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CRIMINOLOGÍA

Prof. Benjamín Núñez

20/04/16

Unidad 1: La Criminología como ciencia.


Unidad 2: Metodología de la Criminología.
Unidad 3: Objetos de estudio.
Unidad 4: El sistema criminológico.
Unidad 5: Las funciones de la criminología.
Unidad 6: Modelos institucionales.
Unidad 7: Conceptos claves en la historia de la Criminología.
Unidad 8: Actualización en Teorías Criminológicas.

Tres pruebas:

1. Material bibliográfico.
2. Materia.
3. Materia.

Evaluación: preguntas de desarrollo de cinco temas. Son dentro de horario de clases. La


primera es el 15 de junio, la segunda 10 de agosto y la tercera 5 de octubre.

UNIDAD 1: LA CRIMINOLOGÍA COMO CIENCIA.

En qué sentido se le considera como ciencia:

Se le considera ciencia porque es una fuente de producción de conocimiento. Eso significa


que una ciencia se valida como tal en la medida que sigue produciendo conocimiento. Eso es a
veces un tanto variable en la ciencia, así como en la criminología.

Otra característica muy obvia es la sistematicidad dada a ese conocimiento. La criminología


no tiene que ver con la información. Se ha dicho que la criminología puede constituir una
central de informaciones policiales, judiciales y penales, pero eso no constituye un asunto
científico. Para ser susceptible de calificarse como ciencia, tiene que contener una sistemática,
una construcción desde ciertas perspectivas, desde ciertos puntos de vista. Esas
perspectivas las dan el marco teórico y la orientación metodológica.

En cuanto al marco teórico, la criminología tuvo una época, el siglo XX, en donde produjo
muchos estudios, estadísticas, etc. Sin embargo, las teorías sobre criminología se instalan a
partir de la crítica que se hace a los enfoques multifactoriales o plurifactoriales.
Uno de los problemas de estos enfoques multifactoriales, según la crítica comenzada en USA,
es que no se hacían en función de ciertos conceptos teóricos. Si bien aportaban información
relevante desde los principales centros académicos, estos enfoques eran ateóricos, es decir, no
se producían en base a un enfoque teórico. Es por eso que a partir de los años treinta, sobre
todo en USA, comienza el desarrollo de las teorías hoy denominadas clásicas, en razón de ser
aquellas que se han introducido en la cultura popular.

Hoy, el campo teórico es bastante diferente, dado que la criminología comenzó a centrarse en
el desarrollo de teorías globales. Globales, pues pretendían responder qué factores o causas
producían o estaban relacionados o incidían con el comportamiento delictual. Normalmente,
esos tipos de delitos respecto de los cuales se han construido estas grandes teorías globales son
los denominados criminalidad convencional, que se refiere a la criminalidad tradicional:
delitos contra la propiedad, contra la vida, entre los cuales no se consideraron el amplio
espectro de la criminalidad no convencional, como el crimen organizado, estafas, la
corrupción, terrorismo, etc.

El otro elemento es el método u orientación metodológica. Una de las cuestiones cruciales


que determinaron la aparición de la criminología empírica, a finales del s. XIX, con el
positivismo criminológico. Este está construido principalmente por el aporte de Lombroso,
Ferri y Garofalo. Lo único que se conoce de la criminología es esto, que poco tiene que ver
con la criminología moderna. Pero uno de sus aportes fue que ellos, en una controversia con lo
que se llama la escuela clásica de la criminología, que estaba representada por la perspectiva
que se tenía del delito desde el derecho penal. Lo que los dividió o confrontó en una lucha de
escuelas fuerte, que generó mucha producción de conocimiento, fue el uso del método
empírico. No es que la escuela clásica no utilizara el método, pero lo que las corrientes
positivistas reclamaban era la introducción de metodologías empíricas: que se estudiaran los
hechos criminales sobre todo.

Los aspectos metodológicos de la criminología moderna tienen poco que ver con esos aportes,
en el sentido de que en ese tiempo, no existía la metodología de la investigación social, la
estadística social. Entonces, no tenían las herramientas como para haber hecho un abordaje
metodológico. Su metodología era muy rudimentaria, pues la metodología de las ciencias
sociales es propia del siglo XX.

La criminología va a incorporar la metodología de la investigación social, pero va a tener


algunas particularidades referidas al carácter interdisciplinario de la criminología.

Antiguamente, se enseñaba que la ciencia tenía que ver con la verdad. La verdad es que hoy las
ciencias sociales no adhieren a eso. Sobre todo, por los cambios epistemológicos de la ciencia,
se ha cambiado esta idea y han redefinido el carácter de la metodología de las ciencias sociales
y exactas. Lo que plantean es que los conocimientos que se producen son provisorios, nunca
definitivos, pues hay esa incapacidad teórica, metodológica de probar algo como
definitivamente. Ese carácter provisorio de los conocimientos lleva a que dentro de la
criminología o ciencias sociales a que lo que se busca es que ciertas teorías o proposiciones
sean conocimientos no refutados, no que sean definitivos.

Pero, además, tenemos otra complicación en la criminología y ciencias sociales, a saber, su


carácter multiparadigmático. En las ciencias exactas, hay cambios teóricos, de paradigma,
pero en la medida que surge un nuevo paradigma, eso desplaza el paradigma físico anterior y
yoda la producción de conocimiento se reordena al nuevo paradigma. Pero en general todos
los físicos navegan en ese nuevo paradigma una vez que esté legitimado. Ya la producción de
física no se puede hacer en relación a las teorías físicas anteriores.

Pero en criminología y ciencias sociales, la producción de conocimiento no se desarrolla en


base a cierto paradigma actual, sino que hay una diversidad de paradigmas. No solo son
diferentes miradas, sino que son diferentes paradigmas. Constituyen un conjunto de supuestos
y de postulados que muchas veces tienen diferencias radicales entre ellos. En general, la
sociología y criminología se han desarrollado con esta diversidad de paradigmas.

Se verán diferentes miradas sobre la criminología, de parte de los propios criminólogos, y


cómo definen la criminología y que criterios establecen para definirlas.

Se verán las definiciones de los siguientes autores: Durkheim, López-Rey, Goppinger, Taylor,
Waltor y Young; García-Pablos y Schneider.

Durkheim, más que criminólogo, es uno de los padres fundadores de la sociología. Tiene que
ver mucho con que fue muy importante a finales del s. IX y comienzos del XX en varios
aspectos: en estudiar el nuevo fenómeno de criminalidad urbana que nacía en Europa con los
cambios demográficos, migraciones, desarrollo industrial; y entones estudió la emergencia de
esta nueva forma delictual como delitos urbanos. Él planteó una diferencia más o menos
cualitativa entre la delincuencia rural y urbana. Hizo aportes sobre comportamientos no
delictuales pero que sí interesan a la criminología, en relación a comportamientos atípicos,
como el suicidio. Realizó investigaciones empíricas muy importantes desde una perspectiva
sociológica de la conducta suicida. Cuando hizo esa investigación, estaba desarrollando él
mismo su obra de las reglas del método sociológico. Era un sociólogo positivista, muy
interesado por enfoques empíricos, por posibilidad del conocimiento objetivo.

López-Rey ya es un criminólogo muy avanzado en el siglo XX, de la década de los ochenta.


Es un criminólogo español, penalista de formación, profesor de Derecho penal, con cargos
importantes relacionados con el delito y en la ONU. Es director del organismo de Naciones
Unidas a nivel mundial. Es una persona que aportó mucho en una disciplina muy cercana: la
política criminal. Desarrolló desde una posición más sistemática qué hacer frente al fenómeno
criminal, las personas infractoras de ley, etc.

Goppinger, criminólogo alemán, abogado, médico y psiquiátrico de la Universidad de


Tubinga. Es de los criminólogos que más ha aportado en términos de investigación
interdisciplinaria.
Taylor, Walton y Young fueron los niños terribles de la criminología, pues plantearon una
corriente crítica respecto a la criminología que ellos denominaban tradicional, sobre todo
positivista. De nacionalidad británica, con ellos emerge la corriente de la criminología crítica,
que después se va a expandir a USA y América Latina. Son sociólogos de formación base.
Desde la criminología antigua se plantea, per se, como algo esencial. No es algo que se
defina, sino que existe en sí mismo. Esta corriente crítica va a plantar que el delito es una
definición social, una definición política y que en general se hace en términos de los intereses
de los diferentes grupos sociales. Esa definición se hace en atención a la defensa de ciertos
intereses. Por ejemplo, la corrupción históricamente es un delito de menos connotación
social, pues son delitos que cometen los legisladores y codificadores, y por ello no es de tanto
interés, frente a los de mayor connotación social como los delitos contra la vida o la propiedad.

Antonio García-Pablos de Molina, criminólogo español, de formación de base abogado,


penalista, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. A diferencia de los otros, no es
una persona que investigue o cree teorías o investigaciones criminológicas. Es uno de los
grandes divulgadores de la criminología a nivel académico en el mundo hispanoparlante,
durante el siglo XX.

Han Schneider, psicólogo alemán, ha hecho aportes muy importantes no solo en criminología
sino en victimología. Ha sido el presidente de la Sociedad Mundial de Victimología, y también
ha estado bastante relacionado con instituciones a fines con la política criminal. Por ejemplo,
desarrolló mucho en la Academia Policial de Munster, Alemania.

Definiciones:

Durkheim: “se ocupa del delito, entendido como toda acción, castigado con una pena,
entendida como una reacción social al delito”. Una definición tradicional, bastante poco
sociológica. Esta definición de acción como comportamiento penalizado, es una definición
cien por ciento jurídico-penal. Agrega que él entiende ese castigo como una reacción social al
delito. Comulga con lo que se conocía como la escuela clásica, en donde la criminología era
una cápsula del derecho penal. Quienes lo sacaron de esa cápsula fueron abogados penalistas,
como Ferri y Garofalo, que pretendían introducir el método de las ciencias naturales, el
empírico.

López-Rey: “ciencia que se ocupa de determinar las causas o factores del delito y a fines de
prevención y tratamiento del delincuente”. Se concentra en qué provoca el delito. Es la
pregunta clásica que se han hecho las teorías globales del siglo XX: qué es lo que produce la
delincuencia. Hay una respuesta e inquietud que tiene aspectos metodológicos, porque lo que
produce la delincuencia, la criminalidad, pueden ser distintas cosas. La pregunta más
tradicional de los criminólogos fue hablar de las causas, como si fuera un fenómeno físico o
químico. En criminología está relacionado con una perspectiva causal o explicativa, que sería más
bien una perspectiva positivista. La verdad es que cuando se habla de positivismo, hay distintos
tipos de positivismo. Esta sería una versión más clásica del positivismo.
Hablar de factores ya es más moderno, en el sentido de que ya no se habla de algo que cause,
sino de algo que incide: no sabemos esa incidencia, no la estamos definiendo cómo podría ser.
En todo caso, estamos hablando en plural de factores que es un lenguaje muy usado ahora, que
tiene que ver con una visión metodológica en donde ya no es posible sostener respuestas
mono causales. Por eso que este autor ya no habla de la causa, sino de las causas. Se pregunta
por qué la mayoría de la gente tiene una conducta conformista y no desviada, es decir, por qué
la mayoría de la gente no delinque. Muchas de las teorías globales están dentro de este enfoque
más causalista.

A pesar de que en su época se criticaron los enfoques multifactoriales de la época del veinte o
treinta, hoy están nuevamente de moda, hablándose de arios enfoques criminológicos. Una de
las características que tienen es que no tienen mucha pretensión teórica, sino que más bien es
de aplicabilidad, de intervención como herramienta. Es una corriente bien fuerte en
criminología hoy, en especial en política criminal, esta de aplicar distintos enfoques.

Goppinger: “ciencia empírica e interdisciplinaria. Se ocupa de las circunstancias de las esfera


humana y social, relacionadas con el surgimiento, la comisión y la evitación del crimen, así
como del tratamiento de los violadores de la ley”. Este autor también parte haciendo una
definición que no es propiamente teórica sobre la criminología, sino sobre aspectos
metodológicos. La mayoría adhieren al principio interdisciplinario, pero lo practican poco.
Aquí ya se habla no solo de la comisión del delito sino como surge, como especie de etapa
previa, que se estudian circunstancias que evitan el delito. Qué es lo que ayuda a una actitud
más conformista, una actitud más centrada en la norma social o legal. También se refiere al
tratamiento de los violadores de la ley. La noción de tratamiento es discutible, sobre qué
significa el tratamiento penitenciario; hoy hay un replanteo de lo que implica la noción del
tratamiento. El tratamiento implica que alguien tiene un problema, un defecto, una desviación,
una enfermedad y entonces hay que tratarla; pero también supone que existen tratamientos,
que hay determinadas baterías de intervenciones, lo que es motivo de mucha crítica en la
criminología ¿hasta dónde es real la intervención? ¿hasta dónde existen herramientas de
modificación de la conducta?

Pero como en la criminología hay una diversidad de enfoques, como ya sabemos por la moda
de los enfoques criminológicos, hay al respecto muchas respuestas sobre hay que intervenir.

Taylor, Walton y Young: “teoría radical de la desviación y el control social”. La teoría de la


desviación social que trata de establecer un criterio diferente al jurídico penal. Liga el
fenómeno de la desviación a no de una norma penal sino una norma social. Harán una crítica
respecto al rol, pape y función de la instancia de control social formal e informal. Aquí, el
delito va a estar muy relacionado con lo que definiría el control social, no solo a través de
instituciones formales típicas como los tribunales, recintos penitenciarios o policiales, sino con
una serie de otras agencias de socialización más informal, como la familia, la escuela, que serían
instancias de control social, que fundamentalmente tienen que ver con al formación del apego
a la norma.
Paralelamente a esta corriente crítca, en la veriente de la sociología criminal, nace en los sesenta
la sociología del conflicto, por oposición a lo que se denominó la sociología del consenso
social. Esta era la sociología dominante hasta el 60 en USA. El principal punto de
didscrpenacia es cómo conciben a la sociedad. Los últimos la definen como equilibrio, estable,
en armonía, con un código normativo compartido. Los valores son compartidos en base a la
acción de las agencias de socialización. En contraposición, la sociología del conflicto se
relaciona mucho con los cambios sociales, culturales y políticos que vivía la sociedad
estadounidenses, van a plantear que a sociedad no es uniforme, sino que básicamente es
diversa y que la base de cualquier sociedad está el conflicto social, el que no tiene por qué
representar una instancia negativa, sino que gran parte del cambio social y cultural viene de ese
conflicto. Incluso, ellos plantean que como hay est diversidad, entonces van a haber distintos
códigos normativos, distintos sectores creerán distintas cosas.

García-Pablos: “ciencia empírica e interdisciplinaria, que se ocupa del tetraobjeto de la


criminología”. Enuncia su orientación metodológica, y se refiere a su tetra objeto: el delito, el
delincuente, el control social y la víctima.

Schneider: “análisis de los proceso sociales e individuales de la criminalización y


descriminalización, los tránsitos cambiantes de la conformidad, la desviación social y la
criminalidad, el delito como manifestación individual y la criminalidad y la desviación social
como manifestación colectiva, el infractor, la dinámica psíquica y social de su personalidad, las
carreras criminales y el tratamiento del mismo, la víctima del delito, la reacción al rimen, a la
criminalidad la delincuencia y la desviación social (los controles sociales formales e
informales”. En la mayoría de esas sociedades, producto de los cambios culturales, se ha dado
un proceso de descriminalización de conductas que se estiman propias de la esfera privada.

Dentro de la descriminalización está el fenómeno que no se modifique el objeto sino su


persecución penal. Por ejemplo, el adulterio sigue siendo ilícito, pero no un delito que se
persiga. Es una forma de descriminalización cuando de facto no se persigue, como por
ejemplo, el aborto en Chile. Sin embargo, se llama la atención que no solo en Chile sino que en
gran parte de los países latinoamericanos es que la conducta abortiva es muy poco penalizada y
perseguida. Son procesos que existen y que a la criminología le interesan saber por qué existen
y los cambios que se han producido en términos de criminalizar o no una conducta.

Ya más tradicional es el estudio de la manifestación individual y social de la desviación social.


Esto es porque la criminología más tradicional hizo e aporte de colocar como objeto de la
criminología e hombre del delincuente. La escuela clásica estudiaba el delito, en términos más
abstractos, pues lo que importaba era la conducta misma, presumiendo que todas las personas
tenían el mismo discernimiento. El positivismo criminológico implantó una idea fuertemente
determinista, pues plantea que el comportamiento delictual está determinado biológicamente
(herencia) o a través de determinación social. Lombroso colocó esta acentuación sobre las
determinaciones biológicas, el delincuente nato, y sus primeros planteamientos copaban el 80%
de los delincuentes. Ferri, que era de la misma escuela, colocó énfasis en los determinantes
sociales, relacionado con el ambiente de carencia, problemas familiares, pobreza, alcoholismo,
etc. Pero la primera visión fue ver el delito como manifestación individua.

A lo largo del siglo XX va cobrando interés el estudio de la participación social: qué elementos
más colectivos o sociales nos podrían llevar a entender el fenómeno de las barras bravas. Esta
es la única definición que habla de la personalidad, concepto propio del siglo XX. Habla
también de las carreras criminales y la víctima del delito, elementos nuevos de la criminología.
E tema de la reacción, que se relaciona con el control social, que contiene o refuerza a la
conducta conformista, o como premia los comportamientos que se apeguen más a la norma y
castiga los desviados.

Criterios de definición:

 Objeto de estudio.
 Perspectiva teórica.
 Orientación metodológica.
 Modelo institucional.
 Finalidad. No todos están de acuerdo que la criminología tiene un carácter aplicado.
Puede tener diferentes características o definiciones.

27/04/16

Para la prueba, textos: Metodología de la Criminología y Problemas Actuales de la


Criminología [textos obligatorios].

UNIDAD 2: METODOLOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA.

Se verán dos aspectos: el carácter empírico y el carácter interdisciplinario.

Uno de los puntos de discusión de la criminología que se vieron la clase pasada fue el método
de estudio de los hechos criminales. Surgieron corrientes destinadas a aplicar a la criminología
el método de las ciencias naturales, cuando antes se aplicaba el de la ciencia del Derecho. En el
siglo XX, esa disputa se definió por la adopción del método empírico, que es el que usa
típicamente la ciencia social. Ahora, yendo a lo más simple, este carácter empírico se
caracteriza por el estudio, observación y análisis de los hechos. Se refiere, entonces, al
estudio de hechos, es de carácter fáctico.

Fue un cambio de eje muy brusco, peor que todavía tenía muy poca elaboración metodológica.
Esto se fue aclarando durante el siglo XX en aspectos metodológicos, en el sentido de que se
trataba de usar herramientas que permitirán la observación de la realidad. Eso va mucho más
allá del carácter fáctico de la criminología, pero el aspecto fáctico se refiere a que se va a
concentrar en cómo se comporta la realidad criminal. Aquí, obviamente que cuando se hablaba
de esto en el siglo XX, no se refería a buscar el significa de los hechos criminales ni mucho
menos.
La criminología va discutiendo distintas formas en que una ciencia empírica, fáctica, se
desarrolla. Por ejemplo: una de las cosas que se tuvo que ir dilucidando a finales del siglo XIX
y a comienzos del siglo XX fue precisar un poco más este carácter empírico. De la observación
misma de los hechos ¿cómo se va a sacar resultados o conclusiones? Entonces, no solo la
criminología sino que el resto de las ciencias sociales se debatieron por diversas formas.

Una de esas formas fue fijarse solo en los hechos, los datos, como si la observación y análisis
de datos o la observación misma permitieran deducir un resultado o conclusión. De aquí se
puede desprender la característica inductiva. Pero a medida que se fue constituyendo el método
de las ciencias sociales, se fue discutiendo si los hechos podían hablar por sí solos. Si pudieran,
qué pasa cuando no se tienen acceso a todos los datos, pues el investigador elige qué criterios
presentar. Hay una selección de datos que se presentan.

Fue naciendo esta idea de distinguir entre empirismo y empirisismo. El empirisismo


pretende partir de los datos y sacar conclusiones de los datos en sí mismos. La criminología,
tanto como la sociología y parte de la psicología vio que para poder comprender el fenómeno
criminal es ciertos conceptos en los cuales pueda interpretar, hacer una labor de interpretación
con esos datos. Entonces, ahí se va desarrollando una discusión, que tenga que ver con lo que
se estudiaba. Por ejemplo, los enfoques plurifactoriales en criminología trabajaban
directamente con los datos: menores o adultos acusados o sancionados por cometer hechos
delictuales.

Esto último fue profundamente criticado por ser una consideración avalórica, por
considerársele sin tener conceptos o herramientas teóricas desde las cuales se pueden
interpretar esos datos. Por eso se dice que la criminología es empírica pero no empirisista. Eso
quiere decir que a partir de la década de los treinta, especialmente en USA, la criminología
empieza a elaborar grandes a) teorías globales que pretenden explicar el fenómeno criminal.
Si bien en la práctica puede ser empirisista, desde la comunidad académica se entiende que es
inválido publicar algo que no parta de la base de teorías o conceptos.

Otra característica propia de las ciencias exactas es el carácter experimental. Siempre se apela
a que se pueda verificar la falsedad de una hipótesis a través de una vía experimental. Es la
misma metodología de las ciencias exactas que va a tener que definir la forma de su
experimento. En la criminología, este camino no es posible. La naturaleza de los hechos
humanos, como los criminales, hace imposible experimentar con esto. Menos aún como para
colocar a prueba esas hipótesis. No existe la posibilidad de manipulación propia de las ciencias
exactas. También, existen temas éticos respecto de sus experimentaciones. Por tanto, b) no es
experimental.

Por último, la criminología se caracteriza por ser inductiva. El carácter inductivo se refiere a la
posibilidad que, observando casos particulares y singulares, se pueda inducir una conclusión o
resultado. A fines del siglo XIX y a comienzos del XX se afirmaba el carácter inductivo como
lo más empírico posible. Afirmaba lo empírico del discurso más que del método, pues el
discurso del método en esa época era muy incipiente. En parte, tal vez el exceso de afirmar esta
característica tenía que ver pues era una discusión en oposición al método del derecho, la
dogmática jurídico penal, a la cuales le atribuía el carácter deductivo.

La verdad es que con la evolución de no solo las ciencias sociales, sino también de la
epistemología en el siglo XX, esto es algo que no se puede sostener hoy en día ¿no se puede
afirmar el carácter inductivo?

Una razón es que la criminología desarrolló un método y metodología que es de carácter


inductiva y deductiva. Entonces, eso en términos generales genera un método más bien que
se denomina hipotético deductivo: aquel que recoge esta dimensión inductiva como la
dimensión deductiva. Aplicado a las ciencias sociales, este clásico de esquema de cuatro
puntos: tratamiento de problemas, generar hipótesis, cuáles son las consecuencias de
esa hipótesis para la investigación [lo que se tiene que poner a prueba] y la verificación
o rechazo de la hipótesis. Ese esquema muy general y muy básico claramente tiene pasos que
son inductivos y otros que son deductivos. Por ejemplo, el planteamiento del problema como
observación de la realidad, tiene un carácter inductivo. Pero, ya para generar hipótesis estamos
utilizando el camino deductivo. Esa hipótesis vamos a tener que ir a un tercer paso, donde se
deducen las consecuencias para la investigación de esa hipótesis, para colocar a prueba esas
consecuencias. Deducir esas consecuencias es, claramente, deductivo. El último paso que es la
verificación o rechazo de la hipótesis se puede tomar un carácter más inductivo. Entonces,
claramente, en cualquier ciencia social como la criminología, c) es tanto inductiva como
deductiva.

Ahora, estamos dentro de un esquema en donde lo que va definiendo el método en el siglo XX


es una mirada a la perspectiva positivista. Esa mirada positivista se destaca porque tendrá
mucha influencia en la criminología, quizás más fuerte en la sociología o antropología. Esa
mirada positivista amarró o ligó al carácter empírico de los hechos, al estudio de los hechos o
de los datos. Hizo una relación muy directa a lo que fuera posible de medir. Lo unió a lo
mensurable. Lo mensurable lo ligaron a lo cuantificable. Cuando hablaban de acercarse a los
hechos como datos, hablaban de una mirada cuantitativa de hechos sociales. Lo que no podía
ser medido quedaba fuera de la mirada científica.

Hoy, en criminología esa mirada que ha pasado por debates durante el siglo XX ha
permanecido bastante presente. Eso implica que, por ejemplo, en términos de metodología, en
que la criminología, a diferencia de la sociología y antropología, está muy amarrada a los d)
métodos cuantitativos. Las miradas cualitativas que se desarrollan durante la segunda mitad
del siglo XX tienen muy poca presencia. Por ejemplo, el método de observación de
participante o no-participante, que se hace mucho uso en sociología o antropología, a los focus-
group, que son más modernos y las historias de vida o biografías, se utiliza muy poco en
criminología. La sociología criminal utilizó en cierta medida métodos cualitativos para la
observación que dentro de la criminología más separada de la sociología o psicología
criminales, es menos utilizada.
Lo primero que aparece es una teoría de Karl Popper, epistemólogo importantísimo del siglo
XX, en donde va a discrepar de este esquema del positivismo metodológico. Critica
severamente, por ejemplo, al método inductivo. Da un golpe mortal al atribuirle a las ciencias
empíricas un solo carácter inductivo, señalando que por muchos hechos singulares y
particulares que tengamos a mano, no se puede concluir una verdad acerca de una hipótesis,
pues siempre podrán surgir otros hechos particulares que pongan a prueba y rechacen esa
hipótesis, no solo en el futuro sino que en la misma actualidad. Desde el punto de vista
filosófico, deja instalada una cuestión que tendrá mucha influencia dentro de la metodología de
las ciencias sociales, en el sentido de colocar en duda la posibilidad real de comprobar la verdad
o falsedad de una hipótesis. Entonces, va a plantear que, primero, por el camino inductivo no
se llegará a ningún lado; y tratando de encontrar una respuesta a qué puede hacer la ciencia
respecto a la hipótesis que se plantea y a su verificación y conclusión, elabora esta teoría de
falsabilidad, en donde se declara que las teorías no se pueden comprobar, solo se pueden
refutar.

Se refiere a que desde el punto de vista mismo lógico de las ciencias no hay una manera segura
para comprobar una hipótesis a la vez y para siempre. Pero dice que sí se puede y debe avanzar
es en colocar a prueba las hipótesis, por lo cual lo que sí se puede lograr es una refutación o
aceptación provisional. Si no se pueden refutar, no es que se comprueben, sino que hay una
aceptación provisional, las cuales deberán ponerse en juego a futuro, pues eso es lo que
constituiría la producción de conocimiento relevante, según Popper [los conocimientos no
refutados]. Eso haría el cuerpo de una ciencia.

Ahora, esto así formulado parece lógico, pero aquí siempre el tema es el método, es decir, a
través de qué forma podemos refutar o aceptar provisionalmente una hipótesis o un conjunto
de hipótesis. Entonces, para responder esas preguntas, Popper toma una posición muy radical:
hará una demarcación [criterio de demarcación] entre lo que es ciencia y lo que no es ciencia
o es seudociencia: las teorías e hipótesis en que se basan esas teorías tienen que estar
construidas de tal modo que sean refutables, que puedan ser colocadas a prueba. Eso
significa que en la producción de conocimiento, ya hay una exigencia metodológica para que
nada de lo que no pueda ser puesto a prueba, sería ciencia. El único problema de esa
afirmación es que estaría dejando una parte de conocimiento que se consideran dentro del
marco científico afuera, pues están construidas de una manera en que no se pueden poner a
prueba. El mismo Popper y sus críticos sacaron a colación dos cuerpos de conocimientos muy
propios del siglo XX: 1) el psicoanálisis, que quedaría como seudociencia, pues no está
construido de manera que pueda ponerse a prueba en estos términos el, por ejemplo, complejo
de Edipo; y 2) el marxismo como disciplina, como análisis, que quedaba también fuera, siendo
una disciplina muy importante durante el siglo XX. Lo que sí quedó bastante validado es
que la ciencia no solo es inductiva, y quedó muy en entredicho esta posibilidad de
comprobación y verificación de una vez de una hipótesis o teoría.

A mediados de la década del sesenta, otro epistemólogo, historiador de las ciencias y doctorado
en Física, Thomas Khun, en el laboratorio físico, la sociedad académica lo llevó a tener que
estudiar históricamente la ciencia. Thomas Khun tendrá mucha influencia en el siglo XX, en
donde va a retomar el tema de las ciencias, de lo que es ciencia y lo que no es ciencia, pero
desde otra perspecctiva. Lo hace mediante un estudio histórico, con especial énfasis en las
ciencias exactas.

En términos muy generales, Thomas Khun concluye que la ciencia no es propiamente una
ciencia acumulativa de conocimiento ni tampoco que es una ciencia compuesta por
conocimientos comprobados, en los términos de los que estamos hablando. Lo que lo hace
científico no es que sus conocimientos se hayan comprobado, si es que tuviera la posibilidad
de que pueda probarse de una vez por toda su teoría, introduciendo, entonces, conceptos
nuevos. Su primer logro en el estudio de la historia de las ciencias, fue percatarse de que antes
de Copérnico, las teorías que proponían que el planeta Tierra era el centro del universo eran
difíciles para su comprensión. Se preguntó cómo estas cosas que se le presentan como
descabelladas al leerlas se les consideraban científicas. Comenzó a desarrollar un punto de
vista, que se sintetiza en que era científica para el contexto de la época. Buscó una forma
de leer científicamente esas teorías desechadas. Incluso, afirma cosas que hoy serían polémicas,
como que en la cultura popular, Copérnico y Galileo son figuras emblemáticas, en donde no se
puede entender cómo fueron rechazadas en su época sus posiciones. Khun dice que era
razonable que quienes profesaban la filosofía, ciencia y astronomía hubieran
rechazado a revolución de Copérnico, pues con las categorías que manejaban era
absurdo. Le dará importancia al contexto histórico científico.

Khun plantea un nuevo concepto, que es esta noción de paradigma. Para Khun, paradigma va
a aludir a un conjunto de conocimientos en ciencia, supuestos, de fundamentos, en
donde más que la prueba fehacientemente de que sean verdaderos, está la aceptación
de ellos por parte de la comunidad científica. El núcleo fundamental no sería la
comprobación de la hipótesis, sino que el camino de la ciencia iría más bien por qué paradigma
me plantea preguntas relevantes en cierto momento de la ciencia, me da pistas de cómo se
podrían abordar, que sea capaz de abrir preguntas, de dar forma de cómo abordarla, de cómo
estudiarla. Que genere en la práctica una metodología, aunque Khun no hablaba de
metodología, sí de aurística, que es una estrategia para abordar problemas.

Fue elaborando, con el uso de este concepto de paradigma, una serie de pasos para el
desarrollo de una ciencia, que son los pasos que se señalan a continuación. Paradigma lo
podemos sacar de las etapas: ciencia inmadura, ciencia normal, crisis y revolución
científica. Este es el itinerario alternativo a la afirmación de que la ciencia se constituye por la
acumulación de conocimiento. Esta visión alternativa habla de que en un primer momento de
la ciencia, la ciencia inmadura, no hay un paradigma dominante que guíe la
investigación o producción de conocimiento. Hay distintos paradigmas, una realidad
multiparadigmatica, distintos criterios para guiar la investigación y están en competencia, pero
probablemente es una competencia en donde cada perspectiva está muy aislada del resto,
siguiendo cada una su propio camino. Reiterando, a modo de cierre, a esa primera etapa que
Khun cree que caracteriza el desarrollo histórico de las ciencias, la llama ciencia inmadura: no
ha podido constituirse un paradigma dentro de la misma comunidad científica como
dominante.

En ese camino evolutivo, existe una etapa en donde, finalmente, se llega a un cierto consenso
en la comunidad científica respecto a un paradigma, porque ha dado solución a algunos
problemas denominados como problemas agudos. Solo en esta etapa, en que hay un
paradigma definido, puede hablarse de acumulación de conocimiento, en donde están
definidos cuales son los problemas relevantes, los experimentos que deben hacerse, los hechos
que deben observarse, etc. No es que el paradigma esté comprobado, sino que está asentado
en la comunidad, dando un norte o guía y algunas respuestas. La pretensión de la ciencia
es la explicación de los fenómenos y su predicción. Por tanto, es en esta etapa del desarrollo
evolutivo de las ciencias en que puede hablarse de ciencia normal.

De lo que nunca está exenta la ciencia, por muy exacta que sea, es de anomalías. Incluso,
muchos epistemólogos hoy dice que muchos paradigmas nacen con problemas. No es raro que
la ciencia deje muchos nudos abiertos, interrogantes sin respuesta. El problema es cuando esas
anomalías generan una situación de crisis. Se generan crisis cuando las anomalías
comienzan a molestar a la comunidad científica, pues se intenta solucionar
contradicciones internas sin éxito. Cuando ya está teniendo ese paradigma muchas
dificultades para explicar, predecir y guiar la investigación, esa situación de crisis puede llevar a
una revolución científica: que haya búsqueda de soluciones por caminos alternativos.
Khun plantea que las teorías son inconmensurables, es decir que no son comparables.
Están hechas a partir de puntos de vista muy diferentes. Empero, en ese periodo de revolución
científica, puede ser que en algún momento emerja un nuevo paradigma, que empiece a dar
respuestas, que empiece a guiar la investigación, a generar conceptos, hipótesis, teorías, etc.

Entonces, esto tiene la importancia de evidenciar que en el camino científico, en especial en las
ciencias sociales, se puede perder el rumbo muy fácilmente. La situación de las ciencias sociales
y en la criminología es que constituyen disciplinas multiparadigmática desde finales del siglo
XIX. Hay distintos paradigmas, fundamentos, supuestos, formas de guiar una investigación; y
esto es parecido en sociología y psicología. Cada cuerpo de conocimiento se va desarrollando
en esa línea.

Durante el siglo XX, dentro del aporte más nuevo, Ingrel Lakatos, húngaro, obviamente que
conociendo todas estas perspectivas ya enunciadas y desarrollando un diálogo competitivo con
estas visiones, tomó algunos elementos de Popper, suscribiendo a su afirmación de que es
imposible seguir un camino solamente inductivo; pero renombró la teoría de la
falsabilidad como falseabilismo ingenuo. No obstante, estaba de acuerdo con algunos
elementos de esta postura, proponiendo el falseabilismo sofisticado. Él termina tomando un
camino independiente. Lakatos va a hablar de que el núcleo de lo que denominamos ciencia es
lo que él denomina programas de investigación científica. Confronta la posición de Khun, pero
está de acuerdo con él de que no existe esta posibilidad de comprobación completa de un
paradigma como conjunto de teorías, o una sola teoría; puesto que es algo imposible de
comprenderlo y que se desarrolle sino en un marco de una comunidad científica, quien es la
que da finalmente el acuerdo o rechazo. Entonces, lo que él va a plantear es que la ciencia
tampoco es una acumulación de conocimiento, sino que es dentro de un marco, pero este
marco es lo que él denomina como programa de investigación científica. Se va a concentrar
en un modelo de estructura de las ciencias.

Según Lakatos, esto se produce en una dimensión acotada, llamada programa de


investigación científica, pues es un conjunto de hipótesis, planteamientos, teorías,
formas para investigar, preguntas relevantes y pretensiones. Lo interesante es que
Lakatos aporta algo a la estructura interna de un paradigma. Él distingue al interior del campo
acotado de conocimiento, el PIC (programa de investigación científica), que podríamos
asimilar a un paradigma, un núcleo firme y un cinturón protector. Postula que cada
conocimiento que se va asentando en la comunidad científica tiende a desarrollar estas
estructuras: el núcleo firme es aquello que no se transa, que aparece como la esencia o
centro de una estructura científica. No adquiere núcleo firme todo el resto que puede ser
desechado. Establece un límite hasta dónde se puede colocar en duda el núcleo de
conocimiento. Los científicos construyen este núcleo firme: van siguiendo un camino no solo
filantrópico, sino que hacen una defensa corporativa, pero a través de la ciencia, no de la
corrupción. Definen qué es lo básico y qué se debe defender frente a otras visiones. Entonces,
en el cinturón protector quedaría una serie de hipótesis auxiliares, subalternas y
secundarias cuya función principal es proteger al núcleo firme. Si se cuestionan, no afecta
al programa, pues son prescindibles, mientras no se derrumbe el núcleo firme.

Entonces, diríamos que hay una línea que ha logrado asentar ciertas teorías o hipótesis que va
afirmando este núcleo firme. Puede que caiga parte del cinturón y coloque en peligro el núcleo.
Por tanto, cuando la comunidad científica va siguiendo la línea de un programa de
investigación científica [como un programa] habla de progresión. Sería un programa
progresivo. Podría entrar en problemas pues ese círculo protector no logra defender
suficientemente este núcleo, apareciendo distintas preguntas, soluciones y orientaciones. El
programa entraría en crisis, pero se puede recuperar. Pero si no logra recuperarse, se va a
convertir en un programa degenerativo, pudiendo llegar a desaparecer. En ese caso llegarán
otros programas investigativos predominantes.

Esto es todo lo que tiene que ver con este carácter de la ciencia empírico y sus distintos
abordajes. Esta discusión ha tenido efecto en las ciencias sociales y la criminología.

Volviendo a las características de la criminología, otra de ellas es su carácter


interdisciplinario, como ya se mencionó anteriormente. Esta visión de ciencia
interdisciplinaria no existía en el siglo XIX, por lo que es una condición muy atípica dentro de
las ciencias en general y dentro de las ciencias sociales. Después de que la criminología empieza
a tomar esta identidad, esta referencia interdisciplinaria, empieza a parecer dentro de las
ciencias sociales otro tipo de conocimiento que presentan esta información: los
conocimientos transdisciplinarios, que ya no respetan estas fronteras entre ciencias.
Lo propio del desarrollo de la ciencia ha sido la formación de la ciencia como disciplina, pero
no disciplina como referidas a cuerpo de conocimiento, sino como campo autónomo de
conocimiento científico: la física define qué es física, y deja aparte a la química, la biología, etc.
Ese es el desarrollo tradicional de las ciencias modernas.

Sin embargo, la criminología se va constituyendo, sobre todo en el siglo XX, como una
disciplina que está relacionada estructuralmente a un conjunto de otras disciplinas. Estos
mismos objetos de estudio, de la criminalidad, de los delincuentes, del control social, van
siendo objeto de estudio de la sociología criminal, psicología criminal, etc., que en muchos
casos son denominaciones que le colocó la criminología desde su perspectiva interdisciplinaria.
Son enfoques diversos. Por ejemplo, la psicología criminal estudiará el tetra objeto de la
criminología desde el paradigma psicológico: psicoanálisis, psique de las personas infractoras,
trastornos de personalidad, etc., es decir, en virtud de sus propias orientaciones, y tratarán de
dar respuesta a la conducta criminal. Pero no le interesará el carácter social y cultural de la
criminalidad, lo que sí le interesará a la sociología criminal. La sociología criminal está
interesada en las subculturas, carrera criminal, estructura sociales de la criminalidad y
respuestas individuales, dentro de sus propios paradigmas.

La criminología se va encontrando durante su avance en el siglo XX con otras ciencias que se


interesan por explicar el problema criminal, como la biología, la genética, etc. Entonces, la
criminología como apéndice pasa por un periodo de autonomía, discutible por cierto: pasa a
ser mucho más autónoma en USA e Inglaterra que en Europa Continental. La criminología se
nutrirá de todas estas disciplinas, que no se referirá a todas estas grandes disciplinas sino que
también a otras más limitadas, como la criminalística, que no está interesada en dar una
respuesta general al por qué se produce la criminalidad, pero trata de dilucidar un hecho
concreto criminal. Entonces, poco a poco la política criminal, disciplina que entrega las
directrices para tratar con la criminalidad, qué línea o estrategia local o nacional; tipos de penas,
etc.; se va nutriendo y en eso se va desarrollando este enfoque disciplinario paralelo a
criminólogos que actúan desde una sola disciplina. Por ejemplo, en USA la criminología se
desarrolla por sociólogos, pero que se definen a sí mismos como criminólogos, no como
sociólogos criminales ni nada similar. No hay una visión interdisciplinaria, sino autónoma.

04/05/16

Lista de lecturas obligatorias:

- García-Pablos, “Criminología: una introducción”, pp. 20-25.


- Günther Kaiser, capítulo 3, “La criminología y sus ciencias fundamentales y
referenciales”, pp. 58-73.
- Günther Kaiser, “Teorías y causas del delito”, pp. 142-151.
- Günther Kaiser, capítulo 2, “Principios criminológicos en la evolución de los
conocimientos”, pp. 33-42.
- García-Pablos, “Manual de criminología”, “Problemas y tendencias de la criminología
en la actualidad, pp. 665-694.

Volviendo a aspectos metodológicos de la criminología, en cuanto a su carácter


interdisciplinario, para llegar al concepto de esta ciencia como tal [interdisciplinaria], se debe
pasar a un rodeo antes para llegar ahí. La criminología no siempre fue interdisciplinaria, pues la
escuela clásica la definía como un apéndice del derecho penal. Esa historia empezó a cambiar a
finales del siglo XIX y la criminología, primero que nada, antes de pretenderse
interdisciplinaria, tuvo la pretensión de la autonomía con respecto, fundamentalmente, del
derecho penal, pero no exclusivamente. Se pretendía autónoma respecto de cualquier otra
disciplina que trate el delito.

Se da un escenario de cierta disputa sobre cuál es el enfoque disciplinario más adecuado, no


sobre cuál es la explicación del fenómeno criminal, sino cuál es la disciplina que lo estudia
mejor. Esta disputa se mantuvo sobre todo en las primeras décadas del siglo XX. Por ejemplo,
la biología criminal tenía la pretensión de jerarquizar el estudio del delito y del delincuente, y
que los aportes de la psicología y sociología se subordinaran a esta mirada. Durante las
primeras décadas del siglo XX, se da este escenario de disputas entre la biología criminal, la
psicología criminal y la sociología criminal.

Entonces, muchas veces se levantaron ciertos esquemas jerárquicos respecto de estas ciencias,
que son los típicos esquemas en que existe una disciplina tiene un carácter de superior. Todo
eso se ha discutido y que ha ido de algún modo desapareciendo como esquema obsoleto o
anacrónico. Eso va abriendo el campo a la idea de que la criminología se constituya en una
interdisciplina. En palabras sencillas, se está reconociendo a una disciplina que tiene profundos
nexos y vínculo con diferentes disciplinas. Ya no es algo limitado a la frontera de una sola
disciplina, sino que se está reconociendo lo que llamarán los criminólogos como el sistema de la
criminología. Se zanja la discusión sobre cuál disciplina es más importante, y pasa a concentrarse
el papel o rol que jugaría la criminología frente a las otras ciencias, qué es lo que
específicamente va a hacer. Pasa a concentrarse en qué consiste su carácter disciplinario.

Se le ha criticado esta visión, por algunos criminólogos, como una metadisicplina. Pero quienes
han trabajado de mejor forma esta característica interdisciplinaria es su función de integración
de una serie de conocimiento que viene de ella misma como de diversas fuentes. Cada vez se
ha ido afirmando más la idea de que la criminología debe ser un intento de integrar hipótesis,
conclusiones, miradas que vienen de distintas fuentes interdisciplinarias. Es una coordinación,
pero no solo eso, sino que debe realizar una tarea de contenido, más teórico, metodológica, de
integración.

No es lo mismo un esquema multidisciplinario a uno interdisciplinario. Es más, el primero por


lo general precede al segundo. En una investigación multidisciplinaria, participan diferentes
disciplinas en el estudio de un mismo objeto, con escasa coordinación e integración. En
cambio, en una investigación interdisciplinaria, existe una colaboración integradora on campos
científicos afines y pretende reunir resultados de campos específicos en una visión
criminológica.

A mediados del siglo XX, esta postura clásica de fronteras definidas entre las distintas
disciplinas se va disminuyendo parcialmente, porque surgen enfoques transdisciplinarios. Si
uno viera los ensayos de Michel Foucault sobre la evolución histórica del sistema penal y
penitenciario de Francia, uno puede evidenciar que es en realidad transdisciplinario. Ahora
bien, la criminología moderna se ha definido así, pero no es algo tan logrado, porque de todas
formas hay miradas disciplinarias muy fuertes dentro de la criminología.

Etapas de la investigación criminológica (interdisciplinaria)

Este esquema ha sido instaurado de forma exitosa en Alemania por Hans Goppinger. Se
enuncian seis etapas principales de una investigación criminológica:

1. Elaboración del proyecto (definición del problema) y planificación de la investigación.


Esto toda investigación lo tiene, pero acá se diferencia por la óptica interdisciplinaria.
Lo primero que se requiere es que todos en el equipo tengan formación criminológica,
independiente que provengan de la medicina, derecho o sociología. Así pueden
conocer en qué estado se encuentra la ciencia de la criminología, estar actualizados en
los nuevos descubrimientos criminológicos y de su propia disciplina. De lo contrario,
junto con la falta de un lenguaje común (la criminología), no podría haber
comunicación. El problema no se abordará desde una disciplina en particular. La
investigación en todas sus fases es planificada y programada y realizada por el equipo
de investigación.
2. Vinculación de los diferentes campos de trabajo. Ver como se aborda esa situación en
cuanto a los estudios que está realizando cada campo de trabajo. Existe una
participación constante y permanente entre todos los equipos, pues todos son
criminólogos, con distintas formaciones y especializaciones. Se requiere una dinámica
fuerte, pero de dos tipos de movimiento: de vinculación (se busca el acuerdo) y de
interferencia (se busca el desacuerdo y el debate).
3. Desarrollo de las hipótesis y comprobaciones. Revisión continua de los diferentes
hallazgos que posibilitan campos conjuntos de investigación.
4. Métodos que se privilegian. Se usan tanto diferentes métodos, tanto los propios de un
campo de trabajo disciplinar, como de otras disciplinas, según las vinculaciones e
interferencias, que se producen en el desarrollo de la investigación. Desarrollo de
nuevos métodos a la luz de las vinculaciones entre los campos de trabajo.
5. Modalidad de trabajo con los resultados parciales. Revisión y valoración conjunta de
los datos parciales entregados por los grupos de trabajo. Todos los contenidos de esos
resultados, sean cuantitativos, cualitativos o mixtos, se trabaja en forma conjunta en la
valoración de dichos resultados. Esto requiere también de mucha discusión, de discutir
hasta qué punto la fortaleza de esos datos parciales, cuáles parecen tener más
fundamento, cuáles son más débiles, etc. Entonces, se discute mucho estos avances.
6. Elaboración de los resultados finales y publicación. Consiste en los esfuerzos de cómo
integrar dichos datos en conclusiones no disciplinares. Cuál es el modo teórico de
integración criminológica. A qué llega en términos de la discusión en criminología.
Esto no puede ser en términos unidisciplinarios, sino en términos interdisciplinarios.
Debe expresarse en una publicación que traduzca esta visión de síntesis integrada. Aquí
se diferencia de la publicación multidisciplinaria, en donde se diferencia cada disciplina,
con cada una de sus conclusiones.

Objetos de estudio de la Criminología

[*Caso: libertad condicional de reos. Viene de una ley muy antigua, que ha sufrido varias
modificaciones. Pero esta última vez, este año, apareció la aplicación de estos casos en que se
aplicó a todos aquellos que estaban cumpliendo condena. La cifra histórica era de 7%. Hoy, el
caso de Valparaíso, se produjo una histórica liberación, de hasta el 90% de los condenados que
estaban bajo el supuesto. Se piden opiniones a los alumnos].

Dentro de esta nueva unidad, la criminología moderna reconoce, al menos, el tetra objeto del
delito o criminalidad, delincuente, víctima y control social. Lo que se puede decir como introducción
sobre lo que ha pasado en la criminología sobre el objeto de estudio es que, en general, hay una
dinámica de ampliación de los temas de estudio.

Primero, a nivel general, porque la criminología clásica estaba centrada en el estudio del delito.
Pero pasa mucho tiempo antes que se incorporen el estudio de la víctima, por la victimología, y
del control social.

Por otro lado, el otro fenómeno ligado a la ampliación es que se ha ido problematizando en la
criminología de los objetos de estudio, en cuanto a sus conceptos o nociones detrás de ellos. Se
tratad e una mirada no tan esencialista de los fenómenos criminales.

Criterios usados en la definición criminológica del delito

Los diferentes criterios que se están usando en la definición criminológica del delito nos van a
dar cuenta que no necesariamente la temática de qué se entiende por delito es la misma. La
problematización que se ha ido registrando se expresa en el caso del estudio del delito en la
criminología moderna como una problematización de los criterios de la definición del delito: qué se
entenderá por delito o criminalidad.

Lo que siempre ha estado dentro de los criterios para la definición del delito, es el criterio jurídico
penal, que constituyó el punto de partida. Define al delito tal como lo define el derecho penal.
Es una definición que tiene que ver con el esquema normativo, qué conducta sería sancionable
y perseguible penalmente. En definitiva, nos lleva a que si algo no está definido jurídico
penalmente como delito, no hay delito. Es un criterio que hoy, la criminología moderna a la
búsqueda de otros criterios, tiene el estatus de punto de partida, y que no se puede discutir,
salvo otra parte de la doctrina criminológica, en donde discuten si es un criterio valido para la
criminología. Es discusión se inició en el siglo XIX y es la que en el siglo XX va dando lugar a
otros criterios. Uno de los aspectos claves era buscar un criterio alternativo al jurídico penal,
para lograr una mirada autónoma a la del derecho penal. No obstante, es un criterio que se
sigue usando.

Ahora, se buscaba una definición que trascienda los cambios de valoraciones de los sistemas
políticos y penales. Por ejemplo, la disidencia es reconocida en occidente cada vez más como
un valor y no un desvalor, a diferencia de los regímenes totalitarios. Entonces, ese cambio, esa
valoración, ha ido generando en criminología una crítica al aspecto tan cambiante de la
definición jurídico penal. No podríamos decir en criminología que esta definición haya sido
totalmente dejada de lado, pues en la práctica se sigue utilizando. Por ejemplo, o que
normalmente se estudian son conductas que están definidas legalmente como delitos.

Sin embargo, la criminología ha intentado lograr una cierta autonomía en cuanto cómo define
el delito y ver, así, cual es el alcance de su estudio. Ya en el siglo XIX aparecen las corrientes
positivistas, que eran las más críticas respecto a los criterios jurídico-penales. Se quería definir
conductas que fueran reconocidas intrínsecamente como delictivas, más allá de lo que diga la
ley, para que sean lo más objetivas posibles. Los que fueron a buscar las raíces del fenómeno
criminal y decir que más allá de las leyes debe existir una naturaleza más esencial de qué es el
delito. Entonces, ya en el siglo XX hicieron los primeros ensayos, planteados en términos
como de daño o una lesión, a lo que llamaban el sentido moral, una especie de ética social. Eso los
llevó a tener que darle muchas vueltas a nociones de nocividad, de peligrosidad social, pues
entonces tenía que existir algo más intrínseco. En la corriente positiva, esto llevó a que los
comportamientos delictuales más que en el escenario del delito, debían ser enfatizados en el
delincuente, en el infractor. Pues su búsqueda iba a que los que dañan a la sociedad y su ética
son personas que tienen ciertas características. En la mirada positivista, esto ha sido bastante
matizado, sin perder del todo este intento de hacer algo separado del concepto jurídico penal.
Se ha ido reformulando de distintas maneras y distintos lenguajes, en corrientes distintas pero
positivistas.

Esta visión fue discutida e impugnada desde el inicio. Hoy, en la criminología moderna, alguna
de las cuestiones que se le critican es que los intentos de definición que se han hecho para
definir el criterio ontológico [el delito natural], no está totalmente ajena a la valoración social y
cultural pues en la definición misma lo relacionaron con el sentido moral, tal cual era definido en
sociedades que, en el lenguaje de esa época, se les denominaban sociedades civilizadas. El
problema, entonces, es que no sería tan ontológica o esencialista como pretendía. Eso hace
pensar que en sociedades “no civilizadas” habrían otro sentido de la ética, a los cuales no se les
aplicaría, y por tanto habrían sociedades más permisivas. Hoy, eso no resiste mucho análisis,
pero en su tiempo era difícil empezar de otra manera.
El punto es que este concepto de delito natural no era tan ontológico. Con lo cual, también
apuntaban secundariamente a que parecería que la definición de delito requiere ciertos criterios
de valoración, lo quieran o no. No sería una conducta per se o intrínseca, pues siempre hay que
respaldarse en algún criterio legal, social, cultural o histórico. Hoy, la criminología no considera
definir ontológicamente el delito.

Una nueva corriente pretende implantar el concepto sociológico en la criminología. Entonces,


la sociología criminal elabora este concepto de la desviación social. Tiene que ver un poco más a
dónde apunta el concepto. Apunta a que en la sociedad existirían ciertas convenciones que en
forma explícita distinguirían conductas conformistas de no conformistas, siendo estas últimas
las desviadas. Cuando se apela al concepto de la desviación social, se usaría un referente que
son las supuestas normas sociales que existirían en las sociedades que nos dirían qué puede ser
considerado desviado y qué no. La cosa se complejiza, porque esto está muy lejos del criterio
ontológico, pasando a ser un criterio sociológico o sociocultural. Tampoco parten de la base que estas
normas sociales coinciden con las normas jurídicas, a pesar de que sí pueden estar
relacionados. La cuestión es que agregan elementos normativos, y serían una parte
fundamental de los procesos de socialización. La cosa se hace más compleja, pues después de que la
sociología definió el delito de esta manera, no se apuntó a un criterio esencial, por lo que el
concepto de delito está sujeto a cambio social y cultural. No están apelando para nada a algo
intrínseco o permanente, sino algo que es cambiante o puede ser cambiante muy fácilmente, y
que del punto de vista de la sociología criminal no es ningún problema.

Aquí, la sociología criminal entra a introducir una discusión sobre las nuevas miradas de mirar
y pensar la sociedad. Pues, en la visión más convencional que tenía la sociología antes era de
una sociedad establece, donde los valores se compartían, es decir, aceptaban más o menos un
conjunto normativo más o menos similar. Pero, dentro de la misma sociología en general, y
especialmente en la criminal, se introducen cambios con respecto a la sociedad, al enfrentar la
modernización, globalización, etc. Se cambia la mirada, diciendo que la sociedad n oes
uniforme, no tiene un solo patrón normativo, sino que es diversa, es diferente, es conflictiva,
etc. Entonces, se introduce claramente un cambio en la valoración del cambio social, en donde
antes, éste tenía una connotación negativa. La cosa se complica mucho más, porque quiere
decir que no es posible aludir a un patrón de normalidad objetivo, ontológico, sino que ese
patrón de lo que se considera normal, se define por el conformismo social de acuerda de
normas de conformismo social que van cambiando. Se viene gestando, entonces, el concepto
de la normalidad del delito. Ya la idea de anormalidad desaparece desde la segunda mitad del siglo
XX, y se reafirme con este concepto de desviación social, porque este criterio no es estable o
definitivo, sino sujeto a cambios pues están dentro de una sociedad sujeta a cambios de forma
permanente.

[rellenar lo que falta]

11/05/16
UNIDAD 3: OBJETO DE ESTUDIO [continuación]

Vistos en la clase pasada: criterios jurídico-penal, ontológico y sociológico.

Los criterios alternativos corresponden a ese afán histórico de la criminología de autonomía.


No se ha llegado a cumplir este objetivo, sino que se han alcanzado distintos criterios, todos
dentro de la criminología o al menos muy cercana a ella. Cuando veíamos el criterio
sociológico que ampliaban extraordinariamente el concepto de conducta delictual jurídico
penal, se dijo que todas las sociedades presentaban el fenómeno de la criminalidad como uno
omnipresente. A eso se le llama normalidad del delito, que es un fenómeno real, empírico, que es
absolutamente esperable, aunque no sea deseable.

De estos criterios que se están usando en criminología, entran los criterios alternativos o
críticos. Diversas corrientes alternativas o críticas de la criminología tradicional utilizan un
concepto denominado definitorial: quiere decir que delito es lo que define la ley. Sin embargo,
esta perspectiva no tiene nada que ver con el criterio jurídico-penal. Acá, el concepto
definitorial se establece como una respuesta a los puntos de vista que plantean que la
criminalidad es un fenómeno objetivo, ontológico, de naturaleza esencial, es decir, que es algo
objetivamente más allá de las valoraciones o interpretaciones que puedan recaer sobre él.
Entonces ¿en qué se respalda el concepto definitorial cuando dice que el delito no es algo
objetivo per se? Tiene que ver con que los intereses sociales de los diferentes grupos en la
sociedad son los que van a definir la ley, o sea, una determinada preeminencia de algunos
intereses de algunos grupos durante algún momento histórico van a decir qué es lo prohibido y
qué es lo permitido. Lo que permitirán o prohibirán tiene que ver con el logro de los objetivos
que persiguen estos grupos sociales, que son sus intereses particulares. Desde este punto de vista,
hay una diferencia muy marcada con otras perspectivas o corrientes. Ejemplo: aquellas que ven
en los tipos penales el reflejo de intereses sociales. Esa posición es rechazada por esta
corriente, pues no son intereses sociales, sino que particulares. Esto no está establecido de una
vez para siempre, sino que sería una situación altamente dinámica de estos desequilibrios de
poder dentro de una sociedad. Entonces, la tensión introducidos por estos criterios
alternativos o criterios tienen que ver con que el delito no es algo dado o establecido en la
sociedad, sino que es algo dinámico y mutable, dependiendo de los cambios de poder. Estos
intereses pueden estar relacionados con aspectos valóricos, creencias u otras cuestiones más
allá de lo meramente económico. El porqué de la regulación penal sobre una determinada
conducta es consecuencia de un juego de ciertos intereses, según esta corriente.

El conjunto de estos criterios evidenciaría que hay una falta de consenso en la criminología y que hay
un pluralismo teórico y metodológico que no difiere mucho de otras ciencias sociales. Ahora, en la
criminología moderna hay ciertas opiniones que le restan importancia a la búsqueda de una
definición única, uniforme o definitiva para la criminología. Hay opiniones que señalan que lo
importante es cómo uno usaría estos diferentes criterios en la investigación criminológica, y
que de ese modo podrían tener ciertas tendencias a favorecer unos u otros según lo que se esté
investigando. De una u otra manera, estos diferentes conceptos que hemos vistos que van
evolucionado, cambiando, en la literatura especializada, tienen una vigencia todos ellos hoy en
la criminología.

Al respecto, desde la década de los sesenta, se introducen los criterios sociológicos y los
alternativos. Todos, de una manera, están presentes en el desarrollo teórico y de investigación
de la criminología. Hoy, la corriente que estaría en boga sería la escuela positivista moderna,
que si bien adopta la calificación del delito como un fenómeno real, objetivo, medible, pero
distando mucho del concepto de delito natural, y desde varios enfoques, muchos paradigmas
compitiendo entre sí, y muchos elementos propios de las escuelas críticas o alternativas,
especialmente lo vinculado a la kratología.

Problematización del delito

El principal eje respecto de la problematización, es este giro de la perspectiva que veía al delito
como un asunto biológico a definir el delito como un problema social o comunitario. Lo
primero a lo que se refiere esta problematización es que la perspectiva, la mirada, cambia. La
mirada recurrente que veía al delito como una conducta individual de gente especial, que se
veían como anormales y, por consiguiente, se sacaban de la sociedad de un modo u otro.

En cambio, en el tránsito de la criminología tradicional a la moderna, fue una mirada más


sociológica, más social, para explicar el fenómeno delictivo, por un lado, y también para
recomendar un tipo de diseño de política criminal, que tendría que ser bastante diferentes
según cuál de las dos miradas se ponga. Si se sigue la mirada de la patología, la política criminal
tendría que poner su atención en un punto muy individual, en las características precisas de esa
persona. Pero, es distinto si la criminalidad se ve desde una mirada, social, comunitaria, pues
eso desde el punto de vista sociológico, hay factores pilares sin los cuales no se puede explicar
el delito: determinada división del trabajo, estructura social, estructura económica, etc.

Es el cambio de la preeminencia de la etiología, citología y psiquiatría por el de la preeminencia


de la sociología y psicología. Ese primer nivel del estudio también tiene otras dimensiones de
análisis ¿qué significa cuando se habla de conceptualizar la criminalidad desde el punto de vista
social? Una de las cosas que se está diciendo es que se visualiza la criminalidad como un
problema, pero uno de índole social ¿cuándo algo es un problema social? Un problema social
tiene ciertas características: a) esa problemática, la criminalidad, debe tener una incidencia
importante en términos cuantitativos. La criminalidad, aunque sea cometida por un grupo
pequeño en un momento determinado, muchas veces afecta a mucha gente. La criminalidad en
ninguna parte es un evento excepcional. En esa proporción de delitos, hay muchas víctimas y
muchos efectos distintos, como el temor o miedo al delito en personas que no han sido
victimizadas. Es por eso que, entre otras razones, se habla de que es un fenómeno masivo; b)
se habla de la criminalidad como fenómeno social en razón del daño, sus efectos respecto a la
vida de las personas, su propiedad, su identidad sexual, a la probidad pública, etc. A saber, no
se requiere que un fenómeno delictual tenga carácter de terrorista para que se hable de un
efecto negativo, miedo o temor, sino que en general lo fenómenos delictuales provocan
diferentes tipos de daños. Por ejemplo, a veces, fenómenos delictivos son provocados
indirectamente, como los delitos de colusión: afectan directamente a los consumidores, aunque
el delito no se cometa directamente, sino que pasa por cadenas de distribución y otras
situaciones; c) para que sea una problemática social, debe existir cierto grado de conciencia,
aunque sea poco elaborada o desarrollada. Cuando se ha detectado algo que puede ser
perjudicial o dañino, no lo calificamos aún como problema; d) Pero una problemática social
tiene la característica de que no se sabe bien qué causa ese fenómeno ni menos aún se
sabe con claridad cómo enfrentarlo. Por tanto, tiene problemas tanto en el grado de
conocimiento como el de intervención. Lo que lleva, en consecuencia, al disenso acerca del
origen e intervención del delito: hay distintas respuestas ante el fenómeno del delito, lo que
complica mucho qué hacer, pues dan distintas recetas en cuanto a la prevención, control e
intervención del delito. Sumado a esto, la política criminal e decide como una cuestión política,
dado que se encuentra en manos del poder Ejecutivo y Legislativo, por lo que normalmente
carece de fundamento científico y técnico.

Ampliación del campo de estudio del delito

La criminología más tradicional hasta varias décadas ya de la primera mitad del siglo XX
trabajaba en la perspectiva de que delito y delincuente eran las poblaciones que estaban
cautivas en las cárceles, y por tanto se estudiaba la población encerrada para conocer las
características del delito y del delincuente. Entonces, se estudiaba mucho el delito y el
delincuente dentro de las instituciones penales, ya fueran los tribunales o instituciones
policiales o penitenciarias. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, sobre todo durante
la primera época de los sesenta, este enfoque comienza a ser muy criticado, en el sentido de lo
que estábamos observando de la realidad criminal era una parte del fenómeno criminal, que no
solo era la percibida penalmente y se encontraban en situación de encierro. Por tanto, daba
información sesgada, porque los delitos que no estaban encerrados en la cárcel parecían no
existir, pues la fotografía de la cárcel era la que se extrapolaba a la sociedad.

A partir de dicha fecha, se dice que el estudio debe trascender a las instituciones penales y
estudiar al delito y delincuente en la sociedad misma. Esto, pues se comenzó a estudiar que en
la sociedad había mucha criminalidad que nunca llegaba a instituciones penales, penitenciales o
policiales. Eso se denomina el estudio de la cifra negra de la criminalidad. Se elaboran
instrumentos metodológicos para poder estudiar esa criminalidad que parece escapar del
alcance de las instituciones penales o que no tiene una política criminal dedicada a su
persecución. Desarrollando ciertos instrumentos metodológicos, empiezan a estudiar un
campo de criminalidad no conocida, que llegan en poca medida a las instituciones penales. Las
investigaciones empiezan a dar cuenta que, incluso, en ciertas modalidades criminales
específicas, ciertos países tenían una cifra negra muy alta, y unos mucho más que otros. Por
ejemplo, los delitos sexuales a adultos o menores, se viene planteando hace muchas décadas
que poseen una cifra negra elevadísima.
Estos estudios de la criminalidad empiezan a enfocarse no solo a ámbitos que no son
carcelarios o penales, sino que se empieza a enfocar a instituciones a quienes se le atribuía un
muy bajo índice de criminalidad: la familia, la educación preescolar, los colegios, etc. En estos
casos, la denuncia es mucho menor a la cantidad de delitos que se cometen. Esto puede
extenderse a otros ámbitos, como el caso del tráfico de drogas. Las cárceles de muchos países
revelaban que hay muy pocas personas encerradas por el tráfico. Sin embargo, la presencia de
la acción del narcotráfico es bastante antigua, con diferentes maneras y diferentes drogas.

La criminología, entonces, extiende sus campos: los delitos económico o de “cuello y corbata”.
Se observan que raramente son perseguidos penalmente, o que los delitos que se producen
esconden una cifra negra muy elevada en relación a lo que se persigue. Esto sigue muy actual,
en una serie de desarrollos en la criminología y la política criminal en relación con la cifra negra
de la criminalidad.

A lo anterior, se agrega que la criminología tradicional se dedicaba a estudiar, antiguamente, al


delito como una conducta individual, en razón de que los delincuentes son personas naturales.
Del punto de vista de la criminología, las dimensiones colectivas, que tienen que ver con las
dimensiones criminales como el crimen organizado o de accionar objetivo de tipo terrorista,
comienza a girarse en la segunda mitad del siglo XX el enfoque hacia el peso que tomaría la
criminalidad más organizada. Dentro de eso, se puede entender que la criminología comienza a
estudiar la criminalidad institucional, muy poco conocida y denunciada. Se empiezan a estudiar en
la criminología mucho la delincuencia juvenil pero, justamente, la unidad de análisis no es el
joven, sino en el marco de sus asociaciones de grupo [las pandillas juveniles]. Hoy día, hablar
de pandillas juveniles es hablar de una palabra que tiene carga peyorativa, pues se le criminaliza
de inmediato. Se ha descubierto que muchos grupos juveniles no están necesariamente
relacionados con el delito, ni mucho menos con la delincuencia profesional, que se asocia a la
delincuencia adulta.

Por último, surge el estudio de la criminalidad emergente o modalidades delictuales emergentes, como
opositores al Estado. Cada vez que va viendo que el tema es más complejo, porque cuando
surge una criminalidad emergente, como el caso del terrorismo, hay distintos países que tienen
distintas formas de terrorismo. Cuando se comienza a investigar y a perseguir, no es raro que
aparezcan otros campos de criminalidad de quienes los persiguen, tanto en dictaduras como
democracias. Por ejemplo, ETA. En un momento, donde había una gran consciencia para
perseguir estos fenómenos que se traducían en acciones indiscriminadas en lugares públicos,
desde el Estado, en democracia, se crean instituciones criminales para perseguir a la ETA. Por
tanto, los tribunales deben castigar a ambos, produciéndose un fenómeno complicado, pues el
Estado no colabora pues no quiere que se persiga, tampoco la ETA.

Conceptos sobre el delincuente

El estudio del delincuente como tal, es bastante nuevo, y dentro de su desarrollo han existido
cambios paradigmáticos en la criminología. Entre las principales visiones, están las siguientes:
Visión clásica: como el hombre es libre, tiene libre albedrio, es un sujeto capaz de elegir entre
el bien y el mal. Delincuente es aquel que elige el mal. Durante esta época no se estudia al
delincuente, sino que al delito, pues el delincuente no presenta diferencia alguna respecto de
cualquier otro ciudadano. Es un sujeto normal, que eligió el mal moral. Es una visión infundida
de valores morales.

La visión que viene oponerse a la anterior es la escuela italiana positivista. Plantearán una
visión diametralmente opuesta. Desde el determinismo, plantean que el hombre está lejos de
ser libre, sino que está determinado por diversos factores, en donde el margen de libertad es
mínimo. Plantearon variables biológicas, que llamaron herencia, pero también factores sociales.
Desde la mirada del positivismo del siglo XIX, el sujeto que delinque no solo está muy
determinado, sino que constituye una población cualitativamente distinta a la población
normal. Surge la idea del delincuente como alguien anormal. Surge la idea de que la conducta
delictual es una conducta patológica y que expresa la patología. Se estudia este sujeto
determinado, y lo hacen así pues están en una época en Europa donde nacen los grandes
enfoques deterministas. El positivismo como corriente filosófica, aflora muchas otras
corrientes fuertemente deterministas. Comienzan a desarrollar una teoría del delincuente, como
sujeto determinado, anormal y patológico. Los positivistas italianos hicieron una interpretación
del darwinismo, concluyendo que el delincuente es resultado de un proceso involutivo de la
raza humana. Desde ahí arranca esta idea de que los delincuentes serían personas detectables,
definibles a partir de características o dimensiones que estarían dentro de ellos o en su ámbito.

Muchas veces, esta visión era muy pesimista respecto de la posible intervención. Si el sujeto
estaba determinado, sea por factor endógeno o exógeno, es poco lo que podría hacer la
intervención del Estado. Hay diferencias entre los autores de esta escuela respecto a política
criminal, pero esta idea general de determinación puede llevar a esa conclusión. Aunque
también puede llevar a otra conclusión, como así fue, que si son factores sociales los que
pueden definir al delincuente, entonces deben cambiarse esos factores sociales. Esto llevó a
que esta corriente criticara los sistemas penales, pues se fundan en la libertad del sujeto.

Una nueva visión, el correccionalismo, recoge ciertas nociones del positivismo. Si bien coincide
con el positivismo de que este sujeto está determinado por ciertos factores, esto hace que
tengan una visión frente al delincuente como un desvalido o enfermo. Proponen como
incentivo positivo la acción del Estado. Quienes delinquen tienen características que no les
permitiría cambiar su conducta. Es sobre todo el Estado, a través de sus instituciones, quien
debe tomar a esta población y tratarlos o intervenirlos. Esto se plantea a finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX. Debe entenderse que se refería a lo que se estimaba como tratamiento
en esas épocas. No había mayor cuestionamiento de la cárcel como institución y se le concibió
como lugar de corrección. De hecho, históricamente, la cárcel si bien al inicio fue una
institución muy caótica, indiscriminada, pues agrupaba incluso gente que no estaba acusada de
ningún delito, y que por estar en un estado social como indigencia como abandono, eran
internadas en la cárcel. Pero, después de ese primer periodo, viene esta idea de humanizar la
cárcel. Comenzaron a concebir la cárcel como el lugar de la operatoria del cambio, desde
intervenciones religiosas o morales. Durante la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas
del siglo XX el Estado puso sus apuestas para concebir la cárcel como lugar ideal del
tratamiento: no se concebía que esa operación pudiera hacerse fuera de la cárcel.

Esa visión correccionalista, con muchos nombres, tuvo mucha influencia en las políticas
criminales de muchos países. La cárcel fue el lugar natural para el cumplimiento de la condena
y de corrección. Desde teorías muy morales, como las teorías de la expiación de la pena, hasta
ideas más nuevas, que hoy no son tan nuevas, como la resocialización. Desde aquí, la las
políticas criminales hablan de resocialización como tal. Incluso, conforme a esta teoría, los
estados, de Europa y USA, trabajaron los diseños arquitectónicos, pues pensaban que tenían
un rol fundamental en el tratamiento [separación según ciertos criterios, o distintos tipos de
tratamiento, por ejemplo].

En la visión moderna, es un periodo de mucha crítica a la institución carcelaria y a la ideología de


la resocialización. Vuelve a la idea original, de que pese a todos los cambios, la cárcel sería una
institución muy poco idónea para que alguien sea reintegrado a la sociedad. Ya esa misma idea
de la resocialización es muy criticada. Comienza a buscarse otras formas de resocialización
distintas de la cárcel para poder reintegrarlo social, laboral y familiarmente, etc. Es la idea de
todas estas intervenciones consistentes en libertad vigilada y otras formas de intervenciones
extracarcelarias. Ahí donde hay una intervención mucho más profesional, pasando por una
posición más psicosocial, no tanto por modificar su mente. Eso va de la mano con una visión
más nueva, en donde el delincuente no es definido a priori ni per se cómo una persona
anormal que padece patologías, sino más bien, con esta idea de la normalidad del delito, se
establece también la idea de la normalidad del delincuente. Es un sujeto biopsicosocial normal,
pero que tiene conductas incompatibles con la sociedad. Se incluyen ideas de cumplimiento de
pena en libertad, o en centros abiertos o semiabiertos; o incluso intervenciones más
administrativas como la libertad condicional [ejerciéndose en Chile desde las primeras décadas
del siglo XX], que no tiene que ver mucho con intervención, sino con humanización de las
penas.

Con posterioridad, nacen las visiones críticas, en donde no hay una figura del delincuente, pues
lo que interesa analizar es que esa conducta delictual se desarrolla en un entramado que tiene
que ver con el poder y la estructura social y política del sistema. Acá, como resultado de las
visiones críticas, no se estudia el delincuente sino el control social: el papel o rol del sistema
penal y su relación con su criminalidad, y la relación de las estructuras de poder con la
criminalidad. Esto, porque el delincuente resulta de esta definición de las estructuras de poder
y el sistema penal. El delito no es algo natural, no es propio de la naturaleza humana, sino que
tiene que ver con los intereses de quien detentan el poder sobre la sociedad. Por ejemplo,
según esta perspectiva, eso explica la diferencia de trato ante los delincuentes de las cúpulas de
la sociedad, como los delitos de cuello y corbata.
18/05/16

ESTUDIO DE LA VÍCTIMA

Es uno de los objetos menos estudiados de la criminología. Su estudio es el más nuevo, desde
la década de los cuarenta y cincuenta. La victimización y la situación de las víctimas es un tema
que se podría caracterizar por el olvido, una relegación histórica de la víctima. Se dice, aunque
no hay acuerdo, que habría existido una época de oro de las víctimas, en donde habrían sido
muy consideradas: los sistemas de justicia de las sociedades de organización tribal y sencillas
desde la óptica de la división del trabajo y de clases sociales. No hay todavía consenso total de
que eso haya realmente sido así, porque ha sido poco estudiado.

Los estudios plantean la presencia de distintos tipos de factores o variables, en las que todas
pueden tener más o menos importancia.

Una de ellas, desde la perspectiva de la psicología, específicamente del psicoanálisis, se explica


que la sociedad no puede considerar a la víctima, por la dificultad que tiene de identificarse
con ella: sería identificarse con los perdedores, lo que es contrario al ideal social del éxito,
promovido por los medios de comunicación masivos. Es lo que pasa un poco en la cultura
popular chilena respecto de los flaites: nadie se considera como flaite, pero muchos para otros sí
lo son. Es algo que crea la cultura popular, de masa. Las víctimas son los perdedores. Eso
incluso significa que dentro de la misma cultura, se tiende a desconfiar de la total inocencia de las
víctimas. Cosa muy común tanto a nivel nacional como internacional, por ejemplo, en materia
de represión política. Esta idea de que “algo habrán hecho”. Esto queda muy patente en el
caso del Holocausto, en donde se identificó al judío como el perdedor, la persona indeseable
de la sociedad, el criminal. Se mira con mucha sospecha a las víctimas.

Como segundo elemento, se tiene el monopolio estatal de la justicia. Se mira el delito como
un conflicto entre dos personas. Se lleva a un plano abstracto y simbólico algo que desde el
punto de vista concreto tiene que ver con un victimario y víctimas como personas jurídicas.
Esta abstracción tiene por consecuencia de que uno no mata a una persona con nombre y
apellido, sino que se vulnera un bien jurídico. Se decía que el Estado debe hacer cierta
operación para que la sociedad conviva de forma civilizada, en la solución que debe dar de este
conflicto en que debe arbitrar. El Estado quiere dejar fuera a los participantes del delito y sobre
todo a las víctimas. Se supone que el Estado será el árbitro imparcial y objetivo, pues se le
atribuye a la víctima su subjetividad, por haber sido el objeto sobre el cual recae el mal. Esto
tiene que ver con un sistema en donde la víctima queda relegada de las decisiones de la justicia.

El tercer factor interviniente es el procedimiento procesal del sistema penal. Desde el


punto de vista procesal, las víctimas deben participar para llegar a ciertos resultados, en
posiciones muy desmejoradas, ya que son las víctimas. Por ejemplo, los careos entre víctima y
victimario: desde el punto de vista del daño psicológico que tiene la víctima, sería lo menos
aconsejable. Este hecho de tener que acusar en numeradas ocasiones porque el marco procesal
lo exige, ha originado medidas de reforma paliativas de estos procedimientos, que hagan más
fácil la intervención de la víctima sin provocarles más daños. Esto es conocido como procesos
de victimización secundaria: el paso por el proceso penal produce efectos adversos para el
autoestima, recuperación y psique del sujeto. El proceso penal, por esto, puede er
tremendamente ineficaz para proteger a la víctima.

Como cuarto factor, la importancia marginal de la víctima de las ciencias.

Por último, la desatención de las políticas públicas, sociales y criminales. Por ejemplo, el
problema del acceso de la justicia de las víctimas y de los victimarios. Todos los países, sin
excepción, tienen problemas de acceso a la justicia para los ciudadanos. Se da por hecho que
las víctimas tienen acceso a la justicia. Dentro de los cambios producto de la Reforma Procesal
Penal, se consideró la Defensoría Penal Pública pero se dejó relegada la defensa de la víctima.
En otros países, se ha dejado un ministerio para la protección de la víctima, pero con efectos
mínimos. La literatura ha hablado de todo esto con mucho más rigor, en un ánimo de reforma,
de cambio, de mejorar la situación.

Dentro de este redescubrimiento de la víctima que hace la criminología y otras ciencias sociales
surge una nueva disciplina, en el marco de la década de los cincuenta, denominada
victimología. Es una disciplina que ha funcionado dentro del ámbito criminológico, pues los
victimólogos son criminólogos. Es nivel máximo de autonomía no se ha dado, pero se ha
planteado: formar una disciplina con alto cargo de autonomía, que se hiciera cargo no solo de
las víctimas en el ámbito penal o civil, sino que las victimas de todo tipo de situaciones que se
produzcan en la sociedad que produzcan victimización, como los desastres naturales. Pero en
esa línea no se ha avanzado.

Hay temas en que la victimología ha avanzado: a) estudios tipológicos, alrededor de la triada


victimario – víctima, en donde se estudian sus características individuales; b) análisis del riesgo
de victimización, que es otro tipo de estudio posterior a la tipología, en donde se buscan
elementos más estructurales y no solo factores individuales, que determinarían el riesgo de la
victimización; c) temor al delito [como el enlace enviado de Paz Ciudadana]; d) encuestas de
victimización; y e) prevención victimal, que tiene que ver con lo que han planteado algunos
victimólogos, de que la política criminal como disciplina del Estado, ha estado encaminada a la
prevención criminal: que las personas no cometan delitos. Acá, el eje se cambia y lo que se
plantea es una política criminal que esté centrada en el riesgo de victimización, es decir, en las
víctimas potenciales.

ÁMBITOS DE LA VICTIMOLOGÍA

Estudios tipológicos: se elaboran dentro de los años cincuenta, planteando un escenario


distinto al acostumbrado por la criminología. Se plantea que en el delito hay dos actores:
victimario y víctima. Según este estudio, nunca se ha estudiado qué vinculación se produce en
esta interacción que desencadena la comisión del delito ¿la víctima no tiene nada que ver, es
una entidad abstracta? Se cambian a situaciones más reales entre la relación victimario –
víctima. Cuando abordan a las víctimas más empíricamente, en general la tipología se refiere a
una diversidad, a interacciones diversas posibles entre víctima y victimario, que no dependen
tanto del tipo de delito, sino más bien de la conducta de las víctimas. No se estudian tipologías
criminales, sino que lo que se desarrolló es que se parte de la base que el victimario está
tratando de consumar el delito. Pero, la conducta de las víctimas se estudia desde una
diversidad de opciones.

Entonces, se plantean diferentes formas de interacción [tipos de víctimas]. Una de ellas sería la
víctima inocente o víctima ideal: es una víctima que en la interacción posible, en las medidas
razonables y prudentes, que no se expuso situaciones de riesgo, y que a pesar de eso fue
victimizada. Es un tipo de víctima que de alguna manera ha facilitado, ha colaborado
indirectamente. De esta se desglosan muchos otros tipos de víctimas, como la víctima
facilitadora, invitadora, provocadora, instigadora y simuladora.

La víctima facilitadora es aquella que no toma las medidas de resguardo, lo que puede
facilitar la comisión del delito. Ejemplo: la persona que deja abierta la puerta del antejardín y le
roban la casa.

Se ha hablado e un tipo de conducta de la víctima, en donde esta asume un riesgo victimario.


Se da cuenta del peligro de ser victimizada, pero hizo una mala evaluación de que no le pasaría
nada, en la que fracasó. Se denomina víctima invitadora, pues había un riesgo objetivo.
Facilitó y tenía además consciencia del riesgo.

Se habla de víctima provocadora, cuando la acción que hace la víctima es condición para la
victimización. Si la víctima hace algo, por tanto requiere una conducta positiva, y que provoca
una acción del victimario, y que sin esa acción previa, difícilmente hubiera ocurrido la otra
situación. Por ejemplo: los asaltantes del administrador de la bencinera, en donde ya habían
atacado una vez, se vuelven victimarios del administrador, ex militar y con arma inscrita. Se ha
resuelto como legítima defensa. El victimario asume ese riesgo de victimización.

25/05/16

ÁMBITOS DE LA VICTIMOLOGÍA [continuación]

Con el término de tipologías nos referimos al ámbito de interacción que se produce entre
víctima y victimario. Se sintetiza lo dicho al final de la clase pasada, en la cual se categorizan los
diferentes tipos de víctima: a) inocente, b) facilitadora, c) invitadora, d) provocadora, e)
instigadora y f) simuladora.

En continuación de las tipologías señaladas, respecto de la víctima provocadora, hay una acción
por su parte que determina, gatilla, la comisión del delito. Suele ocurrir en el ámbito de
violencia intrafamiliar, como por ejemplo: violencia de cualquier naturaleza del marido, actual o
crónico, que gatilla el actuar criminal de la mujer (el asesinato del tirano doméstico).

Se denomina víctima instigadora, aquella que facilita deliberadamente la comisión del delito. Por
ejemplo, facilitar el robo de un vehículo para cobrar el seguro. El motivo de la instigación suele
ser de carácter económico. Se busca y facilita la comisión del delito con el objeto de alcanzar
dicho fin.

Se entiende por víctima simuladora aquella que, valga la redundancia, simula la comisión del
delito en su contra. Por ejemplo, simular el propio secuestro para obtener un rescate (fue un
caso chileno, de una hija y un cómplice, para engañar a su padre, resultando ambos detenidos.
En estos casos, el delito no existe, pero para alcanzar sus objetivos, los demás deben percibir
su comisión.

CAMPOS DE VICTIMIZACIÓN

Existen otras formas de tipologías. El clásico es la victimización individual, en donde hay


una relación directa e inmediata entre víctima y victimario. Distinto es el caso de la
victimización colectiva: en el cambio rural-urbano, la multiplicidad de delitos dan situaciones
de invisibilización de los delitos, en donde tanto la víctima como el victimario pasan al
anonimato. A su vez, se producen daños a múltiples personas que no se encuentran
individualizadas, ni percatarse ellos mismos que son víctimas. Ejemplo: daños ambientales por
contaminación, delitos informáticos (virus o spyware).

La victimología se ha centrado en estos nuevos delitos, en donde suelen no haber víctimas


individuales, sino que colectivas. Se desarrollan tipologías de víctimas colectivas. La
Nación, el Estado, la comunidad misma o grupos particulares de la sociedad que por ciertas
condiciones de fragilidad, vulnerabilidad o marginalidad, sean susceptibles de delitos. Por
ejemplo, los organismos de espionaje, como el Mossad, la CIA, etc. Incluso, sucede que
muchos de estos organismos, siendo supuestamente enemigos, colaboran entre sí para cometer
delitos. Fuera de caso de los delitos de espionaje, los ilícitos como traición a la patria, sedición
o rebelión, son poco comunes y se utilizan para fines políticos. En esos casos, la Nación es la
victimizada.

Otro caso en que se afecta a toda la comunidad, es en el delito de genocidio. De difícil


persecución, ya que el victimario es el Estado, pero últimamente es posible en razón de los
organismos de justicia internacionales (como la Corte Penal Internacional). Cabe agregar que la
sociedad también puede ser victimizada, a través de delitos ecológicos, de colusión, corrupción,
etc.

Hay ciertos aspectos de los delitos ecológicos, en donde se ha cometido un acto penalizado,
relacionado con el vertimiento de desechos o contaminación del agua, tierra, aire, etc., que no
pasan más allá del mero discurso político.

En razón de estos delitos ecológicos, hay comunidades que son más susceptibles de ser
víctimas de estos, como es el caso de las minorías étnicas. En razón de su marginalidad, a veces
se producen procesos de victimización sobre dichas comunidades. Otro caso que puede traerse
a colación es el de las minorías sexuales o profesiones marginadas, como la prostitución.
Aumentan los índices de victimización en razón de su marginalidad o, incluso, de su
imposibilidad de acudir al sistema penal. Puede señalarse la situación de los gitanos, quienes
son objeto de situaciones de victimización por parte de privados y el propio Estado.

Cabe señalar como campo de victimización el sistema penal. Alude a la victimización


secundaria, distinta a la primera, relativa al delito mismo. Esta se refiere a la falta de justicia
misma o de reparación a las víctimas. Por ejemplo, que el acceso a la justicia está dificultado
incluso en los países del primer mundo. Se incluyen los prejuicios que sufre la víctima dentro
del proceso de victimización, lo que dificulta su posibilidad de probar, en razón de traumas
sufridos o incluso la muerte. Es complejo hallar solución en este punto, pues el sistema penal
tiene sus propios plazos y mecanismos. Como por ejemplo: desaparición de esposa en Puerto
Varas, en donde no había suficientes medios para incriminar al marido. Sea como sea, a lo que
se alude es a este complejo proceso por el cual se lleva a cabo la justicia en el sistema penal,
conforme a Derecho, que implica tiempo, si es que se logra.

Al respecto, ha tenido desarrollo, principalmente en USA, el estudio sobre personas que


han sido condenadas injustamente. La investigación ha cambiado en razón de que
efectivamente se ha condenado a inocentes por delitos muy graves, como homicidios,
violaciones, etc. Ciertas ONG han evidenciado que existe en el sistema penal población
inocente y que han sido las técnicas modernas criminalísticas las que han permitido dar cuenta
de ello, como exámenes de ADN.

ANÁLISIS DE RIESGO DE VICTIMIZACIÓN

Como otro capítulo de la victimología, más nuevo, estudia los factores de peligro de ser
víctimas. Se dice que podría haber factores más estables que permitieran determinar las
posibilidades de ser victimizado. Estos factores se dividen:

1. Factores individuales (edad, sexo, etc.), consistentes en características psico-biológicas,


por ser más estables;
2. Factores situacionales, como el hábitat territorial, áreas de vivienda o laborales;
3. Factores socio-estructurales, como estatus, profesión, posiciones subordinadas y/o
disminuidas; y
4. Estudios de estilos de vida.

En el análisis empírico, los estudios arrojan que hay ciertos grupos más propensos a ser
victimizados.

En cuanto al primer factor, curiosamente el grupo etario más victimizado oscila entre los
25 y 45 años, por ser grupos activos, por constituir fuerza laboral o tener relación con
desconocidos, exposición a lugares públicos y al acontecer de la ciudad. Por supuesto, esto
debe investigarse en cada país, para contar con las diferencias locativas. Respecto a los otros
grupos, muy mayores o menores, o tienen una inhibición o disminución de la actividad fuera
del hogar muy marcada (como la gente mayor). Con los grupos mayores, hay otro problema:
son el grupo con el mayor temor, pero eso se verá después.
Pero también incluyen en este factor otras características psicológicas, asociadas a lo que
podríamos llamar discapacidades. En estudios empíricos, son más susceptibles al riesgo
aquellas personas discapacitadas como enfermos mentales, retraso mental; siendo constitutivas
de características de vulnerabilidad. Todo eso depende de la situación de deterioro: no cabría
incluir, por ejemplo, a un esquizofrénico medicado. Hay mucha literatura sobre el maltrato de
enfermos psiquiátricos, tanto en recintos o centros psiquiátricos como en el exterior, o en su
círculo familiar. Tienen un mayor riesgo de victimización, pues por lo general no está muy
protegidos, sea de parte del Estado, por instituciones o por particulares.

El escenario situacional como factor de riesgo se restringe a ámbitos territoriales. Pueden ser
áreas residenciales, laborales, de esparcimiento, etc. Lo que se ha estudiado empíricamente, es
que hay áreas de mayo victimización, pero que sin cambiarla en el tiempo. Hay áreas
territoriales donde se concentran determinado tipo de delitos. Se tienden a configurar lugares
en donde se comenten más delitos que otros. Por ejemplo, Providencia tiene importantes
índices de delitos, a pesar de que su población no lo estime así. Pero de ciertos delitos
específicos, principalmente contra la propiedad: hurtos, lanzazos, especialmente en Portal Lyon
(Metro Los Leones). Otro ejemplo, un lugar que ya no existe, como Barrio Suecia, era
escenario de la comisión de muchos delitos: tráfico, homicidio, robos, conductas desviadas
como la prostitución masculina y femenina. Por lo general, los lugares de mayor esparcimiento
suelen ser de altos índices de delitos.

Cabe mencionar, también, ciertos lugares que, por razones del territorio, son de alta
criminalidad, como los lugares alejados o de difícil vigilancia.

Respecto a los factores socio-estructurales, hay profesiones que presentan un mayor riesgo de
victimización, como carabineros, los conductores de buses antes del Transantiago, cuando
manipulaban efectivo; una profesión en boga, como los guardias privados.

01/06/16

ÁMBITOS DE LA VICTIMOLOGÍA [continuación]

ANÁLISIS DE RIESGO DE VICTIMIZACIÓN [ídem].

Los estudios de estilos de vida son otro enfoque, relacionado con la victimización, pero de
desarrollo independiente. Ambos se refieren a riesgos de victimización. Ambos son análisis
donde el tema central es la vulnerabilidad de las víctimas. Pero, el análisis de estilos de vida,
como sugiere su nombre, se refiere sobre todo a las rutinas habituales que desarrollan las
personas en su trabajo y tiempo libre. Esos hábitos se relacionan con riesgos de victimización,
en cuanto a la proximidad con extraños, tratándose de hábitos que llevan a interactuar
mucho con personas; y por la exposición, aunque no lo deseen, a mayores situaciones
victimógenas que otras.
Estos estilos de vida se relacionan con el análisis concreto, sobre todo, a actividades laborales,
pero también a rutinas que dependen de alguna condición o identidad que tienen las personas.
Lo que más se ha estudiado empíricamente, son las transportistas públicos, policías y
construcción. El trabajo mismo los obliga a tener una gran relación con personas
desconocidas, que tiene que ver con su propia rutina, traduciéndose en una mayor exposición a
situaciones victimógenas.

Hay rutinas o roles que no son precisamente trabajos, pero que son estudiados en victimología.
Por ejemplo, turistas. Las rutinas de este grupo humano, al estar en ese rol, mientras más lejos
de su lugar de origen, más desconocen los peligros. Además, el turista suele tener una
curiosidad superior a la de otras personas.

Otros estilos de vida, pueden consistir en actividades que si bien no son delictuales, se califican
como desviadas, relacionadas con el prejuicio social, como la prostitución callejera, femenina o
masculina. Se relacionan con desconocidos en la calle a fin de obtener remuneración por sus
servicios. Además, ofrecen un servicio de un nivel de intimidad tan cercana que es muy fácil
victimizar a una persona así. Esta circunstancia sirve para que el victimario justifique su
conducta en virtud de esos prejuicios. En criminología, esas justificaciones se denominan
técnicas de neutralización: consisten en negar a la víctima, su condición de víctima,
responsabilizarla o minimizar el daño ocasionado. Por ejemplo, muchos grupos que se
identifican como neonazis, fundamentan su acción en contra de personas por su identidad,
condición o rutina, como es el caso de la prostitución masculina, bajo una consigna, por
ejemplo, de limpieza social. Otro caso: los conflictos de refugiados y bélicos. Obviamente, ahí
el fenómeno que sucede es que el conflicto, la guerra, altera las rutinas. Son situaciones
altamente victimógenas, pues nadie puede tomar medidas urgentes sobre las necesidades de a
gente. Otro ejemplo: las actividades que hacen los corresponsales o periodistas extranjeros, que
van a reportear a lugares con alto riesgo de victimización.

Estudios de miedo o temor al delito

Son otros tipos de estudios relacionados con la víctima. Cada vez toma mayor importancia, no
solo en términos teóricos, sino prácticos. Por los efectos e impacto del temor del delito, se ha
incorporado su estudio para analizar la situación en la que se encuentra ese país y por qué está
en tal.

Un tipo de estudio es por condicionamiento victimal, es decir, por el sufrimiento de una


víctima individual a un delito en específico. Esta situación dramática, genera efectos
perjudiciales para la víctima y, muchas veces, para su familia. Hay delitos que, por su forma, no
producen efectos solamente en una víctima individual: un asalto a una casa o a un lugar de
trabajo, en donde se afecta a pares o familiares. Esas personas son sujetos de victimización
real.

Pero, lo que se va a hablar es de otro tipo de temor al delito. Este se refiere al estado de
ánimo colectivo de temor, aun cuando no se haya sufrido personalmente el delito o sus pares
o familiares. Por ejemplo, todo un barrio. Su relación con la criminalización real puede ser muy
variable. Es una variable que depende de la criminalidad o victimización real, pero también
depende de otras variables que provocan este estado de ánimo colectivo. En especial, esta
situación se produce en aquellos países en donde los medios son muy sensacionalistas, que
pueden contribuir a un mayor temor. Hoy, en el caso chileno, hay muchos programas que se
han enfocados a estos temas.

Este tema del estado de ánimo colectivo se ha estado investigando mucho, en razón de los
efectos nocivos del miedo al delito. Por ejemplo, obliga a cambiar las rutinas: de horarios,
lugares, vinculadas a trabajo o al esparcimiento. Hay investigaciones periodísticas, en
Chilevisión en los últimos años, que han evidenciado este efecto: se prefiere quedarse en casa,
evitar ciertos horarios, evitar salir de noche, etc. Por tanto, provoca muchas medidas de auto
protección. También, los estudios muestra que muchas de esas medidas son de bajos niveles de
eficacia, es decir, la gente toma medidas, que tienen un cierto costo económico y, además, la
promesa de que las personas se quedan confiadas con que están más protegidas, se convierte
en una creencia más que en una realidad.

¿De qué le puede servir esto al Estado? Para diseñar las políticas criminales, debe tener en
consideración el índice de temor. Si este se mantiene alto o aumenta, se debe estudiar por qué
se está produciendo. Si se ha producido un alza en el índice de criminalidad, por supuesto que
el Estado debe reaccionar, pero se debe hacer un análisis más fino, para determinar a qué se
teme: por lo general, se temen más a los delitos violentos, pero hay que determinar, a su vez, a
qué delitos violentos. Se debe descomponer el temor al delito, en cuanto a variables, al tiempo,
a qué tipo de delitos, pudiendo todo esto variar, pues la criminalidad cambia en todo el mundo:
surgen nuevos fenómenos delictuales, se dejan de cometer unos y se comenten más otros.

Es común en las sociedades que la criminalidad real es mucho mayor a la registrada, por
ejemplo, por la gran cantidad de delitos no denunciado. Para poder determinar cuál es la
criminalidad real, debe ser mesurada y no todos los países se encuentran en una etapa de
desarrollo que le otorgue los instrumentos necesarios para ello.

Un tema importantísimo en el estudio de las víctimas son las encuestas de victimización. Surge
en la época de los cincuenta. Antes de esa fecha, había un lugar común respecto del fenómeno
criminal: se creía que el fenómeno de la criminalidad en un país determinado era de carácter
constante, poco variable. Había teorías del siglo XIX que afirmaban esta hipótesis. Se debía
estudiar, cuantificar y mediar, pero una vez hecho, se concluiría que el nivel de criminalidad
más o menos constante. Pero, por otro lado, creían que los registros de la criminalidad daban
cuenta de la criminalidad real. No se pensaba que había una brecha tan grande entre el
fenómeno registrado y el real. Además, no existía la herramienta metodológica para medir esa
brecha. La encuesta de victimización, entre otras, fue un aporte para determinar la criminalidad
real.
Respecto de las encuestas de victimización, hay muchas diferencias entre países en cuanto al
alcance y aspectos técnicos. Pero, lo más común es que consista en un cuestionario, pero no es
una entrevista, sino que es más de carácter cuantitativa. En general, la cuota de victimización,
busca registrar la actividad criminal que ha sufrido o vivido una población en un tiempo
determinado. La cuota siempre es acotada a un periodo, por ejemplo, anual; pues se trata de
monitorear la dinámica e incluso por cuestiones de memoria.

Sus aportes son la cuantificación de la criminalidad oculta, temor al delito, la comprobación de


colectivos criminalizados y tendencias de la criminalidad. Respecto al tercer punto, las
encuestas permiten reconocer cuales son los segmentos más victimizados de la sociedad. Por lo
general, se vincula con la edad. Tiene a pensarse que las poblaciones más afectadas son las de
menores y adultos mayores, mas en los países desarrollados, no es así. En el caso de los
menores, es un tema complicado desde el punto de vista de la victimización: no son incluidos
en las encuestas, pues no son encuestados y pertenecen a una realidad muy distinta al
momento de ser victimizados: su desarrollo no le permite interpretar eso como un delito, salvo
que haya habido una especial prevención de la familia o del colegio. Por consiguiente, no se
puede ser tan concluyente respeto a la criminalidad de los menores. Lo que sí se sabe, es que
ciertos delitos que son preferentemente victimizados menores, como los sexuales, se sabe que
en muchos países la cifra negra es gravísima. Una de las razones, además de las ya dadas, es que
el diagnóstico de que una proporción muy grande de delitos sexuales ocurre en el ámbito
familiar conocido, es una situación que la criminología y el Estado asumió muy recientemente.
Antiguamente, se asumía que ocurra fuera de su entorno. A su vez, la gente de la tercera edad
se encuentra en una situación particular, en razón del aislamiento social. A mayor edad, mayor
probabilidad de abandono por parte de su familia. Muchas circunstancias propias de ese
ámbito de la vida, como pérdida de memoria, debilidad, etc., tienen altos niveles de temor,
pero muy bajos niveles de victimización. Los estudios empíricos muestran que las poblaciones
más responsable de la actividad criminal, no son los adolescentes, ni mucho menos de la
actividad criminal más grave. Esta es cometida por personas adultas, de edad intermedia. Sin
embargo, también la encuesta de victimización muestra que la actividad criminal de los más
jóvenes es mucho mayor de la que se registran en otras herramientas. Hay una brecha mucho
más grande, pero generalmente no constituyen delitos graves.

En ese reconocimiento, se pueden pasar de segmentos tan amplios como esos, a segmentos
más acotados. Entonces, una de las conclusiones que se han sacado, tomando en cuenta
muchas encuestas de victimización, bastante desconcertante, es que, sobre todo en países
desarrolladas, la criminalidad real que siempre es mayor que a registrada, tiene una tendencia
a mantenerse constante, a diferencia de la registrada. La tendencia de la criminalidad
registrada es que los delitos graves tienden a ser menos reportados: mientras más grave sea el
delito, en los informes de autoreporte en donde la persona declara que cometió el delito,
menos son reportados, por razones evidentes: es difícil que se autoreporte el victimario de un
homicidio, por ejemplo. Solo es común para delitos intermedios. Por ejemplo, en México,
donde la inoperancia del sistema penal es brutal, existe una importante cantidad de homicidios
no registrados. Además, presenta índices altísimos de desapariciones.

08/06/16

La clase pasada, estábamos terminando la unidad de Victimología.

Prevención victimal

Lo primero que cabe decir sobre la prevención victimal, tal como sugiere el nombre, está
orientada a la protección, resguardo de las víctimas. En general, la prevención social del delito
apunta, fundamentalmente, a la persona que comete el delito, a los infractores de ley, con el fin
de dificultar la comisión de los mismos. En cambio, aquí lo que se trata es colocar el foco en la
protección de las víctimas.

Este es un campo poco desarrollado en su aplicación. Teóricamente, está planteado, pero en


términos de aplicación, su lugar secundario que ocupa en la prevención probablemente tiene
que ver con la importancia secundaria que tiene la víctima en todo sentido. Esto, también,
sucede en los ámbitos de las políticas de prevención del delito.

La prevención victimal toma en consideración, aunque no exclusivamente, que el proceso de


victimización es un proceso diferencial: no todas las personas tienen la misma oportunidad de
ser victimizada. Todos los estudios sugieren, que es un proceso selectivo, es decir, hay grupos
que enfrentan mayores riesgos, lo cual vimos en los análisis de riesgo de victimización.

Hay distintos niveles de prevención: generalmente, los que estudian este tema distinguen los
tres niveles clásicos: la prevención primaria, que estaría dirigido al conjunto delictivo de las
víctimas; ahí no hay tanta selección, pero está dirigido a las personas en sus riesgos de
victimización. Eso, generalmente, es un tipo de prevención primaria que ocupa estrategias y
programas, que podría ser de orientación, de campaña de información, etc.

El meollo de la prevención victimal se refiere a la prevención secundaria: la que considera el


riesgo diferencial de victimización. Supone tener estudios de análisis de riesgo de victimización.
La prevención secundaria actúa en los tres niveles en que se muestra el análisis de riesgo de
victimización. Todos se refieren a factores de vulnerabilidad, pero esta prevención secundaria
se refiere a los factores personales: edad, sexo, discapacidades, etc., y que va a variar para los
distintos delitos. Pero, la prevención secundaria, por otro lado, también considerará estrategias
para el ámbito situacional, pues el riesgo de victimización depende, a su vez, de áreas
sociogeográficas. Son las que se denominan áreas criminales, en donde se cometen muchos
delitos de una determinada clase.

Normalmente, se habla de prevención victimal terciaria, cuando se toman medidas mucho más
acotadas con respecto a población que ya ha sido victimizada, pero que tienen una
característica de mayor vulnerabilidad, pues son población revictimizada. Es una de las
poblaciones más vulnerable, por los perjuicios provocados por los delitos reiterados de los
cuales son víctima. Esta población existe, y en proporción no despreciable. A veces, la encuesta
de victimización, permite conocer la revictimización personal o del hogar. Muchas veces, se
hace la pregunta no solo en términos personales, sino “usted o alguna persona de su hogar”,
refiriéndose al colectivo del hogar. Hay delitos que tienen que ver mucho más con los hogares,
como los robos de viviendas. Ahí, se puede apreciar que esos porcentajes no son despreciables.
Por ejemplo, se sabe que existe la revictimización en los robos a vivienda, tanto en Santiago
como en regiones.

Estudio del control social

Es el objeto de estudio más reciente en Criminología. Ahora, ¿cuál es el concepto general de


control social? Se refiere a “un conjunto de estrategias o medios para lograr la conformación
social, o para lograr una adecuada adaptación social de la población y que, en términos muy
generales, se realiza a veces de manera persuasiva o a veces más bien en forma coercitiva”.

Por un lado, tendríamos una serie de instituciones del control social informal, que tienen un rol
importante en estos objetivos, de adaptación y conformación social, que se refieren
generalmente a la familia, a la escuela, a la religión, a los medios de comunicación, que, en
general, se dan de forma persuasiva, y participan en un proceso de socialización, de valores,
actitudes, conductas de conformidad a las normas sociales y legales. O sea, el control social
formal no solo socializa para que la gente no cometa delitos, sino que para que se ajuste a una
serie de expectativas que se tiene acerca del comportamiento y actitud de sus miembros, pero
todos ellos tendientes al conformismo social, una adecuación a las normas.

Sabemos que alguna de estas instituciones puede no actuar de forma persuasiva: mientras más
disfuncional o autoritaria sea la familia, puede actuar de forma más coercitiva que persuasiva.
Pero si la familia tiende más a coercionar que a socializar, dicha institución no cumple su rol.

Por otro lado, el control social penal se restringe a medios coercitivos, pues hay una coerción
el Estado a través de un sistema de penas. Simplemente se atiene a que las personas se adecúen
a las normas legales y que las personas que cometan infracciones reciban infracciones, no
socializar.

Cada institución, aún con esta diferenciación básica, tiene características propias. Pero cabe
señalar que el control social penal, representado por la judicatura, policías y sistema
penitenciario, va a buscar específicamente una adecuación al conjunto de normas legales.

Ahora, el control social formal y penal ¿qué tienen que ver con el control informal? Estaría el
supuesto de que habría un sistema normativo común. Ese sistema normativo es la referencia
para la adecuación, y que ese sistema normativo, en todos estos casos, refleja un conjunto de
valores relativamente comunes, que se dan en un ordenamiento social. Ahora, por supuesto,
aunque los valores sean similares, las conductas que se exigen son distintas, diversas,
diferenciales; porque, por ejemplo, la religión hace una exigencia conductual muy elevada, a
niveles teóricos. No basta con que el creyente no delinca, sino que se requiere una serie de
estructura, actitudes y formas de pensar. Las religiones, en muchos casos, también sancionan
como se piensa. En cambio, el control social penal se dedica solamente a las conductas que
infrinjan las normas penales. Desde ese punto, todo lo que no está prohibido, está permitido.
Pero no es así en el control social informal. No hay que perder de vista que entre estos dos
niveles de control social tiene brazos comunicantes, pus todas esas instituciones persiguen
fines comunes: la adecuación y conformismo sociales, es decir, evitar la desviación social.

Podría suceder que haya ciertas instituciones que persiguen el control social, supongamos las
sectas, que manejan estrategias de altos niveles de control social, de alto seguimiento de
conducta. Puede llevar a pautas de conductas que entran en contradicción con estos
compartimientos que van en la línea del control social, orientado al conformismo social. Hace
poco, se volvió hablar de un grupo autodenominado como cristiano, pero que para algunos
especialistas constituyen una secta, nacida en Pirque y reestablecida en el norte. Corresponde a
un modelo de secta, según ciertas características: la conducta de sus miembros está altamente
regulada, alta adhesión al líder, en donde se requiere conductas de desprendimiento de sus
bienes en beneficio de esa organización. Se repite en muchas organizaciones sectarias el tema
de la atención médica, entrando en conflicto con el control social. En este caso, en donde la
lideresa (la líder), es la única persona que tiene una conexión directa con Jesús (¿?), no estaba
en la comunidad, sino bastantes kilómetros lejos. Entonces, la organización, muy vertical y
jerarquizada, no podía tomar una determinación tan grave sin la lideresa. Esta persona fue
considerada inimputable, a pesar de que fue formalizada y detenida; y a pesar de que en
términos forzados, tuvo que ir al sistema procesal penal y someter a las prácticas propias del
control social penal. El SML estimó que esta persona tenía un delirio mesiánico, por tanto,
inimputable.

Buena parte de la explicación anterior, se refiere al enfoque clásico que se tiene del control
social penal, en donde se expresan realmente valores sociales generales y compartidos. Eso
significa, que hay una adecuación entre el ordenamiento jurídico y los valores e intereses
generales. Supone, también, una sociedad armónica donde hay consenso social, en donde se
comparte un mismo sistema normativo. Los mismos órganos del control social penal, se
supone que en su operatoria o aplicación, está reflejando esos objetivos, esos valores y normas.
En este sentido, en ese enfoque clásico, no hay un gran cuestionamiento sobre cómo operan
los órganos del control penal.

Por otro lado, dentro de la misma criminología, este enfoque clásico hace una identificación de
la cárcel o institución penitenciaria como un reflejo fidedigno de la criminalidad. Opera en sus
estudios e investigaciones de acuerdo a esa idea: en que la cárcel refleja la criminalidad real. A
su vez, hace una identificación entre esa criminalidad registrada con la criminalidad real.

Este enfoque corresponde también a un periodo de la criminología, en donde dicha


perspectiva era predominante. Va a ser más propiamente en el siglo XX cuando se va a
estructurar un nuevo enfoque del control social, cuyo principal rasgo van a ser el
cuestionamiento de la efectividad del control social penal y los grados de inadecuación que
puede tener la ley, la forma de aplicar la ley, el desempeño de la institución involucrada en el
control social penal. Por eso, se dice que el control social penal es una instancia defectuosa. No
se cuestiona al control social penal, en cuanto a la ley como formulación que reflejaría los
intereses compartidos, generales, superiores y deseables.

Sin embargo, hay un cuestionamiento sobre todo a la efectividad de la operatoria del control
social. Eso quiere decir que la institución del control social penal, a veces, no están a la altura
de los objetivos y metas que persiguen. Esto, significa cuestionar, por ejemplo, la efectividad
de la cárcel para cumplir ciertos cometidos que le asigna el control social penal. No se afirma
que la cárcel en sí es una institución que deba erradicarse, sino que no cumple sus objetivos o
lo hace en muy poca medida.

También, se hace este segundo enfoque lo mismo respecto del Poder Judicial. Muchas veces,
no se cuestiona a la ley tal como ha sido formulada, sino que lo que se cuestiona es que el
sistema judicial opera con mucho atraso, lentitud, con poca eficacia y se plantea la necesidad de
modificar. Lo mismo se plantea de las instituciones policiales: no se cuestiona su fin, sino su
rendimiento y efectividad.

Entonces, en este enfoque, lo que aparece mucho en la literatura criminológica y sociología


criminal, es que comienza a estudiarse empíricamente estas instituciones. Sobre todo, en el
caos de USA, UK y Europa Continental. Bajo este enfoque, han surgido muchas propuestas
que el Estado ha llevado a cabo. Reformas procesales penales, policiales y carcelarias.
Corresponde a una visión internacional, a organismos internacionales vinculados a la ONU,
para mejorar la efectividad de estas instituciones.

Entonces, si se observa las reformas procesales penales en América Latina, son muy similares,
con diagnósticos más o menos similares. Que no va a los temas de fondo en cuanto a los
procedimientos. Ese diagnóstico que se hace en todos los países, es uno de muchos defectos
del sistema procesal penal y no solo se cuestiona la ineficiencia, sino que se cuestionan
cuestiones centrales del sistema. Al criticar esos rasgos centrales del sistema procesal anterior,
como el sistema inquisitivo, son aspectos no menores, procesales pero de fondo. A esa
arquitectura deficiente se le imputaba una serie de efectos negativos. Por ejemplo, una gran
proporción de una población procesada, no condenada todavía, y que en gran medida debían
cumplir el proceso en la cárcel, lo que generaba más desventajas que ventajas, y era contrario a
la justicia, por someterlos a una especie de sentencia anticipada. Pero en ese diagnóstico,
también estaba que se sancionaba o sentenciaba en base a presunciones, aunque fundadas, que
en un sistema de pruebas eran muy débiles.

Antes de llegar a la posición doctrinara de desprestigiar a la cárcel como institución


penitenciaria, se promovió la reforma penitenciaria, especialmente en USA y Europa. Se
investigó cuáles eran los rasgos que debían tener las cárceles para cumplir sus objetivos. Esta
etapa se vivió muy poco en América Latina. En esta idea de mejorar la efectividad, también en
las instituciones policiales, a nivel internacional, se han planteado distintos modelos de
reformas. Dentro de esos, tal vez uno de los más estudiados son las reformas en instituciones
policiales tendientes al modelo de policía comunitaria. Es un modelo, pues hay diagnóstico
negativo sobre la eficacia del modelo imperante en ese entonces. Se acentuaba, para mejorar la
eficiencia, la participación ciudadana y la institución policial. Ese modelo implica una serie de
medidas en la operatoria, para que sus objetivos se puedan llevar a cabo. Esto,
indudablemente, en algunos países ha funcionado y en otros no. Obviamente, que las
instituciones en algunos lugares resisten mucho el cambio de modelo, sobre todo en América
Latina. Pero la idea es similar, porque también el modelo en este enfoque ya está cambiando.

En los enfoques más nuevos, nos daremos cuenta que no se asigna una responsabilidad
exclusiva a los organismos de control social penal, porque se reconoce que hay una serie de
factores que impidan que disminuya la criminalidad o, a veces, que el diagnóstico acerca de la
criminalidad está errado.

22/06/16

Ahora, veremos dos modelos ya más críticos, alternativos, que aparecen recién en la década de
los sesenta y los setenta, y que también aparecen con modificaciones o en un diálogo con otros
modelos y con otras teorías en la actualidad. Este modelo o paradigma, si pudiéramos
resumirlo, diríamos que es el modelo referido a la influencia de las relaciones de poder
que existen en una sociedad. En ese sentido, es una mirada muy moderna, pues el análisis
desde la estructura de poder, en general, aparece en las ciencias sociales entre los sesenta y
setenta. Esto sucede en muchas otras disciplinas de las ciencias sociales.

El otro elemento central, aparte de considerar la influencia de las relaciones de poder, es cómo
dichas relaciones expresan a mayor influencia o relevancia de los intereses
particularistas. El control social formal expresa, más bien, intereses particulares por sobre los
generales.

De esto, se desprenden distintos elementos: 1) ¿Cuál es el concepto de delito para este


paradigma? En criminología, se dice del concepto del delito que es de carácter definitorial: el
delito es lo que define la ley, como expresión del poder de ciertos grupos particulares. El delito
no tiene naturaleza ontológica, no tiene cualidades ni atributos esenciales. Este enfoque, dice
que lo que se define en una sociedad como delito no son conductas que tienen características
propias que la convierten en dañina, nociva o repudiable, sino que son conductas sociales,
definidas desde esta trama de influencia y poder de los intereses particularistas.

2) La imagen de la sociedad de este paradigma no es una sociedad armónica, sino una en


conflicto y en cambio social. Entonces, la imagen es que la sociedad se organiza en
diferentes grupos con diferentes tipos de intereses.

Esto va en completa contraposición de la criminología tradicional, en donde hay un código


normativo compartido. Acá, en cambio, la sociedad se divide en diferentes intereses, y en base
a ellos, se forman diferentes grupos. En este paradigma, esos grupos denominados
segmentos sociales, no son clases sociales ni estratos sociales. Pueden ser grupos organizados
e incluso poco organizado. Ni siquiera la organización es un elemento social. Lo importante es
tenga un determinado conjunto de intereses: materiales o ideológicos. Estos segmentos son
bastante no orgánicos y bastante dinámicos. Desde este paradigma, estos grupos pueden ir
cambiando en una sociedad, como pueden ir cambiando los intereses que representa.

Para este paradigma, cabe preguntarse cuáles son los grupos de presión o de interés más
influyentes, dominantes, en un momento determinado. Esto es relevante, porque, de acuerdo a
este paradigma, los intereses de dichos grupos son los que van a definir qué es considerado
delito y qué es lo que está permitido. Según este paradigma, los comportamientos que se
oponen a los intereses de los grupos predominantes en un momento determinado, son
los que serán criminalizados y penalizados.

Esto significa que la ley, tanto en el momento de concepción como de aplicación, va a ser un
instrumento de protección de determinados intereses particulares. No son solamente intereses
materiales, sino axiológicos, valóricos, culturales, sociales, políticos, económicos, etc. Lo que se
plantea de este paradigma es la existencia en ese mismo momento histórico de diferentes
códigos normativos. No existe esta sociedad uniforme que tiene el mismo código valórico, sino
acá, como hay distintos grupos sociales con diferentes intereses que quieren hacerlos
prevalecer, lamentablemente, para este paradigma, cada segmento social desarrolla su propio
código normativo, sus propios valores, principios, modelos de comportamiento, de lo que se
considera correcto, apropiado, deseable, etc. No son solo los valores los que están en pugna,
sino los distintos modelos de comportamiento. Esto tiene que ver con los distintos modos de
pensar, de sentir y de actuar.

3) El último elemento, es que no existiría para este paradigma una realidad criminal
objetiva, sino que sería fundamentalmente subjetiva, construida socialmente. O sea,
desarrollada dentro de una sociedad, a través de lo que piensa la opinión pública y mediante
cómo lo muestran los medios de comunicación. Entonces, en ese sentido, uno podría pensar
que distintos segmentos sociales construyen distintas realidades criminales y nuevamente
algunas son más dominantes, prevalecientes, en un momento que en otro. Por tanto, en esa
mayor predominancia de ciertos modelos sobre la realidad criminal, está la defensa de los
medios de comunicación, pero que no son separados de los grupos de poder, los cuales tratan
de tener una influencia sobre aquellos y articular una mirada sobre la realidad criminal: qué tan
grave es, cantidad, etc. Desde este paradigma, ciertas discusiones parlamentarias se
distinguirían por diferenciar más o menos a ciertos grupos, como los delitos contra la libre
competencia, etc. Entonces, esa discusión que es considerada como una de carácter técnica,
para este paradigma se interpreta que hay opciones que benefician más a ciertos centros de
interés que a otros.

Se crearía una construcción social a partir de estos grupos intereses, sobre qué es delito o no.
Entonces, la realidad criminal no podría ser apreciada objetivamente, y lo que nosotros
veríamos como realidad criminal es una percepción que se ha elaborado por estos centros.
Para este paradigma, los segmentos dominantes y los intereses no son estáticos, sino
dinámicos. Pueden variar en distintos momentos, superando unos a otros, imponiéndose entre
ellos, etc.

Como último paradigma del control social, debe mencionarse uno muy articulado en la teoría
del equitamiento o labeling approach. Este enfoque también parte, al igual que el anterior, de una
conceptualización de la naturaleza del delito como definitorial. En este paradigma, la dinámica
tiene diferencias con el modelo anterior, en el sentido de que aquí, si bien esa definición puede
ser bastante arbitraria o muy dinámica o cambiante, no está planteado todo el tema de que esto
corresponda a una dinámica de poder, ni tampoco está planteada aquí una visión de sociedad,
como lo hace el paradigma anterior. Está implícito que la visión de sociedad que se tiene no se
basa en el consenso, pero tampoco es el tema de este paradigma una conceptualización de la
sociedad, en base a conflictos que hace el paradigma anterior.

Aquí, son otros los temas que interesan: la operatoria del sistema social formal o de control
social penal. Se focaliza mucho el tema de que lo que realmente va a tener incidencia social en
términos de criminalidad, van a ser ciertas decisiones que tomarán las agencias del control
social penal: la policía, tribunales, sistema penitenciario. Esto tendrá relación con la
consideración definitorial del delito. Significa que la consideración que haga el sistema penal en
distintas instancias, no están tan relacionadas con las conductas específicas, sino que, sin
negarlas, van a estar muy relativizadas, porque van a haber muchos otros factores que van a
influir en estas decisiones del control social penal. Eso significa que las decisiones de la policía
de detener o no detener y a quienes, van a estar influidas no solo por la conducta criminal, que
se le atribuye, sino por una serie de factores, que se revisarán en su momento. A eso se le
llama, en este modelo, comportamiento selectivo.

Ahora, en este paradigma, hay dos momentos de operatoria del desarrollo: 1) el momento de la
definición de la ley penal, de cuando se crea, se modifica la legislación pena, esa creación o
modificación se va a planear que va a crear una especie de modelo muy general, respecto al
delito mismo. Un modelo muy abstracto, el cual no se puede derivar como una guía directa
para la operación del sistema penal. Entonces, lo que pasa a ser crucial es: 2) el momento de la
aplicación de la ley penal, y ese momento lo hace la institución de control penal. En ese
momento, comienzan a influir una serie de factores ajenos a la conducta misma. Incluso,
respecto de la conducta misma, respecto de este paradigma, va a influir mucho la visibilidad de
la conducta: cuan visible, cuanta conmoción provoca, efectos que provoca socialmente; pero
también se dice que va a estar muy influido por quienes denuncias, cuál es el estatus de la
denuncia, la influencia de los denunciantes.

También, influiría mucho la concepción que tiene el control penal acerca del delito y del
delincuente. Lo que va a definir son los factores, como el hecho mismo, y por tanto influirán
mucho los estereotipos y perjuicios sociales, que sí están en las instituciones del control social
penal. Por ejemplo, cuando operaba la detención por sospecha en Chile, había ciertas tasas
comunes en América Latina, la cual iba asociada a determinados tipos de estereotipos. Va a ser
fundamental el estatus y función social de las personas que aparecen denunciadas. Va a tener
una influencia muy importante en estas definiciones. Entonces, este enfoque plantea que,
estando el delito mucho más distribuido socialmente, como muestran las encuestas de
victimización y los informes de autoreporte, habrían mayor posibilidad de ser criminalizados
los grupos que tienen menor estatus, y que eso es lo que reflejaría la realidad carcelaria. No de
que las clases sociales o grupos sociales de menores recursos tuvieren una mayor tendencia a
delinquir, sin que las decisiones del control social penal perjudicarán a los grupos menos
desfavorecidos, puesto que ocupan una posición social más baja que los que integran el
control.

Este modelo plantea importantes consecuencias, a nivel social. Por un lado, asigna a la sanción
penal un efecto estigmatizante. La reacción social en general en donde se incluye la operatoria
de la reacción del control social, tienen a provocar un estigma. Ese estigma social provocaría
aislamiento, rechazo, que puede ser a nivel laboral, familiar, comunitario y en el ámbito penal.
En este modelo, también, respecto del estigma social, se plantea que la resistencia que tengan
las personas a ser etiquetadas también es relevante, pues las personas de mayor estatus tienden
a resistirse mucho más al etiquetamiento, alegando error. Además de este estigma, un efecto
relacionado pero distinguible es la eventual reestructuración de la personalidad del sujeto,
asumiendo un estatus criminal. Los grupos más vulnerables tendrían menor posibilidad de
resistirse a la etiqueta, y mayor probabilidad de que, una vez etiquetado, presentar una
identificación con el rol de desviado. Se dice que el proceso de criminalización primaria, no
sería tan estigmatizante como el de criminalización secundaria, en virtud del cual se asume el
estatus, al percibir el rechazo social. Muchos criminólogos dicen que en ese caso, sucede que
esas personas estigmatizadas ingresarían a grupos o subculturas criminales, pues ahí no existe
ese rechazo, en donde podría desarrollar un nuevo estatus y rearmar su identidad, devaluada
por la etiqueta.

29/06/16

UNIDAD 4: SISTEMA DE LA CRIMINOLOGÍA

La criminología nació como un apéndice del Derecho Penal, y fue su desarrollo el que permitio
el cambio de ese carácter. Pero, además del Derecho, hay otras disciplinas generales que
estudian la criminología como un capítulo, como la biología, la psicología, la sociología, entre
otras. Por eso, muchas veces la Criminología ha sido clasificada por esas disciplinas generales
como una subdisciplina.

No obstante, ninguna se hace cargo de la creación de conocimiento criminológico además del


desarrollado exclusivamente para su propia disciplina, es decir, no trascienden su ámbito
disciplinar. Entonces, poco a poco la Criminología, luchando por su autonomía, en principio
del Derecho, en otros casos de estas disciplinas generales, se va constituyendo como una
disciplina coordinadora, que trata de coordinar los conocimientos que provienen de distintas
disciplinas, cuyo tema común es la criminalidad, el delincuente, el control social o la víctima.
A través de esa función de coordinación, se va convirtiendo en una disciplina en donde la
función principal es esa coordinación, pero en un nivel muy escaso de integración.

Entonces, ahí hablamos de una relación más estética de la Criminología con el resto de las
disciplinas. La pretensión de la Criminología es que todas las demás disciplinas son parte de un
mismo sistema común criminológico. Ahora, en la Criminología, hay dos concepciones sobre
el sistema criminológico: una que se denomina amplia y otra, restringida.

La diferencia entre ambas concepciones tiene que ver con a qué disciplina integra, abarca y a
cuales considera pero no las considera parte del sistema criminológico. La cuestión es cuáles
son parte del sistema y cuáles no. Para eso, las distintas disciplinas que tiene relación con la
criminología, se han dividido en tres tipos: a) disciplinas explicativas, b) disciplinas del hecho
criminal y c) disciplinas de la prevención y represión del crimen.

En las disciplinas explicativas, se entienden todas aquellas subdisciplinas cuyo cometido es


tratar de explicar y entender la criminalidad, no solo el delito, sino también la víctima, el
delincuente y el control social. No se refiere a un modelo en particular, como el causal
explicativo, sino que lo que intentan es entender el motivo de la misma, no solo la descripción,
aunque sí la incluye. Aquí, se comprenden la biología criminal, sociología criminal, psicología
criminal, la psiquiatría criminal, toda disciplina que se avocara al análisis y explicación. Ahora,
en los tratados de criminología habla de muchas disciplinas que hoy, prácticamente no existen,
y que trataban de explicar el hecho criminal, como la etiología (disciplina desarrollada dentro
de la criminología, dedicada a los modelos de desarrollo y de enfoque, según la
conceptualización), la fenomenología (que tiene que ver con la descripción de las modalidades
delictuales). La verdad, ya no existen como disciplinas, aunque muchas de sus tareas las toma la
criminología y las desarrolla como tal. Se hablaba también antiguamente de la geografía
criminal, que si bien ya no existe como una disciplina autónoma, pero su función está muy
vigente dentro de la criminología.

Ahora, hay muchas disciplinas que se dedican a un hecho criminal singular, como todo lo que
tiene que ver con la autoría, complicidad, el escenario en que se produce, en general todo lo
que le corresponde a la Criminalística. Dentro de ella, hay un conjunto de conocimientos
técnicos que pretenden resolver esos objetivos. Ahí, está todo lo que se puede imaginar de
estudios sobre la escena del crimen, autopsia psicológica, huellas digitales, balística, etc.

Por último, hay disciplinas sobre la prevención y represión, relacionadas con el qué hacer sobre
la criminalidad. Ahora, el control social también agrupa distintas disciplinas, dentro de las más
importantes hoy son la Política Criminal, que tiene que ver con el conjunto de estrategias,
tácticas, programas y medios para prevenir o reprimir desde enfoques muy diversos el delito.
La política criminal soporta una gran cantidad de distintos enfoques, de diferentes niveles. Se
habla de prevención primaria, secundaria, terciaria, que son distintos quehaceres dentro del
ámbito de la política criminal, pues importan el quehacer de diferentes niveles, tanto de cómo
evitamos o cómo dificultamos las tendencias de la criminalidad, cómo las disminuimos o
llegamos a prevenir.

Ya sabemos que esas políticas, que tiene que ver con el ámbito penal, como modificaciones de
la legislación penal, del sistema de penas, modificación de un formato que siempre debe estar
encuadrado en ciertos principios jurídicos, como muchas realidades.

Dentro de este nivel de disciplinas, hay una que ha perdido importancia pero que fue en su
momento muy importante: la penología. Nace como una subdisciplina del derecho penal, pues
se encarga del estudio de las penas, de los sistemas de penas, de las medidas, etc. Si bien hoy
día, desde el derecho penal se siguen estudiando las penas y medidas, normalmente ese estudio
no parece colgado o relacionado con la penología como disciplina. Muchas vece están
relacionadas con la Política Criminal, con el Derecho Penal e incluso con la Criminología. Hay
mucho estudio histórico acerca de las penas.

Desde el siglo XIX hasta hoy, hay una concepción restringida de la Criminología,
comprendiendo solamente as disciplinas explicativas ya mencionadas. Esa diferenciación se
mantiene hasta hoy, aunque el profesor dice que la tendencia predominante es la amplia. Eso
tiene que ver con una discusión al interior de la criminología respecto a sus funciones, acerca
de si la criminología debe dedicarse solo al análisis o también a la aplicación.

UNIDAD 5: FUNCIONES DE LA CRIMINOLOGÍA

Tiene que ver con cómo se han conceptualizado los fines e intenciones principales por parte
de los criminólogos. Alguna de las principales son: a) desarrollar conocimientos sistemáticos
confiables, b) aplicación a los problemas sociales reales y c) rol Político-Criminal.

Respecto del desarrollo de conocimientos sistemáticos, hay una discusión sobre si la


criminología debería avocarse solo a la producción de conocimiento o también a esquemas de
desarrollo para abordar la criminalidad; y también se debate cómo desarrollar conocimiento.

La primera pregunta, ha sido una interrogante histórica para la criminología: si solo debe
desarrollarse desde un punto de vista teórico para explicar el fenómeno criminal y hasta qué
punto debe interesarse o avocarse a la aplicación en la realidad social.

También, antes del siglo XX, sobre todo en el siglo XIX, se discurrió mucho sobre un método
de producción científico empírico, pero perteneciente al de las ciencias naturales. Al igual que
las ciencias naturales, la criminología pretendía buscar y encontrar leyes causales que pudiera
explicar el fenómeno de la criminalidad. Entonces, se creía en la producción de conocimiento
verdadero, se creía en la certeza y no solamente era un cuestión cuantitativa y de desarrollo
científico, y que por la acumulación se iba a ir llegando a esa respuesta, como se ha ido
llegando en las ciencias naturales y exacta. Ahora, este modelo quedó en el pasado. La
Criminología moderna ya no se adscribe a ese enfoque, sino que la Criminología, junto a
prácticamente todas las ciencias sociales, adscribe a otros paradigmas de formación del
conocimiento, que mantienen la matriz metodológica empírica, pero que tienen importantes
diferencias sobre la situación del pasado, como por ejemplo, sobre el desarrollo metodológico.
Ya no se habla de un lenguaje clásico sobre descubrimiento de verdades y certeza, sino que de
proposiciones e hipótesis no refutadas y conocimientos provisionales. Se renuncia a las teorías
mono causales y a las leyes universales.

Es en el siglo XX en donde se desarrollan modelos de teorías. Las teorías sobre la criminología


tal como se entienden hoy, recién se forman en la década de los treinta. Por tanto, se planteó
que la labor fundamental de la Criminología fue la producción de datos relevante sobre la
criminalidad, un conjunto de conocimientos. Los peligros que corre esta concepción es que la
criminología se transforme en un banco de datos solamente, junto con la presentación de
selectividad de criterios y variables y sesgos de registros de la criminalidad (según la
criminalidad de cada sociedad). Por tanto, la criminología se ve en la necesidad de desarrollar
modelos interpretativas a partir de datos empíricos.

… Imposibilidad de tomar apuntes a causa de la somnolencia.

La tercera finalidad que se discute en la criminología es el rol político-criminal. Esta se


relaciona con la finalidad anterior, pero no es exactamente lo mismo, pues el rol no alude a la
colaboración del Estado con la producción de conocimiento, sino que alude a si la
criminología en sí misma debe darse un rol a sí misma respecto a qué hacer sobre la
criminalidad. Es decir, si la criminología tiene algún papel o no le corresponde, debiendo
limitarse al análisis profundo, más científico y técnico. O sí la criminología en sí misma debe
darse una opción en sí misma, frente al fenómeno criminal.

En criminología, siempre se ha debatido esto, existiendo corrientes más proclives o no a


buscar un rol político criminal. Tanto la criminología occidental tuvo, desde el siglo XIX parte
de sus estudiosos que optaban por esa función, mientras que otros estimaban que debía
dedicarse exclusivamente a lo científico. En cambio, en el modelo socialista se definía como
central de la criminología un rol político-criminal. La criminología en esos países, sobre todo
los más desarrollados de la URSS le daban una función primordial. En cambio, en occidente
habían estas dos tendencias, entre los que estaban de acuerdo y los que no.

Esto se mantiene más o menos hasta hoy. Tal vez la línea más dominante en la criminología de
hoy, que es básicamente una de corte occidental, tiene que ver más bien con la postura de que
la criminología no se abroga ese rol político-criminal, pero sí estima que el análisis y estudio
sobre los mecanismos frente a la criminalidad es propio de la criminología.

En el modelo socialista, el criminólogo, a diferencia del occidental, tiene un rol en el Estado.


Es parte del “ministerio público”. Para el modelo occidental, preserva mucho más la
autonomía de las universidades y centros de estudios. Se relacionan con muchos gobiernos,
pero sin ser como parte del Estado. Aquí, el rol político-criminal de la criminología se ha ido
redefiniendo. Lo que la criminología moderna ha ido desarrollando es concepciones que
fundamentalmente tienen que ver con la prevención del delito. Antiguamente, lo que se
discutía eran muchos temas sobre combate de la criminalidad, lo que para la criminología
moderna es anacrónico. Además, la criminología ha acumulado bastante conocimiento para
defender que todas las ideas que proponen la eliminación del fenómeno criminal no tiene
sentido científico.

La criminología tradicional pensaba que un buen elemento disuasivo para la criminalidad era
un buen sistema de penas, pues el sistema tradicional le asignaba una calidad preventiva a las
penas. La criminología moderna fue dejando de lado estas doctrinas, entendiendo que el tema
no tenía que ver con lo que corresponde a un esquema normativo ni con la finalidad asignada a
las penas, sino que tenía que ver con la realidad misma del fenómeno criminal.

… Dormí de nuevo.

06/07/16

UNIDAD 6: MODELOS INSTITUCIONALES DE LA CRIMINOLOGÍA

¿Qué entendemos en términos generales por modelos institucionales de la criminología? Se


refiere a que la Criminología no se desarrolla en términos institucionales, teóricos y de
investigación de la misma manera, sino que existen ciertos entramados institucionales. Las
universidades y los centros de investigación condicionan el desarrollo de la Criminología.

Generalmente, en los tratados de Criminología aparecen tres modelos, pero uno ya no está
vigente históricamente, por lo que se analizarán dos: modelo anglosajón (USA y UK) y modelo
europeo continental.

Modelo anglosajón:

Este modelo es el que tienen mayor reconocimiento y estabilidad institucional. Ese rasgo de
convertirse en un referente mundial se debe a la tecnología. El desarrollo de este modelo es
gracias a la tecnología contemporánea utilizada en su trabajo, en materias de sociología,
psicología, psiquiatría, etc. Pero también, se caracteriza por su estabilidad, característica muy
apreciada que consiste en objetivo y meta de la ciencia. Toda ciencia depende de la calidad de
los recursos y del financiamiento de los centros académicos y de cuerpo docente.

Aquí, la criminología no depende de otras disciplinas, como en el modelo europeo continental.


La criminología, bajo este modelo, es una disciplina independiente y autónoma. Por otro lado,
otra característica que tiene este modelo es el nivel de desarrollo metodológico. Gran parte de
este desarrollo que sustenta la investigación empírica de la criminología se desarrolla en este
modelo. Lo cual, se traduce que hay muy buenos criminólogos expertos en investigación e
informática, en donde el aspecto de los métodos y técnicas para investigar se ha desarrollado
con mucha fuerza. Todo esto para por el desarrollo de la metodología de investigación de las
ciencias sociales. También, tiene que ver con el desarrollo de la informática, aplicada a la
investigación criminológica.
Además, el modelo anglosajón se caracteriza por la aplicación de la criminología a los
problemas sociales. Esto significa mucho interés y atención a problemas criminológicos donde
se aborda el contexto social, cultural y en donde la mayoría de los temas criminológicos son
abordados como problemas sociales, es decir, como realidades que no han sido resultas, donde
falta desarrollar temas de diagnósticos de esa realidad criminal, donde falta desarrollar qué
medidas emplear ante dicha realidad criminal, etc. En este modelo, hay una relación fuerte
entre la criminología y la política criminal, pero en términos bastante aterrizados.

Modelo europeo continental:

Presenta una gran dependencia del derecho penal y su desarrollo se caracteriza por una
diversidad disciplinaria: criminólogos con formación psicológica, jurídica, biológica, etc.,
presentando un campo mucho más variado. En cambio, en el modelo anglosajón, los
criminólogos son generalmente de formación sociológica.

Es en este modelo donde se ha intentado más alcanzar una disciplina interdisciplinaria,


especialmente la criminología alemana. Sin embargo, el nivel de investigación empírica es
menor en relación al modelo anglosajón. Hay más desarrollo conceptual, como ensayos,
habiendo investigación empírica, pero en una entidad mucho menor que el modelo
anglosajón. Hay orientación a la investigación empírica, pero hay menos recursos financieros
en los centros de investigación: hay menos estabilidad [falta algo sobre los desplazamientos
bruscos en la investigación].

Presenta una pugna entre la criminología y el derecho penal, en razón de la intención moderna
de limitar la primera de la segunda, en virtud de la diferencia de métodos de ambas ciencias.
Además, la pugna no ha sido solo en métodos metodológicos, sino que también respecto del
interés de la criminología, en donde se desplazó, primeramente por los positivistas, el estudio
del delito al estudio del delincuente.

UNIDAD 7: ACTUALIZACIÓN DE LOS MODELOS CRIMINOLÓGICOS DE LA DELINCUENCIA [no


entra en la primera prueba]

Se habla de actualización, pues en los tratados se hace referencia a las teorías del siglo XX, a
partir de los años treinta hasta los setenta. Nosotros iremos más allá de eso, llegando a lo
tratado desde los sesenta hasta el siglo XXI, la actualidad.

Hoy, la emergencia es no de teorías, sino de enfoques. Dentro de las diferencias entre teorías
hy enfoques que se pueden hacer, se debe mencionar el grado de abstracción y la mayor o
menor presencia de un marco teórico elaborado. Las teorías se caracterizan por tener un alto
nivel de adaptación, que es más o menos un modelo específico sobre la criminalidad. Son
teorías que pretenden explicar todos los tipos de criminalidad, es decir, tienen pretensiones
globales, a pesar de haber partido de una realidad local. En general, lo que se llaman teorías
criminológicos, tienen un desarrollo muy importante, hay un nivel sofisticado de desarrollo
teórico. Son modelos teóricos bastante elaborados. En cambio, los enfoques se caracterizan
por un nivel de abstracción mucho menor, porque los enfoques se caracterizarían más bien por
su tendencia hacia la concreción, hacia problemáticas criminales. Intentan dar respuesta a
problemáticas, pensando sobre cómo y qué hacer, qué medida tomar y qué variable debe
considerarse. Entonces, son mucho más concretas, teniendo bastante menos desarrollo
teórico. Son modelos mucho más simples.

En general, las teorías criminológicas eran muy excluyentes, por sus pretensiones de
universalidad. En cambio, hoy la tendencia es buscar puntos en común, similitudes y
complementaciones. Más que integración, lo que se da es complementación, pero a nivel
teórico. Hoy, los criminólogos usan marcos teóricos de teorías que otrora fueron
absolutamente contradictorias. Se piensa, en general, que la generalidad, que es un poco la
pretensión de estas teorías, se logra en mayor medida, integrando elementos de distintos
marcos teóricos.

La curva de la edad

Muchas teorías no consideraban la importancia de la edad como un factor descriptivo y


explicativo del comportamiento delictual. Plantean que hechos muy fundamentales del
comportamiento, asociados a la edad, en general no se consideraron anteriormente. Entonces,
ha habido bastante desarrollo en los enfoques criminológicos acerca de tomar esta base de la
edad como elemento principal.

Ahora ¿cuál sería la importancia de la edad relacionada con la conducta delictual? El fenómeno
criminal en la mayoría de las sociedades, aparece asociado y concentrado en determinados
tramos etarios. Eso significa que el comportamiento delictual se concentra bastante en la
población joven, y que a medida que aumenta la edad, la conducta delictual aparece con mucho
menos fuerza. No obstante, la curva representa datos agregados y puede representar a nivel
micro trayectorias de edad distinta. Pero, a nivel de grandes números, esa es la curva que se
dibuja, siendo la tendencia general la criminalidad joven y su decaimiento en la etapa adulta.

El fenómeno del rejuvenecimiento de la delincuencia, que parece estar cada vez más presenta,
dice que las poblaciones que delinquen se iniciarían cada vez más joven. Por tanto, se estaría
involucrando cada vez más mayor número de adolescentes. Desde el punto de vista estadístico,
se advierte que en muchas sociedades, el comportamiento general da inicio en la edad de los
menores. Sobre todo, tiene que ver con los tramos de edad de la adolescencia, menores de 18
años.

Existe una continuidad entre la delincuencia juvenil y adulta: en general los delincuentes
adultos han cometido delitos en su adolescencia. Eso se presenta como un dato más bien
empírico. Pero eso no significa que, necesariamente, los que se inicien temprano terminarán
como delincuentes adultos.
Hay algunas teorías que no consideran y otros que no son compatibles con el fenómeno de la
curva de edad. Algunos modelos teóricos clásicos restan validez a este fenómeno, pues dan
otra explicación a la criminalidad, como la teoría de la anomia de Merton.

Enfoque de carreras criminales

Las personas que delinquen siguen un patrón o trayectoria delictual. De esta afirmación, lo que
no debe concluirse es que la tendencia de las personas que delinquen sea a convertirse
necesariamente en delincuentes existentes o reincidentes. Lo que se tiene que estudiar, según
este enfoque, es cuales son estas trayectorias específicas de las personas que delinquen. Es
decir, el patrón delictual que se inicia en un momento equis del fenómeno criminal. Estas
trayectorias pueden ser diferenciales, distintas, en relación a la edad y al tipo de delitos.

Este enfoque distingue diferentes tipos de delincuentes según su persistencia, desistencia, etc.
Busca hacer un desarrollo de las tipologías que sean necesarias en mérito de la situación real de
la delincuencia. Pretende distinguir como diferentes tipos de delincuentes según las diferentes
trayectorias delictuales. Empíricamente, este enfoque demuestra que existen tipos de
delincuentes muy persistentes y otros muy poco persistentes, pero a través de un estudio
material.

La perspectiva metodológica de este enfoque es de carácter longitudinal. A diferencia de la


metodología anterior, de carácter transversal, que pretendía obtener una fotografía de un
escenario en un tiempo determinado. Hoy, se hace un seguimiento en el tiempo a determinada
población. No es un estudio de corto plazo, no tiene sentido hacer un estudio de un año.
Entonces, ¿cuál es el horizonte de un estudio longitudinal? Evidentemente, no hasta el
momento que mueren, sino que utilizan los mismos elementos de la curva de la edad, por lo
que se concentran en los tramos de más alta criminalidad. Entonces, en estas tipologías,
interesa mucho el descubrimiento empírico de etapas de trayectorias delictuales, las
características diversas de distintos tipos, etc.

Desde este enfoque, los criminólogos han hecho investigaciones empíricas para conocer las
tendencias principales, en términos del comportamiento delictual. Aquí están algunos de los
principales resultados, que van a darle contenido al enfoque y que, además, han tenido en
criminología mucha influencia en otras teorías y enfoques.

Los hallazgos empíricos son los siguientes:

 La prevalencia (participación) de tasas de la criminalidad, en una dimensión temporal,


varían con la edad.
 Respecto a la frecuencia individual, a la persistencia del delito, han concluido que
muchas sociedades la mayoría de la actividad delictual la concentra un porcentaje
pequeño de la población. Es decir, la actividad delictual podría ser bastante dispersa,
empero, si seguimos el tema de la frecuencia, cuántas veces delinquen y su horizonte
temporal, la investigación empírica muestra que hay una tendencia predominante más
que a la dispersión, parece estar la actividad delictual concentrada como tendencia en
un pequeño grupo.
 La probabilidad de ser detenido de personas que delinquen es bajísima. Eso significa
que si establecemos penas draconianas con fines disuasivos, la verdad es que la
probabilidad de la aplicación de esa pena es increíblemente baja. Incluso, la actividad
más racional, atendido a los costos, sería delinquir, por la escasa probabilidad de ser
detenido.
 Activación de una carrera criminal: el inicio delictual temprano se correlaciona con la
persistencia delictual. Esto no indica todavía de que la tendencia principal sea el inicio
temprano. Habría que ver empíricamente en Chile cuál es la tendencia principal y
cuáles grupos se inician tempranamente. Entonces, la política criminal se debe hacer
cargo de personas que se inicien criminalmente como menores, pues los datos
muestran que tiene relación con la reincidencia, siendo el costo social de esa
delincuencia adulta muy elevados.
 Versatilidad de las carreras criminales. Los estudios empíricos dicen que la tendencia
dominante apunta a la dispersión o versatilidad delictual. Esto no obsta a que haya
criminales que se especialice o reitere cierto tipo de delitos. El patrón dominante, es la
versatilidad. Muchas veces las víctimas o espectadores de una realidad criminal, que
pueda ocurrir en otro medio, tienden a imaginarse que la comisión del delito, como un
robo o un asalto, requiere una experticia. Pero mucha investigación demuestra que en
muchos casos, el delincuente no sabía cómo sacar el computador o la radio del auto, es
decir, no tiene tal grado de pericia. Lo mismo con los robos informáticos.
 La tendencia dominante respecto de la agravación delictual, la comisión de delitos más
graves, corresponde a una tendencia minoritaria.

13/07/16

El enfoque de las carreras criminales plantea una política criminal de intervención selectiva: de
identificación temprana, focalizar la intervención en los grupos de mayor riesgo, es decir,
grupos importantes desde el punto de vista político criminal.

Enfoque de la criminología del desarrollo

Según este enfoque, que pretende ser uno más integral, se parte del análisis del cambio de
experiencias que tiene un sujeto a lo largo de su ciclo vital. Tiene una similitud, en este punto,
con el enfoque de la trayectoria criminal. Cuando se habla del interés de esos cambios
individuales en el tiempo, se refiere a procesos causales dinámicos. Es una crítica a las teorías
tradicionales, por ser estáticas y no considerar los procesos de cambio que hay frente a la
conducta delictual. Se centra en los cambios que se producen con la edad, la cual deja de se run
dato meramente cuantitativo y biológico, pues la persona va viviendo distintas experiencias
durante su vida, que influyen en su conducta. Según este enfoque, este dinamismo no puede
estar fuera de la explicación sobre la delincuencia. Por eso, si bien en ambos casos la
investigación puede ser empírica, más que dar un enfoque global, como las teorías básicas de la
anomia, subcultural, etc., aquí lo que interesa no es tanto dar una respuesta general y universal
que englobe todas las conductas delictuales, tal como pretenden las teorías globales, sino que el
enfoque es tipológico: descubrir las distintas tipologías de delincuente.

Se van a considerar, entonces, el factor de la edad, la trayectoria delictual y los factores de


riesgo de las distintas poblaciones. Así, tendremos una mirada más concreta y específica, que
considere esos aspectos.

Plantea que las causas principales del comportamiento delictual se puede diferenciar por esos
factores, concediendo relevancia el factor edad. Por ejemplo, debe tenerse presente que no
toda la criminalidad se produce por factores de marginalidad, pero existe cierta relación, y por
eso debe tenerse en consideración dichos factores.

En esta lógica, una tarea fundamental es la construcción de tipologías, que busca su desarrollo
a través de la investigación empírica. No son tipologías ideales que tengan sentido desde el
punto de vista conceptual, sino que debe tener un sustrato empírico. Estas se construyen según
criterios como:

 Etapa de vida del que delinque;


 Edad de inicio delictual;
 Patrones de agravación;
 Patrones de especialización; y
 Patrones de desistencia.

Una parte que difiere a este enfoque es un elemento que se ha desarrollado, sobre sujetos
altamente reincidentes. Algunos criminólogos que adhieren a este enfoque, se ha preguntado
por qué una gran parte de los delitos se generan a partir de un número muy minoritario de
delincuentes. Las diferencias entre los delincuentes persistentes s deberían a anomalías
neuropsicológicas del sistema nervioso, como alteraciones neuronales durante el embarazo
(uso de drogas, alimentación del feto, exposición a sustancias tóxicas, etc.) o heredadas.

Estas anomalías influirían en las funciones psíquicas, las que producirían interacciones
negativas con el ambiente, como interacciones negativas con los padres, las que modificarían
estilos de crianza. Los criminólogos se preguntan cuáles serían las interacciones que influirían
en la desviación social. El primer nivel de esas interacciones negativas las visualiza o identifican
en la etapa de la crianza, pues se alteraría la crianza socializadora, reforzadora. Estos niños
tendrían ciertas predisposiciones biológicas y psicológicas que le dificultarían ese proceso de
crianza y socialización, lo cual haría que los padres los tratarían de forma inadecuada. También,
se produciría por percepciones negativas de los ambientes, que conducen a reacciones
agresivas, por no tener la misma capacidad de adaptación, por lo que tienden a defenderse por
percibir el ambiente como mucho más amenazante, lo cual puede conllevar a conductas más
agresivas. Por último, estos criminólogos han desarrollado alguno de los efectos que podrían
tener estas relaciones negativas con el ambiente, de la manera que estas personas que han
tenido dificultades en el proceso de la crianza, y que han tenido y tienen percepciones negativas
del ambiente, tendrían a relacionarse con jóvenes, niños o adultos con similar naturaleza
conflictiva e insertarse en ambientes criminológicos. En esta búsqueda por gente con una
mirada similar, tenderían a buscar o encontrar grupos desviados, los que los puede llevar a una
mayor cercanía con ambientes criminógenos. Estas son hipótesis, no están comprobados, pero
en esta línea de desarrollo es que se han amparado ciertos criminólogos que creen que el factor
biológico es relevante.

Enfoque de factores de riesgo

Cuando se habla de este tipo de enfoques, no se alude a algún tipo de desarrollo de


criminología, sino que hay muchos criminólogos y muchos centros de investigación que
desarrollan esta perspectiva. Es un enfoque, pero también una perspectiva, pues diferentes
criminólogos que comulgan con ella, hipotetizan o descubren diferentes factores. Entonces, no
todos concuerdan en la misma definición de esos factores, pero hay bastantes similitudes entre
diferentes factores de riesgo o en su utilización en la investigación empírica.

En general, esta perspectiva tiende a tomar diferentes tipos de factores. En general, todos os
enfoques se identifican con factores biológicos y psicológicos. Identifican otros factores
relacionados con la familia, con la escuela u otras agencias de socialización o control social, y
otros tipos de factores que normalmente aparecen son los ambientales, donde entran factores
muy diversos. No todos los que están trabajando en esta perspectiva están desarrollando de
forma explícita este enfoque de factores de riesgo, sino que muchos criminólogos hacen
investigación empírica sobre estos factores, pero puede que introduzcan nuevos factores.
También, después de que este enfoque empezó a desarrollarse, empezaron a surgir otros
enfoques muy relacionados, que se diferencian en la lógica en que se aglutinan estos factores.
Por ejemplo, algunos platean hablar de factores protectores en vez de factores de riegos, que es
simplemente un cambio de perspectiva. Esos factores a veces son la otra cara del factor de
riesgo y a veces no.

A través de estos factores, se permite la orientación a la prevención y tratamiento de la


desviación social. Se verán a continuación todos los factores biológicos y psicológicos, pero
antes debemos referirnos a la falta de empatía: en una misma persona, puede ser muy poco
empático en determinadas situaciones o ambiente, incuso en determinados tipos de
interacciones, pero habría que ver qué tiene que ver eso con la conducta delictual.

Listado no taxativo de factores biológicos y psicológicos:

 Déficit en desarrollo cognitivo: se supone que las personas desde que nacen deben
tener un desarrollo de sus funciones cognitivas. En este caso, solo lo vamos a asociar
a la inteligencia, lo cual debe ser un proceso normal. Hay poblaciones, tanto en
menores como en adultos, en las que no hay un desarrollo normal en cuanto a las
funciones cognitivas o inteligencia, y normalmente esto no puede ser imputado. Está
asociado a la posibilidad de resolución de problemas reales de la vida, por lo que si
hay un déficit conflictivo, se complicaría su desarrollo humano, como persona. Acá se
habla de personas que están por debajo del desarrollo normal. Se le ha atribuido la
calidad de característica de la personalidad;
 Locus de control externo; Se asocia a un desarrollo psicobiológico adaptable, que la
persona desarrolle una percepción de que puede hacerse cargo de su presente, de su
realidad, según la edad y circunstancias, de que puede ser un factor fundamental en
cómo lograr sus metas, en cómo lograr resolver los problemas de la vida, o por el
contrario, puede que esté poco desarrollado ese locus de control interno y justamente
que el que predomine sea el locus de control externo, que sería un desarrollo de la
personalidad en el cual se tiende a atribuir lo que me pasa a terceros, a la vida, al
destino, a lo que le tocó vivir, etc. Se estima que en estos casos se aumentan las
posibilidades de desviación social, pues no se tiene un sentido de responsabilidad ni
de consecuencia de mis conductas.
 Baja autoestima. Se refiere a la imagen negativa que uno tiene de sí mismo, en algún
momento de su vida. En general, en el desarrollo de la vida, el baja autoestima es un
elemento deficitario, pues dificulta mucho la vida social de las relaciones
interpersonales. La baja autoestima genera problemas en la asertividad, lo cual a su
vez produce dificultades para resolver problemas, lo que podría llevar eventualmente
a la comisión de un delito, como medio para resolver el conflicto;
 Egocentrismo. Desde el punto de vista evolutivo, uno no nace con la capacidad de
empatía, sino que eso tiene relación con la interacción social y desarrollo psicológico.
El desarrollo debería llevar a disminuir este egocentrismo, lo que justamente sucede
en los niños. Pero, hay personas que ya no están en esa etapa donde el egocentrismo
es normal. Podría culminar en una mayor probabilidad de delinquir; y
 Falta de empatía. Aquellas personas que sufren de falta de empatía, crean discursos de
justificación de sus conductas. Hay investigaciones de carácter biológica, que plantean
que la empatía tendría una fuente biológica, por lo que estas personas que carecen de
esta característica, no la tienen suficientemente desarrollada. La cuestión es cómo
poder promover el desarrollo de la capacidad empática.

PRUEBA HASTA ANTES DE ENFOQUES CRIMINOLÓGICOS.

20/07/14

 Déficit de habilidades sociales. Complicaría la relación interpersonal, de manera tal


que se le visualiza como factor de riesgo.
 Pensamiento concreto. Generalización a partir de experiencias particulares y
concretas. Cuando ese pensamiento no se desarrolla, o lo hace de forma muy
deficitaria, sabiendo que hay un porcentaje de la población adulta en esa situación, la
evaluación de la realidad y relaciones con los demás va a complicarse. Las relaciones
sociales podrían ser más subjetivas, agresivas, en donde podrían percibirse muchas
más amenazas, por un juicio pasional de la realidad.
 Impulsividad. La impulsividad se ha asociado mucho antes del enfoque de riesgo, al
tema de la conducta desviada, o de la delictual derechamente. La impulsividad por un
lado, tiene que ver con el desarrollo normal, apropiado, adecuado, de los discursos en
general. Un adecuado control de los discursos, minimiza mucho la impulsividad como
característica de la personalidad. La impulsividad normalmente se ha asociado a la
agresividad, como consecuencia de un desarrollo más o menos obvio, pero también
tiene que ver con muchas otras consecuencias negativas, aunque no sean la
agresividad a los demás. Desde ya, las respuestas autodestructivas, por ejemplo.
Pueden haber muchas conductas de riesgo que uno puede asumir si tiene muy
marcado o desarrollado este rasgo de la impulsividad o muy deficitario el control de
impulsos. Por ejemplo, el consumo de sustancias ilegales o incluso lícitas, tanto por la
adicción como al comportamiento bajo dicho estado.

La concurrencia de alguno de estos factores no es suficiente para calificar a un segmento de la


población de riesgoso, sino que ello depende de una constelación de variables o factores. Esto
no implica una suerte de determinismo, por eso se le denomina factores de “riesgo”. No hay
seguridad que las personas que presentar factores de riesgo vayan a delinquir. No se pretende
que se les vea como sospechosa, sino que la política criminal debe proporcionarles ayuda para
atenuar estos factores. Obviamente, se pondrá énfasis en poblaciones de niños que tengan
muchos de estos factores. Entre nosotros, desde ya, se puede decir que sería muy raro que no
tuviéramos ninguno de estos factores.

Factores familiares como otro tipo de factores

En general, se refieren a una serie de características que pueden ser problemáticas en el


desarrollo de personas, específicamente adolescentes, y que pudiera dificultar el desarrollo de
su personalidad y habilidades.

 Falta de supervisión de los padres. Aparece especialmente destacado en materia de


criminología. La poca presencia de los padres en la vida de su hijo, sus intereses y
riesgos e que pueda estar incurriendo, que puede no estar presente por un conjunto de
factores: padres que pueden traer una historia parental que no les facilita desempeñar
adecuadamente su rol, porque, por ejemplo, sus padres o abuelos también incurrieron
en un patrón similar. Además, la supervisión de los padres a menores y adolescentes, es
muy complicada porque la adolescencia es una etapa en donde es normal cierto grado
de hostilidad frente a los padres, tendiendo a cerrarse a la supervisión, especialmente si
los padres han sido inadecuados en este rol: si han sido muy autoritarios, si han sido
demasiado permisivos, excesiva preocupación por no traumatizar a los niños, etc.
Muchas veces, la supervisión no ha sido apropiada, por confiar demasiado en
instituciones como la escuela, la iglesia, etc., o ha sido demasiado desconfiada.
 Conductas de negligencia, pasividad, crueldad o de violencia de los padres. A pesar de
que los padres son, presumiblemente, los que más quieren a sus hijos, son susceptibles
de todas formas a cometer acciones negligentes aisladas. Por ejemplo, dejar solo al niño
en un departamento de un quinto piso, para ir a fumar un cigarrillo. Es esos casos, el
control social penal opera, pues hay un posible delito de homicidio por imprudencia.
Entonces, no solo es complicado como factor de riesgo conductas deliberadamente
dañinas, sino que también las imprudentes, pues sus consecuencias objetivas pueden
ser tan graves como las dolosas
 Exceso de disciplina.
 Conflictiva familiar. No se refiere a problemas que tenga la familia, sino a un patrón
que corresponde a una familia disfuncional, que puede ser que esté asociado a
conductas crueles con los niños, que se vincule a conductas de abusos (como un pacto
de silencio a nivel familiar, en donde diversos parientes de diferentes edades, pero
mayores, en donde se había realizado reiteradamente abusos sobre los menores por
diez años).
 Familia extendida. Esta variable aparece como factor de riesgo en países desarrollados.
Sin embargo, los estadios sociológicos, psicológicos, sobre la familia, que sea extendida
normalmente aparece como un factor negativo. Habría que saber hasta dónde eso
implica un trasfondo cultural distinto, pues en la época de nuestros abuelos, las familias
extendidas era lo normal. Se asocia a una falta de cuidado: cómo un padre o madre
podrá atender a tantos hijos, sobre todo si no tiene ingresos para ello. En otros países,
como Chile, esto de la cultura nacional claramente fue cambiando por las expectativas
de la modernización y urbanismo, en donde se pasó a una familia nuclear como
elemento de la cultura.
 Fallas en la comunicación padres-hijos. Los problemas de comunicación entre los
padres e hijos, debieran ser resueltos por los padres, pues ellos tienen la
responsabilidad. Se asocia a muchas problemáticas que pueden existir en la familia.
Aquí se alude a la falta de empatía en la comunicación, a la falta de elementos afectos
de la comunicación, o en colocarse en el lugar de los niños, etc. Se relaciona con
conductas que pueden ser interpretada erróneamente por los padres. Por ejemplo, la
etapa negativista de los niños es muy normal, que se produce entre los dos o tres años.
Esa actitud tan conformista podría estar cubriendo una falencia, que no es propia de la
etapa de esa edad. Tiene que ver con un tema de formación de su yo, de su autonomía,
negándose a las tareas asignadas a los padres, cómo desarrollan su personalidad.
 Carencias afectivas. Se refiere al sentirse querido. Ser querido es fundamental para
desarrollar una autoestima positiva de sí mismo, pero también significa ser reconocido,
ser atendido, ser contenido. La familia es la estructura que tiene como misión
fundamental ser lugar de contención. Cuando no se resuelve bien estos problemas,
cuando no hay capacidad de contener, los hijos desarrollarán estas carencias, estos
déficit. Esto significa que, cuando los niños tienen conductas que se consideran
inapropiadas, los padres deben prepararse para ver de qué manera se convierten en un
factor de solución de desarrollo del niño y no en uno de afectación. Por ejemplo, la
pataleta es una manifestación de emociones negativas, la cual deberán los padres saber
cómo contener eso sin caer en el maltrato físico, en la negligencia, en el dejar de hacer,
para evitar esa pataleta. Querer no significa consentir. Sin embargo, el desarrollo
afectivo de la relación afectiva tiene que explicar la expresión de emociones positivas,
de cariño y afecto, que son fundamentales, básicas de la buena crianza. En el desarrollo
de relaciones de padre e hijo, hay una serie de factores que no comprenden los
menores, y a veces tampoco los padres, por ejemplo: es normal que los padres tengan
esa imagen de niño deseado, cuando la mujer queda embarazada, de carácter
inconsciente muchas veces. A veces, los hijos no cumplen las expectativas de los
padres. Los padres se debaten no solo con expectativas sociales, sino con psicológicas
inconscientes, en los cuales tienen referencia el origen del mismo: que los hijos
reivindiquen lo que la familia tenían como expectativa histórica, por ejemplo.
 Falta de formación valórica prosocial.
 Condiciones socioeconómicas de marginalidad. Se refiere a familias que viven en
condiciones de marginalidad social, tanto de pobreza extrema como de exclusión de la
comunidad, del mundo laboral, de la cultura, de la participación, etc. Están colocados
en las fronteras del sistema, en donde hay mucho hacinamiento. No hay condiciones
mínimas de desarrollo material. En Latinoamérica, la marginalidad tiene que ver
mucho con la migración rural urbana, una estructura agraria muy rica, buscando
mejores oportunidades a falta de oferta laboral, se convirtieron en los papeles
periféricos de las grandes ciudades, como Santiago. Algunos lograron insertarse y otros
quedaron en la marginalidad. En términos comparativos, Chile tiene como factor
estructural de marginalidad, índices bastante más bajos que otros países de
Latinoamérica.

Factores socioeducativos:

 Fracaso escolar. En términos de exclusión o deserción, es muy preocupante desde este


punto de vista, pues cuando un menor u adolescente tiene un fracaso importante que
lo saca del sistema escolar, se queda sin alternativas para desarrollarse, pues se supone
que es en la escuela en donde debe aprender una serie de habilidades, de hábitos, de
valores, ante los cuales el fracaso escolar lo colocará en una situación de desventaja
para la adquisición de estas virtudes. En las empresas escolares, no hay una
preocupación por las faltas de rendimiento o mala conducta, más allá de simplemente
sacarlos del sistema mediante expulsión.
 Vandalismo escolar. Se refiere al problema de la violencia intraescolar. Toda la
comunidad escolar debe estar abocada a la solución de este problema, no solo
directivos y profesores, sino estudiantes y apoderados. Los programas sobre
vandalismo escolar. La conducta de los padres siempre debería ser funcional a las
decisiones del establecimiento educativo. En general, en Chile y en muchos países de
Latinoamérica nunca el establecimiento directivo se hace cargo de este fenómeno, por
falencias propias del sistema escolar: falta de profesores, falta de condiciones, etc. Hay
muchos problemas, por tanto, en los colegios, por los que se ocultan o insensibilizan.

Factores ambientales:

 Grupo de pares. Sobre todo en la adolescencia, en donde se fundamenta una actuación


en grupo de pares. Los adolescentes prefieren estar mucho más con sus pares o grupo
de amigos, que sus padres. Es una etapa normal que se requiere para el desarrollo.
Puede convertirse tanto en un factor positivo para el desarrollo como negativo. Por
tanto, hay muchas políticas respecto de los padres diferentes sobre esto. Por ejemplo,
en Santiago, las clases medias y bajas que hacen todo lo posible para que su hijo pueda
llegar a la Universidad, pero vivían en un medio urbano más desfavorecido, muchas
veces los padres para proteger a sus hijos les prohibían que salieran al barrio, en
especial a las mujeres. Se producirán también conductas en descubrimiento de su
propia naturaleza adolescente, que por supuesto son muy propios de esa etapa. Se debe
acompañar a los menores, para evitar que se alcance niveles nocivos o de adicción
 Condición de desempleo. Las relaciones de familia está muy relacionada con el aporte
económico. Cambia el estatus entre los miembros de familia según están desempleado
o no.
 Consumo de droga. Por muchos criminólogos, se ha tratado de que a pesar de que se
tengan muchos factores protectores, la adicción debería tener una importancia en sí
mismo muy severa. Aquí se habla de consumo problemático o de adicción, no de la
mera exploración o consumo ocasional propio de la adolescencia.
 Influencia de los medios de comunicación. En la literatura criminológica, tiene que ver
sobre todo, con contenidos muy violentos o contenidos muy explícitamente sexuales,
en formatos dirigidos a todo tipo de público. Otro de los temas que más habla la
literatura es la violencia, como asunto de aprendizaje y cómo podría influir una
educación que redunde en contenidos violentos. Por violencia no se refiere
exclusivamente a la bélica, sino a toda resolución de conflictos mediante métodos
violentos. Tiene especial relevancia en menores, en donde se presenta la violencia de
manera positiva, incluso en la ficción televisiva, como en los súper héroes, quien tienen
en una mano la bandera de la justicia y en otra la de la violencia. Se refiere a esta
exaltación de la violencia. Sin embargo, hay literatura no tan criminológica, sino aquella
referida a los efectos de la televisión, hay ciertas dudas en cuanto al contenido violento
de ciertos programas infantiles, en donde se plantea que no necesariamente constituyen
un aprendizaje de violencia, sino que podría a través de vía ficción, entendiéndose por
los niños como un juego, consistir en una manera de descargar, pudiendo el menor
distinguir entre el juego y la realidad. Otros estudios recaen sobre los videojuegos
violentos, donde se plantea una serie de problemáticas que se solucionan por el uso de
la violencia. Esto podría influir en el aprendizaje, sobre todo por darle una connotación
tan positiva a la violencia, o que la masculinidad debe construirse a partir de la virilidad,
de una fuerza física que implique el uso de la violencia.
27/07/16

Un informe del Departamento de Criminología y Justicia Criminal de la Universidad de


Maryland concluye que los programas de rehabilitación de delincuentes juveniles y adultos son
efectivos solo en la medida que consideran los factores de riesgo de cada delincuente.

Teorías del control social

No se verán las teorías tradicionales, sino aquellas más avanzadas, posteriores a los años
setenta. Estas teorías del control social se originaron desde los setenta, pero que arrojan
productos nuevos ahora. Es un conjunto de familias de diferentes criminólogos y centros de
estudios desarrollándolas.

Tienen otros nombres en los manuales, como teorías de arraigo social o vínculo social. Este
tipo de teorías normalmente se hizo una pregunta diferente a la clásica de las teorías
criminológicas: el por qué la gente delinque. Se preguntaron, entonces, ¿por qué tanta
gente no delinque y actúa según conformismo social? Se refieren al arraigo social.

Estas teorías no se refieren tanto al control social penal, sino a una serie de controles internos
de la persona y externos, presentes a lo largo de la mayor parte de nuestro ciclo vital.

Controles internos:

 Autoestima, auto-concepto. Concepto que se tiene de una mismo, que se va


desarrollando a través de la maduración. La importancia de esa autoimagen cuando se
construye de acuerdo a las expectativas sociales, respecto de un comportamiento
correcto, adecuado.
 Creencia en las normas. Se refiere a las normas sociales, y por extensión a las legales.
Especialmente, a las normas sociales que son aquellas instaladas en la sociedad, pro la
cual somos socializados. Es complicado desarrollar cognitivamente una adherencia a
las normas, incorporándola a las creencias internas, pues en la sociedad pluralista hay
distintos códigos normativos en disputa, compitiendo respecto a las normas ideales o
estables. Por ello, a lo largo de su vida, las personas van aprendiendo creencias
apartadas a las normas sociales, o incluso ser contrarias. Es propio de la subcultura que
estas normas sean distintas a las predominantes, y de las contraculturas que sean
contrarias.
 Autocontrol. Dispositivo o mecanismo psicosocial que permite controlar distintos
tipos de conductas impulsivas, a pesar de sentir un placer de transgredir la norma. Se
refieren al control de conductas consideradas de riesgo, como endeudamiento de
menores, o aquellos en los que ya hay un cuadro psicológico o psiquiátrico detrás.

Controles externos:
 Supervisión parental. Nos remitidos a lo dicho anteriormente.
 Sistema escolar. Se refiere a la entrega de valores y formación por parte de los padres.
Indudablemente, esto puede influir en la conducta positivamente, dependiendo de las
características del sistema escolar. Por ejemplo, Sudáfrica presentaba muchos
problemas de violencia en el sistema escolar, entre estudiantes, e incluso contra
profesores. Se descubrió que una de las fuentes de origen de esto era que en los
periodos no tan lejanos, el sistema escolar había presentado un contenido
especialmente violento de parte de los profesores contra los alumnos. No se cuestiona
la violencia entre alumnos, porque se estima normal, y tampoco de profesores a
alumnos, pues se considera acorde a derecho en virtud del deber de disciplina.
Contribuyen a la violencia sistemas escolares muy tolerante o la permisibilidad de los
estudiantes más antiguos respecto de los nuevos.
 Influencia del grupo de pares.

Respecto a los controles sociales externos, hay estudios que han profundizado en ellos,
particularmente sobre la familia como institución de control social, que apuntan mucho al rol
de prevención. Muy desarrollado por autores como Hirschi, quien le da una importancia
fundamental a la familia en base a estos elementos:

 Supervisión parental (restricciones, presencia).


 Mecanismos de contención (afecto, interdependencia, respeto).
 Protección familiar de agresiones y daños. Tienden a descubrir formas que no son
explícitamente agresivas, aunque sí dañinas. Por ejemplo, abuso sexual entre miembros
de la familia, en donde hay mecanismos de seducción a los menores, otorgándole cosas
que les gustan o requieren. La protección no solo debe atender a cosas abiertamente
agresivas, sino aquellas que pueden serlo encubiertas. El problema es que, en caso de
que la familia no cumpla este rol, el Estado no es capaz de hacer un mejor trabajo,
como el caso de los menores en el SENAME.

Teorías del vínculo y control social

Es una teoría moderna, que hoy se encuentra en pleno desarrollo. Como alguno de los otros
enfoques o teorías, están partiendo de mucha investigación criminológica empírica. En este
caso, sucede algo parecido, y antes de entrar en específico en el rol que juega el autocontrol en
el delito, está obteniendo esta teoría muchos resultados sobre los comportamientos delictuales.

En virtud de la investigación empírica, parten de asumir resultados:

 Bajo esfuerzo. La delincuencia pareciera ser algo sencillo en vez de complejo.


 La delincuencia se produce en función de la oportunidad más que la organización. Por
consiguiente, para su evitación, debe reducirse las oportunidades de delinquir en un
territorio determinado.
 Son de mínimas ganancias y mínimos daños. Si tomamos la generalidad de los delitos,
las ganancias son escazas y los daños no muy graves (los delitos contra la vida,
integridad corporal y sexuales son los menores).
 Tendencia delictual a la gratificación inmediata, impulsividad, asunción de riesgos y
búsqueda de emociones. Habría una inclinación hedonista inmediata, para la
satisfacción rápida o por lo emocionante de delinquir.
 Versatilidad más que especialización. Hay ciertos grados de especialización, pero
predomina la no especialización.
 Diversidad de comportamientos desviados socialmente, pero que no estén
penalizados. En la sociedad, existen muchos comportamientos desviados, que tienen
que ver con ámbitos muy diferentes, pero en donde la presencia de la desviación es
muy importante.

Después de revisar estas compulsiones empíricas, esta Teoría del Autocontrol de


Gottfredson y Hirschi, se enfoca en el déficit de autocontrol como factor central. Se
produce a partir de cierto debilitamiento de los controles sociales, especialmente de la
educación familiar, sin controles, sin castigos coherentes ni supervisión efectiva.

Tres factores de la educación familiar inapropiada:

 Falta de acompañamiento o seguimiento de las conductas. Se asocia con esta actitud de


que es obligación de las escuelas de hacerse cargo de los niños.
 Tolerancia o justificación de conductas desviadas.
 Falta de sanciones.

Educación errática: incoherencias en las sancione so consecuencias. Que pequeñas faltas sean
castigadas fuertemente, o a falta grave castigo leve, e incluso actitudes positivas menores
reforzadas enormemente o viceversa. Es decir, desproporción de la consecuencia. Estos
comportamiento confundes a los menores, constituyendo un mecanismo distorsionador de los
premios o recompensas.

Esta misma teoría plantea la compatibilidad con ciertos enfoques, como aquellos que postulan
que el desarrollo del autocontrol depende del ciclo vital, pues se instaura en la temprana
infancia y es constante, pero el bajo autocontrol declina con la edad. Por ello, le otorgan muy
poca importancia a la escuela y otras instituciones, pues su intervención es más tardía, sumada
a la falta de cooperación de los padres.

En una línea que están tomando muchas líneas actuales de criminología, en donde están
tratando de integrar elementos de distintos enfoques teóricos, aquí se incorpora el concepto de
que la alternativa delictual sería una conjunción del autocontrol bajo con la oportunidad de
delinquir. Afirman que no solo el autocontrol es importante, sino que el elemento de
oportunidad sería un segundo factor a considerar. No obstante, como el elemento central es el
autocontrol, ¿qué pasa en aquellos casos en que se da oportunidad a personas de alto
autocontrol? Pareciera no tener efecto la oportunidad delictual. A menor autocontrol, mayor
influencia de la oportunidad delictual.

Teorías de la frustración y tensión

Es una teoría también de carácter psicosocial. Es un intento nuevo de explicar el papel que
tendría la frustración con el comportamiento desviado. En criminología, hay distintas teorías
sobre la frustración: desde teorías psicológicas que hacen una relación bastante mecánica entre
frustración y agresión. En cambio, en esta teoría se descarta una relación tan mecánica o
determinista e incluso pretenden superar a otras teorías que muchas veces se pronunciaron
sobre la frustración, como la teoría de la anomia.

Se abocan a estudiar las fuentes de tensión en la sociedad. Estudian la interacción del indiviudo
con la sociedad y el ambiente. Antes de pronunciarse sobre los efectos de la frustración,
tensión y estrés, van a buscar de dónde proviene la frustración. Se distinguen tres fuentes
posibles, como importantes, de tensión o frustración:

 Dificultar o fracasos que hay que superar para lograr las metas positivas. A menudo,
son las mismas metas que la sociedad ha instaurado en su cultura, lo que puede
significar bastantes niveles de estrés o frustración.
 Privación de gratificación. Apunta a la pérdida de algo que se tenía, como una posición
o una relación interpersonal, de algo positivo que se había alcanzado.
 Escenario o situaciones aversivas ineludibles. Por ejemplo, hay muchos oficios que
tienen grados importantes de tensión, pero hay niveles y niveles. El trabajo en las
instituciones penitenciarias, es un trabaja muy desgastador, en las cuales se suelen
incorporar dentro de los concursos altos niveles de tolerancia de la frustración.

Entrando e detalles a estas fuentes de frustración, en cuanto la dificultad para alcanzar


metas positivas, se refieren a metas adecuadas socialmente, no a cuestiones excepcionales
como alcanzar ser millonario. A pesar de haber internalizado las expectativas sociales, lo que se
espera, pueden producirse tensione so frustraciones por una serie de desfases entre las
aspiraciones y las expectativas sociales propias. Se refiere a que sean muy aquilatados en el
tiempo, que no se logren dentro de un plazo razonable. Por ejemplo, muchas veces el
desarrollo de la carrera profesional provoca muchos niveles de frustración, no por el nivel de
tensión de los funcionarios, sino porque no tienen un esquema de carrera desarrollado, o
tienen uno muy arbitrario.

Esta teoría también alude a las diferencias entre las aspiraciones o expectativas y los
resultados. Junto con ello, también considera la diferencia entre un resultado justo y el
logro alcanzado. Esto no es en base a visiones arbitrarias, sino que según el propio sistema.

También es relevante la privación de gratificaciones, es decir, pérdida o amenaza de perder


estímulos valorados socialmente. Se le considera una fuente muy poderosa de frustración. Por
ejemplo: expulsión escolar, separación de padres, divorcio, nuevas condiciones laborales, rebaja
de grado en la Administración del Estado.

03/08/16

Motivo de la frustración, se generan reacciones emocionales negativas, como la ira o la


culpabilización de los demás. Estas reacciones negativas dan energía para corregir la situación.
Esta teoría se aparta de la psicología al plantear que es esa carga emocional negativa que da
dicha energía para corregir la situación. El o los sujetos están involucrados en uan situación
altamente frustrante, por lo que disminuyen su tensión dirigiendo estas emociones negativas
para mejorar la situación del individuo o grupo. Por ejemplo, la dirección e la carga emocional
para conseguir, mediante un comportamiento desviado o delictual, lograr esas metas que no ha
logrado, es decir, esa frustración por el no logro se aplaca mediante la satisfacción de la
necesidad por un atajo desviado, reduciendo el nivel de estrés.

Esta teoría plantea que es esta reacción negativa la energía para corregir la situación de alto
estrés y frustración, pero de una manera desviada. La situación deviene en paradójica, pues
mediante un comportamiento desviado el sujeto o grupo alcance mejores niveles de
satisfacción y disminuye niveles de frustración, pero la consecuencia tiene el efecto paradójico
de reforzar este comportamiento delictual, pues el sujeto, grupo o pareja, como organización o
agrupación, verá que de esa manera logra sus metas.

El factor gatillante de la reacción negativa no es necesariamente una situación en particular,


sino que, en la vida real, muchas veces la acumulación de un conjunto de eventos, experiencias
y situaciones son las que producen este estallido emocional. Por supuesto que a veces puede
ser una situación concreta, si produce la frustración y tensión suficiente.

Esta teoría plantea que este es el mecanismo principal, pero también plantea la importancia que
tendrían otros factores que van a influir en el resultado. Influirán en el hecho de que este
comportamiento desviado se verá favorecido, como por ejemplo:

 Limitaciones diversas, como carencias de metas o identidades alternativas, déficit de


habilidades o competencias, dificultades en apoyos sociales, niveles de autocontrol,
ganancias superiores a costos; y
 Cierta disposición delictual previa por aprendizaje, por asociación de pares
criminógenos, por características de personalidad (como rasgos de psicopatía).

Como dijimos, la disminución de la tensión refuerza la mantención del comportamiento


antisocial.

Otro nivel de esta teoría es a nivel social, de las comunidades de pertenencia de los sujetos.
Anteriormente, hicimos una lectura más individual o grupal, pero aquí se plantea que las
comunidades de pertenencia de un sujeto implican ciertas condiciones que pueden agravar o
mejorar la situación de frustración y tensión. Dice esta teoría que en este segundo nivel, no
solo las situaciones que vive el sujeto personalmente producen frustración y tensión, sino que
la pertenencia a una determinada comunidad puede plantear situaciones altamente estresantes
o frustrantes.

Existen ciertas comunidades que por sus condiciones, características y situación económica
puede hacer muy difícil el logro de las metas, constituyendo fuente de tensión. Por ejemplo,
comunidades que dan pocas posibilidades de trabajo, pues esa persona no puede salir de ese
mundo, problemas de transporte, etc. Estas características favorecen los problemas familiares,
escolares, laborales, entre otros. Otro ejemplo, las comunidades que favorecen la pérdida de
estímulos positivos y exponen a condiciones o estímulos negativos: exposición al delito,
inseguridad (física, económica, sexual, etc.), a problemas sociales diversos; alcoholismo, drogas,
violencia callejera, vandalismo de pandillas, hacinamiento.

En estas comunidades problemáticas, se producen los siguientes efectos:

 Se elevan los niveles de frustración y tensión;


 Tienden a interactuar individuos y grupos con altos niveles de frustración, lo que
favorece la salida delictual de los conflictos.
 En estas situaciones, los efectos del control social informal será cada vez menor. La
situación será cada vez más de descontrol, a nivel informal y micro;
 Aumentan las oportunidades delictuales, dada la configuración de problemas y
mecanismos que premian y favorecen la salida desviada. Por ejemplo, muchas
poblaciones incorporan como actor social impensable para las teorías sobre la materia,
a las abuelas, como delincuentes. Puede ejercer diferentes roles que jamás se pensaría
que podrían desempeñar ese grupo demográfico, como la guarda de droga o armas; y
 Se generan valores que justifican o legitiman el delito. Sería caldo de cultivo para todo
tipo de discursos justificativos del camino desviado. Es en esa falta de otro tipo de
oportunidades donde se entraría a justificar su conducta desviada.

DESARROLLOS RECIENTES DE TEORÍA DEL ETIQUETAMIENTO

Teoría de la criminalización secundaria (Zaffaroni, Alagia y Slokar, 1999 y 2000)

Estos autores argentinos, hacen una diferenciación respecto de la criminalización. El Estado es


quien decide qué conductas son criminalizadas. La norma sería la impunidad, y la excepción la
criminalización, pues requiere de la rotulación de una conducta, la definición de ella como
delito. La criminalización penal es altamente selectiva, opera con ciertos criterios. Por tanto, la
regla no es la persecución penal, pues se deben cumplir ciertos criterios. Esta teoría introduce
la idea de que la criminalización es un elemento que está muy inmerso en la cultura y desarrollo
social. Entonces, lo que se persigue tiene ciertos criterios, que no necesariamente son los
hechos más graves, sino lo que se plantea es que existen dos criterios de selectividad: a) hechos
más detectables y fáciles de perseguir y b) que sean individuos más vulnerables, con menor
posibilidad de evitar el etiquetamiento (por ejemplo, individuo que vive en la calle, en situación
de mendicidad, se convierte en sospechoso de delitos por su sola circunstancia).

Esta teoría postula que toda la criminalización y victimización que se va a producir es de tipo
selectiva, discriminatoria, no bastarán las características de la conducta, como que sea típica,
antijurídica y culpable. Lo que dice esta teoría es que, producto de la operatoria del derecho,
algunas personas son etiquetadas y otras no [por eso se dice de criminalización secundaria, la
estigmatización del aparato estatal]. Se construye un stereotipo delictual que se impone
socialmente. En algunos casos, se van a reconocer el delito, por ser muy objetivo , por su
lesividad, y otros no, como un delito cometido por un dirigente del Banco Central, a quien por
su posición social, no opera el etiquetamiento.

Esta operatoria del sistema penal logra etiquetar como delincuente en base a un estereotipo,
construido social y culturalmente.

En esta línea, hay una teoría nueva que se refiere a la construcción de este estereotipo más
específicamente, la teoría de la imaginería del estereotipo. No solos se refiere a las
conductas criminales, sino a distintas desviaciones que contrastan con las conductas normales.
Es una teoría amplia, aplicable a los trastornos mentales, conductas delictuales y desviadas no
delictuales.

Se postula un nivel de desviación primaria, en que muchos actos se pueden considerar


desviados en la sociedad moderna, pero son pocos los comportamientos a los cuales se les
define como tales, desde el ámbito legal, en donde muchas conductas que se pueden considerar
desviadas no llegan a ese nivel de definición. Eso probablemente tiene que ver con que las
sociedades modernas tienen diferentes códigos normativos, estructuras, códigos valóricos,
variando los criterios mucho de un grupo a otro. Por tanto, la definición de la desviación es
incierta, indeterminada y probabilística. Esto último es un fenómeno que se va acrecentando
en la sociedad moderna. En una sociedad uniforme, está claro quiénes son los desviados. Pero
cuando se liberalizó la sociedad, como en el USA de los 50 hasta la llegada de los hippies, se
confundió el criterio.

A partir de esos fundamentos, dirá que con todas esas características de definición la sociedad
construirá a un estereotipo de desviado, que corresponde a una construcción social que no
responde a ninguna conspiración, sino que se da culturalmente, reforzada por la interacción
social y los medios de comunicación, fijada en la mentalidad de las personas, compartidas hasta
por los desviados.

Este estereotipo no es una mala intención ni conspiración, sino que surge de la propia cultura,
la propia sociedad, que tendería a construir un estereotipo delictual. Si bien esta teoría no lo
dice, permite deducir que para esta teoría, el estereotipo variaría según cultura, como el de
oriente, el de occidente, etc.
El proceso de etiquetamiento descansa en un proceso social real de construcción social del
modelo delictual, que uno pensaría que en una sociedad moderna puede ir variando,
justamente porque es una construcción social. Entonces, lo que dice esta teoría, es que el
proceso de etiquetamiento se va a referir solo a algunos comportamientos delictuales, los que
correspondan al estereotipo socialmente construido.

10/08/16

[Continuación de la teoría de la imaginería del estereotipo]

Según esta teoría, el etiquetamiento se producirá solo respecto de algunos actos desviados o
actores sociales. La mayoría de los actos desviados pasarán por un proceso de normalización,
quizá no de institucionalización pero no serán tipificados.

Esta teoría viene a identificar cuáles serían los factores que tienen mayor incidencia en el
etiquetamiento. Entonces, hay factores distintos, los cuales son los siguientes:

 Grado, cantidad y visibilidad de desviación. Esto último no es tan consustancial a un


comportamiento delictual, sino que depende más de la coyuntura, circunstancias,
momento político o de crisis, etc. Por ejemplo, después de años en el caso chileno en
que se viene produciendo desviaciones en el reparto de las pensiones, se crea una
situación, coyuntura, acto político, el que emergió con la persecución penal de los actos
de corrupción del empresariado y la clase política. Si bien han existido durante años, de
repente se les da una connotación muy negativa, se construye en el imaginario,
apareciendo inmediatamente como de principal relevancia. Uno de los medios de
defensa de la clase política, en su momento, fue sustentarse en que habría que ser
vidente para poder saber que era ilegal. El reproche era ético, pero no se pueden hacer
sanciones éticas o morales de actos legales de organismos autónomos [esa fue la
defensa de los imputados]. No es la desviación en sí, sino aquello que lo haga visible, lo
que es completamente circunstancial;
 Poder del desviado. Es decir, su capacidad de influir en los procesos de criminalización
primaria;
 Nivel de tolerancia de la comunidad. Es un elemento nuevo, que no aparece en la
teoría clásica del etiquetamiento. Toda sociedad tiene un grado de tolerancia a la
desviación social, pero no a la desviación en general, sino a tipos particulares. Es decir,
ciertos actos desviados son más tolerados que otros, según la sociedad. Por ejemplo, en
los grandes países, los delitos económicos no parecen tan preocupantes. También
cuesta que el delito de las grandes corporaciones aparezcan como hechos criminales,
pues existe un discurso de negación, no se reconocen. Por ejemplo, en el caso de
CODELCO, los ejecutivos reconocieron que se produjeron pérdidas, pero en ningún
momento se reconoció al fraude; y
 Disponibilidad cultural de roles alternativos. Este punto se refiere a la presencia en el
ámbito cultural de roles no solo convencionales, sino que se escapan de lo
convencional y que son aceptados. Por ejemplo, en toda América Latina, es muy fuerte
la presencia de estos roles, en donde cada vez que es reprimido, se abre la discusión en
la opinión pública, de si debiera ser reprimido o no. Por ejemplo, la piratería. Uno de
los puntos centrales de los Tratados de Libre Comercio es la persecución de la
piratería. Pero en América Latina, mucha gente sobrevive de esto.

Elementos de la teoría en cuestión:

 Aplicación del etiquetamiento. Esta teoría recoge a presión social, como factor que
pugna con el etiquetamiento.
 El proceso de etiquetamiento influye considerablemente en el desarrollo de una carrera
de desviación. El etiquetado tiende a no identificarse con el rol etiquetado, y pretende
acercarse a los roles anteriores, sin identificarse con el primero. No hay reconocimiento
en la participación del delito, una resistencia a identificarse con el rol de delincuente.
Eso se puede apreciar en los delitos mencionados anteriormente, como económicos, de
corrupción, e incluso de lesa humanidad. En cambio, las personas que se identifican
con este rol, construyen un discurso legitimador.

Teoría del avergonzamiento reintegrador

Esta teoría tiene que ver con la vergüenza social que provocaría la reacción social contra el
delito y el delincuente. Está dentro, también, de actualizaciones relacionadas con la teoría del
etiquetamiento clásica. Esta teoría hará un giro respecto de lo que veníamos planteando de
cómo opera el etiquetamiento, en el sentido de hacer una distinción nueva, que tal vez la teoría
el etiquetamiento tradicional no hace.

En términos generales, siempre se le imputa a la reacción social, cuando condena, que es


negativa. Se le atribuye una connotación negativa, en términos de que todo eso, lo que validara
al proceso de etiquetamiento. Pero, en esta teoría, hay un giro respecto de esa aconsideración.
La teoría lo que pretende afirmar es que la reacción social es un elemento clave, para el
desarrollo o no de una carrera delictual. Pero, va a ser distinciones respecto de modalidades
como formas de reacción social.

Esto quiere decir, que esta teoría partiendo de la base de que la reacción social frente al delito
es de rechazo, tendría un potencial de que hubiese efectos positivos a partir de la reacción.
Pero, no cualquier reacción social será positiva en esos términos. He aquí la distinción: tipos de
reacción social, que se diferencian en varios aspectos, fundamentalmente en que a pesar de ser
una reacción negativa, de rechazo, el elemento que las distinguiría es hasta qué punto de la
reacción social, va a aceptar la reinserción, la reincorporación de estos sujetos, o hasta qué
punto no.
También va a distinguir el elemento de la proporcionalidad de la reacción frente al peligro. Si
es una reacción exagerada, una reacción de condena absolutamente desproporcionada, o el
rechazo es de carácter parcial, limitado, en razón de la gravedad o reiteración de la desviación.
Si es proporcionada la reacción social, la consecuencia será ser reintegrado.

Según esta teoría, dependerá también del contexto, que tendrá consecuencias en el grado de
conciencia del desviado, del daño que ha causado frente a terceros. Eso, en definitiva, puede
marcar una diferencia importante respecto a la menor tendencia a delinquir y una mayor fuerza
a dejar ese camino desviado.

En cambio, si la reacción es exagerada, marginación o rechazo, el efecto será desintegrador,


estigmatizador, y según esta teoría, va a ayudar al desviado a continuar y desarrollar una
trayectoria delictiva.

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