, sostuve la otra hacia él, tratando de reunir tanta autoridad como pude.
Tenía doce años y recientemente había comenzado mi primer período. Mi mochila rosa de
Hello Kitty tenía mi alijo de toallas en un compartimiento secreto dentro. Lo último que
quería era que el hermano menor de Allie las encontrara. ¡Qué asco! Estaría mortificada.
—Mi madre dijo que soy el hombre de la casa. Es mi responsabilidad llevar todas las
mochilas, abrir todas las puertas y tratar a las mujeres con respeto. —Se enderezó, levantando
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mi mochila en su hombro.
Página
Ugh. Cannon podría ser un verdadero dolor en el trasero a veces. Estábamos esperando
afuera de la escuela para que mi mamá nos recogiera, y él no solo estaba cargado con su
mochila de Capitán América, sino también con la bolsa y la lonchera de Allie. Parecía una
mula de carga.
—Dámela —dije de nuevo—. Puedo llevar mi propia mochila. —Mi abuela dijo que no
necesitaba un hombre para hacer nada por mí, y además, Cannon aún no era un hombre.
Tenía solo ocho años.
●●●
—¿Estás mejor? —preguntó Cannon, su mirada moviéndose sobre mí.
—¿Qué? —murmuré.
¿Princesa? No odié ese apodo tanto como debería haberlo hecho. No había sido
la princesa de nadie en mucho tiempo. O nunca, como me recordó la pequeña voz
dentro de mi cabeza. Cannon me había llamado así mientras crecía, pero se
suponía que era por diversión, por burlarse. Esta nueva versión adulta del niño que
recordaba estaba llena de sorpresas.
Sus ojos estaban oscuros y llenos de pasión tácita. Y su boca completa y
perfecta estaba inclinada en una leve sonrisa. Era tan ridículamente sexy que mi
estómago se hacía nudos cada vez que lo miraba.
Todavía estaba nerviosa. Pero vamos... era Cannon. Lo conocía desde hace más
de veinte años. No me iba a lastimar, o desaparecería por la mañana y nunca
volvería a llamar. Compartiríamos esta casa durante los próximos meses,
probablemente haremos panqueques los sábados por la mañana y nos reiremos de
esto. Sacaremos la atracción de nuestros sistemas y seguimos adelante.
Simplemente estábamos rascándonos un poco.
Colocó su copa de vino junto a la mía, luego se inclinó más cerca, deslizando
suavemente las yemas de sus dedos sobre mi mandíbula antes de atraer mi rostro
hacia él.
Iba a besarme.
Era hora de mostrarle que era más que capaz de pasar una noche sin
enamorarme, eso o regresar a mi habitación, sola y asustada. Esas eran mis dos
opciones. A menos que la alarma de incendios decidiera sonar en los siguientes
cuatro segundos, sus labios carnosos estarían sobre los míos.
Cannon sonrió contra mis labios, sin apresurarse por reclamar su premio. Tal
vez porque sabía que ya era suyo. Quizás porque, a diferencia de la mayoría de los
hombres, él entendía las virtudes de ir despacio. Ambos queríamos esto, pero
demorar la gratificación lo haría mucho mejor cuando finalmente llegáramos allí.
Lentamente, sus labios se movieron contra los míos, separándose para que
nuestras lenguas pudieran tocarse tentativamente. Fue eléctrico. Profundizando el
beso, su boca se fundió con la mía, tomando todo lo que tenía para dar. Su mano
acunó mi mandíbula, su lengua sabía a vino, y me di cuenta de que nunca me
habían besado así. Tan posesivamente. Tan completamente. No tenía mucha
73
experiencia… pero lo que sea que haya estado haciendo antes, ya no podría
llamarlo besos. Con cuidadosos lametones contra mi lengua, Cannon me enseñó a
Página
besar de nuevo.
¡Santa mierda! Me estoy besando con Cannon Roth. Esto debería haberse sentido
extraño. Mi cerebro debería haber estado gritando ¡Abortar! ¡Abortar! En cambio, era
lo más natural del mundo. Nuestras lenguas se movieron juntas como si hubieran
pasado años entrenándose para este momento. Lujuria mezclada con placer rodó
por mis venas.
Con impaciencia, asentí, drogada del deseo por él. Si podía hacerme sentir tan
fuera de control por un beso, casi tenía miedo de descubrir lo que el resto de la
noche me deparaba.
—S-sí.
—Dios, sí.
—Bien, porque quería follarte desde que tenía dieciséis años. Pero esta noche
no se trata de mí. Voy a asegurarme de que esto sea bueno para ti. ¿Quieres eso?
—Confío en ti.
Página
—Buena chica. —Sus labios se encontraron con los míos una vez más,
besándome hasta que mi cuerpo latió en un frenesí lleno de lujuria. Después de
unos momentos, se separó. A regañadientes, aparté mi mano de su pene y abrí los
ojos.
—¿Estás absolutamente segura de que quieres hacer esto? Si mi historial es una
indicación, esto no terminará bien.
Sus pulgares rozaron los firmes picos de mis pezones, y contuve el aliento.
Página
Si hubiera pensado que se sentía bien antes, sus grandes y cálidas palmas contra
la carne desnuda de mis pechos era casi demasiado. Mi respiración se estremeció, y
chispas golpearon directo de mis pezones a entre mis piernas. Pero Cannon no me
torturó por mucho tiempo. Sus ojos estaban oscuros mientras sus manos se movían
más abajo, deslizándose dentro de mis pantalones, en mi ropa interior.
Me quedé sin aliento ante la muy bienvenida invasión. Sus dedos hicieron
contacto con mi carne resbaladiza, y reprimí un gemido.
—Está bien —dijo, animándome—. ¿Te gusta ver cómo te toco, princesa?
Lo hacía, pero no pude reunir las palabras para decirlo, no podría formar un
pensamiento coherente en este momento si mi vida dependiera de ello. Sus diestras
manos conocían todos los puntos, y la presión y velocidad adecuadas para brindar
el máximo placer.
Rodeado por sus cálidos músculos y su rico y masculino aroma, perdí todo
sentido de la modestia, gimiendo en voz alta mientras deslizaba su dedo dentro y
fuera, mirándolo mirarme. Fue increíblemente erótico.
Con una mano entre mis piernas, acarició mis pechos con la otra. Su boca
ardió contra mi cuello.
—¿Te vas a venir para mí, hermosa chica? —susurró contra mi piel.
Bajando a mi altura, me dejé caer contra él, agradecida cuando sus fuertes
brazos me envolvieron.
Asentí.
—Ven aquí.
Era la forma más dulce de tortura que jamás haya experimentado. Mi cuerpo
aún temblaba por el primer orgasmo, mi núcleo estaba hipersensible y palpitante
con necesidad renovada. Su gruesa polla moliéndose contra mi centro húmedo y
listo.
Se estaba tomando su tiempo. No estaba segura de por qué eso me sorprendió.
Cuando acordamos una aventura de una noche, nos imaginaba entre las sábanas y
poniéndonos manos a la obra. Pensé que sería poco más que una follada sin
sentido, pero estaba equivocada. Deliciosamente equivocada. No había contado
con los besos y los juegos previos y los sucios susurros contra mi piel desnuda.
—Con mucho gusto, hermosa. —Se echó hacia atrás, encontrando el ángulo
correcto, luego presionó hacia delante lentamente para que su amplia punta entrara
en mí.
¿Qué demonios? Nadie venía sin previo aviso. Una ola de frustración se apoderó
de mí. ¿En serio, universo? ¿Justo ahora, maldita sea?
Cannon parecía tan sorprendido como yo.
Todo estuvo en silencio por un segundo, y pensé que quienquiera que fuese
estaba la casa equivocada y habían seguido adelante.
—Sí —gemí.
—Tengo que. Solo déjame ver quién es y los echaré. Lo prometo. Simplemente
79
—Mierda.
—Rápido.
—M
ás vale que estés muerta o muriendo. —Abrí
la puerta con un arranque de furia.
—Oh Dios, Al. ¿Qué pasó? —La halé dentro, y ella prácticamente se lanzó a
mis brazos con un sollozo roto.
Me tomó varios minutos de persuasión para lograr sacar las palabras de ella,
esperando pacientemente mientras ella tragaba e hipaba, para entender que había
tenido una pelea con James.
La llevé al sofá y le dije que se sentara mientras buscaba una caja de pañuelos.
No era una mentira, pero tampoco era toda la verdad. Me apresuré hacia la
habitación de Cannon para decirle que pusiera vestido y presentable su culo lo
antes posible.
Hice una mueca ante la idea de cómo se debe sentir esa enorme erección
aprisionada dentro de sus apretados jeans. Eeee. No puede ser bueno, imaginé.
Pero no tuve tiempo de quedarme. Me apresuré a agarrar los pañuelos y me
reuní de nuevo con Allie en la sala de estar. Afortunadamente, ella no mostró
ningún indicio de sospechar que su hermano estaba justo dentro de mí hace solo
treinta segundos. ¡Jodido infierno! Era una terrible amiga.
Sujeté su mano.
—¿Qué rayos pasó? —Aunque no fuera una fan de James, Allie lo amaba. Lo
que sea que fuera seguramente se les pasaría en un día o dos, una vez que ambos
tuvieran la oportunidad de calmarse.
—Lo estaré una vez que logre sacar a ese mentiroso infiel saco de mierda de mi
vida.
—James estaba teniendo una aventura. —Ella hablaba con calma, pero su
expresión era de dolor y sus manos eran puños en su regazo—. Todo fue una
mentira… todas las veces que dijo que tenía que trabajar hasta tarde, o ir a la
oficina un domingo. Había estado con otra mujer por meses. Una divorciada con
dos niños... no es que eso importe.
Todo el airé salió de mis pulmones. Esa fue la última cosa que hubiera
esperado oír.
—Detente y piensa por dos segundos. Por mucho que me encantaría que le
dieras esa paliza, no vale la pena meterte en problemas o estropearte tus manos.
Algún día vas a ser un cirujano de renombre mundial. Y eso me hace mucho más
feliz de lo que lo hará que le patees el culo.
Nunca lo había visto tan enojado. Claro, había visto su lado protector un
millón de veces mientras crecíamos, pero no con tanta ferocidad. Era jodidamente
caliente.
Tuve cuidado de no admitir que nunca me había gustado James. Una parte de
mí sabía; con mucho desagrado, pero aun así sabía que era posible que él volviera
arrastrándose, diciendo todas las cosas correctas, y que ellos arreglarían las cosas.
Si eso ocurría, revelar mi disgusto por él abriría una brecha entre Allie y yo.
Cannon no tenía reparos, diciéndole repetidamente a Allie que podía hacerlo
mejor y que James no era más que un pedazo de basura. Yo lo vitoreaba
silenciosamente.
En algún momento más tarde, me desperté con una gran mano empujando mi
hombro. Mis ojos revolotearon al abrirse, y encontré a Cannon de pie frente a mí.
A través de mi bruma soñolienta, noté que la televisión estaba apagada, todos los
aperitivos y bebidas habían sido limpiados, y Allie dormía en el sofá con una manta
envuelta a su alrededor.
—Sí.
—Ese fue probablemente el peor caso de bolas azules que he tenido jamás, pero
lo entiendo. Mi hermana te necesitaba. Eres una buena amiga.
Oh sí, una grandiosa amiga. Prácticamente estaba montando a su hermanito
hace unas horas.
—Si eso es lo que quieres —murmuró él, inclinándose para presionar un suave
beso en mi mejilla—. Pero voy a trabajar en las noches de los próximos días. Puede
que no me veas mucho.
3
O Rain Check es un término usado en el inglés para hacer referencia a una promesa u oferta
que no fue cumplida o se vio interrumpida en su momento y que podrá ser renovada en el futuro.
13
C
annon no mintió cuando dijo que no lo vería mucho esta semana. Era
jueves y nuestros caminos solo se habían cruzado dos veces mientras él
iba y venía. Trabajó toda la noche en el hospital y luego durmió todo el
día. De vez en cuando nos dejábamos notas de Post-it alrededor de la casa,
pequeñas cosas tontas como las estrictas órdenes que le daba para mantenerme
alejado de mis sobras chinas, o la que me había dejado haciéndome saber que no
teníamos leche de almendras, pero él traería más.
Allie me había cansado; así que, finalmente me registré. Había sido fiel a su
palabra echando a James y toda su mierda fuera de su apartamento, así que
permitirle esta pequeña victoria era lo correcto. Pasar toda esta semana a solas,
sintiéndome solitaria y arrepentida, solo me había empujado más duro en esa
dirección.
86
No esperaba que me invitaran a salir en una cita tan rápido. Allie tenía razón
sobre una cosa, ese sitio funcionaba rápido. Pero en serio, ¿qué se suponía que
debía hacer cuando un hombre de aspecto decente que parecía agradable y normal
sugirió cenar? ¿Decir: no, gracias? ¿Tengo que dejar de salir con otros por mi nuevo
compañero de cuarto? Eso sería una locura. Dudaba que Cannon hubiese
rechazado atención femenina simplemente existía la posibilidad de reprogramar
nuestra sesión fallida de sexo.
Mientras me preparaba para irme a la cama, esperaba que este fin de semana
me aclarase qué hacer con Cannon. Tenía una fascinación malsana con él, y no vi
que eso terminará en cualquier momento con nosotros viviendo bajo el mismo
techo.
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●●●
Página
Está bien, eso no fue del todo justo. La cena fue buena y la conversación
también, pero no teníamos nada de química. Fue como hablar con mi primo o con
un compañero de trabajo. No hubo chispa ni electricidad entre nosotros. Al menos
no, como pasaba con Cannon.
Saqué la servilleta de mi regazo, me limpié la boca una vez más y la puse sobre
la mesa a mi lado.
Él asintió.
—Fue un placer.
Él me llevó a casa, hablándome una vez más sobre su trabajo como analista
financiero.
—Gracias por esta noche —le dije cuando se detuvo en la acera frente a mi
casa.
Página
Asentí con la cabeza, lo seguí por las escaleras hasta mi pequeño porche, y puse
una sonrisa educada en mis labios mientras él terminaba su historia sobre las
declaraciones de ganancias del último trimestre.
La puerta se abrió y la mirada de Cannon se posó sobre mí, luego sobre Daniel,
y de nuevo hacia mí. Específicamente, en la sangre corriendo por mi nariz. Sus ojos
se volvieron asesinos mientras lo miraba.
diablos falla tan duro al besarse que termina con la nariz ensangrentada? Dios, yo
era un gran desastre.
Página
—Cristo —juró en voz baja. Pude ver el tic en su mandíbula mientras mordía,
su mirada todavía trazaba mi forma—. ¿Duele esto? —Presionó un punto sobre mi
frente.
Él estaba vestido con su uniforme, azul claro esta vez. Maldición, el hombre
hacia que incluso unos pantalones con cordón se viesen sexys. La camisa de
algodón tenía un ligero cuello en V, era un simple corte en realidad, pero la piel
suave y bronceada y el hueco de su garganta visible lo era todo. Esa pequeña
mirada, esa provocación de la piel desnuda, era un millón de veces más sexy que
todo el insulso flirteo de Daniel combinado. Quería lamerlo, chuparlo, olerlo...
Santa mierda, Paige, cálmate. No me había sentido tan fuera de control desde que
era un adolescente. Realmente necesitaba liarme, y no, no en la polla de Cannon.
Pero mis hormonas me mantuvieron como rehén. No pude evitar ver su trasero
flexionarse mientras se retiraba al baño.
Segundos después, regresó con una caja de pañuelos, retiró varios y me los dio.
—Sí, pero primero necesito estar seguro de que estás bien. No me iré cuando
podrías tener una conmoción cerebral.
—¿Por qué entraste en pánico? —La mirada de Cannon era dura y estaba fija
en la mía.
Tragué saliva.
—¿Por qué? —Su postura estaba tensa, pero sus palabras eran suaves.
Porque él no eras tú. Porque estoy más pendiente de ti de lo que tengo derecho.
—No pudimos follar, así que pasaste a otro y ahora estás saliendo.
—Si eres demasiado cobarde para terminar lo que comenzamos, bien por mí,
pero me incluyas en tu suposición. Hubiese sido divertido, y lo sabes.
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Mis mejillas se calentaron. Oh, lo hice alguna vez. No podía dejar de pensar en
Página
—Sí, Es lo que realmente quiero. —Era una mentira. Una total puta mentira
que se sentía amarga en mi lengua.
Por mucho que anhelaba los beneficios que venían en una relación: afecto,
intimidad, apoyo, sexo, estaba aún más aterrorizada de dar mi corazón a alguien.
Pero no le diría eso a Cannon. Había sido una aventura divertida, una
distracción, pero no podía ser nada más. Tenía grandes planes en los que necesitaba
concentrarse, y Allie nunca lo toleraría. Además, estaba casi un noventa y nueve
por ciento segura de que a Cannon no le interesaba en absoluto una novia estable.
—No puedo dejar que salgas con un hombre que no sabe cómo besar a una
mujer sin que termine en una nariz ensangrentada.
Debería haber dicho algo rápido como: Tú no decides con quién salgo. Pero lo que
salió fue:
—Eso es cierto.
Colocando mi cabeza entre mis manos, dejé escapar un largo suspiro. Había
arruinado la única cita que había tenido en más de un año y corrí a casa por nada.
Todavía no sabía a dónde iba esto con Cannon, y no iba a averiguarlo ahora.
La adultez era tan mala como todos decían. Excepto si fueras Cannon Roth.
Todavía tenía esa esperanza brillante y radiante, la cual irradiaba en sus ojos
esmeraldas. La creencia de que algo grande estaba en el horizonte esperándolo, y
tal vez, así era.
N
o debería haberlo hecho, pero que Paige tuviera una cita realmente
me molestó. Sabía que tenía poco derecho a estar enojado; no me
debía nada, y apenas la vi en la semana desde nuestro casi suceso.
Pero no pude evitar la rabia celosa que hervía en mis venas cuando la encontré
en el porche con ese tipo. ¿Y cuándo pensé que la lastimaría? Quise golpear su
rostro. Todavía no sabía si pasó como lo contó, que solo habían chocado sus
cabezas cuando él trató de besarla, pero Paige nunca me había mentido, por lo que
yo sabía.
En mi camino al hospital, llamé para ver cómo estaba Allie, contento de que
hubiera echado a James en la acera. Mi vida en estos días consistía en obligaciones.
Trabajé, dormí, fui al gimnasio, estudié, revise a mi mamá y mi hermana, trabajé
un poco más. Enjabona. Enjuaga. Repite. Sabía que había un propósito, sabía que
había una razón por la que hacía esto, pero joder, algunos días era difícil recordar
cuál era esa razón.
última década. Salir antes de estar realmente dentro de ella había sido la peor forma
de tortura imaginable. Todo dentro de mí estaba gritando no desde el momento en
que escuché el golpeteo en la puerta. Luego, menos de una semana después de que
la tuve en mi cama, mojada y ansiosa, ella salía con otro chico.
Pero tuve que aguantarlo e ir a trabajar. Aunque sabía que el turno de esta
noche pasaría lentamente, ya que estaría contando las horas hasta que pudiera verla
este fin de semana.
95
Página
15
—¿Paige?
Tardé un segundo en recordar lo que había pasado antes. Había ido a una cita
con Daniel el Idiota y terminé con una nariz ensangrentada. No había dolido
mucho, aunque la sangre me había sorprendido.
M
e desperté con la cara llena de cabello y una erección
masiva. ¿El infierno?
Una sonrisa irónica tiró de mi boca. Era sexy sin siquiera intentarlo. La
mayoría de las mujeres no eran sexys a primera hora de la mañana, pero no había
maquillaje negro embadurnado bajo sus ojos, no hay aliento de muerte emanando
de ella en una desagradable ola. No había nada más que una dulce y suave hembra
para adorar y complacer.
Ella estiró sus largas y tonificadas piernas bajo las mantas, dejando salir un
chillido, luego abrió sus ojos.
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—Hola, princesa.
—Sí, me quedé dormido. ¿Está bien? —Me froté una mano sobre mi cabello y
le sonreí.
—Puedo serlo. —Nunca había sido de los que se acurrucan antes en mi vida.
Pero no quería pensar en eso ahora mismo—. Ven aquí. —Abrí mis brazos,
urgiendo y Paige levantó la esquina de la sábana para deslizarse.
—Mierda.
—¿Qué pasa?
Obedeció, y con cautela se acercó hasta que su cuerpo estaba contra el mío.
—¿Es eso solo una cosa biológica normal, o estás excitado ahora mismo? —
preguntó, su voz vacilante.
Estaba tan excitado como una mierda, pero no quería asustarla o hacerla pensar
mal.
Iba a llenarla con todos mis veinte centímetros... al menos estaría muy seguro
de que era lo que ella quería. Y después de anoche, no tenía ni idea de si lo era.
99
—Bien, Cannon.
La mano que yo había descansado sobre su cadera se movió más abajo, y froté
el pulgar sobre su cadera y el tejido de sus bragas. Miró hacia abajo y la entendió.
No haría nada sin su consentimiento. Si ella quería esto tanto como yo, tenía
que decírmelo. Necesitaba sus palabras. Necesitaba saber que ella estaba muriendo
por esto como yo. Solo entonces cruzaría la línea que nunca podríamos descruzar.
—Yo... no me he duchado.
¿Tenía Paige realmente cuerdas tan profundas sobre su cuerpo... o era porque
tenía miedo de disgustarme específicamente a mí?
Para mostrarle que no tenía motivos para estar avergonzada. Paige podría ser unos
cuantos años mayor, pero era el que tenía más experiencia de nosotros dos.
Página
Decidí que necesitaba mucho más que sus gemidos, me senté y puse una mano
en la columna de su garganta, acariciando el hueco y encontrándose con su amplia
mirada. Necesitaba saber lo que estaba pensando.
Sus pupilas estaban dilatadas y sus labios separados. Se veía hermosa así,
vulnerable y muy excitada, y ni siquiera había hecho nada más que
accidentalmente enseñarle la punta de mi verga.
—Quiero que me digas todo lo que piensas, todo lo que quieres hacer
¿entiendes?
Agité la cabeza.
—Sí. Entiendo.
—Buena chica.
Volví a bajar la cabeza y puse mi boca sobre sus bragas en un beso firme.
Le puse la boca en sus bragas, dejándola sentir el calor de mi aliento, pero nada
más. No era lo que necesitaba, y me lo hizo saber gimoteando de frustración.
—Levanta —murmuré.
Levantó las caderas. Deslicé lentamente sus bragas por las caderas, sus muslos,
dejando la punta de mis dedos sobre la curva de sus pantorrillas mientras avancé.
Cuando mis ojos encontraron carne rosada y tierna, aspiré.
—Dime lo que sientes —dije, apenas deteniéndome lo suficiente para sacar las
palabras.
gritos y gemidos, mordisqueé, lamí y chupé, chupé hasta que se sacudía contra mi
cara. Susurré palabras sucias contra su carne sedosa, dejé marcas de mordeduras en
ella, de lo que sospechaba que había sido empujada antes.
—No te escondas de mí. —Yo tomé su mano y besé la parte de atrás de ella
antes de colocarla en mi polla.
estaba preparado para cómo de correcto y perfecto se sentía. Su cabello cayó en una
cortina sedosa alrededor de nosotros mientras yo acercaba su boca a la mía otra
vez.
Cuando Paige sugirió que nos acostáramos juntos para probar su punto de
vista.
Por supuesto que yo había estado jugando. Pero no tenía ni idea de que sería así.
Pensé que lo que sería como poner una marca de verificación en una caja, una
oportunidad de vivir mi fantasía adolescente.
Pero con su cuerpo cálido y flexible retorciéndose sobre el mío, empujando sus
caderas hacia abajo más fuerte y más rápido, sus dedos agarrando mi piel, su voz
suave y quebrantada suplicándome que fuera mucho más que eso. Fue como si
cada una de sus respuestas a mí fuera magnificado, y lo estaba viendo a través de
una lente. Mi corazón latía fuerte y firme, bombeando sangre caliente y rápida.
Nunca quise que esto parara. Y iba a terminar demasiado pronto si no nos
retrasaba.
Recordé que había dicho que había pasado un tiempo, y quería asegurarme de
que esto era bueno para ella. Poniendo mis manos en sus caderas, le facilité el paso.
Ella bajó con un puchero, como una princesa botada de su trono, pero se
acostó en la cama donde yo la dirigí.
C
annon me estaba besando. Besos profundos y apasionados que me
hicieron doblar los dedos de los pies. Pero luego presionó dentro de
mí otra vez, empujando mis muslos, agarrándome de las caderas y
lanzándose hacia adelante, y me olvidé de todo lo demás. La sensación de que él
entrara en mí era diferente a cualquier otra cosa. ¿Y la mirada de concentración en
su rostro, como si casi le doliera lo bien que se sentía? Lo entendía exactamente.
Fue casi demasiado para soportar.
Todos sus movimientos fueron controlados, cada uno diseñado para brindarme
el máximo placer. Nunca quise que esto terminara.
—No. Nunca. —Esa fue la verdad. Era tan profundo y tan posesivo, tan vocal,
al mando de mi atención y exigente para mi sumisión. Fue como colocar una llave
en una caja cerrada.
—Sí, es tuyo.
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cargo y haciéndole contar cada pensamiento, sentimiento y emoción que corría por
mi cerebro mientras me daba placer... era demasiado y, sin embargo, quería más.
—No lo sé —gemí.
●●●
Habían pasado dos días desde que tuvimos relaciones sexuales, y la vida había
cambiado. Volví a trabajar, y también Cannon, y actuamos como si todo fuera
normal. No dio ninguna indicación de que su mundo había sido desviado de su eje,
así que por supuesto que había hecho lo que tenía que hacer para convencerlo de
que éramos geniales. Pero hoy, las cosas de abajo habían tomado un giro drástico, y
ya no podía fingir que estaba bien.
Se veía tan delicioso así; no pensé que alguna vez me cansaría de verlo vestido para
el trabajo.
Habíamos usado un condón. Ambas veces en esa mañana que habíamos hecho
el amor. No, tuvimos sexo. La palabra con A no entró en esta ecuación.
Aunque sabía que su opinión médica me ayudaría, miré hacia otro lado,
tartamudeando:
—Esta rojo allí, y sensible y me duele. Y pica. Creo que tengo sarpullido.
—Déjame ver.
—Ya lo he visto, te das cuenta. Tuve toda la cara allí abajo. Si echo un vistazo,
Página
Sacudió la cabeza.
Mátenme. Ahora.
Mientras obedecía, los ojos de Cannon trazaron mis movimientos. Esto fue
simplemente extraño. Me recosté, apoyado en almohadas, y cerré los ojos con
fuerza.
—¿Qué quieres decir, con interesante? ¿Qué demonios pasa? —Él se encontró
con mis ojos—. ¿Cuánto tiempo después del sexo comenzaron los síntomas?
El asintió.
—Tu vagina dice algo distinto. Podemos desarrollar nuevas alergias con el
tiempo. Estarás bien... solo debes abstenerte de tener sexo hasta que se cure,
probablemente de tres a cinco días, y luego encontrar una alternativa de condón sin
látex en el futuro.
—Entendido. Bueno, gracias. —Me levanté y me puse nuevamente la ropa
interior. Supuse que tener un compañero de cuarto que también era médico tenía
sus ventajas.
—¿Estás seguro de que estás bien? Me siento mal. Básicamente fui la razón por
la que te sucedió esto.
Su sentimiento era dulce, y sí, de una manera extraña, su polla cubierta de látex
era la culpable, pero no podía culparlo. Todos pasamos un buen momento.
—Recuéstate.
—No eres un muy buen paciente. Solo relájate por un minuto y déjame hacer
una llamada telefónica. Todavía no puedo recetar medicamentos, pero apuesto a
que cuando llame al Dr. Haslett...
—¿Quién?
—El médico tratante con quien trabajé en ginecología. Estoy seguro de que te
escribirá una receta. Un esteroide oral aclarará esto rápidamente. Te sentirás mejor
muy pronto, princesa.
A su voz profunda y sedosa que no solo prometía hacerme mejor, sino que me
llamaba con ese sobrenombre tan entrañable, no pude evitar sonreírle como un
tonta enamorada. Me relajé contra las almohadas mientras Cannon sacaba su
teléfono de su bolsillo y salía al pasillo para hacer su llamada.
cama.
—Le pedí que te tratara sin verte, pero sí, eso es escalofriante. Ético o no, le
dije que se fuera a la mierda. —Apretó los labios, todavía enojado.
—Oh no, no lo haces. No seas lindo y coqueto cuando mi vagina está fuera de
servicio.
Página
No era una pregunta, y no respondí. Era más que lindo, era malditamente sexy,
y lo sabía. En vez de eso, solo resoplé.
Él se encogió de hombros.
—De ningún modo. Solo quiero saber, tu opinión profesional, cuando un día
encuentre a la chica adecuada y desate todo esto, no haya ninguna desilusión.
Su elección de redacción fue perfecta. Desatar fue correcto. Cannon era una
fuerza a tener en cuenta. Podía elegir a cualquier mujer que quisiera, pero eso no
era lo que estaba preguntando. Obviamente estaba tratando de obtener una
respuesta de mí.
—Estoy seguro de que serías un novio de mierda —dije con un bocado de tarta
Thai.
—Yo sería el tipo de novio que retiene tu cabello mientras me haces una
mamada. —Su voz era sincera, pero sus palabras eran groseras.
—No estoy lista para tener esta conversación —dije, mi voz temblaba.
Cannon me miró durante varios latidos, y pensé que me iba a presionar para
que respondiera. Pero no lo hizo.
—¿Te acabas de tomar una selfie con mi perro? —Yo era una fanática de un
hombre que era dulce con mi perro.
—Tal vez. ¿Es eso un problema? —Él me sonrió, y solo así, nuestro humor
lúdico de antes había regresado.
113
Página
18
P
refiero estar en el gimnasio, sacando algunas de mis frustraciones
sexuales, pero en vez de eso iría a ver a mi madre.
Bob era diez años mayor que mi madre, y después de que mi padre se fuera,
estaba seguro de que mi madre nunca volvería a amar. Y luego conoció a Bob, el
dueño de la tienda de autos donde llevó su auto a que lo repararan. Se había
divorciado hace muchos años y no tenía hijos. Mamá parecía llenar el vacío en su
vida, igual que él el de ella.
—Me encanta el púrpura; por supuesto es una buena idea Todos merecen ser
felices en su espacio vital, Cannon.
Mi mirada se desvió de la de ella hacia la ventana y al cielo sin nubes más allá.
Mi espacio habitable era actualmente el espacio vital de Paige. La cercanía
significaba que estaba enterándose de mi enamoramiento de la infancia de una
forma que nunca había imaginado. Sabía a qué sabía, cómo gemía cuando la
besaba en el cuello y que prefería leche de almendras en su café. Sabía eso antes de
114
aparecerme, la mayoría del afecto que ella recibía era abrazar a su pequeño perro.
Sabía que ella era una amiga leal y de toda la vida de mi hermana, y que estaba
totalmente fuera de los límites.
Página
Había pasado una semana desde que habíamos dormido juntos. Cinco días
desde que le diagnostiqué alergia al látex. Esa noche pasamos el rato en la sala de
estar, compartiendo comida de cartones de papel y platicando sobre recuerdos de la
infancia que habíamos olvidado durante mucho tiempo, riéndonos del ridículo
reality show de TV que estaban pasando.
Afortunadamente, ella no estaba enojada conmigo por su situación. No es que
fuera realmente mi culpa. Intenté mantenernos a salvo usando un condón, y
ciertamente nunca quise hacerle daño.
Puede que no parezca mucho desde una perspectiva externa, pero incluso
detenerme por quince minutos para ver cómo estaba, significaba mucho. Bob
trabajaba largas horas como dueño de un negocio, y yo sabía que mamá se sentía
sola. Ella y yo siempre habíamos compartido una conexión especial. A pesar de mi
humilde educación y las dificultades que habíamos pasado, ella nunca dejó de
presionarme, nunca dejó de creer que yo podría ser más.
—Tengo que volver al hospital. —Ella asintió y luego me dio una palmadita en
el hombro—. Ven a cenar el domingo. Haré tu favorito.
—Hasta entonces.
4
Juego de palabras: Cannon significa Cañón, y ball bola; seria bola de cañón.
19
D
ebería haberme sentido avergonzada de estar cerca de Cannon ahora.
Él me había visto en mi peor momento, y aunque había sido una
mierda, lo había manejado tan profesionalmente que apenas lo pensé
un segundo. Y él tenía razón. Una vez que tomé el medicamento, las cosas se
aclararon rápidamente, y ahora estaba como nuevo.
Cannon había sido tan dulce y atento durante toda la semana que casi no quise
estallar su ilusión de que todavía estaba bajo el clima. No habíamos hablado de eso,
lo cual estuvo bien para mí. No pensé que hubiera una forma no incómoda de
decir: ―Mi vagina está mejor ahora‖. Por lo tanto, era mejor no decir nada en
absoluto.
Cenamos juntos todas las noches, cada uno de nosotros nos turnábamos en la
cocina, y la limpiaba mientras caminaba hacia Enchilada. Caímos en un ritmo
fácil, mirando televisión juntos por la noche hasta la hora de acostarnos, cuando
nos abrazamos y nos separamos.
Pero esta noche, no estaba cansada. Eran las diez y media cuando nos
habíamos acostado, y había estado despierta allí durante una hora. Sabía que una
taza de leche tibia me ayudaría a dormir, pero no quería leche. Yo quería a
Cannon. Quería sentir de la manera que solo él podía hacerme sentir.
su espalda y me miró.
—Tuve un mal sueño. —Era una mentira. Estaba cachonda Y esperaba que él
también. Abrió sus brazos y yo me acomodé a su lado, poniendo mi cabeza sobre
su pecho y enganchando una pierna sobre su cintura. Su corazón latía constante y
fuerte bajo mi oreja, y su olor masculino me rodeaba.
Cannon dejó escapar un profundo suspiro, acariciando mi cabello hacia atrás
de mi cara.
Dejé pasar una mano por debajo de las mantas para descansar sobre su
estómago, y sentí sus abdominales tensarse bajo mi toque. Con mi propio corazón
latiendo salvajemente, la sangre tronó en mis oídos. Sabía lo que quería, sabía que
necesitaba dar el primer paso, pero el miedo al rechazo era algo grande y real.
Cannon podría decir que no, y si lo hiciera, me aplastaría. Y no solo porque estaba
cachonda, sino porque anhelaba el tipo de intimidad física que habíamos
compartido el fin de semana pasado.
Tomando una respiración profunda para estabilizar mis nervios, dejo que mi
mano se vaya más abajo. Podía sentir la pretina de sus pantalones cortos, y mis
dedos se deslizaron debajo de ella antes de detenerse.
—Tendría que estar jodidamente loco por no desearte. Eres perfecta, princesa.
—¿Y te sientes mejor? —preguntó con un gruñido cuando mi suave centro hizo
contacto con su polla, que ahora era firme.
Balanceé mis caderas sobre la firme cresta de sus pantalones cortos, tragando
un gemido. Esto le ganó otro gruñido delicioso, y sus manos encontraron mi
cintura.
Página
—Cristo, Paige.
Trabajé mis caderas sobre su erección, una cálida fricción vertiginosa por lo
bien que se sentía. Cannon se levantó sobre sus codos para tomar uno de mis
pechos en su boca, sacando un grito de mis labios.
¿En serio? ¿Nunca lo había hecho sin condón? Supuse que tenía sentido. El
Cannon ultra responsable siempre había tomado decisiones seguras. Estaba feliz de
ser la primera en ese sentido.
Cada dura cresta suya me estaba acariciando en todos los lugares correctos, y
en cuestión de minutos nuestro ritmo me había acelerado hacia la liberación.
—Déjalo ser. Quiero verte venir. —Él gimió, el sonido fue torturado, roto.
—Justo así, nena. —Las puntas de los dedos de Cannon presionaron mi piel,
ralentizando mis movimientos, haciéndome sentir todo.
Fue el cielo.
—Si no quieres que me venga dentro, es mejor que te retires ahora, princesa —
dijo roncamente.
Página
Cuando llegó Cannon, no fue con un grito o un gemido, sin embargo, nunca
olvidaría el sonido que hizo cuando llegó al clímax. Su aliento empujó más allá de
sus labios en la exhalación más suave y satisfecha que puedas imaginar. Tan
controlado, tan masculino. Fue lo más sexy que había escuchado. Su liberación
pareció durar para siempre mientras los calientes chorros de semen me penetraban.
Después de que utilicé el baño, porque, santo diablos, el sexo sin condón era
desordenado, me arrastré de nuevo a su lado. Cannon enterró su cara contra mi
cuello, haciéndome sonreír. Nos acostamos juntos durante varios minutos
perfectamente en cucharita, mi espalda contra su frente. Pasé los dedos sobre
cualquier piel que pudiera encontrar, por su grueso antebrazo, a lo largo de su
mano grande, ligeramente callosa, manos que un día salvarían vidas. No podía
creer lo natural y cómodo que me sentía en sus brazos.
—Esta debería ser la última vez, ya sabes, para que las cosas no se vuelvan
borrosas entre nosotros. Eres la amiga de mi hermana. No podemos seguir así sin
ser descubiertos. —Su mano alisó mi cabello hacia atrás de mi cara—. Y odiaría
complicar las cosas entre tú y Allie.
Pero, ¿qué había esperado? Él me había dicho desde el principio que nunca
podríamos tener nada más que una aventura de una noche, y yo había estado de
120
—Buenas noches.
Pensé que podría hacer un comentario sensual como: ―Será mejor que te vayas
antes de que cambie de opinión‖. O pon su mano entre mis piernas para
persuadirme a repetir. Pero no lo hizo. Tiró de las mantas que lo rodeaban y se
recostó contra las almohadas, con una sonrisa satisfecha en sus labios carnosos.
Por no mencionar el hecho de que las citas con nosotros no eran realistas: se
mudaría pronto, se instalaría en un hospital que sabe dónde. Estaba segura de que
no quería que la amiga de su hermana lo siguiera por todo el país simplemente
porque había probado su pene y se había enamorado de él, como dijo que lo haría.
Y todavía…
Cuando él estaba fuera, no pensaba en nada más que en él. ¿Y cuando estaba
en casa? Mi enfoque fue involuntariamente pegado a él, rastreando sus
movimientos a través de la casa. Escuchando cualquier sonido de su habitación.
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Sabía todas estas cosas, y sin embargo, no sabía lo más importante de todo,
cómo se sentía por mí. Anhelaba saber dónde estábamos. ¿Dormir juntos significa
tanto para él como para mí? Me hice un ovillo debajo de las mantas, mis ojos
abiertos y mirando fijamente a la oscuridad.
●●●
—No pasa nada contigo y con Cannon, ¿verdad? —preguntó Allie, y me
evaluó al otro lado de la mesa.
—Entiendo eso, Allie, realmente lo hago. Pero debes darte cuenta de que
Cannon es una persona madura y responsable. Vivir con él me lo ha demostrado.
No va a desperdiciar su oportunidad de éxito por una relación.
122
—No lo descartaría, no, pero si hubiera alguien que lo atara, podría tomar
Página
¿Importaba que le ocultara esto? Anoche me había dicho que sería nuestra
última vez. No, espera. Él sugirió que probablemente debería ser nuestra última vez...
había una gran diferencia.
Algo dentro de mí sabía, a pesar de lo que había dicho, que este no era el final.
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Página
20
M
i turno del lunes llegó antes de lo esperado. Después de que Paige se
había colado en mi habitación en la mitad de la noche, el resto del
fin de semana palideció en comparación. Fue tan inesperada,
generosa y receptiva. Además, era una mujer centrada, con una gran carrera, su
propio lugar, con un plan de vida racional. Fue refrescante estar con una mujer que
se cuida a sí misma. La mayoría de las chicas de mi edad todavía estaban tratando
de resolver sus vidas, dependían de sus padres, o buscaban a un chico para llenar
ese vacío. Paige no lo era, y eso era sexy como el infierno.
—Entonces, ¿cómo está lo tuyo con Paige? —preguntó Peter, frotándose hasta
el codo.
Terminé de fregarme las manos y las sequé con una toalla de papel.
Él me sonrió a sabiendas.
—Exactamente. Entonces necesitas dejar de joder con ella. Déjala avanzar para
que encuentre Sr. Correcto. Sabes que incluso si dicen que no están buscando algo
serio, siempre lo están haciendo.
—Lo que sea, se acabó. No importa de todos modos. Hemos terminado. Esa
fue la última vez. —No quería hablar sobre Paige esta mañana; sino centrarme en
la cirugía que estaba a punto de llevarse a cabo.
●●●
Cuatro horas más tarde, mi mundo entero se puso patas arriba.
Cada vez que entramos en el quirófano veníamos con el riesgo, por supuesto.
Pero estaba tan seguro de que David Hancock, Dave; como nos dijo que lo
llamáramos, varón caucásico, de cincuenta y cinco años, casado y padre de tres,
que pronto sería abuelo de uno, se iría a casa. Por supuesto que lo haría. Íbamos a
dejarlo como nuevo. Mejor que nuevo.
A veces los pacientes morían, y sabía que como médico, tendría que vivir con
ese hecho. Fui entrenado en la facultad de medicina para deshumanizar a la
persona a la que estaba tratando y observar únicamente la afección. También sabía
por mi entrenamiento que nunca había mucho tiempo para llorar; había muchos
pacientes más que también estaban enfermos y necesitaban un médico sensato al
timón.
Encerrado en los brazos de Paige, dejé escapar el aliento que sentía como si
hubiera estado conteniendo desde que nuestro paciente tomó el último. Si pensé
que era difícil ver pasar a un paciente, nada podría haberme preparado para el
momento en que el Dr. Ramírez y yo trajimos a su esposa e hija a la sala de
conferencias y les dijimos que Dave había sufrido un derrame cerebral en la mesa y
había dejado de respirar. Su agonía me destripó, y los espeluznantes gritos de su
esposa mientras caía al suelo eran desgarradores.
—¿Paso algo? —Su voz era suave y tímida, como si ya supiera la respuesta.
Paige estuvo callada por un largo tiempo. Luego se movió en mis brazos, y
sentí su aliento en mi cuello.
Exhalé y apreté mi agarre alrededor de Paige. Quizás ella tenía razón; tal vez
podría volver mañana e intentarlo de nuevo. Pero por ahora, tenerla aquí, cálida y
sólida en mis brazos, era lo único en lo que mi cerebro fragmentado podía
concentrarse. Fue suficiente.
V
er sufrir a Cannon hoy ha sido una agonía. Mirándolo acostarse en la
angosta cama, su cuerpo agarrándose al mío como si fuera lo único que
pudiera aliviar el dolor, me hizo algo.
Tal vez nunca sería el hombre que era antes. No estaba segura, y me asustó.
No tenía idea de lo que podría pasar entre nosotros esta noche, y una parte de
mí esperaba para algo más profundo que solo sexo. Tan grande como eso fue entre
Página
nosotros, anhelaba más de una conexión. Nunca había tenido en cuenta lo difícil
que sería tener una relación secreta y no poder decirle a mi mejor amiga al respecto.
Necesitaba un consejo, necesitaba alguien con quien hablar, para desahogarme,
pero no había forma de que Allie fuera esa persona.
La sensación hueca y vacía que se instalaba en mi pecho era extraña. Yo había
vivido tantos años sola y estuvo bien. Entonces, tener a alguien aquí, y no solo
alguien, sino a Cannon, que era grande y masculino e inteligente y sexy y
¿tentador? Fue un poco enloquecedor.
—Hola. —Le entregué uno de los vasos de whisky—. Pensé que podrías
necesitar uno de estos.
Precioso y perfecto.
Tomé un sorbo del mío, dejando que el licor caliente un camino en mi pecho, y
luego dije:
Él me sonrió cálidamente.
—Gracias.
Había una razón por la que se llamaba comida de confort. Esperaba que
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—Por supuesto. Voy a calentar una barra de pan en el horno. Toma tu tiempo.
Sabía que no debería haberme girado y haber visto el apretado culo de Cannon
mientras se movía por el pasillo, pero maldición, cada vez era más difícil vivir con
un hombre del que me sentía tan atraída.
—¿Está todo bien? —Me senté en la cama, estudiándolo con sus pantalones
cortos de dormir grises que colgaba inventivamente bajo en sus caderas.
—Sí. —Se frotó la nuca, mirando inseguro como nunca lo he visto—. ¿Estás de
acuerdo con algo de compañía?
—Por supuesto. —No hice mucho más que escabullirme del trabajo temprano
para consolar a un amigo, pero me alegré de haber ayudado de alguna manera
pequeña.
—Es una locura, pero hoy me abrió los ojos a lo que quiero hacer, lo que
siempre he hecho estado interesado, pero no confió en mí mismo.
—¿Qué es eso?
—¿Qué dije?
Sabía que esto no podría durar. Jugar a fingir con el hermano menor de mi
mejor amiga era una cosa, pero realmente tener una relación real con él era otra
muy diferente. Pero yo también sabía que no quería fingir más.
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Página
22
L
a llamada telefónica que llegó en medio de la noche nos sorprendió a
los dos. Ya sabía que Cannon dormía con su móvil junto a la cama, y
que lo usaba como despertador, en todo caso, el volumen seguía siendo
elevado.
—No. Joder, ¡no! —rugió antes de golpear el colchón con un puño—. Solo
respira. Llegaré en un momento.
—Mi madre —graznó, con una voz todavía ronca por el sueño—. Mi padrastro
está muerto.
●●●
La muerte de Bob impactó a toda la familia. Como se esperaba, la madre de
Cannon estaba casi inconsolable, pero él y Allie no se encontraban mucho mejor.
En los años en que su madre estuvo casada con él, Bob había sido su piedra. Se
había ocupado de todo por Susanne, proporcionándole un hogar agradable, una
vida cómoda y, sobre todo, amor y estabilidad. Ahora que todo eso había sido
arrancado, no era fácil ver a Cannon y Allie enfrentar la nueva realidad de su
madre.
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Bob era judío, así que después del funeral formal en la sinagoga, estábamos de
vuelta en la casa para el shivah, lo que significaba que los espejos de la casa estaban
Página
Bob tuvo un ataque al corazón mientras dormía. Aunque siempre había sido
roncador, Susanne había notado que estaba inusualmente silencioso esa noche. Y
en lugar de deleitarse en el silencio y dormir bien, supo inmediatamente que algo
andaba mal. Fue justo después de la medianoche cuando descubrió que su esposo
no estaba respirando. Llamó al 911 y mientras esperaba a que llegara la
ambulancia, llamó a su hijo, que pronto sería médico. Él se apresuró a llegar.
—Todo estará bien, de alguna manera, Allie. Tiene que estarlo, ¿verdad?
—Cannon ha estado cuidando a nuestra madre desde que era un niño pequeño.
Pero cuando conoció a Bob y se casó, Cannon finalmente podría ser Cannon, un
chico normal de la universidad, centrándose en sus propios objetivos y
aspiraciones.
Fruncí el ceño, sabiendo que eso nunca fue cierto. Estaba bastante segura de
que el plan maestro de Cannon en la vida era cuidar a su madre,
independientemente de si Bob estaba en la película o no. Fue una de las razones
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por las que eligió una carrera que lo prepararía financieramente para poder ayudar;
era solo lo que era. Pero no iba a discutir con Allie. Toda su familia había tenido
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Cannon eligió ese momento exacto para entrar a la cocina. Se le veía cansado.
Había círculos oscuros bajo sus ojos, y su expresión estaba grabada en un ceño
fruncido. Sin embargo, todavía se las arregló para parecer áspero, masculino y
bello.
Desde que salió de mi cama en medio de la noche, se había quedado en casa de
su madre y de Bob. Bueno, supongo que ahora era solo la casa de su madre. Una
parte de mí no pudo evitar preguntarse si ahora decidiría mudarse con ella. Era un
viaje de cuarenta y cinco minutos al hospital, en lugar de los diez minutos en coche
desde mi casa, pero sabía que si ella lo necesitaba, Cannon no lo dudaría. Haría las
maletas y me desearía buena suerte, y ese sería el final de mis días con mi
compañero de habitación y la cita prohibida que habíamos compartido. Me mataría
si se fuera, aún no estaba preparada para enfrentarlo.
—Toma una cerveza con nosotros, Cannon —dijo Allie, dando palmaditas en
el taburete junto al suyo.
Nos sentamos en silencio por unos momentos, cada uno de nosotros cuidando
nuestras bebidas y sin saber qué decir para llenar el vacío. La vida podría cambiar
en un instante, y esa dura realidad se estaba hundiendo con fuerza para todos
nosotros.
Susanne asomó la cabeza por la cocina. Tenía la cara y los ojos hinchados,
pero por ahora, al menos, no había lágrimas. Se encontraba sosteniendo todo junto
por el momento.
—Oigan chicos, ¿pueden ayudarme con el tío de Bob, Fritz? Su auto está
atascado en el jardín delantero.
Mis cejas saltaron. Conocí al tío Fritz antes. Tenía noventa y siete años, y
estaba bastante segura de que no tenía ningún asunto con la conducción.
Cuando las manos de Cannon rozaron mis muslos, debajo de mi falda, jadeé
en su boca.
—Te voy a follar en el capó de este auto, princesa. —Su tono no dejaba lugar a
la negociación.
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Santa mierda.
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¿Qué había cambiado desde que Cannon me dijo que habíamos terminado?
¿En qué podría estar pensando cuando su madre y su hermana estaban del otro
lado de una puerta a menos de seis metros de donde estábamos? ¿Qué demonios
estaba pasando?
Inhalé profundamente.
Extraño, considerando que él había sido quien había dicho que no podíamos
hacer más esto.
—Lo estaré.
Eso estuvo cerca. Pero nada podría haberme preparado para lo que sucedió
después.
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Página
23
T
ras ayudar a Allie y Susanne viendo a todos los invitados irse y limpiar,
ordenamos una pizza, incapaces de digerir otro guisado. La nevera
estaba llena de bien intencionado de amigos y familiares, pero
habíamos comido nada más que el guisado de arroz con brócoli y fideos con atún
durante dos días en orden. Necesitábamos un descanso, y cuando nos sentamos a
charlar en la pequeña mesa redonda de la cocina, con un grande pie frente a
nosotras, un momento de calma instalado alrededor de nosotras.
—¿Estás bien, mamá? —pregunto Allie, limpiando sus manos en una toalla de
papel.
Cuando Allie regresó, ella anunció que Cannon estaba borracho y que bajaría
para comer más adelante. No era como él de beber en exceso y la pizza que
acababa de comer se sentía como una piedra en el estómago.
En cuanto a que él viene a la planta baja, nunca llegué a ver qué sucediera.
Limpiando la cocina y saliendo unos treinta minutos más tarde de la casa.
●●●
Fue solo después de la medianoche cuando escuché la llave girar en la
cerradura. El sueño me había eludido. A pesar de que mi cuerpo estaba cansado, mi
mente había seguido corriendo.
Mi primera pista de que esto no iba a parecerse fue cuando Cannon cruzó la
habitación y se inclinó a los pies de mi cama, sujetándome los tobillos para tirarlos
hacia debajo de mi cama.
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—¿Sí? –susurré.
—Te necesito. —La plegaría fue tan simple y sin embargo tan visceral.
—Sí —gemí mientras sus manos se deslizaron por mis piernas desnudas.
Había ido a la cama vestida con una camiseta de gran tamaño y un par de
bragas. Y en unos tres segundos exactamente, él me había despojado de aquellos.
Luego su caliente boca fundida sobre la mía, besándome profundamente. Degustó
whisky y deseo.
—Tal vez. Solo un poco. Pero no tanto que no pueda hacerte sentir bien.
Quería ser más que un agujero cálido y húmedo y con ese pensamiento,
empecé a enojarme. Enojada de que él había aparecido borracho, buscando sexo,
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así que él podría llegar aún más cerca, empujando más profundo que nunca antes.
Este lado de Cannon era nueva; no era el amante suave, atento, juguetón
susurrando cosas sucias mientras observaba mis reacciones. Él estaba tomando,
empujándome más, fallándome más duro.
—¿Te vas a venir por mí? —susurró contra mi cuello, sus caderas golpeando las
mías.
●●●
Me despertó un ruido en la sala de estar, y ya podía sentir el peso de la mano
de Cannon que descansa en mi cintura, yo sabía que él no era el que estaba
agitando.
Las manos de Allie temblaban mientras llevó sus dedos a sus labios.
Allie giró y pisoteaba fuera del pasillo. Estaba segura que tenía unos treinta
segundos para vestirme antes de que ella comenzará a tirar cosas en la sala de estar.
El Señor sabía, que merecía cada pedacito de su ira. No era solo que empecé viendo
a Cannon; fue el hecho de que lo había hecho a sus espaldas. Tal vez si hubiera sido
honesta con ella desde un principio, admitido mis sentimientos por él y buscar su
bendición…
Tiré mis bragas por mis piernas y me puse mis jeans. Deslizando mi camisa
desechada de anoche en mi cabeza, alisando mi cabello recién follado en una cola
de caballo baja. Cannon se pone sus jeans, yendo sin ropa interior debajo de ellos.
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Sin ser lo suficiente atrevida para encontrarme con los ojos de Cannon,
Página
Ella estaba sentada en el centro de mi sofá con los brazos apretados en puños
en su regazo. Mi primer pensamiento fue que estaba enojada, pero cuando observé
su cara y vi las lágrimas humedeciendo sus mejillas, no estaba segura. Estaba
obviamente lastimada también.
Aclaré mi garganta.
—Pero no estabas interesada en las citas. He intentado muchas veces para que
salgas más. —Allie resolló otra vez.
Dios mío, esto fue doloroso. No podía decirle que me había enamorado de su
hermano. No podía incluso admitirme eso a mí misma, porque estaba el 99%
segura de que las cosas entre nosotros estaban ahora terminadas.
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—Lo siento mucho Allie —ofrecí otra vez, mi pequeña voz mientras la
vergüenza surgía a través de mí. Ella no había salido furiosa todavía, sin embargo,
por lo menos estaba dispuesta a escuchar lo que tenía que decir.
Página
Suponiendo que después de veinte años de amistad, ella no solo iba a darse por
vencida conmigo, tan loca como ella era, y había un poco de consuelo en eso.
—¿Podemos por favor, hablar acerca de esto? —le pregunte—. ¿Tal vez ir a
tomar una taza de café?
La inclemente luz del día reveló la verdad. Cannon estaba borracho. Era la
única explicación que tiene sentido. Él había pasado por dos tragedias en dos días,
perdiendo su primer paciente y entonces su padrastro. Él estaba fuera de su mente
por el dolor y estaba intoxicado.
La gente decía cosas como esas cuando habían estado bebiendo. El te amo,
comentario de un hombre compartiendo entre amigos de juerga fue casi un cliché.
Esto es lo que era. Quería creer que era algo más, pero si realmente estaba
enamorado de mí, él estaría aquí tratando con los efectos colaterales, diciéndole a
Allie que éramos una pareja y no solo un error.
Una vez que estábamos sentadas con dos tazas humeantes de café delante de
nosotras, Allie me veía expectante, esperándome para decirle algo. Solo no tenía
idea que decir. ¿Admitir que me preocupaba por él? ¿En que me metería? Tal vez
era mejor dejarla pensar que fue un momento de debilidad, puramente físico entre
nosotros. Infierno, quizás lo había sido. La verdad era, no tenía idea de lo que
pasaba dentro de la cabeza de Cannon ahora mismo. Solo sabía que no había
intentado venir tras de mí, no le dijo a Allie que se largara de ahí y que se metiera
en sus propios asuntos.
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—No te puedo decirte como lo siento —le dije, disculpándome otra vez.
estudiaba.
Sacudí mi cabeza.
—Me preocupo por él, sí, pero nunca le pediría nada como eso.
—No tengo ni idea que decir, Paige. Nunca imaginé el escenario donde te
enrollabas con mi hermanito a mis espaldas.
Vergüenza inunda sobre mí como una ola. Insegura de cómo responder, tomé
un sorbo de café caliente, quemando la punta de mi lengua. Estaba bastante segura
de que fue el karma.
La mirada de Allie divaga afuera por la ventana dela cafetería donde los
peatones y universitarios estaban navegando en nuestra todavía ciudad soñolienta.
Asentí. Esto no era como la vez que derramé salsa marinara en su blusa de seda
blanca favorita. Que se arregló con una visita a la tintorería y luego estábamos bien
otra vez. Tenía una sensación de que esto tomaría un poco de tiempo. Había roto
su confianza. No puedo solo chaquear mis dedos y hacer todo mejor.
—Necesito algo de tiempo —dijo—. Y todavía tengo que hablar con Cannon.
Averiguar que mierda el pequeño idiota estaba pensando.
L
as lágrimas brotaron de mis ojos, y me hundí en el sofá cuando mis
piernas se rindieron. Cannon me había quitado la comodidad física en
un momento de estrés. Quería demostrar que su teoría estaba
equivocada y acumular algunos orgasmos en el proceso. Ambos nos usamos el uno
al otro. Y ahora todo había terminado.
Pero él había cruzado la línea cuando me dijo que me amaba, me hizo creer
que quería estar conmigo. Era una persona rápida, y eso era todo. Entonces, ¿por
qué decir todas esas cosas que nunca podría recuperar? ¿Por qué decirme que me
amaba? Esas palabras en sus labios habían sido lo más hermoso que había
escuchado, todo lo que soñé, pero que nunca había esperado.
H
abían pasado solo veinticuatro horas desde que Allie me había
atrapado con Paige. Esa noche había sido perfecta. Después de un par
de días agotadores, me fui a Paige necesitando su dulce consuelo. Y
se había sentido tan bien, tan increíble, que no pude mantener mis sentimientos
dentro por más tiempo. Le dije que la amaba.
No era algo que había planeado decirle, mierda, ni siquiera era algo que había
planeado admitirme, pero allí estaba. Y ella simplemente se aferró a mí, disfrutando
del placer que le di, pero ni una vez expresó sus propios sentimientos. Pero, ¿qué
había esperado? Esto nunca debería ser sobre amor.
Cristo, tomarla sin barreras fue una experiencia que nunca olvidaré. La forma
en que ella suspiro y gimió suavemente mi nombre cuando entré, el fuerte apretón
de su cuerpo estrangulando mi polla, la forma en que sus inquietas caderas habían
empujado hacia la mía cada vez que se deslizó hacia atrás... ella era la perfección.
Y luego Allie nos encontró juntos y todo se había convertido en mierda.
Allie estaba más que enfadada, y tal vez debería haberme sentido culpable por
eso, pero Paige y yo éramos adultos. Sabíamos el puntaje cuando comenzamos
esto. Mierda, Paige fue prácticamente quien me sedujo. Me dijo que no había
forma de que se enamorara de mí.
147
primer día. Sin embargo, nunca hubiera actuado sobre eso, si ella no hubiera
sugerido que nos conectáramos Y si nunca hubiéramos ido allí, si nunca hubiera
tenido que abrazarla en lo oscuro, nunca entrar en su cuerpo apretado y cálido, no
estaría tan mal ahora. Ella me había destrozado.
Fue fácil decirme que me estaba quedando con mi madre porque me
necesitaba.
Pero la verdad era que mi decisión estaba motivada por la necesidad de darle un
poco de espacio a Paige.
—Bien.
Peter sabía que había perdido a mi padrastro la semana pasada. Bob nunca se
había sentido como un padre para mí, pero él era un buen hombre y él había amado
a mi madre, y eso fue lo suficientemente bueno para mí. Su pérdida fue
devastadora. Mamá estaba recorriendo las etapas normales del duelo, y me había
quedado con ella todas las noches solo para que no estuviera sola. En realidad
había sido bonito. Comimos juntos cuando estaba en casa, y ella lavaba la ropa
como en los viejo días. Creo que le dio un sentido de propósito.
—¿Por qué no me instruyes? Entonces, ya que pareces pensar que sabes algo
148
Tal mierda...
Claro, podrían rebotar en mi pene durante una hora, pero decir adiós fue fácil
porque mi corazón nunca estuvo sobre la mesa. Mis objetivos eran singulares, y
nunca imaginé a una mujer a mi lado mientras los perseguía.
Hasta Paige...
Podría haberle dicho que estaba maldita cuando se trataba de sexo, que las
mujeres se enamoraron de mí y luego me persiguió implacablemente, pero ella me
había demostrado que estaba equivocado. Paige no estaba enamorada, no me
estaba persiguiendo. Mierda, ella no había dicho nada cuando yo admití que la
amaba. Ni siquiera un agradecimiento.
Era una verdad dura enfrentar que Peter tenía razón. Yo fui quien se había
enamorado.
Tener la guía y saber que él creía en mí era todo. Y con las cosas el camino estaban
con Paige y mi hermana, salir de la ciudad sonaba bastante jodidamente increíble.
Página
Cuando nos dirigíamos desde la cafetería del hospital, una pesadez se apoderó
de mi pecho.
M
e sorprendió el sonido de alguien tocando a la puerta. Por un
instante, tuve la esperanza que fuera Cannon. Recordé entonces
que, aparte de la primera vez que lo hizo, él nunca tocaba la puerta.
Tenía llave y no la había usado en más de una semana.
Se encontró con mi mirada. Parecía preguntarse quién era yo. Luego dirigió la
mirada hacia el interior de la sala, a mis espaldas.
—No está.
—Lo siento. Soy Michelle, la novia de Cannon —dijo. Sonrío con timidez y la
expresión de su rostro cambio.
Página
—Su ¿qué?
Todo encajo en su lugar de golpe. Ella fue la razón del porqué de repente
necesito un lugar donde quedarse. Cortó con su novia y necesitaba un lugar donde
esconderse. Fui una fácil salida de su realidad. Se me hizo un nudo en la garganta y
agarré el marco de la puerta en busca de apoyo.
Me contó sobre su complicado pasado con una mujer. Pero ahora me pregunto
si habrá omitido algo. Aparentemente así es porque no tengo ni idea de quién es la
mujer parada frente a mí. Nunca escuché que mencionara a ninguna Michelle.
—Oh, eso tiene sentido. Es decir, no creí… olvídalo —dijo. Me ofreció una
sonrisa aturdida que revelaba la edad que tenía.
—Lo haré.
M
e había estado quedando con mi madre durante la última semana y
media. Aunque Paige no lo dijo, ya no me sentía bienvenido en su
casa. Me sentí aún peor, porque era básicamente mi culpa que Allie
nos encontrara esa mañana. Dejé a mi madre en medio de la noche sin despedirme
de nadie, aparecí borracho en la casa de Paige, y aparentemente olvidé cerrar la
puerta cuando llegué a casa. Y estaba con resaca, así que no oí a Allie entrar hasta
que estuvo prácticamente en la puerta, mirándonos con mirada juzgadora.
Allie todavía estaba enojada conmigo, pero sabía que con el tiempo lo
superaría. Si pensaba que Paige iba a ser una distracción para mi carrera, estaba
equivocada. Paige no quería un futuro conmigo. Al menos, eso es lo que me había
dejado creer.
—Cannon. —Sonrió cuando me vio—. Me alegra que estés aquí. Pásame ese
frasco de harina.
—¿Cómo lo estás llevando? —Levanté las cejas hacia los contenedores, que
Página
—Así que, háblame sobre Denver —dijo, espolvoreando la encimera con más
harina.
—Por supuesto que puedes, y lo harás. Siempre he sabido que este día llegaría,
y me he estado preparando para él durante mucho tiempo, Cannon.
Abrí la boca para argumentar, pero el fuerte pliegue entre sus cejas demostró su
punto. Mi madre había vivido sola la mayor parte de su vida adulta. Mi padre no
estuvo en la foto desde mucho antes de tomarla, y ella lo hizo muy bien. Todos
esos años, se forjó una vida para sí misma, tirando de dos niños pequeños detrás de
ella.
Estaba agradecido cuando conoció a Bob y se enamoró. No fue justo que solo
hubiera conseguido tenerlo en su vida un puñado de años. Pero de nuevo, sabía que
Página
la vida no era justa. Fue de ella que aprendí a tomar las partes más amargas y
desagradables de la vida, y convertirlas en algo productivo. Era hora de que mi
mamá hiciera limonada.
—Tu compañera de cuarto, Paige. —Vaciló, pasando las manos sobre la parte
delantera de su delantal.
—Vi cómo fuiste con ella durante el funeral. Fuiste atento, y dulce y
acompañado con el hecho de que sé que albergaste un flechazo secreto con ella
cuando eras joven... —Mamá metió sus manos en la bola de masa una vez más—.
Llámalo intuición de madre, pero tengo la sensación de que tal vez había algo
pasando entre ustedes dos. Y luego de repente te fuiste y regresaste rápidamente de
nuevo aquí.
—No creo que Paige esté interesada en eso, mamá. Y, además, Allie nunca
estaría de acuerdo con ello.
—Nunca se sabe, Cannon-ball. Muchas cosas se pueden resolver con una taza
de café y un poco de conversación.
—No importa ahora, de todos modos. Tienes razón sobre Denver. Siempre y
cuando estés bien, no hay razón para que me quede.
Página
Era una oportunidad demasiado buena como para dejarla pasar. Y si mamá
insistía en que no me necesitaba, no había nada que me retuviera aquí. A menos
que cuentes una hermana que no me hablaba, y la mujer que siempre había deseado
quien fue honesta desde el principio sobre lo que quería de mí, unos cuantos
orgasmos alucinantes y nada más.
A
gradecida por la segunda oportunidad de Allie, aproveché la
oportunidad de unirme a ella para una copa de vino esta noche en un
bar local. Su amistad era prácticamente lo único que había dejado.
—No ha estado allí para sus cosas ni nada. Se ha estado quedando con tu
madre.
Allie sonrió.
●●●
No me había dado cuenta de cuánto había echado de menos las dulces notas
Post-it de Cannon hasta que apareció en mi puerta una semana después. Lo
arranque de la puerta desteñida por el sol con lágrimas en mis ojos.
Eso todavía estaba a dos días de distancia. ¿Por qué se sentía como una
158
●●●
Habría pensado que tenía todo el tiempo del mundo para planear qué decirle a
Cannon cuando lo vi, pero estarías completamente equivocada. De alguna manera
pasaron dos días en un borrón, y ahora era el viernes para afrontar las
consecuencias. Cannon había enviado mensajes de texto cuando estaba dejando el
trabajo para decir que había llegado a mi casa temprano y se había dejado entrar.
Mientras avanzaba por el pasillo, olí a humo e hice una pausa. No estando
segura de qué estaba pasando, llamé a la puerta de Cannon. Sin respuesta después
de unos segundos, la abrí. Una lata de gasolina estaba a mis pies, bloqueando la
entrada, así que me inclinó y la levantó, poniéndolo fuera del camino mientras mi
cerebro se apresuraba a dar sentido a lo que estaba pasando.
D
espués de dar nuestras declaraciones a la policía, Paige y yo
estábamos exhaustos, mental y emocionalmente agotados. Ella se
mantuvo cerca de mí durante toda la prueba, y mi naturaleza
protectora, la necesidad de mantenerla cerca, estalló dentro de mí. Con ella a mi
costado, examinamos su lugar. Afortunadamente, el daño fue mínimo. El fuego
apenas había sido grande, arruinando las mantas en mi cama antes de que Paige
llegara a casa y me encontrara desmayado por la falta de sueño.
Caminó por la sala de estar, levantando sus manos. Sentí que su casa era el
último lugar donde quería estar ahora.
—¿Quieres salir? ¿Buscar algo para comer? —pregunté, pasando mis manos
arriba y abajo por sus brazos. Odiaba que hubiera pasado por esto. Odiaba mi
historia y la larga lista de exes inestables.
Nos llevé a una pizzería cercana, donde nos sentamos en un puesto con platos
de papel de pepperoni grasoso. Era lo más lejos posible a una primera cita
romántica.
Apenas habíamos hablado en las horas transcurridas desde que ella había
regresado a casa. El impacto y las consecuencias potencialmente devastadoras de lo
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—¿Sobre?
—Ser un dios en la cama y que las mujeres se enamoran de ti. —Bajó la mirada
mientras decía eso, y yo quería más que nada ver sus ojos en ese momento.
Quería creer que estaba hablando de sí misma, pero sabía que estaba hablando
de Michelle.
Esta vez levantó la vista y sus ojos se encontraron con los míos, pero odié lo
que vi en sus ojos. Se veía tan infeliz. Quería más que nada hacer que esa tristeza
desapareciera, pero todo lo que podía ofrecerle era una sonrisa. Paige me devolvió
el gesto, pero su propia sonrisa era triste y no llegó a sus ojos.
—No quiero dejar las cosas raras e inacabadas entre nosotros —dije.
—¿Cómo se supone que sean las cosas ahora, Cannon? No te veo por dos
semanas, y luego tu psicópata ex aparece de la nada. Allie todavía sigue molesta
conmigo, y…
Cuando hizo una pausa y dejó escapar un suspiro tembloroso, extendí la mano
y apreté la suya. Había sido un día traumático y no quería presionarla.
Asentí.
L
os días pasaron y caí en la desesperación. El momento en que vi a
Cannon acostado en la cama con las llamas bailando tan cerca, fue
cuando supe con certeza que lo amaba. Un profundo, doloroso amor
que no se iba a ir.
Desee haber sido lo suficientemente valiente para decirle acerca de esa noche
que había profesado su amor por mí. Pero ¿qué había cambiado entre nosotros? Sí,
lo amaba también con todo mi corazón, pero yo no sería quien lo retuviera.
Por otro lado, mi vida había vuelto a la normalidad. Trabajé, comí, dormí, y fui
al gimnasio, pero noche tras noche, sola en mi casa, lloré hasta dormirme. Mientras
que todavía tenía una relación algo tensa con Allie, me sentí segura de que después
de un tiempo nuestra amistad se recobraría.
Era la noche del viernes, y Allie estaba lista para una bebida de adultos y un
maratón de nuestro programa favorito de Netflix sobre un grupo de mujeres solteras
viviendo en la ciudad. Era casi cómico cuán lejos estaba de ese escenario de
nuestras vidas, pero tal vez era por eso que nos gustaba, era una oportunidad de
escapar de la realidad por una noche.
162
Salud.
—Rico. Gracias.
Apunto el control remoto a la televisión, le doy REPRODUCIR al programa,
nuestro tercer episodio de la noche y probablemente no nuestro último.
—Quiero decirte algo, pero no quiero que lo tomes a mal. —Ella hace una
pausa para ajustar su falda mientras intenté averiguar que estaba en su mente.
—No mires atrás. Si Cenicienta hubiera regresado por su zapatilla, ella no sería
una princesa hoy.
Mis ojos deberían haber estado en la pantalla, pero no vi nada. Mi ser entero
estaba enfocado en el hecho de que el hombre que robó mi corazón se lo estaba
llevando con él cuando se mudase mañana a medio camino al otro lado del país. Y
no había una maldita cosa que pudiera hacer el respecto.
163
Página
31
C
ANNON: Vuelo esta tarde. No estaba seguro si querías verme antes de
irme.
Qué diríamos; ¿Te extrañaré? ¿Ten una buena vida? Eso era demasiado
doloroso para pensar en ello. Llegué al acuerdo con el hecho de que
ocasionalmente escucharía actualizaciones de Allie. Estoy segura de que él será un
doctor brillante y tendrá una vida hermosa. Y sabía que un día conocería a alguien y
se casaría.
La señorita del mostrador, una linda mujer joven con una larga cola de caballo
rubia, le sonrió a Cannon, y él le devolvió la sonrisa. Ella hizo alguna broma que
no pude escuchar y Cannon se carcajeó.
perderlo doliendo nuevamente. Mientras conduje lejos, lágrimas cayeron por mis
mejillas, supe que no había suficiente chocolate o alcohol en el mundo para hacer
que el dolor de este momento se fuera.
Y la peor parte era, ni siquiera tengo a mi mejor amiga para ayudarme a pasar
a través de esto.
32
H
e estado en Denver por dos semanas, y cada día me digo que hoy era
el día en el que comenzaría a sentirme mejor. Hoy era el día que
superaría a Paige y finalmente estaría bien. La única gracia salvadora
es que me encerré en el trabajo. Mis días fueron ocupados y estresantes, y no tuve
tiempo para quedarme en el pasado. Pero el dolor persistente en mi pecho me hizo
difícil olvidarla completamente. Era un poco demasiado irónico para mí que mi
primera semana como cardiólogo lo pasara con el corazón roto.
—Hola, mamá.
Retuve un bostezo.
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—Sí. ¿Cómo estás? ¿Algún plan para hoy? —Pensé que sabía que ella estaba
bien, no me detuvo de revisarla algunas veces a la semana.
Página
—Sí, creo que lo haré. —Al menos tendría mi culo fuera después del trabajo.
—Bien —suspiró Mamá—. No me gusta la idea de que estés solo.
—Lo sé… —Mamá dudó por unos minutos, y estaba tan cansado de que me
olvidé de que estábamos hablando—. Hay algo que te quiero decir.
—¿Qué?
—Si hay algo que aprendí ante el fallecimiento de Bob, es que la vida es
demasiado corta para pasarla infeliz, Cannon-ball.
H
e hecho algo tonto y riesgoso, y regresó a morderme el culo. Cuando
recién me enteré que Cannon se estaba mudando a Denver, envié mi
currículo en el calor del momento a una compañía buscando contratar
a un gerente de recursos humanos. Era una gran empresa en el centro de Denver, y
la paga era mejor de lo que ganaba en la actualidad. Al mismo tiempo, me dije que
era una gran oportunidad, entonces ¿por qué no solo aplicar y ver que sucedía?
Mientras estaba intentando resolverlo, algo incluso mayor sucedió. Fue martes
en la noche después del trabajo, y como algo raro, tomé Enchilada afuera y revisé el
correo. Había una carta sin dirección de retorno, pero la escritura a mano me
pareció tan familiar, la piel en mi nuca comenzó a hormiguear.
Con mi corazón galopando en mi pecho, lo primero que hice cuando entre fue
Página
llamar a Cannon.
Cannon se rio.
—Hola, Paige.
El rico tono masculino de su voz dispara a través de mí como una flecha. Dios,
lo había extrañado.
—Sí, pero no entiendo. Pensé que estabas siguiendo adelante. Sin mirar atrás.
—Me senté en la orilla del sofá, acariciando el suave pelaje de Enchilada.
—Escucha, creo que podría haber jodido las cosas. Después de que Bob murió,
y cuando Allie nos atrapó juntos y enloquecí… —Él hizo una pausa, dejando salir
una pesada exhalación—. Creo que es mejor si tenemos esta conversación en
persona.
—Estoy esperando que hagamos más que eso. —Su voz cayó más profunda, y
un pequeño escalofrío lleno sobre mi cuerpo entero.
No dije nada porque, santo infierno, ¿qué se suponía que dijera? Mi mundo se
estaba inclinando de un lado a otro.
●●●
—¿Estás segura de que estás bien con esto? —le pregunté a Allie mientras le
entregué la correa de Enchilada.
—Es solamente por el fin de semana.
—Está bien.
Se bueno con Allie —murmuré, flexionándome para acariciar el suave pelaje
gris una última vez.
—¿Estás bien? —me preguntó cuándo me levanté a mis pies. Los ojos marrones
de Allie estaban llenos con emoción, y el significado más profundo de su
preocupación me golpeo directamente en el pecho.
—Lo sé. —Agachó la cabeza mirando hacia abajo a sus zapatos brevemente
antes de que sus miraras se encontraran nuevamente—. Debí haberte dicho que
siguieras tu corazón. Debí haberte dicho que corrieras, no que caminaras.
Lágrimas inundaron mis ojos. Allie tiró de mí para un abrazo, sus brazos
apretados alrededor de mí.
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Tuve la bendición de mi mejor amiga al final. Lo único que quedaba por hacer
es llegar a mi hombre y esperar que nada haya cambiado entre nosotros en todas
Página
F
inalmente, era viernes, y Paige estará aquí en una hora. Me sentí
asustado como un adolescente nuevamente, mi estómago torcido en un
nudo, nervioso por a donde nos llevará la noche e imaginándolo una y
otra vez. Era un poco ridículo cuanto la extrañé. Desde que llamó ayer para decir
que venía, he estado atado fuertemente, incapaz de pensar en nada más.
He estado con muchas mujeres a lo largo de los años, pero ni una como Paige.
Ella era preciosa para mí. Creciendo con ella, la vi convertirse en una belleza que te
noquea, ni en sueños pensé llegar a tener algo más con ella. Fue casi surrealista
pensar en que ella estaba a punto de visitarme aquí.
●●●
Página
Paige se veía incluso mejor de lo que recordaba, usando un vestido azul pálido
de punto, mallas y botas altas. Su cabello color miel cayendo en cascada sobre sus
hombros, y ella nerviosamente lo metió detrás de sus orejas mientras miró
alrededor. Me di cuenta de que ella ni siquiera sabe qué tipo de vehículo conduzco
ahora, y en mi emoción, me olvide de decirle. Vendí el viejo sedan que había usado
a través de la universidad, no pensando que pudiera viajar un largo camino, y ahora
conduzco una camioneta deportiva negra. Detengo mi camioneta, saliendo y dije
su nombre.
Ella se giró al sonido de mi voz, y una sonrisa en sus labios. Dejando caer su
maleta en la acera, corrió a mis brazos esperándola.
—¿C ómo te está yendo? ¿Te gusta aquí? ¿Tu nueva casa? ¿El
hospital? —Quería saber todo a la vez y estaba desvariando
como lunática.
Cannon soltó una carcajada y se estiró a través de la consola del coche para
colocar la palma de su mano en mi rodilla. Me dio un ligero apretón.
Tal vez no quiera lo mismo que yo. Tal vez ese viaje de fin de semana se
suponía que fuera diversión sin expectativas. No podía permitirme poner mis
esperanzas en alto. Colocando mi pared acerada, le pregunté sobre el paisaje por el
que condujimos, y Cannon estaba todo feliz de decirme todo sobre su nuevo hogar,
señalando paisajes mientras pasamos.
Asentí mientras habló, segura de que, si abría mi boca, podría decir algo de lo
que me arrepentiría. Quise decirle que lo extrañé, que estaba tan feliz de estar aquí,
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Cuando llegamos a su nuevo lugar, me dio una gran visita guiada. Era un gran
apartamento de un dormitorio con ventanales de cristal donde se pueden ver las
luces tintineantes de la ciudad. Dentro, estaba amueblado con muebles finos, pero
aun sencillos, un sillón seccional de piel, una gran mesa del comedor de roble
flanqueada con dos bancas, y un dormitorio con una cama de cuatro postes y dos
mesas laterales redondas. Era agradable.
Después de la visita guiada, nos detuvimos en la cocina donde Cannon nos
sirvió una copa de vino a cada uno. No pude evitarlo, pero note la botella, era la
misma marca que siempre compre en casa.
—La última noche que estuvimos juntos… —comenzó, luego se detuvo para
aclarar su garganta. Él no tuvo que aclarar a cuál noche se estaba refiriendo. La
noche que vino a mí borracho en medio de la noche y me dijo que me amaba.
—No sé qué es esto que está sucediendo entre nosotros; solo sé que me gusta.
Y no quiero que se detenga.
—Lo sé. Y no respondiste nada. Y luego esa mañana cuando Allie nos
encontró, saliste corriendo sin mirar atrás.
Espera, ¿qué?
Él asintió.
—Paige —dijo él, acariciando mi mano—. Nada sobre nosotros fue un error.
Lamí mis labios, reuniendo mis pensamientos. No pude encontrar las palabras
justo entonces para decirle que lo amaba también.
—No tengo idea de que estoy haciendo —admití. Sin una pista; con mi vida,
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con este hermoso hombre más joven quien debería estar fuera de mi liga, no con
nada de esto. No he estado en una relación real en mucho tiempo.
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Había extrañado esta cercanía física con él tanto que quise empaparme en cada
momento, sin embargo, sabía que nuestra conversación estaba lejos de terminar.
—Pensé que debí haber sido capaz de sobrepasar esto, dejarlo en el pasado.
Con el tiempo, mis recuerdos de ti se desvanecerían. Pensé que seguiría adelante y
hacer justo como lo que he hecho mi vida entera…
—Sí. Solo que eso no sucedió. Te extrañé Paige. Más cada día que pasó.
—Dios, he estado esperando escuchar esas palabras por tanto tiempo, princesa.
Él trajo su boca a la mía, presionando un dulce beso en mis labios.
—No quise que comprometieras tu amistad con Allie por mí. Y eres una mujer
adulta, Paige. Me imaginé que podías decidir que querías.
Tragué, asintiendo.
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Sus palabras eran tan brutalmente honestas que solo pude dejar salir una
respiración temblorosa antes de presionar mis labios en los suyos.
Reclamando mi boca con sus besos abrazadores, Cannon se movió sobre mí,
ambos de nosotros respirando entrecortadamente.
Por ahora, parecía ser nuestro primer obstáculo. Simplemente no sabía lo que
sucedería después.
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EPÍLOGO
M
ientras me enjabonaba, afeitaba y exfoliaba, no pensé en nada más
que en Cannon. Inconscientemente realizaba movimientos,
frotándome cada centímetro de piel bajo el chorro de agua caliente
hasta que quedaba pálida e irritada.
Envuelta en una toalla con un turbante en la cabeza, agarré una botella de agua
de la cocina, luego me senté en el borde de la cama.
Después de secarme el cabello y aplicarme un poco de maquillaje, arreglé el
apartamento solo con mi bata. Todavía tenía unos veinte minutos antes de que
Cannon llegara a casa.
Deslicé las medias blancas altas hasta las piernas, la satisfacción floreció en mi
pecho. Tal vez esto me daría el impulso de confianza que necesitaba para salir de
mi bajón. Recé para que Cannon siguiera el juego. Agregué la falda blanca
inapropiadamente corta que apenas rozó la parte superior de mis muslos y la parte
superior a juego, que era tan apretada y de corte bajo, que se abrazó a cada curva de
mi cintura, obligando a mis pechos a derramarse por la parte superior. Luego, me
miré en el espejo de cuerpo entero y sonreí ante mi reflejo.
El rico timbre de su voz me envió en espiral hacia el deseo cuando entré por la
puerta y me detuve. Se quedó en el pasillo, y su boca se abrió cuando me vio.
cuando se excitó con lo que vio, su erección cubrió el frente de sus pantalones.
La situación era tan juguetona, tan tonta, que, con cualquier otra persona, me
habría reído. Pero no con este hombre. Cannon me acechó como un guepardo
hacía una gacela. Era toda energía masculina e intensa, con una mirada penetrante
y posesiva.
Me tomó en sus brazos, besándome profundamente.
No podía imaginar que llegaría un día en el que no quisiera a este hombre con
cada fibra de mí ser. Y sin importar lo que la vida nos arrojara, sabía sin lugar a
dudas que juntos, siempre haríamos limonada.
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