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A l f r edo G hiso
Alfredo Ghiso. Docente Investigador, Educador Popular, vinculado a la Facultad de Derecho
y Ciencias Políticas de la Fundación Universitaria Luis Amigó (Medellín), Catedrático de
Pedagogía Social, Facultad de Ciencias Humanas y Sociales UDEA. aghiso@funlam.edu.co
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educación
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Pretexto
La expresión: “diálogo de Saberes” está ligada a los “No pienso auténticamente si los otros no piensan
procesos de aprendizaje y construcción de cono- también. Simplemente no puedo pensar por las y los
cimientos que asumen, en las propuestas latinoameri- otros, ni para las y los otros, ni sin las y los otros: ésta es
canas de Educación Popular, una postura crítica frente una afirmación que incomoda a los autoritarios por el ca-
rácter dialógico implícito en ella. […] la condición fun-
a las concepciones iluministas en las que el pueblo no
damental del acto de conocer es la relación dialógica”.
sabe o, lo que sabe, no sirve para nada, y las posturas
populistas, en las que el pueblo lo sabe todo y posee
El encuentro dialógico está en la base del conocer, de
la verdad. En Educación Popular, se plantea que es la
las relaciones democráticas, respetuosas, humanizantes
interacción dialógica, no exenta de conflictos entre los
y dignificantes, de las experiencias singulares, en donde
diversos saberes y culturas, el fundamento pedagógico
la interacción es generadora de conocimientos, hacien-
de las acciones educativas populares (Torres, A., 2008).
do impensable una gnoseología en abstracto, que olvide
Es de notar que, al mismo tiempo que unos hablan de
las situaciones y condiciones que suscitan las relaciones
“diálogo de saberes”, otros enfatizan el concepto y ori-
e interacciones entre las personas, donde uno no es uno,
entan sus propuestas desde lo que han venido denomi-
sin el encuentro con el otro (Roger, E., 2001).
nando “negociación cultural”.
Independientemente de la noción que genere u
oriente la práctica, ambas están indicando que el que- Experiencia dialógica
hacer educativo popular, que busca la formación y La experiencia educativa, así como la de compartir sa-
potenciación de sujetos que conocen, se expresan, beres y construir con otros conocimiento de manera
emocionan y actúan, se fundamenta y caracteriza por dialógica, se vivencia y se observa como una serie de
el encuentro interpersonal, dialógico, negociador, reor- interacciones que se nutren con lo que no se tenía pre-
ganizador de aprendizajes y mediador en la recreación visto; reconfigurando y recreando sentidos y significa-
de sus sentidos. Vale la pena traer a este escenario al dos construidos en las trayectorias de vida personales
maestro Paulo Freire (1993), cuando señalaba: y grupales. La experiencia formativa por su carácter
interactivo es un transitar por la dependencia, la in- En todo caso, si hay un principio organizador de
dependencia y la interdependencia; una travesía de la la práctica socioeducativa crítica es el carácter dialó-
heteronomía a la autonomía; es moverse en los ámbitos gico implícito en ella, y éste gana fuerza instituyente,
de lo subjetivo y lo intersubjetivo, configurados por las configuradora, en el encuentro por ser una experiencia
múltiples coordinaciones conversacionales que infor- generadora de conocimientos, aprendizajes y trans-
man, marcan y vigorizan al sujeto (Ghiso, 2005). Por formaciones. No es el azar, ni los planes o proyectos
ello es que la práctica educativa supone que el sujeto redactados bajo las normas ISO, establecidos en algún
de la experiencia se mantenga en su propia alteridad sistema de gestión de calidad homologado internacio-
constitutiva (Larrosa, 2009). nalmente. Dialogar, negociar culturalmente saberes y
La experiencia formativa es lo que nos pasa a cada apropiar conocimientos son procesos de construcción
uno, dentro de nosotros mismos. No podemos negar y reconstrucción que ubican, contextualizan e inte-
que reflexionarla nos dispone y prepara al encuentro gran, coherentemente y con sentido, las experiencias
dialógico, propiciando autonomías, autoestimas, re- de los sujetos. Es por ello que toda práctica orientada a
conocimientos y reorganizaciones; quebrando cris- generar, apropiar y socializar saberes y conocimientos
talizaciones, estereotipos o modelos marcados por la pasa por la vivencia. La perspectiva post racionalista
soledad, el silencio, la vergüenza, la inseguridad y el señala que éste no sólo es un acto cognitivo, racional,
monólogo autoritario que se cierra en sus certidum- sino también perceptual, generador, emocional, intui-
bres. Para que esto suceda es necesario dejar que algo tivo, procesual, sistémico, complejo, coevolutivo, sig-
pase en los sujetos, en sus ideas, palabras, formas de nificativo y apropiado –hecho propio con pertinencia–
situarse frente a la realidad y a los otros. (Andrade, R., 2005).
Hay que dejar que algo acontezca en las maneras de La densidad del entramado emocional, perceptivo,
comprender y significar el ser, sentir, expresar y hacer gnoseológico, expresivo, imaginativo, creativo, que se
en el mundo. Los procesos educativos transformado- alcance en el encuentro, como experiencia socioeduca-
res que reconocen la experiencia como núcleo de la tiva, es el eje movilizador de los procesos formativos
práctica gnoseológica-pedagógica, mantienen viva la que buscan la plena realización de la persona y el for-
inquietud, la pregunta y la curiosidad propia de los talecimiento de su conciencia protagónica, que es ima-
que conocen; confrontando, así, las pedagogías ban- ginar, pensar, actuar desde la esperanza para salirnos
carias, pragmáticas, pretenciosas y deterministas que de los límites de lo establecido, anticipando el adveni-
imponen la respuesta exacta, la pasividad constante, miento de lo nuevo (Zemelman, H., 2005), o, como lo
el aquietamiento mental y la apatía creciente (Ghiso, señalara en alguna oportunidad Denise Najmanovich
2010). (1995): “Lo que podemos hacer, lo que necesitamos ha-
cer, depende de los mundos que percibimos y de las
posibilidades que podemos imaginar”.
El encuentro dialógico configura una ecología nutri-
da por la conversación, el hacer colaborativo, la cons-
trucción de confianzas, la concreción de acuerdos que
permiten tomar iniciativas capaces de alterar las iner-
cias y rutinas en las que nos acostumbramos a mover-
nos, originando nuevas experiencias formativas y de
aprendizaje, nuevas coordinaciones y conversaciones
que permiten reconocer la singularidad de los procesos
en sus formas de constituir, organizar, desorganizar y
reorganizar información; en sus modos de emocionar,
de comprender, expresar y hacer en el entorno, recu-
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perando y contextualizando los saberes, sentidos y cuando “lenguajeamos”, nuestro “lenguajear” y emo-
significaciones generadas desde las propias vivencias cionar están entrelazados de tal manera que nuestro
movilizadoras de conocimientos. fluir emocional es afectado por nuestro “lenguajear”,
y nuestro “lenguajear” es afectado por nuestro fluir
La realidad, como el conocimiento que se genera en
emocional. Las emociones cambian como resultado de
los procesos dialógicos de construcción, apropiación y
nuestras palabras y nuestras palabras cambian como
socialización, no sólo busca explicar, sino comprender
resultado del cambio en nuestras emociones (Matura-
la multidimensionalidad del contexto y su recursivi-
dad; distinguiendo y analizando, pero también articu-
lando, organizando aquello que emerge en un constante
proceso de aprendizaje, des-aprendizaje, reaprendizaje El quehacer educativo, guiado por opciones
(Andrade, R., 2005); donde tienen lugar la escucha y
recuperación del silencio. Es allí, en el encuentro dia-
y apuestas orientadas a la humanización,
lógico, como apertura a la escucha de sí y del otro, que planetarización y dignificación de la vida,
se comparten intuiciones, emociones y las potencias no es ajeno a emociones fundantes como la
propias de ser sujetos sentipensantes. “amorosidad”...
Experiencia emocional
na, H., y Verden-Zöller, 2012).
El conocer es siempre interactivo, interrelacional,
vinculante, y esto, al contrario de lo que piensan al- La práctica educativa es una vivencia emocional
gunos tecnoburócratas de la educación, no empobrece marcada por la exigencia de autenticidad en el enseñar-
el pensamiento, la reflexión, el debate y la argument- aprender, lo que permite afirmar que allí no funcionan
ación, tampoco es una pérdida de tiempo. La práctica interacciones y ambientes anodinos, asépticos, neutra-
educativa es una realidad intersubjetiva, es encuentro; les y neutralizados, en los que se borran las marcas de
por consiguiente, es una realidad emocional –afecti- las trayectorias vitales subjetivas o las que se generan
va–, gnoseológica mediada por el contexto situacional en devenires intersubjetivos. Más bien, en el quehacer
y cultural; principalmente por los universos de len- educativo hay opciones, decisiones, elecciones; hay
guajes individuales y colectivos. apuestas que nos indican la presencia de personas de-
cididas a asumir los riesgos del encuentro con el otro,
La formación de vínculos afectivos, no está ligada o dispuestas a extender la sumisión, el deseo por la do-
sólo a la configuración de sentimientos y sentidos de minación y el control, el conformismo, la arrogancia, la
identidad, pertenencia, confianza y solidaridad, tam- desconfianza, el guerrerismo o la brutalidad.
bién se relaciona con el reconocimiento de saberes y la
construcción de conocimiento como proceso intersub- El quehacer educativo, guiado por opciones y apues-
jetivo orientado por deseos, intereses –intra-teóricos y tas orientadas a la humanización, planetarización y dig-
extra-teóricos–, motivado por intercambios marcados nificación de la vida, no es ajeno a emociones fundan-
por la curiosidad, motor de todo pensar epistémico tes como la “amorosidad”, que se expresa no sólo en la
(Zemelman, H., 2005). relación con los educandos, sino en el propio proceso
de conocer y aprender a conocer, ésta es una emoción
Desde aquí, lo cognoscible parece volverse percep- luchadora que quiere abrirse paso en las posibilidades
tible, construible y apropiable en relación al acerca- y potencialidades que ofrecen contextos y sujetos; por
miento o lejanía que el objeto de estudio tenga con el ello, la “amorosidad” está ligada a la “valentía” que per-
campo emocional y los vínculos e interacciones con- mite enfrentar los acontecimientos que provocan mie-
versacionales. De acuerdo con Humberto Maturana, dos. Paulo Freire (1994), indicaba:
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se así a una realidad en la que “cada uno se transforma otros sentidos alternativos en una interacción educati-
en aquello que busca” (Ende, 1996, p. 76). va caracterizada por la creatividad, el diálogo, lo nove-
doso, la incertidumbre, el entusiasmo y el compromiso
Recuperar y resignificar vivencias, saberes y cono-
personal (Gutiérrez, F., 1999).
cimientos hace parte de la autenticidad exigida por la
práctica de enseñar-aprender, entendida como expe-
riencia gnoseológica en la que se recrean y reconfigu- Experiencia creativa
ran el conocer y sus formas de expresar lo conocido,
sin mutilar las emociones, las tensiones, los conflictos Alguien, alguna vez afirmó que formar es crear. Así,
y los intereses que se generan, manifiestan y negocian Gutiérrez (1999), comenta cómo. “En las antiguas for-
en el proceso de conocer. Por ello, la práctica formativa mulaciones –pedagógicas, que no acaban nunca de pas-
requiere de la palabra, de la expresión, y necesita de las ar–, el maestro es un modelador de jóvenes, es quién
diversas y desiguales formas de pronunciarla, propi- esculpe la materia del futuro” (p. 40). De las tesis ante-
ciando nichos de interacción real o virtual en la que el riores podríamos inferir que no todo formar, modelar, es
encuentro, la comunicación y el diálogo sean posibles. crear y que en el quehacer educativo, entendido como
experiencia dialógica, gnoseológica y creativa, estamos
La práctica educativa es, entonces, una experiencia hablando de un construir conocimientos en conjunto
gnoseológica que implica un proceso de conocimiento y de enseñar-aprender-desaprender que caracteriza la
caracterizado por el encuentro, el diálogo y la nego- tarea de construirlos. Dialogar, describir, explicar, com-
ciación. Es importante reconocer que no se da proce- prender y expresar lo conocido en contexto, es en sí un
so gnoseológico desde prácticas autoritarias, llenas de acto creativo porque lleva al encuentro consigo mismo,
certezas, seguridades o de ilusiones de certidumbres con los otros y con lo otro: me integro, hago parte de,
teóricas, conceptuales, procesuales o administrativas y cuando penetro profundamente con “amorosidad” y
que señalan “eficacias”, “innovaciones” y “calidades” valentía me transformo, es decir, me potencio sinérgica-
de los conocimientos construidos y aprehendidos. Es mente con ello. El encuentro educativo es un momento
importante recordar algo ya señalado: no hay procesos y un acto profundamente creativo. (Max Neef, M., s.f.).
educativos y, por ende, gnoseológicos, neutros: o están
orientados a humanizar, liberar, dignificar y construir La práctica educativa entendida desde el encuen-
democracia, o, por el contrario, tienen como finalidad tro y el diálogo, favorece y fortalece procesos gnoseo-
deshumanizar, someter, reificar y fortalecer modelos lógicos que acarrean creatividad, dado que mueven a
autoritarios y guerreristas de construir lo social. observar, sintetizar, relacionar, inferir, interrogar, ima-
ginar, expresar, dramatizar, entre otras cosas. La expe-
Por ello, antes que abordar sistemas lógicos, es riencia creativa, integrada a los procesos educativos,
necesario plantear explícitamente lineamientos que no es el resultado de que cada educador y educando
orienten una gnoseología dialó- apliquen su imaginación, sino la consecuencia de inte-
gica, que guíen y ubiquen las grar el diálogo, la negociación cultural, las habilidades
prácticas en la construcción mentales, las emociones y los múltiples lenguajes, en
y deconstrucción de expe- el encuentro educativo.
riencias, saberes y cono-
cimientos; reconocien- El encuentro educativo impulsa las potencias crea-
do la alteridad como tivas del grupo que requiere de respuestas y, para ello,
fundamento de los a partir de conversaciones y nuevas coordinaciones,
mismos; capaces de desarrolla nuevos lenguajes indisciplinados y alterna-
confrontar las gramá- tivos, capaces de interrogar incesantemente, de mirar
ticas y lógicas impues- la realidad desde distintos ángulos, para poner en tela
tas; buscando construir de juicio toda certidumbre, estandarización, universa-
lización u homologación.
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