Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Teniendo presente el mandato legal de velar por la protección de los derechos de los
consumidores, es necesario comunicar los alcances legales que nuestro organismo mantiene en
relación al precio en el contrato de consumo.
El presente documento, por tanto, tiene por objeto indicar los parámetros de cumplimiento
que, a juicio de este Servicio, exigen las normas vigentes sobre protección al consumidor, el cual
además se difunde con el fin de propender al correcto desenvolvimiento de los agentes
económicos en nuestro mercado.
Se debe tener en consideración que la lectura de este documento debe realizarse tomando
en consideración el carácter de orden público de las garantías de los consumidores, expresamente
establecidas, para estos efectos, en la Ley 19.4961, en adelante también LPC, o Ley sobre
Protección de los Derechos de los Consumidores la que, además, las declara irrenunciables de
manera anticipada.
1
En adelante LPC o simplemente la Ley.
2
Art. 1 N° 2 LPC.
calidad, cantidad, identidad, sustancia, procedencia, seguridad, peso o medida del respectivo
bien o servicio.
Se entiende entonces, que el proveedor tiene un deber de cuidado propio de los contratos
onerosos, derivado de las normas de protección al consumidor, que encuentra su fundamento en
la asimetría de información existente en una relación de consumo, a favor del proveedor, producto
del conocimiento que requiere para poder desarrollar un giro comercial determinado.
A lo anterior, se debe agregar que el texto actual de la LPC, reconoce de manera expresa
este principio, al establecer en su Art. 24 como criterio de determinación del quantum infraccional
“los parámetros objetivos que definan el deber de profesionalidad del proveedor”.
3.1. Aproximación
3
FERNÁNDEZ FREDES, FRANCISCO: “La protección jurídica de la calidad”, en Pizarro Wilson, Carlos, Editor:
“Temas de Derecho del Consumidor”, Cuadernos de análisis jurídico, Ediciones Universidad Diego Portales,
Servicio Nacional del Consumidor, Santiago, 1997, p. 36.
4
FERNÁNDEZ FREDES, FRANCISCO: Op. Cit., p. 37.
Todo contrato de consumo principal, en atención a su carácter oneroso, implica el
desembolso de una prestación patrimonial por parte del consumidor, el que consiste en general
en el pago de un precio o tarifa.
Se entiende por tarifa cualquier suma de dinero que el consumidor otorgue al proveedor,
en cumplimiento de un acto de consumo de prestación de servicios.
El precio en tanto cuenta con definición legal, al entenderlo el Art. 1793 del Código Civil
como “el dinero que el comprador da por la cosa vendida”.
En cualquier caso, esta prestación –sea precio o tarifa- constituye, en los casos
respectivos, el objeto del contrato de consumo, y por tanto requisito de existencia del mismo, con
los efectos jurídicos que ello implica, lo que precisamente ha motivado al legislador a establecer
reglas especiales respecto de ella.
Conforme al Art. 3 letra b) LPC, le asiste al consumidor el derecho básico a una información
veraz y oportuna sobre los bienes y servicios ofrecidos, su precio, condiciones de contratación y
otras características relevantes de los mismos, y el deber de informarse responsablemente de
ellos.
Se trata de una garantía que genera para el proveedor una obligación correlativa que debe
ser satisfecha plenamente.
De esta manera, la información que otorga el proveedor, debe ser cierta, precisa y
comprobable, no sólo por aplicación del Art. 3 letra b) LPC, sino por la sencilla razón de que es un
imperativo de la buena fe, que evitará yerro en la voluntad del consumidor, entendida a esta última
como, “la facultad que nos permite hacer o no hacer lo que deseamos”5.
En efecto, “el error está íntimamente vinculado con la información, ya que la información
es directamente proporcional a este vicio del consentimiento. A mayor información, obviamente
existe una menor posibilidad que se produzca el error”6.
De ahí la importancia esencial de este derecho. Si la información no es veraz y oportuna,
inevitablemente se producirá una asimetría de información entre el proveedor profesional y el
consumidor, que provoca una evidente desigualdad en los antecedentes con que cuentan las
partes a la hora de contratar7.
Así es que pesa sobre el proveedor la obligación de suministrar información básica
comercial, entendiendo por ésta a “los datos, instructivos, antecedentes o indicaciones que el
5
LEÓN HURTADO, AVELINO: “La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos”, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1990, p. 33.
6
BARCIA LEHMANN, RODRIGO: “Los contratos desde la perspectiva del análisis económico del derecho”, en
Revista Ius et Praxis, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Talca, Año 4, N° 2, Talca,
1998, p. 167.
7
En este sentido: “Sernac con Claro Chile S.A.”, Rol 8933-5-06, 4 JPL Santiago, 24.08.07, confirmada por
la C. Ap. Santiago, Ing. 272-08, 05.03.08; “Opazo con Claro Chile S.A.”, Rol 191.250-J, 1 JPL Temuco,
21.12.07, se declaró desierto recurso de apelación, Ing. 169-08, 22.08.08.
proveedor debe suministrar obligatoriamente al público consumidor, en cumplimiento de una
norma jurídica”. Esta información básica debe ser suministrada por la empresa proveedora por
medios que aseguren un acceso claro, expedito y oportuno8.
Precisamente, conforme al Art. 30 LPC, el precio constituye información básica comercial,
de la definida en el Art. 1 LPC, y que debe ser suministrada obligatoriamente al menos a dos
sujetos activos, cuales son los consumidores (Art. 1 N° 3 LPC) y el Servicio Nacional del
Consumidor (Art. 58 LPC), pudiendo configurarse responsabilidad tanto civil como infraccional en
caso de vulneración de lo señalado.
Respecto a la manera conforme a la cual se debe otorgar el precio, la Ley es clara: debe
informarse en moneda de curso legal (Art. 32 inc. 1° LPC); de un modo claramente visible, que
permita al consumidor el ejercicio de sus derechos; de manera previa a la perfección del contrato
de consumo; y debe comprender el valor total del bien, incluidos los impuestos correspondientes9
(Art. 30 LPC).
A lo anterior, se suma que en el caso de los Supermercados, el Reglamento sobre
Información del Precio Unitario de los Productos10, impone una obligación adicional al proveedor,
cual es, informar al consumidor final el precio por unidad de medida, conjuntamente con el precio
de venta de cada uno de los productos que ofrezcan11, la cual debe ser la misma para cada
categoría de productos12.
Conforme a esta última normativa, se entiende por precio por unidad de medida, “el precio
final del producto, incluidos los impuestos correspondientes, por un kilogramo, un litro o un metro
del producto o por cada unidad del mismo”13.
El Art. 12 LPC establece que “todo proveedor de bienes o servicios estará obligado a
respetar los términos, condiciones y modalidades conforme a las cuales se hubiere ofrecido o
convenido con el consumidor la entrega del bien o la prestación del servicio”.
La regla anteriormente indicada, es una verdadera manifestación del Art. 1545 del
Código Civil, conforme al cual “todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”.
Ahora bien, en materia de protección del consumidor, este deber de cumplimiento se
extiende además al precio informado o publicitado incluso de manera pre-contractual, toda vez
que en estas materias –por disposición del legislador- la oferta sí obliga.
8
Art. 1 N° 3.
9
Reiterado por los Arts. 8 y 9 Decreto 229/2003/MinEcon.
10
Decreto 229/2003/MinEcon.
11
Art. 1 Decreto 229/2003/MinEcon.
12
Art. 3 Decreto 229/2003/MinEcon.
13
Art. 4 letra d Decreto 229/2003/MinEcon.
En efecto, conforme al Art. 18 LPC, constituye infracción a la LPC, “el cobro de un precio
superior al exhibido, informado o publicitado”, lo que se ve reforzado por el principio de integración
publicitaria de los contratos14, conforme al cual, se entienden pertenecerle toda condición objetiva
contenida en la publicidad difundida hasta el momento de la celebración del contrato.
A este respecto, cabe señalar por último que cualquier efecto que se derive de un error
relativo al precio, debe ser asumido por la empresa proveedora, resarciendo los eventuales
perjuicios que de ello puedan derivarse para el consumidor. Así las cosas, aún en caso de errores
informáticos o de transcripción, se deben satisfacer plenamente los derechos a la información
veraz y oportuna (Art. 3 letra b LPC) y a la libre elección del bien o servicio (Art. 3 letra a LPC).
Así lo ha señalado por lo demás la jurisprudencia: “no es obligación del consumidor verificar
la existencia de rectificaciones a las ofertas publicadas por el proveedor, más aún cuando éstas
han sido publicadas en medios de prensa escrita diferentes de aquél en que se publicó la oferta
original”15.
3.4. Ley 19.496 en relación con el Reglamento sobre Información del Precio Unitario de
Productos
El año 2003 entró en vigencia el Reglamento sobre Información del Precio Unitario de
Productos, el cual viene a complementar de manera detallada las obligaciones que deben cumplir
los proveedores de supermercados en cuanto a la información de precios a los consumidores.
Este reglamento establece obligaciones a los supermercados de informar a los
consumidores el precio por unidad de medida, conjuntamente con el precio de venta de cada uno
de los productos que expendan.
El precio por unidad de medida (P.P.U.M.) se define como el precio final del producto,
incluidos los impuestos correspondientes, por una medida determinada, esto es, un kilogramo, un
litro o un metro del producto o por cada unidad del mismo. Tal como señala el Reglamento, su
finalidad normativa tiene que ver con la necesidad de fortalecer la transparencia y la calidad de la
información que se entrega a los consumidores respecto del precio de los productos.
Como se puede observar, esta norma cumple con desarrollar de mejor manera las
condiciones para que el consumidor tome una decisión informada antes de comprar un producto.
Tener claro el precio por kilo de un producto puede hacer una diferencia importante en la toma de
decisión de los consumidores al momento de cotizar, dado que la gran cantidad de
14
Arts. 1 N° 4 y 28 LPC.
15
“Muñoz con Almacenes París S.A.”, Rol 6359-2008, 1 JPL Viña del Mar, 14.01.09, Considerando 4.
variedades de productos que los supermercados tienen, implica que la información sobre los
precios genere toma de decisiones distintas en cada consumidor en atención al precio
desagregado por unidad de medida del mismo producto.
Por último, debemos indicar que la implementación de este Reglamento implicó un
desarrollo mucho mayor del derecho a la información veraz y oportuna, sobre todo de esta última
característica, lo cual beneficia al consumidor en su proceso de generación de relaciones de
consumo con este mercado de proveedores en particular.